La autonomización de la cultura La autonomización de la cultura es un proceso que merece nuestra reflexión por lo siguiente: por por una parte, la cultura se aleja de sus funciones iniciales que le otorgaban sentido; por por otra, se separa de las esferas política, e conómica y científica, las cuales se vinculan a l a noción de civilización; finalmente, finalmente, se impone la idea de que la cultura sólo puede ser obra de una elite. De acuerdo al análisis de Hugues de Varin (1976 en Giménez, 2005) que, la cultura autonomizada ha ido pasando por diferentes fases, a saber: la codificación, codificación , la institucionalización y la mercantilización . 7
La codificación de la cultura
El objetivo de por esta etapa era el de fijar y jerarquizar valores culturales. Así, se definen estratos, tal como en el caso de las clases sociales, que de manera completamente jerárquica poseen los bienes culturales considerados “válidos”. La cultura se homologa a las bellas artes (arquitectura, escultura, danza, música, pintura, literatura, cinematografía) y representa el conjunto valorado por ser “de buen gusto”, distinguido, legítimo, artístico. En un segundo nivel, se ubica la cultura “tolerada”, es decir, las manifestaciones artísticas que aun sin considerarse elementos de distinción se incorporan a la sociedad. Ejemplo de la misma es el jazz, que aunque no era considerado música erudita, se incorporó a la sociedad masivamente. Finalmente, la cultura “marginal” incluye elementos no tolerados (o no i ncluidos bajo el rótulo de “cultural”) que hoy podríamos ejemplificar a través de la cumbia villera. Lo interesante aquí, y que no debe pasar inadvertido, es que esta tipificación se realiza en función de un ideal de valor asociado fundamentalmente al cristianismo y a cie rtos rasgos culturales europeos, que distan bastante de la herencia y realidad latinoamericana. La Institucionalización de la cultura
La segunda fase se da, según el autor, a partir de 1900, época en la cual se observa un esfuerzo por parte del Estado por lograr el control y la ges tión global de la cultura, para lo cual diseña instituciones político-administrativas que le permiten unificar y centralizar la cultura. Como indica Giménez Montiel (2005): “en esta fase se consolida la escuela liberal definida como educación nacional obligatoria y gratuita; aparecen los ministerios de la cultura como nueva extensión de los aparatos de Estado” (p. 37). Retomaremos este punto al hablar de socialización. 8
Mercantilización de la cultura
En esta fase se observa la subordinación masiva de los bienes culturales a la lógica del valor de cambio. La cultura se valora como factor de “crecimiento económico” y e s convertida en mercancía, es decir, se somete a la ley de maximización de beneficios. La mercantilización de la cultura provoca, por una parte, la desmoralización de los creadores y reveladores de la cultura, que se convierten en meros “operarios” de una fábrica de objetos culturales. Por otra parte, y por esta misma concepción fabril de la cultura, genera la estandarización de todas las culturas a escala internacional. Cabe entonces preguntarse en dónde queda la especificidad de la cultura como operador de identidad social, de comunicación y de percepción del mundo.