UNIVERSIDAD ACCIÓN PRO EDUCACIÓN Y CULTURA Decanato de Estudios Generales Dirección de Ciencias Sociales Cátedra de Historia Social Dominicana Grupo: 82026
La Cultura Taína: Aspectos de la Cultura Dominicana.
Docente:
Alumno:
Osiris Ascanio
Enrique Feliciano Santo Domingo, febrero del 2015
20143046
Origen del hombre americano y poblamiento antillano. Para reseñar adecuadamente la manera en que las Antillas fueron pobladas por los nativos americanos, hace falta adentrarse en el contencioso mundo del debate sobre el origen de estos últimos. Discusión dentro de la cual surgen constantemente nuevos hallazgos que modifican modifican considerablemente a
todas las teorías implicadas, implicadas,
representando entonces un tema acerca del cual se debe estar bien actualizado para poder ahondar correctamente. En su trabajo, Bate (2002) describe de manera sencilla algunas las teorías más populares que intentan explicar la forma en la que los humanos poblaron América, dando origen posteriormente al hombre americano. Es de resaltar el hecho de que, dentro de este debate, se hallan tan variadas teorías que, en su conjunto, sostienen la posibilidad de que los predecesores de los nativos americanos hayan provenido de cualquier continente:
A. El modelo de las tres migraciones fue originalmente propuesto por Turner [1983] sobre la base de tres subdivisiones que establece en el patrón que establece en el patrón dental que denomina sinodonte (…)
La
primera
migración sería la antecesora de la mayoría de las poblaciones americanas. La segunda antecedería a los pueblos del interior de Alaska y la costa noroccidental de Norteamérica. La tercera correspondería a la de los pueblos Eskimo- Aleutianos Aleutianos de la franja costera de Alaska (…) Expresamente, este planteamiento señala que es compatible con la hipótesis de los Clovis como primera población americana. (p. 140)
B. Mas recientemente, diversos autores —trabajando con ADNmt— coinciden en que la diversidad de los haplogrupos o linajes “fundadores” en la gran mayoría de las poblaciones americanas modernas podría explicarse a través de una sola oleada poblacional temprana, bajo el supuesto que la población asiática originaria tendría una composición genética similar [Merrywether et al. 1995, Lorenz y Smith 1997J. Más específicamente, Meriwether [2000] afirma que el poblamiento americano obedece a una población mongoloide y
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así se explicaría el que esos marcadores genéticos se encuentren presentes en la gran mayoría de las poblaciones nativas americanas. (p.141)
C. Se han planteado diversos modelos que implican cuatro o más migraciones. Uno de ellos, considerado muy poco probable, es el de Horai et al. [1931] que propone que cada uno de los cuatro haplogrupos (A, B, C y D) habría respondido a diferentes migraciones. Por otro lado, Torroni y su equipo [Torroni, Schurr et al. 1993] argumentan que la variabilidad de secuencias dentro de los haplogrupos fundadores A, C y D es mucho mayor que en el B. (p.141)
D. Brown y sus colegas [Brown et al. 1998], analizando una muestra amplia de ADNmt en e n poblaciones p oblaciones indígenas americanas, confirman la existencia de d e un haplogrupo que, en investigaciones anteriores [Ward et al. 1991, Torroni Torroni et al. 1993], se presentaba en haplotipos diferentes a los reconocidos A, B, C y D. Por su similitud con el haplogrupo X, presente en poblaciones europeas, se pensó que serían casos debidos a contactos postcoloniales. Incluso, cuando se sostenía que el hombre de Kennewick tendría rasgos caucasoides, se prestó a conjeturas acerca de una antigua migración europea. No obstante, se ha confirmado como un linaje diferenciado, presente —en porcentajes reducidos— no sólo entre los modernos ojibwas, sino también en restos asociados a contextos arqueológicos precoloniales. (p. 143) Las diversas teorías mencionadas que componen el extenso debate sobre el origen del hombre americano señalan la procedencia de los que fueron los primeros pobladores de las Antillas, quienes se valieron de un procedimiento particular para lograr establecerse en dichos archipiélagos, reseñado por Cassá (1989) en su obra:
Antes de la llegada de los españoles se sucedieron en la isla de Santo Domingo varios grupos de pobladores del continente americano. Generalmente provenían de la América del sur e iban trasladándose por medio de balsas o canoas a través de las pequeñas Antillas hasta establecerse en las grandes Antillas. (p. 19) 3
Según el autor, durante este proceso se encontraban constantemente distintos grupos de pobladores, quienes se disputaban el territorio mencionado “Los recién llegados eran más numerosos y poderosos que los antiguos pobladores” (p. 19) . Sin
embargo, esta interacción no se limitaba a la contienda, ya que en muchos casos estos encuentros representaban la convivencia entre estos distintos grupos “Se unían en el transcurso de los años para dar lugar a nuevas culturas.” (p. 19) .
