Condiciones ambientales en la escuela Factores como la iluminación, la temperatura o el nivel de ruido en las aulas pueden afectar al rendimiento académico de los alumnos. Por MARTA VÁZQUEZ-REINA 22 de octubre de 2010 Del mismo modo que las empresas velan porque sus trabajadores desarrollen su actividad en un entorno adaptado a sus características y necesidades para que no influya en la productividad, los centros educativos deben evaluar y acomodar los espacios escolares para que, tanto los docentes como los alumnos, puedan llevar a cabo la actividad académica en óptimas condiciones. Obtener el mayor rendimiento posible de la luz natural, no exponerse de forma continuada a niveles elevados de ruido o evitar cambios bruscos de temperatura son algunas pautas que los especialistas en ergonomía escolar recomiendan aplicar en las aulas. Los espacios escolares influyen sobre los resultados académicos de los alumnos. Así lo confirman distintas investigaciones realizadas en torno al impacto que las condiciones ambientales y ergonómicas de los centros educativos tienen en el rendimiento de los estudiantes y en la labor de los docentes. El profesor de la Universidad de Durham (Reino Unido) Steve Higgins, en su revisión literaria 'El impacto de los ambientes educativos', subraya una evidencia clara de que "ambientes de aprendizaje extremadamente pobres tienen un efecto negativo en los estudiantes y el personal docente", así como que, al mejorarlo, "se obtienen beneficios significativos". Iluminación adecuada Entre los problemas específicos de las instalaciones de alumbrado de un centro educativo, la 'Guía Técnica de Eficiencia Energética en los Centros Docentes', del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía, destaca: la entrada de luz natural por una ventana que dificulte la visión de la pizarra e imposibilite la lectura de su contenido, las luminarias mal colocadas que causan deslumbramientos directos, las lámparas con color y potencia inadecuada que pueden hacer indescifrable la escritura en un cuaderno o una distribución deficiente de los emisores de luz (naturales y artificiales), que provocan que las sombras del alumno distorsionen la visión. Para adaptar de forma adecuada la iluminación a las necesidades de los escolares y docentes, los especialistas recomiendan: Aprovechar al máximo la luz natural y, en caso de ser artificial, procurar que tenga una intensidad mínima de 500 lux. Tener en cuenta en la colocación de las luminarias la posición y orientación de los pupitres, la situación y proximidad de las ventanas, la altura del techo y la situación de la pizarra. Esta última no debe ser brillante ni negra, su iluminación debe evitar los reflejos en la superficie y abarcar todo el encerado, no sólo la parte superior. Evitar que las tareas se realicen frente o contra las ventanas (de espaldas). Colocar las mesas entre las filas de luminarias para favorecer que la luz incida de modo lateral sobre la tarea. Evitar los colores blancos en paredes y suelos, ya que pueden convertirse en superficies deslumbrantes. ROMPAMOS PARADIGMAS Que no haya filas. Que no haya discriminación. Que no haya lugar para separarar buenos y malos. Que no haya pupitres anclados con sillas atadas. Que no haya tarimas. Si queremos estar frente a metodologías activas, si queremos desarrollar la creatividad y permitir la expresión de ideas, si queremos experiencias de trabajo en grupo, si queremos educar en y para el trabajo, debemos entender el aula de clase como ese espacio donde el alumno forma su responsabilidad y comparte sentimientos de solidaridad y cooperación, un lugar donde desarrolla sus conocimientos, un lugar donde se comparte experiencias, un lugar donde se abre el espacio para el trabajo, un lugar que se convierte en un verdadero laboratorio o taller, un lugar que trasciende de un espacio físico a un espacio de vida donde la actividad comunitaria es el eje de este hábitat escolar. El Colegio Freinet considera que una propuesta centrada en la investigación requiere de un ambiente físico y relacional que invite a la participación, a la autogestión, al trabajo, al trabajo en equipo y a la cooperación, todo el sistema escolar debe estar estructurado para que dichas características surjan de manera natural. Por lo anterior
