ABRIL ROJO Jueves 9 de marzo Comienza con un informe realizado por el fiscal distrital adjunto Félix Chacaltana Saldívar (personaje principal de la obra), fechado el 8 de marzo del 2000, en el cual se relata cómo Justino Mayta Carazo había encontrado un cadáver carbonizado en inmediaciones de la localidad de Quinua, en extrañas circunstancias después de las celebraciones del carnaval. Una vez redactado y corregido el informe, se dirigió a la comisaria de la localidad dispuesto a ubicar al Capitán Pacheco, el sargento que lo atendió mostró una actitud hostil y luego de hacerlo esperar 8 minutos le dijo que no podía atenderlo en el transcurso de la semana. Luego se dirige al Hospital Militar a buscar al médico legista para recabar un informe, pues había sido asesinada carbonizada otra persona y a esta le habían extraído uno de sus miembros superiores, esta escena deja desconcertado al fiscal, a quien el médico legista Faustino Posadas no daba importancia, pero que el fiscal distrital adjunto atribuía a rebrotes terroristas y esto era lo que lo exasperaba del médico legista. Después de ir a las autoridades le toman como loco y demente y luego para consolarse se dirige a un restaurante a tomar un “matecito” (infusión de hierbas) y a comer un plato de Trucha Frita, pero en su nerviosismo e quema la boca con el mate y la jovencita que atendía se ríe de él, más tarde el fiscal se enamoraría trágicamente de ella. Pero lo que le da sentido a la novela es que el fiscal trata de alertar a las autoridades competentes por todos los medios posibles pero nadie le otorga la debida importancia. Su esposa le había abandonado porque no tenía aspiraciones y el estaba encaminado a conseguirlas ahora que tenía a oportunidad. Después de esto el personaje principal se dirige a su casa (de su madre fallecida), y se sienta en su cama y e habla imaginariamente. Le había llegado la invitación para el desfile del domingo. Domingo 12 de marzo/ Martes 21 de marzo El desfile comienza con la presentación de las diferentes fuerzas armadas, entre ellas los Húsares y los Rangers, para Félix Chacaltana Saldívar era un orgullo escuchar el himno nacional y las melodías patriotas, ahí se presenta a Carlos Martín Eléspuru, quien sería del Servicio de Inteligencia, luego insiste en obtener los informes para completar unos documentos que debía tener. Cuando se presenta al alto mando tiene la oportunidad de alertar a las autoridades de los acontecimientos y relacionarlos con los ataques senderistas y ese es el punto de partida de la obra: aquel incidente (se burlan de él llamándolo paranoico). Pensó en su esposa Cecilia y aquellos fracasos de lo que fue su matrimonio, ya no le importaba la realidad, luego de que terminara la pesadilla de aquella noche, solamente había sido cuestión de orgullo.
Fue de nuevo al restaurante y pidió que le sirvan algo, pero ese día sólo había cuy chactado; al ver el cadáver del animal en el plato, le vinieron los recuerdos de aquel suceso y que al final el tema de la muerte suscita conversación y allí se entera por medio de Edith (la jovencita que le había atendido al principio en el restaurante) lo de la Iglesia Del Corazón de Cristo. Abandona rápidamente el local y se aproxima a pasos raudos a la iglesia en la cual conocerá al Padre Quiroz, párroco del Corazón De Cristo. Fue allí en donde se entera lo del crematorio de la iglesia y el que fuera construido a petición del comando militar allí para no generar sospechas. También averigua que el ministro religioso había despedido hacía días a un trabajador que posiblemente tenía una copia de la llave del crematorio. Cabe recordar a lo largo de la novela se pueden leer algunos manuscritos con bastante deficiencias ortográficas que serán del comandante Carrión, quien estaría detrás de los asesinatos al final. Después de interrogar a Justino Mayta Carazo, se da con una sorpresa, el supuestamente asesino podría ser hermano de este y redacta un informe de su hallazgo. Jueves 6 de abril / Domingo 9 de abril Una vez ya resuelto el problema, Félix Chacaltana Saldívar ya era tratado con respeto y los elogios y simpatías no se hicieron esperar, parecía que ya tenía jerarquía,, las