ÍNDICE
AUTORES
5
PRÓLOGO
7
PRESERVATIVOS Y VIH EN ADOLESCENTES: UNA EVALUACIÓN MÉDICA PRESERVATIVOS Fallo mecánico del preservativ preservativo o Preservativos Preservati vos para la protección contra la seroconversión VIH Enfermedades de transmisión sexual (ETS) Educación sexual sobre contraceptivos y actividad sexual Alternativass al preservativ Alternativa preservativo/ o/ educación sexual sobre VIH Conclusión
11 11 16 18 20 23 24
ASPECTOS PSICOPEDAGÓGICO PSICOPEDAGÓGICOSS DE LA PREVENCION DEL SIDA 1. La transmisión heterosexual 2. La drogadicción por vía parenteral 3. El contagio por relaciones homosexuales 4. La transmisión madre-hijo 5. Las transfusiones sanguíneas 6. Prevención de la transmisión del VIH en otras situaciones Conclusiones
29 29 31 33 33 34 34 35
DEFECTOS DEL CONDÓN 1. Inseguro 1.1. Fallos mecánicos de los condones 1.2. Agujeros en los condones 1.3. Fallos para evitar embarazos 1.4. Otros informes y opiniones
39 39 41 44 49 51
SIDA: TRANSMISIÓN Y ASPECTOS ÉTICOS 71 a) Importancia del sida en la sociedad actual 71 b) Transmisión del SIDA 75 c) Medidas generales para prevenir la transmision del SIDA 77 d) Valoración de las campañas campañas promovidas para evitar la transmisión transmisión del SIDA 84 e) Principales aspectos éticos relacionados con el SIDA 86 f) Valoración ética de las actitudes a seguir en las relaciones sexuales de parejas heterológas 89 g) Comentarios éticos finales 90
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AUTORES
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PRÓLOGO
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PRESERVATIVOS Y VIH EN ADOLESCENTES: UNA EVALUACIÓN MÉDICA PRESERVATIVOS Fallo mecánico del preservativ preservativo o Preservativos Preservati vos para la protección contra la seroconversión VIH Enfermedades de transmisión sexual (ETS) Educación sexual sobre contraceptivos y actividad sexual Alternativass al preservativ Alternativa preservativo/ o/ educación sexual sobre VIH Conclusión
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ASPECTOS PSICOPEDAGÓGICO PSICOPEDAGÓGICOSS DE LA PREVENCION DEL SIDA 1. La transmisión heterosexual 2. La drogadicción por vía parenteral 3. El contagio por relaciones homosexuales 4. La transmisión madre-hijo 5. Las transfusiones sanguíneas 6. Prevención de la transmisión del VIH en otras situaciones Conclusiones
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DEFECTOS DEL CONDÓN 1. Inseguro 1.1. Fallos mecánicos de los condones 1.2. Agujeros en los condones 1.3. Fallos para evitar embarazos 1.4. Otros informes y opiniones
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SIDA: TRANSMISIÓN Y ASPECTOS ÉTICOS 71 a) Importancia del sida en la sociedad actual 71 b) Transmisión del SIDA 75 c) Medidas generales para prevenir la transmision del SIDA 77 d) Valoración de las campañas campañas promovidas para evitar la transmisión transmisión del SIDA 84 e) Principales aspectos éticos relacionados con el SIDA 86 f) Valoración ética de las actitudes a seguir en las relaciones sexuales de parejas heterológas 89 g) Comentarios éticos finales 90
Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA LAS GRIETAS DEL "SEXO SEGURO" Errores científicos A más anticonceptivos anticonceptivos,, más abortos Negar la evidencia Sin respaldo de datos Al margen del consenso internacional Infecciones olvidadas Peligro: cáncer No es broma
95 95 96 97 98 98 100 100 101
PRESERVATIVOS: «PREVIENE - TE - CONVIENE SABER» TODA LA VERDAD PRESERVATIVOS: Destrucción de un ser
103 105
EL PRESERVATIVO
107
EL MITO DEL PRESERVATIVO
127
EN EL CORAZÓN DE LA PREVENCIÓN DEL SIDA
137
SIDA: ¿CONDÓN?
141
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Autores
Alessandri, Raúl Patólogo en el Long Beach Memorial Hospital. Alonso, Carlos Javier Doctor en Filosofía (Universidad de Navarra), Licenciado en Filología Hispánica (Universidad de León). Profesor titular de Filosofía. Aznar Lucea, Justo Jefe del Departamento de Biopatología Clínica. Hospital Universitario La Fe. Valencia. Bayer, Ronald Catedrático de la Escuela de Sanidad Pública de la Columbia University, Nueva York. Cantella, Raúl A. Doctor en Medicina. Fernández Espinosa de los Monteros, Óscar Abogado y experto en cuestiones de Bioética.
Friedman, Zelig Alergólogo. Gordillo Álvarez-Valdés, M. Victoria Catedrática de Psicología evolutiva y de la Educación. Facultad de Psicología. Universidad Complutense. Irala, Jokin de Doctor en Salud Pública (Univ. de Massachusetts). Doctor en Medicina y Profesor Titular de Medicina Preventiva y Salud Pública, Universidad de Navarra. Martínez González, Miguel Ángel Catedrático de Medicina Preventiva y Salud Pública. Pérez Cárdenas, Pedro Presidente del Comité Independiente Anti-Sida. Catedrático de Física y Química. Doctor en Psicopedagogía. Trivelli, Liliana Inspectora de la Asociación Americana de Bancos de Sangre.
Prólogo Como cada año, tras celebrar el Día Mundial Contra El Sida, es necesario hacer el balance de la lucha contra esta epidemia devastadora. Los datos de 2004 son francamente preocupantes. Según el último informe sobre la epidemia mundial del sida (Onusida, 2004), el número de personas infectadas con el VIH sigue aumentando y, en el año 2004, ha alcanzado su nivel más alto. Se estima que 39,4 millones de personas están infectadas. En 2004 se han infectado aproximadamente 5 millones de personas nuevas (10 cada minuto durante un año), cerca de la mitad de éstas son jóvenes entre 15 y 24 años. En Europa, los infectados por contacto heterosexual han aumentado un 112% en los últimos 5 años. Según la revista The Lancet , «nos encontramos ante una crisis sanitaria y humanitaria descontrolada que requiere una intervención urgente». Quizá haya que preguntarse ante este incremento de la epidemia también en Europa- si se están tomando las medidas oportunas, si vamos por buen camino. Sorprende que las medidas propugnadas se limiten en muchos casos de modo casi exclusivo a la difusión del preservativo, bajo propósito de facilitar el «sexo seguro». A la vista de los datos es necesario preguntarse: ¿es realmente seguro el preservativo? El pasado mes de julio se realizó una encuesta de salud y hábitos sexuales, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que nos parece especialmente significativa cuando se refiere a los casos de sida por grupos de edad relacionados con el nivel de uso del preservativo. Con los datos del estudio, relacionándolos con el número de personas en cada grupo de población y con el de afectados por la enfermedad en cada grupo, se observa claramente que no hay relación entre uso de preservativo y reducción de casos de sida. El tema no es nuevo. Ya en 1987, en la prestigiosa revista de medicina J.A.M.A., la doctora Margaret, y colaboradores publicaron las conclusiones de una investigación sobre el contagio heterosexual en parejas que siempre usan preservativo y en las que uno de los miembros está infectado. Ellos encontraron que de cada diez parejas, hubo 3 casos de contagio de sida. En 1993, Susan C. Weller, experimentando en pacientes seropositivos y no drogadictos,
Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA
comprobó que el 30 por ciento de los mismos transmitió la infección usando el preservativo. Es más, ni siquiera como medio de prevención de embarazos resulta un método muy fiable. Estudios de la OMS -Organización Mundial para la Salud- sobre los preservativos indican que la probabilidad de embarazo en mujeres mayores de treinta años es del 10 por ciento y en adolescentes menores de 18 años es del 18 por ciento. Las causas principales de los fallos de los preservativos son los defectos de fabricación, la falta de fecha de caducidad, la mala conservación, la rotura durante su uso, la porosidad y el uso incorrecto. Es lógico suponer que si el preservativo falla como método anticonceptivo, lo hará en un porcentaje mayor si se trata de evitar la transmisión del virus del sida. Hablamos de un riesgo, que en el caso de adolescentes, se aproximaría al 20% de posibilidades de contagio. ¿Se puede llamar a eso sexo seguro? Estos estudios y, otros similares, condujeron a la resolución del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud del 28 de enero de 1992, que se manifiesta en estos términos: «la OMS quiere que se sepa que sólo la abstinencia sexual o la absoluta fidelidad eliminan el riesgo de infección». Y en otro documento de 20 de enero de 1992, se proclama que «sólo la abstinencia sexual o una mutua fidelidad de por vida entre parejas no infectadas eliminan totalmente el riesgo de enfermedades sexualmente transmisibles». La citada revista The Lancet publica en su último número un documento, consensuado por 140 autoridades mundiales en la lucha contra el sida, en el que se vuelve a recomendar la estrategia que ya se planteó en los años 90 conocida como «ABC» para prevenir las infecciones por el virus VIH. La letra A por «abstinence», significa que lo prioritario, y 100% eficaz para prevenir la infección, es abstenerse de relaciones sexuales, es decir, recomendar a los jóvenes que retrasen al máximo el inicio de las mismas. Lo mismo se puede decir de la monogamia mutuamente fiel, representada por la B de «be faithful», o, «sé fiel». Finalmente, y en tercer lugar, en el caso de que fueran rechazadas las recomendaciones anteriores, se habla de la C, recomendando el uso de condones pero advirtiendo que reducen, pero no eliminan totalmente, el riesgo de contagio. Es hora de abandonar argumentos simplistas y falsamente paternalistas que han decidido que «no es realista plantear la 8
Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA
abstinencia o la fidelidad a los jóvenes» como si la promiscuidad fuera «inevitable» en sus vidas. Parece como si en algunos países, incluido España, hubiera miedo de hablar de A o de B. No olvidemos que estamos ante una epidemia mortal y que debemos dar toda la información posible a los jóvenes para que sus decisiones sean más informadas, es decir, más libres. Querer curar el sida sólo con la recomendación de usar preservativos es una política que se ha demostrado equivocada. Quien afirma la absoluta seguridad del preservativo va contra el parecer de los expertos. Los preservativos proporcionan sexo con menos peligro, pero no sexo seguro, de forma que con conductas de homosexualidad o de heterosexualidad promiscua, sólo retrasa o disminuye la probabilidad de contraer la enfermedad del sida, pero no lo evita. Por otra parte, es obvio que confiar en el supuesto «sexo seguro» propicia el incremento de las relaciones sexuales y, por tanto, también de las conductas de riesgo. La solución del sida, mientras no se encuentre un remedio efectivo, pasa por los cambios en las conductas de riesgo y por fomentar una juventud sana y libre, en la que sea la cabeza quien mande sobre los instintos. Esta es, al menos, la conclusión a la que llegan numerosos expertos que han investigado el tema con rigor y profundidad y que se concitan en estas páginas que tenemos el placer de ofrecer a nuestros lectores.
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Preservativos y VIH en adolescentes: una evaluación médica Raúl Alessandri, Zelig Friedman y Liliana Trivelli
La revolución sexual, ampliamente difundida, como suele suceder con muchas cuestiones, ha implicado a estratos inesperados de sociedad: jóvenes descuidados han llegado a ser sexualmente activos a edades más y más jóvenes, con una cohorte de promiscuidad, enfermedades de transmisión sexual, embarazos ectópicos y aumento exponencial del número de embarazos y niños nacidos fuera del matrimonio, que crecen en un ambiente lleno de carencias psicoafectivas. A esto tenemos que agregar el riesgo de que el VIH/SIDA puede llegar a ser muy prevalente en este grupo, a pesar de la decisión política de que el SIDA no es una enfermedad de transmisión sexual. Los preservativos, virtualmente aparcados como contraceptivos eficaces, debido a su alta frecuencia de fracaso, reducción del placer y empleo antipático, han sido resucitados y escogidos como medio para “un sexo más seguro”, para proteger a nuestros jóvenes de esta epidemia. Hay fallos de bulto en este enfoque que, con un poco de honestidad y buena voluntad, no pretende ser “la solución “100%”, sólo lo mejor que podemos ofrecerles a quienes llegarán a ser sexualmente activos”. No solamente no es ninguna solución, sino que puede significar multiplicar el problema. El Dr. Noble, un especialista en enfermedades infecciosas, lo expone esta manera: “Entregar preservativos a los adolescentes es como entregarles pistolas de agua para una alarma general de incendio”.(1) Fallo mecánico del preservativo A) Es bien conocido que los preservativos se rompen y se resbalan, incluso en las mejores manos, por así decir. Hay dos estudios controlados recientes de Trussel et al. que informan de frecuencias de rotura y de deslizamiento del 14,6%. En el primer estudio, los autores resumen: “Un estudio prospectivo empleando dos marcas de preservativos encontró que, de 405 preservativos empleados para las relaciones sexuales, el 7,9% o se rompió durante
Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA
las relaciones o al retirarse, o se resbaló durante las relaciones; ninguno de estos hechos está relacionado con el tipo de preservativo. El 7,2% se resbaló al retirarse; no se encontró relación entre el deslizamiento del preservativo y su marca o el uso anterior de preservativos, pero era significativamente más alto cuando se usó algún lubrificante adicional”.(2) En el segundo estudio, un comentario en la revista Family Planning Perspectives (b), se lee: “Los investigadores observan que la alta frecuencia con que los preservativos se resbalan y se caen al retirarse -17% de los preservativos que no se habían roto o caído durante las relacionesindica un alto nivel de uso inadecuado. Indican que un mejor empleo puede ser difícil de conseguir, pues todas las mujeres que participaron habían recibido instrucciones escritas y verbales sobre su empleo adecuado”.(3) B) Control de Calidad de la FDA (c). En la primavera de 1987, la FDA empezó a usar una prueba de pérdida de agua, en la que “el preservativo se llena con 300 ml de agua y se verifica si pierde” ... “Se acepta que tienen un nivel de calidad aceptable cuando, en cualquier lote dado, la tasa de fallo por permeabilidad al agua no excede 4 preservativos por 1000. Los lotes que exceden este criterio específico de rechazo son retirados o excluidos de la venta. Entre los lotes de preservativos que tenían un nivel de calidad aceptable, la tasa de fallos observada estaba en el 2,3/1000”. En el estudio de febrero del 88 había una tasa de fallo global de todos los lotes del 12%, y hubo 16 rechazos de preservativos defectuosos.(4) Rechazos relativamente recientes incluyen las marcas “Ramses Extra Strength” (marzo de 1991) debido a “cantidad inaceptable de orificios y fisuras del anillo”(5), “Saxon Wet Lubricated” (mayo de 1991) por no pasar el control de calidad de la FDA(6), y otro rechazo numeroso fue citado por The New York Times en noviembre de 1991. La prueba de la permeabilidad ha mostrado que el látex no es impermeable a las partículas del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).(7) Los guantes quirúrgicos de látex, necesarios para el control de la infección, a menudo son permeables: no es raro encontrarse sangre en manos, y la solución práctica es llevar dos pares de guantes. Esta técnica no parece práctica ni aceptable con los preservativos. C) Sexo anal. A pesar de nuestra preocupación por el asunto, no tenemos noticia de que existan preservativos para el sexo anal
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA
ampliamente disponibles. Es posible que los fabricantes estén renuentes a anunciar tales productos. “A causa del mayor roce durante la relación anal, los preservativos deben ser más fuertes de lo normal” afirma un estudio sobre seguridad y aceptabilidad de los preservativos por hombres homosexuales. Cuanto más seguro (más grueso) es el preservativo, menor es su aceptación.(8) Y la tasa de fallos en el sexo anal es mucho más alta que en el sexo vaginal ya que, por razones anatómicas y fisiológicas, el recto y la vagina no son homólogos. Dadas las cifras proporcionadas por la Sección de SIDA del Departamento de Salud de la Ciudad de Nueva York, por el tipo y modo de transmisión, el sexo anal es particularmente peligroso entre las personas jóvenes: antes de los 30 años, implica contagio a una edad temprana. En diciembre de 1992, en Nueva York había 4587 casos de SIDA en hombres. Se había determinado el modo probable de transmisión en 4352 casos. De éstos, 2687 mantenían relaciones sexuales con hombres pertenecientes a grupos de riesgo, 261 habían usado drogas por vía intravenosa y tenían relaciones sexuales con hombres, y 2 habían mantenido relaciones sexuales con mujeres pertenecientes a grupos de riesgo. El problema es bastante diferente en las mujeres: El número del total de casos con menos de 29 años era de 1454, de los que 1298 tenían buena información y, de éstos, 511, casi el 40%, habían tenido relaciones sexuales con hombres pertenecientes a grupos de riesgo.(9) Es importante fijarse en estas cifras, porque parece que el aumento registrado del “SIDA del heterosexual” es, básicamente, un problema de la mujer. Las cifras no son tan extremas en los datos recogidos por el CDC (d), pero hay una diferencia clara y enorme entre el riesgo que representan las relaciones heterosexuales para las mujeres y para los hombres.Fracaso atribuible al usuarioSe ha informado de que el fallo de los preservativos empleados como contraceptivos por la población adolescente puede ser hasta del 50%.(10) Aunque es cierto que un porcentaje muy alto de estos fallos es debido a no haberlos usado, tenemos que reconocer que hay numerosas publicaciones científicas que afirman que la educación sexual/VIH ha fracasado sistemáticamente en su intento de producir cambios significativos en la conducta de los adolescentes, sobre todo por lo que se refiere a un comportamiento que reduzca el riesgo de contagio.(11-16) Los datos están bien resumidos por A. R. Shiffman, que afirma lo siguiente: “El conocimiento acerca de SIDA o de la infección por VIH y su prevención no se asoció con ningún cambio en las conductas de riesgo, ni tampoco lo estuvo con el número de fuentes de 13
Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA
información acerca de la epidemia, ni con el conocimiento directo de pacientes infectados, ni con la estimación del riesgo personal, ni con el consejo de someterse a una prueba de VIH. De hecho, los jóvenes cuyas conductas del riesgo aumentaron más fueron los tuvieron más probabilidades de conocer a alguien que había muerto de SIDA y que estimaron su propio riesgo como alto. La mayoría de los jóvenes dijeron que no usaban preservativos regularmente, que no les gustaban, y que tenían poca confianza en su capacidad protectora”.(17) Un obstáculo serio para que los adolescentes usen preservativos reside en que, frecuentemente, sus relaciones sexuales tienen lugar a raíz de un impulso repentino. Una encuesta muy conocida de Harris, comisionado por Planned Parenthood (e) en 1986, registró que el 83% de los jóvenes entre 14 y 15 años declaró que su primera experiencia sexual fue inesperada.(18) El Dr. D. Kirby escribió en Family Planning Perspectives que, en estudios controlados realizados en dispensarios de escuelas, no se había obtenido ningún impacto en su uso como contraceptivos. Halló que las dos razones más comunes dadas por las jóvenes era que “no esperaba tener relaciones sexuales” y que “simplemente no pensaba que pudiera quedarme embarazada”. La mayor parte de las razones, continúa diciendo, “no estaba relacionada con el acceso a los contraceptivos”.(19) Un estudio más reciente, en la misma publicación, no encontró ninguna disminución de la tasa de nacimientos entre quienes acudían al dispensario.(20) Varios autores que han estudiado factores psicosociales y predictivos de uso del preservativo entre estudiantes encontraron que el uso inadecuado del preservativo era muy prevalente, y estaba asociado con conductas de alto riesgo (promiscuidad, drogas) que, a su vez, estaban asociadas con circunstancias vitales adversas: poca ayuda de los padres, abuso de medicamentos, problemas académicos. Por ejemplo, Anderson encontró que el empleo inadecuado o el no empleo de preservativos afectaba al 65,6% de los niños a quienes se había hablado acerca del SIDA y al 66,6% de aquellos a los que nunca se les había hablado. El empleo del preservativo “siempre” era del 34,4% y 33,4% respectivamente. También halló que la enseñanza sobre el VIH/SIDA no se asocia a un comportamiento sexual menos peligroso.(2l)
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Weisman ha registrado que la frecuencia media de uso correcto del preservativo en adolescentes era del 16%, algo más alta para “relaciones monógamas” y baja para casos de relaciones no estables.(22) H. Walter halló, en un estudio en la ciudad de Nueva York y en las escuelas del condado de Rockland, que, del 36% de los alumnos de 10º grado que eran sexualmente activos, 25,2% usaban los preservativos incorrectamente, y este mal uso estaba asociado con promiscuidad y drogadicción.(23) Y DiClemente halló que el número de compañeros sexuales durante la vida era inversamente proporcional a la frecuencia de uso del preservativo.(24) D. Orr encontró que sólo el 22% de las muchachas que participaron en su estudio había usado preservativo durante la última vez que tuvieron relaciones sexuales. 55 de las del grupo “siempre” no lo había usado la última vez. De éstas, el 23% ya había estado embarazada y el 19% tenía a la vez una ETS (f) (Chlamydia)(25). Y, según la Revista de Morbilidad y Mortalidad de enero del 92, menos del 50% de los estudiantes usaron un preservativo durante sus últimas relaciones sexuales(26). Un informe previo de D. Orr sobre “Actividad sexual prematura como indicador de riesgo psicosocial” afirma que sus datos “apoyan la idea de que la actividad sexual está asociada de modo significativo a otras conductas peligrosas para la salud y que, con el aumento de la edad, las relaciones sexuales se asocian más frecuentemente con el empleo del alcohol o la marihuana, y esta asociación es mayor en las muchachas”.(27) Gillmore et al. informaron de que la conducta sexual peligrosa se asocia con abuso de medicamentos y alcohol, tabaquismo y delincuencia. En cambio, en su estudio, los adolescentes comprometidos con los valores, actividades e instituciones convencionales, tales como la familia y la iglesia, tenían menos probabilidad de emprender una conducta sexual peligrosa “presumiblemente porque piensan más en el futuro”.(28) Un comentario reciente en Family Planning Perspectives titulado “Sexo entre adolescentes y otras conductas peligrosas” afirma que los adolescentes raramente emprenden una sola conducta problemática (drogas, violencia, robo, fracaso escolar o expulsión de la escuela). Por contra, tienden a llevar a cabo conductas con múltiples problemas.(29) Los preservativos “pueden ayudar a reducir el peligro” pero se deben usar correcta y consecuentemente. Esto no es lo más probable entre adolescentes, y tampoco sucede en la población adulta, al 15
Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA
contrario: estudios recientes entre estudiantes de Universidad han mostrado que, aunque están preocupados por el riesgo de adquirir una ETS, y conocen las técnicas para un “sexo más seguro”, pocos las siguen. Sólo el 23% usa preservativos “siempre”.(30) Incluso entre varones homosexuales jóvenes, como señala Klepinger et al., sus percepciones sobre la severidad de la enfermedad parecen tener poco impacto en su conducta sexual, y no existe una relación clara entre su conocimiento del SIDA, su número de relaciones sexuales recientes, su uso del preservativo o su participación en relaciones sexuales anales o casuales”.(31) Los hemofílicos y sus esposas constituyen un grupo especial: la mayoría de los pacientes se infectó por el uso de hemoderivados contaminados antes del desarrollo de pruebas de detección del VIH. Un grupo grande de estas parejas, usualmente de relaciones estables y monógamas, fueron aconsejados sobre las técnicas para un “sexo más seguro”. A pesar del riesgo obvio, el incumplimiento fue un problema común, y alcanzó una frecuencia del 45% - 55%.(32,33) El empleo de preservativos requiere habilidad, madurez, autodisciplina, planificación, motivación. Los adolescentes, inmaduros, impulsivos y arriesgados, que buscan la satisfacción inmediata, no parecen buenos candidatos para adquirir y practicar esas cualidades. Y si pudiéramos enseñárselas, no tendríamos la actual crisis educativa, con la elevada frecuencia de fracasos que experimentamos. La cuestión de fondo es que los adolescentes emprenden la actividad sexual debido a problemas más profundos, y ninguna cantidad de educación sexual los persuadirá para que usen preservativos correcta y adecuadamente. Preservativos para la protección contra la seroconversión VIH Nuestra búsqueda detallada en la literatura reciente no ha llegado a revelar ninguna publicación médica que muestre una correlación positiva fuerte entre la confianza en el preservativo y la prevención de transmisión sexual del VIH.(32-39) Hay, ciertamente, declaraciones de fe en los preservativos, pero la evidencia científica bien controlada no consigue apoyar esta fe. (De hecho, hemos sido incapaces de hallar ningún estudio controlado reciente de uso del preservativo que proporcione protección contra ninguna enfermedad de transmisión sexual. En todo caso, parece existir una correlación
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positiva entre la disponibilidad más fácil de preservativos, que se manifiesta, por ejemplo, en las leyes que exigen la libre distribución de preservativos en las farmacias, y la actual epidemia de ETS). La mayoría de los estudios se han llevado a cabo durante cortos períodos de tiempo, no tienen grupos de control satisfactorios o están realizados sobre grupos que no son representativos de nuestra población joven. Por ejemplo, algunos de estos estudios se han realizado con hemofílicos casados, cuya actividad sexual es escasamente comparable a la de los jóvenes. Además, en estos grupos parece estar en juego algo diferente, porque hubo varios embarazos que no se acompañaron de seroconversión.(33) La prevalencia de la seroconversión en este grupo es sólo del 10% aproximadamente,(32,33,38,40) y esta baja cifra ha sido confirmada por PCR(g)y cultivos virales.(41,42) Esto conduce a poner en duda todos los estudios de “prevención por medio del preservativo” en parejas con hemofílicos.Estudios documentados sobre prostitutas en un país africano revelaron altos niveles de seroconversión, que llevaron a la interrupción del estudio. Este estudio también incluyó el uso de Nonoxynol 9, que había sido recomendado como protección, porque parece tener actividad antiviral “in vitro”. En el momento en que se interrumpió el estudio, las prostitutas que usaban el Nonoxynol había tenido un número más alto de seroconversiones, aunque la diferencia no llegaba a ser estadísticamente significativa.(43) Hearst et al. han intentado estimar el riesgo de seroconversión. Su conclusión: “Usar un preservativo con un usuario de drogas intravenosas, un hombre bisexual, o una prostituta es mucho más peligroso que mantener relaciones sexuales sin un preservativo con alguien quien no pertenece a un grupo de alto riesgo”.(44) Se han obtenido conclusiones similares estudiando la frecuencia de reinfección de pacientes tratados de ETS, que habían sido instruidos en el uso de preservativos. Según Cohen et al., el 19,9% de los varones y el 12,6% de las mujeres estuvieron reinfectados después de un periodo de sólo 9 meses.(45) Finalmente, un estudio detallado y estadísticamente exhaustivo llevado a cabo por Susan C. Weller, de la Facultad de Medicina de Galveston, Universidad de Texas, y recientemente publicado en Social Science and Medicine, después de examinar 87 17
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artículos científicos, concluye que la selección cuidadosa de compañeros sexuales reduce el riesgo por un factor de dos a cuatro órdenes de magnitud. Los preservativos, en cambio, suponiéndoles una efectividad del 90%, reducirían el riesgo sólo en un orden de magnitud y, según su análisis de los datos empíricos, su efecto protector debe estimarse como sólo del 69%.(46) Muchos de los autores previamente mencionados subrayaban que el falso sentido de seguridad proporcionado por el “sexo protegido”, cuando realmente el grado de protección es tan bajo, puede llevar a un aumento real del número de casos, cuestión que parece haber ocurrido con embarazos de adolescentes, que siguieron a la instauración de dispensarios escolares que distribuían preservativos. Enfermedades de transmisión sexual (ETS) Los adolescentes padecen ETS con mucha frecuencia. Un informe reciente del Instituto Alan Guttmacher, reproducido en The New York Times (31 de marzo del 93) afirma que la incidencia de ETS en los Estados Unidos es de 12 millones de casos nuevos por año y, de estos, 3 millones, 25%, se dan en personas menores de 25 años. Las ETS afectan desproporcionadamente a las mujeres, produciendo la enfermedad inflamatoria pélvica (PID), infertilidad y embarazos ectópicos, y haciendo a estas mujeres mucho más susceptible al SIDA. Según William R. Archer, “una de cada tres adolescentes sexualmente activas adquirirán una ETS antes de graduarse en la High School”.(47) Y McCray afirma: “Las personas con una ETS que produzca ulceraciones genitales o anales (sífilis, chancro blando, herpes simple) puede, por razones biológicas, tener un riesgo mayor de adquirir y transmitir la infección por VIH”.(48) Para complicar las cosas, el 80% de estos pacientes no sabe que tiene una ETS, y puede transmitirla sin darse cuenta.(49) Y los adolescentes que usan drogas, son sexualmente promiscuos o realizan coito anal son especialmente susceptibles a las ETS y VIH.(50) Los preservativos no ofrecen una buena protección contra las ETS. La publicación oficial del CDC, Morbidity and Mortality Weekly Review (MMWR) afirma lo siguiente: “La abstinencia y las relaciones sexuales con una pareja no infectada y mutuamente fiel son las únicas estrategias de prevención completamente efectivas. El uso adecuado de preservativos durante toda relación sexual puede
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reducir, pero no eliminar, el riesgo de ETS. Las personas que tienen probabilidades de infectarse o saben que están infectados por el VIH deben ser conscientes de que el uso del preservativo no puede eliminar completamente el riesgo de transmisión para ellos o para otros ... los preservativos pueden ofrecer menos protección porque hay áreas de la piel no cubiertas por el preservativo que pueden ser infecciosas o vulnerables a la infección. La efectividad real de uso del preservativo en la prevención de ETS es más difícil de evaluar. Los preservativos no son siempre eficaces para prevenir las ETS”.(4) Y Cates, en Family Practice Perspectives, pone las cosas de modo incluso más difícil de evaluar: “Estudios controlados sobre la protección de los preservativos contra ETS realizados con mujeres proporcionan una evidencia menos convincente que las investigaciones correspondientes realizadas con hombres”. En el mismo estudio, no encuentra ninguna diferencia en la prevalencia de la infección por Chlamydia entre el grupo que empleaba preservativo y el que no lo empleaba.(51) Y Samuels halló que los estudiantes universitarios usuarios de preservativo tenían una tasa infección del 35,7%, y los no usuarios del 37%, diferencia que no es estadísticamente significativa.(52) Los preservativos proporcionan una protección particularmente pobre contra la transmisión de virus del papiloma humano (HPV), algunas de cuyas cepas están asociadas al cáncer de cuello uterino. Recientemente se ha añadido a la definición del SIDA el cáncer de cuello uterino diseminado. Cates cita un estudio finlandés en el que los preservativos no tenían ninguna utilidad para la protección contra infecciones cervicales por el HPV(51), y Dr. Richart, director de Patología Ginecológica del Centro Médico presbiteriano de Columbia, en una entrevista en Oncology Times, declaró que el 20% de los hombres infectados tienen lesiones de HPV en sitios distintos al pene, muchas de ellas sumamente difíciles de ver pero, no obstante, infecciosas. Al parecer, el 20% de las mujeres entre 14 y 18 años ya está infectada por el HPV, y tres de cada cuatro tiene cepas del virus asociadas al cáncer de cuello.(53) Y Dr. Dervin, en la revisión anual de Medicina de familia, patrocinada por la Facultad de Medicina de San Francisco, Universidad de California, subrayó que la infección por HPV es una enfermedad regional más que localizada, y que no es susceptible de control con medidas locales tales como el preservativo.(54)
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Los preservativos y las ETS son problemáticos no sólo a causa de su propia patología, como hemos resumido más arriba, sino también por el hecho de que las ETS facilitan la transmisión sexual del VIH. ésta ocurre no sólo a través de lesiones de la piel o mucosas, sino también por la respuesta inflamatoria celular, que incluye células muy infectadas por el virus. Educación sexual sobre contraceptivos y actividad sexual Desde comienzos de los años 50 ha habido un aumento lento de la actividad sexual de los adolescentes y de los embarazos fuera del matrimonio. Las cifras en aquellos tiempos eran del orden del 35%, siempre mayor entre minorías pobres. A mediados de los sesenta, la frecuencia de maternidad sola había crecido hasta el asombroso nivel del 16%, lo que llevó al Prof. Moynihan (actualmente Senador Moynihan) a instaurar poderosas medidas para ayudar a restablecer la familia de dos padres. Planned Parenthood y el Sex Information and Education Council (h) de los Estados Unidos (SIECUS), observando el mismo problema, defendieron con éxito el desarrollo de planes de estudio con educación sexual, poniendo énfasis en la contracepción, y en el establecimiento de dispensarios escolares de los que se excluían a los padres. Las aspirinas y los cultivos de exudado faríngeo no se pueden proporcionar secretamente a menores, pero estas restricciones no se aplicaron a los contraceptivos ni al consejo sobre cómo usarlos. Siguiendo la idea del caso Roe v. Wade, aconsejar el aborto ha sido también un elemento frecuente en el armamento de estos dispensarios. El llamativo paralelo entre el desarrollo de planes de estudio con educación sexual explícita, disponibilidad de contraceptivos, y la explosión de embarazos juveniles ha sido bien documentado por S. Roylance, J. A. Ford y J. Kasun en su testimonio ante el Comité del Senado sobre Trabajo y Recursos Humanos, en marzo de 1981. Sus datos mostraron que los embarazos aumentaron conforme se introdujeron estos nuevos programas, y la tasa de embarazos aumentó paralelamente a los gastos en estos programas: los Estados con gastos más altos mostraron los niveles más altos de embarazos y abortos. En California, uno de los estados pioneros, la tasa de embarazos creció 20 más rápido de 1970 a 1976 que en el resto de la nación, y en el condado de Humboldt, este aumento fue 40 veces más rápido después de la introducción de los programas de educación sexual.(55)
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Estos hallazgos deben contrastarse con los resultados de una ley aprobada en Utah en 1980, que requiere el consentimiento paterno para la distribución de contraceptivos a menores; hubo un descenso substancial en la asistencia clínica, las cifras de embarazos y abortos de adolescentes.(55) Un resultado similar se observó en Minnesota a partir de una ley de 1981 que obligaba a notificar a los padres.(56) En 1982, Dr. H. H. Newman, director médico del Departamento de Salud de New Haven, escribió que, con la excusa de reducir los embarazos entre adolescentes, los programas de educación sexual intentaron enseñar a los niños a alcanzar el ajuste sexual, a explorar cuestiones como la masturbación, técnicas sexuales, homosexualidad y violación. En sus palabras: “En lugar de enseñar a los jóvenes a evitar un embarazo no deseado y su consecuencias, les enseñamos que la alegría del sexo es su herencia humana”. Continúa diciendo que no hay ninguna evidencia científica acerca de que tales cursos tengan un impacto positivo sobre los embarazos de adolescentes. Su propia experiencia sugiere lo opuesto, y cita el caso de Suecia que experimentó un aumento de lo que se llamó entonces “nacimientos ilegítimos”, excepto entre quienes eran bastante mayores, o entre quienes no recibieron educación sexual. En New Haven había tres escuelas similares. Una de ellas instauró un amplio programa de educación sexual 11 años antes, que condujo a un perturbador aumento del número de embarazos, comparado con las otras dos escuelas que no ofrecieron ese programa. Concluyó que era necesaria más investigación y evidencia estadística antes de adoptar tales programas, que, en su opinión, “pueden estar contribuyendo al problema”.(57) Numerosos estudios publicados refuerzan esta opinión. Informes de Marsiglio y Mott, y Dawson encontraron que los niños que recibieron educación sexual temprana tenían entre 1,2 y 1,5 más probabilidades de emprender una actividad sexual precoz.(58,59) Uno de Harris y su equipo, comisionado por Planned Parenthood, confirmó estos hallazgos.(18) Y, más recientemente, la prensa diaria ha informado de experiencias similares en Los Angeles y en Colorado.(60,61) El CDC ha informado de un aumento de la actividad sexual de las quinceañeras, del 4,6% en 1970 al 25,6% en 1988.(62) El análisis de estos datos, publicado en Family Planning Perspectives, reveló un
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aumentó de la promiscuidad y poca práctica de la contracepción.(63) Dada la naturaleza de la evidencia, y la posición de los realizadores de la encuesta a favor de la contracepción, las verdaderas cifras de no uso del preservativo pueden ser incluso mayores del 30-50% reconocido por los chicos y chicas. Los datos se confirman de nuevo en un informe del CDC de septiembre de 1992 que trata de la promiscuidad de los adolescentes, el SIDA y los preservativos.(64) Para la sociedad en general, parece evidente que la educación sexual ha fracasado. Pero para evaluar el éxito o el fracaso, tenemos que mirar los objetivos. Dada la información disponible en los párrafos anteriores, podría parecer que el objetivo declarado de reducir los embarazos de las adolescentes no se ha conseguido, y la insistencia en estos programas lleva a la conclusión inevitable de que el verdadero objetivo ha sido cambiar las actitudes sociales hacia el sexo, aboliendo las restricciones tradicionales en este campo y alentando la aceptación de prácticas que muchos padres consideran desviadas. Tales metas pueden ser difíciles de defender en un debate público, por lo que el mito del SIDA y de la prevención del embarazo tiene que perpetuarse. Un artículo reciente en Parents Magazine declara abiertamente que la meta del Sex Information and Education Council de los Estados Unidos (SIECUS) y de la Planned Parenthood es “promover una sexualidad sana en los jóvenes, proporcionándoles las habilidades que necesitan para ayudarles a tomar decisiones sexuales responsables”(65), pero no asumirán ninguna responsabilidad de los desastres que dejan detrás, que afectan a nuestros hijos, cuando sus intentos de ingeniería social fallan, y se enseñan a seres humanos jóvenes inmaduros como hechos ideas basadas en opiniones no comprobadas pero de moda, rechazando absolutamente la sabiduría de siglos de civilización. La percepción universal del matrimonio como el ambiente adecuado para el goce de una vida sexual saludable y el crecimiento de la familia no puede atribuirse a creencias religiosas o morales particulares, sino que debe reconocerse como el resultado de innumerables intentos de ensayo y error. Cualquier modificación de las costumbres establecidas requeriría una evidencia científica que los modernos abogados de la actividad sexual desenfrenada han sido incapaces de proporcionar. El sistema de escuelas públicas de la ciudad de Nueva York proporciona una oportunidad selecta de desarrollar un estudio científico cuidadosamente controlado, que compare lo tradicional, las técnicas 22
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basadas en la abstinencia que han funcionado en las generaciones anteriores, y lo nuevo, la promiscuidad protegida, tan entusiastamente defendida. Alternativas al preservativo/ educación sexual sobre VIH Kirby ha analizado los diferentes enfoques de la educación sexual y la prevención de embarazos y ETS. Concluye que el plan de estudios orientado hacia el conocimiento ha fallado, descubrimiento que confirma tardíamente la conclusión de los antiguos filósofos griegos, que el conocimiento y la práctica de virtud no se exigen mutuamente. Los que Kirby llama de “segunda generación”, que intentan clarificar los valores y fundamentar la toma de decisiones, también los considera fracasados. Y, sin análisis, también desecha los programas de “tercera generación” basados en la abstinencia. Parece haber un conocimiento superior entre los expertos, que les permite eliminar de su consideración este enfoque, sin siquiera mirar los resultados de los experimentos que han empleado esos métodos. Procede entonces a defender un programa de “cuarta generación”, mezcla de abstinencia y contracepción, que llama “Reducir el riesgo”. Según su análisis, este programa no redujo la actividad sexual, y pareció tener éxito en aumentar la práctica de la contracepción en mujeres y “jóvenes de bajo riesgo”.(66) Como ya hemos afirmado, las estadísticas del CDC y del Comité de Salud de la ciudad de Nueva York revelan una llamativa disparidad en las frecuencias de transmisión heterosexual del VIH entre los compañeros varones y mujeres, disparidad que, por razones desconocidas, es mucho más notable en blancos que en negros o hispánicos. Los métodos contraceptivos bien recibidos por las mujeres, pero no por los hombres, suponiendo que los jóvenes hubieran contestado correctamente, sólo pueden ser de tipos que no tienen ningún efecto en la transmisión del VIH, y los métodos que benefician a grupos de bajo riesgo, mientras dejan a los de alto riesgo igual, no parecen dignos de mucho esfuerzo. Si, por otra parte, pudiéramos desarrollar programas que convirtieran el alto riesgo en bajo riesgo, y el bajo riesgo en ningún riesgo, nuestras autoridades deberían explorarlos y evaluarlos cuidadosamente por medio de estudios comparativos controlados. El título XX de la ley del Servicio de la Salud Público de 1981 intentó hacer exactamente eso. Ayudó a desarrollar y evaluar
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métodos basados en la abstinencia. El primer programa de este tipo, denominado “Posponer las relaciones sexuales” comenzó en Atlanta en 1983, en las escuelas del centro de la ciudad. “Al final del 8º grado, los estudiantes que no habían participado en el programa tenían cinco veces más probabilidades de haber empezado su actividad sexual que quienes habían seguido el programa”.(67) Se ha desarrollado un gran número de programas similares, y aunque muchos de ellos suelen ser obra de personas con una orientación espiritual, todos los que han recibido alguna financiación de fuentes federales, se han mantenido estrictamente en terreno no religioso. Entre ellos podemos citar el plan “Community of Caring”(68) de la Fundación Joseph Kennedy, “Teen Aid”(69), “Sex Respect”(70), “Teen Choice”(71) y “Free Teens”.(72) El común denominador de todos estos programas es que la abstinencia es la opción más saludable para los adolescentes, y que la actividad sexual debe reservarse para una relación madura y comprometida y que educar el carácter es una parte deseable de cualquier sistema educativo. Todo estos programas han mostrado notable efectividad para reducir la tasa de actividad sexual y embarazos, resultados que no puede ostentar ninguno de los programas basados en contraceptivos o drogas. Resultados similares o mejores se esperan en la transmisión de VIH: si el riesgo de una vida nueva actúa como disuasor, dado el refuerzo positivo, es lógico esperar lo mismo o más cuando el riesgo es la muerte. Y, basados en experiencia anecdótica, los programas que subrayan la abstinencia, pero dan preservativos como una especie de salvavidas, no han sido tan efectivos como los que se apoyan exclusivamente en la abstinencia.(73) Conclusión La revolución sexual ocurrida en las últimas décadas ha llevado a un cambio profundo en los pensamientos y perspectivas de muchos expertos, sobre todo entre los que no tienen hijos propios. Conductas que han llegado a ser aceptables para adultos en privado, son propugnadas ahora para los niños. Quienes piensan de esta manera tienden a olvidar que lleva tiempo hacer de un niño un adulto, y que las ideas doctrinarias que no tienen obvias consecuencias trágicas para los adultos, pueden ser malentendidas y llevadas a la práctica irresponsablemente por jóvenes inmaduros. En nuestras escuelas nos enfrentamos con otro problema: la violencia asesina. Ningún experto, por lo menos todavía, ha sugerido que 24
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todos los jóvenes deban asistir a la escuela con un chaleco antibalas, o que debemos proporcionarles instrucción adecuada sobre la manipulación correcta de armas de fuego para evitar las muertes debidas a balas perdidas, como si cada bala debiera dar en el blanco. Sabemos también los problemas que produce la bebida tomada de modo irresponsable, quizás en combinación con la conducción irresponsable. Todos pensamos lo mismo en estos campos, pero no hemos podido hallar maneras fiables de enseñar responsabilidad a los jóvenes, excepto intentar prohibir las actividades particularmente peligrosas, y esperar que sobrevivan hasta que la vida misma les enseñe una conducta más responsable, siendo el matrimonio tradicional una de las escuelas con más éxito para conseguir este objetivo.
