Formulario 2
11. ¿En qué consiste la “versión Olímpica” sobre el origen de la industrialización en América Latina? ¿Cuál es la posición de Villanueva frente a ella? La “versión olímpica” plantea que en América Latina el desarrollo industrial en su forma moderna se produce como consecuencia de la depresión de los años 30. Así, como resultado de las dificultades para exportar (e importar bienes y capitales) emergentes de la Gran Depresión, habrían mejorado los precios relativos de los bienes manufacturados producidos localmente en la región. Con el apoyo de una política económica destinada a mantener el nivel de la demanda interna, la rentabilidad de la industria local se habría acrecentado con relación al tradicional sector agroexportador. El esquema de la “versión olímpica” se basa en la acción de dos efectos resultantes de las medidas anticíclicas tomadas en la década del 30 y del bloqueo relativo del comercio exterior de esos años: el efecto reajuste y reajuste y el efecto transferencia de ingresos. ingresos. El efecto reajuste resultaría de la mayor utilización de la capacidad industrial preexistente; y el efecto transferencia implicaría la ampliación de la capacidad de producción manufacturera como resultado de la reorientación de los recursos locales. La posición de Villanueva cuestiona la aplicación de la “versión olímpica” en la Argentina. Por ejemplo, en la medida en que el efecto reajuste haya tenido lugar, parecería claro que la expansión de la década del 30 tuvo que haberse basado en la existencia de capacidad ociosa creada en las décadas anteriores. Así, la inversión en el sector industrial ya se habría producido antes de antes de la década del 30. Si lo que importa es la presencia del efecto transferencias intersectoriales de ingreso, entonces ¿cómo pudo expresarse dicho efecto si el país tenía dificultades para importar los equipos, maquinarias y técnicas necesarios para la expansión del sector industrial? Y si no existían restricciones en el sector externo, ¿cómo podría haber constituido el bloqueo del comercio internacional de la Depresión un estímulo para la redistribución de recursos locales? Para Villanueva la expansión de la capacidad del sector manufacturero sólo pudo haberse realizado a partir de la segunda mitad de la década del 30, período en el que mejoraron las condiciones del comercio internacional del país. Además, para que tuviera lugar el efecto transferencia de recursos el estímulo debe haber estado ligado a los controles de cambios instaurados en aquel entonces. Si alguna transferencia interna de recursos hubo ésta estuvo ligada a: a) la formación de empresas abastecedoras de las filiales extranjeras que se establecieron localmente saltando las barreras cambiarias; b) la formación de empresas locales conectadas por lazos técnicos y financieros a firmas internacionales. Así, Villanueva sugiere que el efecto reajuste actuó en relación con las dificultades creadas por la Gran Depresión, y que el efecto transferencia de recursos – acompañado acompañado de inversiones extranjeras- tuvo lugar, predominantemente en los años en que se desarrolló el sistema de control de cambios. Este sistema era una consecuencia de los arreglos bilaterales a que fuera forzado el país como consecuencia del Pacto Roca-Runciman (1933). Entonces, para Villanueva la industria moderna se inicia realmente en la década del 20 especialmente en los últimos años de dicha década-, período en el que hay un elevado nivel de inversión industrial y de importación de equipos para el mismo sector y la entrada de numerosas empresas extranjeras. Por su parte, durante la década del 30, particularmente en la segunda mitad de la misma, se observa un cierto crecimiento industrial que sigue las tendencias de años anteriores. 12. ¿Cuáles fueron los principales cambios que se produjeron en el sector industrial argentino durante la década de 1920? (Villanueva) En la década del 20 se inicia una corriente de fomento y protección a la industria, confirmada con la mejora de la protección aduanera de las industrias. En el mismo período se observa también una significativa afluencia de modernas firmas industriales extranjeras y el desarrollo de firmas locales que encaran la producción de nuevos bienes con el apoyo financiero y técnico de firmas