solicitudes pidiendo una nueva máquina de escribir fueron jerarquía contestadas, pronto le iban a asignar otro trabajo: El puesto de Fiscal Electorero le estaba esperando, una localidad desconocida: Yawarmayo. Su bus salía en dos horas y fue al restaurante a despedirse de Edith, luego corrió a su casa a preparar sus maletas, y sale con destino a abordar el bus, luego en el camino de trayecto que era de noche y había una lluvia copiosa, se despierta, los de las FFAA habían interceptado el bus, y pedían identificación a los pasajeros, a quienes se les rompía su documento de identidad en sus caras, pero esta vez no fue así y el Fiscal electorero llegó sin inconvenientes a Yawarmayo, llega al amanecer y tenía que caminar dos horas más del sitio donde le había dejado el bus, al llegar se da con un inusual espectáculo, perros muertos colgando de los postes de alumbrado. Se da cuenta de las faltas que cometía el personal militar en el centro poblado y cómo en marco de las elecciones se estaba dando publicidad indebida a Alberto Fujimori y cosas así que hacían exasperar al militar. En este pueblo lo aloja una familia quechua hablante que le pide monedas a cambio, llega la noche y el cerro arde en llamas, la familia asustada de otra manera le trata de informar que se retire. Chacaltana acude a la comisaria en busca de ayuda y queda dormido después de los incidentes, llega el comandante Carrión que le da elogios y muestras de apoyo por su eficiente gestión, pero en lo que menos se esperaba se da una leva y en el marco de las elecciones esto era ilegal y así logra que se le amoneste por enésima vez. Luego logra ver a Justino Mayta Carazo y va en su búsqueda dispuesto a perseguirlo, Ahí es donde se le confirma que el terrorista era en realidad hermano de este. Se dan las elecciones llegan los periodistas y se realizan los comicios, había ganado el candidato opositor, pero por radio se enteran que en realidad había ganado el presidente. Lunes 10 de abril/ Viernes 14 de abril En esta sección nos encontramos con un informe que realiza el de nuevo fiscal distrital adjunto, porque se le ascendió como fiscal electorero, Félix Chacaltana Saldívar; quien en la anterior semana fue víctima de agresión por parte de Justino Mayta Carazo, cuando este se encontraba realizando pericias por los campos y los cerros en Yawarmayo, ahora miembros del Ejército Peruano proceden a realizar
una intervención y allanamiento a su domicilio en el centro poblado de Quinua en donde proceden la detención de forma violenta del hermano de este: Edwin Mayta Carazo, tratando de hacerle confesar que era terrorista y utilizando métodos muy violentos como colgarlo de las muñecas al techo o intentar ahogarlo en agua. Su señora madre que es viuda fue agredida y sufrió rotura de su mandíbula, igualmente Justino Mayta sufrió rotura del fémur de la perna izquierda, y procedieron a llevarse a Edwin a la base militar en Vischongo. Una vez redactado el informe le empezaron a llegar las felicitaciones, pero en los urinarios escuchó que el comandante Carrión lo había aislado porque ya no confiaba en él. Luego trata de buscar pistas sobre Edwin Mayta Carazo en la sección de denuncias desestimadas y descontinuadas encuentra una denuncia por volar torres eléctricas, y otro de Hernán Durango Gonzáles, alias camarada Alonso, quien purgaba condena a cadena perpetua en el penal de máxima seguridad de Huamanga. Luego de dirigirse al penal dispuesto a interrogar al preso Durango, este es despedido varias veces por el cabo que estaba a cargo de la portería, pero intento tras intento logra que se le atienda y logra conseguir una entrevista con el terrorista: En este interrogatorio sale él algo confundido y piensa que mejor hubiera mantenido su presencia en otro lugar, el terrorista logra infundirle miedo y sale apresuradamente. Cuando sale, lo aborda el coronel Olazábal quien estaba a cargo del recinto penitenciario, para manifestarle que ya hacía mucho tiempo estaba en este cargo y que si le pudiera pedir por intermedio de él al comandante Carrión un ascenso. Salió apresuradamente para ir al restaurante a ver a Edith, quien esta vez mostraba un genio molesto, manifestándole su disgusto