La locura de Hamlet y la del mundo Antoni Vicens
“¿Alguien comprende ni tan solo a Hamlet? No es la duda, sino la certeza lo que lo enloquece... (...) Todos tenemos miedo de la verdad.” “!a"espeare (...) conci#i$ el tipo de %&sar. %&sar. 'na cosa as no se inventa.” riedric! Nietzsc!e, Ecce homo Hamlet sigue avanzando !acia nosotros, armado de pies a ca#eza con los signos de nuestro ser, * nos arro+a su desao- /en !acia m, si puedes. al a mi encuentro * encu&ntrate a t mismo0 & el !om#re de deseo que dices que quieres ser1 pero antes pasa por mi !istoria. 2acques 3acan dedic$ a Hamlet sus siete lecciones de seminario el a4o 5676 en un momento crucial de su carrera * de su ense4anza. 3a necesidad de !acer reconocer el valor de la ormaci$n psicoanaltica que &l * su grupo dispensa#an aparece como un acto en el cual el sentido de su clnica, de su ela#oraci$n conceptual * de su poltica esta#an a punto de de+arlo, como el !om#re aut&ntico, solo con su deseo. %reo que esas lecciones que dedic$ a Hamlet ilustran la posici$n tomada por 3acan en el destino del
psicoan8lisis, * anticipan los contenidos de lo que desarroll$ en el seminario del curso siguiente, La ética del psicoanálisis psicoanálisis. 9uiero decir con esto que anuncian el vira+e e:tremo que tomara su tra#a+o, * que de !ec!o nos lleva !asta las instituciones actuales del psicoan8lisis. 3acan presenta a Hamlet como a un !om#re de deseo, que no puede de+ar de actuar, actuar, pero cu*a acci$n es pospuesta. No inde;nidamente, sino !asta un punto mu* preciso- Hamlet s$lo !ace lo que !a de !acer < matar a %laudio < cuando &l mismo *a est8 condenado a muerte sin remedio. =n este tra*ecto nos muestra su culpa#ilidad inconsciente- aquella que se liga a su ser. ser. “3e es insoporta#le ser”, dice 3acan. > su mon$logo To be or not to be, el solo !ec!o de pronunciarlo, lo lleva al compromiso de ser. ser. 3engage (...) dans l’être, dice 3acan, !aciendo reerencia a las doctrinas entonces pr$:imas del engagement1 pero tam#i&n l’engage se lee langage . 3eamos pues a! que Hamlet ense4a el compromiso de nuestro ser con el lengua+e. Hamlet desea, pues, pero no sa#e qu& quiere. Avanza Avanza en la va de su deseo, pero s$lo lo asume cuando !a entrado en un espacio cu*a l$gica !a#a de desarrollar 3acan en su eminario al a4o siguiente. e trata del espacio privilegiado de la tragedia- la dimensi$n del ser entre dos muertes. =n la
psicoan8lisis, * anticipan los contenidos de lo que desarroll$ en el seminario del curso siguiente, La ética del psicoanálisis psicoanálisis. 9uiero decir con esto que anuncian el vira+e e:tremo que tomara su tra#a+o, * que de !ec!o nos lleva !asta las instituciones actuales del psicoan8lisis. 3acan presenta a Hamlet como a un !om#re de deseo, que no puede de+ar de actuar, actuar, pero cu*a acci$n es pospuesta. No inde;nidamente, sino !asta un punto mu* preciso- Hamlet s$lo !ace lo que !a de !acer < matar a %laudio < cuando &l mismo *a est8 condenado a muerte sin remedio. =n este tra*ecto nos muestra su culpa#ilidad inconsciente- aquella que se liga a su ser. ser. “3e es insoporta#le ser”, dice 3acan. > su mon$logo To be or not to be, el solo !ec!o de pronunciarlo, lo lleva al compromiso de ser. ser. 3engage (...) dans l’être, dice 3acan, !aciendo reerencia a las doctrinas entonces pr$:imas del engagement1 pero tam#i&n l’engage se lee langage . 3eamos pues a! que Hamlet ense4a el compromiso de nuestro ser con el lengua+e. Hamlet desea, pues, pero no sa#e qu& quiere. Avanza Avanza en la va de su deseo, pero s$lo lo asume cuando !a entrado en un espacio cu*a l$gica !a#a de desarrollar 3acan en su eminario al a4o siguiente. e trata del espacio privilegiado de la tragedia- la dimensi$n del ser entre dos muertes. =n la
tragedia Edipo rey , lo que introduce a =dipo en esa dimensi$n es la peste p este de Te#as1 Te#as1 * a Antgona su acto atal la conduce a ser enterrada en vida, muerta antes de morir, morir, para morir despu&s de muerta. A trav&s de la o#ra de reud, el psicoan8lisis recupera ese espacio para nuestros tiempos “8ridos del cienti;smo”. =n este sentido, la lectura de Hamlet es mu* ilustrativa porque, a dierencia de =dipo, que es un !&roe de los tiempos antiguos, Hamlet es un !om#re de nuestra &poca- es el su+eto de la ciencia, el !om#re contempor8neo a The Advancement o Learning, de rancis @acon, que antecede en poco al !isc"rso del método cartesiano. Hamlet es un !om#re que sa#e *, podramos decir, decir, que sa#e demasiado. As como =dipo, dice 3acan, mata a su padre * se casa con su madre sin sa#er que lo son, Hamlet es aquel que, de entrada, * merced a la pala#ra del espectro, *a sa#e. > precisamente sus di;cultades provienen de ese sa#er * de su dominio. =s por eso que se impone a s mismo una orma de locura- suspendido como est8 a la !ora del tro < como dice 3acan en su eminario <, se ve o#ligado a desconcertarlo en #usca de la oportunidad de llevar a ca#o su poltica. Be otro lado, la tragedia nos muestra que su deseo no se realiza si no es pasando por todo un campo de o#st8culos especulares. > si
