Prado
La historiografia argentina del XIX en la mirada de Rmulo Carbia y Ricardo Levene: problemas y circunstancias de la construccion de una tradicion. 190!1"#" Romulo Carbia y Ricardo Levene$ pese a %ue delinearon im&genes contradictorias de la historiografia argentina del XIX$ recogian una in%uietud comun y funcional al proyecto intelectual %ue los unia' esto es$ integr integrar ar esta esta etapa etapa en un (gran (gran relato relato)) del desarr desarroll ollo o histor historiog iograf rafico ico arge argentin ntino o %ue hallar hallaria ia culminacion en la propia e*periencia de la +ueva ,scuela -istorica. dem&s$ pese a %ue hayan sido contrauidas desde e*periencias tan dis/miles entre si$ pero a la ve tan comprometidas con sendos proyectos de profesionaliacin profesionaliacin historiografica. historiografica. Un conflictivo relevo historiografico. 1907-1916
,n la primera decada del XX las limitaciones de los grandes monumentos historiograficos del XIX empearon a ser percibidas por los sectores mas avanados de la intelectualidad rioplatense. 2ero$ pese a %ue esta historiografia narrativita transitaba su madure y entreveia su pro*imo ocaso$ la prolongada vigencia de los historiadores decimononicos y sus renovados e*itos editoriales hacia %ue sus obras marcaran aun el tono de la interpretacin del pasado. 3e alli las aspiraciones a consumar un sereno relevo generacional por parte de %uienes se proponian liderar un proceso de renovacion historiografica$ se vieron rapidamente frustradas. ,n este sentido hay %ue entender el enfrentamiento entre 2aul 4roussac y un grupo de noveles historiadores %ue$ desde los m&rgenes de unas instituciones %ue empeaban a constituirse en espacios de produccion y circulacin del conocimiento$ se empe5aban en profesionaliar la historiograf/a y normaliarla alrededor de firmes criterios metodologicos. Carbia lano el primer ata%ue desde la revista +osotros diagnosticando el ocaso del intelectual frances$ cuya (fatiga) critica %uedaria demostrada en su senil transigencia con un rancio establishment intelectual %ue otrora no dudo en ridiculiar. 2ara Carbia el discurso de 4roussac se habia hecho anacronico al seguir sosteniendose en una retrica y una erudicin ampulosa e innecesaria. 3emasiado entusiasmado por realar a sus heroes$ 4roussac pecaria contra los procedimientos y contra el criterio moderno$ emitiendo 6uicios precipitados y lanandose a escaramuas irreverentes olvidando %ue ( es necesario estudiar mucho y probar documentalmente cuando se trate de sostener en contra de la tesis actual). La (pasion por el ad6etivo)$ el (uso y abuso de la brillante retrica)$ el (placer de la ironia)$ el empleo de epitetos sumamente graficos (%ue encierran en si un 6uicio) y el abuso de (inferencias y con6eturas)$ y la irrupcion de actitudes abiertamente partidistas$ serian las acusaciones contra el historiador frances. 2ero desplaar a 4roussac costo mucho tiempo y esfuero. ,n contraste$ estos historiadoes ine*pertos propondrian una nueva fetichiacion de la evidencia$ a partir de la sacraliacin de una serie de reglas relacionadas con la recoleccion$ ordenamiento y analisis de los documentos$ por un lado$ y el culto de la (cacografia) en te*tos densos indigeribles sin la mas minima in%uietud estetica$ por otro. Los 6venes historiadores se hacian fuertes en el argumento metodologico$ pretendiendo obtener el monopolio de la legitimidad cientifica. 2ero$ estas desavenencias no pueden ocultar el hecho de %ue algunos de estos historiadores pretendieron obtener$ en vano$ el resplado de 4roussac para un proyecto historiografico. Los 6venes historiadores de la (generacion del centenario) nunca de6aron de ver en 4roussac como un (maestro autoritario) y como un modelo a imitar !tanto por el rigorismo de sus canones como por su mismo temperamento critico. La propia evolucion de la historiografia se5alaba la necesidad de superar la tradicion monografista y biografica de la historia americana !representada !representada en el Mendoza y Garay $ pero tambie tambien n en la Historia de Belgrano $ en la Historia de San Martin y en el Santiago de Liniers !