CONJUGAR JUSTICIA Y FELICIDAD
1. DOS DOS HORI HORIZO ZONT NTES ES DE DE LA ÉTIC ÉTICA A
“¿En qué consiste la ética?», ética?», suele preguntar el periodista periodista interesado a lo largo de una entrevista. entrevista. “En conjugar conjugar justicia y felicidad», es la respuesta que, a mi juicio, resulta más exacta cuando las palaras están tan medidas como lo están las que pueden pulicarse en un peri!dico. "usticia y felicidad son los dos grandes #ori$ontes de la ética, que no siempre resulta fácil articular, pero es preciso lograrlo. %orque no es #umano un proyecto de felicidad que deje a los más déiles por el camino, ni son verdaderamente vigorosas las exigencias de justicia que no aspiran a una vida en plenitud. %ero importa aclarar qué se entiende por &justicia» y qué por &felicidad» cuando se trata de vincularlas, porque son dos grandes nomres, pero no es fácil saer qué significan. En lo que #ace a la justicia, es más sencillo averiguarlo, porque significa &dar a cada uno lo que le corresponde», pero las dificultades empie$an al intentar determinar qué le corresponde a cada uno. En la Edad 'ntigua se consideraa justa la esclavitud, y en la Edad (edia se dio por ueno el derec#o de pernada, el derec#o del se)or a disfrutar de la recién casada durante la noc#e de odas. En algunas culturas los sistemas de castas marcan el lugar que le corresponde a cada persona y está pro#iida la relaci!n entre gentes de distintas castas. * as+ continuar+amos casi #asta el infinito, porque el nmero de concepciones de la justicia que #a atravesado la #istoria es ingente. %ero este relativismo en la forma de entender qué corresponde a cada uno cuando #alamos de épocas diferentes no vale ya para la nuestra, porque la conciencia moral de nuestro tiempo se #a expresado expresado plicamente plicamente a través de declaraciones declaraciones en las que se asegura que todos los seres #umanos tienen derec#o a la vida y a un conjunto de derec#os que, por pertenecer a toda persona, #an reciido el nomre de &#umanos». * aunque son los Estados y las -aciones nidas los encargados de cuidar especialmente de su protecci!n, nadie está autori$ado para violarlos y, yendo an más allá, cualquiera que pueda ayudar a proteger un derec#o de las personas está oligado en justicia a #acerlo. -o puede decirse #oy en d+a que optar o no por esclavi$ar a otros o por degradarlos es una &cuesti!n muy personal», porque no lo es. -o opta cada quien por un modelo segn su uen saer y entender, sino que las exigencias de justicia son muy interpersonales/ deemos exigirnos mutuamente como m+nimo el respeto a los derec#os de todas y cada una de las personas. 0a justicia es muy exigente, y en nuestro tiempo tiene un list!n muy claro/ el de esos derec#os a los que llamamos #umanos1 un list!n por deajo del cual no se puede caer sin cometer injusticia, sin caer ajo m+nimos de #umanidad. %or desgracia, poner el term!metro de la justicia a los diferentes pa+ses tendr+a por resultado que, con mayor o menor temperatura, ninguno llega a treinta y seis y medio. 2. EL FIN FIN DE DE LA VIDA VIDA HU HUMA MANA NA
El 23 de junio de 2452 la 'samlea 6eneral de -aciones nidas decidi! proclamar el d+a 24 de mar$o como 7+a 8nternacional de la 9elicidad. El prop!sito de tal proclamaci!n consist+a expl+citamente en recordar cada a)o que la
