Viaje a Xibalbá
Prólogo
[La pirámide y el cenote: el problema de la pirámide maya]
La escritura es una tumba. No una tumba como señal de resurrección, sino un signo que da vida al muerto, inmortalidad en la muerte, vida en la muerte. Los signos, en este último caso, tienen que ser suntuosos, estructurados, un templo. La escritura representa algo que está ausente, algo que ya no está disponible a nuestra mirada. Esta es la pirámide egipcia, la pirámide hegeliana que Derrida nos presenta como la ilustración de la semiótica del filósofo alemán. Una pirámide que se conecta con un pozo, con una fuente oscura, un abismo. La pirámide hegeliana, la egipcia, la tumba del jerarca, difiere de la pirámide maya. La pirámide maya no sólo oculta a un muerto; oculta otra pirámide, que es otro significante; también oculta un cenote, una pirámide invertida, que es un tercer significante. Aquí el movimiento semántico tiene 3 tiem-
pos: comienza con la salida del sol, con el alumbramiento del templete, con los sacrificios que ejecutan los dirigentes, con la sangre, con la bajada de Kukulcán por los días del año, por los nueve espacios de Xibalbá. El primer significante es la representación arquitectural del significado maya, una síntesis humana del signo; un templo, un lado de la tensión que a la vez es un médium, comunicación con el Dios. Pero acá todavía no hay referencia, sólo una señal. Una indicación que nos dice: bajemos. Referencia a otro signo que es una tumba. El segundo significante es la tumba. Pero el muerto es un falso significado, el muerto es sólo un pre-significante porque la tumba se ha puesto al servicio del templo; el templo se niega a sí mismo porque está incompleto, es insuficiente la representación arquitectural del signo maya porque Xibalbá es real, existe y es una no-pirámide. Bajemos, nos dice el primer significante. Bajamos para encontrar una trampa, un segundo significante que se esconde bajo el disfraz de un significado. Pero esto no es todo lo que nos dice el segundo significante. Acá, la pirámide maya difiere con más fuerza de la pirámide hegeliana. La tesis del segundo significante es la siguiente: la arquitectura del lenguaje no es suficiente para llegar al sentido, ésta sólo es un cúmulo infinito de repeticiones, una arquitectura te llevará a otra, un signo lleva a otro hasta el infinito. Encontrar la ruptura de la red de significantes es la función del tercer significante, el cenote. La pirámide invertida es el significante del sub-consciente, ese signo que quiebra la línea de la prosa, del discurso; la pirámide invertida es un signo invisible, un espacio en blanco. Tercer significante que es el camino a Xibalbá, el mundo de los muertos habitado por la vida de la tierra caliza, las estalactitas, los murciélagos y el agua, puro flujo anti-arquitectónico. Este tercer significante está habitado por contra-referencias, es decir, por flujos de escritura que asaltan los ensambles del lenguaje del sol. La pirámide espejeada remata en ofrendas humanas, en esqueletos ataviados con piedras preciosas. Estos muertos son espacios vacíos, ideogramas, garabatos, que remiten hacia el regreso a la voz. Los gemelos tienen que
salir de Xibalbá para seguir el designio de los tiempos. No debemos olvidar que la herencia de la semiótica hegeliana se queda en el primer significante, en el lenguaje como arquitectura; el estructuralismo llega al segundo significante interpretando al lenguaje como una estructura autorreferencial cerrada; Derrida llega al tercer significante, a la pirámide invertida, cuando sospecha que el fonocentrismo y el logocentrismo subyugaban a la escritura en su pura espacialidad. Sin embargo, una escritura que no reconoce a una voz que dialoga para comprender al Dios es incompleta. El mito maya nos muestra que de Xibalbá se tiene que volver a la pirámide, al primer significante, al diálogo con la diferencia. Pienso que la verdadera poesía logra esta función, una poesía que no se queda en lo estructural ni en lo autorreferencial, sino que se deja invadir por la arbitrariedad del grafo, del ideograma, del espacio en blanco. Una poesía que no da una preeminencia al tiempo sino que logra una equivalencia entre éste y el espacio. Tal vez, el poeta que desarrolle una maestría en el desarrollo de tal equivalencia, logrará hacer una síntesis de la historia de la poesía occidental. Una sola poesía que supere las ideologías que imperan en nuestro ambiente literario. Esta antología está formada por nueve jóvenes poetas que viven en el sur y centro de México. Decidieron que una de las condiciones para participar en esta selección sería un tono y un tema: el mundo de los muertos de la mitología maya. Estas directrices no me sorprenden. México es un Xibalbá del que no se puede escapar, un mundo que todo mexicano sufre y le angustia. Estos nueve poetas, como nueve son los ensambles de Xibalbá, van en procesión hacia al tercer significante de la pirámide maya, sin duda que todos tienen poemas que lo logran. Ir al canon de una escritura que es mímesis de la voz, ir a la escritura que hace honor a la voz muerta, destruir la escritura con el agua, volver a la voz sin escritura… David Joel Jiménez,
Puebla a 28 de noviembre de 2016. |5|
Alí Benítez
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Inframundo del Caribe
Con la muerte bajo los pies desnudos, se oye musitar desde afuera de la mente a otro pie con vida propia y boca que recita poemas de amor memorizados y desmenuzados para él solo -pie de centro que no es izquierdo ni derechoy se la pasa condenando al suelo. Suelo… que es lo más perpetuo dentro del globo, -porque si me pongo a discutir sobre perpetuidad diré que hay perpetuidades por niveles, aunque mis argumentos no sean válidos-; el suelo está enamorado de ella. De ella. Ella es terrícola y fuerte, un tanto inadaptada a la sociedad [de allí]; sociedad lisiada y ella inmune al artificio; despierta en una sombra de arte etéreo; no pictórico, no verbal, etéreo. Etéreo es su cuerpo que vaga en mis necrópolis escupiendo municiones para divertir a esos reptiles inmortales que reptan herméticos sobre el suelo perpetuo enamorado de ella, hiperactiva doncella que se impulsa por sí sola
