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Andreas Huyssen. Después Huyssen. Después de la gran división. división. Modernismo, Modernismo, cultura cultura de masas, posmodernismo. posmodernismo. Pablo Gianera, trad. Buenos Aires: Adriana Hidalgo Editora, 2006. Héctor Martínez Arce Letras Alemanas Facultad de Filosofía y Letras UNAM El libro de Huyssen propone un análisis de cómo el modernismo y la cultura de masas se contraponen, así como de la manera en que estas dos corrientes desembocan en lo que conocemos como posmodernismo. Desde el principio el autor nos expone que su trabajo pretende demostrar cómo es que el posmodernismo supone una etapa completamente nueva de la historia del arte, la cual no rompe con lo que eran el modernismo, la cultura de masas y la vanguardia, sino que implica que dichos tópicos se relacionan de una manera completamente distinta de como lo venían haciendo en la etapa modernista. Sin embargo, es necesario aclarar que el libro no es un ensayo de largo aliento que exponga las teorías de Huyssen de manera ordenada desde sus hipótesis hasta las conclusiones del autor; lo que presenta, en realidad, es un conjunto de ensayos escritos durante varios años relacionados con el mismo tema. Dichos ensayos no están ordenados cronológicamente, sino temáticamente, y se pueden ver como diferentes perspectivas para ayudarnos a comprender la visión de Huyssen sobre el modernismo y la cultura de masas. Claro que, por la manera en que está estructurado el libro, la conclusión final corre por cuenta del lector. En opinión de Huyssen, el arte “alto”, que entendemos como arte moderno, es totalmente excluyente. excluyente . Esto significa que busca bastarse a sí mismo y trata de eliminar cualquier relación con la “cultura de masas”, masas” , entendida ésta como las manifestaciones políticas, sociales y económicas de la sociedad de consumo en que vivimos. El autor expone claramente, desde el inicio del libro, que el modernismo experimenta una especie de angustia de ser contaminado por las influencias nocivas de nuestra sociedad. También encuentra que los movimientos de vanguardia funcionaron en su momento como un puente entre la cultura de masas y el arte, en algunos casos a favor de la primera, y en otros en contra. A través de la influencia de la vanguardia, la división entre cultura de masas y arte se volvió muy inestable, pero nunca dejó de existir. Otra cosa que busca el autor con su libro es demostrar el postulado mencionado anteriormente; que de hecho el posmodernismo puede ser considerado un nuevo punto de partida en la historia del arte. Huyssen despliega su trabajo sobre las teorías de varios críticos, utilizando a Theodor W. Adorno como el principal, pues considera que él es el filósofo por excelencia de la gran división entre arte alto y cultura de masas. Otros críticos con teorías utilizadas por Huyssen son Max Horkheimer, de quien relaciona muchas ideas con las del mismo Adorno, y Clement Greenberg, que con sus ensayos sobre pintura complementa muy bien las propuestas adornianas acerca del arte y la cult ura. El libro está dividido en tres partes: la primera, llamada “Lo otro evanescente, la cultura de masas”, se divide a su vez en tres ensayos; el primero es donde Andreas expone la relación entre vanguardia, tecnología y cultura de masas. Ahí explica la manera en que los avances tecnológicos en la sociedad y las artes sirvieron como herramientas para apoyar las pretensiones políticas de la vanguardia en su enfrentamiento con el “arte elevado” que supone el modernismo. El segundo ensayo está completamente dedicado a los postulados de Adorno sobre la gran división y cómo éstos fueron determinantes para entender el fenómeno artístico de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX. Para esta parte son de vital importancia las posturas de Adorno, Horkheimer y Greenberg frente al arte y su relación con la sociedad, pues el autor expone la manera en que, a partir de las ideas de estos críticos, podemos ver cómo los movimientos y disciplinas artísticas influyen de manera directa en
