Todo esto habló Jesús por parábolas á las gentes, y sin parábolas no les hablaba: San Mateo 13:34 ¿Qué es una parábola? Es un relato en que se comparan las cosas del ámbito espiritual con las que podrían ocurrir en el ámbito temporal; o una historia terrenal con un significado celestial. ¿Qué es una alegoría? Es la descripción de un tema utilizando la imagen de otro en lugar de una afirmación directa. Dios, desde el principio escogió esta manera de hablarle a Su pueblo. En el Antiguo Testamento leemos la parábola que Jothán les narró a los varones de Siquem, que se refiere a Cuando Los Árboles Fueron A Elegir Rey. (Jueces 9: 8-15) También el profeta Nathán hizo uso de una alegoría para reprender el pecado de David con Betsabé. (2ª. de Samuel 12: 1-4), sólo por citar dos ejemplos. En el ministerio de Jesús, la mayor parte de Sus enseñanzas consistieron en relatos en forma de parábolas o alegorías. Siendo que Dios no cambia en Su esencia ni en Su modo de actuar, el Mensaje que Dios envió en esta edad final, está enriquecido de igual manera con parábolas y alegorías. Cuántas veces el Hermano William Branham en sus sermones narró parábolas o alegorías, que aún en su manera sencilla de contarlas, vienen a estimular la fe de la Novia de Jesucristo. Como cuando él dijo, “Como mi historia de la pequeña águila, que todos Uds. han oído.” Esa es la razón que hemos decidido agregar este espacio para incluir cada semana una parábola, una alegoría o incluso una historia diferente, narrada en las propias palabras del Hermano Branham, que le ayudarán a entender mejor el propósito de Jesucristo para su propia vida.
TEMAS
DIOS CON PIEL EN ÉL
EL REY QUE QUISO SER COMO SUS SÚBDITOS
TEMAS
DIOS CON PIEL EN ÉL
EL REY QUE QUISO SER COMO SUS SÚBDITOS
saltando iciendo: “Oh, ¿qué va a suceder ahora? ¿Qué pasa ¿Qué pasa?” ¿Saben Uds. lo que él gritó? Él dijo: “No temas, hermanita. Aquí está un hombre que puede encender las lu es”.
Escuche, Hermanita, U s. quizás piens n que nosotros somos pocos y n la minoría, pero no teman. ay un Hombre aquí que puede encender las luces; se es el Espíritu Santo. ¿Lo creen Uds.?
EL PODERO O DIOS DEVE ADO ANTE N SOTROS
29 de Junio de 1964
hora mismo t ngo una pequeñ historia en mi ente, que leí una vez en un libro: El D clive De La Primera Guerra Mundial. No estoy seg ro de eso; si Ud. no la encuentra, entonces es que estoy equivocad . O lo leí en un libro… hace muchos años. Per fue ciertamente una—una… real ente una— na cosa dra ática la que pas . L s soldados Americanos estaban acorralados por el fuego de l s ametralladoras Alemanas, y ello estaban como n una zanja. Uds. soldados, me supongo, enti nden cómo andaban explorando n alguna parte. que aba apenas un oco de municio es. Y los Alem gra des unidades, acercándose por todos lados. Y ell con iguieran algunos refuerzos, alguna ayuda, ellos m Ale anes venían de cendiendo de la colina, mirándol dire tamente hacia ellos.
estaban acorral dos, y les nes se estaban cercando, s sabían que a enos que rirían; no había salida, los s directamente, vanzando
Y uno de ellos se a ordó que tenía u a pequeña masc ta, un pequeño pichón. Así que él sabía que si e te pichón podía salir de allí, él ll varía el mensaje al cuartel gen ral a donde ellos habían estado a ampados. Así qu e se sentaron y escribieron en na nota: “Estamos acorralados en cierta posició , en cierta área. Estamos escasos de municion s, en pocas hora nos tendremos ue rendir o de otra manera seremos eliminados”. Y ellos pusiero esto, amarraron esta nota en la en la pata de l paloma y la soltaron.
