LA INMIGRACIÓN ARGENTINA Universidad Autónoma De Entre Ríos Facultad De Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Profesorado De Geografía Seminario de la Práctica Docente I Profesora: Pagani, Marina Alumna: Omacini, Yamila
OCTUBRE 13, 2017
Índice. Introducción..................................................... ..................................................... ....................... 2 Desarrollo. .................................................................................................................................... 4 La llegada de los inmigrantes.......................................... ....................................................... 4
Inmigrantes de ultramar. .................................................................................... 5 Inmigrantes limítrofes. ........................................................................................ 6 Inmigrantes de países asiáticos. ........................................................................... 7 Inmigrantes de Europa del Este .......................................................................... 7 La inmigración Internacional reciente en la Argentina. .................................... 8 Impacto de la inmigración. ............................................ ......................................................... 9
Población nacida en el extranjero según origen limítrofe o no limítrofe ........... 9 Población extranjera según país de origen, Censo de 2001. ............................. 10 Rol desempeñado por la migración internacional en l a evolución demográfica de la población argentina........................................ .......................................................... ............. 12 La inmigración en la legislación Argentina. ....................................................................... 13 Conclusión..................................................... ........................................................ ..................... 14 Bibliografía. ............................................................................................................................... 15
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Introducción Las migraciones internacionales 1 constituyen un proceso social complejo ligado históricamente al desarrollo de los países. Ellas han puesto de manifiesto y continúan expresando los profundos desequilibrios económicos, sociales y políticos entre países y regiones (Maguid, 2001, pág. 59). La Argentina del siglo XIX era un vasto territorio con una escasa densidad demográfica, la necesidad de atraer inmigración de Europa era un deseo permanente. Mientras Europa se industrializaba, Argentina era un país agroganadero que abastecía de materia prima, productos agrícolas y animales de cría, al viejo continente. A su vez recibía a sus hijos que venían atraídos por la promesa de trabajo, paz y bienestar; escapando de las guerras y persecuciones; en busca de mejores horizontes en el nuevo mundo. Aquí se quedaron, tuvieron hijos, mezclaron sus sangres y sus idiomas, sus culturas y su ambición de pertenencia, aportando a la construcción de un sueño colectivo, su nuevo país la Argentina (equipo, 2016). La Argentina fue lugar de destino, principalmente, de dos grandes flujos migratorios: los migrantes de ultramar a fines del siglo XIX y principios del XX, primero, y una corriente menor después de la Segunda Guerra Mundial y hasta fines de los años cincuenta, y los migrantes limítrofes, que se hicieron visibles, sobre todo, a partir de los años 1960, cuando la migración de ultramar se detuvo (Griffa N. L., 2012, pág. 37). La dinámica dominante de migración regional combinada con migración europea, no excluyó otros orígenes nacionales. En la década de 1960 comenzaron a llegar a la ciudad de Buenos Aires contingentes acotados de inmigrantes asiáticos, coreanos y chinos (primero de Taiwán y luego de China continental). Asimismo, durante la década de 1990 arribó un número reducido de inmigrantes de Europa central y oriental, atraído por un régimen de tratamiento especial que les facilitaba la residencia temporaria. El país también recibió una pequeña cantidad de peticionantes de refugio, provenientes de lugares bien dispares: América Latina (principalmente Perú, Cuba y Colombia), Europa del Este, África y Asia. (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008, pág. 11) El objetivo de esta monografía es describir y analizar las principales características de la migración internacional en la Argentina en el periodo comprendido entre la segunda mitad del siglo XIX y el 2010 año del último censo Nacional. Los ejes de análisis que la estructuran son:
el impacto demográfico de la población extranjera sobre la estructura de la población nativa,
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Movimiento de población que consiste en dejar el lugar de residencia para establecerse en otro país o región, generalmente por causas económicas o sociales.
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la composición de la población extranjera por país de origen y la migración reciente: sus características sociodemográficas y su distribución en el territorio nacional. Asimismo se incorporan en este análisis algunos aspectos vinculados con la regularización migratoria.