la política y la sociedad, tanto de manera consciente como inconsciente. El tercer ensayo trata sobre la manera en que se ha estigmatizado la imagen de la mujer en el último siglo a través de una identificación del arte popular con lo femenino y del arte elevado con lo masculino. Aunque la idea central de este bloque no es el análisis del feminismo de las últimas décadas, sino los aspectos del modernismo y la cultura de masas, en dicho ensayo vemos perfectamente las dos posturas expuestas de manera muy clara y profunda, por lo que el ensayo puede servir indistintamente para analizar tanto a las corrientes artísticas como las posturas feministas en el arte de los dos últimos siglos. La segunda parte se llama “Textos y contextos”. Ésta se encuentra constituida por un conjunto de ensayos sobre manifestaciones artísticas que se dieron en Alemania y, aunque el eje de su análisis no está enfocado en la gran división, se puede ver entre líneas la influencia de esta idea en el pensamiento del autor. La importancia de esta parte radica en que nos da un sinfín de perspectivas, a través de las mismas obras de arte, del fenómeno del modernismo y la cultura de masas funcionando en una sociedad determinada, la cual es la Alemania del siglo XX con todos los conflictos político-sociales e ideológicos que dicha nación presupone en ese periodo específico. Los temas de estos ensayos son: la película Metrópolis de Fritz Lang, donde se explora la tecnología desde la perspectiva de la máquina como ente femenino; la obra teatral Mauser de Heiner Müller, que es una interpretación post-stalinista del drama de Brecht La medida y funge como pieza didáctica para la sociedad alemana; la recepción en Alemania del drama televisivo estadounidense Holocausto y la novela Die Ästhetik des Widerstandsde Peter Weiss, donde se explora el papel de la tradición y la vanguardia. La tercera parte lleva por nombre “Hacia lo posmoderno”; en este bloque el autor intenta esbozar una especie de conclusión a través de su elección de ensayos, aunque éstos no fueron escritos en un principio con ese fin. Lo que tienen en común estos textos es que todos tratan del posmodernismo, y en ellos se encuentra expresada la noción de Huyssen sobre éste como una nueva etapa de la historia del arte en la que modernismo y cultura de masas se relacionan de una manera completamente diferente. Cabe mencionar que dichos textos se sitúan en el contexto histórico-geográfico de los Estados Unidos de los sesentas y setentas. Esta parte consta de tres ensayos. El primero se llama “La política cultural del pop” y habla de la mezcla entre cultura alta y cultura de masas que se dio en dicho país en los años sesenta. El movimiento pop se muestra aquí como una reacción a las posturas excluyentes del modernismo en las décadas anteriores. Los otros dos ensayos llevan por título “La búsqueda de la tradición” y “El mapa de lo posmoderno”, donde se tocan sobretodo los temas del arte contemporáneo con la vanguardia y el posmodernismo.
Divide y reinarás Después de la gran división. Modernismo, cultura de masas, posmodernismo. Andreas Huyssen Trad. Pablo Gianera Adriana Hidalgo Buenos Aires, 2002 210 págs.