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a la interminable madrugada. Madrugada tras madrugada todo es de día. Sus ojos son de día, mi café es de día, mi insomnio, mi textualidad, mi amor sin azúcar y marinado para beber, mis golpes y mi cansancio son de día. Mis dudas, las suyas, su voz crujiente y mi divagación son de día. Día a día voy entendiendo mejor esta perdición. Perdición del pie del centro que no es zurdo, que no es diestro y que ama al suelo perpetuo que la ama. La ama. Perdición del pie del centro que truena como cielo -porque hemos de saber que sí hay un cielo que sí truena más allá de la lógica y la explicación científica-, perdición del pie que vagó por ella en las necrópolis de mi ser. Ser humano cuesta tanto cuando entiendes lo repugnante que es el tiempo y su destrucción; una destrucción que no tiene sutileza, es evidente y lenta y rápida, depende de la manera de sentir. Sentir así como siento por ella me destruye de manera lenta y rápida, según mi preferencia, según mi reptil, según mi pie, según el perpetuo enamorado de ella. | 12 |
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Ella duerme de madrugada porque de madrugada vive. Vive en mi en día y en mi noche y en mis consumos del aire, del alimento y de los vicios comerciales, porque estoy vivo más allá de la temible suposición.
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No entienden esta tristeza Pueden cantar los pájaros, pero no entienden el ritmo de esta tristeza. Pueden volar los automóviles, pero no alcanzan la velocidad de esta tristeza. Los vendedores ambulantes con sus gritos anunciantes con estilo, no entienden el estilo de esta tristeza. Un suspiro a la deriva de la desesperación, no soporta los secretos de esta tristeza. Así que explota como una bomba atómica… y las trizas parecen Camazotz. Camazotz implementa un nuevo sistema. El sistema que me acosa… no entiende el acoso de esta tristeza. El ser o los seres en Xibalbá que me están recordando ahora, no entiende[n] los recuerdos de esta tristeza. Los frutos secos que caen al inframundo exterior, no entienden la sequedad de esta tristeza, que me hace caer a Alpha Centauri y me expulsa de nuevo en una cáscara. Me descascaro entre las iguanas con caras de déspotas, y ellas no miran la cara de déspota de esta tristeza, quien también camina lenta entre hojarasca y basura. El silencio absorbente -ahora- y el sol disecador, no saben, no entienden lo que conlleva estar bajo los rayos de esta tristeza, que parece que absorbe todo y el alma me diseca. | 14 |
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Baile
Duermes y caemos ininterrumpidamente. Nos besamos y caemos más rápido. Y jamás descubrimos nuestras raíces. Inauguramos nuestra mirada mutua en mutis y miramos entonces un tornado de latas de aluminio que al ir cayendo se convierten en flores que no tienen la dicha del marchitamiento. Vemos un mundo que sí tiene dicha de vivir en vértigo y decrépito con arcoíris que nuestra mirada nueva los vuelve horizontales como caminos. Mientras caminas te tomo de una mano y de una pierna y te lanzo al viento. Riéndote te mantienes en elevación y me jalas de las greñas. Bailamos. Bailamos encima de Xibalbá, unidos en misantropía. Unidos en misantropía bailamos encima de Xibalbá.
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Sombra en vicio
Anacrónica sombra mía se decapita a sí misma para hacerse un mar rojo burbujeante
y a la misma vez beber de sí
como un ciclo permanente en el que el negro y el rojo personal del enemigo del mundo no pueden ser si no es gracias a la energía
del amarillo poético.
Prófuga de su gnosis, de ti, de mí y de la eternidad, solo encuentra placer en su ciclo mensual siendo bebida por un nuevo Camazotz caribeño vestido de amarillo potente.
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Bebés bebiendo químicos de colores
Un día venció el mal y mi sangre inundó toda la Tierra Las cucarachas entendieron mi lenguaje y las ratas en sus congresos se aterrorizaban por los truenos, nunca antes en la historia habían sido tan estruendosos. Un día venció el mal y mi sangre se apoderó del mundo… Palabra digital. Tipografía. Palabra escrita. Salto de línea cual salto de abismo. Palabra recurrente. Obsesiva repetición y pleonasmo tétrico. Truenos y omisión de puntos… Suspensivos con ganas de ser otros. Otros riendo en ridículos triunfos. Gallinas y dragones bailando al mismo compás. Hijos dementes de las luciérnagas de ciudad. Hamacas gigantes para poetas de verdad. Mar amarillo… Ajá, ja punto jaja punto ja. Mar amarillo. Cielo verde con gris. Gris. Hermoso gris… Tan destruido… Tan corrompido… Previamente oprimido… El mundo anterior fue testigo de la desesperanza. Cruda realidad es cocinada hoy… | 17 |
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Perdí la noción… No tuve intuición… A pesar de que presentí el pesar de la soledad congelada por dentro; soledad sinónimo de sociedad… Soledad congelada por dentro. Sociedad quemándose por fuera… Con su existencia austera. Perra coloca diagonal di la siguiente frase. Perra / de la calle más bella del terror no le importa la decadencia que propició. Bebés bebiendo químicos de colores / arcoíris / paz / vence el mal / por fin los buenos son libres / entierra a los buenos para que den fruto de tecnología y avance. Borra ese grafiti del cielo, apesta la doble t la doble f la coma ¿por qué? si no me estoy deteniendo buffones con doble f y no tienen las tres editan su pasado tan tonto y no puedo ceder paso a la seriedad su carcajada es tan triste de verdad. Tan triste. De verdad. Camina la gente. Las nubes amarillas lloran su ácido de color mostaza. Cae en el torrente de lágrimas un millón y cinco piezas más de atún enlatado.