Ahora, él es un ave que ama el hogar, a í que él… ¿qué s lo que hace? omó vuelo a casa para su… encontrar, para hallar a su compañera. Ella estaba preocupada por él, él tenía que regresar a casa.
Mi Salva or inclinó Su ca eza y murió;
Y cuando iba subiendo, los Alemanes vi ron lo que habí sucedido. Así que lo que hicieron fue, empezaron a dispararle a la paloma. Y uno de ellos le peg con una bala de una ametralla ora calibre .30, que le rompió su ata. Otra le desp dazó gran parte de su espalda. Su pecho estab todo herido. Una de sus alas estaba lastimad , le habían vola o la punta, y v laba ladeada. Pero seguía subien o, y finalmen e logró llegar. I válida, herida, destrozada, maltr tada, pero cayó en el campo c n el mensaje. Es fue una gran paloma.
Al gozo celestial y día interminable.
Pero, oh, hermano, Isaías 53 nos cuenta e Uno que vino el Hogar y de to do lo que era bueno: Mas él herido fue por nue tras rebeliones, molido por nuest os pecados; el c stigo de nuestra az fue sobre él, por su llaga fui os nosotros curados.
Enfermedad, superstición, y diablos nos t enían aprisionad s, no había manera de escaparn s, la iglesia había errado, se habían partado con osas denomin cionales, y los Fariseos, saduceos, y el lavamiento de ollas y sartenes, y la Palabra no tuvo ningú efecto. Pero es a pequeña alom vino bajando y sólo podía su eder una cosa: tenía que haber un edentor. Pero si ndo herido, dest ozado, golpeado, rasgado, pero Él sabía cómo regr sar a Casa. Así que de la cru del Calvario en donde lo maltr taron, lo hirieron, lo destrozaron, como un montón de lobos so bre Él; tomó Su vuelo del Calvario y llegó a las puertas de los Cielos, dicien o: “¡Consumado es! ¡Consumado es! ¡Ellos son libres! ¡La enf rmedad puede ser sanada ahora! ¡ os pecadores p eden ser salvo ! ¡Los cautivos ueden ser libres! Aunqu Él fue traspasa o y herido, aquella gran batalla c ando aun todo estaba en contra de Él…también l poeta exclamó:
Entre rocas re didas y cielos os uros,
Pero el v lo abierto reveló el camino
EN LAS ALAS DE UNA PALOMA BLANCA COMO LA NIEVE
28 de No iembre de 1965
P rdóname, Señor, e intenta una ve más en mí, Yo seré Tuyo si T eres mío; Si yo caigo o si yo f allo, déjame levantarme e intentar de nuevo, Perdóname, Señor, intenta una vez más en mí. i embargo, si yo estoy intentand y f allo, Dios no e dejará. Yo n ten o mucha confianza en alguien qu tiene miedo de hacer algo. Y preferiría ser identificado como un fracas que com un perezoso. Se cuenta que en una ocasión l Compañí a de Harina Ballard Y Ballard , l dio traba o a un hombre cuando él iba a firmar s nombre, este hombre no tenían borrador en el lápiz. Y el Sr. Ballard le preguntó a él: “¿Por qué su lápiz no tiene borrador ” Y él le contestó: “Porq e yo no cometo errores.” Y el Sr. Ballard le dijo: “Entonces yo no puedo emplearlo. Porque si Ud. c mete errores Ud.—Ud no comete errores, Ud. no hará nada.” Y sto es verdad. Dios n lo hace a Ud. esponsable por us errores. Él lo hace responsabl por vol—obrar voluntariamente. “Aquel que peca voluntariamente, después de aber recibido l conocimiento e la Verdad…” ero un hombre que va a hacer algo, va a equivo arse, él va a caer. Él va a comet r errores. Pero si él tiene llamamiento Divino, Dios está en su orazón, él se lev ntará otra vez. Hace años, solían veni aquí a la iglesia, y tal vez ell s estén aquí en esta mañana, un hombrecito y su esposa. Ellos acostumbraban a cantar una ala anza que toca a mi corazón, va algo así:
Me gusta eso. Porq e cualquier bue soldado puede ser herido o lasti ado. Pero si él es todavía un s ldado, y tiene un propósito y al o por lo cual pelear, él se levantará e intentará otra vez. Cualquier buen soldado de la cruz, hará la misma cos .