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Desarrollo. La llegada de los inmigrantes. En Argentina, luego de la Independencia (1810), el fomento de la inmigración devino una política de Estado prioritaria para poblar los territorios pampeanos, despoblados luego de sucesivas expediciones militares que doblegaron, dispersaron o aniquilaron a los pueblos indígenas que los habitaban (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008, pág. 9).“Gobernar es poblar” es probablemente la frase que revela en forma más evidente el pensamiento de Juan Bautista Alberdi2. Cuando el tucumano hablaba de “poblar” no se refería al mero hecho de incrementar la cantidad de población, sino a la necesidad de ampliar y diversificar cualitativamente la cultura, la economía y la sociedad argentina. Alberdi sugería convertir a Argentina en un imán social para trabajadores, empresarios, comerciantes, artistas e intelectuales de todo el mundo y, especialmente, de Europa. (Juno, 2014, pág. 34) Hacia 1860, en la Argentina se implementa un plan de crecimiento basado en un modelo Agro-exportador 3 en donde la Pampa Húmeda convenientemente explotada podría cubrir las expectativas de un futuro próspero, Pero la escasez de mano de obra seguía planteando un obstáculo para iniciar la explotación de las tierras. El problema no podía resolverse esperando el crecimiento vegetativo de la población existente, para solucionar este problema y lograr una efectiva producción, era necesario fomentar la inmigración. La Constitución Nacional de 1853 y la primera ley nacional sobre Inmigración y Colonización (Ley 817 de 1876), conformaron las bases del amplio marco regulatorio que encuadró la inmigración masiva ocurrida entre 1880 y 1930. Bajo su amparo ingresaron al país, y en un período relativamente breve, los grandes flujos de ultramar que modificaron radicalmente las características económicas, sociales, políticas y demográficas de la Argentina de aquel tiempo. (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008, pág. 9). Miles de europeos salieron de su tierra en busca de una vida mejor; no fueron precisamente anglosajones como querían nuestros gobernantes, pero sí esencialmente españoles e italianos quienes transformaron la sociedad tradicional con nuevas pautas culturales. La mayoría de estos se hacinaron en las grandes ciudades y no en el campo, ya que los grandes latifundistas no permitieron la distribución de las tierras. (http://www.monografias.com/trabajos/inmigracion/inmigracion.shtml#ixzz4p1SVYX3 2
Juan Bautista Alberdi (San Miguel de Tucumán, 29 de agosto de 1810 - Neuilly-sur-Seine, Francia, 19 de junio de 1884) fue un abogado, jurista, economista, político, autor intelectual de la Constitución Argentina de 1853. Frente a un país casi despoblado, su principal preocupación fue su población. A tal fin favoreció la inmigración europea, especialmente de los pueblos del norte. Escribió: Aunque pasen cien años, los rotos, los cholos o los gauchos no se convertirán en obreros ingleses... En vez de dejar esas tierras a los indios salvajes que hoy las poseen, ¿por qué no poblarlas de alemanes, ingleses y suizos?... ¿Quién conoce caballero entre nosotros que haga alarde de ser indio neto? ¿Quién casaría a su hermana o a su hija con un infanzón de la Araucanía y no mil veces con un zapatero inglés? 3 El concepto de modelo agroexportador es el que surgió en la segunda mitad del siglo XIX en Argentina y América Latina en general debido a la consolidación de un sistema económico basado tanto en la producción de materias primas agrícolas como en la exportación de las mismas a los países centrales (principalmente europeos).