y le enseño un vestido que se había comprado para acompañarlo a los ágapes. Contristado el fiscal se disculpa y le confiesa lo a nadie confesó: que era un cobarde y que no era importante, que cuando trataba de hablar nadie le escuchaba y que no entendía nada y que eso le daba miedo. Luego se dan las acaloradas escenas de ambos en la casa de este; en donde casi llegan a la consumación del acto sexual. Luego los militares irrumpen en su domicilio y se lo llevan a una zona lejana, donde ascendiendo por los cerros logran ver una fosa rellenada por partes humanas y cómo la viuda de Carazo trataba de abrirse paso, tuvieron que golpearla y dejarla del otro lado, pero los militares, jamás matarían a una madre. También se le mostró un cuerpo con extremidades desmembradas como si se quisiese armar un Frankestein de ayacuchanos y que el cuerpo carbonizado en Quinua era del Perro Cáceres, y también le reveló lo siguiente: Pero además de las que dijo, es el décimo aniversario de la muerte de Edwin Mayta y el fin de la primera cosecha del 2000: «La cosecha de sangre de la lucha milenaria», como dicen ellos. Ahí el comandan comandante te Carrión le prohíbe hablar del tema y le entrega una pistola, apoyándolo decididamente en sus pericias, ya que él estaba preocupado por ser la siguiente víctima. Sábado 15 de abril/ Miércoles 19 de abril En estas fechas, Edith y el fiscal pasan tiempo juntos en festividades de semana santa, y el fiscal se encuentra nervioso, preocupado; pero antes a eso de las 11:00 AM fue a visitar al padre Quiroz, pero estaban discutiendo discutiendo sobre el recorrido de la procesión. Luego el fiscal lo aborda mencionándole el nombre de Justino Mayta Carazo que había sido reportado como muerto en el cerro Acuchimay y comido por gallinazos. Extrañado el padre, le comenta que era un ladronzuelo y en la conversación que tiene lugar en el comedor de la iglesia sostienen una conversación acerca de las prácticas paganas de la gente, y de lo relacionado con
la semana santa que tenían los asesinatos, como miércoles de ceniza, viernes de dolor… Algo confundid confundido o y contrariado sale a comunicarle al comandan comandante te Carrión la conversación sostenida con el sacerdote y lo de la celebración de la muerte. Algo decepcionado Carrión le dice que los sacerdotes eran como mujeres chismosas, y también le refiere acerca de algunos planes que ya estaba preparando como pedir que los militares patrullaran la ciudad vestidos de civiles en las festividades de semana santa en Ayacucho. Le recuerda lo de la pistola y que la debía levar ya que él y el comandante Carrión eran víctimas potenciales. El fiscal va a su casa y Edith va a visitarlo, le comunica que todo el mundo sabe que ha estado con el padre Quiroz y que el pueblo es muy pequeño que por eso todos saben todo y le pregunta cuando la llevaría a Lima, la situación descrita al comienzo. El capitán Pacheco lo aborda y le dice porqué le gusta tanto fastidiarlos y luego se oye una detonación y el fiscal y otros agentes corren a perseguir a los muchachos que habían causado la detonación. Ingresan a una tienda en la cual atendía una jovencita de unos catorce años, pero cuando se agacha en el mostrador para despachar unas galletas, el agente salta y le apunta a la cabeza amenazándola de matarla si alguien de la familia intentaba hacer algo, y del interior logran hacer salir a dos jóvenes, a uno de ellos lo reconoció el fiscal. Afuera los violenta violentan n y se los llevan llevan a la comisaría. El día lunes acude nuevamente al penal de máxima seguridad encaminado a entrevistar por segunda vez al terrorista Durango, donde le cuenta lo que pasó con la camarada Alina y el pequeño receptor de radio que tenían y también lo del fiscal que los declaró amotinados cuando se negaron a entregar el aparato, donde a garrotazos a hombres y mujeres los golpearon hasta dejarlos inconscientes en el piso. Luego en casa con Edith el trata de hacer el amor peor ella no se lo permite, un poco avergonzado cuando ella le señala el retrato de su madre. Luego se muestra otros de los manuscritos llenos de errores ortográficos. Jueves 20 de abril Comienza con un informe en el cual Hernán