LIBRO: EROIKA Epistemología. Ensayo sobre “La formación “La formación del espíritu científico”, de científico”, de Gaston Bachelard.
“Psicoanálisis de la conciencia” (conocimiento objetivo). El autor intenta
entender el desarrollo de un cuerpo teórico acerca del inconsciente desde su referencia aristotélica (filosofía tradicional; tradición epistémica desde la lógica; estr es truc uctu tura ra bina bi nariria. a. Sin atender atender a que que se trata trata de otra lógica lógica,, otra otra “fisis” en Psijé. El autor, sigue la línea tradicional de oponer doxa a episteme, aun cuando dentro de la etimología de episteme una de sus nominaciones es, precisamente, “opinión” (noción). Esta oposición marca que el autor estructura su análisis desde una lógica binaria, lo que es en sí un obstáculo. El autor intenta postular una diferencia respecto de la idea tradicional de “continuidad” histórica, como linealidad, de la ciencia. Demuestra en su texto
que lo que realmente existe es una ruptura. De esta manera introduce su segundo concepto fundamental, señalando procesos de discontinuidad y alteridad, avances, retrocesos, saltos…
El autor se niega a la metafora … El Psicoanálisis ubica en el centro de su teoría una serie de mitos. Por ello debe introducir la metáfora: es la única forma posible de abordar la verdad, de otra manera continuaría con el circuito metonímico iniciado por la Filosofía y continuado por la Ciencia. El autor muestra que su análisis es solamente de lo “racional”. Su espíritu no es Psije sino “Logos”. Es decir, su “naturaleza” (Fisis) es la lógica. La paradoja (para-doxa) es inadmisible como posibilidad. Freud parte precisamente desde ahí. Inconsciente-Consciente. Pero pudo encontrar el número tres, se atrevió a elaborar una forma de pensamiento no binaria, sino Tríptica. Este trabajo transita desde su método de vía de acceso al inconsciente a través del desplazamiento y la condensación, trabajados por Lacan desde el lenguaje: metonimia (desplazamiento) y metáfora (condensación). Anudados ala técnica de la asociación libre. La metáfora permite la posibilidad del tercer término desde la sustitución, ya que el objeto no está presente, pero sí presentificado desde su ausencia. La paradoja guarda una intimidad con la metáfora: si se la excluye a una se la está excluyendo a la otra y, en este acto, se excluye al sujeto. .
Popper: un rebelde con causa, aunque indeterminada.
Para Popper, las teorías que no pueden explicar no tienen poder “predictivo”, valor necesario para una teoría científica. Marx y Freud son considerados por Popper como autores que elaboran teorías metafísicas que, por lo tanto, no son sustentables en la realidad, ya que son “oraculares”. Ambiguas, acomodan la realidad a la t eoría en lugar de
contrastar con la realidad y desde allí construir la teoría. Para finalizar este acercamiento a Karl Popper, transcribe su decir acerca de la teoría de Freud, ante su método: no le otorga el status científico y la clasifica como doxa. El Psicoanálisis, cuando se pregunte: ¿qué es el enigma? Y allí se responda: es la Esfinge. Para abordarlo se necesita recurrir a los mitos. Al convocar a la Esfinge se introduce el problema desde el género y, así, el método cambia, porque el objeto y el sujeto se interpelan desde otras preguntas. Con los significantes Fisis/Psijé/Sofia, en relación con el Logos, el enigma (problema) en su dimensión epistémica no encuentra respuesta (aunque el enigma siempre está abierto). Sólo es posible abordarlo (lo que no quiere decir que se tenga una respuesta final) cuando se introd uce el significante Eros/Thanatos. Este decir tiene que ver con lo la denominación: Problemática Epistemológica de la Psicología. Los interrogantes remiten nuevamente a la relación entre sujeto, objeto y método. Aun mayor sería el campo a tratar si se abordara la complejidad de la clínica. Fisis: conjunto de vida. Psyche: alma. Sofia: sabiduría. Logos: palabra.
Epistemología Freudiana.
