Recogiendo una cosecha de sanidad
by Gloria Copeland Si usted necesita una cosecha sobrenatural, aprenda cómo sembrar la Palabra de Dios concerniente a su sanidad… y pronto recogerá una cosecha de salud divina. En Marcos 4 se enseña que la Palabra de Dios es una semilla. Si la siembra, podrá recoger una cosecha de ésta; sin embargo, debe ser específico. Si siembra maíz, segará maí z. Si siembra la Palabra de salvación en su corazón, tendrá la fe para recibir la salvación. Si usted siembra la Palabra de sanidad en su corazón, recogerá una cosecha de sanidad. En 1 Pedro 1:23 leemos: «siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre» . La Palabra incorruptible es la semilla que va al corazón del ser humano; ésta no puede ser corrompida ni estropeada por ningún poder. Cuando escuchó que Jesús murió por usted y que se levantó de entre los muertos, decidió convertirlo en el Señor de su vida, a causa de la Palabra que escuchó. Cuando aceptó a Jesús como su Señor, esa Palabra incorruptible entró a su corazón y ninguna influencia satánica pudo detener los resultados que ésta produce en su vida. En ese momento, usted nació de nuevo. La fe para recibir su sanidad proviene de la misma manera que surgió para recibir salvación: al escuchar la Palabra. No existe ningún sustituto sustituto para la semilla de la Palabra. Palabra. Es posible que reciba sanidad a través de la oración de alguien más; no obstante, llegará el momento en que deberá sembrar sus propias semillas para disfrutar la salud divina. Es necesario que lo haga, pues Satanás talvez lo ataque con síntomas durante la noche, y quizá no haya nadie que ore por usted. Si se ha dedicado a sembrar sembrar la semilla de la Palabra de Dios en su corazón, entonces tendrá ese conocimiento en usted para siempre. Las personas cometen un error: intentan adaptar la Palabra a sus ideas tradicionales. En Marcos 4:23 Jesús declaró: «Si alguno tiene oídos para oír, oiga» . En la versión de The Amplified Bible se explica de esta manera: “Si alguno tiene oídos para oír, escuche, perciba y comprenda”. Si escucha a Dios y estudia por sí mismo la Palabra, recibirá la verdad que lo hará libre. Según el respeto que le dé a la Palabra, así será la autoridad y la medida de virtud y poder que lo respaldará.Si usted toma la decisión de actuar conforme a la Palabra y la convierte en la autoridad final de su vida, entonces se activará el poder del principio del ciento por uno en usted. Las ideas y enseñanzas tradicionales le han robado al Cuerpo de Cristo ese
poder. Usted no podrá recibir sanidad si no es consciente de que la voluntad de Dios es que sea sano. Muchos tratan de segar una cosecha de sanidad sin antes haber sembrado la semilla. F.F. Bosworth declara en su libro, Christ the Healer [Cristo, el Sanador]: «Cuando una persona busca sanidad, y no está segura de que en la Palabra se manifiesta que la voluntad de Dios es que sea sano; sólo está tratando de obtener una cosecha que no ha sido sembrada». Es como el granjero que se sienta en el pórtico de su casa y dice: “Creo en el algodón, así que este año me sentaré y creeré por una cosecha. No sembraré ninguna semilla, simplemente creeré por una cosecha”. Él puede permanecer allí sentado para siempre; sin embargo, no segará la cosecha hasta que siembre la semilla. Usted puede hacer lo mismo con la sanidad al expresar: “Yo creo en la sanidad. Sé que Dios puede sanar”. Pero si no toma el siguiente paso, y declara: Yo creo que la voluntad de Dios es sanarme, puede sentarse en el pórtico de su casa y ver cómo alguien más recoge esa cosecha de sanidad. Si espera obtener sanarlo.. resultados, debe creer que la voluntad de Dios es sanarlo El deseo del Señor es que usted sea sanado y pleno. De hecho, Él anhela que viva en salud sa lud divina. Necesita permitir que la revelación del conocimiento de la salud divina se convierta en una realidad en su vida. Kenneth y yo éramos creyentes desde desde hacía años; y creíamos en la sanidad, pues sabíamos que era real. Cuando nos enfermábamos, orábamos. Algunas veces obteníamos nuestra sanidad; y otras, continuábamos enfermos. Pero una noche, escuchamos que Jesús Jesús ya ya había comprado y pagado nuestra sanidad. Cuando lo escuchamos, supimos que nuestros días de enfermedad habían terminado. Recibimos la Palabra de Dios y esa semilla dio fruto en nuestro espíritu de manera instantánea. No requiere de mucho tiempo para que la Palabra dé fruto. Si ésta se siembra en buena tierra y usted le presta atención, puede sembrar la semilla y segar muy pronto una cosecha de sanidad. Desde el día que escuchamos que Jesucristo tomó nuestro lugar y llevó nuestras enfermedades y dolencias, éstas perdieron todo dominio sobre nuestras vidas. Cuando la semilla de la Palabra, con respecto a la sanidad, se convierte en una realidad en su vida, ésta produce sanidad en usted.
