QUIPUS DEL TAHUANTINSUYO Curacas, Incas y su saber matemático en el siglo XVI
IVERA ANDRÉS CHIRINOS R IVERA
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© Andrés Chirinos y Editorial Commentarios Commentarios SAC © De la Parte II referida al uso de la yupana: Andrés Chirinos, José Púa, Marlon Ramírez, José Luis Shimbucat, Zadith Reátegui, Moisés Rengifo, Julián Taish, Taish, Robelso Noriega, Rafael Sánchez, Gloria López, Ayda Cahuachi, Martha Zegarra, Guster Bártenes, Jorge Chanchari, Hugo Wipio, Víctor Mozombite, Isabel Arimuya, Kelinda Rengifo, María Linc, Rebeca Izquierdo, Rafael Mercado Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N o 2010-08458 ISBN 978-9972-9470 978-9972-9470-7-0 -7-0 Editorial Commentarios SAC, Avda. Reducto 1447 F-1 Lima-18 E-mail:
[email protected] Impresión: Servicios Grácos JMD SRL, Avda. Avda. José Gálvez 1549, Lima-14
1a edición, Lima, julio del 2010 Tiraje: Cuidado de edición: Corrección de estilo: Dibujos: Carátula: Fotos carátula:
1,200 ejemplares Carmen Cabrera y Martha Zegarra Martha Zegarra Felipe Guaman Poma Romy Kanashiro Quipu AS175 (copia) y yupana representando la división simétrica de 733,260 entre 5
Los autores agradecen a la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) a través de su Ocina Técnica de Cooperación en el Perú, por su apoyo en el desa rrollo de la aplicación pedagógica en escuelas bilingües amazónicas a través del Proyecto de Educación Intercultural Bilingüe de las regiones Loreto y Amazonas (PEIBILA). Asimismo al Ministerio de Educación, a través de la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe (DEIB); al Gobierno Regional de Loreto a través de la Dirección Regional de Educación y de las UGEL de sus provincias; y a la UGEL de Condorcanqui (Amazonas); que en todo momento apoyaron de manera entusiasta el desarrollo de cursos-talleres de capacitación para maestros bilingües incluyendo contenidos basados en el uso de la yupana. Agradecen Agradecen de manera especial a los niños, niñas, docentes, madres y padres de familia que han dedicado muchas horas a aprender nuevas formas de calcular basadas en los conocimientos de nuestros abuelos.
PRESENTACIÓN
Desde el año 2007 he pensado cómo escribir “en letras” mi percepción sobre el quipo de pedrezuelas o yupana. Llegué a la conclusión que mi argumentación tenía que ser demostrativa y no teórica. Entonces, el año 2008 empezamos, junto a un equipo de maestros bilingües, a hacerlo demostrativamente. En el 2009, eran ya mil profesores y muchos más niños indígenas de la selva peruana los que sabían usar la yupana que describo en la parte segunda del libro. Se ha especulado demasiado sobre cómo se podría usar el tablero de Guaman Poma. No voy a argumentar en el sentido de reclamar ha ber “descubierto” el uso del mismo. Resulta R esulta penoso esforzarse tanto por aparecer como “descubridores” y no quisiera pecar de lo mismo, bastante tuvimos con los Pizarro. En el mismo tenor, el “descubrimiento” de Locke acerca de la clave decimal sería algo exagerado, teniendo en cuenta que Garcilaso o Zárate describen muy bien dicha clave, más aun si pensamos en los cientos de miles (mínimamente) de tahuantinsuyanos que seguramente lo sabían. arqueológicos (y en ello Lo que sí argumento es que los quipus arqueológicos (y quiero reconocer especialmente los estudios de los Ascher y también de Urton) muestran que la yupana (o ábaco andino) debió tener los valores que señalamos. Solo el estudio de dichos quipus puede demostrarlo (al que le interese su demostración cientíca) y no yo. Esos qui pus son, a mi parecer, los verdaderos autores del “redescubrimiento” de cómo los habitantes de lo que antiguamente se llamó “Reinos del Perú” o Tahuantinsuyo Tahuantinsuyo sacaban cuentas, jugaban o adivinaban (y otros usos por investigar) dando valor a unas piedras (maíces o frijoles) que ponían en el suelo o en un tablero de acuerdo a un patrón. Si merecemos algún crédito, quienes hemos trabajado este quipo de reencontrado (hablo piedrecitas, es por haber reencontrado (hablo en plural porque, somos mil maestros bilingües los que hemos participado) lo que juzgamos son los valores de las piedras que pudo tener la yupana de Guaman Poma y también las piedras de las que nos hablan los quipocamayos
