Práctica No. 1 Ética y Deontología
¿Qué gano si me porto bien? Fuente: Catholic.net Autor: P. Fernando Pascual
“¿Y qué gano si me porto bien?” Cuando un adolescente o un joven pregunta esto, quiere que le demos un motivo para portarse bien, para vivir éticamente, para ver si realmente vale la pena no seguir sus gustos sino lo que le dicen (o ya sabe) que es correcto. Cuando es un adulto quien hace esta pregunta, quizá lo hace porque los golpes de la vida le llevan a pensar que actuar honestamente no siempre produce felicidad. Incluso, porque cree que los malos, con su aparente victoria y su sonrisa de triunfo, muestran que es posible ser felices en medio del vicio y la injusticia. Necesitamos demostrar que no hay verdadera felicidad sin vivir éticamente. Lo cual implica tres cosas. Primero, tener una idea clara de lo que es la felicidad. Segundo, comprender bien lo que es la ética. Y tercero, ver que el único camino para ser felices es vivir éticamente. ¿Qué es la felicidad? Alguno podría pensar que la felicidad coincide con satisfacer cualquier deseo de las personas, o con vivir según las opiniones que están de moda. Entonces sería feliz el que realiza sus sueños de pirómano, o el que abusa de los pobres a través de la usura, o los que simplemente se contentan con escuchar mil veces la música de moda sin molestar a nadie y sin dejar que nadie les moleste. Intuimos que esta respuesta es muy insuficiente, pues si identificamos la felicidad con seguir cualquier deseo, cualquier capricho, millones de personas que no logran lo que anhelan serán infelices. A la vez, serían felices quienes llevan a cabo fechorías sin nombre, como los criminales o los terroristas que “gozan” y aplauden cada vez que consiguen matar a víctimas inocentes. La felicidad tiene que ser algo profundo y más noble. Según como Platón, Aristóteles, san mucho Agustínmás y santo Tomás, la felicidad sería pensadores el resultado de alcanzar la plenitud humana. Es decir, consistiría en vivir de acuerdo con lo que significa nuestra naturaleza vista no de modo parcial (caprichos, ocurrencias), sino de modo integral: con nuestra alma y con nuestro cuerpo, con nuestras aspiraciones
personales y con nuestra condición de hombres que viven en sociedad y abiertos a lo eterno. Estos grandes pensadores griegos y cristianos reconocieron que el hombre es sensible y espiritual, “solitario” y miembro de un grupo, temporal y eterno, necesitado de bienes materiales y capaces de prescindir de los mismos por motivos superiores. Su felicidad sólo es posible si alcanza su plenitud en todos esos campos. Definir así la felicidad no evita, sin embargo, un serio problema: cualquier vida humana está continuamente sometida a imprevistos, en todos los niveles, personal y social, corporal y espiritual. ¿No era otro griego, Solón, quien afirmaba que no podemos llamar a nadie feliz mientras viva, sino sólo cuando haya cerrado la historia de su existencia terrena? Este problema nos hace mirar más allá de la muerte, y preguntarnos por lo que pueda haber detrás de la frontera. De lo contrario, tendríamos que aceptar trágicamente que muchos hombres honestos han sufrido enormes desgracias, mientras muchos malhechores presumen de aparentes “alegrías”. Y que luego, unos y otros se pierden en la nada, como si no hubiese ningún juicio que pusiese las cosas en su sitio, como si no existiese ningún Dios que llene de gozo a los buenos y que “castigue” a los criminales irredentos. No basta, desde luego, con suponer y “esperar” que exista otra vida para completar la idea de felicidad: sobre un punto tan importante hace falta la máxima certeza posible. La misma filosofía ha ofrecido buenos argumentos para mostrar que el hombre es un ser inmortal, que la muerte no absorbe a quienes llegan a la tumba. Argumentos, hay que reconocerlo, que no todos aceptan, pero eso no les priva de validez. También hay quienes piensan que la violencia puede ser usada cuando a uno le beneficia, y no por ello la idea contraria deja de ser verdadera y defendible desde un punto de vista simplemente racional. Podríamos decir, como una primera conclusión, que la felicidad consiste en la plenitud integral del hombre. Una plenitud que le permite desarrollar armónicamente sus distintas dimensiones, sea como persona individual, sea como persona en sociedad, sea en el tiempo, sea en la eternidad. Cuando la plenitud se consigue, somos felices. En el cuerpo y en el alma, con los bienes materiales y con los amigos verdaderos, con las satisfacciones de una vida plena que pone orden a tendencias no siempre orientadas a lo bueno, y que acrecienta las potencialidades espirituales de quienes buscan lo noble, lo bello. Lo anterior nos pone ya en camino para buscar una definición de lo que sea la ética. Si la felicidad consiste en lograr esa plenitud integral a la que todos estamos llamados, la ética no podrá ser un conjunto de normas, leyes o costumbres que nos
aparten de ese objetivo, sino que tiene que orientarnos necesariamente a conseguir una meta tan valiosa. Por desgracia, a lo largo de los últimos 300 años se han elaborado teorías sobre la ética que han dejado de lado un profundo y serio estudio sobre el hombre. En vez de reconocer las dimensiones fundamentales que componen la naturaleza humana, se han limitado a analizar deseos, sentimientos, estados psicológicos de las personas. En este contexto, algunos han afirmado que es bueno aquello que nos llena de una satisfacción más o menos profunda, que es malo aquello que nos provoca inquietudes o sentimientos de fracaso. Si aceptásemos esto, habría que reconocer que hay tantas visiones éticas como ideas pasan por las cabezas y los corazones de millones de seres humanos que viven de modos muy distintos entre sí. Otros autores, más que fijarse en el sujeto que actúa, han elaborado sus teorías éticas con la mirada puesta en la sociedad. Según estas teorías, son los demás, los otros, esa “mayoría” que aprueba o condena lo que hacemos, quienes imponen costumbres y normas, quienes dicen lo que es bueno o lo que es malo. Lo cual lleva a un sinfín de problemas, pues a lo largo de los siglos y a lo ancho del planeta, las normas han sido y son sumamente diferentes. Para los antiguos griegos y romanos era algo aceptable el eliminar a los niños defectuosos, el hacer esclavos a los vencidos, el ver a la mujer como alguien inferior y sometido. Para muchos modernos, el aborto es visto como un “derecho”, e incluso un deber, cuando se trata de evitar el nacimiento de hijos no deseados. Y los ejemplos se podrían multiplicar casi hasta el infinito. Ni el subjetivismo ni el sociologismo nos llevan a comprender lo que es la ética. Entonces, ¿qué es la ética? En su definición más profunda, es una disciplina que nos ayuda a orientar nuestros actos libres en orden a conseguir, en la medida de lo posible, la realización completa de nuestra humanidad. Aunque tengamos que sacrificar algún deseo no muy loable, aunque tengamos que enfrentarnos a las ideas de los que viven a nuestro lado. Esta definición se apoya en una antropología integral: una antropología que no deje de lado lo corpóreo, como en ciertas corrientes “angelistas”. Ni tampoco lo espiritual, como materialismos que hanenquerido sofocarnos durantepensadores más de 200que años, y que en no los acaban de desaparecer las cabezas de algunos se declaran “iluminados” en medio de la oscuridad de sus dudas y sus errores... Con las definiciones de ética y de felicidad que acabamos de esbozar en cierto modo ya estamos en vías de entrever el nexo entre ética y felicidad. Si la felicidad
consiste en la plenitud del vivir humano, y si la ética nos ayuda a orientar nuestros actos hacia esa plenitud, entonces la ética nos debería llevar a ser felices. Es decir, quien vive éticamente se pone en marcha para vivir plenamente su condición humana, y en la medida en que lo logra alcanzará la deseada felicidad. Aquí, sin embargo, hay que reconocer de nuevo que un sinfín de obstáculos nos separa de la meta. De modo especial, podemos fijarnos en dos aspectos ya en parte mencionados anteriormente. El primero consiste en la fragilidad de nuestro cuerpo. Vivimos una existencia temporal en la que la enfermedad, los imprevistos, los peligros de todos los días, ponen en juego nuestra integridad física y nuestras posibilidades de llevar a cabo aquello que desearíamos hacer. Si una madre o un padre anhelan cuidar a sus hijos y se enferman, la debilidad del cuerpo les aleja de su deseo paterno. No podrán mostrar su amor y su generosidad con aquellos actos con los que antes atendían a cada hijo. La pena profunda que experimentan nace de ese sentirse impedidos, “fracasados”, ante un deseo vehemente, profundo, noble. En segundo lugar, constatamos la fragilidad de nuestra voluntad. Hay momentos en los que vemos con claridad que un acto nos conviene, que es bueno, que beneficia a otros. Luego, el cansancio, la pereza, el miedo al fracaso o a las críticas, nos acorralan, y no hacemos aquello que deberíamos y que nos habíamos propuesto. Los casos son infinitos. Un señor que se había comprometido a visitar a un amigo enfermo termina la tarde en el bar junto a sus amigos. Un joven que estudia medicina y tiene que pasar un examen vuelve a suspender porque prefirió ir a la discoteca en vez de dedicar la tarde para hacer sus deberes universitarios. Un político sabe que esta decisión le quitará votos pero beneficiaría al país, y al final prefiere ceder al miedo y opta por otra decisión más cómoda que le permita mantenerse en el poder aunque a la larga provocará muchos males sociales. Estos y otros miles de ejemplos muestran la debilidad que nos asalta, sea por miedo, sea por intereses turbios, sea por otros factores. Por eso, el camino hacia la felicidad está lleno de baches, de accidentes, de fracasos. Unos, que escapan a nuestro control. Nos llegan, previstos o imprevistos, y parecen truncar proyectos profundamente acariciados. Otros, que pudimos haber evitado, y no lo hicimos porque no quisimos o no supimos vencer perezas, deseos de placer o ambiciones de poder, porque nos dejamos esclavizar por un “triunfo” aparente.
Al mirar hacia atrás, y al ver nuestro presente, pensamos: ¡qué difícil resulta llegar a la plenitud humana! Parece un camino lleno de insidias, parece que no hay posibilidad alguna de ser felices. Sin embargo, quien es capaz de orientarse siempre hacia el bien, quien forma su conciencia y la sigue gustosamente, quien antepone la verdad y la justicia a cualquier interés egoísta, podrá quizá no realizar algunos de sus sueños... Pero sentirá en su corazón que, a pesar de todo, ha querido hacer el bien, ello produce una felicidad profunda, que permite en una cama de dolor, en unycampo de exterminio, en una casa mientras se vivebrillar abandonado por familiares y amigos, con una luz que es propia de almas grandes. Esa luz nos lanza hacia lo eterno, descubre que existe un Dios que no es indiferente a la vida de sus hijos. Un Dios que acompaña a los débiles, levanta a los caídos, ayuda a los necesitados, consuela a los tristes, da la felicidad a los buenos, los justos, los sinceros, los limpios... Vale la pena vivir a fondo los principios éticos. Vale la pena construir la vida no según el capricho del instante, sino según aquello que no pasa. Vale la pena arriesgarse a aparentes fracasos en el tiempo, cuando lo eterno llena de esperanza y da una felicidad profunda que inicia aquí abajo e ingresa, de un modo que aún no vislumbramos plenamente, en el cielo.
Actividades 1. ¿Qué es la felicidad según el autor? 2. ¿A través de un cuadro de doble entrada trate de explicar la diferencia entre lo que es la felicidad y lo que no es felicidad? 3. ¿Está de acuerdo con el griego Solón, quien afirmaba que no podemos llamar a nadie feliz mientras viva, sino sólo cuando haya cerrado la historia de su existencia terrena? 4. ¿Qué otras teorías (visiones) éticas hay sobre la felicidad? 5. ¿Qué es la ética? ¿Y cuál es su fundamento según el autor? 6. ¿Hay alguna relación entre la ética y la felicidad? 7. ¿Cuáles son los obstáculos que menciona el autor para llegar a nuestra felicidad? 8. realización Elabore un oensayo sobre el artículo ¿Qué gano si me porto bien
PRÁCTICA No. 2 ÉTICA Y DEONTOLOGÍA LA ÉTICA COMO EL “SABER VIVIR BIEN”
Edwin de J. Horta Vásquez y Víctor Rodríguez Gallón Es muy importante iniciar el estudio de la materia advirtiendo que no es lo mismo el “vivir bien” que “la vida buena”. El hombre que vive bien o que vive moralmente no es el comúnmente se llama “una buena vida”. Lo anterior no significa que la vida bien vivida deje por esa razón de ser una vida agradable y en todos los casos una gran vida. El hombre que “vive bien” es el que vive obedeciendo a sus inclinaciones más íntimas, no así el “buena vida” que no obedece a sus inclinaciones más íntimas, sino que actúa a merced de su capricho. Miremos una “buena vida”, en este caso un músico, acompañado de baterías y guitarras, platillos y maracas, sintetizadores electrónicos; se agita furiosamente en medio de luces parpadeantes y como enloquecido asume y hace asumir actitudes frenéticas. El espectáculo fue un éxito: millones de pesos ingresan a su patrimonio que destinará más tarde a satisfacerse con frenesí similar al que desplegará en el momento de la ejecución de la obra. Pero como sucede con la obra, el éxito también termina y la decepción va por partida doble: primero por privación de éxito, porque una vez que éste termina ya no se tiene, y segundo, porque el éxito, aunque si bien llena algo en el hombre, sin embargo, no lo colma plenamente. Veamos otro “buena vida”; nos tocó un hombre que hace de su cuerpo un instrumento de placer sensible, toma licor hasta embriagarse, busca la manera de perpetuar la sensación de placer, se entrega con pasión desenfrenada a todo aquello que le proporcione un bienestar fisiológico y el sentido de su vida lo fija en su locura; pero el cuerpo humano, sensible como es, se vuelve contra la persona y se convierte en fuente de dolor cuando se ha sobrepasado sus límites. Un “buena vida” más, es el que se propone vivir el ritmo de sus impulsos, y en buen uso de su propósito cede a sus deseos de pasear cuando debe ponerse a trabajar; como quiere vivir al natural se irrita ante lo que de acuerdo con su gusto considera inoportuno y da golpea, al trastehiere con lo queholgazán. le desagrada. Este “buena vida” es el que vive al día, se agita, y es Vivir siguiendo los impulsos inmediatos se asemeja más a vivir como animal que como humano.
Podríamos seguir enumerando indefinidamente distintos modos de vida que reflejan tipos humanos similares: El superficial, el egoísta, el que espera una rendición espiritual proveniente de los bienes materiales, etc. Todos estos destinos, que en definitiva significan no enfrentar el problema de comprometerse consigo mismo, se asemejan a un querer tapar el sol con las manos. Puede suceder que quien vive de esta manera llegue a vivir tranquilo durante cierto tiempo, incluso a subir de frente a los ojos de los demás; sin embargo, el rendimiento de estas ganancias se agota con facilidad y una vez agotadas, dejan incapaz al hombre de encontrarse solo consigo mismo. Un hombre no sea capaz porque de resistir este tipo bien. de soledad no puede ser un hombre feliz, y que ello sencillamente no ha vivido Vivir bien, por el contrario, es fundamentar todas nuestras acciones en la realidad, de tal forma que sea la realidad al que las dirija y no nuestros caprichos; es también extraer la realidad lo que no se debe hacer y no al contrario, querer hacer las cosas contrariando las exigencias de la realidad. Vivir bien es tanto como saber que las cosas son y tienen que hacerse como son, porque de lo contrario al hombre, al ignorar el ser de las cosas, lo único que le puede fundamentar sus acciones es su propia inventiva, lo cual conduce a una moral hecha o inventada por uno mismo. Más aún, una gran cantidad de patologías o problemas del espíritu humano residen en la falta de objetividad; de ahí la conexión entre la salud espiritual y el bien vivir, y la conexión contraria, es decir, la enfermedad y el vivir mal o ser “buena vida” como dijimos anteriormente. Es una realidad, por ejemplo, que el hombre necesita comer para poder subsistir; el hombre debe, en consecuencia, extraer su conducta de esa realidad, es decir, debe comer todo lo que necesita para mantenerse en la existencia; pero si el hombre, por capricho, por gula, come más de lo que necesita para mantenerse en la existencia, excediéndose en la cantidad de alimentos, en consecuencia irrespetando la exigencia de la realidad, lo que está provocando en definitiva es su propia aniquilación o destrucción. La Ética enseña a “vivir bien” porque se funda en la realidad y tienen su principio en el conocimiento de ella, permitiendo así el conocimiento de las acciones que se ajustan a la realidad, constituyéndose por tanto en fuente de salud para el hombre en todo el sentido de la palabra. La Ética es enemiga de la autosugestión (el querer cambiar a realidad) y de la muy común opinión de que las cosas hay que hacerlas porque están mandadas, pues contrariamente a esto, la ética nos enseña cuál es la razón por la que las cosas se mandan, que no es otra que la de su conexión con la realidad. Un hombre que vive bien puede hacer lo que quiera, sin que se pierda el sentido de su existencia; es un hombre que acción tras acción está afirmándose en su propio ser, y esa fortaleza que adquiere es como un escudo de acero que le protege de engañarse hasta a sí
mismo; es un hombre que vive seguro de sí, fiado de sí, y no a merced del capricho –aunque sea el propio-, ni del placer; es el hombre que puede aceptar tranquilo el atentado que los demás hagan contra su verdad, es un hombre que no pierde la serenidad ni ante el éxito ni ante el fracaso, pues los coloca en el lugar que les corresponde dentro del plano de la existencia; es un hombre, en definitiva, que puede dar cuenta de su vida en un minuto. Un hombre así será necesariamente feliz.
