HORACIO MARTÍNEZ HERRERA
Licenciado en Filosofía y Letras por la Pontificia Universidad Javeriana (1965) y Doctor en Teología Dogmática de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma (1973). Su labor principal durante más de cuarenta años ha sido la formación en valores éticos y cristianos dirigida a estudiantes de pregrado y posgrado de varias universidades colombianas como la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad Católica de Colombia, la Universidad de La Sabana y el CESA, entre otras. Es profesor y conferencista de Doctrina Social de la Iglesia a nivel nacional e internacional. En los últimos años se ha especializado en la investigación, docencia y consultoría de la Ética Empresarial y de la Responsabilidad Social Empresarial, dictando cátedras sobre ética empresarial en varias facultades de Administración a nivel de pregrado y de ética financiera en el nivel de posgrado para varias especializaciones. Ha publicado varios libros y numerosos artículos centrados en la temática del cambio cultural actual, problemas sociales y formación en valores. Su preocupación principal ha sido emprender los múltiples caminos por los que pueda contribuir a impregnar con valores éticos y cristianos a la cultura actual en un contexto de secularización y de globalización.
Catalogación en la publicación – Biblioteca Nacional de Colombia
Martínez, Horacio Responsabilidad Social y Ética Empresarial / Horacio Martínez. -- 1ª. ed. -- Bogotá: Ecoe Ediciones, 2010. 158 p.; 21 cm. – (Ciencias administrativas. Administración) ISBN 978-958-648-695-8 1. Liderazgo I. Título II. Serie CDD: 658.4092 ed. 20
CO-BoBN– a744841
Colección: Ciencias Administrativas Área: Administración Primera Edición: Bogotá, D.C., enero de 2011 ISBN: 978-958-648-695-8 © Horacio Martínez Herrera E-mail:
[email protected] © Ecoe Ediciones E-mail:
[email protected] www.ecoeediciones.com Carrera 19 No. 63C-32, Pbx. 2481449, fax. 3461741 Coordinación editorial: Melisa Restrepo Molina Diseño y diagramación: Yolanda Madero T. Diseño de carátula: Raúl Rodríguez Impresión: Litoperla Impresores Ltda. Carrera 25 Nº 8-81. Tel. 3711916 Impreso y hecho en Colombia
Contenido Introducción ................................................................................ Capítulo 1. El compromiso ético y social del empresario ........................................................................... 1.1 La ética .............................................................................. 1.2 La ética empresarial...................................................... 1.3 La responsabilidad social empresarial .................. .............................................................................................. Capítulo 2. El respeto por la persona ............................. 2.1 El respeto por las personas ....................................... 2.2 El respeto por las personas en la empresa.......... 2.3 La responsabilidad social con las personas ........
VII
1 1 14 27 39 39 54 57
Capítulo 3. Justicia en la economía ................................. 3.1 Justicia y equidad .......................................................... 3.2 Justicia y empresa ......................................................... 3.3 El negocio social ............................................................
61 61 71 80
Capítulo 4. Solidaridad que busca el bien común ... 4.1 La solidaridad ................................................................. 4.2 Solidaridad y empresa................................................. 4.3 Filantropía estratégica .................................................
89 89 93 97
Capítulo 5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente ....................................................................................... 109 5.1 La responsabilidad profesional ................................ 109 5.2 Responsabilidad y empresa ...................................... 116 5.3 El desarrollo sostenible y el medio ambiente .... 119 Capítulo 6. Honestidad en la comunicación y en el manejo de información .................................................... 129 6.1 Honestidad en la comunicación .............................. 129 6.2 Honestidad y empresa ................................................ 135 6.3 Rendición transparente de cuentas ....................... 145
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Capítulo 7. Integridad en la cultura organizacional 7.1 Integridad moral ........................................................... 7.2 Cultura organizacional de la integridad .............. 7.3 Cultura con responsabilidad social ........................
155 155 162 171
Test de Responsabilidad Social Empresarial .............. 183 Glosario ......................................................................................... 195
VI
Introducción
E
n la actual crisis financiera que atraviesa el mundo se ha señalado como una de sus causas principales la falta de ética y de responsabilidad social de los bancos y de los inversionistas. La ética es un saber normativo que pretende orientar las acciones de los seres humanos. Y la ética empresarial es la aplicación de los valores morales y los principios éticos al ámbito específico de la empresa. La Responsabilidad Social Empresarial es el conjunto de las acciones innovadoras de una organización, basadas en el cumplimiento de las leyes y en los valores éticos, para institucionalizar un gobierno corporativo transparente que integre en las actividades en curso de la organización la generación de riqueza respetuosa de los derechos humanos con las responsabilidades de sus actividades sobre la sociedad y el medio ambiente. De todas estas acciones debe rendir cuentas a la sociedad. Este libro es una guía específica de formación en valores de los estudiantes de Administración de Empresas. El lenguaje es lo más sencillo posible y se ha evitado todo tipo de tecnicismo que dificulte la lectura. El libro no se dirige a quienes buscan una discusión teórica sobre los puntos de controversia en la relación entre racionalidad económica y racionalidad ética ni para los que prefieren una presentación de lo que han dicho los grandes pensadores al respecto. Este último es un enfoque de instrucción, sobre el que existe abundante bibliografía, y que debe ser complemento necesario del enfoque formativo que aquí se presenta.
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El libro comienza con la exposición de qué es ética. La ética se presenta como el conjunto de valores morales que orientan la construcción de una vida valiosa y que permiten afrontar con coraje los retos de la vida. A continuación se muestra la génesis de la ética empresarial. El capítulo termina con una aproximación a la historia y comprensión de la responsabilidad social empresarial. Del capítulo segundo al séptimo se presentan los seis valores-principios-hábitos fundamentales de la ética que se deben vivir como personas administradoras y como organización empresarial. El objetivo es contribuir a formar el carácter moral de los participantes y dar fundamento sólido a la generación de una cultura organizacional de responsabilidad social. El paradigma de valores-principios para la ética comprometida con la responsabilidad social se puede enunciar así: 1.
El respeto por la dignidad y derechos de los empleados y demás implicados con la actividad empresarial.
2.
La justicia en las transacciones comerciales y en las relaciones con el Estado dentro del contexto de globalización.
3.
La solidaridad que nos compromete con la búsqueda del bienestar social de la comunidad local y global.
4.
La responsabilidad para prestar un servicio de calidad teniendo en cuenta la protección del medio ambiente.
5.
La honestidad que exige transparencia en la comunicación.
6.
La integridad en la toma de decisiones y que se debe encarnar en la cultura organizacional.
Después de la exposición y motivación de cada valor y de su aplicación a la vida personal y organizacional lo mismo
VIII
Introducción que a las acciones de responsabilidad social se cita un caso que ejemplifica lo expuesto. Este caso sirve como base para la discusión de las actitudes virtuosas o incorrectas que allí se muestran. Los casos que se presentan tienen tres tipos de fuentes. Unos han sido transcritos de otros libros de ética de los negocios, pero adaptándolos al texto. Otros han sido redactados por el autor. Y unos pocos excelentes han sido aportados por alumnos, pero sin especificar la fuente. A medida que conozcamos su origen le daremos su debido crédito. Al final presentaremos un test de responsabilidad social empresarial basado en indicadores éticos y en la consulta de bibliografía que el lector puede profundizar en los diversos tópicos que involucran la temática de la ética y la responsabilidad social empresarial. Este libro es el fruto de muchos años de estudio y docencia de la ética aplicada a los desafíos del desarrollo en diversas universidades colombianas. El presente texto es una edición actualizada y renovada del libro El marco ético de la responsabilidad social empresarial, publicado por la Editorial de la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, en 2005. Este libro se complementa con mi libro Liderazgo Responsable que apareció a finales del 2010 en Ecoe Ediciones.
IX
Capítulo
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El compromiso ético y social del empresario
1.1. La Ética Ética y Moral El término moral se refiere a un conjunto de principios, valores, patrones de conducta, prohibiciones e ideales de vida buena que conforman un sistema, propio de un colectivo humano concreto en un determinado momento histórico. Refleja una particular forma de vida de la mayoría de los miembros de una sociedad. La moral, como un determinado modelo ideal de buena conducta socialmente establecido, puede ser estudiada por las ciencias sociales, como la sociología y la antropología social.
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También el término moral se utiliza para referirse al código de conducta que guía los actos de una persona concreta a lo largo de su vida; se trata de las convicciones y pautas de conducta que sirven de base para los juicios morales que cada cual hace sobre sí mismo y sobre los demás. Tales contenidos morales concretos, personalmente asumidos, son una síntesis del patrimonio moral del grupo social al que uno pertenece y a la propia elaboración personal, condicionada a la situación socioeconómica, el temperamento y otras circunstancias. Tanto la moral socialmente establecida como la moral personal constituyen lo que se denomina “moral vivida”, en contraposición con la “moral pensada” que está constituida por las doctrinas morales y por las teorías éticas. Las doctrinas morales (“moral católica”, “moral comunista”, “moral islámica”) tratan de sistematizar un conjunto concreto de principios, valores y normas, que han sido tomados de tradiciones ancestrales, confesiones religiosas y sistemas filosóficos. Las teorías éticas pretenden dar razón del hecho de la moralidad, es decir, del hecho de que los seres humanos se rigen por códigos morales. La Ética reflexiona sobre la moral utilizando los métodos de análisis y explicación propios de la Filosofía. La Ética aclara los conceptos y trae los argumentos que permiten comprender la conducta moral de la persona humana. Gracias a esta reflexión, encontraremos sentido a lo que somos y hacemos, alcanzando así un mayor grado de libertad. La Ética es un saber normativo que pretende orientar de una forma indirecta las acciones de los seres humanos. Mientras la moral es un saber que ofrece orientaciones concretas para la acción, la Ética reflexiona sobre los distintos modos de justificar racionalmente la vida moral, de modo que su manera de orientar la acción es indirecta: señala qué concepción moral es más razonable para orientar nuestro comportamiento. La Ética no tiene por qué tener una incidencia inmediata en la vida cotidiana, porque su objetivo último es el de esclarecer reflexivamente el campo de lo moral. La ética es la ciencia que estudia de una manera reflexiva la conducta humana. Es una ciencia no teórica, que se traduce en actos concretos. Es una ciencia no estática sino dinámica y
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constructiva del ser humano. La ética debe guiar el desarrollo de las personas y del colectivo social. Como hombres, hacemos nuestra vida y nos conducimos, no arbitraria y caprichosamente, sino conforme a determinadas formas de conducta. Con razón, Teilhard de Chardin llama a esta ciencia “una energética humana, la técnica y la ingeniería de las energías espirituales del mundo”. Frecuentemente se utiliza la palabra “ética” como sinónimo de lo que hemos denominado “la moral”. La palabra “ética” procede del griego ethos, que significa “lugar en donde vivimos”, pero posteriormente pasó a significar “el carácter”, el “modo de ser” que una persona o grupo va adquiriendo a lo largo de su vida. Por su parte, el término “moral” procede del latín “mos, moris”, que originariamente significaba “costumbre”, pero que luego pasó a significar también “carácter” o “modo de ser”. De este modo, en su origen etimológico los conceptos “ética” y “moral” vienen a significar todo aquello que se refiere al carácter adquirido como resultado de poner en práctica unos hábitos considerados buenos. Por estas coincidencias etimológicas, no es extraño que los términos “ética” y “moral” aparezcan como intercambiables en muchos contextos cotidianos. Por ejemplo, se dice de un comportamiento que “ha sido poco ético”, para significar que no se ajusta a los patrones de la moral vigente. Sin embargo, conviene reservar en el contexto académico el término “Ética” para referirse a la Filosofía moral y “moral” para denotar los distintos códigos morales concretos. La Ética, como Filosofía moral, no se identifica con ningún código moral determinado. La Ética no puede ser neutral ante todo sistema moral. Los métodos argumentativos y críticos y los objetivos propios de la Ética la comprometen con ciertos valores y la obligan a denunciar a algunos códigos morales como incorrectos o hasta “inhumanos”, al tiempo que otros pueden ser recomendados por ella en la medida que los encuentre “razonables”. Son funciones de la Ética: aclarar qué es la moral mostrando sus rasgos específicos, fundamentar la moralidad averiguando cuáles son las razones por las que las personas deben vivir moralmente y aplicar a los distintos ámbitos los resultados 3
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obtenidos en las dos primeras funciones, de manera que se adopte una moral crítica en lugar de un código moral impuesto sin fundamentos racionales. La ética y el sentido de la vida Se entiende por ética los valores morales que orientan una vida que vale la pena. Ética es saber vivir con calidad humana. Saber vivir con dignidad es un equilibrio, es la sabiduría. Esta sabiduría es necesaria para obtener la felicidad. La ética nos permite estar en la mejor forma de eficacia vital, para enfrentar con agallas los retos de la vida. Lo contrario a moral no es solamente inmoralidad sino también desmoralización. Cuando una persona basa su vida en valores morales se siente en su quicio vital que es todo lo contrario a estar desquiciada. El hombre busca comprender qué hace en la vida y qué razones existen para seguir viviendo. El sentido de la vida es la respuesta a estas inquietudes. La respuesta a lo que es el hombre hay que descubrirla. Por eso debemos buscar la verdad sobre lo que es el hombre. El hombre puede buscar la verdad sobre sí y el mundo que lo rodea gracias a que tiene una razón. A diferencia de los animales, el hombre es capaz de reflexionar y de saber de su vida y de su muerte. El sentido de la vida se encuentra, pero también hay que aceptarlo. La aceptación del sentido de la vida es libre. Tal es el caso de la búsqueda y aceptación del sentido de la profesión que uno ha escogido. El verdadero triunfador en la vida es el que ha encontrado el propósito de su vida y emprende el camino que señala. El verdaderamente fracasado en la vida es el que no ha logrado realizar el sentido de su vida. La ética es un propósito activo de excelencia en la vida. Es la voluntad de ser fiel al ideal de ser humano que ha construido como proyecto de ser. Para ser ético lo imprescindible es tener alta la moral. Tener alta la moral es creer en lo posible y no solo en lo racional, abriéndonos a un futuro más humano al tiempo que superamos las programaciones cosificadoras. La moral
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desarrolla la imaginación por la afirmación de lo posible. Quien no tenga la moral alta ha perdido toda disposición moral. El ideal ético es lo que nuestra voluntad se propone llegar a ser. El ideal ético articula todo lo que vale para cada uno, es lo que nos da la fuerza de la esperanza y la alegría. Para ser moral se necesita tener vida interior reflexiva, tomar una distancia de perspectiva que nos permita trascender la superficialidad y las satisfacciones inmediatas para elegir lo que realiza nuestro ideal de ser humano. Así como hay enfermos en su parte biológica o en su parte psíquica, hay enfermos del sentido de la vida: no saben qué es lo que deben realizar como personas humanas. La violencia, el sexo y la droga son la señal de la alienación y desesperación de una sociedad que carece de sentido. La pérdida del sentido de la vida y el consumismo están íntimamente relacionados. Cuando la competencia se convierte en un fin, se llega a un “sin sentido” de la vida. La sociedad de consumo impulsa a comprar bienes que elevan la calidad del nivel de vida. Esta lucha por adquirir niveles superiores de vida y consumo es lo que orienta la existencia. Este consumo de cosas como horizonte vital convierte los medios en fin. Consumir es destruir, es convertir la destrucción en objetivo de la existencia. La Organización Mundial de la Salud estima que anualmente se suicidan en el mundo un millón de personas. Hay que interpretar la exigencia inherente a cada una de las situaciones particulares. Hallar el sentido de una situación existencial es entenderla y orientarnos hacia un comportamiento adecuado a la situación. La situación me interroga con exigencias y respondo con un sentido de responsabilidad a sus exigencias. La conciencia moral como órgano de sentido Para encontrar el sentido de la vida, el hombre es guiado por su conciencia. La conciencia es un “órgano de sentido” que nos permite descubrir ese único sentido que se esconde detrás de cada situación. La conciencia puede también inducir al hombre a error. Hasta su último suspiro el hombre no sabe si realmente ha realizado el sentido de su vida, o si por el 5
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contrario ha sido víctima de un engaño. Ha podido sufrir una “ilusión” de sentido. Conciencia en sentido psicológico es el conocimiento inmediato que el hombre tiene de la realidad de sus propias acciones. Porque el hombre está dotado de conciencia sabe que está en el aquí y en el ahora y se pregunta por el sentido de su existencia. Somos espíritu, porque somos conciencia de nosotros mismos. Conciencia moral es la conciencia en cuanto establece una valoración de la conducta humana y dice lo que se debe hacer o evitar, según los valores interiorizados y las normas aceptadas por la persona. La conciencia moral aprueba o desaprueba nuestros actos. La conciencia cumple el papel de norma interior, pues establece para mí la moralidad de mis actos: establece la vigencia y aplicabilidad de una norma exterior o de un valor objetivo en relación con una situación personal concreta. La conciencia obliga y compromete a la persona en relación con aquella conducta que aparezca como debida. Por eso, tiene un carácter inviolable. La conciencia moral o capacidad de discernir entre el bien y el mal aparece con el uso de razón. Pero la valoración moral en el hombre es una actitud dinámica con capacidad de un mayor desarrollo. El contacto con la cultura y con los valores que recibe de su medio ambiente, van formando la conciencia moral de la persona a lo largo de su existencia. En el hogar es donde se fundamenta la formación de la conciencia. Se contribuye a ello no solo haciendo reflexionar a la persona sobre los valores morales, sino dándole ejemplo de su aplicación. Es importante que haya adecuación entre lo que dicen y lo que hacen los padres para que impacte en la conciencia del hijo. El medio ambiente en que crece el niño, especialmente el del colegio, influye en la formación de la conciencia moral. Si en su ambiente se considera la discriminación racial como un valor, es difícil que el niño haga un discernimiento de la maldad de esta conducta. Es importante para formar la conciencia que la persona pueda conocer claramente los principios morales que rigen el comportamiento y aprender a tomar decisiones aplicando los principios a los casos concretos. La capacidad de los hombres
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para conocer y cumplir el deber moral varía conforme sea el grado de inteligencia, temperamento y educación. Veamos algunos tipos de conciencia: •
• • •
La verdadera, que juzga de acuerdo con los valores éticos y siente la satisfacción de haberlos aplicado o el remordimiento de haberlos violado. La errónea, que juzga con falsos valores. La dudosa, que no tiene claro lo que es bueno o es malo en cada caso. La insegura, que en unos casos juzga moralmente y en otros semejantes lo hace incorrectamente.
Hay obligación de seguir el dictamen de la conciencia, aunque sea erróneo. La conciencia no es autónoma en sus dictámenes. Debe tomar en consideración las normas morales universales. Nunca se debe ceder a presiones que van en contra de los principios y valores de la propia conciencia. La obligación de obedecer a la conciencia se refiere a lo que con certeza nos dice que debemos hacer o evitar. Pero con frecuencia surgen dudas tanto en relación de la interpretación del principio moral como de su aplicación. En caso de duda teórica o práctica hay que clarificar las cosas. Nunca se debe obrar cuando hay duda de la licitud moral de determinada conducta, pues conscientemente se pondría en peligro la persona de cometer una falta moral. Sólo obrará rectamente si reflexionando encuentra motivos razonables para hacerlo. Los valores morales Los valores morales son aquellos que permiten construir relaciones dignas con los demás seres humanos, con el mundo de las cosas, con lo espiritual y con nosotros mismos. El valor moral como concepto o sustantivo es la abstracción de una relación de sentido con diversas personas o cosas. Por ejemplo, el amor es la relación de sentido con mis padres, cónyuge, familiares, amigos, cuya esencia es el respeto y el cuidado. 7
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Los valores éticos son significaciones que posee la conducta humana. Dicha significación se refiere al grado en que se expresa el redimensionamiento humano en cada momento histórico o circunstancia particular. Toda persona es capaz de encontrar fines llenos de sentido para orientar sus vidas. Los valores son universales de sentido ligados a la condición humana. Los valores son guías de conducta que dan sentido a la vida hacia la autorrealización y redimensionamiento humano. En la medida que la personalidad se regula de modo consciente, se va estructurando una jerarquía de valores, que varía en las distintas etapas del desarrollo. Los valores son las cualidades que tienen los seres -personas o cosas- para establecer relaciones de sentido con la realización humana. Las relaciones de sentido pueden ser positivas o negativas si realizan o frustran al ser humano. La relación de sentido es toda referencia entre un ser y un campo de realización humana. Los valores nos ofrecen posibilidades de auténtico desarrollo humano. Los valores son cualidades que nos permiten humanizar el mundo. Los valores, como la solidaridad o la honestidad, valen realmente porque nos permiten acondicionar el mundo para que podamos vivir en él plenamente como personas. Los valores valen porque ponen en condiciones el mundo para que lo habiten seres humanos. Un mundo injusto, violento o mentiroso no reúne las condiciones mínimas de habitabilidad. Los valores son cualidades reales de las personas y de las sociedades. El valor no es un objeto sino una cualidad de la persona (una persona solidaria) o de una sociedad (una sociedad respetuosa) que le da dignidad. Los valores son cualidades dotadas de contenido, independientes tanto de nuestros estados de ánimo subjetivos como de las cosas que son denominadas “bienes”, precisamente porque son portadoras de tales cualidades, las cuales precisan de un sujeto dotado de intuición emocional que las capte. No es, pues, el sujeto el que crea el valor presente en un objeto. La importancia de cada valor depende de su relación con la vida. Lo valioso para el hombre es aquello que le ayuda a ser, a preservar su vida, que le confirma y despliega su capacidad racional, que le permite convivir en paz con los demás hombres y que aumenta su capacidad libre de acción.
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Los valores morales, como la justicia y la verdad, poseen la característica de ser obligatorios para el hombre. Los valores morales dependen de la libertad humana, de tal modo que realizarlos está en nuestras manos. Precisamente porque dependen de la libertad humana, los adjetivos calificativos que se construyen partiendo de valores morales no pueden atribuirse ni a los animales, ni a las plantas ni a los objetos inanimados. Una vida humana sin esos valores está falta de humanidad, por eso los universalizamos. Es decir, estamos dispuestos a defender que cualquier persona debería intentar realizarlos. Responsabilidad es responder a los llamados de los valores que piden ser realizados. Valores y responsabilidad muestran el carácter relacional, dialógico de la ética. Los valores son exigencias de realización y la responsabilidad es la respuesta libre del hombre para realizarlos. Valor y deber están relacionados, pues la captación de un valor no realizado se acompaña del deber de realizarlo. Principios morales El principio moral es un imperativo que prescribe determinado tipo de actuaciones teniendo en cuenta la realización de un valor moral en una esfera determinada. Exige cultivar una predisposición a tomar decisiones ajustadas a ese valor hasta que se convierte en un hábito virtuoso. Un principio moral es una idea regulativa que sirve de guía para la acción dándonos orientación en nuestra actuación cotidiana. Un principio moral es como una brújula que no nos dice cuál es el camino a seguir concretamente, sino que siempre indica un punto invariable para orientarnos. Gracias al principio moral tenemos un punto de referencia desde el cual analizar la situación, y así decidir racionalmente nuestros problemas prácticos. Es necesario conocer los principios morales que rigen el comportamiento y aprender a aplicarlos. La normatividad moral parte del principio “haz el bien y evita el mal”, se desglosa en los diez mandamientos y en normas concretas. Las normas morales son claras, pero tienen una formulación negativa, se fijan en los actos sin considerar 9
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situación. Los valores morales expresan en forma positiva lo que el hombre debe realizar. Las normas tratan de proteger los valores. Hábitos morales o Virtudes La virtud es una inclinación interiorizada para realizar un valor. La virtud es la capacidad que permite a la persona incorporar lo valioso. En el fondo es disposición a realizar un valor. Las virtudes son propensiones a actuar según los valores y principios correspondientes. Las virtudes son las formas de comportamiento más eficaces para conseguir lo que se considera valioso. Virtud proviene etimológicamente de vir, fuerza, arrojo viril, vigor. “Virtus” significaba para los romanos fuerza, capacidad, potencia. Las virtudes son formas de conducta que hacen viable la realización de nuestro ideal ético. De fuerza se deriva esfuerzo, el empeño constante y libre para vivir con dignidad. Con la virtud el hombre adquiere fuerza o temple para realizarse como hombre. Un hábito es una disposición habitual de la personalidad entera, que tiende a hacerla obrar de una manera determinada frente a ciertas situaciones. De los hábitos dependen las reacciones del individuo frente a la vida. Los hábitos son la fuente de los actos recurrentes. Los hábitos morales se originan por el sistema de valores personales y por la aplicación práctica de los mismos a las situaciones de la vida. Los hábitos morales reciben una gran influencia de la educación recibida en el hogar y en las instituciones educativas, de los medios de comunicación y de las costumbres sociales. Los hábitos morales se denominan virtudes y requieren el compromiso constante de practicarlas. La virtud es un estado de carácter que habilita a la persona a obrar excelentemente. Las virtudes son cualidades que nos impulsan a la excelencia en determinados campos. Por ejemplo, la responsabilidad impulsa la creatividad e iniciativa de la libertad en el campo económico. Virtud es habilidad, saber hacer. La virtud es potencialidad de la acción. Las virtudes morales son hábitos que se adquieren gradualmente en un proceso de crecimiento humano a lo largo
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de la vida y que, en consecuencia, van conformando nuestro carácter. No pueden adquirirse únicamente mediante su estudio teórico, sino que se forman con la práctica. Por ejemplo, no llego a ser justo solamente porque asisto a una conferencia sobre la justicia, sino que me vuelvo justo siendo justo en todos los actos de mi vida. La virtud es un hábito incorporado voluntariamente por el hombre para desarrollo de sus posibilidades humanas. Está en el orden del carácter (incorporado) y no del temperamento (heredado). La virtud es distinta de la bondad natural. Hay personas que tienen un temperamento apacible y generoso. Pero otras necesitan armarse de razones y motivaciones para dominar la ira y el deseo de venganza, la codicia y la manipulación de los demás. Por eso el hombre virtuoso es más fuerte en su carácter que la buena persona por temperamento. Las virtudes están enclavadas en una cultura que les da tradición o continuidad. Una tradición de justicia en una sociedad favorece en los ciudadanos la adquisición virtuosa de la equidad. La virtud, según Aristóteles, es un término medio entre dos extremos viciosos. Así, con respecto a la utilización de la riqueza material, el término medio sería la generosidad y los extremos la avaricia (por defecto) y la dilapidación (por exceso). En consecuencia, la virtud es una forma de ser o de vivir ajustada al criterio de la razón y practicada por los hombres prudentes, mientras que los vicios serían formas defectuosas de vivir, socialmente reprochables. El ejercicio de las virtudes hace que nuestra conducta parezca digna y conveniente a los ojos de los demás; por contraste, el actuar del vicioso es vergonzoso y reprochable. Para Aristóteles existe, sin embargo, una condición que favorece la acción virtuosa y permite el perfeccionamiento: la intencionalidad. Es preciso que la persona que ejercita una virtud sea consciente de lo que hace y elija hacerlo por ella misma (no por las consecuencias) y de una manera firme y resuelta. La actual crisis moral es más de virtudes que de valores. Los valores constituyen el ideal que el individuo debe alcanzar y son más objetivos. La virtud se refiere a los sujetos: veraces, solidarios, responsables. Los valores suelen ser nombrados con 11
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sustantivos: bondad, generosidad. Entre tanto, las virtudes se expresan como adjetivos que califican a un sujeto: “Pedro es bueno y generoso”. Lo que el mundo reclama son personas virtuosas. A la luz de la reflexión ética, la moral aparece como el arte de vivir con dignidad en las diversas situaciones de la existencia humana y como capacidad para afrontar con fortaleza los retos de la vida. La moral, por tanto, es una ciencia práctica que después de reflexionar en la naturaleza de la conducta humana nos impulsa a crear hábitos que se concretizan en los actos y decisiones de la vida diaria. Las acciones morales Las actitudes morales se van concretando en actos virtuosos que se realizan en el diario vivir. El hecho de poseer una virtud no siempre garantiza que se exprese en un acto virtuoso. Una persona suele ser veraz, pero en ciertas ocasiones maquilla lo que dice. Para que un acto sea humano debe ser consciente y libre. Se dan casos en que los impulsos enceguecen a la persona, lo mismo que cuando se está bajo el efecto del alcohol o de las drogas. En los casos complejos necesitamos tomar una decisión antes de realizar o dejar de realizar algo. Para tomar decisiones ajustadas a la moral es muy importante tener una escala de valores expresada en principios morales e incorporados en actitudes. Una obra para que sea buena no basta con que beneficie a alguien. Debe ser realizada con el afán desinteresado de hacer el bien. La moral no se puede preocupar solo del acto descuidando al agente. No basta con hacer el bien; hay que ser bueno. La ética nos lleva a la convicción de que no todo vale por igual y de que hay razones para preferir un tipo de actuación a otra. La ética se ocupa de lo que alienta al hombre a luchar por lo que es digno del ser humano.
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EL CIUDADANO KANE Recuerde a El Ciudadano Kane, el héroe de la película de Orson Welles, que quiere triunfar a cualquier precio. El millonario posee todo: las cosas más bellas y más caras del mundo, reunidas en su palacio de Xanadú. Dispone de hombres y mujeres que le sirven y satisfacen todas sus ambiciones. Al final de su vida, Kane se pasea solo en sus salones cubiertos de espejos, que le devuelven su propia silueta solitaria. Esta película es una parábola. Kane descubre demasiado tarde que tuvo todo lo necesario, menos lo esencial: la parte humana. Obsesionado por la idea de acumular objetos y dinero, trató a las personas como si fueran cosas… Compró y vendió personas, las doblegó y las manipuló: sus amantes, sus empleados, sus rivales políticos y hasta sus amigos. Era su manera de ejercer el poder. Pero el dinero no puede servir para comprarse una amistad. Con millones se puede, a lo máximo, rodearse de espíritus serviles. No tuvo esos dones más sutiles, que solo las personas pueden dar, esa complicidad fundamental que no aparece sino entre iguales: el respeto, la amistad, el amor. Muchas personas se engañan sobre lo esencial: se puede ser muy inteligente en negocios o en política, y un asno en dominios más serios como el vivir bien. Se puede ser un genio en matemáticas y un cretino en moral. Estoy seguro de que hay premios Nobel muy inteligentes en su especialidad, que son verdaderos imbéciles en el arte de vivir. ¿Cómo no vivir idiotamente? Adquiriendo lo que se llama la conciencia, o si usted prefiere, un buen gusto moral. Claro que esto no se encuentra en un supermercado. Se necesita un mínimo de condiciones sociales y económicas para esto: si nadie lo trata como un ser humano, no es de extrañar que evolucione hacia la bestia. Tener esta conciencia es vigilar si lo que nosotros 13
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hacemos es fiel a lo que queremos, es renunciar a los prejuicios que nos permiten no sentirnos responsables. No por transformar las otras cosas, defendemos nuestro derecho a no ser cosas para los demás. Kane es su propio y peor enemigo porque no se respeta a sí mismo: su desesperación al fin de su vida no era solamente causada por la pérdida de los afectos de su infancia, sino por su obstinación en haber consagrado su vida a destruirse. Esto es lo que un padre debería decir a su hijo: “No hagas como Kane. Trata las cosas como cosas, y a las personas como personas. No te rebajes, compórtate como humano”. (Adaptado de Fernando Savater, “Lo que un padre debe decir a su hijo”, Summa, junio 1994, Edición 84, págs. 79-80)
1.2. La Ética Empresarial Génesis de la ética empresarial El origen de la preocupación por la Ética Empresarial radica en la demanda social ante las actuaciones de las empresas que se consideran inmorales. Por eso sus reflexiones se han orientado más a evitar que se repitan esos hechos escandalosos que a promover directamente una comprensión de su práctica en la organización empresarial. Antes de la mitad del siglo XX no se puede hablar propiamente de Ética Empresarial. En los años años cincuenta es cierto que se discutieron algunas temáticas planteadas en términos de ética y economía, como situaciones donde se aplicaba la ética. La Ética Empresarial empieza a gestarse a partir de la aparición de empresas diferenciadas de la empresa pequeña tradicional, debido a su organización formal y jerárquica, causada por la separación de la dirección y la propiedad. Comienza entonces una creciente reflexión ética sobre las actuaciones de las grandes empresas y su gestión. En los años
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cincuenta se empieza a reflexionar sobre la responsabilidad social de las empresas y sobre la gestión como profesión. Estos planteamientos se hacían predominantemente en el marco de tradiciones religiosas que pretendían aplicar determinados planteamientos morales al mundo de la empresa y de los negocios. Al final de los cincuenta y durante la década de los sesenta es notable el desarrollo de la Doctrina Social de la Iglesia y de las reflexiones teológicas sobre las realidades terrenas y el mundo del trabajo. Se debaten los planteamientos de Teilhard de Chardin sobre el sentido cristiano del trabajo en el mundo. Aparecen las grandes encíclicas Mater et Magistra y Populorum Progressio, lo mismo que la constitución pastoral Gaudium et Spes del Vaticano II donde se profundiza en la ética social católica. Como consecuencia de la guerra de Vietnam, durante los sesenta se produce una creciente movilización contra aquello que identifica la cultura norteamericana. Se cuestionan las actividades de las empresas a partir de las consecuencias sociales de sus actuaciones. Se critica el papel imperialista de las empresas norteamericanas en los países del Tercer Mundo. Se hace referencia a las consecuencias ecológicas del desarrollo industrial y al consumismo como estilo de vida. Estas preocupaciones por las consecuencias sociales de las actuaciones empresariales llevaron a una formulación de la responsabilidad social de la empresa más allá de los intereses individualistas de los propietarios y directivos. Lo más importante es el cambio de perspectiva: en el tratamiento de los problemas se pasa de la persona a la organización. Este cambio se hace desde el supuesto de que existe un contrato social implícito entre la sociedad y la empresa: la empresa tiene obligaciones con respecto a la sociedad y debe elaborar su política sabiendo que tendrá que dar cuentas ante la sociedad. Los años sesenta fueron un período de expansión de la reflexión académica sobre las obligaciones de las empresas hacia los diversos grupos sociales, lo mismo que sobre la relación entre desarrollo humano y crecimiento económico. Se siente en el mundo universitario la necesidad de una formación económicosocial, la cual se realiza mayoritariamente en el marco de instituciones vinculadas a iglesias cristianas. 15
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Según R. T. de George (“The Status of Business Ethics, Past and Future”, Journal of Business Ethics 6 [1987], pp. 201-207), “el desarrollo de la Business Ethics como especialidad comenzó en los años setenta. Teólogos y pensadores religiosos habían desarrollado el área de la ética de los negocios y continuaron desarrollándola. Profesores de management continuaron escribiendo y enseñando sobre la responsabilidad social de la empresa. El nuevo ingrediente que se añadió fue la entrada en la temática -por diversas razones- de un significativo número de filósofos”. La entrada de los filósofos, de hecho, va ligada a la preocupación por aclarar cuál es el estatus moral de las empresas. Sin abandonar la preocupación por las cuestiones individuales, surge una reflexión ética específica sobre la organización como tal. Pero como observa Josep M. Lozano (Ética y Empresa, Trotta, Madrid, 1999, p. 40), “es necesario subrayar que muy a menudo estas reflexiones que hablan en términos empresariales tienen todavía como referencia la concepción de la empresa que se tiene desde la perspectiva de la dirección, y por eso no nos ha de sorprender que uno se empiece a preguntar también hasta qué punto, en definitiva, la Business Ethics no es otra cosa que la legitimación (o la coartada) de un sistema económico y de determinadas prácticas que tienen lugar en su seno”. Ciertamente hacia finales de los años setenta y primeros años de los ochenta aparecieron nuevas perspectivas y preocupaciones que consolidan la Ética Empresarial, la que alrededor de 1985 se define como especialidad disciplinar. A partir de entonces la producción académica comienza a crecer y a sistematizarse formalmente. En lo que se refiere a revistas, en 1981 aparece Business and Professional Ethics Journal, editado por el Centre for Applied Ethics de la Universidad de la Florida; en 1982 aparece el Journal of Business Ethics, que ha llegado a ser la revista especializada de referencia en el campo de la Ética Empresarial; en 1985 aparece Economist and Philosophy, editada por la Universidad de Winsconsin; y en 1991 aparece la Business Ethics Quaterly, editada por la Society for Business Ethics.
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Como se puede observar, el movimiento relevante de la Ética Empresarial se dio en los Estados Unidos. En Europa, anterior a los años ochenta, encontramos la temática bajo epígrafes como “Economía y sociedad”, “Ética social”, “Ética económica”, etc. Sin llegar a la “éticomanía” norteamericana de los ochenta, en Europa se ha dado un debate sobre los valores empresariales debido quizás a la crisis de las ideologías al final de los ochenta. A veces parece que el interés por la empresa y sus valores ocupa el lugar que dejaron vacío las ideologías. Es bueno recordar que en Europa las tradiciones políticas y sociales han dado lugar a formas de capitalismo diferentes al norteamericano. La perspectiva europea trata los problemas de la Ética Empresarial sin apelar tanto a la legalidad para resolverlos y busca establecer aproximaciones filosóficas y sociológicas. También le da menos importancia a la elaboración de códigos de ética empresarial. Evita utilizar la Ética de los Negocios como una forma de legitimar las prácticas comerciales de las empresas y le da un mayor peso a los valores sociales y una mayor confianza a la autorregulación. En 1987 se creó en Europa la European Business Ethics Network (EBEN), con la intención de potenciar las relaciones entre el mundo académico y el mundo empresarial, impulsando cursos, publicaciones y conferencias anuales. La asociación ha impulsado la creación de redes en diversos países (Italia, Francia, Alemania, etc.) a partir de lo específico de su realidad. Han aparecido también dos revistas: Etica degli affari, editada por la revista L´Impresa en 1987, y que después se convirtió en Etica degli affari e delle professioni; y Business Ethics. A European Review, editada ahora por la London Business School y creada en 1992. Tanto en Norteamérica como en Europa han aparecido centros dedicados parcial o totalmente a estudiar los problemas de la Ética Empresarial. Por ejemplo, el Business Ethics Research Centre y el Institute of Business Ethics, ambos en Londres. En los primeros años del siglo XXI los escándalos financieros de Enron, Parmalat y otras corporaciones aumentó el interés por cultivar los grandes valores éticos en el mundo empresarial. Pero hay que estar atentos para no caer en una simple utilización instrumental de la ética. No se puede caer en la cosmética ética 17
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para hacer aparecer de abuela buena al lobo feroz de muchas empresas. La ética es rentable a largo plazo para las empresas, pero hay que sujetarse a ella, aun en las situaciones en que no traiga beneficios para aquellas. Por eso en este momento se habla en ética empresarial de la integridad moral que debe ser el alma de toda corporación. En la sociedad contemporánea la actividad económica se realiza dentro del marco de la organización de las empresas. Esto significa que la Ética Empresarial no se puede tratar exclusivamente en términos individuales. La Ética Empresarial es ante todo una ética de las organizaciones, donde la dimensión colectiva va más allá de las voluntades individuales. Para Adela Cortina, “la ética empresarial consistiría, por tanto, en el descubrimiento y la aplicación de los valores y normas compartidas por una sociedad pluralista -valores que componen una ética cívica- al ámbito peculiar de la empresa, lo cual requiere entenderla según un modelo comunitario, pero siempre empapado de posconvencionalismo”. La ética empresarial es un puente hacia el futuro de la empresa vivida como una cultura donde todos los miembros de la misma encuentran un sentido a su vida. Una ética empresarial es un puente entre el hombre y la empresa del futuro. La empresa de la “tercera ola”, de conocimientos, necesita un nuevo hombre más responsable, más capaz de hacer juicios de valor, de tomar decisiones, de trabajar en equipos multidisciplinarios y multiétnicos y multinacionales. El problema de la ética empresarial es cómo combinar eficiencia económica con libertad individual, equidad social y respeto por los valores absolutos. La ética empresarial es un puente entre la organización empresarial y los desafíos del progreso. Ofrece una serie de respuestas al arte de vivir la empresa en las condiciones cambiantes del mundo de hoy y del futuro. Es un continuo ponerse al día -aggiornamento- de la organización empresarial para sobrevivir.