lleva adelante su deseo es rente a esos espe+os. Nos encontramos ciertamente en el espacio de la poltica de los tiempos modernos- el palacio de /ersalles es un palacio de espe+os1 * tam#i&n cuando se ;rmaron los tratados que supuestamente !a#an de poner ;n a la Cran Cuerra. 3a tragedia de Hamlet# pr$ncipe de !inamarca se desarrolla entre unos persona+es inolvida#les. Bigamos para empezar que elia no es el espe+o de Hamlet, sino que, precisamente, ella es la ocasi$n de que sur+a el o#+eto que no tiene imagen especular. especular. elia es para Hamlet la idea que &l tiene del ser- o es una condena o es un don. i, de un lado, elia representa la matriz, Hamlet precisa que de esa matriz saldr8n nuevos condenados. i, por otro lado, elia es el o#+eto m8s precioso, el o#+eto e:celente, si es lo que viene a completar el narcisismo masculino de Hamlet, si responde a la ;gura de lo que signi;ca su nom#re < como dice 3acan- o phallos, el alo <, entonces elia es el signo propicio del don del amor. amor. =s en esa vacilaci$n donde se +uega la am#igDedad de la actitud de Hamlet con elia. Eero Eero a esos dos aspectos de elia !a* que a4adir un tercer paso- es el de elia muerta. > es a! donde *a no quedan espe+ismos1 elia muerta es la ocasi$n para que el !&roe pronuncie su cogito * asuma su ser- This is %# Hamlet the !ane. 3o que quiere decir- “A m
me toca !acer su duelo1 * con el tra#a+o de ese duelo asumo mi deseo”. %laudio, en un sentido, es un persona+e edpico, es aquel que !izo lo que Hamlet no se atreve a !acer- matar al padre1 pero, al mismo tiempo, encarna el poder real. Aunque !a* que decir que, como poltico, resulta #astante mediocre- si de un lado consigue detener la oensiva de ortim#r8s, del otro aparece como un re* culpa#ilizado, dividido pues, * que no puede llegar a dar la talla. Be !ec!o, con sus decisiones polticas, va destru*&ndose m8s * m8s, como un !om#re posedo por la pulsi$n de muerte. i+&monos en c$mo !a de soportar todas * cada una de las insolencias de Hamlet1 * c$mo no consigue convertirlo en uno de sus !om#res ;eles, ni tan s$lo oreci&ndole la sucesi$n al trono. 'tiliza como espas a dos tontos como Fosencrantz * Cuildenstern1 !a de esconderse ridculamente tras los tapices para espiar1 tiene remordimientos todo el tiempo * por todo lo que !ace1 no le cae #ien el vestido de re*1 no soporta verse reGe+ado en la pantomima1 prepara un complot para matar a Hamlet, * le sale mal1 esconde la muerte de Eolonio * provoca una re#eli$n popular. popular. 3a o#ra nos da los su;cientes indicios de que ue &l quien !izo matar a elia, pero es s$lo porque no sa#e qu& !acer con ella. >, ;nalmente, prepara un segundo complot para matar a Hamlet que aca#a llev8ndose a todo
el mundo * de+ando el reino en manos de otra dinasta. >, para colmo, ni siquiera es &l quien vota por el nuevo monarca, sino que lo !ace Hamlet mori#undo. Certrudis, por su parte, es una mu+er dividida entre un amor enermizo por su !i+o * un deseo tan grande de no dormir sola < con béant, segn el cali;cativo de 3acan <, que acorta su duelo de viuda !asta servir su cuerpo an caliente del anterior marido al usurpador. > de+amos de lado su !ipot&tica participaci$n en el asesinato de Hamlet, cu*o e:amen resultara mu* elocuente para la comprensi$n de aquel amor idealizado que, segn Hamlet !i+o, le tena su padre. 3acan nos !ace prestar atenci$n tam#i&n al !ec!o de que 3aertes, amigo de Hamlet, amigo de verdad, a pesar o quiz8 a trav&s incluso de su rivalidad, viene a ser su imagen especular, tal como &l mismo se lo dice cuando acepta el duelo- %’ll be yo"r oil# Laertes&- “ser& tu espe+o, ser& la !o+a #rillante so#re la cual dar8s tu reGe+o me+or”. =n eecto, La tragedia de Hamlet, prncipe de Binamarca se nos presenta como un +uego de espe+os en el cual el espectador es capturado. 3a play'scene es como el espe+o en el ondo de Las meninas, donde nos vemos reGe+ados, pero precisamente a! donde no nos corresponde estar- en el lugar de los re*es que est8 pintando /el8zquez. %uando %laudio
se ve en la pantomima, no puede ver m8s que aquello que pone en crisis su cualidad de re*su culpa, su interior1 olvidando lamenta#lemente que los re*es no tienen interior. 3a o#ra propone tam#i&n otra simetra, la que se produce entre la corona de Binamarca * la de Noruega. %omo dice Hamlet, en una lnea que !a desa;ado las interpretaciones, % am b"t mad north'north'est, “$lo esto* loco nornoroeste.” =n eecto, esa es la orientaci$n e:acta de la lnea recta navega#le que conduce desde =lsinor !asta la capital de Noruega. =n cam#io, dice Hamlet “cuando el viento sopla del sur, s& distinguir un !alc$n de un serruc!o.” =s que, e:actamente al sur de =lsinor, en su mismo meridiano, est8 Iittem#erg, en cu*a 'niversidad Hamlet aprendi$ las distinciones #8sicas del lengua+e * las artes polticas de los tiempos modernos. Noruega es pues el “tro escenario” de la o#ra, que nunca aparece en escena, pero que est8 presente todo el tiempo. Be a! van llegando indicios !asta que, con el desenlace de la o#ra, podramos decir que el espe+o se gira- de Hamlet padre a ortim#r8s padre1 de Hamlet !i+o a ortim#r8s !i+o1 * en am#os casos un to mediador. =n este +uego de escenarios, * en relaci$n con los persona+es de la tragedia, se desarrolla la locura de Hamlet, en la que distinguimos tres
