El malestar en la cultura Sigmund Freud (1856-1939) 1. Algunos conceptos bsicos de la teor!a psicoanal!tica. Sigmund Freud (1856-1939) insistió en diversas ocasiones en que el psicoanálisis por l !undado pod"a considerarse desde una triple perspec perspectiv tiva# a# 1) como un método método terapéu terapéutic tico; o; ") como como una una teoría psíqui psíquica; ca; $ 3) como un método de estudio de aplicación general, susc susce epti% pti%le le de consa onsagr grar arse se al anál anális isis is de las las
más vari variad adas as
producciones culturales& dando lugar a lo que l mismo denominó «psicoanálisis aplicado»' aplicado» ' entro de ste ca%r"a incluir su ensa$o El malestar en la cultura (193)' *unque se suele decir que Freud reali+ó el descu%rimiento del su%c su%con onsc scie ient nte& e& este este trm trmin ino o !ue !ue poca pocas s vece veces s emple empleado ado por por l , ecepto en su etapa prepsicoanal"tica, $ casi siempre que lo .i+o !ue !ue de una una maner manera a desp despec ecti tiva va&& por por cuan cuanto to que que lo su%c su%con onsc scie ient nte e oculta oculta las divisiones !undamental !undamentales es esta%lecidas esta%lecidas por Freud' #o se puede situar al psicoanálisis en la l"nea de las /loso!"as románticas de lo inconsciente porque stas suelen entender por tal trmino lo que Freud considera como preconsciente' 0n La 0n La interpretación de los sueños (19)& (19)& Freud di!erenció tres instancias
ps"quic quica as#
lo
consciente&
lo
pre preconscie ciente
$
lo
inc inconsc onsciient ente $ dos sist sistem emas# as# prim primari ario o $ secu secund ndar ario io'' 2odem odemos os consid considerar erar consci conscient ente e aquello de lo que nos damos cuenta en un momento determinado' Preconsciente determinado' Preconsciente ser"a lo que no se encuentra en el camp campo o de la conc concie ienc ncia ia pero pero pued puede e acce accede derr con con rela relati tiva va !acilidad a l, l, por eemplo& normas gramaticales olvidadas& pero que admitim admitimos os sin di/cul di/cultad tad emocio emocional nal cuando cuando se nos recuer recuerdan dan'' 4o inco incons nsci cien ente te es aquello que ni se encu encuen entr tra a pres presen ente te en la conciencia ni puede acceder a ella& sino& en todo caso& .a%iendo de vencer
!uertes
resistencias
a!ectivas'
4a
gran
divisoria
se
encu encuen entr tra a para para Freu Freud d entr entre e el sistem sistema a incons inconscie ciente nte $ el sistema preconscient preconsciente-con e-conscien sciente, te, que no son son dos dos nive nivele les s de una una mism misma a función, sino que se rigen por leyes diferentes: el proceso primario
El malestar en la cultura. Introducción.
,ausencia de contradicción $ contradicción $ de temporalidad, temporalidad,, go%ierna el sistema inco incons nsci cien ente te&& mien mientr tras as que que el proc proces eso o secu secund ndar ario io ,actividades lógi lógica cas& s& ener energ"a g"a li ligad gada, a, cara caract cteri eri+a +a el sist sistem ema a preco precons nsci cien ente te-consciente' Freud
!ue alertado
so%re la
eistencia
de los
procesos
inconscientes por los !enómenos de la histeria& histeria& en los que se da%a altera alteració ción n funcio funcional nal sin lesión lesión orgáni orgánica ca concom concomita itant nte e * partir de a." a."& postuló la pos posi%il %ilidad de recue cuerdos sust sustra ra"d "dos os a la rerepresentación consciente& por .a%er sucum%ido a la represión represión as por por sta sta no .a%r" a%r"a a que que ente entend nder er la no satis! satis!acc acción ión de un deseo deseo perc perci% i%ido ido&& sino sino el no perc perci! i!ir ir algo algo que se desea, desea, lo que es mu$ distinto' * Freud se le atri%u$e a menudo la peregrina idea de que todo deseo no satis satis!e !ec. c.o o provo provoca ca neurosis& neurosis& cuan cuando do para para l la la educación educación requiere displacer7' displacer7' "n deseo del que se es consciente, aunque no se satisf satisfaga, aga, no se encuentra reprimido desde el punto de vista psicoanalítico' psicoanalítico ' 4a contención de muc.os de nuestros deseos es un presupuesto ineludi%le de la cultura $ de la moral& sin que tal contención acarree necesariamente riesgos patológicos' *s"& se puede eperimentar una inte intens nsa a agres agresiv ivid idad ad .aci .acia a algu alguie ien& n& .ast .asta a el punt punto o de dese desearl arle e la muerte& sin que por ello .a$amos de procurársela' 0l conficto entre los propios deseos $ los principios morales se puede resolver de dos mane manera ras# s# 1) procu procuran rando do sati satis! s!ac acer er aqul aqullo los s sin sin l" l"mi mite te&& como como lo intenta el pervers verso o $ ") repri reprimi min ndol dolos os&& como como suce sucede de en las neurosis' neurosis' 4a esencia de la represión es el olvido ,porque lo olvidado no lo perc perci% i%imo imos& s& $ la repre represi sión ón se %asa %asa en la !alt !alta a de perc percep epci ción ón,& ,& aunque no todo todo lo olvi olvida dado do se encu encuen entr tra a repr reprim imid ido o ,pue ,puede de considerarse considerarse simplemente simplemente preconscient preconsciente,' e,' #e la transacción entre las fuer$as en pugna surgen los síntomas, síntomas, en los que lo reprimido retorna dis!ra+adamente# los s"ntomas tratan de dar satis!acción a eigencias de di!erentes estratos ps"quicos mediante un compromiso&
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El malestar en la cultura. Introducción.