Por otra parte, cabe mencionar que el momento preciso en el que este proceso de exploración y ocupación de estos territorios inició está todavía en tela de juicio; la variedad de interpretaciones que se les ha dado a las escasas evidencias sobre el tema apuntan hacia distintas direcciones, por lo que resulta considerablemente difícil llegar a un consenso en estos aspectos. Cassá (1989) se pronuncia al respecto: Todavía no se sabe con exactitud cuándo el hombre pobló por mira vez las Antillas Mayores y la isla de Santo Domingo. En todo caso, ya se conocen restos arqueológicos que atestiguan que la presencia del hombre en la isla de Santo Domingo data de por lo menos 3,000 años antes de Cristo. (p. 19)
Organización Familiar
La organización social de la cultura taína estaba constituida por la familia como unidad fundamental; sin embargo, no se trata de la misma noción de familia que se posee en los tiempos actuales, en la cual la presencia padre, madre e hijos es el requisito indispensable para ser considerada como tal. La familia taína trascendía a estos parámetros, tal como lo explicaba Cassá (1989): Las unidades sociales primarias de los taínos consistían en grandes familias, cuyos integrantes eran los moradores de una gran vivienda o caney, (...) Estas grandes familias se formaban de la unión de varias familias naturales, basadas en el matrimonio estable de una pareja. (p. 23) De esta manera, el concepto moderno de familia poca importancia poseía en el devenir taíno, ya que se requería del entrelazamiento y la cohabitación de varias de 4
éstas en una vivienda en común para que pudiesen desenvolver un papel de peso dentro de la sociedad antillana de aquellos tiempos. El historiador dominicano así lo expone: Las familias naturales no tenían funciones sociales específicas entre los taínos, sino que el organismo más pequeño con atribuciones sociales era la gran familia extendida. Los integrantes de una familia gran familia, habitantes de un caney, debían oscilar entre 25 o 30 personas, pertenecientes a unas 5 a 8 familias naturales, todas a su vez unidas por vínculos de sangre (p. 23) Además, cuando varias de estas grandes familias taínas se agrupaban entre sí, lograban formar entidades sociales más complejas, comúnmente llamadas linajes. La conformación de éstos representaba para sus integrantes la obtención de mayor relevancia y capacidad de influencia dentro de la toma de decisiones de la sociedad taína. No obstante, la posibilidad de conformación de organismos sociales más complejos en la civilización antillana de aquellos tiempos no se detiene en la conformación de estos linajes. Tal como lo declara Cassá (1989) “ La unión de linajes y barrios daba lugar a la unidad social más importante de los taínos, la aldea. ” (p. 23), la cual se trataba de una de las entidades de mayor relevancia dentro de aquella sociedad, sólo superada por el cacicazgo, que representaba el resultado de la agrupación de varias aldeas que se rendían ante el poder de un cacique en común. Así lo relata el autor: Hubo algunos casos en que varias de estas unidades tribales aldeanas se colocaban bajo el mando de una de ellas (la más poderosa), para constituir una especie de confederación tribal. Caciques de estas uniones fueron, por ejemplo, Bohechío, Guarionex, Mayabanex y otros. (p. 23)
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División Político-Territorial
