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DURKHEIM, E.: Las Reglas del Método Sociológico PREFACIO A LA SEGUNDA EDICIÓN
La cosa se opone a la idea como lo que se conoce desde afuera a lo que se conoce desde adentro. Es una cosa todo objeto de conocimiento que no sea naturalmente aprehensible por la inteligencia. El espíritu solo puede llegar a comprender a condición de salir de sí mismo, a través de observaciones y experimentaciones, pasando progresivamente progresiv amente desde los caracteres exteriores e inmediatamente accesibles hasta los menos visibles y más profundos. Desde que se trata de hechos propiamente dichos, en el momento que emprendemos la construcción de una ciencia de ellos son para nosotros desconocidos, las representaciones que nos podamos haber hecho en el curso de nuestra vida, por haber sido formadas sin método ni crítica, carecen de valor científico y deben ser descartadas. Lo que importa saber no es la forma en que cierto pensador individual se representa una institución, sino la concepción que de ella tiene el grupo. Ella no puede ser conocida por simple introspección, ya que no se encuentra enteramente en ninguno de nosotros; por lo tanto, es necesario encontrar signos exteriores que la hagan sensible. Para comprender como se representa la sociedad a sí misma y al mundo que la rodea, se debe considerar la naturaleza de la sociedad y no la de los individuos. Puede llamarse institución a todas las creencias y formas de conductas instituidas por la colectividad; podríamos definir a la sociología COMO LA CIENCIA DE LAS INSTITUCIONES DE SU GENESIS Y FUNCIONAMIENTO. CAPÍTULO PRIMERO ¿Qué es un hecho social? Maneras de actuar, pensar y sentir, que presentan la importante propiedad de existir independientemente de las conciencias individuales (ej: sistema de moneda, prácticas de profesión, etc.) Estos tipos de conducta o de pensamiento no sólo son exteriores al individuo, sino que están dotados de un poder imperativo y coercitivo (a mayoría de nuestras ideas no son elaboradas por nosotros sino que nos llegan desde afuera imponiéndose) Si con el tiempo la coacción deja de ser sentida es porque poco a poco genera hábitos y tendencias internas que la hacen inútil No teniendo sustrato al individuo no pueden tener otro que la sociedad. El hecho social no se puede definir por su generalidad en el interior de la sociedad. Un fenómeno es colectivo porque es general. El hecho social se generaliza porque es social. El hecho social es distinto de sus repercusiones individuales. En cuanto a sus manifestaciones privadas, podemos afirmar que tienen algo de social, pues reproducen en parte un modelo colectivo; pero cada una de ellas depende también, y en mucho, de la constitución orgánico-psíquica del individuo, de las circunstancias particulares en que está colocado. Estas manifestaciones no son, pues, fenómenos propiamente sociológicos.
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Pertenecen a la vez a dos reinos: se las podría llamar socio-psíquicas. Interesan al sociólogo, sin constituir la materia inmediata de la sociología. Un hecho social se reconoce en el poder de coerción externa que ejerce o es susceptible de ejercer sobre los individuos; y la presencia de este poder se reconoce a su vez, ya por la existencia de alguna sanción determinada, ya por la resistencia que el hecho opone a toda empresa individual que tienda a violarla. Hecho social: es toda manera de hacer, fijada o no, susceptible de ejercer una coacción exterior sobre el individuo; o bien, que es general en la extensión de una sociedad dada, conservando una existencia propia, independiente de sus manifestaciones individuales. CAPÍTULO SEGUNDO Reglas relativas a la observación de los hechos sociales
Regla fundamental: tratar los hechos sociales como cosas. I. La reflexión es anterior a la ciencia (el hombre no puede vivir en medio de las cosas sin formularse sus ideas sobre ellas) Como estas nociones están más cercanas y más al alcance que las realidades a las que corresponden, tendemos naturalmente a colocarlas en el lugar de estas últimas y a hacer de ellas la materia de nuestra especulación. En lugar de una ciencia de realidades se hace un análisis ideológico. Estas prenociones son producto de la experiencia vulgar y buscan armonizar nuestras acciones con el mundo que nos rodea; están estructuradas por la práctica y para ella. Hasta el presente la sociología ha tratado más o menos exclusivamente de conceptos y no de cosas. La fase ideológica la atraviesan todas las ciencias y en el curso de la cual elaboran nociones vulgares y prácticas, en lugar de describir y explicar las cosas. Por qué se debía prolongar esta fase en sociología todavía más que en las otras ciencias. Hechos tomados prestados de la sociología de Comte, de la de Spencer, en el estado actual de la moral y de la economía política y mostrando que este estado no ha sido todavía rebasado. Razones para rebasarlo: 1º los hechos sociales deben ser tratados como cosas porque son los datos inmediatos de la ciencia, mientras que las ideas, de las cuales, según se dice, son ellos el desarrollo, no son dadas directamente. 2º Tienen todos los caracteres de la cosa. Analogía de esta reforma con la que ha transformado recientemente a la psicología. Razones para esperar en el porvenir un progreso rápido de la sociología (de subjetiva a objetiva) II. Corolarios inmediatos de la regla precedente: 1º Descartar de la ciencia todas las nociones previas (someter sentimientos a la ciencia) 2º No tomar jamás por objeto de las investigaciones más que un grupo de fenómenos previamente definidos por ciertos caracteres exteriores que les son
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comunes (A) e incluir en la misma investigación a todos los que respondan a esta definición(B).
