El Internet de las cosas: la próxima revolución tecnológica La conectividad esta en todos los lugares, es móvil y dentro de pocos años estará disponible en cualquier objeto que sea susceptible de almacenar datos importantes. El término Internet de las Cosas (IoT) se refiere a la siguiente generación de Internet en la que no sólo están conectados los ordenadores, ni siquiera las personas con las máquinas, sino los objetos cotidianos entre sí. Si a los objetos les añadimos sensores, sensores , las aplicaciones de este aparentemente simple cambio tecnológico son universales. Carreteras que desvían el tráfico cuando detectan un accidente, bosques que avisan a los bomberos cuando se produce un incendio, frigoríficos que nos recuerdan los alimentos próximos a caducar, bañeras que llaman a emergencias cuando alguien resbala en ellas o ciudades enteras que se adaptan y responden dinámicamente a las necesidades del entorno, el Internet de las Cosas tiene la capacidad de impactar en todos los rincones de nuestro planeta. Las previsiones de futuro son exponenciales ya que prevén que para el 2020 habrá más de 50 mil millones de objetos conectados. Nuevas start-ups se crean cada día para desarrollar sensores, dispositivos hardware, plataformas software de monitorización o bases de datos más rápidas que soporten millones de transacciones que se generarán. Los escenarios que se pueden mejorar son innumerables. Desde la conversión a ciudades inteligentes ofreciendo servicios de Smart Parking o gestionando de manera autónoma la intensidad lumínica de las farolas para ahorrar energía, al control medioambiental mediante el control de calidad de agua en ríos, también se puede aplicar con objeto a mejorar la eficiencia en procesos industriales e incluso a aplicarse con fines de mar keting. Sin embargo, el entendimiento humano y el uso de, y la interacción y la experiencia con las "cosas inteligentes" y los sistemas que forman no se han desarrollado al mismo ritmo, y esto crea problemas con enormes consecuencias técnicas, sociales, económicas y políticas. Por lo tanto, una amplia gama de investigadores del mundo académico y la industria, así como las empresas, las agencias gubernamentales, y las ciudades, están explorando esta tecnología emocionante desde tres perspectivas principales: la teoría científica, el diseño de ingeniería, y la experiencia del usuario. Motivados por esta visión la comunidad investigadora ha desplazado su enfoque del sistema para el usuario final. Este cambio tiene como objetivo capacitar a los usuarios, proporcionándoles los conocimientos necesarios para comprender y controlar su entorno, así como ofreciendo nuevas interfaces accesibles e interactivos que van más allá del escritorio tradicional. Finalmente mientras muchos pensamos que ya estamos inmersos en el Internet de las Cosas gracias a avances como los teléfonos y televisores inteligentes, la realidad es que los verdaderos avances están a la vuelta de la esquina. esquina. En una década, los dispositivos dispositivos de nuestras casas podrán reconocernos mediante detección facial o voz, consultar la información información sobre uno almacenada en la nube y sincronizarla con otros aparatos. Tal vez nos suene algo muy lejano pero las posibilidades están muy cerca.
Los objetos se volverán inteligentes, se comunicarán entre si y nos hablarán directamente. Todos estaremos pensando ahora mismo en películas o series futuristas donde un coche negro habla con su dueño y le saca de cientos de aprietos. Tal vez la próxima revolución tecnológica se encamine hacia un lugar muy cercano donde la c omunicación con objetos sea continuada.