LA CASA DEL DIOS SUMERIO MAESTRO MASON HERBERT ORE BELSUZARRI. P:.F:.C:.L:.B:.R:.L:.S:. FENIX 137-1 GRAN LOGIA CONSTITUCIONAL DEL PERU. Lima – Perú
LA CASA DEL DIOS SUMERIO. Primera Edición Digital 2012. Herbert Oré Belsuzarri Un Masón Para el Mundo. 051 1 968844344 051 1 965358733
[email protected] Publicado en: Fénix News Dialogo Entre Masones Gran Biblioteca Herbert Oré Belsuzarri Autorizado la reproducción total o parcial, solo debe citar la fuente. Edición Digital en el Perú, sin costo. JUNIO 2012.
LA CASA DEL DIOS SUMERIO. Cuando empecé a recopilar información sobre los constructores sumerios, me pareció interesante la diferencia que ellos hacían en sus construcciones en lo referente a la “Casa de Dios” y “Templo”. Ellos precisaban que la casa de dios es el lugar donde habitaba dios, mientras que el templo era el lugar donde dios se reunía con los hombres. La casa del dios sumerio era el Zigurat, construcción consistente en mastabas superpuestas de ladrillos unidos con argamasa, que fueron las primeras construcciones piramidales del que tiene referencia el hombre. Pero ¿Realmente era la casa de dios? Uno de los estudiosos acuciosos de esta cultura como es Zetcharia Setchin nos dice los zigurat eran construcciones para “los dioses” venidos del cielo los anunnaki, quienes lo utilizaban como base para sus fines de comunicación y vivienda de los extraterrestres que en ella habitaban.
Setchin dice: Muy probablemente, debía ser una simulación del verdadero objeto divino -el «terrible ojo» de Ninurta, o el del Centro del Control de la
Misión de Enlil en Nippur, acerca del cual un antiguo escriba dijo: «Su elevado Ojo explora la tierra... Su elevado Rayo busca por la tierra». La llanura de Mesopotamia necesitaba, según parece, la elevación de plataformas sobre las cuales colocar el equipo relacionado con el espacio. Ni los textos ni las representaciones artísticas dejan duda de que las estructuras iban desde las más primitivas cabañas de campo hasta las posteriores plataformas de varios niveles a las que había que subir por escaleras o rampas que llevaban desde un amplio nivel inferior hasta un estrecho nivel superior, etc. En la cúspide del zigurat se construía la verdadera residencia del dios, rodeada por un amplio patio amurallado donde se albergaban su «pájaro» y sus «armas». En un zigurat que se representó en un sello cilindrico no sólo se muestra la habitual construcción escalonada, sino también dos «antenas de anillo» con una altura similar a la de tres niveles.
Marduk afirmaba que el zigurat y el recinto del templo de Babilonia (el E.SAG.IL) se habían construido siguiendo sus instrucciones, de acuerdo también con «la escritura del Cielo Superior». En una tablilla (conocida como la Tablilla de Smith), analizada por André Parrot (Ziggurats et Tour de Babel), se decía que el zigurat de siete niveles era un cuadrado perfecto, en el que su primer nivel o base tenía lados de 15 gar cada uno. Cada nivel era más pequeño en área y en altura, excepto el último nivel (la residencia del dios), que era de gran altura. Sin embargo, la altura total era otra vez de 15 gar, de modo que no sólo la estructura, al completo, era un cuadrado perfecto, sino también un cubo perfecto. El gar empleado en estas medidas era el equivalente a 12 cortos codos aproximadamente 6 metros. Dos expertos, H. G. Wood y L. C. Stecchini, han