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de Sacaca (Bolivia), Polo de Ondegardo, el Inca Garcilaso o el padre Acosta. En los pueblos indígenas no destacamos tanto el acto individual como suele ocurrir en la sociedad occidental. No signica que no se valore dicho acto. Lo que sí signica es que también se valora o valo-
ramos, más que los mestizos, el acto colectivo. Yo me adhiero en ese sentir porque llegué a aprender algo, a pensar y sentir esos valores, entre los campesinos de Anta, Cotabambas y Chumbivilcas en el Cusco y Apurímac. Sigo ese aprendizaje entre shawi, awajun y loretanos en general, y sería mezquino si no reconociera que casi todo el saber, si es que hay alguno, en lo que escribo se lo debo a ellos. Claude Lévi-Strauss nos enseña mucho, pero quien le enseñó a Lévi-Strauss a amar la mitología indígena seguramente no fueron solo los libros. No creo que haya habido nada más inspirador para pensar en la paridad, la simetría, la inversión, el paralelismo de la matemática inca que los cuentos y relatos indígenas que aprendí de otros pueblos indígenas que fueron vecinos del Tahuantinsuyo. Entre ellos están: los awajun, shawi, quichuas, murui, cocama, candoshi, bora, shipibo, matsés, wampis, achuar, asháninka, yánesha y muchos otros pueblos amazónicos, indígenas y mestizos. Sin embargo voy a decir lo que creo que me corresponde. Solamente busqué una combinación que fuera “fácil de recordar y que tuviera al cinco como base” ya que sospechaba que el papel del aymara (donde se nota más la importancia del cinco) debió ser primordial. Antes de eso había trabajado varios años con la yupana. La usaba como maestro en escuelas bilingües, y había editado junto con Martha Zegarra –mi esposa– y Rafael Mercado dos libros sobre las ilustraciones de Guaman Poma representando cientos de yupanas, usadas para numerar páginas. Decidí pues que había llegado el momento de intentar dar unos valores diferentes a los que se venían usando. Tras Tras estudiar las propuesyupana me puse a buscar y encontré tas contenidas en el libro Quipo y yupana me nalmente una fórmula: me pareció fascinante desde un inicio, pero no imaginaba lo que implicaría. Cuando llevé la fórmula a los quipus arqueológicos descritos por
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Marcia y Robert Ascher, Urton, Pereyra, Locke y Radicati es que comencé a darme cuenta, poco a poco, de lo que signicaba la yupana
dibujada por Guaman Poma. Sin embargo, realmente me ejercité en ella cuando pusimos en práctica dichos valores, como un recurso pedagógico para mejorar el aprendizaje de las matemáticas, en el equipo e quipo del proyecto de Educación Bilingüe amazónica donde trabajo. En los talleres de capacitación de los años 2008 y 2009 participamos más de mil profesores indígenas y mestizos. Tras una breve presentación de la yupana, los maestros quedaban fascinados y casi inmediatamente lo consideraron un instrumento propio. En mi opinión, la yupana reeja un gran logro del ser humano. Si
tuviéramos que decir quién es el autor habría que decir que son los pueblos indígenas de América, más concretamente los que habitaron el extenso Tahuantinsuyo. Tahuantinsuyo. Tal Tal vez los incas les enseñaron a los demás pueblos o ellos lo aprendieron de pueblos que les precedieron. No es lo importante, lo trascendente es que para 1532, al parecer, todas las naciones indígenas del Tahuantinsuyo manejaban ese sosticado ins trumento de cálculo (no me atrevo a señalar casos particulares como el de los mochica y chimu que pudieran tener instrumentos algo diferentes, sin embargo asumo que debían estar muy relacionados). En este libro, muestro el funcionamiento de la yupana aprendido en los quipus y ejercitado con docentes y niños amazónicos. Pero antes hablo de los quipus (o quipos), los quipocamayos y su historia. El lector puede cambiar el orden de lectura. En la Parte III del libro muestro mis estudios sobre los quipus arqueológicos. Al nal incluyo
en un apéndice la descripción física del quipu y el formato que se usa para su descripción cientíca, que es básicamente el que propusieron
los Ascher. Insisto: la respuesta al porqué creemos haber reencontrado los valores de la yupana (o quipo de pedrezuelas) hay que buscarla en los quipus, los arqueológicos y los coloniales. También en Guaman Poma. Y, Y, en mi modesto entender, va más allá de lo cientíco, hay que
sentirlo. Aprovecho estas líneas para agradecer el apoyo que la Ocina Téc-
nica de Cooperación en el Perú de la Agencia Española de Coopera-