COMO ESTUVE COMO MOISÉS, EST RÉ CONTIGO
11 de Sep iembre de 1960
Y él se puso en camino hacia la puerta y la flor dijo, por la—su última vez: “Te has olvidado de la cosa principal.” “Oh,” ijo él, “oh, cállat .” Vean, l ya no quiso escucharla: “Se t olvidó la cosa principal.” Y él salió corriend por la puerta. Y cuando salió, la puerta se cerró detrás de él con la flor en el interior. La cosa principal era la flor. ¿Ven? La cosa principal era la flor.
VEN, SÍG EME
1 de Junio e 1963
ero nosotros iempre tratamos de poner nuestras ideas en ello; q e cuando introducimos nuestras ideas, c ando introduci os nuestra teolo ía dentro del Espíritu d Dios, eso aleja al Espíritu de Dios. Así es como fu e en aquel día. Ellos est ban en el cami o, pero deseaba algo que pudi sen hacer ello mismos. P r medio de su di cutir, por medio de su comporta iento, se dieron uenta que alej ron de ellos al spíritu de Dios. Ese fue un gran error. Fue un gran error cua do hicimos la misma cosa, nuestr s padres. Cuand el Espíritu Sant cayó por pri era vez en la Calle Azusa, y e muchas partes del mundo, si t n sólo la hubiéramos permitido continuar, la guianza del Es íritu, y permiti o que el Esp ritu guiara—ya ubiésemos estado en la tierra prometida. Pero he os estado
cuarenta y algo de años alejados de ella. Así como ellos lo hicieron, de igual manera l hemos hecho n sotros. Algo entró a la iglesia, otra cuestión, y quisimos denominarnos, en vez de tan sólo seguir adelante y amar a los hermanos, continuar. Ahor , por qué no dejan eso en paz. Toda planta qu Mi Padre no ha plantado será desarraigada a fin de cuentas:” Así que de qué nos sirve trazar b arreras denominacionales para no dejar entrar a l otra persona. S lo le alzamos la erca de algo. Ahora, hay una historia que según se cue nta así, que… T l vez no es apro iada para contarla en el púlpit sobre un grupo de personas llen s del Espíritu como a las que t ngo el privilegio de hablarles. Per decía: “Dos changos estaban sen ados en un ár ol, mirándose el uno al otro. Y mi raron hacia abaj y vieron a los pobres seres hu anos, y dijeron: “Los hombres, ¿ o son ellos miserables? Y según icen que provienen de nosotro . Eso está equiv cado. Yo nunca alzaría la cerca e mi árbol de coco para evitar que mis hermanos changos coman de los mismos ocos que yo c mo.” ¿Ven? Eso son los seres hu anos. La iglesia iempre ha sido a í.