como el pacto al que pudieran llegar dos ercitos cuando ninguno de ellos !uera capa+ de imponer decididamente su triun!o en la %atalla' eparemos a.ora en el trmino «pulsión»
,%rie!,' Freud
mostró en sus %res ensayos para una teoría se&ual (195) que la se&ualidad 'umana no es del orden del instinto, sino de la pulsión ' 4a seualidad se caracteri+a por la prdida de rasgos instintivos' 2odr"amos decir que mientras el instinto , (nstin)t, se epresa en una conducta genticamente adquirida $ estereotipada& la pulsión supone tam%in un empue& una !uer+a irre!rena%le , trei!en,& mas sin o!*eto ni +n especí+cos, que .an de ser social $ %iográ/camente moldeados' Si consideramos la nutrición como uno de los registros más instintivos del .om%re $ a la necesidad su%etiva que acompaa a esa necesidad la denominamos 'am!re, Freud propone denominar a lo que corresponde al .am%re en el dominio seual libido, trmino derivado del lat"n que signi/ca :deseo; $ que epresar"a ante todo el aspecto energtico de las pulsiones sexuales' Si la seualidad !uera un instinto las denominadas perversiones ser"an una ecepción& la ecepción que con/rma la regla' *.ora %ien& el perverso no llega tanto a serlo cuanto sigue siéndolo, $a que todos lo !uimos en la in!ancia& caracteri+ada por una seualidad de tendencias perversas ,autoerotismo& conductas incestuosas''' ,& a las que las sanciones sociales $ morales tratarán de poner más tarde un dique' uando el conicto entre los impulsos y las normas no se ela!ora !ien, surgen las neurosis, que por eso constitu$en el negativo de las perversiones < sólo por una limitación eectiva de tales tendencias $ una determinada ela%oración surge la seualidad .umana .normal/, que& en realidad& supone un canon ideal# la superación de las tendencias incestuosas, epresadas en el mito de Edipo ,compleo de emociones $ sentimientos in!antiles caracteri+ados por la presencia simultánea $ am%ivalente de deseos amorosos $ .ostiles .acia los progenitores,' 4a renuncia del nio al amor incestuoso $ el descu%rimiento de la di!erencia seual& le llevará a la superación del narcisismo' 0l nio .a%"a tomado a sus 3
El malestar en la cultura. Introducción.
padres como principales o%etos de amor $& a la .ora de tener que renunciar a sus tendencias incestuosas& no soportará dic.a prdida sino .acindose a s" mismo como eran ellos& a los que $a sólo podrá dirigir cario $ ternura' e este modo& tratará de compensar a su ello' *s"& el superyó, 'eredero del comple*o de Edipo& supone un dique
!rente al incesto&
pero& de alg=n modo& tam%in su
prolongación' 0n La disolución del comple*o de Edipo (19>?)& Freud apela a la angustia de la castración& al temor del nio varón a la prdida de su pene& al compro%ar la di!erencia de genitales& $ entonces la angustia de castración !avorece el a%andono del 0dipo' 4a nia& en cam%io& no sentirá ninguna angustia de castración& sino que se sentirá como $a castrada se es el motivo de la «envidia del pene», al ser ste el =nico órgano visi%le que .ace patente la di!erencia seual& $ no una supuesta superioridad .masculina/' 0l .comple*o de castración/ desviará li%idinalmente a la nia desde la madre .acia el padre poseedor del pene $& más tarde& .acia el .om%re que le reemplace $ pueda darle el .io que sim%oli+a el pene' 4a maleabilidad de la seualidad .umana posi%ilita su represión o satis!acciones sustitutivas mu$ diversas& mientras que el .am%re no se reprime' Sea como !uere& lo que no .a$ en Freud es la pretensión de eliminar todo tipo de normas o principios morales# cultura equivale a represión' 0l concepto !reudiano de sexualidad es muc.o más amplio que el de genitalidad, re/rindose a aquellas conductas capaces de suscitar un placer desligado de la satis!acción de una necesidad /siológica& tal como se mani/esta eemplarmente en la seualidad oral del nio& que sigue c.upando con deleite el pec.o sin succionar' 2recisamente& las pulsiones sexuales nacerán apo$adas en las pulsiones del yo& con!orme a lo que $a epresara Sc$iller a propósito de las grandes !uer+as que mueven el mundo# el .am%re $ el amor' Sin em%argo& más tarde& so%re todo a partir de (ntroducción al narcisismo (191?)& Freud estima que el yo no es sólo una instancia de adaptación a la realidad& sino una reserva libidinal ,!uer+a o 4
El malestar en la cultura. Introducción.
empue seual,& lo que comporta un inelimina%le narcisismo primario7,enamoramiento de s" mismo,'0n 0ás allá del principio del placer (19>)& Freud planteó un nuevo dualismo pulsional# 1)pulsiones de vida o eróticas, que tratan de unir a los seres,0ros , $ ") pulsiones de muerte o de agresividad, que tratan de disociarlos $ volver al estado anorgánico ,@.anatos,' 4as pulsiones siguen un curso varia%le $ pueden estar sometidas a !aciones % regresiones, as" como variar de o%eto $ de /n& especialmente a travs de lasublimación, proceso por el que se sustitu$e el primitivo /n seual por otro $a no seual& pero ps"quicamente a!"n al primero $ socialmente valorado' 4a nueva teor"a de las pulsiones se vio acompaada por un nuevo modelo del psiquismo& epuesto en El yo y el ello (19>3)' *.ora las tres instancias ,ello& $o $ super$ó,son inconscientes# desde luego el ello, polo pulsional pero tam%in en cierto sentido el yo, agente de la adaptación $ de los procesos racionales $& /nalmente& el superyó o instancia de las pro.i%iciones $ de los ideales morales'
". &roblemas % caracteres del«psicoanálisis aplicado» *unque la denominación de «psicoanálisis aplicado»
!ue
utili+ada por el propio Freud& no dea de suscitar equ"vocos' Sugiere la imagen de una tcnica $ una teor"a que despus se aplican Sin em%argo& el estudio de la cultura no es un mero complemento& sino que estuvo presente en Freud desde el principio& contri%u$endo a la !ormación de las principales .ipótesis $ conceptos psicoanal"ticos' 0l papel de la censura del superyó, es el equivalente ps"quico de la !unción social de veto $ de los ideales que la cultura ostenta' 4as neurosis
.se
nos
revelan
como
tentativas
de
resolver
individualmente aquellos pro!lemas de la compensación de los deseos,
que
'a!rían
de
ser
resueltos
socialmente
por
las
instituciones/'
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El malestar en la cultura. Introducción.