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ción Internacional para el Desarrrollo (AECID) me ha brindado para el desarrollo de este estudio. Libro que tiene aplicaciones pedagógicas inmediatas, pero que a su vez contiene mis propias ideas sobre parte de nuestra historia, en un período que nos es común a los países andinos y a España. Maite Núñez, Coordinadora General de la AECID en el Perú, desde que supo del proyecto, nos brindó su conanza y apoyo,
lo que ha contribuido sustancialmente a lo que ahora presentamos. La AECID junto con el Ministerio de Educación, a través de la Dirección de Educación Intercultural Bilingüe, ejecutan un proyecto de Educación Bilingüe en Loreto y Amazonas del cual soy responsa ble. Fruto de esa cooperación es ya una realidad la aplicación de las propuestas educativas que contiene este libro. Para los miembros del equipo del proyecto desarrollar propuestas educativas que son acogidas con entusiasmo por los docentes, niños, niñas, padres y madres de familia es un sueño hecho realidad. Este libro tiene una gran deuda con los responsables de las instituciones nombradas, con mis compañeros de trabajo en el equipo del proyecto, con los maestros amazónicos, andinos y con todos los pueblos indígenas. La autoría de la propuesta pedagógica que contiene este libro (Parte II) nos corresponde de manera compartida al grupo de maestros que la hemos venido aplicando en diversos talleres de capacitación. En Loreto y Amazonas: José Púa, Marlon Ramírez, José Luis Shimbucat, Zadith Reátegui, Moisés Rengifo, Julián Taish, Robelso Noriega, Rafael Sánchez, Gloria López, Ayda Cahuachi, Moisés Rengifo, Martha Zegarra, Guster Bártenes, Jorge Chanchari, Julián Taish, Víctor Mozombite, Kelinda Rengifo, María Linc, Rebeca Izquierdo; en Cuzco: Rafael Mercado. Entre ellos también me incluyo. Notas a la presente edición Gracias a todos los investigadores que han escrito sobre los quipus –en especial a autores como Radicati, Marcia Ascher, Robert Ascher, Pärssinen y Urton– he tenido la oportunidad de acceder a estudios y enseñanzas que hacen posible lo que aquí publico. Siguiendo ese ejemplo, he procurado realizar un esfuerzo en cuanto a organizar las
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fuentes basadas en los quipos-textos y quipus arqueológicos de los que me he servido. También he considerado un apartado especial de fuentes para las Visitas y Tasas publicadas, así como para las fuentes cartográcas en las que se basan los cuatro mapas elaborados.
Todas las citas donde hay textos resaltados (en cursiva o negrita) se deben a subrayados míos, por lo que solo lo señalo aquí y ya no en cada cita. Las traducciones de citas de lenguas distintas al castellano se deben a mi autoría salvo que señale al autor de la traducción. En algunos casos, concretamente en algunas citas de Polo de Ondegardo, Betanzos, Titu Cusi Yupanqui y Pachacuti Yamque Salcamayhua he intentado hacer una adaptación del texto a una versión actual de castellano que sea más entendible por parte de un público no especializado. He utilizado diversos criterios. El caso de Polo de Ondegardo es especial puesto que las versiones publicadas de la Relación de fundamentos acerca del notable daño que resulta de no guardar a los indios sus fueros son difíciles de entender, debido probablemente a que la misma copia original en la que están basadas sus ediciones es deciente. Hay múltiples errores en la
puntuación así como confusiones en vocablos castellanos y quechuas. Mientras se realicen nuevas ediciones, he creído conveniente avanzar en interpretar alguno de los pasajes que cito, puesto que son sustanciales para el estudio que aquí expongo. Recíprocamente creo que los textos de Polo son mucho más entendibles al comprender cómo se hacían los cálculos matemáticos por parte de los hombres andinos, uno de los temas centrales de este libro. La primera versión conocida de la obra citada de Polo está ahora disponible en internet (www.archive. org) por lo que el lector interesado puede comparar mis versiones con las que han sido publicadas. Los casos de adaptaciones de textos citados de Betanzos, Titu Cusi Yupanqui y Pachacuti Salcamayhua los he realizado bajo un criterio distinto. Se trata de textos que están basados en fuentes que las narraron, escribieron o pensaron primero en quechua o aymara. Bajo este principio y de acuerdo a mi propio manejo del quechua, he juzgado importante pensar cómo se habría enunciado el texto, para intentar “retraducirlo” a una versión actual de castellano. Un ejemplo de esto