OLVIÉNDOSE AL NORTE 29 de Enero de 1961
o deje que algún pastor le diga que: “Ud. úni amente tiene qu saludarlo de mano. Unirse a la iglesia, o pertenecer a esta organización. No mate ese murmullo santo. Lo está previniendo. El ía vendrá cuand Ud. esté al fin de su jornada. C mo una mujerci a de la ciudad e donde nosotros venimos. Ella ijo…Una mu hachita que iba llá a la iglesia, una muchachita muy fina. Tenían elo largo, Uds. saben. Y se peinaba toda lacia, recogido su pelo hacia atrás casi pegado al cráneo, su rostro se iraba—no usaba maquillaje. Y esta muchacha aco tumbraba a h cer mofa de ell , le dijo: “Si U s. no tuvieran a ese predicador cabeza de yun ue,” refiriéndos a mí, le dijo—dijo, “Tú te mirarí as como algo decente. Pero
ues, ellos me amaban tanto al grado que se acaban de mudar, p ra ser mi vecino. Y ellos son también unos vecinos genuinos tipo H chos 2:4. Realmente lo son, ambos reci iendo el Espíritu Santo. Y toda su familia, prácticamente cada uno de ellos habían sido l ctores en los T stigos de Jeh vá, por medio de las visiones y p deres de Dios, recurrieron cada u o de ellos al b utismo del Espíritu Santo. L familia de su esposa toda era M todista, mujeres buenas, hombres buenos, y tod lo demás, y cad uno de su familia, el grupo com leto, ha entrado y recibido el b utismo del Espíritu santo, exceptuando a uno. Al o servar a Dios… Y al Hermano Banks y a mí nos gu ta la cacería de rdillas. No sé si alguien… ¿Cuántos alguna vez fueron a la cace ía de ardillas? Oh, qué cosa. ¿De qué parte de entucky son Ud . a fin de cuentas? Y no existe c cería que se le parezca, en nin una parte en lo bsoluto. Y cazamos ardillas con rifle calibre .22, disparo a cincuenta yardas, disparos en el ojo. sencillamente no conseguimos demasiadas ardillas, pero nos div rtimos mucho cuando me voy de acaciones. Y un día allá, era El otoño estuvo muy seco, h ce dos años, y stábamos vivi ndo en tiendas de campaña: no n s habíamos bañado en un par de s emanas, y la b rba por toda nue tra cara, y sangr de ardillas. Éra os un desastre. P ero yo me estaba relajando de las reuniones, una especie de alejamiento de vuelta hacia la naturaleza. Yo siempre veo a Dios en Su naturaleza, bservando Su ví provista. Fíjense. Y entonces se puso tan seco, cua do entramos a los bosques, esos bosques llan s, un pequeño d sprendimiento d la hoja… Y Ud . hablan de que oudini es un artista del escape, él es un principiante en comparación con esas ardillas. Él está aca ado, de esa man ra. Y el hacer un disparo, además en un ojo, es alg difícil de lograr. Casa del inconverso y en la foto de al lado el tocón que queda del manzan .
D modo que el Hermano Banks me dijo, “Ud. sab , sé donde hay un hombre que tiene quinientos cres de bosques todo en las hond nadas.” ¿Cuántos saben lo que es una hondonada? Muy bien. Y so es parecido a ajo en el valle, donde pasa el a ua. Dijo: “Podíamos bajar allí y aminar.” De modo que fuimos a ver a este ho bre. Él dijo: “El único inconve iente que hay, s que este hombre es un inc nverso, un incrédulo muy tremendo.”