Actividades 1. Resuelve el siguiente cuestionario: a. ¿El hombre que vive la ética es el que comúnmente se llama “una buena vida”? justifique su respuesta. b. ¿Cuál es el hombre que vive bien? c. Dé un ejemplo de un “Buena vida” diferente a los trabajos en el texto. d. ¿Qué es para usted “vivir bien” e. ¿A qué conduce el “vivir bien”? f. ¿Cómo cree usted que termine la vida de un “buena vida” 2. Tomando los elementos que le ofrece el texto en este primer tema construya su propia definición de un hombre que “vive bien”. 3. Si la ética facilita el conocimiento de la realidad y por tanto de las acciones que se ajustan a ella, ¿qué le sugiere a usted, dentro del contexto, el término “autosugestión”, entendido como querer cambiar la realidad? 4. Haga un cuadro en el que aparezcan las diferencias entre estas dos proposiciones: 1) Las cosas hay que hacerlas porque están mandadas, y 2) Las cosas están mandadas porque hay que hacerlas.
PRACTICA No 3 de ÉTICA Y DEONTOLOGÍA “LA EXISTENCIA DE LAS IDEAS ÉTICAS EN TODA PERSONA SIN EXCEPCIÓN Y UTILIDAD DE LAS MISMAS”
(Edwin de J. Horta Vásquez y Víctor Rodríguez Gallón) Ya hemos visto que la Ética es un conocimiento que el hombre puede adquirir con el fin de vivir conforme de él; que no es algo imposible sino todo lo contrario, que está al alcance del hombre y que produce en éste una elevación de su vida, que es lo que hemos llamado en páginas anteriores como el “vivir bien”. También hemos dicho que la persona humana está hecha y como diseñada para ir alcanzado cada vez una mayor elevación o plenitud de sí misma, a medida que va poseyendo bienes mayores; en la misma medida en que los bienes que vayamos poseyendo estén más ajustados a nuestra estructura personal, en esa misma medida vamos experimentando una satisfacción o goce mayor, una mayor plenitud en nuestra persona, que en palabras comunes y corrientes es lo que recibe el nombre de FELICIDAD. Podemos terminar concluyendo que no es ajena a la persona la natural aspiración a la FELICIDAD, ni imposible conseguirla, una FELICIDAD fundada en su ser personal que es estable y no tanto en su querer subjetivo, que es variable. Cuando decimos que su conducta está fundada en su ser personal, lo que estamos diciendo realmente es que cada una de sus acciones coincide con la realidad de su existencia, siendo la realidad y no la voluntariedad la que indica lo que se debe y lo que no se debe hacer. Ahora bien, las acciones que coinciden con la realidad persona, volvemos a repetir, no las que están inspiradas por el capricho o por un querer puramente individual, sino aquellas que se asientan sobre la naturaleza de la persona, son acciones que se conocen como buenas (porque hacen bien a la persona), virtuosas (porque elevan a la persona), debidas (porque están exigidas por la naturaleza de la persona), loables, laudables, encomiables, etc.; son todas ellas acciones morales que sólo son posibles en cuanto que haya un ser también moral que las ejecute y una naturaleza que las facilite. En efecto, a ninguna persona humana le repugna que no le roben, que les respete sus ideas, que le paguen lo que le deben, que valoren sus actos, que le respeten su vida y sus bienes, etc.; esa es la felicidad que proporciona la naturaleza; lo que es ya la acción concreta depende de la deliberación y libertad humanas; con lo cual queremos expresar que el hombre puede o no, que está al arbitrio humano, que depende de cada hombre, ser honrado o no, delicado o no, etc.; pero en cambio lo que por ninguna circunstancia está al arbitrio humano es la existencia, en su
naturaleza, de algo que lo hace tender a apreciar lo que son las buenas acciones. Por eso decimos que las ideas éticas están en toda persona sin excepción. La segunda parte de este punto corresponde a aclarar si una vida que se ajusta a las exigencias morales es o no una vida útil; para ello conviene distinguir entre “lo meramente útil”, “lo beneficioso o benéfico” y “lo bueno”. Estos tres términos tienen como denominador común un provecho que recibe el ser efecto de launa conducta; sin embargo, la diferencia entre ellos radica en lacomo cantidad y en calidad del provecho recibido. Lo “meramente útil” limita el provecho a un sector de la persona; por ejemplo, cuando alguien se gana una lotería recibe un provecho que se limita al aspecto económico. No sucede exactamente lo mismo en el campo del “beneficio” ya que en éste la naturaleza del provecho permite que se amplíe a otras esferas más íntimas del ser humano; es lo que sucede con la persona que asiste a una clase y aprende un determinado arte o ciencia; aquí se duplica cuantitativa y cualitativamente la utilidad. Cuando hablamos de “bien” sucede algo de mayor trascendencia y es que como efecto de él se produce una elevación total de la persona que la podíamos traducir como transformación buena de ella; por supuesto que esto implica o presupone que la persona realice una actividad seria y ponderada; es lo que sucede cuando la lección recibida no se limita a dar cuenta de ella sino a incorporarla a la propia existencia; como, por ejemplo, quien después de haber estudiado el tema de la justicia orienta su vida según las indicaciones aprendidas, proponiéndose realizar la justicia en todas sus acciones. La utilidad en este tercer caso sobrepasa cualquier aspecto parcial de la persona, sin excluir ninguno de ellos; es decir, un hombre justo está en condiciones más favorables y permanentes de conseguir bienes de fortuna que el que sin serlo y solo por azar los consigue. Veamos más detenidamente este último punto, ayudados por el sentido común. Una persona que ha estudiado el oficio de relojero abre un pequeño local al público; llega su primer cliente y le pide que revise y componga el reloj; como quiera que el relojero ya ha estudiado y conoce este tipo de relojes, se da cuenta de que el desperfecto no es nada serio; sin embargo, dice a su cliente que se trata de un trabajo delicado y costoso. A este hombre le ha faltado honradez, y como si esto fuera poco se excede en el costo de la reparación y además atrasa el día de la entrega. Fijémonos que, aunque este relojero conoce su arte, ese
conocimiento le ha servido para fabricar un engaño más elaborado y creíble; esta es una falta más. Con el tiempo el dueño del reloj se entera de que el desperfecto no era tan grave, de que por lo tanto el costo fue excesivo y el tiempo que el relojero empleó en repararlo sobrepasó todo límite. Así las cosas y siendo nosotros los dueños del reloj, no solamente no volveremos a ocupar los servicios de este relojero, sino que tampoco se lo recomendaremos a nadie, cuando no es que tendremos que mordernos la lengua para impedirnos publicar a los cuatro vientos la indecencia, la injusticia, la falta de honradez de aquel hombre. Ya el lector se habrá dado cuenta que no es ningún negocio, ni siquiera económicamente hablando, proceder faltando a la ética, pues aquel relojero tendrá menos clientes, con riesgo de perderlos todos y de perderse a sí mismo lo que no habría sucedido si la conducta hubiese sido moralmente recta. En ese caso, cada cliente se habría convertido en un poderoso medio para ampliar la clientela y los ingresos. De todo lo anterior se deduce que la mayor utilidad es el bien. El lector se habrá percatado de que no se trata de esperar una rendición económica de la práctica de las virtudes, sino de que quien vive las virtudes está necesariamente en mejores condiciones para conservar y aún para aumentar, inclusive, su patrimonio, que el que es deshonesto o en algún otro sentido vicioso, dadas por supuestas todas las condiciones que deben concurrir y que la persona debe procurar para alcanzar el bienestar.
Actividades de control 1. Piense en cada una de las siguientes proposiciones y dígalo por escrito. a. La felicidad debe fundarse en el ser personal y no tanto en el querer personal. b. Toda persona quiere ser algo y a veces lo que quiere ser no es lo que la hace más feliz. c. Hay una condición para la felicidad que es la aspiración más noble y natural al hombre. 2. Diga si son falsas o verdaderas las siguientes frases: a. Es la voluntad y no la razón la que indica lo que se debe y lo que no se debe hacer. b. Cuando hablamos de “bien” sucede algo de mayor trascendencia y es que como efecto de él se produce una elevación total de la persona que podríamos traducir como una mayor perfección. 3. ¿Cuál es la mayor utilidad y por qué? Haga un paralelo entre utilidad y bien
Practica no. 4 de Ética y Deontología Tema: Tipos de valores
Valores univers ales y r elativos Una sociedad para ser considerada como una sociedad vivible exige un núcleo mínimo de instituciones y valores compartidos por los asociados, resaltando que la presencia de estos mínimos compartidos no anula las diferencias, por el contrario, las hace posible y la potencia.
A dela Cortina
¿Sabías que la religión musulmana establece que a las mujeres debe practicárseles la ablación del clítoris para evitar que experimenten placer sexual? Actualmente esta operación se sigue practicando a muchas mujeres en el mundo árabe, pues sólo son consideradas aptas para concebir. Y también podemos citar que laIglesia católica condena la utilización de los diversos medios por preservativo parte de las aunque ha aceptado en anticonceptivos casos especiales el uso del pormujeres, parte de los hombres; acepta únicamente el modo natural del biorritmo como medida para la no concepción peor aún, aplica la excomunión a la mujer que se practica un aborto legal como el aceptado en caso de una violación. O bien, el hinduismo, que hoy en día en algunos casos ordena que una viuda deba correr la misma suerte que el cuerpo de su difunto marido que es cremado según la tradición religiosa. Ante estos ejemplos que se contraponen con la razón, es necesario subrayar que el respeto a la vida humana y a la integridad personal son valores universales que están por encima de cualquier legislación o religión particular; superan al derecho de gente que es el limitado a una cultura regional o continental. Los valores, como los derechos humanos, tienen vigencia universal. En toda convivencia bien organizada y fecunda hay que colocar como fundamento el principio de que todo ser humano es persona; es decir, una naturaleza dotada de inteligencia y libertad, y que al mismo tiempo es fuente de derechos y deberes que, al ser universales e inviolables, son también absolutamente inalienables.
En la actualidad, y después de años de lucha protagonizados por hombres ilustres, como el multicitado Martin Luther King, la raza negra ha c o n se g u id o un m ay or reconocimiento en lo que a igualdad de derechos. Las diferencias entre las personas no están en el color, en el sexo, en la posición social ni en ni nguna otra ci rc un st an ci a . La difere ncia sustanti va radica en los valores constitutivos de cada uno de ellos, en el grado de desarrollo humano que hayan conseguido y en la capacidad de servicio a los intereses de la sociedad. Además, el índice de madurez o de evolución a que haya llegado el individuo determinará la calidad de sus relaciones con su medio. Sin los valores, las relaciones entre los hombres, entre los grupos y entre las naciones se tornarían difíciles y peligrosas. Respecto a los valores: un valor puede perder su carácter absoluto, dependiendo de las personas, grupos o sociedades que lo sostengan, por ejemplo: eructar en la mesa es una cortesía que un ciudadano árabe tiene para quien le ha invitado a comer y muestra su agrado y satisfacción. Si hicieras lo mismo en nuestro país, serías tachado de maleducado. Otro ejemplo sería que, en el istmo de T ehuantepec, en Oa xaca, las mujeres s o n l a s q u e b a i l a n y lo s ho m b re s o b se r va n ; m i e n t r a s que, e n t r e l o s m usulmanes, los que bailan los obedecen varones. Nos aquí con referentes relativossonque a unencontramos contexto cultural y un lugar de valores determinados. ¿Conoces otros ejemplos parecidos? El problema con la relatividad histórica de los valores es que podemos caer en la negación de los mismos. Hace 30 años se luchaba por una mayor libertad sexual, y ahora que la hemos conseguido, se menosprecia su importancia y se califica de «ñoño» o puritano a cualquiera que se atreva a critica las costumbres sexuales de hoy en día, aunque en ese mismo orden de ideas no debemos perder de vista el extremo excesivo como en el caso de los «spring breakers», que lejos de ser un logro a la libertad sexual de las personas puede acercarse más bien a un libertinaje desmedido.
Valores objetivos subjetivos
y
Lo que es bueno para el enjambre, no lo es para la abeja.
Marco Aurelio Lo es bueno para ti, ¿qué puede te no serlo paraqueotros. Entonces, hace pensar que lo que tú eliges como valioso es mejor? Cualquier objeto o c o n d u c t a puede s e r v a l i o s a , t o d o depende de su armonización con otras cosas, aun si no la captas, pues esa armonización se da mucho antes de que tú la descubras y la observes. En eso radic a la objetividad de los valores. Por e je m p lo , cu an do tu s p a dr es te piden que te cuides y no consumas alcohol ( sobriedad), no consumir alcohol es un valor objetivo y aunque no puedas verlo de momento, la sobriedad (no consumir alcohol) se relaciona con un estilo sano de vida. Decir que los valores son objetivos equivale a afirmar que éstos existen en la realidad independientemente de que sean conocidos o no. No vale que le des o no importancia a la sobriedad; es un valor que existe. En cambio, afirmar la subjetividad de un valor quiere decir que los valores son creados por el sujeto. Por ejemplo, si en tu familia toman, pero tú no. Esto quiere decir que has creado este valor. Esta objetividad y subjetividad no son mutuamente excluyentes, sino que por lo general se complementan, ya que puede ser que mientras existe una relación de adecuación entre dos cosas (la objetividad del valor), en este caso la persona y el objeto, es también posible que esta persona añada por su cuenta (subjetividad) un elemento de preferibilidad al mismo objeto. Normalmente, a esa parte subjetiva del valor se le conoce como valorización, que muchas veces es confundida con el valor, que es objetivo, va que se da independiente del conocimiento que se tenga o no
de él: en cambio, la valorización es subjetiva, ya que depende de las personas que juzgan; aun así, para que sea valiosa, debe tener un poco d e o b j e t i v i d a d , e s d e c i r , n e c e s i t a basarse efectivamente en los hechos reales que se están juzgando y no ser un producto de conductas viciosas o circunstancias desfavorables del que juzga. Siguiendo c o n el ejemplo de la sobriedad, tu experiencia seguramente te habrá dado más elementos concretos para juzgar que la sobriedad es un valor mucho más deseable que el abuso en la ingesta de bebidas alcohólicas. Valores y antivalores Todo nuestro mal se encuentra en el hecho de conocer la razón y seguir la pasión.
Fr ancis co de Que vedo Como observamos en el tema anterior relativo a las jerarquías de los valores, a cada valor le corresponde su respectivo antivalor. Hasta podríamos referir que es una relación eterna e infinita tanto como plantearnos el que, así como hay día hay noche, luz y oscuridad, lo bueno y lo malo, lo finito e infinito. En este caso, encontramos que en la escala de valores morales le asiste en reflejo una escala de valores inmorales o antivalores que podríamos decir se proyectan directamente proporcional, pero en sentido contrario, valga la proporción, como en física lo sería aludiendo a la Tercera Ley de Newton que establece que con toda acción ocurre siempre una reacción de igual magnitud, pero en sentido contrario. En este orden de ideas, a los valores de honestidad, justicia, legalidad, tolerancia o responsabilidad, les corresponde su respectivo antivalor, que no es más que la condición de ausencia o negación de esa virtud que representa o significa, como la deshonestidad, la injusticia, la ilegalidad, etc., que son ejemplos de antivalores y que al regir la conducta de una persona se torna, por lo tanto, en una persona inmoral que ante la tabla de los valores se conduce de manera negativa pues los viola y rechaza. Entonces, socialmente tiende a ser censurada o señalada como una persona carente de valores, sin escrúpulos, etcétera.
Jerarquías de los valores Los valores se dividen en dos clases: superiores e inferiores. Entre los superiores se encuentran el respeto a la vida humana y a la integridad personal; son inferiores los que se refieren a la propiedad individual y a la libertad. Los llamamos inferiores no porque sean de mala calidad, sino porque son el fundamento de toda sociedad y la razón de ser del derecho, la religión y la filosofía. De violarse estos derechos fundamentales, se haría imposible toda con viven cia y se r es que bra jar ía la e stru ctur a mism a de la s ociedad El respeto a la vida individual humana yay lalaintegridad ), así superiores como la propiedad libertad personal (valores (valores interiores ) son valores propios de la naturaleza humana, y aunque su práctica no es premiada —pues no podemos enorgullecemos de no haber matado o robado, va que es nuestro deber respetar la vida humana y la propiedad individual—, sí es un delito atentar contra estos derechos fundamentales en cualquier legislación, puesto que todo orden social requiere de respeto a la propiedad individual y a la libertad. Los valores superiores no son obligatorios, pero su práctica y vivencia facilitan nuestras relaciones con los otros y embellecen y dan contenido a nuestras vidas. No estamos obligados a conceder nuestra amistad, nuestro amor y nuestra comprensión, pero cuando lo hacemos libremente adquirimos mucho mérito ante nuestra conciencia y ante los ojos de los demás. Dar amor, comprensión y respeto a otras personas constituye una prueba de nuestra naturaleza humana.
Un hombre que posea valores nunca destruirá la vida de nadie por ninguna razón, aunque no sea castigado por la ley ni censurado por la sociedad.