Dentro de la sociedad taína, las máximas autoridades eran los caciques, quienes poseían un papel determinante en el funcionamiento de las aldeas, a tal punto de considerarse indispensable el mandato de uno de éstos en cualquier aldea para que ésta pudiese ser considerada como tal. Según Cassá (1989): “ Cada aldea taína de
cierta importancia tenía su propio cacique o, en caso de ser muy pequeña, se encontraba unida a una aldea que tuviera cacique” (p. 23). Este mandato del cacique sobre una o varias aldeas taínas terminará evolucionando conforme el acoplamiento de más aldeas a un mismo líder en común, dando origen al cacicazgo que funcionaba en la isla La Española para el momento de la llegada de los colonizadores europeos. De esta manera, el autor De Las Casas (1552) desarrolla en su obra las características político-territoriales que poseía la isla para la época de su colonización, gracias a que tuvo la oportunidad de ser testigo presencial de la manera en la que los cacicazgos funcionaban en aquellos tiempos. De su obra se señalarán los rasgos más relevantes de cada uno de los cacicazgos (a los que De Las Casas se refiere como “reinos”), resaltando su ubicación, su mandatario y algún otro atributo determinante que
éstas posean: El un reino se llamaba Maguá, (…) que quiere decir el reino de la vega.
Esta vega es de las más insignes y admirables cosas del mundo, porque dura ochenta leguas de la mar del Sur a la del Norte. Tiene de ancho cinco leguas y ocho hasta diez y tierras altí simas de una parte y de otra. (…) El rey y señor de este reino se llamaba Guarionex; (…) era muy obediente y
virtuoso, y naturalmente pacífico, y devoto a los reyes de Castilla, El otro reino se decía del Marién, donde ahora es el Puerto Real, al cabo de la Vega, hacia el Norte, y más grande que el reino de Portugal, aunque cierto harto más felice y digno de ser poblado, y de muchas y grandes sierras y minas de oro y cobre muy rico, cuyo rey se llamaba Guacanagarí. (…) y a la tierra de este fue primero a pa rar el Almirante viejo
que descubrió las Indias; al cual recibió la primera vez el dicho Guacanagarí, (…) [quién] les hizo [al almirante y a su compañía] tan suave y gracioso
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recibimiento y socorro (…) que en su misma patria y de sus mismos padr es
no lo pudiera recibir mejor. El tercero reino y señorío fue la Maguana, tierra también admirable, sanísima y fertilísima, donde ahora se hace la mejor azúcar de aquella isla. El rey de él se llamó Caonabó. (…) A éste prendieron con una gran sutileza y
maldad, estando seguro en su casa. El cuarto reino es el que se llamó de Xaraguá; éste era como el meollo o médula o como la corte de toda aquella isla; excedía a la lengua y habla ser más pulida; en la policía y crianza más ordenada y compuesta; en la muchedumbre de la nobleza y generosidad, porque había muchos y en gran cantidad señores y nobles; y en la lindeza y hermosura de toda la gente, a todos los otros. El rey y señor de él se llamaba Behechio; tenía una hermana que se llamaba Anacaona. Estos dos hermanos hicieron grandes servicios a los reyes de Castilla y inmensos beneficios a los cristianos, librándolos de muchos peligros de muerte, y después de muerto el rey Behechio quedó en el reino por señora Anacaona. El quinto reino se llamaba Higüey y señoreábalo una reina vieja que se llamó Higuanamá. A ésta ahorcaron; y fueron infinitas las gentes que yo vi quemar vivas y despedazar y atormentar por diversas y nuevas maneras de muertes y tormentos y hacer esclavos todos los que a vida tomaron.