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es cuando Titu Cusi dice “a cada uno de los capitanes a como le tocaba su vez”; en la versión que he adaptado sustituyo la palabra ‘vez’ por mita, porque considero que el concepto andino de mita hace más entendible lo que se quiso expresar (capítulo 5 y glosario). Sobre la ortografía de algunas palabras. Utilizo preferentemente ‘quipu’ para referirme al instrumento de cuerdas anudadas, tal como lo podemos ver e imaginar a través de los quipus arqueológicos de los museos. Utilizo ‘quipo’ especialmente cuando me reero a los quipos
de la época colonial, que solo conocemos por las traducciones al castellano que se hicieron, aunque también los podemos imaginar como instrumentos de cuerdas que realmente existieron. En otros casos mi criterio principal ha sido intentar no crear confusiones. Me parece más claro escribir guaranga, que no waranqa (en quechua o aymara) ya que no se sabría bien si me reero al número o
a la demarcación administrativa (ver glosario). ‘Reynos del Piru’ me parece una expresión que nos acerca a la idea de lo que fue el Tahuantinsuyo poco después de la llegada de los europeos, por ello la utilizo. Otras opciones las he adoptado porque me ha parecido que gozan de mayor difusión, como en el caso de Tahuantinsuyu-Tahuantinsuyo, Yupangui-Yupanqui, Manco-Mango. Contrariamente, en el caso de Atahuallpa, uso una forma menos difundida (con ‘elle’) puesto que intencionalmente pretendo recuperar una imagen del último inca que no sea la que habitualmente estamos acostumbrados: a Atahuallpa tal vez le resultó mucho menos extraña la escritura de lo que hasta ahora hemos imaginado. Andrés Chirinos, Lima-Iquitos, julio del 2010
PARTE I: QUIPOS DE LOS R EYNOS DEL PIRU
Indio principal, cacique o curaca a nes del s. XVI. De Guaman Poma p. 761
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Parte I: Quipos de los Reynos del Piru
I NTRODUCCIÓN A LA PARTE I Quipus incas y quipos coloniales El uso y alcance comunicativo de los quipus incas aparentemente continúa siendo uno de los misterios de la historia. Hasta ahora se ha llegado a saber que los quipus fueron instrumentos contables complejos (registros de bienes, servicios, personas; sumas, restas, multiplicaciones, divisiones, medias aritméticas, cálculo de proporciones; clasicaciones de múltiples niveles). Los principales
estudios modernos de los quipus, entre los que destacan los realizados por Marcia Ascher y Robert Ascher de la Universidad de Cornell, lo han demostrado. Pero la pregunta que nos seguimos haciendo es si podían “escribirse” textos mediante los quipus. La respuesta es posible darla en la medida que hay testimonio de quipus que registran datos “no contables” (Archivos de Quipos Huancas [1533-1554], Quipo del Capac Ayllu “Conquistas de Tupac Yupanqui”, Quipocamayos de Paullo Inga, Qui pocamayos a Sarmiento de Gamboa, Archivo de Quipos de Guaman Poma, Relación de huacas y ceques del Cuzco). Sin embargo, no existe acuerdo unánime entre especialistas, y no tenemos o no hemos hallado la evidencia arqueológica con la cual puedan ser confrontados. Es decir no sabemos cómo se han codicado las partes textuales. Esta
carencia es –en mi opinión– el “pretexto” para que se siga dudando de la posibilidad de su uso como escritura. Digo “pretexto” porque los testimonios de la época tienden claramente a apuntar que mediante los quipos se podían expresar como con letras aunque no fueran letras. Cuando Acosta señala que “no tenían escritura”, aclara, al mismo tiempo, que lo que escriben los chinos tampoco son letras y por tanto tampoco es escritura. Y lo dice sabiendo que mediante los caracteres chinos se “escribían” libros. Según esa idea la escritura, para serlo de bía tener letras y si no las tenía no era una verdadera escritura. Por ello los quipus no podían ser considerados como una escritura. De lo que pocos dudan, respecto al quipu, es de su enorme utilidad en las funciones administrativas que tuvieron a su cargo los incas y el
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sistema de curacazgos por ellos dirigido. Por quipos se distribuían tierras, sementeras, montes, guano, aves y cuantos bienes naturales proveía la tierra. Asimismo se distribuían mitas o turnos para las guerras y para las obras públicas como trabajos para caminos, puentes, casas, palacios, útiles de casa, ropa, chacras, llamas, transportes, guerreros, mujeres. Se registraban huacas, se consignaba las personas o ayllos a su cargo, los sacricios que se les hacían, se registraban pueblos
