Mich Michel el de Ce Cert rtea eau. u. La es escr crit itur ura a de la Hist Histor oria ia.. Ca Cap. p. 1 (Méx (Méxic ico: o: Universidad Hispanoamericana, 2º ed. 1!" pp. !!#
%$Cap&tulo 1 Hacer historia*
Problemas de método y problemas de sentido
La historia reli'iosa es el campo de una conrontaci)n entre la historio# 'ra&a * la ar+ueolo'&a a la +ue ha reemplaado parcialmente. -n se'undo lu'ar, permite permite analiar analiar la relaci)n relaci)n +ue mantiene mantiene la historia con la ideolo'&a, de la +ue dee dar cuenta en términos de producci)n. Las dos cuestiones se entrec entrecru ruan an * pueden pueden consid considera erarse rse /untas /untas en el sec sector tor estrecha estrechamen mente te circunscrito del 0tratamiento de la eolo'&a por los métodos de la historia. 3e un solo 'olpe, el historiador considera a la teolo'&a como una ideolo'&a reli'iosa +ue unciona en un con/unto m4s vasto * da por supuesto +ue explica me/or las cosas. 56uede acaso el historiador reducir la teolo'&a al resultado de esta operaci)n7 8o, sin duda al'una. 6ero como o/eto de tra traa/ a/o, o, la teol teolo' o'&a &a se le pres presen enta ta a/o a/o dos dos orm ormal alida idade dess i'ua i'ualmen lmente te inciertas en la historio'ra&a: como un hecho reli'ioso * como un hecho doctrinal. -ste reve estudio tratar4 de examinar, a través de este caso particular, el modo como los historiadores tratan ho* d&a estos dos tipos de hech hechos os,, * prec precis isar ar cu4l cu4les es son son los los pro prolem lemas as epis episte temo mol) l)'ic 'icos os +ue +ue nos nos presenta su consideraci)n.
La historia, una práctica y un discurso
-ste -ste an4lis an4lisis is estar4 estar4 determ determina inado do evident evidenteme emente nte por la pr4ctic pr4ctica a mu* localiada de la +ue puedo dar testimonio, es decir, por las condiciones de mi traa/o: a la ve un per&odo (la historia llamada 0moderna", un o/eto (la histor historia ia reli' reli'ios iosa" a" * un lu'ar lu'ar (la situac situaci)n i)n rances rancesa". a". -sta -sta limita limitaci) ci)n n es capital. -l hecho evidente de la particularidad propia del lu'ar desde donde halo, proviene de la materia +ue se trata * del punto de vista desde el cual me propon'o examinarla. res 0postulados precisan al uno * a la otra. 3een ser rancamente rancamente presentados presentados como postulados (aun+ue parecan deducirse con evidencia de la pr4ctica hist)rica actual", puesto +ue no ser4n o/eto de nin'una demostraci)n. * -studio pulicado en Recherche de science réligieuse ,
t. L9, 1;<, pp. =>1#%2<.
1" ?l sura sura*ar *ar la sin' sin'ula ularid ridad ad de cada cada an4l an4lisi isiss se pone pone en tela tela de /uic /uicio io la posi posii ili lida dad d de una una sist sistem emat atia iaci ci)n )n tota totali lia ant nte e * se co cons nsid idera era co como mo esencial al prolema, la necesidad de una discusi)n proporcionada a una plur plural alida idad d de proc proced edimi imient entos os cien cient& t&ic icos os,, de unc uncio ione ness soci social ales es * de convicciones undamentales. 3e esta manera +ueda esoada la unci)n de los los dis discurs curso os +ue +ue pued pueden en ac acla lara rarr la cues uesti)n ti)n * +ue +ue se ins insert ertan a continuaci)n o al lado de otros muchos: en tanto +ue halan de la historia, est4n siempre situados en la historia 2" -sto -stoss disc discur urso soss no son son cuerp cuerpos os +ue lota lotan n 0en 0en un en'lo en'loan ante te +ue llamar&amos la historia (o 0el contexto". @on hist)ricos por+ue por+ue est4n li'ados a oper operac acio iones nes * dein deinid idos os por por unc uncio ionam namie ient ntos os.. ?s& ?s& pues pues,, no se pued puede e compr comprend ender er lo +ue dicen dicen indepe independi ndient enteme emente nte de la pr4cti pr4ctica ca de donde donde proceden. Aa/o aspectos dierentes, se encuentra sin duda all& una uena deinici)n de la historio'ra&a contempor4nea (* tamién de la teolo'&a, principalmente de la m4s tradicional".1 3e todas maneras una * otra ser4n captadas en esta articulaci)n entre un 0contenido * una operaci)n. 6or lo dem4s, esta perspectiva caracteria ho* en d&a los procesos cient&icos, a+uél, por e/emplo, +ue en unci)n de 0mod 0m odel elos os o en térm términ inos os de 0re'u re'ula lari rida dade des s expli xplica ca en) en)men menos os o docu docume ment ntos os,, ma mani nie est stan ando do re'la e'lass de prod produc ucci ci)n )n * posi posii ili lida dade dess de 2 transormaci)n. M4s sencillamente, se trata de tomar en serio expresiones car'adas de sentido B0hacer historia, 0hacer teolo'&aB en una época en +ue +ue nos nos vemos vemos lleva llevado doss a mini minimi miar ar el vero vero (el (el ac acto to prod produc ucto tor" r" para para privile'iar al complemento (el o/eto producido". !" 6or esta ra)n, entiendo por historia esta pr4ctica (una 0disci plina", su resultado (el discurso", o su relaci)n a/o la orma de una 0producci)n.Ciertamente, 0producci)n. Ciertamente, en el uso ordinario el término historia con#nota a su ve a la ciencia * a su o/eto Bla explicaci)n +ue se dice * la realidad +ue +ue *a pas) pas) o es est4 t4 pasa pasand ndo o. tr tros domi domini nios os no pres presen enta tan n la mism misma a ami'Dedad: el rancés no conunde en una misma palara la &sica * la naturalea. La misma apelaci)n de 0historia nos su'iere una situaci)n de prox proximi imida dad d mu* mu* part partic icul ular ar entr entre e la opera operaci ci)n )n cien cient& t&i ica ca * la real realid idad ad anal anali iad ada. a. -l prime primero ro de am amo oss aspec aspecto toss ormar ormar4 4 nues nuestra tra entra entrada da en materia por diversas raones: por+ue la densidad * la extensi)n de 0lo real s)lo son desi'nadas * aectadas en su sentido en un discursoE por+ue esta restricci) restricci)n n en el empleo de la palara 0historia 0historia da su correspond correspondiente iente a la ciencia (la ciencia hist)rica", o por lo menos a la unci)n particular +ue es la teolo'&aE en in, para no meternos en la selva vir'en de la Historia, re'i)n de una 0rica imprecisi)n donde prolieran las ideolo'&as * donde corremos el 1 La
teolo'&a se apo*a en el acto comunitario de la e, * en sus deiniciones anti'uas era la proundiaci)n de la misma experiencia. con/unto de las ciencias ciencias humanas, lo +ue Lévi#@tra Lévi#@trauss uss llamaa llamaa 0la 2 -n historia como en el con/unto experimentaci)n en los modelos sustitu*e a los métodos anti'uos de la oservaci)nE la determinaci)n de los tipos de an4lisis aventa/a a la de los medios o de los lu'ares de inormaci)n. Cr. Cr. Fean 9iet, Les sciences de lGhomme en rance, Mouton, 1$$, pp. 1$!#1;%. ?+u&, como en otros muchos casos (cr. el caso de 0maniestaci)n, 0aparici)n B* hasta el de 0acci)n", una presi)n del len'ua/e corriente oli'a al sentido a camiar del acto a su resultado, de lo activo del hacer a lo pasivo del ser visto, del 'esto a su ima'en en el espe/o. Una separaci)n creciente entre la investi'aci$n * la vul'ariaci)n se encuentra lo mismo en la historia +ue en la teolo'&a: Las investi'aciones toman la orma de pasos espec&icos * dierenciados por procedimientos propiosE propiosE pero, en su 0vul'ariaci)n, 0vul'ariaci)n, la historia * la teolo'&a se convierten en o/etos de saer o de curiosidad, distriuidos e impuestos a un 0pIlico de consumidores +ue participe cada ve menos en la producci)n.
ries'o de perdernos para siempre. M4s ien +ue limitarnos al discurso * a su aricaci)nE trataremos de captar la naturalea de las relaciones +ue mantiene con su 0otro, lo real. 5?caso el len'ua/e no tiene como condici)n, no s)lo implicar sino poner como un otro distinto de él mismo, a la realidad de +ue hala7 6artiendo, pues, de pr4cticas * de discursos historio'r4icos, me propon'o examinar una por una, las cuestiones si'uientes: 1" -l tratamiento de la ideolo'&a reli'iosa por la historio'ra&a contempor4nea nos oli'a a reconocer la ideolo'&a *a contenida en la historia misma. 2" Ha* una historicidad de la historiaE implica un movimiento +ue enlaa una pr4ctica interpretativa a una praxis social. !" La historia oscila, pues, entre dos polos. 6or una parte, nos remite a una pr4ctica, por consi'uiente a una realidadE por otra, es un discurso cerrado, el texto +ue or'ania * cierra un modo de inteli'iilidad. =" La historia es sin duda nuestro mito. Comina lo pensale con los or&'enes, se'In el modo como una sociedad se comprende.
1. Un indicador: el tratamiento de la ideología religiosa en la historia
La relaci)n entre historia * teolo'&a es ante todo un prolema interno de la historia. 5Cu4l es el si'niicado hist)rico de una doctrina en el con/unto de un tiempo7 5Cu4les son los criterios para comprenderlo7 5C)mo explicarlo en unci)n de los términos +ue nos presenta el per&odo estudiado7 Cuestiones particularmente di&ciles * discutidas, a no ser +ue nos contentemos con un puro an4lisis literario de los contenidos o de su or'aniaci)nE por otra parte, deemos rechaar la acilidad de considerar la ideolo'&a como si uera Inicamente un epien)meno social, +uitando toda especiicidad a la airmaci)n doctrinal. 6or e/emplo, 5+ué relaciones podemos estalecer entre la espiritualidad o la teolo'&a /ansenistas por un lado, * por otro las estructuras socioculturales o la din4mica social de la época7 Ha* todo un aanico de respuestas. ?s&, para rcial, lo +ue se dee Muchas de las llamadas tesis de teolo'&a, es preciso conesarlo, son Inicamente an4lisis literarios un autor * no se distin'uen de los dem4s estudios literarios sino por el hecho de tener un o/eto reli'ioso Bcomo si 0hacer teolo'&a uera descurir las ideas teol)'icas contenidas en una ora. ?s&, por e/emplo, en su 'ran liro Chrétiens sans -'lise. La conscience reli'ieuse el le lien conessionnel au J9 siecle (Kallimard, 1$", el marxista Lese olaoNsi trata de tomar en serio al hecho doctrinal * reli'ioso en s& mismo considerado: 03esde el punto de vista de una interpretaci)n materialista de la historia, se puede admitir la irreductiilidad de los en)menos reli'iosos, reconociendo al mismo tiempo +ue se les puede explicar 'enéticamente por otros... Creemos +ue su especiicidad (la de las 0ideas reli'iosas" puede comprenderse como especiicidad, teniendo en cuenta al con/unto m4s rico O totalidad de las necesidades sociales de la época, en sus interrelaciones (pp. =O#%l" # Cr., acerca de los prolemas de método planteados por el liro, P. Mandrou, 0Misticismo * método marxista, en 6oliti+ue au/ourdGhui, erero 1;<, pp. %l * ss. * M. deCerteau, LG?sent de lGhistoire, Mame, 1;!, pp. 1<11%
uscar es una experiencia radical en su estado primario * en el texto m4s primitivo. 6ero, aun all&, la experiencia se ena/ena entre los apremios de un len'ua/e contempor4neoE la historia de su diusi)n ser4, pues, la historia de una de'radaci)n pro'resiva. ?un cuando el historiador pudiera remontar la corriente hasta las uentes m4s primitivas, escrutando sin cesar en los sistemas hist)ricos * lin'D&sticos hasta encontrar la experiencia +ue ocultan al desarrollarse, nunca capta el ori'en sino solamente los estadios sucesivos de su pérdida. 6or el contrario, Koldmann lee en la doctrina /ansenista el resultado * el si'no de la situaci)n econ)mica en la +ue se encuentra una cate'or&a socialE al perder su poder, los homres de to'a se vuelven hacia el cielo de la predestinaci)n * del 3ios escondido, revelando as& una co*untura pol&tica nueva +ue les cierra el porvenirE a+u&, la espiritualidad, s&ntoma de lo +ue no dice, nos lleva al an4lisis d una mutaci)n econ)mica * a una sociolo'&a del racaso.3 Los traa/os sore Lutero presentan la misma diversidad de posiciones: a veces remiten la doctrina a la experiencia de /uventud +ue ser&a el secreto ineale * or'aniador (@trohl, evre, por e/emplo"E a veces la inscrien en el continuum de una tradici)n intelectual (Krisar, @eeer', etcétera", a veces ven el eecto de una modiicaci)n en las estructuras econ)micas (-n'els, @teinmet, @tern", o la toma de conciencia de una mutaci)n sociocultural (Karin, Moeller, etcétera", o el resultado de un conlicto entre el adolescente * la sociedad de los adultos (-ricson". inalmente, al'unos har4n del luteranismo la emer'encia de la in+uietud reli'iosa propia de un tiempo (cr. Lort, 3elumeau", el resultado de una promoci)n de los 0laicos contra los cléri'os (8.Q. 3avis", un episodio inscrito en la serie de reormas evan'elistas +ue marcan la historia de la 'lesia la ola creada en ccidente por la irrupci)n de un acontecimiento Inico (Holl, Aainton, Aarth". @e encuentran todas estas interpretaciones * otras muchas m4s. 4 -s claro +ue las interpretaciones se reieren a la respuesta +ue cada autor da a pre'untas an4lo'as en el presente. ?un+ue sea una pero'rullada, es necesario recordar +ue una lectura del pasado, por m4s controlada +ue esté por el an4lisis de los documentos, siempre est4 'uiada por una lectura del presente Una * otra se or'anian, en eecto, en unci)n de prolem4ticas impuestas por una situaci)n -st4n como emru/adas por cuestiones previas, es decir, por 0modelos de interpretaci)n, li'adas a una situaci)n presente del cristianismo.