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h, s.f.) La composición en tamaño y estructura de la población nativa en la Argentina se vio fuertemente modificada. Esta inmigración promovió el crecimiento demográfico a la vez que contribuyo a la modernización política y al desarrollo económico del país. (Griffa N. L., 2012, pág. 37)
Inmigrantes de ultramar. Hacia 1830, comenzaron las grandes migraciones internacionales, pero la Argentina no fue hasta casi medio siglo después un país de destino. Entre 1830 y 1950 emigraron de Europa 65 millones de personas. De ese total, EE.UU. recibió al 61.4%, Canadá al 11.5%, Brasil el 7.3% y Australia el 4.5%. La Argentina fue el tercer país en el ranking, recibió el 10%, es decir cerca de 6.5 millones de europeos, pero además en un periodo mucho más corto, pues hasta 1870 el arribo de inmigrantes al puerto de Buenos Aires fue poco significativo en números. Hasta 1910 se radicaron alrededor de 1.000.000 de italianos, 700.000 españoles, 90.000 franceses, 70.000 rusos, en su mayor parte de origen judío, 65.000 turcos, en su mayoría sirios y libaneses, 35.000 austrohúngaros, es decir centro europeos, 20.000 alemanes, y un número muy inferior de portugueses, suizos, belgas y holandeses. Durante la primera década de la inmigración de masas, un elevado porcentaje de recién llegados se declaró agricultor para ingresar al país. Esta oferta de mano de obra estaba destinada a satisfacer viejos requerimientos que la sanción de la Ley de Inmigración y Colonización de 1876 sistematizo, y que fueron reforzados en 1887 con la Ley de la provincia de Buenos Aires para crear centros agrícolas. Los inmigrantes llegaban pagando pasajes en 2ª y 3ª clase para recibir la protección de la Ley de Inmigración, que así lo exigía, y por oposición al simple extranjero que viaja en primera. (Cibotti, 2001, pág. 21). Eran miles los inmigrantes que arribaban a diario, solo o con sus familias, y sin ninguna clase de apoyo económico para mantenerse hasta encontrar colocación o empleo. Para estos casos, estaban a disposición los “Hoteles de Inmigrantes” que se construyeron en las distintas ciudades del interior a fines de la década de 1880. El porcentaje cada vez mayor de alojados en estos Hoteles-Asilos da cuenta de las condiciones de partida de los inmigrantes. Los Hoteles no daban abasto, pues estaban preparados para recibir la mitad o la cuarta parte de las personas que ingresaban (Cibotti, 2001, pág. 22). Paralelamente, el gobierno de Juárez Celman (1886-1890) promociono la venta de pasajes subsidiados y se multiplicaron las Oficinas de Información y Propaganda en las ciudades capitales del norte de Europa con el objetivo de atraer inmigrantes de esas regiones y equilibrar el torrente inagotable de italianos, que constituyeron, hasta 1890, el 64% de la inmigración de ultramar. La crisis económica del 90 modifico la política inmigratoria. La venta de pasajes subsidiados se interrumpió a favor de la llegada espontanea de inmigrantes, o sea del esfuerzo de las familias de agricultores que habían llegado por su propio medios y estaban radicadas de manera efectiva. Sin embargo, esta modalidad de integración no se repitió. De hecho, la agricultura local no satisfizo el acceso a la propiedad de la tierra, como prometía la Ley de Avellaneda. Por otra parte, las ciudades se transformaron en centros de oportunidades y comenzaron a captar la atención de las masas europeas que venían del mundo campesino. 5
La distribución espacial de los inmigrantes tuvo como destino final un puñado de provincias del Litoral Fluvial y de la pampa húmeda. Entre el Censo de 1895 y el de 1914, la Capital Federal concentro la preferencia de los recién llegados, que representaban la mitad de su población total. En el mismo periodo, la provincia de Santa Fe, cuna de las colonias agrícolas mantuvo un tercio de su población de origen inmigratorio, mientras que la provincia de Buenos Aires apenas estaba por debajo de dicho valor. En 1914, la gobernación de La Pampa también concito la atracción de los inmigrantes que sumaban, en un territorio recién poblado, el 36% del total de sus habitantes. Mendoza, Córdoba y Entre Ríos siguieron siendo destino final de miles de recién llegados, pero en el conjunto de la población residente el impacto de estos fue disminuyendo.