El Psicoanálisis, una teoría de los lugares (tópica), una teoría de las fuerzas (dinámica), una teoría de las energías (economía). Que se entrelazan para ser el nudo de una teoría que integra los opuestos y le agrega uno más. Formando un único y gran campo de saber, abierto y enlazados a otros. El psicoanálisis entrecruza lo literal, analógico y metafórico, abordando lo que la ciencia no puede abordar: la paradoja, la aporía, la encrucijada. La (lógica trina) supera la estructura binaria en donde se enmarca la filosofía y la ciencia, a la vez abre al campo de la polisemia de sentidos. Las manifestaciones del inconsciente son: Sueño, Lapsus, Acto Fallido, Chiste, Síntoma. El psicoanálisis tiene sus propias leyes, que se las otorga su objeto de estudio: el Inconsciente. Así el Psicoanálisis está obligado a seguir la Ley del inconsciente con su lógica propia desde un método que permita su abordaje de manera universal con resultados singulares en la práctica de cada caso. La histeria es el gran Paradigma freudiano. Freud sigue los derroteros de ese útero migrante (al decir de Hipócrates), descubriendo que también hay varones histéricos. La luz freudiana tiene por fuente el amor y el deseo, lo que le da brillo al objeto, lo que lo hace resplandecer, y eso está más allá y a la vez dentro del sujeto que piensa desde su inconsciente. Es Lacan el que le pone sujeto al inconsciente, ya que en Freud no hay tal sujeto. Siguiendo su tradición francesa Lacan retorna a Descartes y lo invierte (lo vierte al revés) para darle sujeto al inconsciente. El método fue el mayor problema freudiano. Lo extraño y original es que se lo otorgaron sus pacientes. Él tuvo la genialidad de poder instrumentarlo y la bondad de poder escucharlo. El autor nos habla de “causalidad”. Lo realmente original es estudiar desde los
efectos (contenidos manifiesto del sueño), las causas (contenido latente), ubicando el principio causal en lo inconsciente, pero con la posibilidad de ser abordado por la conciencia, la llave es el método. El concepto de pulsión y de libido, pertenecen a la metapsicología, porque se trata de lo psíquico (alma) de la subjetividad, la que se asienta en lo biológico. De los elementos de la alquimia freudiana: el amor y el deseo, son elementos que producen la metamorfosis en el cuerpo. La pulsión puede solidificarse (síntoma, psicosomática) y a la vez tiene la propiedad de transformarse en vapor y licuarse (por medio de la palabra), son los lazos invisibles que se anudan en el cuerpo. La definición de síntoma de Lacan: una palabra amordazada en el cuerpo. El amor y el deseo también
pueden “intoxicar” y enfermar, por ello los griegos purgaban (catarsis) sus
emociones en el teatro, allí se abrían sus poros y exudaban las toxinas de la vida cotidiana. Los ejes del psicoanálisis son diferentes de acuerdo a la lectura que de la teoría se realice; unos sostienen que son los Complejos; en especial el de Edipo. Lacan por ejemplo, escribe un seminario en donde habla de cuatro principios fundamentales del Psicoanálisis; Pulsión, Inconsciente, Transferencia y Repetición. El eje epistémico y a la vez mítico es la teoría de la libido que luego tendrá que ver con la pulsión y todo el sistema teórico freudiano, en especial la referencia a la pulsión de vida y pulsión de muerte, dejando en el centro: Una libido única de naturaleza masculina. De esta manera coloca el deseo en el espíritu y el cuerpo en el alma. Esto es realmente extraordinario, porque disuelve y supera toda lógica binarias ostenida por la religión y la filosofía, motivo por el que el psicoanálisis pasa a ser algo extremadamente peligroso para ambas.
El psicoanálisis logra el carácter de ciencia aplicada al ocuparse de la curiosa tarea de descubrir la química del inconsciente, en la corporeidad del alma, desde la física de las palabras, teniendo por instrumento la energía de un soplo. El autor coloca al psicoanálisis en un postulado paradójico: Es el saber acerca de lo incognoscible. Su esencia es una sustancia inasible, es esa energía hecha fenómeno que se expande y nadie sabe bien qué es, pero sí que es. Todo el sustento epistémico freudiano es habitado por esta energía “sexual”, cualquier concepto de la metapsicología solo puede moverse en base a ella. Cuando se produce un bloqueo del proceso de investigación analítica, hay que pedir auxilio a la bruja, como el Fausto de Goethe. En efecto, Freud - Fausto, tiene su bruja - Mefistófeles y su oráculo que llamó “metapsicología”. Para entender la labor científica de Freud hay que remitirse: Por las noches teorizaba la práctica del día durante décadas. Aquí se ve lo importante de la hipótesis, el único espacio que la ciencia positiva reconoce como lugar de la imaginación y de la invención. Aquí es donde los científicos bailan con las brujas. (Adivinar-imaginar: significa “acertar un enigma”, también significa “conjeturar”).
