INFORMACIÓN GENERAL Para la práctica de la pesca sin muerte
Este folleto va dirigido a todos los pescadores que practiquen o no el captura y suelta de forma habitual.
En muchas ocasiones, ya sea por voluntad propia o por imposición legal debemos devolver los peces capturados a su medio y es importante saber cómo debemos tratarlos para que puedan seguir disfrutando de su libertad en unas condiciones óptimas. Si no practicas normalmente el captura y suelta, también debes tener en cuenta que ya sea por que el pez no llega a la talla mínima permitida, por evitarle daños si se libera durante la pelea o por otros motivos, debes devolver algunos ejemplares al agua.
Al devolver los peces a su medio en perfectas condiciones todos ganamos ya que contribuimos notablemente a frenar el deterioro de nuestros ríos y a mejorar las poblaciones de peces para que en un futuro podamos seguir disfrutando de su captura. Si además practicas el captura y suelta con especies autóctonas de manera habitual harás un gran favor al medio ambiente.
Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de comenzar a pescar es el anzuelo que utilizaremos, es imprescindible que sólo tenga una punta y sin arponcillo, en caso de tenerlo podemos aplastarlo con unas pinzas o alicates. Esto nos facilitará la tarea del desanzuelado y evitaremos dañar gravemente al pez.
También hay que tener en consideración el tamaño del anzuelo, principalmente en el caso de cucharillas y peces artificiales, y adecuarlo al tamaño de los peces ya que un anzuelo demasiado grande puede herirlos gravemente al atravesar el cráneo, ojos, etc.
Una vez que hayamos clavado el pez tendremos que intentar sacarlo con rapidez, luchando lo imprescindible para minimizar el estrés y evitarle un excesivo agotamiento, este es uno de los motivos más frecuentes de la muerte del pez tras su liberación. Para impedir que esto ocurra es imprescindible utilizar el sedal más grueso posible en cada situación evitando así mantener la pelea demasiado tiempo por miedo a romper el terminal.
Estas actuaciones son aún más necesarias si la temperatura del agua es elevada o estamos en época de freza.
Nunca debemos golpear al pez contra las rocas ni arrastrarlo por la orilla para no producirle lesiones.
Después de una dura batalla, siempre llega la recompensa, pero aún queda mucho por hacer por ese pez que tanta satisfacción nos ha proporcionado. Siempre es recomendable utilizar una sacadera o salabre sin nudos para evitar daños por rozaduras, mejor si el salabre es de malla fina, así el pez podrá repartir el peso evitando una presión excesiva sobre su piel. En caso de cogerlo con las manos deberemos mojarlas primero para no quitarle la mucosa protectora de la piel dejándolo expuesto a infecciones y parásitos, no debemos cogerlo nunca por las agallas para no dañarlas y no oprimiremos demasiado su abdomen.
Ahora llega un momento delicado. Aquí es donde se hace patente la utilidad de un anzuelo sin arponcillo. Para retirar el anzuelo debemos hacerlo con cuidado, sin sacarlo de un tirón e intentando no desgarrar la zona. También procuraremos no tocar al pez con las manos y no sacarlo del agua, en caso de hacerlo, será por el menor tiempo posible.
Si el anzuelo está en el fondo de la garganta y no podemos extraerlo ni siquiera con la ayuda de un desanzuelador o fórceps sin dañar al pez, el mejor modo de asegurarle la supervivencia es cortar el sedal lo más corto posible y liberarlo con el anzuelo, él mismo lo expulsará al poco tiempo.
Es algo habitual entre los pescadores, sobre todo entre los que practican el captura y suelta, llevarse un recuerdo en forma de fotografía. Pero es aquí dónde suelen cometerse errores sin percatarnos de ellos. Muchas veces mantenemos al pez demasiado tiempo fuera del agua hasta que obtenemos una buena instantánea, para evitar esto es necesario dejarlo en el agua al menos hasta que hayamos preparado la cámara y utilizar el menor tiempo posible para hacer la foto.
Nunca debemos colocar al pez sobre ninguna superficie seca ni sobre rocas calientes o afiladas, podemos eliminar la mucosa protectora, producirle heridas o causarle un choque térmico que reduzca drásticamente sus posibilidades de supervivencia. La mejor foto es la que muestra al pez en su medio.
Si la batalla ha sido dura y el pez está agotado deberemos reanimarlo depositándolo en una corriente no demasiado fuerte, mirando hacia la misma, y moverlo suavemente atrás y adelante para que el agua circule a través de sus agallas y vuelva a oxigenarse. Cuando esté listo querrá marcharse. Si el pez no muestra agotamiento tras la pelea no es necesario reanimarlo y bastará con depositarlo en el agua y dejar que se vaya. Nunca deberemos soltar al pez lanzándolo al agua ni depositarlo en corrientes fuertes que puedan arrastrarlo y golpearlo contra las piedras.
Ya solo nos queda despedirnos, desearle suerte y contemplar cómo se aleja.
Mantengamos limpio el entorno. Además de la contaminación y la estética, algunos desperdicios como los hilos de nylon y las bolsas de plástico son trampas mortales para los animales que quedan enredados en ellas y en algunos casos mueren por asfixia o se ven indefensos ante los depredadores.
A la hora de vadear un río es aconsejable no pisotear demasiado su lecho para no deteriorarlo destruyendo la vegetación y los hogares de los insectos que lo habitan. En los tramos que sea posible deberemos caminar por la orilla.
Colaboradores: www.conmosca.com fontanalsamosca.over-blog.es Javier Moreno
David López Borao