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Aspectos psicopedagógicos de la prevencion del SIDA M. Victoria Gordillo Alvarez-Valdes
España lleva años ocupando el primer puesto en Europa en incidencia de sida. El número de casos registrado desde 1981 supera los 40.000 y se presume que existen entre 150.000 y 200.000 seropositivos. Desde la descripción de los primeros casos de sida en EE.UU. han transcurrido ya quince años y la epidemia continúa propasándose, desafiando a la comunidad médica mundial que contempla como, a pesar de los logros científicos alcanzados en el conocimiento de la enfermedad, no se ha obtenido ningún tratamiento capaz de erradicar al virus de los sujetos infectados. Por esta razón y en espera de la obtención de un antivírico o una vacuna verdaderamente eficaces, la prevención constituye el arma más útil para frenar esta epidemia que, no sin motivo, ha sido denominada “la plaga del siglo XX”. Para combatir con eficacia esta epidemia es preciso conocer claramente sus dimensiones, así como percibir el riesgo personal que representa pues sólo de este modo se logrará el necesario cambio de conducta (1). No se puede olvidar, sin embargo, que la prevención, cuyo objetivo es el cambio de conductas, requiere educar convenientemente a la población. Al ser una enfermedad que se transmite principalmente a través de determinadas conductas habrá que centrar la actividad preventiva en modificar hábitos de vida que suponen un riesgo para el individuo (2). Analicemos, a continuación, las principales vías de transmisión de esta infección. 1. La transmisión heterosexual La transmisión heterosexual del VIH ocurre de modo muy heterogéneo. Es más frecuente de varón a mujer que viceversa (3). Se ha descrito en un 15-25% de las parejas femeninas estables de drogadictos y hemofílicos seropositivos (3,4). Existen casos de
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transmisión del VIH a partir de uno o dos aislados coitos con una persona infectada (5,6). La información disponible sugiere que el coito anal, la relación durante la menstruación y la presencia de úlceras genitales facilitan la transmisión del VIH en la relación heterosexual (7). Por su parte, algunas circunstancias ajenas a la propia relación sexual se asocian a una mayor transmisibilidad, como es un estadio más avanzado de la infección VIH en la pareja seropositiva (8) y un mayor número de relaciones sexuales con ella (16). La utilización de anticonceptivos, en relación con los cambios producidos en la mucosa vaginal, puede incrementar la transmisión del VIH (7). La prevención de la transmisión heterosexual del VIH, que constituye la “segunda ola” del SIDA, pasa por educar convenientemente a la población. En algunos países africanos, siguiendo las recomendaciones de la OMS, se han realizado campañas de promoción de la estabilidad familiar y de reducción del número de parejas entre la población general. En las prostitutas se ha promovido el uso del preservativo como única medida para paliar el riesgo de infección en los usuarios, aunque se sabe que el preservativo no elimina por completo el riesgo de infección por VIH (9-13). Las causas de su falibilidad son múltiples, como el tipo de material empleado (el látex es el más protector), la rotura del preservativo hasta en un 11-18% de las relaciones sexuales (11-14), el contacto ocasional de las mucosas por deslizamiento del preservativo y la omisión de su uso en relaciones potencialmente infecciosas como las orogenitales (ó,15,16). La recomendación de su uso, por tanto, debería ir siempre acompañada de una información veraz sobre sus limitaciones y, más importante todavía, es preciso subrayar la eficacia de evitar la multiplicidad de parejas. Dado que el contagio heterosexual es una vía en ascenso, y que en nuestro país ocupa el segundo lugar después de la drogadicción, urge plantear estrategias adecuadas para hacer frente a la difusión heterosexual del VIH. La OMS ha difundido mensajes en favor de la monogamia y en contra de la promiscuidad. En el mismo sentido se han pronunciado diferentes autores (17,18), que subrayan la necesidad de promover un cambio conductual importante en el área sexual de muchas sociedades. Así en San Francisco, un estudio reciente ha alertado que de no producirse una reducción considerable de las prácticas de riesgo en gran parte de la población,
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aunque existiera una vacuna profiláctica, la epidemia continuaría creciendo (19). En algunos países occidentales se han desarrollado campañas de promoción del uso de preservativos, pero frecuentemente sin informar adecuadamente sobre sus limitaciones y sin subrayar la conveniencia de evitar la promiscuidad. El resultado ha sido desafortunado, observándose un aumento de algunas ETS, especialmente entre adolescentes. Parece, por tanto, que la revisión de estas campañas de prevención ha de ser un objehvo prioritario en los programas de salud pública (20,21). En Nueva York, tras varios años de distribución gratuita de condones en las escuelas, se revisó el programa educacional y se puso en práctica uno nuevo para promover el retraso del inicio de la relaciones sexuales después de los 18 años, habida cuenta del elevado número de embarazos no deseados y ETS (entre las cuáles figura el sida) que se estaban observando en los adolescentes. Una consecuencia que se deriva de lo anterior es que a pesar de la importancia que la tecnología tiene en temas referidos a la salud, hoy se reclama un enfoque diferente más próximo a la educación. Para el éxito de la prevención primaria -es decir, de aquella que se realiza antes de que el peligro se haya presentado-, el foco debe situarse en aquellos aspectos que se refieren a la motivación de la conducta en general (22). 2. La drogadicción por vía parenteral En nuestro país, donde existen unos 125.000 drogadictos, un 64% de los casos de sida descritos parecen haberse producido en ADVP. La transmisión ocurre por intercambio del material utilizado en la venopunción con sujetos infectados, aunque también puede ocurrir por otros mecanismos y, de modo especial, dada la promiscuidad de muchos de estos individuos, a través de relaciones heterosexuales. Los objetivos de las campañas de prevención de la infección VIH en drogadictos se han localizado en: 1) ayudar a la deshabituación y a la reinserción social; 2) desterrar el hábito de intercambiar la parafernalia ublizada en la venopunción; y 3) educar sobre la transmisión sexual del virus, aconsejando una menor promiscuidad
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y/o el uso del preservativo. Las campañas de prevención en ADVP no han tenido la repercusión esperada y han sido poco eficaces hasta el presente. En algunos países, aunque se ha demostrado una reducción del hábito de intercambiar jeringuillas (23,24), se demostró que las conductas sexuales de riesgo no se habían modificado (24). De forma prioritaria hay que diseñar nuevas estrategias para reducir la penetración del VIH en la gran masa de drogadictos. Por un lado, se requiere llegar plenamente a esos colectivos marginados, que son los más insensibles a los medios de comunicación (prensa, radio, TV), quizás a través del adiestramiento de verdaderos “educadores de campo”, que tengan contacto directo con los drogadictos en su ámbito. Por otro lado, deben identificarse e intentar corregirse las circunstancias asociadas al inicio de la drogadicción. Algunos factores sociales, como el paro laboral, un bajo nivel educativo, los problemas familiares y el antecedente de haber estado en prisión se asocian a menudo a la seroposifividad en ADVP. Por ello, en última instancia, prevenir la drogadicción y la infección por VIH requiere revisar la escolaridad de los adolescentes, la ocupación del tiempo extraescolar y la información que se da sobre la adicción a drogas. Posiblemente, han sido los modelos psicológicos de prevención los que han fracasado en su intento de evitar conductas de alto riesgo. De ellos los más conocidos se han centrado en promover un sentimiento de autoeficacia, unido a una mayor información y capacidad de manejar situaciones (por ejemplo, el modelo socio-cognitivo que se basa en el enfoque de Bandura). Otros, como la teoría de la acción razonada (TRA), han caído en el idealismo de pensar que la intencionalidad y las propias normas y actitudes son suficientes para lograr el cambio conductual. También se ha aplicado el modelo de crcencias de salud (HBM) en el cual la conducta preventiva se considera en función de la vulnerabilidad y la gravedad percibido ante la posible infección por VIH, así como de los costes y beneficios de las acciones que se deban emprender. Partiendo de este último se ha desarrollado un modelo específico de reducción del riesgo del sida (ARRRM) que comprende tres estadios: reconocer la situación, compromiso en reducir conductas de alto riesgo y búsqueda de estrategias para lograr los objetivos propuestos.
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La falta de comprehensividad y de resultados empíricos contrastables ha llevado a nuevas estrategias donde junto a la información y a las habilidades conductuales aparece un nuevo componente: la motivación (25). Una ventaja del modelo IMB (information, mativation, behavioral skills) es que en él se reconocen la información y la motivación como constructos diferentes, lo cual en muchos casos no se ha tenido suficientemente en cuenta al considerar que una buena información o, al revés, la sola motivacióneran suficientes para producir el cambio de conducta. 3. El contagio por relaciones homosexuales Los homo/bisexuales han sido los que más se han beneficiado de las campañas de prevención de la infección VIH que, poco exitosas en otros colectivos, parecen haber logrado una reducción de la incidencia estimada de seroconversiones en este grupo en los últimos años (26) El papel que puede tener el apoyo psicológico a los sujetos homosexuales ha sido expuesto de forma suficiente, en parte por la presencia de grupos activistas que han subrayado el importante componente psicosocial que subyace en la conducta homosexual. Desde la perspectiva educativa, es necesario insistir en dos aspectos: en el hecho de que la homosexualidad no siempre Gene una base genética, sino que en ocasiones es producto de una afectividad mal encauzada en la infancia y adolescencia. Y en la posibilidad de ayudar al sujeto homosexual a renunciar a la actividad sexual que más le atrae. Tanto la psicoterapia como una adecuada orientación familiar y educativa puede evitar la práctica de conductas de riesgo muy per judiciales para el sujeto. 4. La transmisión madre-hijo Aunque la transmisión materno-fetal del VIH sólo ocurre en el 12-20% de los recién nacidos de madres seropositivas, algunos países han aprobado el aborto para estas gestantes. Sin embargo, en la actualidad se dispone de varias estrategias que minimizan considerablemente el riesgo de infección para el recién nacido; por ejemplo, la práctica de cesárea en el último mes de la gestación (27)
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y evitar la lactancia materna, dado que el virus parece transmitiese preferentemente en el momento del parto y a través de la lactancia. De todas, la medida más eficaz para reducir la transmisión materno-fetal del VIH ha sido introducida recientemente: la administración de zidovudina a las mujeres embarazadas a partir del 4° mes de gestación, reduce la transmisión al 6-8% (28,29). De esta forma, se ha suscitado la conveniencia de realizar el estudio de anh-VIH a todas las mujeres restantes, como una prueba más del embarazo (30). 5. Las transfusiones sanguíneas Es ésta una vía en claro descenso en los países desarrollados donde desde 1986 es obligatorio este tipo de control en las donaciones de sangre. Sin embargo, en Africa y otras regiones subdesarrolladas, la problemática del sida transfusional continúa siendo particularmente grave. A la elevada prevalencia de infección en la población (1 de cada 4-6 donantes en algunos países centroafricanos), se suma la ausencia de infraestructura para excluir las donaciones seropositivas (31). 6. Prevención de la transmisión del VIH en otras situaciones La transmisión del VIH por contactos casuales, por ejemplo los existentes en las relaciones familiares no matrimoniales es excepcional. Los estudios de prevalencia de infección VIH en familiares u otros miembros que tenían una relación habitual con individuos seropositivos y sus objetos han concluido que el virus no se transmite por otras vías que la sexual (32,33). Sin embargo, en EE.UU. se ha comunicado recientemente la transmisión del VIH a un niño que convivía con su madre afectada de sida, así como el de una mujer de 75 años que cuidaba a su hijo enfermo de sida. En ambos casos había habido exposición repetida a sangre de los pacientes (34). Un problema no resuelto se refiere a la escolarización de los niños con infección por VIH. En esta situación se enfrenta el derecho de los padres seronegativos a evitar una potencial infección mortal para sus hijos, con el derecho de los niños seropositivos a no ser marginados.
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Agrava el conflicto el que estos últimos no son responsables de ser portadores del virus. Aunque se han comunicado varios casos de transmisión horizontal en niños que convivían juntos (35-37), debe subrayarse que, como ya se ha dicho, el virus se transmite de forma casi exclusiva por vía sexual y sanguínea, de forma que el riesgo de infección en la convivencia familiar o escolar en los niños es casi nulo (38,39). Las caricias, besos, golpes, etc. no constituyen una fuente de contagio a menos que existan heridas abiertas. Por ello, parece aconsejable que los educadores supervisen con especial atención, pero no impidan, la escolarización normal de los niños VIH positivos. Conclusiones Las estrategias para la prevención de la infección por VIH se sitúan en los tres niveles clásicos de prevención: primaria, secundaria y terciaria. La primera es la dirigida a sujetos que no presentan conductas de alto riesgo. El medio más idóneo es una educación que promueva estilos de vida sanos, que favorezca el autocontrol y un adecuado desarrollo afectivo-sexual dentro de un ambiente facilitados (medios de comunicación, escuela, familia, grupos, etc). La prevención secundaria es aquella cuyo grupo diana se compone de personas que están en posible situación de riesgo (adolescentes, grupos minoritarios, ámbitos sociales determinados, etc). Las medidas Irán encaminadas no sólo a informar sino a formar actitudes vitales, a desarrollar habilidades sociales, a proporcionar formas alternativas de tiempo libre, grupos naturales de ayuda (familia, amigos), etc. Por último, la terciaria tiene como objeto mejorar la calidad de vida de las personas infectadas y sus familiares. Se precisa para ello, tratamiento médico y atención psicológica. Algunas estrategias son específicas de esta etapa (intervención en crisis, psicoterapia, ayuda farmacológica y clínica), pero otras muchas coincidirán con el tipo de prevención anterior. En ocasiones, se requerirán también medidas paliativas (programas de metadona, distribución de jeringuillas o preservativos, etc). Y siempre, una preparación para afrontar la muerte con dignidad.
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Parte de la prevención en este nivel es evitar el contagio. Lo cual exige dar a conocer la infección a las posibles parejas y las posibilidades reales de contraer la enfermedad. Como muchos autores han indicado, la mayoría de los programas de prevención han fracasado por limitarse a una sola estrategia y por no diferenciar entre niveles o grupos sociales a los que se dirige (21,40-42), así como por presentar una dimensión demasiado individualista del problema sin tener en cuenta el entramado social en el que el sujeto se desenvuelve: aspiraciones, valores, necesidades, motivos, relaciones interpersonales, etc. E1 pandeterminismo o la limitación reduccionista del hombre ha producido programas donde la libertad de elegir y la capacidad de superación, tan propiamente humanas, no han sido en absoluto consideradas. Referencias Bibliográficas 1. Kirby M. Human rights and the HIV paradox. Lancet 1966; 348-.1217-18. 2. Stryker J, Coates T, DeCarlo R Prevention of HIV infection. Looking bock, looking ahead. JAMA 1995; 273: 1143-48. 3. European Study Group. Risk factors to male to female transmission of HIV. Br Med J 1989; 298: 411-5. 4. Tor J, Muga R, Ginesta C. Transmisión heterosexual del VIH en parejas estables de ADVP. Med Clin (Barc) 1987; 88: 712-4. 5. Johnson A, Petherick A, Davidson S. Transmission o f HIV to he te rosexuals partners of infected meo and women. AIDS 1989; 3: 367-72. 6. Valles J, Gutiérrez A, Gómez B. Formas infrecuentes de transmisión del VIH-L. Med Clin (Barc) 1995;105: 157. 7. Plummer F, Simonsen J, Cameron D. Cofactors in male-female sexual transmission of HIV-1. J Infect Dis 1991; 163-. 233-9. 8. Goedert J, Eyster M, Biggar R. Heterosexual transmission of HIV: association wiLh severa depletion of T-helper lymphocytes in meo with hemophilia. AIDS Res Hum Retroviruses 1987; 3: 355-60. 9. Nelson K, David M, Celentano D. Changes in sexual behavior and a decline in HIV infection among young meo in Thailand. New Engl J. Med 1996; 335: 297303. 10. Bayer R. AIDS prevenoion-Sexual ethics and responsibility. New Engl J Med 1996-, 334:1540-42. 11. Gotzche P, Hording M. Condoms to prevent HIV transmission do not imply truly safe sex. Scamd J Infect Dis 1988, 20: 233-4. 12. Weller S. A meta-analysis of condom effectiveness in reducing sexually transmitted HIV. Soc Sci Med 1993; 36: 1635-44. 13. McKegamey N. Prostitution and HIV: what do we know amd where might research be targeted m the futura? AIDS 1994; 8:1.215-ó. 14. Wigersma L, Oud R. Safety and acceptability of condoms for use by homosexual meo as a prophylachc against transmission of HIV during amogenital intercourse. Br Med J 1987; 295:94.