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Inframundo persistente
Con su pagan poetry, ¿qué sabría Björk de Xibalbá? De los poetas paganos, ¿qué sabe la soledad? De ti, mientras duermes, ¿qué sabe Édith Piaf… acurrucándote para tu sueño de Xibalbá? ¿Qué sé yo de ti mientras duermes? Y de las “muchachas tristes” (Piaf) que los hombres no saben amar, ¿qué sabe el mismísimo Xibalbá? ¿Qué sabe Bob Dylan -con su NobelPrize y su Tarántula y sus crónicas- de Xibalbá? En un mundo que ya no sabe nada de ver y menos de escuchar… Y a pesar de estar al borde del abismo, ¿qué sabe Arturo Meza de Xibalbá? Y al pesar de las alturas, de las que caemos, ¿qué sabe Chico Buarque de Xibalbá? Y ante la elegante hoguera, que preferiríamos, ¿qué sabría Javier Krahe de Xibalbá? ¿Y cuál es la diferencia entre los que están rondando y los que simplemente se van? Aun con su sueño de una noche de verano, aun con su sueño de serpientes…
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¿Desde antes de qué Era, Silvio Rodríguez no sabía que ya está[ba]mos en Xibalbá? ¿Cuáles son los ríos ahora, con cuáles tipos de colores de sangre, que conducen al núcleo eterno de Xibalbá?
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Mauricio Ocampo C.
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SÍIJIL (nacimiento) A Rosita, fuego de mi ser.
I en el principio la oscuridad reinaba los colores eran presas de la meditación universal Sobre los planetas alineados todo era por eso no se nombraba en nuestra piel de escamas vibraban las hojas del árbol viejo entre el cielo y la tierra mimetizados con el cosmos el tiempo suspendido en ese espacio era todo y nada
II fuimos tu barro Hunab Ku y escuchamos en nuestros [cuerpos el tambor de tus pasos que forjaban nuestra coraza de ceiba ante el sol radiante del h o r i z o n t e te escuchamos llorar cuando el centro perdía [la dirección de las 4 casas lloramos contigo en los brazos de Ixchel y vimos nacer los mares fuimos de agua nietos de los Itzaes
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III con los ojos de Pawahtún que eran los tuyos sentimos formarse nuestra casa su piel de tierra sus manos de maíz sus venas verdes sus pies descalzos su corazón latiendo en el lodo sangre de guerreros ancestrales pergamino a punto de decir lo que ahora somos así fue naciendo la palabra viajando por el viento llegando a todos lados
forjando nuestros rostros nuestros ojos nuestros labios nuestra lengua nuestra manera de nombrar el mundo a través del rugido de un jaguar
IV nueve soles después apareció la serpiente arrullando nuestros sueños con su cascabel llenando tu vientre de dolores unos nos veían otros nos escuchaban aquellos lloraban descendiendo de los restos de Ahau nos obligaron a abrir los ojos de golpe entre sangre y miedo con el ritmo acelerado del tunkul fuimos la implosión del universo salimos del k´at fresca vasija de barro | 26 |
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V caminamos en el Metnal con las alas extendidas de mariposas amarillas hemos despertado en el Xibalbá y con ello ha nacido el tiempo ahora somos nada o todo hemos llegado al vientre de nuestra segunda madre
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El principio del caos A Frank, por sus enseñanzas guerreras.
Cuenta el libro viejo que en el principio sólo agua había y que los dioses habitaban los océanos contemplando el universo, que las estrellas parpadeaban en un canto de ballena azul y que un armadillo habitaba la luna provocando sus fases según la posición en que durmiera. También está escrito que los dioses primeros crearon de la nada a todo ser vivo; desde las hormiga hasta el elefante; que los dioses, al ver concluida su creación, les pidieron invocar al huracán, Chipi-Calculhá, corazón del cielo, creador progenitor. Al darse cuenta de que los animales no tenían voz, los condenaron a matarse entre ellos, pero su nobleza los hizo respetar el todo. Entonces llegó la lluvia y el Huracán se regocijó en rizas arrasando su creación, pero sin exterminarla. El agua del huracán que se mezcló con la tierra fue usada para darle forma a otro ser que pudiera adorar a los dioses, así usaron el barro, pero el ser construido de barro no podía hablar ni caminar, entonces los dioses primeros lo deshicieron y crearon otro ser de maíz, pero a éste lo devoraron los cuervos, hasta llegar a lo que hoy somos: una estirpe de triste melancolía. Cuando los Dioses vieron consumada su creación, se creyeron felices y victoriosos, porque al fin iban a ser consagrados. A aquel ser lo llamaron hombre. El hombre aprendió la lengua del viento y desarrolló con el tiempo la razón, y con ella, descubrió que había sido creado para adorar y no para ser libre, entonces inventó la guerra y volcó sobre sus creadores su ira matándolos a todos, pero ésta ira se convirtió en odio, odio que lo ha llevado a aniquilar todo, odio que ha dado como resultado el principio del caos.
