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Dicharachos del argot popular cubano Recopilados por la Cubanita
Facultad 3 – Universidad de de las Ciencias Informáticas 2011 © 2011
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Colección Pa’l Bolsillo Edición: Edició n: Grupo de Comunicación (GC3) (GC3) Portada: Grupo de diseño C4 Proyecto de Co municación Institucional (PCI) email:
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Universidad de las Ciencias Informáticas (UCI) Carretera San Antonio km 2 ½ Lourdes, La Lisa, La La Habana, CP 19370.
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¿Qué cubano no ha dicho o escuchado decir dec ir alguna vez "voló "vo ló como Matías Pérez" o "a la hora en en que que mataron a Lola"?. Probablemente ninguno, pero, ¿Algunas vez se ha preguntado cuál es el origen de tales frases? Para curiosear un tanto sobre estos "dicharachos" tan populares en nuestro argot, hemos comenzado a indagar para juntos descubrir sus orígenes. La recopilación de estos materiales tiene la única finalidad de contribuir al conocimiento conoc imiento de esos esos elementos elementos que nos hacen, por encima de todas las cosas, cubanos.
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La mataron a las tres, pero ¿Quién era Lola? ..................................................................................................................................6 ...y voló como Matías Matías Pérez......................... Pérez........................................ .............................. ............................... .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. ....................8 ....8 El origen origen de "Murió "Murió como Cafunga".................... Cafunga".................................... .............................. .............................. ............................... ............................. .............................. .............................. .............................. .................... ....10 La gatica de María Ramos, que tira la piedra y esconde la mano ....................................................................................... 11 Vivir como Carmel Carmelina.. ina................ ............................ .............................. .............................. ............................... ............................... ............................. .............................. ............................... .............................. .............................. ...................... ...... 13 Olga la tamaler tamaleraa ............................. ............................................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. ............................... ................... .... 15 ¿Había ¿Había un médico médico Chino? Chino? ........................... ........................................... ............................... .............................. .............................. ............................... .............................. .............................. .............................. .............................. .................. 17 Se acabó como la fiesta del Guatao........................... Guatao........................................... .............................. .............................. .............................. .............................. ............................... .............................. ............................. ..............18 “…eso no lo hace ni Mazantín el torero” ............................. ............................................ .............................. ............................... .............................. .............................. .............................. .............................. .................. 21
Bibliogra Bibliografía fía Consultad Consultadaa ............................. ............................................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. .............................. ............................... ............................... ................... ... 22
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Todos los que nacimos en esta Isla sabemos que el hecho ocurrió a las tres de la tarde pero, no se pregunte más. A la hora de su su
muerte se resume todo lo que sabemos de ella. Navegando en la web constatamos algunas variantes sobre el "trascendental" acontecimiento. A continuación colocamos la versión más completa. Lola era una prostituta de La Habana a quien uno de sus amantes fulminó ful minó con co n una puñalada en en el pecho. Cuentan que el autor del crimen fue un médico famoso por esos años, de nombre Edmundo Mas, quien no pudo soportar ver como aquella dama coqueteaba con todos por igual y le quitó la vida a las tres de la tarde, con la firme convicción de que, dada la mala vida de la occisa, el incidente ocuparía apenas un par de párrafos en la crónica roja de los periódicos de entonces. Pero para su mala fortuna. el incidente quedó grabado en la memoria de todos, a tal punto que el presidente Ramón Grau San Martín ya a fines de su mandato, que concluyó concluy ó el 10 de octubre oc tubre de 1948, se refirió al suceso en uno de sus discursos. El mandatario mandatario interrumpió interrumpió sus palabras, miró su reloj y anunció al auditorio que eran ya las tres de la tarde y precisó: «La hora en que mataron a Lola». Ese comentario tan simple, pero relevante por haberlo expresado el Presidente de la República, repercutió de inmediato y quedó acuñado en el imaginario y la memoria colectiva de los cubanos, al punto de que no hay oriundo de la Isla que no sepa la hora en que mataron a Lola. Como si eso fuera poco, una canción, digamos con exactitud, un bolero-son, se encargó de perpetuar el incidente: «Eran las tres de la tarde / tarde / cuando mataron a Lola… / y dicen los que la vieron / que agonizando decía: / yo quiero ver a ese hombre / que me ha quitado la vida / yo quiero verlo y besarlo / para morirme tranquila».