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Estatuto epistemológico El crecimiento de publicaciones, cursos y seminarios acerca de la Ética Empresarial plantea el reto de explicar desde el punto de vista conceptual cómo enfocar una propuesta ética adecuada a la realidad contemporánea de la economía y la administración. Ante los recientes escándalos de la forma como maquillaron la contabilidad Enron y otras grandes corporaciones norteamericanas, surge la demanda pública, sobre todo de los inversionistas en la bolsa, de una ética más exigente. Después del derrumbe de las ideologías a finales del siglo pasado, la atención se ha volcado hacia los valores que deben acompañar las actividades del diario vivir. Los valores son las cualidades de nuestras relaciones que expresan las exigencias de sentido reclamadas por las situaciones. Las personas buscan encontrar en su entorno un sentido que los motive a enfrentar los retos de la vida. Como el trabajo ocupa una buena parte del tiempo de la gente, se busca que la ética canalice la necesidad personal de sentido en las actividades empresariales. Para responder a esta demanda de sentido y responsabilidad en la organización empresarial, se necesita elaborar una ética aplicada que cumpla los requisitos rigurosos de una disciplina. De la misma manera que la Bioética está respondiendo a los desafíos de las ciencias de la vida, la Ética Empresarial tiene que estar a la altura de los retos de las ciencias económicas y administrativas. En la sociedad contemporánea la actividad económica se realiza dentro del marco de la organización de las empresas. Esto significa que la Ética Empresarial no se puede tratar exclusivamente en términos individuales. La Ética Empresarial es ante todo una ética de las organizaciones, donde la dimensión colectiva va más allá de las voluntades individuales. La Ética Empresarial tiene un carácter sistémico y no puede reducirse a un recetario para solucionar los problemas coyunturales de inmoralidad de las empresas. Hay que configurar un marco de comprensión ética que haga viable a esta disciplina en tanto que es ética empresarial. Al partir del análisis de la empresa dentro de un sistema económico, 19
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se deben examinar las exigencias de sentido o de valores éticos para que la conducta colectiva e individual, propia de las empresas, esté de acuerdo con la dignidad humana de los sujetos. Cuando se investiga en la naturaleza de la Ética Empresarial a través de la literatura disponible, una realidad lo sorprende: la carencia de un marco de referencia intelectual para la discusión de los problemas concretos. Comparándola con la reflexión acerca de la Bioética, que es el otro gran campo de ética aplicada en el mundo contemporáneo, se nota más esta deficiencia. Mientras en la Bioética se tiene un paradigma conceptual para realizar un examen ético de los problemas que plantea la tecnociencia a la vida en el planeta -ingeniería genética, aborto, eutanasia, etc.-, en la Ética Empresarial se carece de tal paradigma, que facilitaría mucho la lectura e interpretación de los problemas éticos que plantean las ciencias económico-administrativas. A medida que uno profundiza en estos dos campos de aplicación de la ética, se notan las coincidencias en lo epistemológico, por ejemplo, la necesidad de una metodología interdisciplinar para abordar los problemas. Creemos que los especialistas en Bioética o en Ética Empresarial enriquecerán sus planteamientos conociendo los dos campos. Más aún, lo más conveniente para la ciencia es que en vez de institutos o centros de Bioética o de Ética Empresarial se creara, sobre todo en las universidades, un instituto o Centro de Ética que investigue las dos ramas de la ética aplicada. Más aún, la economía se convertirá en el siglo XXI en una bioeconomía, adonde necesariamente confluirán los planteamientos de las dos disciplinas. Al aplicar un paradigma ético apropiado a las situaciones que plantean los procesos económicos y administrativos, se logran tomar decisiones ajustadas a la ética. La Ética Empresarial debe ofrecer un modo de resolver moralmente conflictos de acción. Según M. T. Brown (La ética en la empresa: Estrategias para las decisiones) “aunque pueda resultar extraño, el propósito de la ética no es que la gente sea más ética, sino que sea capaz de tomar mejores decisiones”. La Ética Empresarial es un área de ética aplicada que como tal exige no sólo el aporte de filósofos y teólogos, sino también
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de expertos en las ciencias económico-administrativas. Como dice Lozano “no se puede hablar de valores hablando sólo de valores” (Ética y Empresa, pág. 21). Para hacer Ética Empresarial hay que sobrepasar el dualismo y la falta de mediación entre ética y economía, que son una característica de la edad moderna. Los expertos en ética empresarial no pueden dedicarse exclusivamente a cuestiones de fundamentación ética y metaéticas sin tener en cuenta los reclamos inmanentes de las esferas vitales. Tampoco los expertos en economía y administración pueden olvidarse de la dimensión trascendental y universal del desarrollo humano. En pleno siglo XXI, la Ética Empresarial exige una metodología interdisciplinar en el estudio de las situaciones concretas que reclaman una conducta ética. La interdisciplinariedad articula disciplinas particulares para estudiar problemas complejos. Se admite como válido no sólo el conocimiento científico positivista sino también el de las disciplinas humanistas, como la antropología, la filosofía y la teología. Las ciencias, por distintas que ellas sean, pueden establecer nexos de articulación mutua, produciendo una relación de conocimiento multilateral. Hay que tener en cuenta la naturaleza compleja del conocimiento que hace imposible llegar a la verdad por el camino de una sola disciplina. Docencia de la Ética Empresarial Después de la crisis generada por las fallas éticas de Enron, WorldCom y otras grandes compañías se ha puesto una vez más de relieve la importancia de la formación ética de los profesionales. De hecho en este momento se han puesto en entredicho aquellas facultades de donde salieron los profesionales de las compañías que quebraron por fallas éticas. Incluso, se han fortalecido las acciones de aquellas facultades que buscan ofrecer formación ética a los estudiantes y están contratando profesionales egresados de ellas. La confianza en las personas se basa en su integridad moral y hoy más que nunca los inversionistas y los clientes desconfían de las personas habilidosas expertas en manejos creativos de contabilidad que están obsesionadas por la eficiencia en 21
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producir resultados sin parar mientes en los medios para obtenerlos. Un buen plan de estudios de una facultad descansa en tres pilares: ciencia, habilidades y valores éticos. Los valores éticos deben permear toda la formación tecnocientífica de los futuros profesionales, porque la honestidad, el espíritu de justicia, la responsabilidad y otros valores son los que les dan un talante moral. La elección de los valores a partir de los cuales se justifica la elección de un curso de acción administrativa se resuelve de acuerdo con la posición filosófica que adaptemos. La formación moral de los estudiantes tiene tres elementos: • El primero es una formación de valores o ideales que dan sentido a las acciones humanas. La formación en valores debe desenmascarar los valores tergiversados, como la amistad que termina en amiguismo, reflejado en el clientelismo y que va contra el reconocimiento de los logros de las personas. • El segundo es una formación en principios donde se formulen las formas universales como los valores se deben aplicar a las situaciones y se definen las razones para actuar correctamente. • El tercero es una formación de hábitos morales que son el fruto del compromiso de llevar un valor a la vida y de la convicción de aplicar los principios morales a las situaciones. Esto genera actos buenos que van creando en la persona una actitud permanente de obrar correctamente. Los hábitos morales crean un carácter moral de la persona, que es su capital más precioso. Para que los valores, principios y hábitos morales sean parte de la estructura de un profesional de administración, es necesario que se le muestre cómo debe vivirlos en todos los campos de aplicación, ya sea el financiero o el de mercadeo. Y esto solo se obtiene si la dimensión ética está presente en la exposición de todas las materias de la carrera. La ética es una dimensión transversal que debe animar a las diversas materias. La ética no se puede reducir a la crema que se le coloca al ponqué de la preparación académica al final, porque la ética es la sal que da sabor a la masa del ponqué.
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A la luz de la reflexión ética, la moral aparece como el arte de vivir con dignidad en las diversas situaciones de la existencia humana y afrontar con fortaleza los retos de la vida. La moral, por tanto, es una ciencia práctica que después de reflexionar en la naturaleza de la conducta humana nos impulsa a crear hábitos que se concretan en los actos y decisiones de la vida diaria. Los valores, los principios y los hábitos morales están íntimamente relacionados. Los valores dan el calor, los principios la luz y los hábitos morales la fuerza. Un principio que no expresa un valor carece de atracción y un hábito moral que no encarna un principio es ciego. Debido a los escándalos recientes de Enron, WorldCom, Parmalat y otras empresas se ha tomado conciencia de la importancia de la ética en el mundo empresarial. Lo que llama la atención es que en los últimos veinte años han aparecido innumerables libros y artículos sobre los valores morales y los principios éticos en la toma de decisiones empresariales, en los negocios, en las finanzas y en los demás campos de la actividad empresarial. Realmente ha aumentado el discurso moral, pero no se ha reflejado en una mejoría de la práctica de la moral. ¿No será que la crisis moral actual, no solo a nivel empresarial, es más que todo de praxis: hábitos morales que nos predisponen a tomar decisiones y actuar con integridad moral? El docente de Ética Empresarial debe ayudar a los alumnos a pasar de una moral prerreflexiva a una moral personal cada vez más reflexiva. El fin de la educación moral es que las personas pasen de una moral heterónoma, impuesta por la cultura, a una moral autónoma de convicción personal. Un curso de ética debe ayudar a mejorar el carácter moral de las personas y a hacer más reflexivas sus opciones éticas. En cuanto a la metodología creemos que la más apropiada es la enseñanza interactiva a base de casos que debe completar las explicaciones teóricas de los principios que conforman el paradigma de la ética empresarial. Los casos deben presentar situaciones modélicas que se dan en la vida de los negocios y que nos permiten hacer un análisis crítico de los principios aplicados a esas situaciones. Esta metodología ayuda a realizar una lectura ética de los acontecimientos propios de la vida empresarial y a reflexionar sobre las razones para actuar de una u otra forma. 23
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Enseñar los hábitos morales fundamentales Después de examinar muchos libros de la ingente bibliografía existente sobre la ética empresarial propongo seis hábitos morales básicos no solo para actuar como un administrador bueno, sino para que la empresa o corporación muestre un carácter moral que la lleve a la excelencia: 1. 2. 3. 4. 5. 6.
Respeto por la persona y la vida. Justicia en la transacción comercial. Solidaridad con el bienestar social. Responsabilidad en el trabajo. Honestidad en la comunicación. Integridad en la cultura organizacional.
EL CONSTRUCTOR DE BARCOS Cuando Walter Meloon fundó la compañía Correct Craft en 1925, se propuso construir buenos barcos y guiarse por la regla de oro de tratar bien a los demás. Como él decía: “Si se toma una decisión pensando solo en el dinero, se toma una decisión equivocada”. En las buenas y en las malas, esta convicción ha beneficiado a Correct Craft. Uno de los momentos de mayor orgullo de la compañía se produjo casi al final de la Segunda Guerra Mundial. El general Dwight Eisenhower había solicitado a Washington lanchas de asalto, que debían entregarse a principios de marzo de 1945 para lanzar un ataque contra el Rhin. El 9 de febrero, la Correct Craft prometió construir 300. El astillero, establecido en Orlando, Florida, contrató personal de todo el estado e instituyó turnos de trabajo más largos. Pero la escasez de materia prima y la inexperiencia de los trabajadores hicieron que la tarea pareciera imposible. Un coordinador del ejército, en su nerviosismo, decidió que la empresa debía laborar siete días a la semana.
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Meloon se negó cortésmente. “No es la voluntad de Dios que los hombres trabajen los siete días de la semana”, arguyó. Cuando el coordinador insistió, Meloon propuso rescindir el contrato y afrontar las multas. Aquel cedió, y el 24 de febrero, cuatro días antes de lo programado, el pedido estaba listo. En 1957, la compañía había conseguido un contrato militar para fabricar 3.000 lanchas de asalto de fibra de vidrio. En la junta para definir las condiciones del contrato, el inspector en jefe del gobierno hizo notar discretamente que no había una “cuenta de gastos” especial; en realidad, un soborno. Meloon pasó por alto la insinuación. Dos semanas después, cuando comenzaron a salir los botes de la línea de montaje, el inspector calificó a muchos de “defectuosos”. Walter, hijo -el siguiente Maloon en tomar las riendas de Correct Craft-, recuerda: “Papá se sintió tentado a ceder. El soborno no representaba mucho en comparación con lo que podíamos perder. Pero él sabía que eso no era lo correcto”. El castigo por no pagar ese soborno fue muy duro: 640 lanchas rechazadas, con una pérdida concomitante de 1 millón de dólares, más 500.000 dólares de deudas. La compañía solicitó ante un tribunal la declaración de bancarrota. “La Corte decidió que teníamos que pagar solo 20 centavos por cada dólar que debíamos”, señala Walter, hijo, “pero papá quería liquidar todas nuestras deudas”. Al irse a pique las ventas, los Meloon redujeron al mínimo su nivel de vida. La familia volvió a ocupar la vieja casa ubicada detrás de la fábrica, donde había nacido Walter, nieto, el actual presidente. Varios de sus tíos hipotecaron sus casas y vendieron sus autos; las mujeres de la familia trabajaron en el conmutador de la oficina. Luego, en 1960, llegó de Pakistán un pedido inesperado. Una de las lanchas de asalto que Correct 25
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Craft había fabricado para el ejército de Estados Unidos apareció allí como parte de un envío de asistencia, y el gobierno pakistaní quería comprar más. Los Meloon empezaron a enviar las unidades rechazadas por el inspector corrupto, pues sabían que su calidad era óptima. Semanas tras semana fueron llegando los cheques de Pakistán, hasta que se completó la suma de 139.000 dólares por 239 lanchas. Siempre que había unos miles de dólares extras, los Meloon pagaban a algún acreedor. Algunos no daban crédito a sus ojos cuando recibían los cheques; otros reían o lloraban. A menudo se trataba de las viudas o de los hijos de los acreedores originales. En 1984 la familia había saldado hasta el último centavo de la deuda original de 500.000 dólares. En el otoño pasado, cuando se agudizó la recesión económica, Larr y Meddock, vicepresidente de mercadotecnia, y otros ejecutivos, llevaron a cabo un estudio en el que demostraba que si la empresa cambiaba de proveedores, podría ahorrarse por lo menos 40.000 dólares anuales sin menoscabo de la calidad. Walter, nieto, leyó el informe y luego señaló que los proveedores actuales habían contribuido a mantener bajos los costos de inventario. “Han hecho cosas buenas por nosotros”, agregó, “y no quiero sustituirlos solo en aras del dinero”. Hoy, la Correct Craft ha soportado la recesión casi sin disminuir sus ventas, mientras que varios de sus competidores se han ido a pique. Para Walter Meloon, nieto, el secreto de este éxito es sencillo: “Todo se reduce a tratar a los demás como uno quiere que lo traten”.
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1.3. La Responsabilidad Social Empresarial El concepto de responsabilidad social El carácter social de la actividad económica exige que la empresa esté obligada para con el bien común de la comunidad en la que desenvuelve sus actividades. Esta obligación no se agota con el mero cumplimiento de las leyes del Estado. Es moral que las empresas busquen su propio interés, con tal de que acepten los límites que imponen los legítimos intereses de los demás y la solidaridad humana. La justicia obliga a abstenerse de cualquier acción que cause daño desproporcionado a la comunidad. Las instituciones económicas están obligadas a prestar aquellos servicios exigidos por la función social de los bienes siempre en observancia de las necesidades humanas de los demás. Hace más de tres décadas el economista Milton Friedman -premio Nobel de Economía en 1976- propuso una teoría según la cual la única responsabilidad social de los negocios consiste en maximizar la rentabilidad para los accionistas dentro del marco de la ley. Según Friedman, la única responsabilidad de una empresa es para con sus accionistas y mientras utilice sus recursos de la manera más eficiente posible podrá ofrecer a la sociedad los mejores productos y servicios al precio más razonable y generar empleo, producción e inversión. Este modelo parte de la teoría microeconómica, en la cual se asume la competencia perfecta, con igual acceso a la información por parte de productores y compradores y con la virtual inexistencia de incertidumbre. Pero el mundo real dista sustancialmente de este modelo ideal. Si a esto se suman las limitaciones de los marcos legales y las instituciones estatales, la corrupción, el poder de los oligopolios, entre otros, el modelo parecería ser de aplicación limitada. 27
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Una década después se introdujo un nuevo planteamiento según el cual la responsabilidad social de los negocios abarcaba las expectativas económicas, legales, éticas y filantrópicas que la sociedad tiene de las organizaciones en un momento dado del tiempo. Esta nueva teoría contempla un espectro más amplio de personas que se ven afectadas por las acciones de las empresas que trasciende el círculo de los accionistas e involucra a los empleados, clientes, proveedores, competidores, la comunidad inmediata y la sociedad en general. Estos grupos son conocidos en inglés como los stakeholders de la empresa o grupos implicados con la empresa. La principal pretensión del concepto de stakeholders es afirmar que la empresa en su dirección es responsable no solo por los accionistas sino también de otros grupos que tienen intereses en las acciones y decisiones de dicha organización. Esta teoría de los stakeholders implica entender que la empresa es una institución social que configura un proyecto plural en el que toman parte un número de grupos con derechos y exigencias, y donde no deberían contar únicamente los intereses de los accionistas. La teoría implica la búsqueda por parte de la dirección de la empresa de un equilibrio entre las exigencias legítimas de los diversos grupos de intereses que la componen. Esta pretensión encierra una comprensión de la responsabilidad social corporativa donde los directivos y la empresa deberán ser vistos como agentes morales que representan los intereses o exigencias de una variedad de grupos. El concepto de stakeholders muestra la imposibilidad de separar la práctica de la economía empresarial de la reflexión ética. Este concepto trata de encontrar un camino para integrar lo económico y lo social. Con el fin de mostrar la conexión existente entre ética y empresa, en 1988, R. H. Freeman definió la empresa como una colección de acuerdos voluntarios entre adultos que consienten su adhesión al objetivo y fines de la corporación y a entrar en acuerdos corporativos con otros individuos o grupos. Partiendo de esta definición de empresa y en el marco del concepto kantiano de autonomía, señala que el principio ético que debería guiar la dirección de las empresas es el que sostiene que los seres humanos son fines en sí mismos y nunca deben
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ser tratados como meros medios para el logro de objetivos corporativos. En general, otros autores que en los últimos años se han dedicado a precisar las obligaciones de la empresa con sus diversos grupos de interés, han establecido una serie de principios morales que deben regir la conducta de los directivos y de la empresa. Cuando se estudia un principio de ética empresarial se debe necesariamente reflexionar en su aplicación con los principales grupos implicados con la empresa. La Responsabilidad Social Empresarial parte del nuevo concepto de riqueza. La riqueza ya no es fundamentalmente recursos tangibles como tierra, edificios, fábricas; hoy la riqueza deviene de bienes intangibles como información, reputación de las marcas, know how, fidelización de los clientes. Por ejemplo se considera que el valor en bolsa de Microsoft en una mayor proporción se debe a los conocimientos de sus desarrolladores y a su marca. La conclusión que se saca de esto, es que el mayor activo de una empresa del siglo XXI es el conocimiento. Por tanto, las empresas requieren cada vez más de gente competente que genere valor agregado a las actividades de la empresa (cfs. Alvin y Heidi Toffler, La revolución de la riqueza, Debate, Madrid, 2006). Necesitamos de la Responsabilidad Social Empresarial, pero más aún necesitamos nuevas formas de pensar en ella. ¿Cómo manejar la verdad en una economía de la información? ¿Cómo ser responsable en el manejo de la tecnociencia para producir al tiempo que se protege la biodiversidad en el planeta? ¿Cómo hacer para que se respeten los derechos humanos en la distribución equitativa de los bienes y servicios? ¿Cómo ayudar a crear una sociedad incluyente con democracia participativa dentro y fuera de la empresa? La empresa tiene una responsabilidad social por el hecho de formar parte de un conglomerado social y de ser un actor transformador del entorno. El contexto social de Colombia, marcado por la pobreza y exclusión de las mayorías, nos obliga a buscar alternativas de gestión empresarial que fortalezcan las competencias sociales de las empresas. La responsabilidad social de la empresa es el compromiso que tiene la empresa de contribuir con el desarrollo, el bienestar y el mejoramiento de la 29
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calidad de vida de los empleados, sus familias y la comunidad en general. Es la capacidad de valorar las consecuencias que tienen en la sociedad las acciones y decisiones que tomamos para lograr los objetivos y metas propias de nuestras organizaciones. Una vez que la empresa comienza a hacer planeación alrededor de su acción social responsable, debe definir el mejor mecanismo de asignación de recursos según sus posibilidades, de forma tal que los programas no se vean afectados por cambios económicos de la compañía. Si la empresa privada desea optimizar el uso de los recursos que destina a actividades de tipo social, puede asociarse a una ONG que desarrolle esta actividad de una forma más profesional. Los empresarios deberían apuntar al desarrollo comunitario y humano como mecanismo participativo para que los individuos mejoren sus niveles de calidad de vida. La filantropía empresarial plantea la importancia de que exista un beneficio recíproco entre quien aporta algo y quien lo recibe. A nivel mundial se están intensificando entre las empresas las prácticas de Responsabilidad Social Empresarial. La globalización de la economía, la liberación de los mercados y los reclamos de la sociedad por la violación por parte de las empresas de los derechos humanos y de atentados contra el medio ambiente, y por los millones de personas que viven en pobreza y en miseria, han llevado al establecimiento de una serie de prácticas de responsabilidad social de las empresas, las cuales buscan maximizar el beneficio económico con el bienestar social y la protección medioambiental. Esta tendencia presenta distintos enfoques y perspectivas según las corrientes de pensamiento y los contextos sociales y empresariales de los diversos países. Contiene elementos teóricos y sobre todo, herramientas prácticas de gestión empresarial para lograr resultados medibles y verificables. En resumen: la Responsabilidad Social Empresarial es la capacidad ética de las empresas y de sus líderes para responder a los desafíos de la nueva sociedad globalizada del conocimiento, que muestra un gran desequilibrio económicosocial y que está amenazada por el calentamiento global de la tierra. Por lo tanto, la Responsabilidad Social no es una ideología ni una moda empresarial.
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La responsabilidad social en Colombia Durante los años sesenta se crearon las primeras fundaciones en Colombia: Codesarrollo en Medellín (1960), Fundación Carvajal en Cali (1962), Fundación Corona en Medellín (1963), Fundación FES en Cali (1964). Se inaugura el programa de maestría en la Universidad del Valle, con un conferencista de talla internacional como Peter Drucker. Con esto se crea el primer espacio donde se debate el concepto de responsabilidad social entre la academia y los empresarios. En los años setenta, Fabricato y Enka, dos empresas antioqueñas, toman la iniciativa de medir su gestión social a través del primer balance social, en 1977. Incolda y FES patrocinan la realización del estudio “Hacia un nuevo compromiso del empresario en Colombia”, donde se hizo evidente la necesidad de unificar criterios entre la clase dirigente sobre su papel en el desarrollo del país. En 1979, Incolda dicta un seminario sobre el tema y realiza estudios sobre la función social del empresario, donde se critica al empresario por dedicarse a buscar solamente un crecimiento material, cuantitativo. En los años ochenta, la ANDI (Asociación Nacional de Industriales) elabora el primer modelo de balance social, basado en el modelo francés (1981). También el Centro Colombiano de relaciones Públicas (CECORP) realiza en Medellín un congreso donde se llama la atención sobre la necesidad de incorporar el concepto de RSE (Responsabilidad Social Empresarial) en el proceso de toma de decisiones, alcanzar objetivos económicos en términos éticos y sociales y efectuar inversiones sociales teniendo en cuenta el interés público. En 1986, la Cámara Junior inicia un programa de proclamación de la empresa con proyección social. En esa época algunos autores afirmaban que la RSE era usada como estrategia de maquillaje para vender la buena imagen de la empresa. En la década de los noventa, la Constitución del 91 introduce el principio de la propiedad que garantiza a los individuos el derecho a la propiedad privada y resalta la importancia de que esta se halle al servicio de la sociedad. En estos años, la ANDI organiza un comité de RSE que nace del interés de concientizar a las empresas sobre el tema. Este comité tiene como objetivos: 31
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Compartir experiencias divulgando entre los empresarios acciones de impacto que adelantan algunas empresas y también acciones del Estado. Documentar y conocer más sobre el tema a los empresarios. Compartir y desarrollar entre los empresarios, las herramientas que existen para medir estas acciones, por ejemplo el balance social.
También aparece el Centro Colombiano de responsabilidad Social (CCRE) que es una organización no gubernamental, sin ánimo de lucro, que desde 1994 se ha dedicado a la divulgación, promoción, investigación y asesoría de empresas en temas relacionados con RSE y ética de las organizaciones. En la primera década del siglo XXI, por iniciativa de Confama, el Icontec inicia un estudio que busca la normalización en temas de responsabilidad social en Colombia. Para ello, en junio del 2003 estableció el Comité Técnico de Normalización 180 Responsabilidad Social, el cual, por primera vez en esta clase de comités, opera de manera descentralizada en Medellín, Cali y Bogotá. Para comenzar se realizó una encuesta entre universidades y empresas con el fin de crear un comité de normalización en el tema de RS. Actualmente se trabaja sobre un documento de lineamientos que les ayuden a las empresas del país a entender mejor el concepto de responsabilidad social y formas de medir la gestión en estos temas. Los comités han avanzado en proponer una definición concertada y unos principios, como autorregulación ética, desarrollo humano sostenible, credibilidad y transparencia. La elaboración del concepto de RSE ha venido adquiriendo cada vez más contornos definidos en el ambiente nacional. Cada vez se ve más que es un factor muy importante en las decisiones de inversión, producción y comercialización. El concepto de RSE se corresponde con una visión integral de la sociedad y del desarrollo, que entiende que el crecimiento económico y la productividad están asociados con las mejoras en la calidad de vida de la gente, y la vigencia de organizaciones comprometidas con las libertades y derechos de las personas.
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El concepto de responsabilidad social empresarial es analógico y no unívoco, pues cambia según la situación concreta de las empresas. Una empresa puede legítimamente decir parafraseando al filósofo español Ortega y Gasset: “yo soy yo y mis circunstancias”. Aparece así la complejidad de la RS vivida y no pensada en abstracto por cada empresa. ¿Cuál debe ser el peso de la RS en la toma de decisiones empresariales? ¿En las nuevas condiciones socioeconómicas del posconflicto colombiano cómo pueden ejercer su responsabilidad social las empresas? ¿Cómo debe gestionarse el desarrollo sostenible en un mundo más globalizado? Las situaciones cambiantes de la situación plantean a las empresas nuevos dilemas éticos. Hay que construir en Colombia un concepto de Responsabilidad Social que sea incluyente y que exprese nuestros conflictos. Pero no basta con dominar los principios de administración para solucionar el problema social. En Colombia hay muchos empresarios que utilizan sus conocimientos administrativos para enriquecerse sin medida. Necesitamos empresarios a los que les duela la situación angustiosa de tantos compatriotas necesitados. Es necesaria la gestión de la Responsabilidad Social. Tenemos que tomar conciencia de que no podemos seguir siendo el país más violento del mundo y uno de los más inequitativos. Sin un corazón lleno de amor y de solidaridad no podremos construir un nuevo país. El proyecto de la Responsabilidad Social Empresarial es construir una cultura de la solidaridad, una civilización del amor donde haya justicia social, respeto por los derechos humanos y libertad para todos.
APRENDIENDO DE YUNUS Por Bernardo Kliksberg El destino de Muhammad Yunus, nuevo Premio Nobel de la Paz, era probablemente el de otros economistas de élite, ser un reputado académico, o un muy bien pagado consultor. Sin embargo explica que algo pasó, cuando en 1974 vio morir de hambre a cientos de miles de personas en Bangladesh, su país natal, por una hambruna. Se 33
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preguntó: “Mientras la gente moría de hambre en las calles, yo enseñaba teorías económicas elegantes... Me empecé a odiar a mí mismo, a la arrogancia de pretender tener todas las respuestas... Nosotros los profesores éramos todos tan inteligentes pero no sabíamos absolutamente nada acerca de la pobreza que nos rodeaba”. Salió de su universidad de élite, y fue a la aldea cercana a conocer lo que sucedía con los campesinos. Una mujer con muchos hijos le mostró las sillas de bambú que producía. Trabajaba muy duramente pero seguía en total miseria. Le contó que para producir tenía que pedir prestado a los prestamistas, y revenderles las sillas. Le cobraban 10% de interés diario. Después de pagar el préstamo y los intereses solo le quedaban dos centavos de dólar por día de trabajo. Yunus hizo los cálculos y llegó rápidamente a la conclusión: “me sentía avergonzado por pertenecer a una sociedad incapaz de dar 27 dólares a 42 personas para ayudarlas a subsistir por sí mismas”. ¿Por qué los prestamistas? ¿Por qué nadie ni la banca privada, ni la pública querían prestar a los muy pobres? No tenían garantías. Había descubierto un gigantesco “mercado cautivo” de la usura, y al mismo tiempo la idea del microcrédito. Con muy poco se podía salvar dignamente la vida de millones. Fracasó en sus gestiones antes el Gobierno y la empresa privada para que se interesaran por este tipo de préstamos. Fundó entonces en 1976 el Grameen Bank, el Banco de la Aldea. Después de dialogar y dialogar con los pobres, le dio un diseño único en la historia bancaria. Ante todo sería un banco de los mismos pobres. Sus más de 6 millones de prestatarios tienen hoy el 92% de las acciones. Por otra parte, cero burocracia, los funcionarios del banco no debían esperar en oficinas a que llegaran los pobres. Debían ir donde estaban, vivir entre ellos, y captar sus necesidades. Como no había garantías, cero papeles. Todo ello reducía los costos de operación. Concibió dos ideas maestras. La primera, privilegiar en los préstamos a las mujeres. Son más del 97% de los que reciben los
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préstamos. Porque mujer es madre, y es familia, y sabrán usar muy bien el dinero. Allí tuvo que enfrentar tabús fuertemente arraigados. A las mujeres campesinas de su país raramente se les permitía tocar dinero, o trabajar fuera de la casa. Segundo, para pedir un préstamo tenía que haber un grupo de cinco, el préstamo era individual pero el grupo se hacía responsable porque cada uno pagara. Allí movilizó la cooperación, el capital social, la responsabilidad. Todo ello funcionó perfectamente, la tasa de repago es del 98%. El Grameen Bank ha entregado en Bangladesh préstamos por 5 720 millones de dólares. Los préstamos son de 200 dólares promedio. A los 20 años de funcionamiento ya había llegado a 12 millones de personas, y actualmente con otros emprendimientos similares están apoyando en Bangladesh a 38 millones. El Grameen tiene 2 226 filiales y ayuda a 71 371 aldeas. Más de 100 países desde Uganda y Malasia hasta el Sur de Chicago han replicado la experiencia. Cuando se le dio el Nobel de la Paz a Yunus, él explicó que había movilizado una fuerza poderosa para enfrentar la pobreza, lucha decisiva para lograr la paz. También el Comité del Nobel señaló: “El microcrédito ha probado ser una importante fuerza liberadora en sociedades donde las mujeres tienen que enfrentar condiciones económicas y sociales represivas”. La experiencia de Yunus tiene varias lecciones para una América Latina con 228 millones de pobres (41% de la población), 94 millones de ellos en pobreza extrema (19% de la población), y una pobreza persistente (las cifras totales son mayores que en 1980: 168 y 60 millones respectivamente): Los economistas y los líderes deben salir de la oficina, hablar, y conocer a los pobres y planear soluciones junto con ellos. Deben ser sensibles, compartir la autoindignación que llevó a Yunus a hacer lo que hizo. 35
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Con respecto a América Latina, a la que conoce bastante bien, Yunus ha prevenido: “mucha gente tomó la idea de llevar el microcrédito a los pobres solo como una forma de hacer dinero, en vez de para ayudarlos”. El papel de la mujer debe ser central. La preocupación debe ser colectiva. Como muy bien definiera: “La calidad de una sociedad no debe medirse por el nivel de vida de los que mucho tienen sino por el de sus capas más pobres”. Ha habido en América Latina una actividad creciente en torno al microcrédito con iniciativas pioneras de organizaciones como el BID, y el apoyo decidido de Gobiernos extrarregionales, como el de España, pero hay muchísimo más por hacer. Yunus explicó con claridad su concepción de fondo sobre el mundo actual, vigente para América Latina la región más desigual de todas (una distancia entre el 10% más rico y el 10% más pobre, que sextuplica la de España, cuadruplica la de Italia, y triplica la de Estados Unidos el país más desigual de los desarrollados): “No podemos seguir con el absurdo de que unos tengan enormes riquezas mientras otros tienen problemas para sobrevivir. Si podemos terminar con la pobreza, por lo menos desde el punto de vista económico, tendremos una situación más vivible entre los muy ricos y los muy pobres, entre los países ricos y las naciones muy pobres. Este es el ingrediente principal para la paz”. Hay una lección adicional. Cuando se le comunicó el premio, el Comité Nobel le preguntó qué mensaje quería transmitir. Señaló: “el único es que la pobreza en el mundo es una creación artificial. No es parte de la civilización humana y podemos cambiar la situación. Lo único que debemos hacer es rediseñar nuestra instituciones y políticas y no habrá personas que sufrirán de pobreza”. En América Latina tierra de un enorme potencial económico, es hora de aplicar en profundidad las lecciones magistrales de Yunus.
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Referencias Agatiello, O. R. (1996). El fin de la empresa: ética y valor económico. Manantial. Buenos Aires. ANDI (1986). Manual de balance social para Colombia. Medellín. Brown, M. T. (1992). La Ética en la empresa: Estrategias para las decisiones. Paidós. Barcelona. Ciulla, J. B. (coord.) (1998). Ethics, the Heart of Leadership. Praeger Westport (Conneticut). Cortina, A. et al. (1998). Ética de la empresa: Claves para una nueva cultura empresarial. Trotta. Madrid. Dalla Costa, J. (1999). El imperativo ético. Por qué el liderazgo moral es un buen negocio. Paidós. Barcelona. Fernández, J. L. (1996). Ética para empresarios y directivos. ESIC. Madrid. Fernández, R. (2006). Administración de la Responsabilidad Social Corporativa. Thomson. Madrid. Gómez, R. (1990). Ética empresarial: teoría y casos. Rialp. Madrid. Gorosquieta, F. J. (1999). Ética de la empresa. Teoría y casos prácticos. Mensajero. Bilbao. Llano, C. (1991). El empresario y su acción. McGraw-Hill. Bogotá. Llano, C. (1997). Dilemas éticos de la empresa contemporánea. Fondo de Cultura Económica. México. Lozano, J. M. (1999). Ética y Empresa. Trotta. Madrid. Melé, D. (coord.) (2000). Raíces éticas del liderazgo. Eunsa. Pamplona. 37
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Capítulo
2
El respeto por la persona
2.1. El respeto por las personas En el proceso económico se debe respetar la dignidad y la centralidad de la persona humana. Esto significa reconocer a los demás como iguales a uno, no manipularlos y promover su desarrollo personal. La actitud de respeto es la base de todos los modos de conducta moral ante las demás personas y ante uno mismo. El respeto por las personas y por toda forma de vida es el centro de la cultura. No sólo hay que respetar la vida humana sino también la vida en la naturaleza. La persona con ética respeta la vida y no la destruye.
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El respeto por la persona autónoma Podemos definir la persona como el individuo capaz de conocerse a sí mismo y que es sujeto de actos libres. Individuo: la sustancia singular y completa que constituye un todo. Capaz: la mera potencialidad de ejercer actos personales. Un feto y un loco son personas. Conocerse a sí mismo: dotado de reflexión y por lo tanto un ser espiritual. Sujeto de actos libres: ser con libertad. El carácter personal hace de un ser un fin en sí mismo. La persona como espíritu dotado de conocimiento y amor es superior a los seres materiales y merece que se le respete y no se le “use” como un objeto. La persona humana es un ser espiritual, pero limitado en su naturaleza, que está dotado de unicidad y singularidad, de independencia e indivisión interior. Por ser un fin en sí (para otros y para sí misma) la persona es sujeto de derechos. Es un fin en sí, un ser para sí, aunque no en sentido absoluto y total, porque es un fin en dependencia de Dios, fin último de todas las cosas y personas finitas. Como persona el hombre tiene el poder de dominar y juzgar el mundo. “El hombre no es sino un junco, el más débil de la naturaleza; pero un junco que piensa. No es menester que el universo entero se arme para aplastarle. Un vapor, una gota de agua basta para hacerle perecer. Pero, aun cuando el universo lo aplastara, el hombre sería más noble que lo que lo mata, porque él sabe que muere. Y la ventaja que el universo tiene sobre él, no la conoce el universo” (Pascal). El hombre no recibe su ser personal de la comunidad. En la esfera personal, el hombre sobrepasa toda comunidad terrena para ejercer su autonomía. Pero, no obstante, el hombre, aun en su esfera personal, está insertado en la comunidad. El hombre logra la plena formación de su persona sólo, en, y por la comunidad con otras personas. El hombre pasa de persona a personalidad (persona plenamente desarrollada) sólo, en, y por la comunidad, porque el yo necesita de tú para llegar hasta sí mismo en el pleno conocimiento de sus potencialidades y en el desarrollo de
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las mismas. Además, sólo en una comunidad personal puede sostenerse la personalidad. La libertad La libertad es la capacidad que tiene el hombre de tomar decisiones sin determinismos, de individualizarse frente al mundo material y de crearse una personalidad. El sentimiento de inseguridad que experimenta el hombre es por estar “abierto” a muchas posibilidades de realización. La libertad como independencia es “libertad de”, es decir, la posibilidad que tiene el hombre de sobrepasar la determinación instintiva en el obrar que le permite escoger diversos caminos de acción. A medida que el hombre va emergiendo de la primitiva unidad indistinta con los demás hombres y la naturaleza, y cuanto más se transforma en “individuo”, tanto más ve la disyuntiva de unirse al mundo en la espontaneidad del amor y del trabajo creador. La libertad como capacidad de crear por sí mismo permite llevar a cabo el proyecto de ser humano: o “libertad para”. Es posesión consciente de sí mismo y actividad creadora de valores. Esa exigencia de autenticidad es el desarrollo de la propia personalidad. Cada hombre se construye a sí mismo por su capacidad de elección, porque ser libre es elegir. La libertad es una tarea: trabajar por la liberación propia y de los demás. El hombre moderno habla mucho de libertad y la considera algo muy importante en su vida. Pero si examinamos la realidad vemos que el hombre tiene miedo de ser libre, por los compromisos y responsabilidades inherentes a la misma. La dignidad humana La dignidad humana es la bondad inherente a cada ser humano, la calidad más esencial y fundamental del ser humano, el núcleo central e ineluctable de la persona, un derecho inalienable dado a todos por el hecho mismo de la existencia. La dignidad humana es indivisible, no puede menos de ser reconocida por todos, sin distinción de ningún tipo. La dignidad humana es inalienable; ninguna fuerza exterior, 41
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ninguna circunstancia de la vida puede forzar al ser humano a perder su dignidad: únicamente el individuo mismo puede maltratarla o abandonarla. Las cosas tienen “precio”, las personas tienen “dignidad”. Precio es aquello que se puede dar a cambio de algo. Dignidad es el valor incondicional que reconocemos en la existencia de todo ser humano independiente de sus condicionamientos sociales. Hay que distinguir la dignidad ontológica de la existencial. La primera pertenece a la esencia de la persona y la segunda es fruto de su conducta honesta. Cuerpo y Espíritu En filosofía actual se ha superado la visión dualista del hombre que lo consideraba como compuesto de dos partes: alma y cuerpo. Hoy se presenta una antropología unitaria que considera el cuerpo humano como la objetivación o exteriorización del espíritu. El cuerpo humano no es una “cosa que se tiene” sino “la forma de ser temporal del espíritu”. El cuerpo es lo que permite al espíritu estar aquí y ahora. El hombre como espíritu es luminosidad autoconsciente. Es capaz de conocerse a sí mismo y de amarse, lo cual muestra que es causa de sus actos, el origen de ellos, y por lo tanto sujeto. Esto significa que el hombre es un ser para sí. La persona, como espíritu dotado de conocimiento y amor, es superior a la materia y merece que se le respete y no se le “use” como un objeto. El hombre como sujeto es libre y por lo tanto capaz de diversas opciones. En sí mismo el espíritu humano se aprehende como capaz actuar o no hacerlo, es decir, se siente abierto a diversas formas de actuación. Esto indica que la persona humana puede hacerse a sí mismo según diversas posibilidades de realización. Como un proyecto de ser libre, el hombre es un universo espiritual en expansión a través de la materia. El cuerpo del hombre es materia asumida por un espíritu. El espíritu se encarna para conquistar la materia y moldearla según sus leyes. El espíritu es como el agua que irriga el desierto de la materia
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para hacerla fecunda, es como lava ardiente que brota por las venas rotas del mundo, es como luz que ilumina la opacidad de la materia. El espíritu del hombre se manifiesta en el mundo a través de su cuerpo. Por su modo de ser corporal y por sus gestos conocemos el espíritu de otra persona. El cuerpo es el lenguaje del espíritu para comunicarse en el mundo. La belleza humana es el atractivo de lo espiritual sobre un cuerpo material. Si comparamos la experiencia de contemplar un recién nacido con la visión de un cadáver se entiende la peculiaridad del cuerpo humano. En el niño su cuerpo es como la máscara que esconde un rostro invisible y cuya presencia experimentamos. En el cadáver el cuerpo es como una habitación vacía y sentimos la ausencia de alguien que ha partido. La escultura es el intento creativo que hace el hombre para representar la presencia espiritual en la materia. Lo que admiramos en el Moisés de Miguel Ángel es la expresión de vida humana en el mármol. A través de su cuerpo el espíritu humano transfigura también el cosmos material, pues el hombre por su trabajo en el mundo va imprimiendo las huellas de su espíritu en la materia. Por ser instrumento de la espiritualización del mundo el cuerpo humano recibe su valor y el trabajo corporal su sentido. Por su referencia al espíritu el cuerpo humano y su actividad no pueden considerarse objetos mercantiles que se pueden comprar y vender como cosas. El obrar humano es un proceso de espiritualización de su corporalidad y de todo lo que dice relación a su cuerpo: el mundo material. No debe entenderse este proceso como un separarse de lo material, sino como una integración de la materia al espíritu. El hombre está implantado en un cuerpo para realizarse como ser espiritual. El hombre, espíritu encarnado en la materia, posee la potencialidad de realizarse hacia cualquiera de los polos de su ser: la materia o el espíritu. El espíritu humano se materializa en la medida en que gracias a su libertad se entrega a la dinámica propia de los cuerpos materiales. Esto acaece cuando el hombre se adhiere a su cuerpo y a las posesiones materiales que están ligadas, dejándose devorar por ellos e identificándose plenamente 43
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con sus deseos. Cuando nos entregamos al cuerpo humano tomando por directiva de nuestro obrar la satisfacción sensible, nos materializamos: congelamos nuestro espíritu. Al contrario, el hombre espiritualiza su materialidad cuando asume su cuerpo transfigurándolo por un obrar conforme a las exigencias de su espíritu. Entonces su corporalidad deja de ser un cuerpo-objeto para ser un cuerpo-sujeto. Al hombre se le ofrece como tarea fundamental la transformación espiritual de su corporalidad, porque aquel que no espiritualiza su cuerpo acabará corporeizando su espíritu. El cuerpo humano tiene la capacidad de ser transparencia material del espíritu. Nuestro cuerpo puede convertirse en coagulación objetivada del espíritu o en transparencia personalizada de la presencia del espíritu. De aquí que el hombre tenga la tarea esencial de transformar su corporalidad hacia una forma de mayor transparencia del espíritu. Cuanta más persona se es, el espíritu tiende a sublimar el cuerpo convirtiéndolo en su signo translúcido. La verdad de la corporalidad humana no se halla fundamentalmente en los determinismos biológicos, sino en el movimiento de trascendencia hacia el espíritu. El encuentro interpersonal Mi ser personal frente a los demás hombres puede colocarse en una doble actitud, puede establecer dos clases de relación: se puede recibirlos como si fueran objetos o como personas. Lo percibo como objeto cuando considero únicamente lo que se puede inventariar en el otro y busco poseerlo egoístamente. Se le recibe como persona cuando nos ponemos en relación con el otro como un yo personal y libre, cuando se le recibe como un otro yo, como de tú a tú, de actualidad a actualidad, buscando su propio bien. Ante otra persona podemos adoptar las mismas actitudes que ante un libro de poesía. Una primera actitud es admirar la belleza de la encuadernación del libro, su precio, la fama del autor dentro de la literatura o la musicalidad de sus versos y la brillantez de sus imágenes. En otra persona también podemos fijarnos en su belleza física, su dinero, su posición social o puede despertarnos sentimientos al percibir la ternura de su corazón,
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la fuerza de su carácter y la profundidad de su inteligencia. Una segunda actitud es captar el sentido profundo que expresa el poeta a través de sus versos y que nos pone en contacto con su alma. De manera semejante, en el rostro de otra persona podemos descubrir el ser espiritual que se hace presente y se revela a través de sus cualidades físicas y anímicas. El “tú” es la persona como ser-valor. El descubrir en el otro su esencia espiritual individualizada en cuanto posibilidad de realización. El “tú” es un foco de inteligencia y de amor. El “tú” es lo personal que se manifiesta ante todo como presencia. Se capta esta presencia del espíritu personal en el cuerpo humano, como al sol en sus reflejos luminosos. Es como captar en el surtidor, no los cambios de figura o de color del agua, sino el manantial de origen. El tú personal es la imagen de lo divino en el hombre y su claridad nos dispone a ver a Dios. Hoy contemplamos un eclipse de lo personal, porque son muchas las cosas que nos impiden descubrir el centro espiritual de los hombres. Son las cortinas de humo que las personas colocan ante sí y ante los demás: activismo, pasatiempos, rituales sociales. También las enfermedades psicológicas dificultan el descubrimiento del “tú”, porque con su turbulencia impiden ver el fondo del mar personal. El “ello” del hombre es lo circunstancial de la persona: belleza física, salud psíquica, posesiones materiales, posición social, juventud o ancianidad. Cuando considero en una persona únicamente su atractivo físico o su simpatía, la trato como un “ello”. La atracción sexual y el enamoramiento que consideren únicamente lo que posee la otra persona, permanecen en el ámbito del “ello”. Todos los hombres son personas, fines en sí. Cuando nos acercamos a ellos con egoísmo posesivo y explotador, los objetivamos, los reducimos a meras “cosas”. Su contacto en vez de espiritualizarnos nos sumerge en lo material. También se da una mejor relación “yo-ello” cuando amamos en otro no lo que en realidad es sino la idea que nos hemos formado de su persona. Cuando se tiene una idea de la persona amada se le atribuyen cualidades y defectos que reflejan nuestros gustos. De esta imagen mental se hace una especie de ídolo al cual uno se aferra. Esta imagen es “poseída” y nos 45
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hará dichosos o desgraciados en la medida en que la persona amada responda a esa imagen. Tratar a otra persona como objeto es denigrarla, porque nos apoderamos de ella como si fuera una cosa con tenencia de poseedores. En la relación-objeto queremos usar de las personas como si fueran cosas sin respetar su dignidad personal de “tú” frente a nuestro “yo” y lo convertimos en meros “ello” impersonal. El amor y el encuentro interpersonal El amor es una actitud que lleva a una postura activa, consciente y emotiva a favor del otro en la convivencia como respuesta al descubrimiento de su valor personal. Una actitud consiste en una toma de postura activa y consciente por parte del ser sujeto, a favor o en contra de algo que no le es indiferente. Según Erich Fromm, en El Arte de Amar, el amor no es simplemente una emoción sino una actitud u orientación del carácter que determina la relación de la persona hacia el mundo como un todo, y es una universal ansia de unión: “Si yo verdaderamente amo a una persona, yo amo a todas las personas, yo amo al mundo, yo amo la vida” (Erich Fromm). El amor me revela el ser de otra persona, haciendo de él una presencia para mí, al tiempo que yo soy una presencia ante él, un Yo frente a un Tú. El amor es un camino de belleza para llegar al “tú” y considera a la persona como valor individual único. Esto en dos aspectos: • En primer lugar, como persona individual con una identidad esencial que la hace única en el mundo; como “lo que es”. • En segundo lugar, como un valor que debe desplegarse “como lo que debiera ser”. En resumen, como un ser valioso personal que debe desarrollar su riqueza. “El amor es la emoción que constituye las acciones de aceptar al otro como un legítimo otro en la convivencia; por lo tanto, amar es abrir un espacio de interacciones recurrentes con otro en el que su presencia es legítima sin exigencias” (Maturana).