Estratificación Social
Las diferencias entre estratos más resaltantes dentro de la población taína eran aquellas existentes entre los caciques y los demás aldeanos, en dónde las autoridades antes mencionadas no tenían la capacidad de esclavizar a las demás personas. De esta forma, jefes y trabajadores comunes eran los estratos que se podían identificar a simple vista. Así lo entendía Cassá (1989):
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La población de las aldeas se dividía entre jefes y trabajadores. (…) Los
jefes habían constituido para fines del siglo XV un grupo social estable, separado del grueso de los productores. Sin embargo, ello no significa que esa división diera lugar a una constitución de clases sociales, porque los jefes no explotaban el trabajo de los productores directos. (p. 24) Por otra parte, Moscoso (2003) ahonda más sobre las características de la estratificación
social
taína,
identificando
estratos
y
caracterizándolos
más
detalladamente. Además, tiene opiniones encontradas con Cassá, puesto que ahonda en la idea de que, si bien los taínos de jerarquías mayores no podían esclavizar a los demás, los aldeanos ordinarios poseían vinculantemente el deber de acatar las órdenes de sus superiores: La estructura social de los cacicazgos la componían los caciques (jefes), behiques (chamanes o sacerdotes), nitaínos (nobles) y naborías (gente común tributaria, o comunarios). El contexto histórico transicional y contradictorio tribal-tributario de los cacicazgos se recoge en la definición paradójica que ofreció en el Sumario de la natural historia de las Indias (1528) el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, sobre los naborías: “Naboría es un indio que no esclavo, pero que está obligado a servir aunque no quiera”. (p. 96)
Sumado a esto, el autor también desarrolla el papel tributario que cumplen los naborías dentro de ésta sociedad, siendo este estrato el único obligado a pagar tributo a la administración comunitaria llevada a cabo por el cacique; asimismo, resalta el hecho de que a pesar de que pudiesen existir vínculos de sangre entre los conformantes de este estrato y los de estratos más altos, incluso con los caciques, estos lazos no posibilitaban la movilidad entre estas clases: Los naborías estaban o podían estar vinculados por relaciones de parentesco a los caciques, behiques y nitaínos, pero, como han explicado los antropólogos Paul Kirchhoff y Eric R, Wolf, relacionados como ramas secundarias, agregadas o comunes. A base de esa diferenciación social es 8
que le era posible a la jerarquía extraer tributo y administrar su distribución en nombre de la comunidad. (p. 96)
Aspecto Físico y Psicológico del Taíno
En cuanto al aspecto físico, una de las características más resaltantes dentro de la civilización taína y las demás sociedades aborígenes de América es el color de piel, que representa un atributo que ha logrado permanecer en el pueblo dominicano hasta estos días. Ferbel (2002) se pronuncia al respecto: Tal vez la asociación más fuerte con el pasado indígena viene con el rasgo biológico conocido como el color “indio”. Muchas cartas de identidad
oficiales usan el término trigueño para describir el color de la mayoría de los dominicanos. Pero la palabra indio es el concepto más común para la tez dominicana y de la tez de su gente. Este término, popularizado por Trujillo para separar los dominicanos de sus vecinos haitianos, no es una palabra que trata de la herencia indígena, sino es una definición de la manifestación de ser criollo o multibiológico. (p. 10) Igualmente, Dobal (Parafraseado por Ferbel, 2002) resalta la presencia de atributos físicos de herencia taína en los campesinos dominicanos, junto con otras características heredadas que pertenecen al orden psicológico. Tal vez la asociación más fuerte con el pasado indígena viene con el tas de identidad rasgo biológico conocido como el color “indio”. Muchas car tas oficiales usan el término trigueño para describir el color de la mayoría de los dominicanos. Pero la palabra indio es el concepto más común para la tez dominicana y de la tez de su gente. Este término, popularizado por Trujillo para separar los dominicanos de sus vecinos haitianos, no es una palabra que trata de la herencia indígena, sino es una definición de la manifestación de ser criollo o multibiológico. (p. 10)