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Defectos del condón Pedro Pérez Cárdenas Las políticas gubernamentales, casi a nivel mundial, han realizado y están realizando grandes esfuerzos para difundir el uso del condón, con la confianza de que ello frenará el SIDA. Una de las grandes hipótesis que defiende este texto, “El SIDA sin engaños”, es demostrar cómo esas campañas son inútiles e incluso contraproducentes en lo que se refiere a la lucha contra el SIDA, y contra otros problemas sociales. Esta demostración se inicia ahora. Ya han pasado años desde el inicio de las campañas de lucha contra el sida basadas en el condón, y la experiencia demuestra que no han servido, el sida sigue creciendo de modo exponencial. Se hace necesario un esfuerzo de superación de barreras mentales para admitir que son los comportamientos adquiridos con la educación, los que cambiará el rumbo de la epidemia. Vamos a centrarnos en los datos, para ayudar a abrir la mente a los seguidores de la condonmanía. Para ser concreto, vamos a calificar el instrumento sin tapujos. Parece que casi todos sus defectos van a comenzar por la letra “i”. 1. Inseguro Un profesor explicaba a sus alumnos que el virus del SIDA es 500 veces más pequeño que el espermatozoide, con lo que tiene la grosera costumbre de filtrarse a través de las paredes del condón, o goma, e introducirse donde no ha sido invitado. También les transmitía las conclusiones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que concluye de la siguiente forma: el preservativo falla entre un 10 y un 20% de los casos, dependiendo de la calidad de zuncho o funda. Último apunte pedagógico: el maléfico virus del SIDA puede, y suele, tardar años en manifestarse. Más de un alumno y alumna acostumbra entonces a ponerse blanco al escuchar estos pormenores, y no hay que ser muy listo para adivinar el motivo Todas las personas que tengan algo que ver en el negocio de condones, o que deseen que la corrupción de costumbres se extienda, dirá que el usar el condón es seguro. Pero ya son muchas las autoridades médicas, científicas o sanitarias que vienen diciendo
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lo contrario. El condón es un medio que algunos venían utilizando como contraceptivo y para disminuir el riesgo de contraer enfermedades sexuales. El axioma de contraceptivo seguro en los años setenta eran los contraceptivos hormonales y, casi sin efectos secundarios, mientras que los condones se rechazaban porque eran poco seguros, antinaturales, y disminuían la sensibilidad. Sin embargo, actualmente, el axioma que nos venden es el contrario, y es que el condón es un método seguro, mientras que ahora se previene contra las píldoras hormonales por sus efectos secundarios, ya que es el método contraceptivo con más riesgo para la salud. !Cómo nos engañan¡. Según los estudios, unos dicen que el uso del condón para prevenir la transmisión del SIDA falla en un 10 % de ocasiones, mientras que otros estudios aseguran que este porcentaje llega al 30 %. Se hacen comparaciones con el riesgo de quedar embarazada usando condón y el riego de contraer el VIH, y se afirma que este último es mayor que el primero pues se puede quedar embarazada unos pocos días al mes, mientras que el contagio del VIH puede darse en todo momento, todos los días del mes. El descubridor del origen del Síndrome de Down, ya fallecido, decía en 1989. “Con el condón quedan embarazadas aproximadamente un 10% de las mujeres al cabo de un año de uso . Si no es una barrera infranqueable para los espermatozoides, menos aún lo será para el virus del SIDA, que es 500 veces más pequeño. Como puede suponerse, decir que el preservativo es eficaz para prevenir el SIDA es un absurdo (...). Un sodomizador seropositivo hará correr un riesgo de por lo menos uno entre diez de contraer la enfermedad mortal,..., por lo que es totalmente imposible calificar de mal menor un comportamiento tan peligroso para otro ser humano ”. (1)
Muchos otros estudios e informes van a ser expuestos a continuación para confirmar la inseguridad del condón a quien no quiera creerlo. Es una lástima que los dos principales esfuerzos que gobiernos y organismos internacionales están realizando contra el SIDA se han manifestado un fracaso: ni las multinacionales farmacéuticas han logrado todavía la vacuna deseada, ni la promoción del condón -que acapara la mayor parte del dinero público contra el SIDA- ha logrado frenar la extensión de la plaga. Los científicos han advertido en numerosas ocasiones a los gobernantes de que con esta política están presentando como remedio seguro algo que no lo es, lo que
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anima a repetir los contactos de riesgo. Pero, una cosa son los científicos y otra son los políticos, éstos buscan medidas que den votos, que sean populares. 1.1. Fallos mecánicos de los condones Además de la posibilidad de rotura o desplazamiento, está claro que el condón sólo puede ser eficaz “cuando se utiliza de modo correcto” (2) , cuando se dan las condiciones óptimas. En la práctica, hay siempre un amplio margen de usos defectuosos (3). En este sentido existen conocidos estudios donde se describen con detalle los numerosos casos de fallo del condón (4). Pero, curiosamente se sigue equiparando “prevención” con “buen uso del condón” sin que la eficacia de tal instrumento sobre la epidemia haya sido estadísticamente demostrada. Es más, debido a diversos factores que intervienen en la transmisión, esta eficacia es indemostrable. Hay dos estudios de Trussel et al. en 1992 que informan de frecuencias de roturas y deslizamiento del 14.6%. En el primer estudio, los autores resumen: “ Un estudio prospectivo empleando dos marcas de preservativos encontró que, de 405 preservativos empleados para las relaciones sexuales, el 7.9% o se rompió durante la relación o al retirarse, o se resbaló durante las relaciones; ninguno de estos hechos está relacionado con el tipo de preservativo. El 7.2% se resbaló al retirarse; no se encontró relación entre el deslizamiento del preservativo y su marca o el uso anterior de preservativos, pero era significativamente más alto cuando se usó algún lubrificante adicional” . (5)
En el segundo estudio, en la revista Family Planning Perpectives, se dice : “Los investigadores observan que la alta frecuencia con que los preservativos se resbalan y se caen al retirarse -17% de los preservativos que no se habían roto, se habían caído durante las relaciones- indica un alto nivel de mal uso. Indican también, que un mejor empleo puede ser difícil de conseguir, pues todas las mujeres que participaron habían recibido instrucciones escritas y verbales sobre su empleo adecuado.” (6)
El tema de la práctica del sexo anal por parte de los homosexuales es mucho más claro en lo concerniente a la tasa de fallos y al riesgo de contagio. Durante esta relación anal, por razones anatómicas el roce es mayor, por lo que los condones deberían ser más gruesos para ser
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algo más seguros. Pero lo que ocurre es que cuanto más grueso, menor es su aceptación. (7) Las estadísticas en los países Occidentales mostraban que el riesgo de contagio de VIH más claro para un hombre es la droga por vía intravenosa y la homosexualidad. Unos datos (8) extremos que avalan esta conclusión fueron obtenidos en 1993 en la ciudad de Nueva York en la que de 4352 casos de SIDA en hombres, 2687 mantenían relaciones sexuales con hombres pertenecientes a grupos de riesgo, 261 habían usado drogas intravenosas y tenían relaciones sexuales con hombres, 2 habían mantenido relaciones sexuales con mujeres de grupos de riesgo En un estudio de la asociación Stop SIDA realizado conjuntamente con el CEESCAT de Cataluña en 1993 y 1995 revela que una proporción relativamente importante de los gays declaró haber tenido accidentes en el manejo de los preservativos (32% roturas y el 15% deslizamientos). (9) Si ahora pasamos a analizar las relaciones sexuales precoces, entre adolescentes, hay informes que revelan que el fallo de los condones empleados como contraceptivo puede ser de hasta el 50% (10). Si esto es así, ¿cuánto fallarán en la prevención del contagio de VIH? Otro dato significativo que muestra en la práctica, los fallos del condón, se veía reflejado por un comunicado del Centro Dator, de Madrid, lugar donde en mayor cantidad se eliminan a niños antes de nacer en España. Decía un titular del diario el País 20-8-2000 que “de La mitad de las jóvenes que abortan declaran rotura del preservativo”. Haciendo cálculos, sabiendo que en España alrededor de 50.000 niños se les impide nacer, que otros felizmente nacen, y que la muestra de Dator es para jóvenes hasta 25 años, nos haremos una idea de cuanto falla el condón para evitar un embarazo que no se desea. Y no conviene olvidar, que la transmisión del SIDA ocurre cualquier día del mes, y el embarazo sólo ocurre unos pocos días de cada mes. En muchas otras partes del mundo ocurre otro tanto. En abril de 1996, Murty y Firth publicaron un estudio realizado en Inglaterra con 4.666 mujeres que, durante un período de cinco años, acudieron para consejo previo al aborto. El estudio, realizado en 1993, mostró que 46.4% de las mujeres que se presentaron solicitando abortos declararon que su embarazo se debía a fallas del preservativo. 42
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Savonius y colaboradores hicieron en 1995, un estudio con 200 mujeres que abortaron en Finlandia: 76.7% de las usuarias de condones reportaron que el condón se había roto, salido, o bien que su uso era irregular. Lewis y colaboradores, en abril de 1996, publicaron una investigación con 629 mujeres que habían acudido a una clínica para consejera por “embarazo no deseado” entre septiembre 1994 y febrero 1995. El estudio demostró que 47.9% de las mujeres estaban usando un preservativo al momento del “embarazo no deseado”. Abundando en el punto anterior, se ha sabido que El 69,2 por ciento de los que piden la pastilla abortiva dicen que lo hacen porque se les ha roto el condón, según un estudio elaborado en el año 2004, desde el Hospital del Mar de Barcelona . (11) La demanda de la píldora del día después, que provoca un aborto químico precoz porque impide la implantación del embrión (un ser humano), se ha multiplicado por 8 en términos relativos desde 1994 (de ser el 1,26 de las urgencias a un 9,82), según un estudio dirigido por Miquel Àngel Checa, del Servicio de Ginecología y Obstetricia del Hospital del Mar de Barcelona. Por otro lado, según el trabajo, recientemente publicado y realizado entre 1994 y 2002 a partir de 5.656 píldoras solicitadas en el área de Urgencias del centro barcelonés, el 69,2 por ciento de las personas que pidieron la pastilla dijeron que lo hacían “porque se les había roto el preservativo” y un 10,3 por ciento, por retención del condón. Es decir, que casi 8 de cada 10 solicitantes de la píldora del día después acudieron a Urgencias por alguna incidencia con el preservativo. ¿De verdad puede considerarse seguro este método, por ejemplo, para prevenir enfermedades como el SIDA? En un informe que ofrece ACIPRENSA, http://www.aciprensa.com/vida/pildorads.swf , se puede comprobar de manera gráfica lo que puede ocasionar el fármaco. El estudio médico realizado en el Hospital del Mar asegura también que el 93 por ciento de las personas que visitaron Urgencias para pedir el fármaco abortivo no han acudido una segunda vez por ese motivo. En esta línea, recoge otros datos sobre el uso de la pastilla en las 72 horas posteriores a la relación sexual (por ejemplo, el día de la semana o los meses en que más se solicita), siempre pensando en estimular y provocar un aumento de la demanda. Por cierto, la revista CONTRACEPTION, donde se ha reproducido este trabajo, es la publicación oficial de la Asociación de Profesionales de Salud
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Reproductiva (ARHP, www.arhp.org). Se trata de una organización fundada en 1963 como una área de educación médica dentro de la Planned Parenthood Federation of America (PPFA), actualmente la mayor multinacional del aborto. La eficacia del condón femenino sigue siendo incierta. Un estudio de la Universidad de Alabama (12) se centró en la eficacia de los condones femeninos sobre un total de 1.464 usos por parte de 210 parejas monógamas masculinas/femeninas. Los investigadores compararon los índices registrados relativos a fallos de los condones con la exposición al semen por parte de las mujeres, medidos en función de los niveles de antígeno específico a la próstata (AEP), evaluados con dos criterios de medición distintos. El 7% de las mujeres mostró exposición al semen con ambos criterios, y el 21% con uno de los criterios. Para las mujeres que declararon no haber observado fallos de los condones, la cifra fue del 5% y del 19%, respectivamente. Los investigadores afirmaron que estas proporciones, relativamente elevadas, “ indican que las apreciaciones individuales subestiman la frecuencia de fallos con los condones”. 1.2. Agujeros en los condones En 1987 la FDA (Food and Drug Administration) entidad del gobierno de EE.UU. que se encarga de la aprobación de medicamentos, prótesis, aditivos alimentarios, etc. , empezó a usar una prueba de pérdida de agua, en la que el condón se llena con 300 ml. de agua, y se mira durante un minuto, para ver si pierde. Se acepta que tiene un nivel de calidad aceptable cuando la tasa de fallo por permeabilidad al agua no excede en un 4 por 1000. Los lotes que exceden este criterio son retirados de la venta. Se estudiaron 430 marcas con 102.000 condones, 165 fabricadas en EE.UU. con 38.000 condones, y 265 marcas extranjeras con 64.000 condones. Los resultados fueron que no tenían un nivel suficiente de calidad el 12% de las marcas de EE.UU. y 21% de las marcas extranjeras (13). En estas investigaciones de la FDA sobre la seguridad de los condones como preventivo del SIDA, se afirmaba concluyendo que “ el uso del preservativo no se relaciona de forma significativa con la protección contra el contagio”. (14) Rechazos producidos, por ejemplo en 1991, incluyen las marcas “Ramses Extra Strength” (marzo de 1991) debido a “ Cantidad inaceptable de orificios y fisuras de anillo” (15), “Saxon Wet
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Lubricated” (mayo de 1991) por no pasar el control de calidad de la FDA(16), y las que citaba el The New York Times de Noviembre de 1991. En muchos países en los que se han tomado la molestia de controlar la calidad, se han producido rechazos de marcas. Aún, con todo, no deja de ser penoso que con un 4 por 1000 de casos de permeabilidad al agua, sean puestos a la venta. Al aceptarse esta tasa de defectos, la probabilidad de fallo en una pareja que utilizase el condón como método anticonceptivo sería de un 20´8 % anual si mantuviesen relaciones sexuales una vez a la semana, y de un 41´6 % si mantuviesen relaciones sexuales dos veces por semana.(17) En 1995 se retiraron de las farmacias americanas unos condones de plástico de la empresa London International Holdings Inc., después de haber estado a la venta desde 1991, año en el que la FDA diera el visto bueno a las pruebas de laboratorio que garantizaban la impermeabilidad del material utilizado (índice de fracaso menor del 2%). Pruebas independientes realizadas por el Instituto Nacional de la Salud Infantil y el Desarrollo Humano, arrojaron un índice de fallos mucho más alto : el 14% (una de cada siete veces). Los condones de plástico son utilizados por las personas alérgicas al látex (5-7% de la población).(18) En Francia, en Abril de 1994, la revista del Instituto Nacional del Consumo afirmó, en un número especial dedicado a los condones, que de 28 marcas puestas a prueba, 12 debían “ ser evitadas” por inseguras frente al riesgo de contagio del SIDA. La prensa francesa, haciéndose eco de la revista, dice que “ en materia de preservativos, aunque la reglamentación francesa está entre las más rigurosas del mundo, no parece todavía suficiente cuando está en juego la vida ”. Los resultados comunicados por la revista mensual 50 Millones de Consumidores arrojan dudas sobre la calidad de los condones comercializados en Francia por esas doce marcas :” algunos preservativos se rompen, otros son porosos”. Por su parte, la
Administración mantenía que, si se respetan las normas establecidas para la producción, no tendría que ocurrir así. El problema es, dicen otros expertos, que en el estado actual de los métodos de producción industrial no se puede garantizar que la totalidad de los preservativos vendidos bajo una marca respondan a esas normas. Esta incertidumbre contrasta con la seguridad que se atribuye al condón en las campañas francesas de prevención del SIDA. Ya en 1988, la
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misma revista, había publicado un estudio comparativo sobre 41 marcas, que decía que uno de cada dos condones era inseguro contra la infección. Por aquellas fechas los poderes públicos prohibieron la venta de cinco marcas. Pero, a juzgar por el nuevo estudio, no parece que el riesgo de la falta de calidad de los condones haya desaparecido. Y si esto ocurre en un país cuyas normas de calidad están entre las más rigurosas del mundo, es inquietante lo que puede estar sucediendo en muchos países pobres donde estas cosas se venden sin ningún control. Allí han podido ir a buscar salida las marcas rechazadas en Francia. En México, en la revista del “consumidor”, de febrero de 1996, apareció un reportaje especial sobre la calidad de los condones. La investigación incluyó 26 marcas, tanto importadas como de manufactura mexicana. Las pruebas de verificación de calidad se basaron en la Norma Oficial Mexicana NOM-016-SSA1-1993, la cual establece las especificaciones sanitarias que deben cumplir los condones de hule látex. Se realizaron distintas pruebas, para analizar los defectos visibles y orificios no visibles. Se llevaron a cabo análisis para verificar la inexistencia de defectos visibles, tales como: orificios, rasgaduras, roturas, escurrimientos de material, partes débiles, bordes distorsionados, etc. Se encontraron con que las marcas sheik elite, ramses sensitol y trojan plus tenían una calidad regular. Para analizar los orificios no visibles se llenó el producto con la cantidad de agua señalada en la norma, para corroborar que después de manipularlo por un tiempo específico, aquel no presentara fugas de agua. Bajo ese patrón de calidad resultó que las marcas therso, flash, cowboy studded y sheik elite ribbed tuvieron una calificación de regular y las marcas everything y sico sensitive el resultado fue deficiente.(19) Un servicio de la agencia “UN Wire” informó (16-2-2000) que un grupo de consumidores de Hong Kong, había encontrado muchos defectos en los condones. Según el Consejo de Consumidores de Hong Kong más de la tercera parte de los condones adquiridos en el territorio son inseguros. El Consejo compró unos 27.000 preservativos de 66 marcas diversas para su examen. En Brasil, muchos lotes de preservativos (algunas de las principales marcas) fueron retirados del mercado durante 1999, 2000 y 2003, debido a fallos en diferentes tests y al descubrimiento de que se trataba de productos falsificados.(20)
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Se retiraron en 1999, 1.036.800 unidades del preservativo Prudence®, la tercera marca en el Brasil, debido a que no superó las pruebas efectuadas por el INMETRO, el Ministerio para el Desarrollo, Industria y Comercio Exterior. El grupo de consumidores Civitas International declaró que “ en 1991 el Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor (IDEC) publicó un estudio en el que se informa de que cinco de cada siete marcas de preservativos en Brasil, incluyendo la primera marca nacional, Jontex®, producida por Johnson & Johnson, no superaron pruebas internacionales de seguridad. Y prosigue: “Johnson & Johnson hizo
publicar inmediatamente anuncios de una página entera en los periódicos de difusión nacional, atacando al IDEC [Instituto Brasileño de Defensa del Consumidor]. Johnson & Johnson contrató expertos en estadística para atacar el estudio de IDEC, que había sido guiado por un laboratorio holandés independiente. Sin embargo, el ministro brasileño de sanidad tomó en serio este informe y ordenó retirar a nivel nacional Jontex® y las otras. La Radio BBC de Londres anunció a primeros de Abril del 2002, que el gobierno de Tanzania decidió eliminar un cargamento marítimo completo de preservativos enviados al país por el Fondo de Población de las Naciones Unidas supuestamente para combatir la difusión del SIDA, porque descubrió que éstos se encontraban con defectos de fabricación. Según una fuente del gobierno de Tanzania que citaba por la BBC, tres contenedores completos que transportaban más de 750,000 dólares en preservativos fabricados en Singapur fueron encontrados con “graves defectos” que no fueron detallados por las autoridades. Las fuentes sí revelaron, en cambio, que el descubrimiento de los defectos fue fortuito, y que muy posiblemente otras decenas de miles de preservativos distribuidos por la UNFPA en África se encuentren defectuosos, proporcionando un falso sentimiento de seguridad entre los jóvenes e incrementando gravemente las posibilidades de transmisión del SIDA que de suyo ya tiene el preservativo, como lo han demostrado muchos estudios. Se Ignora si los consumidores exigieron indemnizaciones por los posibles daños y prejuicios, ¿o es que las multinacionales los enviaron allá por que actúan con impunidad? En España, no hubo legislación de control de “calidad” de los condones hasta Noviembre de 1991 (normas UNE), con lo que se 47
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podía vender sin ninguna exigencia ni fecha de caducidad. La Unión de Consumidores hizo un estudio en 1990 de diversas marcas utilizando el mismo test de agujeros al agua, y el 27% de las marcas no tenían un nivel suficiente de calidad. En Marzo de 1992 se publicó otro estudio de la Unión de Consumidores realizado con 10.000 condones de los 20 modelos que se venden, que representan el 75% del mercado, y la conclusión fue que el 50% no superó las pruebas realizadas con los criterios de la Unión Internacional de Consumidores, a pesar de que el 96% cumplía las normas UNE aprobadas.(21) El 23 de Mayo de 1994, la Directora General de Farmacia y Productos Sanitarios, Regina Revilla, como consecuencia de una campaña de revisión del mercado tuvo que anunciar la inmovilización de hasta 32 marcas de condones. Todas las marcas implicadas incumplían las especificaciones técnicas dispuestas por el R.D. 1688/1991 de 22-11. En Abril de 1998, en la revista Ciudadano, se ponía de manifiesto que de un estudio realizado con gran cantidad de condones vendidos en los Sex Shop, esas empresas que tanto contribuyen al SIDA, el 51% no cumple las normas técnicas. Es un signo de lo que quieren al fin y al cabo las empresas del latex : vender al máximo. Las pruebas de permeabilidad han mostrado que el látex no es impermeable a las partículas del VIH (22) ; Carey y al. realizaron un estudio sobre la efectividad de los condones de látex bajo condiciones simuladas de uso, determinando que el condón reduce el riesgo de transmisión del VIH, pero no lo elimina totalmente, ya que observaron 29 fugas de tamaño del VIH en 89 condones examinados. Los guantes quirúrgicos de látex, necesarios para el control de la infección, a menudo son permeables : no es raro que los cirujanos se encuentren sangre en las manos, y la solución práctica es llevar dos pares de guantes. Esta costumbre no parece práctica ni aceptable con los condones. Otro estudio sobre la eficacia preventiva de los condones fue publicado en Noviembre de 1994 por un experto holandés, el Dr. Johanes Lelkens, profesor emérito de anestesiología en la Universidad de Maastricht, quien advertía que los profilácticos más seguros no se libran de agujeros ranuras y orificios mucho más grandes que el tamaño de los virus. Según el Dr. Lelkens, los preservativos no logran evitar embarazos en un 12%, y su tasa de 48
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fallo es mucho mayor a la hora de frenar el virus del SIDA, cuyo tamaño es treinta veces menor que la cabeza de un espermatozoide. El VIH es un pequeño disco de 0.1 micras de diámetro. Actualmente los test eléctricos de permeabilidad de los preservativos son capaces de localizar agujeros de entre 10 y 12 micras, es decir, agujeros de 100 a 120 veces más grandes que el virus del SIDA. (23) (24) ¿Qué ocurre con los agujeros más pequeños? Simplemente los test no los localizan. En 1990, los profesores G.B.Davis y L.W.Schoroeder realizaron orificios de 1 micra de diámetro ( 10 veces mayor que el tamaño del VIH) a condones que habían pasado los test de control. El 90% de ellos volvieron a pasar la prueba como si no tuvieran agujeros. El experimento similar dirigido por R.F. Carey en 1992 llegó a conclusiones similares. En 1992 Carey introdujo microesferas de poliestireno del diámetro del VIH en condones que habían superado el test antes citado de la Federal Drugs Administration (USA). Los sometió a variaciones de presión análogas a las que se producen en una relación sexual: un tercio de ellos perdió entre 0.4 y 1.6 nanolitros. En una relación sexual de dos minutos con un condón que pierde 1 nanolitro por segundo, pasarían 12.000 virus. Pero no hace falta practicar los agujeros: en muchos casos ya existen. Así lo constató C.M.Roland, del “Naval Research Laboratory” de Washington :”la superficie de los preservativos aparece como una superficie cubierta de cráteres que tienen un diámetro de alrededor de 15 micras, y con una profundidad de 30. Más importante aún para la transmisión del SIDA es el descubrimiento de canales de 5 micras de diámetro que traspasan la pared de parte a parte. Es decir, que existen pasillos que comunican el interior y el exterior del preservativo con un diámetro de 50 veces mayor que el VIH.” (25)
Esto mismo también fue confirmado por el científico Cecil H. Fox, del Instituto Nacional de Salud de Maryland, y afirmaba que en el látex, la goma del condón existen poros que permiten el paso del VIH, visibles por microscopía electrónica. 1.3. Fallos para evitar embarazos Muy relacionado con la eficiencia del preservativo en la prevención de la transmisión de VIH/SIDA y ETS es la eficiencia en la prevención del embarazo. La OMS explica que el uso perfecto del condón no previene siempre el embarazo. “La tasa estimada de embarazos con uso perfecto del preservativo, esto es, aquella efectuada entre
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA quienes informan de un uso tal y como debe ser usado (es decir, en modo correcto) y en cada acto o relación sexual (o sea, en modo consistente), es del 3% en 12 meses” .(26)
Es innecesario decir que el uso típico del preservativo, que incluye un uso perfecto e imperfecto (por ejemplo, que no se use en todos y cada uno de los actos o relaciones sexuales, o que sea usado en modo incorrecto) es mucho menos efectivo en la prevención del embarazo. “La tasa de embarazo con un uso típico puede ser mucho más alta (10-14%) que con un uso perfecto, pero esto es debido principalmente a su uso inconsistente o incorrecto, no al fallo del preservativo”(27).
En efecto, el embarazo a pesar del uso de preservativo está bien documentado, con un índice de Pearl cercano a un 15% de fallo en mujeres durante el primer año de su uso. (El índice de embarazos de Pearl es un método estandar de comparación de efectividad de métodos contraceptivos. Mide el número de embarazos que ocurren al ser usado por 100 mujeres durante un año.) Si puede haber embarazo a pesar del uso de preservativo ¿no debería concluirse lógicamente que el condón permite también la transmisión de HIV y ETS, puesto que los organismos causantes de enfermedades pueden están presentes en los espermatozoides, en el fluido seminal e incluso en otros sitios, como las superficies de la piel, que no están cubiertas por el condón? Es más, se tiene que considerar que una mujer puede quedar embarazada sólo durante sus días fértiles (5-8 días cada ciclo, aproximadamente, tomando en consideración el periodo vital del esperma en el interior de su cuerpo), mientras que el VIH y las ETS pueden transmitirse cualquier día. En una carta bien documentada, publicada en el número del 5 de Enero del 2002, en el British Medical Journal, el Dr. Trevor Stammers alegaba que la estabilidad del matrimonio es clave para combatir el problema de los muchos embarazos de adolescentes en el Reino Unido. El Profesor Stammers(28), que es instructor de Medicina General en la Escuela de Medicina del Hospital San Jorge en Londres, citaba estudios con la observación que “ hasta el 80% de los embarazos no planeados son el resultado de falla de contracepción” y continúa afirmando que, por tal motivo, facilitar mayor acceso a la contracepción no puede ser la solución del problema”.
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1.4. Otros informes y opiniones 1. El Centro de Control de Enfermedades de Atlanta, el que más información posee en la lucha contra el SIDA, recomienda como prevención fundamental, que “ la abstinencia y la relación sexual con una pareja mutuamente fiel y no infectada son las únicas estrategias preventivas totalmente eficaces” ; por eso añaden que “el uso apropiado del condón en cada acto sexual puede reducir, pero no eliminar, el riesgo se enfermedades de transmisión sexual” (29). Este
trabajo del Centro de Control de Enfermedades ha sido reproducido en diversas revistas extranjeras (30), y en España, en el Boletín Epidemiológico que se citará más adelante, aunque sorprendentemente este boletín suprimía esta recomendación del C.D.C en la introducción en la que se resumen las estrategias más eficaces para la prevención del SIDA. 2. En esos mismos términos, la Organización Mundial de la Salud afirma que “sólo la abstinencia o la fidelidad recíproca perdurable entre los compañeros sexuales no infectados, elimina completamente el riesgo de infección por el VIH “ .(31)
3. En Suiza, se publicaron estudios que decían : ”Los preservativos protegen del VIH , pero persiste un riesgo residual que se fija del 13 al 27 % “ .(32)
4. Elio Sgreccia, director del Centro Bioético de la Universidad A.Gemelli, afirma el riesgo de contraer el SIDA a pesar del condón, se sitúa entre el 15 y el 16 por ciento. Además añade :” Los preservativos no son eficaces por causas diversas. Añádase a esto, que la partícula de VIH es 500 veces más pequeña que el espermatozoide, por lo que puede filtrarse aún más fácilmente, aumentando el porcentaje de contagio. Es un hecho estadísticamente comprobado que en uno de cada 5 o 6 contactos sexuales con preservativo es ineficaz”. (33)
5. El presidente de la Real Academia de Farmacia, Ángel Santos Ruiz, hablando del tamaño del VIH, también confirma esta cuestión: “ es 500 veces más pequeño que el espermatozoide y se filtra con gran facilidad”.(34)
6. Un estudio detallado y estadísticamente exhaustivo llevado a cabo por la investigadora americana doctora Susan C.Weller, de Galveston, Texas, y publicado en Social Science and Medicine, después de examinar 87 artículos científicos concluye que la selección cuidadosa de compañeros sexuales reduce el riesgo por un factor de dos a 51
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cuatro órdenes de magnitud. Los preservativos, en cambio, suponiéndoles una efectividad del 90%, reducirían el riesgo sólo en un orden de magnitud y, según un análisis de los datos empíricos, su efecto protector debe estimarse como sólo del 69%.(35) 7. Comentando el estudio anterior, la Dra. Helen Singer Kaplan, directora del “Programa de la Sexualidad Humana” del Centro Médico de la Universidad de Cornell, en Nueva York, comentaba que “ confiar en los condones es flirtear con la muerte”. 8. Un estudio del instituto Alan Guttmacher concluía que “ el índice de fallos del preservativo es mucho mayor de lo que se suponía ” 9. El Ministerio de Sanidad en España también reconocía esta cuestión de los fallos, aunque después, esto no se refleje en sus campañas. En su boletín epidemiológico semanal, número 1801, de 11-7-88 , dice que “el uso adecuado de los preservativos puede reducir pero no eliminar el riesgo de las Enfermedades de Transmisión sexual ”.
10. “La prevención del SIDA mediante preservativo es un cuento de hadas”, afirmaba categóricamente el profesor Hans-Jürgen Raetting, director de la Oficina Federal Alemana de Sanidad. 11. En un editorial de la revista Lancet expertos americanos afirmaban :”Los contactos heterosexuales y homosexuales, y el abuso de las drogas intravenosas siguen catalizando la extensión de la epidemia; por desgracia, el progreso de la prevención en estos campos señalados ha variado de decepcionante a abiertamente irresponsable (se refiere a las campañas pro-condón ). El cambio de conducta es la forma segura de protección, pero parece que no ha sabido inducirla de modo suficientemente rápido y extenso, ni siquiera entre los grupos de alto riesgo”.(36)
12. En otra editorial del Journal of Sex, expertos americanos se dice :”Los preservativos no significan sexo seguro en la era del SIDA. El sexo seguro no existe. Aconsejar a las personas que son portadores o a las personas de los grupos de alto riesgo de que es seguro tener relaciones genitales usando condones es falso y dan un sentido erróneo de seguridad que puede matar a los participantes (...) Tanto los profesionales como el público han sido desorientados creyendo que el sexo con condón es seguro, esta hipótesis nunca ha sido probada científicamente, y considerando que la tasa de preñez es del
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA 10% con el uso de los condones, se origina un sentido de seguridad falso y peligroso”.(37)
13. Investigadores daneses han dicho sobre el SIDA: “ Pensar que usando preservativos se puede tener sexo verdaderamente seguro con una pareja VIH-positiva es una ilusión peligrosa” (38). Otros
investigadores muestran un porcentaje de fallos de al menos el 10% (39). 14. Guillén y Aguinaga expresan que tras una búsqueda bibliográfica sobre condones en la base de datos MEDLINE, seleccionando y evaluando todos aquellos artículos referidos a la efectividad del condón, concluyen afirmando que el condón reduce parcialmente la transmisión del VIH con una efectividad cercana al 70%.(40) 15. Las dudas sobre los condones se confirman continuamente. Algunos investigadores del College Medical School de Londres publicaron un análisis en la revista médica británica “The Lancet” (41) han concluido que la distribución masiva de condones y otros medios anticonceptivos pueden aumentar los peligros de contraer enfermedades sexuales como el SIDA porque fomentan un comportamiento sexual arriesgado. Aunque por una parte el uso de los condones tiene un beneficio en cuanto a la reducción del riesgo, los científicos observaron que es muy difícil demostrar que su promoción haya tenido un efecto sobre la epidemia del SIDA. Dado que los condones tienen un cierto porcentaje de fallos, su distribución podría de hecho poner a las personas en mayor peligro. Esto sucedería si, al confiar en el uso de los condones, las personas dejaran de ser cuidadosas con la selección de aquellas con las cuales tienen relaciones sexuales, o si comenzaran a ser más promiscuas. En particular los autores del estudio critican los programas de “sexo seguro” de las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales en los países del Tercer Mundo, afirmando que no ayudan la situación. Además, acusan a esos grupos de imponer programas que pocas veces se muestran sensibles a las situaciones culturales en las naciones en vías de desarrollo. Otros estudios muestras datos reales de contagios habidos usando condón. 16. En un trabajo publicado del Dr. James Goerdert en un número de la revista médica más prestigiosa , la New England J.M., se indica que la tasa de seroconversión o infección de SIDA en 2 años en parejas 53
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heterosexuales con condones es del 17%. “Nadie describiría como segura a una compañía aérea que tuviera una tasa de accidentes del 17%. ¿ Por qué no se dice lo mismo cuando se trata de sexo? Sólo es verdad que los condones son temporalmente menos letales, en el mejor de los casos. Sin embargo, con el paso del tiempo, aún las personas monógamas habituadas al uso del condón, van a contraer el SIDA. A los 4 años la tasa de contagiados pasa al 34%, y cada 2 años aumenta un 17%” .(42)
17. En un trabajo de la Dra. Margaret A. Fischl y colaboradores, se recoge el dato de contagio heterosexual entre parejas que siempre usan condones y uno de ellos está infectado del SIDA(43). Ese trabajo lo recoge también Susan Okie, reportera del Washington Post, e informa que después de excluir las parejas que no utilizaban siempre condones o que eran drogadictos intravenosos, encontró que de diez parejas, hubo tres casos de contagio del SIDA. (44) 18. Vallés, Gutiérrez y Gómez muestran el caso de una mujer de 26 años, con relaciones sexuales fijas con el mismo hombre seropositivo VHI+ ; mantenían relaciones sólo genitales utilizando siempre condones de látex de marcas homologadas. El condón se rompió, y a pesar de efectuar una limpieza genital inmediata, la mujer desarrolló una seroconversión completa para el VIH-1.(45) 19. En un estudio realizado en Italia sobre 343 mujeres que tenían como compañero sexual un hombre seropositivo por VIH-1, y que afirmaban que siempre usaban condón, se demostró que el 1´8 % resultaron infectadas.(46) 20. Un estudio que incluía a 368 parejas de varones VIH+ halló que se infectaron el 10% de las parejas que usaban condón siempre o casi siempre.(47) 21. Otro estudio estadísticamente válido respecto de la eficacia del condón en la lucha contra el VIH, coinciden en los valores similares a los anteriores estudios, es el realizado por el Groupe d´Estudes Europées(48) en el que se examina casos de parejas sexuales estables, seridiscordantes (sólo uno es seropositivo), sin infección genital (49), aunque sólo refleja la situación europea, donde la transmisión sexual del virus tiene dimensión propia. 22. Los organizadores de El Cairo´94 saben que los llamados “ preservativos” no excluyen todo riesgo, y dicen que es preciso
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perfeccionarlos (art. 7.31 y 12.16). Desde 1991, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos informa de que mantener relaciones sexuales, incluso utilizando condón, con una persona seropositiva es tan arriesgado que “convendría considerar otros modos de expresar la intimidad física”. 23. Desde el punto de vista médico intentar combatir el SIDA por medio del uso de preservativos es una necedad. Dijo en Sidney el Doctor John Billings, especialista en los métodos de regulación de la natalidad: “El profiláctico no es garantía suficiente para prevenir el contagio del Sida y los expertos se dan cuenta una vez más de que a este respecto, la verdad ya está dicha”. Es absolutamente cierto que los espermatozoides pueden pasar por los agujeros microscópicos de los preservativos (que miden 5 micras), razón por la cual los preservativos tienen un margen de ineficacia para evitar el embarazo: fallan en prevenir los embarazos por lo menos en un 17,7% del tiempo durante un año de uso(50) , y puede llegar a fallar el 36,3% del tiempo en el caso de las jóvenes solteras de grupos minoritarios(51). Si esto es así en el embarazo, téngase en cuenta: a) Que los fallos para evitar el embarazo (del 15,7 al 36,3% del tiempo) se producen a pesar de que la mujer ovula una sola vez durante su ciclo y que, por tanto, el tiempo de fertilidad durante cada ciclo es muy limitado, mientras que la persona puede contagiarse del SIDA en cualquier momento de su vida... b) Que los espermatozoides pueden ser dañados por las altas o bajas temperaturas en que se almacenan o transportan los preservativos... c) Que el virus que transmite el SIDA es 3 veces más pequeño que el virus que transmite el herpes, 6 veces más pequeño que la espiroqueta que causa la sífilis, y 450 veces más pequeño que el espermatozoide y, por tanto, 50 veces más pequeño que los poros del condón de látex de mejor calidad. d) Que los preservativos vienen a veces con fallas, que se rompen durante el uso, etc. (52)(53)(54). 24. El condón ha sido introducido en la lucha contra el SIDA como si fuera un dogma, un principio, a pesar de que hacía tiempo que se sabía que el condón tiene una relativa eficacia como
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contraceptivo(55) . Las estadísticas decían que el condón fallaba como contraceptivo en el 15 % de los casos. Se quiere por tanto, hacer creer que el virus del VIH, 450 veces más pequeño que los espermatozoides, puede ser frenado por la barrera de látex, y ya está. 25.- Otra publicación mostraba que la efectividad anticonceptiva para los más optimistas, bajo condiciones habituales de uso, se colocan entre el 85% y el 95%.(56) 26.- El Presidente de la Fundación Peruana de Lucha contra el SIDA y la Malaria (FUNMATROP), Dr. Raúl Cantella, publicó abundante información que revela el fracaso de los programas de “sexo seguro” centrados en la difusión de los preservativos para controlar el avance de la pandemia. A través de un extenso informe publicado en el diario El Comercio, en Diciembre del 2000, denunciaba que “en el mundo se han gastado miles de millones de dólares desde 1970 para promover los anticonceptivos y el 'sexo seguro' entre los adolescentes”. Sin embargo, indicó, las cifras de la pandemia siguen siendo desastrosas con más de cinco millones de personas contagiadas en el mundo en el año 2000. Para el experto, “la denominada solución del “sexo seguro” en la práctica, es un desastre. Los condones pueden fallar al menos en un 15.7% en lo que a prevención del embarazo se refiere. Fallan 36.3% al prevenir el embarazo entre las jóvenes pertenecientes a minorías y solteras”. Como muestra, citaba un estudio hecho entre hombres homosexuales por el British Medical Journal, el mismo que “informó que el índice de deficiencia debido a deslizamiento o ruptura del condón es de 26%”. “Aquellos que dependen de un método tan inseguro deben usarlo adecuadamente en cada ocasión y aún así, existe un alto índice de deficiencia por factores que están más allá de su control”. Según el Dr. Cantella, “aún si gastáramos otros $50 mil millones para promover el uso del condón, la mayoría de adolescentes todavía no lo utilizarían consistente y adecuadamente. La naturaleza de los seres humanos y la pasión del acto sexual simplemente no les proporciona una respuesta disciplinada a los jóvenes”. “Increíblemente, los líderes del 'sexo-seguro' y los promotores de los condones que nos metieron en este lío, aún continúan determinando las políticas en relación a la sexualidad del adolescente. Sus ideas han fracasado y es tiempo de volver a formularlas”. El médico insistía en 56
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que “sólo existe una manera segura de mantenerse libres del SIDA en medio de una revolución de liberalismo sexual. Esa manera es abstenerse de tener relaciones sexuales hasta el matrimonio y luego de casarse, ser fiel a una pareja no infectada”. Es un mito muy popular “creer que los adolescentes son incapaces de entender y aceptar la abstinencia sexual antes del matrimonio. Casi el 65% de los jóvenes de secundaria menores de 18 años no han tenido relaciones sexuales”. 27. Con todos estos datos, ninguno de los 800 sexólogos que asistían a una conferencia (la National Conference on HIV, Washington DC, 15-18 de Noviembre de 1991) levantó la mano cuando se les preguntó quiénes de ellos le confiarían su vida a un condón durante las relaciones sexuales con alguien que ellos supieran que tuviera SIDA (57). 28. Una organización de “salud” de USA que promueve el aborto confiesa ineficacia del condón. El Instituto de Salud Pública (ISP) de Estados Unidos expresó en un informe que el American College of Obstetricians and Gynecologists estima que “aproximadamente 27.000 condones se rompen o resbalan diariamente”(58). Sin embargo, los promotores del preservativo continúan afirmando que éste hace posible “el sexo seguro”, a pesar de que muchas personas morirán de SIDA o contraerán infecciones de transmisión sexual (ITS) porque se confiaron en el condón Es significativo que la ISP apoye el aborto por medio de la “píldora de la mañana siguiente” y al mismo tiempo reconozca la ineficacia del preservativo. Parece ser que la ISP tiene más interés en promover esta píldora que causa abortos que en promover el preservativo. ¿Será que la primera le ofrece más dinero que el segundo? Llama la atención también lo siguiente. Si el preservativo es ineficaz a la hora de proteger del VIH\SIDA y de otras ITS, más ineficaz lo es aún la “píldora de la mañana siguiente”. De hecho, esta píldora (como todas las píldoras anticonceptivas), además de ser abortiva es absolutamente inútil en impedir el contagio de las ETS . Es más, las píldoras anticonceptivas pueden facilitar dicho contagio, por cuanto tienden a debilitar la inmunología del tracto vaginal (59). 29. El 20 de julio del 2001, el Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos publicaba un informe sobre la efectividad del condón. El equipo de expertos que se reunió para examinar la evidencia 57
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encontró que muchos estudios sobre el tema son “inadecuados”. El equipo científico hacía notar que el uso del condón puede reducir significativamente el riesgo de VIH para hombres y mujeres, y de la gonorrea para hombres. Pero reconocía que no se dan evidencias para probar que su uso previene la gonorrea para las mujeres. Los condones no se demostraron efectivos en la prevención de la difusión de otras numerosas enfermedades sexuales. Incluso como anticonceptivo, el condón falló esta prueba del equipo científico. En un estudio, cerca del 3% de las parejas que afirmaban usar el condón normal (y además correctamente) provocaron un embarazo no esperado durante el primer año de uso. En otra “prueba clínica reciente, hecha al azar y bien controlada, en la que parejas monógamas usaban condones de látex para evitar la concepción durante seis meses, el número de embarazos durante el “uso normal” fue de cerca de un 6,3%”. El informe del equipo citaba el estudio de la National Surveys of Family Growth de Estados Unidos, quien demostraba que el 14% de las parejas sufrieron un embarazo no esperado durante el primer año de “uso normal” del condón. Este informe(60) realizado por encargo del Parlamento de EE.UU.,.en sus 30 páginas, reúne el trabajo de 28 expertos y presenta serias dudas sobre la eficacia de la inversión en condones dentro de las políticas sanitarias. Tom Coburn, el médico que pidió el estudio en junio del 2000 cuando era diputado por Oklahoma, indicó que “ por décadas, el gobierno federal ha gastado cientos de millones de dólares para promover una demanda sin fundamentos: que la promiscuidad puede ser segura. Todos sabemos ahora, por un hecho fáctico, que eso es mentira”. Coburn, autor de una ley que exige a
todas las agencias federales proveer “información médicamente comprobable sobre la eficacia o ineficacia de los preservativos”, envió una carta al Secretario de Salud y Servicios Humanos, Tommy G. Thompson, pidiéndole ejecutar esta ley. “ Este informe significa que cuando el uso del preservativo es cuestionado, no puede ser más empleado como una herramienta de eficacia médica o legal para referirse al sexo como 'seguro' o 'protegido' “, indicó Coburn.