El modelo “místico” y el modelo “folclórico” una esencia oculta
Kloalmente, * en lo +ue respecta a rancia, la historia reli'iosa parece 3 F.rcial,
Les ri'ines du /ansénisme, 9rin, % vol., 1=;#1$2E L Koldmann, Le 3ieu caché, etcétera * M. de Certeau, 03e @aint#C*ran al /ansenismo, en Christus, 1<, 1$!, pp. ! =1; 4 Cr. al respecto, -.M. Carison, he Peinterpretations o he Peormation, 6hiladelphia, 1=>E F.9.M. 6ollet, 0nterpretaci)n de Lutero en la ?lemania contempor4nea en Pevue des sciences reli'ieuses, 1%!, pp. 1=;#1$1E HF. Krimm, 0Luther Pesearch since 121.!<
marcada desde hace tres si'los por dos tendencias: una, procedente de las corrientes espirituales, i/a el estudio en el an4lisis de las doctrinasE otra, marcada por Slas Luces, coloca la reli'i)n a/o el si'no de las 0supersti# ciones. -n Iltimo término, tendr&amos, de un lado verdades +ue emer'en de los textos, * del otro, 0errores, o sea un olclor aandonado en la ruta del pro'reso. @in ir tan le/os, podemos decir +ue durante la primera mitad del si'lo JJ , la reli'i)n no aprovech) casi nada de las nuevas corrientes puestas en movimiento por los historiadores medioevalistas o 0modernistasE por e/emplo, el an4lisis socioecon)mico de -rnest Larousse (1!!#1=1". La reli'i)n era m4s ien el o/eto de discusi)n de exé'etas o historiadores de los or&'enes cristianos. Cuando interven&a en la historia de las mentalidades de Lucien evre (1!2#1=2", la reli'i)n era como un indicador de la coherencia de una sociedad pasada (* sore todo superada 'racias al pro'reso", en una perspectiva mu* marcada por la etnolo'&a de las sociedades 0primitivas. 6arad)/icamente, dos nomres podr&an simoliar el lu'ar m4s o menos expl&citamente otor'ado al an4lisis de las creencias durante el per&odo entre las dos 'uerras mundiales * el desliamiento de opiniones +ue entonces se produ/o: Henri Aremond * ?rnold 9an KennepE el primero, inscrito en la tradici)n de la historia literaria, maniiesta una pérdida de coniana en las doctrinas al reerirlas a un sentido 0m&stico, a una 0meta&sica oculta de santosE5el se'undo, oservador escrupuloso del olclor reli'ioso, ve en él el resur'imiento de las sociedades de costumres anti+u&simas, el re'reso de al'o irracional, de al'o ori'inario * de al'o cuasi#reprimido. Las dos posiciones no carecen de analo'&as, aun cuando est4n enunciadas en términos de metodolo'&as mu* dierentes. Aremond remite el sentido de la literatura +ue estudia, a un ondo m&stico del homre, a una 0esencia +ue se diracta, se expresa * se compromete en los sistemas reli'iosos institucionales o doctrinales. Los hechos doctrinales +uedan, pues, desolidariados de su sentido, +ue permanece oculto en 0proundidades +ue resultan inalmente extraTas a los cortes intelectuales o sociales. ? su manera, +ue se inspira en la antropolo'&a americana o alemana, * siempre adelante de la escuela de Fun', 9an Kennep descure en los olclores reli'iosos los si'nos de ar+uetipos inconscientes * de estructuras antropol)'icas permanentes. ? través de una m&stica siempre amenaada (se'In Aremond" o un olclor (para 9an Kennep", lo reli'ioso toma la i'ura de lo mar'inal * de lo atemporalE en él, una naturalea prounda, a/ena a la historia, se comina con lo +ue una sociedad arro/a por la orda. -ste modelo, mu* visile en nuestros dos autores, se encuentra después a/o otras ormas (lo sa'rado, el p4nico, el inconsciente colectivo, etcétera". -l hecho se explica sin duda por la posici)n +ue manten&a el cristianismo antes de 1! en la sociedad rancesa (dividido entre un movimiento de interioriaci)n Bcon la 6rimauté du spirituel de Maritain (12;" o el Esprit de Mounier (1!2"B* un positivismo reli'ioso de los tradicionalistas". @e explica tamién +ue la historia reli'iosa ha*a sido di&cilmente 0pensale 5 Cr
M. de Certeau, 0Henri Aremond, historiador de una ausencia, en LGasent de lGhistoire, Mame,1;!, pp. ;!#1<>. 3es'raciadamente 9an Kennep (t 1%$" no ha sido todav&a o/eto del estudio de con/unto al +ue invitaa el 0Homena/e a ?. 9an Kennep, de 6ierre Marot en ?rts et traditions populaires, %. 1%;, pp. 11! ss. (m4s tarde esta la'una la llen) 8icole Aelmont, ?rnold 9an Kennep, 6a*ot, 1;=."
en una historia social * +ue se ha*a +uedado como 0aerrante en relaci)n a la historia +ue se inventaa entonces, en particular la historia socioecon)mica de Henri @ée (121#12", de @imiand (1!2", de Hamilton (1!=#1!$", de Marc Aloch (1!#1=<" o de -rnest Larousse. 6ero al diri'ir cada ve m4s las investi'aciones +ue inspiraa hacia el estudio de las corrientes espirituales o de la cultura popular, este 0modelo ar&a a la historia reli'iosa un hermoso porvenir. La ciencia constitu&a un campo de puros 0en)menos reli'iosos cu*o sentido se retiraa a otro orden, ocultoE los situaa del lado de la etnolo'&a, * li'aa un exotismo de lo interior a un esencial perdido en la re'i)n de lo ima'inario o de lo sim)lico social. 6od&a uscar en la reli'i)n la met4ora de un ondo ahist)rico de la historia.
El modelo sociológico la práctica y el saber
-s preciso incorporar tamién a una ar+ueolo'&a reciente, la importancia +ue ha tomado, con Kariel Le Aras, el an4lisis de las pr4cticas reli'iosas. Li'ado al au'e de la sociolo'&a, de la etnolo'&a * tamién del olclorismo, 6 este 0modelo de interpretaci)n nos presenta una reacci)n rancesa en avor de las pr4cticas sociol)'icas (encuestas, etcétera" * en contra de las tipolo'&as te)ricas de roeltsch (112", de eer (12<" o de ach (1!1". 6ero supone i'ualmente, por parte del cristianismo, una situaci)n nueva +ue se remonta a la edad 0moderna. Un pasado osesiona a este presente. -n eecto, la pr4ctica no tiene proalemente el mismo sentido a lo lar'o de los dierentes per&odos de la historia. ?d+uiere, en el si'lo J9, una unci)n +ue ten&a en un 'rado mucho menor en el si'lo J o en el J9. La ra'mentaci)n de las creencias en sociedades +ue de/an de ser reli'iosamente homo'éneas, vuelve m4s necesarios los puntos de ree# rencia o/etivos: el cre*ente se dierencia del no cre*ente Bo el cat)licodel protestanteB por las pr4cticas. ?l convertirse en un elemento social de dierenciaci)n reli'iosa, la pr4ctica recie una pertinencia reli'iosa nueva. @e rea'rupa * se cuenta a las 'entes en unci)n de este criterio. Ho* en d&a, cuando toma a la pr4ctica como ase de una medici)n cuantitativa de la reli'i)n, la sociolo'&a hace resur'ir en la ciencia una or'aniaci)n hist)rica de la conciencia cristiana (+ue, por lo dem4s, no exist&a en el /ansenismo". ?centIa tamién un presupuesto latente en los or&'enes de hace cuatro si'los: una separaci)n entre los 'estos o/etivos * la creencia su/etiva. -n el si'lo J9, la creencia comiena *a a disociarse de la pr4ctica Ben)meno +ue en lo sucesivo no ha de/ado de acentuarse. 6ara contarse * marcar las rupturas, los reormistas desconiaan de las doctrinas e insist&an en los actos sociales. ?ctualmente, en los traa/os +ue cuentan los 'estos, el interés se i/a en las pr4cticas por+ue representan una realidad social, * lleva impl&cita una desvaloriaci)n cient&ica de su si'niicaci)n do'm4tica (remitida a 0pre/uicios desen'aTados por el pro'reso o a convicciones privadas, imposiles de introducir en un iin4lisis ?cerca de la ora de K. Le Aras, cr. los estudios de Henri 3esrctche en Pevue dGhistoire el de philosophie reli'ieuse, 2, 1%=, pp. 12>#1%>, * de ranRois samert, en Cahiers internationaux de sociolo'ie, 1$, 1%$, pp. 1=#1$. 6 -l primer art&culo de K. Le Aras acerca de 0la pr4ctica reli'iosa en rancia ten&a como o/eto 0la vida popular del catolicismoE como modelo, 0el oloristaE * como punto de partida, 0el plan de encuesta propuesto por M. @aint*ves. -l art&culo apareci) en la Pevue de ollore ranRaise, =, 1!!, pp. 1!#2<$.