étnicos, naciones, guarangas, pachacas, parcialidades, ayllos con los nombres de los caciques o curacas a su cargo y los mojones o linderos que tenían. Se registraba todo lo almacenado en las colcas: ropa, mantas, frazadas, plumas, maíz, quinua, papas, chuño, perdices, tina jas, ollas, costales, sogas, ojotas, cosas de madera, leña, paja, coca, ají, pescado seco, sal; donde entradas y salidas eran cuidadosamente anotadas. Determinados especialistas también tenían la cuenta de los meses y años, entre otros muchos asuntos que la mayoría de los testimonios de indios, españoles y mestizos consigna (Cieza, Las Casas, Garcilaso, Acosta, Zárate, Polo de Ondegardo, Murúa, Guaman Poma, Blas Valera, Sarmiento de Gamboa, Matienzo, Santillán, Apo Guacrapaucar, Apo Sulichaque, Martín Cari, Martín Cussi, Hernando Achacata, Luis Cumba, Francisco Vilcacutipa, Martín Carcay, Ingas nietos de Tupac Inga Yupanqui, etc.). En suma, podemos decir que la mayor parte de la habilidad administrativa, del llamado “buen gobierno” de los incas (que suele ser lo más elogiado del Tahuantinsuyo) se realizaba utilizando el quipu. El quipu no es solo el instrumento de registro en cuerdas de colores anudados, sino que asimismo se denominaba “quipo” al instrumento de cálculo que lo acompañaba; instrumento que ahora denominamos yupana, pero que antiguas fuentes denominan “quipo de pedrezuelas” (Acosta) o lo mencionan como acompañante del quipo sin darle ningún nombre (Garcilaso, González Holguín, Blas Valera, Polo de Ondegardo, Matienzo, Quipocamayos de Sacaca y Chayanta). La cantidad de quipus que los primeros españoles vieron en los depósitos incas fue impresionante, habiendo depósitos llenos de los mismos, tal como nosotros tenemos libros en bibliotecas (Cieza, Las Casas, Zárate). Nuevos estudios, tanto en la descripción de los quipus arqueoló-
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Parte I: Quipos de los Reynos del Piru
gicos así como los quipos coloniales que fueron traducidos en textos al español y que se conservan en los archivos, nos hacen presumir que pronto se irán develando otras claves importantes en su interpretación. Para entender los quipus, es necesario entender el contexto histórico en que se producían y utilizaban. Paralelamente, los quipus nos ayudan a entender mejor la historia del Perú, Bolivia, Ecuador, Chile, Argentina y en general de los pueblos indígenas de América. El conocimiento sobre el Tahuantinsuyo ha avanzado mucho en las últimas décadas aunque sigue siendo muy limitado, especialmente lo que sa bemos acerca de los quipus incas. Por ello, antes de adentrarnos en los quipus del Tahuantinsuyo, creemos que nos conviene indagar sobre los quipos de la Colonia, cuya forma y lógica eran todavía predominantemente las que establecieron los incas. Los quipus en el Piru del siglo XVI En este libro, en función del estudio de los quipus, clasicaremos la historia del siglo XVI e inicios del XVII en seis fases, las dos pri -
meras corresponden al Tahuantinsuyo (1500-1532), las dos siguientes al período Conquista (1533-1555) y las dos últimas al Gobierno Colonial (1555-1620). La mayor parte de las traducciones al castellano del contenido de los quipos que citamos se produjo entre 1550 y 1575. Cronología histórica 1500-1620 Hechos generales I. Huayna Capac. 1500-1525 aprox.
Huayna Capac continuó las formas de go bierno implantadas por Pachacutic y Tupac Yupanqui. Entre sus acciones destacan el traslado de mitimaes a Cochabamba, el mejoramiento del Camino Inca y muchas edicaciones, especialmente en Tumi pampa. Agrandó el Tahuantinsuyo en lo que hoy es el sur de Colombia (Pasto) y Ecuador (Carangues, Otavalo). Para ello necesitó grandes contingentes de guerreros, reclutados especialmente del Cuzco, Collao y Charcas.
Quipocamayos y quipos
En los quipus expuestos por los Hanancuzcos y Urincuzcos ante Sarmiento y Betanzos se detallan las mitas de guerreros que participan en las guerras de Huayna Capac. Las Casas menciona los quipus donde se detallan todo el maíz y otras cosas para las guerras de Huayna Capac. El cacique de Ilave, Vilcacutipa narró ante el visitador Garci Diez cómo participó en esas guerras y cómo regresaron solo 1,000 guerreros de los 6,000 que fueron a Tomebamba.