Thomas Fitch, un médico de Texas que formó parte del equipo de investigadores, indicó que “ como médico siempre quiero centrarme en lo que es mejor para mi paciente. Yo sugiero la abstinencia hasta el matrimonio, cualquier otra cosa podría herirlo de una u otra forma.
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Este mismo informe también fue publicado por el Phisicians Consortium, y este grupo de doctores que representan a 10.000 colegas acusaba al CDC de ocultar a los gobiernos esta investigación que muestra que los condones no protegen a los individuos frente a la mayor parte de las ETS : “El CDC ha ocultado a los gobiernos estas investigaciones, lo que está favoreciendo una epidemia masiva de ETS” 30.- Más de 10,000 médicos y otros profesionales de la medicina, representados por cuatro grupos cuyos dirigentes se reunieron en Washington DC, el 24 de julio del 2001; acusaron a los Centers for Disease Control - Centros para el control de las enfermedades de Estados Unidos (CDC), de “ haber ocultado sistemáticamente y mal interpretado (deliberadamente) información médica vital sobre la inefectividad de los preservativos para impedir el contagio de las ETS”(61) .Y añadieron que “ el hecho de que el CDC se negó a tomar en cuenta investigaciones clínicas, ha contribuido a la epidemia masiva de ETS”. Estos individuos y las organizaciones que
representan, alegaron tener “extensas evidencias” al respecto, y han solicitaron: 1. La renuncia del Dr. Jeffrey P. Koplan, Director del CDC. 2. Que la FDA (Food and Drug Administration - Administración de Fármacos y Alimentos de Estados Unidos) exija que se pongan etiquetas que digan la verdad sobre la efectividad del preservativo. 3. Que el CDC y otras agencias federales de salud y todos los que reciben fondos federales, cumplan con la ley que requiere el dar información sobre el preservativo basada en estudios clínicos. 4. Que el Depto. de Salud y Servicios Humanos (Dept. of Health and Human Services) les retire los fondos del gobierno a todas las agencias gubernamentales, contratistas u otras entidades e individuos que reciben dichos fondos, y cuyos materiales educativos y de promoción del preservativo (inclusive en el Internet), no cumplan con la ya mencionada ley. 5. Que el Congreso de Estados Unidos lleve a cabo una investigación sobre el hecho escandaloso de que el CDC ha ocultado información vital para la salud de la mujer 31.- Poco más tarde, el gobierno estadounidense pidió a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades -CDC por sus siglas en 59
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inglés- cambiar la información publicada en Internet por datos “más honestos” sobre los preservativos, el SIDA y otras enfermedades. Concretamente, la página web ha dejado de calificar a los preservativos como “altamente eficaces”, para afirmar que “ podrían prevenir el SIDA” pero no son “100 por ciento eficaces”. Asimismo, el web site ha sido cambiado para afirmar que la “abstención del sexo” es “el mejor modo de prevenir la transmisión de enfermedades”. En su antigua versión se afirmaba: “ para los que tienen relaciones sexuales, condones de látex son sumamente eficaces cuando son usados coherente y correctamente ”. Ahora se lee: “los preservativos sólo pueden reducir el riesgo de contraer una enfermedad de transmisión sexual. Sin embargo, ningún método protector es 100 por ciento eficaz, y el empleo del preservativo no puede garantizar la protección absoluta contra ninguna enfermedad ”.
32.- Según el doctor Justo Aznar (Las Provincias, 7-11-03), el preservativo es uno de los métodos menos seguros para prevenir embarazos no deseados, pues según abundantes datos de la literatura médica tiene un índice de fallos que oscila entre 10 y 12 embarazos al año por cada 100 parejas que lo utilizan. Por tanto, si falla para prevenir el embarazo, con más razón puede fallar para evitar el contagio de cualquier enfermedad de transmisión sexual, y entre ellas el sida. Y así lo confirman los datos. En efecto, en el más amplio estudio realizado hasta la fecha para valorar la capacidad del preservativo para impedir la transmisión del VIH, trabajo que recoge todos los publicados en lengua inglesa hasta 1990 (62) (Soc Sci Med 36; 1335,1993), se concluye que el preservativo reduce la posibilidad de contagio en un 69,9%. Datos más recientes publicados por los Institutos de la Salud de Estados Unidos(63) (N Engl J Med 344; 611,2001) incrementan esta tasa de protección hasta un 85%, por lo que siempre queda un porcentaje de 15% a 30% de contactos sexuales no protegidos. Sin embargo, a mi juicio, la forma más objetiva para valorar en qué medida protege el preservativo de la transmisión heterosexual del sida es estudiar si se contagia la persona sana de una pareja heteróloga (uno sano y otro VIH positivo), que tengan relaciones sexuales normales y que usen sistemáticamente el preservativo. En un estudio realizado con parejas en las que el varón era hemofílico y VIH positivo y ella no, tras dos años de seguimiento, el 27% de las mujeres se habían
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contagiado(64) (V Internacional Congreso on AIDS. 1989. Abstract MAO 33). 33.- En el mes de Marzo del 2004, un grupo de legisladores en USA, manifestó su apoyo a una ley promovida por la administración Bush para que los paquetes de preservativos tengan una advertencia explícita indicando que “no protegen” de algunas Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS). La legisladora de Virginia, Jo Ann Davis, reafirmó que “la única y real solución al problema de las ETS es la educación de la abstinencia y precisó que “esto no es por una ideología social o una ideología religiosa, es por informar a las mujeres acerca de enfermedades potenciales. Y realmente, la única manera de protegerse es la abstinencia. Esto no es una ideología, es un hecho”.
En USA, los paquetes de preservativos actualmente tienen etiquetas que indican que “reducen el riesgo de sida y de otras ETS si son utilizados apropiadamente”. Sin embargo, recientes estudios indican que los preservativos no protegen contra el virus del Papiloma Humano (HPV), una enfermedad poco conocida pero ampliamente contagiosa que ha ocasionado numerosos casos de cáncer cervical. Más de dos millones de mujeres en USA contraen este virus anualmente; y diez mil mujeres son diagnosticadas con cáncer cervical cada año. 34.- Según informaba la agencia EFE el 31 de Mayo del 2003 la mayoría de las usuarias de la píldora del día después alegan rotura del condón . Podemos hacernos una idea de lo que fallan, a la vez que del número de vidas humanas recién formadas que son eliminadas. “los hijos que no tuvimos, se fueron por la cloaca ” cantaba Luis E. Aute al alba, “al alba”. Más de 350.000 mujeres solicitaron en España en el 2002 la píldora del día después , la mayoría por primera vez y respondiendo a un perfil concreto: menores de 24 años y estudiantes que pedían el anticonceptivo de emergencia tras romperse el preservativo. Eran los datos del primer estudio realizado por la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia y la Sociedad Española de Contracepción, que se mostraban satisfechas con los resultados al constatar en el primer año y medio de comercialización un uso «sensato» de ese fármaco «en situaciones de emergencia».
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Según la encuesta, basada en datos de 4.390 mujeres que solicitaron la píldora en 87 centros, sólo un 1,9% tenía menos de 16 años; el 33,21%, entre 16 y 19 años; y el 35,9, de 20 a 24 años. El 16,9% de las usuarias tenía entre 25 y 29 años; el 6,2 entre 30 y 34 años; y el 4,9 más de 35 años. Los días de mayor afluencia a consulta para pedir la píldora son los lunes (28,6%de las visitas) y los sábados (21%). El principal motivo por el que se solicita el fármaco es haber tenido problemas con el uso del preservativo. 35.- Un estudio realizado en Francia, a comienzos del 2004, por el Instituto de la Salud y de la Investigación Médica, indica que la mitad de los preservativos usados se rompieron o se utilizaron mal, por lo que estamos hablando de una eficacia práctica de un 50 % (otra cosa es la eficacia teórica, realizada en un laboratorio en condiciones ideales). Gracias a los cada vez más numerosos estudios de tipo científico, las bondades del preservativo van quedando en entredicho, pues muchos de esos estudios reflejan que la mayoría de los embarazos no deseados (los cuales suelen acaban en aborto, en un alto porcentaje) corresponden a mujeres que estaban utilizando anticonceptivos, sean de un tipo o de otro (como la píldora anticonceptiva, el DIU y sobre todo el preservativo). Ante estos incuestionables datos, las personas a las que se dirigen las campañas sobre el “sexo seguro” comprueban día a día, del grave peligro que corren al usar este tipo de productos, y que, posiblemente muchos jóvenes han sido contagiados por el SIDA, convencidos por estos slogans. 36.- La ONU no ha tenido más remedio que hacerse eco de decenas de estudios científicos que revelan que los preservativos no preservan. Nos preguntamos cómo asumirá ahora responsabilidades, pues muchas personas, sobre todo en países pobres, se han contagiado del sida por engaño. La agencia de las Naciones Unidas para la lucha contra el SIDA (ONUSIDA), publicó a finales de Junio del 2003, el borrador de un informe que sostiene que usar preservativos para evitar el contagio de la enfermedad es como jugar a la macabra “ruleta rusa”: En uno de cada diez casos, el profiláctico puede permitir que el virus pase. El informe estima que los preservativos fallan en el 10 % de los casos.
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Para la agencia LifeSite, el reconocimiento de estos fallos en la ONU, aunque se trate de una cifra muy inferior en comparación con los estudios que sostienen más riesgos, es un “jarro de agua fría” para los activistas del control de la natalidad, que agresiva y tendenciosamente promueven el uso de preservativos en el mundo como 100 % efectivos. La noticia la publicó el diario Boston Globe, que tuvo acceso al documento, y demuestra las mentiras de organizaciones como el Population Action International (PAI) que en septiembre del 2002 publicó un informe asegurando que “los expertos en salud pública en todo el mundo coinciden en que los condones bloquean el contacto con los fluidos corporales que pueden transportar el virus HIV y son casi 100 por ciento eficaces cuando son usados correcta y consistentemente”. Sin embargo, el informe de ONUSIDA, sostiene que luego de examinar dos décadas de estudios sobre los preservativos y el SIDA, “se llega al argumento de que con preservativos se podría hablar de sexo más seguro pero no de sexo seguro ”. El diario cita a Edward C. Green, un investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard que sostiene que los preservativos fallan en una de cada diez ocasiones por lo que no son un arma “suficientemente buena para evitar una enfermedad mortal”. “La forma en que se promueve el uso de preservativos en África y otros países en desarrollo los vende como si fueran 100 % seguros. Los preservativos tienen marcas como ‘Escudo’ y ‘Protector’ que dan la impresión de ser efectivos”, advirtió el experto. 37.- Vinand M. Nantulya, ex consejero del presidente de Uganda Yoweri Museveni, aseguró que “si les decimos a los jóvenes que usando preservativos estarán seguros, potenciaremos la epidemia ”. El programa contra el SIDA de Uganda, que se basa en la abstinencia y la fidelidad, es visto como uno de los más exitosos contra el SIDA en África. 38.- Jokin de Irala(65) en una colaboración periodística daba los siguientes argumentos: Si el fallo del preservativo no fuera estadísticamente frecuente se clasificaría como un método muy seguro para evitar embarazos y/o infecciones. Los manuales sobre tecnología anticonceptiva, editados 63
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por la Organización Mundial de la Salud, clasifican los métodos anticonceptivos en tres grupos, “muy eficaces”, “eficaces”, y por último, “moderadamente eficaces”. La efectividad del preservativo se incluye dentro del tercer grupo, luego no es tan estadísticamente infrecuente el fallo. ¿No deberían saber esto los potenciales usuarios del preservativo? Sin negarles su buena voluntad, las autoridades sanitarias harían bien en considerar el concepto de “tasa reproductiva de una infección” (llamado “Ro”). Permite calcular la probabilidad de transmisión de una ETS teniendo en cuenta varios factores simultáneamente, simultáneamente, tales como la efectividad del preservativo, la duración de la infectividad, el número de relaciones sexuales que tiene un sujeto en un tiempo determinado y el número de personas diferentes con quien tiene dichas relaciones. El conjunto de estos datos permite entender cómo es posible que una persona acabe infectándose o quedándose embarazada, a pesar de que use el preservativo y de que su protección relativa sea de un 80% (cifra aparentemente alta). Si una campaña poblacional da una falsa idea de seguridad y no consigue implantar el mensaje de la abstinencia o de la importancia de evitar la promiscuidad, acaba aumentando, paradójicamente, la tasa de reproductividad de una infección. Dicho de otra manera, si juegas mucho a la lotería, te acaba tocando, aunque en cada jugada exista una reducción del 80% de la probabilidad de que te toque y ésta es la razón por la cual muchos cuestionan la efectividad de estas campañas poblacionales indiscriminadas. De hecho, junto con el aumento de la utilización de los preservativos asistimos también al aumento de la transmisión heterosexual del sida y no a su eliminación, como cabría esperar (66). Muchos otros estudio se pueden citar para indicar que el condón no elimina el riego de infección por VIH, baste citar tres referencias más. (67)(68)(69) En vista de lo inseguro del producto, los “estrategas” de la lucha contra el SIDA y las ETS de Holanda, están difundiendo la moda del “doble holandés”: el hombre condón, y a la vez, la mujer un anticonceptivo oral. Pensamos que aún nos queda tiempo para ver nuevas fórmulas, y que también está por probar el triple sueco y alguno más seguro. Todo menos pensar cuáles son los comportamientos dignos de una persona. Quizá el elevado número de infectados y enfermos que continúan produciéndose en progresión geométrica, haga tomar conciencia de 64
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la gravedad del problema y muestre empíricamente que los condones no son, ni mucho menos, una solución al problema del SIDA, pero es un precio demasiado alto, porque las vidas humanas son la moneda de cambio. Todos estos estudios científicos sobre lo inseguro del condón, apenas se publican, se silencian. Los gobiernos ni creen a otros, ni investigan ellos. Se cumple aquella frase de Herber Spencer : “ Existe un principio que se resiste a toda información, que se resiste a toda argumentación, que nunca deja de mantener al hombre en una ignorancia perenne ... Es el principio de desestimar lo que no se ha investigado”.
Después de todos los exhaustivos datos sobre estudios acerca del tema, quizá un ejemplo valga más que mil palabras. Siempre los fabricantes de plumas estilográficas han alabado su ventajas, su comodidad, su seguridad,..., pero, a pesar de todo, entre los usuarios, ¿quién no se ha manchado alguna vez de tinta usando las plumas?
Notas bibliográficas (1) J. Lejeune: “Engaño sobre el amor. Desinformación sobre el sida”, en Boletín de Vida Humana Internacional, XI-XII/89 (2) UNAIDS, “Sexual behavioural change for HIV. Where have theories taken us ?”, UNAIDS Best Practice Collection, jun 1999, p. 20. (3) W. Cates, A.R. Hinman, “AIDS and absolutism. The demand for perfection in prevention”, The New England Journal of Medicine (NEJM), 327 (7) : 492-494 (4) K. April, R. Koster, G. Fantacci, et al., “Qual è il grado di protezione dall´HIV del preservativo ?”Medicina e Morale, 44 (5) 1994 : 903-905. R. Kirkman, “Condom use and failure” The Lancet 336 (8721) 1990 : 1009 (5) Trussel J, Warner DL, Hatcher R, et al. Preservativo Slippage and Breakage Rates. Rates. Fam Plann Perpect 1992; 24: 20-23 (6) Digest. Study Finds Low Preservativo Breakage Rate, ties most Slippage to Omproper Use. Fam. Plann Perpect 1992; 24: 191. (7) Wigersma L, Oud R. Safety and Acceptability of Preservativos for use by Homosexual Men as a Prophylactic against Transmission of VIH During Anogenital Sexual Intercourse, Br Med J 1987; 295: 94.
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA (25) Doctor Roland, director de la revista científica “Rubber Chemistry and Tecnology” (Tecnología y química de gomas), artículo en la revista Washington Times
(26) Organización Mundial de la Salud, Effectiveness of Male Latex Condoms in Protecting against Pregnancy and Sexually Transmitted Infections, en Information Fact Sheet, núm. 243, de junio de 2000. (27) Organización Mundial de la Salud, Effectiveness of Male Latex Condoms in Protecting against Pregnancy and Sexually Transmitted Infections, en Information Fact Sheet, núm. 243, de junio de 2000. (28) Véase la carta del Profesor Stammers en el British Medical Journal: http://bmj.com/cgi/content/full/324/7328/51/a (29) Condoms for prevention of sexually transmitted diseases, Morbidity and Mortality Weekly Report, 1987; 37:7-9. (30) Center for Disease Control. “Condoms for prevention of Sexuallly Transmitted Diseases” JAMA, 259: 1925- 1927, 1988 (31) O.M.S. 20-1-1992, párrafo 17 (32) W.S.Scheriner ( Universidad de Zurich), y Dr. K April ( Oficina Suiza de la Información sobre el sida), Zur Frage der Schutzwirkung des Kondoms gegen HIVInfektionen. Schweirzerisches Wochenschrift 1990: 120 : 972-978 (33) Dr. E. Sgreccia, Sida y protección responsable. Actas IV Confer.Intern Sida pp 271-273. Roma 1989 (34) ABC, 9-XI-1990 (35) Vellwe SC. A Meta-Analysis of Preservativo Effectiveness in Reducing Sexually Transmitted VIH. Soc.Sci.Med 1993.36 : 1635-1644. (36) Lancet, 1:1111,1989 . (37) Kaplan H, Sager C. Schiavi R The Journal of Sex and Marital Therapy, 12, 1986 . (38) Goetzsche P.C., Hording M. “Condoms to prevent HIV transmission do not imply truly safe sex”. Scandinavian Journal of Infectious Diseases, 20: 233-234, 1988 . (39) H. Hearst, S. Hulley, “Preventing the heterosexual spread of AIDS. Are we giving our patients the best advice ?”, JAMA, 259 (16) 1988 : 2428-2432 (40) GUILLÉN GRIMA, F., AGUINAGA ONTOSO, I., Efectividad de los preservativos en la prevención de la infección por VIH en parejas de personas seropositivas. Med Clin 1995 ; 105 :541-8 (41) J. Richens, J. Inrie, A. Copas, “Condoms and seat belts: the parallels and the lessons”, The Lancet 355 (9201) 2000: 400-403.
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(47) LAZZARIN, A.,SARACCO, A., MUSICCO, M., NICOLOSI, A., Man-to-woman sexual trasmission of HIV :Arcgh Intern Med 1991 ; 151 : 2411-6
(48) I, de Vicenzi, “Comparison of female to male and male to female trasmision of HIV in 563 stables couples”, British Medical Journal, 304, 1992 ; 341-346 ; “A longitudinal Study of Human immunodeficiency virus transmission by heterosexual partners”, NEJM, 331 (6) 1994 ; 341-346 (49) En la situación de parejas VIH sero-discordantes, el factor de transmisión más importante no es la utilización del condón, sino los hábitos sexuales del compañero y la existencia de enfermedades de transmisión sexual. El riesgo de contagio es función del número de parejas y del número de actos sexuales realizados con una pareja infectada (N. Padian, L. Marquis, D.P. Francis et al., “Male-to-Female transmission of Muman Inmunodeficiency Virus”, Journal of the American Medical Association (JAMA), 259 (16) 1988 ; 788-790). (50) (cf. Family Planning Perspectives, 21, May/June 1989, 103) (51) (ibid., 105) (52) cf. Nature 335, 1 de Septiembre de 1988 (53) American Journal of Nursing, Octubre de 1987 (54) Social Science and Medicine, Vol. 36, nº 113, junio de 1993 (55) W.R. Grady, M.D. Hayward, J. Yagi, “Contraceptive failure in the United States : estimates from 1982 National Survey of Family Growth”, Family Planning Perspectives, 18 (5) 1986 : 200-209. (56) Diario Oficial de la Federación, Norma Oficial Mexicana NOM 005-SSA2-1993, De los servicios de planificación familiar, del Lunes 30 de mayo de 1994, México, p. 48, nº 6.7.1.1.1.1 (57) citado por Theresa Crenshaw, In Defense of a Little Virginity, USA Today, April 14, 1992
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA (58) “Public Health Institute Announces Success with Emergency Contraception Legislation”, nota de prensa de Yahoo, 14 de octubre del 2001. (59) Javier Marco Bach, “Métodos artificiales de regulación de la fertilidad humana,” Cuadernos de Bioética (abril-junio de 1991): 37; Frances French, “The Connection Between the Pill and AIDS,” Living World (1988). (60) WASHINGTON DC, 24/07/01 (61) “The Truth About Condoms”, “Joint Statement”, Ex- congresista Tom Coburn M.D., Congresista Dave Weldon M.D., Physicians Consortium, Catholic Medical Association, julio 26, 2001, basado en el “Executive Summary” “representando a mas de 10,000 médicos y otros profesionales de la medicina” y tomado de Internet en: www.family.org/cforum/hotissues/A0016989.html. (62) Soc Sci Med 36; 1335,1993 (63) New England Journal Medicin 344; 611,2001 (64) V Internacional Congreso on AIDS. 1989. Abstract MAO 33 (65) Jefe de Epidemiologia Universidad de Navarra (66) Johnson AM, y cols., Lancet, 2001;358:1835-42 (67) Nelson K. David M. Celentano D. Changes in sexual behavior and a decline in HIV infection among young men in Thailand. New Engl J Med 1996 ; 335 : 297-303 (68) Bayer R. AIDS prevention-Sexual ethics and responsibility. New Engl J Med 1996-. 334 : 1540-42 (69) McKeganey N. Prostitution and HIV : what do we know and where might research be targeted in the future ? AIDS 1994 ; 8 : 1.215-1.216.
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SIDA: Transmisión y aspectos éticos Dr. Justo Aznar
Pocas circunstancias sociales y, seguramente, ninguna médica, han tenido últimamente tanto impacto en la opinión pública, como el descubrimiento y posterior evolución del SIDA. Por sus especiales características de transmisión; por su implantación en determinados grupos de riesgo, muy sensibilizados y reivindicativos; por la gravedad de la enfermedad en sí misma; por sus repercusiones económicas y sociales, y por los numerosos debates éticos que suscita, el SIDA ha trascendido los márgenes estrictamente sanitarios, para convertirse en un amplio problema social. Al considerar algunos aspectos relacionados con el SIDA, nos referiremos a cuatro apartados fundamentales: importancia del SIDA en la sociedad actual, su transmisión, medidas generales para prevenirla y distintos aspectos éticos en relación con esta patología. a) Importancia del sida en la sociedad actual Una primera consideración que se puede hacer para valorar la importancia del SIDA es revisar algunos datos estadísticos que nos indiquen su extensión. Existen magníficas revisiones sobre esta materia (1,2,3) que pueden mostrar la importancia de esta pandemia, aunque, a nuestro juicio, pueden destacarse algunos aspectos concretos. Según datos de la OMS de 1995, se estima que el virus del SIDA está presente en todos los países del planeta y que el número de portadores oscila alrededor de 28 millones (4), siendo el número de pacientes con SIDA de aproximadamente de 6,5 millones y el número de fallecidos hasta ahora por esta causa, superior a los 5 millones (3). El SIDA está especialmente extendido en el continente africano, sobre todo en el Africa subsahariana y central. Así, datos de 1995 indican que un 3% de la población total, del subsanara, aproximadamente 10 millones de individuos, son portadores del virus de la inmunodeficiencia humana (HIV) (5), llegando algunos países de esta zona a tener una prevalencia de esta infección de alrededor del 9% (6). En Uganda, que tiene actualmente una población de 19
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millones de habitantes, existen 1,8 millones de personas infectadas (3), y en los distritos de Mosaka y Rakai de este país, la prevalencia de esta infección oscila entre el 8 y 13% respectivamente (7,8), siendo el SIDA la principal causa de muerte entre adultos. La situación es especialmente crítica en Botswana, en donde, según datos recientes de la OMS (9), el 18% de la población es seropositiva. Según MH Merson, responsable durante los últimos cinco años, de los programas de la OMS en Ginebra para la erradicación del SIDA, pocos conocen la extensión del problema en el continente africano, en donde se producen la mitad de las infecciones de SIDA que en el mundo se dan diariamente, constatando que en muchas ciudades africanas 1 de cada 3 embarazadas está infectada (10). También el sur de Asia es una región en la que el SIDA está en permanente expansión. Aunque el SIDA fue introducido en Asia más tarde que en el resto del mundo, actualmente existen en aquella región más de 4 millones de personas HIV positivas (1). En Tailandia, según datos de1996 (11), la prevalencia del SIDA entre drogadictos era del 45%, de 28% entre prostitutas y de 1,7% en mujeres embarazadas, aunque en algunas regiones concretas la prevalencia de esta infección entre varones jóvenes, en 1990 era del 10%, y en 1996, en embarazadas, oscilaba entre el 7% y el 12%, llegando a ser entre los drogadictos del 80%. Pero no solamente en los países en vías de desarrollo es alarmante la prevalencia de esta infección, sino también en países occidentales de elevado nivel de vida. Según datos del Centro para la Prevención y Control de las Enfermedades Infecciosas de Atlanta (CDC), en Estados Unidos, desde 1981, año en el que se detectó el primer paciente de SIDA, hasta 1995, habían contraído esta enfermedad alrededor de 500.000 personas (3); pero lo más alarmante es que cada año se incorporan 40.000 nuevos individuos a este colectivo de pacientes (12), lo cual ha ocasionado que hasta 1994 hubieran muerto en ese país 243.423 pacientes afectos de SIDA (13), mortalidad superior a la habida en Estados Unidos por todas sus guerras, desde la Guerra Civil (14). En nuestro país, desde 1981, año del inicio oficial de la epidemia, hasta el 31 de marzo de 1997, el total de casos notificados en el Registro Nacional asciende a 45.102, de los cuales en el 54,4% se ha notificado su fallecimiento (15), siendo el número de infectados alrededor de 120.000. Los casos diagnosticados en 1996 ascienden a
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5.301, el 76% con edades comprendidas entre 25 y 39 años. En este año España ya tenía una tasa de individuos HIV positivos de 16,5 casos por 100.000 habitantes, la más alta de Europa (16), siendo por otro lado el país de la Europa Occidental con mayor aumento de casos de SIDA durante 1994, con un incremento del 14,2% respecto al año anterior (17). En el hospital La Fe de Valencia iniciamos en el año 1991 un estudio para valorar la prevalencia de esta infección en recién nacidos (18). Para detectar la inmunoinfección en estos niños, se utilizaron muestras de sangre, obtenidas en papel secante, de las enviadas a nuestro Departamento de Biopatología Clínica, para el control de las metabolopatías congénitas en los recién nacidos. Tras analizar 50.979 muestras se pudo comprobar que, el porcentaje de niños HIV positivos nacidos en la Comunidad Valenciana era del 3,15‰. En ese mismo estudio se estudiaron 36.066 casos de la provincia de Sevilla, con una incidencia de 2,08‰ y 17.741 de Galicia con una incidencia de 1,44‰. En estudios similares al nuestro, la incidencia de niños infectados en Estados Unidos era del 1,7‰, en Italia del 0,9‰, en Suecia del 0,09‰ y en Noruega del 0,08‰. Cuando este estudio se realizó en ciudades en que se sospechaba una alta prevalencia de esta infección, se encontró que, en Washington la incidencia era del 12,1‰, en Roma del 4,05‰ y en Ediburgo del 0,2‰. Si se tiene en cuenta que, en esos años, el porcentaje de nacidos infectados de madres HIV positivas era de alrededor del 25% (19) (hoy, gracias a las modernas terapéuticas y a su más temprana utilización, este porcentaje ha disminuido aproximadamente al 13%), se puede calcular fácilmente la elevada prevalencia de madres infectadas en las áreas geográficas anteriormente comentadas. Para concluir esta pequeña evaluación estadística sobre la prevalencia del SIDA en nuestra sociedad, cabría destacar que, según datos de la OMS, cada día 10.000 nuevas personas se infectan por el virus del SIDA, lo que aproximadamente supone un nuevo infectado cada 8,5 segundos (1,2). Pero no solamente los datos estadísticos sobre la extensión del SIDA son de gran relevancia, sino también la especial incidencia de esta infección en determinados grupos sociales. Así, según el CDC, el SIDA en 1994 fue la primera causa de muerte entre los varones norteamericanos de 25 a 44 años, ya que de cada 100.000 jóvenes adultos de aquel país comprendidos en esa edad, 35 murieron por
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causa del SIDA y 32 por accidente de tráfico (21). En nuestro país las cifras son parecidas, habiéndose convertido el SIDA igualmente en la primera causa de muerte entre los varones de 25 a 40 años (17). Como más adelante se comentará, hay que considerar la importancia que puede tener la elevada incidencia de esta enfermedad en un colectivo sobre el que descansa, en gran parte, la productividad económica de una país. También en mujeres jóvenes, en edad fértil, la incidencia es muy elevada en Estados Unidos. Así, aproximadamente 100.000 de estas mujeres, son portadoras del virus HIV, naciendo alrededor de 7.000 niños cada año con esta infección (19), siendo el SIDA la tercera causa de muerte entre mujeres de 25 a 44 años (21). Otra área social en el que esta enfermedad está especialmente extendida es en el de la prostitución. Así, se estima que en el Zaire un tercio de las prostitutas son HIV positivas, aunque en algunas áreas africanas, así mismo según datos del CDC, el porcentaje de prostitutas infectadas podría llegar a ser del 90% (22) . En Bombay, en donde existen alrededor de 100.000 prostitutas, también aproximadamente un tercio de ellas son HIV positivas (23,24) . Si se tiene en cuenta que cada una de estas mujeres recibe alrededor de 5 clientes por noche (23), y que la posibilidad de contagio por un solo contacto en este tipo de relación sexual oscila entre el 3 y 5%, fácilmente se puede deducir el número de posibles nuevos individuos que cada día pueden, en aquella ciudad, aumentar el número de los HIV positivos. Otro aspecto social relacionado con el SIDA de importancia es el gran número de niños que pueden quedar huérfanos al fallecer sus padres por esta infección. Así, según datos de la OMS, en el año 2.000 podrían existir entre 5 y 10 millones de niños huérfanos por esta causa (25). Pero no solamente los datos sobre el número de individuos afectados, o la consideración de su mayor incidencia en determinados colectivos sociales, generalmente de los más deprimidos, sino también las consecuencias económicas de esta enfermedad merecen ser tenidas en cuenta. Según datos del CDC, en Estados Unidos, el tratamiento y cuidado de un paciente con SIDA, puede llegar a los 120.000 $ (26). En España, el coste de la atención de uno de estos pacientes, es de alrededor de 1 millón de pesetas al año (27), lo que supone que el coste global económico para la 74
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atención de estos pacientes es de unos 80.000 millones de pesetas por año, alrededor del 2% del presupuesto sanitario nacional (27). Aunque estos datos son importantes, sin duda es incluso más estremecedor pensar que en los países africanos en los que hay una mayor prevalencia del SIDA, la renta per capita no suele ser superior a los 100$ por año, por lo que es difícil saber como van a poder asumir la responsabilidad económica de tratar a sus enfermos de SIDA, cuando un tratamiento puede ser hasta 75 veces superior al total de lo que ese ciudadano puede ganar en un año. Es este un dato económico objetivo que sin duda tiene que hacer reflexionar a la opulenta sociedad occidental. Como anteriormente comentábamos una de las regiones de mayor expansión del SIDA es el sur de Asia, por lo que volviendo sobre los datos económicos, se puede prever que el SIDA costará al presupuesto tailandés alrededor de 1,4 billones de pesetas en los próximos 5 años (26) y que para final de esta década, el SIDA podría haber costado a la economía asiática más de 52.000 millones de dólares (11). Finalmente, después de realizar una evaluación sobre la extensión del SIDA en el momento actual, puede ser igualmente de interés referir algunas de las proyecciones que sobre su futura evolución se han realizado. En relación con ello, las perspectivas no parecen más halagüeñas. Así la OMS prevé que en el año 2.000, podrán existir en el mundo entre 30 y 40 millones de personas HIV positivas (28,29). De ellas, 15 millones serán mujeres, y 3 millones niños, estando el 90% de los infectados en países del tercer mundo (25), y de ellos alrededor de la mitad, unos 20 millones, en Africa (30). b) Transmisión del SIDA Con la introducción de las terapéuticas combinadas, y muy especialmente con su aplicación en estadios iniciales de la enfermedad, se está consiguiendo prolongar la supervivencia de los pacientes con SIDA, aunque aún hoy día, para la gran mayoría de ellos, sea una enfermedad mortal. Por tanto, el remedio más eficaz tiene que ser la prevención de su transmisión, y en este sentido las campañas para la prevención del SIDA ocupan en la sociedad un destacado lugar.