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Toda persona nace con capacidad de amar, como imagen de Dios, pero no todos logran desarrollarla para llegar a ser semejantes a Dios, quien es bondad generosa. “Vivimos para aprender a amar” (Abbé Pierre). “La finalidad de la vida es aprender a amar” (Abbé Pierre). El amor es la unidad que da valor a todos los ceros de la vida. El símbolo del amor es el corazón. Corazón significa la persona en cuanto se abre por una relación personal de amor a otra persona. En la experiencia del amor humano, el corazón como centro del espíritu se manifiesta como una hipersensibilidad ante la presencia de OTRO ser que nos invade y llena de gozo y reverencia. “La locura del amor es la mayor de las bendiciones del cielo” (Platón en Fedón). “El amor que no es locura no es amor” (Shakespeare en Hamlet). Por el amor nos acercamos a otra persona no como a un “ello” con cualidades físicas y anímicas que nos atraen y emocionan, sino como a un “tú” personal que es un foco de inteligencia, amor y acción con unas características individuales exclusivas. El “tú” aparece como una especie única y se le podría atribuir lo que pensaban los medievales sobre los ángeles como constituyendo cada una especie diferente. Por eso el amor es una mirada metafísica sobre el hombre que descubre su esencia individualizada e irrepetible. Descubrir el “tú” es descubrir al otro como único e irrepetible, lo cual es el fundamento de la monogamia. Se supone que quien se encuentra con un “tú” en una relación de amor pleno adquiere una actitud exclusiva ante un ser único en el mundo. Lo institucional jurídico viene a expresar algo que existía y no crea propiamente la relación monogámica. El problema está con los que se casan sin haber llegado a la relación interpersonal yo-tú. La mirada del amor es un descubrimiento del otro como tú personal y, además, una opción de lo profundo de nuestro ser espiritual por este “tú” que interroga nuestro “yo”. Esta capacidad para realizar opciones por un “tú” personal es lo que constituye la esencia de la madurez afectiva. En efecto, al abrirnos hacia lo personal individual optamos por una persona irrepetible y entablamos una relación exclusiva con ella. Para el hombre que de veras ama a una mujer, ella es única en el 47
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mundo y no puede ser reemplazada por otra igual. Por eso la madurez afectiva del hombre consiste en la capacidad para entablar una relación monogámica con una mujer. “La persona es un bien tal que solo el amor puede dictar la actitud apropiada y valedera respecto de ella” (Karol Wojtyla). Para Wojtyla, la moral sexual solo puede entenderse en el marco de la relación interpersonal entre el hombre y la mujer regida por la ley del amor. “Lo que necesitamos, además de existir, es ser amados por otra persona” (Josef Pieper). Lo que fundamenta el matrimonio es el hecho de que dos seres humanos revelan el “tú” el uno al otro. El descubrimiento del “tú” es el factor metafísico del amor, del cual los sentimientos son meros acompañantes. Es el amor y no los sentimientos los que producen la vida interpersonal. A los sentimientos se los tiene; el amor es hecho que se produce. Los sentimientos sólo conocen el “objeto”; el amor, el “sujeto”. El verdadero amor es más que sentimentalismo, porque pasa por la inteligencia. El sentimiento capta en el otro un “ello” con cualidades que impresionan y deleitan a los sentidos. La inteligencia se dirige al ser y capta al otro como a un ser subsistente, como un “tú” personal. Cuando la inteligencia ha captado el “yo personal” del otro, a este “tú” se le entrega el verdadero amor. Lo que distingue el amor de sus falsificaciones es la capacidad de penetrar hasta el yo profundo de la otra persona descubriendo la intimidad de su ser espiritual. El verdadero amor existe no a pesar de conocer el verdadero rostro de la persona amada, sino precisamente porque lo conoce. La esencia del verdadero amor es la entrega por el valor mismo de la otra persona, no por las ventajas que nos reporta. Es la entrega de un ser consciente y libre a un ser consciente y libre que se funda en el hecho de ser la persona un fin en sí mismo. El don de sí mismo a otro es la consecuencia de aquella intuición del valor personal del tú, que nos lo descubre como un “otro yo”. Incluso, el verdadero amor, aunque presupone el conocimiento del valor personal del “tú”, no da una respuesta medida por este. En el amor hay siempre un “más” infundado, algo que sobrepasa el valor personal y que es puesto por la libertad del que ama. De aquí nace esa tendencia a elevar
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2. El respeto por la persona
al amado y mediante el cual se eleva espiritualmente el amante. El amor es una “gracia” del que ama hacia el ser amado, porque es concebido como un “tú” y acogido como tal por otro yo. El que ama hace sentir al amado que es persona, un ser peculiar y singular en el mundo abierto a la realización de valores. La gratitud del amor que personaliza al tú amado no es ningún mérito sino don personal. Se abre al amor quien posee una actitud de acogida del otro como un “tú” y esta disposición es el a priori de la relación interpersonal. “El amor es una flor que debemos ayudar a crecer” (John Lennon). Según Levinas, encontrarme con otro es ser convocado por él como responsable; esto es, “amor sin eros”, amor sin concupiscencia, caridad o ágape, un amor en el cual el momento ético domina sobre el elemento pasional. Amar no es sentir sino ante todo querer el bien del “tú” con todas las fuerzas. No es sentimentalismo sino entrega; no es hacer actos aislados por otro sino acogerlo interiormente y poner desinteresadamente toda su actividad a su servicio. Amar no es dar de sus cosas sino darse principalmente a sí mismo. “La medida del amor es amar sin medida” (San Agustín). El amor a otra persona no es más que una proyección o prolongación del amor que se tiene uno a sí mismo: por eso el “tú” humano de nuestro amor es “otro yo”. “El propósito del amor es la expansión del yo” (Maharishi). El amor es cuidado por el tú. Cuando se ama de verdad uno se preocupa porque la persona amada despliegue su riqueza personal y se realice en sus posibilidades como ser humano. “Amar algo significa querer que viva” (Confucio). El amor es creatividad porque impulsa al amante a promover el desarrollo personal del ser amado y, al ser correspondido, se entabla una colaboración creativa que lleva a la plenitud, donde el efecto de sentirse plenamente realizados es la mutua felicidad. “El amor es la fuerza más poderosa que posee el mundo” (Gandhi). La esencia del amor es el encuentro del uno al otro persona a persona. El amor atrae y une a los hombres centro a centro. “Sólo el amor es capaz de unir los seres vivos de tal forma que los completa y los plenifica, porque él solamente los toma y 49
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los une por lo que es más profundo en ellos mismos” (Teilhard de Chardin). El amor es “la conciencia de la unidad con otro” (Hegel). Cuando se mira al otro como un “tú”, como a persona libre, el yo se subordina a algo que es “más que yo mismo” y se realiza el encuentro espiritual o copresencia que incluye el amor, disponibilidad, fidelidad y esperanza. El egoísmo nos hace impermeables y opacos mientras el amor nos abre translúcidamente hacia el “tú”. Siendo el ser de la existencia una relación de “yo” y “tú”, o de “nosotros”, se llegará a la plenitud cuando el yo se encuentre con el “tú”. La tragedia del hombre moderno es su soledad, debida a que trata al otro como un objeto, como un “ello” y no como una persona, que es un “tú”. Esta relación del “yo” con el “tú” solo se obtiene cuando esta se hace presente en el amor. Los hombres deben trabajar para que la sociedad sea un “nosotros” viviente, una comunidad amorosa donde se trate al otro como un hermano, como un “tú”. En el mundo actual se le da primacía a la capacidad de experiencia sensible y de utilización de la materia, con lo cual no se desarrolla el poder del hombre de entrar en relación interpersonal, que es la única capacidad en virtud de la cual el hombre es susceptible de vivir la vida del espíritu. El amor infunde la dinámica propia de los espíritus a todo el ser del hombre. Nos materializamos en la medida en que nos encerramos en nosotros mismos por el egoísmo y tratamos a las demás personas como un “ello” objetival. Nos espiritualizamos según nos abramos por el amor hacia otros seres espirituales considerándolos como un “tú”. “Cuanto mayor sea el hombre, más profundo será su amor” (Leonardo da Vinci). El amor es apertura que vuelve todo tener en ser. Volver el tener en ser sólo es posible por obra del amor que eleva “lo mío” (el cuerpo) hacia el “yo” (el espíritu), incorporando el tener al ser. Al reconocer sus respectivos valores, el amor rompe la tensión propia del tener entre poseedor y poseído, pues se relaciona con el amado, no como si fuera un objeto, sino como una persona, que a su vez considera y se relaciona con el amante como persona. El amor hace libre a la persona, porque el hecho de la respuesta al valor personal del otro es el ejercicio supremo de
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la libertad. La relación “yo-ello” quita la libertad propia, porque tiene un carácter eminentemente posesivo. La relación “yo-tú” del amor, todo lo contrario, es una afirmación de sí libre, un don en el que el donante mantiene la propia libertad. El camino de la realización de la libertad es el encuentro “yo-tú”. Cuando amamos de verdad el tiempo se abre hacia el futuro de la esperanza. Cuando el tiempo es cerrado y no vemos ninguna posibilidad ni incentivo para vivir nos sentimos solos. La soledad hace que las personas se sientan superfluas y que consideren las cosas como absurdas y la vida como un sin sentido. El hombre es un ser para la vida y no para la muerte, porque es un ser para el amor. Necesitamos construir una vida rica en relaciones satisfactorias. Hay que “optimizar” nuestros momentos de encuentro interpersonal con todo tipo de personas, tener conexiones cálidas con los demás. Las relaciones sólidas son como vitaminas emocionales: aumentar el valor nutricional emocional de cada una de nuestras relaciones de forma que se aproximen al tipo Yo-Tú. La categoría básica de lo humano no es el individuo con derechos sino la relación con los demás. La mirada del amor es el reconocimiento mutuo como personas de donde nace una relación interpersonal comprometida con el bienestar del otro. La persona tiene la capacidad de intuir lo que hay en lo profundo de las personas. La empatía se funda en la intuición que significa etimológicamente capacidad de leer dentro. Amar es poder decir de corazón a otro ser: “¡Qué bueno es que existas!”. El amor considera “lo que es”, es decir, el ser de otra persona en cuanto que es valor en sí. Es un amor que penetra por una especie de intuición afectiva hasta la sustancia de la persona. Por eso es un amor firme, porque está fundamentado “en lo que permanece” y no en lo que cambia. “La razón puede advertirnos qué es lo que se debe evitar; pero únicamente el corazón nos dice lo que hay que hacer” (J. Joubert). Gracias a la simple aprehensión adquiero los conceptos universales de valor objetivo de que se servirá la ciencia y la filosofía; gracias a la intuición llego hasta el valor individual de cada ser, que en el hombre es el valor personal, fundamento 51
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próximo de toda ética. Un ejemplo de lo que sucede en la realidad de la vida mostrará la verdad de lo expuesto. Cuando yo estoy delante de varias personas aprehendo que todas son hombres, pero intuyo en cada una un grado diferente de valor personal. De esta captación del valor personal, que puede ser objetiva o no, dependerá la respuesta personal de amor libre que dé a cada persona. “El corazón tiene sus razones que la razón no conoce” (Pascal). La captación del valor personal de cada ser humano se realiza a través de la intuición. Gracias a la intuición de carácter intelectual, pero también emocional, se aprehende el ser valioso del ser humano; este valor del sujeto es el grado de actuación realizada de su esencia como hombre, y por eso es de carácter individual. La aprehensión de las esencias universales y la intuición de lo individual no son más que dos aspectos de la operación del espíritu. En la aprehensión capto el ser en cuanto inteligible, es decir, capto el grado esencial de su ser. En la intuición capto el ser en cuanto inteligible y valioso, es decir, aprehendo el grado de actuación individual de tal esencia de ser. “Lo realmente valioso es la intuición” (Albert Einstein).
FORD PINTO El estilo del Pinto exigía que el tanque de combustible se colocara detrás del eje trasero donde estaría en mayor peligro de sufrir perforaciones en caso de un choque por atrás. Cuando se probó uno de los primeros modelos de Pinto sometiéndolo a colisiones, se vio que el tanque de gasolina a veces se rompía y el compartimento de pasajeros era rociado por el combustible. En un accidente real, una chispa podría encender explosivamente la gasolina rociada y tal vez quemar a los ocupantes que estuvieran atrapados en el interior del coche. No obstante, la gerencia de Ford decidió producir de todos modos el Pinto por varias razones. En primer lugar, el diseño cumplía con todas las normas legales y gubernamentales vigentes en ese momento. Segundo,
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los gerentes de Ford sentían que la seguridad del coche era comparable a la de varios otros automóviles que compañías de la competencia estaban introduciendo en ese entonces. Tercero, según un estudio de “costobeneficio” interno realizado por Ford, los costos de modificar el Pinto no se compensarían con los beneficios. El estudio reveló que modificar el tanque de gas de los 12,5 millones de coches que en última instancia se construirían, costaría cerca de 11 dólares por unidad, para un total de 137 millones. Por otra parte, datos estadísticos mostraron que la modificación evitaría unas 180 muertes por quemadura, 180 lesiones por quemaduras graves y 2.100 vehículos quemados. En ese entonces, el gobierno valuaba una vida humana en 200.000 dólares, las compañías de seguros valuaban una quemadura grave en 67.000 dólares, y el valor residual medio de los subcompactos era de 700 dólares. Así pues, en términos monetarios, la modificación tendría el beneficio de evitar pérdidas por un valor total de solo 49,15 millones de dólares. No era justo, argumentaba el estudio, gastar 137 millones de dólares del dinero de la sociedad para proporcionar un beneficio que la sociedad solo valuaba en 49,15 millones de dólares. Ford inició subsecuentemente la producción de Pinto no modificado. Se estima que en la década que siguió al menos 60 personas murieron entre las llamas causadas por accidentes en los que intervinieron Pintos, y que un número dos veces mayor sufrió quemaduras graves. (Adaptado de Velásquez, Manuel G., Ética de los Negocios. Conceptos y Casos. México: Prentice Hall, Pearson Education, 2000, pág. 71-72)
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2.2. Respeto por las personas en la empresa Relaciones afectivas en el trabajo Con la entrada de la mujer al mundo del trabajo se ha aumentado la frecuencia de las relaciones afectivas en el trabajo. El ambiente se ha erotizado. Es común que a las mujeres les resulte atractivo el poder del jefe y por eso decidan involucrarse en una relación. Se dan ciertas situaciones que facilitan el nacimiento de relaciones afectivas, como fiestas de la empresa, viajes de negocios. Las relaciones afectivas entre personas vinculadas laboralmente a la empresa, deberán ceñirse a las normas de conducta social generalmente aceptadas en cada cultura. Generalmente las compañías aceptan que si hay una relación, las dos personas puedan demostrar sus afectos en situaciones como saludos o despedidas. Sin embargo, en el resto del tiempo y sobre todo cuando estén en presencia de clientes, visitantes o compañeros de trabajo, deben estar acordes con las normas de comportamiento ético. Un romance entre compañeros de oficina suele generar una alteración del ambiente laboral y provocar situaciones de favoritismo. Cuando aumenta la carga afectiva en una relación entre compañeros, se pierde concentración en las labores profesionales. “Pueblo chico, infierno grande” es la más acertada definición cuando aparecen problemas en la relación afectiva entre compañeros de oficina, como los celos y la competencia afectiva. Las empresas suelen establecer restricciones para las relaciones afectivas entre directores y subordinados, entre empleados que pertenezcan a la misma dependencia o a departamentos complementarios, o cuando por lo menos uno de los dos involucrados ya está casado. Las empresas deben establecer mecanismos para que en el caso de una relación, los dos empleados involucrados lo hagan saber en el menor tiempo posible a los responsables de
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analizar si la relación es conflictiva para el desarrollo normal de la empresa o por el contrario no la afecta para nada. Acoso sexual En los Estados Unidos el 42% de todas las mujeres que trabajan para el gobierno federal informó que había experimentado alguna forma de atención sexual no solicitada e indeseable, que iba desde comentarios de índole sexual hasta intentos de violación o ataque. También muchas mujeres que trabajan en el sector privado han informado de haber sido acosadas sexualmente. Las víctimas suelen ser solteras o divorciadas, con edades entre los 20 y los 44 años, con cierta educación universitaria y un empleo en un entorno con predominio masculino. Se da también el caso que son las mujeres las que acosan a los hombres. Las insinuaciones sexuales no deseadas, solicitudes de favores sexuales y otros contactos verbales o físicos constituyen acoso sexual cuando: • La sumisión ante tal conducta se presenta de forma explícita o implícita como condición para que un individuo obtenga o conserve un empleo. • La sumisión ante tal conducta por parte de un individuo que se utiliza como base para tomar decisiones de empleo que afectan a aquel. Tal conducta tiene el propósito o efecto de interferir en forma no razonable con el desempeño en el trabajo de un individuo, o de crear un entorno de trabajo intimidante, hostil u ofensivo. El acoso sexual frecuentemente origina problemas físicos, de ansiedad y de estrés psicológico. Los países que han reconocido expresamente la existencia del acoso sexual, bien por una ley o bien a través de la interpretación judicial, como un asunto legal distinto, suelen proporcionar una protección más extensa a las víctimas del acoso sexual que los países que se han ocupado del asunto tangencialmente mediante la aplicación, por ejemplo, de leyes laborales que se ocupan del despido injusto, de leyes contra la violencia física, o de leyes penales orientadas al comportamiento 55
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obsceno. Cuando se reconoce el acoso sexual como un acto ilegal distinto, se debe definir el alcance de la protección legal y la responsabilidad del empresario y del agresor. MITSUBISHI En 1997 la planta de Mitsubishi en Illinois aceptó pagar 9 5 millones de dólares a 27 mujeres que la habían demandado por acoso sexual. Según los abogados de las demandantes, Mitsubishi había tolerado el comportamiento abusivo de cerca de 400 hombres que estaban resentidos por la presencia de mujeres. Al parecer, los hombres usaron pistolas de aire para disparar a las mujeres en las ingles y en el pecho. Otros solían agarrarlas por los pechos o hacían demostraciones exhibicionistas. En la línea de ensamblaje se toqueteaba a las mujeres. Además la empresa había desalentado la presentación de quejas y permitido la venganza contra las mujeres que se atrevieron a quejarse. A una empleada que denunció a los hombres que la acosaban, otro colega le advirtió que estos le habían dicho que no “se guardarían nada”. Si llegaba la ocasión, dijo, inventarían historias sobre su propia conducta sexual para defenderse de las acusaciones. Mitsubishi ha emprendido varias reformas en la planta que no solo contemplan combatir el acoso sexual. Se han establecido castigos estrictos para los que acosen a las mujeres y recompensas económicas para los jefes que descalifiquen el acoso sexual. Los trabajadores deben asistir a unas conferencias sobre acoso sexual. Los aumentos de los gerentes estarán basados en cómo manejan estos temas de acoso. A pesar de los esfuerzos de la compañía, algunas mujeres se lamentan de que los cambios no hayan sido suficientes. Las formas de acoso son ahora más sutiles y por eso más difíciles de controlar. Muchas mujeres aún no se atreven
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2. El respeto por la persona
a quejarse cuando las cosas se desbocan. Han visto cómo otras han sufrido el ostracismo o han sido amenazadas por hablar. Al mismo tiempo, no hay unanimidad acerca de lo que se debería hacer. Algunas dicen que no quieren que sus acosadores sean despedidos, porque incluso los más indeseables tienen esposa.
2.3. Responsabilidad social con las personas Promoción de los empleados La responsabilidad social de la empresa con sus empleados debe llevar a acciones de promoción de los mismos. La empresa debe preocuparse por capacitar a sus empleados para que crezcan como seres humanos y puedan desempeñar mejor sus funciones dentro de la empresa. Dentro de la empresa debe existir una política de reconocimiento efectivo de los derechos humanos. Por eso no se debe contratar a menores y tampoco hacer discriminación en salarios por motivo de género, raza o condición social. El respeto por las personas y sus derechos exige el rechazo de todas las formas de acoso laboral y sexual. Los derechos que otorgan a los trabajadores los acuerdos internacionales deben ser respetados, lo mismo que los consagrados por la constitución y las leyes de los países. La OIT ha desarrollado ampliamente el tema de los derechos de los trabajadores en la empresa. Como ente ciudadano esta debe promover una infraestructura social respetuosa de los derechos humanos de todas las personas. La actual sociedad tiene exclusión de los derechos humanos, por eso la empresa ciudadana tiene que ocupar un puesto de liderazgo en el respeto y promoción de los derechos humanos. 57
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El empresario debe ser un defensor de los derechos humanos en su comunidad. El líder empresarial, por tanto, será signo y salvaguarda de la dignidad de las personas y de sus derechos. Un líder empresarial debe dar ejemplo de respeto por las personas evitando toda forma de manipulación de las mismas. El líder empresarial debe fomentar la autonomía de las personas dentro de la empresa con el fin de que puedan vivir como seres libres y no como esclavos. El respeto por las personas y por toda forma de vida es el centro de la cultura. No sólo hay que respetar la vida humana sino también la vida en la naturaleza. La persona con ética respeta la vida y no la destruye. El líder actúa con respeto por las personas teniendo en cuenta sus méritos y no sus palancas. El respeto por las personas conlleva el tratarlas por lo que valen en sí y no por otro tipo de factores.
Acoso laboral El acoso laboral o mobbing se refiere a todo tipo de acción que afecte la autoestima y seguridad de un individuo, haciéndolo dudar de su competencia profesional, y ocasione un daño al ambiente de trabajo, en la evolución de su carrera profesional o en su estabilidad mental o física. Conocido también como psicoterror, el acoso laboral parte de la decisión de un hostigador que decide quitar de su camino a un colega, a un jefe o a un subalterno mediante violencia sicológica, con la que va minando su autoestima y rendimiento laboral. Su objetivo es intimidar y apocar, emocional o intelectualmente, a una persona hasta acorralarla, obligándola a renunciar o a cometer errores para que la despidan. El acoso laboral es considerado un crimen “limpio” porque no produce heridas ni tampoco deja huellas físicas. La única es es el deterioro progresivo de la víctima. Atenta contra la vida e integridad de la persona violando sus derechos fundamentales.
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En Colombia, el 23 de enero de 2006, se firmó la Ley 1010 de acoso laboral cuya finalidad es la de prevenir, corregir y sancionar las diferentes formas de agresión y maltrato de un empleado por parte del empleador, un jefe o un compañero de trabajo.
ACOSADA POR SU JEFE Juana, economista de 32 años, máster en finanzas, fue contratada para trabajar en una importante firma, hecho que consideró casi un milagro -en medio de una época de creciente recesión- y bendición para una familia de clase media con problemas económicos. Sus padres se habían quedado sin trabajo y ella se convirtió en la salvadora del hogar. Inteligente, hiperactiva, curiosa, atractiva, era una trabajadora incansable y responsable. Comenzó decidida a ganarse cada centavo. Era, según un compañero, la más capacitada de la casi media docena de colegas. Pero eso fue lo que no le gustó a Óscar, líder del grupo y para quien representó una amenaza laboral. La recibió taimadamente bien, le preguntó sobre su experiencia, idiomas, familia, indagó sobre sus miedos y se ofreció para colaborarle. Para ganar su confianza, le soltó un par de piropos, le contó unos “chismecitos laborales” divertidos y aparentemente ingenuos y se despidió diciéndole: “Cuenta conmigo para lo que necesites”. Juana le agradeció pero, un mes después de arduo trabajo y aplausos por su excelente desempeño, todo cambió. Óscar se convirtió en pesadilla: con el apoyo de sus colegas, comenzó a ridiculizar cada una de sus propuestas, a resaltar sus debilidades, a presionarla para que produjera más resultados en un tiempo imposible, a mofarse de sus equivocaciones, de su acento cuando hablaba inglés, de su exceso de peso, de su forma de vestir, de caminar, de todo lo relacionado con su persona o trabajo. Juana aguantó en silencio, pero su sueño y 59
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apetito comenzaron a mermar y eso fue minando su salud. Empezó a tomar pastillas para dormir, pero como se levantaba muy cansada recurrió a estimulantes. Al año ‘descubrió’ que un traguito la relajaba cuando llegaba a su casa y, después, que tomarse otro también la ayudaba a enfrentar su día con Óscar y los otros. Pasó otro año y la lozanía de Juana se había vuelto opaca. La piel y el cabello seco y las ojeras pronunciadas la hacían parecer enferma. A través de terceros, Oscar difundió fábulas sobre su supuesta vida licenciosa y noches tormentosas en la Zona rosa. La presión aumentaba y Juana se tornó introvertida y malgeniada. Empezó a enfermarse a cada rato, a faltar al trabajo y a cometer errores. Un traguito en la noche y otro en la mañana no fueron suficientes. Tampoco calmantes o estimulantes. Las dosis aumentaron. No se concentraba y se volvió irritable y agresiva. Finalmente fue despedida. (Adaptación de artículo de Gloria Helena Rey en EL Tiempo)
Referencias Carneiro, M. (2004). La responsabilidad social corporativa interna: la “nueva frontera” de los recursos humanos. ESIC. Madrid. Goleman, D. (1999). La inteligencia emocional en la empresa. Javier Vergara, Barcelona. Goleman, D.; Boyatzis R. y Mckee A. (2004). El líder resonante crea más. El poder de la inteligencia emocional. Plaza Janés. Buenos Aires. Martínez, H. (2007). Amor y Libertad. El espíritu de la Responsabilidad Social. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá.
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Capítulo
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3.1. Justicia y Equidad El desarrollo integral El desarrollo es un proceso complejo que, gracias a la evolución tecnológica, a la preparación del recurso humano y a la libertad democrática, en un marco de respeto del medio ambiente y de las condiciones culturales, permite pasar a una mayor productividad y producción económica y a una mayor calidad de vida de la comunidad. En consecuencia sus miembros puedan participar en el esfuerzo de transformación de la sociedad y en los beneficios que de ella se derivan. Desarrollo es un concepto dinámico que implica cambio hacia algo mejor; por lo tanto es superación de la pobreza.
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El proceso de desarrollo crea un ambiente propiciador para que cada persona, individual y colectivamente, realice sus capacidades y tenga una oportunidad razonable de llevar una vida productiva y creativa de acuerdo con sus necesidades e intereses. “El objetivo del desarrollo debe ser permitir a las personas disfrutar de vidas prolongadas, saludables y creativas.” (PNUD, Informe de 1992) El desarrollo es un proceso pluridimensional que abarca todos los aspectos de la vida y por lo tanto va más allá del simple crecimiento económico. El desarrollo pretende ofrecer a la gente más opciones, no solo de acceso al ingreso, sino también vida longeva, conocimiento, libertad política, seguridad personal, participación en la comunidad, derechos humanos garantizados y el respeto por sí mismo. Los efectos culturales de un desarrollo cuya finalidad sea puramente económica conllevan a la cultura del consumo y el crecimiento urbano exagerado. Para el PNUD, el desarrollo humano es un proceso que permite ampliar las opciones de la gente y expandir sus las alternativas. En este documento se define el desarrollo humano como “el proceso de ampliar la gama de opciones de las personas, brindándoles mayores oportunidades de educación, atención médica, ingreso y empleo, y abordando el espectro total de opciones humanas, desde un entorno físico en buenas condiciones hasta libertades económicas y políticas” (Informe de 1992). Derechos humanos El ser humano necesita, para desarrollar su vida, satisfacer diversos tipos de necesidades: necesidades biológicas como comida, aire puro, agua, techo, curación de sus enfermedades; necesidades psicológicas como afecto, autoestima; necesidades sociales como grupo familiar, pertenencia a un grupo y a un estado; y necesidades espirituales como religión, cultura, cosmovisión. El cumplimiento de estas necesidades básicas puede ser realizado por diversos tipos de satisfactores. La necesidad de comida, por ejemplo, puede ser satisfecha por distintos tipos de alimentos, mientras la de cultura por distintos
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tipos de educación y de actividades artísticas. En los diversos países cambian las formas de satisfacer las necesidades que son universales para todos los seres humanos. Las necesidades de autoestima, de relación significativa con los otros, de experiencias de crecimiento de la propia competencia laboral o de participación en la definición del significado de la vida personal y la de los demás, constituyen un componente esencial de las necesidades básicas. Estas, como las biológicas, impulsan también la conducta humana y, bajo ciertas condiciones, son tan imperativas como las anteriores. De este modo las libertades políticas y los derechos humanos comienzan a constituirse en una experiencia cotidiana y colectiva y a reforzar los valores sobre los cuales las instituciones democráticas deben encontrar su verdadero fundamento. En última instancia, la democracia es una calidad de vida social que intenta dar respuesta a la compleja red de necesidades inherentes a la condición humana. Más aun, lo que define la democracia es la calidad de los medios que emplea para el logro de los objetivos sociales. En este sentido, la libertad, la tolerancia hacia la diversidad, el respeto del punto de vista ajeno y la resolución consensual de los conflictos son medios que deberían caracterizar la democracia. Ello supone, si no una igualdad de posiciones y de poderes, por lo menos una igualdad de oportunidades para todos. “Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial, la alimentación, la vivienda, la asistencia sanitaria y los servicios sociales necesarios”. (Declaración Universal de los Derechos Humanos) La calidad de vida indica una satisfacción equilibrada de las necesidades humanas. La necesidad de conocimiento puede ser satisfecha con una educación de calidad o con una muy mediocre. El problema para el ser humano no es simplemente sobrevivir, sino lograr tener una vida con calidad. Aunque el término calidad de vida proviene de las ciencias económicas, hoy en día se utiliza para indicar un nivel excelente de satisfacción de las necesidades básicas de todo tipo. Los derechos humanos muestran cómo las necesidades fundamentales de la persona exigen satisfactores. Mis derechos 63
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se convierten en obligaciones para la sociedad de ayudarme a satisfacerlos. Los derechos aseguran la calidad de vida mínima para todo ser humano: los derechos llamados de primera generación se refieren al respeto por la libertad individual dentro de un estado, los derechos de segunda generación se refieren a la satisfacción de las necesidades económicas y sociales, y los derechos de tercera generación se refieren a la vida en un ambiente sano. Todo ser humano tiene el derecho a la satisfacción de las necesidades básicas. Cada estado tiene por responsabilidad primaria el deber de proteger, promover e implementar todos los derechos humanos y las libertades fundamentales. Las organizaciones, como miembros de la sociedad, deben esforzarse por proteger y promover los derechos humanos y utilizar sus recursos e influencias para promover y respetar la dignidad y la diversidad humana. La justicia Desde la antigüedad se define la justicia como la actitud de dar a cada uno su derecho. “La justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho” (Ulpiano). Como bien lo expresa John Rawls, “la justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los sistemas de pensamiento. Por elegante y económica que sea una teoría, debe ser rechazada o revisada si es falsa; de modo análogo, las leyes e instituciones deben ser referidas o abolidas si son injustas, por eficientes y bien ordenadas que sean”. “Sólo un país socialmente justo tiene el derecho de existir” (Juan Pablo II). La justicia hay que entenderla también como equidad. Equidad es proporcionalidad en la distribución de bienes y servicios, y esta equidad favorece a los más necesitados. Según Rawls, todos los valores sociales -como libertad y oportunidad, ingreso y riqueza, así como las bases sociales y el respeto a sí mismo- habrán de ser distribuidos igualitariamente a menos que una distribución desigual de alguno o de todos estos valores redunde en una ventaja para todos o en beneficio de los menos aventajados.
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3. Justicia en la economía
Decía Schopenhauer que el azar reparte las cartas pero que somos nosotros quienes las jugamos. De entrada unos reciben mejores cartas que otros; por eso hay que trabajar porque la justicia se encarne compensando con equidad las desventajas en oportunidades. Lo que da valor a una sociedad no es solo la eficiencia económica conseguida o los índices macroeconómicos alcanzados, sino los valores de justicia y equidad compartidos, lo cual facilita el desarrollo humano de quienes la integran. Hay que enmarcar la libertad de iniciativa económica dentro del marco del bien común. Los bienes de la tierra tienen un destino universal y deben estar al servicio del desarrollo de todas las personas; por tanto, deben llegar a todos en forma equitativa. “El desarrollo es imposible sin hombres rectos, sin operadores económicos y agentes políticos que sientan fuertemente en su conciencia la llamada al bien común” (Benedicto XVI). Hay que enfocar la justicia y la equidad desde el respeto por la persona y sus derechos. Al fin y al cabo el fundamento último de los derechos humanos es la autonomía de la persona que no permite que se le trate como un objeto sin derechos. Las leyes tratan de reglamentar el respeto por la persona y sus derechos como base de la cultura, de forma que no se vulneren los de los demás miembros de la sociedad. En un nivel moral de justicia son justas las decisiones que tomaríamos poniéndonos en el lugar de cualquier otro, lo cual excluye el tener por justo lo que satisface las necesidades de un grupo pero no de toda la sociedad. Un negocio en el sentido moral busca un acuerdo sincero para ambas partes. La filosofía debería ser una sabiduría del amor que incluya la búsqueda de justicia. J. E. Chester (The business of comerce: examining an honorable profesión) explora las fuentes culturales, filosóficas y teológicas de la mala reputación que tienen que soportar los negocios en la cultura occidental. Cita ejemplos de opiniones prominentes, desde Platón hasta Galbraith, que examinan la dicotomía fundamental de una sociedad que busca la prosperidad, pero que al mismo tiempo desdeña el verdadero proceso por el cual se obtiene. El autor presenta evidencias que muestran que la profesión de negocios es no menos digna de respeto que otras profesiones como la medicina o la educación. 65
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El comercio globalizado está fundamentado en la justicia. La responsabilidad social empresarial en una perspectiva comercial puede interpretarse desde dos valores fundamentales: la transparencia y la justicia. La transparencia entendida como la actitud de poner todas las cartas sobre la mesa y la justicia como la capacidad de retribuir a cada empresa según su esfuerzo y especialmente según su aporte al valor total de la cadena. Desde estos dos valores se debe apuntar a la sustentabilidad de las empresas y su entorno, a la consecución de un mundo mejor más equilibrado y justo, es decir, al bienestar del conjunto. Esta responsabilidad social plantea, entonces, un problema ético que solo puede comprenderse a partir de constatar que la vida es el resultado de una serie de relaciones articuladas con el entorno. El concepto de comercio justo se relaciona con el de negocios inclusivos, y se promueve y relaciona con los componentes de la base de la pirámide que buscan ofrecer soluciones de vida sostenible no solo para ellos -los pobres- sino para las empresas. Por lo tanto, se busca beneficio en las comunidades de bajos ingresos y beneficios para la empresa que participe en ello. En una frase: hacerlo bien haciendo el bien es la concreción de lo establecido para las empresas que asumen y desarrollan el reto de disminuir la extrema pobreza y el hambre. Hay que superar una visión mecanicista de la economía que reduce al ser humano a un sujeto de mercado que solo busca el máximo beneficio económico. El hombre puramente económico es esencialmente un imbécil social (“rational fool”, lo denomina A. Sen). Las decisiones económicas no pueden separarse del impulso ético presente en las acciones de los seres humanos. Amartya Sen (Sobre ética y economía) se plantea en forma crítica el distanciamiento entre ética y economía que caracteriza el análisis económico moderno y que termina convirtiendo a la economía en una ciencia de la mera asignación eficiente de los recursos, aparentemente neutral dentro de los criterios éticos. Al partir del hecho de que las condiciones de racionalidad de un grupo influyen sobre el comportamiento real de quien pertenece al mismo, sin merma alguna de su racionalidad individual, el libro de Sen defiende la idea central que la
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economía puede ser más productiva como ciencia social cuando toma en consideración de forma explícita las consideraciones éticas que afectan el comportamiento humano, y proporciona un vínculo original entre análisis económico, filosofía moral y economía del bienestar. Esta relación entre racionalidad de grupo e individual puede, además, ser formalizada de modo que el mantenimiento de determinados criterios éticos se traduce, en términos puramente lógicos, en la defensa de principios concretos respecto a qué se considera como mejor o peor distribución de la riqueza. Lo que da valor a una sociedad no solo es la eficiencia económica conseguida o los índices macroeconómicos alcanzados, sino los valores de justicia y solidaridad compartidos, lo cual facilita el desarrollo humano de quienes la integran. Hay que enmarcar la libertad de iniciativa económica dentro del marco del bien común. En un nivel moral de justicia son justas las decisiones que tomaríamos poniéndonos en el lugar de cualquier otro, lo cual excluye el tener por justo lo que satisface las necesidades de un grupo, pero no de toda la sociedad. Un negocio en el sentido moral busca un acuerdo sincero para ambas partes. La fórmula de un negocio ético es “gano-ganas”, es decir, un negocio realizado por conveniencia mutua basada en complementos beneficiosos para ambas partes. Un negocio sin ética busca sacar una ventaja desde el punto de vista de la expectativa y a veces a costa de la ingenuidad o la ignorancia de la otra parte. Pobreza e injusticia La pobreza es una situación donde la persona carece de recursos y oportunidades para satisfacer sus necesidades vitales y para realizarse como persona individual y social. La pobreza es un fenómeno multidimensional que no se agota en los aspectos puramente económicos. La pobreza no se contrapone a riqueza sino a desarrollo. La pobreza no es simple carencia de los bienes materiales para subsistir dignamente. La pobreza es ante todo el no desarrollo de las capacidades para desplegar las opciones de una vida con 67
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libertad. La pobreza es alienación en el “ser” y no únicamente en el “poseer”. Pero la pobreza es también ser marginado del “convivir” en la sociedad como una persona a la cual no le son reconocidos sus derechos. Además una persona en situación de pobreza no participa del “conocer” de la cultura. Por tanto, la pobreza es esencialmente un fenómeno de exclusión del ser, del poseer, del convivir y del conocer. La tragedia del pobre consiste en sentirse herido en su autoestima, pues se siente alienado y no reconocido como persona humana por los demás. El pobre aguanta hambre, soporta el frío, sufre el constante rechazo de la sociedad y siente la cruel sensación de saberse despreciado y no querido. La realidad hiriente de la pobreza es ante todo un problema ético. Detrás de la crisis de pobreza está una crisis ética de la sociedad. La ética subraya la responsabilidad individual y colectiva por la vida con calidad humana para todos. La ética invita a sobrepasar los intereses egoístas e incluir en su perspectiva las necesidades de los demás. En contraposición con la pobreza, que es un fenómeno de exclusión, la ética es esencialmente una mirada de inclusión. La ética llama a compartir la vida digna con todos los hombres. Existe una actitud no ética donde el individuo se preocupa únicamente por salir adelante sin importar a quién hunda y a quién explote. Lo único que importa es el propio bienestar, aunque se obtenga a través del sufrimiento ajeno. Esta actitud es generadora de pobreza, porque excluye a los demás. Ser ético es sentir indignación por la pobreza humana de millones de habitantes de la tierra. ¿Qué significa para mí vivir en un país donde los pobres superan en número a los que viven bien? Una persona con conciencia ética no puede dormir tranquilo ante la realidad de tanta gente viviendo en la miseria. Además de estos aspectos de la responsabilidad individual frente a los pobres, existe la ética social que interroga los deberes de la sociedad como conjunto. La primera responsabilidad de la sociedad es con la justicia, es decir, dar igualdad de oportunidades para que todos los miembros de la comunidad tengan acceso a los bienes que promueven el desarrollo. Todos deben poder acceder a un ingreso que
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asegure la satisfacción personal y familiar de sus necesidades básicas. Por eso, la sociedad debe velar porque todos tengan acceso al trabajo, a la educación, a la salud, a la vivienda digna. Pero esta justicia debe ser entendida también como equidad, es decir, favorecer a las personas que están en desventaja dentro de la sociedad. Por eso es la ética social exige una justicia distributiva que compense la desigualdad inicial de talentos con que las personas nacen. El sentido ético de una sociedad lleva a la implantación de políticas que favorezcan a las personas menos dotadas. Otra responsabilidad de la sociedad es con los derechos humanos. Por el hecho de ser personas todos los hombres poseen derechos. Pero estos derechos se convierten en deberes para los demás miembros de la sociedad de hacerlos efectivos. No basta con que la sociedad reconozca los derechos de las personas, si en la vida real no se cumplen. Tal es el caso en Colombia con la Constitución de 1991 que enumera un completo catálogo de derechos ciudadanos, pero que no se reconocen en la práctica. La pobreza de tantos millones de personas en nuestro país, que es fundamentalmente un fenómeno de exclusión de derechos humanos, muestra el abismo existente entre el discurso y la práctica. La ética social debe preocuparse también porque se ofrezcan a todos las oportunidades para participar en la vida social. Los sectores económicos, políticos y culturales de una sociedad deben estar abiertos a la participación de todos en condiciones lo más igualitarias posibles. El Estado no se puede desentender del bienestar de toda la población. Y los responsables de las organizaciones tienen la obligación de promover el desarrollo integral de todas las personas. Es necesario formar una conciencia crítica ética frente a las propuestas de los diversos modelos de desarrollo. Todos los ciudadanos deberían poder acceder a una vida digna sin exclusiones. Y a todos se les debe ofrecer oportunidades para desarrollar sus capacidades. La pobreza en tanto realidad que expresa una profunda desigualdad social, una distribución injusta de las oportunidades de desarrollo y un bloqueo objetivo de las posibilidades de satisfacción de las necesidades humanas, desnaturaliza el sentido de la democracia y se convierte en su más radical 69
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negación. Desde esta perspectiva un gobierno solo puede probar su naturaleza democrática, en tanto y en cuanto hace de la lucha contra la pobreza su más importante objetivo político y social. Según el Informe del Desarrollo del PNUD de 1998 existen en este momento los recursos para terminar con la pobreza en el mundo. Lo que falta es un compromiso ético de todos para terminar con esa situación escandalosa. Cuando se proponen estrategias para superar la pobreza se suele pasar toda la responsabilidad a los gobiernos. Se olvida que es una responsabilidad de todas y cada una de las personas que viven en este planeta. Mientras queramos vivir bien a costa de la explotación de los demás, habrá pobreza. Se acabará con la pobreza cuando cada uno asuma una actitud ética de inclusión de los demás y la sociedad practique una compasión de servicio a todos, especialmente a los más pobres.
