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JACQUES
ARNAULT
guíente.” guíente.” 1 Los holandese holandesess dirigieron su principal esfuer zo hacia el Oriente de donde desalojaron a los portugueses. Las Compañías Inglesas y Francesas se orientaron hacia América del Norte que gozaba de un clima templado y podía podía ofrecer tierras para “ Nuevas Nuevas Francias” y “ Nuevas Nuevas Inglaterras” y también hacia las Antillas, propicias a las culturas tropicales y por último hacia la India. La fortuna fue diversa. Si bien Compañías Inglesas encontraron cómodamente colonos para América, a raíz de las medidas tomadas para expulsar a los campesinos de su tieffa, en el momento que una gran parte de Ingla terra estaba transformada en país de ganadería bovina para responder a las necesidades en materias primas de las manufacturas de Flandes y luego de la misma Inglate rra ; no ocurrió lo mismo en Francia donde Luis XIV auto rizó a las Compañías a “ proveerse” (para las guarnicio nes y los trabajos públic os) de los los vagabundos, ociosos y sin profesión, tanto en las ciudades como en el campo; fue ron conjuntos de condenados al destierro perpetuo o a cin co o seis años años fuera del reino” . En cuanto a la honestidad de los accionistas de fondos y administradores.. . “ Las Nueva Nuevass Francias con las las que que se quería cubrir el mundo se reducían a los simples domi nios a explotar. Y expl otar era la la palabra. Se explotaba a los colonos residentes en el territorio; se explotaba a los metropolitanos que venían allí a traficar, se explotaba a los que hacían el transporte entre Francia y el dominio de la Compañía; y por último se traficaba con el mismo domi nio y se lo vendía al último o al primer postor.” 2 Pero se explotaba sobre todo a los indígenas, y donde la mano de obra era insuficiente o inepta se explotaba a los esclavos negros importados de Africa.3 1 Pierre Vilar, “ Le Tem ps du Qui chot te” , Euro pe, (El Tiempo del Quijote, revista Europa), enero de 1956, págs. 9 y 10. 2 Cahilley Bert, Les Compa gnies de Colon izatio n sous l’a ncie n rég i me, (Las Compañías de Colonización bajo el antiguo régimen), páginas 184-185. Paris, 1890. 3 “Na da hay que contribuye tanto al aumento de las colonias colonias y del cultivo de las tierras como el trabajo laborioso de los los negros.” (Decre to del Consejo de Estado, 16 de abril de 1670).
HISTORIA DEL COLONIALISMO
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Los cismas sacudieron a la cristiandad (Iglesias an glicana, presbiteriana, luterana, calvinista y católica) y debilitaron el espíritu de cruzada; la máscara religiosa de las las empresas empresas se desgarró en jirones. Las Compañías siem pre embarcaron religiosos, pero no sin reticencias: ellos trabajando por su propia cuenta, haciéndose feudos, le vantando su diezmo, mezclándose en todo, acabaron por indisponerse con las Compañías.4 Un circuito cerrado El objetivo puramente mercantil de la colonización ha sido sancionado por todos los contemporáneos. “ El objeto de las colonias —escrib ió Montesquieu en el Esp í ritu de las leyes— leyes — es hacer el el comercio en las mejores condiciones posibles con los pueblos pueblos vecinos en que las ventajas son recíprocas. Se ha ha establecido que que la metró poli sola podía negociar en la colonia; y esto con gran razón porque el objetivo del establecimiento ha sido la extens ión del comercio comercio y no la fundación de una ciudad o de un nue vo imperio” .5 Choiseul en sus sus instrucciones instrucciones al gobernador gobernador de la Martinica, del año año 1755, precisa: “ Las colonias fun dadas por las potencias de Europa han sido establecidas para la utilidad de la la metrópoli. La primera consecuencia sería equivocarse en considerar a nuestras colonias como provincias de Francia separadas solamente por el mar del suelo nacional. No son absolutamente más que estableci mientos de comercio y para hacer sensible sensible esta verdad basta con observar que en este reino no tiende a obtener un mayor consumo a favor del suelo nacional y que en las colonias por el contrario afecta al suelo en función del con su m o. .. Este consumo es el objeto único del estableci miento que habría que abandonar si cesara de cumplir esa func ión . . . La segunda consecuencia es es que las colonias son tanto más perfectas cuanto más difieren de sus metró4 “ Solamente en la isla de Santos Santos Doming o poseían, según la propia estimación del rey, muebles e inmuebles por un valor de 1.100.000 li bras”, Cahilley Bert, op. cit. 6 Capítulo Capítulo XX I, 1748.