ormas, que llamaremos la neurosis !amletiana, la locura #uonesca de Hamlet, * una tercera clase de locura, que !a* que reerir a la locura del mundo. =n primer lugar pues, Hamlet es un neur$tico1 o podramos decir incluso que representa la neurosis misma. Tal como dice 3acan, le es insoporta#le ser1 se siente culpa#le por su ser. No puede atacar a %laudio, porque ve en &l a su padre1 * si se ve a! a s mismo es en tanto que !om#re de su madre. > de otro lado, no puede separarse de Certrudis, est8 ;+ado a ella. > es precisamente por todo eso que se encuentra sin sa#er qu& es lo que !a de querer1 a la vez que est8 em#arazado con un sa#er que lo impulsa inevita#lemente a actuar. =n este sentido, procrastina1 pospone su acto. > esa neurosis se cura- cuando elia est8 muerta, surge, del duelo, la posi#ilidad de una nueva met8ora * de un nuevo o#+eto motor de su deseo. 3o que equivale a la recuperaci$n reudiana del super*$ con el acontecimiento inconsciente denominado por reud comple+o de castraci$n. Eero, de otro lado, Hamlet, a partir del momento en que sa#e las circunstancias de la muerte de su padre el re*, adopta como estrategia poltica la de !acerse el loco, la de
actuar como un #u$n de corte, persona+e de otro lado #ien s!a"espeariano. No es por nada que, en la escena con los enterradores, se encuentra rente a rente con la calavera de uno de ellos, de uno de los aut&nticos, de los que *a no quedan en el tiempo de Hamlet !i+o, un #u$n al que proes$ verdadero amor * que le ense4$ cosas esenciales en su ormaci$n como !om#re de corte. >, a partir de a!, Hamlet representa la transormaci$n en la que !acerse el loco pasa a ser, como dice 3acan, una de las dimensiones esenciales en la poltica del !&roe moderno. 3a de !acerse Hamlet el loco es una manio#ra que saca de sus casillas a %laudio * lo pone a su merced. Janio#ra poltica de gran vuelo que contrasta con las intrigas anticuadas * ridculas de sus adversarios. /&anse, por e+emplo, los caricaturescos conse+os que Eolonio da a 3aertes como vi8tico. Be esa locura, lo m8s divertido es quiz8 la respuesta psicoterap&utica que, como indica 3acan, despierta en Eolonio. u diagn$stico es“/uestro no#le !i+o est8 loco, loco, loco.” > la causa de esa locura es el amor. Hamlet, en eecto, se pone a !a#lar de una manera casi manaca, como diagnostica 3acan. 2uega a negar el sentido, a desligarse del alo, del alo mon8rquico por e+emplo. %on lo cual no diremos que ridiculiza a sus adversarios, sino, me+or, que !ace surgir la t!ing que se esconde #a+o los ropa+es, los
#rillos, los toques de trompeta de la corte. > es precisamente por aqu que esta segunda locura de Hamlet nos lleva a la tercera. Eero antes de !a#lar de ella, !a#remos de reerirnos a la locura del mundo. A lo largo de La tragedia de Hamlet# pr$ncipe de !inamarca, !a"espeare esparce numerosos indicios del desorden del mundo en el que viven tanto Hamlet como los dem8s persona+es. Eor e+emplo, conocemos c$mo 3acan resalta un detalle que !a#a escapado a los lectores m8s perspicaces de la o#ra, que se encuentra en su comienzo mismo, en la escena del cam#io de guardia. =l que llega pregunta- ho’s there*# “¿9ui&n est8 a!?” < cuando la pregunta de#era !a#erla !ec!o quien !ace la guardia. > &ste replica, naturalmente- “No, respondedme a m. Beteneos. ¿9ui&n sois?” Besde el mismo comienzo de la o#ra se nos indica que algo est8 trastocado. =l sentido de estas r&plicas es- ¿Ha* alguien que vigile, aqu? 'nas lneas m8s a#a+o, Horacio * Jarcelo !a#lan de la aparici$n, como de un presagio, “de alguna e:tra4a erupci$n en nuestro estado”. Earece, vienen a decir, que el cad8ver del valiant Hamlet, de Hamlet padre, se remueve en su tum#a, porque el +oven ortim#r8s quiere atacar el estado, el cual, en estas condiciones, est8 en pie de guerra. Horacio recuerda entonces los presagios que anunciaron la cada de %&sar- muertos
saliendo de sus tum#as, cometas * eclipses. > s$lo por una anarronera denegadora %laudio se #urla de ese +oven ortim#r8s que cree que, muerto Hamlet padre, “el estado est8 desamparado * uera de quicio”. Fecordemos tam#i&n la rase de Hamlet- All is not ell, “No todo est8 #ien”. la amosa r&plica de Jarcelo- +omething is rotten in the state o !enmar,, “Algo est8 corrompido en el estado de Binamarca.” tam#i&n c$mo, al ;nal del primer acto, Hamlet utiliza pala#ras parecidas a las de %laudio, pero &l a;rmativamente- “3os tiempos est8n desquiciados.” =s pues en relaci$n con este desquiciamiento de los tiempos que, como dice Hamlet, “=l re* es una cosa1 una cosa !ec!a de nada”. > es de a! que proviene la tercera clase de locura !amletiana. =n la o#ra escuc!amos de la #oca de Hamlet algunas maniestaciones que apuntan a se4alar que &l, Hamlet en persona, sa#e mu* #ien lo que es ser re*, lo que es ser re* en los tiempos que le toca vivir1 * tam#i&n que sa#e que ese re* que a!ora go#ierna Binamarca, un “re* de !arapos * remiendos”, es demasiado corp$reo, demasiado o#sceno para representar la verdad de la corona- es indigno.