4a interpretación de las !ormaciones culturales no puede reali+arse como la de los individuos' Enla$ando normalidad y patología, diríamos que la perspectiva desde la que 1reud enfoca el estudio de la cultura se caracteri$a por el valor e*emplar que para la interpretación de la misma tienen la neurosis y el sueño "eurosis e instituciones sociales, tratan de paliar el conficto entre el eceso de pulsión ,procedente del ello,$ la coacción de la realidad ,procedente del superyó,(Aa%ermas& 198>)' 4os deseos& escapando a la ruda disciplina de la realidad& %uscan el ata!o de la satis!acción
inmediata'
*
travs
de
m=ltiples
cam%ios
$
despla+amientos& persisten en su tenacidad& pues los procesos del sistema inconsciente se encuentran uera del tiempo' 0l psicoanálisis no de%e tratar de convertirse en una concepción del mundo o en una /loso!"a' 4a cr"tica psicoanal"tica es una cr"tica gen#tica % uncional& esto es& pregunta por el origen $ el papel ugado
por
determinadas
instancias
ps"quicas
e
instituciones
culturales en el conunto del psiquismo $ de la cultura' 2ero no .a de suplantar a una cr"tica sustantiva, que demanda por el valor de verdad de determinadas a/rmaciones o por la corrección o incorrección de determinadas propuestas' @odo lo primario en psicoanálisis ,proceso primario& represión primaria& narcisismo primario'''& etc' ,es primario en el orden de la distorsión o del despla+amiento& nunca en el de la usti/cación# ser primero genéticamente no es ser primero desde el punto de vista de la fundamentación 4os temas ma$ores del de%ate& por lo que a las instituciones sociales se re/ere& se circunscri%en para Freud a la crítica de la religión, de la moral $ de la o!ra estética' @odos ellos se .acen de alg=n modo presentes en El malestar en la cultura (193)
3. El malestar en la cultura
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El malestar en la cultura. Introducción.
3.1. Antecedentes 4as relaciones del individuo $ la sociedad& las tensiones entre la vida pulsional $ las exigencias culturales, son en Freud un tema que
viene
de antiguo'
2odemos
.acerlo
remontar
.asta
la
correspondencia con Fliess& a quien le comenta%a en 189B# .El ser 'umano sacri+ca, en aras de la más amplia comunidad 'umana, una parte de su li!ertad de incurrir en perversiones se&uales El incesto es antisocial y la cultura consiste en la progresiva renuncia al mismo/' 0sas relaciones !ueron eaminadas por Freud en diversas o%ras $ desde diversos ángulos' 0l primer art"culo en el que epl"citamente las anali+a es Los actos o!sesivos y las prácticas religiosas (19B)& $ a la crítica de la religión consagrará estudios como %ótem y ta!2 (1913) o El porvenir de una ilusión (19>B)& en los que las cuestiones morales $ las relativas a la organi+ación social tam%in están presentes' Sin em%argo& el primer ensa$o en el que a%orda de modo !rontal los temas más tarde desarrollados por El malestar en la cultura (193) es La moral se&ual .cultural/ y la nerviosidad moderna (198)& al que .a%r"a que agregar 3o!re una degradación general de la vida erótica (191>)& onsideraciones de actualidad so!re la guerra y la muerte (1915) $ 4sicología de las masas y análisis del yo (19>1)' Con posterioridad al estudio de 193& Freud volverá so%re algunas de las cuestiones en l tratadas en el %reve ensa$o 3o!re la conquista del fuego (193>)& en la lección DDDE $ =ltima de sus 5uevas lecciones introductorias al psicoanálisis (1933)& en la carta a Albert Einstein El porqué de la guerra (1933) y en 0oisés y la religión monoteísta (1939) o podemos aqu" intentar discutir todas esas o%ras os centraremos en El malestar en la cultura (193), sin peruicio de volver so%re una u otra de las o%ras citadas cuando el análisis lo requiera'
3.". 'ircunstancia de la obra
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El malestar en la cultura. Introducción.
Freud redactó El malestar en la cultura en el verano de 19>9& sin esperar el ito que este %reve ensa$o i%a a alcan+ar' e .ec.o& en el cuerpo de la o%ra comentó que ninguna de las su$as le .a%"a producido tanto como sta .la impresión de estar descri!iendo cosas por todos conocidas, de malgastar papel y tinta/ ' Gperado $a varias veces del cáncer de paladar que tan intensos dolores le produc"a& con B3 aos de edad $ en su per"odo de vacaciones& parece como si el escrito !uera para l un motivo de sereno entretenimiento' 0l ensa$o tiene un estilo incon!undi%le que lo convierte en una de sus meores pie+as' < algo de eso de%ió de perci%ir el propio Freud& al comentarle a su disc"pulo ones que creía 'a!er al$ado una investigación analítica +namente a+lada' 0l inHuo que esta%a llamado a eercer parece con/rmarlo' 0l t"tulo inicial del manuscrito !ue La felicidad y la cultura& sustituido más tarde por La infelicidad en la cultura, pero antes de la impresión Freud decidió sustituir el trmino más epl"cito $ dramático :in!elicidad; por el de :malestar;& que qui+á eprese me!or ese estado tantas veces silencioso que !ulmina nuestra aspiración a la !elicidad' 0n conunto& constitu$e uno de los estudios en los que más implaca%lemente !ustiga las ilusiones de la cultura& a%ordando con /rme serenidad el tema de la desdicha humana'
3.3. Estructura Como en El porvenir de una ilusión (19>B)& tam%in a.ora se trata de reali+ar un balance de las renuncias $ compensaciones que la cultura o!rece& pero considerada en su conunto $ no tan sólo desde el ángulo de la cr"tica a la religión& privilegiado en (19>B) 0l li%ro tiene una composición un tanto etraa $ se dea estructurar de diversos modos' 2or seguir uno de ellos& podr"amos decir que el primer cap!tulo se descuelga un tanto de todos los demás& al constituir una prolongación de algunas de las cuestiones discutidas en 0l porvenir de una ilusión (19>B)' 2ero Freud decide no proseguir por más tiempo el de%ate con la religión $ pre/ere concentrarse en
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El malestar en la cultura. Introducción.