Esto es lo que se cuenta, por nuestra parte no tenemos manera de afirmarlo, pero lo que sí es cierto es que el asesinato de «La bella murciana» fue uno de los crímenes más sonados de la Cuba de las primeras
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décadas del siglo XX. La muchacha, que vivía en un edificio de la esquina de Nueva del Pilar y Belascoaín fue ajusticiada a las 3:00pm quedando para la historia como la "hora en que mataron a Lola"
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Los habaneros de mediados del siglo XIX, mostraban gran pasión por los vuelos aerostáticos. Esta fiebre fue promovida en la ciudad por los ascensos de varios aeronautas franceses, a partir de 1828, inspirando a Domingo Blinó, hojalatero de oficio, que haciendo alarde de sus habilidades fabricó su propio globo. El 30 de mayo de 1831, este valiente alzó vuelo en una tarde tempestuosa, y cuando ya se encontraba en alturas liberó palomas, y dejó caer flores, versos y hasta dos cuadrúpedos asegurados con un paracaídas. Sin embargo, la "celebridad" en este campo corresponde a Matías Pérez, cuyo ascenso fue notorio en la memoria histórica de la IIsla. sla. Matías Pérez era portugués de nacimiento y se sintió atraído por volar. Cuentan que el 12 de junio de 1856, los capitalinos se congregan para presenciar la ascensión de un portugués, aclimatado y con familia en La Habana, de quien no se conoce si existen descendientes de su familia. Matías Pérez era conocido por el "rey de los toldos", a causa de su habilidad en esa industria. Él construyó su propio globo, bautizado como Villa de París, y concebido, según sus propias palabras: “para un importante vuelo”. Los privilegiados que pudieron ver la nave en su fase inicial, entusiasmados afirmaban “que en ella, se realizaría el vuelo más trascendental de la historia de la aerostática en el mundo”.
Con este proceder Matías Pérez demostraba su auténtico amor por volar globos aerostáticos. No se trataba de un improvisado ni de un fanático ignorante, pues fue un vehemente lector de libros sobre premisas aeronáuticas, entre ellos la obra del gigante Leonardo da Vinci y otros textos imprescindibles para este tipo de empresa aérea, como es el “Principio del Túnel del viento”.
Su primera travesía aérea fue notoria y concluyó al sur de la capital, en el área del Husillo, sin mayores incidentes. El éxito posiblemente embriagó a este luso-cubano, y dieciséis días después, el 28 de junio, nuestro héroe emprendió otro ascenso y nunca más volvió. Como decía un cronista muy cubano: "Eso se llama subir y lo demás son cuentos".