La Hipótesis es el lugar del enigma, tan presente en Freud desde el mito de Edipo. Lo que mueve a la teoría freudiana es el recurso, del deseo siempre encuentra la forma de manifestarse. La tópica habla de los espacios señalados por la excitación, Eros recorriendo y marcando lugares, fronteras, umbrales, sellando, abriendo. Cuerpo ero-geno, zonas ero-genas. Allí las fuerzas (dinámica) concentran o desplazan energía (economía).
Freud nos señala dos obreros de este proceder intra -psíquico (independiente de la conciencia), y nos dice que su función principal es defender al sujeto de la angustia, los denomina: Condensación y Desplazamiento. Las imágenes inconscientes están “cargadas”, pero ¿qué las mueve? Las
palabras, las palabras permiten cualificar la cantidad, la palabra es el soplo que hace mover las astas de la condensación y el desplazamiento, poniendo a trabajar el molino del inconsciente. (Aquí el “peso” y la “medición” la da quien habla). En cuanto a la referencia subjetiva se trata de posiciones. Freud definía lo masculino y lo femenino de la siguiente manera: lo activo es masculino y lo pasivo es femenino. En la vida cotidiana un sujeto varón puede estar en una posición pasiva, entonces estaría en posición femenina y una mujer puede estar en posición activa, entonces estaría en posición m asculina. Lo que deja fuera todo tipo de juicio de valor y de pre-juicio. Las posiciones no son fijas, ni de una sola vez, son variables, móviles. Lo importante es lo que predomina, ya que todos tienen momentos activos y otros pasivos. Y allí se aplica la postulación de que todos tenemos algo de masculino y algo de femenino, no obstante Freud señalo que la anatomía es el destino . Es decir, él lo ata a lo biológico, no lo deja librado a lo social, a construcciones culturales (otras teorías tomarán ese rumbo). De esta manera Freud pone el deseo en lo “activo” y coloca el objeto en lo “pasivo”. (Es el objeto el que le muestra el método al sujeto, la forma en cómo debe ser hallado, y no al revés como sostiene la ciencia). Freud siguió ese camino y dejó que sus „pacientes‟ (que luego se volvieron analizantes) le mostraran la forma de abordar su inconsciente, desde la erogeneidad de su piel y sus órganos: “objeto de estudio”, paso de la medicina hacia el Psicoanálisis. Se ha introducido una variante en este sentido: deseo amoroso en lo activo y amor deseante en lo pasivo, siguiendo la etimología de Eros (amor y deseo).
Metapsicología. La inyección a Irma: una química sexual.
En el sueño reprocha a Irma por no haber aceptado la “solución”. Él le dice cuál es el sentido de sus síntomas y con eso logra que ella se tome vacaciones. A este sueño hay que enmarcarlo dentro de un fracaso terapéutico. Freud busca desde su inteligencia inconsciente “la solución” a esos síntomas no resueltos: dolores en la garganta, el vientre y el estómago… una gran
opresión, sensaciones de malestar y repugnancia. Tiene un origen sexual. Ubicará el cuadro clínico como histeria. No obstante, tiene la ilusión de que el problema sea orgánico. Así evitaría reconocer su fracaso terapéutico. Luego logra que Irma abra la boca en el sueño: “En la garganta veo una mancha blanca y escaras de forma semejante a los cornetes de la nariz“.
Freud dice que en esa época solía tomar con frecuencia cocaína para aliviar una molesta rinitis. A la vez, se reprocha la muerte de un amigo por el uso abusivo de la droga que él indicó. Su amigo la utilizó a través de aplicaciones de “inyecciones” de cocaína. En la división de la mayor cantidad de partes posibles del sueño, que es un todo. Freud separa un pedazo especialmente apetitoso y lo ti tula “A pesar del vestido”: Él (Freud) se esconde en la moral del médico, ante la necesidad científica de revisar el “cuerpo desnudo” de la paciente pero, a la vez, deja “ver” su ética del
deseo, ver el cuerpo desnudo de Irma. El médico necesita hacer un discurso de no deseo para poder acercarse a lo que desea. En el sueño Freud revela la impostura de la ciencia médica. Lo que abre al interrogante acerca del método: ¿cómo acercarse a ese objeto de estudio?, ¿cómo debe colocarle una inyección a Irma? Ex-pr esa que a él le parece ridículo la parte del sueño en donde M. dice: “No cabe duda, es una
infección. Pero no hay cuidado sobrevendrá una disentería y se eliminará el veneno.”.