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El virus del SIDA se puede transmitir por cuatro vías: sexual, por contacto sanguíneo, por algunos líquidos orgánicos, y por la denominada transmisión vertical entre la madre y el hijo, generalmente en el momento del parto. En nuestro país, según datos de 1995 del Plan Nacional sobre el SIDA (31), las principales vías de transmisión son: las relacionadas con las drogas inyectables (65,6%), el contagio heterosexual (12,8%), las prácticas homosexuales (11,1%), la transmisión por transfusiones de sangre (1,2%) y la transmisión vertical madre-hijo (0,9%). Transmisión heterosexual. Se define como transmisión heterosexual aquella que se deriva de un contacto heterosexual con una persona HIV positiva, con independencia de si esa persona pertenece o no a un grupo de riesgo (32). Se estima que en el momento actual, de los aproximadamente 28 millones de personas HIV positivas que existen en el mundo, el 75% a 85% se han contagiado por esta vía (4) . En Europa estas cifras, en 1991, oscilaban entre 4,5% en España y 42,5% en Bélgica (33). Aunque este porcentaje global está fundamentalmente influido por los porcentajes de transmisión heterosexual que existen en los países en vías de desarrollo, que son muy elevados. Sin embargo, una constante que se da en la mayoría de los países desarrollados, es el incremento de la transmisión heterosexual del SIDA. Así, en EEUU desde 1985 a 1993 la transmisión del SIDA por vía heterosexual aumentó desde el 1,9% al 9%, habiendo disminuido, en cambio, la transmisión homosexual, en este mismo periodo, del 65% al 46,6% (34) . En España este porcentaje era del 3% en 1988, 4,5% en 1991, 12,8% en 1995 y 17,5% en 1996 (35). Al analizar estos datos hay que tener en cuenta que, la transmisión heterosexual es la más difícil de controlar, por lo que la misma tiene una importancia fundamental cuando se quieren evaluar las posibilidades de erradicación de esta enfermedad. Por ello, dada la dificultad que existe para controlar las relaciones heterosexuales, su importancia para evitar la transmisión del SIDA es capital, lo cual viene agravado porque en ocasiones los portadores infectados del virus del SIDA desconocen esta circunstancia y pueden con sus relaciones sexuales transmitir la infección aún sin saberlo, con el efecto multiplicador de contagio que ello supone, ya que la probabilidad de infección por el HIV después de una única relación sexual varía desde el 1/1.000 al 1/10 (36,37), aunque esta posibilidad
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de contagio por acto sexual, para los hombres expuestos a prostitutas infectadas es mayor, entre el 3 y 5%. En este sentido, es muy demostrativa la experiencia de un ingeniero belga (38), que desconociendo que era portador del virus del SIDA había mantenido relaciones sexuales con 19 mujeres distintas durante 3 años. Cuando se detectó que era HIV positivo se examinaron a aquellas 19 compañeras sexuales y se pudo comprobar que 11 de ellas habían sido contagiadas. c) Medidas generales para prevenir la transmision del SIDA Para evitar o reducir la transmisión del SIDA, solo existen tres tipos de medidas: continencia sexual, relaciones sexuales con personas sanas, y utilización del preservativo en caso de promiscuidad sexual. Más adelante nos referiremos a las medidas de prevención recomendadas por distintas instituciones médicas, pero ahora vamos a comentar más específicamente la utilización del preservativo. La utilización del preservativo es sugerida por distintos colectivos políticos y sociales como el método ideal para evitar la transmisión del SIDA, y en este sentido se han promovido amplias campañas en las que se suele equiparar el denominado sexo seguro (sin posibilidad de contagio de SIDA) con la utilización del preservativo. A nuestro juicio, este aserto está muy lejos de la realidad científica y a ello vamos a dedicar los siguientes párrafos. Para analizar la eficacia del preservativo como medio para prevenir la transmisión del SIDA, vamos a valorar primero su eficacia en otras circunstancias en las que también es utilizado, dado que si en ellas funcionara adecuadamente, se podría inferir que también pudiera funcionar con respecto a la transmisión del SIDA. El preservativo como medio contragestativo. En general, se puede decir que el preservativo tiene un elevado número de fallos en cuanto a la prevención de embarazos no deseados se refiere. En este sentido, si se define el índice de fallos del preservativo para prevenir embarazos no deseados, como el número de embarazos en parejas que utilizan este método durante un año, encontramos que el número de fallos, según distintas fuentes, es de un 3,6% (39), 3 a 28% (40), 8 al 15% (41), 14% (42), 10 al 15% (43); para menores de 25 años, el 17,9%, y para mayores de esta edad del 6,1% (45). Son por tanto, abundantes los datos que indican que el índice de fallos del preservativo, para prevenir embarazos no deseados, oscila alrededor 77
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del 10%. Es, sin duda, uno de los métodos contraceptivos menos seguros. Por ello, si falla para prevenir los embarazos no deseados, es fácilmente deducible cuanto más podrá fallar para prevenir la transmisión de una enfermedad de transmisión sexual como el SIDA. En este sentido también es ilustrativa la reducida eficacia del preservativo en relación con la prevención de embarazos no deseados de adolescentes. Si el preservativo, y otros medios anticonceptivos, fueran realmente eficaces para prevenir estos embarazos no deseados, no cabe duda que después de las intensas campañas realizadas para la utilización del preservativo con la finalidad de evitar la transmisión del SIDA, los embarazos de adolescentes, por un efecto secundario, habrían disminuido. Sin embargo, los datos existentes no parecen avalar este aserto. Así, en Inglaterra y Gales en 1978 se produjeron 85.000 embarazos de adolescentes. Tras 10 años de intensas campañas anticonceptivas, entre las que cabe destacar las que se promovieron para la utilización del preservativo a partir de 1985, en 1988 se produjeron en aquellos países 100.000 embarazos de adolescentes, es decir 15.000 más que en el inicio de dichas campañas (46). Como más adelante se comentará, con el preservativo, aunque se reducen las posibilidades de embarazo en cada contacto sexual, si los contactos sexuales se incrementan, como consecuencia de las campañas que presentan al preservativo como medio para obtener un sexo seguro, el número de contactos sexuales aumenta drásticamente por lo que el número de embarazos, no solo no disminuye, sino que cuantitativamente se incrementa. También el preservativo falla como método para evitar la transmisión de otras enfermedades sexuales distintas al SIDA. Así, un informe de la OMS (47) en relación con este tema, indica que los usuarios del preservativo tienen dos tercios de posibilidades, en relación con los que no lo utilizan, de evitar la transmisión de gonorrea, tricomoniasis, o infecciones por clamidias. Es decir, que la protección sería aproximadamente del 66%. Siendo esta protección aún menor en el caso del herpes simple (48). Aunque estos datos indirectos nos pueden acercar hacia el verdadero valor que el preservativo tiene en la prevención de la transmisión del SIDA, sin duda, lo más objetivo es referirse a aquellos estudios en los que específicamente se analiza esta cuestión. En este sentido, quiero comentar un estudio publicado en 1993, en el que se recogen datos
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relacionados con la eficacia del preservativo para prevenir la transmisión del SIDA por vía heterosexual (44). En él se recogen datos procedentes de todos los artículos publicados antes de julio de 1990, en revistas de garantizada calidad científica, sobre esta materia, analizándose conjuntamente en un detallado estudio multicéntrico. Como dato más significativo, de este amplio trabajo, se constata que el preservativo, reduce el riesgo de infección por el HIV aproximadamente un 69%. Es decir, ésta sería la capacidad del preservativo para prevenir el contagio del SIDA, en unas relaciones heterosexuales normales, en las que habitualmente se utilizara. También según datos de la OMS (47), el riesgo relativo de contagio para los usuarios del preservativo sería muy similar al del trabajo anterior, aproximadamente 0,4, es decir, un 40%. Pero sin duda, los estudios más directos son aquellos que se han realizado en parejas discordantes, entendiendo por tal, aquellas en las que uno de sus miembros es portador del virus del SIDA y el otro no. Evidentemente estos estudios son difíciles de realizar, por su propia naturaleza, pues incluso no sería ético recomendar a algunas de estas parejas que no utilizaran el preservativo, con el único objetivo de comparar el porcentaje de contagios de los miembros sanos de ambos grupos, los que utilizaran el preservativo y los que no lo hicieran. Pero a pesar de ello existen algunos estudios en que se ha abordado este tema. En uno de ellos se constata que la seroconversión en parejas que utilizan permanentemente el preservativo es de aproximadamente 1,5% personas/año (49), aunque otros datos (44) indican que el fallo del preservativo para prevenir la transmisión del SIDA puede llegar a ser del 17%. Fischl et al (50) refieren que, en un periodo de 24 meses, entre 10 parejas discordantes que utilizaron sistemáticamente el preservativo, 1 de sus componentes se infectó (10%) . Pero sin duda, a mi juicio, el estudio más interesante es el realizado por Laurian y col (51) entre parejas discordantes, en las que el marido era hemofílico HIV positivo. En este trabajo se refiere que de 14 parejas que utilizaron sistemáticamente preservativos, no hubo seroconversión en ninguno de los miembros sanos; sin embargo, poco más tarde, este mismo grupo científico (52), utilizando técnicas más sensibles para detectar los sujetos HIV positivos, encontraron al reevaluar 11 de estas parejas, que habían utilizado el preservativo siempre correctamente, que 3 mujeres se habían postivizado. Por ello, sin exagerar, se podría afirmar, que, haciendo un cálculo medio aproximativo, el porcentaje de compañeros sanos que en un año de relaciones sexuales 79
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utilizando correctamente el preservativo se podría contagiar, puede oscilar alrededor del 5%, lo cual a su vez indica, que tras 10 años de relaciones sexuales en parejas heterosexuales que utilizaran el preservativo, aproximadamente la mitad de la personas sanas se habrían contagiado. Las causas por las que el preservativo puede fallar en la prevención del contagio del SIDA son muy variadas (48,53,54). Una posibilidad es por mala utilización del mismo, mala utilización, que muchas veces, viene derivada de las dificultades propias de usarlo adecuadamente en tales circunstancias (48). También hay que tener en cuenta que, al igual que el semen, los líquidos preseminales pueden estar contagiados por el virus, y que en este sentido es posible que el contagio pueda realizarse antes de que el preservativo pueda ser utilizado. De todas formas, aunque su utilización sea correcta existe un porcentaje de fallos atribuibles a rotura del mismo. En un estudio prospectivo se pudo detectar que el porcentaje puede oscilar alrededor del 1% al 12% en el coito vaginal, porcentaje que aumenta en las relaciones homosexuales (48). En diversos estudios retrospectivos (55,56) , también se ha especulado sobre el paso del virus a través de los poros del látex, habiéndose comprobado que utilizando partículas de poliestireno de 110 nm de tamaño, se pudo detectar espectrofluorimétricamente que en 29 de 89 preservativos utilizados (33%), existía paso de partículas a través del látex. Como resultado de sus experiencias calculan que el porcentaje medio de eyaculado que puede atravesar el látex sería de un 0,01% aproximadamente (57). Esto indica que los preservativos de látex pueden sustancialmente reducir, pero no eliminar, el riesgo de transmisión del virus del SIDA. Igualmente, y como consecuencia de la evaluación de control de calidad que habitualmente realizan diversas instituciones sanitarias de EEUU, se pudo comprobar, que, al evaluar 38.000 preservativos de 165 lotes diferentes, cuando los preservativos eran de fabricación estadounidense, el 12% tenían escapes superiores al permitido en este país. Cuando los preservativos no estaban fabricados en EEUU, este porcentaje se elevaba al 21% (58). Como hemos comentado al referirnos a las enfermedades de transmisión sexual, si el preservativo fuera realmente eficaz para evitar la transmisión del SIDA, los casos de contagio por virus HIV habrían tenido que descender en aquellos países en los que se han
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promovido importantes campañas para la utilización del preservativo, como medio habitual para evitar la transmisión del SIDA. Sin embargo, las cosas no parece que hayan ido por ese camino. Así en Francia, en 1985, se habían detectado 270 casos de SIDA y unos 3.000 seropositivos; en 1994 se habían registrado más de 41.000 casos de SIDA, siendo los seropositivos más de 200.000 (59). Y, ¿como se puede explicar que la incidencia de SIDA sea mayor tras campañas masivas en las que se ha recomendado la utilización de un medio, el preservativo, que precisamente se quiere promover como método ideal para prevenir la expansión de esta enfermedad? A nuestro juicio, es evidente que, como consecuencia de estas campañas se esta introduciendo en la sociedad, y especialmente entre la juventud, una trivialización de las relaciones sexuales, como consecuencia inmediata del mensaje que, a la recomendación del preservativo, se añade al afirmar que utilizando el preservativo se puede tener sexo seguro. Como consecuencia de ello se ha producido un incremento drástico de los contactos sexuales, por lo que, aunque porcentualmente la posibilidad de contagio sea menor, en cifras absolutas los contagios aumentan. Es decir, si como hemos visto, la utilización del preservativo reduce el riesgo de contagio aproximadamente en un 70%, pero por estas campañas el incremento de las relaciones sexuales se incrementara, por ejemplo, en un 300%, la posibilidad de contagio global se incrementaría alrededor de un 15%. Esto explica que el SIDA siga extendiéndose en todos aquellos países del área occidental que únicamente han basado sus campañas para prevenir la expansión de esta enfermedad en la utilización del preservativo. Por ello, ¿cuales serían las medidas más recomendables actualmente para prevenir la transmisión del SIDA?. La observación de que el preservativo falla en determinado porcentaje para prevenir la transmisión de una enfermedad, que aunque disminuida en su agresividad, sigue siendo hoy por hoy mortal, ha llevado a distintos organismos internacionales y a expertos en la materia, a alertar sobre la realidad de que el preservativo de ninguna manera es un medio seguro para impedir la transmisión del SIDA y que esta seguridad solo se consigue con la abstinencia sexual o con la relación sexual fiel y monógama con una pareja sana. En este sentido, el CDC recomienda que la abstinencia y las relaciones con una pareja sana son las únicas estrategias absolutamente seguras para prevenir el SIDA. El adecuado uso del condón en cada acto sexual puede reducir, pero no 81
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eliminar el riesgo de transmisión de enfermedades sexuales. “Los individuos infectados por el HIV tienen que saber que el preservativo no elimina el riesgo de transmisión del SIDA a otros” (58). Otros autores sugieren, “el mejor consejo para evitar la transmisión del SIDA es abstenerse de las relaciones sexuales, y para aquellos con riesgo de infectarse, seguir una relación monógama con una pareja sana” (60). “El uso del condón en las relaciones sexuales reduce pero no elimina totalmente el riesgo de transmisión del SIDA” (61). “La abstinencia, o una relación sexual mutuamente fiel con un compañero no infectado, es la única manera segura de evitar la transmisión sexual del SIDA. Los condones ofrecen una buena protección, pero no perfecta” (62) . Sobre este último dato que avala, todavía más si cabe, la teoría de la no total eficacia del preservativo en la prevención del contagio por el virus HIV, conviene tener en cuenta que es recogido en un número de Populations Reports, precisamente dedicado a tratar de difundir la utilización del preservativo. En este mismo sentido, también LS Bond, Asesor Regional para el Desarrollo y Apoyo a las Intervenciones para la Prevención del VIH y ETS, de la Organización Panamericana de la Salud, con residencia en Washington, afirmaba que “enseñar a la juventud desamparada sobre los peligros del HIV y la infección por enfermedades de transmisión sexual, consiste en algo más que en la simple difusión de información o distribución aleatorio de preservativos” (42). Evidentemente, al referirse a otras estrategias, lo que se indica es la utilización de otros sistemas diferentes del preservativo. De acuerdo con todo lo anterior, el ministro italiano de sanidad Francesco Onofre, realizó en 1994 unas declaraciones en las que afirmaba que la monogamia y la fidelidad son el mejor método para prevenir la expansión del SIDA, como base de una campaña de erradicación de esta enfermedad en su país (63). No hay que decir que dichas declaraciones constituyeron una piedra de escándalo para muchas de las instituciones que promueven la utilización del preservativo como único método para prevenir la expansión del SIDA. Una pregunta que de inmediato surge al valorar las campañas realizadas para la utilización del preservativo, como medio idóneo para evitar la transmisión del SIDA es ¿por qué, si los datos sobre la no total eficacia del preservativo para prevenir el SIDA son tan objetivos, existen tan pertinaces campañas en los países occidentales, recomendando su utilización, como medio idóneo para evitar la transmisión de esta enfermedad?. ¿Se podría pensar que 82
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existe una actitud equivocada de forma generalizada en los que proponen estas medidas? ¿Más aún, se podría ni siquiera sugerir, que existe una actitud no bien intencionada? Creo que esto es impensable y que los que proponen tales campañas tendrán, o creerán tener, razones que les induzcan a proponerlas como buenas, o al menos razones que les impidan proponer, con mayor coraje moral, otras que parecen más eficaces. Pero, ¿a qué se puede deber esta actitud, un tanto timorata, para no sugerir que el mejor medio para prevenir la expansión del SIDA es la continencia sexual y en su caso las relaciones sexuales con un compañero/a sano, y que el preservativo debería quedar limitado a aquellas personas que quieran vivir en promiscuidad sexual, aún sabiendo que con su uso únicamente se reducen las posibilidades de contagio, no se eliminan completamente?. Con palabras de la Comisión Episcopal Española para la Defensa de la Vida (64), se podría decir que, las medidas utilizadas para prevenir el SIDA tienen una peculiaridad que las individualiza con respecto a otro tipo de enfermedades, y es que las mismas van ligadas a comportamientos personales con una amplia carga ética, ya que van unidas fundamentalmente a la actividad sexual, por lo que su prevención se relaciona directamente con medidas que pueden afectar al área de las libertades individuales. Y aquí surge el conflicto. Se admiten otras medidas coactivas para otros problemas sociales, pero en el caso del SIDA, se opina que estas medidas pueden suponer una intromisión en la libertad personal, ya que los comportamientos sexuales se consideran hoy día como intrínsecamente unidos a la más absoluta autonomía individual. Por ello, ninguna autoridad, social, religiosa o política, estaría legitimada para inmiscuirse en las actitudes que individualmente cada uno adopte en esta materia. Cualquier actitud que se tome en este sentido, se considera como una extralimitación de la autoridad, que vulnera la estricta neutralidad que debe presidir sus acciones. Aún más, existe el convencimiento de que el hombre limita su libertad cuando ha de sujetar sus comportamientos a actitudes dependientes de las propias leyes de la naturaleza, de forma que su conducta se ajuste a los fines para los que esas leyes han sido creadas. El hombre sería solamente auténticamente libre cuando pudiera reelaborar esas leyes de acuerdo con sus propios intereses. En este sentido, si la obtención de placer se considera como fin único, o al menos principal, de la actividad sexual, cualquier actitud estaría justificada, cuando de conseguir ese placer se trata, por supuesto, la promiscuidad sexual, e incluso la homosexualidad. Por ello, la
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sociedad, y los poderes públicos, como expresión organizativa de la misma, se ven dificultados para proponer normas que puedan teóricamente interferir con ese sentido tan estrictamente individualista de la actividad sexual. Lo mismo se podría decir de la droga, y en general sobre cualquier conducta humana, que pudiera ser considerada como una actitud alternativa, y en consecuencia tan respetable como cualquier otra. Por ello, como las medidas preventivas para evitar la propagación del SIDA, entran directamente en colisión con la ideología de la revolución sexual a que nos estamos refiriendo, hace que las mismas se propongan con timidez, ya que, como anteriormente se ha comentado, podrían considerarse una extralimitación de la autoridad, con la negativa opinión que a la sociedad occidental merece hoy cualquier actitud que mínimamente rozara lo que pudiera ser catalogado como dictatorial. Parece evidente, por tanto, que la expansión del SIDA está muy directamente ligada a los cambios de conducta, que, en relación con la actividad sexual, se han producido en nuestra sociedad en los últimos años, gran parte de ellos debidos a la aparición de los medios contragestativos de carácter químico, especialmente la píldora. En este sentido, son especialmente significativas las declaraciones que Luc Montaigner, descubridor del virus del SIDA, hizo recientemente en Barcelona, ante un auditorio de más de mil jóvenes. Decía Montaigner “Es posible que en el caso del SIDA se hayan creado condiciones para su desarrollo, la promiscuidad, el libertinaje sexual. Si se hace historia se puede decir que el SIDA es el hijo de la píldora anticonceptiva” (65). Seguramente muy pocas autoridades, ni voces destacadas, de nuestra sociedad occidental, tendrían la fortaleza moral para realizar unas declaraciones como estas, al presentar a la píldora anticonceptiva como la principal causa del SIDA. d) Valoración de las campañas promovidas para evitar la transmisión del SIDA Como ya se ha comentado, la mayoría de las campañas gubernamentales realizadas para evitar la expansión del SIDA, están basadas fundamentalmente en promover la utilización del preservativo. Como consecuencia de todo lo anteriormente expuesto, a nuestro juicio, dichas campañas no son totalmente adecuadas, ya que se centran exclusivamente en la utilización de un método que por si mismo no garantiza la prevención de esta enfermedad. 84
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Para que una campaña para prevenir la expansión del SIDA fuera eficaz, a nuestro juicio, debería estar presidida por las siguientes directrices: a) tratar de promover soluciones, que siendo éticamente las más idóneas, fueran acordes con objetivos criterios médicos. b) dar a la población una información científica veraz, para que después pudiera actuar en consecuencia. En relación con el primer punto, parece indudable, que, debido a los fallos del preservativo para evitar la transmisión del SIDA, la única solución verdaderamente eficaz, es la abstinencia de relaciones sexuales promiscuas, o tenerlas dentro de una pareja sana, en monogamia fiel. Sin duda, para que esta medida pudiera ser efectiva, en una sociedad, en la que como ya se ha comentado, las libertades sexuales, entendidas como promiscuidad sexual, son el paradigma de las libertades individuales, dicha campaña debería ir precedida de otra, no menos importante, sobre el significado de la sexualidad humana. Sin una adecuada educación sexual es imposible plantear ninguna medida de continencia que pueda ser aceptada como un valor positivo por la sociedad, especialmente por los más jóvenes. Una sociedad en la que la actividad sexual quedara reducida a su utilización dentro de las parejas estables, cumpliendo así su finalidad procreadora y unitiva de los componentes de esa pareja, habría puesto en marcha la medida profiláctica más eficaz para la prevención de esta terrible enfermedad. Para aquellas personas que deseen tener relaciones sexuales fuera del contexto de una pareja estable, en la que ambos miembros son sanos, es decir cuando se quiere vivir en promiscuidad sexual, el único camino para reducir, pero no para prevenir con total seguridad, el contagio por el virus del SIDA, es la utilización del preservativo. Ahora bien, en este último caso, al recomendar su utilización, habría que dejar bien establecido que el mismo no significa sexo seguro, con el fin de que, como anteriormente se ha comentado, esta falsa seguridad no promueva mayor número de contactos sexuales y con ello, no sólo no sirva su utilización para reducir la expansión del SIDA, sino que produzca el efecto contrario, su mayor difusión.
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e) Principales aspectos éticos relacionados con el SIDA Muchos de los problemas éticos relacionados con el SIDA, se derivan del conflicto de intereses que pueden plantearse entre las personas afectadas por el virus y las personas sanas, que, o bien conviven con ellas, o bien pueden tener relaciones sociales con ellas de cualquier tipo. Es decir se derivan de establecer una oposición entre el bien personal y el bien social (66). Confidencialidad. Un primer problema que se plantea es establecer hasta que punto hay que mantener la confidencialidad sobre si un sujeto es HIV positivo, o enfermo de SIDA, en sus relaciones sociales con otras personas. En este terreno los problemas más objetivos se presentan dentro del campo sanitario, en donde se pueden contraponer los derechos de médicos y ATS para preservar su salud y los derechos de los pacientes para mantener su confidencialidad. ¿Que hacer cuando un facultativo o personal sanitario de cualquier tipo debe manipular las muestras de un paciente con SIDA o atenderlo personalmente? ¿Es éticamente necesario que el paciente revele su identidad como enfermo de SIDA, o que las muestras sanguíneas de estos pacientes vayan adecuadamente etiquetadas?. Parece evidente que el derecho a la salud, como una parte del derecho a la vida, es de superior entidad al derecho que existe para mantener la confidencialidad en cualquier circunstancia personal. En este sentido, parece evidente que debe prevalecer la actitud de dar a conocer al personal sanitario que se está tratando a un paciente con SIDA, o que se está manejando muestras de sangre infectadas por este virus, para poder poner las medidas cautelares necesarias para prevenir el contagio. De todas formas, es muy infrecuente el contagio de personal sanitario por su relación con pacientes de SIDA. Ello fundamentalmente debido a que el riesgo estimado de contagiarse por el HIV después de una exposición percutánea a sangre infectada por este virus es muy bajo, aproximadamente 0,3% (67). Consecuentemente, menos de 50 contagios de personal sanitario se habían producido en Estados Unidos hasta diciembre de 1993 (68). Según datos de 1994 se han referido 67 casos de profesionales sanitarios que en su trabajo han sido infectados por el SIDA, de los cuales en España, sólo se han descrito cuatro, tres en Madrid y uno en Valencia (69). Según datos del CDC de 1996 (70), en
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un estudio estrictamente controlado, y en el que se define con riguroSIDAd el contagio, en USA se habían detectado 31 casos de contagio de profesionales de la salud, 5 en Francia y 3 en el Reino Unido. Dentro de este campo sanitario, otra faceta es la posibilidad de que el afectado sea el facultativo o personal sanitario y que pueda contagiar a sus pacientes. Con motivo de un caso recientemente referido, en el que un dentista de Florida contagió a cinco de sus pacientes (71,72), se ha intensificado la polémica sobre la conveniencia de que los sanitarios contagiados deban informar o no, a sus pacientes de esta circunstancia. El asunto es éticamente difícil, ya que, puestas las adecuadas medidas preventivas, la posibilidad de contagio es prácticamente nula. Así, la posibilidad de que un paciente se infecte a partir de un cirujano HIV positivo oscila entre 1/42.000 y 1/420.000 (73), es decir una posibilidad casi remota. Por ello la opinión pública va siendo cada vez más favorable a que se permita trabajar a los profesionales sanitarios infectados, refiriéndose en un reciente trabajo, que el porcentaje de los que no permitirían trabajar a un sanitario HIV positivo es del 54%, 47% y 37%, para cirujanos, dentistas o médicos generales infectados, habiéndose constatado que la incidencia de aceptación por parte de los pacientes para ser atendidos por estos profesionales afectados también se va incrementando paulatinamente. Solamente un 5% de sujetos manifiesta que los profesionales infectados deberían dejar de trabajar absolutamente (74). Dada esta remota posibilidad de contagio, cuando no medie el contacto sanguíneo, no parece necesaria la necesidad de que el paciente conozca la situación sanitaria de su médico. Otro campo en el que esta disyuntiva entre confidencialidad y derecho a la salud se puede plantear es en relación con la integración social de los niños HIV positivos, especialmente en las escuelas. La posibilidad de que un niño se contagie en la convivencia con otros niños, es prácticamente nula (75). En un reciente trabajo, y con motivo de haberse declarado HIV positivo un célebre jugador de baloncesto norteamericano, se ha realizado un estudio (76), en el que se concluye que el riesgo de transmisión del virus del SIDA para un jugador de fútbol profesional americano es menor de 1 por 85 millones de contactos habidos durante el juego. Ello confirma, que es prácticamente imposible, el contagio de niños sanos por un niño HIV positivo que conviva con ellos. Parece pues claro que, en este 87
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contexto debe de predominar el derecho de los niños enfermos a integrarse en un grupo social, como la escuela, absolutamente necesario para su desarrollo educativo y psicomotriz. De todas formas, es muy conveniente que la familia deba informar a los responsables de las escuelas sobre esta circunstancia, con el objeto de que, en lo posible, se trate de prevenir las ocasiones en las que es más fácil el contagio. Un caso particular hace referencia a la convivencia familiar, cuando alguno de los miembros está afectado. Aunque es muy difícil, prácticamente imposible, el contagio en estas circunstancias (77), se han descrito dos casos de contagio dentro de la familia (78,79), aunque no totalmente documentados. Más recientemente ha sido descrito otro en el que un hermano hemofílico contagió a otro y un último caso, en el que un niño contagiado perinatalmente, posteriormente contagió a otro niño sano que vivía en la misma casa (80), siendo en este último caso perfectamente identificado el contagio. Como consecuencia de ello, parece lógico que los niños infectados se integren plenamente en la convivencia familiar, aunque parece así mismo prudente tomar las precauciones necesarias para evitar estos contagios, que aunque siendo prácticamente imposibles, han sido detectados en algunos casos. En cuanto a las normas recomendables para la expansión del SIDA dentro de los centros penitenciarios, se pueden seguir los mismos criterios que se han utilizado para la población en general. Ahora bien, con relación a la conveniencia (incluso obligatoriedad) o no, de identificar en las cárceles a los reclusos HIV positivos, para tratar de desarrollar medidas preventivas para dificultar la expansión del SIDA en los centros penitenciarios, existe un vivo debate, estableciéndose éste entre derecho a la confidencialidad del afectado y salud de los reclusos en general. La norma más generalmente aceptada es la conveniencia de realizar pruebas voluntarias para la identificación de los reclusos HIV positivos. En Estados Unidos, en un reciente trabajo sobre la predisposición de los reclusos a que se lleve a cabo esta identificación voluntaria, aproximadamente un 50% de ellos estaban de acuerdo, y los que no lo estaban, en la mayoría de los casos, no lo era por miedo a que les detectara que eran portadores del virus del SIDA (81) . Sin embargo, en 15 de las sesenta prisiones que existen en aquel país, se realizan pruebas obligatorias para detectar a los reclusos HIV positivos (82). Por tanto, parece que la corriente más
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generalizada es tratar de promover la identificación voluntaria, para después establecer las medidas precautorias más convenientes. f) Valoración ética de las actitudes a seguir en las relaciones sexuales de parejas heterológas Un importante problema ético que se puede plantear en relación con el SIDA es conocer cuales pueden ser las actitudes a seguir en una pareja discordante, que quiera convivir como tal, bien fuera o dentro del matrimonio. En este sentido habrá que tener en cuenta las siguientes premisas. Como se ha comentado anteriormente el único recurso eficaz para prevenir el contagio del SIDA, es la continencia, debiendo quedar reducida la utilización del preservativo a aquellas parejas que deseen tener relaciones sexuales. En este caso, y desde un punto de vista ético, se podría decir que cuando se utiliza el preservativo en una pareja heter6loga, no se busca la anticoncepci6n sino evitar la transmisión de una enfermedad, por lo que la esterilidad del acto sexual sería un efecto indirecto no deseado. Sin embargo, la dificultad ética estriba en que la utilización del preservativo en cualquier relación sexual altera la misma, privándola de su carácter procreador, por lo que, aunque el fin sea éticamente correcto, ya que de lo que se trata es de reducir el riesgo de infección, el medio no lo es, por lo que globalmente la catalogación ética del conjunto de esa relación sexual no puede ser valorada positivamente, especialmente si además se tiene en cuenta que existe otro medio para evitar la transmisión del SIDA como es la continencia. Ahora bien, con la continencia se puede perjudicar el efecto unitivo y de comunicación personal, que en toda pareja, matrimonio o no, tiene la relación sexual. Por ello, éste también es un aspecto que debe considerarse al emitir un juicio ético sobre la utilización del preservativo en las relaciones sexuales de parejas heterólogas. Pero a la vez, una tercera circunstancia que también hay que tener en cuenta, es que, aún utilizando el preservativo se puede concebir un hijo que tendría aproximadamente un 25% de posibilidades de ser HIV positivo. Por ello, para realizar una valoración ética global de las relaciones sexuales en parejas discordantes habría que tener en cuenta que, con la utilización del preservativo, se reduce la posibilidad de transmitir la enfermedad; se manipula directamente el acto sexual, al privarlo de su vertiente procreadora; se puede perjudicar la mutua unión y comunicación entre los esposos; y finalmente, en caso de embarazo, se puede concebir un hijo HIV positivo. De la equilibrada valoración de estos 89
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cuatro factores debe emerger el juicio ético final sobre la utilización del preservativo en parejas heter6logas afectadas por el SIDA, aunque sin duda, el que la utilización del preservativo prive al acto sexual de su capacidad procreadora hace que, en principio, no pueda ser valorado su uso como éticamente positivo. g) Comentarios éticos finales Finalmente querría realizar un breve comentario sobre algo que suele ser tópico en la mayoría de las reflexiones éticas que se realizan sobre diversos problemas sociales, y por supuesto, también, en el caso del SIDA. Me refiero a la limitación que en ocasiones se introduce en el debate, cuando este se quiere plantear exclusivamente desde una visión de la vida ajena completamente a la trascendencia. En este sentido, algunas gentes, especialmente algunas de las que más audiencia tienen en los medios de comunicación social, se suelen mostrar totalmente contrarias a realizar un debate ético si no es desde el punto de vista de lo que ellos llaman estrictamente laico. No veo la razón por la que al discutir estos temas éticos, de gran calado social, no se pueda introducir la trascendencia como un factor a tener en consideración para emitir un juicio ético, sobre todo si se tiene en cuenta que gran parte de la población plantea su vida desde esta perspectiva. Es tan legítimo plantear estas cuestiones introduciendo en ella la trascendencia, con el matiz ético que esto comporta, como hacerlo desde un punto de vista exclusivamente laico. No parece existir ninguna razón de peso para que los debates éticos que habitualmente se plantean sobre estas materias deban realizarse necesariamente prescindiendo de esta visión trascendente de la vida. Tan legítimo es una cosa como la otra. Y si el valor de la mayoría, circunstancia que en nuestra visión cultural de la sociedad es de capital importancia, tiene algún sentido, estoy seguro que gran parte de la población valoraría estos temas introduciendo la trascendencia como un aspecto capital del juicio ético que merecen. Si hoy día lo legal, es la base, para muchos ciudadanos, de lo ético, creo que no cabría ruborizarse por introducir la trascendencia en las discusiones éticas de muchos de los problemas que se nos plantean, y, por supuesto, también al valorar éticamente todo lo relacionado con el SIDA.