demostrado que la base sexagesimal sumeria, el número 60, determinaba la totalidad de las principales medidas de los zigurats mesopotámicos. Así, cada lado medía 3 por 60 codos en su base, y el total era de 60 gar. Pero, ¿qué factor determinaba la altura de cada nivel? Stecchini descubrió que, si se multiplicaba la altura del primer nivel (5.5 gar) por codos dobles, el resultado era de 33, es decir, la latitud aproximada de Babilonia (32.5 grados Norte). Calculando del mismo modo, el segundo nivel elevaba el ángulo de observación a los 51 grados, y cada uno de los cuatro niveles siguientes lo elevaba otros 6 grados más. El séptimo nivel se levantaba, así, sobre la cima de una plataforma elevada a 75 grados por encima del horizonte de la latitud geográfica de Babilonia. Este último nivel añadía 15 grados más, permitiéndole al observador un ángulo de 90 grados. Stecchini llegó a la conclusión de que cada nivel actuaba como la plataforma de un observatorio astronómico, con una elevación predeterminada en función del arco del cielo. Claro está que pudieron haber más consideraciones «ocultas» en estas medidas. Aunque la elevación de 33 grados no era demasiado precisa para Babilonia, sí que lo era para Sippar. ¿Había alguna relación entre los 6 grados de elevación de cada uno de los cuatro niveles y los 6 beru de las distancias entre las Ciudades de los Dioses? ¿Había alguna relación entre los siete niveles y la situación de los siete primeros asentamientos, o con la posición de la Tierra como el séptimo planeta?
G. Martiny (Astronomisches zur babylonischen Tumi) demostró que estas características de los zigurats los adecuaban para las observaciones celestes, y que el nivel más alto del zigurat de Esagila estaba orientado hacia el planeta Shupa (que nosotros hemos identificado con Plutón) y la constelación de Aries.
Todo esto parece sacado de un novela de ciencia ficción, pero grande siempre será nuestra sorpresa ya que esto esta escrito en la tablillas de barro cocido de la cultura sumeria. Pero aún hay más:
¿Solamente se construyeron zigurats para observar las estrellas y los planetas, o también estaban pensados para servir a las naves espaciales de los nefilim? Todos los zigurats estaban orientados de modo que sus esquinas apuntaban exactamente al norte, al sur, al este y al oeste. Así pues, sus lados corrían precisamente en ángulos de 45 grados con respecto a las cuatro direcciones cardinales. Esto significa que una lanzadera espacial que llegara para tomar tierra podría seguir ciertos lados de los zigurats a lo largo, exactamente, de la ruta de vuelo -¡y alcanzar Sippar sin dificultad! El nombre acadio/babilonio de estas estructuras, zukiratu, significaba «tubo del espíritu divino». Los sumerios les llamaban ESH; este término significaba «supremo» o «lo más alto» -algo que, de hecho, sí que eran estas estructuras. También podía significar una entidad numérica relacionada con el aspecto «mensurable» de los zigurats. Y también significaba «una fuente de calor» («fuego» en acadio y hebreo). Los expertos que han tratado el tema no pueden evitar la conclusión de que los zigurats tenían algún propósito más que el de hacer un edificio de muchos pisos como morada para un dios. Samuel N. Kramer resumió el consenso de los académicos sumerologos así: «El zigurat, la torre escalonada, que se convirtió en el sello distintivo de la arquitectura sagrada de Mesopotamia... pretendía servir de enlace, tanto en un sentido real como simbólico, entre los dioses en el cielo y los mortales en la tierra». Sin embargo, ha quedado demostrado que la verdadera función de estas estructuras era conectar a los dioses en el Cielo con los dioses -no los mortalesen la Tierra. Es decir era los centros de comunicación entre los extraterrestres que vivian en la tierra con los que se encontraban en una nave orbitando nuestro planeta.
Si esto es real, ¿también esta misma afirmación es valida para las pirámides de Caral (Perú), pirámides Mayas de Centro America y otros en diferentes partes del mundo? Bueno creo que allí hay un tema interesante por tratar. AUTOR:
Valle de Lima Noviembre de 2011 Maestro Mason Herbert Oré Belsuzarri 2do. Vig:. P:.F:.C:.B:.R:.L:.S:. FENIX 137-1
[email protected]