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Paralelamente, Ferbel (2002) también desarrolla sus conjeturas acerca de la herencia de rasgos de la personalidad taína en el pueblo dominicano. La fortaleza y la bravura es una cualidad de los taínos asumida por los dominicanos, y muchos campos que se conocen por el coraje de su gente son sitios donde se dice había mucha gente indígena. La matrifocalidad es una característica descrita en documentos sobre los taínos y que aún existe. Tal vez es el amor matrifocal que sugiere Dobal de estar en el donde nació y creció. (p. 10)
Hábitat
Además de La Española, los taínos habitaron otras islas pertenecientes a Las Antillas. Así lo explica Pardo (2012), quién destaca la totalidad de los territorios poblados por éstos haciendo mención al origen de sus ancestros. Los Taínos fueron los habitantes precolombinos de las Bahamas, Antillas Mayores, y el norte de las Antillas Menores. Se trata de un pueblo que llegó procedente de América del Sur, más concretamente de la desembocadura del río Orinoco, pasando de isla en isla, reduciendo o asimilando a los pobladores más antiguos, como los guanajatabeyes y los ciguayos cuyas culturas son anteriores a la llegada de los taínos.
Base Alimentaria: Agricultura, Caza y Pesca
Al respecto de la actividad agrícola taína, Pardo (2012) explica los principales productos que se desarrollaban es esta sociedad, resaltando el uso del método del conuco para éstos fines. La principal actividad económica de los taínos era la agricultura; para lo cual construían sembrados que llamaban conucos. Cultivaban mandioca o yuca en sus variedades dulce y amarga, para lo cual empleaban abonos y 10
sistemas de riego; otros cultivos importantes eran: maíz, cacahuate (o maní), pimienta, piña, batata, algodón, tabaco y yuca. Así mismo, el autor identifica cuáles eran los animales que los taínos solían cazar o pescar, mencionando de igual forma algunos de los instrumentos utilizados “ Cazaban pequeños roedores como las jutías, iguanas, algunas variedades de pájaros como la higuaca, y serpientes; pescaban con varias técnicas empleando anzuelos, redes, veneno, etc”.
Aspectos Trascendentes de la Cultura Taína: Juegos, Música, Pintura, Cerámica, Areítos.
El rico repertorio de manifestaciones culturales taínas está fuertemente relacionado con el ámbito esotérico y religioso, tomando el papel, en la gran mayoría de los casos, de productos, requisitos, instrumentos, o catalizadores indispensables de ceremonias de corte espiritual. Así lo explica Marcano: El arte de los taínos, conceptual y a la vez, utilitario, refleja antes de nada, su visión mágico-religiosa del mundo. Sus obras de arte están representadas por una vasta gama de objetos de uso personal y doméstico, y, en particular, por un rico repertorio ceremonial. La variedad y cantidad de estos objetos, trabajosamente elaborados (recordemos que no disponían de instrumentos metálicos) en los más diversos materiales obtenibles en su ambiente o derivados de su comercio, constituyen la muestra más fehaciente de su innata inclinación artística. De esta manera, para el desarrollo de este tipo de ceremonias, se hizo necesaria la elaboración de instrumentos musicales que lograsen
establecer la ambientación
adecuada. Esta situación posibilitó la evolución evolución de los taínos tanto en la composición de música como en la creación de este tipo de instrumentos, resaltando entre otras civilizaciones por su uso característico de la madera como material exclusivo. De esta manera lo explica el autor: 11