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En el valle de Xibalbá
Sé que moriré antes que tú en este valle sin estrellas -Xibalbá aguardaNo llores No sufras Tampoco te rindas Mejor ven y abrázame Ahora que aún te siento Ahora que aún me dueles Ahora que mi sal se disipa.
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Espejos
Los ojos son una ventana al alma en ellos se sintetiza la realidad se pinta de colores el espacio se cristaliza la vida y la muerte. Los ojos son un catalejo que se asoma al ahora cuando se odia se desgarran si se ama se iluminan estando tristes se rompen. Los ojos nos conectan con los demás como tijeras que asesinan y reviven se ruborizan ante el miedo o aman con intensidad. ¿Dónde quedaríamos todos si algún día [los perdiéramos? ¿Qué camino escogeríamos? ¿Qué fin tendrían las caricias? ¿Qué sería de ellos mismos sin otros ojos? ¿A quién le importa? Toda mi vida he sido un cuervo criado por cuervos.
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Amaneció
ella se encontraba sola en la cama aún con el cuerpo desnudo y las promesas en los labios. Lo buscó entre las sábanas sucias. Por fin descubrió algo: él nunca estuvo ahí.
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Zanate
La noche habita en tu ser ave despreciable tu vuelo cual carroña del hombre cruza sobre los maizales ganando el desdén de tus coetáneos incendias con fuego negro el fruto del trabajo ajeno guardando en tus ojos el odio de Dios Maldito seas maldita tu estirpe y tu sonoro graznido que arrulla a los muertos cuando miras al cielo buscando una presa para devorar.
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La pregunta
: ¿Y si Dios no existe?
Existes tú que es suficiente.
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Antropófago
Cuando el hombre por fin salió del agua y abrió los ojos, Su fuego poco a poco se
ex t i
n
g
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i
ó
.
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Momentos de fuga
Aquella mujer se marchó sin decir nada, tenía las manos sobre su pecho y la esperanza en aquel que nunca llegó. El pueblo cuchicheaba y lloraba el final llevándola en hombros dentro de aquel sarcófago para después irse a prender la TV y reír.
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Post éxtasis
“Por lo cual su casa está inclinada a la muerte, Y sus veredas hacia los muertos”. Proverbios 2:18
― ¿Y ahora qué? -dijo el asesino después de haber consumado el crimen…
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¿Para qué sirve la fe?
Aquel hombre llegó a su cuarto con la cabeza gacha, tomó su biblia, dejó caer el cigarro encendido a su catre viejo y se marchó. La ciudad enciende cual Sodoma y Gomorra. Sobre él nadie da fe.
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Pink Flamenco (paraphiliacs en 7 tomas)
I En albores del Underground, John Waters escapa [del psiquiátrico, se posa en una silla negra de luto a la moral, y cual [pelícano llena su pico de huevos de gallina. Sin más, grita ACCIÓN mientras le pica el culo a EUA en 1972. II Rosa, todo es rosa: la escuela, los bebés robados, el parque añejo la mala calidad de la producción la aberrante moralidad del espectador que llena la noche de un Culto voyeurista con palomitas y refresco de un dólar. III Se ilumina la calle Philpot de Phoenix, los flamingos [giran. Dos lesbianas se aman, llenan con polvo de huesos de niños sus vulvas.
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IV Los Marble escuchan efímeramente a Igor Stravinsky arrastrándose como serpientes en el fango, consagran la primavera de unos pies descalzos y empapan de saliva y semen la pantalla. V Crackers y Cotton rompen tu espejo, te desnudan y violan la tranquila tempestad pasmódica posmoderna. VI Divine camina sobre Baltimore explora tu sexualidad en un corte coprofílico. VII Todo es locura, nada es lo que parece, ni siquiera éste poema. Quizá lo mejor sea quemar la pantalla a carcajadas por (un) FIN
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o un suicidio.