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Consta que se hizo una minuciosa investigación por mar y tierra para dar con el audaz aeronauta o con su cadáver; pero todas las diligencias resultaron infructuosas. Años después, cuentan que en unos cayos próximos fueron hallados restos de un globo ¿Sería el Villa de París? ¡Quién lo sabe! Lo cierto es que Matías Pérez fue f ue tan sobresalien sobresaliente te que todavía se espera por él. Desde entonces, la desaparición del temerario aeronauta generó una frase muy popular, vigente hasta la actualidad: cuando alguien se esfuma, evapora, desvanece o se marcha, siempre hacemos el paralelismo verbal, la analogía respetuosa con el mito de aquel navegante aerostático, que no regresó, y decimos: “Voló como Matías Pérez”
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Se ha preguntado usted alguna vez ¿Cómo murió Cafunga? Pues precisamente la frase “Morir como Cafunga” es muy popular entre
los cubanos desde hace muchísimos años atrás. Según Don Fernando Ortiz, ese gran estudioso de nuestras raíces cubanas, existen al menos dos versiones del origen de esta frase: la primera, es que la voz Cafunga viene por alteración del vocablo Kakanfó, título conferido al guerrero Lucumí cuyo valor lo convertían en héroe de su pueblo por tanto en una figura admirada dentro del folklore afrocubano. La otra versión cuenta que Cafunga era un moreno que se dedicaba a una profesión muy riesgosa y poco remunerativa: cortaba palmiche. El palmiche, como muchos deben saber, es el fruto de la palma. Crece en forma de bellotas y forma ramos o racimos. Es un excelente alimento para los cerdos, dándole a su carne un sabor muy agradable. Pues bien, Cafunga cortaba palmiche. Escalaba las altas palmas machete en mano y auxiliado de una cuerda o soga, bajaba los racimos hasta el suelo para evitar que se dañaran con la caída. Pero resultó, que cierto día en que Cafunga realizaba su habitual y peligrosa faena, no se ajustó bien sus arreos, perdió el balance y se precipitó al vacío vac ío muriendo muriendo inmediatamen inmediatamente te por el impacto. Ya sea por cualquiera de las dos versiones lo cierto es que la frase “Morir como Cafunga” ha sobrevivido por más de un siglo en el argot popular del cubano y es mencionada cuando nos referimos a alguien que muere en un acto altamente arriesgado.
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El cubano es famoso mundialmente por su chispa, su inteligencia, y su fantástico sentido del humor. Además, ha aportado al idioma castellano una fraseología inconfundible, inolvidable, muy ocurrente y muy cubana. Esta serie pretende descifrar los orígenes de estas frases, tan usadas y abusadas por nuestro pueblo. El origen de esta frase que todos conocemos se remonta al barrio marginal habanero de Jesús María. María Ramos era una bella mujer que ejercía la profesión más antigua del planeta en dicho barrio. Un día, según su propio testimonio, llegó a su casa y descubrió a su proxeneta Virgilio muerto en la cocina. En su frente había una enorme herida y a su lado, ensangrentada, se encontraba la piedra de machacar de María Ramos. Los más jóvenes no recordarán que en nuestra Cuba se utilizaban las piedras negras de río, grandes y pulidas, para machacar todo tipo de alimentos desde un bistec hasta una cabeza de ajo. En el juicio juic io María Ramos se declaró inocente del crimen y al preguntarle el juez por qué se se encontraba en el banquillo de los acusados ella contestó: "Pues no lo sé, Señor Juez. A mi Virgilio me lo mataron de una pedrada en la frente, pero yo no fui. Yo estaba trabajando. La única que estaba en casa era mi gatica Mimí. Pregúnteselo a ella" Los que estaban presentes en la sala reventaron de risa porque todos conocían conoc ían muy bien cuál era el "trabajo" " trabajo" de María Ramos. Al día siguiente salió publicada en el Diario de la Marina una reseña del juicio con una caricatura de la gatica Mimí en pose amenazadora alzando en sus patas delanteras una enorme piedra de río.
Al pié decía "La gatica de María Ramos dio la fatal pedrada... pero ¿con qué manos? Enseguida surgió en La Habana una coplilla popular dedicada a la gata Mimí que decía "La gatica de María Ramos, que tira la 11
piedra y esconde la mano , que mató a Virgilio y que mató a su hermano. ¡Qué gata asesina! ¡Qué sino
malsano! María Ramos fue hallada culpable de homicidio y sentenciada a cárcel. Pero ella y su gatica Mimí pasaron a la inmortalidad inmortalidad y hoy forman parte de nuestro nuestro lenguaje popular.