Por lo tanto, para hacer una clasificación de los valores utilizaremos el siguiente criterio: el valor será más importante y ocupará una categoría más elevada en cuanto perfeccione al hombre en un estrato cada vez más íntimamente humano. Entonces, de acuerdo con este criterio, tenemos que los valores se pueden clasificar en: 1. Valores infrahumanos. Son aquellos que tienen en común todos los seres: la fuerza, agilidad, salud, la por capacidad de experimentar placer. etc. Todos éstoslapueden serlaposeídos los mismos seres. 2. Valores humanos infra morales. Son todos los valores exclusivos del hombre o que lo perfeccionan como tal; éstos son: a) Valores econ ómico s : la riqueza, el éxito, todo lo que expansione la propia personalidad (valores eudemóni cos). b) Valores no éti co s : son los referentes al conocimiento, como la ve rdad, la inteligencia, la ciencia. c) Valores estéticos: la belleza, la gracia, el arte, el buen gusto. d) Valores sociales: la cooperación y cohesión social, la prosperidad, el poder de la nación, el prestigio, la autoridad, etcétera. 3. Valores morales. Son las virtudes como prudencia, j u s t i c i a , f o r t a l e z a y templanza. Estos valores son superiores a los ant eriore s debi do a que los morales d ep en de n e xc lu si va me nt e d el libr e a lbe dr ío ; en cam bio , los otr os dependen — además del l ibr e albedrío — de otro s fac tore s; po r eje mp lo, la riqueza (puede heredarse), así como el grado de inteligencia y de buen gusto. Además, los valores morales hacen al hombre más humano; en cambio, los infra morales sólo perfeccionan al hombre en cierto aspecto; por ejemplo, como profesionista, sabio, artista, etcétera. 4.
Valores religiosos. Son los valores sobrehumanos, so br en at ur al es . Son la santidad, la amistad divina (gracia), la caridad. Estos valores perfeccionan al hombre de un modo superior, ya no sólo del que tiene más íntimo como persona, sino en un plano que no está dentro de los moldes naturales de lo humano. Aquí se deja la puerta abierta a todo lo sobrenatural que provenga de Dios. Su estudio corresponde más bien a la teología.
Veamos lo que establece al respecto la jerarquía de Max Scheler. Normalmente, cuando se estudian las jerarquías de valores de los principales axiólogos, se nota un cierto paralelismo dentro de sus diferentes categorías, como es este tipo de jerarquía propuesta por Max Scheler a partir de una ética formalista y la ética material de los valores: 1. Valores sensibles: agradable y desagradable; útil e inútil. 2. Valores débil. vitales: noble y vulgar: sano y enfermo; enérgico e inerte; fuerte y 3. Valores espirituales: estéticos: bello y feo; éticos: justo e injusto; no éticos: conocimiento y error. 4. Valores religiosos: santo y profano. La importancia de una correcta jerarquía de valores reside, sobre todo, en la facilidad que puede proporcionar para una eficaz orientación de la vida entera. Quien no tenga clara la jerarquía de valores normalmente se encontrará con fun did o fre nte a una decisión que deba tomar. ¿Qué es más importante para ti: el valor de la amistad o del conocimiento? ¿Por qué? Respecto al orden de los valores, podemos utilizar ciertos criterios propuestos por Max Scheler: a) Duración. Es superior un valor que dura más que otro. Esto se refiere a la duración del bien en que está encarnado un valor. El amor filial dura más que el amor personal. b) Divisibilidad. Es superior un valor cuanto menos pueda dividirse. Una obra de arte no se puede dividir; en cambio, los alimentos sí. c) Fundamentación. Son más altos los valores que sirven de fundamento a otro. Por ejemplo: la inteligencia fundamenta el conocimiento científico. d) Satisfacción. Es superior el valor que satisface más. No debe confu ndirs e satisfacción con placer; la satisfacción puede ser intelec tual y espiritual. e) Relatividad. Para que haya relatividad, necesitamos privilegiar algún valor con el carácter de absoluto . Así consideraremos como más altos lo s valores más próximos al valor absoluto.
A partir de dichos criterios puedes organizar tu propia jerarquía de valores. El máximo inconveniente consiste en la facilidad de ese orden, ya que una cosa es lo que un sujeto dice acerca de su jerarquía de valores y otra es lo que de hecho realiza a lo largo de su vida
Actividades 1. 2. 3. 4. 5.
Explique los tipos de valores dando un ejemplo de cada uno de ellos. ¿Por qué es importante una jerarquía de valores? Está de acuerdo con la jerarquía de valores de Max Scheler ¿Por qué? Elabore un organizador de conocimiento sobre el tema tratado. Desde su perspectiva, elabore una jerarquía de valores
PRACTICA No 5 de ÉTICA Y DEONTOLOGÍA “PRESUNTAS ÉTICAS: FORMALES Y MATERIALES”
(Edwin de J. Horta Vásquez y Víctor Rodríguez Gallón) En un estudio tradicional de la ética a través de la historia los autores han clasificado las distintas formas o actitudes morales en éticas formales y en éticas materiales. formales se caracterizan por tienen hacer énfasis en el fin lugar que se propone la Las persona, se caracterizan porque en primerísimo la intención que tienen que tener el sujeto para alcanzar el fin. Los materiales por el contrario se caracterizan por estudiar lo que es realmente bueno o malo según las exigencias del ser o de la realidad, con independencia de la intención de la persona que obra. A continuación, vamos a relacionar algunas de las éticas formales y materiales más sobresalientes, y ofrecemos un breve comentario de cada una de ellas. Todo con el propósito de ilustrar al lector en estos aspectos.
ÉTICAS FORMALES
A . E l E s toicis mo Esta escuela filosófica que surgió hacia el siglo segundo antes de nuestra era, en su aspecto ético preconizó que el cumplimiento de la ley que le dicta la razón al hombre, y la aceptación total de la propia vida, con todas sus circunstancias, es lo que hace posible la rectitud del hombre y por lo tanto la consecución de su fin; el ideal es la impasibilidad o sea permanecer imperturbable ante dolores, placeres, pasiones, sorpresas, reveses, etc.; no hay que esperar recompensa alguna por ningún motivo. Representan este sistema moral, entre otros, Séneca y Marco Aurelio. Es el sistema de la resignación, ya que se trata de limitar la existencia personal sólo a lo que impone la fuerza del destino. Como se ve, no podríamos hablar de mérito o de demérito, de lucha del hombre por su propia perfección; reduce la persona humana a un ser meramente pasivo, pura resistencia.
B . E l sis tema ético de K ant Kant es el culto de la ley, la rectitud se reduce a observarla a la manera del antiguo pueblo romano: “dura es la ley, pero es la ley”; hay que renunciar al propio interés y actuar según las exigencias del deber, que es lo que está
mandado. Sin embargo, se cuida de advertir que cumplir el deber por el hecho de que es obligatorio cumplirlo no constituye una conducta éticamente buena, sino que lo moralmente bueno es cumplirlo pero por una actitud interna de amor a lo mandado. Nótese cómo Kant supervaloraba la intención del sujeto, tratando de hacer de ella una ley universal de liberta, pues sólo así el hombre, entiende Kant, puede ser feliz, lo que implica que es la conciencia de la propia buena intención lo que en definitiva hace justo al hombre, inclusive en el campo de la inmortalidad, obligando casi a la justicia divina, que él reconocía, a ajustarse a esa ley universal construida por la intención de la persona. En una ética que se funda en la exaltación del hombre mismo hasta tal punto de llevada al extremo de medir a Dios por el hombre mismo, cabe cualquier posición; es una ética tan amplia, tanto, que cada persona podría inventarse la suya propia: bastaría que se diese la coherencia interna de su propio pensamiento. Y eso no puede ser la Ética.
C. E l exis tencialis mo Su principal expositor fue Jean Paul Sartre, quien sostiene que hay una existencia eterna y material que se diferencia de otra existencia que es la conciencia humana. En la conciencia humana, dice Sastre, se refleja la realidad material, el mundo externo. Lo que el hombre debe hacer es por lo tanto recibir absolutamente todo de ese mundo externo a él y recibirlo de una manera tan radical que haya suya esa existencia puramente externa. Esa es la decisión fundamental que debe tomar el hombre, dice el existencialismo; una decisión mía, sin condiciones, casi como de despojarme de mí para darle entrada al mundo que está fuera de mí. Sin embargo Sartre mismo advierte que sea libertad que el hombre tienen para ello es una libertad, un poder de decisión que produce náuseas, porque en definitiva la existencia humana queda reducida a un “tener que aceptar” la existencia del mundo exterior, los condicionamientos materiales y físicos, sin que le hombre pueda tener la opción de cambiar esa existencia, de transformarla, de convertirla en algo que le sirva a sí mismo sino que el hombre es en definitiva como un preso en la cárcel de la existencia material. Se presenta una contradicción entonces para Sartre entre la libertad incondicionada, absoluta srcinaria de su tener que optarespor la existencia material y las posibilidades de ser yque advierte conciencia, decir, una contradicción entre lo que se quiere y las posibilidades reales de poder hacer lo que se quiere. Así las cosas, Sartre coloca al hombre en una primera situación de angustia, monstruosa, nauseabunda, porque la libertad no le sirve para poder ser y hacer
lo que quiere, y las posibilidades que le ofrece la existencia chocan contra esa libertad. Pero Sartre no se detiene ahí, pues ya en el campo de la Ética lo bueno es todo aquello que desarrolla ese proyecto vital humano que cada hombre se propone libremente; sin embargo, hemos de preguntarnos, ¿cuál será para Sartre realmente el fundamento de lo bueno si subsiste esta contradicción primera entre lo querido y la posibilidad?; es un proyecto que siempre acaba en fracaso y el hombre se convierte exactamente en lo que Sartre dice: “el hombre es una pasión inútil”; en consecuencia, desde esa concepción del hombre no valdría la pena plantearnos siquiera la cuestión de la Ética.
D. La É tica A nalítica Esta concepción de la Ética es una sobrevaloración científica de los fenómenos fundamentalmente interiores tales como los sentimientos, las emociones, las pasiones, la sensibilidad, las intuiciones, etc., clasificándolos, determinándolos y estructurándolos de tal manera que se convierten en principios para la conducta ajena; un ejemplo podría ilustrar mejor lo anterior; demos por caso que Juan experimenta cierta alegría cuando recibe un regalo el día de su cumpleaños; Juan dice que recibir regalos es bueno y transmite se convierten como en ordenadores de la conducta de los demás. Lo anterior quiere decir que las experiencias acerca de los valores y los juicios que siguen a toda experiencia son de carácter COMUNICATIVO, sean buenos o malos; son también de carácter emotivo y se convierten en fórmulas o recetas que tratan de modificar las actitudes colectivas. El lector ya se habrá dado cuenta de que aquí la Ética depende de corazonadas, emociones, etc., es una Ética circunstancial y muy subjetiva; si esto es la Ética, vano sería el estudio de ella, ya que ella se puede hacer a cada paso, al golpe de nuestros gustos y emociones.
ÉTICAS MATERIALES Si lo anterior ha sido leído con detenimiento, nos habremos dado cuenta de que las éticas formales bueno o malo a lo que en definitiva dicta la buena intención, la circunstancia, el capricho y hasta la razón; la moral y la conducta ética cambia en cada sujeto, el valor deno sues estudio se reduciría a conocer el amodo de la gente, actividad que en sí misma una ciencia; pero pesardedepensar todas estas tendencias, la Ética sigue siendo ciencia. Por el contrario, en las éticas materiales la intencionalidad o el aspecto subjetivo son reemplazados por un fundamento real que es en el que se apoya quien realiza la acción, y es según ese fundamento que la acción es buena o mala.
Aquí por lo menos se ofrece un principio de mayor estabilidad, pero también hay errores, pues el hombre puede darle condición de realmente valido a algo que siendo valioso efectivamente no puede ser el verdadero fundamento de la ética, pues es necesario advertir que de hecho se dan realidades unas más próximas a la persona humana que otras, por ejemplo, la sensibilidad es una realidad común a los hombres y a los animales, en cambio la virtud de la justicia es una realidad que no se predica de los animales y en cambio sí de las personas. A continuación, haremos una sucinta exposición de algunas de las éticas materiales.
A . E l Hedonis mo Esta concepción de la Ética pone el placer sensible como supremo bien, de tal manera que la conducta humana debe siempre orientarse hacia la búsqueda del placer. Los antiguos griegos llegaron a tal punto en esta línea de moral que inclusive recomendaban el suicidio cuando se era incapaz de sentir el placer. Dentro de este pensamiento hedonista se formaron dos escuelas, una fundada por Aristito de Cirene (siglo IV antes de Cristo) para la cual sólo el placer sensual es el único goce; sin embargo se cuida de advertir que la razón humana debe controlar la cantidad de placer a fin de que éste no obstaculice la felicidad. La otra escuela fundada por Epicuro, entre otros siglos III y IV antes de Cristo, es más amplia en cuanto al placer se refiere y también en cuanto al dolor, pero la inteligencia se encarga de ordenar los placeres, colocando unos más altos que otros; así, los placeres que no exigen esfuerzo para alcanzarlos son superiores a los que lo exigen. Dentro de toda esta gama de placeres existía también el placer intelectual e inclusive los placeres espirituales, los que recomendaban por ser más durables.
B . E l Utilitaris mo Es una doctrina que se inicia hacia el siglo XVIII de nuestra era, la cual funda el bien y la felicidad en lo útil, bien sea individual o socialmente considerado; de ahí que haya como tres clases de utilitarismo, a saber: el individualista, el social y el pragmático. El Utilitarismo Individualista, iniciado con Jeremías Bentham aproximadamente en el siglo XVIII, partió de la Ética Hedonista formulada sistemáticamente con base en leyes; dos son las principales leyes de esa Ética, la ley del placer y la ley del dolor; ambas leyes regulan la naturaleza toda; así, para conseguir el placer hay que poner medios, hacer cosas; esos medios que se ponen, esas
cosas que se hacen son lo útil, y para saber si una cosa es útil basta con que pueda producir placeres; en eso consiste el bien; el bien será mayor cuanto mayor sea el número de personas que se identifiquen con él. El Utilitarismo Social de Stuar Mill propone una ética que mira a la colectividad, es una ética de la compensación, es decir, cuando se ha ayudado a los demás sobreviene una satisfacción moral; el bien es esa satisfacción moral así solo se haya ayudado a una sola persona y no a un gran numero como decían Bentham. El Utilitarismo Pragmático de William y J. Huxley introduceplacer un elemento más al concepto de bien, pues éste yaJames no es sólo lo que produce y es útil a la vez, sino que además es práctico, es decir, es lo que contiene un elemento para la acción inmediata. Aquí se admite todo, desde la religión y Dios, pasando por la libertad, pero siempre y cuando sirvan al progreso del hombre. Estos Utilitarismos han conducido a hacer completamente relativo el concepto de bien; es tan amplio y depende tanto de las circunstancias y efectos, que acaba por justificar conductas aberrantes y deshumanizadoras.
C. E l Socio logis mo Los principales representantes de esta tendencia son Augusto Comte y E. Durkheim. Comienza en el siglo XIX y se ha prolongado hasta la segunda mitad del siglo XX. Su característica principal, más que la de negar la existencia de los valores, es la de afirmar que los valores son individuales y subjetivos, que se forman a través de una conciencia social, y que a su vez la sociedad los impone; como consecuencia, no existe un solo valor universal, ni valores con validez para todos los hombres. Como se ve en esta concepción, lo que determina el modo de ser individual en la sociedad y cuando cambie la sociedad también cambiará el modo de ser y de pensar de los individuos. Como consecuencia de todo esto resulta que lo bueno y lo malo lo establece el organismo social, imponiéndolo a través de un aparato de fuerza que es más fuerte y severo cuando más fuerte y severa sea la convención humana. El hombre solo se obliga para con la sociedad, y su bondad está determinada por el mayor o menor grado de solidaridad con la sociedad. No se piense que el sociologismo actual de Durkheim establece una dependencia automática entre el individuo y la sociedad, es decir, no es que el hombre sea un instrumento sin iniciativa, sino que debe socializarse con la colectividad a través del trabajo u oficio que desempeña en ella.
Esta negación rotunda de bienes homogéneos y válidos para toda persona humana conduce a relativizar el bien del hombre y a someterlo a los movimientos sociales, políticos, económicos, etc. Descansando en la solidaridad, hacen de ésta el único valor posible. D. El Marxismo
Esta doctrina propugna una ética basada en la tendencia sociologista, pero además incluye un tratamiento muy especial a elemento de evolución o cambio, es decir, manerapuramente como se damaterial, ese cambio o evoluciónsólo histórica interpretaday desde unlaángulo reconociendo leyes es económicas pugnas entre clases sociales. Podríamos decir que para el marxismo, la única fuente de la pérdida de la dignidad humana es la carencia de bienes económicos. Esta carencia se produce porque el que posee mayor cantidad de bienes de capital da una compensación desproporcionada al trabajo del que no los tiene, y se srcina una ruptura interna del hombre al verse víctima de un abuso que no puede él solo remediar. Como ha sido víctima y está herido además, entonces toma conciencia de la necesidad del cambio. El único deber ético es por lo tanto fomentar esa conciencia. La ética marxista no tienen en cuenta ni la libertad ni la intencionalidad ni otro conocimiento que no sea el de la conciencia revolucionara del hombre; todo valor lo será en tanto que sea avaluable económicamente; por tanto, el fin de la vida humana y de la historia consiste en resolver los problemas económicos. Se trata en definitiva de una ética que no es para el hombre sino en tanto que éste hace parte de las circunstancias económicas.