Diego Sangri
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Crononautas
nueve voces tejen albas con estrellas nueve veces toca el sueño la puerta abierta pequeñas pisadas remueven las hojas secas los insectos horadan su nido y se agrietan mis manos sudorosas deseando alcanzar un sueño imposible siento como el viento mueve nos mueve trece casas de piedra alzan su vista al cielo y cuentan los planetas mientras los niños cantan conex, conex palanxen, xicubin xicubin yocolquin! la noche abre sus alas de murciélago mientras un mar de galaxias encandilan al sol y viaja el aliento del tiempo por la espiral de la bóveda celeste en caracol esparciendo signos en la cúpula de tu frente abierta como un árbol noctámbulo cantando su canción que surge explotando desde el vientre de la tierra
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Tulum
En la orilla del mar o en el centro de la selva hay ciudades eclipsadas por el tiempo donde hablan las piedras con sus grecas tiempo giratorio, tiempo detenido en el mar de tus pupilas abiertas túneles enredan nuestros pasos a pequeños soles que respiran debajo como guardianes de la costa, como faros de un sueño y de una lengua que viaja en espirales con la brisa ojalá más brochas sacudieran el polvo y descubrieran dioses ocultos preparando sus brebajes con visiones de sangre y constelación las piedras hablan y describen el fuego que arde en los ojos el agua crispada en la célula las manos que moldean el barro la palabra que brota de los labios las plantas molidas en la olla los pies que resbalan por el infinito los espejos derramados en la arena la ciudad tallada con estrellas encendida con antorchas con pasos con ojos con locuras con mareas cuando cierro los párpados se abre el tiempo y el espacio | 45 |
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y la nada me reinventa al otro lado del aire donde la fragancia de mi infancia como un leño arde a veces quisiera hundirme en los cenotes, e incendiarme en agua fría y morir en una combustión de hielo bajo el suelo, espejismo casi inmóvil, dibujo de peces negros, de sumergidas plegarias de jade incrustadas en un instante inamovible espectro del espectro, fantasma del fantasma, encriptación del sueño, bosque de palabras busco el significado más allá del signo codificado un casi imperceptible murmullo repica en la arena
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Evocaciones
I Voy recolectando voces en los parques en los autobuses mezclando el horror y el amor y el agua y el fuego para un libro de arena que se lee con las manos no sé si hay perlas en las flores o flores en las piedras o nubes en los ojos u ojos en las nubes pero llueve y se inunda mi cuadra y mi alma y por un momento también se inunda la razón. y decimos que hay niños y hay mareas, que hay tumbas que hay estrellas y lloramos un siglo de centellas desaparecidas y caemos de pie como los gatos y resurgimos del polvo de las calles II Abierto mi corazón como una herida que ofrezco [a los árboles Inhalo los secretos que habitan el aire caliente [y expanden los aromas y danzan de ojo en ojo entre las fibras del recuerdo y las espumas del aire, como racimos de noches que alguna vez se desdoblaron como tejidas con los hilos de un sueño del cual no quiero despertar
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III Espiral de fuego, telar del universo Luz en oscuridad Sol enterrado en tu jardín Renazco de sus cenizas IV El día asciende y nosotros amanecemos en las raíces y sin embargo se refugian pájaros en nuestras cabezas revolotean oráculos nuestros delirios donde aún de cuando en cuando suena el viento brindando una orquesta de estremecimientos esta es mi ofrenda mi sacrificio no quiero ser si no son todos y es que no soy, somos universos que se expanden sin control sabores minerales estrellados en la roca rubores de la piel electrizada por las horas pasiones ocultas debajo de los átomos ondulaciones de sal, salpicadas por el sol lugares donde se besan el cielo y el mar V no sé como decirlo pero ahí va: los sueños despiertan un alba de sirenas la tierra grita como una fiera y el rayo truena y clama justicia y el olvido recuerda por la noche la selva es un árbol de estrellas he aquí que la luz se hizo piedra | 48 |
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Primera cita con la muerte
amaneció dos veces: una afuera, otra adentro es una lluvia de fuego, una lluvia de estrellas, un recuerdo difuso en la memoria del dinosaurio, un mar de siluetas púrpura y verde y violeta, el arte de mirar, de volar, de soñar, de caminar la flor que surge de la piedra, la flor que cae sobre [tus manos, tu sol inflamado de luces como una piedra [incandescente, la luna girando alrededor de la tierra [como yo en las órbitas de tus cabellos, el alma que descubro en tu cuerpo latido, el pedernal que abre mi corazón para encontrar [su reflejo, el beso dejado por la muerte en mis labios sedientos convertido en una flor de fuego al borde de tu boca rubí mientras el mundo gira y colapsa en nuestros ojos mientras el humo acaricia tus pantorrillas y el mar mis ojos abiertos una flor de fuego, una flor de agua, agua de fuego, fuego de agua es un sueño que despierta en la orilla, cuerpos azules envueltos por las olas, aves que anidan en los brazos pensamientos y exhalan poesía (un delirio tropical en tus labios de mezcal) ¿pero qué es poesía? dime, poesía… y tu voz [responde misteriosa: poesía es tu alma y mi alma luchando cuerpo a cuerpo, | 49 |
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poesía son nuestros fantasmas habitando en recovecos, poesía de mar poesía de viento poesía que cae [y se desploma de un cielo, pájaros nocturnos marcas de tentáculo fusión nuclear [que se desdobla en oráculos, este presente bien abierto que se desdobla en nuestras [manos ¡luna infinita!, eso es poesía, una luna acampando [en tu sol para debajo de un árbol más viejo que nosotros recolectar nuestros colores y dejarnos caer el uno en el otro y el otro en el uno mientras a las cuatro de la mañana no pasa el tiempo… y eso somos, querida, una madrugada que aún sin ser [de día hace arder a los árboles y solamente en tu brillo a m a n e c e
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1. Trance sideral Mirada carnaval de fantasmas no sé si mis ojos sueñan pero vi unas luces inclinarse en la punta de los pétalos que emite un alma ultravioleta
2. Retorno Y hablar del retorno de los niños abuelos De aquellos que caminan con águilas sobre los hombros Y cuando hablan desatan vientos y mareas De los que viven, de los que luchan, de los que sueñan Y cabalgan serpientes en el mar de la tercera esfera
3. Flashback Fui ese que iba serpenteando los caminos entre vuelos de pájaro jugando con las olas y los peces que el mundo jamás pudo atrapar con su red?