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“Vivir como Carmelina" ¿Acaso no se lo han dicho nunca o lo ha
repetido usted sin saber a ciencia cierta de dónde viene? La expresión es oriunda de la zona de Matanzas. La protagonista: protago nista: una dama. El E l quid: jaranera jaranera con c on los "sinsabores" "sinsabores" de una vida holgada. Cuentan que la mujer existió. Al menos hubo en Cárdenas una señora llamada así. Ciertamente, tuvo un mundo de riquezas a sus pies, y todos cuantos la recuerdan aseguran que poseía lo suficiente para vivir a lo ancho de la Isla. Doña Carmelina Arechabala es la nieta de José Arechabala Aldama, hija de Carmela Arechabala y de Don Arechabala Sáenz, esposa en primeras nupcias y, en 1946, viuda de Arechabala y Torrontegui. En fin, miembro consentida de una estirpe que, cruzada entre sí por parentesco primero y matrimonio después, llegó a condensar una de las mayores fortunas de Cuba. Los moradores de Cárdenas ven en la vida desahogada de Carmelina el origen del famoso refrán de la opulencia. Razones no les faltan. El alambique que fundó su abuelo en 1878, dirigido por sus padres y su esposo después, llegó a convertirse en un emporio industrial. A la emblemática destilería de rones y aguardientes -símbolo de la compañía por su fama y antigüedad-, se le unieron la terminal marítima con líneas propias de travesía y cabotaje, astilleros y planta de petróleo, almacenes, refinería de azúcar, plantas de mieles y de siropes, y fábrica de confituras... En fin, negocios hasta para hacer dulces. A lo lejos, bien distantes de tal abundancia, los cardenenses de los años 40 y 50 miraban a la joven como una princesa envuelta en sedas. Volátil en una nube de ensueños se le veía ir de la casa señorial de la familia a otra solariega en las afueras, de Varadero a España, la tierra de sus abuelos. Vivir como Carmelina se convirtió en una utopía para la mayoría de las personas, una aspiración idílica de escapar a las penurias de la existencia cotidiana. Sin embargo, esta teoría no se torna absoluta. Hay escritos que exponen argumentos de que ese no es el verdadero origen de la frase, por ejemplo, este diálogo de un periodista de Bohemia con un sobrino de la dama en cuestión.
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"Pero nada tiene que ver ella con el origen del refrán", suelta como un jarro de agua fría una fuente autorizada. Descalzo, con short y delantal, el sobrino nieto de Javier Marqués Arechabala recibe a los periodistas en la cocina de su apartamento de Varadero. "Sé lo que dice la gente en Cárdenas." Revuelve los espaguetis una y otra vez, y da marcha atrás a la memoria. "Y no me sorprende. Me acuerdo de la vida de la familia." Prepara la salsa. "Pero ese refrán se encuentra en más de una película extranjera." Listo. "Y yo mismo recuerdo haber oído la frase hace mucho tiempo en España, a lo mejor viene de allá." ¿Y ahora qué? Si existe una Carmelina peninsular, parece jugar a los escondidos con la Carmelina de la Isla. Quizás sea la misma. Posiblemente sean dos, con el mismo nombre e idéntica situación... ¡Vaya casualidad! ¿Y si se trata de su propia sombra? O tal vez sea un disfraz. Hmmm... y quién sabe si deliberadamente alguien pusiera alas a la confusión. Sí, hasta esto puede ser, si a algún pillo se le ocurrió pasar gato por liebre... Dígame usted, ¿y quién detiene una bola una una vez v ez que echó a rodar? "No, yo le digo que no", niega categóricamente una vieja amiga de Carmelina que prefiere el anonimato. "Ponle el cuño, ella no es la del refrán." Aunque esta señora insiste en mantener su nombre en la sombra, saca a la luz las cualidades de la joven Arechabala con una nitidez asombrosa y envidiable. La recuerda amable, dulce, bonita... y muyyyyy generosa. a imagen de dama pródiga habla también de abundancias, y corrobora el sentido del refrán, ¿no? "Bueno, sí, claro. Su familia era rica" -aduce la amiga fiel-. "Pero Carmelina trataba a todos muy bien y era sencilla, recuerdo haberla visto en más de una ocasión con delantal." ¡Tremenda novedad!... para quien vive como Carmelina, ¿eh? En fin, el dilema de la autenticidad y origen del refrán sigue en pie. Los más allegados no alimentan la leyenda que los cardenenses han tejido en torno a su famosa conocida, pero tampoco le dan tanta importancia al asunto como para empeñarse empeñarse en refutarlos con c on todas las de la ley. Lo cierto es que puede que sea una frase acuñada en Cuba. O en España.... A lo mejor llegó de la Península y aquí se afianzó. Quién sabe si fue al revés. Quizás el modo de vida de la Arechabala era opulento, pero no opulento. Ya casi da igual, miles de cardenenses están convencidos de que su Carmelina es la Carmelina del refrán. Y si va a la ciudad, se empeñan en convencerlo a usted.