Inmigrantes limítrofes. Los movimientos de población originaria de los países vecinos tienen una larga tradición histórica, produciéndose desde hace larga data en espacios transfronterizos integrados por compartir modalidades económicas, sociales y culturales (Maguid, 2001, pág. 60). Hasta la década de 1960, el principal foco de atracción para los migrantes limítrofes eran las economías regionales 4 de Argentina, parcialmente desprovistas de mano de obra debido a los procesos de migración interna hacia las grandes ciudades (Marshall y Orlansky, 1982 y 1983). Por proximidad, ya que se trata de provincias fronterizas, esas actividades rurales transitorias convocaron mano de obra de sus países limítrofes: bolivianos en las provincias del noroeste, paraguayos en las del noreste y el litoral, chilenos en el sur. Entonces, en términos generales, el ingreso de buena parte de los migrantes limítrofes estaba caracterizado por la estacionalidad y la pendularidad entre su lugar de origen y un destino en Argentina (Karasik y Benencia, 1995; Dandler y Medeiros, 1991). La horticultura en fresco en la Argentina ha sido producida históricamente por mano de obra migrante. En la actualidad, podría afirmarse que la corriente migratoria proveniente de Bolivia cuasi hegemoniza no solo la oferta de mano de obra en dicha producción en casi todos los cinturones verdes del país, sino que, además, en algunos nichos clave domina los eslabones más importantes de esta cadena agroalimentaria (Benencia, R , 2012, pág. 143). A partir de la década de 1960, el AMBA comenzó a adquirir cada vez más importancia como destino, y especialmente para las mujeres (Pacecca, 2000). A medida que los destinos rurales “perdieron” parte de sus migrantes a favor de los destinos urbanos (donde, en principio, la demanda de trabajo está desestacionalizada), la migración tendió a volverse más prolongada, e incluso definitiva. (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008, pág. 21) Diversas investigaciones muestran que la inmigración limítrofe se inserta en estratos específicos del mercado de trabajo urbano y han brindado evidencia de que su presencia no se constituye como competencia para los nativos, ni produce incrementos del nivel del desempleo, ni un empeoramiento de las condiciones de trabajo locales. (Benencia, R , 2012, pág. 55) 4
Economias regionales suele referirse a las producciones agrícolas y agroindustriales de las zonas extra pampeanas. En las zonas fronterizas con alta demanda de mano de obra se encuentra la agroindustria azucarera en el noroeste, Mendoza en tiempos de cosecha de la vid, las áreas algodoneras de Chaco y las tabacaleras de Corrientes.
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Inmigrantes de países asiáticos. La inmigración de ciudadanos de países asiáticos comienza en la década de 1970, aunque aumenta y cobra mayor visibilización durante las décadas de 1980 y 1990. Un rasgo característico de ésta es que su lugar de asentamiento está fuertemente anclado en el Área metropolitana de Buenos Aires y se definen por la existencia de cadenas migratorias compuestas por familias nucleares emparentadas o amigas con capacidad económica para invertir, que han redundado en la consolidación de estrategias familiares. En el trabajo de Pacecca y Courtis (2008) se señala que, en su gran mayoría, los inmigrantes coreanos se insertan en un nicho ocupacional independiente, ya sea en la pequeña y mediana industria de la confección, el comercio mayorista y minorista de alimentos e indumentaria de bajo costo o la importación de productos diversos. En el caso de los chinos, su ocupación principal gira en torno a la propiedad y el manejo de autoservicios de pequeña y mediana escala. Otras ocupaciones incluyen la gastronomía, el comercio de artículos de importación y exportación, la manufactura de alimentos y la actividad farmacéutica. (Griffa, 2012)