cient&ico". La l)'ica de este tipo de sociolo'&a acrecienta el cisma entre los hechos reli'iosos sociales * las doctrinas +ue pretenden explicar su sentido.7 Un punto de vista sociol)'ico convirti) en se'uida a las creencias mismas en hechos o/etivos. Una sociolo'&a del conocimiento reli'ioso se desarroll) en el momento en +ue el sentido se retiraa hacia 0lo interior. -l mismo corte se encuentra en el terreno de las investi'aciones consa'radas a la ideolo'&a, opuesto aparentemente al anterior. 6ero tampoco en este terreno podemos nosotros, en nuestra relaci)n de historiadores con el si'lo J9, separar el conocimiento +ue de él tenemos, de la inluencia +ue e/erce todav&a sore nuestros métodos de investi'aci)n. -l punto de vista sociol)'ico sore las ideolo'&as * la utiler&a conceptual +ue or'anian nuestro an4lisis cultural (por e/emplo, la distinci)n entre élites * masas, el criterio de 0la i'norancia para /u'ar la descristianiaci)n, etcétera" dan testimonio aIn de la unci)n social +ue recii) el saer a lo lar'o del si'lo J9. Cuando los dierentes estados europeos sucedieron a la unanimidad reli'iosa de la 0cristiandad, huo necesidad de un saer +ue tomara el relevo de las creencias * permitiera deinir a cada 'rupo o a cada pa&s distin'uiéndolo de los dem4s. -n ese tiempo de la imprenta, de la alaetiaci)n (todav&a déil" * de la escolariaci)n, el conocimiento se convierte en un instrumento de unidad * de dierenciaci)n: un corpus de conocimientos o un 'rado de saer divide a un cuerpo o a&sla a un nivel social, * al mismo tiempo, se asocia a la i'norancia con la delincuencia, * a la masa se la tiene como el m4s claro indicador de la misma i'norancia. Lo novedoso no son las divisiones sociales, sino el hecho de +ue un saer o una doctrina sea el medio de proponerlas, de mantenerlas o de camiarlas. amién en las i'lesias las dierencias de saeres se convierten en decisivas. La determinaci)n de lo +ue se conoce, cuando se es cat)lico o reormado, proporciona a la comunidad su modo de identidad * de distinci)n. Los catecismos camian, remodelados por la ur'encia de deiniciones +ue circunscrien a la ve contenidos intelectuales * l&mites socioinstitucionales. -n la actualidad, traa/os mu* recientes como el de P. aveneaux, reconstru*en or'anismos socioculturales, dise&lan circuitos mentales * pueden estalecer la 'eo'ra&a de 'rupos ocultos, as4ndose en huellas insi'niicantes * en los puntos de reaparici)n de ideas reli'iosas, tal como se identiican los circuitos isiol)'icos 'racias al via/e de un elemento visile a través del cuerpo opaco. 8-n suma, vuelven a recorrer los caminos a*er -n su !ntroduction " l#histoire de la prati$ue religieuse en %rance (6U, 1=%", <. Le Aras plantea el prolema de la relaci)n entre la V6r4ctica * las 0creencias (t. i, pp. 11$#12<", pero, para él, ese plural desi'na a 0la e. ?l reaccionar contra la superaundancia de estudios consa'rados a las doctrinas (cr. su art&culo de 1!!", Le Aras hace corto circuito con las ideolo'&as, para hacer notar el eni'ma de la relaci)n entre 0la pr4ctica (W lo sociol)'ico, lo 0visile, nos dice" * 0las creencias (+ue para él no sea un concepto sociol)'ico, sino lo invisile, 0la llama o 0la 'racia de la iluminaci)n interior" # 6oco a poco ir4 matiando esta divisi)n, procedente de la distinci)n teol)'ica entre naturalea * sorenatural, * al mismo tiempo coniar4 cada ve menos en la pr4ctica (cu*o nomre desaparece del t&tulo de la reedici)n de la introducci)n en 1%$". ? esta se'unda evoluci)n samert dedic) el art&culo diado m4s arria: 03esarrollo * superaci)n del estudio de la pr4ctica reli'iosa ed <. Le Aras. 8 3e esta manera Pené raveneaux, en Le Fansenime en Lorraine 1$=<#1;> (9rin, 1$<", saca de la oscuridad lo +ue él llama 0los sistemas de transmisi$n del pensamiento. -n realidad, lo +ue sale a la lu del d&a son las divisiones, las polariaciones (parisienses, después holandesas", las cominaciones inesperadas (p. e/. el nuevo empleo de los astiones mon4sticos de @aint#9anne en el con/unto", etcétera, +ue caracterian a una unidad social comple/a. 0-l pensamiento le sirve para elaorara una sociolo'&a mu* ina de un 'rupo de cléri'os. 7
aiertos por el uso +ue una sociedad hac&a del saer. 6rivile'iando en esas ideas su actuaci)n pasada, explot4ndolas a su ve como los restos (a veces los Inicos visiles" de divisiones entre dierentes 'rupos, P. aveneaux explicita la utilidad +ue ten&an a*er surepticiamente Bel servicio +ue prestaan a las sociedades +ue las portaanB, pero en detrimento de su sentido 0doctrinal Bel +ue le daan sus contempor4neos o el +ue todav&a pueden conservar. La excesiva divisi)n de los métodos ha tra&do posteriormente el eecto de separar, cada ve m4s, en cada ora doctrinal, un 0o/eto sociol)'ico enocado por la historia, de un 0o/eto te)rico +ue parece aandonado a un an4lisis literario.
&n modelo cultural de las “ideas” al “inconsciente colecti'o”
Aaco lo ha notado: la 0historia de las ideas naci) de reacciones comunes, en particular contra la ra'mentaci)n +ue llevaa consi'o, en una ora o en un per&odo, el aislamiento de las disciplinas. ?s&, en lu'ar de despedaar aritrariamente la ora de 8eNton * de repartir los pedaos entre dierentes especialidades, se'In se trate del ?pocalipsis, del calendario, de la 0iloso&a natural o de la )ptica, se trata de comprender su unidad * sus principios or'aniadores. 6or lo mismo, se rechaa la explicaci)n de una ora en términos de inluencias, desmoronando un cuerpo al remitirlo indeinidamente a sus uentes, * provocando, por esta ascensi)n sin in a través de una nue de ra'mentos, el desvanecimiento de las totalidades, de las delimitaciones, de las rupturas +ue constitu*en la historia. 5C)mo se apropia de sus métodos este tipo de estudios7 ?nda uscando su identidad desde la creaci)n en -stados Unidos del Fournal o the Histor* o deas (8eN Xor, Lancaster, 1=<", primera revista +ue se dedica a ellos. 8i si+uiera tiene un nomre deinido: en ?lemania se llama Keistes# 'eschichteE en -stados Unidos, ntellectual Histor*E en rancia, Historia de las MentalidadesE en la UP@@, Historia del 6ensamiento. Aaco pod&a reconocer, entre esas tendencias, or&'enes ilos)icos comunes, remotamente he'elianos, a través de 3ilthe*, Lucacs, eer, Croce, Huiin'a, Cassirer, Kroethu*sen, etcéteraE all4 por los aTos de 12<# 1!<. Las ideas se convierten en una mediaci)n entre el -sp&ritu (Keist" * la realidad sociopol&tica. @e supone +ue constitu*en un nivel donde se encuentran el cuerpo de la historia * su conciencia, el Qeit'eist. 6ero la simplicidad del postulado se descompone, a través del an4lisis, en 8o deemos admirarnos de +ue esta corriente ha*a nacido de una ampliaci)n de la historia de las ciencias, p. e/. con -.?. Aurtt, heMetaph*sics o @ir lsaac 8eNton (Londres, Poutled'e, 12%"E H.?. @mith, Histor* o Modern Culture (8eN Xor, 1!<#1!="E ?. ol, Histor* o @cience, echnolo'* and 6hilo.soph* in (he l$th aid l;th Centur* (Londres, ?llen, 1!%"E ?.P. Hall, he @cientiic Pevolution, 1%<<#1><< (Londres, Lon'mans, 1%="E etcétera. La noci)n de Qeit'r&st ha tomado, en la Keites'eschichte, un sentido +ue invierte casi totalmente al +ue tuvo en sus or&'enes. Mu* importante en los revolucionarios alemanes de los linderos del si'lo J9 con el JJ (Hennins, Pemann, 8ielhammer, sore todo ?rndt con su -sprit du temps en 1><$, o Hardener'. etcétera", desi'na una uera irresistile cu*o avance derriar4 todos los ost4culos institucionales. -n este sentido la vuelve a tomar He'el, * en 1>2 es criticada por @chle'el como indeterminada * suversiva (6hilosophie der Keschichte, 1>2, u, 1>". Cr. Fac+ues dGHondt, He'el philosophe de lGhistoire vivant, 6U, 1$$, pp. 211#21$. M4s tarde el Qeit'eist deine, al contrario, un orden estalecido, la coherencia est4tica de una mentalidad. Pas'o si'niicativo de un pensamiento 0lieral e 0ideol)'ico +ue se enrenta entonces con el marxismo.
prolemas comple/os * aparentemente insolules. 6or e/emplo, 5cu4l es el verdadero 8eNton7 53e +ué tipo es la unidad +ue se postula, la de su ora o la de un per&odo7 5Yué apo*o proporciona a tantas 0ideas dierentes, la unidad +ue se atriu*e a las 0ideas del tiempo, a la 0mentalidad o a una 0conciencia colectiva contempor4neas7 -sta unidad tan uscada, es decir, el o/eto cient&ico, se presta a discusiones. @e +uiere superar la concepci)n individualista +ue divide * rea'rupa los escritos se'In su 0pertenencia a un mismo 0autor, lo cual concede a la io'ra&a el poder de deinir una unidad ideol)'ica, 9* supone +ue a un homre corresponde un pensamiento (as& como en la ar+uitectura interpretativa +ue repite lo mismo en los tres pisos del plan cl4sico: el homre, la ora, el pensamiento". @e ha tratado de identiicar las totalidades mentales hist)ricas, por e/emplo, la eltanschauun' de Max eer (concepci)n del universo o visi)n del mundo,", el paradi'ma cient&ico de .@. uhn, la Unit dea de ?.. Love/o*, etcétera. -stas unidades de medida se reieren a lo +ue Lévi#@trauss llamara la sociedad pensada, por oposici)n a la sociedad vivida. 3ichas unidades tienden a hacer destacar con/untos 0sancionados por una época, es decir, coheren# cias reciidas, implicadas en lo 0perciido o en lo 0pensado de un tiempoE sistemas culturales susceptiles de undar una periodiaci)n o una dierenciaci)n de los tiempos.10 @e realia, pues, una clasiicaci)n del material asada en comienos * términos ideol)'icos, en lo +ue Aachelard llama 0rupturas epistemo# l)'icas.11 Las ami'Dedades de tales sistemas de interpretaci)n han sido vi'orosamente criticadas, en particular por Michel oucault. 12 @e mantienen esencialmente en la condici)n incierta, ni carne ni pescado, de esas 0totalidades +ue no pueden leerse en la supericie de los textos, pero +ue les son su*acentes, realidades invisiles +ue llevar&an encima a los en)menos. 5Con +ué derecho podemos suponer * c)mo podremos iden# tiicar a estas unidades +ue se hallan a medio camino entre lo consciente * lo econ)mico7 cupan el lu'ar de un 0alma colectiva * si'uen siendo la huella de un ontolo'ismo. @er4n mu* pronto sustituidas por un 0incons# ciente colectivo. ?l no poder ser verdaderamente controlado, este susuelo es capa de extenderseE puede crecer o disminuir se'In nuestra voluntadE tiene la amplitud de los 0en)menos comprensiles. 3e hecho, representa 9 Cr
p.e/. 9.6. Qouov, 0La Historia de la ciencia * la io'ra&a de 1oO saios, en Nart. Hist. 8aui, $, 1$2, pp. 2#=2. ?.. Love/o*, he Kreat Chain o Aein'. ? @tud* o the Histor* o an dea, Camrid'e (Mass.", Harvard Univ. 6ress, 1!$. 10 ?cerca de la 0historia de las mentalidades rancesa, cr. especialmente Keor'es 3u*. en L VHistoire et ses méthodes, Kallimard, 6léiade, 1$1, pp. !;#$$. 6ero, m4s +ue a presentaciones te)ricas, es necesario reerirse a traa/os hist)ricos: los de K. 3u* o del. Le Ko, por supuesto, pero tamién al estudio notalemente lIcido de ranco 9enturi, 0LGlluminismo nel settecento europeo, en Papports del J Con'reso internacional de ciencias hist)ricas (@tocholm", Uppsala, ?lm+uist, 1$<, t. 9, pp. 1<$#1!%. -n la historio'ra&a del per&odo 0moderno, as& como el si'lo J9 es a la ve el o/eto * la ar+ueolo'&a de un an4lisis de las pr4cticas, el J9 es lo uno * lo otro para una historia de las ideas. -n eecto, en el si'lo J9 se orma, p. e/., con los 0servadores del homre, la relaci)n entre d homre de las 0Luces * el homre#popular, entre la élite#su/eto * el puelo#o/eto de la ciencia. Cr. @er'io Moravia, La @ciensia delGuomo nel seltecento, Aari, 1;<. 11 Ksaton Aachelard, Le Pationalisme appli+ué, 6urG, 1=, pp. 1<=#1<%. 12 Michel oucault, LG?rchéolo'ie du savoir, Kallimard, 1$, pp. 2#1<1.