E . É tica de Valores Pertenecen a esta tendencia Max Scheler y Nicolai Hartmann. Es también una ética material y pretende defender la grandeza y el valor del hombre, no sometiendo los valores a ninguna experiencia personal ni mucho menos al grupo social. Así, Schelere habla de unos valores inferiores, como por ejemplo los de la sensibilidad o el placer, incluso los económicos, de unos valores medios o reflejos que solo se limitan a una parte del hombre, como por ejemplo los que hacen que un hombre sea buen médico, lo que hacen que un hombre sea ordenado, etc.; estos valores, aunque hacen parte del hombre no lo hacen totalmente bueno; por último, los valores espirituales, que sí perfeccionan todo el hombre; dentro de esos valores está la ética.
Estos valores espirituales, para la ética de los valores, son elaborados por el hombre mismo en su afán de dignificarse; por lo tanto son subjetivos, construcciones de la propia conciencia personal. Los sistemas de ética material que hemos visto persiguen dar respuesta a lo que es bueno, y esas respuestas son muy distintas según cada sistema, como lo hemos podido apreciar.
Actividades de control 1. Enumere tres éticas formales y tres éticas materiales y, de cada una de ellas, diga el nombre de alguno de sus principales exponentes. 2. Identifique a qué sistema ético pertenecen las siguientes ideas; (coloque al frente de la proposición el sistema): a. “Es un sistema de la resignación porque limita la existencia humana a soportar la fuerza de un destino”. b. “Es una supervaloración de la intención del sujeto para hacer de ella una ley universal de libertad”. c. “La ética y por lo tanto ‘lo bueno’ es todo aquello que desarrolla un proyecto vital que el hombre se hace libremente. d. “El supremo bien consiste siempre en el placer sensible”. e. “La inteligencia se encarga de ordenar los placeres colocando unos más altos que otros”. 3. Diga dos principales diferencias entre los distintos tipos de utilitarismo. 4. Exprese su propio criterio en cuanto a la llamada ética de valores.
Practica N°6 LOS ACTOS HUMANOS UNIVERSIDAD FASTA - DEPARTAMENTO DE FORMACIÓN HUMANÍSTICA ÉTICA Y BIOÉTICA (DHM34)
1.
DEFINICIÓN DEL ACTO HUMANO
Los actos humanos son aquellos que proceden de la voluntad deliberada del hombre, es decir, los que realiza con conocimiento y libre voluntad (cfr. S.Th., I-II, q.1, a.1, c.). En ellos, interviene primero el entendimiento o sea la inteligencia, porque no se puede querer o desear lo que no se conoce: con el entendimiento el hombre advierte el objeto y delibera si puede y debe tender a él, o no. Una vez conocido el objeto, la voluntad se inclina hacia él porque lo desea, o se aparta de él, rechazándolo. Sólo en este caso cuando intervienen inteligencia y voluntad el hombre es dueño de sus actos, y por tanto, plenamente responsable de ellos. Y sólo en los actos humanos puede darse valoración moral. No todos actos que realiza el hombre son propiamente humanos, ya que como hemoslos señalado antes, pueden ser también: •
•
2.
Meramente naturales: los que proceden de las potencias vegetativas y sensitivas, sobre las que el hombre no tiene control voluntario alguno, y son comunes con los animales: por ejemplo, la nutrición, circulación de la sangre, respiración, la percepción visual o auditiva, el sentir dolor o placer, etc. Actos del hombre: los que proceden del hombre, pero faltando ya la advertencia (niños pequeños, distracción total), ya la voluntariedad (por coacción física, por ejemplo), ya ambas (por ejemplo, en el que duerme).
DIVISIÓN DEL ACTO HUMANO Por su relación con la moralidad, el acto humano puede ser:
• •
Bueno o lícito, si está conforme con la ley moral (por ejemplo, el dar limosna). Malo o ilícito, si le es contrario (por ejemplo, mentir).
Indiferente, cuando ni le es contrario ni conforme a la moral (por ejemplo, el caminar) Aunque ésta es la división más importante, interesa señalar también que, en razón de las facultades que lo perfeccionan, el acto puede ser: •
3.
•
Interno: el realizado a través de las facultades internas del hombre, inteligencia, memoria, imaginación, por ejemplo, el recuerdo de una acción pasada, o el deseo de algo futuro.
•
: cuando intervienen también los órganos y sentidos del Externo cuerpo (por ejemplo, comer o leer).
ELEMENTOS DEL ACTO HUMANO: LA ADVERTENCIA Y EL CONSENTIMIENTO
El acto humano exige la intervención de las potencias racionales , inteligencia y voluntad, que determinan sus elementos constitutivos: la advertencia en la inteligencia y el consentimiento en la voluntad . 3.1.
La advertencia
Por la advertencia, el hombre percibe la acción que va a realizar, o que ya está realizando. Esta advertencia puede ser plena o semiplena, según se advierta la acción con toda perfección o sólo imperfectamente (por ejemplo, estando semi-dormido). Obviamente, todo acto humano requiere necesariamente de esa advertencia, de tal modo que un hombre que actúa a tal punto distraído que no advierte de ninguna manera lo que hace, no realizaría un acto humano. No basta, sin embargo, que el acto sea advertido para que pueda ser imputado moralmente: en este caso es necesaria, además, la advertencia de la relación que tiene el acto con la moralidad (por ejemplo, el que advierte que está conduciendo un automóvil, pero no se da cuenta que tomo un carril no permitido, realiza un acto humano que, sin embargo, no es imputable moralmente). La advertencia, pues, ha de ser doble: advertencia del acto en sí y • advertencia de la moralidad del acto. •
3.2.
El consentimiento
Lleva al hombre a querer realizar ese acto previamente conocido, buscando con ello un fin. Como señala Santo Tomás (S. Th, I-II, q. 6, a. 1), acto voluntario o consentido es “el que procede de un principio intrínseco con conocimiento del fin ”. Ese acto voluntario consentido puede ser: • •
4.
perfecto o imperfecto: según se realice con pleno o semipleno consentimiento; directo o indirecto: por la importancia que tiene en la práctica, estudiaremos con más detenimiento lo que se entiende por acto voluntario indirecto y directo.
EL ACTO VOLUNTARIO INDIRECTO
El acto voluntario indirecto se da cuando al realizar una acción, además del efecto que se persigue de modo directo con ella, se sigue otro efecto adicional, que no se pretende sino sólo se tolera por venir unido al primero (por ejemplo, el militar que bombardea una ciudad enemiga, a sabiendas de que morirán muchos inocentes: quiere directamente destruir al enemigo voluntario directo-, y tolera la muerte de inocentes -voluntario indirecto-). Es un acto, por tanto, del que se sigue un efecto bueno y otro malo, y por eso se le llama también voluntario de doble efecto. Es importante percatarse de que no es un acto hecho con doble fin (por ejemplo, robar al rico para darle al pobre), sino un acto del que se siguen dos efectos: doble efecto, no doble fin. Por ejemplo, Robin Hood realiza acciones con doble fin: el fin inmediato es robar al rico, el fin mediato es darle ese dinero a los pobres. No es una acción de doble efecto, sino una acción con un fin propio y un fin ulterior. Hay casos en que es lícito realizar acciones en que, junto a un efecto bueno se seguirá otro malo. Para que sea lícito realizar una acción de la que se siguen dos efectos: bueno uno (voluntario directo) y malo el otro (voluntario indirecto), es necesario que se reúnan determinadas condiciones:
1. Que la a cción sea buena en sí misma, o al menos indiferente: Así, nunca es lícito realizar acciones malas (por ejemplo, mentir, jurar en falso, etc.), aunque con ellas se alcanzaran óptimos efectos, ya que el fin nunca
justifica los medios, y por tanto no se puede hacer el mal para obtener un bien. Para saber si la acción es buena o indiferente habrá que atender, como se verá más adelante, a su objeto, fin y circunstancias.
2. Que el efecto inmediato o primero que se produce sea el bue no, y el malo sea sólo su consecuencia necesaria: Es un principio que se deriva del anterior. Es necesario que el buen efecto derive directamente de la acción, y no del efecto malo (por ejemplo, no sería lícito que por salvar la fama de una muchacha el aborto, pues elllegar efectohasta primero es elestá aborto; no sería lícito matarse a procurara un inocente para después donde el culpable, porque el efecto primero es la muerte del inocente).
3. Que uno se proponga el fin bueno, es decir, el resultado del efecto bueno, y no el malo, que solamente se tolera: Si se intentara el fin malo, aunque fuera a través del bueno, la acción sería inmoral, por la perversidad de la intención. El fin malo sólo se tolera por ser imposible separarlo del bueno, con disgusto o desagrado. Ni siquiera es lícito intentar los dos efectos, sino únicamente el bueno, permitiendo el malo solamente por su absoluta inseparabilidad del primero (por ejemplo, el empleado que amenazado de muerte da el dinero a los asaltantes, ha de tener como fin salvar su vida, y no que le roben al patrón). Aun teniendo los dos fines a la vez, el acto sería inmoral. 4. Que haya un motivo proporcionado para permitir el efecto malo: Porque el efecto malo, aunque vaya junto con el bueno y se le permita sólo de modo indirecto, es siempre materialmente malo, por eso, no se puede permitir sin causa proporcionada. No sería lícito, por ejemplo, que para conseguir un pequeño arsenal de municiones del ejército enemigo haya que arrasar a todo un pueblo: el motivo no es proporcionado al efecto malo.
5. OBSTÁCULOS AL ACTO HUMANO Se trata ahora de analizar algunos factores que afectan a los actos humanos, ya impidiendo el debido conocimiento de la acción, ya la libre elección de la voluntad; es decir, las causas que de alguna manera pueden modificar el acto humano en cuanto a su voluntariedad o a su advertencia y, por tanto, en relación con su moralidad. Algunas de esas causas afectan al elemento cognoscitivo del acto humano (la advertencia), y otras al elemento volitivo (el consentimiento). Estos obstáculos pueden incluso llegar a hacer
que un “acto humano” pase a ser tan sólo “acto del hombre”5.1. Obstáculo por parte del conocimiento: la IGNORANCIA Por ignorancia, se entiende falta de conocimiento de una obligación.
En Ética, definirse como la falta de la debida ciencia moral e n un sujeto capaz; es decir, la ausencia de un conocimiento moral que se podría y debería tener. De este modo, podemos distinguirla de: • • • •
La nesciencia, o falta de conocimientos no obligatorios (por ejemplo, de la medicina en quienes no son médicos). La inadvertencia, o falta de atención actual a una cosa que se conoce habitualmente. El olvido o privación –actual o habitual- de un conocimiento que se tuvo anteriormente. El error, o juicio equivocado sobre la verdad de una cosa.
La ignorancia puede ser vencible o invencible: •
: es aquella que se(por podría y debería superar, si Ignorancia se pusiera vencible un esfuerzo razonable ejemplo, consultando, estudiando, pensando, etc.). Se subdivide en: - Simplemente vencible: si se puso algún esfuerzo para vencerla, pero insuficiente e incompleto. - Crasa o supina: si no se hizo nada o casi nada por salir de ella y, por tanto, nace de un grave descuido en aprender las principales verdades la moral, o los deberes propios del estado y oficio. - Afectada: cuando no se quiere hacer nada para superarla con objeto de pecar con mayor libertad; es, pues, una ignorancia plenamente voluntaria. •
Ignorancia invencible: es aquella que no puede ser superada por el sujeto que la padece, ya sea porque de ninguna manera la advierte (por ejemplo, las personas que no advierte la ilicitud de la venganza), o bien porque ha intentado en vano de salir de ella (preguntando o estudiando).
En ocasiones puede equipararse a la ignorancia invencible el olvido o la inadvertencia (por ejemplo, el que obliga a otro a hacer algo sin saber que este está imposibilitado, cosa que si hubiera sabido no lo exigiría). Los principios morales sobre la ignorancia son los siguientes: •
•
•
La ignorancia invencible quita toda responsabilidad ya que es involuntaria y por tanto inculpable (por ejemplo, no es inmoral el niño pequeño que sin saber hace una cosa mala). Es fácil entender este principio moral si se considera “nada es deseado si antes no es conocido” La ignorancia vencible es siempre culpable, en mayor o menor grado según la negligencia en averiguar la verdad. Así, es mayor la responsabilidad de una mala acción realizada con ignorancia por negligencia, que con simplemente vencible. Consecuentemente, puede ser considerarse ilícito un acto que nace de descuidos graves. La ignorancia afectada, lejos de disminuir la responsabilidad, la aumenta, por la mayor malicia que supone.
El deber de conocer la Ley Moral. Como ya quedó señalado, la ignorancia puede a veces eximir de culpa y, en consecuencia, de responsabilidad moral. Sin embargo, es conveniente añadir que existe el deber de conocer la ley moral, para ir adecuando a ella nuestras acciones. Ese conocimiento no debe limitarse a una determinada época de la vida, la niñez o la juventud, sino que ha de desarrollarse a lo largo de toda la existencia humana, haciendo una especial referencia al trabajo que cada uno desarrolla en la sociedad. De aquí se deriva el concepto de moral profesional, como una aplicación de los principios morales generales a las circunstancias concretas de un ambiente determinado. Por lo tanto, el deber de salir de la ignorancia adquiere especial obligatoriedad en todo lo que se refiere al campo profesional y a los deberes de estado de cada persona. 5.2.
Obstáculos por parte de la voluntad
Los obstáculos que dificultan la libre elección de la voluntad son: el miedo, las pasiones, la violencia y los hábitos.
El miedo. Es una vacilación del ánimo ante un mal presente o futuro que nos amenaza, y que influye en la voluntad del que actúa. En general, el miedo -aunque sea grande - no destruye el acto voluntario, a menos que su intensidad haga perder el uso de razón.
El miedo no es razón suficiente para cometer un acto malo, aunque el motivo sea considerable: salvar la propia vida, o la fama, etc. Sería ilícito, por ejemplo, renegar de la honestidad por miedo a perder el empleo. Por el contrario, si a pesar del miedo el sujeto realiza la acción buena, es mayor el valor moral de esa acción. A veces, sin embargo, el miedo puede excusar del cumplimiento de leyes positivas que mandan practicar un acto bueno, si causan gran incomodidad, porque en estos casos se sobreentiende que el legislador no tiene intención de obligar. Sería guarda el caso,una por verdad ejemplo, depodría la persona queEs para un grave conflicto familiar que revelar. unaevitar aplicación del principio que dice que las leyes positivas no obligan con grave incomodidad.
Las pasiones. Designan las emociones o impulsos de la sensibilidad que inclinan a obrar o no obrar. Son componentes naturales del psiquismo humano, constituyen el lugar de paso entre la vida sensible y la vida del espíritu. Ejemplos de pasiones son el amor y el odio, el deseo y el temor, la alegría, la tristeza y la ira. Las pasiones son en sí mismas indiferentes, pero se convierten en buenas o malas según el objeto al que tiendan. Por eso, deben ser dirigidas por la razón y regidas por la voluntad, para que no conduzcan al mal. Por ejemplo, la ira es buena cuando nos lleva a defender los derechos de las familias, el placer es bueno si está regido por la recta razón. Si los objetos a que tienden las pasiones son malos, nos apartan del fin último: odio al prójimo, ira por motivos egoístas, placer desordenado, etc. Si las pasiones se producen antes de que se realice la acción e influyen en ella, disminuyen la libertad por el ofuscamiento que suponen para la razón; incluso en arrebatos muy violentos, pueden llegar a destruir esa libertad (por ejemplo, el padre que llevado por la ira golpea mortalmente a su hijo pequeño). Si se producen como consecuencia de la acción y son directamente provocadas, aumentan la voluntariedad (por ejemplo, el que recuerda las ofensas recibidas para aumentar la ira y el deseo de venganza). Cuando surge un movimiento pasional que nos inclina al mal, la voluntad puede actuar de dos formas: • Negativamente, no aceptándolo ni rechazándolo. Positivamente, aceptándolo o rechazándolo con un acto formal. • Para luchar eficazmente contra las pasiones desordenadas no basta una resistencia negativa, puesto que supone quedar expuesto al peligro de consentir en ellas. Es necesario rechazarlas formalmente llevando el ánimo a otra cosa: es el medio más fácil y seguro, sobre todo para combatir los
movimientos de ira. El naturalismo es la falsa doctrina que invita a no poner ninguna traba a las pasiones humanas, bajo pretextos pseudo-psicológicos (dar srcen a traumas, por ejemplo). Cae en el error base de olvidar que el hombre tienelas pasiones desordenadas y proclives al mal moral. La recta razón, como potencia superior, iluminada y fortalecida por la gracia, ha de someter y regir esos movimientos en el hombre. . Esvoluntad. el impulso un factor exterior que lleva(golpes, a actuaretc.) en La violencia contra de nuestra Esedefactor exterior puede sernos físico o moral (promesas, halagos, ruegos insistentes e inoportunos, etc.), que da lugar a la violencia física o moral. La violencia física absoluta -que se da cuando la persona violentada ha opuesto toda la resistencia posible, sin poder vencerla- destruye la voluntariedad, con tal de que se resista interiormente para no consentir el mal. La violencia moral nunca destruye la voluntariedad pues bajo ella el hombre permanece en todo momento dueño de su libertad. La violencia física relativa disminuye la voluntariedad, en proporción a la resistencia que se opuso.