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Hechos generales II. Huascar y Atahuallpa. 1525-1532
A la muerte de Huayna Capac, Atahuallpa asume el gobierno del reino de Quito y Huascar el resto del Tahuantinsuyo. Poco después se desata la guerra entre las dos facciones. Se movilizan grandes contingentes de guerreros y Atahuallpa gana nalmente el control del Cuzco, apenas
semanas antes de su captura por Pizarro en Cajamarca. Atahuallpa es ejecutado y muchas naciones de todo el Tahuantinsuyo establecen alianzas con Pizarro y los españoles. III. Los Pizarro y Manco Inca. 1533-1548
Este período se caracteriza por la lucha contra los incas norteños (1533-1534) seguida de sucesivos alzamientos de Manco Inca (1536-1539). Entre las luchas de españoles e incas se intercala el enfrentamiento entre pizarristas y almagristas, el breve periodo de paz que siguió a la Batalla de Chupas con Vaca de Castro (1542-1544) y la derrota de la rebelión de Gonzalo Pizarro por La Gasca (1544-1548). IV. La Gasca y Girón. 1549-1555
Se les quita a los encomenderos el derecho que tenían a establecer el monto del tributo indígena. Desde 1548-50 lo decide el representante del rey (La Gasca). Los conquistadores-encomenderos perdieron algún poder al verse obligados a aceptar las nuevas tasas y los caciques consiguieron liberarse, aun cuando fuera mínimamente, del sometimiento total a los encomenderos. En 1551 llega al Perú Antonio de Mendoza quien fallece al cabo de los pocos meses, asumiendo el gobierno los Oidores de la Audiencia de Lima. En esos años se nota la falta de una decisión política respecto a los indios, los tributos y la encomienda. Girón encabeza la última rebelión importante de encomenderos.
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Quipocamayos y quipos
Por información basada en quipus (Betanzos y otros cronistas) sabemos que los participantes en las guerras civiles entre Huascar y Atahuallpa fueron especialmente las naciones de la sierra (Quitos, Cañaris, Chachapoyas, Huancas, Yauyos, Chancas, Lupacas, naciones Ingas cercanas al Cuzco, Canas, Canchis, Collas, Charcas). Los quipus huancas presentados en Lima registraron los presentes enviados a Cajamarca para establecer el pacto con Pizarro y los españoles, una vez muerto Atahuallpa. Los quipos tuvieron múltiples usos, con ellos: a) Pizarro reparte encomiendas. b) Los encomenderos averiguan el tributo que se daba a los incas. c) Manco Inca organiza sus alzamientos. El gobernador Vaca de Castro organiza una encuesta a quipocamayos en 1542. En esos años llega al Perú Polo de Ondegardo, quien observa el uso de los quipos para el abastecimiento del ejército de La Gasca en Jauja. Los quipocamayos a cargo del ganado de Chucuito rinden cuentas acerca del ganado de Su Majestad que se perdió en la revuelta de Gonzalo Pizarro. Las tasas de La Gasca son copiadas en quipus que usan los caciques y curacas del antiguo Tahuantinsuyo. Caciques indígenas de diversos Reynos del Piru inician reclamos a sus encomenderos por excesos en el cobro de la tasa. Los aullagas ganan un primer juicio a su encomendero en 1552. Los caciques e indios de los Reynos del Piru siguen manteniendo el uso de los qui pos para nes administrativos y religiosos
al interior de sus provincias o repartimientos. Se mantiene un reducto inca no conquistado en Vilcabamba.
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Parte I: Quipos de los Reynos del Piru
Hechos generales
Quipocamayos y quipos
V. Caciques y Encomenderos. 1555-1570
Entre 1558 y 1561 los caciques huancas presentan sus quipos-memoria en la Audiencia de Lima. En 1559 Polo de Ondegardo reúne a los quipocamayos en Cuzco. En 1562 se aprecia que en la visita de Huánuco la mayor parte de informaciones de los caciques, incluso los de pequeños pueblos y asientos, las dan por quipos. Igualmente ocurría en Chucuito en 1567, donde los caciques muestran a los visitadores un quipo inca que seguía rigiendo los repartos de toda la provincia. Los quipos incas también regían los repartos en Paria, Cuzco, el Collao, Charcas y en todos los “Reynos del Piru”.
De 1556 a 1560, gobernó el Marqués de Cañete, quien redujo los tributos impuestos a los indígenas. Caciques y encomenderos pelean ante la Audiencia, unos por bajar los tributos y los otros por volverlos a subir, con resultados diversos según los vientos políticos. En los ’60 se desata la polémica sobre la perpetuidad de las encomiendas, en la que también participan activamente los caciques, representados por frailes y jueces. Los encomenderos y los caciques ofrecen pagar a la Corona millones de pesos, los primeros por conseguir la perpetuidad de las encomiendas y los segundos por librarse de las encomiendas. El Presidente de la Audiencia Lope García de Castro marca el n de este período que trajo consigo
encendidas polémicas sobre cómo debía organizarse el Perú de ese entonces. VI. Toledo y la Colonia. 1570-1620
El gobierno del virrey Francisco de Toledo es el verdadero organizador del poder colonial. Su gobierno consiguió marginar notablemente a los curacas de sus pequeñas conquistas en el periodo anterior. Al marginarse a los caciques, los conocimientos que ellos tenían fueron menos relevantes, por tanto el manejo del quipo como instrumento administrativo fue teniendo una importancia cada vez menor. Los conocedores de los quipos se hicieron cada vez más viejos, sin que aparecieran nuevas generaciones que aprendieran a utilizarlos.