la necesidad +ue de él tiene el historiador, * no es propiamente un instrumento de an4lisisE si'niica una necesidad de la operaci)n cient&ica, * no una realidad +ue se pueda captar en su o/eto. -sta concepci)n maniiesta +ue es imposile eliminar del traa/o historio'r4ico las ideolo'&as +ue lo penetran. 6ero al concederles el lu'ar de un o/eto, al aislarlas de las estructuras socioecon)micas, suponiendo por aTadidura +ue las 0ideas uncionan de la misma manera +ue las estructuras, paralelamente * a otro nivel, 13 la 0historia de las ideas s)lo encuentra a/o la orma de un 0inconsciente, la inconsistente realidad donde sueTa descurir una coherencia aut)noma. Lo +ue de hecho mani# iesta, es el inconsciente de los historiadores, o m4s #exactamente, del 'rupo al +ue pertenecen. La voluntad de deinir ideol)'icamente la historia es propia de una élite social. @e unda en una divisi)n entre las ideas * el traa/o. ?costumraa i'ualmente descuidar las relaciones entre las ciencias * sus técnicas, entre la ideolo'&a de los historiadores * sus pr4cticas, entre las ideas * su localiaci)n o las condiciones de su produc# ci)n en los conlictos socioecon)micos de una sociedad, etcétera. 8ada tiene de notale +ue esta divisi)n, resurrecci)n * reuero de un 0elitismo *a mu* marcado a inales del si'lo xviii (ranRois uret lo ha notado entre otros muchos", ten'a por s&molo la *uxtaposici)n entre una 0historia de las ideas * una 0historia econ)mica. La Is+ueda de la coherencia propia de un nivel ideol)'ico nos remite, pues, al lu'ar de los +ue la elaoran en el si'lo JJ. Kramsci nos indica sin duda al'una su verdadero alcance, cuando de/ando a un lado la historia de las ideas, la sustitu*e por la historia de los 0intelectuales or'4nicos, 'rupo particular, donde analia la relaci)n entre la 0posici)n social +ue ocupan * los discursos con +ue la maniiestan. 14
2. Prácticas históricas y praxis social
-l examen de todos estos 0modelos (cu*a lista * an4lisis podr&amos prolon'ar" nos revela dos prolemas conexos: el desvanecimiento de la ideolo'&a como una realidad +ue pueda ser explicada, * su reintroducci)n como una reerencia en unci)n de la cual se elaora una historio'ra&a. Como o/eto de estudio parece eliminada Bo siempre menospreciadaB por los métodos actuales de investi'aci)n. 6or el contrario, se presenta como el presupuesto de 0modelos +ue caracterian un tipo de explicaci)nE est4 implicada en cada sistema de interpretaci)n por las caracter&sticas +ue conserva, por los procedimientos, +ue le son propios, por las diicultades técnicas +ue le salen al encuentro * por los resultados otenidos. 3icho de 13 -1
prolema de ese paralelismo +ueda planteado, aun cuando como en el caso de 3u*, el historiador se interese en una literatura como la 0transposici)n o el 0rele/o del 'rupo +ue es el o/eto real de su estudio. @er&a preciso medir el eecto propio de esta 0transposici)n. La expresi)n literaria no es la tras la apariencia de la vida social, sino su complemento *a menudo su revés (en la medida en +ue enuncia lo +ue su percie como 0altante". 14 Cr. ?ntonio Kraresci, euvres Choisies, -d. @ociales, 1%, p. =!2: 0Cuando las diversas cate'or&as de intelectuales tradicionales experimentan, con un Vesp&ritu de cuerpoG, el sentimiento de su continuidad hist)rica ininterrumpida * de su caliicaci)n, se sitIan ellos mismos como aut)nomos e independientes del 'rupo social dominante. -sta autoposici)n trae consecuencias de lar'o alcance en el dominio ideol)'ico * pol&tico: toda la iloso&a idealista puede atriuirse 4cilmente a esta posici)n tomada por el comple/o social de los intelectuales...
otra manera, el +ue hace historia en la actualidad parece +ue ha perdido los medios de captar una airmaci)n de sentido como o/eto de su traa/o, pero encuentra la misma airmaci)n en el modo de su propia actividad. Lo +ue desaparece del producto aparece en la producci)n. @in duda al'una, el término 0ideolo'&a *a no es conveniente para desi'nar la orma como sur'e la si'niicaci)n en la )ptica o 0mirada del historiador. -l uso comIn de este término data del momento en +ue el len'ua/e se o/etivi), cuando, rec&procamente, los prolemas de sentido ueronG remitidos al proceso de la operaci)n * presentados en términos de selecciones hist)ricas inte'radas en el desarrollo cient&ico -s necesario decir en se'uida +ue se trata de una revoluci)n undamental, *a +ue coloca el hacer historio'r4ico en lu'ar del dato hist)rico Camia el si'niicado de la investi'aci)n: de un sentido revelado por la realidad oservada pasa al an4lisis de opciones o de or'aniaciones de sentidos implicados por operaciones interpretativas -sto no si'niica de nin'una manera +ue la historia renuncie a la realidad * se vuelva sore s& misma para contentarse con examinar sus procesos. M4s ien, como veremos, lo +ue ha camiado es la relaci)n con lo real. X si el sentido no puede ser captado a/o la orma de un conocimiento particular +ue ser&a extra&do de lo real o +ue le ser&a aTadido, se dee a +ue todo 0hecho hist)rico es el resultado de una praxis, si'no de un acto * por consi'uiente airmaci)n de un sentido. -s resultado de procedimientos +ue han permitido articular un modo de comprensi)n con un discurso de 0hechos.15 ?ntes de precisar m4s esta situaci)n epistemol)'ica +ue *a no nos permite uscar el sentido a/o la i'ura de una ideolo'&a m4s o de un dato de la historia, es preciso recordar los indicios +ue aparecen en la historio# 'ra&a actual. 9olveremos a considerar, a través de estudios hist)ricos, el prolema planteado hace tiempo por la tesis cl4sica de Pa*mond ?ron. 16 6ero no podemos contentamos, como le pasaa a 51, con captar la inter# pretaci)n hist)rica Inicamente al nivel de la iloso&a impl&cita en los historiadores, por+ue lle'ar&amos a un /ue'o indeinido de ideas relativi# adas unas por otras, /ue'o reservado a una 5lite * cominado con la conservaci)n de un orden estalecido. La or'aniaci)n de cada historio# 'ra&a en unci)n de )pticas particulares * diversas se reiere a actos hist)ricos, undadores de sentidos e instauradores de ciencias. 3esde este punto de vista, cuando la historia toma en consideraci)n el 0hacer (0hacer historia", encuentra al mismo tiempo sus ra&ces en la acci)n +ue 0hace la historia. Como el discurso no puede desolidariarse ho* en d&a de su producci)n, tampoco lo puede de la praxis pol&tica, econ)mica o reli'iosa +ue camia las sociedades * +ue, en un momento dado, vuelve posile tal o cual tipo de comprensi)n cient&ica.
15 @e
puede medir la evoluci)n de la historio'ra&a acerca de la noci)n de 0hecho hist)rico comparando la explicaci)n de Henri#Zrénée Marrou (05Yué es un hecho hist)rico7, en LGhistoire et ses méthodes, op. cit. pp. 1==#1%<<" * los prolemas planteados por ranRois uret en F. Le Ko * 6. 8ora (ed.", aire de lGhistoire, Kallimard, 1;=, t.1, pp. =2#$1. 16 ntroduction [ la philosophie de Ghistoire. -ssai sur les imites delGo/ectivité histori+ue, 9rin, 1!>. Las mismas tesis son repetidas en 3imensions de la conscience hisrori+ue, 6ion, 1$1.
(e los “pre)uicios” históricos a las situaciones $ue re'elan ellos mismos
-l ale/amiento en el tiempo, * sin duda al'una una relexi)n m4s episte# mol)'ica, nos permiten ho* en d&a descurir los pre/uicios +ue han e/ercido presi)n en la historio'ra&a reli'iosa reciente. ?parecen tanto en la selecci)n de temas como en, la determinaci)n de o/etivos del estudio. 6ero cada ve se ven li'ados a situaciones +ue i/an al historiador una posici)n particular rente a las realidades reli'iosas. ?s&, los conlictos entre la 'lesia * el -stado, o los deates de la escuela 0lire contra la escuela laica, han tra&do, entre otros eectos, el resultado de privile'iar entre los en)menos reli'iosos, a los +ue se presentaan a/o la orma de una oposici)n a las ortodoxias, * por consi'uiente, de avorecer la historia de las 0here/&as m4s ien +ue la de las instituciones eclesi4sticas o de las 0ortodoxias. 8o tanto las intenciones personales, sino m4s ien las localiaciones socioculturales, movilian entonces el interés * el tipo de investi'aci)n. 6or e/emplo, el estudio de los principios del si'lo J9Z se ha dedicado m4s a la 0prerreorma +ue a las corrientes escol4sticas, por lo dem4s ma*oritarias e i'ualmente importantes. @e aorda al 0humanismo a/o el aspecto de una ruptura con la tradici)n cristiana, * no se le inscrie en la prolon'aci)n de la patr&stica, o de los reormismos sucesivos, o de una serie de retornos a la anti'Dedad a lo lar'o de la -dad Media. 17 3el mismo modo, se ha identiicado al si'lo J9 reli'ioso con el /ansenismo, 0reeli)n proética, siendo as& +ue es uno de los en)menos de la época * +ue muchos de los elementos considerados como caracter&sticos del /ansenismo se encuentran en otras corrientes espirituales.18 ien, de la ora de los 'randes 0saios de los si'los J9 * J9, se han retirado los escritos teol)'icos o exe'éticos, considerados como restos de épocas superadas, indi'nas de interesar a una sociedad pro'resista, etcétera. 19 -l an4lisis cortaa, pues, en el te/ido de la historia, 0temas conormes a los lu'ares de oservaci)n. 8o nos admiremos de +ue los estudios +ue tratan de corre'ir ese tipo de cortes, para estalecer otros, proven'an no solamente de tradiciones ideol)'icas dierentes, sino de lu'ares *uxtapuestos * a menudo opuestos a las primeras, por e/emplo de medios eclesi4sticos o de centros extraTos al amiente de la Universidad rancesa. 3e este tipo son las reseTas del 6. Aernard#Mattre * de otros, hasta el 'ran liro de M. Massaut sore los te)lo'os 0conservadores de principios del si'lo J9E 20 los traa/os del 6. de Luac o del 6. Aou*er sore la repetici)n 17 Ct
la ora ma'istral de ?. Penaudei, 6réréorme et humanisme O 6aris pendant les premi\res 'uerres dGtaie, 1==#1%1;, 3ro, 11$, * toda su posteridad. 18 raducci)n universitaria +ue corresponde al rechao del /ansenismo por la enseTana académica, +ue dura hasta mediados del si'lo Jix * se mantiene hasta la vi'orosa s&ntesis de ?ntoine ?dam 3u m*sticisme [ la revolte. Les Fansénistes du J9 si\cle, a*ard, 1$>. 19 Un indicio entre muchos: el lu'ar concedido a los heolo'ical Manuscripis (cd. H. McLachlan, Liverpool, 1%<" en la interpretaci)n de la ora de 8eNton. ?lexandre o*ré especialmente ha modiicado las perspectivas (cr. 3u monde clos et lGunivers inini, 6U, 1$1". -n nuestros d&as se har4 hincapié en +ue la ciencia occidental ha sido elaorada en unci)n de deates teol)'icos * +ue, por e/emplo, se halla en relaci)n intr&nseca con el do'ma de la -ncarnaci)nE cr. ?lexandie o/\ve, 0-l ori'en cristiano de la ciencia moderna, en Mélan'es ?lexandre o*ré, Hermann, 1$=, t. , pp. 2%#!<$. 20Henri Aernard Maitre, 0Los Veolo'astrosG de la Universidad de 6ar&s en tiempos de -rasmo * de Paelais, en Ailioth\+ue dGFananisme e Penaissance 2;,1$%, pp. 2=>#2$=E Fean#6ierre
de la exé'esis apost)lica * patr&stica en el humanismo erasmianoE 21 los de Kilson sore el vocaulario tradicional adoptado por 3escartesE22 los de Aremond, o de tantos otros después de él, sore el vasto repertorio de corrientes m&sticas, una de las cuales es el /ansenismo. La aportaci)n considerale de estos estudios no esuma su car4cter m4s o menos discretamente apolo'ético. al ve, la misma ri+uea de su contenido se hio posile 'racias a este aspecto de réplica o de cruada, +ue los aseme/aa a un caallo de ro*a. La marca de los compartimentos socioideol)'icos es particularmente visile en la historio'ra&a reli'iosa rancesa. -s un ras'o, muchas veces sura*ado, de la sociedad rancesa. Los traa/os cient&icos nos revelaan la posici)n universitaria en esta materia. 6rivile'iaan a los 0cat)licos lierales sore los 0cat)licos intransi'entes (con excepci)n de la ora de Pené Pémond, estos Iltimos han sido estudiados por in'leses o norteamericanos, +ue no se interesan del mismo modo en los prolemas ranceses"E23 o ien daan la preerencia al 0modernismo cient&ico o social, 0sore el inte'rismo (cu*o interés hist)rico acaa de ser demostrado por 6oulat". 24Los deates internos de la sociedad rancesa han tra&do consi'o un ixismo historio'r4ico, * durante mucho tiempo, la reproducci)n indeinida de cortes ormales, cuando *a una erudici)n nueva modiicaa el contenido. -sta es+uematiaci)n tra&a como eecto el reempleo actual de los 0partidos opuestos de antaTo Breormados contra cat)licos, /ansenistas contra /esuitas, modernistas contra inte'ristas, etcéteraB * las anderas proven&an m4s de las situaciones socioculturales +ue de las convicciones personales. Las polémicas anti'uas or'aniaan la investi'aci)n cient&ica sin saerlo. Los historiadores se 0met&an en la sotana, el h4ito ola to'a de sus predecesores, sin darse cuenta +ue se trataa de vestimentas de controversistas o de predicadores +ue deend&an cada uno su causa. ?l'unos silencios atesti'uan ho* en d&a la huella de este pasado reciente, aun en estudios ma'istrales sore la sociedad * el pensamiento cl4sicos: discreci)n de Couert en lo reerente a las teolo'&as25o aun a la reli'i)nE ausencia de reerencias a la literatura reli'iosa en la interpretaci)n +ue oucault nos da del episteme cl4sico. 6ero tamién, * rec&procamente, silencio del aate Co'net sore la historia socioecon)mica en la -spiritualidad moderna, o ien, por el contrario, en muchos traa/os Massaut, Fosse Clichtove, lGhumanisme et la réorme du cler'é, Les Aelles Lettres 1$>. 21 Louis Aou*er, ?utour dG-rasme, ]tudes sur le christianisme des Humanistes catholi+ues, 6ara, 1%%E Henri de Luac, -xé'\se médiévale, ?uier, t. 9, 1$=. 22 ]tienne Kilson, ]tudes sur le r^le de la pensée médiévale dans la ormation du s*st\me cartésien, 9rin, 1%1. 23 Cr. Pené Pémond, La 3roite enrance de l>l% [ nos /ours, ?uier, 1%=. @e tienen las perspectivas an'lo#americanas con Pichard KriithsE he Peactionar* Pevolution, Londres, 1$$E -u'en eer, LGaction ranRaise, @toc, 1$2E etcétera. 24 -milc 6oulat, nté'risme et catholicisme inté'ral, Casterman, 1$, * el deate +ue sostuvo con 6aul 3rouiers, Cahiers de @ociolo'ie des Peli'ions, 2>,1$, pp. 1!1#1%2. Lucien evre, ?u coeur reli'ieux du J9\me si\cle, @evpen, 1%;, p. 1=$ 25 -n Aeauvais et les Aeauvaisis de 1$<< [ 1;!<, @evpen, 1$<. -n lG?ncien Pé'ime, t , ?. Colin, 1$. M. oucault, Les mots et les choses, Kallimard, 1$$, cap. #9. L. Co'net La @piritualité moderne, ?uier, 1$$, * la reseTa de M. 9enard en la Pev. dGhistoire de lGé'ise en rance, %=,1$>, pp. 1<1#1
consa'rados a las temporalidades de las aad&as, la presi)n social +ue hac&a +ue muchos cléri'os historiadores no prestaran atenci)n a la vida reli'iosa de esas mismas aad&as.