REGLA DE ORO En el verano de 1947, cuando Jim Ukrop tenía diez años, recibió su primera lección sobre la regla de oro: tratar a los demás como uno quiere que lo traten. Cada mañana, Jim acompañaba a su padre a comprar verdura para la tienda de la familia en Richmond, Virginia. “Los granjeros velaban toda la noche, y por la mañana estaban casi dispuestos a regalar sus productos con tal de irse a sus casas”, recuerda. “Un día mi padre necesitaba una carga de maíz y, después de revisar algunos costales para escogerlo, me dijo: “Probablemente podría comprarlo a 25 centavos el costal, pero pagaré un dólar y el vendedor me recordará la próxima vez que haya escasez”. Hoy, la tienda de la familia ha crecido hasta convertirse en Supermercados Ukrop, Inc., cadena de 22 tiendas que emplea a 4.300 personas. Jim, ahora presidente y director ejecutivo, dice: “Creo que lo que hacemos demuestra que la regla de oro realmente funciona”. Los Ukrop tienen una insólita mística de servicio. “Confiamos en nuestros clientes”, asegura Jim, “y ellos confían en nosotros”.
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Las encuestas han demostrado que los clientes prefieren las tiendas Ukrop debido, principalmente, al personal tan considerado que tienen. Los empacadores acarrean las mercancías hasta los automóviles y cambian llantas desinfladas, abren las portezuelas de los coches cuando por descuido las llaves se quedaron adentro, y recargan baterías. La devoción de Ukrop por la regla de oro se aplica también a sus competidores. En 1987, Karen Sydenstricker y su esposo invirtieron los ahorros de toda su vida en la instalación de una tienda de helados de yogur. Al cabo de seis semanas, la mujer se enteró de que Ukrop ofrecería pronto cuatro sabores de helados de yogur. Alarmada, suplicó al gerente del supermercado Ukrop que le quedaba más cerca, que vendiera solo dos sabores durante un mes, para darle tiempo a ella de establecerse bien. La solicitud llegó hasta el escritorio de Jim Ukrop. Su respuesta fue que el supermercado no vendería ningún helado de yogur durante dos meses, pese a la intensiva campaña publicitaria que anunciaba su introducción. “Me puse en los zapatos de esa mujer”, explica Ukrop. “No estamos aquí para perjudicar a nadie”. Ahora, los Sydenstricker prosperan y compran todos sus víveres en Ukrop.
3.2. Justicia y empresa Dentro del sistema económico y en las relaciones de este con todo modo de vida digno surge una exigencia de sentido. Exigencia que solo puede tener respuesta en una visión global de los valores, de los problemas y de las situaciones. La finalidad de la actividad económica es una mayor producción (crecimiento) con vistas a una mejor distribución (equidad) para satisfacer las necesidades de todos los miembros de la sociedad. La economía debe ser ante todo un servicio prestado a la comunidad. Por eso hay que salir de los presupuestos de individualismo, de consumismo y de hedonismo. 71
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En el campo económico el hombre es el artífice de los mecanismos de funcionamiento de la economía, aunque sea en forma mediata a través del entrelazamiento de las relaciones sociales con las formas institucionales. El criterio rector fundamental de toda actividad es la promoción de lo humano en su dignidad de persona (su realización en cuanto individuo y miembro de una sociedad). El auténtico éxito de un sistema económico consiste en su capacidad de incluir a todos los miembros de la sociedad en el proceso de producción y hacerlos partícipes de los beneficios logrados. Hay que buscar un crecimiento económico, pero con equidad. Una economía dinámica debe ser complementada con la justicia distributiva. La economía debe estar al servicio de la persona humana y no al contrario. “Porque la economía y la producción son para el bien del hombre y no el hombre para la acumulación de capital” (Juan Pablo II). Destino universal de los bienes y propiedad privada Los bienes de la tierra son para el uso de todos los hombres y pueblos. Por tanto, los bienes deben llegar a todos en forma equitativa. En las diversas formas de propiedad jamás debe olvidarse este destino universal de los bienes. El derecho a poseer una parte de bienes suficientes para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde, como una expresión de la libertad. La propiedad privada debe reconocerse como medio fundamental para asegurar la construcción libre y responsable de la economía. El destino universal de los bienes debe prevalecer sobre la propiedad privada. Pero esta forma de repartir los bienes debe ser viable para que no se produzca más pobreza. En las diversas formas de propiedad jamás debe olvidarse este destino universal de los bienes. El derecho a poseer una parte de bienes suficientes para sí mismos y para sus familias es un derecho que a todos corresponde como una expresión de la libertad; de manera que la propiedad privada debe reconocerse como medio fundamental para asegurar la construcción libre y responsable de la economía.
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Cuando el hombre usa los bienes propios, debe tener en consideración que igualmente son bienes comunes, en el sentido de que pueden ser aprovechados por él, pero también por los demás. Estamos obligados a compartir los bienes con los desposeídos y por cierto no solo los bienes superfluos. “Tener más” es solo un instrumento para “Ser más”. Tener para ser es volver a dar a la teoría económica su valor humano y comunitario. La “E” de economía no debe seguir prevaleciendo sobre la “E” de ética, educación, ecología, estado. Cuando uno busca que los hombres valgan más y que la humanidad en su conjunto sea más, las ciencias económicas y las ciencias sociales dejan de estar separadas. Por el destino universal de los bienes, el compartir está por encima del tener. “La sociedad se debate entre una cultura del tener -filosofía del éxito material- y una cultura del ser -de la plenitud personal, del dar y del servir- y no se puede permanecer neutral ante este dilema” (Jorge Yarce). La austeridad en el uso de los bienes debe caracterizar el estilo de vida de la persona que quiere vivir los valores éticos más esenciales. Por austeridad se entiende una definición de las propias necesidades según una jerarquía de valores que sabe dar la prioridad a lo esencial. La austeridad es la expresión de una solidaridad para con los demás. La abundancia y el lujo constituyen una verdadera ofensa hacia aquellos que apenas tienen para sobrevivir el día.
Neoliberalismo Para el neoliberalismo, las personas se mueven exclusivamente por intereses individuales y corresponde al mercado adecuadamente las acciones individuales de carácter económico para conseguir una acumulación de riqueza mayor de la que se podría lograr con otros métodos de organizar la economía (planificación, intervención estatal, economía mixta). El neoliberalismo afirma que una economía de mercado desata la creatividad y el ingenio de las personas, junto con el ejercicio de la democracia debido a la separación de los poderes. Propone el mercado como el único mecanismo racional para la asignación justa de los recursos. La justicia social consistiría 73
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en crear igualdad de oportunidades. La competencia genera justicia en cuanto existe una relación entre mercado competitivo y eficacia. Considera que el subdesarrollo de los países pobres se debe en gran medida a equivocadas políticas que han ignorado el mercado a favor de un crecimiento exagerado del sector público que utiliza el dinero de manera ineficiente y corrupta. La centralidad del mercado dentro del mundo capitalista actual no se traduce siempre en aquellas condiciones que pueden hacer del mercado promotor de libertad, de responsabilidad y pluralismo. A través del mercado pasan actitudes de dominio por parte de sujetos que, gracias a su fuerza supranacional y a su presencia en los medios de comunicación, pueden condicionar y configurar el mercado mismo según sus intereses. La internacionalización de la economía requiere instituciones fuertes que regulen el mercado. Actualmente se discuten los tratados de libre comercio entre las naciones desarrolladas y las menos desarrolladas y se nota la ausencia de la equidad sobre todo en lo referente a los subsidios de los países ricos a sus agricultores.
Ética y economía global de mercado La globalización es el gran evento económico de nuestra era. La globalización en su conjunto está ampliando la brecha entre países ricos y países pobres. Los empresarios de un país en desarrollo no están en condiciones de competir con unas reglas de juego global ideadas al servicio de los intereses de los países más prósperos. La gran falla de la economía de mercado es que tiene una eficiencia excluyente: eficiente en cuanto es capaz de crear riqueza, excluyente en cuanto es incapaz de distribuirla equitativamente. Una economía de mercado donde este se constituye en el único criterio, es moralmente inaceptable. La alternativa es buscar un modelo humano y humanizante que redunde en beneficio de todos los miembros de la sociedad. En una economía de mercado global los países pobres deben tener acceso a los mercados y se les debe brindar apoyo para
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su capacidad de competencia. Los mercados deben estar abiertos a la participación de todos sin discriminación. Se deben controlar los monopolios y mejorar la eficiencia de los mercados. Hay que eliminar las desventajas de los pequeños empresarios frente a los medianos y grandes. Para una mayor explicación de este punto puede consultarse el artículo de Tony Mifsud, S. J. Economía de mercado: interrogantes éticos para una acción solidaria (En: Theologica Xaveriana, 48 (1998) 181-190). La moral no condena la existencia del poder económico ni pide su eliminación, pero exige su subordinación al bien común según criterios de justicia. La ordenación del poder económico al bien común no puede abandonarse a una mera responsabilidad ética de los sujetos del poder; ha de atenerse a su regulación jurídica e incluso a la institucionalización de las concentraciones de poder y económicas. Justicia y Estado Es necesaria una regulación política del mercado para que exista una democracia económica. El Estado tiene el derecho y el deber de intervenir sobre la actividad económica, aunque altere en cierta medida la lógica del mercado, en aquellas situaciones en las cuales el bien común lo exige. Por razón de la dignidad de la persona hay que defender un orden económico que se fundamente en la iniciativa privada. Cuando un estado la niega, en lugar de la iniciativa creadora nace la pasividad, la dependencia y la sumisión al aparato burocrático. El Estado debe intervenir en la elaboración de los condicionamientos estructurales aptos para el ejercicio del trabajo humano. El Estado debe velar para que los convenios colectivos de trabajo sean conformes con las exigencias del bien común y de la justicia social. En contraste, el neoliberalismo cree que en un Estado de Bienestar el progresivo agrandamiento del volumen del Estado y de su burocracia voraz es la principal causa de su ineficacia. Estima que el gasto social del Estado destinado a la redistribución es un despilfarro y suplanta la iniciativa de la sociedad civil. Defiende que se deben privatizar las empresas 75
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comerciales, de servicios y de producción en manos del Estado. El neoliberalismo también defiende un mercado desregulado y la presencia de un Estado mínimo, que es presentado como el mejor modelo económico porque supuestamente favorece la mejor estructuración social promoviendo la mayor producción de los bienes (crecimiento y eficiencia) y una menor coerción de las autoridades públicas sobre las personas y las ideas de los ciudadanos (libertad y pluralismo). Hay que ver el papel del Estado en la Economía según el principio de subsidiariedad. No se debe quitar a los particulares lo que con propia iniciativa pueden realizar para encomendarlo a una comunidad y no se debe dar a una sociedad mayor lo que pueden hacer comunidades menores. El principio contiene dos aspectos: • El principio de esfuerzo propio: Esto significa el derecho y la obligación de cada persona y de cada pequeña comunidad de trabajo y la previsión bajo su propia responsabilidad. • El principio de ayuda: Esto significa el derecho y la obligación de las comunidades mayores y en última instancia del Estado de prestar ayuda cuando el esfuerzo propio no es suficiente. El principio de subsidiariedad es expresión de la libertad: requiere para su realización de personas que tengan la valentía para ser responsables y también para correr riesgos. Se ha demostrado que el Estado dispone de los medios más eficaces para regular con carácter obligatorio la responsabilidad ecológica, mientras crea las condiciones jurídicas generales, establece impuestos y otorga ayudas de acuerdo con el principio de subsidiariedad. Los gobernantes son los últimos garantes de la justicia. Justicia para cada individuo en la protección de sus derechos contra los riesgos inherentes a la actividad financiera, al tiempo que se vela para que las finanzas no contribuyan a aumentar las desigualdades. Frente a un mercado financiero global y muy volátil, el gobierno tiene necesidad absoluta de la cooperación internacional. Por ejemplo, en la lucha contra el blanqueo del dinero de la droga.
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El Estado tiene la obligación de promover el bien común y, por lo mismo, el derecho de exigir de sus miembros los medios necesarios para ello. Los ciudadanos, por el mero hecho de ser miembros de la sociedad, tienen la obligación de contribuir con aportaciones económicas y proporcionadas, a la realización del bien común, y a satisfacer los imperativos del sistema fiscal en su conjunto, como medio concreto de cumplirla. Esta obligación es también impuesta por la función social de la propiedad. Todo ciudadano está obligado, al menos por justicia legal, a pagar los impuestos justos. Contratación laboral La libertad de contratación laboral es expresión necesaria de la dignidad personal. Son injustos los contratos en los que el trabajador, bajo la coacción de una situación de necesidad, acepta salarios inferiores al mínimo vital, aun cuando parezcan libremente estipulados. Son injustos los salarios legales inferiores al mismo nivel vital, tanto en la hipótesis de que se prohíba la contratación de salarios superiores, como en la hipótesis de que el trabajador carezca de medios de presión eficaces para lograr salarios superiores a los legalmente establecidos. El empleado tiene la obligación de justicia para con la empresa, en virtud del contrato de trabajo, de rendir según sus posibilidades, a tenor de lo que consienten sus condiciones físicas y preparación. Falta a este deber si disminuye las horas de trabajo sin causa justificada, o si durante la jornada laboral emplea el tiempo en ocupaciones ajenas al trabajo encomendado y por el cual recibe su retribución. También si por negligencia voluntaria deja que desear en cuanto a la perfección que se le exige en su especialidad. Precio justo En la medida en que el recto funcionamiento de la economía y la justa distribución de la renta nacional dependen de los precios, estos dejan de ser unos puros datos económicos y 77
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adquieren dimensiones morales por su inseparable conexión con el bien común. El precio justo es aquel que garantiza al empresario un beneficio, valorado en función de criterios sociales de producción y distribución de bienes. El precio legal que deje a salvo el justo beneficio de los empresarios y tenga como finalidad, dentro de un sistema coherente de precios, la fijación del valor de una mercancía, debe ser observado en conciencia en virtud de la justicia conmutativa. El beneficio real que el empresario percibe, habrá de apoyarse en un título que lo legitime. El beneficio real que el especulador obtiene mediante el pago de un precio de compra inferior al precio objetivamente justo, sea cual fuere el procedimiento utilizado para ello, es un beneficio injusto que no puede retenerse en conciencia.
Competencia justa La competencia se puede relacionar con el lenguaje bélico y por eso hablamos de “guerra de precios”. Pero también se puede relacionar con la competencia atlética, donde no se trata de eliminar a otro sino de vencerlo. En el desarrollo del juego se debe garantizar la igualdad de oportunidades. Por eso hay un árbitro para que la competencia se desarrolle según las reglas preestablecidas. La lealtad con el competidor significa no solo la aceptación de unas reglas de juego sino también una actitud de respeto y caballerosidad con el otro. A través de la competencia se busca en cada caso el mejor rendimiento. Un orden de competencia sin límite no puede ser la ley superior de la economía. Por eso se necesitan leyes contra la competencia desleal y contra las limitaciones de la competencia. La ética defiende la libre creatividad humana en el sector de la economía. La competencia tiene efectos beneficiosos para el bien común y para los particulares, aun cuando por efecto de ella algunos resulten perjudicados. Por ello, la moral exige que en su ejercicio se proceda con lealtad y honestidad. La lealtad en la competencia exige, como mínimo, el respeto de los derechos adquiridos por los otros competidores en
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virtud de la propiedad industrial. Exige, además, el respeto de las costumbres, tenidas por honestas y justas, por la opinión común profesional. La competencia leal respeta lo adquirido como derecho propio por la actividad de cada empresa, y evita las acciones que tienden a impedir que cada empresario pueda ejercer el derecho de competir en la actividad económica, industrial o comercial. La tarea de desenmascarar y combatir las diversas formas de competencia desleal, corresponde preferentemente a las organizaciones profesionales.
SEARS ROEBUCK & CO. En 1992, Sears Roebuck & Co. se llenó de quejas sobre el servicio automotor que prestaba. Los abogados de los consumidores en más de cuarenta estados acusaron a la compañía de engañar a los clientes al venderles partes y servicios innecesarios. La administración de Sears no se había propuesto defraudar a los clientes. Pero ante el descenso de utilidades, el hundimiento de sus acciones en el mercado y el incremento de la competencia, la administración de Sears intentó estimular el desempeño de sus autocentros imponiendo nuevos objetivos e incentivos para los empleados. La compañía incrementó la cantidad de turnos de trabajo e introdujo incentivos de producción para los mecánicos. A los vendedores de servicio les asignó una meta específica de ventas y recibieron una comisión sobre esas ventas. No alcanzar esa meta de ventas podía llevar a la transferencia o reducción de horas de trabajo. Bajo estas presiones e incentivos para alcanzar la meta de ventas legítimamente, falló en muchos casos la moral de los empleados. El fracaso de la administración para clarificar su trabajo entre servicio innecesario y mantenimiento preventivo necesario, acompañado de la ignorancia de los clientes, dejó libres a los empleados para trazar su propio ritmo de trabajo, sujeto a una gran gama de interpretaciones. Sin un apoyo gerencial activo para un desempeño ético, no sorprendió que algunos 79
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empleados reaccionaran frente a estas fuerzas apoyándose en la exageración y aún la falsa representación de artículos y servicios. Poco después de que estas acusaciones en contra de Sears se hicieran públicas, el gerente general, Edward Brennan, reconoció la responsabilidad de la gerencia por implantar objetivos y retribuciones que crearon un ambiente que generaba errores. Aunque la compañía negó cualquier intento por engañar a los clientes, los ejecutivos decidieron eliminar las comisiones y descontinuaron la meta de ventas en áreas específicas. Implantaron un sorpresivo sistema de auditoría e hicieron planes para ampliar el control interno. A manera de arreglo para procesos pendientes, Sears ofreció bonos a los clientes que habían comprado ciertos servicios entre 1990 y 1992. El costo total de este arreglo, se estimó en US $60 millones. (Adaptado de Lynn Sharp Paine, “Hacia una ética organizacional”, Clase Empresarial, No. 15, septiembre de 1994, pág. 83).
3.3. El negocio social Tener en cuenta a todos los implicados La empresa debe ser salvaguardia de la justicia social. Para realizar su misión de erradicar la pobreza debe comprometerse a fondo con la búsqueda de la equidad y así terminar con la injusta distribución de la riqueza en el mundo. La empresa es una fuerza liberadora de lo humano a través de la potenciación cultural de las personas y las colectividades que puede ayudar a construir una cultura de la esperanza de liberación de la pobreza, entendida como opresión. Buscar una liberación a través de la esperanza es tener en cuenta la subjetividad herida del pobre y ofrecerle un nuevo sentido a su existencia.
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Además, la empresa tiene una responsabilidad social por el hecho de formar parte de un conglomerado social y ser un actor transformador del entorno. El contexto social de Latinoamérica, marcado por la pobreza y exclusión de las mayorías, nos obliga a buscar alternativas de gestión empresarial que fortalezcan las competencias sociales de las empresas. Toda empresa tiene la responsabilidad de encontrar un enfoque para los problemas sociales básicos que esté de acuerdo con su competencia y que ciertamente convierta los problemas sociales en oportunidades para las empresas. Las formas de producción y de consumo de una sociedad deben regirse por la justicia. La finalidad de la actividad económica es una mayor producción (crecimiento) con vistas a una mejor distribución (equidad) para satisfacer las necesidades de todos los miembros de la sociedad. La economía debe ser ante todo un servicio prestado a la comunidad; por eso hay que salir de los presupuestos del individualismo, del consumismo y del hedonismo. Una empresa consulta a todos los stakeholders (partes interesadas) para tener en cuenta sus intereses. No obstante, la responsabilidad social no se puede reducir a las relaciones con aquellos; también incluye la revisión de los modelos económicos para poder superar la pobreza y la exclusión social. Hay que incluir también el modelo de desarrollo para superar la inequidad. La empresa es constructora de relaciones justas: no solo busca el bienestar de los accionistas sino la de todos los implicados y por eso tiene en cuenta los intereses de todos y cada uno. Los empresarios deberían apuntar al desarrollo comunitario y humano como mecanismo participativo para que los individuos mejoren sus niveles de calidad de vida. El desafío para las empresas, entonces, es institucionalizar la iniciativa social exitosa. Todos los actores que intervienen en la búsqueda de la solución desean cambiar la faz de la pobreza gracias a la concentración de su atención en soluciones de alta tecnología, iniciativa privada, soluciones de mercado y vinculación de múltiples organizaciones. Así, los problemas que se solucionan 81
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son reales: los consumidores de la base de la pirámide reciben productos y servicios a precios alcanzables, pero, más importante aún, reciben reconocimiento, respeto y buen trato. Por lo tanto, es necesario analizar el tema de los negocios inclusivos desde dos enfoques diferentes, pero convergentes: • desde el empresario que está dispuesto a reconocer a los pobres como empresarios creativos con capacidad de recuperación y como consumidores con sentido del valor, y • desde los componentes de la base de la pirámide como parte importante del desarrollo empresarial y, por supuesto, de su mejora en la calidad de vida. El reto de las empresas actualmente es conseguir la movilidad de los miles de millones de personas que tienen un ingreso per cápita de menos de 2 dólares y contribuir a la mejora en su calidad de vida. En el Foro realizado por la Conferencia Episcopal de Colombia sobre responsabilidad social del empresario, el empresario Pedro Gómez Barrero intervino en los siguientes términos para mostrar cómo debe ser en este momento de Colombia la acción social propia del empresariado: “Para responder un poco a la necesidad de expresar cómo podríamos cumplir con nuestras obligaciones con la sociedad, pues está claro que las tenemos como empresarios y como personas, pero lo que no se sabe bien es cómo podremos hacerlo. Sugiero simplemente en una primera instancia que tratemos de armar empresas cuyo objetivo sea la función social y no solo que le demos apoyo desde nuestras empresas comerciales a las fundaciones que tienen ese objetivo, sino que creemos empresas que tengan objetivo propio de atender a las necesidades sociales y naturalmente con capacidad de generar recursos para que sean autosuficientes. Eso es posible y hay ejemplos importantes en este país, pero lo más significativo de la participación de los empresarios se podría referir al tiempo que le dediquemos al análisis de los problemas nacionales, a
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la participación que tomemos en las definiciones sobre lo que debe ser nuestro país, lo que debe ser el Estado y cómo se debe comportar la sociedad, pues pienso que como está armado este país vamos para mal y es muy difícil que con esa misma estructura podamos mejorar la situación que enfrentamos. El conflicto que nos está afectando, tiene razones de diversa índole y creo que la necesidad de analizarlo a fondo es evidente, así como la necesidad de que participemos en la solución que se debe adoptar, pero en todo caso sin ninguna duda hacia una reforma sustantiva del estado y un nuevo y mejor comportamiento de la sociedad. Los empresarios podemos aportar mucho y buscar fórmulas de solución sin necesidad de dejárselas exclusivamente al sector político”. Negocios con la base de la pirámide Prahalad y Hammond presentan un modelo de negocio rentable que sirve a las comunidades pobres, donde las empresas pueden ayudarle a la gente con menos recursos económicos y al mismo tiempo generar utilidades (en: La oportunidad de negocios en la base de la pirámide: un modelo de negocio rentable, que sirve a las comunidades más pobres). Además, en su texto se desarrolla un marco para el compromiso activo del sector privado con la base de la pirámide y se presentan varios casos en los cuales aquella se está convirtiendo en mercado activo. La parte inferior de la pirámide (económica) está conformada por 4 mil millones personas que viven con menos de $2 por día. Por más de 50 años, el Banco Mundial, gobiernos de naciones donantes, varias agencias de la ayuda humanitaria, y, últimamente, las organizaciones civiles, han hecho su mejor esfuerzo, pero no han podido suprimir la pobreza. Prahalad propone dejar de pensar en los pobres como víctimas o como una carga y comenzar a reconocerlas como persistentes y creativos empresarios y consumidores conscientes del valor, permitiendo que se abra un entero nuevo mundo de oportunidades. Prahalad también sugiere que cuatro 83
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mil millones pobres pueden ser el motor del siguiente capítulo del comercio y prosperidad globales, y pueden ser una fuente de innovaciones. Servir a los clientes de la base de la pirámide requiere que las firmas grandes trabajen en colaboración con las organizaciones civiles de la sociedad y con los gobiernos locales. Asimismo, el desarrollo del mercado en la base de la pirámide también creará millones de nuevos empresarios a los niveles más bajos. Por último, presenta la nueva propuesta de solución al problema de la pobreza como una creación compartida hacia el desarrollo económico y la transformación social. El negocio social En una entrevista del periódico La República de Bogotá con el colombiano Orlando Ayala éste explicó en los siguientes términos cómo entiende Bill Gates un negocio social: la RSE, o mejor, “el negocio social”, en sus palabras, implica en primer lugar cambios de estructura en la organización, creándose grupos como el que Ayala dirige en Microsoft, donde desde el primer día solicitó a su jefe formar un concejo asesor -llamado familiarmente “El concejo de los cinco billones” en alusión a los cinco mil millones de personas en el mundo a quienes deben llevar la tecnología-, encargado de desarrollar las soluciones de innovación para que esa tecnología llegue a un costo mucho menor por ser un público de bajos ingresos. La estrategia ha dado buenos resultados por lo que se ha convertido en mecanismo efectivo para retener talento, pues los empleados generan un profundo sentido de pertenencia a la empresa por su responsabilidad social. En su visita a Cartagena, Bill Gates habló del negocio social, concebido como el hecho de dar soluciones en las empresas a la gente desprotegida, de menores recursos. Según Ayala, no es el concepto tradicional de responsabilidad social empresarial, aunque también tiene, como lo dice su nombre, el componente social, que aparece con carácter empresarial, de negocio (socialempresarial, para ser exactos). Se dice que la empresa sea social, en síntesis, sin dejar de ser un negocio, por la sencilla razón de que debe seguir
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siendo rentable para sobrevivir en un mercado cada vez más competido. Y no solo rentable sino súperrrentable porque, en definitiva, esta ayuda a familias pobres se convierte en un gran negocio para Microsoft en el largo plazo, fuera de educarlas. “No es filantropía”, insiste, subrayando lo que dijo en una amplia entrevista al New York Times, donde planteó que las actividades filantrópicas no pueden ser sostenibles mientras estas, en cambio, sí lo son como de veras se requiere para sacar a la gente de la pobreza. Ayala recuerda las palabras que la madre de Bill Gates le dijo en su lecho de muerte: “Los que más han recibido son los que más tienen que dar”, mandato bíblico que el dueño de Microsoft sigue al pie de la letra aunque dentro de la citada sostenibilidad. Se busca, entonces, trasladar los enormes beneficios del desarrollo científico a todas las personas (inclusión social), en forma acelerada y no con la lentitud que se ha tenido hasta hoy, lo cual representa en la práctica un “potencial ilimitado”, de miles de millones de nuevos consumidores, que le garantiza a la empresa su continuidad en el futuro por ser la clave del éxito económico a escala global. “Si no se le apuesta a eso, el negocio desaparece en el largo plazo”, advierte Ayala. Los cambios se extienden asimismo a los proyectos de inversión, orientados ya más hacia el largo plazo. Ello sucede -según Ayala- cuando se piensa de manera global, cuando se busca aprovechar al máximo el potencial humano, no cuando se piensa en el corto plazo, ni mucho menos cuando el presupuesto destinado a programas de RSE, concentrados en un área específica de la empresa, se recorta cada vez más, como es fácil comprobarlo en muchas compañías.
INDUPALMA Indupalma, una empresa colombiana dedicada al cultivo de la palma africana y a la extracción de aceite crudo, desarrolló durante la década de los noventa una relación “gana-gana” con sus trabajadores en medio de las condiciones más adversas. Hacia 1993 se encontraba a puertas de la liquidación. El 82% de sus ingresos se 85
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dirigían a cubrir los costos laborales, pues por presiones del sindicato brindaba educación, salud y servicios a todos sus empleados. Esto la llevó a una profunda crisis que finalmente se convirtió en una oportunidad. Indupalma entró en un proceso de reestructuración, cuya columna vertebral fue la educación, expresada en capacitación tanto de los empleados como de los asociados a corporativas. Lo más destacable fue que la recuperación de la empresa y su virtual salvación se hicieron en función de la región y sus pobladores. En 1995, empezó a construir un modelo social solidario que tenía como principal objetivo desarrollar empresarios en la comunidad de San Alberto, sur del Cesar. Así, Indupalma estimuló la creación de cooperativas de trabajo asociado, que en un principio prestaban servicios y mano de obra a la empresa. Se les adjudicaban áreas de cultivo para que realizaran labores de mantenimiento, limpieza y recolección del fruto. Luego, Indupalma vendió a las cooperativas maquinaria y equipo, que los asociados pagaban con su trabajo. Así, estas cooperativas han evolucionado, compiten entre sí y ofrecen servicios de siembra y recolección de fruto a Indupalma. A comienzos del 2000 había 19 cooperativas en la región que reúnían más de 900 asociados, que ganaban en promedio $500.000 en temporada de cosecha y estaban cubiertos por la seguridad social. La clave ha sido que cada cooperativa mantiene su independencia y esto ha llevado a una altísima participación y motivación por parte de la comunidad, que ha evolucionado, creando empresarios y verdaderos líderes campesinos, en medio de una región rodeada por la violencia. También la producción de fruto en Indupalma prácticamente se duplicó entre 1995 y principios del 2000, pasando de 89.499 toneladas a 166 959.
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Capítulo
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4.1. La solidaridad El amor social La solidaridad es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común (de todos y de cada uno). El bien común es el conjunto de condiciones que la sociedad ofrece al individuo para vivir una vida digna, gracias a sus propios esfuerzos. Ser solidario significa tener compasión frente a las necesidades del otro. La solidaridad es una opción de vida, mediante la cual uno se relaciona con el otro pensando en su bien; es un estilo de vida que es capaz de incluir al otro en la propia perspectiva; es una actitud radical de ayudar a los demás que se verifica en la forma de acercarse a las personas.
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La dimensión social del individuo exige unas relaciones de solidaridad con los otros. La solidaridad constituye una exigencia antropológica en cuanto la realización del “yo”, que sólo es posible dentro de una red de relaciones con “otros”; por tanto, solo la configuración del “nosotros” permite la auténtica realización del “yo”. Todos los seres humanos necesitamos de una integración recíproca. El ejercicio de la solidaridad parte del hecho del reconocimiento de todos como personas dentro de una sociedad. La solidaridad nos ayuda a ver en el otro -persona o grupo social- un semejante nuestro que necesita nuestra ayuda. La solidaridad supera la mentalidad individualista y busca acciones concretas de servicio social. En este mundo atravesado por toda clase de conflictos, se necesita de una solidaridad que asuma la interdependencia de todos. Todos los hombres deben construir juntos un destino común. La solidaridad es compasión activa, es búsqueda del bien común. “La pregunta más persistente y urgente en la vida es: ¿Qué está haciendo usted por los demás?” (Martin Luther King). La solidaridad se construye a partir de la empatía y se hace realidad en el compartir. La empatía ética es la capacidad de sentir y asumir la condición humana como una responsabilidad entre todos, y, por tanto, implica la vulnerabilidad frente a las necesidades de otros. La empatía es auténtica en la medida que se traduce en la disponibilidad para compartir: el estar con se hace el ser para. La solidaridad nace de la gratuidad de la donación de sí que se traduce en la comprensión de la vida como un servicio al otro en la acogida respetuosa. La persona es madura éticamente si toma decisiones teniendo en cuenta las consecuencias sociales. La solidaridad exige no quedar indiferente ante las necesidades del otro. El otro se me presenta como una llamada, como una exigencia ética que reclama una respuesta. La solidaridad es responder al otro, es responder del otro. La solidaridad es una actitud de acogida del otro para cuidarlo. La solidaridad es más que estar con el otro: es estar por el otro. La solidaridad es reconocer al otro como alguien. La solidaridad no se puede reducir a una instancia emocional
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que conlleva sentimientos de horror ante las necesidades de los demás y una proclamación abstracta de principios, pero que no se convierte en un compromiso serio de ayudar a los demás. La solidaridad conduce a la opción por los más necesitados, ya que en esta preferencia se verifica su autenticidad como empatía y como compartir. El principio de solidaridad debe ser entendido como preocupación por el desarrollo humano de todos con una opción preferencial por los más excluidos. Vivir esta solidaridad es lo que construye la paz. Por eso es necesaria una globalización de la solidaridad. La solidaridad social entre las naciones es necesaria para que todas alcancen el desarrollo.
LEVI STRAUSS & CO. Robert Haas, sobrino tataranieto del fundador de la empresa más famosa de la industria del vestido en Estados Unidos, se sintió aterrado cuando tomó posesión del cargo de director ejecutivo de Levi Strauss & Co., en 1984. Las ventas estaban declinando, y tampoco daba resultado un programa de cinco años para adquirir otras compañías de prendas de vestir. En el pasado, la Levi Strauss & Co. había florecido haciendo el bien. Cuando su fábrica original quedó destruida por el gran terremoto de San Francisco, en 1906, la empresa siguió pagando a sus empleados durante la reconstrucción. Y en la Depresión de los años treinta, las ventas se fueron a pique pero no hubo despidos. Ahora Haas se preguntaba si la compañía prosperaría de nuevo sin apartarse de la regla de oro, de pensar también en los demás. Levi Strass, inventor de los bluyines, fue un judío bávaro que recorrió las montañas de Kentucky en el decenio de 1840 vendiendo de puerta en puerta agujas, hilos y telas. La fiebre de oro en California lo llevó al Oeste, donde le nació la idea de utilizar la lona de las tiendas de campaña para confeccionar pantalones resistentes para los mineros. 91
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Desde su primera época en San Francisco, contribuyó generosamente a obras de caridad, ya fueran judías, católicas o protestantes. Se le consideraba un hombre justo e íntegro. Strauss no tuvo hijos, así que, cuando falleció en 1902, un sobrino suyo tomó las riendas del negocio. Hoy, la familia atribuye a Walter Haas, que dirigió la compañía durante la Depresión y en la Segunda Guerra Mundial, el mérito de enseñar a sus hijos y a sus nietos a hacer el bien. A principios de los años sesentas, antes de que el Congreso de Estados Unidos aprobara la Ley sobre Derechos Civiles de 1964, la Levi Strauss adquirió una fábrica en Blacktone, Virginia, donde los empleados negros estaban segregados. La compañía estableció muy claramente que eso tenía que cambiar. El gerente se opuso a toda práctica de segregación racial dentro de la empresa, a pesar de la oposición de algunos obreros y otras personas de la comunidad. Durante la década de los sesenta, cuando los bluyines estaban haciendo furor en todo el mundo, la compañía se veía en aprietos para satisfacer la demanda. Pero durante la recesión de 1984, cuando tuvo que cerrar plantas y despedir trabajadores, se otorgaron generosos paquetes de liquidación, amplios beneficios médicos y el financiamiento permanente de programas comunitarios y de causas sociales. En los últimos años la Fundación Levi Strauss ha asignado varios millones de dólares a las causas preferidas de sus empleados. Figuró entre los primeros patrocinadores de la investigación sobre el sida, y ha financiado estudios sobre racismo, puericultura y desarrollo económico entre los grupos de bajos ingresos. “Los valores de una compañía son vitales para su éxito en la competencia”, afirma Robert Hass. “No se puede ser una cosa y decir otra. La gente detecta fácilmente a los farsantes. Y no practicarán los valores morales si uno no los pone en práctica primero”.
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4.2. Solidaridad y empresa La solidaridad y su práctica por la empresa se han denominado filantropía. Por filantropía se entiende la participación de la empresa en actividades de bienestar público. La práctica filantrópica es una toma de posición ética, donde la acción institucional se ejerce responsablemente para construir una sociedad mejor. La filantropía empresarial se suele denominar, también, como responsabilidad social empresarial. En el “Simposio Internacional sobre Empresa Privada y Responsabilidad Social” realizado en Cartagena en agosto de 1995, se subrayaron cinco elementos que deben caracterizar la actuación de la empresa dentro de su papel social: El primero es entender que “la empresa es un proyecto productivo pensado como proyecto ético” (Rey, pág. 297). La empresa es una constructora de la sociedad y por tanto debe preguntarse cuál es el tipo de sociedad que desea. La solución a esta pregunta exigirá a la organización un esfuerzo “visionario” que le permita decidir dónde quiere ubicarse en el largo plazo, y a la vez entender que para llegar a esa meta debe construir el escenario adecuado. Es allí, en esa búsqueda donde podrán integrarse la responsabilidad social y la estrategia de la empresa. En segundo lugar, y como consecuencia de lo anterior, “se debe entender a la empresa como una organización involucrada activamente en la configuración de un proyecto de sociedad, partícipe y responsable ante los principales problemas de la sociedad, y que busca nuevas y fructíferas formas de interacción con otros actores sociales sin perder su especificidad, sin perder su naturaleza” (Rey, pág. 297). En tercer lugar, “se ratifica la necesidad que tienen las empresas no solamente de modernizarse sino de entrar consistentemente en los procesos de modernidad que tienen que ver con la incorporación creativa e innovadora de conocimientos, con el fortalecimiento de la autonomía, la racionalidad y la tolerancia pero también con nuevos modos de actuar, de encontrarse, de sentir” (Rey, pág. 297). 93
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En cuarto lugar, “la empresa empieza a pensarse como empresa ciudadana, es decir, como agente de cambio en medio de incertidumbres, con visión prospectiva y capacidad propositiva. La empresa concibe estrechamente unida a la generación de riqueza, de prosperidad. Tiene ante sí el reto -más importante aún en estos tiempos de apertura y globalización- de encontrar formas a través de las cuales amplios sectores de la población, especialmente los pobres, no se queden por fuera de las oportunidades de desarrollo” (Rey, pág. 297). En quinto lugar, “se insinúan modificaciones en cuanto a la redefinición de las relaciones de las empresas y de las organizaciones privadas con el Estado. Las primeras tienden a participar mucho más en las decisiones políticas, en los procesos de concertación (no solo de aquellos que habitualmente les eran más familiares y cercanos), en la democratización de los gremios. Todo esto nos lleva a un rebasamiento de la limitación de la responsabilidad social de la empresa únicamente a asuntos como la creación de empleo, el pago de impuestos o los procesos de producción inmediata y cortoplacista y se empieza a encontrar una ubicación más activa de la organización empresarial en términos de su papel en la sostenibilidad del desarrollo, en la consecución del bienestar y de la calidad de vida para los ciudadanos. Calidad de vida que además de económica es política, cultural, de sentido” (Rey, 297-298). La ética ciudadana La ética ciudadana consiste en un conjunto de éticos mínimos compartidos entre los ciudadanos con distintas mentalidades y que los llevan a una convivencia fecunda. La ética “de mínimos” tiene pocos contenidos en cuanto a cantidad. Es una normatividad básica para la convivencia, centrada en principios de justicia y no de felicidad que debería llevar a la solución pacífica de los conflictos. Debe poner en evidencia aquello que nos mantiene juntos y nos potencializa como colectivo social. Los contenidos mínimos de una ética ciudadana: • El respeto de los derechos humanos políticos, económicos, sociales y culturales.
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Promoción de los valores de libertad, igualdad y solidaridad. • La equidad intrageneracional e intergeneracional. • Tolerancia de las diferencias. Hay que plantear un nuevo pacto social de carácter racional y comunicativo, que produzca un mínimo común ético, que amortigüe el desenfreno actual de la violencia. La ética civil debe ser objetiva: que no se agote en meras opiniones subjetivas sino que llegue a formular aspectos considerados objetivamente indispensables para la convivencia en común. Es una moral civil y no religiosa: el mínimo necesario para la convivencia en una sociedad plural. Los creyentes deben profundizar en los grandes elementos de su tradición moral y desde ellos aportar en la construcción de un mínimo justo. Las Iglesias debe apoyar las grandes exigencias de la ética ciudadana. La ética ciudadana debe someterse a la discusión frente a las propuestas de todos los ciudadanos. Los hombres y las mujeres al dialogar son capaces de clarificarse aquellos puntos indispensables para que la vida con dignidad sea posible para todos. Se presupone que cuando una cosa es buena para nosotros también lo es para todos. La ética ciudadana debe ser constructora de una cultura de la vida en paz, que asegure la vigencia para todos de los derechos humanos fundamentales. Ética y paz van de la mano, porque la responsabilidad por la vida exige un esfuerzo por la construcción de la convivencia pacífica. La tolerancia de otras formas distintas de pensar, la renuncia a emplear medios violentos para alcanzar sus fines, la búsqueda del diálogo entre todos y el respeto incondicional por la vida del otro, son parte fundamental del espíritu ético. Colombia se encuentra sumida en el nuevo milenio en una profunda crisis. Podríamos enumerar las siguientes manifestaciones de esta crisis: corrupción pública, narcotráfico, violencia, ingobernabilidad, inequidad, impunidad. Si analizamos estos problemas, vemos que tienen todos una raíz moral. Podemos decir que en Colombia existe una cultura mafiosa de enriquecimiento rápido sin importar los medios. Para salir de la crisis es necesario construir una nueva ética ciudadana en Colombia que nos permita convivir en paz. 95
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La ética ciudadana es la expresión del ethos cultural de un pueblo. Hay que transformar nuestra cultura violenta en una cultura de paz. La educación -intelectual y emocional- debe ser el vehículo de transmisión de esta nueva cultura de la paz. Hay que educar para la solución pacífica de los conflictos. Los empresarios pueden aportar mucho en la solución de los problemas del país. La construcción de una ética ciudadana es urgente debido a la dureza de la realidad colombiana. El incremento de la inseguridad y el miedo recíproco tal vez sea el escenario que nos obligue a sentar las bases de una ética civil. Cuando ya todos hayan sido tocados por la violencia, tendremos la ineludible necesidad de una ética para la convivencia. Hay que buscar el acceso de todos a la satisfacción de las necesidades básicas y luchar contra la exclusión social. En una Colombia donde ha prevalecido el sufrimiento y ha predominado la injusticia, impulsemos el espíritu de solidaridad e imaginémonos un futuro en paz y con equidad.