Inmigrantes de Europa del Este En la última década del siglo XX arribó a la Argentina una significativa migración proveniente de Europa Central y Oriental. Se trata de una inmigración pequeña, sin embargo, ha cobrado particular relevancia, ya que se trata de una población de altas calificaciones que se enfrenta a una situación de vulnerabilidad e impedimentos de diversa índole a la hora de integrarse a la sociedad local. La gran mayoría de estos inmigrantes arribaron al país bajo el amparo de un tratamiento migratorio especial, implementado a partir de diciembre de1994, por Resolución MI 4632/94. Este programa migratorio fue producto de una invitación que el entonces presidente de la República Argentina, Carlos Saúl Menem, hiciera pública ante el Parlamento Europeo, y consistió, básicamente, en una facilitación administrativa migratoria a inmigrantes provenientes de veintiún países de Europa Central y Oriental: Polonia, República Checa, República Eslovaca, Hungría, Croacia, Yugoslavia, Eslovenia, Bosnia Herzegovina, Albania, Federación Rusa, Armenia, Georgia, Ucrania, Letonia, Estonia, Lituania, Bielorrusia, Bulgaria, Macedonia, Moldavia, Rumania. (Marcogliese, 2003, pág. 45) Se trata de una población inmigrante mayoritariamente joven, con leve predominancia masculina. En cuanto a las edades, y según los datos que relevara la oficina consular de Kiev, los migrantes son, en casi unos 85%, menores de 45 años de edad, lo que indica que se trata de una migración orientada hacia la inserción laboral en el país. Es destacable también la presencia de menores de 20 años, lo que resulta fundamental considerar al momento de diseñar planes de incorporación, ya que se trata principalmente de menores en edad escolar, hijos de individuos en su mayoría con un alto nivel de instrucción formal, lo cual permite suponer que, asimismo, son altos “consumidores” de educación formal. (Marcogliese, 2003, pág. 51)
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El censo de 2001 enumera 8.156 inmigrantes provenientes de Ucrania. De ellos, 3.705 son varones y 4.451 mujeres. Esta cifra reúne a antiguas cohortes ingresadas en el período de entre guerras (36% del total tiene 65 años y más), así como a migrantes más recientes (44% declara haber ingresado en el quinquenio precedente a 2001) (Proyecto IMILA, CELADE). (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008, pág. 35)
La inmigración Internacional reciente en la Argentina. El censo Nacional de Población 2010 muestra un incremento sensible en el stock de extranjeros, cuya tendencia había sido la opuesta en décadas anteriores. Este crecimiento se debe a la entrada sostenida de inmigrantes provenientes principalmente de países limítrofes y del Perú. Es en este sentido que al hablarse de migración reciente se habla de migración regional. La feminización 5 es una de las características resonantes de esta inmigración regional. Se suele señalar dos aspectos decisivos en la feminización de la migración, por un lado, señalan factores económicos y sociales en los países emisores. En el caso de América Latina, los procesos de ajuste estructural y reestructuración económica alteraron en gran medida la capacidad de vastos sectores sociales de sobrevivir. Por el otro, la creciente demanda de trabajo en los países de destino a partir de la incorporación de mujeres al mercado de trabajo (Cerrutti, 2009). Edades jóvenes es otro de los rasgos distintivos. Cerrutti (2009) sostiene que las estructuras por edad de los distintos colectivos de extranjeros difieren de manera significativa como resultado de la propia dinámica migratoria. En este sentido, los extranjeros de ultramar se caracterizan por tener estructura por edad más envejecida que el resto de los extranjeros y que la población nativa. La participación de los inmigrantes limítrofes y de Perú en el mercado de trabajo argentino presenta un tipo de inserción limitada a ciertas ramas de actividad y a puestos de trabajo con mayor nivel de informalidad, distinguiéndose de forma evidente de la población nativa, quienes ocupan en proporción puestos de mayor calidad y productividad laboral. Si bien los sectores donde generalmente trabajan los inmigrantes también son ocupados por los nativos, la participación de estos últimos en la informalidad es menos significativa que para quienes vienen a trabajar desde países vecinos. Existiría entonces una persistencia de patrones de inserción selectiva de los migrantes limítrofes en determinados segmentos del mercado de trabajo, especialmente en la construcción, industria textil, de confección y calzado, comercio al por menor y servicio doméstico y su papel adicional para desempeñar puestos de trabajo no cubiertos por la población nativa a causa de sus bajas remuneraciones y malas condiciones de empleo (Benencia, R, 2012, pág. 70)
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Es el hecho de que cada vez más mujeres migran de forma independiente en búsqueda de trabajo, en vez de hacerlo como “dependientes” familiares, viajando con sus esposos o reuniéndose con ellos en el exterior.