La mutación de los “pre)uicios” en ob)etos de estudio
Lierados de situaciones conlictivas +ue se ale/an cada ve m4s de nosotros, nos es m4s 4cil descurir su huella en los estudios arria citados. 8osotros mismos estamos *a en otro lado. ? medida +ue se orran las divisiones +ue todav&a a*er or'aniaan a una época * a su historio'ra&a, estas Iltimas pueden ser anal iadas en los mismos traa/os de a+uel tiempo. La terminaci)n de un per&odo aumenta nuestra lucide, pero esta comprensi)n, +ue se considera 0me/or * +ue ser4 en lo sucesivo la nuestra, se dee al hecho de +ue nosotros mismos nos hemos desplaadoE nuestra situaci)n nos permite conocer la de ellos de una manera mu* dierente a como ellos la conocieron. Lo +ue hace posile la relativiaci)n de los deates de a*er, * por lo tanto la identiicaci)n de las presiones +ue e/ercieron sore el discurso cient&ico, es la posici)n nueva de la reli'i)n en nuestra sociedad. Le/os de ser una uera, una amenaa, un con/unto de 'rupos * de cuerpos constituidos, como ocurr&a a*er, el Cristianismo rancés se liera ho* en d&a de su pesante social al salirse de compartimentos cerrados. 3e/a de constituir lu'ares propios, vi'orosos pero cerrados, en la naci)n. @e convierte en una re'i)n mal deinida * mal conocida de la cultura rancesa. Una historio'ra&a reli'iosa puede ahora convertirse en el o/eto de un nuevo exotismo, seme/ante al +ue conduce al etn)lo'o hacia los 0salva/es del interior o hacia la ru/er&a rancesa. @ocialmente, el cristianismo exist&a m4s intensamente cuando se le conced&a menos lu'ar a*er en el tiempo +ue el +ue se le concede ho* en el mundo. 6od&a uno callarse o ser parcial, cuando se trataa de enrentamientos, de adversarios o de 'rupos encerrados en su vitalidad propia. ?hora se dice +ue *a no constitu*e una uera, * +ue por necesidad se ha 0aierto, 0adaptado * conormado a una situaci)n donde se convierte en el o/eto de una curiosidad 0imparcial * en si'no le/ano de 0valores.26 La renovaci)n de la historia reli'iosa no si'niica, pues, un avance del cristianismo, sino la disoluci)n de sus instituciones * sus doctrinas en las nuevas estructuras de la naci)n, el paso de un estado de cuerpo opaco * resistente a un estado de transparencia * movimiento. Los 0pre/uicios de la historia o de los historiadores desaparecen cuando se modiica la situaci)n a la +ue se reer&an. La or'aniaci)n a*er viviente de una sociedad, incrustada en la )ptica de sus historiadores, se camia entonces en un pasado +ue puede ser estudiado. La or'aniaci)n camia de condici)n: de/a de estar del lado de los autores, como a+uello en unci)n de C. las oservaciones de 3. Fulia, 6. Levillain, 3. 8ordman * ?. 9auche, 0Pelexiones acerca de la historio'ra&a rancesa contempor4nea, en Pecherche et 3éats, =;, 1$=, pp. ;#=. 26 ?cerca del interés etnol)'ico * olcl)rico, +ue es el Inico +ue se presta ahora a la reli'i)n, * +ue explica a la ve la naturalea de una nueva 0curiosidad * la renovaci)n de los estudios acerca de las ideolo'&as (en lo sucesivo tenidas por incre&les, pero portadoras de un simolismo +ue dee descirarse", cr. M. de Certeau, La Culture au pluriel, col. 1<_1>, 1;=, pp. 11#!=: 0Las Pevoluciones de lo cre&le.
lo cual pensaan * se pasa del lado deZ o/eto, al cual nosotros, nuevos autores, deemos convertir, en pensale. -n unci)n de otra situaci)n nos es ahora posile examinar como 0pre/uicios las circunstancias de una época * el modo de comprensi)n de nuestros predecesores, rehailitar las relaciones con otros elementos de la misma época e inscriir su historio'ra&a en la historia +ue constitu*e el o/eto de nuestra propia historio'ra&a.27 # @e'In este modo de ver las cosas, los modos de comprensi)n de la historio'ra&a de a*er se encuentran en la misma posici)n +ue las ideolo'&as o las creencias cristianas. -stas Iltimas representan solamente a la distancia ma*or recorrida por la convicci)n +ue proporcionaa a un pasado sus principios de inteli'iilidad * +ue ho* en d&a dee ser comprendido se'In otros puntos de reerencia. La separaci)n entre estas dos posiciones nos est4 seTalando el prolema mismo del proceso hist)rico: la relaci)n entre el 0sentido +ue se ha convertido en un o/eto, * el 0sentido +ue permite actualmente comprenderlo. 3esde el momento en +ue se usca el 0sentido hist)rico de una ideolo'&a o de un acontecimiento, se encuentran no solamente métodos, ideas o una manera de comprender, sino la sociedad a la +ue se reiere la deinici)n de lo +ue tiene 0sentido. @i existe, pues, una unci)n hist)rica +ue especiica la conrontaci)n incesante entre un pasado * un presente, es decir, entre lo +ue or'aniaa a la vida o al pensamiento * lo +ue permite ho* en d&a pensarlo, existe tamién una serie indeinida de 0sentidos hist)ricos. Las creencias nos orecen un caso extremo de la relaci)n entre dos sistemas de comprensi)n a través del paso de una sociedad todav&a reli'io# sa (la del si'lo J9, por e/emplo" a una sociedad, la nuestra, donde lo 0pensale se ha seculariado.
3. La historia, discrso y realidad (os posiciones de lo real
@i recapitulamos todas estas aportaciones, la situaci)n de la historio'ra&a nos presenta la interro'aci)n sore lo real en dos posiciones mu* dierentes en el proceso cient&ico: lo real como conocido (lo +ue el historiador estudia, comprende o 0resucita en una sociedad pasada" * lo real como implicado por la operaci)n cient&ica (la sociedad actual a la +ue se reieren la prolem4tica del historiador, sus procedimientos, sus modos de comprensi)n * inalmente una pr4ctica del sentido" 6or una parte, lo real es el resultado del an4lisis, * por otra, es su postulado. -stas dos ormas de la realidad no pueden ni eliminarse ni reducirse la una a la otra La ciencia hist)rica se apo*a precisamente en su relaci)n mutua @u o/etivo propio es el desarrollo de esta relaci)n en un discurso. -videntemente, si'uiendo los per&odos o los 'rupos, la ciencia hist)rica se -l prolema consiste en saer +ué acontecimiento o +ué mutaci)n sociopol&tica, vuelve posile, se'In el punto de vi'a de la historio'ra&a del si'lo JJ, un an4lisis an4lo'o al +ue P. Mousnier dedic) en estos Iltimos aTos a los historiadores del si'lo J9. 6ero sin duda es necesario invertir los términos de la cuesti)n: un nuevo punto de vista cient&ico es precisamente uno de los indicios por donde se expresa * se encuentra un 0acontecimiento. 27
movilia de preerencia hacia uno de los dos polos Ha*, en eecto, dos especies de historia, se'In prevaleca la atenci)n a una de las dos posiciones de lo real. X aun cuando los casos en +ue ha* mecla de las dos especies superan a los casos puros, cada especie puede ser 4cilmente reconocida. Un primer tipo de historia se interro'a sore lo pensale * sore las condiciones de su comprensi)nE el otro pretende lle'ar a lo vivido, exhumado 'racias al conocimiento del pasado. La primera prolem4tica examina la capacidad de convertir en pensales a los documentos +ue ha encontrado el historiador. edece a la necesidad de elaorar modelos +ue permitan constituir * comprender series de documentos: modelos econ)micos, modelos culturales, etcétera. -sta perspectiva, cada ve m4s comIn en nuestros d&as, conduce al historiador a las hip)tesis metodol)'icas de su traa/o, a su revisi)n a través de intercamios pluridisciplinaresE a principios de inteli'iilidad capaces de instaurar pertinencias * de producir Shechos, * inalmente a una situaci)n epistemol)'ica presente en el con/unto de las investi'aciones caracter&sticas de la sociedad donde traa/a.28 La otra tendencia avorece la relaci)n del historiador con lo O7 vivido, es decir la posiilidad de revivir o de Sresucitar un pasado. Yuiere restaurar lo olvidado * encontrar a los homres a través de las huellas +ue han de/ado mplica adem4s un 'énero literario propio el relato, mientras +ue la primera, mucho menos descriptiva, se enrenta m4s ien con series de donde saldr4n dierentes tipos de métodos. -ntre estas dos ormas ha* tensi)n, pero no oposici)n. 6or+ue es un hecho +ue el historiador se halla en una posici)n inestale. @i da la prioridad a un resultado 0o/etivo, si intenta colocar en su discurso la realidad de una sociedad pasada * si desea devolver la vida a un desaparecido, reconoce siempre en toda reconstrucci)n el orden * el eecto de su propio traa/o. -l discurso destinado a decir lo otro si'ue siendo su discurso * el espe/o de su operaci)n. 6or el contrario, cuando vuelve a sus pr4cticas * examina sus postulados para renovarlos, el historiador descure presiones +ue se ori'inan m4s all4 de su presente * +ue se remontan a or'aniaciones anteriores, de las cuales su traa/o es el s&ntoma, no# la uente. ?s& como el 0modelo de la sociolo'&a reli'iosa implica (entre otras cosas" la condici)n nueva de la pr4ctica o del conocimiento en el si'lo J9, no de otra manera los métodos actuales llevan consi'o, disimulados como acontecimientos * camiados en c)di'os o en prolem4ticas de la investi'aci)n, anti'uas estructuraciones e historias olvidadas. undada, pues, en el rompimiento entre un pasado +ue es su o/eto, * un presente, +ue es el lu'ar de su pr4ctica, la historia no cesa de encontrar al presente en su o/eto * al pasado en sus practicas -sta pose&da por la extraTea de lo +ue usca, e impone su le* a las re'iones le/anas +ue con+uista * cree darles la vida.