$ para emprender la monumental empresa de clasificar y publicar la documentacin de archiv archivo o %ue susten sustentar taria ia una reesc reescrit ritura ura cient/f cient/fica ica de la histor historia ia arge argentin ntina. a. Los referent referentes es intelectuales de este tipo de proyecto historiografico mal podian encontrarse en el pais$ donde la perduracin del narrativismo decimononico y la falta de una tradicion cientifica$ parecian blo%uear la posibilidad de renovacion sustancial de la disciplina. 7ue Rafael Rafael ltamira ltamira y Crevea$ %uien arribo al Rio de la 2lata en el momento preciso en %ue este nuevo proyecto historiografico empeaba a bos%ue6arse. La figura del catedratico espa5ol era atractiva no solo por el descubrimiento del prestigio intelectual %ue la envolvia$ sino por la investidura universitaria %ue e*hibio y la vinculacin institucional. ,l interes por la (pedagogia)$ el (metodo) y la (difusion de la verdad historica) %ue mostraban los historiadores de la futura +ueva ,scuela$ constituia el e6e de un programa %ue involucraba$ por un lado$ la institucion institucionalia aliacin cin de la historiog historiografi rafiaa y$ por otro$ una nacionali nacionaliaci acin n del discurso discurso historico historico.. +acionaliacion entendida desde su perspectiva como la actraccion del interes del ,stado por el sostenimiento de la formacin profesional del historiador$ de la investigacin$ de las instituciones %ue la garantian y de los medios de difusion y socialiacin de ese conocimiento. 8olo cuando este
programa aparecio como una formula adecuada y atractiva para la elite gobernante en el conte*to del florecimiento de una nueva demanda social y politica al saber historico$ %uedaron establecidas las condiciones para %ue los hombres de la +ueva ,scuela se abrieran paso en el panorama historiografico argentino. La construccion de una tradicion. 1917-1948
lo largo de la decada del 0 se consolidaba este proceso de renovacion de los estudios historicos nacionales$ y con el afirmaba tambien la posicion de los hombres de la +ueva ,scuela -istorica en la nueva red institucional consagrada a la investigacin y ense5ana de la historia. ,l polo dinamico de la historiografia argentina se hallaba situado en las ;niversidades de
unta de -istoria y +umismatica mericana como el Instituto de Investigaciones -istoricas rindieron tributo a su trayectoria. ,n esa ocacion$ Levene reconocio la impronta %ue 4roussac de6aba en la cultura argentina. Le6os de considerar al frances como un marginal del mundo intelectual rioplatense$ se admitia su magisterio en la elaboracion del traba6o cientifico y la penetracin de sus ideas en el baga6e literario e historico de los hombres de estudio. Lo %ue Levene le reprocha a 4roussac es la incapacidad de ver %ue la -istoriografia es un (sistema de verdades) %ue e*ige del historiador$ la formacin de un criterio para su interpretacin general y aun universal. Carbia tambien acudio al llamado de Nosotros en donde condensaba una reiteracin de sus antiguas criticas pero reconociendo sorpresivamente la paternidad espiritual de 4roussac sobre la escuela de (eruditos serios con %ue cuenta ahora el pais). ,ste con6unto de te*tos presenta rasgos muy diferentes de a%uellos pasados. 8i bien durante los 0 y ?0 los hombres de la +,- no de6aron de criticas al frances$ era evidente %ue su cada ve mas segura posicion intelectual les permitia ensayar una distincion entre lo %ue consideraban una orientacin filosofica erronea y una opcion heuristica y critica acertada. si las ob6eciones fueron perdiendo su car&cter de impugnaciones globales de su practica historiografica$ para decantarse en refutaciones mucho mas puntuales relacionadas con el relato o la interpretacin de ciertos hechos historicos. La centralidas de la figura de 4roussac en el discurso de ruptura y posterior integracion ensayado por la +,- no era caprichosa y se debio a las virtudes y defectos intrinsecos del persona6e. 2ero la raon principal fue la plena adecuacin de sus te*tos$ de su personalidad intelectual y de sus practicas historiograficas a las condiciones de e*istencia y desarrollo del narrativismo decimononico %ue se deseaba superar' por el otro lado$ tambien en su decisiva pro*imidad a los 6venes historiadores. 