En Mateo 8:17 leemos: «para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: El mismo tomó nuestras enfermedades, y llevó nuestras dolencias». Usted posee una opción: puede prestarle atención a lo que escucha o descartarlo. Si desea ver resultados, debe prestar atención a lo que escucha y creer en la Palabra más que cualquier otra cosa que le hayan dicho. Cuando Jesús llevó nuestros pecados, también quitó nuestras enfermedades y dolencias. La Cruz produjo una doble cura para las enfermedades de la humanidad. Jesús vino a destruir las obras del diablo ⎯todas⎯. Él no podía quitar sólo el pecado y dejar la enfermedad. Jesús destruyó la maldición y todo lo que ésta involucraba. Él despojó a Satanás y lo dejó sin poder alguno, él sólo puede engañar. Permita que la Palabra sea sembrada en su corazón, y sus días de enfermedad ¡terminarán! La luz de la Palabra de Dios destruirá toda obra satánica en su vida. La verdad lo hará libre de su dominio cuando se percate de que Jesús ya compró su sanidad. En la Biblia se nos manifiesta que por Sus llagas fuimos curados. Ésa no es tan sólo una promesa, sino un hecho. La obra ya fue realizada. Su sanidad ya fue provista. Usted sólo necesita tomar la decisión de vivir en salud divina. No permita que la enfermedad permanezca en su cuerpo. Hoy mismo, tome la decisión de vivir en salud y sanidad. Dios desea que Su pueblo disfrute de bienestar. Él desea que usted esté bien y saludable. Él le ha provisto Su Palabra incorruptible para recibir su salud y su sanidad. Determínese a ejercer su fe, a fin de aprovechar todo lo que Jesús ha provisto para usted. Él tomó sus enfermedades; por tanto, ya no debe tolerarlas en su vida. Repita esta confesión de fe delante de Dios: Padre, en el nombre de Jesús, acepté a Jesús como mi Señor y mi Salvador; así que ahora lo acepto como mi Sanador. Declaro con mi boca en este momento que mi cuerpo es sano ⎯desde la coronilla de mi cabeza hasta la planta de mis pies ⎯. Decido vivir a la luz de la sanidad, en mi espíritu, en mi mente y en mi cuerpo. Creo que de la misma manera que Jesús llevó mis pecados, también tomó mis enfermedades. Permanezco firme en el nombre de Jesús, y proclamo que soy libre de las ataduras de Satanás.
Si en este momento está padeciendo de alguna enfermedad, háblele a ésta ahora: Enfermedad, te rechazo en el nombre de Jesús. No permito que permanezcas más tiempo en mi cuerpo. Te ordeno que salgas ahora. Satanás tú no eres mi señor. En el nombre de Jesús, tus obras fueron destruidas.
Ahora gócese en lo que Dios ha hecho y continúa realizando por usted, por medio de Jesús en este momento. ¡Alabado sea el Señor!
Porque Funciona las Confesiones Escritor: Creflo Dollar Resumen Muchos cristianos no entienden la importancia acerca de la confesión cual se refiere al reino de Dios. La confesión es la clave para descubrir la fe. Cuando renovamos nuestra mente con la Palabra y declaramos la Palabra, estamos desarrollando nuestra fe. La palabra confesión significa “de reconocer,” “de adueñar,” o “de admitir.” Al confesar la Palabra de Dios, tomamos posesión de Sus promesas. Confesamos la Palabra de Dios para establecerlo en nuestro espíritu. También confesamos la Palabra de Dios para admitir y aceptar que es la verdad. Cuando una persona oye la Palabra y no la entiende, viene el malo y se lo arrebata (Mateo 13:18-19; Marcos 4:15). Satanás no puede arrebatar la Palabra cuando la persona lo entiende. Tenemos que entender la necesidad de alimentarnos con la Palabra de Dios (Lucas 10:41-42). Cuando entendemos la Palabra, nuestras vidas cambia, sin embargo, estando ocupados y la ansiedad nos causa perder las respuestas que Dios tiene para nosotros. Siete razones en cual confesando la Palabra de Dios trabaja: Confesando la Palabra de Dios trabaja porque es la manera en cual sembramos semillas en el reino de Dios. El reino de Dios está dentro de cada cristiano (Lucas 17:21, NVI). Podemos escribir la Palabra de Dios sobre nuestros corazones (Salmos 45:1, NVI). Nuestra boca habla de la cosecha que estamos creciendo en nuestros corazones (Mateo 12:34). Tenemos que sembrar la Palabra de Dios en nuestros corazones al hablarlo (Marcos 4:26-27; Mateo 17:20). Recibimos nuestra herencia y las promesas de Dios al declararlos (2 Corintios 4:13). Pensamientos carnales son aquellos pensamientos que van en contra de la Palabra de Dios. No podemos pensar de manera que va en contra de la Palabra de Dios y aun recibir lo que queremos del reino de Dios (Romanos 8:7). Confesando la Palabra de Dios causará que su fe trabaje. Palabras transmiten temor o fe (Job 3:25). Cuando confesamos la Palabra, nuestro oído interior oye y recibe lo que estamos diciendo. La fe s por el oír, y el oír por la Palabra de Dios (Romanos 10:17). El temor llega al oír las palabras de Satanás.