Lo intermedio, situación de la historia y problema de lo real
Un traa/o incesante de dierenciaci)n (entre acontecimientos, entre 28 Cr
en particular la nueva serie de los ?nnales -@C (desde 1$" o he Fournal o nterdisciplinar* Histor* 1;< M 6ress (U@?"
per&odos, entre aportaciones, entre series, etcétera" es, en historia, la condici)n +ue permite relacionar elementos distintos, * por lo tanto, comprenderlos: -ste traa/o se apo*a en la dierencia +ue existe entre un presente * un pasado. @upone siempre al acto +ue presenta una novedad * se separa de una tradici)n para considerarla como un o/eto de conocimiento. -l corte decisivo en cual+uier ciencia (una exclusi)n es siempre necesaria cuando se procede con ri'or" toma en historia la orma de un l&mite ori'inal +ue constitu*e a una realidad como 0pasada, * +ue se explicita en las técnicas proporcionadas a la tarea de 0hacer historia. ?hora ien, este corte parece ser ne'ado por la operaci)n a la +ue da ori'en, puesto +ue lo 0pasado re'resa a la pr4ctica historio'r4ica. -l muerto resucita dentro del traa/o +ue postulaa su desaparici)n * +ue postulaa tamién la posiilidad de analiarlo como o/eto. La condici)n de este l&mite, necesario * ne'ado a la ve, caracteria a la historia como ciencia humana. -s 0humana, no en cuanto tiene al homre por o/eto, sino por+ue su practica reintroduce en el 0su/eto de la ciencia lo +ue *a ha&a distin'uido como su o/eto. @u unciona miento nos env&a del uno al otro polo de lo 0real. La actividad productora * el per&odo conocido se alteran rec&procamente. -l corte +ue ha&a puesto entre ellos una decisi)n 'eneradora de traa/o cient&ico (* uente de 0o/etividad" comiena a tamalearse. @e invierte, se desplaa, avana. -ste movimiento se dee precisamente al hecho de +ue el corte ha sido impuesto * no puede ser sostenido. -n el curso del movimiento +ue desplaa los términos de la relaci)n inicial, la misma relaci)n es el lu'ar de la operaci)n cient&ica. 6ero es un lu'ar cu*as mutaciones, como un corcho +ue lota en el a'ua, si'uen los movimientos m4s vastos de las sociedades, sus revoluciones econ)micas * pol&ticas, las relaciones comple/as entre 'eneraciones o entre clases, etcétera. La relaci)n cient&ica reproduce el traa/o +ue ase'ura a unos 'rupos el dominio sore otros hasta convertirlos en o/eto de posesi)nE pero da testimonio tamién del traa/o de los muertos, el cual, 'racias a una especie de ener'&a cinética, se perpetIa silenciosamente /unto con la supervivencia de estructuras anti'uas, 0continuando, dice Marx, 0su vida ve'etativa (ortve'etation".29 -l historiador no escapa ni del estado latente ni de la pesade de un pasado +ue todav&a est4 ah& (inercia +ue el 0tradicionalista llamar4 0continuidad, con la esperana de presentarla como la 0verdad de la historia". Xa no puede hacer astracci)n de los distanciamientos * de las exclusiones +ue deinen la época o la cate'or&a social a la +ue pertenece. -n su operaci)n, las permanencias ocultas * las rupturas instauradoras se amal'aman. X esto lo demuestra claramente la historia, puesto +ue tiene por o/eto dierenciarlas.30La r4'il * necesaria rontera entre un o/et) #pasado * una praxis presente comiena a tamalearse desde el momento en +ue al postulado icticio de un dato +ue dee ser comprendido, lo sustitu*e el examen de una operaci)n siempre aectada por determinismos * +ue siempre puede ser reconsiderada, siempre dependiente del lu'ar donde se eectIa dentro de una sociedad, * por lo tanto especiicada por prolemas, métodos * unciones propias. 29arl
Marx, 3as apital, Aerl&n, 1=;, t. t, p. ; (primer preacio"E cr. euvres, 6léiade, 1$%, t. 1, p.%= 30 -sto es lo +ue ha hecho notar insistentemente M. oucault, en particular en L V?rchéolo'ie du savoir, 1$, pp. 1$#1;.
La historia se desarrolla, pues, all&, en esas ronteras donde una sociedad se une con su pasado * con el acto +ue lo distin'ue de élE en las l&neas +ue traan la i'ura de una actualidad al separarla de su otro, pero +ue orran o modiican continuamente el retorno del 0pasado. Como en la pintura de Mir), el ras'o +ue diu/a las dierencias con contornos precisos * hace posile una escritura (un discurso * una 0historiciaci)n" se ve atravesado por un movimiento contrario. Ha* viraci)n de l&mites. La relaci)n +ue or'ania la historia es una reerencia camiante en la +ue nin'uno de los términos puede considerarse como estale.
La relación con el otro
-sta situaci)n undamental se revela en nuestros d&as de muchas maneras +ue se reieren a la orma o al contenido de la historio'ra&a. 6or e/emplo, el an4lisis de una duraci)n reve o lar'a, socioecon)mica o cultural, se ve precedido, en las oras de historia, de un 6reacio donde el historiador narra las etapas de su investi'aci)n. -l liro, compuesto de dos mitades desi'uales, pero sim)licas, une a la historia de un pasado, el itinerario de un proceso. Xa Lucien evre inau'uraa la presentaci)n de su Lutero con el examen de su propia situaci)n corno historiador en la serie de estudios consa'rados al mismo o/eto (12>". -l se inscri&a en la evoluci)n de una historia presente, al mismo tiempo +ue colocaa a Lutero en una serie an4lo'a m4s anti'ua. 6osteriormente, el historiador *a no s)lo precisa el lu'ar desde donde hala, sino los movimientos +ue ha hecho, o el traa/o +ue ha realiado en su metodolo'&a * en su prolem4tica. 6ierre 9ilar * -mmanuel Le Po* Ladurie, cu*as oras dominan la historio'ra&a presente, *uxtaponen el trao de una curva metodol)'ica de sus traa/os a la de las transormaciones estructurales de CataluTa o del Lan'uedoc durante cuatro si'los. La verdad de la historia est4 en un 0estado intermedio impuesto por una ora incapa de crear un o/eto +ue sustitu*a a esta relaci)n. -n @oriano, el an4lisis de los cuentos de 6errault se convierte en relato o en conesi)n de una Is+ueda, de manera +ue el o/eto del estudio, ra'mentado por sondeos metodol)'icos hetero'éneos, encuentra su unidad en la operaci)n donde se cominan sin cesar las acciones del autor * las resistencias de su material.31Con esta tensi)n interna, nervio de la explicaci)n hist)rica, deemos relacionar otro aspecto no menos sorprendente de las investi'aciones actuales: la conrontaci)n de un método interpretativo con su 0otro, o m4s precisamente, la evidencia de la relaci)n +ue mantiene un modo de comprensi)n con lo incomprensile +ue 0ha hecho resaltar. 6or e/emplo, la inmensa erudici)n cultural de ?lphonse 3upront encuentra por todas partes en la historia un 0p4nico, proundidad salva/e * sa'rada. @i al'una ve esta 0alma p4nica del colectivo, este impulso ori'inal, o esta opacidad neutra de una 0mentalidad colectiva, toma el aspecto de un punto de reerencia, de un si'niicado, o de una ase de la historia, se dee a una especie de icci)n +ue se apo*a en los puntos de vista m4s discutiles de tto o de Fun'. 6or+ue, en realidad, este 0p4nico es el nomre +ue un -mmenud Le Pa* LadNie, Les 6a*sans de Lan'uedoc, @evpen, 1$$, 1. i, pp. ;#11, * sore todo 6ierre 9ilar, La Catalo'ne dans lG-spa'ne moderne, @evpen, 1$2, t. , pp. 11#!>. 31 Marc @oriano, Les Conte de 6errault. Culture savante et traditions populaires, Kallimard, 1$>.
conocimiento prodi'iosamente extendido da a su propio l&mite, a lo desconocido +ue revela * encuentra en su avance, a todo lo i'norado +ue hace aparecer el pro'reso de una ciencia. Una dimensi)n de la historia se seTala (* no se elimina, como en otras partes" por un 0irracional proporcionado a la investi'aci)n +ue se ha colocado a/o el si'no de un conocimiento de las ideas * de las ormas culturales: 0Lo no hist)rico, dice 3upront, es indispensale a lo hist)rico. 6ierre 9ilar presenta un en)meno an4lo'o: la existencia misma del tema de su traa/o BCataluTaB es el eni'ma +ue hace sur'ir un ri'uroso an4lisis socioecon)mico. 5C)mo se constitu*e CataluTa como unidad propia7 5C)mo camia esta unidad con la aparici)n, tamién prolem4tica, de la unidad 0espaTola7 -n estos prolemas, la notale demostraci)n de 6. 9ilar, +ue convierte la teor&a econ)mica en an4lisis hist)rico para captar una 0historia prounda partiendo de las variaciones econ)micas, encuentra su otro. @e topa con continuos eni'mas: 0la ormaci)n de 'rupos con uerte conciencia de comunidad, la naturalea de la 0personalidad re'ional o nacional, el sentido de un 0+uerer pol&tico. 32-l ri'or de su interpretaci)n `iera, como un resto o como lo +ue se le vuelve incomprensile, a la unidad de conciencia cu*as condiciones * uncionamiento han sido, sin emar'o, tan vi'orosamente aclaradas. 8o dee sorprendernos +ue el prolema aierto por la irrupci)n del otro en los procesos cient&icos apareca i'ualmente en sus o/etos. La investi'aci)n no usca Inicamente comprensiones +ue sal'an ien. Pe'resa a los o/etos +ue *a no comprende. @e da cuenta de lo +ue va perdiendo al ortiicar sus exi'encias * sus métodos. La Historia de la locura nos indica el momento en +ue un cientiicismo inlado tiene +ue enrentarse con onas +ue ha&a considerado como un desperdicio o como un revés incomprensile. La ciencia hist)rica ve crecer las re'iones silenciosas de donde ha estado ausente. -s tamién el momento en +ue otras ciencias hacen el alance de las molestias +ue les han producido sus propios éxitos. -l liro de Michel oucault nos presenta esta interro'ante. Lo expresa a través de un o/eto perdido por la historia, pero +ue no se puede suprimir: la locura, constituida por todo lo +ue ha excluido la ra)n. Ciertamente, si consideramos todo esto, el esuero del autor para devolver a la locura su len'ua/e propio tiene +ue resultar un racaso * contradecirseE el autor vacila entre la 0recuperaci)n de la locura a/o el si'no de un nuevo tipo de comprensi)n * el crecimiento indeinido del si'no astracto (la locura" destinado a desi'nar un casillero vac&o incapa de ser llenado por la -n Pevue de @*nt\se, nIm !;#!, p. !2. Cr. tamién al'unos estudios particularmente importantes 0Lourdes, perspectivas de una sociolo'&a de lo sa'rado, en La ale ronde, 12%, ma*o 1%>, pp. ;=#$E 06rolemas * métodos de una historia de la psicolo'&a colectiva, en ?nnales -@C, 1$, 1$1, pp. !#11E 0ormas de la cultura de las masasE de la +ue/a pol&tica a la pere'rinaci)n tumultuosa (si'los J9#JJ", en 8iveaux de culture el 'roupes sociaux, Mouton, 1$>. pp. 1=#1$;. 32 6. 9ilar, La Catalo'ne..., op. cit., t. i. 6reacio. pp. !$.!;. La conrontaci)n entre expresi)n cultural * estructuras econ)micas es particularmente rica (deido al mismo o/eto estudiado" en 0-l iempo del Yui/ote (-urope, enero 1%$, pp. !#1$"E 0Los primitivos espaToles del pensamiento econ)mico (Mélan'es M. Aataillon, 1$2, pp. 2$1.2>="E o, desde un punto de vista m4s metodol)'ico, en 0Marxismo e historia en el desarrollo de las ciencias humanas (@tudi storici, 1, nIm. %, 1$<, pp. 1<<>#1<=!". M. oucauli, olie el déraison. Histoire de la olie [ G'e classi+ue. 6lon, 1$1 (nueva edici)n, Kallimard, 1;2".
historio'ra&a. 6ero +ueda este hueco aierto delante de la ra)n cient&ica a/o la orma de o/etos +ue la ra)n rodea sin decidirse a atacarlos. Los estudios consa'rados a la ru/er&a, al mila'ro, a la locura, a la cultura 0salva/e, etcétera, se han multiplicado desde entonces. @eTalan un enrentamiento donde la etnolo'&a * el psicoan4lisis han permitido a la historia explicitar su in+uietante extraTea. La 0ra)n cient&ica est4 indisolulemente unida a la realidad +ue encuentra a su somra * a su otro en el momento en +ue los exclu*e. -sta moviliaci)n de la historio'ra&a hasta los l&mites +ue especiican * relativian su discurso, se reconoce todav&a a/o la orma, m4s epistemol)'ica, de traa/os consa'rados a los modos de dierenciaci)n entre las ciencias. amién a+u& Michel oucault tiene valor de si'no. 9olviendo a tomar an4lisis anteriores, principalmente los de Can'uilhem, nos muestra c)mo la historia se divide (* se deine" en unci)n de una cominaci)n sincr)nica de discursos +ue se contradistin'uen mutuamente * se reieren a re'las comunes de dierenciaci)n. 33 6ase lo +ue pase con_ las posiciones propias del autor, su ora descrie * precipita el movimiento +ue lleva a la historia a convertirse en un traa/o sore el l&mite: a situarse en relaci)n con otros discursos, a plantear la discursividad en su relaci)n con un eliminado, a medir los resultados en unci)n de o/etos +ue se le escapanE pero tamién a estalecer continuidades al aislar las series, a precisar métodos al distin'uir los distintos o/etos +ue se captan en un mismo hecho, a revisar * a comparar las periodiaciones dierentes +ue hacen aparecer diversos tipos de an4lisis, etcétera. -n lo sucesivo, 0el prolema *a no est4 en la tradici)n * en las huellas, sino en la divisi)n * en el l&mite. Halemos de l&mite o de dierencia m4s ien +ue de discontinuidad (término demasiado ami'uo por+ue parece postular la evidencia de un corte en la realidad". -ntonces podremos decir +ue el l&mite se convierte 0en instrumento * o/eto de nvesti'aci)n a la ve. 34 -ste concepto operatorio de la pr4ctica historio'r4ica, es el instrumento de su traa/o * el lu'ar de su examen metodol)'ico.