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4. La chispa Prisionero de tus ojos escapo en cada uno de tus lunares Muerdo el anzuelo que me conduce hacia la tempestad de tus labios y el sabor de esa luz
5. El magnetismo de la otredad La muerte es eso que dejamos atrás Cuando la locura ha cedido a la encantación del amor Y logra ver en esa emanación de espumas El aullido de las cosas invisibles
6. Esfera Resuena en el espacio un amuleto sonoro soy un mar inverso de partículas de luz que chocan en la superficie nadando entre luz y oscuridad
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Noctilucos
Mis pies descalzos Avanzan sin destino y sin embargo te encuentran donde la noche reina y se elevan estrellas y descubro que hay sangre en la arena y luces en el mar y flores de cerveza como espigas de sal ¡Cómo desearía que este verso pudiera transportar el ruido de las olas! Estallan como yo en tú como tú en yo como nosotros, nuestros ojos… como nuestros labios rojos de tanto amar y reír y soñar y morder y querer y desear La dicha de vivir y sentirlo todo al punto en que nos duela cada injusticia cada muerte cada flor cada masacre y la suerte de no morir en la marcha de corazones o a la mitad de la calle o en el slam de un concierto o en el riel de un tranvía
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Rescoldo
Platicando con el silencio descubrí sus ángulos irregulares, sus caminos divergentes, sus necesarios agentes de enfurecidas deidades Pero no queda nada de esas conversaciones aéreas en las que pintábamos el mundo de negro y de rojo. Dicen que aún crece el fuego si se le sopla al rescoldo, y yo soplo y pienso y siento que nuestras mejores palabras se las llevó el viento
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Viaje a Xibalba
Se dice que la no-vida es una creación invertida y el opuesto complementario inevitable de la vida, el acceso a lo más profundo del ojo del átomo El sonido viaja por silenciosos laberintos, entra por la noche y surge de un alba de obsidiana amarrando estrellas en cada vértice de las raíces del árbol. En siete direcciones estalla y en su expansión aúlla la tierra arenosa colgada de remanentes estelares, ataviada de sombras desde su centro de magma Atiborrado de palabras, me decido a abrir los ojos desde el trasfondo cavernoso donde alguna vez cayeron ofrendas como piedras preciosas, y espíritus ingrávidos, fantasmas que no duermen, y sostienen sueños y cielos, metamorfosis, cantos esculpidos de magas y dragones que tocan el fondo para florecer en océanos de luz Estallan estrellas adentro de nuestros cuerpos, nuestros ojos se abren como flores al viento y velamos nuestros muertos, nuestros vivos, [nuestros sueños, el maíz desgranado, labramos las lágrimas que mojan el túnel del aire y la noche que inventa la flama que enciende un nuevo día
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Itzamná engendró trece cielos caminantes Mientras una estrella azul brotaba de tus ojos de jade Ahora la lluvia está abriendo un camino Y nosotros hemos vuelto a nacer
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Piedra de rayo
En el mundo sin muerte todos los seres nacen dan dos pasos y vuelven a nacer dejando el cuerpo en el pasado. Dos pasos antes, en el río de Xibalba sobre los estanques de los Hashu cada segundo se renueva la vida Siempre se obtiene un resultado equivalente al anterior, todas las representaciones de ellos mismos toman el papel de creado y creador. una vez cumplido el cometido el capullo anterior pierde importancia al igual que fuerza, yace como una vasija antigua y solo se mantiene ahí para tejer consciencia de que ocurrió aunque sea igualmente valiosa como inútil Y de vez en cuando, de estanque en estanque un ser logra llegar al águila de plata, todos los demás quedan perplejos y por un momento todo se detiene y se llena de paz un rayo envuelve al sujeto y lo lleva a donde nunca ha ido jamás
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Brígida Pulido
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4 Caminos
I negro Levantemos los prepucios rotos que se infectan de sangre, para darle de beber a las gaviotas pardas, el néctar de azufre que nace en los patíbulos. Sobre el camino de las que eligieron la casa del calor para su nido; en el dintel de alguna puerta, dibujaremos la marca del jaguar que sirva a la desesperanza, bajo un suelo amarillo sin retorno. No limpiaremos las gotas negras en los dedos de quienes ahuyentaron el naufragio a los murciélagos y secaron esta tierra del blanco sagrado; destrozando la obsidiana que emanaba de los rostros de miles de extraviados, como nosotras, en este laberinto.
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II Amarillo He aquí una oreja, un dedo, una rodilla… He aquí una mujer que se mofa de la lluvia, ante la rueda eterna del ojo de la tierra. Oquedad de aire y agua que mortífera se guarda en los jícaros de odio, como recuerdo y baluarte de un destino sin piedras, de unas piedras sin mar. He aquí la gruta de la Antigua Ocultadora, la que no acabó con todos los hombres de madera y nos dejó a la merced de sus abismos, nos entregó a la maldad de sus entrañas. He aquí un collar, anillos, cráneos sin historia, ahogados en la otredad de las que ponen sus pupilas, en el altar de la tortuga.
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III Rojo Sumergidas en un lecho de oscura efervescencia, invocaron las mudas el canto del quetzal y en el horizonte del silencio, un grito redondo tomó forma de relámpago. Al amanecer que afirma y dibuja lo que no se olvida, cuando se olvida lo que en la noche fue el azar del vellocino, la vergüenza y artimaña de los cinceles rotos ocupó el trono de la lluvia, cuando en las sombras de aquel dios sin nombre, se nombraron golondrinas.
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IV Blanco No creo en el paréntesis post mortem de mis ancestros. Debe existir la luz en algún punto el canto redentor en algún eco la silueta divina en otro rostro la caricia sanadora en otra ruta. Tomamos el camino de los tiempos donde las edades se cruzaron donde la selva perdió sus huellas con la destrucción de los altares. Donde el extraño se hizo dueño y el indio esclavo del espejismo que amarró velas al horizonte. Donde la falsa mujer rindió culto al silencio de su propia lengua y habló bajo el nombre de otros dioses. Donde las aguas diluyeron lo que estaba escrito y marginaron el ámbar de sus vientres fecundos. Aquí donde la historia es mentira del hombre y mordaza de las aves.