Como instrumentos musicales utilizaban maracas de madera o de higüero (Crecentia cujete), el mayohabao o tambor confeccionado de un tronco ahuecado que colocado en el suelo se golpeaba con un mazo, además de fotutos o trompetas de caracol, ocarinas de barro y flautas de caña o hueso. A estos cantos y bailes acudían los hombres y mujeres, pintándose el cuerpo con tintes rojos, blancos y negros, adornándose, también, con sartas de caracoles y semillas que hacían las veces de sonajas, cuya sonoridad ayudaba a mantener el ritmo a los danzantes. Al mismo tiempo tomaban ciertos brebajes embriagantes. Dentro de estas ceremonias, una de las que más destacaba era el areíto, que en su desarrollo buscaba representar valores y principios relativos a un grupo variado de conceptos como la convivencia, el cariño, el amor, el dolor, la tristeza, entre otros. Marcano explica lo siguiente acerca del tema: Una ceremonia ritual de suma importancia para el taíno lo constituía el areito, que era una expresión musical de cantos y danzas, complementada con recitaciones de hechos y hazañas ocurridas en tiempos antepasados. El areito se considera el signo más avanzado dentro de todas las expresiones culturales del pueblo taíno. Por lo regular lo practicaban en plazas ceremoniales que los españoles llamaron "corrales" y era dirigido por una persona principal. (Vea Centro Ceremonial Indigena de Tibes, Ponce, Puerto Rico.) El areito servía para expresar la unidad tribal y educar a los jóvenes y niños en las tradiciones familiares y de la sociedad. Tenían significados muy variados, por lo cual un areito podía ser amoroso, doliente, de guerra, plañidero y de carácter místicoreligioso. En otras palabras, los areitos solemnizaban ritos, aniversarios, celebraciones de bodas, ascensión de caciques, las cosechas y las victorias guerreras. Cantos bailados y fraseados
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coralmente iban acompañados por instrumentos musicales fabricados de madera fuerte y hueca. Por último, otro factor interesante dentro de la cultura taína es la práctica de juegos de pelota para el esparcimiento de los pobladores, cuyos instrumentos eran el resultado de métodos de elaboración desconocidos para los colonizadores de aquella época. Así lo reseña el autor: Los indios de la Española, Puerto Rico y las demás Antillas fueron muy aficionados al juego de la pelota, utilizando para ello una pelota de goma posiblemente extraída del copey (Clusia rosea), la cual sorprendió a los españoles quienes desconocían la existencia de la goma. En el juego participaban dos equipos de indeterminado número de jugdores que q ue trataban de mantener la pelota en el aire, golpeándola tan sólo con las caderas, los codos, los hombros y con la cabeza, sin poder emplear las manos para darle, precisándose gran agilidad y destreza por parte de los jugadores, ya fuesen estos hombres o mujeres.
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Aspectos de la Cultura Dominicana
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Simbiosis Cultural
La mezcla de distintas culturas de la que los dominicanos son productos se manifiesta diariamente, está siempre presente dentro del desenvolvimiento del dominicano. Asímismo, a pesar de las desgracias de las que el pueblo taíno fue víctima, aún queda mucha de su herencia en los rasgos de la población dominicana de la actualidad. Así lo explica Ferbel (2002) “ La historia de la extinción taína nunca ha sido
verdadera. Más bien, la cultura taína es la raíz más fuerte de la mezcla afro-mestiza criolla dominicana” (p. 1) “(…) Podemos decir que aunque el físico de los dominicanos es “mezclada”, “mestizada” o “mulattada” — multibiólógica — todos de ellos comparten
una herencia común, simplemente al practicar las formas culturales tradicionales. ” (p. 1) De esta forma, el autor destaca las maneras en la que la herencia de los taínos está presente en el día a día de los dominicanos, mencionando también que se trata de rasgos que conviven con los de las demás culturas europeas y africanas, producto de la simbiosis cultural que se produjo en la isla: La herencia taína está ubicada en la Republica Dominicana en muchas formas, incluyendo el idioma, agricultura, comida tradicional, conocimiento medicinal y de las hierbas, tecnologías, artesanías, arquitectura, creencias espirituales, vida familiar, fiestas, cultura popular y genes sanguíneos. (p. 3) El historiador dominicano Frank Moya Pons (1992:137) muestra que durante el período de la colonización española, comenzó un proceso de "transculturización" donde los Taínos se mezclaron con la población española, junto con esclavos Africanos, dando luz a una nueva cultura criolla. (p. 3) A través del tiempo, una población pob lación campesina, pobre pero con co n tierra, se desarrolló del grupo original de indígenas, africanos y europeos. Ellos continuaban compartiendo cultura y sangre, haciendo sus propias comunidades. (p. 3)