Me contestó: “Pues, si no lo hace, él morirá. El invierno lo matará. El germen de vida no puede quedarse aquí arriba de este árbol.” Le dije: “Oh, pues,” dije, “¿qué es lo que causa que baje antes que haya cualquier racha de frío?” “Pues,” dijo él, “simplemente baja.” Y le dije: “Pues, ahora…” Él dijo: “Es tan sólo la naturaleza. Ella tan sólo en realidad baja.” Le dije: “Pues, si consigo un balde de agua y lo pongo aquí afuera en esa cepa de algarrobo, cuando venga el otoño del año, esa agua saldrá del balde directamente a la base de la cepa, y a la siguiente primavera sube de nuevo, trayendo otro balde de agua?” Él contestó: “No.” Le dije: “Entonces seguramente será alguna inteligencia. Ese árbol no tiene inteligencia. Es un—es un árbol, una planta. Tiene que haber alguna clase de Inteligencia que haga que baje a esconder su vida, y luego subir de vuelta para traer otro montón de manzanas.” Él dijo: “Pues, ¿sabe una cosa?” dijo él, “no había pensado en eso en ese sentido.” Y le dije: “Le diré, Ud. piense en eso. Y cuando Ud. pueda descubrir la Inteligencia que le dice a ese árbol, ‘Deja caer tu hoja. Apresúrate a bajar hacia las raíces, y quédate allí, y a la siguiente primavera regresa una vez más.’ Cuando Ud. descubra qué inteligencia es esa que le ordenó a ese árbol a hacer eso, yo le diré a Ud. qué Inteligencia es esa que me dijo que esa mujer se estaba muriendo de cáncer, y que se pusiera el pañuelo sobre ella. Ella sería sanada.” Él dijo: “¿No es Ud. ese predicador?” Le dije: “Sí, señor, yo soy. Soy el Hermano Branham.” Él dijo: “Ese es el apellido.”
Aquel anciano se convirtió en un Cristiano, entregó su corazón a Cristo. El año pasado el Hermano Wood y yo estuvimos allí, y manejamos allí apara ver al anciano. Y su esposa estaba sentada en el porche trasero pelando manzanas del mismo árbol. Me acerqué y hablé con ella. Y ella dijo: “Hermano Branham, aquella historia sencilla guió al hermano anciano a Cristo. Él murió en la fe Cristiana hace un año aproximadamente.” Ahora, ¿qué fue eso? Él descubrió el medio provisto por Dios. Al mirar la manera que Él pudo proveer una vía de escape de la muerte de aquel árbol, él halló un medio provisto que Dios había provisto para que él volviera a vivir.
LA VÍA PROVISTA POR DIOS 28 de Julio de 1962
estabas uerto, pero yo sabía que regresa ías.” Y el muchacho volvió en í. Su amnesia le dejó. Él podía identificar quién era. Él sabía que aquel era su padre. Oh, sol ado de la Cruz, que ha sido c nmocionado con tanto entrenamiento, tantas conmociones de denominación y credo, y cosas del undo, ¿por qué no se hace un lado por unos cu ntos minutos y ira alrededor a l Biblia? Podría agar por ahí, y podría encontr rse identificado aquí en la Palabra, como un cre ente, uno de estos días. Ud. p dría no conocerle a Él. Ud. podría volver en sí, omo volvió e sí el hijo pró igo, y encontrarse a sí mismo. Podría encontr r su identific ción en la Palabra de Dios.
AMNESIA ESPIRITUAL 11 de Abril de 1964