las posi%les v"as que se o!recen al .om%re en su aspiración a ser feli$'
0l
segundo
capítulo
tiene
un
carácter
%ásicamente
descriptivo# los caminos .acia la !elicidad $ sus impedimentos' 4os capítulos tercero $ cuarto inclu$en un análisis más sistemático de la cultura& para& a partir del capítulo quinto ,que act=a de %isagra entre las dos partes !undamentales de la o%ra,& adopta un tono muc.o más agrio, al su%ra$ar la di/cultad de regular las relaciones sociales de%ido a la importancia de los impulsos agresivos en el .om%re' 0sto le lleva& en el capítulo sexto& a recordar la evolución de la teoría de las pulsiones $ a destacar el papel de la pulsión de muerte, dando entrada en los capítulos s#ptimo $ octavo al amplio e&cursus so%re el sentimiento de culpa!ilidad con el que se cierra la o%ra' 0ste /nal& reconoce Freud& puede parecer que trastoca su estructura& pero no es as"# el sentimiento de culpa!ilidad se revelará como el pro%lema más importante de toda la evolución cultural'
3.. El sentimiento ocenico El malestar en la cultura (193) se a%re a=n con la discusión so%re el !enómeno religioso& a travs de la respuesta a un amigo& *omain *olland& que ec.a%a de menos& en el estudio de 19>B& lo que para l era la fuente 2ltima de la religiosidad, una especie de sentimiento
de
«sentimiento
in+nitud oceánico»'
y
de
comunión
Freud
intenta
con
el
una
%odo,
un
eplicación
psicoanal"tica ,gentica, de dic.o sentimiento& a pesar de que l no lo .a%"a eperimentado nunca' 0n todo caso desde el psicoanálisis se le puede.reducir a una fase temprana del sentido yoico/ ' @al ase puede volver a surgir en circunstancias !avora%les& de manera similar a como somos capaces de desvelar& tras la oma actual& la del primer Imperio $ la de la ep=%lica& .asta llegar a la del 3eptimontium $ a la 6oma quadrata, pues& en la vida ps"quica& como en los estratos arqueológicos& todo se conserva& aunque se encuentre encu%ierto $ de!ormado' Sucede con el «sentimiento 9
El malestar en la cultura. Introducción.
oceánico», de raigam%re más %ien materna& lo que con el s"m%olo .#ios 4adre/, cu$o surgimiento Freud dilucida en el compleo paterno ,mu$ epl"citamente en "n recuerdo infantil de Leonardo da 7inci,, sin que ello permita decidir si su sentido se agota o no en su re!erencia arcaica' 4a cuestión que de%atir& entonces& es si los s"m%olos estticos& morales o religiosos de la cultura son simples repeticiones&
despla+adas
$
distorsionadas&
de
un
recuerdo
traumático& o pueden recrear tam%in ese pasado $ orientarse en un sentido nuevo& que permita desligarlos de su mero arca"smo' 4a cuestión del sentimiento oceánico es mu$ apropiada para decir algo acerca de la fuente maternal de la religión' 2ero Freud siempre !ue remiso a a%ordarla $ pasa so%re ella como de puntillas' @ampoco quiere sa%er nada de la m"stica ni de las «uentes proundas del sentido religioso»' Freud pre/ere .volver al 'om!re com2n y su religión, la 2nica que 'a!ía de llevar este nom!re/& no sa%emos por qu' esentendindose de esos pro%lemas& Freud da otro giro a su li%ro& al insistir en que no quiere plantearse la cuestión de si la vida .umana tiene o
no
sentido& pues ello nos devolver"a a la
pro%lemática religiosa# .#ecididamente, sólo la religión puede responder al interrogante so!re la +nalidad de la vida/' Sin em%argo& tras esa aparente concesión de una pro!lemática no reduci%le cient"/camente& Freud vuelve a intentar proscri%irla& al o%servar que su ra$ón de ser pro!a!lemente emane de ese afán antropocéntrico, cuyas m2ltiples manifestaciones ya conocemos/' Como si le .u%iese querido contestar anticipadamente& +ant advirtió& en la rítica de la ra$ón pura (1B81)& que la ra+ón avan+a inconteni%lemente .acia ciertas cuestiones& .sin que sea sólo el afán de sa!er muc'o quien le lleve a 'acerlo/ '
3.5. ,a elicidad inalcanable
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El malestar en la cultura. Introducción.
Freud pre/ere concentrarse en el estudio de las posi%les vías para la consecución de una aspiración com=n& como lo es la aspiración a la elicidad' 4 as fuentes del sufrimiento 'umano se pueden reducir a tres# 1) la supremac"a de la aturale+a ") la caducidad de nuestro propio cuerpo $ 3) la insu/ciencia de nuestros mtodos para regular las relaciones .umanas' *nte las dos primeras& tras nuestros es!uer+os por com%atirlas& nos sentimos o%ligados a inclinarnos ante lo inevita%le' Sin em%argo& nos negamos a aceptar el tercer motivo, de origen social& sin atinar a comprender por qu instituciones que nosotros mismos .emos creado no .a%r"an de representar protección $ %ienestar para todos qui+á es que tam%in aqu" .a$a obstáculos de tal envergadura que nos llevan a sustituir la meta de alcan+ar satis!acciones placenteras por la más modesta de
esquivar
el
dolor '
2odemos
intentar
li%rarnos
de
las
claudicaciones de la realidad de tres maneras# 1) la más tosca qui+á
consista
evitar la realidad por
intoicación'
2ero
ese
procedimiento aca%a por apartarnos de la realidad $ sólo es una simple evasión ") más e/ca+ es recurrir a los despla+amientos de libido de que es capa+ nuestro psiquismo& so%re todo a travs de la sublimación& que consiste en desviar los impulsos li%idinales .acia otro /n' 0l punto d%il de este mtodo estri%a en que no es suscepti%le de aplicación general ,la capacidad de su%limación var"a nota%lemente de uno a otro individuo, $ suele !racasar cuando el propio cuerpo se convierte en !uente de dolor' 2or lo demás& «la ligera narcosis» que las o%ras art"sticas suministran sólo o!rece un re!ugio !uga+ contra los a+ares de la eistencia& careciendo del su/ciente poder"o como para .acernos olvidar la miseria real $ 3) ca%e tratar de eludirla en el aislamiento monacal o intelectual& llamado a la larga al !racaso& pues& en la luc.a contra la realidad& sta se demuestra siempre como el contrincante más !uerte' Sin ninguna duda& la !elicidad más intensa la conseguimos no al apartarnos de la realidad& sino al aferrarnos a sus o!*etos, vinculación que alcan+a su cima en el .ec.o de ser amado y amar, 11
El malestar en la cultura. Introducción.