Eor ello se lo puede capturar, al re*, su consciencia culpa#le, con una representaci$n teatral- The play’s the thing# herein %’ll catch the conscience o the -ing . “3a o#ra de teatro es la cosa en la cual capturar& la consciencia del re*.” =sto es tanto como decir que %laudio no est8 a la altura de la t!ing incapta#le que el re* !a de representar. > es el propio %laudio quien, +usto antes del mon$logo de Hamlet To be or not to be# se compara con la puta que no vale ni la cosa < the thing < que le sirve para maquillarse. > tam#i&n, cuando Fosencrantz le suplica a Hamlet que indique d$nde est8 el cuerpo de Eolonio, Hamlet responde- “=l cuerpo est8 con el re*, pero el re* no est8 con el cuerpo”, lo que se4ala de nuevo la incapacidad de %laudio para ser la cosa de nada que sostiene la corona. =l re*, pues, es una cosa. =s, de un lado, el alo, la som#ra alargada, o"tstretched, erecta1 es una anamorosis1 pero tam#i&n es polvo, un cuerpo ;nalmente, mortal como tal. Eues #ien, esta dualidad est8 presente todo el tiempo en La tragedia de Hamlet, * la tragedia es que nunca llega a ser sintetizada. %iertamente, en la transmisi$n de este poder real, de padre a !i+o especialmente, !a* algo que alla. Eero !emos de entender tam#i&n el cam#io de &poca que se produce entre Hamlet padre * Hamlet !i+o. =n eecto,
!a"espeare los utiliza para representar una transormaci$n capital que se produce en =uropa en la constituci$n de la monarquia, una transormaci$n de la que ue pionera la Knglaterra del Fenacimiento. =s algo so#re lo que nos ilustra el li#ro de =rnst LantoroMicz, pu#licado en los =='' dos a4os antes del eminario de 3acan so#re Hamlet- The -ing’s to odies, o- Los dos c"erpos del rey . =n &l vemos de qu& manera Knglaterra se avanz$ un siglo respecto del continente en la identi;caci$n cl8sica del monarca con el =stado, que para los ranceses llegara a su cum#re con 3uis K/. LantoroMicz descri#e minuciosamente las nociones te$ricas que contri#u*eron a una transormaci$n paulatina, que quiz8 pas$ desaperci#ida para los contempor8neos, pero de la cual el genio de !a"espeare nos permite captar algunas dimensiones. =s de destacar la interesante lectura que LantoroMicz !ace del /icardo %% de !a"espeare, * la orma en que muestra c$mo una noci$n cristiana como la de c"erpo m$stico ue seculariz8ndose !asta ormar la noci$n del cuerpo del =stado que, desde el Fenacimiento !asta nuestros das, es vigente. LantoroMicz muestra c$mo, desde el Fenacimiento, el re* est8 provisto, de !ec!o, de dos cuerpos- uno caduco, mortal, !ec!o de realidad, * otro inmortal, permanente, ;cci$n de la realidad del reino. As se !ace posi#le
que el re*, siendo como es la ca#eza del =stado, sea a la vez su cuerpo entero, * que el re*, de legitimar su poder por el uso de la uerza, pase a ser el sost&n corporal del =stado. =n el paso de la edad media al Fenacimiento, el re* se sita, como una nueva e in&dita ;gura del tiempo, en el espacio intermediario entre la eternidad * la temporalidad. %omo los 8ngeles, es creado * temporal, a la vez que, permanente como es, es un ser inmortal. 3a monarquia moderna nace provista de la noci$n de un tiempo que, aun siendo in;nito, posee un pasado * un uturo- es el tiempo de la cr$nica, antecedente de la !istoria propiamente dic!a. >, si el cuerpo del re* es una ;cci$n < LantoroMicz insiste en el !ec!o de que, nacida esta doctrina en Knglaterra, no poda consistir en una a#stracci$n, sino en una ;cci$n <, es una 0ctio 0g"ra veritatis, como deca santo Tom8s, o una verdad con estructura de ;cci$n, como dice 3acan. 3o que aqu nos interesa su#ra*ar que es el cuerpo del re*, un cuerpo instalado en la dimensi$n de la inmortalidad, lo que sostiene esta ;cci$n. > es as que el re* no muere nunca- &l es la continuidad din8stica- 1orona non morit"r . =s un ave &ni:- “0=l re* !a muerto0 /iva el re*0”.
=l re* tiene pues una e:istencia do#ledo#lemente amenazada, do#lemente mortal, por la muerte que le amenaza a &l, * por la tra muerte, la que amenaza a la corona. =sta es pues la thing, la cosa que es el re*- un ser que tiene que compon&rselas con esas dos muertes. > esta es tam#i&n la cosa que de#e llegar a ser el re* en Binamarca, +usto en el tiempo que va de Hamlet padre < un re* sacado de una saga medieval, que se +uega, &l con su 2nico cuerpo, en un duelo a muerte, un trozo del reino < a Hamlet !i+o, que sa#e *a qu& cuerpo de ;cci$n son los re*es. /emos entonces lo que tiene Hamlet rente a s- llegar a ser esa cosa, aceptar serla, encarnar esa ;cci$n que ;gura la verdad. >, eectivamente, no altan las reerencias de Hamlet a sus derec!os a la dignidad real, a su legtima pretensi$n a la corona. > es algo que tam#i&n tiene presente 3aertes cuando advierte a elia de que la elecci$n de esposa por parte de Hamlet se !a de ce4ir a la le* * a los conse+os de este cuerpo del cual &l es la ca#eza. Fecordemos tam#i&n c$mo, despu&s de la rase- The time is o"t o 3oint, “3os tiempos est8n desco*untados”, Hamlet a4ade“Jaldita suerte, que !u#iese de nacer *o para enderezarlos”. =ntendamos- para ponerlos en el Berec!o. > evoquemos tam#i&n c$mo elia, en la cima de su locura de angustia, pregunta- “¿B$nde est8 la #ella Ja+estad de