El Marqués de Cañete logra una salida negociada con Sayri Tupac, hijo de Manco Inca, pero su hermano Titu Cusi Yupanqui se mantiene independiente en Vilcabamba. Toledo organiza juntas de quipocamayos en 1571 y 1572 en Cuzco y Yucay. Toledo ordena en Chucuito que los repartos se hagan de acuerdo al censo de la visita de 1572 y no del quipo ynga, aunque se mantiene la responsabilidad de los caciques en los repartos. Caciques y quipocamayos de Sacaca, Chayanta y Aullagas (Charcas) ganan pleitos a los encomenderos entre 1572 y 1620. Juristas españoles, como Polo de Ondegardo, Matienzo, Solórzano, se pronuncian sobre la credibilidad de los quipos en los pleitos por exceso de tributos. Alrededor de 1615 Guaman Poma culmina su obra, en buena parte, basada en quipos.
Los quipos-texto coloniales e “yngas”
Los Quipos-texto (o textos-khipu como los llama Pärssinen) son transcripciones al castellano de quipus o de archivos de quipus hechas con el concurso de quipocamayos, intérpretes y escribanos durante los primeros tiempos coloniales. Se conservan principalmente en los
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archivos históricos de España, Perú, Bolivia, Argentina y Ecuador, aunque también están presentes en textos como los de Guaman Poma y en muchas otras crónicas escritas por indios, mestizos y españoles. Los llamamos coloniales cuando lo registrado en ellos data, según sa bemos, de tiempos coloniales. Cuando su hechura o lo registrado en ellos date de tiempos incas, los llamaremos “quipos yngas”, acogiéndonos a la denominación que entonces se les daba. Uno de los casos más espectaculares –descubierto en 1958– fue publicado en 1971 por Waldemar Espinoza Soriano: es un archivo de quipos huancas que registran los hechos históricos de dos décadas, con las correspondientes cantidades gastadas por cada una de sus tres parcialidades. Los llamamos “archivos” puesto que estaban compuestos por un conjunto organizado de quipos. Nuestro conocimiento de los quipos existentes en los primeros años de la Colonia viene principalmente de las traducciones que se hacían de los mismos. Así como se traducían y codicaban en quipos
y cordeles textos escritos originalmente en español (como por ejemplo las tasas de tributos, los precios, el Padre Nuestro, o el santoral; de todo lo cual se hicieron quipos); así también se traducían al español y se escribían en caracteres alfabéticos los “textos” contenidos en los quipos (originalmente en quechua o aymara), “textos” que estaban hechos de acuerdo a códigos andinos (cuerdas) y no con letras. En este estudio mostraremos dos conjuntos que llamamos archivos de quipos, los que provienen del antiguo reino de Jauja-Huanca y los de Chucuito, que habían sido dos guamanis o hunus incas; es decir, entidades administrativas que agrupaban a poblaciones de aucacama yos (tributarios o guerreros) superiores a 10,000 personas. El Archivo de Quipos Huancas lo clasicamos de esta manera: • El archivo está compuesto de dos partes (I y II). La parte I co-
rresponde al periodo 1533-1548. La parte II corresponde a la guerra contra Girón 1553-1554. Fueron presentados en la Audiencia de Lima entre 1558 y 1561 y posteriormente llevados hasta España por el cacique huanca Felipe de Paucar (o Feli pe Guacrapaucar). Son publicados por Espinoza Soriano en 1971. Entre los quipos huancas también señalamos un quipo
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ynga: el referido a la población de tiempos incas que fue citado por su corregidor en 1582 y publicado en las Relaciones Geográcas de Indias de Jiménez de La Espada (1965). El Archivo de Quipos Chucuito: • Es un conjunto de quipos entre los que se encuentran el qui po ynga “Aucacamayos de Chucuito en tiempos del Ynga”, quipos tributarios coloniales, el quipo ynga “Chucuitos en la guerra de Tomebamba [1520]” y los quipos-memoria “Ganado de Su Majestad [1544-1548]”. El periodo que abarcan es desde tiempos de Huayna Capac hasta 1567. Otros quipos que comentaremos en este libro son: • El quipo “Tributos de Paria”, reconstrucción hipotética de lo que fue el quipo producto del reparto de tributos en Paria (Charcas) descrito detalladamente por Polo de Ondegardo alrededor de 1565. • Colección de quipos que incluye la reconstrucción de un qui po colonial “Tributos de la Pachaca de Felipe Mazco” del repartimiento de los chupaychu en Huánuco, incluye quipos censales a nivel de ayllu. Estos quipos forman parte de la “Visita a la provincia de León de Huánuco de 1562”. • Dos conjuntos de quipos coloniales “Tributos de Sacaca” y “Tributos de los Aullagas”. Son quipos que fueron presentados en los pleitos de los indígenas de Sacaca y Aullaga (Charcas) contra sus respectivos encomenderos por el exceso de tributos cobrados y otros abusos. Tres de estas colecciones proceden de naciones o reinos prehispánicos: Huanca, Lupaca y Charcas. La denominación quechua (y aymara) de esta demarcación territorial debió ser “ Hunu o Guamani”, término que indicaba que la población tributaria era superior a los 10,000 personas. Uno o varios hunu además de tener sus propios jefes étnicos (caciques o curacas) debían estar bajo la autoridad de un Gobernador o Tocrico inca. El término colonial para estos territorios fue “reino” o “provincia”. Usaremos preferentemente el término “provincia” para guardar coherencia con los documentos coloniales donde se mencionan. En la Colonia se llamaron las provincias de Jauja, Chucuito y
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Charcas. La provincia colonial de Charcas en realidad hace referencia a varios reinos o naciones prehispánicas: Sacaca habría sido una de las provincias hermanadas en la “Confederación Charca” (Platt, 2006). La provincia de Paria era un espacio multiétnico ubicado junto a uno de los tambos más importantes del Tahuantinsuyo. Estos territorios hoy en día mantienen –con mayor o menor fuerza– tradiciones culturales heredadas de su rico pasado: 1. Jauja (hoy valle del Mantaro, Región Junín, Perú). Tenía tres parcialidades, Hananhuanca, Lurinhuanca y Hatun Jauja, que hoy día corresponden a las provincias de Huancayo-Chupaca, Concepción y Jauja respectivamente. Hasta hace pocas décadas había buen número de hablantes de quechua huanca que se distinguían nítidamente por el dialecto que corresponde a cada una de las tres parcialidades históricas. Actualmente se mantiene un buen número de hablantes huancas en dos distritos de Huancayo. Tuvo una signicativa población de mitimaes procedentes de Yauyos. 2. Chucuito. Su antiguo territorio hoy corresponde en su mayor parte a territorios de Puno, Moquegua y Tacna (Perú). Sin embargo también tenían “islas” que dependían de su “reino” en zonas más alejadas como Arica (Chile) y Larecaja (Bolivia). El aymara sigue siendo la lengua mayoritaria en este territorio, aunque el uro se ha extinguido. 3. Charcas: Sacaca y Aullagas. Sacaca hoy corresponde a un territorio al Norte de Potosí, una de las zonas de mayor vigor cultural indígena de Bolivia. Aullagas está al sur del actual lago Poopo. La mita minera colonial ha quechuizado la mayor parte de estas áreas; sin embargo, es claro que el tránsito del aymara al quechua es de tiempos recientes puesto que aún hay comunidades hablantes de aymara en las zonas más alejadas del norte de Potosí. 4. La provincia de Paria bien pudo tener un estatuto especial en tiempos incas, ya que fue la sede del famoso Gran tambo inca. Tenía una composición multiétnica: dos grupos llamados “aymaraes” (soras y casayas) y el grupo mayoritario de “uros”. Hoy en día corresponde a un territorio ubicado en el departamento de Oruro en Bolivia.
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Otros casos no corresponden a “provincias” coloniales sino más bien a “repartimientos” dentro de provincias coloniales. Uno de ellos es un repartimiento de la provincia de “León de Huánuco”. Los re partimientos eran territorios asignados a encomenderos. El repartimiento que tratamos, según los testimonios, comprendía lo que habían sido cuatro guarangas, que eran, mayoritariamente, de la nación que se llamó “Chupaychu”. Este territorio corresponde aproximadamente al que rodea la ciudad de Huánuco en la región del mismo nom bre (Perú). Los hablantes de quechua han disminuido mucho en años recientes, sobre todo en las partes bajas y próximas a las capitales provinciales, aunque sigue siendo importante en las partes altas. En tiempos incas, al parecer, este territorio dependía del “Gran tambo” de Huánuco Viejo ubicado en una zona de más altura y a más de 100 km del actual Huánuco.