¿De qué infección se trata? ¿Cuál es el veneno que se eliminará? ¿Quién tiene la jeringuilla sucia? Hay un riesgo de metástasis, que “eso” se expanda y llene el cuerpo, comprometiendo los “órganos”. En el sueño, Irma se había ido de vacaciones: desoyendo la “solución”
propuesta por Freud (fracaso terapéutico). En sus reuniones de los sábados por la noche su colega Otto le informó con picardía que Irma no estaba bien (además, es aquel que tiene el privilegio de tocar a Irma). El sueño es a la vez un juicio por el acto de hiatrogenia médica. Escenas del sueño:
1° acto: la responsable es Irma, por no haber aceptado la solución y por no permitir que se abra su boca. 2° acto: se hacen pericias médicas y se interroga el cuerpo del paciente. Método experimental, Irma “palpada y percutida”. 3° acto: la culpa es de la inyección. “Las inyecciones son siempre peligrosas”, pueden infectar. 4° acto: aparece el abuso de Otto. Homofonía con otro (otro es el culpable). El texto de referencia es la “Interpretación de los sueños”, en donde se demuestra que el sueño es una realización de deseo. El sueño con Irma señala el deseo freudiano, sueño inaugural que remite a un arje sexual infantil. Retorna la sombra de Fausto en el epígrafe del texto: “Flectere si nequeo superos, acheronta movebo”; “Si no puedo conciliar a los dioses celestiales, moveré a los del mundo subterráneo.”. No es precisamente una frase científica. ¿Freud un nuevo Fausto? ¿Un pacto para alcanzar el alma (Psijé) de Helena-Irma?
LIBRO: EPISTEMOLOGIA Y METAFORA.
Cap. 5. Investigación en psicoanálisis.
La investigación en el campo del psicoanálisis sigue un camino, el método indiciario, consistente en buscar los indicios de la construcción de aquello por indagar. A través de la bibliografía específica y general, en pos de una elaboración crítica de la misma, estableciendo relaciones de implicancias teóricas-practicas, en la búsqueda de la producción de un saber en el modo especifico de escritura de un ensayo. Finalmente, la intención es producir en la escritura un acontecimiento, el descubrimiento de esa media verdad que puede ser rodea por medio de un stilo propio, propiciado por el ensayo: el ensayo queda así caracterizado desde lo azaroso y lúdico. La modalidad de escritura ensayística es lo que más conviene al método indiciario en donde pueden converger postulaciones filosóficas en diálogo con referencias clínicas, desde un campo de conjeturas. El psicoanálisis y la conjetura. Popper, coloca como eje central de toda investigación este espacio “conjetural”,
un espacio para la pregunta, la posibilidad humana para ensayar y errar y, a partir de allí construir un saber. Pareciera que el espacio de la conjetura es un espacio liberado dentro de esta lógica del conocimiento científico, en donde es permitido que el investigador se sirva de esa ensoñación, de una imaginación poética, es un espacio de metáfora que luego deberá ser reducido a un decir de metonimia, lo que nos lleva a otro problema que es del lenguaje de la ciencia y el de su tr ansmisión (y en ella su misio). Esa nueva ciencia que debe inventarse continuamente a sí misma, Freud la denomino psicoanálisis. La escritura freudiana es una escritura de ensayo, en donde el error (fracaso terapéutico) juega un papel central en la elaboración de la teoría; esta praxis (conjunción de teoría y práctica) demanda un movimiento dialectico continuo, en donde la teoría se confronta con la práctica y la practica con la teoría, siendo el espacio de la clínica (contexto de aplicación) la instancia de vigilancia epistémica (la clínica comanda), particularidad del trabajo paradojal, el que implica este modo investigativo en donde la conjetura hace al rigor científico. Camino de la abducción, movimiento que va de los efectos a la causa, el conocimiento de la causa en sus efectos, de esta manera se salva la división kantiana del conocimiento, en relación al “noumeno” y al “fenómeno” en donde al azar hace a la causalidad : “…siempre un elemento de azar; basta con recordar la prevalencia de la conjetura, vocablo cuyo origen lat ino radica en la
adivinación. Y la “conjetura” que nos llevara a investigar aquello que luego se denominaría genéricamente como el grupo de las “ciencias conjeturales” y que surge como oposición al paradigma de la f ísica moderna…”