Binamarca?”. e trata de la misma ma+estad que ella !a#a de representar con Hamlet despu&s de la venganza. Eero de algn modo elia sa#e que Hamlet ue enviado a la muerte < * que la Ja+estad de Binamarca es %laudio, un co#arde “!ec!o de !arapos * remiendos”. Hamlet, por lo que a &l respecta, se comporta realmente como un re*. No es por casualidad que se va a Knglaterra llevando en su equipa+e el sello del Ban&s, el sello de Binamarca, el de su padre, aqu&l cu*o guardi8n es a!ora su lina+e. > tam#i&n tiene este sentido de asunci$n de la realeza el grito que pro;ere desde dentro de la tum#a de elia- “o* *o, Hamlet el Ban&s.” > tam#i&n de+a claro a Horacio, cuando le relata la aventura del #arco, que “ese que !a matado a mi padre * !a puteado a mi madre, se !a interpuesto entre la elecci$n * mis esperanzas”1 re;ri&ndose, claro est8, a las de ser re*. >a se4al8#amos que sus ltimas pala#ras, las que le dan su voto a ortim#r8s, son las de un re*. Aqu reside pues la tercera locura de Hamlet!a de ser re*. Ha de ser por tanto algo que es * no es a la vez. Eero esa cosa, esa thing !ec!a de nothing, no llega a serla sino muerto. =sta locura se pone de relieve an m8s si comparamos a Hamlet con otro persona+e en
el que !a"espeare estuvo ocupado durante la misma &poca. LantoroMicz analiza /icardo %% de !a"espeare para ense4arnos los secretos del cuerpo del re*. =s especialmente relevante la escena de su a#dicaci$n1 * c$mo, cuando pide un espe+o para verse, lo rompe enseguida sin poderse mirar en &l. Tam#i&n en 4acbeth, cuando las #ru+as descri#en la procesi$n de un lina+e real, el ltimo de sus miem#ros porta un espe+o en el que est8n reGe+ados todos sus ascendientes. =n la tetraloga que orman Ficardo KK, =nrique K/ (primera * segunda partes) * =nrique /, escrita en la misma &poca que Hamlet, !a"espeare muestra un lina+e real, una corona mantenida inmortal por unos re*es ingleses que, m8s o menos indignos, estuvieron con todo a la altura del poder del reino. >, so#re todo, destac8ndose so#re el oil, so#re el contraste que orma alstaO, encontramos el que parece el contrae+emplo de Hamlet- Hal, o Harr*, el uturo =nrique /. %iertamente, el espectador es sacudido por un escaloro cuando el desconsiderado Hal, el sinvergDenza, cre*endo *a muerto a =nrique K/, se prue#a la corona * es sorprendido por su padre. A pesar de la desmesura de ese acto, no es de mal augurio. %uando eectivamente muere =nrique K/, Hal
es coronado como re* =nrique /. Janda entonces a paseo a alstaO, * !ace lo que !a de !acer. 3uego vemos a =nrique / como un gran re*, vencedor de la #atalla de Agincourt, con la que comienza el imperialismo #rit8nico. Tam#i&n podramos comparar los o#st8culos de Hamlet para llegar a ser cuerpo de re*. /e8nse sus mon$logos- “=sta carne que se derretir8...”, * contr8stense con el mon$logo de =nrique / en la noc!e anterior a la #atalla5pon the -ing0 “Todo so#re el re*0 (...) ¿9u& tienen los re*es que no tenga la gente, sino las ceremonias, las constantes ceremonias?” > por lo que se re;ere a la relaci$n con la !erencia, con los pecados del padre * la manera c$mo =nrique K/ se !a#a !ec!o con la corona de Ficardo KK, antes de la #atalla e:plica mu* #ien que *a tiene a+ustadas todas las cuentas- una tum#a, dos monasterios, trescientos po#res1 una tum#a nueva para Ficardo, dos monasterios con mon+es que cantan, * trescientos po#res que comen gracias a &l1 a lo que se a4aden sus propias acciones, que lo pagan todo. No !a* que !a#lar m8s de eso, !o* es san %rispiniano, * lo que !a* que !acer es #atallar. ¿Eor qu& Hamlet no puede actuar as? Pl sa#e que es el Ban&s, un equivalente al reino, * que el otro es un usurpador. 'n #uen asesinato de %laudio creara un poco de caos,
pero #astara que &l di+era entonces, desde su poder incrementado- “No os preocup&is. >o so* el !eredero legtimo. > t, Eolonio, +u#late0” < Burar8s poco. < “3aertes, veamos qu& !as aprendido en la corte de rancia1 Horacio, qu&date de conse+ero1 Fosencrantz * Cuildenstern, seguir& e:primi&ndoos como una espon+a.”. Hamlet se casa con elia, * contina !aciendo inmortal el cuerpo del re*. ¿Eero por qu& Hamlet no !ace nada de &sto? ¿Eor qu& se detiene !orrorizado ante el vientre de elia? No es porque le alten ni uerza ni inteligencia. > sin em#argo, s$lo muerto puede poner su cuerpo al servicio de la ;cci$n mon8rquica1 no puede prestarlo antes a ser soporte de los signos del poder. $lo muerto puede Hamlet mirarse en el espe+o de su lina+e- s$lo muerto, s$lo en un espacio entre dos muertes realizado como sacri;cio. =l por qu& de esa su incapacidad *a lo sa#emos- es un neur$tico. > lo es en la dimensi$n de los signos de la realeza, la cual es, todo el tiempo, su vocaci$n, su destino- su deseo. Eero !a"espeare nos invita a seguir pregunt8ndonos- ¿Eor qu& Hamlet es un neur$tico? > la soluci$n nos la dan los cloMns sepultureros. 3o sa#e cualquier simpleHamlet naci$ el mismo da en que “nuestro ltimo re* Hamlet venci$ a ortim#r8s”.
itu&monos en la &poca. 'n duelo como &se no se improvisa#a- se prepara#a con tiempo, se anuncia#a, la gente acuda. > Hamlet ue conce#ido, * luego vino al mundo, #a+o la som#ra de ese duelo. 3a reina Certrudis llev$ en el vientre un !i+o, que quiz8 vivira, que quiz8 sera var$n. > ue as, * rompi$ aguas el mismo da en que ella esta#a en peligro de quedarse viuda * el reino descuartizado. =se ni4o sera !eredero de un re* que, en la situaci$n del momento, esperando la !ora atdica del duelo a muerte de los re*es *a era, por anticipaci$n, un muerto. > esto suceda con un re* de los tiempos antiguos, cuando los re*es tenan un solo cuerpo que, como en ese caso, era id&ntico al reino. =sta era la situaci$n que Hamlet tuvo que encontrar en la repetici$n- un duelo que lo !ara, o muerto, o re*1 * de;nitivamente the !ane, el Ban&s. Tengamos en cuenta que, adem8s, al !i+o que !a#a de nacer le pusieron el mismo nom#re de su padre1 para Certrudis era un Hamlet por otro. > es porque el padre muri$ anticipadamente en aquella decisi$n de +ugarse la vida que a!ora vuelve a aparecer, desde el mundo de los no todava muertos del todo, vestido como el da del com#ate1 * lo !ace para recomponer el cuerpo inmortal del re*, para reordenar el lina+e.