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Cuando regresemos a la casa oscura
Será en la era de los ahorcados, temporada de mortajas. El siglo de los despatriados que osaron envainar pedernales calizos en los cabellos del Supremo, para incitar los cortejos que la muerte disipa al relámpago de los espíritus. Cuando se incuben las raíces de todas las mujeres rotas, volará el gavilán y dará aviso a Reúne Sangre que la casa se ha ocupado. Han sido rotos los bancos de fuego y restaurado las columnas, con los huesos del abismo… Dejaremos un eco en las sombras de los rostros mutilados que ocuparán el laberinto. Cuando nuestro aliento haya fatigado su garganta, volveremos sobre el colibrí, para escuchar la voz del mundo en la falsa luz de las edades.
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Cuando las mujeres llegaron
Trajeron consigo trozos de historia Ellas me escupen desde las piedras. Reclaman mis años entre bisutería y ropa que le va bien a la cintura. Desde la taberna de las golondrinas pálidas, culpan de indiferencia y silencio a mi rostro con maquillaje de catálogo. Las veo atravesar la isla en sus barcos de humo. Todas me apuntan. Las oigo gritar una última canción de libertad, mientras la bestia profana amordaza sus lenguas. Las malditas me rondan. Intentan lanzarme al pavimento para enterrarme con ellas, y sentir lo miserable de la tierra que hierve sangre menstrual expulsada por la boca.
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Un río escarlata es vestigio de lágrimas y coraje enmudecido. Ahí me miro en ellas. Féminas salvajes sin temor a los gusanos. Las de sonrisa joven y hermosos pechos, las de vientre lleno y piernas fuertes, las de voz en cuna y senectud cortada. Todas las ocultas me hablan, me delatan, me sobornan con lenguas de antaño, canciones de su pueblo, dedos fracturados, matrices destruidas… Con los pies anclados al viento. Y generaciones de mujeres con la misma suerte.
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Una cantó al dolor de todas I Nadie entiende el silencio cuando la voz ha sido puesta bajo el suelo desconocido.
Jamás entendí las razones del viento, al llevarse todos mis colores con el polvo de la tarde. Nunca supe cuándo llegué a ser parte de los hongos, que maceraron mis palabras en un tronco viejo. Las tórtolas cerraron mis ojos con el lamento de las tardes, en un parque de mendigos sin pasado. Nunca me enteré. Fui la niña que salió de casa con el rostro vedado, consentida de mi abuela, peldaño firme de mi madre. Fui lo que no se encontró: la fiesta de tantos, el despojo de la luz, trapos rotos que envuelven el cadáver. Soy lo que no se dice en voz alta y se grita en la mirada sin consuelo.
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II La fiesta fue en mi honor y sin ser mi cumpleaños. Se dibuja en los rostros de los invitados una dicha colectiva, y no comprendo del todo la opresión en el pecho que envuelve mi inocencia. Se oyen risas. Manos con espinas como dedos se introducen en mi cuerpo. Todos se divierten excepto yo, anfitriona y víctima. El confeti que explotó de mi nariz manchó la camisa del primer invitado y el segundo profirió la puñalada: Fui un pastel dividido en varias porciones muertas: piernas para los buitres, ojos en las palomas, orejas para los gusanos, vísceras con las que un perro se atraganta… Los últimos pedazos yacen sobre lo que fue mi piel en un sillón decorado con flores y bolsas negras.
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III Siete por cada látigo de odio. Siete por cada aurora sin luz.
Parte soy de este reino subterráneo que transmuta mi voz en estadísticas crecientes sobre el mundo donde otros lloran lo que nunca fue. Camino de la mano junto a miles que iguales a mí sacuden barro del espíritu y pierden la voz. No sabemos de nombres edades historias. Aquí todo está velado. Solo la angustia y el eco resuelven nuestros mitos y sabemos del dolor lo que no somos. En la confusión del orbe sobre cenizas y hiedras dictamos al destino la impureza de su piel.
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Todos saben lo que somos
Nos quebraron los dedos y ataron nuestras manos con papeleo de oficina. Extirparon nuestros ojos y los colocaron en el encabezado de una nota roja. Amorataron nuestros senos para usarlos de pincel sobre una lápida sin nombre. Con nuestros pies marcaron el cheque de los jefes que enviciaron la investigación. Son nuestras nalgas la justicia que el estado violó y aterrizó en nuestro clítoris su avión presidencial. Y mientras tanto: llueve sangre en el país del “nomeacuerdo”. Sobre una casa blanca, nuestras lenguas se amarran en pancartas y fotos de los desaparecidos. Dejaron nuestras voces en cantos de iglesia, | 71 |
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trinchera de santos, y en nuestros cuellos se escriben los poemas de unas cuantas que quieren darnos voz. Todos saben lo que somos. Nos han velado los sueños. Nos han levantado el vestido. Nos han cortado la risa. Nos han sellado los labios. ¡NOS HAN MATADO A TODAS!