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Impacto de la inmigración. Población nacida en el extranjero según origen limítrofe o no limítrofe
El cuadro 1 muestra, en valores absolutos y porcentuales, la relación entre población total y extranjera a lo largo de todos los censos nacionales. Los valores absolutos ilustran la magnitud y variación de los volúmenes (entre 1869 y 1914 la cantidad de extranjeros se multiplicó once veces: de 210.000 pasó a 2.300.000), en tanto que los valores porcentuales muestran dos procesos distintos. En primer lugar, se observan las variaciones en el porcentaje de extranjeros sobre la población total, destacándose los máximos de 25% y 29% en 1895 y 1914 respectivamente, así como el descenso sostenido a partir de esa fecha, hasta llegar al 4,2% en 2001. (p.9) a partir de allí se da un leve aumento en 2010, alcanzando así el 4.5%, que marca un punto de inflexión en la tendencia descendente. (Griffa N. L., 2012, pág. 38) En segundo lugar, las cifras revelan la incidencia de los diversos orígenes continentales de los extranjeros. En los casi 150 años cubiertos por los censos nacionales de población, los extranjeros provenientes de países limítrofes (Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay) representaron de manera constante entre el 2% y el 2,9% del total de la población residente en el país, en tanto que los extranjeros no limítrofes (principalmente de ultramar) registraron grandes variaciones: desde el 27,3% hasta el 1,6%. Este cambio en la composición de los flujos migratorios tuvo como consecuencia un aumento de inmigrantes limítrofes en el total de la población extranjera, cuya proporción según el Censo 2010, ronda el 70%. Estas cifras muestran que, a partir de mediados del siglo XX, Argentina perdió relevancia como destino prioritario para los inmigrantes intercontinentales, especialmente los europeos. Sin embargo, no dejó de ser un lugar de destino de los inmigrantes intracontinentales (principalmente bolivianos, paraguayos, chilenos, uruguayos y peruanos), aun cuando sus proporciones sobre el total de la población siempre hayan sido menores que las de la inmigración extrarregional.
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Población extranjera según país de origen, Censo de 2001.
La migración proviene fundamentalmente de los países limítrofes de Argentina (Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay). Se trata de un flujo de larga data, ya que la movilidad territorial en la región se origina en la colonia y antecede la formación de los Estados nacionales. El crecimiento lento pero sostenido de la migración limítrofe a lo largo de todos los censos nacionales (columna “población extranjera limítrofe” del cuadro 1) muestra que, si bien nunca presentó incrementos comparables a la de ultramar, tampoco tuvo detenciones o retrocesos significativos en su conjunto. Se destaca el hecho que recién en 1991 ambos grupos presentaron volúmenes similares, como resultado de procesos diferentes pero convergentes: la mortalidad y no reposición de las antiguas cohortes de ultramar, y la continuidad de la migración limítrofe. Así, la cifra de aproximadamente 1,5 millones de personas nacidas en el exterior enumeradas en el censo de 2001 surge principalmente de una migración más constante, activa y vigente (la latinoamericana) y de otra antigua y envejecida (la ultramarina). El primer aspecto a señalar es que el 67,9% de los extranjeros proviene de países latinoamericanos, y de ellos, el 88% de países limítrofes. Dentro de este último grupo, los paraguayos conforman la primera mayoría, seguida de los bolivianos y luego los chilenos. Estos tres grupos comprenden el 50% de toda la población nacida en el extranjero. Entre 10
los nacidos en países latinoamericanos no limítrofes se destacan los peruanos, que representan un 5,8%. La población proveniente de distintos países de Europa constituye el 28,2% de los nacidos en el extranjero, en tanto que la migración de origen asiático registra un exiguo 1,9%, con una predominancia de nacionales chinos y coreanos. El cuadro 3 muestra el incremento de cada grupo y su incidencia sobre la totalidad de la inmigración proveniente de países vecinos. Lo primero que se destaca es que el único grupo que crece sostenidamente es el de personas nacidas en Bolivia, en tanto que los demás —salvo los brasileños— presentan altibajos acordes a los vaivenes políticos de sus lugares de origen. El primer gran aumento de bolivianos, chilenos y paraguayos se produce entre 1947 y 1960, y es consistente con el despoblamiento de las economías regionales como resultado de las migraciones internas (de nativos/as) hacia los cinturones industriales (principalmente el AMBA). En términos absolutos, la migración chilena, la boliviana y la paraguaya crecen de un censo a otro, si bien esta última presenta una leve disminución para 1991, de la que se recupera notablemente en 2001, fecha en que la chilena disminuye y es superada por la boliviana. Desde 1947 en adelante, la migración brasileña oscila en torno a una media de 43.000 residentes. La migración uruguaya presenta un patrón más variable, con un stock máximo en 1914 que desciende constantemente hasta 1970, para luego volver a crecer abruptamente en 1980 y 1991, y descender en 2001.