Durango, el camarada Alonso había sido reportado como desaparecido de su celda, procedieron en su búsqueda y luego las autoridades vislumbraron una fogata en las cercanías de los cerros en el cual estaba clavado por las muñecas y con una corona de alambre de púas una persona que más tarde sería identificada como el terrorista prófugo. Donde el médico legista analizan cómo fue asesinado, las huelas de los desgarros, lo de la coronas de púas, las heridas que manaban sangre, luego deja el informe donde la recepción al comandante Carrión y decide ir a la iglesia donde el padre Quiroz, pero esta vez a confesarse diciendo que él había matado a esas dos personas, que todas las personas con quien conversa acaban muriendo por alguna extraña razón, y es ahí que el padre le dice: Hijo, la demencia terrorista no conoce de razones ni de sentimientos. Si te dejas destruir moralmente por ellos, los estás dejando ganar. Eso es lo que ellos quieren. Que te derrumbes. Entonces su labor será más fácil. Entonces le comenta lo de las creencias que tenían ellos, como lo de Inkarri, lo de Túpac Amaru, lo de los tres días libres que tenían para pecar… Le comenta de las personas que hablan bien de él como Edith Ayala, a quien el padre reconoce y afirma que sus padres eran terroristas, va a la dependencia policial a buscar al comandante Carrión, pero esta vez estaba pasando por una
etapa de depresión y el comando en Lima había ordenado su pase al retiro, ahí se da el diálogo siguiente: ¿Luchar contra el mar? Porque eso es lo que estamos haciendo. He estado leyendo después de todo en estos días de encierro. Ayacucho es un lugar extraño. Aquí estaba la cultura Wari, y luego los chancas, que nunca se dejaron sojuzgar por los incas. Y luego las rebeliones indígenas, porque Ayacucho era el punto medio entre Cuzco, la capital inca, y Lima, la capital de los españoles. Y la independencia en Quinua. Y Sendero. Este lugar está condenado a bañarse en sangre y fuego para siempre, Chacaltana. ¿Por qué? No tengo ni idea. Da igual. No podemos hacer nada. Le sugiero que se vaya usted también. Ya debe estar fichado, usted será el siguiente. Como último favor le dio una hoja membreteada y firmada que redactó su secretaria para que el capitán Pacheco y el juez Briceño hagan efectiva, en lo que refería para redoblar la seguridad. Pero notó enseguida su desidia, y desinterés por el asunto. Esa noche tuvo una pesadilla, despertó algo asustado y cogió la pistola y salió a la calle. Viernes 21 de abril Eran las dos y media de la madrugada, cuando el fiscal llegó a la casa parroquial, pero esta vez ruidos extraños llamaron su atención, estos provenían del interior de la iglesia, trató de ingresar, tocando el timbre primero y luego después tratando de introducirse por la pequeña ventana que había por el callejón, tratando de hacer esto se topó con dos personas que mantenían relaciones sexuales y que la mujer lo mandó a la mierda (literalmente). Después se acercó a la puerta y notó que se encontraba abierta e ingresó al lugar, se escuchaban pasos y ruidos extraños, desenfundó la pistola que llevaba consigo y lanzó amenazas a las paredes, pero en esos movimientos se da con la ingrata sorpresa: el padre había sido asesinado hacía unos minutos, pero que se le derrama el ácido y termina dejado huellas dactilares y rastros de sangre al intentar escapar y forzar la puerta de entrada en la cual el asesino le había dejado encerrado con llave. Desesperado sale y se dirige a la casa de Edith y en su pánico toca fuerte la puerta y el timbre y la señora Dora le llama la atención. A la mañana siguiente sostiene una conversación con Edith y termina abusando sexualmente con ella. Luego va a la comisaría a entregarse y dispuesto a confesarlo todo. Pero el capitán Pacheco acaba disculpándose con él y el fiscal Chacaltana procede a elaborar un informe del asesinato. Luego pasa toda la tarde buscando casos desestimados y denuncias por desaparición, luego inconscientemente busca el nombre de Edith en los archivos y descubre la historia de sus padres, lo de sus visitas a Hernán Durango y no soporta más y va en su búsqueda olvidando la escena de la mañana acontecida, se topa con ella