2or ello$ asi como la defenestracin a 4roussac constituyo un recurso para plantear una alternativa a todo un modelo historiografico$ su posterior recuperacion critica era un aspecto mas de un e6ercicio filia torio mas vasto. ,l primer episodio de esta reorientacin del discurso critico se hio perceptible en 191 en el manual de historia editado por Ravignani$ =orres$ @olinari y Carbia %ue se proponia 6erar%uiar y moderniar la ense5ana de la historia en rgentina Ade la seccion de historia de la 7acultad de 7ilosofia y Letras de la ;<B. ,l manual traaba el bos%ue6o de una linea historica %ue luego seria profundiada$ en la %ue se destacaban tres momentos historiograficos. 2rimero$ el inaugurado por la revolucion en 1"10$ en el %ue los hombres usaban la pluma y la espada como resumen de sus aspiraciones politicas. ,l segundo momento fruto de los esfueros de 2edro de ngelis y 7lorencio arela$ ndres Lamas y
aporte de los relatos historicos heredados. ,ste e*haustivo balance ofrecia$ detr&s de un sistematico ordenamiento del naciente campo historiografico local$ la clave de la legitimacion de a%uel grupo renovador de los estudios historicos del %ue su mismo autor formaba parte: presentar a la +,- como la sintesis de la antigua contraposicin entre el rigor heuristico y la inteligencia aplicada' adscribiendose claramente en la linea de la erudicin$ pero sin de6ar de reconocer su condicion de (engendro feli) de a%uellas tensiones y modelos alternativos: La nueva escuela postula una reconstruccion historica americana y argentina a base de pesquisas documentales y bibliograficas realizadas de acuerdo con los mas estrictos metodos de Bernheim…sin que la forma literaria obedezca a la preocupacin unica de lo estetico! "s la tarea de este grupo la primera rigurosamente cientifica que en asuntos hsitoricos se lleva a cabo en el pais! #or eso si bien procede de la vie$a tendencia erudita% abre% sin emabrgo% una serie distinta en la historia de nuestra historiografia! 3e esta forma se racionalio la e*periencia historiografica argentina como si se tratara de un proceso evolutivo$ caracteriado por el conflicto y sucesion de grandes escuelas y a la interferencia marginal de generos y perspectivas menores. ,l resultado concreto de este e6ercicio fue una vision institucionaliante de la produccion historiografica de la segunda mitad del XIX. 2ese a ser la interpretacin (oficial) de la +,-$ esta interpretacin no conformo a todos los historiadores de este grupo. Levene pensaba la evolucion de la historiografia argentina de forma muy diferente$ suponiendo una filiacion directa entre la +,- y los historiadores del XIX. ,n los #0 Levene sostuvo %ue @itre habia sido el fundador de una escuela de historiadores argentinos y para esto destacaba todas las inciativas de @itre para organiar instituciones dedicadas al estudio de la historia hasta la creacion de la >unta de -istoria y +umismatica mericana. ,n su articulo$ Levene !asumiendo su car&cter de presidente de la cademia +acional de la -istoria! cierra una genealogia legitimadora de la institucin %ue constituia la plataforma de su propio poder. La (escuela) de @itre habria tenido oportunidad de definir sus caracter/sticas esencuales en ocasin del debate con ele 8arfield !en el %ue definio su concepto social de la historia por la sintesis entre el influ6o de la sociedad y el peso de los grandes individuos! y del de bate con Lope !en el %ue se definio una tecnica heuristica y un rechao a la introduccion de ucronias en la investigacin historica. Lo mas importante es %ue Levene$ a diferencia de Carbia$ desestimo las diferencias e*istentes entre @itre y Lope basandose$ no en las obras$ sino en una serie de significativos gestos de reconciliacion intelectual %ue ambos intercambiaron en 1"9. si$ Levene$ sosteniendo %ue las divergencias entre @itre y Lope fueron de car&cter tecnico$ metodologico y de sentido filosofico$ pero no historiografico o politico$ defendio la e*istencia de una sola escuela tradicional de historiadores en las ideas fundamentales$ con lo %ue unificaba el panorama de la historiografia decimononica$ para luego proyectar esa unidad en el XX y obtener asi una continuidad legitimadora de su propio grupo. La vision de Levene$ obscenamente (ideologica) e interesada en hacer de la +- el e6e natural de la escuela historiografica dominante !en tanto una y otra poseerian la paternidad de @itre! no ad%uirio la solide$ ni alcano el desarrollo sistem&tico de la %ue ofreciera Carbia en sus estudios. 