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squeda de la felicidad es un ojetivo #umano fundamental y tamién que los Estados nacionales deen reconocerlo en sus pol+ticas. 0a felicidad y el ienestar #an de convertirse :dice la resoluci!n: en ojetivos de las pol+ticas plicas. 'l leer afirmaciones como éstas es inevitale preguntar si los Estados pueden #acer felices a sus ciudadanos, o si más ien ocurre que ni pueden ni deen intentarlo, porque ese de #acer feli$ a la ciudadan+a es el programa de todas las dictaduras y de todos los totalitarismos, empe)ados en considerar a los ciudadanos como incompetentes en saer qué les #ace felices y necesitados, por tanto, del paternalismo del Estado, que s+ que sae lo que les conviene. * lo que les conviene suele coincidir, curiosamente, con lo que le conviene al goierno correspondiente. ;ecuerdo #ace a)os que en el transcurso de una campa)a electoral un pol+tico anunci! el prop!sito de su partido de #acernos felices a los espa)oles, y desde ese momento supe a quién no ten+a que votar. El deer de los Estados consiste más ien en poner las ases de justicia indispensales para que cada persona pueda llevar adelante los planes de vida que tenga ra$ones para valorar, siempre que no impida a las demás #acer lo mismo. omás de 'quino estaa convencido de que la vida feli$ consiste en la contemplaci!n, pero en la contemplaci!n de 7ios que es el ien supremo, y en el cumplimiento de la ley natural que imprime en las criaturas. =pino$a se esfor$aa por distinguir entre las pasiones que potencian la vida y las que la deilitan y aconsejaa refor$ar las primeras. "o#n =. (ili consideraa que la persona feli$ es la que potencia sus sentimientos sociales, que son la mayor fuente de placer. %ero no s!lo la filosof+a se #a ocupado en tratar de los rasgos de la vida feli$, sino tamién y muy especialmente las religiones. El ideal del uda, que intenta arrancar las fuentes del sufrimiento ajeno y propio1 el de algunas comunidades ind+genas de 8eroamérica que apuestan por el =uma@ AaBsay o el =uma Aama)a, es decir, por el uen Civir, que exige las relaciones arm!nicas de los seres #umanos entre s+ y con la naturale$a1D el anuncio cristiano de que son dic#osos los pores, los misericordiosos, los que tienen un cora$!n sencillo, los que traajan por la pa$. 2
* as+ podr+amos continuar con estos ideales de felicidad que #an ido dise)ando a lo largo de la #istoria, más o menos sistemáticamente, con la teor+a o con la vida, creadores que al menos una cosa ten+an en comn al lan$ar sus propuestas de felicidad/ la convicci!n de que es el fin de la vida #umana, la meta que todos los seres #umanos quieren alcan$ar con cada una de sus actuaciones. -o una meta que está al final de la vida, como si fuera la ltima estaci!n de un tren, sino la que se persigue en cada acto que reali$amos, en cada decisi!n que tomamos, en cada elecci!n, dándole una direcci!n, un sentido. 3. EL ABACO DEL BIENESTAR
* aqu+ nos detenemos un momento porque #emos mencionado el término &ienestar», con el que se va identificando la felicidad en el mundo moderno. 9rente al significado de vida en plenitud, de vida digna de ser vivida, la felicidad va identificándose con un término astante más modesto, pero astante más manejale, que es el de ienestar. Estar ien depende de experiencias placenteras, de sentirse a gusto consigo mismo y con otros, con el entorno que nos rodea y con el futuro previsile, aunque sore todo tiene que ver con el presente. raajar por la justicia es inc!modo, exige afrontar situaciones desagradales que van desde lo más sencillo en la vida cotidiana, desde el ir a contracorriente en un mundo conformista y camale!nico, al riesgo de cárcel, tortura y muerte, que #an sufrido y sufren tantos seres #umanos en la #istoria. %or eso cuesta tanto conjugar justicia y felicidad, porque a menudo la felicidad no se entiende como autorreali$aci!n, acompa)ada de una cierta suerte, sino como estar ien. *, como se dice en mi tierra, &el que estiga é que no es menetge», el que esté ien, que no se mueva. %or si faltara poco, el ienestar puede medirse, porque #ay parámetros que lo permiten, y entonces puede saerse con nmeros contantes y sonantes qué personas y qué pa+ses son más felices, entendiendo por &felices» que se sienten ien, &ienestantes».
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