so%re todo en el amor sexual' 4a parte negativa de esta orientación es que amás nos .allamos tan a merced del su!rimiento como cuando amamos a alguien& pues %asta que el o%eto de nuestras atenciones se vuelva contra nosotros& no satis!aga adecuadamente nuestras eigencias o el a+ar lo .aga desaparecer& para que eperimentemos el más intenso desamparo' 4a conclusión es que ninguno de los senderos que al .om%re se le a%ren permite reali+ar satis!actoriamente sus pretensiones' 0l camino .acia la !elicidad depende de los más diversos !actores& desde la propia constitución ps"quica a las circunstancias eteriores& sin que quepa etraer una regla general' 0n el caso de que todas las v"as de acceso a la !elicidad !racasen& al individuo a=n le queda el re!ugio en la enermedad $ en la neurosis' ecurso al que generalmente apela en los aos uveniles& pero al que puede volver si en la edad madura ve o%turados todos los caminos& emprendiendo entonces esa desesperada tentativa de re%elión que es la psicosis'
3.6. /ominio de la naturalea % relaciones sociales Frente a todas esas di/cultades se al+a la la%or de la cultura& en sus aspectos tcnicos $ prácticos' 4a cultura es 'i*a de la o!ligación del tra!a*o y de las necesidades amorosas, de Anan0 $ de Eros& pero la función erótica es la primordial por cuanto trata de .unir entre sí a un n2mero creciente de seres con intensidad mayor que la lograda por el interés de la comunidad de tra!a*o/' Freud se re/ere a las tensiones entre li!ido $ civili$ación# si& por una parte& el la+o li%idinal puede re!or+ar los v"nculos entre los grupos .umanos $ as" cola%orar en la tarea cultural& por otra& la cultura se ve o%ligada a imponer serias restricciones a la satis!acción seual de los individuos' Freud dirige su mirada a otras posi%les !uentes de conHicto& $& por lo pronto& a que tal ve+ .a$a :algo in'erente a la propia esencia de la función se&ual que nos 12
El malestar en la cultura. Introducción.
priva de satisfacción completa, impulsándonos a seguir otros caminos8 lo que nos devuelve a las o%servaciones reali+adas en 3o!re una degradación general de la vida erótica (191>) 0n e!ecto& aunque en esa o%ra Freud se mueve a=n en el marco de la primera teoría de las pulsiones, $a advirtió que .en la naturale$a misma de la pulsión se&ual e&iste algo desfavora!le a la emergencia de una plena satisfacción/' @al carácter tratar"a entonces de eplicarlo a travs de dos !actores# 1) el desdo%lamiento del o%eto erótico ,la madre& la muer, $ la creación intermedia de la %arrera del incesto llevan en muc.os casos a una %=squeda intermina%le& al .am%re& siempre renovada& de nuevos est"mulos& precisamente por constante apego a uno más original pero inaccesi%le $ ") algunos de los componentes integrantes de la pulsión se&ual no .an podido ser recogidos en su estructura ulterior& de%iendo ser reprimidos o destinados a /nes di!erentes ,sublimaci2n,' 0ntre ellos destacan gran parte de los impulsos sádicos adscritos a la vida erótica $ los aspectos copró/los ,ecitación
seual
mediante
las
.eces,'
0stos
se
.icieron
pro%a%lemente incompati%les con nuestra cultura desde el momento en que la actitud vertical aleó del suelo nuestros órganos ol!atorios&
reempla+ando
la
vista
al
ol!ato
como
sentido
predominante $ reprimiendo esas sensaciones ol!atorias' 2ero todos esos procesos evolutivos no a!ectan sino a los estratos superiores de una
complicada
estructura&
mientras
que
los
procesos
!undamentales que dan origen a la ecitación erótica permanecen invariables, como invaria%le es la situación de los genitales& de manera que& pese a todos nuestros re/namientos& lo sádico y lo e&cremental se 'allan íntima e insepara!lemente ligados a lo se&ual ' *l impedir su integración& la eigencia cultural .a de provocar necesariamente una sensi%le p#rdida de placer , aunque no sin contrapartidas# es precisamente la incapacidad de proporcionar una plena satis!acción a la pulsión seual la que provoca
altos
rendimientos culturales, a travs de la sublimación& pues si las energ"as seuales pudieran satis!acerse en s" mismas plenamente& 13
El malestar en la cultura. Introducción.
nada podr"a li%erarlas de tan su%$ugante placer $ no se reali+ar"a progreso alguno' @ales reHeiones son proseguidas en El malestar en la cultura (193) en dos amplias notas a pie de página& al comien+o $ al trmino del capítulo cuarto' 2ero se trata en todo caso .de suposiciones inciertas/, $ es preciso encaminar a=n la investigación por distintos derroteros& los cuales entroncan esta ve+ con algunas de las l"neas desarrolladas en onsideraciones de actualidad so!re la guerra y la muerte (1915), so%re todo por lo que al .placer de matar/ $ la intensidad de la agresividad .umana se re/ere' Será so%re los ees de la agresividad $ el sentimiento de culpabilidad so%re los que el resto de la o%ra va a pivotar'
3.. El control social de la agresi4idad % el amor al pr2imo 0n e!ecto& sin necesidad de tener que recurrir todav"a al concepto de pulsión de muerte, en el capítulo el análisis adopta un tono más agrio' 4a ocasión para ello se la da el eamen de algunos de los preceptos morales más elevados& el más auda+ de los cuales $ el que más .a a!ectado a nuestra cultura es el precepto cristiano de .amar al pró*imo como a sí mismo/, en el que $a se encuentra incluido el de amar incluso al enemigo,& cu$os motivos pretende considerar' *.ora %ien& si adoptamos !rente a l una actitud ingenua& se impone un sentimiento de a!surdo' 0n primer lugar por su arbitrariedad& $a que& !rente a la indierencia .acia todos que epresa& las personas a las que queremos aprecian nuestro amor como una demostración de preferencia $ ser"a in*usto equipararlas con
un
etrao'
0ste primer
desarrollo
puede
considerarse
meramente retórico $ dedicado a preparar el terreno al segundo& pues& aunque es cierto que nuestro amor es pre!erencial por los más cercanos& el peligro de tal pre!erencia es a%ocar a alguna de las m=ltiples !ormas de nepotismo ,desmedida pre!erente que algunos
14
El malestar en la cultura. Introducción.