internacionales y el uso de patentes del mismo origen. Aparecen en aquella época, producidos localmente, artículos que antes se importaban, y se introducen nuevas técnicas de producción y de organización en el aparato productivo de la industria. Años más tarde, entre 1936 y 1938, el país recibe otro impacto de inversiones directas externas. Pero las nuevas empresas que ingresan ya encuentran el campo preparado para la inversión anterior de los años 20. La oleada de empresas extranjeras comienza aproximadamente en 1924, pero recién entre 1926 y 1930 se descarga el impacto principal. Entre 1924 y 1930 se produce la más amplia inversión en el sector industrial hasta la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Asimismo, entre 1923 y 1930 se produce una acumulación de importaciones de equipos y maquinarias para la industria. Dos condiciones fueron esenciales para que se facilitara el desplazamiento de las empresas tecnológicamente avanzadas: a) la seguridad de un mercado local en vías de expansión a través de una protección aduanera adecuada, y b) la preservación de los derechos de exclusividad sobre tecnologías y marcas por la vía de las patentes. Con respecto al primer punto, en 1923 se elevaron los precios oficiales de la tarifa de avalúos sobre los que se calculaban los gravámenes aduaneros. Con ello se lograba una mejora en la protección a que aspiraba la industria. Más importante que la misma protección aduanera deben de haber resultado, en el proceso de decisiones de las empresas norteamericanas, el fuerte crecimiento y la estabilidad de la economía argentina de aquellos años, la clara política de laissez faire llevada adelante por el presidente Alvear (1922-1928) y la existencia de un mercado progresista, pero esencialmente controlado desde el Reino Unido. En relación al segundo punto, la protección de las condiciones oligopólicas de la industria que accedía al país a través del patentamiento, los datos demuestran que las patentes extranjeras en la Argentina se expanden fuertemente, precisamente en el período 1920-1930 en el que se establecen las bases para la industria nueva. En la década del 30 el número de patentamientos fue también muy elevado y muy superior al de cualquier otro período. 13. ¿Cuáles fueron los principales cambios que se produjeron en el sector industrial argentino durante la década de 1930? (Villanueva) En la década del 30 el sector industrial continuó creciendo globalmente según las tendencias de períodos anteriores. Para entender las modificaciones en los 30 resulta más fructífero el examen de los cambios en la composición del producto manufacturero. Varios productos industriales declinan su participación, otros continúan una expansión ya iniciada en épocas anteriores y sólo unos pocos (textiles, especialmente) despegan en este momento. Precisamente es en estos cambios en la composición del producto industrial y no tanto en la tasa de crecimiento del sector donde pueden observarse las transformaciones de mayor interés. Esencial en el proceso de cambio de la estructura industrial de esos años es la acumulación de inversiones y la importación de equipos. En efecto, el proceso de inversiones debe haber introducido cambios de fondo tanto en la composición de la canasta de bienes producidos por el sector como en la tecnología utilizada. A dichos cambios no pudo haber sido ajena la oleada de empresas internacionales – especialmente norteamericanas- que llegaron al país en la década del 20, introduciendo nuevos bienes y nuevas formas de producción y de organización. El crecimiento del sector que se observa en la segunda mitad de la década del 30 también parece hallarse ligado a una fuerte corriente de inversiones extranjeras de tipo directo. Buena parte de las empresas instaladas localmente en la década del 30 es de origen norteamericano, especialmente las textiles. Para finales de la década del 30 se afirmó la competencia entre proveedores británicos de bienes finales tradicionales y los proveedores norteamericanos de nuevos bienes y de insumos para las empresas instaladas localmente. El resultado fue que Gran Bretaña forzó a la Argentina a una política comercial de neto corte bilateral. Las divisas disponibles, por la vía del control de cambio (instalado como consecuencia del Pacto Roca-Runciman), son destinadas esencialmente a cubrir el
intercambio financiero y de bienes ente la Argentina y Gran Bretaña. Estados Unidos encuentra en esta barrera un nuevo estimulo para atraer sus empresas al país. La fuerte caída en la participación norteamericana en las importaciones argentinas de textiles comienza con claridad en 1934 (el equipo de Pinedo y el control de cambios establecido por el Pacto Roca-Runciman comienza en 1933). No es sorprendente que entre 1934 y 1936 ingresaran al país tres grandes empresas productoras de manufactura textil de origen norteamericano. Las barreras así puestas eran un buen incentivo para que fueran saltadas por la inversión extranjera. 14.