por Silvia Fehrmann Andreas Huyssen es un lector cosmopolita, tan en casa en la teoría crítica de Frankfurt como en los debates sobre la memoria en la Argentina o en Sudáfrica, tan versado en Peter Handke como en Andy Warhol. En nuestro país sus textos han circulado subterráneamente en fotocopias ajadas y traducciones varias por cátedras, revistas académicas y hasta seminarios sobre rock. La editorial Adriana Hidalgo cumple ahora con la asignatura pendiente de publicar Después de la gran división, un libro del año 1986 que es, desde entonces, un verdadero manual de referencia. Escritos antes de la caída del Muro de Berlín y antes de la globalización, estos textos ya preludiaban una forma de lectura hoy más necesaria que nunca: un estudio comparado de los fenómenos culturales más allá de las fronteras, los idiomas, las culturas. Ya en aquel momento, Huyssen planteaba la sutileza de distinguir diferencias históricas y geopolíticas cuando se trata de analizar la modernidad. El punto no es menor para Latinoamérica y eso explica por qué sus análisis encuentran entre nosotros lectores atentos. La divisoria de aguas a la que alude el título es el discurso que insiste en una distinción categórica entre arte elevado y cultura de masas. Sobre esa exclusión se basó el modernismo, con Adorno como pope teórico. Huyssen revisa ese divorcio para descubrir una segunda vertiente, la de las vanguardias históricas de los años veinte y treinta, que habían detectado el potencial crítico en la cultura de masas. Ese punto de partida le permite a Huyssen analizar el debate entre modernismo y posmodernismo desde una perspectiva diferente al enfrentamiento entre bandos en el que se encontraba el debate en los ochenta. Recordemos: los modernos sentían nostalgia de
la fe en el progreso de la razón; los posmodernos celebraban el fin de los fines últimos; Habermas denostaba a Foucault (para después rescatarlo y admitir su mala lectura); en nuestros foros, los que habían buscado la revolución en los años s etenta se enfrentaban con los jóvenes que habían empezado a pensar durante la dictadura. En un bando, reinaba el desconsuelo, en el otro, el triunfalismo: el posmodernismo parecía haber llegado para quedarse. Con su ascenso, quedaban desterrados el realismo, la representación, la subjetividad, la historia. En la lectura de Huyssen, que descree de las simplificaciones binarias, tanto el modernismo como el posmodernismo recuperan su complejidad y su potencial político. Hoy, el posmodernismo parece sólo un episodio que concluyó a más tardar en 1989/1990. Con su preocupación por la alta y la baja cultura, por su concentración en la literatura, la arquitectura y las artes visuales, aparece como un capítulo más del modernismo tardío. Todavía no existían la digitalización, ni la globalización furiosa de la industria cultural, que habrían de modificar los límites entre cultura alta y baja con un alcance entonces impensado. Más allá de los lustros que pasaron desde su primera publicación en inglés, Después de la gran división sigue deslumbrando por su erudición teórica y política. Huyssen recurre a la historia y atiende a las características locales y particulares de un fenómeno general. Esa localización e historización permiten entender las modernidadesperiféricas como declinaciones e hibridaciones que ponen en cuestión la idea de una sola modernidad, euronorteamericana, que domina y anula las culturas supuestamente auténticas de los países no centrales. Otra contribución clave de este libro es que sitúa en el mapa al posestructuralismo como una arqueología de la modernidad, clave para quienes se interesen por situar históricamente el pensamiento de Foucault a Derrida. En ese sentido, Después de la gran división es de lectura imprescindible porque invita a una suerte de cosmopolitismo intelectual: una forma de leer el mundo que refuta e l acotamiento provinciano que los estudios culturales y la mercadotecnia intelectual pretenden imponer.
