LA NOCION DEL ALMA ENTRE LOS GRIEGOS
Hay dos cualidades en las que lo que posee un alma parece definir racionalmente de l o que carece de ella, estas dos cualidades son: 1.
El movimiento.
2.
La sensación.
Hemos prácticamente aceptado estas dos características distintas del alma a partir de lo que han dicho nuestros predecesores. Algunos pretenden que la capacidad de producir el movimiento es la primera y más importante característica del alma. Por supuesto que creen ellos que nada puede producir movimiento si no puede ello mismo moverse, han supuesto ya que el alma es una de las cosas que se mueve. Partiendo de este supuesto, Demócrito arguye que el alma es una especie de fuego o calor. Pues al ser innumerables las formas y los átomos, llama a los que son esféricos fuego y alma, y los asimila a lo que llamaremos motas de polvo en el aire, según podemos ver en los rayos del sol que atraviesan nuestra ventana, al conglomerado de estas partículas lo llama los elementos de lo que esta compuesta toda la naturaleza. Leucipo adopta una posición similar. A los átomos esféricos los llama alma, porque estas formas o figuras pueden mas fácilmente pasar a través de cualquier cosa y pueden mover otras cosas en virtud de su propio movimiento; ellos en efecto, suponen que el alma alma es lo que confiere movimiento a las cosas vivas. De aquí, que consideran también que la respiración es la condición esencial de la vida, porque la atmosfera circundante ejerce presión sobre los cuerpos y fuerza así a los átomos, que producen el movimiento en las cosas vivas, porque ellos en si mismo nunca están en reposo. La teoría derivada de los pitagóricos parece implicar el mismo punto de vista. Algunos de ellos en efecto han declarado que el alma es idéntica a las partículas de aire, otros, que se confunde con lo que hace que estas partículas se muevan. Los que dicen que el alma es lo que se mueve por por si mismo, tienden hacia hacia el mismo punto de vista. Todos ellos en efecto parecen presuponer que el movimiento es el distintivo característico del alma y que todo lo demás debe su movimiento al alma, que ellos suponen movida por si misma ya que no ven nada que produzca movimiento sin ser ella movido por si.
1.1.1.
EL ANIMISMO DE LA DE LA GRECIA PRIMITIVA .
La psicología propia de esta mentalidad animista presenta formas variadas y dista dista de ser tan simple como podría creerse a primera vista. Por ejemplo, no es fácil saber en que medida el alma particular que algunos pueblos africanos atribuyen a las partes del cuerpo (el ojo, la sangre, el corazón, el hígado, etc.) representa para ellos la sede de una potencia vital experimentada como sustancialmente una, o si responde a un pluralismo radical del hombre. Por lo demás este problema no esta totalmente elucidado tampoco por lo que toca al mundo homérico, en el que los individuos hablan de si mismos diciendo: mí querido corazón, o mí querida cabeza. Sea como fuere, el reagrupamiento en categorías de las creencias manifestadas por algunos primitivos nos lleva a distinguir diversas cases de almas: 1. Alma-vida, que abandona el cuerpo durante el sueño, vaga y encuentra entonces otras almas; que busca después de la muerte otro cuerpo y puede generar enfermedades (correspondiendo entonces al brujo expulsarla y mantenerla en el reino de los muertos). m uertos). 2. Alma-sombra, que sigue al cuerpo en estado de vigilia (para no perderla, los negros del África occidental se abstienen de exponerse exponerse al sol del mediodía).
3.
Alma-reflejo-del cuerpo, que aparece en las aguas o en los objetos brillantes.
Habría que tener un cuenta, todavía, otra clase de alma, que el individuo tiene en común como un animal, por ejemplo, y que supone una comunidad de destino e incluso de algunas propiedades físicas y morales. Los griegos primitivos representaron también la actividad vital bajo las formas diversas de la sombra, de la imagen, del simulacro, de los espectros delos difuntos, y a su vez los romanos distinguieron el genius, la umbra (que aparece alrededor de los tumulus), del espíritus (que sube al cielo), y de los manes (que descienden al orco, reino subterráneo de las sombras). O sea, que su idea del alma, que parece estar implícita ya en las más antiguas concepciones griegas acerca del hombre y de su destino, no difiere fundamentalmente de la que encontramos entre los primitivos en general, y que constituye el animismo en sus diversas formas. A la idea del alma semejante del cuerpo que ocupa, aunque mas pálida y tenue, se añade la del alma como un habito exhalado en el instante de la muerte. Frecuentemente, las decoraciones de los vasos griegos ilustran esta concepción como la imagen de una mariposa, de una mosca o de otro insecto alado que escapa de la boca del moribundo.