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Por otra parte, es dentro de las expresiones, los términos y la manera de hablar dominicana en general donde se encuentran los mayores vestigios de la cultura taína, según los postulados de este autor: La República Dominicana usa el nombre indígena "Quisqueya" como referencia a su país. A los dominicanos les gusta llamarse "Quisqueyaños". Este nombre también aparece en las primeras palabras del Himno Nacional dominicano: "Quisqueyanos valientes..." El idioma español tiene unos centenares de palabras que vienen del idioma Arahuaca indígena del Caribe. Esas palabras son más que nombres de objetos, lugares, flora y fauna que no existían en el idioma español, por ejemplo canoa, huracán, hamaca, caimán, barbacoa, tabaco, maraca, iguana, manatí. También hay muchas palabras y expresiones que son indígenas en origen y que se usan comúnmente, como; mabí (un jugo natural), macana (arma de policía), y macuto (mochila de mano). La frase Taína "un chin" o "chin-chin" significa una cantidad pequeña, y es tan común como la frase española "un poquito". El uso de esas palabras y expresiones sugieren una relación compleja entre las culturas. (p. 4) Muchos Dominicanos pueden distinguir un nombre Taíno por su sonido. Puede ser que el dialecto Dominicano de transformar palabras con terminación "-ado" hacia el sonido "ao" es un vestigio de pronunciación Taína (colorado = colorao). Sin embargo, de su verdadera historia, es cierto que existe una asociación romanizada con estas pronunciaciones de los campesinos y Taínos. Otro ejemplo es el uso de la "i" con palabras que terminan con una "r" (calor = caloi). (p. 4)
Folclor
Con respecto al folclor taíno en la cultura dominicana, también están presentes muchos de sus restos. Están vigentes tanto dentro como dentro de sus creencias que 16
se conservan como dentro de muchas de las costumbres del pueblo dominicano, quién no tiene reparo en aprovechar las oportunidades que se le presenta para inmortalizar la herencia cultural taína que posee. Así lo explica Ferbel (2002): Hay muchas asociaciones con la herencia indígena en el folclor y la espiritualidad popular de los Dominicanos. Espíritus Taínos se reportan bañándose en ríos y caminando en las cuevas por todo el país. Muchos lugares de belleza natural o particularidad geológica están asociados con lugares indígenas o lugares de saneamiento. Muchos charcos en los ríos tienen nombres como El Charco de los Indios, y cuevas tienen nombres como Cueva de los Indios. A veces hay folclor alrededor de esos lugares, que son sitios peligrosos o sitios de saneamiento, y hay que respetarlos. (p. 9) Los sistemas de creencias sincréticas combinan imágenes indígenas dentro de ofrendas, altares y ritos. En botánicas se venden estatuas y velas con formas de indios para atraer suerte. Hierbas y flores como el copei y el tabaco se queman como incienso en contextos espirituales. Se usan pulseras en los bebés para protección. Piezas arqueológicas de los indígenas se usan en altares. (p. 9) Hay muchos cuentos de orígenes indígenas como la ciguapa, espíritu con pelo largo y con pies al revez, que camina por las noches asustando a la gente. (p. 9)
Idiosincrasia del dominicano
En la actualidad, la idiosincrasia del pueblo dominicano se erige como el producto toda la historia a la que se tuvieron que enfrentar sus antepasados. En ella se hallan vestigios de la cultura europea, india y la africana. La personalidad que caracteriza al dominicano, su forma de concebir la vida, se debe principalmente a ese conjunto de sucesos históricos que dejaron huella en la cultura popular de su nación. Alcántara 17