Esta ciencia conjetural permite unir la división que plantea el psicoanálisis al ubicar al saber del lado de la conciencia y la verdad del lado del inconsciente. En el saber los rastros de la verdad, de esta manera el investigar toma otra dimensión en psicoanálisis: “el termino investigar proviene de una voz latina: investigare, que quiere decir estrictamente: en vestigio, seguir la huella. Seguir la huella en un camino. El prototipo del investigador seria el baquiano, aquel que en el campo sigue una huella. Aparece fuertemente tomada la palabra investigación de esta idea detectivesca de seguir las huellas… “este seguir las huellas esta en relación con la singularidad, lo que implica el
caso por caso, en esta práctica del método indiciario. Investigación cuyo proceder no es un ceder en el deseo, todo lo contrario: sin apasionamiento por lo que uno está investigando termina siendo una especie de rastreo bibliográfico y esta es una de las cosa, el apasionamiento ”… esta pasión no se puede perder en el proceso metodológico; es el deseo de indagar el motor de todo interés, lo que no puede quedar fuera debido a la exigencia de los protocolos científicos. La verdadera ruptura epistemológica se realiza al plantear la posibilidad de la existencia de otra lógica (la de una inteligencia inconsciente), en donde se da cuenta de que lo falso es solo una manera de decir de lo verdadero, e incluso eso se manifiesta en un detalle. Paradójicamente, el proceder “científico”, especialmente positivista, es un
andamiaje muy elaborado con el solo fin de alejar al sujeto de la verdad, es una defensa contra “eso” de lo que nada se quiere saber. Por lo que la propuesta
es mantener en apertura la instancia conjetural para reinventar en la creación la teoría que surge de la experiencia práctica, procesos de simbolización que requiere de una constante imaginación. El método indiciario y la investigación en psicoanálisis- pulsión de saber .
Se abordara los textos de Freud: articulando el método indiciario y la investigación en psicoanálisis, para lo cual se hace referencia a la etimología y a la escritura de Lacan. Primera parte: referencias etimológicas y epistemológicas-pulsión de saber.
Lo que el positivismo ve como una paradoja insalvable, el psicoanálisis lo vive como práctica cotidiana de un saber hacer, en una ciencia a construir; (es una trama a partir de la circularidad entre Doxa-Episteme y Techne). Las vías epistemológicas de cada una de ellas nos muestran una continuidad innegable, en contra de la participación tajante a la que estamos acostumbrados por la ciencia (en su esquema binario).
La búsqueda metodológica es la de poder desprender del texto, f rutos que han sido producto de la condensación, el desplazamiento, la paradoja, la paradoja, la aporía, la alegoría, la antinomia, la analogía, la encrucijada, la preterición. Para decir una verdad siempre a medias, señuelos retóricos que convocan a la metáfora y la metonimia, y al dialogo continuo ente el sujeto y el texto, en un decir que los une y que también los separa. La etimología hebrea, es la que introduce Freud, en donde el conocer nos remite a la sexualidad (al inconsciente). Esta etimóloga revela una verdad que la ciencia ha intentado velar durante siglo: el investigar no parte más que de una curiosidad sexual. Esta apuntalada en aquello que Freud llama “pulsión epistemológica”. Esta pulsion tiene tres voces, activa, reflexiva y pasiva. Y diversos destinos de acuerdo al mecanismo que actué sobre ella. La pulsión epistemológica (necesidad de saber) para Freud, tiene su origen en la curiosidad del niño ante el enigma de la sexualidad, que no es otro que el de la diferencia sexual. El querer saber (o no) se asienta en un movimiento pulsional, siempre sexual, lo que hace que el sujeto logre interesarse por la vida, por la naturaleza, por el conocimiento. Es la primera pregunta por una diferencia (sexual), lo que iniciara el campo de la interrogación subjetiva. La filiación de la simple curiosidad que mueve al sujeto, es siempre sexual. Segunda parte: Freud marca tres posibilidades diferentes para la “pulsion de investigar”.