Los hábitos. Muy relacionados con el consentimiento están los hábitos o costumbres contraídas por la repetición de actos, y que se definen como firme y constante tendencia a actuar de una determinada forma. Esos hábitos pueden ser buenos y en ese caso los llamamos virtudes, o malos, estos últimos constituyen los vicios. El hábito de tener un vicio arraigado disminuye la responsabilidad si hay esfuerzo por combatirlo, pero no de otra manera, ya que quien no lucha por desarraigar un hábito malo contraído voluntariamente se hace responsable no sólo de los actos que comete con advertencia, sino también de los inadvertidos: cuando no se combate la causa, al querer la causa se quiere el efecto. Por el contrario, quien lucha contra sus vicios es responsable de los actos que comete con advertencia, pero no de los que comete inadvertidamente, porque ya no hay voluntario en causa.
6. LA MORALIDAD DEL ACTO HUMANO El acto humano no es una estructura simple, sino integrada por elementos diversos. ¿En cuáles de ellos estriba la moralidad de la acción? La pregunta anterior, clave para el estudio de la ciencia moral, se responde diciendo que, en el juicio sobre la bondad o maldad de un acto, es preciso considerar:
El objeto del acto en sí mismo, las circunstancias que lo rodean, y la finalidad que el sujeto se propone con ese acto. • Para dictaminar la moralidad de cualquier acción, hay que reflexionar antes sobre estos tres aspectos. • •
6.1.
El objeto
El objeto constituye el dato fundamental: es la acción misma del sujeto, pero tomada bajo su consideración moral. Nótese que el objeto no es el acto sin más, sino que es el acto de acuerdo a su calificativo moral. Un mismo acto físico puede tener objetos muy diversos, como se aprecia en los ejemplos siguientes: MISMO ACTO - OBJETOS DIVERSOS: - matar, asesinato - defensa propia - aborto - pena de muerte -hablar - mentir - insultar - adular bendecir - difamar - jurar
La moralidad de un acto depende principalmente del objeto: si el objeto es malo, el acto es necesariamente malo; si el objeto es bueno, el acto es bueno si lo son las circunstancias y la finalidad. Por ejemplo, nunca es lícito calumniar, por más que las circunstancias o la finalidad sean muy buenas. Si el objeto del acto no tiene en sí mismo moralidad alguna (por ejemplo, pasear), la recibe de la finalidad que se intente (por ejemplo, para descansar y conservar la salud), o de las circunstancias que lo acompañan (por ejemplo, con una mala compañía). Aun cuando pueden darse objetos morales indiferentes en sí mismos ni buenos ni malos, sin embargo, en la práctica no existen acciones indiferentes (su calificativo moral procede en este caso del fin o de las circunstancias). De ahí que en concreto toda acción o es buena o es mala.
6.2.
Las circunstancias
Las circunstancias (circum-stare: hallarse alrededor) son diversos factores o modificaciones que afectan al acto humano. Se pueden considerar en concreto las siguientes: 1) 2) 3)
4)
5) 6) 7)
Quién realiza la acción (por ejemplo, la autoridad que comete un ilícito.). Las consecuencias o efectos que se siguen de la acción (un leve descuido médicolapuede ocasionar la muerte paciente). designa cualidad de un objeto (por del ejemplo, el robo de Qué cosa:del una cosa sagrada) o su cantidad (por ejemplo, el monto de lo robado). Dónde: el lugar donde se realiza la acción (por ejemplo, un acto ilícito cometido en público es más grave, por el escándalo que supone). Con qué medios se realizó la acción (por ejemplo, si hubo fraude o engaño, o si se utilizó la violencia). El modo como se realizó el acto (por ejemplo, rezar con atención o distraídamente, castigar a los hijos con crueldad). Cuándo se realizó la acción, ya que en ocasiones el tiempo influye en la moralidad (por ejemplo, no pagar impuesto en la fecha correspondiente)
Influjo de las circunstancias en la moralidad. Hay circunstancias que atenúan la moralidad del acto, circunstancias que la agravan y, finalmente, circunstancias que añaden otras connotaciones morales a ese acto. Por ejemplo, actuar a impulso de una pasión puede -según los casos- atenuar o agravar la culpabilidad. Insultar es siempre malo: pero insultar a un semejante es mucho menos grave que insultar a una persona enferma. Es claro que en el examen de los actos morales sólo deben tenerse en cuenta aquellas circunstancias que posean un influjo moral. Así, por ejemplo, en el caso del robo, da lo mismo que haya sido en martes o en jueves, etc. •
Circunstancias que añaden connotación moral al acto ilícito , haciendo que en un sólo acto se cometan dos o más actos ilícitos específicamente distintos (por ejemplo, el que mata al padre comete dos faltas: homicidio y parricidio). La circunstancia que añade nueva connotación moral es la circunstancia “qué cosa”, en este caso la cualidad del padre.
•
•
Circunstancias que cambian la especie teológica del pecado , haciendo que un pecado pase de mortal a venial o al contrario (por ejemplo, el monto de lo robado indica si un pecado es venial o mortal). Circunstancias que agravan o disminuyen el pecado sin cambiar su especie (por ejemplo, es más grave dar mal ejemplo a los niños que a los adultos; es menos grave la ofensa que procede de un brote repentino de ira al hacer deporte, etc.).
6.3.
La finalidad La finalidad es la intención que tiene el hombre al realizar un acto, y puede coincidir o no con el objeto de la acción. No coincide, por ejemplo, cuando camino por el campo (objeto) para recuperar la salud (fin). Si coincide, en cambio, en aquel que se emborracha (objeto) con el deseo de emborracharse (fin). En relación a la moralidad, el fin del que actúa puede influir de modos diversos: 1) 2) 3)
4) 5)
Si el fin es bueno, agrega al acto bueno una nueva bondad (por ejemplo, oír Misa - objeto bueno- en reparación por los pecados -fin bueno-). Si el fin es malo , vicia por completo la bondad de un acto (por ejemplo, ir a Misa - objeto bueno- sólo para criticar a los asistentes -fin malo-). Cuando el acto es de suyo indiferente el fin lo convierte en bueno o en malo (por ejemplo, pasear frente al banco -objeto indiferente- para preparar el próximo robo - fin malo-). Si el fin es malo , agrega una nueva malicia a un acto de suyo malo (por ejemplo, robar -objeto malo- para después embriagarse -fin malo). El fin bueno del que actúa nunca puede convertir en buena una acción de suyo mala. Dice San Pablo: “No deben hacerse cosas malas para que resulten bienes” (cfr. Rom. 8,3). Por ejemplo, no se puede jurar en falso -objeto malo- para salvar a un inocente -fin bueno-, o dar muerte a alguien para liberarlo de sus dolores, o robar al rico para dar a los pobres, etc.
7. DETERMINACIÓN DE LA MORALIDAD DEL ACTO HUMANO El principio básico para juzgar la moralidad es el siguiente: Para que una acción sea buena, es necesario que lo sean sus tres elementos: objeto bueno, fin bueno y circunstancias buenas; para que el acto sea malo, basta que lo sea cualquiera de sus elementos (“bonum ex integra causa, malum ex quocumque defectu”: el bien nace de la rectitud total; el mal nace de un sólo defecto; S. Th., I-II, q. 18, a. 4, ad. 3).
La razón es clara: estos tres elementos forman una unidad indisoluble en el acto humano, y aunque uno sólo de ellos sea contrario a la ley divina, si la voluntad obra a pesar de esta oposición, el acto es moralmente malo.
8. LA ILICITUD DE OBRAR SÓLO POR PLACER La ilicitud de obrar sólo por placer es un principio moral que tiene en la vida práctica muchas consecuencias. Las premisas son las siguientes: 1)
2)
3)
4)
5)
Dios ha querido que algunas acciones vayan acompañadas por el placer, dada la importancia para la conservación del individuo o de la especie. Por eso mismo, el placer no tiene en sí razón de fin, sino que es sólo un medio que facilita la práctica de esos actos: “Delectatio est propter operationem et non et converso” (La delectación es para la operación y no al contrario: C.G., 3, c. 26). Poner el deleite como fin de un acto implica trastocar el orden de las cosas señalado por Dios, y esa acción queda corrompida más o menos gravemente. Por ello, nunca es lícito obrar solamente por placer (por ejemplo, comer y beber por el sólo placer es pecado; igualmente realizar el acto conyugal exclusivamente por el deleite que lo acompaña; cfr. Dz. 1158 y 1159). Se puede actuar con placer, pero no siendo el deleite la realidad pretendida en sí misma (por ejemplo, es lícito el placer conyugal en orden a los fines del matrimonio, pero no cuando se busca como única finalidad. Lo mismo puede decirse de aquel que busca divertirse por divertirse). Para que los actos tengan rectitud es siempre bueno referirlos a Dios, fin último del hombre, al menos de manera implícita: “Ya comáis ya bebáis, hacedlo por la gloria de Dios” (I Cor. 10, 31). Si se excluye en
algún acto la intención de agradar a Dios, sería pecaminoso, aunque esta exclusión de la voluntad de agradar a Dios hace el acto pecaminoso si se efectúa de modo directo, no si se omite por inadvertencia. 6)
LA RECTA COMPRENSIÓN DE LA LIBERTAD
Una de las notas propias de la persona -entre todos los seres visibles que habitan la tierra sólo el hombre es persona- es la libertad. Con ella, el hombre escapa del reino de la necesidad y es capaz de amar y lograr méritos. La libertad caracteriza los actos propiamente humanos: sólo en la libertad el hombre es “padre” de sus actos. En ocasiones puede considerarse la libertad como la capacidad de hacer lo que se quiera sin norma ni freno. Eso sería una especie de corrupción de la libertad, como el tumor cancerígeno lo es en un cuerpo. La libertad verdadera tiene un sentido y una orientación: “La libertad es el poder, radicado en la razón y en la voluntad, de obrar o de no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar por sí mismo acciones deliberadas” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1731). La libertad es posterior a la inteligencia y a la voluntad, radica en ellas, es decir, en el ser espiritual del hombre. Por tanto, la libertad ha de obedecer al modo de serenpropio del yhombre, siendo en élpalabras, una fuerza de crecimiento maduración la verdad la bondad. En otras alcanza su perfeccióny cuando se ordena a Dios: “Hasta que no llega a encontrarse definitivamente con su bien último que es Dios, la libertad implica la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y por tanto de crecer en perfección o de flaquear y pecar. Se convierte en fuente de alabanza o de reproche, de mérito o de demérito” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1732). A la libertad que engrandece se llama libertad de calidad. Esa libertad engrandece al hombre, por ser sequi naturam, es decir, en conformidad con la naturaleza, que no debemos entender como una inclinación de orden biológico, pues concierne principalmente a la naturaleza racional, caracterizada por la apertura a la Verdad y al Bien y a la comunicación con los demás hombres. En otras palabras, la libertad de calidad es posterior a la razón, se apoya en ella y de ella extrae sus principios. Exactamente al revés del concepto erróneo de libertad como libertad de indiferencia, en que la libertad está antes de la razón, y puede ir impunemente contra ella. Es la libertad que no está sujeta a norma ni a freno, aquella que postula la autonomía de la indeterminación. Un libertinaje ilusorio e inabarcable, pero destructivo del hombre y su felicidad.
SITUACIONES PROBLEMÁTICAS 01 Apellidos y Nombres: _______________________________ ______________________ INSTRUCCIONES: Desarrolle las preguntas de acuerdo a los criterios expuestos en clase.
01.- ¿Estás de acuerdo con quienes sostienen que la Ética es una ciencia práctica y perfectiva? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
02.- ¿Es posible afirmar que la Ética contribuye a la formación de la personalidad? ¿Es posible que el hombre logre su transformación a partir de la Ética? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
03.- ¿La Ética es ciencia? ¿Qué clase de ciencia es? ¿Por qué la Ética es ciencia? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
04.- ¿Si en el arte lo que más interesa es la obra artística; en el campo de la Ética, ¿qué es lo más valioso? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
05.- El mejor artesano (DIOS), dio al hombre una forma indeterminada, lo situó en el centro del mundo y le habló así: “Oh, Adán no te he dado ningún puesto fijo, ni una imagen peculiar, ni un empleo determinado. Tendrás y poseerás por tu decisión y elección propia aquel puesto, aquella imagen y aquellas tareas que tú quieras. A los demás les he prescrito una naturaleza regida por ciertas leyes. Tú marcarás la naturaleza según la libertad que te entregué, pues no estás sometido a cauce angosto alguno. Te puse en medio del mundo para que miraras placenteramente a tu alrededor, contemplando lo que hay en él. No te hice celeste, ni terrestre, ni mortal, ni inmortal. Tú mismo te has de forjar la forma que prefieras para ti, pues eres el árbitro de tu honor, su modelador y diseñador. Con tu decisión puedes defender hasta igualarte con los brutos y puedes levantarte hasta las cosas divinas”. El resumen pertenece a Pico de la Mirándola. Responde: a.- ¿El ser humano es realmente libre? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ b.- ¿Se le puede poner a la vida un sello único e inconfundible? ¿Cómo? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
c.- Hay alguna diferencia entre elegir un bien y elegir bien. Explica. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ . : “El hombre está
d.¿Cómo explicas esta ¿Estás expresión existencialista, de Sartre condenado a ser libre”? de acuerdo? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
06.- El tema de los valores está íntimamente ligado a la reflexión ética; la axiología es la disciplina filosófica que estudia los valores, su esencia, mientras que el sentido de ellos es trabajo arduo de este estudio; por lo tanto, la Ética se ayuda de la axiología para dicha reflexión. La axiología es en consecuencia, la ciencia que dice lo digno y que se encarga de la reflexión sobre la excelencia humana, es decir, analiza los fundamentos de los juicios que nos llevan a considerar que algo es valioso o que carece de valor. Los valores son ideales que estimulan la búsqueda de la perfección, es decir, que mueven a la acción. Si son ideales no significa que sean inalcanzables, sino que son posibilidad constante de ser, pero también de no ser.
Responde: a.- ¿Es posible vivir sin valores? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ b.- ¿Cómo interpretas cuando escuchas decir: “los valores se han perdido”; o estamos viviendo una crisis de valores? ¿Es lo mismo? Explica brevemente. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
c.- El valor que se le atribuye a la Monalisa de Leonardo da Vinci, desde tu punto de vista, ¿está en el cuadro o en el pintor? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
d.- ¿Cuál es tu opinión sobre el srcen o cómo se srcinaron los valores? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ e.- Si tuvieras que elaborar una tabla de valores éticos a partir de los siguientes valores: la libertad, la igualdad, la responsabilidad, la justicia, el bien, la dignidad, la solidaridad; ¿cómo los ordenarías? Luego explica ¿por qué consideras, en primer lugar, el valor que has escogido? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
07.- ¿Cómo medirías, el valor moral de una persona? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
Práctica No. 9 de Ética y Deontología LOS DERECHOS HUMANOS 50 cosas que hay que saber sobre ética – Ben Dupré
¿Cómo deberían tratamos? ¿Qué limites se nos deberían imponer en nuestro comportamiento? Al responder estas preguntas solemos recurrir a la idea de los derechos, el concepto de que existen ciertas cosas buenas que la gente tiene derecho yson ciertas malas en teoría apueden A menudo se dicepor quelaestos derechos algocosas natural, queque pertenecen todos evitar. por igual simplemente dignidad que supone ser humano, pero de hecho, las características y el estatus de estos derechos son objeto de discusión. Los derechos están relacionados con otras ideas éticas, como los deberes y los principios. Si matar está mal, eso implica que nuestro deber es no matar: la gente tiene derecho a la vida. Si robar está mal, eso implica que nuestro deber es no robar: las personas tienen derecho a que se respete lo que poseen, sus propiedades. En otras palabras: los principios que establecen que matar y robar está mal implican los derechos a la vida y a la propiedad. Se puede considerar que un sistema moral, un sistema que explica lo que deberíamos y lo que no deberíamos hacer, es una estructura compleja de derechos que se solapan y se intercalan. Hoy día existe una panoplia increíble de derechos reconocidos o reivindicados. Algunos son éticos, otros legales, mientras que otros son sociales o informales. Todos estos derechos se pueden explicar en términos de cuatro tipos básicos: privilegio, poder, inmunidad y reclamación.
La naturaleza de los derechos Tienes un derecho de privilegio (o la libertad) de hacer algo si no tienes la obligación de no hacerlo. Tienes el derecho de privilegio de la libertad de expresión siempre que no exista la prohibición, legal o no, de expresarte. Tienes un derecho de reclamación si la otra parte tiene la obligación contigo de hacer (o de no hacer) algo. Un niño tiene derecho a que sus padres le proporcionen los cuidados adecuados y no le maltraten. Un derecho de redamación implica un deber correspondiente, en este caso, el deber de los padres de proporcionarle el cuidado adecuado a su hijo. Tienes un derecho de poder cuando tienes la potestad o la autoriza' ción para cambiar la forma de otros derechos, ya sean los tuyos o los de otras personas. El derecho a la propiedad implica el poder de aca-bar con ese derecho, ya sea mediante la venta o la transferencia de esa propiedad a otra persona. El derecho a la privacidad y al anonimato implica el derecho de poderrenunciar a esos mismos derechos.