staba allí en el cuarto hace un s momentos, y ubo algo que m sacudió. ¿Cuántos cono en al Hermano aymond Richey? Está s entado allí en el cuarto, acabo e orar por él. E tá sufriendo de xceso de trabajo, y eso ha causado un colapso nervioso y está sufriendo d una parálisis. E tá en una con ición terrible.; s un precioso ermano. La ocasión…El Herma o Richey estaba parado allí en la plataforma aq ella noche cuan o bajó el Ángel del Señor ante miles de pers nas, cuando y dije si—cuan o el Doctor B st estaba deb tiendo con el H rmano Bosworth con respecto a i ministerio. Yo dije: “Yo no eclamo ser un s nador.” Dije… l dijo: “Solamente los aleluyas creen tales cos s.” Y hice una pregu ta: “¿Cuántos bautistas están presentes, y que son miembros de estas iglesias bautistas, que pueden decir y comprob r que han sido s nados por el Señor? Levanten la mano.” Y creo que más de trescientos se pusieron de pie. Dij : “¿Qué de esto ?” ¿Ven? Enton es él…Dije: “La gente cree en la sanidad Divina.” Dije: “Yo no—yo no soy sa ador Divino, y nunca lo he recla ado ser.” Dij : “Mi literatura e publica en varios idiomas. Yo amás he reclam do ser un san dor.” Dije: “Yo yo sólo reclamo ser siervo de Di s.” Y dije: “Ahora, pero si
A í que una noche llegó una gran tormenta sobre la granja, y donde ellos vivían, y l s árboles estaba siendo azotad s, y los relámp gos destellando, se estaba haciendo tarde en la noche. La mamá le dijo a Junior, dijo: “Ahora, unior, no ten as miedo. Ve allá arriba.” A í que el pequeñ Junior, con su ijama puesta, subió por la escalera, viendo par atrás, a medio llorar. Se acostó, trato de dormirs , cubrió su cab za. No se pod a dormir; esos r lámpagos destellaban en su ventana. Así que él ijo: “Oh, ma á;” dijo, “Ven a á arriba y duerm conmigo.” P es, ella dijo: “Junior, nada te va a molestar. Eso relámpagos no te pueden hac r daño.” Él dijo: “Pero, ma á, ven acá arriba y duerme conmi o:” A í que la mamá s bió por la escal ra y se acostó e la cama con su Junior. Y ella dijo: “Junior, mi pequeño hijo, m má te quiere de ir algo.” Ella dij : “Junior, somos una familia Cristiana. Creemos en Dios, y creemos que Dios nos rotege en las tormentas. Nosotros creemos eso. creemos que ios cuida de los uyos.” Y dijo: “Quiero que creas eso, Junior. Q e, no tengas miedo. Dios está con nosotros, y Él nos protegerá.” Junior gimoteó un s cuantas veces. Él dijo: “Mamá, yo también cre eso”. Él dijo: “Pero cuando e os relámpagos e tán tan cerca de la ventana, me g sta sentir que Dios tiene piel.” A í que yo pienso que muchos de nosotros los adultos pensamos lo mismo. ¡Di s, con piel! Quizá suene como un loco, para el m ndo, pero está atrayendo a tod s los hombres ha ia Él. pequeño relat , y luego voy terminar; siento mucho el ha erlos etenido aquí co o cuarenta y cinco minutos ahora. Hay un hogar, un ogar Cristiano, había una… Le conté esto a este crítico. Y en el ogar abía… Ellos cr ían en Dios. Tenían un niño pe ueño allí, pero él se moría de miedo en una to menta. Los relá pagos, oh, él se moría de miedo. Él se metía de ajo de las mesas, en cualquier parte, cuando había relámpagos.
E RARO
14 de Junio de 1964
sus man s, sino limpiará su corazón y la hace una criatu a nueva!” Perm tame decirle:
¡S blime gracia del Señor, Que a un infeliz sal ó! Yo ciego fui, mas h y veo ya, Pe dido y Él me halló.
Su gracia me enseñ a temer, Mis dudas ahuyentó ¡O , cuán precioso ue a mi ser Cuando Él me trans ormó!
HEB EOS, CAPÍTU O DOS, PART I
25 de Agost de 1957
Me rec erda de una hist ria de algo que ucedió en una ciuda cercana a la nuestra. Hace alg nos años una madr había enviado a su hija al c legio. Su nombre e a María. Y así que la hija era una fina muchacha cuando dejó el hogar. Ella… Su madre había lavado en un lavader de tabla, y demás, para— para pagarle a ella toda su stancia en el col gio. Y un día ella fu a visitar al hog r. Y ella se habí asociado allá con una clase de gent mezclada. Y ella entró en compañerismo con una m chacha incrédula que era muy mun ana e impía.