¿Cuáles fueron los efectos de la crisis del ’30 en Argentina? (Villanueva) La crisis del 30 dislocó el comercio mundial, afectando directamente a la economía argentina. Fue una época en la que se destruyó el multilateralismo y en la que muchos países adoptaron medidas netamente proteccionistas. Asimismo, tuvo una gran repercusión para la Argentina, por un lado, que los precios de los bienes agropecuarios bajaran, dado que eran las principales exportaciones del país, y, por el otro, que la entrada de capitales externos se contrajera. Como en muchas regiones del mundo, la Argentina transitó por una recesión muy profunda durante los primeros años de la década, donde la clase obrera cargó con la mayor parte de los esfuerzos. Como respuesta a la crisis los diferentes gobiernos argentinos ensayaron una serie de políticas económicas desde fines de la década de 1920. En 1929 para evitar la profundización de la fuga de oro del sistema financiero argentino, la cual ya había comenzado en el segundo semestre de 1928, el gobierno de Yrigoyen cerró la Caja de Conversión. A su vez, los gobiernos que surgieron del golpe de 1930 practicaron una serie de medidas, como el control de cambios, por medio de las cuales intentaron fortalecer la relación del país con Gran Bretaña, principal socia durante el Modelo Agro Exportador. Esto provocó, a través de la liberación preferencial de las pocas divisas con las que contaba el país para las compras en el exterior en favor de los productos británicos, una discriminación en la adquisición de importaciones de origen norteamericano, destruyéndose de esta manera el triángulo comercial y de capitales que se había desarrollado durante los años 20. Villanueva dice que como consecuencia de la crisis del ’30, la Argentina tiene en la segunda mitad de esta década un cierto crecimiento industrial que sigue las tendencias de los años anteriores. Las medidas anticíclicas aplicadas por el gobierno argentino durante la primera mitad del decenio estimularon la expansión del sector industrial, sobre la base de una más amplia utilización de la capacidad existente en el sector, producto de la inversión de la década del 20. En la segunda mitad de la década del 30, el crecimiento industrial se relacionaba con la política cambiaria. 15. ¿Cuáles fueron las medidas de política económica que adoptó el gobierno argentino para enfrentar la nueva situación surgida de la crisis de 1929/30? Para Villanueva, la introducción del control de cambios en 1930 no parece haber constituido algo más que parte de una serie de esfuerzos – en alguna medida improvisados- que intentaron los sucesivos gobiernos para neutralizar los aspectos más negativos del ciclo económico. Es a partir de 1933, con la entrada del equipo de Federico Pinedo a la conducción económica del país, que se diseña una formulación económica nueva. La nueva política económica, si bien impuesta por las circunstancias coyunturales, estaba claramente relacionada con tendencias profundas que se habían ido expresando en años anteriores. Las condiciones que establecen las reglas del juego de las nuevas fórmulas de política económica aplicadas a partir de 1933 están ligadas a) al ciclo, b) a los efectos de la política imperial británica, c) la tensión entre los intereses británicos y de EEUU, luchando por el predominio en el área latinoamericana y d) la existencia a partir de los últimos años 20 de sectores industriales ligados al capital internacional (no necesariamente británico) y provistos de equipos, patentes y organización de igual origen, de los cuales se desarrollaba una constelación de pequeños talleres y empresas industriales de capital local.