Hamlet es el su+eto conce#ido * parido #a+o aquellos signos que, en la co*untura de su tragedia, de#e elegir entre aceptar * repudiar su !erencia. e trata de una elecci$n orzadano puede repudiarla1 pero para aceptarla de#e pagar un precio- no podr8, al contrario que Hal, calzarse la corona. 3os signos le matan el deseo, al mismo tiempo que se lo dan1 es por esto que luc!a, todo el tiempo, encarnizadamente, contra lo que lo morti;ca. No se somete vergonzosamente al sacri;cio, porque es, a pesar de todo, !om#re de deseo. ¿%u8l podra ser la morale+a? !a"espeare, soporte de su monarca, la de+a #ien clara. %on La tragedia de Hamlet dice a sus contempor8neos- respetad la corona1 es una ;cci$n del reino1 * m8s importante que el mismo re*. i+aos en lo que pasa ese pas, en Binamarca, un pas lo su;cientemente le+ano para no estar en la $r#ita inglesa, pero lo #astante cercano para no ser e:$tico- si alla, no el re*, sino la corona, el cuerpo poltico se desmem#ra1 *, al ca#o, aca#a siendo conquistado por el e:tran+ero. Eero a nosotros nos interesa otra clase de genialidad- * es que !a"espeare no se limita a presentarnos el simple cuadro de los !ec!os * su morale+a, sino que trata a sus persona+es como causas. > por eso vemos en La tragedia de Hamlet# pr$ncipe de !inamarca el vnculo
que !a* entre el inconsciente * las estructuras del poder, tal como !o*, como siempre, nos causan a todos.
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[email protected] ISSN (versión electrónica! "#$%&''' ISSN (versión impresa! $$#)&'** +olom,ia $"## -ianfranco +attaneo Rodr/ue0 LO OMINOSO Y EL ARTEFACTO DE LA MIRADA Revista Affectio Societatis, 1ol. '2 N3 #)2 diciem,re de $"## Art. 4 #5 Departamento de Psicoanálisis2 Universidad de Antioquia 6edelln2 +olom,ia Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' 2
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LO OMINOSO Y EL ARTE-FACTO DE LA MIRADA
Gianfranco Cattaneo Rodríguez1 # 6a/ster en Psicoanálisis. Universidad Andr:s ;ello. Do¢e
reud lo Unheimlich es una pala,ra&concepto porque comporta un n?cleo que ustifica su empleo en el psicoanálisis. tor/ándole estatuto de concepto2 >reud articulará lo ominoso a la an/ustia ,uscando no perder lo particular de este nuevo descu& ,rimiento2 diferenciando algo Bominoso al interior de lo an/ustiosoC. reud en ##. Palabras clave: ominoso2 an/ustia2 deseo2 mirada2 tro.
¿Existe un concepto de un paso acercándose en la noche, de un grito, del desmoronamiento de una piedra entre las malezas? ¿e la impresi!n de una casa vac"a? #ero no, nada se ha conservado de lo real sino lo $ue conviene para nuestro reposo% Gves ;onnefoF. reud propone a lo Unheimlich como una Bpala,ra&concepto particularC (>reud2 ##! p. $#. reud2 ##! p. $# que ustificara su empleo al interior del psicoanálisis. Al entre/arle entonces el estatuto de concepto2 entre/ándole carta de ciudadana al interior del campo psicoanal&tico tal como lo 8a,a 8ec8o al/unos a=os antes con el concepto de narcisismo2 >reud articula lo ominoso a la an/ustia2 pero entre/ándole una particularidad2 Fa que sera posi,le diferenciar al/o Bominoso al interior de lo an/ustiosoC (>reud2 ##! p. $#. Eacan2 en su seminario &a angustia (#5$5%2 retomará la cuestión de lo Unheimlich2 F en conso&nancia con >reud2 le otor/ará un estatuto privile/iado para el a,ordae de la an/ustia. Refiri:ndose entonces al artculo de >reud2 Eacan (#5$ afirma! &&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&&& Breud 8a llevado entonces2 al decir de Eacan2 a desconocer que lo Unheimlich(eit es el esla,ón indispensa,le para a,ordar la an/ustia. G al mismo tiempo2 Blo ominosoC se confi/ura como una elección metodoló/ica por parte de Eacan para la e9posición de su seminario2 Fa que si mediante el 'itz introduo la cuestión de las forma&ciones del inconsciente (#)*&)'2 a8ora lo Unheimlich(eit será la v"a regia para el a,ordae de la an/ustia$. $ rancisco Alsina F 6anuel
+oloma de la reud como para Eacan2 ese n?cleo2 ese esla,ón indispensa,le2 para comprender el pro,lema de la an/ustiaL Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' 4
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Los dos caminos ara el es!udio de lo ominoso: la inda"aci#n $ilol#"ica % los casos de Un-heimlich >rente a la ausencia de material ,i,lio/ráfico relativo a lo BominosoC2 tanto desde el ám,ito de la est:tica como del ám,ito medico& psicoló/ico (en este ?ltimo la ausencia de material es de,ida a la insatisfacción de >reud con la misma2 >reud propone dos caminos para acercarse a lo Unheimlich. reud2 ##! p. $$" Eo ominoso esconde al/o que se encuentra velado2 F solo aparece mediante el tra,ao impuesto so,re :l. Oace aparecer al/o Fa sa,ido2 pero que en su aparición cam,ia de cualidad2 se convierte en su opuesto2 en al/o terrorfico. De esta particularidad >reud e9traerá la pre/unta por las condi&ciones de posi,ilidad de este fenómeno2 es decir2 BJ+ómo es posi,le que lo familiar deven/a omi& noso2 terrorfico2 F en qu: condiciones ocurreLC% (p. $$" % As (F tal como lo aclara >reud aunque el te9to presente una lnea ar/umentativa que va de lo filoló/ico al caso2 >reud aclara que la investi/ación fue en sentido contrario Hcaracterstica de la clnica freudianaH desde el caso 8acia la pala,ra&concepto. A partir2 entonces2 de la inda/ación filoló/ica Hcomo primera va a partir de lo cual lo familiar devie&ne ominosoH >reud propondrá que a pesar de que la pala,ra alemana comporte en s misma la ne/ación (Un&8eimliec82 que llevara a oponer lo ominoso a lo familiar2 no es posi,le conformarse con esta ecuación. ;uscará entonces e9traer desde la etimolo/a la concordancia2 la aparición de lo familiar F lo no familiar en la misma pala,ra2 es decir2 que la anfi,olo/a del t:rmino entre/ue ese mati0 particular de lo ominoso. reud permite afirmar2 sin for0ar demasiado las Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' 5
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cosas2 que :ste ,usca 8acer ominosa la misma pala,ra Unheimlich2 sacando a relucir lo que esta misma esconda en su sentido más aparente. reud puede concluir! Eo más interesante para nosotros es que la pala,rita 8eimlic82 entre los m?ltiples matices de su si/nificado2 muestra tam,i:n uno en que coincide con su opuesta un8eimlic8. Por consi&/uiente2 lo 8eimlic8 deviene un8eimlic8. reud2 ##! p. $$.