Es decir que el incremento y las variaciones del total de inmigrantes provenientes de países vecinos a lo largo de todos los censos resulta de comportamientos notoriamente diferenciales según los distintos países de origen. Estos inmigrantes no se han trasladado a la Argentina de manera constante a lo largo del tiempo, más bien es posible detectar, para cada país, momentos de alta emigración en los que se combinan las causas económicas y políticas en las regiones de origen con las posibilidades en el lugar de destino. Por ejemplo, en el incremento de paraguayos entre 1950 y 1980 se vinculan ambas: la larga dictadura de Stroessner y las dificultades de acceso al mercado de trabajo —especialmente para los opositores a su gestión— (Halpern, 2005). La modificación de la situación política en 1989 da cuenta de la menor cantidad de paraguayos en 1991, en 11
tanto que la convertibilidad en Argentina (1991-2001) funcionó como un elemento de atracción tanto para paraguayos como para peruanos y bolivianos. (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008, pág. 22) La instauración de gobiernos de facto en Chile y en Uruguay durante la década de 1970 provoca también importantes corrientes desde esos países, incrementando su presencia entre los inmigrantes. Excepto el caso de los nacidos en Bolivia, que son mayoritariamente varones, de los chilenos entre quienes los dos sexos tienen una representación similar, en las demás nacionalidades predominan las mujeres. La presencia femenina es llamativa entre los paraguayos, ya que hay solo 79 varones por cada 100 mujeres. (Maguid, 2001, pág. 60)
Rol desempeñado por la migración internacional en la evolución demográfica de la población argentina. Las pirámides de población del país que a continuación se presentan muestran la importancia del rol desempeñado por la migración internacional en la evolución demográfica de la población argentina.
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La pirámide de 1914 presenta una población joven (de base ancha y angostamiento progresivo hacia la cúspide) con notoria sobrerrepresentación de varones en la población no nativa. Los descensos en la mortalidad y la fecundidad, que ya habían dado comienzo, aun no se reflejan claramente, manteniéndose la base ancha y la cúspide angosta. Hacia 1947 se observan los efectos del descenso de la fecundidad. La base se vuelve más estrecha y son menores las diferencias de magnitud entre sucesivos grupos etarios. Comienza el desplazamiento de la población no nativa hacia las edades más avanzadas por la escasa renovación de las corrientes ultramarinas y la relación entre varones y mujeres tiende a equilibrarse. En los dos censos de 1960 y 1970 la caída ininterrumpida de la fecundidad muestra un mayor estrechamiento de la base y una cúspide cada vez más ancha. En 1970 se observa el envejecimiento de la población argentina y la creciente feminización de la población. Entre 1970 y 2001 se visualiza la continuidad del envejecimiento, aunque a un ritmo más desacelerado debido a la paulatina extinción de los contingentes migratorios llegados al país a principios de siglo y la disminución en el ritmo del descenso de la fecundidad. El índice de masculinidad desciende sistemáticamente (en 2001 había 95 varones por cada 100 mujeres), conduciendo así a una progresiva feminización de la población de Argentina. Este fenómeno tiene lugar como consecuencia de la sobrevida femenina, especialmente en las edades más avanzadas. Finalmente, hacia el año 2010 se mantiene estable con similar valor. (Griffa, 2012)
La inmigración en la legislación Argentina. Hasta principios del siglo XX las leyes que regularon el proceso inmigratorio fueron consecuencia de la idea de que uno de los principales problemas del desarrollo nacional era la densidad de población. El país tenía un amplio territorio fértil que posibilitaba el desarrollo agrícola y la mejor forma de hacerlo era fomentando el movimiento inmigratorio. (P.2) (Marián Bentancurt, Cecilia Chemes, María Belén Gómez Cane, y Natalia Teplitz, 2006) La Constitución Nacional de 1853 (basada en las ideas de Alberdi) refleja este pensamiento otorgando a los extranjeros todos los derechos civiles del ciudadano. Esto fomentó un período de auge inmigratorio que tuvo su máximo esplendor entre 1880 y 1890 en el que arribaron al país más de un millón de inmigrantes. Este período estuvo vinculado