debe disponerse de un espacio físico (aula) que provoque a todo esto, con un mobiliario que permita la movilización, (el tener pupitres anclados al suelo, con sillas atadas generan una coacción a la acción física e intelectual). Las mesas colectivas favorecen el intercambio de puntos de vista y los puestos individuales deben estar ubicados de tal forma que permitan la interacción grupal, la formulación de acuerdos y el logro de conciliaciones. No deben existir tarimas propias de clases magistrales, transmisionistas o de quienes se creen dueños del conocimiento. El maestro debe permitir y permitirse en su ubicación en el aula como un orientador o facilitador del aprendizaje dando lugar a esa posibilidad de ir a cada grupo y a cada individuo. Las filas no son la forma de mantener el orden y disciplina del aula (eso solo demuestra la incapacidad del maestro en saber organizar). El aula no debe convertirse en un espacio de discriminación, ni de malos o buenos, ni indisciplinados, ni desorganizados, ni incumplidos, ni perezosos, El aula de clase debe por si, invitar a las ideas, a preguntar, debe ser, tener y poseer un ambiente intelectual donde cada pared se “vista de proyectos”, como aspecto generador de hipótesis, estrategias de acción y conclusiones
acerca del tema de estudio. El aula de clase debe convertirse en ese espacio lleno de afectos positivos donde cada alumno que integre el grupo sienta la seguridad de ser respetado en su individualidad El aula de clase debe de ir mas allá de las paredes, debe ser un lugar para el trabajo entendido como esa capacidad de apoderarse y transformar el entorno. John C. Thompson de Plate Glass Company de Pittsburgh dice que las aulas que se orientan al oeste o al sur deben ser pintadas con colores fríos (azul o verde). Las habitaciones orientadas al norte o al este, deben ser pintadas en tonos cálidos (amarillo, naranja o rojo claro). MANUEL ALEJANDRO MARIN MORALES. abr. 2010 El aprendizaje es el proceso por el cual se adquieren nuevos conocimientos, habilidades, destrezas; conductas o valores a lo largo de la vida. El aprendizaje actúa como motor del desarrollo de las capacidades intelectuales de la persona. Por ello cuando hablamos de aprendizaje formal es imprescindible hablar de entorno, ambiente y clima del aprendizaje para tener en cuenta estos elementos y obtener un aprendizaje significativo, por lo cual es de suma importancia conocer la diferencia entres estos conceptos que comúnmente solemos confundir cuando analizamos el aprendizaje. Al hablar de entorno de aprendizaje nos estamos refiriendo a diversos aspectos y elementos importantes por ejemplo los usuarios de ese aprendizaje; quiénes son los que interactúan en este proceso; quién aprende, quién es el guía o moderador, qué es lo que están aprendiendo; es decir cuál es el conocimiento: la currícula la cual forma parte ese conocimiento, cuál es el enfoque pedagógico que está inmerso en los planes y programas de estudio. Ese entorno tiene que tener un espacio adecuado; en la mayoría, ese espacio es el aula, la cual debe de tener el ambiente de aprendizaje adecuado para que el aprendizaje se de lugar en todo momento; así que el ambiente consiste en escoger, reunir o elaborar materiales y colocarlos en el entorno para que tengan acceso los estudiantes y proporcionarles la seguridad de ese ambiente para proporcionar herramientas educativas las cuales asegurarán un aprendizaje significativo. Dentro del ambiente de aprendizaje también es importante analizar los espacios físicos con las condiciones favorables que ayudan a mantener un ambiente de aprendizaje optimo, esto es, hay que tener los espacios adecuados para que los participantes del aprendizaje interactúen, ya que en la mayoría de las escuelas públicas las condiciones de la infraestructura son muy pobres lo cual no permite al alumno y al docente desenvolverse totalmente en un ambiente armonioso sino todo lo contrario: aulas muy pequeñas con un número de alumnos elevado , sin espacios recreativos para actividades limitadas y el uso de la tecnología es muy pobre lo cual es un problema que la nueva Reforma de la Educación Media Superior quiere solucionar y un problema que los docentes han tenido que enfrentar por mucho tiempo valiéndose de la creatividad y el esfuerzo por proporcionar un ambiente adecuado a los estudiantes los cuales requieren de un clima de aprendizaje estable y optimo en el que los alumnos sientan plena confianza durante el proceso de aprendizaje.