MALDEN MILLS En la noche del 11 de diciembre de 1995, una explosión cerca del cuarto de calderas estremeció la fábrica Malden Mills en Lawrence, Massachussets. El incendio surgió en la fábrica textil construida de ladrillos un siglo antes. Avivado por el viento, el fuego pronto destruyó tres edificios de la fábrica, hiriendo a 25 trabajadores, acabando casi toda la planta y haciendo que casi 1 400 personas se quedaran sin trabajo, dos semanas antes de Navidad. Manden Mills, una compañía fundada en 1906 y propiedad de una familia, era uno de los pocos fabricantes de textiles que seguían operando en Nueva Inglaterra. Casi todos los demás fabricantes de textiles se habían mudado al sur de Estados Unidos y luego a Asia en busca de mano de obra barata y no sindicalizada. Sin embargo, el presidente y dueño mayoritario de la compañía, Aaron Feuerstein, se había negado a abandonar a la comunidad y a sus trabajadores que, según dijo, eran
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“el más valioso activo con que cuenta Malden Mills,… no son un gasto que pueda recortarse”. Feuerstein, que a menudo proporcionaba ayuda especial a los empleados con necesidades especiales, mantenía una política de puertas abiertas con sus trabajadores. Sin embargo, la mañana después del incendio de diciembre, con la fábrica en ruinas humeantes, los diarios predijeron que el dueño Aaron Feuerstein optaría por la decisión inteligente: cobrar los más de 100 millones de dólares que las aseguradoras le deberían, vender el resto de los activos y cerrar la compañía, o bien reconstruirla en un país del Tercer Mundo donde la mano de obra era más barata. En vez de ello, Feuerstein anunció que la compañía reconstruiría en Lawrence y, algo que dejó estupefacta a la industria, prometió que todos sus empleados que se habían quedado sin trabajo a causa del incendio seguirían recibiendo su salario completo, seguirían teniendo seguro médico completo y tendrían un empleo garantizado cuando las operaciones se reiniciaran en unos meses. “Tengo una responsabilidad con los trabajadores y con la comunidad”, comentó Feuerstein. (Adaptado de Manuel G. Velásquez, Ética de los Negocios. Conceptos y Casos, México: Prentice Hall, Pearson Education, 2000, pág. 120-121)
4.3. La filantropía como estrategia de la empresa La solidaridad y su práctica por la empresa se han denominado filantropía. Por filantropía se entiende la participación de la empresa en actividades de bienestar público. La práctica filantrópica es una toma de posición ética, donde la acción institucional se ejerce responsablemente para construir una sociedad mejor. 97
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Al comienzo del nuevo milenio, la práctica de la filantropía ha pasado de la costumbre de dar limosna a los necesitados a la de atender verdaderamente las necesidades sociales mediante el manejo apropiado de los recursos. Es el paso de la caridad a la solidaridad, a la filantropía pensada como cambio social. La filantropía no se agota en las donaciones sino se proyecta hacia la presencia cada vez más actuante y comprometida de la empresa en las dinámicas sociales. Se ha pasado de una mentalidad asistencial a una promocional donde se trabaja con las personas para que ellas sean los artífices de su propia superación. Comprendida y aplicada así, la filantropía se vuelve un agente transformador de los sujetos sociales, porque estimula procesos horizontales entre el dador y el receptor; procesos que son de conocimiento y aprendizaje mutuo. La filantropía como estrategia considera a la empresa como un actor fundamental del desarrollo sostenible y se orienta a mejorar el contexto competitivo que le es propio. La filantropía como donación es fundamentalmente asistencial y está motivada en muchos casos por el deseo de la empresa de ser un buen ciudadano o por el deseo de mejorar las relaciones de la empresa. La filantropía como estrategia considera a la empresa como un actor fundamental del desarrollo sostenible y se orienta a mejorar el contexto competitivo que le es propio. Siguiendo las líneas de pensamiento y el texto de Michael E. Porter y Mark R. Kramer en su artículo “La filantropía empresarial como ventaja competitiva” (Harvard Deusto Business Review, Enero/Febrero 2003, págs. 7-20), mostraremos cómo la responsabilidad social de la empresa debe ser parte de su estrategia competitiva. La pregunta que nos debemos hacer es: ¿debe la empresa llevar a cabo actividades de beneficio social? Según Milton Friedman la única “responsabilidad social de las empresas” es “aumentar sus beneficios”. Las contribuciones benéficas debían realizarlas los accionistas como personas particulares y no como organización. Detrás de la posición de Friedman subyacen dos presupuestos. El primero es que los objetivos sociales y económicos son diferentes, de modo que la inversión social de una empresa va en detrimento de sus resultados económicos. El segundo es que la ayuda social que ofrecen las empresas es similar a la de un donante particular.
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La filantropía como estrategia considera que las empresas pueden utilizar sus iniciativas benéficas para mejorar su contexto competitivo, es decir, la calidad del entorno empresarial en el lugar donde opera. Utilizar la filantropía para mejorar el contexto alinea los objetivos sociales con los económicos y mejora las perspectivas a largo plazo de una empresa, con lo que se contradice el primer supuesto de Friedman. Además, abordar el contexto permite que una empresa aproveche sus competencias en apoyo de causas benéficas, superando en mucho los proporcionados por donantes particulares, con lo cual se contradice el segundo supuesto de Friedman. La filantropía orientada al contexto busca conseguir mejoras tanto sociales como económicas. Al centrarse en necesidades sociales que afectan a su contexto empresarial y al emplear sus atributos únicos como organización para afrontarlos, las empresas descubren que poseen un gran potencial como factor de cambio social. Los objetivos sociales y económicos no son en sí mismos conflictivos, sino que están integralmente conectados. Para tomar esta nueva dirección estratégica, se requieren cambios fundamentales en la forma como las empresas enfoquen su actuación. Evaluar las capacidades propias de cada empresa generadoras de valor social Cada empresa posee competencias únicas y conocimientos empresariales especializados que le permiten hacer un gran aporte a lo social. Con la vinculación de la filantropía empresarial a su negocio y a su estrategia, una empresa puede crear un valor social aún mayor que otros donantes a la mejora de un problema social específico. Sus activos y sus conocimientos especializados, en definitiva, serán de la mayor utilidad para afrontar problemas relacionados con su campo concreto. Buscar la mejora social que más conduzca a generar beneficios económicos a la empresa en un contexto competitivo Las empresas no funcionan de manera aislada con respecto a la sociedad que las rodea. De hecho, su capacidad para 99
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competir depende en gran medida de las circunstancias de los lugares en los que opera. La mejora de la educación, por ejemplo, suele considerarse como una cuestión social, pero el nivel de formación de la fuerza de trabajo local afecta sustancialmente a la competitividad potencial de una empresa. Cuanta más relación con el negocio de una empresa tiene una mejora social, más conduce también a generar beneficios económicos. Una empresa que tenga posibilidades de ayudar al mejoramiento de la capacitación de los habitantes de su entorno, mejora su contexto competitivo. A largo plazo, por tanto, los objetivos sociales y económicos no son en sí mismos conflictivos, sino que están integralmente conectados. La competitividad actual depende de la productividad con la que las empresas sean capaces de utilizar la mano de obra, el capital y los recursos naturales para producir bienes y servicios de alta calidad. Conservar el medio ambiente beneficia no solo a la sociedad, sino también a las empresas. Impulsar las condiciones sociales y económicas en los países en vías de desarrollo puede dar lugar a emplazamientos más productivos para las operaciones de una empresa, así como a nuevos mercados para sus productos. De hecho, estamos aprendiendo que el método más eficaz para abordar muchos de los problemas más urgentes del mundo suele ser la movilización del sector empresarial de manera que beneficie tanto a la sociedad como a las empresas. Esto no significa que toda inversión de una empresa conlleve un beneficio social o que este beneficio social mejore la competitividad. La mayoría de las inversiones empresariales solo producen beneficios para la empresa y las contribuciones benéficas no relacionadas con el negocio solo generan beneficios sociales. Únicamente cuando los gastos empresariales producen mejoras sociales y económicas a la vez, la filantropía es verdaderamente estratégica. Asociarse con organizaciones no lucrativas o el gobierno u otras empresas para trabajar en esa mejora social La mayor parte de la actividad filantrópica implica dar dinero a otras organizaciones, que son las que en realidad
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suministran los beneficios sociales. De este modo, el impacto conseguido por un donante está en gran medida determinado por la eficiencia del beneficiario. La selección de un beneficiario o de una organización asociada más eficaz dará lugar a un mayor impacto social por peso invertido. Seleccionar a los beneficiarios más eficaces en un campo determinado no es fácil. Una empresa podrá encontrar el socio adecuado, si su filantropía está relacionada con su negocio y puede aprovechar sus competencias internas, especialmente los conocimientos financieros, administrativos y técnicos de sus empleados. Una empresa puede aliarse con otras empresas para respaldar a las organizaciones no lucrativas en su intervención social. Con esto, atraerá más fondos y dará lugar, así, a una asignación más eficaz de la inversión general en filantropía. La reputación de una empresa puede influir en una vasta red de entidades de su conglomerado, que abarca a clientes, proveedores y otros socios. Cuando interviene un grupo de empresas se logra un impacto social mayor. Aunque la selección del beneficiario adecuado mejora el resultado social de la contribución de la empresa, y el reclutamiento de otros patrocinadores mejora el resultado de varias contribuciones, la mejora del rendimiento de las organizaciones no lucrativas puede aumentar. Las organizaciones no lucrativas carecen de los medios para lograr ser plenamente eficaces. Pero la alianza con empresas que sí poseen los medios, llevará a las organizaciones no lucrativas a una mejora organizativa significativa. Con la vinculación de la filantropía empresarial a su negocio y estrategia, una empresa puede crear un valor social mayor. Sus activos y sus conocimientos especializados, en definitiva, serán de la mayor utilidad para afrontar problemas relacionados con su campo concreto. Más aún, los conocimientos, la capacidad de investigación y el alcance que las empresas aportan a la filantropía pueden ayudar a las organizaciones no lucrativas a crear nuevas soluciones que ellas nunca podrían desarrollar por sí solas. La manera más potente de crear valor social es, por tanto, desarrollar nuevos medios y mejores enfoques para afrontar los problemas sociales y generalizar su práctica. Igualmente 101
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importante que la creación de nuevo conocimiento es su adopción en la práctica. El know-how de los líderes de las empresas, su influencia y sus conexiones, y su presencia en comunidades de todo el mundo crean poderosas redes para la difusión de nuevas ideas para afrontar los problemas sociales. Las empresas pueden facilitar la transferencia global de conocimiento y la implementación coordinada en múltiples lugares de nuevas iniciativas sociales con una destreza sin igual. Planeación rigurosa y evaluación de resultados Para Michael E. Porter y Mark R. Kramer pasar a la filantropía orientada al contexto requerirá un enfoque mucho más riguroso que el predominante en la actualidad. Implicará la estrecha integración de la gestión de la filantropía con otras actividades de la empresa. En lugar de delegar por completo la filantropía a un departamento de relaciones públicas o al personal de una fundación, el consejero delegado deberá liderar a todo el equipo de dirección a través de un proceso disciplinado para identificar e implementar una estrategia empresarial de donación orientada a mejorar el contexto. Las unidades de negocio, en especial, deben desempeñar importantes papeles en la identificación de áreas en las que efectuar inversiones contextuales. El nuevo proceso implicará cinco etapas: • Examinar el contexto competitivo de cada una de las ubicaciones geográficas importantes de la empresa. ¿Dónde podría la inversión social mejorar el potencial competitivo de la empresa? ¿Cuáles son las principales limitaciones de la productividad, la innovación, el crecimiento y la competitividad? La empresa deberá prestar especial atención a las limitaciones concretas que tienen un efecto desproporcionado en su estrategia relativa a los competidores; las mejoras en esas áreas del contexto fortalecerán potencialmente el área competitiva. Cuanto más específicamente se defina una iniciativa contextual, más probable será que la empresa genere valor y consiga sus objetivos. • Revisar la cartera filantrópica existente para ver cómo se ajusta al nuevo paradigma. Hay que ir más allá del
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apoyo indiscriminado a organizaciones cívicas o a causas preferidas por los empleados o al marketing con causa a través de las cuales una empresa concentra sus donaciones en una sola organización admirada, como el patrocinio de los Juegos Olímpicos. Aunque cierto porcentaje de las donaciones de la empresa podría ir a estos patrocinios, el objetivo es desplazar, en la medida de lo posible, la filantropía de una empresa a mejorar el contexto competitivo. Evaluar las iniciativas de donación empresarial existentes y potenciales como creadoras de valor social. Dada su estrategia, ¿dónde puede la empresa crear el mayor valor a través de la donación de maneras que ninguna otra empresa pueda igualar? Mediante el análisis cuidadoso de los elementos del contexto competitivo, una empresa puede identificar las áreas que se solapan entre el valor social y el económico, y que mejorarán su propia competitividad. Buscar oportunidades para la acción colectiva dentro de un conglomerado y con otros colaboradores. La acción colectiva será a menudo más eficaz que un esfuerzo en solitario para afrontar el contexto y mejorar el valor creado. En cuanto una empresa ha identificado oportunidades para mejorar el contexto competitivo y ha determinado las maneras en las que puede contribuir añadiendo un valor único, la búsqueda de colaboradores viene inmediatamente a continuación: ¿quién más se beneficiará de ese cambio en el contexto competitivo? ¿Quién tiene conocimientos o recursos complementarios? Por el contrario, ¿qué iniciativas filantrópicas de otros merece la pena seguir? ¿Dónde puede la empresa ser un buen colaborador contribuyendo de manera que genere más valor? Seguimiento riguroso y evaluación de resultados. Llevar a cabo un seguimiento de lo conseguido es esencial para la mejora continua de la estrategia filantrópica y de su implementación. Al igual que en cualquier otra actividad empresarial, la mejora constante a lo largo del tiempo genera el mayor valor. Los programas de más éxito no serán campañas a corto plazo, sino compromisos a largo plazo que sigan creciendo en escala y sofisticación. 103
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Ventajas de la filantropía orientada al contexto competitivo Si el enfoque de la filantropía orientada al contexto competitivo se adoptara de una manera generalizada, el patrón de las contribuciones empresariales cambiaría significativamente. El nivel general de contribuciones probablemente aumentaría y el valor social y económico generado crecería aún más. Las empresas confiarían más en el valor de sus actividades filantrópicas y se comprometerían más con ellas. Podrían comunicar con más eficacia sus estrategias filantrópicas a las comunidades en las que operan. Sus áreas de apoyo seleccionadas serían claramente comprensibles y no parecerían impredecibles. Por último, habría una mejor división de la mano de obra entre empresas donantes y otros tipos de patrocinadores, y las empresas se ocuparían de aquellas áreas en las que únicamente ellas fueran capaces de crear valor. Las inversiones filantrópicas por parte de miembros de un conglomerado, ya sea individual o colectivamente, pueden tener grandes repercusiones en la competitividad del conglomerado y en el rendimiento de todas las empresas que lo constituyen. La filantropía puede ser a menudo el medio más rentable, y en ocasiones el único, para mejorar el contexto competitivo. Asimismo, la filantropía puede adaptarse a la acción empresarial colectiva, permitiendo que los costes se distribuyan entre varias empresas. Las organizaciones benéficas también se beneficiarían. Verían la entrada de un mayor y más predecible flujo de recursos empresariales en el sector no lucrativo. Igualmente importante, desarrollarían estrechas asociaciones empresariales a largo plazo que aplicarían mejor los conocimientos y los activos del sector lucrativo para alcanzar objetivos sociales. Del mismo modo que las empresas pueden aprovechar la infraestructura de las organizaciones no lucrativas para conseguir sus objetivos de una manera más económica, estas pueden beneficiarse del uso de las infraestructuras comerciales. Finalmente, según Michael E. Porter y Mark R. Kramer, no hay contradicción inherente entre mejorar el contexto competitivo y adoptar el sincero compromiso de mejorar la sociedad.
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De hecho, como hemos visto, cuanto más estrechamente relacionada está la filantropía de una empresa a su contexto competitivo, mayor será la contribución de la empresa a la sociedad. Otras áreas, en las que la empresa ni crea valor añadido ni extrae un beneficio, deberían dejarse, como afirma Friedman, para los donantes particulares que siguen sus propios impulsos benéficos. Si se persigue sistemáticamente, de una forma que maximice el valor creado, la filantropía orientada al contexto puede ofrecer a las empresas un nuevo conjunto de herramientas competitivas que justifique con creces la inversión de recursos. Al mismo tiempo, puede desbloquear una manera mucho más potente de hacer del mundo un lugar mejor.
LA NETWORKING ACADEMY DE CISCO Cisco, principal productora de equipos para redes y routers utilizados para conectar ordenadores a internet, creció rápidamente durante los últimos años. No obstante, a medida que el uso de la Red aumentaba, el cliente de todo el mundo tropezaba con la escasez crónica de administradores de redes, que se convirtió en un factor que limitaba el crecimiento continuado de Cisco y de todo el sector de las tecnologías de información. Aunque Cisco era muy consciente de esta limitación en su contexto competitivo, el único medio que encontró para afrontarla fue a través de la filantropía. El proyecto comenzó como un ejemplo típico de donación basada en las buenas relaciones: Cisco donaba equipos para redes a un instituto cercano a sus oficinas centrales y después extendió el programa a otras escuelas de la zona. Sin embargo, un ingeniero de Cisco que trabajaba con la escuela vio que los profesores y los administradores carecían de la formación necesaria para gestionar las redes cuando estas ya habían sido instaladas. Él y otros ingenieros de Cisco se ofrecieron voluntarios para desarrollar un programa que no solo donara equipos, sino que además proporcionara formación a los profesores para construir, diseñar y mantener redes de ordenadores. Los 105
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estudiantes empezaron a asistir a esos cursos y asimilaban bien la información. Cuando Cisco amplió el programa, los directivos empezaron a ver que podían desarrollar un plan de estudios a distancia a través de internet para ofrecer formación y titulaciones en administración de redes a alumnos de escuelas de enseñanza secundaria y posterior, un programa que podía tener un impacto social y económico mucho más amplio. Había nacido la Networking Academy. Puesto que el objetivo social del programa estaba estrechamente vinculado a los conocimientos especializados de Cisco, la empresa pudo crear de una manera rápida y económica un plan de estudios de alta calidad, el cual generaba mucho más valor social y económico que si únicamente hubiera aportado dinero y equipos a una causa noble. De acuerdo con las sugerencias del U. S. Department of Education, la empresa empezó a orientarse a escuelas en “zonas de rehabilitación”, así designadas por el Gobierno Federal entre las comunidades más económicamente desfavorecidas del país. La empresa también empezó a incluir en el programa a las universidades de la comunidad y a los diplomados. Más recientemente ha trabajado con la ONU para extender la iniciativa a países en vías de desarrollo, donde las oportunidades laborales son particularmente escasas y la especialización en redes es muy limitada. Cisco también ha organizado una base de datos de oportunidades de empleo de ámbito mundial para los graduados de la academia, lo que da lugar a un mercado laboral más eficiente que beneficia a su conglomerado, así como a los graduados y las zonas en que residen. Cisco ha utilizado sus activos y su experiencia únicos, junto con su presencia mundial, para crear un programa que ninguna otra institución educativa, organismo público, fundación o empresa donante pudo haber diseñado tan bien o extendido tan rápidamente. Además, ha aumentado su impacto al introducir a otras empresas en su conglomerado: otras empresas han complementado las contribuciones de Cisco mediante la donación o el descuento de productos y servicios propios, como acceso
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a internet y hardware y software informáticos. Puesto que el proyecto estaba vinculado al negocio de Cisco, pudo obtener el apoyo de otras empresas de su conglomerado y utilizar eficazmente sus contribuciones. En sus primeros cinco años de existencia el programa logró gestionar 9.900 academias en escuelas de secundaria, escuelas universitarias y organizaciones locales en los Estados Unidos y en otros 147 países. El valor económico y social que se ha creado es enorme. Cisco calcula que ha invertido un total de 150 millones de dólares desde que empezó el programa. Con esta inversión, ha ofrecido la posibilidad de seguir carreras tecnológicas a hombres y mujeres de algunas de las zonas económicas más deprimidas de todo el mundo. Más de 115.000 alumnos han finalizado el programa en su primer quinquenio de existencia. El programa sigue expandiéndose rápidamente y cada semana se abren de 50 a 100 nuevas academias. Cisco estima que el 50% de los graduados de la academia ha encontrado empleo en el sector de la tecnología de la información con un buen salario. El programa ha mejorado el contexto competitivo del área de las redes, beneficiando a varias empresas, pero sobre todo a Cisco. Al implicar activamente a otros, Cisco no ha tenido que soportar el coste total del programa. No solo ha ampliado su mercado y fortalecido su conglomerado, sino que además ha aumentado la sofisticación de sus clientes. A través de estas mejoras tangibles en el contexto competitivo y no solo mediante el acto de efectuar una donación Cisco se ha granjeado el reconocimiento internacional por su programa, lo que ha generado un orgullo y un entusiasmo justificado entre los empleados de la empresa, buenas relaciones entre sus colaboradores y la reputación de líder de la filantropía. (Adaptado de Michael E. Porter y Mark R. Kramer, “La filantropía empresarial como ventaja competitiva”. En: Harvard Deusto Business Review, Enero/Febrero 2003, págs. 14-15)
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Referencias Banco Interamericano de Desarrollo (2006). Gestión efectiva de emprendimientos sociales. Planeta. Washington. Equipo Jesuita Latinoamericano de Reflexión Filosófica (1998). Ética y Economía: economía de mercado, neoliberalismo y ética de la gratuidad. Bonum. Buenos Aires. Galindo, A. (Ed.) (1989). Pobreza y Solidaridad. Desafíos éticos al progreso. Universidad Pontificia de Salamanca. Salamanca. Goleman, D. (2006). Inteligencia Social. La nueva ciencia para mejorar las relaciones humanas. Planeta. Bogotá. Porter, M. E. y Kramer, M. R. (2003). “La filantropía empresarial como ventaja competitiva”, en: Harvard Deusto Business Review, n. 112, pp. 7-20. Toro, O. L. y Rey, G. (Ed.) (1996). Empresa privada y responsabilidad social. Utópica Ediciones. Bogotá.
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5.1. La responsabilidad profesional Responsabilidad es responder adecuadamente a las obligaciones y expectativas de la vida. Responsabilidad significa hacer bien y a tiempo lo que sabemos que nos corresponde sin que nadie nos lo ordene asumiendo las consecuencias. El hombre al nacer trae consigo una serie de responsabilidades a las cuales hay que añadir aquellas que asume libremente. La responsabilidad nos compromete: A hacer lo que estamos comprometidos a hacer, sin que necesitemos ser vigilados. A satisfacer las necesidades y expectativas de nuestros clientes. A trabajar a conciencia, observando lo que hacemos y buscando
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cómo hacerlo cada día mejor. A tomar la iniciativa, proponiendo cómo hacer el trabajo mejor. A cumplir con los deberes más que a reclamar derechos. Ser responsable significa también el dar cuenta de las acciones realizadas. Uno tiene que responder ante la sociedad y ante su conciencia de lo que hizo o dejó de hacer en una determinada situación concreta. La Responsabilidad es una de las virtudes más importantes para todo empresario. Todo empresario debe estar animado de un espíritu de servicio a la sociedad. Y este servicio prestarlo con calidad. Responsabilidad profesional Profesión es la actividad puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y a beneficio propio, a impulso de la propia vocación y con la dignidad que comprende a una persona humana. Todo acto profesional es moral, porque las actividades humanas están reguladas por una norma moral. El sentido de la vida como responsabilidad por la promoción humana tiene como característica la productividad de crear por sí mismo. Un trabajo será mejor para nosotros en la medida no de que sea rutinario y bien remunerado, sino de que ofrezca mayores posibilidades para expresarnos de una manera personal. El trabajo es algo más que un medio para ganarse la vida: es una ocasión para expresarse personalmente. “La vida no es algo, sino que es siempre, simplemente, la ocasión para algo” (Hebbel). Para sentirse realizado en la vida no importa en el fondo el tipo de profesión que se ejerza, sino el modo como se ejerce. Un profesional se realiza no simplemente por aplicar las reglas de su profesión, sino por la forma como realice una obra personal, por medio de actos personales. Una profesión suministra a la personalidad un marco de posibilidades, de ocasiones para hacer algo personal. “Lo que hace a la vida algo insustituible e irremplazable, algo único, algo que sólo se vive una vez, depende del hombre mismo, depende de quién lo haga y de cómo lo haga, no de lo que se haga” (V. Frankl).
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El hombre actual debería renunciar al éxito material de una carrera brillante en la sociedad de consumo, para dedicarse a la actividad que esté de acuerdo con sus aptitudes y que pueda realizar mejor que nadie, con lo cual encuentra el sentido de su vida y su realización interior. “El maestro en el arte de la vida no distingue mucho entre su trabajo y su juego, su trabajo y su ocio, su mente y su cuerpo, su educación y su recreación, su amor y su religión. Apenas distingue cuál es cuál. Simplemente percibe su visión de la excelencia en todo lo que hace, dejando que otros decidan si él está jugando o trabajando. A sus propios ojos, siempre está haciendo las dos cosas” (Texto budista zen). La felicidad es un efecto de la plenitud resultante de la creatividad personal responsable. “Si no puedes ser un pino en la cima de una colina, sé maleza en el valle..., pero sé la maleza mejor junto al torrente, sé arbusto, si no puedes ser un árbol. Si no puedes ser camino real, sé atajo. Si no puedes ser sol, sé estrella. No vencerás por el volumen, sino por ser el mejor de lo que seas” (Douglas Mallock). Tome el potencial con que ha nacido y canalícelo plenamente hacia el propósito que se ha fijado. Tenga claro qué es lo que hace bien para enfocar hacia allá sus proyectos. Procure crecer sosteniendo un diálogo constante entre sus capacidades y las exigencias vitales. La preocupación nuestra debe ser cómo servir a la humanidad según los talentos recibidos y que hay que descubrir. Cada uno tiene unos talentos únicos y una manera única de expresarlos. Las profesiones que implican un mayor aporte de conocimiento están creando una nueve clase de trabajadores: el cognitariado. Cognitariado viene de la palabra latina “cognitio” que significa conocimiento. El cognitariado representa a los trabajadores que ejercitan su mente, cuya productividad se caracteriza por añadir valor a la información e interrelacionarla. En una economía intensiva en “inteligencia de obra”, el esfuerzo físico será cada vez menos requerido.
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Exigencias morales para ejercer una profesión a) Ciencia profesional: el conjunto de conocimientos teóricos y prácticos que tienen relación con el ejercicio de la profesión. El continuo progreso científico exige del profesional una continua actualización a través de cursos, congresos y revistas. b) Habilidad profesional: aptitud para aplicar la ciencia adquirida a los casos particulares. La habilidad profesional se perfecciona con la práctica. c) Responsabilidad: el profesional es responsable ante su conciencia de todos sus actos profesionales, siempre y cuando no actúe por ignorancia invencible o bajo acción de factores que perturben gravemente sus decisiones. d) Obligación de reparar: el profesional tendrá que responder por los daños causados a sus clientes por intervenciones indebidas, consejos errados y obras mal ejecutadas y más si hay incumplimiento de un contrato. e) Subordinación de la profesión a la moral: lo cual obliga a abandonar las profesiones incompatibles con la moral y a no realizar actividades profesionales contrarias a la moral. No se debe suponer que si otros hacen trampas, yo también puedo hacerlo. No se puede olvidar el bien común. La pasión del dinero puede llevarnos a desconocer las obligaciones de la justicia y de la solidaridad. Responsabilidad en el uso de la tecnociencia El desarrollo científico y técnico del siglo XX fue impresionante: conocimiento y manipulación de la energía atómica, que han hecho posible la utilización de plantas de energía nuclear así como la fabricación de bombas atómicas; descubrimiento del ADN como estructura fundamental de las células vivientes y la ingeniería genética que permite cambiar su estructura; avances en microelectrónica que han permitido el desarrollo de la informática y las telecomunicaciones; mejor conocimiento de las estructuras de las personas y de la sociedad que han permitido nuevas formas de organización social; nuevas concepciones del desarrollo económico y de la administración
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5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente
que han facilitado el progreso y aumentado el nivel de vida de millones de personas; el avance en los medios de transporte que ha permitido al hombre ir hasta la Luna y establecer bases espaciales. Estos ejemplos de lo que fue el desarrollo científicotécnico del siglo pasado nos permiten entrever que durante el siglo XXI y el tercer milenio los avances serán todavía más espectaculares: mejor conocimiento y manipulación del genoma humano, viajes a planetas lejanos, descubrimiento y utilización de nuevas formas de energía, mejor conocimiento de la sicología humana, nuevas formas de organización social, mejor aprovechamiento de los recursos económicos, protección efectiva de la biodiversidad y del medio ambiente. El desarrollo pasado y futuro de la tecnociencia, sin embargo, se presenta ambiguo. Por un lado ha permitido mejorar el nivel de vida de millones de seres humanos y ha abierto nuevos campos a la actividad del hombre pero, por otro lado, se presentan graves atentados contra la biodiversidad, el medio ambiente, la salud humana y los derechos de las personas actuales y de las generaciones futuras. Del primitivo temor a la naturaleza estamos pasando al miedo a la destrucción del equilibrio natural causado por una técnica vacía de consideraciones morales. Por ejemplo, el descubrimiento y manipulación de la energía atómica suscita el temor de una hecatombe de la Tierra. La supervivencia de la vida en la tierra está en peligro. Se requiere asumir compromisos éticos: unir ciencia con conciencia. “El problema de la civilización tecnológica no es tanto que la máquina pueda sustituir al hombre, como que pueda obligar al hombre a comportarse como una máquina” (Juan Pablo II). La empresa hace el bien haciendo bien sus tareas: produciendo bienes y servicios que promueven el desarrollo humano sin dañar el medio ambiente, distribuyéndolos con equidad a todos los miembros de la sociedad, promoviendo el bienestar de la comunidad, siendo honesta en su gestión productiva. “La ética y la responsabilidad corporativa global se convertirán en un aspecto de la gestión de empresas tan esencial para el éxito continuo de la empresa como cualquier otra función dentro de los negocios. Líderes a cualquier nivel deben 113
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aceptar su responsabilidad y crear las estrategias, el entorno de trabajo, las estructuras, los procesos y las habilidades que permitirán a todos sus miembros tomar decisiones de manera globalmente responsable” (Peggy Cunningham). En su reciente encíclica social Caritas in Veritate, el Papa Benedicto XVI hace un llamado a la responsabilidad en el uso de la tecnología: “El desarrollo tecnológico puede alentar la idea de la autosuficiencia de la técnica, cuando el hombre se pregunta sólo por el cómo, en vez de considerar los porqués que lo impulsan a actuar. Por eso, la técnica tiene un rostro ambiguo. Nacida de la creatividad humana como instrumento de la libertad de la persona, puede entenderse como elemento de una libertad absoluta, que desea prescindir de los límites inherentes a las cosas. El proceso de globalización podría sustituir las ideologías por la técnica, transformándose ella misma en un poder ideológico, que expondría a la humanidad al riesgo de encontrarse encerrada dentro de un a priori del cual no podría salir para encontrar el ser y la verdad. En ese caso, cada uno de nosotros conocería, evaluaría y decidiría los aspectos de su vida desde un horizonte cultural tecnocrático, al que perteneceríamos estructuralmente, sin poder encontrar jamás un sentido que no sea producido por nosotros mismos. Esta visión refuerza mucho hoy la mentalidad tecnicista, que hace coincidir la verdad con lo factible. Pero cuando el único criterio de verdad es la eficiencia y la utilidad, se niega automáticamente el desarrollo. En efecto, el verdadero desarrollo no consiste principalmente en hacer. La clave del desarrollo está en una inteligencia capaz de entender la técnica y de captar el significado plenamente humano del quehacer del hombre, según el horizonte de sentido de la persona considerada en la globalidad de su ser. Incluso cuando el hombre opera a través de un satélite o de un impulso
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5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente
electrónico a distancia, su actuar permanece siempre humano, expresión de una libertad responsable. La técnica atrae fuertemente al hombre, porque lo rescata de las limitaciones físicas y le amplía el horizonte. Pero la libertad humana es ella misma solo cuando responde a esta atracción de la técnica con decisiones que son fruto de la responsabilidad moral. De ahí la necesidad apremiante de una formación para un uso ético y responsable de la técnica. Conscientes de esta atracción de la técnica sobre el ser humano, se debe recuperar el verdadero sentido de la libertad, que no consiste en la seducción de una autonomía total, sino en la respuesta a la llamada del ser, comenzando por nuestro propio ser”. Combinar ciencia y tecnología será una de las claves del trabajo en el siglo XXI. Poseer conocimientos y habilidades en campos específicos del saber será el requisito para obtener un empleo bien remunerado. Tener capacidad para adaptarse a las nuevas realidades y exigencias laborales constituirá una exigencia para el ejercicio profesional.
DESCONTAMINACIÓN DEL RÍO BOGOTÁ Daniel Okun, profesor de la Universidad North Carolina, en su artículo “La ética de los ingenieros en descomposición” presenta como caso típico lo sucedido con el contrato de descontaminación del Río Bogotá, aunque no lo identifica directamente. Dice el profesor Okun que en un país en vías de desarrollo en donde el tratamiento de aguas es un tema casi desconocido existe una ciudad capital densamente poblada por más de seis millones de habitantes que ocupan una sabana rodeada por montañas y que ella es atravesada por un río pequeño el cual recibe los vertimientos no tratados de las cloacas lo que lo hace putrefacto y apestoso. 115
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En este escenario, después de un estudio completo sobre el problema, una firma de ingeniería y consultoría de los Estados Unidos, recomendó la construcción de un interceptor a lo largo del río, el cual permitiría descargar los residuos en las afueras de la ciudad en zonas no pobladas o por lo menos con menor densidad de población. Esta recomendación no hacía necesaria la importación de equipos ni d personal, además de que la construcción permitiría adelantar un tratamiento secundario que garantizaría la oxigenación de las aguas del río. El Banco Mundial aprobó el estudio y las recomendaciones comprometiéndose a financiar el proyecto. Pero aparece una compañía multinacional, que convence al nuevo alcalde de que todo lo que hasta la fecha se le ha dicho en estas materias no solo es inútil e ineficaz en materia de tratamiento de las aguas del río, sino que podría significar un imperdonable derroche de recursos, por lo cual es necesario que vuelva a rehacer el proyecto en uno nuevo que permita la construcción y operación de una sola planta de tratamiento primario, que tendría un costo de ciento cuarenta millones de dólares. La ciudad cayó en la trampa y aunque en forma tardía hoy reconoce que la única solución real consiste en la construcción del interceptor propuesto inicialmente, ya se encuentra amarrada y obligada por un contrato de cuya ejecución solo veremos construir y operar una sola planta primaria durante treinta años, tiempo en el cual su aporte a la solución será imperceptible. Termina su artículo el profesor Okun exhortando a sus alumnos a que antepongan al ejercicio de su profesión de ingenieros el servicio a la sociedad sin permitir que en la práctica de su carrera primen las presiones de los negocios.
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5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente
5.2. Responsabilidad y empresa Productividad Productividad es la capacidad de usar racionalmente los recursos de todo tipo, para producir bienes y servicios que contribuyen a una vida digna para todos. La ética, como acto de elegir lo que conviene a la vida digna, se convierte en un criterio de valoración de lo que es deseable producir. La productividad debe ser económica (crecimiento cuantitativo) y social (aumento en la organización y participación de todos). La productividad económica no tiene sentido cuando genera pobreza en determinados sectores de la población. La empresa ha de tender a la realización de una política social interna, cuyo objetivo sea conseguir el respeto y la confianza recíproca entre todos los que participan en la producción. Los empresarios en sus inversiones han de favorecer el pleno empleo, para lo cual habrán de hacer uso, con conocimiento de causa, de los indicadores económicos de la coyuntura. Participación de los trabajadores en la empresa El reconocimiento de la dignidad humana de los empleados exige la creación de cauces en la empresa, que permitan su participación activa creciente en la gestión de la misma. Para ejercer esta participación, los trabajadores deben recibir capacitación. La participación de los trabajadores en los beneficios de la empresa debe quedar establecida en los convenios de trabajo, para que se pueda exigir en justicia. Calidad en el producto o servicio La ética nos pide buscar el punto óptimo de calidad y durabilidad que deben tener los productos para asegurar su producción industrial, cuidar de los recursos naturales y aumentarlos. 117
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La ciencia y la tecnología nos permiten aumentar el número, tipo y calidad de bienes disponibles y planificar su obsolescencia operativa. La calidad y durabilidad de los productos son factores que contribuyen a asegurar la abundancia de los bienes necesarios para la vida digna para todos. La calidad productiva disminuye la contaminación del medio ambiente.
LATINADVISOR A mediados de 1999, un grupo de jóvenes encabezado por Henry Harper, hijo de la reconocida banquera colombiana Violy McCausland, concibió la idea de un portal de Internet al que denominaron LatinAdvisor. La idea era desarrollar un portal de mercado electrónico entre negocios, con el fin de facilitar las transacciones entre diferentes tipos de industria: textiles y confecciones, químicos y plásticos, construcción y autopartes, entre otras. Se empezó la recolección de dinero para financiar el proyecto haciendo referencia a que estaba respaldado por McCausland y su banco de inversión VB&P, lo cual no era del todo cierto. Al finalizar esta etapa, LatinAdvisor había recaudado 2,5 millones de dólares en Colombia y un millón adicional en México, lo que le permitió abrir oficinas en Sao Paulo, Ciudad de México, Monterrey, Buenos Aires y Bogotá, además de la sede central en Miami. Sin embargo, a mediados de abril del 2000, cuando el mercado accionario Nasdaq sufrió una fuerte caída, los inversionistas a nivel mundial empezaron a descubrir que los negocios de la nueva economía tenían deficiencias para generar utilidades reales. A pesar de la desconfianza y el incierto horizonte del mercado de tecnología, el ritmo de gastos de LatinAdvisor continuó creciendo desaforadamente, hasta que en junio se presentó la primera escasez de capital cuando las diferentes
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5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente
oficinas regionales no pudieron pagar la nómina y otras obligaciones. La dirección de la compañía trató infructuosamente de conseguir 10 millones de dólares adicionales para continuar sus operaciones y en vista de que a finales de agosto el dinero no había llegado, se comunicó en septiembre el fracaso del proyecto, con más de nueve millones de dólares gastados, 110 empleados en el aire e inversionistas que vieron esfumarse 4,5 millones de dólares en apenas ocho meses. Las razones que llevaron al fracaso de la firma son tanto técnicas como éticas. Por una parte, existían fallas en el enfoque del negocio y en su manejo, ya que los gastos crecieron aceleradamente, impulsados por expectativas de crecimiento que no correspondían a las expectativas del mercado. Por otra parte, la conducta de los fundadores y administradores fue irresponsable. Gastos exagerados de operación, salarios exorbitantes y toda clase de excesos por parte de socios y empleados, llevaron a la compañía a la bancarrota.
