Aportaciones Aportaciones de las Teorías de Charles Darwin a la Psicología.
Las investigaciones realizadas por Darwin, sus conclusiones y sus inferencias, son un significativo conjunto de elementos para entender el comportamiento, desde la perspectiva de la adaptación al medio y a los cambios que este presenta al ser humano; la adaptación en aras de la supervivencia, es el elemento central de la psicología evolucionista. Comprender esta visión implica considerar que la búsqueda de motivación detrás de la conducta humana, nos lleva a descubrir que una gran parte de las acciones de un individuo en su relación con otros seres humanos y consigo mismo, reviste un mecanismo autómata hasta cierto punto sin preponderancia de razones cognitivas. Podemos captar un cierto antagonismo entre la psicología diferencial y las teorías evolucionistas del comportamiento; ya que la primera busca dilucidar la forma en que se distingue la acción y la motivación entre los individuos en base al procesamiento interno de las experiencias. Esto otorga gran valor a los motivos individuales y a la voluntad como objeto de estudio. En cambio, la perspectiva biológista, considera que no hay gran diferencia entre el comportamiento de los individuos y que la finalidad ulterior de la mayor parte de la conducta se dirige a buscar acomodo ante los retos del ambiente y a sobrevivir. Estas ideas dan preponderancia a la conducta animal, instintiva y modulada por las exigencias del entorno y un menor interés a las razones cognitivas específicas por las que alguien actúa en forma similar o distinta a otro ser humano. Las disciplinas dentro de la psicología, centradas al estudio del procesamiento interno de la información, consideran los “para qué” de la conducta. La psicología evolucionista se aboca a revisar r evisar los “porqué” de “porqué” de una acción determinada como parte de una gama de recursos y habilidades biológicas y cognitivas. Enfoques como el psicoanálisis, la psicología transpersonal y la gestalt, prestan mucha menor atención a la conducta mecánica y aparentemente desprovista de significados que postula la psicología evolucionista. Darwin revisó las variaciones morfológicas y funcionales de los organismos a través de la evolución, resaltando el papel preponderante de la necesidad adaptativa de estos frente a los cambios, a veces graduales, a veces drásticos, del ambiente. Al ser finalmente una especie perteneciente al reino animal, el ser humano no debe distar mucho de las pautas de comportamiento desplegadas en los animales inferiores.
En el evolucionismo, podríamos considerar que la diferencia fundamental – la capacidad de raciocinio – que nos separa del resto de las especies de nuestro reino, sería un mecanismo más, producto de la evolución natural de las especies, para sobrevivir con mejores y más sofisticados recursos que los organismos inferiores. Pero verlo en este ánimo, implica descartar otras razones trascendentales y motivacionales sublimes en nuestra especie. El hombre transformado por el ambiente y el hombre transformando al ambiente con un mismo fin: sobrevivir. La biología busca causas y bases orgánicas a la conducta; la psicología en su sentido más puro como un derivado de la filosofía, rastrea significados y motivaciones más sutiles que la simple supervivencia. No podemos olvidar que el ser humano no comparte muchos instintos con los animales inferiores. La supervivencia incluso sigue siendo punto de discusión respecto a ser un instinto propio del ser humano. De acuerdo a la definición aceptada de “instinto”, tendríamos que considerar que sería entonces imposible el suicidio en el ser humano, si este no obedece a la protección de organismos descendientes. Los animales son capaces de morir instintivamente por proteger a sus crías; pero el ser humano elige morir por múltiples razones absolutamente distantes de esa causa. Entonces no siempre nos mueve exactamente lo mismo que a las especies inferiores.
Por: Alicia Fernández