http://unlibroaldia.blogspot.com.ar/2009/11/andreas-huyssen-despues-de-la-gran.html
Andreas Huyssen: Después de la gran división Idioma original: inglés Título original: After the Great Divide: Modernism, Mass Culture, Postmodernism Fecha de publicación: 1986 Valoración: muy recomendable
Este libro tiene el mérito de haber tratado de poner orden en un pantano conceptual en el que, veinte años después, muchos siguen quedando atrapados. Las arenas movedizas que lo forman se llaman vanguardia, cultura de masas, modernismo y postmodernismo. Todos hemos oído en algún momento que vivimos en una "época postmoderna", pero ¿qué quiere decir eso exactamente? ¿Qué significa vivir "después" de los tiempos modernos? ¿En qué consistía ese "modernismo" que parecemos haber dejado atrás? Bueno, pues la virtud de Huyssen es que da una respuesta simple y concisa a esta pregunta: ser moderno significa creer en la separación entre alta cultura y cultura de masas. La historia de esta "gran división" empieza más o menos a mediados del XIX, cuando el crecimiento demográfico de las ciudades europeas y los avances de la educación y la técnica se conjugan para dar en un fenómeno del que ya hemos hablado: el folletín. Nace un público lector que devora largas novelas por entregas, llenas de am or, desgracia y redención. He ahí una incipi ente cultura de masas que pronto tendrá también sus correlatos musical y pictórico. Algunos autores (Flaubert, el primero -según Huyssen-) empiezan a mostrar reticencias al éxito comercial, a perder algo de su arte mediante la venta masiva de su obra. Así pues, como reacción a la cultura de masas surge el modernismo, que sería la vocación de algunos escritores por distinguirse de la literatura folletinesca. Ojo, que este "modernismo" de la Teoría literaria anglosajona no tiene nada que ver con el movimiento homónimo hispanoamericano (el de Rubén Darío). Lo que une, digamos, a Baudelaire, Flaubert, Mallarmé, Proust, Rilke y Eliot no es tanto una cuestión de estilo, sino una voluntad de separación elitista, un esfuerzo común por no dejarse engullir por la temible cultura de masas. Huyssen añade en este punto una reflexión que me ha parecido especialmente interesante. Hace ver cómo ese miedo a la comercialización ("visión paranoica de la cultura de masas", como él dice) va unido en los escritores modernistas, casi siempre, a una devaluación de lo femenino. Estos autores conciben la cultura de masas como algo sentimental, placentero, proclive a la fácil ensoñación, es decir, que le atribuyen los rasgos de la imagen estereotipada de la mujer en el XIX (¡y no sólo en el XIX!): pasividad e irracionalidad. Ellos mismos, en c ambio, sintetizan las supuestas virtudes masculinas: esfuerzo heroico, tenacidad, disciplina, control e inteligencia. Su relación hacia la cultura de masas es de desprecio, sí, pero también de terror, porque temen perder su definida identidad personal (lograda a base de esfuerzo) en esa indistinta masa de lectoras entregadas al lacrimeo fácil y el descontrol de los impulsos. Sorprende comprobar la cantidad de obras literarias que cobran nueva luz a partir de este esquema. Sin i r más lejos: Misery.
Este maniqueo esquema binario será el que rechace la vanguardia. Ésta pretende, en todos sus frentes, hacer saltar por los aires el abismo entre alta cultura y vida cotidiana, logrando una transformación total de la existencia a través del arte. Este proyecto utópico no llegó a tener éxito (o no, al menos, como ellos querían), de modo que, después de la II Guerra Mundial, cuando el fracaso de las vanguardias ya era evidente, el conflicto entre alta cultura y cultura de masas se instauró como dogma oficial de quienes se autodenominaban vanguardia (pero ya sin serlo, claro, en el sentido estricto): piénsese en el expresionismo abstracto americano. El postmodernismo, entonces, llega paulatinamente hacia los años 60/70, cuando empieza a entreverse, en di versos contextos, que la "gran divis ión" quizá esté infundada, que la alta cultura siemp re ha bebido de la de masas y viceversa. Su estricta separación empieza a parecer entonces más bien fruto de la conciencia esnob de ciertos artistas y críticos, antes que de la realidad del panorama de la cultura. (A Adorno, por ejemplo, en esto de l esnobismo habría que darle el premio gordo.) Para Huyssen, entonces, la reconciliación con los iconos de la cultura de masas que propone el arte pop es ya un anuncio del postmodernismo. Sin duda habría mucho que matizar en algunas de las afirmaciones de Huyssen y, además, es innegable que en algunos aspectos el libro ha envejecido mal estos veinte años. De todas maneras, sigue ofreciendo una síntesis ilustradora de las posiciones de la vanguardia y el modernismo sobre la cultura de masas, y arriesgando algunas objeciones valientes y acertadas contra los tótems de la Teoría crítica. Un buen mapa para no perderse en el pantano de la cultura más reciente.