(En que solo se tomara en cuenta dos). Segundo destino: el desarrollo intelectual es suficientemente enérgico para resistir la represión sexual que sobre el actúa; hay un fracaso que triunfa después de la etapa de investigación sexual infantil, porque no pierde la ”conexión”, pero toda esa “sexualidad” enviste el pensamiento y el sujeto vive
en forma obsesiva su investigación, al extremo del placer y la angustia; aquí la investigación se convierte en actividad sexual, con frecuencia la única y l a sublimación de ideas y la claridad intelectual sustituyen a la satisfacción sexual; esta “suerte” suele impedirle la “conclusión”.
Tercer destino: elude tanto la inhibición del pensamiento como la obsesión intelectual neurótica; (no hay un carácter neurótico) y la adherencia a la investigación sexual infantil y la pulsión pueden actuar libremente al servicio del interés intelectual. Freud se esfuerza en: aplicar hipótesis para “adivinar”, conjeturar posibles
hechos, no tan lejanos en el tiempo, porque esos mismos hechos hacen a la “naturaleza” del inconsciente que jugara su juego en los devenires de cada singularidad. La palabra historia, en su etimología, nos dice que es una vía de investigación y una forma de conocimientos a través del relato, de la narración y, como sabemos, de la ficción y allí, en la palabra, se halla enlazado el fantasma que se desliza sin tiempo.
La episteme psicoanalítica y su articulación con la clínica. Extraña alquimia que se transmuto en ciencia y art e, techne que hace “ruptura”
con el obstáculo binario. Labor que se “valido” en la clínica, siendo la realidad de la singularidad lo que
tenía valor de refutación, conjetura en desafío de interrogante, allí donde lo fálsale se hace verdadero y toma el matiz de lo general. Freud esbozo en su teoría, la f igura de una verdad que contornea la “ anatomía” psíquica, geometría de la pulsión libidinal que derrotea tras su objeto. Un logos que permite el juego de tres principios, lógica trina que se deja envolver por la urdimbre (mitho), tres agujas para tejer (lo tópico, lo dinamico, lo económico), un huso de tres. Así elabora lo que nombro: metapsicología, (para surcar la mar del inconsciente). Freud construye una teoría ante el interrogante del síntoma, la clínica “demarca” el espacio privilegiado del psicoanálisis. En él, el síntoma es
una manifestación del conflicto y la tensión entre el yo y la pulsión, defensa ante una representación (sexual) inconciliable y, a la vez, satisfacción de un deseo que todavía no es posible. Defensa por medio del desplazamiento libidinal de las investiduras y por la acción de la represión, en la neurosis. Este falso enlace de la carga originaria es posible por medio del desplazamiento y en la representación hace que cierto monto de afecto quede “libre”.
La angustia aparece como esa cantidad de tención libidinal de carácter sexual, que la operación de castración permite desplazar a un nuevo lugar. Ante este movimiento podríamos ubicar a la angustia. Ese “núcleo patógeno” origen de la pasión y el sufrimiento que no puede ser dicho, pero el sujeto puede armar un orden ficcional (“la verdad tiene estructura de ficción”) discursivo; por medio de este, el analista encontrara un espacio de trabajo (posibilidad de un nuevo posicionamiento) del paciente; en esa organización ficcional, los significantes pueden volverse a inscribirse. Un trabajo en análisis abre el espacio en donde la fantasmatica del paciente permite el rodeo acerca de un decir sobre un deseo. El afecto se liga a lo que Freud llamo “fantasías originarias”, fantasías de seducción (surgimiento de inquietud sexual), de castración (origen de la diferencia entre los sexos), del coito parental (origen de la condición para cada sexo) y la del retorno al seno materno (origen dela vida) y podríamos agregar a la del asesinato del padre (origen de la ley). Para el despliegue del deseo inconsciente en el que podemos encontrar el origen de la neurosis y el fundamento de todo síntoma. Pulsión y representación tienen esta ligadura fantasmatica, la que se da a conocer - ocultar en el síntoma. Fantasmatica que tendrá posibilidad de desplegarse en la situación transferencial. Artificio; arte y ficción que permite despojar al síntoma de parte de su energía para que esta libido se ubique como fuerza motriz de la relación con el analista, disponiéndose así una nueva economía libidinal.