5.3. Responsabilidad con el desarrollo sostenible y el medio ambiente Problemas ambientales del planeta El planeta tierra está en peligro. Los bosques y las selvas se reducen aceleradamente, los suelos se erosionan mientras los desiertos crecen, la escasez de agua y alimentos se hacen evidentes y la atmósfera nos obliga a respirar veneno. 119
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El llamado cambio climático es un fenómeno ambiental cuyos efectos principales son el calentamiento de la superficie terrestre y el aumento de las precipitaciones. El efecto invernadero es el resultado de la acumulación en la atmósfera de gases más pesados que el aire. Estos, al llegar a las capas más bajas de la atmósfera, retienen el calor del sol y ocasionan desórdenes climáticos. La temperatura terrestre está cambiando y el planeta se ha transformado. Actividades como la tala de bosques, la agricultura intensiva y la industria, han aumentado las concentraciones de los llamados gases de efecto invernadero, entre los que se encuentran el dióxido de carbono, el metano, el óxido nitroso y los clorofluorocarbonos, que producen veranos más calientes, inviernos menos fríos, deshielos de las capas glaciales e incremento en los niveles de las aguas oceánicas. Se calcula que para la segunda década del siglo XXI la temperatura superficial de la tierra aumentará entre 1 y 4.5 grados centígrados. Países costeros como Bangladesh, Holanda, y Chile perderán parte de sus costas por las inundaciones. Así mismo, la humedad del suelo variaría debido al cambio de los regímenes lluviosos, alterando notablemente la agricultura. También habrá una reducción de la capa de ozono. El ozono se encuentra en la estratosfera entre los 10 y 48 km. por encima de la superficie terrestre. Está formado por una serie de moléculas compuestas por tres átomos de oxigeno diferentes del que respiramos normalmente. Este gas protege a la Tierra de las peligrosas radiaciones ultravioletas del sol. Es una especie de escudo protector para la vida en la superficie del planeta. En los años 60 las industrias refrigerantes inventaron los llamados clorofluorocarbonos, que aunque son poco inflamables y nada tóxicos permanecen intactos en la atmósfera y en la estratosfera, y separan los átomos de oxigeno destruyendo millones de moléculas de ozono. Los últimos estudios sobre la capa de ozono revelan que el agujero en la Antártida alcanza el mismo tamaño de los Estados Unidos. Así mismo, se han disminuido cerca del 3% de las moléculas de ozono en Norteamérica y Europa. En Colombia hay un cinturón muy delgado que protege nuestra atmósfera
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tropical, a través del cual los temibles rayos ultravioleta, están entrando más directamente, sobre todo a Bogotá. Varias amenazas recaen sobre el sistema hidrológico planetario: la primera de ellas se encuentra en una deficiente distribución planetaria de los aprovisionamientos de agua dulce. La segunda está en el posible aumento del nivel del mar y la eventual desaparición de las regiones costeras de baja altitud en el mundo. La tercera obedece a los cambios masivos en la utilización del suelo, en particular a las deforestaciones intensivas; las más peligrosas son aquellas que destruyen las selvas tropicales húmedas que bordean el planeta alrededor de la línea ecuatorial. Estas selvas son las fuentes más importantes de diversidad biológica y al mismo tiempo constituyen los ecosistemas más frágiles frente a los ataques del hombre. Una de ellas es la Selva Amazónica. La cuarta amenaza proviene de la contaminación de las reservas de agua por los productos químicos. La utilización de técnicas de irrigación mal concebidas producen acumulaciones de sal en el suelo tornándolo inutilizable y estéril. Y como si fuera poco, el empleo de cantidades gigantescas de abonos y pesticidas contaminan las capas húmedas subterráneas durante varios siglos. De ahí se deduce que numerosas técnicas modernas a las cuales recurrimos para aumentar la productividad van en detrimento del sistema hidrológico planetario. Tenemos que defender entre todos el agua de la Tierra. Colombia conserva aún el 43% de su territorio cubierto de bosques y concentra el 10% de la biodiversidad del planeta. Un tercio de las 55 000 especies de plantas -10% del total identificado- son endémicas. Es decir, como ellas no hay otras en el mundo. Posee el 15% de las especies de orquídeas clasificadas mundialmente y más de dos mil plantas medicinales. Cuenta con una larga lista de angioespermas (plantas sin flor). El ritmo de destrucción de los recursos naturales de Colombia es alarmante. El hombre ha erosionado el 49% del territorio colombiano. Por deforestación, cantidades de suelo van a parar a las fuentes de agua matando manglares, obstruyendo sistemas de ciénagas, disminuyendo la profundidad de los canales y ríos navegables e inundando zonas agrícolas. 121
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La deforestación se ha catalogado como uno de los principales problemas. El Departamento Nacional de Planeación asegura que una tercera parte de la cobertura forestal la sido eliminada y que los estimativos se encuentran en 36.000 a 600.000 hectáreas anuales, una de las cifras más altas del mundo. Experto botánicos predicen que en el corto plazo desaparecerá el último árbol nativo maderable. La forma como se están tumbando los bosques en el Parque La Macarena o en la Sierra Nevada de Santa Marta para sembrar coca constituye un escándalo mundial. La colonización, utilización de leña con fines energéticos y expansión de las industrias forestal y agraria son los grandes culpables de la deforestación. La tala de bosques y el mal uso de las tierras han degradado los mejores suelos del país, sedimentando ríos, deslizando tierra y alterando el caudal y calidad de las fuentes de agua. El desordenado crecimiento urbano atenta también contra la conservación del medio ambiente. El 85% de las industrias vierten sus líquidos y gases contaminantes en las aguas continentales y marinas del país. El 40% vierte sus desechos en la cuenca del río Magdalena, el 34.5% en la del río Cauca, y el río Bogotá es el más contaminado de Colombia. De acuerdo con la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, Colombia tiene cerca de 1.000 especies de plantas amenazadas. En el Inderena, hay una lista roja, de 14 especies de aves y de mamíferos en peligro de extinción, como el oso de anteojos, la danta de páramo, los cusumbos, y el perico de páramo. En Colombia muchas empresas no han estado a la altura de su responsabilidad con el desarrollo sostenible. Se emplean tecnologías contaminantes como en las curtimbres que envenenan las aguas del Río Bogotá casi desde su nacimiento. Recientemente se ha denunciado la mala calidad de la gasolina y del diesel que emplean los automotores en Bogotá lo cual agrava la contaminación del aire de la ciudad. Basta pasear por los alrededores del Salto de Tequendama para sentir los olores que expide la contaminación causada por los desechos químicos de las fábricas. Muchas empresas en Colombia no utilizan tecnologías limpias y esto significa irresponsabilidad
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5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente
social. La utilización de químicos en la agroindustria, como la del algodón, ha producido nacimientos de niños con graves deformidades y el agotamiento progresivo de la capa vegetal. Algunas empresas se han concientizado en nuestro país de la necesidad de un manejo adecuado de los residuos industriales para que no contaminen. El desarrollo sostenible Las empresas muestran responsabilidad social según su compromiso con la sostenibilidad del desarrollo. Las empresas son el gran motor del desarrollo económico, pero hay que ver si presentan estándares de calidad para satisfacer las necesidades humanas y si en el uso de la tecnociencia no están acabando con los recursos del medio ambiente, como el agua y el aire. La comunidad europea ha propuesto en su Libro Verde los principios que deben guiar la actividad de las empresas para que sea responsable del desarrollo sostenible. “Obra de tal manera que tu nivel de consumo pueda convertirse en máxima de conducta universal, por ser compatible con condiciones de vida dignas para el presente y para las futuras generaciones” (J. Ballesteros). Responsabilidad por el planeta La responsabilidad social empresarial es un llamado a sentirnos parte de la comunidad viviente que existe sobre el planeta tierra. El hombre debe velar para que el desarrollo humano no atropelle al medio ambiente. Su papel es el de ser un ángel guardián de la naturaleza y no su exterminador. La acción destructora del hombre sobre la naturaleza es como un cáncer. Un cáncer que devora su medio ambiente. La ética busca humanizar al medio ambiente exterior, para hacer más visible el hábitat humano. La ética no solo debe tomar en serio al hombre en su dimensión biológica y sociocultural. Además debe profundizar en las obligaciones del hombre con todo ser viviente. Existe una fraternidad entre todos los seres con vida en el universo. No podemos olvidar que el hombre es el hermano responsable de la familia viviente. 123
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La vida que considera la ética es no solamente la vida humana, sino la vida en el planeta Tierra. Por eso se pasa de un antropocentrismo a un biocentrismo. La vida debe ser considerada desde la perspectiva de la tierra y dedicarnos a su supervivencia. La vida humana es tan solo la manifestación más perfecta de las formas de vida en la naturaleza. Sobre este punto las Naciones Unidas se ha expresado bellamente en su documento Carta de la Tierra. La responsabilidad con la vida del planeta debe estar en la conciencia de toda persona que se proclame ciudadano de la tierra en el siglo XXI. Debemos desarrollar un espíritu verde de mística por la naturaleza. Tenemos que defender todo tipo de vida natural en la tierra y evitar que por intereses económicos se siga eliminando la biodiversidad. La supervivencia de la vida en la Tierra está en peligro. Se requiere asumir compromisos éticos: unir tecnociencia con conciencia. Según Leonardo Boff (El principio Tierra. El retorno a la tierra como patria común, Bogotá: Editorial Norma, 1996), la tierra está enferma y requiere una terapia ecológica. El paradigma de la civilización está en crisis y está naciendo un nuevo paradigma: la comunidad planetaria. La nueva perspectiva mira la Tierra desde fuera de la Tierra. La Tierra es un súperorganismo vivo: GAIA. La complejidad es la característica del nuevo paradigma y de la lógica no lineal. El autor muestra la contribución del ecofeminismo, la profundidad espiritual del universo y las características del nuevo paradigma. Gracias a los adelantos tecnológicos se está manipulando cada vez más la vida. La investigación hace del hombre un Aladino que puede hacer salir de la probeta un genio poderoso para el bien o para el mal del planeta. La ética se encuentra emplazada entre la manipulación y la protección de la vida. ¿Cuáles son los criterios para discernir entre la una y la otra? La ética nos permite descubrir lo atentatorio contra la vida de los avances científico-técnicos.
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5. Responsabilidad en el trabajo con el medio ambiente
Responsabilidad y Bioeconomía El siglo XXI será el siglo de la bioeconomía. La biotecnología adquirirá un peso preponderante y la economía girará cada vez más alrededor de ella. En los años venideros no resolveremos problemas mediante ingeniería e informática sino mediante biología y partículas microscópicas. Actualmente, la limpieza de un derrame de petróleo requiere la utilización de maquinaria que también causa enorme daño a los ecosistemas marinos. En un futuro, se verterán al mar microorganismos con ingeniería genética para limpiar el derrame de manera invisible. Hoy podemos encontrar en nuestros supermercados verduras, leche y carne modificadas genéticamente. Los temores inspirados por estos alimentos han llevado a una reflexión ética sobre su manejo responsable. Actualmente se está acabando de descifrar el código genético humano: los científicos están aprendiendo el lenguaje a través del cual Dios creó la vida. Esta afirmación suscita un interrogante moral. El descubrimiento del código genético humano va a impulsar la creación de compañías que apliquen este conocimiento en el campo de la medicina preventiva y en la prolongación de los años de vida para toda la población. La economía del mundo cambiará. ¿Cómo será el sistema de pensiones para personas que vivirán más de cien años? ¿Cómo cambiarán las relaciones económicas familiares cuando los abuelos sean remplazados por los tatarabuelos? Y, desde la óptica utilitarista, las acciones más apetecidas en las bolsas del mundo serán las de las empresas dedicadas a la biotecnología. En la bioeconomía se plantearán muchos interrogantes éticos. La clonación, las patentes genéticas y la identificación de las enfermedades hereditarias son solo algunas de las novedades que ya están creando polémica. Existirá también una gran tentación de husmear en los genomas de las personas. Los empleadores, las compañías de seguros y el Estado estarán muy interesados en conocer nuestra información genética. El poder creciente de las compañías de biotecnología plantea la necesidad de una ética que defienda a las personas. No se puede abandonar a intereses comerciales la investigación sobre el genoma del hombre, de los animales y de las plantas. Por 125
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ejemplo, cobrar por difundir los datos del genoma es como imponer una tasa sobre la tabla periódica. Los abusos que se están presentando con la comercialización de productos transgénicos son una campanada de alerta. Biotecnología aplicada a los cultivos y a la vida animal La biotecnología ha desarrollado alimentos alterados genéticamente. Por ejemplo, los científicos del sector han desarrollado una variedad de arroz genéticamente modificado, reforzado con betacaroteno -que el cuerpo transforma en vitamina A- y hierro, y están trabajando en otros cultivos enriquecidos. La biotecnología también puede contribuir a la productividad agrícola en lugares donde la escasez de alimentos se debe a la pérdida de cosechas causada por las plagas, la sequía, los terrenos no cultivables y los virus, las bacterias y los hongos que afectan los cultivos. Las compañías privadas de biotecnología llevan a cabo la mayoría de la investigación más avanzada sobre cultivos modificados genéticamente. Sus productos suelen ser demasiado caros para los granjeros pobres de los países en vías de desarrollo y la mayoría de esos productos ni siquiera llegarán a las zonas donde más se necesitan. Los alimentos modificados genéticamente ya forman parte de nuestra vida. Actualmente se calcula que solo en los Estados Unidos se plantan más de 26 millones de hectáreas con este tipo de cultivos. El espíritu de la ética nos conduce a tener una actitud abierta y crítica al mismo tiempo frente a los transgénicos. Hay que propiciar el desarrollo de la ciencia y la tecnología, pero evitando los peligros que se puedan derivar. No se puede hablar de “derechos de los animales” pero sí de su valor como seres vivientes. Algunos grupos han introducido el problema de la experimentación con los animales. Ciertamente no podemos hacer sufrir a los animales con ningún tipo de justificación. Pero el interés no se ha limitado a este punto, pues se extiende a otros ámbitos: cría en reclusión con fines comerciales, reclusión de animales domésticos, patentes de organismos vivos modificados en laboratorio y no existentes en la naturaleza con estas características. Entre los aspectos
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principales a la hora de definir las diversas posturas están las consideraciones sobre el estatus de los animales, una posible jerarquización entre ellos y el sufrimiento que se les pueda infringir.
PACIFIC LUMBER COMPANY La Pacific Lumber Company es una empresa maderera que ha sido de gran provecho para un pueblo de California durante más de cien años. En este pueblo de cerca de mil habitantes, un empleo con Pacific Lumber era un empleo para toda la vida. Implicaba vivienda proporcionada por la compañía, un fondo de becas para los hijos de los empleados, un fondo de pensión para los jubilados, y un plan de recolección y sembrado que mantendría por siempre a los pinos gigantes, de los que era dependiente. Esto era algo verdaderamente impresionante. Hay que tener en cuenta que alrededor del 95% de los bosques de pinos gigantes en los Estados Unidos han sido sitio de constante actividad maderera. Pacific Lumber cortaba madera con extrema mesura en sus más de 5.000 hectáreas de bosques vírgenes de pinos gigantes. Este corte mesurado iba dirigido a garantizar la supervivencia a largo plazo de los pinos y con ellos también la de la compañía. Desafortunadamente esto provocaba que la compañía fuera “rica en madera”, lo que la convertía en blanco de múltiples intentos de compra. Charles Hurwitz compró la Pacific Lumber en 1985 en 745 millones de dólares, los cuales reunió haciendo uso de bonos chatarra de alto rendimiento. Bajo presiones para el pago de intereses de 80 millones de dólares al año por concepto de esos bonos, Charles cambió radicalmente la estrategia del negocio, echando mano al fondo de pensiones y elevando a más del doble los índices del corte de pinos, con lo que creó una serie de condiciones peligrosas de trabajo. 127
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Los trabajadores piensan que el estilo administrativo de “mano dura” de Hurwitz, así como sus prioridades, no coinciden con lo que ellos desean. También ecologistas de todas partes están muy preocupados por todos los cambios, en especial del aumento en la intensidad del corte, que amenaza con desaparecer grandes secciones de los bosques, generando espacios de tiempo de varios años entre las generaciones de árboles para ser cortados.
Referencias A Harvard Business Review Paperback (1991). Ethics at Work. Harvard Business School Press, Boston. Chester, J. E. (1999). The business of comerce: examining an honorable profession. Hoover Institute Press. Stanford. Hortal, A. (2002). Ética general de las profesiones. Desclée de Brouwer. Bilbao. Jonas, H. (1995). El principio de responsabilidad: ensayos de una ética para una civilización tecnológica. Herder. Barcelona. Llano Cifuentes, C. et al. (1987). La vertiente humana del trabajo en la empresa. Plaza y Janés. Barcelona. Núñez, Georgina (2003). La responsabilidad social corporativa en un marco de desarrollo sostenible. CEPAL. Santiago de Chile. Melé, D. (coord.) (1994). Ética, trabajo y empleo. Eunsa. Pamplona.
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Capítulo
6
Honestidad en la comunicación y en el manejo de información
6.1. Honestidad en la comunicación Una persona es honesta cuando expresa francamente la verdad sobre lo que siente, piensa y obra. La veracidad es la expresión de una verdad interior cargada de fuerza emocional y del compromiso existencial de no engañar a nadie y de ser fiel a las promesas. La honestidad es la actitud básica de ser transparentes en todas las formas de comunicación con las demás personas y se manifiesta en diversas dimensiones:
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La veracidad que nos hace hablar conforme a la verdad. La sinceridad que manifiesta sin tapujos y francamente la información que otra persona deba conocer. La fidelidad que nos hace respetar la verdad en nuestras obligaciones y compromisos.
Verdad lógica y verdad moral La verdad lógica es la conformación de la mente con la realidad existente. Este tipo de verdad recibe también el nombre de verdad objetiva. A ella se opone el error, que consiste en la no adecuación entre la idea y la realidad. Verdad moral es la conformidad de lo que se piensa y siente con lo que se dice o manifiesta. Este tipo de verdad recibe también el nombre de verdad subjetiva. A ella se opone la mentira, que es la manifestación de algo distinto a lo que se siente, con intención de engañar, de modo que en la mentira existe siempre una intencionalidad de ocultación de la verdad. La persona veraz muestra un profundo respeto y un enorme deseo de conocer la realidad tal como es, para manifestarla con absoluta fidelidad. Para el dramaturgo Goethe, “todas las leyes morales y reglas de conducta pueden reducirse a una sola: la verdad”. Según el poeta Homero, “me es odioso, como la puerta del infierno, aquel que guarda en su corazón una cosa y dice otra”. Uno tiene que tener valor para asumir el compromiso de mostrar siempre honestidad en su conducta para evitar caer en la mentira. La verdad es como un puente que nos une a cada uno de nosotros con los demás. Pero este puente puede ser minado por nuestra mala fe, por nuestras mentiras. La mentira destruye el arco del puente que reposa en dos pilares. Supone por lo mismo: Un punto de partida: en mí, la intención de engañar. Un punto de llegada: el otro, que espera de mí la verdad. Se miente: Por vanidad exagerando lo bien hecho. Por interés buscando una recompensa. Por maldad deseando hacer daño a otro. Por temor de quedar mal o ser castigado. Por lisonja o adulación.
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6. Honestidad en la comunicación y en el manejo de información
Confidencialidad La confidencialidad es parte de la veracidad, porque debemos guardar los secretos que nos confían. Los trabajadores tienen la obligación de mantener los secretos relativos a la explotación y negocio de sus empresarios, lo mismo durante la vigencia del contrato de trabajo que después de su extinción. Los empresarios, por su parte, están obligados a mantener el secreto de las invenciones de los trabajadores, siempre que estos inventos den a los mismos la esperanza de una legítima remuneración especial, proporcionada a los beneficios extraordinarios que los inventos produzcan. Cultura del “vivo” tramposo Existe actualmente una cultura del enriquecimiento rápido sin importar los medios. Es una cultura del “vivo” que busca atajos. Es una cultura consumista centrada en el tener y no en el ser. Hoy nos encontramos con la cultura del vivo en los negocios. No todas las empresas se rigen por la honestidad en los negocios, sino se busca un atajo para conseguir utilidades. Detrás de la crisis financiera del 2008 está la corrupción de gerentes de bancos que aprovecharon los vacíos legales para ser codiciosos. A ambos lados del Atlántico emergió un panorama de extorsión, falsedad documental, prácticas fraudulentas, estafas varias, blanqueo de dinero y apropiaciones indebidas. Uno de los fenómenos preocupantes de la economía actual es la doble moral de los directivos empresariales. Por un lado hablan de ética y de responsabilidad social, pero por otro lado su conducta como empresarios deja mucho que desear. Tal fue el caso de Enron donde se vanagloriaban de tener uno de los mejores códigos de ética, pero que se lo saltaron los directivos con prácticas de doble contabilidad para engañar a los inversionistas. Con ironía se podría decir que muchos empresarios tienen tanta moral que la tienen doble. Doble moral porque dicen una cosa y hacen otra. Prometen pagar a 131
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un proveedor a los 30, 60 y 90 días, pero después les incumplen. Llevan doble contabilidad para evadir impuestos. J. R. Etkin en su libro La Doble Moral de las Organizaciones: Los Sistemas Perversos y la Corrupción Instituciona lizada (Madrid: McGraw-Hill/Interamericana de España, 1993) hace una dura crítica a las organizaciones que han perdido su razón de ser, y provocan daño a sus miembros y a la comunidad que necesita de sus servicios. El autor denuncia los efectos indeseables del pragmatismo y de la administración amoral. Estas organizaciones son un despropósito desde el punto de vista de su misión social porque para “hacer” algo también se “deshacen” de los valores humanos. En el libro se habla de la “construcción/destrucción” de esas organizaciones. Lugares donde domina la hipocresía y el doble discurso. Donde los participantes no hacen lo que dicen que piensan. Honestidad en la sociedad de la información La nueva economía es una economía digital. En la economía digital se sustituye masa y esfuerzo por conocimiento. Se crea riqueza tan solo convirtiendo los átomos en bits. El conocimiento se acumula exponencialmente y con cada innovación se crean otras oportunidades. Los mercados internacionales también extienden el intercambio de conocimiento, lo que hace a todos más inteligentes con mayor rapidez. La creatividad está desplazando al capital como el principal elíxir del crecimiento. La nueva economía, basada en el conocimiento y la informática, plantea nuevos problemas a la reflexión ética. Uno es el de la equidad en el acceso a la información. La nueva forma de la riqueza y la pobreza se puede formular así: ricos son los que tienen acceso a la información en la red y a los nuevos conocimientos; pobres son los que están excluidos del acceso a la información y al conocimiento. Otro problema ético en la economía digital es el de la protección de la intimidad de las personas. Las nuevas bases de datos personales que poseen de sus clientes las grandes empresas y el sector financiero, lo mismo que las entidades fiscalizadoras del Estado, ponen en peligro el derecho a la
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6. Honestidad en la comunicación y en el manejo de información
intimidad de los individuos. La avalancha de correo electrónico inútil, lo mismo que llamadas telefónicas para ofrecer servicios a clientes preseleccionados, muestran la falta de respeto por las personas en el mercadeo actual. Honestidad y tecnologías de la información El manejo de información en Internet plantea nuevos problemas a la reflexión ética: • La moralidad de la recogida de información de los clientes sobre sus preferencias de compras y su posterior utilización por terceros. • El envío de correo electrónico indiscriminado. • Los fraudes y engaños en las compras por Internet. • No se cuenta con el consentimiento informado de los clientes para comunicar a terceros la información confidencial financiera, por ejemplo, de los cupos y movimientos de las tarjetas de crédito. • El uso de música, videos y otros materiales que se encuentran en la red sin pagar derechos de autor. • La piratería con fines comerciales de música, películas, programas de computador, etc.
LAS COMPAÑÍAS TABACALERAS Las compañías tabacaleras llevan muchos años trabajando en contra de las demandas interpuestas por los fumadores y sus familias sobrevivientes que tratan de demostrar que las compañías tabacaleras son responsables de sus problemas de salud. Hasta 1980 nadie había ganado una de estas demandas, sobre todo porque las compañías aludían al argumento de que no existían pruebas de que los cigarrillos produjeran cáncer ni los problemas pulmonares que alegaban las demandas. Su argumento más fuerte era que los fumadores tenían plena libertad para no fumar y convertirse en adictos. 133
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Esta situación ha cambiado. Evidencias presentadas en un juicio de 1988 y en otros durante la década de los noventa indican que las compañías tabacaleras desde hacía mucho tiempo tenían pleno conocimiento de las consecuencias que causaba el fumar. Documentos interceptados del Ligget Group Inc. decían que sus propios científicos habían realizado experimentos que sugerían que el alquitrán de los cigarrillos producía tumores cancerígenos en ratones. Los documentos habían circulado ya desde 1953. Algunos memos escritos por otros científicos y asesores externos también manifestaban la posible vinculación entre el cáncer y el hecho de fumar cigarrillos. Los memos, escritos a comienzos de la década de los setenta, señalan que los científicos de la Phillips Morrison habían inventado un cigarrillo más seguro. Sin embargo, la compañía acabó con su desarrollo, al parecer por el temor de la responsabilidad que implicaría sugerir que su producto actual distaba mucho de ser un producto seguro. Cuando R. J. Reynolds anunció el lanzamiento de un nuevo cigarrillo que emitía menos humo y contenía menos ingredientes nocivos, a finales de la década de los 80, los abogados de la compañía enviaron un memo a la administración donde advertían que la mercadotecnia del nuevo producto podía aumentar la vulnerabilidad al cargo de que sabían que los productos convencionales de tabaco eran menos seguros de lo que admitían en el presente. Estos memos se han utilizado como prueba incriminatoria dentro de los procesos contra las compañías tabacaleras. La ética de las compañías tabacaleras no solo se cuestiona por lanzar al consumo productos que perjudican a la salud. Se sabe que han aumentado las sustancias adictivas para asegurarse clientes a largo plazo.
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6. Honestidad en la comunicación y en el manejo de información
6.2. Honestidad y empresa Información privilegiada La información privilegiada en sentido amplio designa aquella información de que disponen los directivos y empleados en una empresa porque es necesaria para el desarrollo de una actividad; naturalmente la poseen en razón de su cargo y para utilizarla en beneficio de la empresa y no en beneficio propio. En sentido más estricto información privilegiada es aquella que, si llega a conocimiento general del público, afectaría el valor de las acciones. Las exigencias de la información privilegiada son: • No comunicarla directamente a nadie. • No realizar operaciones en función de ella, ni en beneficio de otros ni en beneficio propio. • No recomendar a nadie la adquisición o cesión de determinados valores en función de ella. Secreto industrial El secreto industrial debe ser respetado, aun antes de su utilización en la explotación de fábrica, no solamente por los empleados que tienen Contrato de Trabajo sino por todos los que tuvieren conocimiento de él por medios justos o injustos. Toda intención de violación del secreto debida a los empresarios competidores será considerada como un acto de competencia desleal. La Patente da origen a un derecho de utilización exclusiva, que impone a todos los demás la obligación moral de abstenerse de su utilización. El sistema de patentes es justo porque se basa en el concepto de propiedad intelectual que concede un derecho sobre las invenciones. Las patentes son un estímulo para la investigación y para la innovación.
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Publicidad Las empresas son responsables de los efectos económicos, culturales y humanos que resultan de sus campañas publicitarias. La utilización de la publicidad con criterios puramente económicos, apoyados en una concepción exclusivamente materialista o hedonística de la vida, no es lo más conveniente para los consumidores porque les crea necesidades ficticias. Es abusiva la propaganda que se convierte en instrumento de dominio sobre el mercado, encarece indebidamente los productos, prepara el camino a situaciones de monopolio, configura la mentalidad de las personas con criterios contrarios a su condición de seres racionales y utiliza técnicas poco respetuosas para con la dignidad humana. El anuncio camuflado es un tipo desleal de publicidad. La publicidad debe ser veraz y por tanto debe evitar la exageración y mencionar las limitaciones o posibles efectos secundarios negativos del producto o servicio ofrecido. Información sobre la competencia Nunca se deben emplear métodos ilegales o no éticos para obtener información sobre la competencia. Si por equivocación se obtiene información que pudiera constituir un secreto comercial o información confidencial de otra empresa, no se puede utilizar para competir con ella. La empresa debe proteger la información del cliente que sea delicada o confidencial tan cuidadosamente como si fuera suya. Solo aquellos funcionarios autorizados, deberán tener acceso a dicha información. La doble contabilidad El procedimiento de la doble contabilidad es moralmente reprobable porque tiende a rehuir el cumplimiento de deberes que urgen por justicia. Jamás podrá usarse una contabilidad falsa ante un adversario legal, ni para deformación de un contrato, ni para provecho en una quiebra o en una liquidación; en tales casos la doble contabilidad sería encubridora y causante de injusticia. La ocultación puede ser lícita cuando
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se refiere al precio de venta, si se ha verificado por encima de lo marcado y se hace constar solo el precio justo. Sería ilícita la ocultación de un precio legal que resulte injusto por las circunstancias concretas. La responsabilidad de los fraudes por doble contabilidad recae sobre quienes han ordenado la ocultación, la han realizado y la han consentido. Quiebras ficticias Las disposiciones judiciales, en los casos de declaración de quiebra y de suspensión de pagos, deben ser observadas en conciencia con el fin de garantizar los derechos de los acreedores. La responsabilidad respecto de los acreedores alcanza no solamente al deudor fraudulento sino también a los beneficiados por su acción inmoral. Ética del contador público El contador público deberá mostrar integridad moral en cualquier campo de su actuación profesional. Se espera de él rectitud, probidad y dignidad en cualquier circunstancia. Un contador profesional debe ser honrado y honesto en el desempeño de los servicios profesionales. Tiene la responsabilidad de notificar el impacto que la información contable puede producir en los distintos usuarios, de cara al modelo normativo y su desviación a esquemas más convenientes, pero no avalados por los marcos normativos. Un contador profesional debe ser justo y no debe permitir prejuicios o sesgos, conflictos de interés o influencia de otros que menoscabe la objetividad. Deberá tener y demostrar absoluta independencia mental y de criterio con respecto a cualquier interés que pudiere considerarse incompatible con el principio de objetividad. De un contador profesional se espera que presente información financiera de manera completa, honesta y profesional, la cual será comprensible en su contexto. La información financiera y no financiera se debe mantener de manera que describa claramente la verdadera naturaleza de las transacciones de negocio, los 137
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activo y pasivos, y las clasificaciones y registros de una manera oportuna y apropiada, y los contadores profesionales deben hacer cada cosa que se encuentre dentro de sus capacidades para asegurar que así sea. El contador profesional tiene la obligación de respetar la confidencialidad de la información sobre los asuntos de un cliente conocidos en el curso de los servicios profesionales. El deber de confidencialidad continúa aun después de terminar la relación entre el contador profesional y el cliente. La confidencialidad no es solamente un asunto de revelación de información. También requiere que un contador profesional, que obtiene información en el curso del desempeño de los servicios profesionales, ni use ni parezca que usa esa información para ventaja personal o de un tercero. Lo siguiente se debe tener en cuenta en el momento de revelar información: • Cuándo está autorizada la revelación. • Cuándo es requerida por ley. • Cuándo existe deber o derecho profesional para revelar. Los objetivos de la profesión contable son trabajar por los estándares más altos de profesionalismo, lograr los niveles más altos de desempeño y satisfacer los requerimientos del interés público. El contador público deberá abstenerse de realizar cualquier acto que pudiera afectar negativamente la buena reputación o repercutir en alguna forma de descrédito de la profesión. Se debe tener siempre presente que la sinceridad, la buena fe y la lealtad para con sus colegas son condiciones básicas para el ejercicio libre y honesto de su profesión de contador. El contador público debe prestar servicios profesionales con el debido cuidado, competencia y diligencia. Tiene un deber continuo para mantener el conocimiento y las habilidades en el nivel requerido, basados en desarrollos actualizados en el ejercicio profesional, en la legislación y en las técnicas. El contador público solo deberá contratar trabajos para los cuales él o sus asociados o colaboradores cuenten con las capacidades e idoneidad necesarias para que los servicios comprometidos se realicen en forma eficaz y satisfactoria.
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Honestidad y Finanzas Existe un mercado financiero, de carácter profundamente especulativo, que funciona a escala planetaria las 24 horas del día. Finanzas y especulación son en realidad la misma cosa. Las finanzas son la observación (“speculatio”) del futuro, la anticipación de las consecuencias de este futuro estimado sobre el valor de un activo financiero y, sobre todo, la posibilidad de intercambiar fácilmente estas anticipaciones en el mercado. Al constituir una apreciación del valor económico del tiempo, la actitud especulativa forma parte del corazón de la esfera financiera moderna. Efectos perversos de la especulación financiera: • El efecto propiamente corruptor, a través del cual la materia prima de la especulación (el dinero) invade el campo de la conciencia individual e impone su ley, la ley del enriquecimiento a cualquier precio. • Desvirtúa los fines de la economía como servicio a la sociedad. En el plano microeconómico, puede inflar la función financiera de la empresa. En el plano macroeconómico, la especulación puede ser fuente de inestabilidad del sistema económico en su totalidad. • Produce un efecto anestesiante sobre los responsables tanto públicos como profesionales encargados de la regulación de las actividades especulativas. • Aumenta la desigualdad entre las naciones por el manejo financiero. Los individuos y las empresas no se deben dejar llevar por el deseo exclusivo de ganancias que es el camino más corto hacia la avaricia, la forma más evidente de subdesarrollo moral. “La Tierra brinda lo suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no la codicia de todos” (Mahatma Gandhi). La especulación no debe llevar a que una empresa olvide su objetivo social. Cada persona tiene que testimoniar, en sus relaciones con el dinero, que este solo es un medio y que, como tal, solo tiene sentido al servicio de una finalidad mayor. El único criterio para actuar en los mercados financieros no puede ser el ganar cuanto más dinero sea posible. Hay que tener en cuenta también las consecuencias sociales. 139
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En una economía de mercado la intermediación financiera es la que lleva a cabo, de una forma mayoritaria, la asignación de recursos. Las capacidades de ahorro de unos sirven para financiar las necesidades de inversión de otros, y se espera que el buen funcionamiento de este circuito financiero genere un crecimiento económico óptimo. El desarrollo de la esfera financiera influye sobre la manera de compartir las riquezas creadas. “Los agentes financieros han de redescubrir el fundamento ético de su actividad para no abusar de aquellos instrumentos sofisticados con los que se podría traicionar a los ahorradores. Recta intención, transparencia y búsqueda de los buenos resultados son compatibles y nunca se deben separar” (Benedicto XVI). La especulación olvida el bien común. Al ejercerse como una forma desaforada del derecho de propiedad y del libre comercio, la especulación parece ignorar por naturaleza los imperativos del bien común. Las ganancias del especulador se consideran socialmente ilegítimas porque parecen demasiado rápidas y desproporcionadas en relación con el trabajo realizado. Al comportarse así, el especulador perjudica el buen funcionamiento de la economía productiva. Endeudamiento y responsabilidad •
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Exigencia de responsabilidad para el que solicita un préstamo. Cuando se obtiene o cuando se da un préstamo hay que apreciar las posibilidades reales de devolución del mismo. Exigencia de eficacia en el empleo del préstamo. Hay buenas y malas formas de utilizar el endeudamiento. La rentabilidad es la mejor medida de la utilidad. Exigencia de finalidad. Tendremos que rendir cuentas sobre la forma como hemos utilizado lo económico dentro de nuestro proyecto de vida. Privilegiar los depósitos socialmente útiles aunque estén menos remunerados. Evitar las entidades financieras que cometen abusos evidentes: que se aprovechan de los países pobres, etc.
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Responsabilidad de los financistas El financista está directamente expuesto a los riesgos de la concentración del poder y de la gestión del dinero como un fin en sí mismo. El financista como actor en los mercados financieros no debe caer en la especulación y en el deseo exclusivo de la ganancia. El financista como intermediario tiene deberes de confianza: asegurar la igualdad de oportunidades para todos, descartar el ahorro de dudosa procedencia, no caer en la evasión fiscal. Debe proporcionar a sus clientes la información financiera sin discriminaciones. Responsabilidad de las empresas La actividad financiera debe estar subordinada a la protección de la competitividad industrial, comercial, de servicios, etc. Una vigilancia concreta y precisa de la actividad financiera de la empresa y de los recursos que emplea y de los riesgos que corre. La reestructuración de empresas desde criterios puramente financieros suele acarrear profundos traumatismos humanos que implican graves injusticias. El empresario debe integrar su actividad dentro de una política económica general de inversión, aún por encima del interés inmediato de la maximización de sus beneficios. Pero esto depende de la situación concreta que tenga que afrontar. Interés y usura Es lícito exigir un interés prudencial en el mutuo comercial o simple de dinero o de cualquier otro bien fungible, no por razón del mismo contrato sino por títulos extrínsecos a él. Estos títulos extrínsecos son: • El daño que se sigue al mutuante de desprenderse de una cantidad que a lo mejor necesitaba o de la que pudiera aprovecharse con algún beneficio. • La ganancia de que se priva por el mismo motivo. • El riesgo a que se expone su dinero, cuya devolución puede peligrar por diversos conceptos. 141
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La usura es toda apropiación de la cosa ajena, disimulada bajo la apariencia de contrato; es decir, cualquier modo indebido de enriquecerse. Asesoría financiera Los asesores financieros necesitan ser considerados por sus clientes desde una posición de confianza y de confidencia. La fuente última de tal confianza pública es su integridad profesional. En sus relaciones con los clientes debe mostrar una integridad moral a toda prueba, sin subordinar jamás su conducta a ganancias y ventajas personales. Los asesores financieros actuarán con honestidad intelectual e imparcialidad para ser objetivos al prestar sus servicios profesionales a los clientes. Los asesores financieros protegerán la integridad de su trabajo manteniendo la objetividad ante los clientes. Esto implica comunicarse con ellos de forma veraz y sin exageraciones engañosas, porque la asesoría debe estar documentada y sustentada en fuentes. La comunicación con los clientes debe realizarse de una manera simple, directa y clara. Los asesores financieros mostrarán siempre sinceridad en el actuar, en el pensar y en el decir. Ofrecerán sus servicios a los clientes de una forma limpia evitando caer en el conflicto de intereses. La transparencia exige poner los intereses del cliente sobre los propios. No ofrecer o recibir sobornos o cualquier recompensa impropia. Cumplirán las obligaciones adquiridas y con diligencia prestarán sus servicios profesionales. Deberán proveer sus servicios a los clientes competentemente y mantener los necesarios conocimientos y habilidades para ser eficientes.
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INVERSORA WELLBORN En 1995 Álvaro Rodríguez era un gerente de consultoría brillante y en ascenso en la Firma de Consultoría Bank Wash. Era un profesional excelente y una “buena persona”. Álvaro también podía atraer nuevos clientes como consecuencia de sus buenas relaciones sociales. A Álvaro se le asignó un cliente nuevo en 1996, Inversora Wellborn, agente privado en el mercado secundario de valores del gobierno de Colombia. Ni Álvaro ni nadie más de la firma tenían experiencia en la Evaluación de riesgo de un comisionista-agente. Sin embargo, Bank Wash disponía de un grupo interdisciplinario que evaluaba el riesgo en entidades bancarias. Álvaro fue ascendido a socio en 1996. Aunque este fue un gran avance para él, también estaba bajo mucha presión. Al ser socio le pidieron aportar capital a la firma. También pensaba que debía conservar una imagen especial en la firma y con sus clientes. Para lograr eso, Álvaro tenía un guardarropa excelente, se mudó a una casa más bonita, se compró un Mercedes Benz último modelo y un apartamento en Chicago para ir de vacaciones todos los años. También se divertía bastante. Álvaro financió la mayor parte de este estilo de vida superior con tarjetas de crédito, y llegó a tener un saldo de US$ 200 000. Una vez que se concluyó el trabajo de Evaluación de riesgo de 1996 y antes de iniciarse el trabajo de 1997, Álvaro se puso en contacto con José Vicente Rozo, director de Finanzas de Inversora Wellborn para hacerle una pregunta. Álvaro y su equipo habían observado una anomalía en los estados financieros que no podían entender y pidió una respuesta a José Vicente. Su respuesta fue la siguiente: “Álvaro, los estados financieros de 1996 tenían errores importantes y los auditores y ustedes los ignoraron. Pensé que cualquiera de los dos se daría cuenta y que me llamarían. Por eso te aconsejo que mantengas la 143
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boca cerrada. Compensaremos este año la pérdida que encubrimos el año pasado y nadie verá la diferencia. Si nos delatas, tu firma sabrá que tú no hiciste bien las cosas y tu carrera como la estrella de la firma se irá por el caño”. Álvaro decidió seguir el plan propuesto. Después de todo solo sería un “cambio” de una pérdida entre dos años consecutivos, Inversora Wellborn era una compañía privada y no se afectaría a nadie ni notarían la diferencia. En realidad, solo él era la persona expuesta a cualquier daño en esta situación y tenía que protegerse. Cuando Álvaro fue a Inversora Wellborn para planear el trabajo de 1997, le preguntó a José Vicente cómo iban las cosas y este le aseguró que todo iba bien. Después le consultó: “José Vicente, ustedes que están en el negocio del dinero quizás podrían darme un consejo. He acumulado algunas deudas y necesito refinanciarlas. ¿Qué debo hacer?” Después de conversar un rato, José Vicente le ofreció un plan. Él le daría a Álvaro un cheque por US$ 60 000. Inversora Wellborn solicitaría a su banco que depositara US$ 150 000 en una cuenta a nombre de Álvaro para así garantizar el préstamo. Álvaro pagaría los US$ 60 000 y tendría US$ 90 000 de refinanciamiento. Álvaro pensó que el plan era perfecto y consiguió el cheque por US$ 60 000 de José Vicente. De 1997 a 1999 ocurrieron tres cosas. En primer lugar, Álvaro adquirió más deudas y volvió a recurrir a Inversora Wellborn. A finales de 1998 había pedido prestado un total de US$ 350 000. En segundo lugar, la compañía Inversora Wellborn seguía perdiendo dinero en varias inversiones. Estas pérdidas se cubrieron falsificando los resultados de operaciones normales. En tercer lugar, ni el equipo de consultoría de Álvaro ni la Auditoría descubrieron las irregularidades, por lo que la calificación de Inversora Wellborn seguía siendo triple A+.
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En 1999 José Vicente tuvo una auditoría fiscal de su declaración personal de 1997. Pidió a la firma de Álvaro que se ocupara del trabajo y se lo encomendaron a Nelson Cepeda, un gerente de impuestos. Al revisar los archivos de José Vicente encontró un cheque de 60 000 dólares pagadero a Álvaro Rodríguez. Nelson pidió ver a Álvaro y le preguntó sobre el cheque. Álvaro cedió y confió sus problemas a Nelson. Este le respondió: “No te preocupes, Álvaro, lo entiendo. Y créeme, nunca diré nada”. En 1999 las continuas pérdidas de Inversora Wellborn ocasionaron que esta no pudiera entregar los valores ni el dinero cuando lo solicitó un cliente. Este hecho condujo a una investigación y a la bancarrota para Inversora Wellborn. Las pérdidas totalizaron millones de dólares. Se responsabilizó a la firma de auditoría y a la firma de Álvaro y a este lo encontraron culpable de conspiración para estafar. Por el ilícito fue puesto en prisión. (El anterior caso está basado en un hecho real. Se cambiaron los nombres).
6.3. La rendición transparente de cuentas Comunicación transparente Ante los escándalos mundiales de quiebras de empresas como Enron o WorldCom, se ha impuesto la reflexión sobre el buen gobierno corporativo que subraya la necesidad de la transparencia en una empresa. Esta transparencia es necesaria para que no se engañe a los accionistas, ni a los empleados, ni a los clientes, ni a los proveedores, ni al gobierno. El gobierno interno de la empresa debe ser transparente. Los ejecutivos y los empleados deben tener el coraje para asumir 145
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el compromiso de mostrar siempre honestidad en su conducta para evitar caer en la mentira. Cuando no hay transparencia se da la corrupción. La corrupción es la utilización de dineros públicos para el enriquecimiento indebido de los particulares. La transparencia de las organizaciones corporativas es necesaria para que haya confianza en los negocios. Ningún país podrá entrar exitosamente en el mercado globalizado si no genera confianza en los inversionistas y aliados estratégicos. La sociedad actual reclama a las empresas un gobierno corporativo centrado en la honestidad e integridad moral como reacción a los múltiples casos de corrupción y de doble moral en las organizaciones a niveles de dirección y toma de decisiones. La honestidad es fundamental para que haya credibilidad en la sociedad del conocimiento. Hoy por hoy uno de los insumos más importantes de toda empresa es la información. En opinión de J. de Garay (El juego: Una ética para el mercado), la ética siempre ha propuesto utopías: modelos ideales que orienten al hombre en la práctica cotidiana. Este libro ofrece una utopía para la vida pública y en particular para la actividad económica: la utopía del juego. Transformar todo en juego. Lograr que toda acción humana sea juego. Convertir todas las relaciones sociales en un juego. Hacer del trabajo un juego. Juego significa ante todo libertad. Y concretamente libertad gozosa y placentera. Los hombres libres juegan alegres. Es indiferente cuánto trabajo exijan sus juegos, porque son capaces incluso de transformar su trabajo en juego. El juego es el señorío de los hombres libres. Sin duda se trata de una utopía: los hombres no son plenamente libres, sino que viven afanosos por satisfacer sus necesidades. Pero reducir al hombre a un animal de necesidades es empobrecer al hombre. Por el contrario, como decía Schiller, el hombre solo es hombre cuando juega. Esta propuesta es particularmente urgente en el mercado. La actividad empresarial con frecuencia es más una guerra que un juego: un frente de batalla y no un espacio de juego. Por eso, la ética del mercado reclama una disminución de la violencia y una exaltación del juego. Para transformar el mercado en auténtico “juego de mercado”, es necesario que desaparezca de los negocios la violencia del engaño. Solo así puede ser ética la actividad empresarial. Que exista “juego de mercado” y no “guerra de mercado”. Y esto solo es posible si todos los jugadores cumplen la palabra dada.