El discurso de la historia
Un paso m4s, * la historia ser4 enocada como un texto +ue or'ania unidades de sentido * lleva a cao transormaciones cu*as re'las pueden determinarse, -n eecto, si la historio'ra&a puede recurrir a los procedi# mientos semiol)'icos para renovar sus pr4cticas, ella misma se les orece como un o/eto, en cuanto constitu*e un relato o un discurso propio. al ve hasta ahora los ensa*os consa'rados a la historia desde esta perspectiva no son totalmente convincentes en cuanto postulan la univocidad del 'énero 0hist)rico a través de los si'los. ?s& lo hace Poland Aarthes cuando se pre'unta si 0la narraci)n de acontecimientos pasados, sometida... a la sanci)n de la VcienciaG hist)rica, colocada a/o la cauci)n imperiosa de lo VrealG, /ustiicada por principios de exposici)n VracionalG.., Cr. a este respecto las a'udas oservaciones de Fac+ues 3errida, LG]criture et la diérence, @euil, pp. %1#; (0Co'ito e historia de la locuraG". 33M. oucault, LG archéolo'ie du savoir, op. cit., pp. 2#1<1: 0Las re'ularidades discursivas. 34 id., pp. 12 * 1;.
diiere verdaderamente, por al'In ras'o espec&ico, por una pertinencia indudale, de la narraci)n ima'inaria, tal como nos la presenta la epope*a, la novela o el drama.Yuerer responder a esta pre'unta as4ndose Inicamente en el examen de al'unos 0historiadores cl4sicos BHerodoto, Ma+uiavelo, Aossuet * MicheletB, 5no es acaso suponer demasiado pronto la homolo'&a de todos esos discursosE aprovechar con demasiada acilidad los e/emplos m4s inmediatos de la narraci)n, mu* ale/ados de las investi'aciones presentesE tomar el discurso uera del 'esto +ue lo constitu*e en una relaci)n espec&ica con la realidad (pasada" de la +ue se distin'ue, * no tener en cuenta, por consi'uiente, las modalidades sucesivas de dicha relaci)nE inalmente ne'ar el movimiento actual +ue convierte al discurso cient&ico en la exposici)n de las condiciones de su producci)n, m4s ien +ue en la 0narraci)n de tos acontecimientos pasados%2 .35 Pesulta +ue a través de las oras 0cl4sicas, la condici)n de un escrito 0hist)rico parece deinida por una cominaci)n de si'niicaciones Inicamente articuladas * presentadas en términos de hechos 6ara Poland Aarthes, en eecto (si omitimos los detalles de su ar'umentaci)n lin'D&stica", los 0hechos de +ue hala la historia uncionan como indica# dores. Kracias a las relaciones estalecidas entre hechos, o a la elevaci)n de ellos al valor de s&ntomas para una época entera, o a la 0lecci)n (moral o pol&tica" +ue or'ania al discurso entero, ha* en cada historia un proceso de si'niicaci)n +ue tiende siempre a 0completar el sentido de la historia: el historiador es el homre +ue reIne no tanto hechos sino si'niicantes. 36 3a la impresi)n de contar hechos, siendo +ue en realidad enuncia sentidos, +ue por lo dem4s remiten lo notado (lo +ue el historiador retiene como propio" a una concepci)n de lo notale. Lo si'niicado del discurso historio'r4ico son las estructuras ideol)'icas o ima'inarias, +ue se ven aectadas por un reerente exterior al discurso, inaccesile en s& mismo. P. Aarthes llama 0eecto de lo real al artiicio del discurso historio'r4ico, +ue consiste en ocultar a/o la icci)n de un 0realismo, una manera, necesariamente interna al len'ua/e, de plantear un discurso. S-l discurso hist)rico no si'ue a lo real, Inicamente lo si'niica al no de/ar de repetir as& pas), sin +ue esta aserci)n pueda ser nunca otra cosa sino el revés si'niicado de toda la narraci)n hist)rica.37 -vocando 0el presti'io del as& pas) a prop)sito de la historia, P. Aarthes lo pone en relaci)n con el desarrollo actual de la novela realista, del diario &ntimo, de la nota period&stica, de los museos, de la oto'ra&a, de los documentales, etcétera. odos estos discursos se apo*an, en eecto, sore al'o real perdido (pasado"E reintroducen como reli+uia, en el interior de un texto cerrado, la realidad +ue se ha desterrado del len'ua/e. 6arece +ue las palaras, al no poder ser *a acreditadas por una relaci)n eectiva con las cosas +ue desi'nan, se han hecho m4s aptas para ormular sentidos en cuanto se ven menos limitadas por una adhesi)n a lo real. ?s&, m4s ien +ue un retorno a lo real, el 0realismo expresa la disponiilidad de una multitud de palaras hasta ahora destinadas a hechos particulares +ue en lo sucesivo pueden utiliarse en la producci)n de le*endas o de icciones. 6or+ue el 35 Poland
Aarthes, 0-l 3iscurso de la historia, en @ocial @cience inormation, 9, =, 1<$;, pp. $%#;%... 3ee compararse con 0-l eecto de lo real, del mismo autor, en Communications, 11, 1$>,pp. >=#<, * VLa -scritura del acontecimiento, en Communications, 12, 1$>, pp. 1<>#11!. 36 P. Aarthes, 0-l discurso de la historia, op. cit., p. $%. 37 id, pp. ;!#;=.
vocaulario de lo 0real pasa a ser parte del material veral +ue puede or'aniarse en el enunciado de un pensale o de un pensado. Xa no tiene el privile'io de ser el aloramiento de hechos, de permitir +ue emer/a a través de ellos una Pealidad prounda, ni de ser por eso mismo aureolada con el poder de 0expresar a la ve la 0cosa misma * el @entido +ue vendr&a en ella. 3esde este punto de vista, podemos decir +ue 0en lo sucesivo el si'no de la Historia es no tanto lo real sino lo inteli'ile. 38 6ero no se trata de cual+uier inteli'ile. V-l desvanecimiento de la narraci)n en la ciencia hist)rica actual da testimonio de la prioridad concedida por esta ciencia a las condiciones en las +ue elaora lo 0pensa# le (tal es el sentido de todo el movimiento 0estructuralista". X este an4lisis, +ue se reiere a los métodos, es decir, a la producci)n de sentidos, no puede disociarse en historia de un lu'ar * de un o/eto: -l lu'ar es, a través de los procedimientos, el acto presente de esta producci)n * la situaci)n +ue ho* lo vuelve posile al determinarloE el o/eto son las condiciones en las cuales una u otra sociedad se han dado un sentido por un traa/o, +ue es, a pesar de todo, determinado. La historia no es una cr&tica e epistemol)'ica. @iempre +uedar4 como un relato. 8os cuenta su propio traa/o * al mismo tiempo el traa/o +ue puede leerse en un pasado. X por lo dem4s no comprende a este Iltimo sino aclarando su propia actividad productora, * rec&procamente, a historia se comprende a s& misma en el con/unto * en la sucesi)n de producciones, de las cuales ella misma es un eecto. @i pues, el relato de 0lo +ue pas) desaparece de la historia cient&ica (para extenderse, por el contrario, en la historia vul'ariada", o si la narraci)n de los hechos toma la apariencia de una 0icci)n propia de cierto tipo de discurso, no tendr&amos derecho a concluir +ue la reerencia a lo real comiena a desvanecerse. M4s ien la reerencia se ha desplaado. Xa no se nos da inmediatamente con los o/etos narrados o 0reconstituidos. -st4 implicada en la creaci)n de 0modelos (destinados a volver 0pensales a los o/etos" proporcionados a pr4cticas, en la conrontaci)n con lo +ue les resiste, los limita * hace alusi)n a otros modelos, inalmente en la elucidaci)n de lo +ue ha vuelto posile a esta actividad al inscriirla en una econom&a particular (o hist)rica" de la producci)n social. 3esde este punto de vista, se puede pensar con ?.F. Kreimas, +ue rente a los modelos capaces de inormarnos del uncionamiento de un len'ua/e, o si se preiere, rente al an4lisis de las cominaciones posiles en la or'aniaci)n * la transormaci)n de elementos en nImero inito, lo hist)rico aparece ante la ormulaci)n estructuralista 0como una limitaci)n de sus posiilidades de maniestaci)n. ?s& como la estructura at)mica, nos dice, se concie 4cilmente como una posiilidad entre las cominaciones de las +ue el universo actualmente maniestado no es sino una realiaci)n parcial, una estructura sem4ntica, ima'inada, un modelo an4lo'o, permanece aierta * solo puede ser clausurada por la historia. 39 -l l&mite se encuentra en el centro de la ciencia hist)rica * desi'na al otro 38 iid.,
p. ;%. -n la 0ilusi)n reerencial, de lo real, en el 0realismo, P. Aarthes descure una nueva verosimiitud (0-l eeecto de lo real, op. cit., p. >>". -sto 0real es la connotaci)n de un pensale. 39 ?.F. Kreimas, 3u sens. -ssais sémioti+ues, @euil, 1;<, p. 111. Cr. todo el cap&tulo, 0Historia * estructura pp. 1
de la ra)n de lo posile. Aa/o esta i'ura lo real reaparece en el interior de la ciencia. @in emar'o, +ue la distinci)n entre las ciencias 0exactas * ciencias 0humanas *a no pasara por la ormaliaci)n o en el ri'or de la veriicaci)n, m4s ien las disciplinas se distin'uen se'In el lu'ar +ue otor'an, unas a lo posile, * otras al l&mite. -n todo caso, existe sin duda al'una una ascinaci)n provocada por el l&mite, +ue va unida al oicio del etn)lo'o o del historiador, o lo +ue es casi lo mismo, una ascinaci)n provocada por el otro. 6ero el l&mite no es solamente lo +ue encuentra constantemente delante de s& el traa/o hist)rico or'aniado por la voluntad de volver pensale una cosaE tamién se relaciona con el hecho de +ue cada proceso interpretativo ha tenido +ue ser ien estalecido para poder deinir los procedimientos proporcionados a un modo de comprensi)n. Una nueva determinaci)n de lo 0pensale supone, m4s all4 de ella misma, situaciones econ)micas * socioculturales +ue la han vuelto posile. oda producci)n de sentido da testimonio de un acontecimiento +ue ocurri) * +ue la ha permitido. ?un las ciencias exactas se ven oli'adas a exhumar su relaci)n con una historia, es decir el prolema de la relaci)n entre su discurso *lo +ue implica sin decirlo Bentre una coherencia * una 'énesis. -n el discurso hist)rico, la interro'aci)n sore lo real vuelve, pues, no s)lo con la articulaci)n necesaria entre los posiles * sus limitaciones, o entre los universales del discurso * la particularidad unida a los hechos (cual+uiera +ue sea su clasiicaci)n"E40sino vuelve tamién a/o la orma del ori'en postulado por el desarrollo de un modo de lo 0pensale. La pr4ctica cient&ica se apo*a en una praxis social +ue no depende del conocimiento. -l espacio del discurso nos remite a una temporalidad dierente de la +ue or'ania las si'niicaciones se'In las re'las clasiicatorias de la con/u'aci)n. La actividad +ue produce al sentido * +ue estalece una inteli'iilidad del pasado, es tamién el s&ntoma de una actividad experimentada, el resultado de acontecimientos * de estructuraciones +ue ella misma camia en o/etos pensales, la representaci)n de una 'énesis or'aniadora +ue se le escapa.