Tienes un derecho a la inmunidad respecto a otra parte si esa parte carece del derecho de poder de cambiar tus derechos de algún modo. Según la Quinta Enmienda de la Constitución de Estados Unidos de América (1789), no se puede obligar a un testigo a proporcionar in-formación que lo incrimine a él mismo. Este derecho es una inmuni-dad frente a una autoincriminación.
Problema de triunfosExisten una serie de derechos a los que normalmente se les considera con la fuerza capaz como para estar por encima de cualquier otra consideración. Son derechos a los que se les llama «triunfos», como en las cartas, y que tienen prioridad sobre las razones que indican un modo de actuar diferente. Por ejemplo, el derecho a un juicio justo es razón más que suficiente para que la gente no vaya a prisión sin un juicio, incluso si existen motivos de seguridad nacional que indican lo contrario. Del mismo modo, el derecho a la vida exige que no se sacrifique a una sola persona aunque se puedan salvar muchas vidas inocentes con ello. Sin embargo, en la práctica, las cosas no son tan sencillas. Para empezar, los distintos derechos entran en conflicto entre sí. Por ejemplo, el derecho a la libertad de expresión de la prensa puede infringir el derecho individual a la intimidad. El rey de diamantes siempre gana a la reina, pero un recho de puede estar por en cima de otro en un contexto, pero no en otro. La vida real es complicada: a veces se defiende el «interés público» para justificar algunos casos, pero no otros, como el hecho de que la prensa se entrometa en la intimidad de una persona. Puede que los derechos tengan una buena razón para que se lleve a cabo un acto concreto, pero las razones no suelen ser, si lo son alguna vez, determinantes e infalibles. El atractivo de los derechos se debe en parte a que parecen ofrecer una guía clara de actuación. Si pierden esa aura de infalibilidad y de claridad, también pierden parte de su atractivo.
La base de los derechos La opinión generalizada es que se deben respetar los derechos por encima de cualquier otra consideración, porque son prerrogativas fundamentales que poseen los seres humanos de un modo natural. Todos estos derechos son naturales en elsentido de que están enraizados en los atributos esenciales de nuestra naturaleza humana, igual que la racionalidad y la autonomía. Tenemos una dignidad inherente como seres humanos, y los derechos son una expresión o un reflejo de nuestros valores esenciales, y violar esos derechos es devaluamos a nosotros mismos. Esta comprensión de los derechos, de considerarlos algo merecedor de respeto por su simple existencia, encaja muy bien en la tradición ética basada en el deber (la
deontológica) que se remonta a Immanuel Kant. Su formulación del imperativo categórico, que dice que es necesario que ser el humano sea siempre tratado como un fin, y nunca como un medio, otorga una importancia similar a la dignidad humana. Este enfoque, que toma como su punto de partida la naturaleza del poseedor de los derechos, no es muy atractivo para los consecuencialistas, quienes, en el caso de los derechos, como en todo lo demás, insisten en que debemos empezar por buscar los resultados para luego ir retrocediendo hasta determinar la naturaleza de los derechos. Tan directo como siempre, el pionero del utilitarismo Jeremy Bentham describió tonterías los derechos naturales comoglorificadas». «simples tonterías: derechos naturales e imprescriptibles, retóricas, tonterías Su punto de vista era que un derecho es «hijo de la ley», es decir, un asunto decidido por convención humana. Desde esta perspectiva, los derechos son necesariamente algo fundamental y justificado, como cualquier otra cosa, si tienden a producir un estado general de situación óptimo, y que según Bentham se deben medir en términos de utilidad, o de felicidad humana. Lo bueno y lo malo de los derechos Entender la moralidad en términos de derechos pasa la atención de las acciones a los agentes que actúan, y que son los poseedores de los derechos. Conce ntrarse en las personas y en lo que se consiguecias gra a ellos tiene sus ventajas. El movimiento por los derechos humanos (en su sentido más amplio) tiene su srcen en la Ilustración, cuando la dignidad del ser humano se elevó como nunca gracias por igual a los filósofos y a los revolucionarios. Una crítica muy habitual es que el hecho de concentrarse en el individuo ha promovido el individualismo y ha descuidad o las virtudes sociales como la caridad y la beneficencia, por ejemplo. Otra crítica, relacionada con la primera pero no del todo coherente con ella, es que al prestar atención a los derechos en vez de a los deberes, o en lo que la gente puede conseguir más que en lo que puede dar, se ha promovido una cultura de egoísmo y de dependencia. Vida libertad y búsqueda de la felicidad El srcen moderno de los derechos humanos (aunque no bajo ese nombre) se encuentra sobre todo en las obras del teórico político inglés John Locke. Tras producirse la Revolución Gloriosa de 1688, el autor escribió que los seres humanos poseen una serie de derechos naturales que tienen su srcen en la naturaleza esencial del hombre y que pertenecen de forma patente a cada individuo por el simple hecho de su humanidad. Por esta razón son inalienables: no se puede renunciar a ellos, y son universales. Pertenecen por igual a todas las personas. Un eco famoso de tos tres derechos principales enumerados por Locke, vida, libertad y propiedad, aparece en el borrador de la Declaración de la Independencia de Estados Unidos escrita por
Thomas Jefferson en 1776, donde afirma que una serie de verdades son evidentes por si mismas, como que «todos los hombres han sido creados iguales; el Creador les ha concedido ciertos derechos inalienables; entre esos derechos se cuentan: la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad».
Derechos positivos y negativos Los derechos, sobre todo en el contexto político, se distinguen a menudo entre positivos y negativos. Esta distinción es un reflejo de la que existe entre los conceptos positivos y negativos de la libertad. Tu derecho a hacer lo que tú quieras en tu casa es un derecho negativo, ya que solo es necesario que otros no interfieran en tu derecho a ser respetado. En contraste, el subsidio de desempleo y otros beneficios del Estado del bienestar son derechos positivos, ya que es necesario que otros proporcionen bienes o servicios a aquellos cuyos derechos se deben cumplir.
CRONOLOGÍA 1785
1690 Jhon Locke afirma que los derechos humanos son naturales, inalienables y universales.
El imperativo categorico de Kant exige que las personas sean siempre tratadas como un fin en sí mismo.
1795
1948
1977
Jeremy Bentham ridiculiza la idea de que los derechos humanos son natuales.
Las naciones unidas proclaman la Declaracion Universal de los Derechos Humanos.
Ronald Dworkin presenta la idea de los derechos como naipes triunfadores.
“Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los
unos con los otros.”
Declaración Universal de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, 1948
PRÁCTICA No. 10 DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA LA ÉTICA KANTIANA. Onora O'Neill Peter Singer (ed.), Compendio de É tica Alianza Editorial, Madrid, 1995 (cap. 14, págs. 253-266)
1. Introducción Immanuel Kant (1724-1804) fue uno de los filósofos europeos más importantes desde la antigüedad; muchos dirían simplemente que es el más importante. Llevó una vida extraordinariamente tranquila en la alejada ciudad prusiana de Königsberg (hoy Kaliningrado en Rusia), y publicó una serie de obras importantes en sus últimos años. Sus escritos sobre ética se caracterizan por un incondicional compromiso con la libertad humana, con la dignidad del hombre y con la concepción de que la obligación moral no deriva ni de Dios, ni de las autoridades y comunidades humanas ni de las preferencias o deseos de los agentes humanos, sino de la razón. Sus escritos son difíciles y sistemáticos; para comprenderlos puede ser de utilidad distinguir tres cosas. En primer lugar está la ética de Kant, articulada por sus escritos de las décadas de 1780 y 1790. En segundo lugar está la «ética de Kant», una presentación (considerablemente desfavorable) de la ética de Kant formulada por sus primeros e influyentes críticos y que a menudo todavía se atribuye a Kant. Esta posición ha tenido una vida propia en los debates actuales. En tercer lugar está la «ética kantiana», un término mucho más amplio que engloba tanto la ética de Kant como la «ética de Kant» y que también se utiliza como denominación (principalmente encomiosa) de una serie de posiciones éticas contemporáneas que reclaman la herencia de la ética de Kant, pero que se separan de Kant en muchos sentidos.
2. La ética de Kant: el contexto crítico La ética de Kant está recogida en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (1785),la Crítica de la razón práctica (1787), La metafísica de la moral (1797) (cuyas dos partes Los elementos metafísicos del derecho y La doctrina de la virtud a menudo se publican por separado) así como en su Religión dentro de los límites de la mera razón (1793) y un gran número de ensayos sobre temas políticos, históricos y religiosos. Sin embargo, las posiciones fundamentales que determinan la forma de esta obra se examinan a fondo en la obra maestra de Kant, La crítica de la razón pura (1781), y una exposición de su ética ha de situarse en el contexto más amplio de la «filosofía crítica» que allí desarrolla.
Esta filosofía es ante todo crítica en sentido negativo. Kant argumenta en contra de la mayoría de las tesis metafísicas de sus precursores racionalistas, y en particular contra sus supuestas pruebas de la existencia de Dios. De acuerdo con su concepción, nuestra reflexión ha de partir de una óptica humana, y no podemos pretender el conocimiento de ninguna realidad trascendente a la cual no tenemos acceso. Las pretensiones de conocimiento que podemos afirmar deben ser por lo tanto acerca de una realidad que satisfaga la condición de ser objeto de experiencia para nosotros. De aquí que la indagación de la estructura de nuestras capacidades cognitivas proporciona una guíaa aexperiencias los aspectos de esa realidad empírica que podemos conocer sin referirnos particulares. Kant argumenta que podemos conocer a priori que habitamos en un mundo natural de objetos situados en el espacio y el tiempo que están causalmente relacionados. Kant se caracteriza por su insistencia en que este orden causal y nuestras pretensiones de conocimiento se limitan al mundo natural, pero que no tenemos razón para pensar que el mundo natural cognoscible es todo cuanto existe. Por el contrario, tenemos y no podemos prescindir de una concepción de nosotros mismos como agentes y seres morales, lo cual sólo tiene sentido sobre la suposición de que tenemos una voluntad libre. Kant afirma que la libre voluntad y la causalidad natural son compatibles, siempre que no se considere la libertad humana -la capacidad de obrar de forma autónoma- como un aspecto del mundo natural. La causalidad y la libertad se dan en ámbitos independientes; el conocimiento se limita a la primera y la moralidad a la última. La solución de Kant del problema de la libertad y el determinismo es el rasgo más controvertido y fundamental de su filosofía moral, y el que supone la mayor diferencia entre su pensamiento y el de casi toda la literatura ética del siglo xx, incluida la mayor parte de la que se considera «ética kantiana». La cuestión central en torno a la cual dispone Kant su doctrina ética es la de «¿qué debo hacer?». Kant intenta identificar las máximas, o los principios fundamentales de acción, que debemos adoptar. Su respuesta se formuía sin referencia alguna a una concepción supuestamente objetiva del bien para el hombre, como las propuestas por las concepciones perfeccionistas asociadas a Platón, Aristóteles y a gran parte de la ética cristiana. Tampoco basa su posición en pretensión alguna sobre una concepción subjetiva del bien, los deseos, las preferencias o las creencias morales comúnmente compartidas que podamos tener, tal y como hacen los utilitaristas y comunitaristas. Al igual que en su metafísica, en su ética no introduce pretensión alguna sobre una realidad moral que vaya más allá de la experiencia ni otorga un peso moral a las creencias reales. Rechaza tanto el marco realista como el teológico en que se habían formulado la teoría del derecho natural y la doctrina de la virtud, así como la apelación a un consenso contingente de sentimientos o creencias como el que defienden muchos pensadores del siglo XVIII (y también del XX).
3. La ética de Kant: la ley universal y la concepción del deber El propósito central de Kant es concebir los principios de la ética según procedimientos racionales. Aunque al comienzo de su Fundamentación (una obra breve, muy conocida y difícil) identifica a la «buena voluntad» como único bien incondicional, niega que los principios de la buena voluntad puedan determinarse por referencia a un bien objetivo o telos al cual tiendan. En vez de suponer una formulación determinada delformulación bien, y de utilizarla como base parapara determinar lo que debemos hacer, utiliza una de los principios éticos determinar en qué consiste tener una buena voluntad. Sólo se plantea una cuestión más bien mínima, a saber, ¿qué máximas o principios fundamentales podría adoptar una pluralidad de agentes sin suponer nada específico sobre los deseos de los agentes o sus relaciones sociales? Han de rechazarse los principios que no puedan servir para una pluralidad de agentes: la idea es que el principio moral tiene que ser un principio para todos. La moralidad comienza con el rechazo de los principios no universalizables. Esta idea se formula como una exigencia, que Kant denomina «el imperativo categórico», o en términos más generales la Ley moral. Su versión más conocida dice así: «obra sólo según la máxima que al mismo tiempo puedas querer se convierta una ley universal». Esta es la clave de la ética de Kant, y se utiliza para clasificar las máximas que pueden adoptar los agentes. Un ejemplo de uso de imperativo categórico sería este: un agente que adopta la máxima de prometer en falso no podría «querer esto como ley universal». Pues si quisiese (hipotéticamente) hacerlo se comprometería con el resultado predecible de una quiebra tal de la confianza que no podría obrar a partir de su máxima inicial de prometer en falso. Este experimento intelectual revela que la máxima de prometer en falso no es universalizable, y por lo tanto no puede incluirse entre los principios comunes de ninguna pluralidad de seres. La máxima de rechazar la promesa en falso es una exigencia moral; la máxima de prometer en falso está moralmente prohibida. Es importante señalar que Kant no considera mala la promesa en falso en razón de sus efectos presuntamente desagradables (como harían los utilitaristas) sino porque no puede quererse como principio universal. El rechazo de la máxima de prometer en falso, o de cualquier otra máxima no universalizable, es compatible con una gran variedad de cursos de acción. Kant distingue dos tipos de valoración ética. En primer lugar podemos evaluar las máximas que adoptan los agentes. Si pudiésemos conocerlas podríamos distinguir entre las que rechazan principios no universalizables (y tienen así principios moralmente valiosos) y las que adoptan principios no universalizables (y tienen así principios moralmente no valiosos). Kant se refiere a aquellos que suscriben principios moralmente válidos como a personas que obran «por deber». Sin
embargo Kant también afirma que no tenemos un conocimiento cierto ni de nuestras máximas ni de las de los demás. Normalmente deducimos las máximas o principios subyacentes de los agentes a partir de su pauta de acción, pero ninguna pauta sigue una máxima única. Por ejemplo, la actividad del tendero verdaderamente honrado puede no diferir de la del tendero honrado a regañadientes, que comercia equitativamente sólo por deseo de una buena reputación comercial y que engañaría si tuviese una oportunidad segura de hacerlo. De aquí que, para los fines ordinarios, a menudo no podemos hacer más que preocuparnos por la conformidad externa con del deber, en vez Kant de porhabla la exigencia de haber un acto partirlasdemáximas una máxima semejante. de la acción que realizado tendría que hacera alguien que tuviese una máxima moralmente válida como una acción «de conformidad con el deber». Esta acción es obligatoria y su omisión está prohibida. Evidentemente, muchos actos concuerdan con el deber aunque no fueron realizados por máximas de deber. Sin embargo, incluso esta noción de deber externo se ha definido como indispensable en una situación dada para alguien que tiene el principio subyacente de actuar por deber. Esto contrasta notablemente con las formulaciones actuales del deber que lo identifican con pautas de acción externa. Así, la pregunta de Kant «¿Qué debo hacer?» tiene una doble respuesta. En el mejor de los casos debo basar mi vida y acción en el rechazo de máximas nouniversalizables, y llevar así una vida moralmente válida cuyos actos se realizan por deber; pero incluso si dejo de hacer esto al menos debo asegurarme de realizar cualesquiera actos que serían indispensables si tuviese semejante máxima moralmente válida. La exposición más detallada de Kant acerca del deber introduce (versiones de) determinadas distinciones tradicionales. Así, contrapone los deberes para con uno mismo y para con los demás y en cada uno de estos tipos distingue entre deberes perfectos e imperfectos. Los deberes perfectos son completos en el sentido de que valen para todos los agentes en todas sus acciones con otras personas. Además de abstenerse de prometer en falso, otros ejemplos de principios de deberes perfectos para con los demás son abstenerse de la coerción y la violencia; se trata de obligaciones que pueden satisfacerse respecto a todos los demás (a los cuales pueden corresponder derechos de libertad negativa). Kant deduce los principios de la obligación imperfecta introduciendo un supuesto adicional: supone que no sólo tenemos que tratar con una pluralidad de agentes racionales que comparten un mundo, sino que estos agentes no son autosuficientes, y por lo tanto son mutuamente vulnerables. Estos agentes -afirma- no podrían querer racionalmente que se adoptase de manera universal un principio de negarse a ayudar a los demás o de descuidar el desarrollo del propio potencial: como saben que no son autosuficientes, saben que querer un mundo así sería despojarse (irracionalmente) de medios indispensables al menos para algunos de sus propios fines. Sin embargo,
los principios de no dejar de ayudar a los necesitados o de desarrollar el potencial propio son principios de obligación menos completos (y por lo tanto imperfectos). Pues no podemos ayudar a todos los demás de todas las maneras necesarias, ni podemos desplegar todos los talentos posibles en nosotros. Por ello estas obligaciones son no sólo necesariamente selectivas sino también indeterminadas. Carecen de derechos como contrapartida y son la base de deberes imperfectos. Las implicaciones de esta formulación de los deberes se desarrollan de forma detallada en La metafísica de las costumbres, cuya primera parte trata acerca de los principios de la justicia que son objeto de obligación perfecta y cuya segunda parte trata acerca de los principios de la virtud que son objeto de obligación imperfecta.