La estrategia del equipo de 1933 se apoya especialmente en dos tipos de medidas: estructurales y anticíclicas. Las medidas estructurales estaban ligadas a las negociaciones con Gran Bretaña. En estas negociaciones lo que se logra, dentro del contexto de intercambio bilateral, es asegurarse una parte del mercado británico de chilled (carne enfriada) para los ganaderos argentinos a cambio de facilitar el acceso a las importaciones británicas. De esta manera se tranquilizaba a dos fuertes fuentes de poder. La imperiosa necesidad de mantener el comercio con Gran Bretaña en la forma establecida continúa como un tema esencial de nuestros dirigentes a través de los años. Las medidas anticíclicas que se dan en apoyo a la industria local (mediante una demanda interna y abastecimiento de insumos importados adecuados) tenían por fin no sólo la preservación de fuentes de empleo imprescindibles para contrarrestar las presiones del ciclo, sino que además permitían atraer capital extranjero al sector industrial del país. La atracción de los capitales extranjeros era facilitada por la vía de la política cambiaria. Esta barrera cambiaria (con el premio de un mercado interno sostenido) era la que debían superar las empresas de capital internacional que quisieran mantener sus negocios en el país. La política cambiaria argentina pierde así, al promediar la década del 30, su carácter de instrumento de cambios y se convierte en un instrumento de política económica. En suma, la estrategia de 1933, y de los años posteriores, se componía de dos piezas esenciales y complementarias: por un lado se mantenían las importantes relaciones con Gran Bretaña y el equilibrio de poderes internos a través de la cuota de carne enfriada que se obtiene con el Pacto Roca-Runciman. Por otro, se estimulaba el empleo industrial y se lograba el aporte del capital extranjero en el sector. Todo lo cual permitía no sólo compensar los problemas del ciclo sino intentar levitarse entre dos fuentes de poder. 16. Analice la interpretación del O Connell sobre la vulnerabilidad externa argentina y la estructura triangular del comercio exterior. O Connell critica la opinión que sostiene que la década del 20 fue próspera y armoniosa. Entiende que una economía abierta, como la argentina, era muy vulnerable a la inestabilidad de la economía mundial, lo cual constituyó un elemento común a la década del 20 como a la del 30. De hecho, sostiene que la caída de los precios de materias primas durante la Depresión es atribuible a fuerzas de largo plazo que actuaban con mucha anterioridad a 1930. Como en las demás economías abiertas de exportación de fines de los 20, el ciclo económico argentino se originaba en la inestabilidad de las exportaciones y del ingreso de capitales. Las exportaciones estaban compuestas, casi exclusivamente, por una media docena de productos agrarios. Argentina era un productor agrícola de zona templada, circunstancia que implicaba entrar en competencia directa con la actividad interna, incluso con las exportaciones, de casi todas las economías importantes del mundo, como EEUU o Europa. Además, en el mercado de algunos de estos productos el país era un proveedor importante, lo cual lo hacía decididamente vulnerable a las condiciones de exceso de oferta que se estaba produciendo en la agricultura mundial. Así, tanto los precios de exportación como las cantidades tenían una marcada vulnerabilidad. Además, las condiciones monopólicas en el comercio exterior del país – había cuatro grandes cerealistas y un pool de frigoríficos- tenían una influencia significativa sobre el volumen y los precios de exportación. Las diferentes prácticas de estos monopolios (la subfacturación, la guerra de precios, etc.) contribuyeron a desestabilizar aún más los precios y volúmenes de exportación. Asimismo, hubo grandes oscilaciones en los términos de intercambio de la Argentina antes de la década del 30. Los ingresos de capital, por su parte, también experimentaron oscilaciones significativas. Su comportamiento poco tenía que ver con la situación económica de la Argentina, sino más bien con las condiciones de los mercados de capital en las áreas centrales (primero Londres, luego Nueva York). Los impactos externos también se transmitían a través del sistema fiscal y monetario dado que la creación primaria de dinero estaba regulada por el flujo de oro y de divisas extranjeras. Además,
el sistema fiscal dependía excesivamente de las variaciones en la balanza comercial, dado que la mayor parte de los ingresos corrientes del gobierno se originaban en los aranceles y en otros gravámenes a la importación. Como país deudor la Argentina se enfrentaba cada año con una carga fija sustancial sobre sus ingresos de divisas. El país necesitaba de nuevas entradas de capital cada año para evitar problemas serios en la balanza de pagos y las consiguientes perturbaciones internas. Además, las importaciones, las cuales también representaban una fracción significativa del PBI, no podían reducirse fácilmente. De esta manera, tanto las importaciones como el servicio de la deuda representaban una carga fija, bastante inflexible, frente a los ingresos de divisas los cuales eran altamente inestables. O Connell destaca que quienes proveían de divisas eran unas pocas firmas cerealistas y los frigoríficos. En consecuencia, las variaciones en las reservas de divisas (y, con éstas, de la oferta monetaria) estaban, en gran medida, bajo control monopólico. Una mayor vulnerabilidad resultaba de la estructura triangular del comercio exterior y de capitales de la Argentina. En primer lugar, el país dependía muy especialmente de sus ventas de carnes a Gran Bretaña. En segundo lugar, al tener un excedente comercial con Gran Bretaña y un déficit con EEUU, la Argentina dependía fatalmente de que Gran Bretaña pudiera – y quisiera financiar un excedente de importación, superior a sus créditos como inversor o bien que los EEUU tuvieran la capacidad de continuar efectuando exportaciones netas de capital. De esta manera, la Argentina era especialmente vulnerable con respecto a las dificultades de la economía británica. De esto se desprende que la política económica sólo gozaba de una muy limitada autonomía para atacar el ciclo económico argentino. Formulario 3
17.