dan a sus parientes para las concesiones o empleos p=%licos,& maa o tribalismo& en la que la .comprensi!le/ pre!erencia degenera en palmaria in!usticia& in!ringiendo en %ene/cio de los nuestros las más elementales normas de *usticia& como muc.os nacionalismos o patriotismos ponen de mani/esto' ás contundente resulta la segunda línea argumentativa, seg=n la cual no todos los .om%res se comportan de !orma digna con nuestro amor' Frente a las imágenes ideali+adas del .om%re& es preciso reconocer en los seres .umanos mu$ amplias dosis de agresividad, de !orma que se educa mal a los óvenes cuando se les ocultan estos aspectos $ dea de preparárseles para las agresiones cu$o o%eto están destinados a ser# .Este ser e&traño no sólo es en general indigno de mi amor, sino que merece muc'o más mi 'ostilidad y aun mi odio 5o parece alimentar el mínimo amor por mi persona, no me demuestra la menor consideración 3iempre que le sea de alguna utilidad, no vacilará en per*udicarme, y ni siquiera se preguntará si la cuantía de su provec'o corresponde a la magnitud del per*uicio que me ocasiona $ás a%n& ni siquiera es necesario que de ello derive un provec'o: le !astará e&perimentar el menor placer para que no tenga
escr2pulo
alguno
en
denigrarme,
en
ofenderme,
en
difamarme, en e&'i!ir su poderío so!re mi persona, y cuanto más seguro se sienta, cuanto más inerme yo me encuentre, tanto más seguramente puedo esperar de él esta actitud para conmigo 4or consiguiente, el pró*imo no representa 2nicamente un posi!le cola!orador y o!*eto se&ual, sino tam!ién un motivo de tentación para satisfacer en él la agresividad, para e&plotar su capacidad de tra!a*o sin retri!uirla, para aprovec'arlo se&ualmente sin su consentimiento, para apoderarse de sus !ienes, para 'umillarlo, para ocasionarle sufrimientos, martiri$arlo y matarlo/ *l .ilo de estas som%r"as o%servaciones& Freud plantea algunos reparos al intento revolucionario que el marismo ensa$a%a en su 15
El malestar en la cultura. Introducción.
poca' Como sealó 7$eodor *ei0 en 1981 en la primera resea .ec.a de El malestar en la cultura (193)& aquellos maristas que .u%ieran cre"do encontrar en el Freud antirreligioso de El porvenir de una ilusión (19>B) un aliado& no i%an a carecer a.ora de motivos para desencantarse' Sin entrar en la cr"tica económica del sistema comunista& que ,dice, no le concierne& no quiere dear de reconocer como vana ilusión la .ipótesis psicológica del marismo' Seg=n sta el .om%re ser"a %ueno de todo cora+ón motivo por lo cual& dic.o sea de paso& el marismo rec.a+ó los derec.os .umanos& al considerarlos
como una
/cción de la
moral
%urguesa
e
innecesarios en la sociedad que i%a a emerger de la revolución proletaria& $a que sta traer"a un .om%re nuevo& respetuoso con sus semeantes' 2ero la institución de la propiedad privada le .a%r"a corrompido ,como pensa%an tam%in *ousseau& 7oms oro $ 7oms 'ampanella en El Leviatán (1651)& "topía (1516) $ La iudad
del
3ol
(161>)
respectivamente,&
de
modo
que
la
modi/cación de las relaciones de producción $ de clase& supondr"a el maana de una nueva .umanidad' 2ero& aunque es verdad que al a%olir la propiedad privada se sustrae a la agresividad .umana uno de sus instrumentos más !uertes& de ning=n modo resulta el más !uerte de todos# .La agresión no es una consecuencia de la propiedad, sino que regía casi sin restricciones en épocas primitivas, cuando la propiedad a2n era !ien poca cosa; ya se mani+esta en el niño, apenas la propiedad 'a perdido su primitiva forma anal/ @odav"a en las 5uevas lecciones introductorias al psicoanálisis (1933) volverá a re!erirse al tema' Junto a esas consideraciones respecto al marismo& Freud .ace otras so%re los nacionalismos, a cu$a virulencia contri%u$e lo que denomina narcisismo de las peque'as
dierencias&
.son
precisamente
las
comunidades
vecinas, y aun emparentadas, las que más se com!aten y desdeñan, permitiendo la satisfacción de la agresividad contra el enemigo e&terior y facilitando la co'esión de los miem!ros de la comunidad, 16
El malestar en la cultura. Introducción.
como tam!ién sucede en el caso de los c'ivos e&piatorios/ ,culpar a alguien sin ra+ón,' < Freud no puede dear de su%ra$ar que ese !enómeno eplica %uena parte del secular antisemitismo de la 0uropa cristiana' as& Kcuál es el sentido de un precepto como el de amar al próimoL' *unque Freud parec"a inclinarse a que tal precepto era la que lleva%a a declararlo a!surdo, las diatri%as !rente al mismo tienen por o%eto poner de mani/esto su dicultad no es un precepto que a%racemos de %uen grado& pero& al mismo tiempo& de%emos reconocer su necesidad social& a /n de intentar limitar la intensa agresividad .umana' < es despus de esa larga disquisición cuando va a ec.ar mano de su 2ltima teoría de las pulsiones, desem%ocando en la cuestión del irresolu!le malestar '
3.8. 'ultura % tragedia 4a presentación que Freud .ace de la pulsión de muerte en!ati+a sus mani!estaciones eteriores& la agresión $ la destrucción' 2ulsión muda por ecelencia& es en la cultura $ en la guerra donde encontramos sus rasgos más acusados' *.ora %ien& si la cultura quiere mantenerse en pie, no tiene otro remedio que limitar las disposiciones agresivas de los individuos 0n !unción de ello& los impulsos
destructivos
volverán
contra
el
propio
individuo&
desarmándole $ siendo vigilado .por una instancia alo*ada en su interior: la culpa/' 2ero esto acarrea una
«exaltación del
sentimiento de culpabilidad»& que qui+á llegue a alcan+ar un grado di!"cilmente soporta%le para el individuo' o o%stante& como el sentimiento de culpa%ilidad no se origina tanto por la renuncia a los componentes li!idinales cuanto por la renuncia a la agresión, el sentimiento de culpa%ilidad viene a ser entonces la epresión de una tarea cultural ineliminable' e a." que Freud .a%le del .carácter atalmente inevitable del sentimiento de culpa!ilidad/& que ser"a& a la postre& .el pro!lema más importante de la evolución cultural, 17
El malestar en la cultura. Introducción.