Pero es mediante la se/unda va de análisis que Blo ominosoC podrá esclarecerse. reud detallará para complementar los resultados reci:n o,teni&dos. Para esto2 >reud eli/e como eemplo El hom)re de la Arena de Ooffman2 pero nuevamente apartando sus desarrollos de lo que sera más evidente en el te9to Hla cuestión del autómata refle&ado en la mu=eca limpiaH sit?a en el centro del relato más ,ien otro factor! el motivo del +om)re de la Arena2 que arranca los oos a lo ni=os. >reud afirma entonces!
duda2 en nada reduciran la impre&sión de lo ominoso. Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' 6
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Por esta ra0ón2 o más ,ien porque no le corresponde a la ra0ón reducir la duda producida por el efecto de lo ominoso2 es que >reud apela a la e9periencia analtica para encontrar la respuesta a ese efecto ominoso.
Ea an/ustia de Nat8aniel a perder los oos aparece en la 8istoria li/ada a la muerte del padre (F en tanto muerto2 temido por su retorno F la aparición del Oom,re de la Arena asociada en cada oca&sión a una Bpertur,ación del amorC2 lo que le permite a >reud reconducir la an/ustia por los oos a la an/ustia de castración (>reud2 ##! p. $%$. reud dilucidar una estructura para el ori/en de lo ominoso! su ori/en provendra desde lo infantil2 desde an/ustias infantiles. reud sume dos BcasosC más al reci:n dilucidado2 con el fin de compro,ar si a,revan o no de la misma fuente que :l mismo 8a 8ec8o correr! la presencia de los Bdo,lesC en todas sus /radacio&nes F Bel permanente retorno de lo i/ualC! reud de entrada saluda las tesis de tto RanK respecto a esta cuestión2 rescatando los pro,lemas que el mismo RanK advierte tras la considera&ción psicoanaltica de la fi/ura del do,le en su conocido BDon uan F el do,leC! el narcisismo prima&rio2 la función de autocrtica F la conciencia moral2 la ilusión del li,re al,edro2 etc. Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' 7
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Pero >reud (## considera que los esfuer0os del entonces amanuense de la Sociedad Psicoanal&tica de 1iena son insuficientes2 en la medida en que no lo/ran responder al B/rado e9traordinaria&mente alto de ominosidadC (p. $%5 ad8erido a la fi/ura del do,le2 F que2 de la misma forma2 nada del contenido e9plicitado por RanK permitira vislum,rar el empe=o defensivo del Fo que proFectó aquello fuera de s. Breud2 ##! p. $%). Eue/o de la revisión del estatuto ominoso del do,le2 >reud se a,oca al Bfactor de la repetición de lo i/ualC (>reud2 ## presentando un eemplo de su propia e9periencia acontecido en uno de sus tantos paseos por la Rin/strasse de 1iena! +ierta ve0 que en una calurosa tarde Fo deam,ula,a por las calles vacas2 para m descono&cidas2 de una peque=a ciudad italiana2 fui a dar en un sector acerca de cuFo carácter no pude dudar muc8o tiempo. Sólo se vean mueres pintarraeadas que se asoma,an por las venta&nas de las casitas2 F me apresur: a dear la estrec8a calleuela do,lando en la primera esqui&na. Pero tras va/ar sin rum,o durante un rato2 de pronto me encontr: de nuevo en la misma calle donde Fa empe0a,a a llamar la atención2 F mi apurado aleamiento sólo tuvo por conse&cuencia que fuera a parar a8 por tercera ve0 tras un nuevo rodeo.
curso. Qodas las elucidaciones anteriores nos 8acen esperar que se sienta como ominoso ustamente aquello capa0 de recordar a esa compulsión interior de repetición (>reud2 ##! p. $%'. Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' 8
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Por ?ltimo2 F en vas de concluir la serie de casos de lo ominoso2 >reud propone a la Bomnipotencia del pensamientoC (p. $%' relacionada al animismo primitivo (>reud2 ##%. reud a suponer un estado primitivo en el desarrollo del 8om,re2 donde el narcisismo atri,uira virtudes en&salmadoras a personas F cosas. reud2 ## BF es como si todo cuanto 8oF nos parece Momino&so cumpliera la condición de tocar estos restos de actividad animista e incitar su e9teriori0aciónC (p. $% El asen!amien!o del n&cleo de lo ominoso De lo propuesto por >reud2 es fundamental encontrar dos condiciones para que al/o de lo familiar se vuelva e9tra=o2 inquietante2 F que a su ve0 este cam,io de cualidad este acompa=ado por el afecto que lo caracteri0a. Primero2 la marca que delimitara2 que /enerara una frontera entre lo familiar F lo infamiliar estara dada por la represión2 en la medida en que por o,ra de la represión una moción de sentimiento se transmuda en an/ustia (>reud2 ##. G esta trasmudación estara acompa=ada por un retorno2 por el desvelamiento de al/o que de,iendo permanecer oculto 8a salido a la lu0! Si la teora psicoanaltica acierta cuando asevera que todo afecto de una moción de senti&mientos2 de cualquier clase que sea2 se trasmuda en an/ustia por o,ra de la represión2 entre los casos de lo que provoca an/ustia e9istirá por fuer0a un /rupo en que pueda demostrarse que eso an/ustioso es al/o reprimido que retorna. reud2 ##! p. $". Pero el retorno de lo reprimido no es por s mismo /enerador de la sensación de lo ominoso2 as como no todo lo que es ominoso revela las potencias inconmensura,les de lo inconciente. Por ello2 es necesario que la e9periencia de lo Unheimlich acae0ca F se desarrolle en acto2 mostrando con ello cómo el campo de la
visi,ilidad que constituFe la fundación del Fo es un montae2 que es una Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&'''
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escena donde la e9periencia de lo ominoso devela los lmites F la composición de esa ima/en de nosotros mismos. Qal como lo afirma >reud2 esta e9periencia se traduce2 entonces2 como el ,orra&miento del lmite entre la fantasa F la realidad2 8aciendo aparecer lo que de,era permanecer vela&do! la e9istencia de una mirada en el ver2 por lo que el o,eto mismo de la visi,ilidad es la mirada! A menudo F con facilidad se tiene un efecto ominoso cuando se ,orran los lmites entre fan&tasa F realidad2 cuando aparece frente a nosotros como real al/o que 8a,amos tenido por fantástico2 cuando un sm,olo asume la plena operación F el si/nificado de lo sim,oli0ado2 F cosas por el estilo. reud2 ##! p. $. reud para acercarse al pro,lema de lo ominoso.