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Para enfrentar la raíz del problema de la corrupción empresarial hay que ir más allá de unas cuantas prácticas sociales. En primer lugar, que los Estados reconozcan como fin de las empresas no el acrecentar al máximo las ganancias de los accionistas sino prestar un servicio de calidad a la sociedad. La búsqueda del bien común debe ser el fin último de las empresas. Los Estados así lo establecieron cuando aparecieron las corporaciones, pero luego se tergiversó la finalidad para reducirla a la acumulación de capital para los accionistas. La sociedad civil debe reclamar al Estado para que se restablezca esa finalidad como el corazón de la corporación. En segundo lugar, que la corporación es un ente jurídico pero está compuesto de personas con obligaciones morales. Los que toman las decisiones en las empresas son personas que no pueden eludir la responsabilidad moral. Lo más grave es la esquizofrenia moral de las personas que están al frente de las empresas. No se puede pensar que la empresa es un espacio con asepsia moral donde el fin justifica los medios. Para que la corporación recobre un rostro moral se requieren ejecutivos con un carácter íntegro que tengan bien cimentada una tabla de valores éticos. En tercer lugar, las prácticas de responsabilidad social que buscan que las empresas tengan en cuenta a todos los stakeholders, y no solo a los accionistas, significa un paso en la dirección correcta, pero en muchos casos son simples trucos de las empresas para aumentar su capital reputación y obtener una ventaja competitiva. Son un simple manejo utilitarista de las prácticas de responsabilidad social. Las prácticas de responsabilidad social deben fundarse en valores para que no sean simple cosmética. De aquí la importancia que las empresas aprendan a gestionar los valores morales en sus prácticas del día a día. La corrupción afecta la correcta asignación de los recursos gubernamentales y retrasa la inversión social. Agrava la situación de pobreza y por lo tanto debe ser una preocupación de la acción desplegada por la empresa. “El amor a la verdad es más fecundo que el afán de poder” (Alfonso Llano). La corrupción administrativa dificulta el desarrollo económico y la integración de Colombia con el resto del 147
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mundo, lo cual generaría un mayor número de empleos y aumentaría los ingresos. La corrupción administrativa impide la buena organización del Estado y dificulta la participación de las personas en la vida pública, pues mientras exista corrupción clientelista será imposible participar en la política con igualdad. Para que se construya una sociedad en paz es necesario abolir las prácticas corruptas de todo tipo, sobre todo las que son apoyadas por la guerrilla y el narcotráfico. Solo sin corrupción se logrará convivir en paz. A comienzos del siglo XXI encontramos una corriente, predominantemente norteamericana, que considera la responsabilidad social como buen gobierno corporativo. La organización empresarial es un conjunto de personas e instalaciones con una disposición de responsabilidades, autoridades y relaciones. El gobierno corporativo son las reglas y prácticas de la cultura organizacional utilizadas en la toma de decisiones y el proceso en el cual las decisiones son implementadas. El buen gobierno corporativo se adhiere a los valores y principios éticos que constituyen la integridad moral, especialmente a la honestidad. El buen gobierno corporativo exige una rendición de cuentas porque las organizaciones son responsables por sus acciones y se les puede solicitar una explicación al respecto. El gobierno corporativo es la forma en que se administran y controlan las sociedades. Un objetivo que se persigue al establecer un Código de Buen Gobierno en las empresas, es brindar a las sociedades u organizaciones una herramienta de competitividad para garantizar la inversión, evitar la fuga masiva de capital hacia el exterior, promover el mercado de capitales y prepararse a través de mecanismos concretos para los procesos de globalización económica que exigen la adopción de estándares internacionalmente reconocidos sobre la forma en que se administran y controlan las sociedades. Los principios sobre los cuales se basa el Código de Buen Gobierno, se fundamentan en las directrices emanadas por la OCDE en 1988. El buen gobierno corporativo se puede entender desde dos perspectivas: • Desde la honestidad entendida como objetividad y transparencia en la información a los grupos interesados.
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Desde la verdad subjetiva de ser coherente con los valores que profesa y que se expresan en su código de ética y cultura organizacional. T. Tuleja (Más allá de la cuenta de resultados: cómo los líderes empresariales están convirtiendo la ética en beneficios), a través de entrevistas con altos ejecutivos de corporaciones conocidas tanto por sus compromiso con los asuntos éticos como por su elevada rentabilidad, demuestra que la empresa que va más allá de la cuenta de resultados trimestrales, en realidad fomenta la salud a largo plazo de la corporación mediante varios factores, entre los cuales deben citarse: la mejora de la productividad de los empleados y la reducción de la tasa de renovación del personal, el incremento de negocios que vuelven a empezar, el fomento del “juego limpio” entre los competidores, la promoción de un entorno social que favorece a la empresa. Según M. J. Epstein y B. Birchard, (La empresa honesta. Cómo convertir la responsabilidad corporativa en una ventaja corporativa) muchas de las personas que trabajan para empresas y compran sus productos sienten que están tratando con cajas de música defectuosas. Son conscientes de los puntos muertos en el rendimiento cuando llega el momento del informe anual. Pero los desperfectos de las cuentas empresariales tienen remedio. El libro trae una serie de recetas para lograr ese remedio. Se exploran las razones que producen los lapsos en la responsabilidad. Se presenta un nuevo modelo que clarifica el concepto de responsabilidad. Se relatan las historias de algunos ejecutivos que son maestros en los principios y prácticas de la dirección responsable. Se ofrece un plan de acción -las cuatro prácticas óptimas- que permiten emplear la responsabilidad y la transparencia para producir un rendimiento sin par. La rendición de cuentas Toda empresa comprometida con la responsabilidad social debería realizar un Balance Social que es una técnica de evaluación periódica y sistemática del personal de la empresa y de la proyección de esta en la comunidad, con fines de información a los diferentes públicos, concertación a diversos niveles y planificación tanto del personal como del conjunto 149
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de actividades de la institución. Para rendir cuentas de los resultados hay que realizar una medición objetiva de los desempeños. No solo de lo que se invirtió en dinero y en esfuerzo, sino si generó cambio social para superar la pobreza. La Responsabilidad Social Empresarial debe medirse en el resultado de la operación de las organizaciones involucradas y en el nivel de satisfacción del cliente, es decir, ha de monitorearse mediante indicadores gerenciales ligados a la propuesta organizacional, gestión, implementación y desempeño de los proyectos misionales y funcionales de las organizaciones involucradas. Actualmente se está trabajando a nivel mundial y regional por construir un ISO Social que permita a través de indicadores mostrar que una empresa cumple con los estándares de responsabilidad social. Hoy se impulsa también la rendición de cuentas al público en general, de tal manera que se pueda observar cómo los recursos dados o generados por la actividad de las organizaciones han sido utilizados de manera eficiente para solucionar problemas sociales. Las empresas deben incluir en su rendición de cuentas información en materia social y medioambiental junto con los requisitos de información en materia financiera. El Informe Social es la descripción detallada de las acciones que la empresa ha desarrollado en el período, en las áreas interna y externa. El informe se debe realizar previamente al balance para que sirva como herramienta previa y facilite la fijación de metas que se proponen cumplir en el período siguiente. La rendición de cuentas de la intervención social de la empresa ha cambiado. De un balance social sobre donaciones a la sociedad se ha pasado a una constatación por indicadores de los logros estratégicos de la compañía en lo social como parte de la competitividad y sostenibilidad. Falta una definición aceptada por todos de lo que es la Responsabilidad Social Empresarial. Se necesita una lista de criterios que las empresas deberían respetar si afirman que son socialmente responsables. No haber aclarado lo que es realmente la Responsabilidad Social Empresarial ha llevado a que empresas digan tener pruebas de que son responsables socialmente pero violan los principios éticos y la legislación local e internacional.
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El énfasis debe pasar de los procesos a los resultados, mientras se logra una contribución mesurable de la empresa en la lucha contra la corrupción, la pobreza, el irrespeto por los derechos humanos y la degradación medioambiental. “La manera más potente de crear valor social es desarrollar nuevos medios para afrontar los problemas sociales y generalizar su práctica” (M. E. Porter). Las empresas deben presentar resultados económicos. La ganancia es un termómetro de que la empresa está haciendo bien las cosas, utiliza debidamente las herramientas productivas y ofrece a la sociedad bienes y servicios que solucionan sus necesidades. La Responsabilidad Social Empresarial en muchos casos es una retórica empresarial con enunciados de intención, pero sin procedimientos operativos que incluyen verificación. Son simples enunciados cosméticos sin cambios significativos en las operaciones de la empresa. Se debe hacer un examen crítico de la Responsabilidad Social Empresarial porque en varios casos es un sermón para despertar buenas intenciones, pero que no alcanza su objetivo de ser un instrumento para superar la pobreza. Es necesario que cada empresa establezca un sistema de monitoreo y reporte de la Responsabilidad Social Empresarial. Es paradójico que las empresas no realicen procesos de consulta con públicos involucrados a pesar del compromiso general de la Responsabilidad Social Empresarial hacia la participación de los actores de interés (stakeholders), sobre todo del sector laboral. A pesar de la proliferación de códigos y estándares de Responsabilidad Social Empresarial, la aplicación es mínima si se tiene en consideración el volumen total del sector empresarial. Los reportes empresariales de Responsabilidad Social Según Global Reporting Initiative (GRI), “la elaboración de una memoria de sostenibilidad comprende la medición, divulgación y rendición de cuentas frente a grupos de interés internos y externos en relación con el desempeño de la organización con respecto al objetivo del desarrollo sostenible”. 151
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La elaboración de memorias de sostenibilidad es un término muy amplio que se considera sinónimo de otros términos también utilizados para describir la información relativa al impacto económico, ambiental y social (por ejemplo, triple cuenta de resultados, informes de responsabilidad corporativa, etc.). Una memoria de sostenibilidad deberá proporcionar una imagen equilibrada y razonable del desempeño en materia de sostenibilidad por parte de la organización informante, e incluirá tanto contribuciones positivas como negativas. Las memorias de sostenibilidad que se basan en el Marco de elaboración de memorias del GRI presentan los resultados obtenidos dentro del correspondiente periodo informativo, atendiendo a los compromisos, la estrategia y el enfoque directivo adoptado por la organización. Las memorias se pueden utilizar, entre otros, para los siguientes propósitos: • Estudio comparativo y valoración del desempeño en materia de sostenibilidad con respecto a leyes, normas, códigos, pautas de desempeño e iniciativas voluntarias. • Demostración de cómo una organización influye en -y es influida por- las expectativas creadas en materia de desarrollo sostenible. • Comparación del desempeño de una organización y entre distintas organizaciones a lo largo del tiempo. WORLDCOM En su mejor momento, la compañía WorldCom llegó a valer 180.000 millones de dólares en la bolsa, casi dos veces el PIB de un país como Colombia, a principios del siglo XXI. Pero después empezó a desinflarse el mercado y, bajo la dirección de Scout, quien era su vicepresidente financiero y su mano derecha, el empresa empezó a ocultar los problemas. Lo lograron por un tiempo hasta que en abril del 2002 estalló lo que sería el preludio del escándalo. El presidente de la compañía, Ebbers, fue obligado a abandonar su cargo cuando se supo que
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le adeudaba 408 millones de dólares a la empresa. La junta directiva había autorizado prestarle buena parte de ese dinero para que tapara un hueco en sus finanzas personales. La razón del faltante era que había apostado y perdido en la bolsa con acciones de la propia empresa. Ahora él deberá pagar con algunas de sus propiedades, que incluyen una finca de 66.000 hectáreas para pagar lo que adeuda. Hasta ahí el escándalo de WorldCom parecía ser uno más de los que han estallado en Estados Unidos este año. Pero había más. Cuando llegó John Sidgmore a reemplazar a Ebbers en la presidencia de la empresa ordenó una auditoría interna con Kpmg, la firma que en mayo reemplazó a Arthur Andersen en esa labor. Encontraron que durante 2001 y el primer trimestre de 2002 WorldCom se inventó utilidades por 3.800 millones de dólares. La forma de hacerlo fue contabilizando como inversiones de capital cosas que no eran más que gastos corrientes, con lo que se evitó que estos egresos se restaran de las utilidades. A diferencia de Enron, que engañó a los inversionistas mediante sofisticadas operaciones en cuentas fuera del balance, la trampa de WorldCom fue bastante burda. La compañía había reportado utilidades por 1.400 millones de dólares en 2001 y 130 millones en el primer trimestre de 2002. Pero estas eran inventadas y la empresa en realidad había arrojado pérdidas. La compañía admitió estos hechos, y de paso expulsó a Scout Sullivan, su vicepresidente financiero. La acción de WorldCom, que costaba 65 dólares, llegó a valer nueve centavos, antes de que el título fuera suspendido de la bolsa. Así, la empresa quedó abocada a la quiebra, pues en esas condiciones nadie le va a querer prestar la plata que requiere para refinanciar su deuda, que alcanza los 30.000 millones de dólares. La compañía tuvo que despedir a una buena parte de sus 67.000 empleados.
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Referencias Bakan, J. (2004). La Corporación. La búsqueda patológica del lucro y el poder. Robinbook. Barcelona. Boatright, J. (1999). Ethics in Finance. Blackwell Publishers. Malden (Massachusetts). Comité de Ética Financiera – IAFEI (1992). Principios de Ética para el Ejecutivo de Finanzas. McGraw-Hill/Interamericana de México, S. A. Naucalpan de Juárez (Estado de México). Epstein, M. J. y Birchard, B. (2001). La empresa honesta. Cómo convertir la responsabilidad corporativa en una ventaja corporativa. Paidós. Barcelona. Etkin, J. R. (1993). La doble moral de las organizaciones. Los sistemas perversos y la corrupción institucionalizada. McGraw-Hill. Madrid. Melé, D. (coord.) (1998). Ética en dirección comercial y publicidad. Eunsa. Pamplona. Melé, D. (coord.) (1998). Ética en la actividad financiera. Eunsa. Pamplona.
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Capítulo
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Integridad en la cultura organizacional
7.1. Integridad moral La integridad moral La integridad moral muestra la coherencia personal de vivir de acuerdo con principios y valores éticos. Equivale a ser auténtico consigo mismo y con los demás. Una persona íntegra se comporta de manera consecuente. La palabra integridad proviene de la palabra íntegro, que significa “uno” o totalidad. La integridad requiere comprometerse a discernir lo que es correcto o incorrecto en una situación. Y actuar con coraje moral de acuerdo con este discernimiento aun a costa personal. La integridad implica también decir claramente que uno actúa según su leal saber y entender de lo que es correcto y lo que es incorrecto.
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La integridad nos exige enfrentar, aceptar e integrar el aspecto sombrío y oculto de nuestra naturaleza, y convertirlo en aspecto luminoso. La vida moral pide no perfección, sino entereza para ser luminosos a pesar de nuestras oscuridades, gracias a que hemos realizado una profunda aceptación de lo que somos en realidad. La integridad produce confianza de los demás en uno y admiración. Ser auténticos y mostrar concordancia entre lo que creo y lo que vivo. No se puede tener integridad sin ser honesto, pero sí se puede ser honesto y tener poca integridad. La persona honesta expresa claramente lo que piensa sobre algo, pero sin haber hecho un discernimiento de si eso es correcto o incorrecto. Un racista es honesto al expresar lo que piensa, pero eso no equivale a la integridad, pues se es injusto. De la profunda experiencia de nuestro potencial único y propósito, respaldado por un compromiso con la integridad, proviene nuestra genuina influencia. Esta influencia es la que nos capacita para hacer sentir nuestra presencia en el vasto mundo de nuestras relaciones. Uno tiene que tener fe y valor para asumir el compromiso de mostrar siempre integridad en su conducta para evitar caer en la doble moral de comportarse bien en ciertas situaciones y en otras incorrectamente. Integridad y toma de decisiones Para tomar decisiones con integridad hay que tener en cuenta los valores morales, las normas de conducta de la empresa y las normas legales. En las empresas hay que generar recursos para que las personas puedan tomar mejores decisiones. La ética ayuda a decidir lo que debe hacerse teniendo en cuenta el bien total del hombre y de todos los hombres. Reflexionar hasta llegar a un juicio moral en la situación concreta. Lo primero es aprender a descubrir los valores éticos presentes en los casos concretos que se nos van presentando ya sea como personas o como instituciones. Lo segundo es clarificar los principios y normas que se aplicarían en la situación concreta. Lo tercero es tomar las decisiones éticas con responsabilidad, teniendo en cuenta todos los valores y principios morales que están presentes en la situación.
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Para la toma de decisiones se deben considerar los conflictos de valores y de intereses presentes. Para lograrlo en ética es necesario tener en cuenta los datos de las ciencias y las tecnologías para iluminarlos desde las humanidades. La toma de decisiones no es siempre entre lo correcto y lo incorrecto. Por ejemplo: llevar o no una doble contabilidad. La toma de decisiones más difícil es entre lo correcto y lo más correcto, por ejemplo, en los casos de conflictos de intereses: ¿mayor ganancia para la empresa o mejor servicio a la sociedad? El objetivo de la ética no solo es enseñar a tomar decisiones “evitando el mal”, sino también buscar el bienestar económicosocial que se pueda realizar. Entre el mal que se debe evitar y el máximo bien que se puede realizar se extiende un amplio campo de opciones. Una empresa es ética no solo si resuelve bien los dilemas éticos que se le presentan, sino sobre todo si incorpora a los procesos ordinarios de gestión los valores que le confieren una identidad moral. La tarea ética de la sociedad no puede ser negativa para evitar comportamientos censurables sino afirmativa para incorporar el espíritu ético a las estructuras culturales. La seriedad ética de una sociedad es un elemento importante de su éxito económico y de su sostenibilidad. Las decisiones gerenciales son configuradas por el carácter moral de quien toma la decisión y por la cultura de la sociedad. Para que la cultura de una sociedad se rija por los principios éticos, es necesario cambiar la mentalidad de las personas que componen esta sociedad. La prudencia es necesaria para tomar decisiones honestas, realistas y oportunas. La prudencia es el término medio entre la insensatez apresurada y la irresolución para actuar. “Para actuar prudentemente, debemos saber qué queremos; saber qué hacemos; saber qué hacer y cómo hacerlo y saber que aquello es digno de ser querido, digno de saberse y digno de luchar por él” (Karl Deutsch). Un gerente debe procurar que de sus acciones se deriven los menos daños posibles y, en caso de que se sigan consecuencias negativas de una acción valiosa, tener previstos los mecanismos que palien aquellos efectos concomitantes, no buscados por 157
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sí mismos, pero presentes en la consecución de los objetivos propuestos. En la toma de decisiones se debe tener en cuenta el futuro bienestar de la humanidad. Por eso hay que actuar de tal manera que las consecuencias de las acciones sean conciliables con el desarrollo integral de todos los hombres. Las nuevas tendencias administrativas -como la reingeniería y el empowerment- son esfuerzos para infundir en todos los empleados un espíritu de responsabilidad en la toma de decisiones. Para la toma de decisiones se debe fomentar la perspectiva. La perspectiva se da cuando los miembros claves de la empresa se toman un tiempo de reflexión para estudiar dónde está la empresa, adónde quiere ir y de qué manera llegará allí. Cuando se analiza una empresa es importante separar el proceso (la toma de decisiones y la forma de tratar a la gente cuando se intenta alcanzar el objetivo) del resultado (beneficios). La buena actuación ética se produce en las empresas en las cuales el proceso de toma de decisiones previamente acordado no sufre ninguna variación ni se pasa por alto con el fin de alcanzar los resultados deseados. Si se toman atajos para ahorrar en la calidad del producto o no hay preocupación por los intereses de los empleados y clientes, su miopía le llevará a resultados desastrosos. La frase: “No me importa cómo consiga los resultados, pero consígalos”, revela con toda claridad que el corto plazo interesa más que el largo. Casi todos los deterioros éticos que se observan en una empresa se deben a la impaciencia en alcanzar los objetivos y metas previstos. Para actuar con ética hay que actuar con paciencia, porque se tiene fe en el futuro. Proceso en la toma de decisiones Considere todas las dimensiones de la situación y defina los dilemas éticos. Discierna cuáles son los valores más importantes en la situación dada. Ver todos los valores en juego. Por ejemplo, para juzgar si se puede realizar una agresión contra la vida de otra persona hay que ver el conjunto de valores implicados en la acción.
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Identifique todas las partes afectadas, las consecuencias y las obligaciones presentes. Establecer una jerarquía personal de valores de esta realidad, y buscar cuáles son los valores que priman. Tenga en cuenta el carácter e integridad propio y lo que pensarían otros si actúa en una u otra forma. Piense en las posibilidades de conducta y en las razones para asumir una u otra. Tener la intención de salvar todos los valores en caso de conflicto de valores. Chequee como se sentiría ante cada opción.
UN DILEMA ÉTICO Estaba en casa, sentado en mi sillón preferido, pero mi mente no descansaba. Eran las cuatro de la tarde. Por tercera noche consecutiva, me había despertado de madrugada, turbado y confuso por un problema laboral que me provocaba una angustia creciente. El hecho de ser el jefe de división de una importante empresa de alta tecnología en un sector tan competitivo puede tener sus momentos difíciles. Las ventas andaban flojas desde hacía casi seis meses y mi jefe inmediato me acosaba constantemente en demanda de mejores resultados. Llevaba un mes buscando a un experto vendedor que añadir a mi equipo y había entrevistado hacía tres días a un candidato con muchas posibilidades. En cuanto le vi entrar con paso seguro en mi despacho, comprendí que aquel hombre era la persona que necesitaba. A medida que proseguía la entrevista, mi interés se acrecentó y pensé que tendría mucha suerte si pudiera contratarlo. Su historial de ventas era extraordinario y conocía nuestra industria de cabo a rabo. Por si fuera poco acababa de dejar, tras seis años de éxitos ininterrumpidos, un puesto de responsabilidad en la empresa que era nuestra principal competidora. 159
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Durante la entrevista me di cuenta de que aquel vendedor estaba muy por encima de todos los candidatos que había entrevistado hasta aquel momento. Ya casi había decidido contratarlo –a reserva de hacer una o dos llamadas telefónicas para comprobar sus referencias-, cuando el hombre sonrío, tomó su cartera de documentos y extrajo un pequeño sobre cuadrado del que sacó un disco de computadora, mostrándolo como si fuera una joya de valor incalculable. -¿Adivina usted lo que contiene este disco? -me preguntó. Sacudí la cabeza. Sin dejar de sonreír, y hablando con gran suficiencia, el candidato al puesto de vendedor me explicó que el disco contenía una enorme cantidad de información confidencial sobre nuestro principal competidor y antiguo patrón suyo, incluyendo los perfiles de todos los clientes y los costos de un importante contrato de defensa por el cual competía también nuestra empresa. Al cerrar la entrevista, el candidato me prometió que, en caso de que lo contratara, me facilitaría el disco y otros muchos datos de interés. Cuando abandoné mi despacho, tuve dos reacciones inmediatas ante este hecho. La primera fue de cólera. ¿Cómo podría hacer aquel hombre semejante cosa? Sabía que su proposición no estaba bien, y por eso aquel individuo no era la clase de persona que yo necesitaba en mi equipo. Mi segunda reacción no fue tan rápida ni tan emocional, sino que afloró poco a poco a la superficie y me hizo comprender que no podía rechazar el ofrecimiento sin pensarlo más. Cuanto más pensaba en ello, más me daba cuenta de que aquel hombre nos ofrecía a mí y a nuestra empresa prácticamente una mina de oro. En caso de que lo contratara, no solo conseguiría el gigantesco contrato de defensa sino también otras muchas cuentas importantes que yo intentaba captar desde hacía tres años. Lo tenía todo al alcance de la
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mano y comprendía que se trataba de una oportunidad de esas que solo se presentan una vez en la vida. Y no podía dejarla escapar. Uno de mis hijos ya estaba en la universidad, otros dos no tardarían en seguir su ejemplo, por lo que mi mujer y yo pasábamos ciertos apuros económicos. Sin un ascenso, la situación no tendría más remedio que empeorar. Aquella era la mejor ocasión para un ascenso porque el vicepresidente ejecutivo para ventas y mercadotecnia estaba a punto de jubilarse y mi jefe pasaría a otro cargo de mayor responsabilidad. Su sustitución era el tema de los más intensos rumores que jamás hubieran circulado en nuestra empresa desde mi incorporación a ella. Dado el escaso volumen de ventas de mi división, pensé que yo no tendría la mejor oportunidad de ser elegido. Pero eso fue antes de mi entrevista con el vendedor de la otra empresa. Sería el mejor momento para conseguir un nuevo contrato de importancia. Comprendí que me encontraba atrapado entre dos reacciones de cólera e interés, y decidí comentar la situación con dos personas. La primera me dijo: contrata a este hombre antes que otros lo hagan. Sé que es un riesgo, pero en este medio todos tratan de conseguir información fidedigna de la competencia, y utilizan cualquier método a su alcance. Vamos a perder un ángulo competitivo si no te decides cuando aún es tiempo. La segunda opinó exactamente lo contrario: oye, yo te aconsejo que lo pienses bien. No solo está mal la conducta de este hombre sino que, además, tú respaldas su proceder si lo contrataras. Por si fuera poco, nunca sabrías en qué momento podría robarnos a nosotros y venderle los datos al mejor postor. Además, si alguna vez se divulgara que lo contrataste sabiendo que había robado información confidencial, el asunto podría estallar y ser un descrédito para nuestra empresa. 161
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Finalmente, tomé la decisión de no contratar al vendedor. Aunque sé que es un buen vendedor y que la información confidencial nos hubiera sido muy útil, creo que a la larga no me hubiera sentido a gusto con él. Lo que hace es ilegal y, si le contratara, cometería una injusticia con la competencia. (Kenneth Blanchard y Norman Vicent Peale, El poder ético del directivo, Barcelona, Grijalbo, 1990, pág. 18-20)
7.2. Cultura organizacional de la integridad Ética y cultura empresarial “Ningún grupo puede actuar en confianza si no se halla ligado por opciones comunes, afectos comunes, intereses comunes” (Edmund Burke en el siglo XVIII). Las empresas deben desarrollar una cultura propia. En una empresa interviene la cultura propia: su modo de pensar y vivir de los colaboradores. Las culturas corporativas, con sus tradiciones incluidas, previenen a las compañías de un cambio brusco. Todos los cambios administrativos actuales ponen de manifiesto la importancia de la cultura o ethos de la empresa. No todos los valores de la cultura empresarial son directamente de carácter ético, pero sí están o tienen un fundamento ético último. La cultura de la organización (su ethos) nace de adentro, porque refleja las convicciones de sus integrantes y no las ideas técnicas originadas en las cabezas de los expertos. La ética empresarial es una nueva forma de orientar el diseño de la organización hacia la formación de una cultura de la integridad. Es necesario crear una cultura empresarial honesta donde se tenga una axiología común, pautas de comportamiento definidas y formas establecidas de interpretar el medio.
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Las empresas deben presentar sus valores con ejemplos de cómo puede manifestarse en las actividades del diario vivir y en las políticas de la compañía. Infundir en los empleados el ideal de ser considerados como personas honestas que realizan un trabajo de calidad. Imbuir a las personas la capacidad de sentir vergüenza por los comportamientos inmorales. Aprovechar las experiencias de otras empresas para la formación de una cultura honesta y eficiente. La cultura organizacional despierta el sentido de pertenencia a la empresa de forma que todos los directivos y empleados dejen de verlacomo un lugar donde trabajan y se sientan como parte de una organización. Los dividendos de la ética para la empresa son intangibles. No le harán triunfar de la noche a la mañana, pero, en situaciones competitivas, a menudo le darán la ventaja decisiva como empresa. Los estándares éticos son indispensables en una empresa para la credibilidad interna y externa, para establecer patrones admirables para la organización y mantener a la firma fuera de tela de juicio. Las consecuencias de una falta ética pueden ser muy serias para una empresa. Las empresas con ética son las que sobreviven y, además, resultan a la larga más rentables. Cuando un empleado se encuentra con el problema que la cultura de su empresa no está de acuerdo con sus valores y principios morales, tiene dos opciones: • Retirarse de la empresa. Refugiarse en su interior, aislándose pero en perpetuo conflicto con la situación. • Tratar de cambiar la cultura empresarial hacia una perspectiva según su ética personal. Una recomendación: no le des tu vida a una empresa, si no le puedes dar tu corazón. Por eso es importante internalizar la cultura empresarial. Realizar encuentros, ritos y fiestas que ayuden a crear un ambiente familiar común. Discutir casos concretos de la empresa donde se hallen en conflicto valores morales. Repetir afirmaciones que creen actitudes positivas. Visualizar los logros futuros para que todos procuren hacerlos realidad. Es clave aprovechar las experiencias de otras empresas para la formación de una cultura honesta y eficiente. El éxito 163
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de los japoneses se debe ante todo a la creación de una cultura empresarial de tipo familiar que es el eje de la vida del empleado. La actitud elevada en una empresa es fruto de la cultura organizacional que posea. Se trata de formar una cultura empresarial con visión social y con integridad moral. Para lograrlo hay que establecer estrategias pedagógicas, normativas, de comunicación, etc. El ideal de vida de la empresa se debe proponer a todos los empleados a través del diálogo y el testimonio. En la ética empresarial es la actividad empresarial misma y la propia organización empresarial las que exigen un tipo de valores, principios (normativas) y actitudes que obligan a seguirlos a quien se incorpore a la empresa. Comités de ética Es conveniente establecer un comité ético de la empresa donde se puedan llevar, investigar y resolver las faltas contra el código ético de la empresa. Al comité ético se le encomiendan las siguientes tareas: • La observación y control de las actividades éticas de la empresa; la supervisión sobre el desarrollo de la política empresarial. • Ayudar a ver la empresa como un quehacer moral. Un quehacer cuyos objetivos no son solo la producción y los beneficios que de ella resultan, sino el desarrollo humano y el bien moral. El bien interno o finalidad de la actividad empresarial es la satisfacción con calidad de necesidades humanas a través de la puesta en marcha de un capital y el desarrollo de las capacidades de cuantos cooperan con la empresa. La ética es un tipo de saber que orienta la acción humana en un sentido racional -por objetivos-, y por eso es un saber práctico. La ética no se identifica con ningún aspecto del desarrollo humano, porque es la perspectiva que coordina a todos: es un punto de vista integral. • Proponer aquellos valores que son necesarios para construir una sociedad con alta moralidad. Debe
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proponer las claves para que la empresa sea a la vez ética y rentable, para que la eficacia no venga reñida con la equidad. Favorecer la toma de decisiones dentro de un espíritu legal y ético. En un nivel moral de justicia son justas las decisiones que tomaríamos poniéndonos en el lugar de cualquier otro, lo cual excluye el tener por justo lo que satisface las necesidades de un grupo, pero no de toda la sociedad. Ayudar a crear un ambiente de diálogo para que los miembros de una organización definan los valores que los deben caracterizar. Dirigir sus esfuerzos a infundir en todos los empleados un espíritu de responsabilidad en la toma de decisiones. El éxito en las empresas depende en gran medida de la actitud y las estrategias éticas que asuman sus directivas. Luchar contra las prácticas corruptas que llevan al olvido y traslocación de los valores de una empresa y a su desmoralización. La moralidad debe realizarse en las instituciones como la empresa, porque otra cosa es abstracción engañosa. Formar una conciencia crítica al comparar la realidad con el deber ser al cual aspira la empresa. Es una crítica negativa porque más que decir lo que hay que hacer, descubre que lo que se está haciendo no respeta los valores de la organización.
Asesoría ética Si la ética es un elemento imprescindible para la determinación de la filosofía, cultura y política empresarial, es necesario institucionalizar la ética en la empresa. El tipo de especialista que puede prestar este tipo de asesoría a la empresa debe ser una persona conocedora tanto de la ética como de los problemas de la economía y la administración. Esta asesoría cubre el abanico de problemas referentes a la construcción de una cultura empresarial de la 165
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integridad y a la toma de decisiones teniendo en cuenta los principios y valores éticos. Para realizar su función de asesor ético de la empresa, el especialista debe conocer muy a fondo la visión, misión y estrategias de la empresa. También debe estar familiarizado con la cultura del lugar donde se desarrolla la actividad de la empresa y con las normas legales que la regulan. El asesor ético debe ser un activador en la búsqueda y formulación de los valores y la misión de la empresa, así como del establecimiento de lo correcto en un código ético. El asesor ético debe: • Ayudar a determinar cuál es el bien interno o finalidad de la empresa. • Averiguar cuáles son los medios adecuados para producir ese bien y qué valores es preciso incorporar para alcanzarlo. • Indagar qué actitudes adquirirá la organización en su conjunto y los miembros que la componen para incorporar esos valores que le permitirá deliberar y tomar decisiones acertadas con relación al objetivo. Credos empresariales El credo empresarial afirma los valores propios de una determinada empresa, los principios axiológicos que dan sentido a su negocio, el modo como quiere ser reconocida en el mercado y la forma como pretende responder a su identidad (“respeto a las personas”, “búsqueda de la excelencia”, etc.). Lo importante es hacer que las propuestas declarativas estén de acuerdo con lo que la empresa vive y opta por mantener en el futuro. Solo desde esta “perspectiva un Credo es creíble y eficiente. Pero, naturalmente, no es posible diseñarlo de la noche a la mañana, porque, entre otras cosas, se requiere haber institucionalizado determinadas prácticas y haberlas reforzado convenientemente a lo largo del tiempo; haber generado, incluso, toda una “mitología” que identifique al grupo humano que configura y da vida a la organización… Es preciso conocer la historia y sobre todo identificar precisamente cuál es el clima de partida para avanzar a partir de ahí de manera operativa
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en el proceso de crecimiento ético de la empresa” (José Luis Fernández). Un buen credo empresarial puede servir de iluminación ante las posibles situaciones problemáticas, desde un punto de vista ético, en la gestión del negocio. Johnson & Johnson, una empresa líder en la fabricación de productos para el cuidado de la salud, es reconocida como una empresa en la cual los valores y principios corporativos han sido incorporados en las operaciones diarias y en la planificación estratégica de largo plazo. Johnson & Johnson tuvo hace años la oportunidad de poner en práctica su credo, cuando el escándalo del Tylenol, un producto estrella, que no dudaron en retirar del mercado, con grandes pérdidas económicas, porque no respondía a los ideales de la empresa de “calidad” y “servicio al cliente”. El siguiente es el credo de Johnson & Johnson: Creemos que nuestra primera responsabilidad es con los médicos, odontólogos, enfermeras y pacientes, con las madres y padres y todos aquellos que usan nuestros productos y servicios. Para satisfacer sus necesidades, todo lo que hacemos debe ser de la más alta calidad. Debemos tratar constantemente de reducir nuestros costos con el fin de mantener precios razonables. Los pedidos de nuestros clientes deberán ser procesados pronto y correctamente. Nuestros proveedores y distribuidores deberán tener la oportunidad de obtener una ganancia justa. Somos responsables ante nuestros empleados, ante los hombres y mujeres que trabajan con nosotros en el mundo entero. Cada uno de ellos deberá ser considerado como persona. Debemos respetar su dignidad y reconocer sus méritos. Deberán sentirse orgullosos de sus empleos. Los salarios deben ser justos y adecuados y las condiciones de trabajo limpias, ordenadas y seguras. Debemos ser conscientes de las responsabilidades de nuestros empleados con sus familias. Los empleados deberán sentirse libres para hacer sugerencias y presentar sus quejas. Deberá existir igualdad de oportunidad de empleo, desarrollo y progreso para quienes lo merezcan. La administración deberá ser competente y sus actos justos y conformes a la ética.
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Somos responsables ante las comunidades en las que vivimos y trabajamos, así como ante la comunidad mundial. Debemos ser buenos ciudadanos; apoyar iniciativas filantrópicas, caritativas y pagar nuestros impuestos. Debemos estimular las mejoras cívicas así como salubridad y educación más satisfactorias. Debemos mantener en buen estado la propiedad que tenemos el privilegio de usar, mediante la protección del medio ambiente y los recursos naturales. Nuestra última responsabilidad es ante nuestros accionistas. Los negocios deben producir ganancias satisfactorias. Debemos experimentar con nuestras ideas. La investigación debe continuar, debemos desarrollar programas innovadores y pagar por los errores cometidos. Se debe comprar nuevo equipo, proporcionar nuevas instalaciones y lanzar nuevos productos. Crear reservas para los tiempos adversos. Cuando operamos de acuerdo con estos principios, los accionistas deberán recibir un aporte justo a su inversión.
Códigos de conducta El código ético de la empresa es el conjunto de principios guías, elaborados por la empresa, que explicitan los valores de la organización. Expone los principios éticos que deben tenerse en cuenta en la toma de decisiones y en los aspectos de administración financiera, mercadeo y producción de la empresa. Debe examinar también las relaciones de la empresa con el Estado y la familia. Los códigos de conducta sirven para orientar la acción en contextos problemáticos. Los códigos expresan los compromisos de la compañía hacia los diversos grupos a los que sirve. Los códigos plantean algunas cuestiones específicas que deben ser observados por todos los miembros de la organización. “Los códigos tienden a ser la expresión de una mezcla de imperativos técnicos, prudenciales y morales” (J. Donadson) Los aspectos más regulados por los códigos de conducta empresarial son los que se refieren al cumplimiento de la ley por los trabajadores, al tratamiento de los conflictos de intereses entre los empleados y la empresa -con una clara explicitación de las conductas prohibidas- y al uso de los bienes de la
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empresa. Para que sean prácticos, deben estar bien elaborados, con reglas éticas claras y bien fundamentadas, coherentes con la visión y misión de la empresa. Los códigos evitan que la interpretación de los principios y de los valores dependan de la subjetividad de cada individuo. Explicitan las expectativas y las referencias que han de tener en cuenta todos los que están vinculados a la empresa. Se refuerza la idea de que la ética es un asunto empresarial. Cada empleado debe tener un ejemplar para que pueda repasarlo, cumplirlo y ejercer su derecho de pedir que se cumpla. El sistema límite del código de conducta de la empresa son los frenos de una organización. Y, al igual que los carros de carrera, las compañías necesitan los mejores frenos. Para la elaboración de un código ético empresarial, se debe tener en cuenta lo siguiente: • El director general de la compañía ha de ser el líder en el desarrollo del código. • Bajo la supervisión del director general se deberían identificar los objetivos clave de la compañía que han de servir como trasfondo en la redacción del código. • Aunque puede haber muchos aportes, conviene que la primera redacción la lleve a cabo un grupo reducido, con presencia de alguna persona del departamento jurídico. El código ha de incluir un preámbulo que justifique su necesidad, una explicitación de las más altas normas de conducta que se esperan, una explicación de cómo interpretarlo y la posición de la empresa en lo que se refiere a sus apoyos, decisiones y sanciones. Ha de subrayar los valores clave de la organización. Ha de incluir secciones que traten de todas las relaciones implicadas en las actividades de la empresa. Estas secciones han de ser fáciles de entender y concisas. Toda empresa debería elaborar una guía de la conducta de los miembros de la compañía que describa su compromiso con la integridad y sus principios fundamentales de acciones correctas. El código ético establece estrategias de integridad. Los nuevos códigos de ética empresarial tienen en cuenta la responsabilidad social pues exponen las políticas de la empresa en sus relaciones con los stakeholders. Los nuevos códigos no 169
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hacen tanto énfasis en las pautas de conducta correcta dentro de la empresa sino que son inspiradoras de la creación de un mundo mejor.
MARTIN MARIETTA CO. Martin Marietta Co., contratista y defensor del espacio aéreo norteamericano, optó en 1985 por un programa ético basado en la integridad moral. En su concepción original, el programa hacía énfasis en valores esenciales como honestidad y juego limpio. Con el tiempo este programa se extendió con el fin de unificar calidad y responsabilidad ambiental. Hoy el programa consiste en un código de comportamiento, un programa de entrenamiento ético y procedimientos para reportar e investigar anomalías dentro de la compañía. También incluye un sistema para revelar violaciones al área encargada de procurar el desempeño legal de las empresas. Una oficina ética administra el programa mientras un comité ético de vigilancia, supervisa la actuación de la oficina. La oficina ética es responsable de responder preguntas e inquietudes de los empleados. Una red de representantes o facilitadores en cada área sirve como portavoz y guía, y como canal para manejar una cantidad de situaciones, desde denuncias por fraude hasta quejas de mala administración, supervisión injusta, políticas y prácticas de la compañía. Poco después de establecer el programa, la compañía inició su primer ciclo de entrenamiento ético para todo el personal, y comenzó por el gerente general y altos ejecutivos. Se entrena a los ejecutivos en toma de decisiones, en el reto de balancear varias responsabilidades, en acatamiento de las leyes y regulaciones esenciales para la empresa. El plan de incentivos para ejecutivos los hace responsables de promover la conducta ética y revisar que los negocios y las metas personales se logren de acuerdo con las políticas de la organización. Conducta ética y
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apoyo al programa son también tenidos en cuenta para evaluaciones regulares de desempeño. El programa ayudó a cambiar percepciones y prioridades de los empleados. Algunos gerentes creen que su forma de ver ahora la ética es una imagen de calidad. Ellos examinan con más cuidado la manera como las diferentes situaciones serán percibidas por otros, las posibles consecuencias a largo plazo de las ideas a corto plazo. El gerente Norman Augustine afirma que “hace diez años la gente habría dicho que la ética nada tenía que ver con los negocios. Los empleados de hoy creen que su objetivo número uno es ser considerados como personas honestas que hacen un trabajo de calidad”. (Adaptado de Lynn Sharp Paine, “Hacia una ética organizacional”, Clase Empresarial, No. 15, septiembre de 1994, pág. 87)
7.3. Cultura con responsabilidad social Intervención cultural de las empresas La responsabilidad social nos muestra que la empresa es el motor de la sociedad para impulsarla hacia un futuro mejor. La responsabilidad social empresarial representa un intento para definir el futuro de la sociedad. Por eso tiene un carácter prospectivo. Tiene que ver con escenarios de futuro y estrategias para configurarlo. El factor global es básico en el nuevo paradigma de responsabilidad social empresarial. Esta responsabilidad nos pone como escenario futuro no un mundo internacional sino global, porque se preocupa por el papel de la empresa en la configuración del futuro del medio ambiente, de los derechos humanos en la sociedad, de la pobreza en el mundo. Es importante estar “en el lugar adecuado en el momento oportuno”. 171
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Todos debemos construir una cultura de la responsabilidad social, una civilización del amor donde haya justicia social, respeto por los derechos humanos y libertad para todos. Debemos soñar con un mundo nuevo con oportunidades para todos. Es necesario trabajar en la configuración de una ética pública que regule lo económico, lo social y lo político, creando una cultura decente y no mafiosa. “Construyamos juntos la civilización de la dignidad del hombre, del culto insobornable a la moralidad, del respeto a la conciencia sincera, en una palabra, la civilización del amor” (Juan Pablo II dirigiéndose en Ecuador a los responsables de la cultura, febrero 15/85). La intervención cultural trabaja sobre los espacios psicológicos con el fin de aunar los modos de pensar, de juzgar y de obrar, que son características de las colectividades humanas. Las empresas impulsan un proyecto cultural de desarrollo, construido sobre los valores de dignidad, solidaridad y justicia para todos. Las empresas deben trabajar por configurar una mentalidad progresista de sentido de futuro. Si el hombre es un creador de cultura, mediante una movilización cultural se podrá dar a las sociedades una forma más humana. La cultura ha llegado a ser una categoría de acción para el desarrollo de las sociedades y un instrumento de análisis social. Ante todo hay que determinar las características concretas de la cultura de una población o zona geocultural determinada. En vez de diagnóstico cultural es mejor hablar de comprensión cultural de la comunidad: es levantar una cartografía viva. Cuando hablamos de generar una cultura de determinado género nos estamos refiriendo a la transformación y aceptación individual y colectiva de valores y actitudes. Convendría trabajar culturalmente con grupos sociales y gremios específicos. Toda empresa necesita desarrollar un modelo de intervención directa en la sociedad en que se encuentra, para generar empleo e ingreso, mejorar la convivencia pacífica y organizar la participación en la sociedad civil. Para comprender el medio concreto donde se desarrolla la acción de la empresa se requiere estudiar el contexto mundial, regional y local de la intervención.