Créalo o no lo crea. O mejor -como recomienda hoy Taladrid, el de Pasaje a lo desconocido-, saque usted sus propias concl c onclusiones, usiones, que aquí hay h ay tela t ela por donde do nde cortar, pues a pesar pesar de los pesares, la expresión se usa constantemente... 14
Olga era una vendedora callejera, como tantos otros, que se valía de sus habilidades culinarias para vender un manjar popular de la cocina criolla y tradicional: el tamal en hojas. Sin embargo, lo que la hizo especialmente reconocida es que ella, Olga "La Tamalera", no vendía su mercancía por la calle ni tocaba de puerta en puerta como la mayoría sus colegas del oficio. Ni siquiera pregonaba lo que vendía. Olga tenía cierta fama en la categoría: por su puerta desfilaban en busca de sus ricos tamales caseros, toda clase de personas. personas. Le encargaban encargaban con anticipación para celebrar bodas, bodas, cumpleaños y todo to do tipo de festejos. Los tamales de Olga estaban elaborados de modo muy peculiar. Usaba harina de maíz tierno; lavaba la amarillenta masa hasta despojarla de la pajusa blanquecina que dejaba la cáscara del maíz al rayarlo en el guayo; lo sazonaba a su manera, le agregaba carne molida de cerdo y un toquecito especial de sal y pimienta. Envolvía habilidosamente la mecía en hojas del mismo maíz y los ponía a cocinar en agua hirviente. Al final Olga lograba unos tamales en hojas exquisitos, muy diferentes de los que expendían en las fondas y cantinas a domicilio. Su fama trascendió de Cienfuegos a La Habana y se extendió por toda la isla, y no precisamente porque su minúsculo negocio alcanzara magnitud económica significativa, sino porque la orquesta Aragón en la década de los 59, cuando se llamaba todavía Orquesta Típica Cienfueguera, incorporó a su repertorio una canción con mucho ritmo, como la que ahora han dado en llamar "salsa", que se populariza rápidamente, y que en su parte melódica decía: Me gustan los tamalitos / los tamalitos que vende Olga / Pican, no pican / los tamalitos que vende Olga, Olga. "Cuenta el músico cubano Fajardo, a sus felices 80 años desde Nueva York, que allá por los años 50 en Cuba, cuando tocaba en la orquesta de Fajardo y sus Estrellas, conoció a Olga la tamalera, que probó sus tamalitos y que le gustaron tanto que decidió componerles una canción, que fue precisamente: "Olga la Tamalera " que alcanzó enorme popularidad por las ondas radiales de entonces. La canción pegó de modo increíble. La gente la cantaba y la bailaba en todos los guateques y fiestas, sin importarles si conocían c onocían o no físicamente f ísicamente a Olga. 15
Su fama trascendió las fronteras de la Isla y hasta existen y han existido un par de fábricas de tamales caseros cubanos con el nombre comercial: Tamales Olga y Olga la Tamalera (que no son más que tamales caseros como los de Olga)
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Mi abuela solía decirlo con frecuencia; “A ese no lo salva ni el médico chino”, lo recuerdo porque de pequeña lo escuchaba