2ero$ la claridad con %ue esta forma de organiar el pasado y el presente de la disciplina se contrapone a la idea de evolucion dialectica %ue presenta el autor de la -istoria critica de la historiografia$ hace %ue sea muy util contrastarlas. pesar de %ue ambos historiadores e*hibieron solidas posiciones institucionales$ es indudable %ue la e*periencia mas polemica y comprometida de Carbia$ su especialiacion en la historia de la historiografia argentina y americana y su firme inclusin en el grupo de la 8eccion de -istoria de la ;< permitio la formulacin de un discurso mas critico y comple6o %ue el %ue desarrollara un Levene tempranamente insertado en la >unta de -istoria y +umismatica mericana y atento a constituirse en un guardian de la memoria historiografica del XIX. ,s de destacar %ue aun en su oposicion$ el ob6etivo obvio %ue ambas elucubraciones perseguian era sancionar definitivamente la hegemonia %ue sobre los estudios historicos poseia la +,-$ a traves de la construccion de una tradicion. Reflexiones finales
,ste tipo de lectura genetica aplicada a la historiografia resulta ininteligible si hacemos abstraccin de su proposito centrla: incidir deliberadamente en la realidad contemporanea y futura de la disciplina$ manipulando los te*tos y las e*periencias intelectuales$ institucionales y politicas de los historiadores$ de modo %ue ellas desembo%uen en determinada forma actual de entender$ practicar y administrar el saber historico. La construccion de una tradicion historiografica solo se constituyo en una operacin viable y deseable una ve %ue la +,- hubo de consolidarse. -abia una necesidad de integrar en ese gran relato del desarrollo historiografico al narrativismo decimononico al %ue tuvo %ue enfrentar hasta fines de la segunda decada del siglo. si$ solo una ve %ue esse te disipara como alternativa real a la profesionaliacin propugnada por la +ueva ,scuela$ fue factible traar una linea %ue uniera a%uella e*periencia con el nuevo statu %uo. +o era fortuita si se tiene en cuenta la ine*istencia de autenticos
referentes historiograficos en el Rio de la 2lata antes de la segunda mitad del XIX. ,n esa oportunidad$ fueron los desarrollados teoricos y metodologicos a%uellos %ue permitieron a los historiadores de la +,- traar una frontera entre la e*periencia narrativita y el es%uema de desarrollo del genero en el XIX y su propio proyecto. 7rontera %ue seria oportunamente difuminada una ve %ue fuera necesario restituir una coherencia logica al proceso historiografico argentino$ para legitimar geneticamente la hegemonia intelectual de este grupo. ,ste tipo de construcciones auto legitimadoras no habrian sido necesarias de no modificarse progresivamente el clima intelectual y de no enrarecerse progresivamente el campo historiografico merced del mismo E*ito incontrastable de los hombres de la +ueva ,scuela. ,n esas circunstancias$ en %ue los vie6os rivales habian desaparecido y se insinuaba la emergencia de otros nuevos$ la sola apelacin al metodo %uias ya no fuera tan efectiva para reclamar el monopolio de la autoridad historiografica. nte este tipo de impugnaciones no parece %ue los e6ercicios genealogicos de Carbia o Levene hayan podido resultar demasiado efectivos. 2or el contrario$ la pertinencia de estos artefactos parece revelarse cuando pensamos en %ue %uias debamos leerlos como la culminacion de un proceso de construccion$ no ya de una interpretacin de la historia de la historiografia$ sino de una autentica escuela historiografica.