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Por ello, me parece de interés aportar aquí las consideraciones muy recientes, aún no publicadas, que sobre esta materia defiende la Iglesia Católica. Ante la pregunta de ¿sería legitimo usar el preservativo en caso de matrimonios discordantes, para evitar los riesgos de contagio del cónyuge sano o de engendrar un hijo enfermo?, responde (63): “el uso del preservativo, como el de cualquier otro método de anticoncepción, no es moralmente lícito en cualquier caso, por extremo que este pueda ser. No es ésta una problemática que se plantee solamente con respecto al SIDA. Existen otras enfermedades, bien infecciosas o hereditarias, que llevan a los cónyuges a tener que optar entre la abstinencia de las relaciones sexuales o la asunción del riesgo de contagiar al cónyuge sano o de engendrar hijos enfermos. En estos casos no varía el juicio moral sobre la anticoncepción, pues es ésta una moral objetiva. Un acto malo en sí mismo, no se convierte en bueno por las circunstancias, aunque éstas si puedan hacer malo lo objetivamente bueno, o modificar (para bien o para mal) la responsabilidad subjetiva del que lo realiza. Toda práctica anticonceptivo es moralmente ilícita, sean cuales fueran las circunstancias. El uso de anticonceptivos quiebra necesariamente la moral existente en el amor sexual entre los esposos, al privarlo de una de las finalidades querida por Dios, la apertura a la vida, inherente a la naturaleza de relación sexual entre hombre y mujer. Todo acto anticonceptivo, es por tanto, contrario la virtud de la castidad. Esta es doctrina segura de los Sumos Pontífices, recientemente recordada por Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium Vitae, que reafirma la doctrina de Pablo VI en la Humanae Vitae, todo ello siguiendo el espíritu del Concilio Vaticano II y en conformidad con la doctrina tradicional y uniforme de la Iglesia. Resumiendo, la objetiva inmoralidad de todo acto anticonceptivo no se ve anulada por ninguna circunstancia, ni por la ponderación de las consecuencias que el acto sexual pudiera tener”.
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Las grietas del "sexo seguro" Miguel A. Martínez González
En el verano de 2006 el Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC) español ha lanzado una enésima campaña para la prevención del sida, las infecciones de transmisión sexual y los embarazos imprevistos. Los mensajes se centran de nuevo en el preservativo, estrategia que no ha logrado los resultados que se pretendían. En un artículo que publicamos en 2005 el Dr. Jokin de Irala y yo habíamos denunciado desde la principal revista científica de la medicina española la escasa efectividad de las campañas de sexo seguro, dados los indicadores de mayor promiscuidad, mayor tasa de embarazos en jóvenes y crecimiento de la sífilis y gonococia en España. Advertíamos que, en oposición a los errores de esos métodos, un buen ejemplo a seguir es lo que sí ha funcionado en otros lugares. "Cuando la cosa no se ha quedado en repartir condones, sino que 'se ha sabido ir más allá', y se ha hecho un esfuerzo serio dirigido sobre todo a educar con sensibilidad y respeto a la población para que cambie sus conductas, se ha conseguido reducir la prevalencia de la infección" (1). Es el caso de Uganda. Con una estrategia educativa que no dio énfasis al condón sino a educar en la fidelidad a adultos y en el retraso de relaciones a jóvenes, pasó del 15% de infectados por el virus del sida (VIH) al 5% en una década. A este logro parece sumarse ahora Zimbabue, según el detallado estudio que publicó en 2006 la revista "Science" (2). Estos éxitos en salud reproductiva de países africanos contrastan con el fracaso y la monótona escasez de imaginación de las acciones gubernamentales realizadas en España, que siguen con el mensaje del "sexo seguro" que "suele centrarse en la fase última del proceso y evita referencias al comportamiento, tanto porque algunos consideran impropio un mensaje 'moralizante', como por razones ideológicas que llevan a prescindir de ciertas evidencias científicas" (1). Errores científicos
Al margen de sus errores en aspectos propiamente publicitarios, la campaña del MSC-2006 es incorrecta y hace agua en
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muchos puntos desde la estricta óptica del conocimiento científico. Sus principales desaciertos podrían resumirse en 5 puntos: 1) Negación de la evidencia que suponen los datos de abortos y píldoras del día siguiente. 2) Ausencia de referencia alguna a los dos primeros componentes de la estrategia ABC (abstinencia y fidelidad monógama mutuamente fiel). 3) Omisión de las consecuencias a largo plazo de las infecciones de transmisión sexual. 4) Falta de referencia alguna a la infección por el virus del papiloma humano, principal determinante de la ocurrencia del cáncer de cuello uterino. 5) Trivialización y banalización de un grave problema sanitario. A más anticonceptivos, más abortos
En el artículo científico citado al principio se mencionaba que "el fracaso de la salud reproductiva española es preocupante: el Ministerio de Sanidad ha reconocido que los más de 77.000 abortos en 2002 constituyen un indicador muy negativo y que 'hacen falta más campañas de prevención e información'. El acceso fácil a los anticonceptivos no ha evitado el aumento de los abortos, ni la difusión del preservativo reduce la demanda de la píldora del día siguiente. Más bien parece que son factores que se suman e invitan a adoptar situaciones de riesgo o a permanecer en ellas" (1). Los abortos en España han seguido aumentando, y además a ritmo cada vez más acelerado. Ahí se ve no sólo un número total que crece al ritmo del 7% anual, sino que lo peor ha ocurrido en las chicas de 19 años o menos, con una tasa especialmente creciente que ha llegado a superar ya el 1% anual. Esto significa que en 2004, una de cada 100 chicas de 13 a 19 años abortó, y que el 14% de las mujeres que tuvieron un aborto tenía menos de 20 años. Ningún profesional de la salud pública, tenga las creencias que tenga, duda de que el hecho de que aumenten los abortos, y peor
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todavía que aumenten en adolescentes, supone un grave fracaso para la salud reproductiva. Algo análogo podría decirse del crecimiento del uso de la píldora del día siguiente: un mecanismo teóricamente pensado como "contracepción de emergencia", cuyo uso sigue aumentando hasta llegar a tasas calamitosas, es un desastre innegable. Más aún cuando un mayor uso de la píldora del día después no sólo no se acompaña de una reducción de los abortos, sino que éstos crecen más cada año. ¿Cómo se pueden explicar estos datos dentro del planteamiento del "sexo seguro", si España es uno de lo sitios donde más se usa el preservativo entre los jóvenes? ¿No es ya hora de cambiar de planteamiento? Negar la evidencia
Ahora el MSC, en vez de reconocer estos fallos, parece que ha decidido cambiar de estrategia y negar la evidencia. En su web se puede encontrar un "informe por encargo" (3), que evita siempre utilizar la palabra "aborto" y la sustituye cosméticamente por "interrupción voluntaria del embarazo" (IVE), y que llega paradójicamente a las siguientes conclusiones: "1. Con la información disponible en el registro de IVE y en otras fuentes, no se puede afirmar que las IVE estén aumentando en las mujeres españolas (...)" Sorprende la primera conclusión de este informe pues los datos parecen decir otra cosa. La segunda conclusión ofrece una explicación de la primera. "2. Los datos disponibles apuntan a que el incremento de las IVE en España se debe, por un lado, al aumento en su notificación al registro gracias a la mejora de su cobertura y a la transformación de las IVE clandestinas o realizadas en el extranjero en IVE registradas. Y, por otro lado, al incremento en la población inmigrante, a la mayor fecundidad de las jóvenes inmigrantes y, probablemente, también a que éstas tienen mayor número de embarazos no planificados y no deseados que las españolas". Todos los que hemos manejado indicadores en epidemiología sabemos que, de un año para otro, no se produce un aumento de 5.107 registros simplemente por una "mejor cobertura". Tampoco parecería lógico achacar un crecimiento de tal magnitud a que ahora hayan decidido abortar masivamente las inmigrantes en edad fértil. En todo caso, las inmigrantes que viven en nuestro país no deben ser una 97
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excusa, pues también ellas están expuestas a estos repetidos programas de "sexo seguro" y a la mayor disponibilidad de píldoras del día después. Sin respaldo de datos
Una lectura atenta de la metodología de tal "informe por encargo" deja claro que ninguna de las sinuosas explicaciones dadas por sus autores para armonizar las dos conclusiones se sustenta en fuentes rigurosas. Usaron métodos puramente cualitativos, sin haber realizado una valoración cuantitativa seria en ningún momento. Ellos mismos admiten sus múltiples carencias de datos para fundamentar artificiosas justificaciones. Especialmente llamativo es que no se cuantifiquen en ninguna tabla anualizada los supuestos abortos clandestinos, ni los realizados en el extranjero. Globalmente, llama la atención la poca calidad técnica del "informe por encargo". Un elemental sentido común no requiere recurrir a complicadas explicaciones sobre cobertura de un registro o proporción de inmigrantes que abortan. Por el contrario, lo lógico es pensar que campañas sanitarias que evitan toda referencia a la reducción del número de parejas, a la adopción de comportamientos responsables, o a la fidelidad, probablemente estén incrementando el grado de promiscuidad sexual en España, especialmente en adolescentes. Esta mayor promiscuidad y precocidad es consistente con mayor número de abortos, mayor uso de la píldora del día siguiente y mayores tasas de sífilis y gonococia. Viene a ser como si una campaña de prevención de accidentes de tráfico sólo se ocupase de fomentar el uso del cinturón de seguridad, pero al mismo tiempo invitase a los conductores a disfrutar al máximo al volante, escogiendo la velocidad que más les plazca: "Corre todo lo que quieras, pero conduce seguro. Usa el cinturón". Al margen del consenso internacional
En los esfuerzos por buscar un terreno común de acuerdo para la prevención de la transmisión sexual del sida destaca el importante consenso que publicó la revista "Lancet" en noviembre de 2004 (4). Este consenso fue firmado por más de 140 autores, incluidos diversos profesores de universidad y autoridades que trabajan contra el sida en los países más afectados. Había firmantes de todas las ideologías, pero la evidencia científica disponible les ayudó a llegar a un acuerdo común. Resolvieron promover la estrategia "ABC": A de Abstinencia, 98
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B de Be faithful (fidelidad) y C de Condón, por este orden. Reservaban el condón para personas como las prostitutas y otros que se hacen refractarios a los mensajes verdaderamente protectores. Pero no cabe mayor error que el de tratar a toda la población como si fuesen promiscuos irreparables. Un principio clave en salud pública es segmentar los mensajes. La siguiente frase del consenso es la que mejor se adapta a la realidad de la mayoría de la juventud española que, según las propias fuentes del Ministerio, no ha iniciado su actividad sexual: "Para quienes no han iniciado la actividad sexual, la primera prioridad debe ser animarles a la abstinencia o a retrasar el inicio sexual". Esta es la A del ABC y, según el consenso científico, constituye el mejor medio de prevenir el sida en los jóvenes a quienes va dirigida la campaña MSC-2006. Sin embargo, para el Ministerio español, la A de este crucial consenso mundial ha pasado una vez más absolutamente desapercibida. Lo mismo sucede con la B: "Al dirigirse a adultos sexualmente activos la primera prioridad debe ser promover la fidelidad mutua con una pareja no infectada". Estas dos prioridades, A y B, coinciden con lo que la Iglesia católica y otras confesiones religiosas predican desde hace siglos con el nombre de castidad. Quizá por eso el consenso incluye una referencia positiva explícita a las organizaciones religiosas. En la campaña española no hay ningún estímulo para retrasar el debut sexual entre los jóvenes. Más bien parece animárseles a todo lo contrario, dando por hecho que son promiscuos y, por si no lo fuesen, se les lanzan eslóganes como el siguiente: "Disfruta del sexo a tu ritmo, de una forma sana". También se afirma rotundamente que "el mejor medio de prevención sigue siendo el preservativo", cosa que no es verdad. El hecho es que no sólo no se han detenido las infecciones de transmisión sexual en España, a pesar de que el MSC nos cuente que somos uno de los países donde más se usa el condón, sino que han aumentado. El asunto no queda ahí. Tampoco aparece la palabra "fidelidad" o "monogamia", ni nada que se le parezca. Esto extraña y mucho, pues como han dejado claro los trabajos de Halperin, es patente que sólo existen epidemias de enfermedades de transmisión sexual porque hay personas que tienen múltiples parejas (5). Esto no se afronta en absoluto en la campaña y es la verdadera causa de las epidemias. 99
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Infecciones olvidadas
Durante parte de la década de los noventa, el sida fue la principal causa de años de vida perdidos por muertes prematuras en España. El sida sigue causando muchas muertes. Las infecciones de transmisión sexual (ITS) más preocupantes actualmente son las virales, incluido el sida, y varias de ellas causan cáncer (linfomas, leucemias, sarcoma de Kaposi, cáncer de cuello uterino, hepatocarcinoma, entre otros). No se entiende que el tríptico del MSC y todo su aparato publicitario no mencione estas graves consecuencias de las ITS. Según la OMS, cada año se producen en el mundo 340 millones de casos nuevos de ITS bacterianas. La mayoría de ellas son tratables, pero muchas no se tratan porque no dan lugar a ningún síntoma hasta que producen complicaciones graves, como la enfermedad inflamatoria pélvica, el embarazo ectópico o la esterilidad. ¿Por qué la campaña silencia estos hechos? Además, cada año se producen millones de casos de ITS virales que son mayormente incurables, incluidos 5 millones de casos nuevos de infección por el VIH, causante del sida, de los que 600.000 ocurren en niños recién nacidos por transmisión vertical de sus madres. España fue durante mucho tiempo el país número 1 en sida en Europa y sigue siendo uno de los países con mayor incidencia y prevalencia de sida en Europa Occidental, con más de 72.000 enfermos acumulados, de los que cerca de 50.000 han muerto ya por esta causa. No es un asunto para silenciar. Nada de esto aparece en la campaña. Sólo se mencionan los síntomas a corto plazo de algunas de las ITS. Como si el sida y otras ITS no tuviesen complicaciones ni consecuencias a largo plazo. Cabría preguntarse: ¿cómo es posible que el gobierno use constantemente las cifras de muertes en carretera para lograr un cambio de conducta en los ciudadanos y en cambio silencie las muertes por sida? Peligro: cáncer
Otro silencio de la campaña que llama la atención a cualquiera con conocimiento de causa es que no se dedica una sola palabra a una de las ITS virales con consecuencias más graves, la causada por el virus del papiloma humano (VPH). Parece como si el VPH estuviese 100
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sistemáticamente borrado de la lista del MSC. Curiosamente, epidemiólogos españoles han sido pioneros en esclarecer y cuantificar cuál es el papel del VPH en el origen del cáncer de cuello uterino. Los resultados que encontraron son sobrecogedores. Los epidemiólogos trabajan con riesgos relativos. Por ejemplo, para la exposición al humo de segunda mano del tabaco se ha estimado que el riesgo relativo de cáncer está en torno a 1,5. Esto se interpreta como un aumento del 50% en el riesgo de desarrollar cáncer y ha sido un argumento muy poderoso para la creación de espacios libres de humo. ¿Cuáles han sido los riesgos relativos encontrados para la relación entre VPH y cáncer de cuello uterino? La respuesta a esta pregunta hace pensar mucho, pues los riesgos relativos para 11 tipos estudiados van desde 45,1 para el tipo con menos riesgo hasta 434,5 para el tipo 16, que es el más carcinogénico (6). Cada año en el mundo 490.000 mujeres (normalmente muy jóvenes) adquieren este cáncer por el VPH y 240.000 mueren por su causa. La vacuna que se está empezando a usar sólo se dirige contra unos tipos de este virus, pero se discute si la vacunación masiva daría falsas seguridades, conduciendo a mayor promiscuidad y nuevas infecciones. No es broma
Todos estos errores acumulados son graves, pero a mi juicio lo peor es la banalización y el tono lúdico que la campaña MSC-2006 da a problemas tan graves de salud pública, como si fuesen asuntos triviales. El adolescente que lea el folleto o haya oído el slogan pensará que se trata de un simple ir al médico a que le cure un grano. Supone una irresponsabilidad muy grave presentar al sida como si fuese un grupo musical de moda, afirmando que "su enorme éxito internacional lo mantiene siempre en los primeros puestos de popularidad sin necesidad de variar su clásico y efectivo repertorio". ¿Cómo interpretará esta frase quien ha visto fallecer a parientes suyos por el sida? Cada año mueren casi 3 millones de personas por el sida, cada día hay más de 5.000 funerales en África de personas que mueren de sida. Uno de cada 10 niños africanos ha perdido a sus padres por el sida. Definitivamente, no es asunto para ser tratado trivialmente. Hay una gran carga de dolor y sufrimiento detrás que debería impedir cualquier frivolidad.
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Es difícil equivocarse tanto al diseñar y realizar una campaña. No hay duda de que el MSC cuenta con personas inteligentes, bien preparadas científicamente y con suficiente sensibilidad para advertir estos errores. Sería exagerado pensar que nunca serán capaces de advertirlos y corregirlos. Pues la realidad de lo aquí subrayado cae por su propio peso. No se puede perder la esperanza de que emprendan otra dirección que verdaderamente beneficie al tan deseado objetivo de lograr la salud para todos en el siglo XXI. Notas: (1) Martínez-González MA, De Irala J. "Medicina preventiva y fracaso clamoroso de la salud publica: llegamos mal porque llegamos tarde". Med Clin (Barc) 2005;124:656-6660. (2) Gregson S, Garnett GP, Nyamukapa CA, et al. "HIV decline associated with behavior change in eastern Zimbabwe". Science 2006;311:664-666. (3) CIMOP (Comunicación, Imagen, Opinión Pública), "La interrupción voluntaria del embarazo y los métodos anticonceptivos en jóvenes" (consultado por última vez en www.msc.es el 1 de septiembre de 2006). (4) Halperin DT, Steiner MJ, Cassell MM, et al. "The time has come for common ground on preventing sexual transmission of HIV". Lancet 2004;364:1913-1915. Ver Aceprensa 154/04. (5) Shelton JD, Halperin DT, Nantulya V, Potts M, Gayle HD, King K Holmes KK. "Partner reduction is crucial for balanced 'ABC' approach to HIV prevention". BMJ 2004;328:891-894. (6) Muñoz N, Bosch FX, de Sanjosé S, et al. "Epidemiologic classification of human papillomavirus types associated with cervical cancer". N Engl J Med 2003;348:518527.
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Preservativos: «Previene - te - conviene saber» toda la verdad Jokin de Irala ANTE la preocupante falta de sintonización entre la evidencia científica disponible y la orientación de las campañas para prevenir las epidemias de embarazos imprevistos y enfermedades de transmisión sexual (ETS), hay que recordar que diferentes organizaciones sanitarias internacionales abogan por la abstinencia de relaciones sexuales entre los jóvenes como principal medida. La Fundación Cochrane, considerada la máxima instancia en la Medicina Basada en Evidencias, concluye, después de revisar todos los estudios científicos existentes, que el preservativo reduce la probabilidad de embarazos imprevistos y de ETS en un 80% pero no la elimina. Los jóvenes deben conocer estos hechos. El Departamento de Salud del Gobierno de Navarra ha puesto en marcha la campaña "Previene-te-conviene" donde, pese a la saludable intención de "informar y ofrecer los medios necesarios" a nuestros jóvenes, se sigue la tónica habitual de no contar con toda la evidencia científica existente en la actualidad para resolver estos graves problemas. Resulta decepcionante observar que esta campaña, moderna, con su correspondiente apoyo informático página web- se limite, en realidad, a copiar lo que en otros lugares se está ya cuestionando por haber resultado mucho menos efectivo de lo esperado. Es cierto que el porcentaje de adolescentes que tienen relaciones sexuales aumenta y que cada vez las inician antes. Pero cabe plantearse si eso es bueno o no para ellos. Aproximadamente un tercio de los navarros fuma, y desde los organismos que velan por la Salud Pública no se les dice que sigan fumando pero con un filtro que reduzca el riesgo de morir de cáncer de pulmón. Se les da la mejor de las recomendaciones en base a lo que hoy en día se sabe científicamente. Asimismo, se debería ayudar a los jóvenes a poder decir que "no" a esa relación sexual precoz o a esa relación sexual esporádica o casual. Se ha llegado a la situación de falta de libertad donde un adolescente no pueda afirmar, sin quedar mal ante los demás, que "todavía no lo ha hecho". Esto ya se ha logrado con éxito
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en otros países. En un estudio publicado en el British Medical Journal en el año 1998, se decía, por ejemplo, que el 70% de las mujeres que habían tenido su primera relación sexual antes de los 16 opinaban que hubiera sido mejor esperar un tiempo. El 50% de los hombres y el 30% de las mujeres afirmaron que su primera relación sexual fue fruto del arrebato de un momento. La opción más elegida para caracterizar la motivación principal que les llevo a esa relación fue, en ambos sexos, la de "satisfacer una curiosidad" (Dickson N y cols., BMJ, 1998; 316:29-33). ¿No deberíamos prestar atención a estas cuestiones a la hora de "ayudar a los jóvenes"? En otro párrafo de la nota de prensa del departamento de Salud se describen "las características" de la sexualidad de los jóvenes. También es importante estudiar otras características, descritas por investigadores, como el hecho de que un adolescente, aunque biológicamente esté preparado para tener relaciones sexuales, no necesariamente lo está desde el punto de vista psicológico, de la madurez cognitiva y de la interacción social (Bacon JL, Curr Opin Obstet Gynecol, 2000; 12:345-347). Esto debe tenerse en cuenta a la hora de realizar campañas que, en el fondo, incitan a la sexualidad sin preocupaciones ni responsabilidad con tal de usar preservativos. Cabe destacar que en otro trabajo publicado por Churchill y colaboradores, se llama la atención sobre el hecho de que la gran mayoría de las adolescentes que se quedaban embarazadas precozmente ya habían acudido, en el año anterior, a los servicios sanitarios para recibir información anticonceptiva (Churchill D y cols., BMJ, 2000;321:486-9). El estudio también afirma que entre las adolescentes que abortaban era más frecuente haber recibido la píldora postcoital con anterioridad. Estos datos nos sugieren que la falta de información quizás no sea la única causa de nuestros problemas, ni la información y distribución de preservativos sea la solución efectiva que acabará con ellos. Respecto a la efectividad de dar preservativos a los hijos, "porque de todos modos es probable que acabe teniendo relaciones sexuales", otro trabajo de investigación sugiere que esto puede asociarse a más embarazos imprevistos, más enfermedades de transmisión sexual y al inicio más precoz de relaciones sexuales; es decir, podría tener el efecto contrario a lo que se pretendía (Jaccard J y col., American Journal of Public Health, 2000; 90: 1426-1430).
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Destrucción de un ser En cuanto a la píldora postcoital, caben también varios comentarios. Se dice que no es abortivo sino anticonceptivo porque "su acción se basa en impedir la implantación del óvulo fecundado y no exclusivamente en destruir el óvulo ya implantado...". Si se afirma "y no exclusivamente" quiere decirse que este mecanismo de acción abortivo también existe. Pero además, atendiendo al hecho biológico de que una vida comienza en el momento de la fecundación, si se impide la implantación del óvulo fecundado, el resultado es la destrucción de un nuevo ser al no poder implantarse para seguir su desarrollo normal. La literatura científica, una vez más, nos arroja algo de información al respecto y, según el estudio de Grou y colaboradores, el efecto antiovulatorio (propiamente anticonceptivo) de esta píldora se da solamente entre el 21% y el 33% de los casos, y la gran mayoría de las veces en que hay fecundación inhibe la implantación, por lo tanto es abortivo (F Grou, Am J Obstet Gynecol, 1994). Por último, tenemos que volver a hablar de la supuesta eficacia del preservativo ya que el departamento de Salud manifiesta que se debe recurrir a la píldora postcoital sólo si éste ha fallado; y añade: "lo que estadísticamente no es frecuente". Es obvio que si el fallo del preservativo no fuera estadísticamente frecuente se clasificaría como un método muy seguro para evitar embarazos y/o infecciones. Los manuales sobre tecnología anticonceptiva, editados por la Organización Mundial de la Salud, clasifican los métodos anticonceptivos en tres grupos, "muy eficaces", "eficaces", y por último, "moderadamente eficaces". La efectividad del preservativo se incluye dentro del tercer grupo, luego no es tan estadísticamente infrecuente el fallo. ¿No deberían saber esto los potenciales usuarios del preservativo? Sin negarles su buena voluntad, las autoridades sanitarias harían bien en considerar el concepto de "tasa reproductiva de una infección" (llamado "Ro"). Permite calcular la probabilidad de transmisión de una ETS teniendo en cuenta varios factores simultáneamente, tales como la efectividad del preservativo, la duración de la infectividad, el número de relaciones sexuales que tiene un sujeto en un tiempo determinado y el número de personas diferentes con quien tiene dichas relaciones. El conjunto de estos datos permite entender cómo es posible que una persona acabe infectándose o quedándose 105
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embarazada, a pesar de que use el preservativo y de que su protección relativa sea de un 80% (cifra aparentemente alta). Si una campaña poblacional da una falsa idea de seguridad y no consigue implantar el mensaje de la abstinencia o de la importancia de evitar la promiscuidad, acaba aumentando, paradójicamente, la tasa de reproductividad de una infección. Dicho de otra manera, si juegas mucho a la lotería, te acaba tocando, aunque en cada jugada exista una reducción del 80% de la probabilidad de que te toque y ésta es la razón por la cual muchos cuestionan la efectividad de estas campañas poblacionales indiscriminadas. De hecho, junto con el aumento de la utilización de los preservativos asistimos también al aumento de la transmisión heterosexual del sida y no a su eliminación, como cabría esperar (Johnson AM, y cols., Lancet, 2001; 358: 1835-42). A nadie escapa que las cuestiones que nos traemos entre manos no son nada sencillas. Es evidente que a veces encontramos estudios científicos contradictorios sobre un mismo asunto y eso es característico de las ciencias de la salud. Sin embargo, cuando varios estudios sugieren lo mismo, es importante, al menos, valorarlos con serenidad antes de aplicar medidas que son demasiado sencillas para que nos las creamos y cuya efectividad está en entredicho. Lo más importante, sin duda, es que cada cual actúe libremente, pero es fundamental hacer un esfuerzo crítico a la hora de informar a la población. Los ciudadanos esperamos que esta campaña del departamento de Salud no se limite a ser, como en otros lugares, una campaña con mucho ruido y muchos medios (publicitarios, mediáticos e informáticos), que dan la impresión de que "se está haciendo algo importante", a la vez que menosprecian la valoración objetiva y científica de su efectividad real. Tengamos más imaginación, no olvidemos que estamos hablando, en realidad, de la salud de nuestros jóvenes.
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El Preservativo Oscar Fernández Espinosa de los Monteros
De un tiempo para acá mucho se ha escrito tratando de encontrar la verdad al respecto; sin embargo siempre queda la inquietud, el prurito, de seguir como vamos o de cambiar la estrategia. El condón y el SIDA, dos realidades que han ido de la mano, pero sin poder precisar si afortunada o desafortunadamente. 1 El SIDA: propagación y campañas pro-condón El 20 de mayo de 1983, los investigadores Francois Barré-Sinoussi, Jean-Claude Chermann y Luc Montagnier, del Instituto Pasteur de París, firmaban un artículo en la revista americana “Science” en el que anunciaban haber aislado el virus que provocaba una misteriosa enfermedad que apenas empezaba a conocerse. Actualmente mucho hemos escuchado del SIDA, y si no todos sabemos lo mismo sobre esta enfermedad, hay algo que la gran mayoría conoce y comparte: “quien enferma de SIDA, está condenado a una muerte más próxima de lo esperado” [1]. Se trata de una enfermedad provocada por un virus llamado Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH o HIV en inglés), que destruye el sistema inmunológico del cuerpo humano; el lapso de tiempo entre el cual el HIV entra al organismo y el período llamado SIDA, en que aparecen sus manifestaciones, tiene un promedio de aproximadamente 10 años. Las cifras que se manejan en las vías de transmisión del SIDA son: 87.5% por contacto sexual; transfusión sanguínea 12%; transmisión perinatal 1.4% [2]. Hasta 1999, se conocían 33.6 millones de infectados (17.6 hombres, 14.8 mujeres y 1.2 niños) y han fallecido desde el inicio de la epidemia 16.3 millones de personas (6.5 hombres, 6.2 mujeres y 3.6 niños) [3]. La Dra. María de la Luz Casas realiza el siguiente análisis del SIDA [4]:
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En México, cada once meses se duplica su número, y se calcula que por cada caso declarado, existen de 60 a 100 portadores de SIDA todavía asintomáticos que transmiten la enfermedad. En nuestro país la principal vía es la sexual: ocupa 91.1% en hombres y 55.8% en mujeres. La práctica homosexual es una conducta propensa a la transmisión en un 300% más que la vía vaginal, ya que el recto es una zona vascularizada con mucosa de absorción; la violencia traumática de ese tipo de relaciones favorece los desgarres y existe un elevado número de relaciones con personas diversas. En México, la principal vía de transmisión sexual en mujeres es el contagio con su pareja estable (esposo o concubino) quien, siendo infiel, lleva la infección a su esposa. La homosexualidad y bisexualidad masculina, constituye la principal forma de transmisión en nuestro país. Respecto a las transfusiones de sangre, en México es muy bajo, 6.6% acumulado hasta 1998. La transmisión materno-fetal se produce durante el parto y la lactancia. No existen datos de que el embarazo tenga efectos significativos en la enfermedad de la madre, y sólo entre el 10 y el 15% de los casos se presenta la enfermedad en los hijos de madres seropositivas. No existen pruebas de transmisión a través de alimentos, saliva, heces, agua, aire, picaduras de insectos, por toser o estornudar. Para que exista transmisión es necesario que el virus pase a la otra persona en cantidad suficiente y que exista un contacto íntimo a través de la sangre, el semen, los fluidos vaginales o la leche materna. Se concluye, por tanto, que no hay riesgo de infección por convivir con infectados en la escuela, el trabajo o la familia [5]. Aun cuando la población tiene la información sobre la gravedad, las vías de contagio y los métodos preventivos, la propagación del SIDA se está extendiendo. En la actualidad no existe ningún tratamiento efectivo contra esta enfermedad. Para evitar el aumento de casos, se han desplegado campañas por parte de los gobiernos en las que se propone como la mejor solución, la de prevenir el contagio por medio del uso del condón. Se dice que es el único capaz de evitar la transmisión [6]. Algunas marcas lo anuncian en sus envases como: auxiliar en la prevención del contagio del SIDA (evitex); auxiliar en la prevención de enfermedades sexualmente transmisibles (profam); ayuda a prevenir las enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el SIDA (trojan). El Sistema Nacional de Salud lo señala como el único método que
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contribuye a la prevención de enfermedades de transmisión sexual, incluyendo el SIDA [7].
Folleto: LA MUJER Y EL HIV-SIDA, de la SSA y CONASIDA: Puede entrar a nuestro cuerpo al tener relaciones sexuales con una persona infectada y mediante el intercambio de líquidos corporales (semen, líquido preeyaculatorio, flujo vaginal o sangre cuando existen heridas en la piel); a través de transfusiones de sangre contaminada y, finalmente por contagio directo de la madre infectada al bebé durante el embarazo o en el momento del parto. La manera de evitar el contagio en las relaciones sexuales es que la pareja use siempre el condón.
Folleto: ENFERMEDADES DE TRANSMISIÓN SEXUAL (SSA): Use el condón o preservativo en toda relación sexual extramarital. Si cambia la forma usual de hacer el amor con su pareja, es posible que adquiera una infección.