en el restaurante y luego en una conversación acalorada en una desolada calle; luego de que ella confesara amenaza con disparar de la pistola que llevaba consigo y desiste. Luego de llorar ya era la medianoche. Sábado 22 de abril/ Domingo 23 de abril El fiscal se levanta y se dirige a la casa de Edith, que había sido asesinada y descuartizada, con un gesto de desesperación rabia, autocompasión; las pruebas empiezan a apuntar en su contra y se lo llevan en un patrullero y lo recluyen en una celda, donde tiempo después se inicia el interrogatorio y se le empieza a confundir como autor material de los delitos: Muertes hacia Justino Mayta, el padre Quiroz y ahora Edith, el mundo se le vino abajo. Luego de perder casi su autoconfianza recupera su aplomo y empieza su defensa, a quien hace titubear y dudar al interrogante, manifestándole que lo quieren incriminar, y se le abalanza al capitán Pacheco en el cuello apretándolo de forma que no había hecho antes y recordando
cómo se lo oprimió a él Justino en vida. Sintió un porrazo y se desvaneció, tuvo un último sueño, un Fankestein con cuerpo deforme, tronco de mujer, extremidades diferentes y la cabeza de él. Despierta, pero lo arrastran y el capitán Pacheco le dice que tiene vara y que con quién está en este asunto, que lo de inteligencia, y de los amigos importantes que tiene, por último va a la comandancia militar donde le cuenta lo ocurrido al comandante Carrión y lo sucedido, este ya se estaba preparando a retirarse juntando todas sus cosas en una maleta (fotos de promociones, ropa). Después de saludarse, pasa algo inusitado, el comandante parecía triste y el fiscal le menciona que los asesinatos no eran realizados por parte de Sendero, extrañado el fiscal le comenta que esta vez sospechaba de él, donde se da el siguiente diálogo: “Usted era el único que podía enviar mis informes a la policía porque era el único que los tenía, comandante —la voz del fiscal había subido de volumen y de autoridad— autoridad —. También era el único que conocía todos mis movimientos. Y el único interesado en borrar su pasado, durante los ochenta. Pacheco fue destacado a Ayacucho Ayacuch o mucho despué después s y lo único que quería era largarse largarse.. Igual que Briceño, igual que todos.” Ya casi a la parte final, después de todos los asuntos de los que se había ocupado el fiscal, el comandante Carrión le confiesa acerca de las muertes misteriosas y de cómo el primer cuerpo carbonizado que encontró en Quinua era de Cáceres y que el horno a media quema se malogró; de cómo asesinó a Justino; lo de Durango y últimamente el asesinato de Edith. Llegaron a un rodeo verbal y el apagón de luz que sucedió en la oficina y la voz de Carrión que trataba de confundirlo, mencionándole lo del mejor cómplice y cosas como que con quién hablaba terminaba muriendo. Alzó la pistola el aún fiscal apuntando siempre en dirección de la voz, pero lo que disparó el primer gatillo fueron los recuerdos que el aún comandante Carrión le hacía evocar al aún señor Fiscal, de cómo conoció a su padre y lo del incendio de su casa cuando era niño con una lámpara de Queroseno o aceite, y fueron cinco disparos los que dio el aún Fiscal, pero que fueron el tercer, cuarto y quinto disparo los que acabaron con la vida de Carrión. Algo ofuscado con lo sucedido Félix Chacaltana Saldívar, sale a la calle y se confunde con la multitud; luego de hacer una reverencia a Cristo. Miércoles 3 de mayo La obra termina con un informe del agente de inteligencia Carlos Martín Eléspuru, donde se le atribuye la autoría de todos los crímenes cometidos al fiscal Chacaltana, donde asimismo se informa que el paradero de Chacaltana es desconocido, y que inteligencia asegura haberlo ubicado en las localidades de Vischongo y Vilcashuamán en circunstancias en que trataba de organizar «milicias de defensa» con fines poco esclarecidos. Nuestros informantes afirman que el susodicho fiscal mostraba señales ostensibles de deterioro psicólogico y moral, y que conserva aún el arma homicida, que empuña constante y nerviosamente a la menor provocación, aunque carece de la respectiva munición. Y para que así conste en acta, lo firma, a 3 de mayo de 2000.