Confesando la Palabra de Dios trabaja porque renueva la mente (Romanos 12:1-2). La Palabra alimenta nuestro espíritu, luego nuestro espíritu alimenta nuestra mente y causa que este en acuerdo con Dios. Revestido del nuevo, es renovación a través del conocimiento de la Palabra (Colosenses 3:9-10). Confesando la Palabra de Dios funciona porque mantiene la repuesta ante nosotros. Tenemos que enfocarnos en la respuesta y no en el problema. Enfocándose en el problema causa que desarrolle temor en vez de fe (Filipenses 4:6-8). Las referencias bíblicas Mateo 13:18-19 Marcos 4:15 Lucas 10:41-42 Lucas 17:21, NVI Salmos 45:1, NVI Mateo 12:34 Marcos 4:26-27 Mateo 17:20 2 Corintios 4:13 Romanos 8:7 Job 3:25 Romanos 10:17 Romanos 12:1-2 Colosenses 3:9-10 Filipenses 4:6-8
Confesiones que Hacen Crecer la Fe Escritor: Creflo Dollar
Resumen Cualquier duda o incredulidad que tenemos fácilmente es detectado en nuestro hablar. Las palabras que decimos indican si estamos creyendo en la Palabra de Dios o no. Si queremos hacer que nuestra fe crezca y no alimentar nuestras dudas, tenemos que empezar a confesar la Palabra de Dios. Nuestra confesión no solo aumenta nuestra fe, pero ayuda animar la fe de otra persona. Por ejemplo, podemos ministrar la Palabra a una persona, o dar un testimonio que hará que otros conozcan a Jesús.
La confesión es afirmar lo que creemos en nuestro corazón. Es testimonio de la verdad que hemos aceptado. Nuestra confesión aumenta nuestra fe, da evidencia de algo que sabemos que es cierto. Si nuestras confesiones de fe son erróneas, pues nuestra creencia es errónea. Si nuestra creencia es errónea, nuestra manera de pensar es errónea. Si nuestra manera de pensar es errónea, es porque hemos fallado en renovar nuestra mente. Renovar nuestra mente significa intercambiar nuestra manera de pensar a la manera de Dios. Leyendo, estudiando, meditando, y conociendo la Palabra cambia nuestra manera de pensar. Cinco cosas que debemos confesar: Debemos confesar la Palabra basado a lo que Dios ha hecho en el plan de redención para nosotros. Hemos sido redimidos (liberados de) pobreza, enfermedad, pecado muerte espiritual etc. Debemos confesar lo que Dios ha hecho en nosotros a través de Su Palabra y Su Espíritu. Debemos confesar quienes somos para el Padre por medio de Cristo Jesús. Somos los justos de Dios por medio de Cristo Jesús. Somos santificados por medio de Cristo Jesús. Somos redimidos por medio de Cristo Jesús. Debemos confesar lo que Jesús está haciendo ahora mismo a la diestra del Padre. Dios está intercediendo por nosotros, por lo tanto, tenemos protección y todo va bien con nosotros. Debemos confesar lo que Dios puede lograr a través de nosotros. Todo lo podemos hacer en Cristo que nos fortalece.
¿Qué se logra al confesar? Nuestra confesión de nuestra fe puede causar que otros reciban a Jesucristo como Señor. Cuando compartimos con alguien lo que Dios ha hecho por nosotros, esa persona pueda interesarse en el Evangelio. Jesús nos ha dado un gran mandato —de predicar el Evangelio a todos (Marcos 16:15-20). Dios obra a través de nosotros cuando llevamos el evangelio de salvación a los impíos. La Palabra tiene que ser predicada. Señas y maravillas seguirán después que la Palabra es predicada. La confesión elimina la fe. El temor producirá lo que usted más teme.. Satanás atacará nuestra mente con pensamientos de temor. Él quiere que nosotros tengamos temor que la Palabra de Dios no trabajará Debemos capturar pensamientos de temor al declarar en alto la Palabra de Dios. El temor impide la operación de nuestra fe. No sabemos cuán cerca estamos a la manifestación. Dios nos da razones para no temer, Él dice en Su Palabra que Él está con nosotros (Isaías 41:10).
Las referencias bíblicas Marcos 16:15-20 Isaías 41:10