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intercam,ia,le (Eacan2 #5% que corresponde a un o,eto e9trado del propio cuerpo. A esto alude Eacan cuando en su escrito B,servaciones so,re el informe de Daniel Ea/ac8eC (Eacan2 #55 afir&ma! ,eto parcial2 no es solamente parte2 o pie0a separada2 del dispositivo que ima/ina aqu el cuerpo2 sino elemento de la estructura desde el ori/en2 F si as puede decirse en el reparto de cartas de la partida que se ue/a.
caracteri0ación de BmetonmicoC o de BparcialC que invoca Eacan para este nuevo o,eto2 parcialidad que lo 8ace esca&par indefecti,lemente del Uno de la ima/en. Pero2 paradoalmente2 este nuevo o,eto2 al modo de un Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' !2
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repuesto Fa o,soleto2 aun si no responde a nin/una totalidad ima/inaria2 no pierde para nada su e9istencia. (Ee -aufeF2 $""5 Eacan #5$. As2 la ,?squeda de un o,eto que cumpla las caractersticas necesarias para 8acerle compa=a al sueto llevarán a Eacan desde el o,eto a/alma del seminario &a transferencia. (Eacan2 #5"&5#2 pasando por las superficies topoló/icas unilateras o no orienta,les que comien0an a ser presentadas por Eacan en su seminario &a identificaci!n (Eacan2 #5#&5$2 8asta la invención del o,eto a en el seminario &a angustia (Eacan2 #5$&5%2 el que aparece precisamente en la lección del de enero de #5% donde se condensan pasae al acto2 caso clnico F superficies topoló/icas (Allouc82 $"## ;a=os rellana2 $""' Ee -aufeF2 $""5. Por las pretensiones de este tra,ao solamente indicamos este derrotero HFa que se/uirlo comple&tamente alcan0ara para otro tra,ao de i/ual o maFor e9tensión que el presenteH para se/uir e9tra&Fendo las consecuencias fundantes del /iro del ni=o en ,?squeda del asentimiento de la mirada del tro. Eo que el ni=o ,usca con su acto es que en el tro 8aFa una compro,ación2 una compro,ación que en/endrará un si/no&ima/en! i(a2 la ima/en de a (Eacan2 #5#! De ese tro2 en tanto que el ni=o frente al espeo se da vuelta 8acia :l2 Jqu: puede venirL Nos adelantamos2 decimos! sólo puede venir el si/no2 ima/en de a. reud (#$#!
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coincidir all en su relación con el tro para que este peque=o si/no2 este einziger /ug 2 est: a su disposición. Ea distinción radical del ideal del Fo en la medida que no 8aF tanto para su&poner como introFección posi,le2 es que uno es una introFección sim,ólica2 como toda intro&Fección del ideal del Fo2 mientras que el Fo ideal es la fuente de una proFección ima/inaria (p. %).
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En!re lo reen!ino de lo Unheimlich % el anuncio del $an!asma: la an"us!ia % su marco Para Eacan (#5$ entonces2 la an/ustia estará li/ada a algo que sur/e en esa falta inscrita en el campo especular como (&! BJ+uándo sur/e la an/ustiaL Ea an/ustia sur/e cuando un mecanismo 8ace aparecer al/o en el lu/ar que llamar:2 para 8acerme entender2 natural2 a sa,er2 (&2 que co&rresponde en el lado derec8o Tdel esquema al lu/ar que ocupa2 en el lado i0quierdo Tdel esquema el a del o,eto del deseo. +uando di/o algo V entiendan cual$uier cosa2 (p. )$.
Eacan (#5$ la se=al freudiana de la an/ustia! BEo Un8eimlic8 es lo que sur/e en el lu/ar donde de,era estar menos&p8i. De donde parte2 en efecto2 es de la castración Afectio Societatis N3 #)7 diciem,re $"## ISSN "#$%&''' !5
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ima/inaria2 porque no 8aF ima/en de la falta F con ra0ón. +uando al/o sur/e a82 lo que ocurre2 si puedo e9presarme as2 es la falta que viene a faltarC (p. )$.
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importante a?n2 F es so,re ello que retrocede el neurótico2 la marca del si/nificante en el tro F la incidencia de esta marca si/nificante so,re el tro. Pero es en el mismo lu/ar2 en el mismo movimiento en que se desconoce esta determinación Hla determinación de una mirada que no mira nadaH que se 8a,ilitan las condiciones para un acto que2 creando sus propias condiciones2 pase. Re$erencias biblio"r($icas Allouc)2 . ($"## BEa invención del o,eto aC. ec8a ?ltima consulta "%7"7$"##. Freud2 S. ($""". BEo ominosoC%
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