pues dic'o sentimiento se enraí$a, en 2ltima instancia, en el dualismo pulsional/ 0s esa tensión entre la imperiosa necesidad de la tarea cultural $ las di/cultades insalva%les que implica ,tensión entre los impulsos li%idinales del ello $ la censura moral del superyó, la que desem%oca en lo trágico de la cultura& en el malestar que .ace sentir a sus miem%ros& los cuales& sin em%argo& requieren de ella para su propio desarrollo vital' 2arece como si el .om%re sólo pudiera elegir entre agredir al otro o agredirse a sí mismo , mediante la culpa procedente del 0ros pertur%ador,& con!orme a lo que $a .a%"a epresado en El yo y el ello 9 19>3), dado que .cuanto más limita el 'om!re su agresión 'acia el e&terior, más severo y agresivo se 'ace en su ideal del yo/' *lgo de eso reconoc"a Antonio ac$ado en sus versos# .5o e&trañéis, dulces amigos, que esté mi frente arrugada; yo vivo en pa$ con los 'om!res y en guerra con mis entrañas/ 2ero lo que realmente nos evocan esos pasaes es aquel otro de #ietsc$e& en La genealogía de la moral (19B>), seg=n el cual la génesis de la «mala conciencia» .a%r"a que encontrarla en el instinto de crueldad, que& si no puede desa.ogarse& se vuelve contra s" mismo# .%odos los instintos que no se desa'ogan 'acia fuera se vuelven .acia dentro esto es lo que yo llamo la interiori+ación del 'om!re Ese instinto de la li!ertad reprimido, retirado, encarcelado en lo interior y que aca!a por descargarse y desa'ogarse tan sólo contra sí mismo: eso, sólo eso es, en su inicio, la mala conciencia 3ólo la mala conciencia, sólo la voluntad de maltratarse a sí mismo proporciona el presupuesto para el valor de lo no-egoísta/ 95iet$sc'e, <=> i!"cil tesitura& qui+á de ella sólo quepa salir si pensamos en la posi%ilidad
de
una
ela!oración
de
la
agresividad
y
de
un 18
El malestar en la cultura. Introducción.
amalgamiento de las pulsiones, que ponga la energía tanática al servicio de la !uer+a creativa de Eros' * este respecto no parece casual que tanto en El yo y el ello (19>3) como en El malestar en la cultura (1939) se aca%e apuntando a l' *s" las l"neas /nales de El yo y el ello (19>3) dicen# 2odemos pensar .que el Ello se encuentra !a*o el dominio de la pulsión de muerte, muda, pero poderosa, y quiere o!tener la pa$ acallando, conforme a las indicaciones del principio del placer, al Eros pertur!ador 4ero con esta 'ipótesis tememos estimar muy por !a*o la misión del Eros/' < El malestar en la cultura (1939) se cierra con la siguiente apelación# .3ólo nos queda esperar que la otra de am!as ?potencias celestes8, el eterno Eros, des-pliegue sus fuer$as para vencer en la luc'a con su no menos inmortal adversario 0as, @quién podría augurar el desenlace +nalA/' 0n cuanto a Eros $ 7$anatos& Freud descu%rió estos impulsos gemelos en sus estudios de la psique .umana' Eros $ 7$anatos .acen que el ser .umano act=e $ viva' 4os nom%ró siguiendo una tradición mu$ antigua de la Mrecia clásica' Eros ,por el dios del amor griego,& es el impulso de amar, el deseo por el otro& $ la necesidad de prolongar la eistencia mediante la progenie' 2or su parte& 7$anatos ,la muerte, es ese impulso que nos lleva inevita%lemente a la muerte $ que .ace que el dolor $ el su!rimiento sean el martirio de todo ser .umano' 4o más interesante es que Eros se encuentra "ntimamente ligado a 7$anatos& aunque estn en constante pugna en la psique del ser .umano' 0l amor& el nacimiento $ la muerte son eperiencias traumáticas en tanto que provocan !uertes cam%ios internos en el sueto' 0stas o%servaciones nos llevan a plantearnos la cuestión del progreso& con la que el psicoanálisis se ve o%ligado a en!rentarse& no sólo en cuanto mtodo teraputico& sino desde la perspectiva cultural'
3.9. El progreso cuestionado. &erspecti4as 19
El malestar en la cultura. Introducción.
0n la concepción de la .istoria que opera en el pensamiento de Freud .a$ dos perspectivas nunca del todo conciliadas' 0l pro$ecto !reudiano& tal como se epresa%a en El porvenir de una ilusión (19>B)& era sustituir la antigua legitimación religiosa de la moral por otra %asada en su necesidad social, guiados por la lu+ de la ciencia' 2ara el Freud de 19>B& el «peque'o dios (ogos» ser"a capa+ de o!recer no sólo e/cacia tcnica& sino asimismo visión de conunto $ sentido' Freud llega a a/rmar que si el .om%re concentra en este mundo todas sus energ"as .conseguirá pro!a!lemente que la vida se 'aga más llevadera a todos y que la civili$ación no a!rume ya a ninguno/ 2ero ese tono i%a a cam%iar poco despus en El malestar en la cultura (193), donde la di/cultad de regular las relaciones sociales .ac"a quebrar la con/an+a depositada en la ra$ón cientí+co-técnica' 0n e!ecto& en contraste con la anterior perspectiva& Freud muestra en esa o%ra la decepción que los progresos cient"/cos por s" solos& pese al valor irrenuncia%le que comportan& suponen para la .umanidad& pues el dominio de las !uer+as naturales& cumplimiento de un an.elo multimilenario& no garanti+a la posi%ilidad de una vida lograda' 4o que no .a de implicar la recusación de esa racionalidad tcnica
sino
=nicamente
sealar
sus
l"mites
$
carencias#
.#e!eríamos limitarnos a deducir de esta compro!ación que el dominio so!re la 5aturale$a no es el 2nico requisito de la felicidad 'umana, sin inferir de ella que los progresos técnicos son in2tiles para la economía de nuestra felicidad/' 2ese a sus di/cultades& ca%e esperar& sin em%argo& que poco a poco lograremos imponer a nuestra cultura modi+caciones que satisfagan me*or nuestras necesidades/' Sólo que& !rente a lo que luego serán los animosos pro$ectos de arcuse (19B $ 19B1)& l $a mostró por adelantado sus reservas& no sólo !rente al pasado irrevoca%le de las v"ctimas& sino tam%in respecto a las posi%ilidades de meora en el !uturo' 2ues aunque no toda trans!ormación est descartada de antemano& .qui$á convenga que nos familiaricemos 20
El malestar en la cultura. Introducción.