2 Mitos y Realidades
MITO 1. El preservativo proporciona sexo seguro contra el SIDA REALIDAD. Este mito se ha difundido desde hace años; sin embargo, también de tiempo atrás, ha sido demostrada su ineficacia. Y si lo que se muestra a continuación es verdadero, es posible atribuir a los condones la desastrosa propagación de enfermedades de transmisión sexual, incluido, claro está, el SIDA. En 1987, la FDA (Food and Drug Administration) empezó a usar una prueba de pérdida de agua, en la que “el preservativo se llena con 300 ml de agua y se verifica si pierde” (...) “tienen un nivel de calidad aceptable cuando, en cualquier lote dado, la tasa de fallo por permeabilidad al agua no excede cuatro preservativos por 1000. Los lotes que exceden este criterio específico de rechazo son retirados o excluidos de la venta. Entre los lotes de preservativos que tenían un
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nivel de calidad aceptable, la tasa de fallos observada estaba en el 2.3/1000”. Ya en febrero de 1988, un estudio reveló que el fallo global de todos los lotes era del 12%, y hubo 16 rechazos de preservativos defectuosos [8]. Posteriormente fueron rechazadas las marcas “Ramses Extra Strength”“ (marzo de 1991) debido a “cantidad inaceptable de orificios y fisuras del anillo” [9]. “Saxon Wet Lubricated” (mayo de 1991) por no pasar el control de calidad de la FDA [10], y otro rechazo numeroso fue citado por The New York Times en noviembre de 1991. En México, un reportaje sobre la calidad de los condones incluyó 26 marcas, tanto importadas como nacionales, llegando a las siguientes observaciones: Defectos visibles. Se llevaron a cabo análisis para verificar la inexistencia de defectos tales como: orificios, rasgaduras, roturas, escurrimientos de material, partes débiles, bordes distorsionados, etc. Se encontró que las marcas Sheik Elite, Ramses Sensitol y Trojan Plus tenían una calidad regular. Orificios no visibles. El análisis consistió en llenar el producto con agua para corroborar que después de manipularlo por un tiempo específico, aquel no presentara fugas. Bajo ese patrón de calidad resultó que las marcas Therso, Flash, Cowboy Studded y Sheik Elite Ribbed tuvieron una calificación de regular y las marcas Everything y Sico Sensitive el resultado fue deficiente [11]. En Estados Unidos retiraron del mercado la marca “Avanti” después de estar disponibles en las farmacias durante más de cuatro años, al encontrar un índice de error del 14%, mientras que los fabricantes admitían fracasos inferiores [12]. ¿Cuál es la tasa de fallos admitida en los condones que se venden en México?, ¿qué sucederá con los que salen de ese límite y continúan a la venta?, ¿quién responde por ellos? ¿qué se puede dar a cambio del contagio por fallas en el condón? En las empresas, el límite de rechazo permitido es de partes por mil, en este caso ¿de cuánta efectividad estamos hablando para efectos del SIDA? ¿sigue el criterio norteamericano de los años ochenta, de que los condones tengan un nivel de calidad aceptable cuando, en cualquier lote dado,
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la tasa de fallo por permeabilidad al agua no excede cuatro preservativos por 1000? El HIV es un disco de 0.1 micras de diámetro. Los tests eléctricos de permeabilidad de los preservativos sólo son capaces de localizar agujeros de entre 10 y 12 micras, es decir agujeros unas 100 veces más grandes que el virus del SIDA. Más importante aún para la transmisión del virus es el descubrimiento de pasillos que comunican el interior y el exterior del preservativo con un diámetro cinco veces mayor que el HIV. Naturalmente, la presencia de los agujeros por donde se pueda colar el virus del SIDA, no significa necesariamente que lo haga. Por ello, la mejor manera de comprobar la seguridad que ofrecen los preservativos ha sido un estudio sobre la frecuencia de la transmisión del virus entre las parejas heterosexuales ‘HIVdiscordantes’, es decir, en las que sólo uno de los miembros es seropositivo. Los resultados han demostrado que el uso del preservativo reduce sólo en un 69% la posibilidad de contraer el SIDA [13]. La prueba de la permeabilidad ha demostrado que el látex no es impermeable a las partículas del VIH [14]. Los guantes quirúrgicos de látex, necesarios para el control de la infección, a menudo son permeables: no es raro encontrarse sangre en manos, y la solución práctica es llevar dos pares de guantes. Alguna realidad indicará que se utilicen guantes especiales o dobles, en la atención de enfermos contagiados de SIDA. Si esto se realiza para dar protección al cirujano y al enfermo ¿cómo se pretenderá ofrecer la misma seguridad en un preservativo que intenta la máxima sensibilidad? Definitivamente esta técnica no parece práctica ni aceptable con los preservativos [15]. Por algo la Oficina Suiza de Información sobre el SIDA ha declarado que suponer que los preservativos ofrecen una protección fiable contra el HIV es una peligrosa ilusión [16]. ¿No sería necesario que esta información se diera a conocer? Sin embargo lo que se transmite son abundantes declaraciones de fe en los preservativos. En 1991 dieciocho pacientes se infectaron con hepatitis B en dos hospitales del sistema UCLA (The New York Times, 22-III-94). Cuando
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todos ellos contrajeron la enfermedad a lo largo de diez meses, las investigaciones detectaron detectaron un único cirujano que había tomado parte en todas las operaciones. Se comprobó que el virus era idéntico a la cepa única que provocó hepatitis en todos los pacientes. Ningún error en la técnica quirúrgica pudo explicar el contagio aparentemente producido durante la cirugía. Resultó que el proceso de hacer nudos durante una hora, en una operación simulada, hizo que el cirujano tuviera los dedos lastimados, al igual que después de las intervenciones reales. La teoría fue que las partículas virales pasaron la herida a través de los poros en los guantes aparentemente intactos [17]. Ciertamente el riesgo de contagio con virus de la hepatitis B es mayor que con el VIH, sin embargo, ¿quién garantiza que no puede suceder con el virus del SIDA? En un desplegado que se titula “Derechos fundamentales de las personas que viven con VIH/SIDA” dice en el punto nº 2: “No estás obligado a someterte a la prueba de detección de anticuerpos del VIH ni a declarar que vives con VIH o que has desarrollado SIDA”. Firman Conasida, Comisión Nacional de Derechos Humanos, Grupo de Intervención Social en SIDA y Defensa de Derechos Humanos A.C. (GIS-SIDA), Mexicanos contra el SIDA (MCSC) y Pro Salute Novi Mundi. ¿Cómo se ve esto después de conocer el caso de la Hepatitis B? A diferencia del desplegado, algunos abogados han promovido sancionar con cárcel al que, sabiéndose infectado del virus, tenga relaciones sexuales con otra persona sin advertírselo previamente [18]. No hay que pasar por alto que en esta situación se puede ubicar incluso un matrimonio. En cuanto al sexo anal. “A causa del mayor roce durante la relación anal, los preservativos deben ser más fuertes de lo normal” afirma un estudio sobre seguridad y aceptabilidad de los preservativos por hombres homosexuales. Cuanto más seguro (más grueso) es el preservativo, menor es su aceptación [19]. Además, la tasa de fallos en el sexo anal es mucho más alta que en el sexo vaginal ya que, anatómica y fisiológicamente, el recto y la vagina no son homólogos [20].
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MITO 2. Promover el uso adecuado del condón para evitar enfermedades sexuales REALIDAD. Sobre el uso de preservativos existen diferentes estudios que arrojan resultados diversos, pero en ninguno de ellos se percibe una tendencia favorable a su uso. Es bien conocido que los preservativos se rompen y se resbalan. Existen dos estudios controlados de Trussel et al. que informan de frecuencias de rotura y de deslizamiento del 14.6% [21]. En el primer estudio, los autores resumen: “Un estudio prospectivo empleando dos marcas de preservativos encontró que, de 405 preservativos empleados para las relaciones sexuales, el 7.9% o se rompió durante las relaciones o al retirarse, o se resbaló durante las relaciones; ninguno de estos hechos está relacionado con el tipo de preservativo. El 7.2% se resbaló al retirarse; no se encontró relación entre el deslizamiento del preservativo y su marca o el uso anterior de preservativos, pero era significativamente más alto cuando se usó algún lubricante adicional” [22]. El segundo estudio apareció en la revista Family Planning Perspectives: “Los investigadores observan que la alta frecuencia con que los preservativos se resbalan y se caen al retirarse (17%) indica un alto nivel de uso inadecuado. Puede ser difícil de conseguir un mejor empleo, pues todas las mujeres que participaron habían recibido instrucciones escritas y verbales sobre su manejo” [23]. Según la Revista de Morbilidad y Mortalidad (enero de 1992), menos del 50% de los estudiantes usaron un preservativo durante sus últimas relaciones sexuales [24]. Un obstáculo serio para que los adolescentes utilicen condón reside en que, frecuentemente, sus relaciones sexuales tienen lugar a raíz de un impulso repentino [25]. Los preservativos “pueden ayudar a reducir el peligro” si se usan correctamente, pero esto no es lo más probable entre adolescentes: estudios entre universitarios han mostrado que, aunque están preocupados por el riesgo de adquirir una ETS (Enfermedad de Transmisión Sexual) y conocen las técnicas para un “sexo más
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seguro”, pocos las siguen. Sólo el 23% usa preservativos “siempre” [26]. Incluso entre varones homosexuales jóvenes, sus percepciones sobre la severidad de la enfermedad parecen tener poco impacto en su conducta sexual, y no existe una relación clara entre su conocimiento del SIDA, su número de relaciones sexuales recientes, su uso del preservativo o su participación en relaciones sexuales anales o casuales [27]. Los hemofílicos y sus esposas ciertamente constituyen un grupo especial. Un grupo grande de estas parejas, usualmente de relaciones estables y monógamas, fueron aconsejados sobre las técnicas para un “sexo más seguro”. A pesar del riesgo obvio, el incumplimiento fue un problema común, y alcanzó una frecuencia del 45-55% [28]. La Teoría generalmente aceptada para justificar la distribución de condones entre adolescentes es que los protegerá de embarazos y de la infección del HIV si escogen ser sexualmente activos. activos. En la vida real el manejo de los condones en adolescentes es un desastre. El empleo de preservativos requiere planificación y motivación. Los adolescentes, inmaduros, impulsivos y arriesgados, que buscan la satisfacción inmediata, no parecen buenos candidatos para adquirir y practicar esas cualidades [29]. Especialmente resulta imposible lograrlo cuando la propaganda a favor de la liberación sexual va encaminada precisamente a la falta de disciplina. Por un lado se promueve el uso del condón, pero se cree y se cuenta (no se sabe por qué) con la autodisciplina del adolescente. Es como meter todo el acelerador en materia sexual, pero a la vez con el freno puesto hasta el fondo: uno y otro incompatibles. MITO 3. Si tú no quieres usar el condón, no lo uses, pero no te opongas a que se difunda REALIDAD. Las actuales campañas a favor del uso del condón, evitan reflexionar sobre el comportamiento, e invitan a continuar con conductas peligrosas, con slogans como: “el preservativo salva vidas”, “porque te quiero me cuido”, “usar preservativo es ser responsable”, “el SIDA ataca sin distinción, tú puedes ser el próximo”. Dicen: “el preservativo salva vidas”. Sin embargo la ciencia demuestra que no
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es 100% seguro. Si es ineficaz para evitar los embarazos en el 12% de los casos y el virus del SIDA es menor que la cabeza de un espermatozoide, ¿cómo podrá evitar el contagio? Además, en relación al porcentaje de ineficiencia, habrá que tener en cuenta que la fecundación sólo es posible en unos cuantos días al mes, mientras que el SIDA se puede contagiar en cada relación sexual. Otro slogan sugiere: “porque te quiero me cuido”; pero ¿de qué hay que cuidarse?, ¿de protegerse utilizando el preservativo cuando se está siendo infiel al cónyuge? Si de verdad se quiere a la pareja, le será fiel; y si se es fiel, no hay de qué cuidarse. Lo único efectivo para evitar el aumento de la enfermedad es transformar el “porque te quiere me cuido” en “porque te quiero te soy fiel”. Se afirma: “usar preservativo es ser responsable”; pero, ¿qué es la responsabilidad? La capacidad de responder por nuestros actos y sus consecuencias. Es incompatible hablar de responsabilidad con aconsejar: “haz lo que quieras, disfruta el momento, sólo ¡cuídate!” [30]. También se dice: “tú puedes ser el próximo, el SIDA ataca sin distinción”. Efectivamente, el SIDA puede contagiarse a cualquiera, sobre todo al estar tan propagado por quienes no supieron guardar la abstinencia y la fidelidad; sin embargo, continúan siendo los mismos grupos de riesgo a quienes ataca preferentemente. Las conductas de riesgo están constituidas por homosexualidad, drogadicción [31], relaciones heterosexuales promiscuas y prostitución. Mientras perduren estas conductas, no habrá desaparecido la posibilidad de contagiarse, y al favorecer el uso de preservativos -dada su ineficacia-, aumenta el número de personas dentro de los grupos de riesgo, por lo que crece también la posibilidad de contagio. Por tanto la prevención mediante preservativos no es eficaz al no modificar las conductas de riesgo. Se promueve el preservativo, su uso y efectividad (como una “solución” que permite continuar las conductas de riesgo), y con ello se estimula una determinada facilidad para las relaciones sexuales. En la persona que arraigue el hábito, cualquier estímulo erótico tendrá más capacidad de suscitar en él una respuesta sexual. Por tanto, propiciar su uso, multiplica la probabilidad de que el usuario establezca más relaciones sexuales potencialmente contagiosas [32].
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Si el preservativo falla hasta el 12% para evitar el embarazo, ¿cuánto será para el SIDA? El contagio, al cabo de un año, va del 10 al 27% en quienes se comprometieron a usarlo siempre [33]. Ahora bien ¿existe alguna publicación confiable que muestre la correlación entre el uso del preservativo y la prevención de transmisión sexual del VIH? Ciertamente hay declaraciones de fe en los preservativos, pero ningún estudio controlado de uso del condón afirma que proteja contra enfermedades de transmisión sexual. Utilizar el preservativo en una relación sexual con un usuario de drogas intravenosas, un hombre bisexual, o una prostituta es más peligroso que mantener relaciones sexuales sin preservativo con alguien que no pertenece a un grupo de alto riesgo. Se han obtenido conclusiones similares estudiando la frecuencia de reinfección de pacientes tratados de ETS, que habían sido instruidos en el uso de preservativos. El 19.9% de los varones y el 12.6% de las mujeres estuvieron reinfectados después de un periodo de sólo 9 meses [34]. Un estudio detallado y estadísticamente exhaustivo llevado a cabo por Susan C. Weller, de la Facultad de Medicina de Galveston, Universidad de Texas, y publicado en Social Science and Medicine, después de examinar 87 artículos científicos, concluye que la selección cuidadosa de compañeros sexuales reduce el riesgo por un factor de dos a cuatro órdenes de magnitud. Los preservativos, en cambio, suponiéndoles una efectividad del 90%, reducirían el riesgo sólo en un orden de magnitud, según su análisis de los datos empíricos, su efecto protector debe estimarse como sólo del 69% [35]. Desde el punto de vista epidemiológico, la prevención siempre es más eficaz cuando se aborda en los primeros estadios. En el caso del SIDA es necesario prevenir con total seguridad, mediante un cambio de las conductas de riesgo. No vale una prevención parcial ante una enfermedad mortal e incurable, pues mientras persistan comportamientos que favorecen la transmisión del virus,
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aumentarán los infectados, y crecerá la enfermedad. En este sentido, el Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (CDC) ha declarado repetidamente: “Las únicas estrategias totalmente efectivas para la prevención del SIDA son la abstinencia o la relación sexual con una pareja mutuamente fiel y no infectada”. Declaración recogida por la OMS, Food and Drug Administration (FDA) y la mayor parte de las asociaciones médicas del mundo. El Grupo operativo de los Servicios Preventivos de Estados Unidos publicó la “Guía de actividades en la práctica médica”, y ahí señala: “las estrategias más eficaces para prevenir la infección por VIH y otras enfermedades transmitidas sexualmente son abstenerse del sexo o mantener una relación sexual monógama, mutuamente fiel, con una pareja que se sabe que no está infectada” [36]. El problema de fondo es el planteamiento. Se parte de la premisa de la imposibilidad de vivir la abstinencia y la fidelidad, y por lo tanto, se apuesta al uso del preservativo como el medio más adecuado para enfrentar la transmisión de enfermedades infecciones. La revolución sexual ha implicado a los jóvenes, que llegan a ser sexualmente activos anticipadamente, llevando consigo promiscuidad, enfermedades de transmisión sexual, aumento del número de embarazos y niños nacidos fuera del matrimonio, que crecen en un ambiente lleno de carencias afectivas. MITO 4. No es posible ni conveniente cerrar los ojos a la realidad, si de todas formas van a tener relaciones sexuales, es preferible que usen el condón para evitar el contagio de Enfermedades de Transmisión Sexual (ETS) y el SIDA REALIDAD. Samuels halló que los estudiantes universitarios usuarios de preservativo tenían una tasa de infección del 35.7%, y los no usuarios del 37%, diferencia que no es estadísticamente significativa [37]. Un informe del Instituto Alan Guttmacher, afirma que la incidencia de ETS en los Estados Unidos es de 12 millones de casos nuevos por año y, de estos, 3 millones, 25%, se dan en personas menores de 25 años. Las ETS afectan desproporcionadamente a las mujeres, produciendo la enfermedad inflamatoria pélvica (PID), infertilidad y embarazos ectópicos, y haciendo a estas mujeres mucho más susceptibles a el SIDA [38].
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“Las personas con una ETS que produzca ulceraciones genitales o anales (sífilis, chancro blando, herpes simple) puede, por razones biológicas, tener un riesgo mayor de adquirir y transmitir la infección por VIH” [39]. Para complicar las cosas, el 80% de estos pacientes no sabe que tiene una ETS, y puede transmitirla sin darse cuenta [40]. Si, por otra parte, fuera posible desarrollar programas que convirtieran el alto riesgo en bajo riesgo, y el bajo riesgo en ningún riesgo. El primer programa de este tipo, denominado “Posponer las relaciones sexuales” comenzó en Atlanta en 1983. “Al final del 8° grado, los estudiantes que no habían participado en el programa tenían cinco veces más probabilidades de haber empezado su actividad sexual que quienes habían seguido el programa” [41]. Se han desarrollado otros programas similares, como el plan “Community of Caring” [42] de la Fundación Joseph Kennedy. “Teen Aid” [43], “Sex Respect” [44], “Teen Choice” [45] y “Free Teens” [46]. Estos programas han mostrado notable efectividad para reducir la tasa de actividad sexual y embarazos, resultados que no son observables en ninguno de los que se han basado en contraceptivos. Y, los programas que subrayan la abstinencia, pero que también proporcionan preservativos como una especie de salvavidas, no han sido tan efectivos como los que se apoyan exclusivamente en la abstinencia [47]. Un estudio realizado por el Medical Institute for Sexual Health presentó pruebas de que el actual modelo público designado para el embarazo en adolescentes está fallando, y que la abstinencia es el método más efectivo para evitar la transmisión de enfermedades sexuales. El informe “Construyendo futuros saludables: herramientas para ayudar a los adolescentes a evitar el inicio de su actividad sexual”, presenta también la primera revisión intensa de los estudios que evalúan el modelo educativo de la abstinencia, rescatando “programas que enseñan exclusivamente que la abstinencia afecta positivamente la conducta sexual”. Según el Presidente y fundador del Instituto Médico, Joe S. Mcllhaney, “Construyendo futuros saludables” es una “explicación de lo que es y no es trabajar en la lucha por proteger a los niños de las epidemias transmitidas por
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infecciones sexuales y embarazos prematrimoniales”. “Cada día en Estados Unidos, 8 mil adolescentes contraen infecciones transmitidas sexualmente”. Uno de cada cuatro de los 15 millones de individuos que contraen enfermedades sexuales cada año son menores de 20 años. El estudio muestra también que el 60 por ciento de las mujeres con actividad sexual son infectadas con el virus papilloma (HPV), que causa casi el 90 por ciento del cáncer de cerviz, y que cada año, cerca de 900 mil adolescentes quedan embarazadas en Estados Unidos. Asimismo, se informa que un buen porcentaje de las madres adolescentes no se llegan a graduar, y que los hijos de madres adolescentes son 2.7 veces más propensos a pasar algún tiempo de prisión [48]. Según el Family Research Council (FRC), cada año mueren cinco mil mujeres estadounidenses por cáncer cervical sin saber que este mal se desarrolla a partir del HPV, enfermedad que se ha convertido contraído por vía sexual. “La mujeres necesitan saber que los preservativos no las protegen del HPV, hoy convertido en la principal enfermedad de transmisión sexual en el país”, indicó Janet Parshall, vocera del FRC. Parshall afirmó que “conocemos la causa del cáncer cervical y sabemos cómo puede ser previsto”, y que “la última evidencia científica vincula al 99 por ciento de casos de cáncer cervical al HPV. Por eso, si podemos detener la difusión del HPV, que actualmente afecta a unos 24 millones de personas, podremos reducir el número de casos de cáncer cervical en el país. “Desde que se descubrió la innegable relación entre el acto de fumar y el cáncer al pulmón, los sectores público y privado han trabajado juntos para educar al público al respecto. Ahora que conocemos esta otra relación, deberíamos lanzar una campaña similar”, indicó Parshall. Según la vocera, “por mucho tiempo las organizaciones de salud han ignorado los devastadores efectos del HPV y han promovido los preservativos como ‘sexo seguro’. Este país enfrenta una epidemia de HPV y se pierden vidas de mujeres como consecuencia de ella. Las mujeres necesitan saberlo” [49]. 3 Posición de la Iglesia En los medios de comunicación frecuentemente se critica a la Iglesia por oponerse al uso del preservativo y con ello -se dice-, la detención del contagio del VIH.
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Siendo verdadera esta oposición al condón por tratarse de un medio anticonceptivo, sin embargo, ninguno de sus múltiples promotores se ha atrevido a dar el dato de cuál es la efectividad real del preservativo como medio para evitar el contagio, sino que simple y sencillamente se acepta su eficacia como un dogma de fe. Menos aún se discute si la estrategia seguida hasta el momento ha dado los resultados positivos esperados. Y, por si lo anterior no fuera suficiente, tampoco comentan que la asistencia a los enfermos de SIDA en el mundo es cubierta en casi una cuarta parte del total por los agentes sanitarios católicos [50]. La directriz que la Iglesia ha marcado respecto al uso del preservativo es básicamente la misma que la de cualquier anticonceptivo que separa el aspecto unitivo del procreativo. pero esto se verá con profundidad en un capítulo especial. Al promover el condón como un anticonceptivo capaz de evitar aseguran-, el contagio de ETS incuido el VIH, se continúa con la misma finalidad anticonceptiva y, por tanto, permanece en el mismo status respecto a su calidad moral.
4 Conclusiones Quienes ajustan su conducta sexual a la abstinencia antes del matrimonio o fidelidad a la pareja no infectada, no necesitan del preservativo. Como el contagio está ligado a la conducta, sólo un cambio de conducta puede impedir la propagación. Las autoridades gubernamentales consideran imposible la fidelidad a la pareja, pero suponen una lealtad sin falla al preservativo y una fe ciega en su eficacia. Cediendo, sin conceder, la efectividad del preservativo, ¿alguien cuerdo tendría relaciones sexuales con un portador del virus utilizando el preservativo? Esto sucede continuamente, sólo que sin
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el conocimiento de que se esté infectado. De quienes creen en la omnipotencia del preservativo, ¿alguno aceptaría una transfusión sanguínea de un homosexual que declarara practicar el sexo seguro? Los preservativos se siguen promoviendo y fabricando, se ofertan y se compran. Lo que llama la atención es que las autoridades continúen recomendado su uso, en lugar de dirigir la campaña contra el SIDA basada en una educación responsable, en la abstinencia y la fidelidad conyugal. Un persona puede usar el condón pensando continuamente en el contagio. Puede también apartarse del mal uso del sexo pensando continuamente en la conveniencia de abstenerse y ser fiel a su pareja. Se discute cuál es el modo más razonable y aun cuál es el más eficiente. Pero, seguramente. Pero seguramente no se discutirá cuál es el más sano. Ante la pregunta de si el condón ¿previene realmente el SIDA?, se puede responder que la intención puede ser fascinante, pero que continúa siendo intención. Los partidarios del uso del preservativo plantean también lo siguiente: “para quien de todas formas va a tener relaciones sexuales es preferible utilizar el condón que no hacerlo. Es como un barco dicen- que lleva salvavidas, aunque no deseen hundirse”. De acuerdo, son como los salvavidas de los barcos, nada más que esos barcos tienen la manía de divertir a sus pasajeros navegando siempre en zona de icebergs. Ser seropositivo cambia la vida de la persona, su familia y entorno social; ya nada es igual porque ha contraído una enfermedad mortal y transmisible. Por tanto: 1° Es preferible invertir en campañas que hagan cambiar los malos hábitos, este remedio es definitivo, el otro -querer implantar costumbres que de antemano se conocen ineficaces-, es demencial. 2° El condón se promueve como un método eficaz para prevenir el SIDA, y eso es una falsedad. Es necesario advertir a la sociedad del porcentaje de efectividad real.
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3° El impulso del preservativo no representa ninguna solución, antes al revés, puede significar multiplicar el problema. Es más conveniente promover la abstinencia y la fidelidad. Citando la fuente y el nombre del autor, se autoriza la reproducción de este artículo que forma parte del libro “SIN MIEDO A LA VIDA”: * Si deseas conocer más acerca de este tema, comunícate directamente con el autor del libro a la siguiente dirección de internet:
[email protected] Notas bibliográficas -------------------------------------------------------------------------------[1] SÁNCHEZ ESCOBAR, Lic. Eberto, directamente al autor. [2] Cfr. MELGAR, Ivonne, “Alertan a jóvenes contra el SIDA” en periódico EL NORTE, Monterrey, México, 1-XII-98. [3] Cfr. “Mueren 2.6 millones por el SIDA en 1999”, en periódico EL NORTE, Monterrey, México, 24-XI-99. [4] Médico Cirujano (UNAM) en especialidad en Docencia (UNAM), Hematología (IPN) y maestría en Bioética (Universidad Anáhuac). Médico a cargo de la consulta de pacientes de SIDA en la UNAM (1986-1997). Profesora de Anatomía y Bioética en la Escuela de Medicina, Universidad Panamericana. [5] Cfr. CASAS, María de la Luz, “SIDA, una enfermedad que no muere”, en revista ISTMO, n° 242, Mayo-Junio 1999, pp. 20 y 21. [6] SÁNCHEZ ESCOBAR, Lic. Eberto, directamente al autor. [7] Cfr. Diario Oficial de la Federación, Norma Oficial Mexicana NOM 005-SSA21993, De los servicios de planificación familiar, del Lunes 30 de mayo de 1994, México, p. 48, nº 6.7.1.1.1 y p. 49, nº 6.7.1.1.1.2. [8] Cfr. CDC. Preservativos for Prevention of Sexually Transmitted Diseases. MMWR 1988; 37: 133-134. [9] National Recall Alert center. Recall warning Alert n. 842 (preservativos). March 26,1991 p. 8. [10] Recalls, an Update List. Good Housekeeping May 1991, p. 121. [11] Cfr. “Calidad de condones”, en Revista del CONSUMIDOR, nº 228, México, Febrero de 1996.
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA [12] Cfr. “Retiran unos condones que fallaban una vez de cada siete”, en EUROPE TODAY, Bruselas, Bélgica, nº 160, 9-V-95, p. 6. [13] Cfr. “El preservativo no siempre preserva”, en EUROPE TODAY, Bruselas, Bélgica, nº 138, 22-XI-94, pp. 4 y 5 y WELLER, Susan C., A Meta-Analysis of Condom Effectiveness in reducing sexually transmitted HIV, 1993. [14] Cfr. CAREY RF, Herman WA, Retta SM, et al. Effectiveness of Latex Preservativo As a Barrier to VIH Sized Particles under Conditions of Simulated use. Sex Transm Dis 1992; 718: 230-234. [15] Cfr. ALESSANDRI, Raul, M. D., Zelig Friedman, M. D., Liliana Trivelli, M.D, Preservativos y VIH en adolescentes: una evaluación médica, Linacre Quarterly 1994 (agosto); 61: 62-74. [16] Cfr. W. S. SCHERINER (Universidad de Zurich) y Dr. K. APRIL (Oficina Suiza de Información sobre el SIDA), en “Zur Frage der Schtzwirkung des Kondoms gegen HIV-Infektionem”, en Scheizersches Medizinesches Wochenschrift, 1990, 120: 972978. [17] Cfr. GORBACH, Sherwood L., “Los pacientes y el peligro de que resulten dañados”, en INFECTIOUS DISEASES IN CLINICAL PRACTICE en Español, Buenos Aires, Argentina, abril de 1995, Vol. 3, nº 2, pp. 33 a 35. [18] Cfr. GONZÁLEZ S., Lic. María Teresa, Lic. María del Rosario Martínez de Araque, Lic. Sandra E. Carrasco de Ruiz, (A.L.D.E.S), “Conductas que se equiparan al homicidio y a las lesiones graves por contagio del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida” en reunión de consulta Modernización del Código Penal para el Estado de Sonora, Hermosillo, México, 27-VIII-93. [19] Cfr. WIGERSMA L, Oud R. Safety and Acceptability of Preservativos for use by Homosexual Men as a Prophylactic against Transmission of VlH During Anogenital Sexual Intercourse, Br Med J 1987: 295: 94. [20] Cfr. ALESSANDRI, Raul, M. D., Zelig Friedman, M. D., Liliana Trivelli, M.D, Preservativos y VIH en adolescentes: una evaluación médica, Linacre Quarterly 1994 (agosto); 61: 62-74. [21] Cfr. ALESSANDRI, Raul, M. D., Zelig Friedman, M. D., Liliana Trivelli, M.D, Preservativos y VIH en adolescentes: una evaluación médica, Linacre Quarterly 1994 (agosto); 61: 62-74. (Alessandri es patólogo en el Long Beach Memorial Hospital desde 1986. El Dr. Friedman, es alergólogo. La Dra. Trivelli fue inspectora de la Asociación Americana de Bancos de Sangre). [22] TRUSSEL J, Warner DL, Hatcher R, et al. Preservativo Slippage and Breakage Rates. Fam Plann Perspect 1992; 24: 20-23. [23] Digest. Study Finds Low Preservativo Breakage Rate, ties most Slippage to Improper Use. Fam Plann Perspect 1992; 24: 191.
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA [24] Cfr. Committee for Disease Control: Comité de control de enfermedades infecciosas de Atlanta. Sexual Behavior Among High School Students, United States, 1990. MMWR 1992; 40: 885-887. [25] Cfr. ALESSANDRI, Raul, M. D., Zelig Friedman, M. D., Liliana Trivelli, M.D, Preservativos y VIH en adolescentes: una evaluación médica, Linacre Quarterly 1994 (agosto); 61: 62-74. [26] Cfr. JOFFE GP, Foxman B, Schmídt A, et al: Multiple Partners and Partner Choice as Risk Factors for Sexually Transmitted Disease Among Female College Students. Sex Transm Dis 1992; 19: 272-278. 27] Cfr. KLEPINGER DH, Billy J, Tanfer K, Grady WR., Perceptions of AIDS Risk and Severity and Their Association With Risk Related Behavior Among US Men. Fam Plann Perspect 1993; 25: 74-82 28] Cfr. LAURIAN Y, Peynet J, Verroust f., VIH Infection in Sexual Partners of VIH Seropositive Patients with Hemophilia. N Engl J Med 1989; 320: 183 y LUSHER JM, Operskalski EA, Alerdot LM, et al., Risk of Human Immunodeficiency Virus Type I Infection Among Sexual/non Sexual Household Contacts of Persons With Congenital Clotting Disorders. Pediatrics 1991. 88: 242-249. [29] Cfr. ALESSANDRI, Raul, M. D., Zelig Friedman, M. D., Liliana Trivelli, M.D, Preservativos y VIH (Virus de inmunodeficiencia humana) en adolescentes: una evaluación médica, Linacre Quarterly 1994 (agosto); 61: 62-74. [30] SÁNCHEZ ESCOBAR, Lic. Eberto, directamente al autor. [31] SERRANO, Rafael, “La difusión del SIDA sigue ligada a los “grupos de riesgo”“, en ACEPRENSA, 154/95, Madrid, España, 20-XI-91. [32] Cfr. POLAINO LORENTE, Aquilino, “SIDA: la prevención mediante la mejora de hábitos”, en ACEPRENSA, 182/92, Madrid, España, 7-X-92 [33] Cfr. CASAS, María de la Luz, “SIDA, una enfermedad que no muere”, en revista ISTMO, n° 242, Mayo-Junio 1999, p. 24. [34] Cfr. COHEN DA, Dent C, MacKinnon D, et al., Preservativos for Men, Not Women. Sex Transm Dis 1992;19: 245-251. [35] Cfr. WELLER SC., A Meta-Analysis of Preservativo Effectiveness in Reducing Sexually Transmitted VIH. Soc Sci Med 1993. 36: 1635-1644. [36] Cfr. CASAS, María de la Luz, “SIDA, una enfermedad que no muere”, en revista ISTMO, n° 242, Mayo-Junio 1999, p. 22. [37] Cfr. SAMUELS S., Clamydia: Epidemic Among America”s Young. Med Aspects Hum Sex 1989: Dec: 16-24 [38] Cfr. ARCHER William R II, (former) “Deputy Assistant Secretary for Population Affairs”, in a letter to HC McCall, President, New York City Board of Education, December 1992 y The New York Times, 31-III-93.
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Ciencia y mito en la prevención sexual del SIDA [39] MC CRAY E, Onorato IM., Sentinel Surveillance of Human Immunodeficiency Virus Infection in Sexually Transmitted Disease Clinic in the United States. Sex Transm Dis 1992; 19: 235-241 [40] Cfr. MCILHANEY Jr., JS: Safe Sex. A Doctor Explains the Realities of AIDS and other STD”s Grand Rapids Michigan: Baker Book House, 1990 [41] Cfr. HOWARD M, Cabe JB., Helping Teenagers postpone Sexual Involvement. Fam Plann Perspect 1990, 22: 21-26. [42] Cfr. Community of Carin.g. Joseph P Kennedy Jr. Fnd. 1350 NYAv. Washington DC. 20005. [43] Cfr. Teen Aid. Me, My World and my Future. N 1330 Calispel, Spokane WA 99201 [44] Cfr. Sex Respect. Project Respect. PO Box 97 Golf lL 60029 [45] Cfr. Teen Choice. 6201 Leesburg Pike, Falls Church VA 22044 [46] Cfr. Free Teens. 7 Park Av. TW”estwood NJ 07675. [47] Cfr. FUNDERBURK Patricia, (former) Director of the Office of Adolescent Pregnancy Programs in the USA. Abstinence Education and Public Policy. Teaching Abstinence in the Public Schools. Jacob Javits Convention Center New York NY. September 19,1992. Funderburk is presently Director of Educational Services, Americans for a Sound AIDS Policy. [48] Cfr. “Abstinencia, lo más efectivo contra enfermedades de transmisión sexual” en ACI Digital, http://www.aciprensa.com, 4-IV-00. [49] Cfr. “Nueva ley obligaría a fabricantes aceptar relación cáncer-preservativos”, en ACI Digital, http://www.aciprensa.com, 11-V-00 [50] Cfr. “SIDA, los católicos asisten a una cuarta parte de los enfermos”, en ZENIT, http://www.zenit.org, 21-V-99
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El mito del preservativo Carlos Javier Alonso “Hemos caído tan bajo, que atreverse a proclamar lo obvio se ha convertido en el deber primordial de todo ser inteligente”, (George Orwell)
Frecuentemente se omite en los medios de comunicación social la falibilidad del preservativo tanto en la prevención de embarazos como en la transmisión de ETS y –entre ellas- del VIH. Estudios recientes recogen datos y opiniones de expertos que refutan esta supuesta infalibilidad. Empecemos por analizar ciertos tópicos.
a) “El profiláctico es una barrera infranqueable” El material de que está hecho el profiláctico es un tipo de plástico denominado látex que no constituye una barrera infranqueable, como a veces se dice. 1.
Existen dos métodos para analizar la porosidad de los preservativos: el test eléctrico y el test del agua. El test eléctrico para condones no detecta los agujeros menores de 10 micras. En 1993, C. M. Roland observó por el microscopio electrónico canales de 5 micras (50 veces mayores que el virus) que traspasan el condón de parte a parte. (El diámetro del virus de inmunodeficiencia humana es 0,1 micras (0,00001 milímetros); el del espermatozoide, 3 micras, es decir, 30 veces mayor).
2.