4. La ética de Kant: el respeto a las personas Kant despliega las líneas básicas de su pensamiento a lo largo de varios tramos paralelos (que considera equivalentes). Así, formula el imperativo categórico de varias maneras, sorprendentemente diferentes. La formulación antes presentada se conoce como «la fórmula de la ley universal» y se considera la «más estricta». La que ha tenido mayor influencia cultural es la llamada «fórmula del fin en sí mismo», que exige tratar a la humanidad en tu propia persona o en la persona de cualquier otro nunca simplemente como un medio sino siempre al mismo tiempo como un fin. Este principio de segundo orden constituye una vez más una limitación a las máximas que adoptemos; es una versión muy solemnemente expresada de la exigencia de respeto a las personas. En vez de exigir que comprobemos que todos puedan adoptar las mismas máximas, exige de manera menos directa que al actuar siempre respetemos, es decir, no menoscabemos, la capacidad de actuar de los demás (y de este modo, de hecho, les permitamos obrar según las maximas que adoptaríamos nosotros mismos). La fórmula del fin en sí también se utiliza para distinguir dos tipos de falta moral. Utilizar a otro es tratarle como cosa o instrumento y no como agente. Según la formulación de Kant, el utilizar a otro no es simplemente cuestión de hacer algo que el otro en realidad no quiere o consiente, sino de hacer algo a lo cual el otro no puede dar su consentimiento. Por ejemplo, quien engaña hace imposible que sus víctimas consientan en la intención del engañador. Al contrario que la mayoría de las demás apelaciones al consentimiento como criterio de acción legítima (o justa), Kant (de acuerdo con su posición filosófica básica) no apela ni a un históricamente consentimientocontingente hipotético de de seres seresreales. racionales ideales,qué ni es al consentimiento Se pregunta preciso para hacer posible que los demás disientan o den su consentimiento. Esto no significa que pueda anularse a la fuerza el disenso real en razón de que el consenso al menos ha sido posible -pues el acto mismo de anular el disenso real será el mismo forzoso, y por lo tanto hará imposible el consentimiento. La tesis de
Kant es que los principios que debemos adoptar para no utilizar a los demás serán los principios mismos de justicia que se identificaron al considerar qué principios son universalizables para los seres racionales. Por consiguiente, Kant interpreta la falta moral de no tratar a los demás como «fines» como una base alternativa para una doctrina de las virtudes. Tratar a los demás como seres específicamente humanos en su finitud -por lo tanto vulnerables y necesitados- como «fines» exige nuestro apoyo a las (frágiles) capacidades de obrar, de adoptar máximas y de perseguir los fines particulares de los demás. Por eso exige al menos cierto apoyo a los proyectos y propósitos de los demás. Kant afirma que esto exigirá una beneficencia al menos limitada. Aunque no establece la obligación ilimitada de la beneficencia, como hacen los utilitaristas, argumenta en favor de la obligación de rechazar la política de denegar la ayuda necesitada. También afirma que la falta sistemática en desplegar el propio potencial equivale a la falta de respeto a la humanidad y sus capacidades de acción racional (en la propia persona). La falta de consideración a los demás o a uno mismo como fines se considera una vez más como una falta de virtud u obligación imperfecta. Las obligaciones imperfectas no pueden prescribir un cumplimiento universal: no podemos ni ayudar a todas las personas necesitadas, ni desplegar todos los talentos posibles. Sin embargo, podemos rechazar que la indiferencia de cualquiera de ambos tipos sea básica en nuestra vida, y podemos hallar que el rechazo de la indiferencia por principio exige mucho. Incluso un compromiso de esta naturaleza, tomado en serio, exigirá mucho. Si lo cumplimos, según la concepción de Kant habremos mostrado respeto hacia las personas y en especial a la dignidad humana. Las restantes formulaciones del imperativo categórico reúnen las perspectivas de quien busca obrar según principios que puedan compartir todos los demás y de quien busca obrar según principios que respeten la capacidad de obrar de los demás. Kant hace uso de la retórica cristiana tradicional v de la concepción del contrato social de Rousseau para pergeñar la imagen de un «Reino de los fines» en el que cada persona es a la vez legisladora y está sujeta a la ley, en el que cada cual es autónomo (lo que quiere decir literalmente: que se legisla a sí mismo) con la condición de que lo legislado respete el estatus igual de los demás como «legisladores». Para Kant, igual que para Rousseau, ser autónomo no significa voluntariedad o independencia de los demás y de las convenciones sociales; consiste en tener el tipo de autocontrol que tiene en cuenta el igual estatus moral de los demás. Ser autónomo en sentido kantiano es obrar moralmente..
5. La ética de Kant: los problemas de la libertad, la religión y la historia Esta estructura básica de pensamiento se desarrolla en muchas direcciones diferentes. Kant presenta argumentos que sugieren por qué hemos de considerar el imperativo categórico como un principio de razón vinculante para todos nosotros. Así, analiza lo que supone pasar de un principio a su aplicación concreta a situaciones reales. También examina la relación entre los principios morales y nuestros deseos e inclinaciones reales. Desarrolla entonces las implicaciones políticas del imperativo categórico, que incluyen una constitución republicana y el respeto a la libertad, especialmente la libertad religiosa y de expresión. También esboza un programa todavía influyente para conseguir la paz internacional. Y asimismo analiza de qué forma su sistema de pensamiento moral está vinculado a nociones religiosas tradicionales. Se han planteado muchas objeciones de principio y de detalle; algunas de las objeciones menos fundamentales pueden examinarse en el apartado de la «ética de Kant». Sin embargo, la objeción más central exige un examen independiente. Esta objeción es que el marco básico de Kant es incoherente. Su teoría del conocimiento lleva a una concepción del ser humano como parte de la naturaleza, cuyos deseos, inclinaciones y actos son susceptibles de explicación causal ordinaria. Pero su noción de la libertad humana exige la consideración de los agentes humanos como seres capaces de autodeterminación, y en especial de determinación de acuerdo con los principios del deber. Al parecer Kant se ve llevado a una concepción dual del ser humano: somos a la vez seres fenoménicos (naturales, determinados causalmente) y seres nouménicos (es decir, no naturales y autodeterminados). Muchos de los críticos de Kant han afirmado que este doble aspecto del ser humano es en última instancia incoherente. En la Crítica de la razón práctica Kant aborda la dificultad afirmando que siempre que aceptemos determinados «postulados» podemos dar sentido a la idea de seres que forman parte tanto del orden natural como del orden moral. La idea es que si postulamos un Dios benévolo, la virtud moral a que pueden aspirar los agentes libres puede ser compatible con -y, en efecto, proporcionada a- la felicidad a que aspiran los seres naturales. Kant denomina bien supremo a esta perfecta coordinación de virtud moral y felicidad. El procurar el bien supremo supone mucho tiempo: por ello hemos de postular tanto un alma inmortal como la providencia de Dios. Estarevolucionario imagen ha sido satirizada y otraa vez. Heme describió Kant como un osado que mató al una deísmo: continuación admitió atímidamente que, después de todo, la razón práctica podía «probar» la existencia de Dios. Menos amablemente, Nietzsche le iguala a un zorro que se escapa para luego volver a caer en la jaula del teísmo.
En los últimos escritos Kant desechó tanto la idea de una coordinación garantizada de virtud y recompensa de la felicidad (pensó que esto podía socavar la verdadera virtud) y la exigencia de postular la inmortalidad, entendida como una vida eterna (véase El fin de todas las cosas). Ofrece diversas versiones históricas de la idea de que podemos entender nuestro estatus de seres libres que forman parte de la naturaleza sólo si adoptamos determinados postulados. Por ejemplo sugiere que al menos debemos esperar la posibilidad de progreso moral en la historia humana y ello para una coordinación intramundana de los fines morales y naturales de la humanidad. Las diversas formulaciones históricas de intramundana los postulados del de la razón práctica son aspectos y precursores deque unaofrece noción destino humano que asociamos a la tradición revolucionaria, y en especial a Marx. Sin embargo Kant no renunció a una interpretación religiosa de las nociones de los orígenes y destino humanos. En su obra tardía La religión dentro de los límites de la mera razón describe las escrituras cristianas como una narrativa temporal que puede entenderse como «símbolo de la moralidad». La interpretación de esta obra, que trajo a Kant problemas con los censores prusianos, plantea muchos problemas. Sin embargo, al menos está claro que no reintroduce nociones teológicas que sirvan de fundamento de la moralidad, sino que más bien utiliza su teoría moral como óptica para leer las escrituras. Si bien Kant no volvió a su srcinal rechazo del fundamento teológico, sigue siendo problemática una comprensión de la vinculación que establece entre naturaleza y moralidad. Una forma de comprenderla puede ser basándose en la idea, que utiliza en la Fundamentación, de que naturaleza y libertad no pertenecen a dos mundos o realidades metafísicas independientes, sino que más bien constituyen dos «puntos de vista». Hemos de concebirnos a nosotros mismos tanto como parte del mundo natural y como agentes libres. No podemos prescindir sin incoherencia de ninguno de estos puntos de vista, aunque tampoco podemos integrarlos, y no podemos hacer más que comprender que son compatibles. De acuerdo con esta interpretación, no podemos tener idea de la «mecánica» de la libertad humana, pero podemos entender que sin la libertad en la actividad del conocimiento, que subyace a nuestra misma pretensión de conocimiento, nos sería desconocido un mundo ordenado causalmente. De aquí que nos sea imposible desterrar la idea de libertad. Para fines prácticos esto puede bastar: para éstos no tenemos que probar la libertad humana. Sin embargo, tenemos que intentar conceptualizar el vínculo entre el orden natural y la libertad humana, y también hemos de comprometernos a una versión de los «postulados» o «esperanzas» que vinculan a ambos. Al menos un compromiso a obrar moralmente en el mundo depende de suponer (postular, esperar) que el orden natural no sea totalmente incompatible con las intenciones morales.
6. La «ética de Kant» Muchas otras críticas de la ética de Kant resurgen tan a menudo que han cobrado vida independiente como elementos de la «ética de Kant». Algunos afirman que estas críticas no son de aplicación a la ética de Kant, y otros que son razones decisivas para rechazar la posición de Kant.
1) Formalismo. La acusación más común contra la ética de Kant consiste en decir que el imperativo categórico está vacío, es trivial o puramente formal v no identifica principios de deber. Esta acusación la han formulado Hegel, J.S. Mill y muchos otros autores contemporáneos. Según la concepción de Kant, la exigencia de máximas universalizables equivale a la exigencia de que nuestros principios fundamentales puedan ser adoptados por todos. Esta condición puede parecer carente de lugar: ¿acaso no puede prescribirse por un principio universal cualquier descripción de acto bien formada? ¿Son universalizables principios como el de «roba cuando puedas» o «mata cuando puedas hacerlo sin riesgo»? Esta reducción al absurdo de la universalizabilidad se consigue sustituyendo el imperativo categórico de Kant por un principio diferente. La fórmula de la ley universal exige no sólo que formulemos un principio universal que incorpore una descripción del acto válida para un acto determinado. Exige que la máxima, o principio fundamental, de un agente sea tal que éste pueda «quererla como ley universal». La prueba exige comprometerse con las consecuencias normales y predecibles de principios a los que se compromete el agente así como a los estándares normales de la racionalidad instrumental. Cuando las máximas no son universalizables ello es normalmente porque el compromiso con las consecuencias de su adopción universal sería incompatible con el compromiso con los medios para obrar según ellas (por ejemplo, no podemos comprometernos tanto a los resultados de la promesa en falso universal y a mantener los medios para prometer, por lo tanto para prometer en falso). La concepción kantiana de la universalizabilidad difiere de principios afines (el prescriptivismo universal, la Regla de Oro) en dos aspectos importantes. En primer lugar, no alude a lo que se desea o prefiere, y ni siquiera a lo que se desea o prefiere que se haga de manera universal. En segundo lugar es un procedimiento sólo para escoger las máximas que deben rechazarse para que los principios fundamentales de una vida o sociedad sean universalizables. Identifica los principios no universalizables para descubrir las limitaciones colaterales a los principios más específicos que puedan adoptar los agentes. Estas limitaciones colaterales nos permiten identificar principios de obligación más específicos pero todavía indeterminados (para una diferente concepción de la universalizabilidad véase el artículo 40, «El prescriptivismo universal»).
2) Rigorismo. Esta es la crítica de que la ética de Kant, lejos de estar vacía y ser formalista, conduce a normas rígidamente insensibles, y por ello no se pueden tener en cuenta las diferencias entre los casos. Sin embargo, los principios universales no tienen que exigir un trato uniforme; en realidad imponen un trato diferenciado. Principios como «la imposición debe ser proporcional a la capacidad de pagar» o «el castigo debe ser proporcionado al delito» tienen un alcance universal pero exigen un trato diferenciado. Incluso principios que no impongan específicamente un trato diferenciado serán indeterminados, por lo que dejan lugar a una aplicación diferenciada.
3) Abstracción. Quienes aceptan que los argumentos de Kant identifican algunos principios del deber, pero no imponen una uniformidad rígida, a menudo presentan una versión adicional de la acusación de formalismo. Dicen que Kant identifica los principios éticos, pero que estos principios son «demasiado abstractos» para orientar la acción, y por ello que su teoría no sirve como guía de la acción. Los principios del deber de Kant son ciertamente abstractos, y Kant no proporciona un conjunto de instrucciones detallado para seguirlo. No ofrece un algoritmo moral del tipo de los que podría proporcionar el utilitarismo si tuviésemos una información suficiente sobre todas las Opciones. Kant subraya que la aplicación de principios a casos supone juicio y deliberación. También afirma que los principios son y deben ser abstractos: son limitaciones colaterales (no algoritmos) y sólo pueden guiar (no tomar) las decisiones. La vida moral es cuestión de encontrar formas de actuar que satisfagan todas las obligaciones y no violen las prohibiciones morales. No existe un procedimiento automático para identificar estas acciones, o todas estas acciones. Sin embargo, para la práctica moral empezamos por asegurarnos que los actos específicos que tenemos pensados no son incompatibles con los actos de conformidad con las máximas del deber.
4) Fundamentos de obligación contradictorios . Esta crítica señala que la ética de Kant identifica un conjunto de principios que pueden entrar en conflicto. Las exigencias de fidelidad y de ayuda, por ejemplo, pueden chocar. Esta crítica vale tanto la ética delasKant como para cualquier ética de obligaciones, principios. Dado que de la teoría para no contempla «negociaciones» entre diferentes carece un procedimiento de rutina para resolver los conflictos. Por otra parte, como la teoría no es más que un conjunto de limitaciones colaterales a la acción, la exigencia central consiste en hallar una acción que satisfaga todas las limitaciones. Sólo cuando no puede hallarse semejante acción se plantea el problema de los
fundamentos múltiples de la obligación. Kant no dice nada muy esclarecedor sobre estos casos; la acusación planteada por los defensores de la ética de la virtud (por ejemplo, Bernard Williams, Martha Nussbaum) de que no dice lo suficiente sobre los casos en que inevitablemente ha de violarse o abandonarse un compromiso moral, es pertinente.
5) Lugar de las inclinaciones . En la literatura secundaria se ha presentado un grupo de críticas serias de«motivados la psicología de Kant. se lo dice Kant exige que actuemos pormoral el deber» y noEn porparticular inclinación, queque le lleva a afirmar que la acción que gozamos no puede ser moralmente valiosa. Esta severa interpretación, quizás sugerida por vez primera por Schiller, supone numerosas cuestiones difíciles. Por obrar «motivado por el deber», Kant quiere decir sólo que obremos de acuerdo con la máxima del deber y que experimentemos la sensación de «respeto por la ley». Este respeto es una respuesta y no la fuente del valor moral. Es compatible con que la acción concuerde con nuestras inclinaciones naturales y sea objeto de disfrute. De acuerdo con una interpretación, el conflicto aparente entre deber e inclinación sólo es de orden epistemológico; no podemos saber con seguridad que obramos sólo por deber si falta la inclinación. Según otras interpretaciones, la cuestión es más profunda, y conduce a la más grave acusación de que Kant no puede explicar la mala acción.
6) Falta de explicación de la mala acción . Esta acusación es que Kant sólo contempla la acción libre que es totalmente autónoma -es decir, que se hace de acuerdo con un principio que satisface la limitación de que todos los demás puedan hacer igualmente- y la acción que refleja sólo deseos naturales e inclinaciones. De ahí que no puede explicar la acción libre e imputable pero mala. Está claro que Kant piensa que puede ofrecer una explicación de la mala acción, pues con frecuencia ofrece ejemplos de malas acciones imputables. Probablemente esta acusación refleja una falta de separación entre la tesis de que los agentes libres deben ser capaces de actuar de manera autónoma (en el sentido rousseauniano o kantiano que vincula la autonomía con la moralidad) con la tesis de que los agentes libres siempre obran de manera autónoma. La imputabilidad exige la capacidad de obrar autónomamente, pero esta capacidad puede no ejercitarse siempre. Los malos actos realmente no son autónomos, pero son elegidos en vez de determinados de forma mecánica por nuestros deseos o inclinaciones. La ética de Kant y la imagen de su ética que a menudo sustituyen a aquélla en los debates modernos no agotan la ética kantiana. Actualmente se utiliza a menudo para designar a toda una serie de posiciones y compromisos éticos cuasi-kantianos.