!. La historia como mito
La historia caer&a en ruinas sin la clavé de toda su ar+uitectura: la articulaci)n del acto +ue ella estalece con la sociedad +ue ella rele/aE el corte, constantemente puesto en tela de /uicio, entre un presente * un pasadoE la dole condici)n del o/eto +ue es un 0eecto dé lo real en el texto * lo no dicho implicado por la clausura del discurso. @i la historia de/a su lu'ar propio Bel l&mite +ue ella estalece * ella recieB, se descompone para no ser m4s +ue icci)n (la narraci)n de lo +ue paso" o relexi)n epistemol)'ica (la elucidaci)n de sus re'las de traa/o" 6ero no es ni la le*enda a la cual cierto tipo de vul'ariaci)n la reduce, ni la criteriolo'&a +ue hac&a de ella el Inico an4lisis cr&tico de sus procedimientos. La historia /ue'a entre las dos, encima del l&mite +ue separa las dos reducciones, como Charlie Chaplin se dein&a, al inal del 6ere'rino, por una carrera a lo lar'o de la rontera mexicana, entre dos pases +ue lo expulsaan al mismo 40 6rolema
+ue tiene cierta analo'&a con el +ue trataan las primeras iloso&as del len'ua/e a inales de la -dad Media. C. Claude 6i'uet, 0La disputa de los universales * el prolema contempor4neo del len'ua/e en Pevue de théolo'ie et de 6hilosophie, 1, 1$, pp. !2# =11.
tiempo, * cu*os i'a's diu/aan a la ve la dierencia * la l&nea de sutura. Lanado, *a hacia un presente, *a hacia un pasado, el historiador experimenta una praxis +ue es inextricalemente la su*a * la del otro (otra 5poca o la sociedad +ue ho* lo determina" -laora la ami'Dedad misma +ue desi'na el nomre de su disciplina. Historie * Keschichte: ami'Dedad rica en sentido. -n eecto, la ciencia hist)rica no puede desolidariar completamente su pr4ctica de lo +ue capta como un o/eto * tiene como tarea indeinida precisar los mocos sucesivos de esta articulaci)n. -sta es sin duda la ra)n por la cual la historia ha tomado el relevo de los mitos 0primitivos o de las teolo'&as anti'uas desde +ue la civiliaci)n occidental de/) de ser reli'iosaE * en el mundo pol&tico, social o cient&ico se deine por una praxis +ue compromete i'ualmente sus relaciones con ella misma * con otras sociedades. -l relato de esta relaci)n de exclusi)n * de ascinaci)n, de dominaci)n o de comunicaci)n con el otro (car'o ocupado sucesivamente por al'o cercano, o al'o uturo", permite a G nuestra sociedad narrarse a s& misma 'racias a la historia. unciona como lo hac&an, o lo hacen todav&a en civiliaciones remotas, los relatos de, luchas cosmo')nicas +ue enrentan un presente con su ori'en. -sta localiaci)n del mito aparece no solamente con el movimiento +ue conduce a las ciencias 0exactas o 0humanas, hacia su historia (lo cual permite a los cient&icos situarse en un con/unto social", o con la importancia de la vul'ariaci)n hist)rica (+ue vuelve pensale la relaci)n de un orden con su camio, o +ue lo exorcia con el estriillo: 0@iempre ha sido as&", o todav&a m4s con las mil resurrecciones de la 'enial identiicaci)n, iniciada por Michelet, entre la historia * la autoio'ra&a de una naci)n, de un puelo o de un partido. La historia se ha convertido en nuestro mito por raones m4s undamentales, resumidas en al'unos de los an4lisis +ue *a presentamos.
&na identidad por una diferenciación
-l discurso hist)rico vuelve expl&cita a una identidad social, no como 0dada o estale, sino como dierenciada de una época anterior o de otra sociedad. @upone la ruptura +ue convierte a una tradici)n en un o/eto pasado, as& como la historia del 0?nti'uo Pé'imen implica la Pevoluci)n.416ero esta relaci)n con el ori'en pr)ximo o le/ano del cual una sociedad se separa sin poder eliminarlo, es analiada por el historiador +ue la convierte en el lu'ar de su ciencia. -n un texto +ue conserva todav&a la orma de un relato, apo*a la pr4ctica de una nueva inteli'iilidad * la permanencia de pasados dierentes (+ue soreviven no s)lo en los documentos, sino en ese 0archivo particular +ue es el mismo traa/o hist)rico". -n 0La Historia * la unidad de las ciencias del homre (en ?nnales -@C, 2!, nIm. 2, 1$>, pp.2!!#2=<", Charles Moraé enoca desde ese punto de vista al papel central de la historia: La historia es 0sincretista por+ue la relaci)n entre las ciencias humanas se revela * se desarrolla a través de ellaE ho* en d&a nos parece +ue la historia se ra'menta al adherirse a disciplinas cada ve m4s diver'entes. 41 3espués de haer usado la )rmula 0el ré'imen precedente, se hala, a partir de noviemre de 1;>, del 0anti'uo ré'imenG. C. ?lert @ooul, La Civilisation et la Pévo1ution ranRaise. ?rthaud, t. . 1;<, p. !;, * las relexiones de 6ierre Kouert. LG?ncien Pé'ime, ?. Colin, t. 1, 1$, cap.l.
@i por una parte la historia tiene por unci)n expresar la posici)n de una 'eneraci)n en relaci)n con las precedentes al decir: 0Xo no so* a+uella, aTade siempre a esta airmaci)n un complemento no menos peli'roso, +ue oli'a a conesar a una sociedad: 0@o* al'o distinta de lo +ue +uiero ser, * esto* determinada por lo +ue nie'o. La historia da prueas de una autonom&a * de una dependencia cu*as proporciones var&an se'In los medios sociales * las situaciones pol&ticas donde se elaora. Aa/o la orma de un 0traa/o inminente en el desarrollo humano, toma el lu'ar de los mitos por medio de los cuales una sociedad representaa sus relaciones ami'uas con sus or&'enes, * a través de una historia violenta de los Comienos, sus relaciones con ella misma.
El origen del lengua)e el muerto y el 'i'o
? pesar de sus exordios o sus preacios en primera persona (en el !chbe* richt " +ue tienen valor de introducci)n iniciadora * proponen un 0en a+uel tiempo 'racias a la separaci)n, ien notada, del tiempo del autor, la historia es un discurso en tercera persona. Aatallas, pol&ticas o salarios son el su/eto#o/etoE pero, como dice Poland Aarthes, 0nadie est4 all& para asumir el enunciado. -l discurso sore el pasado tiene como condici)n ser el discurso del muerto. -l o/eto +ue circula por all& no es sino el ausente, mientras +ue su sentido es ser un len'ua/e entre el narrador * sus lectores, es decir entre presentes. La cosa comunicada opera la comunicaci)n de un 'rupo consi'o mismo por medio de esa remisi)n a un tercero ausente +ue es su pasado. -l muerto es la i'ura o/etiva de un intercamio entre vivos. -s el enunciado del discurso +ue lo transporta como un o/eto, pero en unci)n de una interlocuci)n lanada uera del discurso, hacia lo no#dicho. 3e acuerdo con estas con/u'aciones con el ausente, la historia se convierte en el mito del len'ua/e. Maniiesta la condici)n del discurso: una muerte. 8ace, en eecto, de la ruptura +ue orma un pasado distinto de su tarea presente. @u traa/o consiste en crear ausentes, en convertir los si'nos dispersos en la supericie de una actualidad en huellas de realidades 0hist)ricas, +ue altaan por+ue eran 0otras. 6ero el ausente es tamién la orma presente del ori'en. 42 Ha* mito por+ue a través de la historia el len'ua/e se ha enrentado con su ori'en. Ciertamente, la conrontaci)n toma a+u& aspectos dierentes: *a es la relaci)n del discurso hist)rico con tal o cual per&odo +ue ha sido preerido como o/eto de estudio, en la serie lineal de una cronolo'&aE o ien el movimiento +ue remite dicho per&odo a un m4s all4 primitivo, * trepa indeinidamente hasta un 0comieno ima'inario, tope icticio pero necesario, para +ue se pueda a/ar a través de los tiempos * clasiicarlos, etcétera. 6ero una relaci)n m4s pr)xima * m4s undamental se seTala con ese cero inicial: la relaci)n de cada discurso con la muerte +ue lo vuelve posile. -l ori'en est4 dentro del discursoE * es precisamente este ori'en el +ue no puede convertirse en un o/eto enunciado. -l discurso tiene por deinici)n el ser un decir +ue se apo*a sore lo +ue P. Aarthes, 0-l discurso de la historia, op. cit. p. ;1. 42 3ecimos esto de/ando al mar'en el examen, esoado en otra parte, de los prolemas planteados por la intervenci)n del psicoan4lisis en el campo de la historia. Cr. 0Lo +ue reud hace de la historia, inra
*a pas) completamenteE ha* propiamente un comieno +ue supone un o/eto perdidoE tiene por unci)n ser, entre los homres, la representaci)n de una escena primitiva orrosa pero todav&a capa de or'aniar. -l discurso se apo*a tamién sore la muerte, a la cual postula, pero +ue es contradicha por la pr4ctica hist)rica. 6or+ue halar de los muertos es al mismo tiempo ne'ar la muerte * casi desaiarla. 6or eso se dice +ue la historia los 0resucita. Literalmente esta palara es un en'aTo, pues la historia no resucita a nadie. 6ero evoca la unci)n permitida a una disciplina +ue trata a la muerte como un o/eto de su saer, * al orar as&, da lu'ar a la producci)n de un intercamio entre vivos. ?s& es la historia. Un /ue'o de la vida * de la muerte se desarrolla en el tran+uilo luir de un relato, resurrecci)n * ne'aci)n del ori'en, revelaci)n de un pasado muerto * resultado de una practica presente Peitera, en un ré'imen dierente, los mitos +ue se ediican sore un asesinato o una muerte ori'inal, * hacen del len'ua/e la huella siempre permanente de un comieno ian imposile de encontrar como de olvidar.
El decir y el hacer
La historia se reiere, inalmente, a un hacer +ue no es solamente el su*o (0hacer historia", sino el de la sociedad +ue especiica una producci)n cient&ica. @i permite a un orar comIn darse un len'ua/e técnico propio, remite a esta praxis social como a lo +ue vuelve posiles los textos or'aniados por una nueva inteli'iilidad del pasado. -sta relaci)n del discurso con un hacer, est4 dentro de su o/eto, puesto +ue, de un modo o de otro, la historia hala siempre de tensiones, de conlictos, de /ue'os de uera. 6ero tamién est4 uera, puesto +ue el modo de comprensi)n * el tipo de discurso son determinados por el con/unto sociocultural m4s vasto +ue i/a a la historia su lu'ar particular. Las socieda# des estales dan lu'ar a una historia +ue atiende especialmente a las continuidades * tiende a dar valor de esencia humana a un orden s)lidamente estalecido. -n las épocas de movimiento o de revoluci)n, las rupturas de la acci)n colectiva o individual se convierten en el principio de la inteli'iilidad hist)rica. 6ero esta reerencia a la or'aniaci)n social del orar Bmoviliada por el desarrollo de un orden pol&tico o por la undaci)n de re'&menes nuevosB no interviene sino indirectamente en el an4lisis cient&ico. @e introduce sim)licamente con una t)pica de lo inteli'ile se'In los per&odos de la historio'ra&a, el acontecimiento o la serie continua constituir4n el punto de partida * la deinici)n de lo inteli'ile Un tipo de sociedad se revela tamién en el modo como se cominan la discursividad del 0comprender * el repudio de 0lo +ue pasaE por e/emplo, el modelo socioecon)mico se preiere a la io'ra&a, o viceversa, etcétera. -spe/o del hacer +ue deine en nuestros d&as a una sociedad, el discurso hist)rico es a la ve su representaci)n * su revés. 8o es el todo B`como si el saer diera la realidad o la hiciera acceder a su 'rado m4s elevadoZ -sta manera exa'erada de considerar al conocimiento ha sido superada. odo el movimiento de la epistemolo'&a contempor4nea, en el campo de las ciencias llamadas 0humanas, la contradice * m4s ien humilla a la conciencia -l curso historio'r4ico no es sino una piea m4s de una moneda +ue se devalIa. 3espués de todo, no es sino papel. 6ero seria also
desplaarlo de un exceso de honor a un exceso de indi'nidad. -l texto de la historia, siempre su/eto a revisi)n, duplica el orar como si uera su huella * su interro'ante ?po*ado sore lo +ue él mismo no es Bla a'itaci)n de una sociedad, pero tamién la pr4ctica cient&ica en s& mismaB, arries'a el enunciado de un sentido +ue se comina sim)licamente en el hacer. 8o sustitu*e a la praxis social, pero es su testi'o r4'il * su cr&tica necesaria. 3estronado del lu'ar adonde lo ha&a elevado la iloso&a, +ue en el @i'lo de las Luces o en tiempos del idealismo alem4n lo convirti) en la Iltima maniestaci)n del -sp&ritu del mundo, el discurso historio'r4ico ha camiado, sin duda al'una, el lu'ar del re* por el del niTo de la le*enda, apuntando hacia una verdad +ue todo el mundo parec&a +uerer olvidar. al es tamién, la posici)n del mito, reservado para la iesta +ue are en el traa/o el paréntesis de una verdad. @in +uitar nada a las unciones anteriormente sura*adas, no deemos descuidar a la +ue une el decir hist)rico con el hacer social, sin identiicar el primero con el se'undoE esta unci)n recuerda al traa/o su relaci)n con la muerte * con el sentidoE sitIa a la historio'ra&a verdadera del lado de las cuestiones indiscretas +ue deen investi'arse en el inmenso movimiento de la praxis.