El analista, por medio de la interpretación, produce un efecto sobre el sentido del síntoma en su dimensión de signo, posibilitando un nuevo recorrido al analizante por sus huellas significantes, un pase de sentido, una nueva significación. El analizante, en el análisis, tiene un marco para desplegar su síntoma y en él, lo que sobredetermina en esa acción de repetición. En una “cura” analítica, el trabajo de asociación del analizante permite un acercamiento a lo nodal de sus inscripciones, las que aparecen de forma fragmentarias, múltiples y azarosas, pasando del relato cronológico a la historizacion de lo que el acontece, instancia en donde el sujeto logra preguntarse qué tiene que ver eso con él . Lo que esta “comprometido” en el síntoma, prometido a ese Otro para su goce, puede vacilar por la angustia, lo que permite redirigir la demanda, a la palabra; así, lo que está cifrado en el olvido puede retornar a la memoria bajo las diferentes manifestaciones del inconsciente, en especial lo que del sueño se recuerda. En la posibilidad de que algo falte en ese Otro, la metáfora hace de transporte del enigma tras la metonimia de un deseo que busca reencontrar su objeto (parcial), su parte, su destino la parte por realizar, su deseo a desplegar. Un analista debe interrogarse acerca de su deseo ante un análisis, ética de una práctica. En el paciente, la espera debe encontrar una palabra que evite la actuación. En ese andar angustiado, el dolor de una espera, ante el vacío de un sujeto, el analista pone el cuerpo: “… el analista tiene que pagar algo para
sostener su función. Paga con palabras- sus interpretaciones. Paga con su persona, en la medida en que, por la transferencia, es literalmente desposeído de ella finalmente, es necesario que pague con un juicio en lo concerniente a su acción. En un análisis puede darse lugar a lo que Freud llamo “reacción terapéutica negativa”; el sujeto es tomado por el sentimiento de culpa y castigo, lo que
puede promover la búsqueda de la satisfacción gozosa en la reafirmación del síntoma, es decir, se agrava, activación del superyó, camino del sacrificio. Síntoma: ligado a las pulsiones, es lo que porta y soporta un sujeto. Y en el trabajo de un análisis, el analista algo tiene que dar. Ese síntoma que representa al paciente esconde el deseo que lo sostiene y lo que hace señas, señal en él, eso que orienta al analista: la angustia. Aquello que afecta puede ser la causa del efecto, instancia de trabajo: “la angustia”. Así, el análisis abre un espacio en donde ligar eso que lo afecta al sujeto y que en su decir desconoce; luego, la palabra es la alternativa a un goce que lo reduciría a puro objeto. Angustia que lo representa y que no tiene representación, pero si objeto que la causa, necesidad de que la transferencia permita esa “apertura” del
inconsciente, un espacio para que la verdad se deslice. Si en un análisis el sujeto logra el pasaje de “ser un síntoma del Otro para tener un síntoma propio” puede dirigirse al encuentro con su deseo sin que se actué la tragedia, atravesando el fantasma que lo cubre para enterarse del objeto (a) que lo causa.
De esta forma la angustia es posibilidad de análisis. La clínica, es allí donde el ficcionar de la metapsicología, será “refutado” o “constatado”, un interrogante abierto para futuros continuadores.
Una ciencia de conjeturas que tiene su rigor a partir de los efectos a producir, una ciencia de “lo que causa” y no de las causas (aristotélicas) a partir de los fenómenos. El psicoanálisis es el reverso de la ciencia. Presa del inconsciente, captura de un real que serpentea en la pulsión freudiana. Una ciencia de la doxa, que va hacia la paradoja. La lógica freudiana: necesito crear la lógica de tres, superando así el dos (lógica binaria). (Ruptura). Desde siempre estuvo la verdad en el decir, “carta robada” que no tenía quien la administre, aunque taponada y oscurecida en el saber, solo se necesitaba que alguien respondiera a ese llamado, antigua demanda de amor que hacia síntoma en el cuerpo de las pacientes histérica, nuevo paradigma de la ciencia por advenir. Habrá que inventar un rodeo simbólico para acercarse a lo que no tiene representación y hacer huella de lo perdido para constituir así rasgos de existir en la extimidad. El psicoanálisis es una ciencia de la extimidad.