En ocasiones, el uso es muy amplio. Algunos autores hablarán de ética kantiana cuando tengan en mente teorías de los derechos, o más en general un pensamiento moral basado en la acción más que en el resultado, o bien cualquier posición que considere lo correcto como algo previo a lo bueno. En estos casos los puntos de parecido con la ética de Kant son bastante generales (por ejemplo, el interés por principios universales y por el respeto a las personas, o más específicamente por los derechos humanos). En otros casos puede identificarse un parecido más estructural -por ejemplo, un compromiso con un único principio moral supremo no utilitario, o bien con ladeconcepción de que la mucho ética se razón. La comprensión específica la ética kantiana varia de basa uno a en otrolacontexto. El programa ético reciente más definidamente kantiano ha sido el de John Rawls, quien ha denominado a una etapa del desarrollo de su teoría «constructivismo kantiano». Muchos de los rasgos de la obra de Rawls son claramente kantianos, sobre todo su concepción de principios éticos determinados por limitaciones a los principios elegidos por agentes racionales. Sin embargo, el constructivismo de Rawls supone una noción bastante diferente de la racionalidad con respecto a la de Kant. Rawls identifica los principios que elegirían seres instrumentalmente racionales a los cuales atribuye fines ciertos escasamente especificados -y no los principios que podrían elegirse siempre independientemente de los fines particulares. Esto deter1mina importantes diferencias entre la obra de Rawls, incluso en sus momentos más kantianos, y la ética de Kant. Otros que utilizan la denominación «kantiano» en ética tienen una relación con Kant aún más libre -por ejemplo, muchos de ellos no ofrecen concepción alguna de las virtudes, o incluso niegan que sea posible semejante concepción; muchos consideran que lo fundamental son los derechos más que las obligaciones; casi todos se basan en un teoría de la acción basada en la preferencia y en una concepción instrumental de la racionalidad, todo lo cual es incompatible con la ética de Kant.
8. El legado kantiano La ética de Kant sigue siendo el intento paradigmático y más influyente por afirmar principios morales universales sin referencia a las preferencias o a un marco teológico. La esperanza de identificar principios universales, tan patente en las concepciones de la justicia y en el movimiento de derechos humanos, se ve constantemente desafiada por la insistencia comunitarista e historicista en que no podemos apelar a algo que vaya más allá del discurso v de las tradiciones de sociedades particulares, y por la insistencia de los utilitaristas en que los principios derivan de preferencias. Para quienes no consideran convincente ninguno de estos caminos, el eslogan neokantiano de «vuelta a Kant» sigue siendo un desafío que deben analizar o refutar.
ACTIVIDADES.
1. Elabore un organizador de conocimiento sobre el tema tratado 2. Haz un ensayo de la ética Kantiana.
Práctica No 11 Ética y Deontología SITUACIONES PROBLEMÁTICAS 02 Apellidos y nombres: ___________________________________________ _______________________ INSTRUCCIONES: Desarrolle el cuestionario y alcanzarlo profesor de la asignatura.
01.- Escribe cinco situaciones, desde tu punto de vista, por qué el sistema universitario, en el campo ético-axiológico, está mal en nuestro país. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 02.- Señala, quién o quiénes son los responsables o culpables de estas situaciones. ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 03.- Indica, desde tu punto de vista, cómo se corregirían estas situaciones. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 04.- En los actos de tu vida diaria; ¿algunas veces has tratado el bien como un mal y en otras el mal como un bien? Explica brevemente. __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
05.- ¿Ética y moralmente hablando, las personas que han ido a la universidad, son mejores que, las que no han ido? ¿Influye el tener instrucción? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 06.- ¿Qué ventajas pueden tener sobre los demás, desde el plano ético, aquellos que estudian esta asignatura? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 07.- En esta asignatura, ¿has aprendido algún valor que no practicabas, antes? ¿Cuál o cuáles? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ ¿Cuál de las siguientes afirmaciones enumeradas, a continuación, consideras de mayor importancia en el campo de la Ética? ¿Por qué? 1. ¿La Ética es la ciencia normativa de las acciones humana? 2. ¿La Ética estudia la bondad o malicia de los actos humanos? 3. ¿La Ética mejora las acciones del hombre al ser ayudada por la luz natural de la inteligencia? 4. ¿La Ética le dice al hombre lo que debe hacer para que viva bien? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
CASO: O.A.U.P., es una destacada universidad de la localidad cuya enseñanza se caracteriza por su calidad y tiene convenios a nivel internacional. M. A. es una destacada secretaria de una de las direcciones de las Escuelas Profesionales de dicha universidad y por sus dotes personales y profesionales goza del aprecio y, también, de la admiración de sus colegas y del propio Director. Éste, como tiene que asistir a muchas reuniones propias de su trabajo, siempre, asiste con M. A. En una de estas reuniones ella conoce a un destacado Decano de una universidad de la capital ynecesarias luego de tres en que asisten, le ofrece a M. A. hacer las gestiones parareuniones que ocupe un alto cargo de funcionaria de dicha universidad y lo único que tiene que hacer es salir con él. Responda: 1.- ¿Qué debe hacer M. A? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 2.- ¿Debe aceptar la invitación? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 3.- ¿La propuesta del Decano capitalino, es inmoral? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ 4.- ¿M. A. debe comunicarle a su jefe o debe callar? ¿Por qué? __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________ __________________________________________________________________
PRÁCTICA No. 12 DE ÉTICA Y DEONTOLOGÍA DIGNIDAD DE LA PROFESIÓN (Universidad de San Martín de Porras)
La Ética profesional La Ética profesional es la "ciencia normativa que estudia los deberes y los derechos de los profesionales en con cuanto a tales". Es lo que la pulcritud y profesional. refinamiento académico ha bautizado el nombre de deontología o deontología Por la jerarquía y trascendencia social y humana de la profesión, tiene un relieve particular: 1) El derecho; la legislación o prescripciones jurídicas de cualquier comunidad. 2) La sociedad; entendida como solidaridad humana dentro de cualquier orden. 3) La tradición, que siendo el legado razonable, y a veces heroico de las generaciones precedentes, no merece un tratamiento grosero ni ofensivo; ni siquiera la común postergación de la indiferencia y el olvido. 4) La cortesía y urbanidad, que sin afectar directamente a ninguna virtud tantas veces del buen nombre del profesionista, con perjuicio o beneficio de la misma profesión. De aquí la importancia que daremos a la “dignidad personal”, al tratar de la competencia moral del profesionista.
El objeto de la ética profesional es mucho más amplio de lo que comúnmente se supone. No es otra cosa que preguntarse (como docente, profesor, pedagogo, licenciado) frente a su alumno(a), a la sociedad y al país. "¿estoy haciendo con mi trabajo lo propio que beneficia a este alumno(a), lo necesario que beneficia a la sociedad donde estoy inserto, lo trascendente para mi país y para la raza humana?" Consecuencialmente, ¿estoy participando de lo que tengo derecho? Una confianza que se entrega a una conciencia, a una conciencia profesional.
La formación profesional es distinta para cada área y nivel de desempeño, y dependiendo de esto mismo, la formación puede ser larga y pesada o corta y ligera e incluso puede realizarse mientras se desempeña un trabajo ya sea similar o distinto, aunque de menor nivel por lo general. La formación profesional también puede ser muy teórica o muy práctica. La vida profesional es un problema capaz de preocupar solamente en tres sentidos: a) ¿Cómo se triunfa social y económicamente? b) ¿Cómo se triunfa científicamente?
c) ¿Cómo es posible conjugar estos triunfos sin comprometer la conciencia y la dignidad humana? Los cursos de ética profesional, cada vez más extendidos y reclamados en las universidades de más prestigio, son evidentemente la manera más noble de cumplir con su responsabilidad educativa y de responder a la confianza y a las esperanzas que familias y naciones depositan angustiosamente en lo que el pueblo nombra con respeto y simpatía: la Universidad.
Su importancia en el orden especulativo La importancia de la ética profesional puede considerarse en el Orden Especulativo: Analiza los principios fundamentales de la moral individual y social, y los pone de relieve en el estudio de los deberes profesionales. Siguiendo el procedimiento Socrático-Aristotélico, trata de definir con claridad y concisión la naturaleza de la Profesión y las distintas relaciones con todos los elementos humanos que sufren su influencia o la ejercen. Así comprendemos la diferencia entre los deberes o la ejercen. Así comprendes la diferencia entre los deberes derivados de la justicia o la caridad, cuando hay virtudes que es menester practicar en conciencia, y los otros deberes sociales impuestos por la convivencia. El joven egresado de la universidad, sobre todo si viene de un ambiente con inquietudes espirituales, sufre una decepción tremenda: “tiene la impresión de que la moral es solamente respetada en los libros”, porque todas las leyes son calculadas más o menos descaradamente por personas (a veces personajes) de su respeto, sin que nadie, se escandalice ni proteste, ni en los negocios, ni en la política, ni en la familia. La primera crisis por la que atraviesa toda profesión. Es la hora de la decisión vital; porque si su moral está bien compenetrada espiritualmente, se resuelve a luchar y a ser un nuevo ser humano en todas las órdenes. En cambio, si no ha precedido una sólida formación moral proporcionada a las necesidades contemporáneas, el flamante profesionista claudica sin resistencia ni batallas, guardando una secreta rebeldía para sus maestros “porque no le prepararon para eso; porque le disfrazaron la vida, y porque, en lugar de moral, le enseñaron un mito”.
Su importancia en el orden práctico En el orden práctico, la importancia está determinada por las conveniencias y consecuencias que mutuamente rigen las relaciones entre profesionistas y clientela. Es notorio que la mejor garantía del éxito profesional la constituye el leal y escrupuloso cumplimiento de los deberes. La clientela, por un instinto defensivo,
tiene horror de los autómatas que no tienen responsabilidad ni amor al ejercicio consciente de la profesión. Por otra parte, la función específica de la actividad profesional consiste en establecer o restablecer el orden necesario al bien común.
Profesión y profesionistas. La profesión es una capacidad cualificada, requerida por el bien por el bien común con peculiares posibilidades económico-sociales. Vale la pena hacer un análisis para medir lade dimensión y densidadprofesional. de la profesión, porque esas son, exactamente, las medidas la responsabilidad A) Capacidad. No decimos actividad porque un profesionista puede estar durmiendo o jubilado sin perder nada de su carácter. Además es evidente que, ni excluimos uno de los términos, ni los contraponemos; por la sencilla y clásica razón de que la actividad es la manifestación y la ley de la capacidad, ya que “la capacidad se especifica por la actividad y, sin ella, decrece y se anula”. B) Calificada. No de cualquier manera; sino a través de la preparación científica y humanista de los estudios universitarios. C) Requerida por el bien común . Estamos afirmando dos cosas fundamentales Primero, que el bien común es la medida de la correlación “dignidad actividad”. Así, no existe la profesión de “gangster”, usurero, coyote, etc. Entendemos sumariamente por bien común las mínimas condiciones de bienestar o perfección, individual y colectivo. D) Con peculiares posibilidades . En el desarrollo y evolución del mundo contemporáneo, la principal fuerza propulsora es la actividad y organización profesional. El impulso de perfección característico del género humano, exacerbado angustiosamente por nuestras generaciones, cuenta como la única seria probabilidad de realizarse y tonificarse naturalmente con la intervención decidida y definitiva de los profesionistas en todos los órdenes de la vida institucional. E) Económico-Sociales. Usamos dos palabras porque, de hecho, el profesionista se beneficia e influye en los dos órdenes mencionados; no solamente cuando actúa con una finalidad deliberada y concreta, sino también cuando no se propone nada en especial.
DIGNIDAD Y SENTIDO SOCIAL DE LA PROFESIÓN Hay una dignidad profesional variable por estar condicionada a la jerarquía espiritual y eficiencia de cada persona, que da realce y excelencia a la profesión, por trivialidades y burocráticas que sean o parezcan sus actividades. Pero hay otra dignidad profesional invariable, inherente a la misma naturaleza de la profesión, y que no depende ni de los méritos ni de las limitaciones personales. La dignidad es extrínseca cuando no proviene directamente de los elementos constitutivos de esa naturaleza de la profesión, sino que se le adjudica externamente por la opinión o la legislación. A) Así la opinión pública, aun contra sus propias y explícitas manifestaciones, honra a la profesión con la confianza “del ignorante hacia el que sabe, del ser humano hacia su consejero íntimo, de un profano hacia un iniciado”. Podríamos agregar aún: la confianza obligada e impuesta por la dura ley de la necesidad B) La Legislación Común es la que nos sugiere la que llamamos dignidad jurídica de la profesión.
Moralidad de las profesiones Las profesiones forman parte de la actividad que los seres humanos realizamos, desarrollando nuestras capacidades, con conciencia y tomando decisiones. Como tales, son susceptibles de moralidad, es decir, sus actividades pueden ser buenas o malas moralmente. De un profesional se espera que actúe con responsabilidad, con dominio de las técnicas de brindar un buen servicio. Ya, desde aquí, su actuación está involucrada con los principios morales. A lo largo de los años, las profesiones van enriqueciendo sus posibilidades e introduciendo novedades en el desempeño propio. Quien quiere ser profesional aprende a organizar su vida para de manera tal que, luego, trabaje sin improvisaciones y sabiendo lo que hace. Así como él espera que las personas que reciben sus servicios lo reconozcan adecuadamente, ellas también aguardan un buen servicio. El ejercicio de una profesión tiene dimensiones irrenunciables. Por un lado, significa la realización de un ideal en la vida personal, íntima, anhelada y, mejor aún, si es lograda. Por otro, entabla relaciones diversas con otros seres humanos. Como realización de uno mismo y como forma de comunicación, la profesión está involucrada en metas y condiciones morales. Lo que se haga o se omita desde la profesión favorece o va en contra del verdadero sentido de la vida, del respeto a uno mismo y a los demás. Con ella, la libertad personal ha sido bien o mal comprometida. El profesional ha conseguido afirmar su propia persona o ha desperdiciado la oportunidad de hacerlo.
Responsabilidad profesional La responsabilidad profesional se deriva de que los otros acudan al experto, para que éste con su maestría llegue a conclusiones sin errores sobre los problemas que ellos tienen, de hecho el profesional toma las decisiones por los otros o los induce, asesora o aconseja, no obstante los errores los sufren los otros: perder la salud y la propia vida, la libertad o quebrantos económicos importantes.
Así la responsabilidad del profesional se mide conforme al riesgo de quien lo contrató y, consecuentemente en el devenir histórico, la sociedad, concretamente los gobiernos, sancionan a las profesiones que consideran vitales para el bien común y las condicionan al cumplimiento de ciertos requisitos con el fin de asegurar el ejercicio del deber profesional.
Profesiones autorizadas Las profesiones autorizadas como la de Médico, Abogado, Ingeniero, Contador Público, Economista, Arquitecto y otras están sujetos a cumplir evidenciadamente ante el propio gobierno o las mismas profesiones largos períodos de educación y entrenamiento, así como constante actualización para su eficiente servicio, por el efecto de las graves consecuencias de los errores profesionales en el bien común. Esta clase de profesiones resultan vitales para la propia existencia del bien común. No podemos imaginarnos a una sociedad privada de seguros médicos, seguridad jurídica, seguridad física en la construcción, o la seguridad en las transacciones económicas. En efecto, las profesiones tienen un fin concreto que resulta indispensable para el bienestar de las comunidades.
Derechos profesionales La sociedad a través de sus gobiernos emite normas jurídicas respecto a los contratos profesionales y sus responsabilidades como profesionales, sin embargo, el profesional tiene derechos. Aquí queremos rescatar dos de ellos, pertinentes en esta introducción: el límite de la responsabilidad profesional y el honorario.
Límite de la responsabilidad profesional Nadie está obligado a lo imposible, consecuentemente, la habilidad en la solución de los problemas prácticos se encuentra limitada al grado de avance del conocimiento científico, la experiencia acumulada y la disponibilidad de estos elementos.
La sociedad como gobierno se encuentra a su vez limitada para emitir normas profesionales concretas para cada profesión, tanto por la complejidad técnica como por el inconveniente de reducir la responsabilidad profesional a la aplicación nemotécnica de reglamentos jurídicos. De ahí, surgen en el tiempo los grupos profesionales que adquieren ante la sociedad la responsabilidad de autorregularse y convertirse en auxiliares indispensables del juez.
Normas profesionales La actividad profesional tienedesde repercusión bien común, que las organizaciones profesionales siempre en hanelemitido criterios de queahí constituyen con mayor o menor formalidad normas que guían la acción. Las normas profesionales son normas prácticas que orientan respecto al deber de hacer desde dos puntos de vista: el técnico y el ético.
Actividades
1. ¿En qué consiste la ética profesional? ¿Y cuál es su objeto de estudio? 2. ¿Qué debemos alcanzar en nuestra formación profesional? 3. ¿Por qué es fundamental la ética profesional en orden práctico y especulativo? 4. ¿Cuáles son las medidas de la responsabilidad profesional ? 5. ¿Cuál es la dignidad y el sentido de la profesión? 6. Elabore un organizador del conocimiento sobre el tema tratado.