tam!ién con la idea de que e&isten di+cultades in'erentes a la esencia misma de la cultura e inaccesi!les a cualquier intento de reforma/' 0stamos le!os de la esperan+a de tres aos antes en El porvenir de una ilusión (19>B)& seg=n la cual ser"a posi%le que alg=n d"a la civili+ación .no a!rumara ya a ninguno/' *lgunos de los motivos del «pesimismo» !reudiano se remontan tam%in mu$ atrás en su o%ra' Se re/eren en primer lugar a la contrapartida de la sexualidad inantil' 4a rplica de esa seualidad inicialmente errática es una entrada en la cultura inevita%lemente penosa' 4a .istoria de cada individuo está .ec.a de renuncias dolorosas, alonada de o%etos perdidos& de !orma que los conHictos no son un accidente& sino conHictos necesarios, cu$os irones acompaan el desarrollo del $o' <& so%re todo& está el dualismo pulsional $ la renuncia a los componentes agresivos que el entramado de la civili+ación eige& a /n de que los la+os li%idinales en los que ella se asienta puedan !ructi/car' 4o que supone el corolario de la ealtación inelimina%le del sentimiento de culpabilidad ' < son ese carácter inevita%le del proceso $ los desaustes entre las eigencias culturales $ la perspectiva individual los que lleva%an a Freud a destacar los componentes trágicos de la cultura& de la que no nos podemos desem%ara+ar
$
en
la
que&
sin
em%argo&
no
nos
podemos
desenvolver' *l arri%ar as" a esa «insociable sociabilidad» ,por decirlo en trminos Nantianos,& Freud no quiere con/ar en ninguna astucia de la ra+ón que dialecti+ara el mal $ lo negativo& $ parece llevarnos a una antit#tica irresoluble, más cercana de +ant que de egel o ar: ' 0l %alance no puede ser más cauteloso' 2or decirlo con abermas& .1reud dio a la dominación y a la ideología fundamentos demasiado profundos como para que pudiera prometer seguridad/ (Aa%ermas& 198>)' *l /nal de la o%ra Freud .ace una declaración que es todo un alegato !rente a la Ilustración ingenua#
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El malestar en la cultura. Introducción.
Be procurado eludir el pre*uicio entusiasta seg2n el cual nuestra cultura sería lo más precioso que podríamos poseer o adquirir y su camino 'a!ría de conducirnos indefecti!lemente a la cum!re de una insospec'ada perfección/ #o por ello Freud quiere arrum%ar toda posi%ilidad de !uturo& $ aunque algunas posi%ilidades se dan& tampoco quiere +anar la cuestión por el otro etremo ni trata de .acer una apolog"a de la impotencia' ás %ien& adonde parece querer conducirnos es a ese tipo de sa%idur"a que acompaa a la visión trágica& invitando al .om%re a renunciar a las am%iciones desmesuradas& pero tam%in a agotar el campo de lo posi!le; aun cuando la esperan+a a." puesta en uego es radicalmente incierta' 4as epectativas que el desarrollo cientí+co-técnico
parec"a
a%rir
ceden
as"
el
paso
a
una
incertidumbre radical& donde las meores posi%ilidades quieren venir de la mano de Eros& al que signi/cativamente apela al /nal de la o%ra ,en ve+ de contentarse& como en El porvenir de una ilusión (19>B), con apelar a ,ogos,& dentro de un cuadro en el que el escenario mitológico aca%a por so%repasar la austeridad cientí+ca' e este modo& el .io positivista de la Ilustración del estudio de 19>B se convierte a.ora& sin por ello renunciar a la misma& en uno de sus principales críticos, en el pensador romántico que quiere .acernos ver las som%ras que arroa la luminaria del progreso' 4a mitolog"a& la luc.a de los titanes Eros $ 7$anatos entre los que se desenvuelve el drama de nuestra eistencia& complementa& si es que no alcan+a la primac"a& a la so%ria $ positivista ra)ón cientíca, de la que l quiso siempre ser un de!ensor& sin lograr mantenerse en el cuadro que sta le o!rec"a'
. ;n
El malestar en la cultura. Introducción.
de los etremos de las cuestiones& sino ela%orándolos en nuevas /guras que dan que pensar' 2ese a sus tentaciones reduccionistas $ sus puntos ciegos /losó/cos& no ca%e duda de que se es el caso de Freud' 2ara algunos& esas tensiones& nunca del todo resueltas& entre empirismo $ especulación& son el aspecto más ende%le de su producción' * mi modo de ver& en cam%io& es esa pugna la que presta a Freud& desde un punto de vista /losó/co& su ma$or grande+a $ su talante peculiar' Ilustrado cr"tico& .io de la Ilustración en muc.os de sus temas $ orientaciones& l es tam%in una de las /guras en las que la primera Ilustración .ace crisis& no para claudicar de su tarea& sino para tratar de ilustrar a la *lustración misma y+ así+ proseguirla' Oue esa prosecución .a dado sus !rutos se puede .acer notar con sólo esta%lecer un mu$ %reve recuento de la inHuencia que Freud .a eercido en los más diversos ám%itos $& desde luego& en el pensamiento /losó/co del siglo DD' e las tres grandes corrientes que lo verte%ran& qui+á en el movimiento anal"tico su .uella .a sido menor& pese a que su ca%e+a de /la& ,ud=ig >ittgenstein& se ocupó ocasionalmente de la cuestión' 0n cam%io& en los otros dos grandes paradigmas su impronta .a sido nota%le' 0se es el caso del marismo de Ernst ?loc$ a la 0scuela de FranN!urt& $& dentro de ella& no sólo en los autores más recordados al respecto , Fromm& arcuse,& sino asimismo en Adorno $ or0$eimer & cu$a #ialéctica de la (lustración (19??)& no puede entenderse sin las premisas del psicoanálisis' < esa inHuencia se prolonga en la segunda generación& la representada ante todo por @rgen abermas (n' 19>9)' 0n cuanto a la l"nea !enomenológico-eistencialista $ su trans!ormación .ermenutica& %aste pensar en la o%ra de &aul *icoeur para cali%rar la importancia de ese inHuo& que se .ace sentir asimismo en el posestructuralismo ,Foucault& /eleue,$ otros autores , iec0 ,' Si a ello se agrega el que muc.os .an querido .acer de Freud uno de los padres de la posmodernidad& podemos .acernos
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El malestar en la cultura. Introducción.
una
idea
del
inmenso
legado
que
Freud
.a
deado
a
la
posmodernidad'
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