Y es malo cuand Ud. empieza a se-… sepáres con tal cosa omo esa. Sep rense Uds. de las cosas del mundo. ¡Salgan! No q uiera ser mejor, o trate de actuar como que Ud. es mejor, ni tampoco manche sus estidos con el pecado. “No sean partícipes de lo pecados de otr hombre”. Si Ud. quiere hablar u a palabra de ánimo a la gente, uy bien, pero U . no tiene que revolcarse con la p erca. Ud. qué ese alejado de ello. Correcto. Y ella había entrad en lo vil con es a muchacha. Y entonces cuando ella llegó a casa, el tren paró enfrente. Y la muchacha, sentada al lado de la ventana, miró afu ra.
Sambo: “No me hable de arpas, coronas y túnicas”. Dijo: “Pero se ha ganado una recompensa, queremos darle su recompensa”. Dijo: “No hable acerca de mí y acerca de las recompensas”. Dijo: “Sólo permítame estar de pie y verlo a Él por mil años. Esa será mi recompensa”. Pienso que más o menos así nos sentiríamos todos: “Sólo permítame estar de pie y verlo a Él”. Oh, tendré que tener un cuerpo diferente del que tengo ahora, cada fibra de su ser sólo para verlo a Él.
APOCALIPSIS, CAPÍTULO CUATRO, PARTE II 1 de Enero de 1961
Terminando diré esto. Estaba leyendo una historia hace algún tiempo, sobre un juez. Él era un hombre justo, un buen hombre, era amado. Y había un montón de gente en la ciudad que pensaba que en todo se podía salir con la suya, así que, tenían abundancia, y abrieron una casa de mala fama, tenían una tienda de licor, licor, todo semejante a eso. Era ilegal. Y fueron arrestados por la ley, los federales, y fueron traídos a la corte. Y cuando toda la gente de la ciudad, la pequeña ciudad se reunió, ellos sabían que este hombre había hecho muchas cosas en los alrededores, el hombre que tenía el lugar de mala fama. Y ellos—ellos, el jurado encontró culpable al hombre, porque fue hallado con las manos en la masa... Y así que el juez lo encontró culpable y lo sentenció por algunos años, sin fianza, sin apelación o cualquier cosa, él lo envió, porque eso es lo que la ley decía. Las personas afuera de la corte corrieron a él, y dijeron: “¿Sabes qué? ¡Toda persona en este pueblo te odiará!” Dijeron: “Te odian por haber decidido eso con respecto a ese hombre”. Ellos mismos eran jugadores, todos. Y dijeron: “Todos— todos nosotros te odiaremos. No te volveremos a elegir de nuevo. Nunca ninguno de nosotros votará por ti”, burlándose mientras iba calle abajo. Y él se detuvo un momento, dijo: “Permítanme decir unas palabras”. Él dijo: “He hecho exactamente lo que era mi deber. El hombre era culpable, no importa quién era él. Y yo lo tuve que sentenciar de acuerdo a la ley que juré que yo haría respetar”: Él dijo: “¡Eres odiado en esta ciudad!” Él dijo: “Pero soy amado grandemente en casa, por mi familia”.
Nosotr s pudiéramos p nsar la misma c sa, si Uds. perd nan la expresió . Yo me he parado firme para hacer aquello por lo cual fui hecho alvo, hacer respetar la Palabra e Dios. Yo sé que las denominaciones me odian por las cosas q e yo digo, per soy grandemente amado en Su Casa, entre Su pue lo.
YEND MÁS ALLÁ D L CAMPAME TO
19 de Julio e 1964
Y estaba leyendo una historia hace varios años, y e esta historia de ía que un rey muy noble… S me olvida su ombre. Yo o e taba pensando relatar esa hist ria. Y quizás fue ficción, pero no —nos lleva a un punto que nos d una base par lo que queremos decir. E te rey, era un re tan noble, y tan amante de sus súbditos, al grado ue un día ante su—su guardia y toda su realeza, él dijo: “Hoy Uds. me están viendo por últi a vez por much s años.” Y su guardia y sus obles le dijeron: “Buen rey, ¿por qué dice Ud. eso ¿Va salir Ud. hacia un—un paí s extranjero en algún lugar, para s r un extranjero?”