Explique las características de la política económica durante la gran depresión (O ´Connell) Además de los efectos de algunas medidas de política económica, la principal fuerza motriz de la recuperación fue, una vez más, el impacto externo. Se trató de un aumento de los precios de exportación en medio del mismo período de la Depresión. Para la misma época los términos de intercambio para la Argentina mejoraron. En 1937 los términos del intercambio para la Argentina habían vuelto al nivel de 1928. Los volúmenes de exportación no muestran cambios significativos, pero, debido al aumento de los precios, los valores de exportación se incrementaron. Este aumento de precios se explica por la baja de la oferta de bienes agrícolas a nivel mundial, a partir de una sequía prolongada que atacó a las zonas productoras de granos de EEUU, Canadá y Australia. A su vez, el capital privado, estimulado por la recuperación, fluye una vez más hacia el país, pero al ser de corto plazo vuelve a abandonar el país a mediados de 1937, cuando finaliza la fase ascendente del ciclo. Impelida por estas fuerzas externas, la actividad económica comienza su tendencia ascendente a partir de 1933. Entonces, la recuperación y posterior recaída a partir de 1937 de la economía argentina puede atribuirse primordialmente a las fuerzas del ciclo económico, inducido desde el exterior. En relación a la política económica, el grado de intervención estatal en los asuntos económicos del país se expandió radicalmente. La introducción del control de cambios y la creación de distintos entes oficiales de comercialización, como la Junta Reguladora de Granos, son sólo dos ejemplos de tal fenómeno. La vulnerabilidad externa de la economía argentina determinaba límites bastante estrechos a la autonomía de la política económica para contrarrestar el ciclo. La Depresión fue un caso particularmente agudo. Paulatinamente, fue quedando en claro que las exportaciones ya no podrían ampliarse y que los mercados de capital, por lo menos en el corto plazo, estaban prácticamente cerrados. El gobierno argentino y los intereses británicos definieron una estrategia para salvar sus problemas de pagos externos. Tal estrategia comportaba en primer lugar asegurar la repatriación a Gran Bretaña de las ganancias sobre inversiones en el exterior. En segundo lugar, se pretendía que parte de las industrias en dificultades pudiesen seguir colocando su producción en otros mercados, además de los del la Commonwealth británica.