con conflictos sociales que se ocasionaron principalmente porque un número importante de estos inmigrantes, traían consigo ideas estrechamente relacionadas con el anarquismo y el socialismo, ideologías que se hacían cada vez más fuertes en Europa. Estos conflictos derivaron en numerosas huelgas y atentados laborales, lo que llevó a que el inmigrante sea visto como un factor potencialmente peligroso para la sociedad, debido a que estas ideas se oponían a las políticas liberales establecidas en la Constitución Argentina de 1853. De acuerdo con esta realidad se fue estableciendo una connotación negativa de la inmigración. En el año 1902, durante la presidencia del General Roca, estos conflictos sociales llegaron a un punto crítico. Esto derivó en la sanción de la Ley 4144, más conocida como Ley de Residencia. Esta ley permitía la expulsión de los extranjeros conocidos como “indeseables”, principalmente militantes sindicales (P.3) (Marián Bentancurt, Cecilia Chemes, María Belén Gómez Cane, y Natalia Teplitz, 2006) 13
En 1994, en el marco de la desarticulación política de la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, el Ministerio del Interior de la República Argentina, mediante la Resolución 4632/94, dispuso un Tratamiento migratorio especial destinado a los nacionales de una serie de repúblicas de Europa del Este. Esta resolución les permitía solicitar, en su país de origen, una visa de residente temporario por un año sin necesidad de presentar el contrato de trabajo establecido en el Reglamento Migratorio vigente (Dec. 1023/94). En 1999, fuentes del Ministerio de Relaciones Exteriores estimaban que se habían otorgado entre 6.500 y 7.500 visas en esas condiciones (la gran mayoría de ellas a ucranianos), pero se ignora cuántas de estas personas efectivamente ingresaron al país mediante este tratamiento. (María Inés Pacecca & Corina Courtis, 2008)(P.34) En el año 2004, el parlamento argentino promulgo la Ley de Migraciones 25.871, que sienta las bases de una nueva política migratoria. A diferencia del marco normativo anterior, esta ley representa el primer antecedente histórico de una política orientada a la integración del bloque regional. A partir del “criterio de nacionalidad” adoptado por la nueva legislación, se garantiza a todos los ciudadanos de los Estados Parte del Mercosur o sus Estados Asociados, y en caso de no tener antecedentes penales, el derecho a radicarse en la Argentina, pudiendo obtener una residencia temporaria o permanente, según corresponda. Cabe destacar que además de su clara propensión a la regularización de los migrantes, la nueva ley implica la adopción de un enfoque de derechos humanos en el tratamiento de las migraciones. Esta política de Estado, a través del otorgamiento de la documentación o autorización correspondiente para permanecer y trabajar en el país, y la protección de ciertos derechos esenciales en la vida de las personas, busca innegablemente establecer los mecanismos para la incorporación legal de los extranjeros a la sociedad argentina.
Conclusión. Si bien todo el continente americano recibió inmigrantes, ninguno tantos como Argentina, si lo relacionamos con su población local. Hasta mediados del siglo XX, la Argentina se destacó por el papel que jugaron las migraciones internacionales procedentes de Europa, en el crecimiento, composición y distribución espacial de su población, en la configuración de su fuerza de trabajo y en general en el desarrollo social y cultural. Esta inmigración se vincula con aumentos en la demanda de mano de obra debido a procesos expansivos de la economía Argentina, como así también la influencia de la situación política y económica de los propios países de origen que crea condiciones fuertemente expulsoras. A partir de mediados de ese siglo XX, junto con la disminución de la migración internacional comienzan a delinearse un cambio en la composición de la migración externa, que pasa a ser casi exclusivamente de países limítrofes. Las ciudades y los campos fueron profundamente modificados por hombres de otras culturas; hoy ningún aspecto de la vida cotidiana puede desligarse de ello, La manera de hablar, la comida, la música, la política, el deporte, la religión, todo está teñido de su presencia. La identidad nacional se construyó sobre nuevas bases; la historia Argentina se hizo con los inmigrantes.
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