mucho y hasta llegue a usarlo pero siempre con la idea de que estaba relacionado con la medicina de ese país, que desde siempre han sido reconocidos por su destreza en materias curativas, hasta hoy pensé, pensé, incluso, que el tal médico era un invento. Pero, buscando en la red para seguir con las entregas que he estado llevando sobre dicharachos cotidianos, decidí probar con el médico chino y encontré al famoso personaje personaje;; resulta resulta que en en realidad existió, al menos, muchísimas fuentes así lo aseveran. Resulta que sí, que había un médico chino, y aunque hay varias versiones sobre su existencia la más acertada y coherente es es la que les he traído, que lo sitúa en Cuba a finales del siglo XIX. XI X. Se dice que este fue uno de los tantos arriesgados que en busca de fortuna emigraron a la isla desde la nación oriental. Su nombre era Cham Bom Biam. En su tierra natal comenzó estudios de medicina, hasta que decidió aventurarse en un contrato para realizar labores agrícolas en la zona de Coliseo, provincia cubana de Matanzas. Cuentan que el chinito se las arregló, nadie sabe bien cómo, para graduarse de médico en aquella provincia donde vino a trabajar, y entonces alternó las dos tareas. Claro que al ir cosechando fama, fue llamado a ejercer su profesión de galeno, de modo intermitente intermitente en la ciudad de la Habana. Habana. Muy pronto comenzaron a expandirse las noticias de los aciertos de aquel médico y de todo el país acudieron pacientes cuyos padecimientos hasta habían sido ya descartados por otros de sus colegas. Lo que pasa después ya se sabe, la creencia popular lo convierte en leyenda y cada vez que se conoce de un enfermo que está en su fase terminal la gente dice: A ese no lo salva ni el Médico Chino.
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Hace un tiempo cerca del puente de la "Novia del mediodía" vi un cartel que señalizaba señalizaba "Guatao 5KM", rápidamente recordé record é lo cotidiano que resulta escuchar Se acabó acabó como la fiesta del del Guatao" Guatao" Conocemos que esto implica un final poco deseado, colmado de problemas, casi siempre, pero, ¿Qué pasó en ese lugar para que las fiestas en Cuba hayan adquirido su calificativo? Pues aquí les va: Como casi siempre, me encontré diversas versiones, todas con un final colmado de problemas, a tono con la idea que se pretende transmitir cuando se usa el dicho. Sin embargo, todas las variantes aseveran que la fiesta existió, pasando a ser una de las más famosas en toda Cuba. La primera versión cuenta que en el Pueblo del Guatao en la provincia de La Habana, una señora llamada mamá Kindimba gustaba de organizar pequeños guateques (fiestas populares campesinas) en su casita los fines de semana. A este espacio concurrían trabajadores de los ingenios azucareros más cercanos donde conversaban unos, otros bailaban y cantaban al compás de algún tambor improvisado o alguna que otra guitarra. Pero si había un condimento que nunca faltaba en estos festejos, era el aguardiente y precisamente por sus efectos secundarios un día surgió una controversia bien caliente entre dos trabajadores de diferentes ingenios, estos a la vez tenían dos amigos cada uno y estos a su vez cuatro más, por lo que cuando los improvisados repentistas (modo de interpretar la música campesina a través de improvisaciones) decidieron ir de la música a los golpes, ya y a se pueden pueden imaginar ustedes cómo acabó la fiesta del Guatao.