La Federal Drugs Administration de EE.UU. realizó en 1987 una inspección de los condones que se vendían en los EE.UU., donde está regulada la calidad de los condones desde 1976. Utilizaron el test de agujeros al agua, que consiste en llenarlos con 300 ml de agua y ver durante un minuto si perdían agua. Se consideró un nivel aceptable de calidad un porcentaje de condones con agujeros menor o igual a cuatro por mil, estudiándose 430 marcas con 102.000 condones, 165 fabricadas en EE.UU. con 38.000 condones, y 265 marcas extranjeras con 64.000 condones. Los resultados fueron que no tenían un nivel suficiente de calidad el 12 por ciento de las marcas de EE.UU. y el 21 por ciento de las marcas extranjeras.
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3.
El citado test de la Federal Drugs Administration descarta las partidas de condones donde más de cuatro de cada mil ejemplares tengan fugas de agua. (La mínima cantidad de agua visible a ojo son 1000 nanolitros (1 microlitro): si fuera esperma de un hombre infectado por el VIH, podría contener 100.000 virus). Pues bien, en 1990, G. B. Davis y L. W. Schroeder descubrieron agujeros de 1 micra en condones que habían pasado el test del agua: el 90 por ciento de ellos volvió a pasar el test sin que se apreciara pérdida de agua.
4.
En España no hubo legislación de control de calidad hasta Noviembre de 1991 (normas UNE), con lo que se podían vender sin ninguna exigencia de calidad y sin fecha de caducidad. La Unión de Consumidores hizo un estudio en 1990 de diversas marcas utilizando el mismo test de agujeros al agua y el 27 por ciento de las marcas no tenían un nivel suficiente de calidad. En Marzo de 1992 se publicó otro estudio de la Unión de Consumidores realizado con 10.000 condones de los 20 modelos que se venden en las farmacias, que representan el 75 por ciento del mercado, y la conclusión fue que el 50 por ciento no superó las pruebas realizadas con los criterios de la Unión Internacional de Consumidores, a pesar de que el 96 por ciento cumplía las normas UNE aprobadas (“Análisis de 20 preservativos”, OCUCompra Maestra, 139, marzo de 1992, pp.17-21). b) “El preservativo es un método seguro en la prevención de embarazos”.
1. El preservativo es el segundo método anticonceptivo menos seguro de los aprobados por la OMS -Organización Mundial de la Salud-, ya que el menos seguro son los espermicidas y luego están los preservativos. La OMS les da un índice de eficacia -bien usados- del 87 al 90 por ciento, lo que constituye un índice inferior al resto de los contraceptivos que tienen una eficacia superior al 91 por ciento. 2. Los estudios evaluatorios de la OMS sobre los preservativos indican que la probabilidad de embarazo en mujeres mayores de treinta años es del 10 por ciento y en adolescentes menores de 18 años es del 18 por ciento. Las causas principales de los fallos de los preservativos son los defectos de fabricación, la falta de fecha de caducidad, la mala conservación, la rotura durante su uso, la porosidad, el uso incorrecto, y sobre todo el no utilizarlos en el momento oportuno. 3. Con la introducción de los anticonceptivos, entre ellos el preservativo, la incidencia de embarazos y de abortos ha crecido en 128
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todos los países. Veamos algunos ejemplos. En Inglaterra y Gales, se produjeron, en 1978, 85.000 embarazos de adolescentes. En 1988, tras diez años de intensas campañas para promover la utilización de los métodos contraceptivos, se produjeron alrededor de 100.000 embarazos de adolescentes. En EE.UU., en la década de los 70, el número de embarazos de adolescentes aumentó un 36 por ciento, lo cual es más significativo si se tiene en cuenta que, en esta misma década, el número total de embarazos disminuyó significativamente. 4. En España, en 1985, un 4,7 por ciento de los embarazos se produjeron en adolescentes. En 1995, así mismo tras diez años de una campaña anticonceptiva que, en ocasiones ha llegado a ser brutal, este porcentaje fue del 6,4 por ciento. Es decir, en estos años de intensa campaña de difusión de los métodos contraceptivos, los embarazos de adolescentes no sólo no han disminuido, sino que han aumentado, lo cual viene confirmado por el hecho de que se ha detectado una estrecha correlación entre el aumento de embarazos en adolescentes y los gastos de las administraciones en planificación familiar. 5. Cabe destacar que en otro trabajo publicado por Churchill y colaboradores, se llama la atención sobre el hecho de que la gran mayoría de las adolescentes que se quedaban embarazadas precozmente ya habían acudido, en el año anterior, a los servicios sanitarios para recibir información anticonceptiva (Churchill D y cols., BMJ, 2000; 321:486-9). El estudio también afirma que entre las adolescentes que abortaban era más frecuente haber recibido la píldora postcoital con anterioridad. Estos datos nos sugieren que la falta de información quizás no sea la única causa de nuestros problemas, ni la información y distribución de preservativos sea la solución efectiva que acabará con ellos. 6. Respecto a la efectividad de dar preservativos a los hijos, “porque de todos modos es probable que acabe teniendo relaciones sexuales”, otro trabajo de investigación sugiere que esto puede asociarse a más embarazos imprevistos, más enfermedades de transmisión sexual y al inicio más precoz de relaciones sexuales; es decir, podría tener el efecto contrario a lo que se pretendía (Jaccard, J y col., American Journal of Public Health, 2000; 90:1426-1430). 7. El British Medical Journal (324: 1426; 2002) ha publicado un estudio sobre la incidencia de programas escolares impartidos en los últimos treinta años con vistas a lograr el retraso de la actividad sexual, el 129
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aumento del uso de anticonceptivos y la reducción de embarazos en adolescentes. Ha sido realizado por cuatro profesores del Departamento de Epidemiología Clínica y Bioestadística de la Universidad McMaster (Ontario, Canadá). Los autores concluyen que la educación sexual que se ha impartido desde 1970 no ha conseguido ninguno de esos tres objetivos. El trabajo ha revisado decenas de estudios, publicados o no (conferencias, informes técnicos, etc.), sobre la eficacia de las clases de educación sexual en colegios y de los programas para jóvenes promovidos por ONGs, centros de planificación familiar, campañas gubernamentales, etc., en la prevención de embarazos en jóvenes de 11 a 18 años. Se han utilizado estudios de América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y Europa (salvo los países del Este), desde 1970 hasta diciembre de 2000. En un meta-análisis, que incluye 30 estudios en 9.642 chicas adolescentes, demuestra que los programas no logran que las jóvenes retrasen las relaciones sexuales. Otros 11 estudios en 7.418 jóvenes llegaron a la misma conclusión, en este caso para varones. Los autores tampoco han descubierto aumentos significativos en el uso de anticonceptivos por parte de los adolescentes después de participar en algún programa de prevención de embarazos. En este punto, 12 estudios en 8.019 jóvenes concluyen que los programas no han reducido el índice de embarazos; además, 5 estudios señalan un aumento del número de embarazos después de participar en los programas de prevención. 8. El número de embarazos en adolescentes preocupa mucho, sobre todo en los países con los índices más elevados, como Estados Unidos y Gran Bretaña. Según el Instituto Alan Guttmacher, en 1997 hubo 93 embarazos por cada 1.000 adolescentes en Estados Unidos; 62,6 en Inglaterra y Gales; y 42,7 en Canadá. Esta medida incluye nacimientos y abortos espontáneos y provocados. Según datos de UNICEF, en 2002, 52 adolescentes de cada 1.000 de entre 15 y 19 años tuvieron un hijo en Estados Unidos (primer puesto de los países ricos) y 30 de cada 1.000 en Gran Bretaña (segundo puesto del mundo y primero de Europa). Japón, Suiza, Holanda y Suecia tiene menos de 7.
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c) “El preservativo es un método seguro para evitar las ETS y el SIDA” 1. El uso del preservativo tampoco ha conseguido reducir el número de enfermedades de transmisión sexual. Unos ejemplos: entre 1962 y 1975, primeros años de la utilización masiva de métodos anticonceptivos, la incidencia de gonorrea en EE.UU. aumentó alrededor de un 15 por ciento cada año, pasando de menos de 100 casos por 100.000 habitantes en 1957 hasta 473 por 100.000 en 1975. Entre 1985 y 1989, años de máxima campaña para utilizar el preservativo, como medio para prevenir el SIDA, en EE.UU., la incidencia de sífilis, tanto primaria como secundaria, aumentó en un 61 por ciento, desde 11,4 a 18,4 casos por 100.000 personas. En un Estado concreto, Georgia, el incremento fue del 214 por ciento. Entre algunos grupos sociales este aumento fue aún mayor. Así, por ejemplo, en las mujeres negras de ese mismo país, el incremento fue del 176 por ciento, desde 35,8 a 98,7 casos por 100.000 mujeres. 2. ¿Es el preservativo eficaz en la prevención contra el VIH? En 1992, R. F. Carey introdujo microesferas de poliestireno del diámetro de HIV en condones que habían superado el test, sometiéndolas a variaciones de presión análogas a las que se producen en una relación sexual: un tercio de ellos perdió entre 0,4 y 1,6 nanolitros. En una relación sexual de dos minutos con un preservativo que pierde un nanolitro por segundo, pasarían 12.000 virus. 3. En 1987, en la prestigiosa revista de medicina J.A.M.A., la Dra. Margaret, A. Fischl y cols. publicaron las conclusiones de una investigación sobre el contagio heterosexual en parejas que siempre usan condones y en las que uno de los miembros está infectado. Ellos encontraron que de diez parejas, hubo 3 casos de contagio de SIDA. En 1993, Susan C. Weller, experimentando en pacientes seropositivos y no drogadictos, comprobó que el 30 por ciento de los mismos transmitió la infección usando el preservativo. 4. Algunos expertos suizos (Scheriner y April, 1990) han manifestado lo que sigue: “el preservativo ha sido recomendado en varios países como la protección más importante contra la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), aunque no hay pruebas rigurosas de que sea eficaz (...) Para impedir una infección mortal como el SIDA es obligatorio emplear modos seguros de protección. Los estudios más recientes sobre la prevención del SIDA demuestran que la
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suposición de que los preservativos ofrecen una protección fiable contra el VIH es una peligrosa ilusión”. 5. El director de la Oficina Federal Alemana de Sanidad ha declarado también en parecidos términos: “La prevención mediante preservativos de las enfermedades sexuales es un cuento de hadas”. 6. Vicente Soriano, Doctor en Medicina y socio fundador de la Sociedad Española Interdisciplinar del SIDA, advierte que “especialmente entre los adolescentes, la promoción del uso del preservativo sin una adecuada información sobre el sentido de la sexualidad, puede comportar un aumento de casos de infección VIH, ya que el preservativo no es una panacea”. 7. Los expertos del Centro de Control de Enfermedades de Atlanta (donde está el Centro mundial de seguimiento del SIDA), se han manifestado en estos términos: “El uso apropiado del preservativo puede reducir, pero no eliminar, el riesgo de enfermedades de transmisión sexual. Los individuos que pueden haberse contagiado con el VIH, o que ya están contagiados, deberían ser conscientes de que el uso del preservativo no puede eliminar por completo el riesgo de contagiarse o de contagiar a otros (...) Las únicas estrategias de prevención totalmente efectivas para el SIDA son la abstinencia y la relación sexual con una pareja mutuamente fiel y no infectada” (Morbidity and Mortality Weekly Report , 1987). 8. La Sociedad Americana de Enfermedades Infecciosas viene recomendando desde 1988 lo que sigue: “Muchas personas pueden ser persuadidas a cambiar su comportamiento (respecto a las prácticas de riesgo) si son adecuadamente informadas y aconsejadas (...) Una efectiva educación de la salud respecto a las posibilidades de habituarse a las actividades de alto riesgo, es en este momento el método más importante para controlar la difusión epidémica del SIDA (...) Los esfuerzos en la prevención primaria deberían incluir la educación de los adolescentes y de los adultos jóvenes respecto a la transmisión del VIH, y el estímulo de la abstinencia o de las relaciones sexuales monógamas” (Cfr. The Journal of Infectious Diseases, 1988). Este grupo de expertos americanos en la lucha contra el SIDA sostuvieron en 1989 y en una de las revistas científicas más prestigiosas (Cfr. Lancet 1: 1.111, 1989), que “en el caso del SIDA, prevenir no es simplemente mejor que curar: es la única cura (...) Los medios para prevenir la difusión del VIH son tremendamente sencillos (...). Pero los contactos heterosexuales y homosexuales y el 132
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abuso de las drogas intravenosas siguen catalizando la expansión de la epidemia (...). El cambio de conducta es la forma segura de protección, pero parece que no se ha sabido inducir de modo suficientemente rápido y extenso, ni siquiera entre los grupos de alto riesgo”. 9. Michael Nerson, director del Programa Global contra el SIDA de la OMS, manifiesta la necesidad de revisar las estrategias preventivas empleadas hasta ahora, dada la progresión y extensión de la enfermedad y el número de personas infectadas por el virus. “Hay que insistir en la lucha contra el SIDA, cambiando los hábitos de las personas, para lograr el control de la enfermedad y evitar que siga creciendo el número de los infectados (...) Ruego a todos los presentes que tengan el coraje para hablar francamente sobre el SIDA y sobre el comportamiento sexual que hay que seguir para evitar el contagio” (Clausura de la III Teleconferencia Panamericana sobre el SIDA, Caracas, 1990). 10. La resolución del Consejo Ejecutivo de la Organización Mundial de la Salud (EB 89. RD) del 28 de enero de 1992, se manifiesta en estos términos: “la OMS quiere que se sepa que sólo la abstinencia sexual o la absoluta fidelidad eliminan el riesgo de infección”. Y en el párrafo 17 de otro documento (EB 89 INF.DOC. II), de 20 de enero de 1992, se proclama que “sólo la abstinencia sexual o una mutua fidelidad de por vida entre parejas no infectadas eliminan totalmente el riesgo de enfermedades sexualmente transmisibles”. e) Conclusiones 1. A nadie se le oculta que querer curar el SIDA con preservativos es como querer apagar un incendio con pistolas de agua. Quien afirma la absoluta seguridad del preservativo va contra el parecer de los expertos. Los preservativos proporcionan sexo con menos peligro, pero no sexo seguro, de forma que con conductas de homosexualidad o de heterosexualidad promiscua, sólo retrasa o disminuye la probabilidad de contraer la enfermedad del SIDA, pero no lo evita. Por otra parte, es obvio que confiar en el supuesto “sexo seguro” propicia el incremento de las relaciones sexuales y, por tanto, también de las conductas de riesgo. La solución del SIDA, mientras no se encuentre un remedio efectivo, pasa por los cambios en las conductas de riesgo y por fomentar una juventud sana y libre, en la que sea la cabeza quien mande sobre los instintos.
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2. La utilización del preservativo puede reducir, pero no evitar el contagio del SIDA. Decir que los preservativos son seguros es engañar y favorecer la irresponsabilidad, de forma que la menor probabilidad de concepción con un preservativo, se contrarresta con el mayor número de relaciones sexuales supuestamente seguras, con lo que el número de embarazos no deseados se incrementa. 3. No hay ningún país en el que el fomento del preservativo haya disminuido los embarazos no deseados y el número de infecciones de SIDA. Cuando se generaliza el uso masivo de contraceptivos en un país, en contra de lo que dicen ciertas propagandas que argumentan que los contraceptivos previenen los abortos, los datos de todos los países indican que el porcentaje de embarazos no deseados, de abortos y de enfermedades de transmisión sexual aumenta rápidamente. 4. Un adolescente, aunque biológicamente esté preparado para tener relaciones sexuales, no necesariamente lo está desde el punto de vista psicológico, de la madurez cognitiva y de la interacción social (Bacon JL, Curr Opin Obstet Gynecol, 2000; 12:345-347). Esto debe tenerse en cuenta a la hora de realizar campañas que, en el fondo, incitan a la sexualidad sin preocupaciones ni responsabilidad con tal de usar preservativos. 5. Lo que a veces se despacha por “Educación sexual”, no es más que doctrinaria e improcedente exposición de datos, sin inculcar motivos para un cambio de actitudes. No es verdadera educación, sino, frecuentemente simple información sobre tecnología contraceptiva. Pues, aunque se ensayan modelos alternativos y algunos aparentemente exitosos, prevalece la idea de vender “sexo seguro”: abandonada toda esperanza de reconducir las actitudes de los jóvenes, se trata de habilitarles en el dominio de la anticoncepción y en la evitación de los contagios venéreos y sus secuelas. La posibilidad real de modificar las actitudes ante el sexo en la población adolescente se estima irreal. Se trata, pues, de parchear un problema cuyo origen no puede ser reconocido: que la población adolescente está pagando un elevado coste por los errores que los adultos hemos incorporado en el significado de la sexualidad. Pero, por el momento, esto es algo que no encaja en el pensamiento de los estrategas de la salud pública.
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Notas bibliográficas 1. Análisis de 20 preservativos, OCUCompra Maestra, 139, Marzo de 1992, pp 17-21. 2. APRIL, K. Y SCHREINER, W.: “Zur Frage der Schutzwirkung dés Kondoms gegen HIVlnfektionen”, Schweizerisches Medizinisches Wochenschrift , 120, 1990, pp 972-978. 3. BLATTNER W.: “Aspectos epidemiológicos del SIDA”, Actas IV Conferencia Internacional del SIDA, Roma, 1989, p. 63. 4. CENTRE FOR DISEASE CONTROL: “Condoms for prevention of Sexually Transmitted Diseases”, Morbidity and Mortality Weekly Report, 37, 1988, pp 913; idem: JAMA, vol. 259, 1988, pp 1925-1927. 5. GOEDERT J.J.: “What is safe sex?”, New England Journal of Medicine , vol. 136, 1987, pp 1339-1342. 6. GOLDSMITH M.F.: “Sex in the age of AIDS calls for condom sense”, JAMA, vol. 257, 1987, pp 2261-2266. 7. GOTZSCHE P.C., HORDING M.: “Condoms to prevent HIV transmission do not imply truly safe sex”, Scandinavian Journal of infectious Diseases , vol. 20, 1988, pp 233-234. 8. KAPLAN H., SAGER C., SCHIAVI R.: The Journal of Sex and Marital Therapy , vol. 12, 1986. 9. LEJEUNE, J.: “Engaño sobre el amor. Desinformación sobre el SIDA”, Boletín his pano de la Organización Human Life international , XI-XII, 1989, pp 14-15. 10. SGRECCIA, E.: “SIDA y protección responsable”, Actas IV Conferencia Internacional del SIDA, 1989, Roma, pp. 271-273.
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En el corazón de la prevención del SIDA Ronald Bayer Al comprobar que los cambios de conducta son hoy por hoy el único medio de prevención del SIDA, empieza a plantearse la necesidad de que las campañas tengan en cuenta una ética de la responsabilidad.
¿Los infectados por el HIV tienen especiales responsabilidades hacia sus parejas sexuales? En tal caso, ¿qué suponen estas responsabilidades?. Hay que reconocer que, hasta hace poco, el mero hecho de plantear estas preguntas parecía inconveniente. La insistencia en la responsabilidad personal se asociaba a menudo con la condena de aquellos cuya conducta sexual o drogadicción les había expuesto a contraer el HIV, así como con una apelación a invadir la intimidad o a limitar la libertad. Las objeciones a invocar la responsabilidad se basaban en razones pragmáticas, filosóficas y políticas. Desde un punto de vista pragmático, se decía que una política de salud pública que se centrara en la responsabilidad de los seropositivos para comportarse de un modo que protegiera a los no infectados -usando condones, o revelando que estaban infectados-, paradójicamente, aumentaría el riesgo de contagio. La razón es que unos no sabían que estaban infectados, otros no se harían la prueba para saberlo y algunos mentirían. Su pareja, engañada por falsas expectativas, no se protegería. Con estos presupuestos, se concluía que cada uno tenía que ser responsable de usar preservativos, y esta obligación era compartida igualmente por los seropositivos y los no infectados. Como cada miembro de la pareja era responsable de su salud, en última instancia nadie era responsable de la salud del otro. Desde un punto de vista filosófico, se afirmaba que como el HIV se transmite fundamentalmente en el contexto de relaciones sexuales consentidas, cada persona debía ser responsable de protegerse, y que el que no se protegía no podía quejarse de que otro le contagiase.
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El concepto de responsabilidad sexual se consideraba peligroso por el espectro de la criminalización. Si proteger a otros era un deber moral y la consecuencia de descuidarlo era una infección mortal, ¿no sería lógico imponer sanciones penales por el sexo inseguro? Desde el punto de vista político, frente a la indiferencia, la hostilidad y el estigma, se consideraba crucial favorecer una ideología de solidaridad, que rechazara la división entre los infectados y los no infectados. A pesar de estas tendencias, debe recordarse que algunos pensadores subrayaron la obligación de revelar al partner sexual el hecho de ser seropositivo, en virtud de la doctrina del consentimiento informado. Y en muchos Estados norteamericanos la legislación permitió que los médicos rompieran la confidencialidad para informar a la pareja, si el interesado no lo hacía. Sin embargo, en los esfuerzos de prevención del SIDA el concepto central siguió siendo el de la autoprotección. Para mostrar lo difícil que era desarrollar programas basados en sentimientos altruistas hacia los demás, puede mencionarse lo que ocurrió en Nueva York en 1993. Con ocasión del caso 50.000 de SIDA en la ciudad, se propuso lanzar una campaña de prevención centrada en la necesidad de proteger tanto a los otros como a uno mismo. La propuesta fue rechazada cuando los especialistas en SIDA del departamento de salud denunciaron la propuesta como una culpabilización de las víctimas. Pero últimamente se advierten signos de cambio en los presupuestos de la prevención de la enfermedad. El creciente reconocimiento de las limitaciones de la autoprotección refleja una mayor conciencia de que las nuevas tendencias epidemiológicas exigen un nuevo enfoque de la prevención. La autoprotección no tiene mucho que ofrecer al creciente número de mujeres infectadas a través de relaciones heterosexuales, que a menudo no pueden protegerse a sí mismas. A lo largo de los años 80 y primeros 90, el debate sobre la responsabilidad apenas se oía. Sin embargo, en 1995, algo empezó a cambiar. Podría citar diversos artículos periodísticos de columnistas gays que reconocen la obligación de no poner en riesgo a otros, sin escudarse en la idea de que cada uno responde de su protección. 138
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Una idea a la que no han sabido prestar atención las organizaciones de base dedicadas a la prevención del SIDA. Estos pronunciamientos no significan que en el mundo de la prevención del SIDA haya habido un giro de ciento ochenta grados. Sin embargo, creo que estamos ante un reto importante, que requerirá reformular fundamentalmente los mensajes transmitidos en los consejos y en los esfuerzos públicos de educación sobre el SIDA. Reconocer que la responsabilidad personal tiene un papel central en la prevención del SIDA plantea una serie de complejas cuestiones. Algunos de los que proponen este concepto lo ven principalmente como una alternativa a la estrategia de impulsar a la gente a usar condones. Otros subrayan la obligación concomitante de revelar que uno es seropositivo. Después de todo, los preservativos a veces fallan. Incluso los grupos de prevención del SIDA prefieren decir que las relaciones sexuales con el uso de condones son 'más seguras' en vez de decir 'seguras'. ¿No habría que dar a las personas no infectadas la oportunidad de decidir si quieren correr el riesgo, aunque sea pequeño? ¿No deberían los programas de prevención del SIDA unir la franqueza con la confianza sugiriendo que el uso de condones puede no ser necesario en el caso de parejas monógamas no infectadas? Esto va contra la idea de quienes mantienen que hay que protegerse en cualquier caso. Para ellos, el mero concepto de confianza -incluso entre marido y mujer- desarma a las parejas, al hacer que el uso rutinario del condón sea inaceptable para aquellos que juzgan que su unión es absolutamente monógama. Desde esta perspectiva, no es extraño que algunos arguyan que los sentimientos de amor romántico son un impedimento para la prevención efectiva del SIDA. Pero, debemos preguntarnos: ¿los esfuerzos de prevención del SIDA pueden minar la expectativa de confianza dentro de las relaciones íntimas y seguir siendo social y psicológicamente creíbles? Puede ser atractivo afirmar que los esfuerzos de prevención del SIDA deben seguir los dos caminos, estimulando tanto una ética de responsabilidad como una postura de autoprotección. Pero ¿puede favorecerse la confianza cuando se subraya la continua necesidad de la vigilancia y de la autoprotección?
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Reconozco que no hay respuestas sencillas. Sin embargo, estas cuestiones dejan claro que los aspectos de ética sexual no son rodeos moralistas. Están en el corazón de la prevención del SIDA.
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Sida: ¿Condón? Dr. Raúl A. Cantella
En el mundo se han gastado miles de millones de dólares desde 1970 para promover los anticonceptivos y el”sexo seguro”entre los adolescentes. Es tiempo de preguntarnos ¿Qué se ha conseguido con tanto dinero?
Increíblemente, los líderes del «sexo-seguro» y los promotores de los condones que nos metieron en este lío, aún continúan determinando las políticas en relación a la sexualidad del adolescente. Sus ideas han fracasado y es tiempo de volver a formularlas. ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que usted ha escuchado a alguien decir a los adolescentes que es ventajoso no tener relaciones sexuales hasta el matrimonio? Las ventajas se han ocultado, con trágicas consecuencias. A menos que lleguemos a comprender la enfermedad que acecha al mundo entero, la promiscuidad adolescente continuará y millones de jóvenes -pensando que están protegidos con los condones- sufrirán por el resto de sus vidas. Muchos morirán a causa del SIDA Sólo existe una manera segura de mantenerse libres del SIDA en medio de una revolución de liberalismo sexual. Esa manera es abstenerse de tener relaciones sexuales hasta el matrimonio y luego de casarse, ser fiel a una pareja no infectada. Es un concepto que fue ampliamente respaldado en la sociedad hasta los años 60. Desde entonces, surgió una “mejor idea” (promoviendo el libertinaje sexual). Esta “mejor idea” está actualmente amenazando la familia humana en su totalidad.Se plantean preguntas inevitables cuando se propone la abstinencia. Es tiempo de dar algunas respuestas claras:¿Por qué aparte de las consideraciones morales, piensa usted que se debería enseñar a los adolescentes a abstenerse del sexo hasta el matrimonio? Actualmente, no funciona ningún programa para controlar la pandemia de enfermedades sexualmente transmitidas. La
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denominada solución del “sexo seguro” en la práctica, es un desastre. Los condones pueden fallar al menos en un 15.7% en lo que a prevención del embarazo se refiere. Fallan 36.3% al prevenir el embarazo entre las jóvenes pertenecientes a minorías y solteras. En un estudio hecho entre hombres homosexuales, el British Medical Journal informó que el índice de deficiencia debido a deslizamiento o ruptura del condón es de 26%. Con estos datos científicos, es obvio que a las personas que confían en los condones, para el control de la natalidad, se les debe llamar futuros... “padres”. Considerando que una mujer puede concebir sólo unos cuantos días por mes, sabemos que el índice de deficiencia de los condones debe ser más alto cuando se trata de prevenir una enfermedad que puede ser transmitida los ¡365 días del año!. Aquellos que dependen de un método tan inseguro deben usarlo adecuadamente en cada ocasión y aún así, existe un alto índice de deficiencia por factores que están más allá de su control. La joven víctima, a quien le dicen que este pequeño dispositivo látex es “seguro”, no puede saber que está arriesgando el dolor por toda la vida e incluso la muerte por algo tan breve como un momento de placer. ¡Es enorme la carga que se coloca en las mentes y los cupertos inmaduros de los adolescentes! Entre heterosexuales, la Sección Médica de la Universidad de Texas descubrió recientemente que los condones son sólo 69% efectivos en la prevención de la transmisión del virus de inmunodeficiencia humana (HIV). La Dra. Susan Weller, concluye que “cuando nos referimos a la transmisión sexual del SIDA, la única prevención real es no tener sexo con alguien que tiene o puede tener el SIDA”. Aún si gastáramos otros $50 mil millones para promover el uso del condón, la mayoría de adolescentes todavía no lo utilizarían consistente y adecuadamente. La naturaleza de los seres humanos y la pasión del acto sexual simplemente no les proporciona una respuesta disciplinada a los jóvenes. ¿Pero si usted sabía que un adolescente iba a tener relaciones sexuales, no le habría enseñado la utilización adecuada del 142
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condón? No, porque tal enfoque tiene una consecuencia no intencional. El proceso de recomendar el uso del condón a los adolescentes los conduce inevitablemente a 5 caminos peligrosos:
que el “sexo seguro” es factible; que todos lo están haciendo; que los adultos responsables esperan que lo hagan; que es algo bueno; y que sus semejantes saben y que ellos también saben que estas cosas engendran la promiscuidad. Estos son mensajes muy destructivos que se dan a nuestros hijos.
Además, los datos propios de la Planificación Familiar muestran que la razón número uno que lleva a los adolescentes a mantener relaciones sexuales es la presión social. Por consiguiente, nada de lo que hagamos para contener el “todo el mundo lo está haciendo” resulta que más, no menos personas, lo intenten. Los programas de distribución de condones no reducen el número de jóvenes expuestos a la enfermedad... por lo contrario, los incrementan radicalmente.¿Pero si usted fuese padre y supiera que su hijo o hija ha tenido sexo, no preferiría que el o ella utilizaran un condón?¿Qué cantidad de riesgo es aceptable cuando está hablando acerca de la vida de sus hijos? Un estudio de parejas casadas en las que uno de ellos está infectado con HIV determinó que, 17% de los compañeros que utilizaban condones para protegerse se contagiaron del virus en un año y medio. Decir a nuestros hijos que “reduzcan su riesgo” a una en seis (17%) no es mejor que jugar a la ruleta rusa. Eventualmente, ambos son fatales. La diferencia es que con una pistola, la muerte es más rápida. Finalmente, imagínese que alguien le obsequia un boleto para viajar a Miami y le dice que esta aerolínea sólo tiene una seguridad de 80%, es decir, que de 10 vuelos sólo llegarán a su destino 8 aviones ¿Usted volaría con esta aerolínea? Los adolescentes no escucharán el mensaje de abstinencia. Sólo estarás perdiendo tu tiempo y aliento al tratar de venderles una noción como esa. 143
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Es un mito –muy popular- creer, que los adolescentes son incapaces de entender y aceptar la abstinencia sexual antes del matrimonio. Casi el 65% de los jóvenes de secundaria menores de 18 años no han tenido relaciones sexuales.Hace algunos años, en Lexington, Kentucky, USA, se llevó a cabo un evento para jóvenes que presentaba a un ex convicto llamado Harold Morris. El hablaba acerca de la abstinencia, entre otras cosas. ¡El coliseo tenía asientos para 18,000 personas pero había 26,000 adolescentes! Eventualmente más de 2,000 estaban de pie fuera del auditorio y escuchaban a través de un sistema preparado apresuradamente. ¿Quién dice que los adolescentes no escucharían este mensaje?Incluso los adolescentes que han sido sexualmente activos podrían escoger detenerse. Esto se denomina “VIRGINIDAD SECUNDARIA”, un buen concepto que conlleva la idea de que los adolescentes pueden volver a comenzar. Una jovencita recientemente escribió a Ann Landers para decirle que deseaba haber mantenido su virginidad. Finalizaba su carta diciendo: “Lo siento, no lo hice pero deseo haberlo hecho”. Como adultos, responsables necesitamos decirle que, a pesar de todo, ella puede retroceder y avanzar. Ella puede recuperar su autovaloración y proteger su salud, porque nunca es tarde para comenzar a decir “no” al sexo premarital. A pesar de ello, los defensores del sexo seguro predominan en los círculos educativos, ¿existen ejemplos positivos para los jóvenes de programas basados en la abstinencia? Felizmente algunos excelentes programas se han desarrollado en USA. Spokane Ayuda al Adolescente (Teen Aid) y el Comité de Padres del Sureste (Southwest Parentes Committee) de Chicago son buenos ejemplos. También tenemos a Próxima Generación (Next Generation) en Maryland, Opciones (Choices) en California y Respeto por el Sexo (Sex Respect); Yo, Mi Mundo, Mi Futuro (Me, My World, My Future); Razones Razonables para Esperar (Reasonable Reasons to Wait); Sexo, Amor y Opciones (Sex, Love & Choices); F.A.C.T.S., etc. son programas basados en la abstinencia que ayudan a los adolescentes a tomar buenas decisiones a nivel sexual.
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Sin embargo, establecer y mantener las ideas de abstinencia entre los jóvenes puede ser como escupir contra el viento. No porque no escuchen, porque la mayoría lo hace. Sino porque los mensajes pro abstinencia se sumergen en un mar de la tóxica propaganda para el adolescente “el sexo es inevitable, utiliza un condón”, de los profesionales del “sexo seguro”. Ustedes responsabilizan a aquellos que han dicho a los adolescentes que la expresión sexual es su derecho, en tanto lo hagan “adecuadamente” ¿Quién más ha contribuido con esta epidemia? La industria del entretenimiento debe verdaderamente compartir la culpa, incluyendo a los productores de televisión. Es interesante en este contexto, señalar que la mayoría de canales de televisión y por cable están retorciéndose las manos en relación a esta terrible epidemia del SIDA. Cínicamente algunos profesan que están muy preocupados por aquellos que están infectados con enfermedades transmitidas sexualmente, y... quizá sean sinceros. Sin embargo, los ejecutivos de la televisión y los magnates del cine han contribuido poderosamente a la existencia y propagación de esta plaga. Durante décadas, representaron a los adolescentes y jóvenes adultos trepando de arriba abajo en las camas de otros como robots sexuales. Sólo a los tontos se les mostraba castos y estos eran tan estúpidos y feos como para no poder encontrar pareja. Por supuesto, los “feos y estúpidos” nunca enfrentaron ninguna consecuencia por su buena conducta sexual. Sin embargo, los “pitucos y lindos” practicando el sexo seguro contrajeron herpes, sífilis, clamidia, inflamación pélvica, infertilidad, SIDA, tumores genitales o cáncer cervical. A ninguno de estos pacientes se les ha dicho que no existe cura para su enfermedad o que tiene que enfrentar su dolor por el resto de su vida. Nadie ha escuchado que los diversos tipos de cáncer genital asociados con el virus papiloma humano (HPV) mata a más mujeres que el SIDA, o que las características de la gonorrea son ahora resistentes a la penicilina. No hay nada sucio. Todo parece muy divertido. Pero, ¿qué precio estamos pagando ahora por las mentiras divulgadas?.El gobierno de
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