logra hacer un excelente resumen de lo que en la actualidad compone la idiosincrasia dominicana: En materia de creencias, siempre se ha dicho que el pueblo dominicano es mayoritariamente católico, y así es. La afirmación, empero, merece algunas precisiones que de inmediato haré. Aunque el catolicismo prevalece desde los tiempos de la colonia y fue oficializado como religión del Estado a partir de la Independencia de la República, lo cierto es que existen hoy en el país, aunque en minoría, otras vertientes religiosas (evangélicos, adventistas, bautistas, testigos de Jehová) e incluso pequeñas sectas de procedencia oriental. Los dominicanos de los sectores populares practican un sincretismo religioso que tiene sus más altas expresiones en el vodú y el gagá. Los campesinos, especialmente los que habitan los bateyes de comunidades domníco-haitianas, creen en los poderes mágicos y curativos de ambos cultos. Tanto en los campos como en las ciudades, pero más en los primeros que en las últimas, la religiosidad popular está teñida de creencias y prácticas nada ortodoxas que son aceptadas con naturalidad, como las velaciones de muertos, el baquiní o funeral de niños, los ensalmos para quitar dolores o curar enfermedades, los servicios a los luases. Mucha gente entre nosotros sigue aficionada a la interpretación de los sueños, la lectura de la taza y las barajas para adivinar el futuro. En las ciudades se practica un catolicismo más apegado al canon religioso, dirigido por sacerdotes que obedecen las prescripciones de la Iglesia católica, apostólica y romana. Muy ligado al sentimiento religioso y a la tradición oral, tenemos un flolklore muy rico que expresa el carácter híbrido de nuestra cultura. Desde los tiempos de la colonia, el carnaval es una de las manifestaciones más regocijantes de la idiosincrasia dominicana. Y en este punto habría que hacer una distinción: las desigualdades sociales, con sus sesgos entre clases, se ponen de relieve en el carácter pomposo y oropelesco del carnaval de la élite, poblado de damas de gran copete que exhiben atuendos de una corte 18
versallesca en miniatura, y por otro, el carnaval de los sectores populares, desenfrenado, callejero, extravagante, que vuelca toda su imaginación y fantasía en las caretas, los disfraces de los diablos cojuelos y enmascarados de toda índole. Uno de los rasgos más atractivos de nuestra cultura es la pasión de la gente por la música, y su gran sentido rítmico, que despliega en cada fiesta. Aunque el merengue se ha convertido en el baile dominicano por antonomasia, gracias sobre todo a la actividad desplegada por una serie de músicos, entre los que sobresale ese artista privilegiado que es Juan Luis Guerra, conviene decir que antaño gozaron de la preferencia del público la salve, la mangulina y el carabiné. Todavía a principios del presente siglo, el merengue era rechazado por la élite en los salones y clubes exclusivos, debido a su procedencia plebeya, la rusticidad del baile y la letra, la violencia que generaba, pero Trujillo lo empleó para exaltar su imagen en el seno de las masas campesinas, hasta convertirlo en un instrumento ideológico y político que edificó su leyenda, y así, ese ritmo sincrético a medio camino entre la contradanza española y la tonada campesina de tierra adentro, ha pasado a ser nuestro sello de identidad en el exterior. Ligadas a esa contagiosa manifestación popular que es el merengue, los dominicanos contamos también con representantes de la música culta, o sea, compositores, directores de orquesta, solistas, bailarines y cantantes que han sabido representarnos con dignidad en playas extranjeras. Lástima que la insularidad geográfica a veces se convierta en una prisión que encierra a quienes, teniendo condiciones sobresalientes para proyectarse en las grandes salas de concierto, permanecen en Santo Domingo tejiendo sueños y aspiraciones que se desvanecen poco a poco por falta de estímulos.
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Bibliografía
Alcántara, J. Panorama sociocultural de la República Dominicana. Agulha Hispânica
[Versión
electrónica].
Recuperado
de
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