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Una segunda versión de este hecho cuentan algunos que en 1896 una sección de 200 soldados, guardias civiles y voluntarios españoles, al mando de un sargento, llevó a término una terrible e incalificable matanza, un día de fiesta, entre los moradores del pueblo, famoso por la cantidad de insurrectos, la cual tuvo un saldo de 18 muertos y 32 heridos graves quienes más tarde fallecieron. De ahí el dicho popular: “Terminó como la fiesta del Guatao”. Según las referencias recogidas por Samuel Feijoó artista multifacético cubano, en su libro “Mitología Cubana” se trata de un baile celebrado el siglo pasado en ese pueblo habanero. La fecha no se precisa en
ninguna de las versiones de la leyenda. Pero se afirma que fue un hecho real aquella descomunal riña entre los asistentes al jolgorio. Un detalle poco difundido refiere que el propio Feijoó conoció a un asistente a ese baile quien le contó que una mujer muy bella del pueblo, Fela Cuesta, había originado el fabuloso combate a puñetazos con sus coqueterías. Sobre esa versión, v ersión, escribió escribió Feijoó estas décimas: "Fiesta Famosa" (fragmentos)
Hubo en el Guatao la l a fiesta Más extraordinaria y rara Cuando allí asomó la cara Coqueta de Fela Cuesta. Pronto comenzó una apuesta Sobre quien bailaba a Fela. Aquello prendió candela De volantes «jaquimazos». Golpeaban rostros «piñazos», Mordía a la espalda la espuela. El griterío despedido En la medianoche ardiente De la atropellada gente Se oyó por lo más tupido Del monte. El E l enfurecido
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Puño en flor se daba entero. Por tal revuelto bronquero De silletazos y muelas Revolando, quedó Fela Desmayada en un alero.
Lo cierto c ierto es que el Guatao pasó a ser "tristemente" célebre por por su fiesta. No puedo puedo dictaminar cuál de estas estas variantes es la más acertada pero todas concluyen en la justificación exacta por la que hoy en día solemos decir " Esto va a acabar como la fiesta del Guatao
”
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Esta es otra de las frases que ha sobrevivido a lo largo de la historia para convertirse en parte parte de nuestro nuestro argot argot popular. La mayoría mayorí a de estas, tiene su origen en un personaje que ha trascendido ya sea por algún acontecimiento que ha protagonizado o por su actitud en determinado momento que ha quedado guardada en la memoria de muchos para luego trascender a través de generaciones. En este caso está “Mazzantín el torero” o Mazzantinni como
realmente se llamó este señor. Sucede que los cubanos cuando nos encontramos ante una tarea difícil de realizar solemos decir: "eso no lo hace ni Mazantín el torero" y muchos desconocen que este personaje fue muy famoso en pleno siglo XIX y que desde que estuvo de visita en nuestra isla, quedó para siempre en la memoria de sus habitantes. Cuentan que en enero de 1887 se encontraba en la Habana Luis Mazzantini un famoso torero español, quien resultaba ser el centro de atención en las reuniones de los caballeros de ese tiempo. Se dice además que casualmente en esa misma fecha arribó a la capital cubana otra celebridad de aquellos tiempos, se trataba de la actriz francesa f rancesa Sarah Bernhardt, Bernhardt, famosa f amosa además además por sus excentricidades excentricidades de Diva. El encuentro entre estos dos personajes resultó ser la comidilla de los salones aristocráticos y teatros. Tal parece que Mazzantinni, el torero, quedó prendado de la actriz y no perdió tiempo en mostrar sus dotes de galán. Según cuenta la historia terminó en romance y dicen las largas lenguas de aquellos tiempos que la perfecta compenetración de la pareja estuvo dada más por la unión de sus fortunas que por la de sus corazones. La frase "ni Mazantín el torero" se piensa tiene su origen en el valor y la destreza de este torero además de sus cualidades de galán y afortunado, tal y como diríamos los cubanos algo más o menos así como el "Bárbaro de la película".
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http://hablandocubano.blogspot.com/2010/10/como-murio-cafunga.html http://eltaburete.wordpress.com/category/literaura/ http://www.5septiembret.co.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=10166 http://el-gallo-en-alpargatas.blogspot.com/2010/08/diccionario-del-habla-popular-de-cuba.html
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