Manera de constituir el objeto positivo de la investigación: agrupar los hechos según caracteres exteriores comunes. Esto no constituye la esencia de la realidad, la ciencia esta en sus comienzos, parte de lo exterior para luego llegar a lo esencial y profundo. A su vez, por superficiales que sean estas propiedades, siempre que hayan sido observadas metódicamente, muestran perfectamente al estudioso la vía que debe seguir para profundizar más en las cosas. La ciencia para ser objetiva, debe partir de la sensación y no de conceptos formados sin ella. Al definir al hecho social mediante un carácter exterior, la clasificación de los fenómenos no depende tanto del sociólogo como de la naturaleza de los hechos mismos. Al mismo tiempo, posibilita que la categoría pueda ser conocida por todos y controlada por todos. En la practica siempre se parte del concepto vulgar, ya que es este primer concepto el que nos permite ver la agrupación de una serie de fenómenos bajo un mismo rótulo.. Puede ocurrir que el término científico entra en contradicción con el sentido común. Sin embargo, desde la perspectiva de Durkheim, esto no debe constituir un freno para el científico social. 3º Pero la sensación es fácilmente subjetiva. Los caracteres exteriores en función de los cuales define el objeto de sus investigaciones deben ser lo más objetivos posibles, es decir aislados de sus manifestaciones individuales.
En efecto, una sensación es tanto mas objetiva cuanto mayor fijeza tiene el objeto a que ella se refiere; porque la condición de toda objetividad es la existencia de un punto de referencia, constante e idéntico. La vida social es variable y se caracteriza por su dificultad de aislarla de los acontecimientos particulares que la encarnan. Pero sabemos que presenta la particularidad de que, sin dejar de ser ella misma, es susceptible de cristalizarse. Fuera de los actos individuales que suscitan, las costumbres colectivas se expresan bajo formas definidas, reglas jurídicas, morales, dichos populares, hechos de estructura social, etc. CAPÍTULO 3: Reglas relativas a la distinción de lo normal y lo patológico.
Si encontramos un criterio objetivo, inherente a los hechos mismos, que nos permita distinguir científicamente la salud de la enfermedad en diversos órdenes de fenómenos sociales, la ciencia estará en condiciones de esclarecer la práctica, sin por ello dejar de ser fiel a su propio método. El estado de salud no convendría a ningún sujeto individual, ya que sólo puede ser establecido en relación a las circunstancias más comunes, de las que todo el mundo está alejado en alguna medida; sin embargo, es un punto de referencia precioso para orientar la conducta. En lugar de pretender determinar de una sola vez las relaciones del estado normal y de su contrario las fuerzas vitales, busquemos algún signo exterior,
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inmediatamente perceptible y objetivo que nos permita distinguir ambos órdenes de hechos. Todo fenómeno sociológico es susceptible de revestir formas distintas, según los casos, sin dejar de ser esencialmente el mismo. Dos clases de formas: generales en toda la extensión de la especie (se encuentran si no en todos los individuos por lo menos en la mayoría y variaciones se dan en límites estrechos) otras formas son excepcionales (no solo se encuentran en la minoría, sino que aún donde se producen, lo más frecuente es que no se mantengan durante la vida del individuo. Llamaremos NORMALES a los hechos que presentan formas más GENERALES y daremos a los otros el nombre de MORBOSOS o PATOLÓGICOS. Ya que el punto de referencia en relación al cual se puede juzgar el estado de salud o enfermedad varía con las especies, puede variar también para una sola y la misma especie, si esta cambia. La generalidad, que caracteriza exteriormente a los fenómenos normales, es en sí misma un fenómeno explicable, después de haberla establecido directamente a través de la observación es lícito buscar explicarla. Después de haber establecido por observación que el hecho es general, se remontará a las condiciones que han determinado esta generalidad en el pasado y luego buscará si esas condiciones todavía se dan en el presente o si, por el contrario, han cambiado. Pero si, se encuentra que está ligada con la vieja estructura social y va desapareciendo cada vez más: el presente es un estado morboso, por muy universal que sea. Lo normal es que exista criminalidad. Es un factor de salud pública, una parte integrante de toda sociedad sana. Además de cumplir una utilidad indirecta, sucede que el crimen mismo también cumple un papel útil en la evolución. No sólo indica que el camino permanece abierto para los cambios necesarios, sino que en ciertos casos hasta prepara estos cambios. Para que la sociología sea verdaderamente una ciencia de las cosas, es necesario que la generalidad de las cosas se tome como criterio de su normalidad.