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7. Integridad en la cultura organizacional
Las empresas deben participar con la academia y el Estado en la elaboración de las políticas y decisiones que orientan los proyectos colectivos y el modelo de sociedad. Las empresas deben ayudar a construir una cultura basada en los parámetros de la posmodernidad. Las crisis estructurales políticas y económicas fragmentan el horizonte cultural, que se expresa en la erosión de los códigos interpretativos con que ordenábamos la realidad social. Ante la realidad de la crisis colombiana se requiere una modernización del Estado, de la economía y de la sociedad que esté respaldada por actitudes de modernidad en las personas. Las empresas deben dilucidar el concepto de desarrollo sostenible haciendo énfasis en una mejor calidad de vida bajo la condición de un trato y uso racional del medio ambiente y de los recursos para alcanzar dicho fin. El anterior concepto obedece a una actitud del ser humano como individuo y como sociedad que hace relación a las posibilidades de interacción con la naturaleza, cuyo fin es asegurar la continuidad de la vida humana en las mejores condiciones posibles sin dañar o poner en riesgo de extinción a todas las formas de vida existentes o por existir en el planeta. La empresa puede ayudar a elaborar una nueva síntesis vital de la cultura colombiana por su preocupación por el pensamiento, las expresiones culturales, las estructuras de convivencia social, iluminadas por el sentido cristiano del hombre y del mundo. Toda empresa debe fomentar la generación de pensamiento creativo social enseñando a pensar y a comunicar de una manera efectiva las ideas y a manejar la información no de una manera mecánica sino crítica. Debemos elaborar nuestro discurso desde los principios y metodologías de las diversas ciencias, pero leídas y reelaboradas a partir de los desafíos prácticos y teóricos de la sociedad contemporánea. Nuestro pensamiento será operativo y prospectivo, previendo los problemas y oportunidades del futuro. La empresa debe ampliar el mundo de referencias de sus colaboradores para encontrar las formas prácticas de realizar la misión institucional en las circunstancias cambiantes del país. Para ello debe constituir espacios de reflexión conformando en 173
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todas las unidades equipos de colaboradores que identifiquen las cuestiones más importantes de la erradicación de la pobreza en Colombia. Las empresas deben desarrollar una cultura propia. En una empresa interviene la cultura propia: su modo de pensar y vivir de los colaboradores. Las culturas corporativas, con sus tradiciones incluidas, previenen a las compañías de un cambio brusco. Todos los cambios administrativos actuales ponen de manifiesto la importancia de la cultura o ethos de la empresa. No todos los valores de la cultura empresarial son directamente de carácter ético, pero sí están o tienen un fundamento ético último. La cultura de la organización (su ethos) nace de adentro, porque constituye el reflejo de las convicciones de sus integrantes y no de las ideas técnicas originadas en las cabezas de los expertos. La cultura de la era industrial exaltaba la puntualidad, obediencia a una autoridad central, la comprensión de la burocracia, la resignación a una vida de trabajo arduo y de operaciones repetitivas. En cambio, la actual cultura de la civilización del conocimiento exalta la habilidad para manejar símbolos, imágenes y abstracciones, la capacidad para hablar y articular de una forma lógica, la rapidez para adaptarse al cambio, la flexibilidad, la capacidad para trabajar en grupo por algo más que un jefe. Hoy se requieren mentes inquisitivas que deseen averiguar lo que está sucediendo e influir en ello, gente que puede conservar la mente clara en medio del desorden y la ambigüedad, seres emprendedores, las personas que tienen experiencias en campos diferentes y la habilidad para transferir ideas de uno a otro, personas conciliadoras y mediadoras. La empresa debe difundir una cultura empresarial fundada en valores: dar testimonio de que puede ser eficiente teniendo una cultura ética. La responsabilidad social empresarial es el compromiso de los empresarios con los valores éticos que dan un sentido humano al empeño por el desarrollo sostenible. El mismo concepto de responsabilidad social de las empresas nos muestra que su esencia es la cultura. En el fondo, una empresa es responsable cuando trabaja por un desarrollo según los valores de la cultura ética.
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7. Integridad en la cultura organizacional
Empresa y cultura del desarrollo con equidad La empresa debe ser en Colombia salvaguardia de la justicia social. Para realizar su misión de erradicar la pobreza debe comprometerse a fondo con la búsqueda de la equidad, y evitar la injusta distribución de la riqueza en el país. La empresa es una fuerza liberadora de lo humano a través de la potenciación cultural de las personas y las colectividades. La empresa puede ayudar a construir una cultura de la esperanza de liberación de la pobreza entendida como opresión. Buscar una liberación a través de la esperanza es tener en cuenta la subjetividad herida del pobre y ofrecerle un nuevo sentido a su existencia. Los seres humanos además de necesidades materiales tenemos necesidades sociales y culturales: relacionarnos con los demás, sobrevivir y realizarnos por medio de esfuerzos colectivos, y expresar lo que percibimos, sentimos y ansiamos. Para sobrevivir debemos conservar y elaborar nuestras tradiciones culturales y órdenes sociales, reforzándolos continuamente a fin de adaptarlos a los cambios de las circunstancias. El desarrollo debe poner de relieve la importancia de las necesidades humanas básicas tales como la autoestima, el amor propio, un firme sentido de identidad, la cohesión del grupo, la creatividad y la libertad de expresión. La falta de autoestima y solidaridad puede conducir a un sentimiento de pobreza cultural además de la marginación material. La pobreza no consiste solamente en estar hambriento de pan, sino en tener hambre tremenda de dignidad humana, de convivencia social y de sentido personal y comunitario de la vida. El nervio de la pobreza es la destrucción de la subjetividad, que ella implica y manifiesta. Esta perspectiva nos muestra que la pobreza, desde el punto de vista cultural, se puede considerar como opresión. La pobreza produce oprimidos y no solo explotados económicamente. Oprimidos porque es algo subjetivo que destruye a la persona y porque los deja incapaces de participar en una sociedad más igualitaria. La opresión del pobre le quita la identidad personal y grupal, la seguridad, la autoestima, la iniciativa, las oportunidades para desarrollar sus propias capacidades. Lo más inhumano de la pobreza es que es opresora y lleva a las personas a considerarse despreciables. 175
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Toda lucha contra la pobreza debe garantizar la reconstrucción de la persona y de la subjetividad oprimida y recortada. Trabajar por devolverle al pobre su calidad humana es una dinámica de liberación. A través de una acción cultural liberadora el hombre oprimido percibe y modifica su relación con el mundo, con los demás hombres, con Dios y consigo mismo. Más allá de la lucha contra la miseria, lo que se busca es la creación de un nuevo hombre y una nueva sociedad. “La liberación del hombre a lo largo de la historia implica no solo mejores condiciones de vida, un cambio radical de estructuras, una revolución social, sino mucho más: la creación continua de una nueva manera de ser hombre, una revolución cultural permanente” (Gustavo Gutiérrez). La lucha por la liberación cultural es indisoluble de la lucha por la justicia. Pablo VI en la Populorum Progressio habla de “construir un mundo en el que todo hombre, sin excepción de raza, de religión, de nacionalidad, pueda vivir una vida plenamente humana, liberada de las servidumbres que le vienen de otros hombres y de una naturaleza insuficientemente dominada”. Hay que rechazar las desigualdades profundas que destruyen la libertad de las personas, en cuento se les restringe las oportunidades para el desarrollo de sus capacidades. Todo proyecto de transformación de la sociedad debe estar orientado a la liberación cultural de todos los que sufren opresión. Se buscará romper con una situación de despojo y construir una sociedad más justa y fraternal. “Actuar ante las causas tiene mucho más sentido que reaccionar simplemente ante las consecuencias” (Vaclav Hável). Algunas causas de la pobreza en su dimensión cultural son: • ausencia de una cultura de la tolerancia, • cultura de la dominación y la dependencia, • no reconocimiento social de la cultura popular, • bajo nivel de identidad y autoestima, • desarraigo y no pertenecer a un grupo social, • conformismo y aceptación de la propia situación. “El neoliberalismo surge al interior de la cultura moderna y, sin pretenderlo de manera explícita, produce efectos estructurales que generan pobreza” (Provinciales de la
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Compañía de Jesús, Neoliberalismo en América Latina, Aportes para una reflexión común). Un país no logrará superar la pobreza a menos que su cultura favorezca el desarrollo. Las inversiones cuantiosas resultan estériles en culturas individualistas que no enfatizan lo suficiente el valor del trabajo, la educación, la frugalidad, el mérito y el juego limpio. Colombia necesita un programa de ajuste cultural para alcanzar el desarrollo y eliminar la pobreza. La construcción de una sociedad más justa no es un sueño sino un imperativo moral. Un país no llegará al desarrollo mientras una parte de su población esté sumida en la miseria. Superar la pobreza debe ser un propósito nacional. La lucha por la justicia implica la defensa de los valores culturales que otorgan a las colectividades una razón de vivir dignamente. No hay verdadera cultura sin justicia para todos. Por ello justicia y cultura deben crecer juntas. Es necesario promover cambios socioeconómicos basándose en las tradiciones culturales. Hay que respetar la sabiduría y las costumbres de los pobres, y procurar conservar los elementos positivos y las contribuciones especiales de su cultura. Al tiempo, permitirles realizar los cambios necesarios en su situación socioeconómica. “El desafío está en partir de los que han sido excluidos y desde allí, al lado de los pobres y caminando con ellos, proponer para todos la más inclusiva o incluyente de las sociedades que va más allá de la resistencia a los elementos perturbadores del neoliberalismo. No se trata de incluir a los excluidos, en sistemas que son aparatos que generan exclusión. Se trata de un trabajo paulatino y paciente para crear la sociedad solidaria que no existe” (Provinciales de la Compañía de Jesús, Neoliberalismo en América Latina, Aportes para una reflexión común). Hay que construir una nueva cultura basada en los valores de la dignidad, fraternidad y justicia para todos. Buscar “que los hombres valgan más, y que la humanidad en su conjunto sea más” (L. J. Lebret). Hay que recomponer y reconstruir el legado simbólico del país con una actitud crítica ante él. “Solamente cuando recuperemos nuestra historia y críticamente seamos capaces de analizar y conocer la realidad en la que vivimos, 177
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estaremos listos para construirla, para transformarla, para volver a ser los autores de la nueva historia y empezar la construcción de la sociedad justa y solidaria que todos anhelamos”. (Carlos Moreno). La empresa debe ayudar a crear una cultura económica de la equidad: enfatizar el valor del trabajo honrado y persistente, la frugalidad, el mérito, el juego limpio, los derechos de los trabajadores, la justicia en la distribución de la riqueza. Toda empresa debe impulsar una cultura del hombre consciente de su dignidad y responsabilidad, más abierta a los más necesitados y débiles, más disponible a prestar ayuda a todos; en resumen: una cultura de la solidaridad. Construir la cultura de la dignidad del hombre y del respeto a los valores morales que aseguren el respeto a la vida y a los derechos humanos. Dar a las comunidades razones para vivir dignamente. Durante el inicio del nuevo milenio se está planteando que las empresas deben alinear en su estrategia el bienestar económico y el servicio a la sociedad. En la medida que el Estado de Bienestar es incapaz de proveer los requerimientos de la justicia social, la empresa, como parte de la sociedad civil, está asumiendo un papel más activo como motor de desarrollo social. Se deja la visión puramente asistencialista y filantrópica de la empresa en lo social y se afirma que la empresa es un agente proactivo del cambio social. La empresa debe apoyar las expresiones culturales y utiliza la energía cultural para ayudar a comunidades pobres a salir adelante. La empresa debe trabajar para que los tesoros de la cultura estén al alcance de los más pobres de forma que logren realizarse como personas. Trabajar sobre la cultura es moldear la conciencia colectiva de los hombres. Hay que averiguar los imaginarios del otro. Abrir canales de reconocimiento. Entrar en las percepciones del otro y sus motivaciones. El narcotráfico ha penetrado la cultura cotidiana de los colombianos y ha producido el más aterrador e indeseable cambio en los valores de muchas personas. Gracias al narcotráfico, actualmente tenemos en Colombia una cultura mafiosa de enriquecimiento rápido sin importar los medios. El narcotráfico encontró unas condiciones sociales,
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7. Integridad en la cultura organizacional
políticas, económicas y morales propicias: pobreza, corrupción administrativa, complacencia de los grupos económicos. Personas sin escrúpulos amasaron riquezas fabulosas. Aunque se terminara el narcotráfico, ¿cómo se van a corregir los efectos culturales del mismo? Hay que formar en los aspectos culturales del progreso a los responsables de los sectores económicos y sociales. Los procesos de desarrollo deben tener en cuenta las particularidades culturales de los pueblos. Cualquier estrategia para salir del atraso en que vivimos debe comenzar por atacar muchos de nuestros defectos culturales. La empresa debería presentar a la sociedad colombiana una cultura de empresa productiva animada por valores éticos y centrada en la realización práctica de la solidaridad con los más necesitados. La riqueza es el conjunto de bienes, servicios, valores y ambientes que permiten satisfacer las necesidades de una vida digna. No todas las cosas tienen valor de cambio ni se pueden comprar: son riqueza para una vida social digna la transparencia en los negocios, la convivencia pacífica, el respeto a la diversidad. La responsabilidad económica con bienes que tienen valor de cambio (bienes de capital) conlleva responsabilidad social con los bienes que no tienen valor de cambio (capital social). “Es claro que tanto la necesidad de una política industrial como la habilidad para implementarla efectivamente depende de factores culturales como el capital social” (Francis Fukuyama). El capital social comprende los mecanismos de organización y participación de la sociedad civil en la provisión de bienes, servicios y la organización del Estado para poner en práctica soluciones orientadas a garantizar el bienestar colectivo. La organización nos convierte en sujetos sociales, nos ayuda a ser deliberantes y autónomos, a articularnos a los proyectos de otros y a procesos globales. La organización genera la capacidad de diseñar, trabajar, decidir en grupo, que son factores básicos para la productividad económica. La organización genera gobernabilidad o sea la capacidad de resolver pacíficamente los conflictos. Las personas deben ser formadas dentro de una cultura de la participación democrática, para lo cual es necesario el empoderamiento de esas personas y grupos. 179
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Las empresas deben promover entre clientes y comunidades la cultura de la organización y participación ciudadana. Ellas deben contribuir de manera activa y concertada a construir actores de la sociedad civil con capacidad para representar sus intereses en instancias decisorias, asumir la diversidad social y articularse a la construcción de proyectos colectivos. La cultura es el terreno común de servicio a la causa del hombre de todo tipo de organizaciones. La empresa debe ser en Colombia salvaguardia de la justicia social. Para realizar su misión de erradicar la pobreza debe comprometerse a fondo con la búsqueda de la equidad, para terminar con la injusta distribución de la riqueza en el país. La empresa es una fuerza liberadora de lo humano a través de la potenciación cultural de las personas y las colectividades. La empresa puede ayudar a construir una cultura de la esperanza de liberación de la pobreza entendida como opresión. Buscar una liberación a través de la esperanza es tener en cuenta la subjetividad herida del pobre y ofrecerle un nuevo sentido a su existencia. Un elemento cultural es el estatuto que se da al trabajo. “La causa moral de la prosperidad es bien conocida a lo largo de la historia, ella reside en una constelación de virtudes, laboriosidad, competencia, orden, honestidad, iniciativa, pluralidad, ahorro, espíritu de servicio, cumplimiento de la palabra empeñada, en suma, amor al trabajo bien hecho. Ningún sistema o estructura social puede resolver por arte de magia, el problema de la pobreza al margen de estas virtudes” (Juan Pablo II, hablando ante la Comisión Económica de las Naciones Unidas). La empresa debe dar testimonio de laboriosidad e impulsar una sana cultura del trabajo donde se valore el trabajo en equipo y se equilibre con el descanso y la atención a la familia.
CREPES & WAFFLES Crepes & Waffles es una cadena de restaurantes colombianos con sucursales alrededor del mundo, muy reconocida a nivel gastronómico, pero más todavía por el
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7. Integridad en la cultura organizacional
interesante sentido de responsabilidad social que posee en relación a su público interno. El negocio tuvo sus comienzos en los primeros años de la década del ochenta. Una tesis presentada por dos novios universitarios se convirtió en lo que hoy es una reconocida cadena de comidas, de proyección internacional. En la actualidad, la firma posee más de 30 puntos de venta en Colombia y nueve en el exterior situados en ciudades como Madrid, México, Ciudad de Panamá o Quito, con más de 1.500 trabajadores, de los cuales solo 150 son hombres y el resto mujeres, en su mayoría cabezas de hogar. A través de la RSE, la cadena de restaurantes ha encontrado una ventaja competitiva que se refleja en el buen servicio. La compañía cree en la responsabilidad que tienen las mujeres de hacer progresar sus hogares y considera fundamental, en la preparación de alimentos, el toque de afecto que la mujer pone a todo lo que hace. La empresa no discrimina a la hora de contratar su personal, especialmente si se trata de mujeres que deben responder al mejoramiento del bienestar de sus familias. “No se podía mejorar el servicio si no se actuaba frente a las difíciles condiciones en que viven estas mujeres, sin haber cursado bachillerato y padeciendo el maltrato de sus esposos. El problema más sentido era el de la salud, por lo que se las vinculó a la medicina prepaga, ya que otros servicios y planes representaban numerosos problemas”, sostiene Eduardo Macía Restrepo, gerente general y cofundador de la compañía con su ahora esposa Beatriz. La medicina prepaga no es el único beneficio que la empresa brinda a sus trabajadores, sino que además los fundadores de Crepes & Waffles notaron que la mayoría de sus trabajadoras tenían serios problemas en los inquilinatos donde vivían, además de sufrir innumerables robos y padecer la inseguridad. Por ello, se inició un ambicioso programa de vivienda con la Fundación Social 181
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con base en préstamos sin intereses. En la actualidad, asegura Macía Restrepo, son más de cuatrocientas las unidades habitacionales que se han entregado gracias a este plan. A pesar de estas mejoras en su calidad de vida, Macía comenta que por aquellos días “continuaban los problemas de atención a clientes, porque las trabajadoras empleaban su día libre en el lavado de ropa y la atención de los hijos y no descansaban. Entonces, comenzamos un programa para que pudieran adquirir lavadoras eléctricas y disfrutaran su tiempo libre en compañía de sus hijos. Era una manera de aliviar sus cargas y buscar mejores condiciones de vida para que pudieran prestar un mejor servicio a los clientes”.
Referencias Baradacco, J. L. y Ellswor, R. (1994). El liderazgo y la lucha por la integridad. El porqué de una gestión ética. Norma. Bogotá. Blanchard, K. y O´Connor, M. (1997). Administración por valores. Cómo lograr el éxito organizacional personal mediante el compromiso con una misión y unos valores compartidos. Norma. Bogotá. Blanchard, K. y Peale, N. V. (1990). El poder ético del directivo. Grijalbo. Barcelona. De Michele, R. (1998). Los códigos de ética en las empresas. Instrucciones para desarrollar una política de reglas claras en su organización. Granica. Buenos Aires. Guédez, V. (2001). La ética gerencial. Instrumentos estratégicos que facilitan decisiones correctas. Planeta. Bogotá. Solomon, R. C. (1999). Nuevas reflexiones acerca de las organizaciones de negocios. El éxito basado en la integridad de las personas. Oxford University Press. México.
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7. Integridad en la cultura organizacional
Test de responsabilidad social empresarial RESPETO Respeto con los accionistas y empleados
SÍ
NO
1. Se comunica a los socios o accionistas, con suficiente antelación, los proyectos próximos, se solicita su aprobación y se estudia las sugerencias que ellos hacen. 2. Se atienden las solicitudes, sugerencias, reclamaciones y resoluciones formales de nuestros propietarios o inversionistas. 3. Se da participación del trabajador en la empresa, más allá de la mera actividad productiva, de forma que este ponga en juego todas sus potencialidades humanas. 4. Se detectan y evitan comportamientos que puedan resultar ofensivos a los demás, como nuestra forma de hablar y la manera como nos relacionamos unos a otros. 5. Se promueve el desarrollo personal mediante procesos de capacitación y perfeccionamiento continuo. Respeto con los clientes o consumidores 1. Se asegura el respeto a la dignidad humana en los productos ofrecidos, técnicas de venta, publicidad. 2. No se coacciona al comprador ni se lo pone en situación de estrés emocional, aprovechándose así de ellos para vender. 3. Se advierte explícitamente a los consumidores cuando los productos o servicios que ofrece son de uso restringido o representan riesgos potenciales para la salud. 4. Se diseñan, producen y distribuyen los productos y servicios de forma que satisfacen las necesidades y garantizan la integridad y la seguridad de los consumidores y clientes. 5. Se busca el consentimiento informado del cliente.
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RESPETO Respeto con los proveedores y competidores 1. Se respeta la organización interna y la proyección exterior de los proveedores, y no se exige un cambio de aquellas como condición de compra de sus productos. 2. Se respeta siempre a los competidores, sus productos y servicios. 3. Se fomenta un comportamiento competitivo que sea social y ambientalmente beneficioso y que dé prueba del respeto mutuo entre competidores. 4. No se contrata personal cualificado de la competencia con la finalidad de apropiarse de los conocimientos técnicos. 5. Se anuncian los productos o servicios haciendo referencia a sus características, y se evita la publicidad comparativa que busca desprestigiar al competidor. Respeto con la comunidad y el medio ambiente 1. Se respetan los derechos humanos y las instituciones democráticas y se promueven donde sea posible. 2. Se reconoce la obligación legítima del gobierno hacia la sociedad en general, y se apoyan las políticas y aplicaciones prácticas que fomenten el desarrollo humano a través de relaciones armoniosas entre las empresas y otros segmentos de la sociedad. 3. Se utilizan tecnologías limpias y energías que no produzcan, o que eliminen, partículas o componentes gaseosos contaminantes. 4. Se protegen los recursos de la naturaleza y se evita su agotamiento. 5. Se preocupa porque sus productos y desechos sean biológicamente neutros.
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SÍ
NO
Test de responsabilidad social empresarial
JUSTICIA Justicia con los inversionistas y empleados
SÍ
NO
1. Se busca la máxima rentabilidad que en justicia sea posible, que justifique la inversión e incremente el valor de la misma. 2. Se tiene reglas para el manejo de conflictos de interés. 3. Se da igualdad de oportunidades y de trato, sin discriminaciones de ningún género. 4. Se paga una remuneración justa, adecuada a la aportación y al esfuerzo de cada uno en relación con la propia empresa y con escrupuloso cumplimiento de las normas legales o pactadas. 5. Se garantizan los puestos de trabajo hasta donde lo permite la continuidad de la empresa. Justicia con los clientes o consumidores 1. Se garantiza la calidad de los productos y servicios, y se oferta una justa relación calidad-precio. 2. Se procede a la inmediata subsanación de cualquier error de la producción o del servicio que altere las condiciones ofertadas. 3. Se redactan los contratos y se garantiza la comprensión de todos los derechos y obligaciones de su contenido. 4. Se mantienen los términos pactados en los contratos durante la ejecución de los mismos, a pesar de los cambios en el contexto. 5. Se aplican políticas de crédito uniformes para todo tipo de clientes.
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JUSTICIA Justicia con los proveedores y competidores 1. No se perjudica la marca de los proveedores, obligándolos a sustituirla por la propia. 2. Se observan justas relaciones, de forma que se respetan los derechos de los proveedores en beneficio de los clientes, consumidores y usuarios. 3. Se ha concertado con sus competidores procesos de control social respecto a los procesos de licitación. 4. Se valora la justicia y la equidad como principio fundamental de la libre competencia. 5. No se solicitan ni se aceptan de proveedores o clientes dinero, regalos ni atenciones de cualquier tipo que puedan interpretarse como condicionantes en las actividades de la empresa. Justicia con la comunidad y el medio ambiente 1. Se cumple la normativa fiscal pagando los impuestos directos o indirectos y las contribuciones sociales establecidas. 2. Se evita la promoción de actividades políticas partidistas. 3. Se apoyan la paz, la seguridad, la diversidad y la integración social. 4. Se tienen mecanismos para rechazar peticiones de funcionarios de la entidad contratante para realizar u omitir un acto o hecho en detrimento del erario público. 5. Se mantiene el equilibrio ecológico y se reponen los daños causados al medio ambiente en caso de cometerlos.
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SÍ
NO
Test de responsabilidad social empresarial
SOLIDARIDAD Solidaridad con los inversionistas y empleados
SÍ
NO
1. Se conservan, protegen y aumentan los bienes de los inversionistas. 2. Se procura la ocupación y promoción de personas con minusvalías hasta donde estas no afecten al ejercicio de sus funciones en la empresa. 3. Se ayuda a los empleados en caso de calamidad doméstica 4. Se otorgan subsidios de vivienda y educación extralegales. 5. En caso de despido, se ofrecen servicios de apoyo, recolocación, recapacitación y extensión de beneficios a todos los trabajadores despedidos. Solidaridad con los clientes o consumidores 1. Se hace todo lo posible para que el bienestar y la seguridad de nuestros clientes sean conservados, o mejorados. 2. Se flexibilizan las políticas en tiempo de crisis económica de los clientes. 3. Se fomentan las asociaciones de usuarios para ofrecerles un mejor servicio. 4. Se implementan departamentos de servicio al cliente. 5. Se tienen políticas de microcrédito orientadas al segmento de clientes que más lo necesita.
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SOLIDARIDAD Solidaridad con los proveedores y competidores 1. Se busca el bienestar integral de los proveedores. 2. No se extreman las exigencias a los proveedores, hasta el punto de colocarlos en la situación de enfrentamiento con sus competidores. 3. Se facilita que los proveedores cumplan las normas legales que les obligan, sobre todo, en el caso de los alimentos y los fármacos. 4. No se realizan acciones contrarias al bienestar del gremio. 5. Se asegura que nuestras actividades comerciales estén libres de toda coacción y litigación innecesaria. Solidaridad con la comunidad y medio ambiente 1. Se facilita, dentro de sus propios límites, la participación de los trabajadores en actividades cívicas, de tipo cultural o recreativo, en la comunidad a la que la empresa pertenece. 2. Se preocupa por el bienestar de la comunidad donde está establecida la empresa, y busca una mejora en sus condiciones de vida. 3. Se colabora con aquellas fuerzas de la comunidad dedicadas a mejorar los niveles de salud, educación, seguridad y salubridad en el lugar de trabajo y bienestar económico. 4. Se realiza un balance, para planear y evaluar el impacto social de los proyectos y acciones sociales apoyados. 5. Se sirve al bien común por medio de su acción, su compromiso, su cultura, sus métodos y sus resultados.
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NO
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RESPONSABILIDAD Responsabilidad con los inversionistas y empleados
SÍ
NO
1. Se cuidan y protegen los bienes de la empresa: edificios, instalaciones, maquinarias, enseres y herramientas de trabajo. 2. Se proporcionan los medios adecuados para realizar un trabajo productivo. 3. Se mantiene un espíritu de equipo para trabajar junto a otros profesionales. 4. Se asumen las responsabilidades con objetividad, clarividencia y tenacidad. 5. Se delegan responsabilidades en los colaboradores en un espíritu positivo y organizado, sin abandonarlos en sus tareas. Responsabilidad con los clientes o consumidores 1. Se responde a las expectativas del consumidor que el mismo fabricante ha contribuido a generar. 2. Se proporciona a nuestros clientes productos y servicios de la máxima calidad, de acuerdo con sus especificaciones. 3. Se cuenta con una cobertura de seguros que permita subsanar convenientemente los daños que puedan ser ocasionados por la actividad empresarial a personas o bienes ajenos. 4. Se busca mejorar continuamente los productos. 5. Se retiran del comercio los productos dañosos para la salud.
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RESPONSABILIDAD Responsabilidad con los proveedores y competidores 1. Se forja una estabilidad permanente en nuestra relación empresa/proveedor, a cambio de calidad, competencia y seriedad. 2. No se toman en las relaciones comerciales decisiones que puedan afectar a las marcas de los proveedores. 3. Se abstiene de participar en pagos dudosos, o favores, con la idea de obtener ventajas competitivas. 4. Se formulan los proyectos o propuestas propias, en los casos de concursos o concurrencias comerciales, sobre las bases de las características de sus propios productos, y se compite con el objetivo de la calidad. 5. Se busca sistemáticamente la economía de medios que permite evitar la pesantez, y se conserva la flexibilidad y la capacidad de reacción. Responsabilidad con la comunidad y medio ambiente 1. Se involucra a la comunidad en el análisis del impacto de su actividad productiva y el modo como afecta su calidad de vida. 2. Se promueve y estimula el desarrollo sostenible, que juega un papel de liderazgo en la preservación y mejora del medio ambiente físico y en la conservación de los recursos de la tierra. 3. Se asume la responsabilidad por daños o impactos negativos ocasionados en la comunidad que sean producto de la actividad realizada. 4. Se imprime en los empaquetados o envases no retornables recomendaciones para evitar su abandono en lugares inadecuados. 5. Se respeta en sus obras y construcciones, principales y accesorias, el equilibrio ecológico y urbanístico del entorno.
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Test de responsabilidad social empresarial
HONESTIDAD Honestidad con los inversionistas y empleados
SÍ
NO
1. Los directivos informan con objetividad a los accionistas sobre la realidad económica del negocio. 2. No se utiliza ni facilita información privilegiada que beneficie a unos accionistas, con menoscabo de los intereses de otros. 3. Se comunica a los socios o accionistas con suficiente antelación los proyectos próximos, se solicita su aprobación y se estudian las sugerencias que hacen. 4. Se es honesto en la comunicación con los empleados, y se comparte abiertamente con ellos la información, dentro de los límites legales y de los condicionamientos de la competencia. 5. Se potencia la información relevante y se fomenta la comunicación interna a todos los niveles. Honestidad con los clientes o consumidores 1. En la publicidad se aclara la naturaleza del producto, y se informa al consumidor de todo, incluso de aquello que podría afectar la decisión de compra. 2. Se trata a los clientes con honradez en todos los aspectos de nuestras transacciones comerciales, ofreciéndoles un alto nivel de servicios y solución a sus reclamaciones. 3. Se mantiene la información sobre los precios disponible para el público en general. 4. Se maneja con confidencialidad la información de los clientes. 5. No se desfigura el producto o su imagen mediante procedimientos o técnicas que inducen cuando menos a confusión con otra marca.
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HONESTIDAD Honestidad con los proveedores y competidores 1. No se practica espionaje sobre la información confidencial de la competencia. 2. Se paga con puntualidad a los proveedores y conforme a las condiciones acordadas. 3. Se comparte información con los proveedores, integrándolos en nuestros procesos de planificación. 4. Se utiliza lealmente la información confidencial de los proveedores, sin imponer condiciones gravosas. 5. Se usa lealmente la información confidencial de la competencia, nunca en beneficio propio y con perjuicio de aquella. Honestidad con la comunidad y el medio ambiente 1. Se da la información real a las instituciones gubernamentales. 2. Se facilita a la sociedad toda la información necesaria sobre la seguridad y salubridad de los productos. 3. Se manejan con transparencia la eliminación de los desechos industriales. 4. Se entrega información detallada sobre daños ambientales resultados de sus actividades o procesos productivos. 5. No se realizan actos que en forma fraudulenta menoscaben el patrimonio de la empresa en detrimento de terceros.
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Análisis del Test
El test tiene como finalidad medir los indicadores de responsabilidad social de las empresas a partir de los cinco hábitos morales fundamentales: respeto, justicia, solidaridad, responsabilidad y honestidad. La integridad se refiere a la forma como la empresa cumple con la totalidad de estos valores. Supongamos que aplicamos el test a una empresa y nos arroja los siguientes resultados: Inversionistas Clientes Proveedores Comunidad y Empleados y Competiy Medio dores ambiente Respeto
5
4
4
3
Justicia
4
4
3
3
Solidaridad
3
3
3
2
Responsabilidad
5
5
4
2
Honestidad
1
2
3
1
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Inversionistas y Empleados 5 4 3 2 Comunidad y Medio ambiente
1 0
Clientes
Proveedores y Competidores
Respeto
Justicia
Responsabilidad
Honestidad
Solidaridad
Al analizar la tabla y el gráfico nos damos cuenta de que la honestidad es el valor que más falta en esta empresa. También encontramos que la relación con la comunidad y el medio ambiente no tienen en cuenta las exigencias éticas.
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Test de responsabilidad social empresarial
Glosario Acoso laboral. Se refiere a todo tipo de acción que afecte la autoestima y seguridad de un individuo, haciéndolo dudar de su competencia profesional, lo que ocasiona un daño al ambiente de trabajo, en la evolución de su carrera profesional o en su estabilidad mental o física. Amor. Es la actitud de acogida cariñosa del otro en la convivencia para cuidarlo. Balance Social. Es una técnica de evaluación periódica y sistemática del personal de la empresa y de su proyección en la comunidad, con fines de información a los diferentes públicos, concertación a diversos niveles y planificación tanto del personal como del conjunto de actividades de la institución. Código ético de la empresa. Es el conjunto de principios guías, elaborados por la empresa, que explicitan los valores de la organización. Expone los principios éticos que deben tenerse en cuenta en la toma de decisiones y en los aspectos de administración financiera, mercadeo y producción de la empresa. Conciencia moral. Es la conciencia en cuanto establece una valoración de la conducta humana y dice lo que se debe hacer o evitar, según los valores interiorizados y las normas aceptadas por la persona. Coraje. Es la valentía para enfrentar los problemas de la vida. El coraje se suele adjetivar con la palabra moral, para significar que es un rasgo del espíritu humano. Credo empresarial. En él se afirman los valores propios de una determinada empresa, los principios axiológicos que dan sentido a su negocio, el modo como quiere ser reconocida en el mercado y la forma como pretende responder a su identidad. Cuerpo humano. No es una cosa que se tiene sino la forma de ser temporal del espíritu. El cuerpo es lo que permite estar al espíritu en el aquí y en el ahora. Derechos humanos. Muestran cómo las necesidades fundamentales de la persona crean una exigibilidad de los satisfactores de dichas necesidades. Mis derechos se convierten en obligaciones para la sociedad de ayudarme a satisfacerlos. Los derechos aseguran
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la calidad de vida mínima para todo ser humano. Los derechos llamados de primera generación se refieren al respeto por la libertad individual dentro de un Estado; los de segunda generación, a la satisfacción de las necesidades económicas y sociales; los de tercera generación, a la vida en un ambiente sano. Dignidad humana. Es la bondad inherente a cada ser humano, la calidad más esencial y fundamental del ser humano, el núcleo central e ineluctable de la persona, un derecho inalienable dado a todos por el hecho mismo de la existencia. Equidad. Es proporcionalidad en la distribución de bienes y servicios, que favorece a los más necesitados. Espíritu humano. Es la capacidad de conocerse a sí mismo y de amarse, lo cual muestra que es causa de sus actos, el origen de ellos, y por lo tanto sujeto. Ética ciudadana. Consiste en unos mínimos éticos compartidos entre los ciudadanos con distintas mentalidades y que los llevan a una convivencia fecunda. Ética Empresarial. Es la aplicación de los valores morales y los principios éticos al ámbito específico de la empresa. Ética. Es un saber normativo que pretende orientar de una forma indirecta las acciones de los seres humanos. Se entiende por ética los valores morales que orientan una vida que valga la pena. Ética es saber vivir con calidad humana. Filantropía estratégica. Considera que las empresas pueden utilizar sus iniciativas benéficas para mejorar la calidad del entorno empresarial en el lugar donde opera. Grupos implicados con la empresa (stakeholders). Es afirmar que la empresa en su dirección es responsable no solo con los accionistas, sino también de otros grupos que tienen unos intereses en las acciones y decisiones de dicha organización, como los empleados, proveedores, clientes. Hábito. Es una disposición habitual de la personalidad entera, que tiende a hacerla obrar de una manera dada en frente de ciertas situaciones. Honestidad. Es la actitud básica de ser transparentes en todas las formas de comunicación con las demás personas.
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Glosario
Información privilegiada. En sentido amplio designa aquella información de que disponen los directivos y empleados en una empresa porque es necesaria para el desarrollo de una actividad; naturalmente la poseen en razón de su cargo y para utilizarla en beneficio de la empresa y no en beneficio propio. Integridad moral. Muestra la coherencia personal de vivir de acuerdo con principios y valores éticos. Equivale a ser auténtico consigo mismo y con los demás. Una persona íntegra se comporta de manera consecuente. Justicia. Es la actitud de dar a cada uno su derecho. Libertad. Es la capacidad que tiene el hombre de tomar decisiones sin determinismos, de individualizarse frente al mundo material y de crearse una personalidad. Moral. Se refiere a un conjunto de principios, valores, patrones de conducta, prohibiciones e ideales de vida buena que conforman un sistema, propio de un colectivo humano concreto en un determinado momento histórico. Neoliberalismo. Teoría según la cual las personas se mueven exclusivamente por intereses individuales y es el mercado el que coordina adecuadamente las acciones individuales de carácter económico para conseguir una acumulación de riqueza mayor del que se podría lograr con otros métodos de organizar la economía (planificación, intervención estatal, economía mixta). Persona. Es el individuo capaz de conocerse a sí mismo y que es sujeto de actos libres. Pobreza. Es una situación donde la persona carece de recursos y oportunidades para satisfacer sus necesidades vitales y para realizarse como persona individual y social. Precio justo. Es aquel que garantiza al empresario un beneficio, valorado en función de criterios sociales de producción y distribución de bienes. Principio de subsidiariedad. Según el cual no se debe quitar a los particulares lo que con propia iniciativa pueden realizar para encomendarlo a una comunidad y no se debe dar a una sociedad mayor lo que pueden hacer comunidades menores. Principio moral. Es una idea regulativa que sirve de guía para la acción dándonos orientación para nuestra actuación cotidiana.
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Productividad. Es la capacidad de usar racionalmente los recursos de todo tipo, para producir bienes y servicios que contribuyan a una vida digna para todos. Profesión. Es la actividad puesta de una manera estable y honrada al servicio de los demás y a beneficio propio, a impulso de la propia vocación y con la dignidad que comprende a una persona humana. Responsabilidad. Es responder adecuadamente a las obligaciones y expectativas de la vida. Responsabilidad significa hacer bien y a tiempo lo que sabemos que nos corresponde sin que nadie nos lo ordene asumiendo las consecuencias. Responsabilidad Social Empresarial. Son las acciones innovadoras de una organización, basadas en el cumplimiento de las leyes y en los valores éticos, para institucionalizar un gobierno corporativo transparente que integre en las actividades en curso de la organización la generación de riqueza, respetuosa de los derechos humanos, con las responsabilidades de sus actividades sobre la sociedad y el medio ambiente; de todas estas acciones debe rendir cuentas a la sociedad. Solidaridad. Es la determinación firme y perseverante de empeñarse por el bien común (de todos y de cada uno). El bien común es el conjunto de condiciones que la sociedad ofrece al individuo para vivir una vida digna, gracias a sus propios esfuerzos. Ser solidario es ser capaz de tener compasión frente a las necesidades del otro. La solidaridad es una opción de vida, mediante la cual uno se relaciona con el otro pensando en su bien. Valores morales. Son los sentidos para construir unas relaciones dignas con los demás seres humanos, con el mundo de las cosas, con lo espiritual y con nosotros mismos. Los valores son las cualidades que tienen los seres -personas o cosas- para establecer relaciones de sentido con la realización humana. Los valores son cualidades que nos permiten humanizar el mundo. Virtud. Es una inclinación interiorizada para realizar un valor moral. La virtud es la capacidad que permite a la persona incorporar lo valioso. Con la virtud el hombre adquiere fuerza o temple para realizarse como hombre.
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Otros textos de su interés Aprendizaje organizacional para la sostenibilidad, Manuel Alfonso Garzón Castrillón Comunicación empresarial, Liliana Gutiérrez Cultura organizacional y estilos de dirección orientadas al mercado, Dagoberto Páramo, Elías Ramírez y Alfonso Rodríguez Ética general, Edwin de J. Horta y Víctor Rodríguez Gerencia integral de comunicaciones, Jorge Aguilera y Natalia Camacho Gestión ambiental y planificación del desarrollo, Alfonso Avellaneda Cusaría Gestión del talento humano y del conocimiento, Armando Cuesta Santos Gestión estratégica organizacional, Jorge Eliécer Prieto Gestión y gerencia empresariales aplicadas al siglo XXI, Edgar Van der Berghe Liderazgo responsable, Horacio Martínez Herrera Sostenibilidad empresarial, Marc J. Epstein. Trad. Samuel Alberto Mantilla Valoración de empresas, Fernando Jaramillo Betancur
Responsabilidad social y ética empresarial Este libro presenta desde una perspectiva ética la responsabilidad social empresarial y la define de la siguiente forma: es el compromiso auditable de las empresas con los valores éticos que dan un sentido humano a su empeño por el desarrollo sostenible, buscando una estrategia de negocios que integre el crecimiento económico con el bienestar social y la protección ambiental. Asimismo, se presentan seis valores éticos que sirven de marco para las prácticas de responsabilidad social empresarial: respeto por la dignidad y derechos de las personas, justicia en el mercado globalizado, solidaridad buscando el bienestar social, responsabilidad en el trabajo por el desarrollo sostenible, honestidad en la comunicación e integridad de la cultura organizacional. Este libro es el fruto de muchos años de docencia de Ética y Responsabilidad Social Empresarial a nivel de pregrado y posgrado en la Pontificia Universidad Javeriana, la Universidad de La Sabana, el CESA y otras universidades. Es una guía para la formación en valores de los estudiantes de administración de empresas, de los gerentes y demás implicados en la gestión empresarial. Expresa de una manera concisa y clara la aplicación de los valores éticos al mundo empresarial del siglo XXI. Se trabajan casos que ejemplifican lo expuesto. Es una versión actualizada de la publicación El marco ético de la responsabilidad social empresarial.
Colección: Ciencias Administrativas Área: Administración