En el dominio de la política comercial propiamente dicha el hecho más significativo durante la década del 30 fue la puesta en marcha del bilateralismo. El acuerdo más importante firmado durante la Depresión fue el acuerdo Anglo-Argentino de mayo de 1933 (el Tratado RocaRunciman). La principal cláusula del acuerdo preveía la adjudicación completa de divisas originadas en la compra de productos argentinos. Tal principio contrariaba frontalmente la estructura triangular del comercio y los pagos externos de la Argentina. Más adelante se incluyó adicionalmente reducciones o consolidaciones de aforos y aranceles aduaneros para más de 300 ítems de especial interés para el comercio británico. En cuanto a la política fiscal y monetaria no fue nada heterodoxa, si bien se introdujeron algunas innovaciones técnicas importantes. Después de la experiencia de 1930, en la que el déficit alcanzó el 40% del gasto, la política fiscal se volvió restrictiva. Se crearon nuevos gravámenes o se aumentaron los ya existentes, al mismo tiempo que se redujeron los gastos, de modo que en 1933 se lograba llegar cerca del equilibrio fiscal, en el medio de la peor época de la Depresión. Fue sólo desde comienzos de 1935, una vez iniciada la recuperación basada en el auge de la exportación de cereales, que el gasto gubernamental comenzó su marcha as cendente. Es en el ámbito monetario donde se introdujeron las mayores innovaciones con la creación del Banco Central y del Instituto Movilizador de Inversiones Bancarias. También la política monetaria fue primordialmente restrictiva hasta 1935. Como en el caso de las medidas fiscales, estaba muy presente la amenaza de un auge en las importaciones y de la consiguiente crisis en la balanza de pagos de intentarse una expansión. La creación del Banco Central constituía un ensayo de política de estabilización del ciclo clásico de clásico de la economía argentina. Además la centralización de las reservas en el Banco Central, junto con los requisitos de rigurosa liquidez en la política de créditos, estableció una barrera contra cualquier nueva inmovilización de las carteras bancarias. 18. Cuáles fueron para O ´Connell las principales consecuencias de la Gran Depresión en la Argentina. La Depresión aceleró el advenimiento de una nueva fase en la división internacional del trabajo y acarreó con ella toda una etapa en la que las transacciones internacionales perdieron importancia. La Argentina, en tanto economía abierta, tuvo que soportar sin atenuantes el impacto de la crisis y a su vez encarar ciertos cambios básicos para adaptarse a este nuevo orden internacional. La primera víctima de la Depresión fue el mismo ritmo de crecimiento, ya que en los 30 el mismo fue más lento. En segundo lugar, a raíz de la retracción general del comercio y el advenimiento de una nueva división internacional del trabajo en el sector agrario, las exportaciones perdieron parte de su importancia. También se redujo el coeficiente de importación: la caída fue particularmente fuerte en la importación directa de bienes de consumo. El capital extranjero privado de largo plazo, prácticamente, dejó de invertir en la Argentina. Sin embargo, basándose en otras fuentes de financiamiento, el capital extranjero jugó un papel importante en la expansión de la industria manufacturera a través de empresas transnacionales y capital europeo migratorio. En tercer lugar, el lento crecimiento de la producción y de los ingresos iba de la mano con bajas tasas de inversión. Dentro del grupo de los exportables hubo un desplazamiento significativo desde los cereales y el lino hacia la carne. Dentro del sector ganadero también hubo un desplazamiento hacia el engorde de ganado más refinado, dado que las cuotas de exportación mantuvieron el mercado de carne enfriada pero redujeron apreciablemente el de la carne congelada. Una consecuencia de este desplazamiento relativo de la agricultura hacia el engorde extensivo del ganado es la expulsión de mano de obra. El crecimiento de la actividad manufacturera fue mayor que el del PBI, pero no fue excepcionalmente alto para la mayoría de los rubros. El crecimiento industrial fue muy desparejo. Para muchos rubros fue negativo o bien ínfimo. Dos de los sectores de mayor crecimiento aumentaron su producción sobre la base de plantas fabriles que habían sido instaladas gracias a decisiones tomadas antes de la Depresión. El crecimiento en la industria era de tipo intensivo en
mano de obra. En gran medida el crecimiento se basó en un uso intensivo de plantas ya existentes. Por lo tanto, el crecimiento manufacturero dejó para el futuro varios problemas decisivos sin resolver, siendo de ellos los más importantes la obsolescencia de los equipos y la acumulación de problemas en el frente obrero ya que los salarios durante esta época fueron declinando progresivamente. Entonces, durante los 30 tanto el ingreso nacional como la actividad industrial crecieron a un ritmo muy lento. Que pese a una situación relativamente holgada de balanza de pagos – desde 1934 hasta 1937- el crecimiento industrial haya sido mas lento que en otros países no puede desligarse del clima de cautela que dominó la política económica de la época y de alguna de las restricciones externas específicas.