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Moisés Nájera
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La vela encandilada
Despierto inquieto sudado entre las sombras de mi cuarto, un olor como a humedad encerrada sale del enladrillado rojo, que como un mal aliento sube en la forma de un vapor caliente. Se oye un sacuchero encandilado raspar sus alas alrededor del único foco, que apenas ilumina la única pieza de la casa. Me descuelgo de la hamaca cuando oigo ladrar a los perros. Ahora son algo así como las tres de la mañana. Huele a tierra mojada. Entonces camino a la ventanilla y asomo la cabeza para ver la lluvia -pero ya ha pasado- Vuelvo hacia todos lados mirando la enorme noche, mientras respiro la frescura femenina del campo. Los ladridos de los perros se oyen nuevamente, pero esta vez, más allá como si el miedo a algo los alejara. Salgo de la casa, camino unos pocos pasos hasta llegar al brocal del pozo. En tanto saco agua con la cubeta, los alacranes brillan al salir debajo de las piedras y, mientras me paso por el cuerpo un trapo humedecido, pienso, que esos bichos y yo hacemos lo mismo, refrescarnos. El calor me seca el agua del cuerpo casi de inmediato mientras regreso, sin embargo no entro a la habitación, solo me siento al aire libre en el frente de la casa un rato más a refrescarme. Hace mucho calor para ser día de muertos. Mientras prendo un cigarrillo los perros vuelven a ladrar, pero están aún más lejos, donde casi no se oyen. Y ya que los dejo de oír, el silencio de la noche vela todo el lugar. Los altares en las puertas y las luces de las casas están apagados. Me doy cuenta que todo el pueblo se ha dormido, pero luego de un rato, oigo un ruido suave y ronco que se viene acercando, algo así como un murmullo de alas. Me paro de la silla y vago la mirada entre el fondo negro de la noche. Ahí espero, hasta
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que veo a lo lejos un grupo personas enredados con sus sombras. Vienen hacia mí caminando calle arriba por el camino empedrado. Cargan con los hombros un cajón, rodeándolo con pequeñas lucecitas que parecen una corona iluminada. Cuando se van acercando, escucho rezos y me doy cuenta que las pequeñas luminiscencias son velas que traen esa gente para iluminar su camino. Mejor entro, pienso. Pero la curiosidad me detiene, por lo que me quedo parado observando. Los sollozos de la gente crecen hasta convertirse en llantos cuando pasan frente a mi casa. Un sujeto se desprende del grupo. Es pequeño y frágil. Trae en la mano dos cirios encendidos. Entre las sombras bajo su sombrero de palma, parece que tiene un ojo entornado, pero cuando se acerca ya enfrente de mí, me doy cuenta que está tuerto. Me extiende el brazo ofreciéndome una de las velas, que agarro reticente. — ¿A dónde van a estas horas? le preguntó al sujeto — Con voz ronca y dulce contesta: — A enterrar a mi hija y a mi madre, señor Abro los ojos sorprendido y quede mudo unos segundos, luego musito. — Permítame, ahora vuelvo. Entro a la habitación mientras apago la vela que pongo dentro de la hamaca. Luego agarro una botella de aguardiente con dos vasos tequileros guardados detrás del fardo de láminas de cartón, que me servirían algún día para techar la entrada de la casa. Entonces salgo y es que veo que el grupo se ha detenido a cierta distancia, y han bajado el féretro al suelo. —No me tome a mal, pero por aquí siempre bebemos junto al dolor de los deudos, es la costumbre. El alcohol en un rato rompe el silencio. —Dispense por la pregunta, amigo. Pero me parece que usted dijo que va a enterrar a dos personas ¿por qué solo lleva un ataúd? —Las dos difuntas están en uno mismo, porque no me | 80 |
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dio para comprar otro. Callo unos minutos, cavilo, luego digo: — ¿Qué les ha pasado? —Los hombres que me buscaban no me encontraron, así que las mataron a ellas. Los dos quedamos mudos. Mientras el sujeto sin parpadear, me mira desde el fondo de su único ojo. Ahí me doy cuenta que extrañamente él no está sudando. Por alguna razón siento miedo y ya no vuelvo a preguntar nada. Entonces el sujeto dice: —Gracias por los tragos, señor, pero mejor nos vamos, que todavía nos falta varias noches para atravesar el cerro. El sujeto camina hacia el grupo de personas iluminadas por las velas, y que ya tienen el ataúd sobre los hombros. Otra vez se ponen en marcha con los llantos y los rezos. Y mientras se van alejando en lo oscuro, aquel ruido como aleteos va desvaneciéndose cuando el grupo baja por el camino detrás de la loma. Sin embargo un olor a cadáver descompuesto se queda en el aire. El sudor me escurre por todo el cuerpo. El calor es insoportable. Sonrió imaginando que ningún ánima saldría de su tumba con este bochorno. Entonces vuelvo a escuchar las alas del sacuchero rosando el foco, aleteo que hace temblar la luz que sale de la casa. Detrás de una nube negra la luna aparece e ilumina con su blancura a los tamarindos. Alzo la cara, arriba las estrellas erizan señales con sus luces mientras avanza la noche. Prendo otro cigarrillo y sacudo de su punta luminosa el exceso de cenizas qué caen encendidas como una diminuta lluvia de breves chispas. Sopla un poco de aire, que hace sonar los frutos del tamarindo La noche empieza a refrescar. Me empiezo a sentir contento. Pero de pronto el foco suena y se funde. Oigo al | 81 |
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Sacuchero como se aporrea en la puerta antes de salir de la casa. En ese mismo momento la luna se oculta detrás de otra nube -Es tanta la oscuridad que no veo nada- Por lo que permanezco un rato silencioso y pienso, que hace mucho tiempo que nos lo prometieron pero todavía no hay alumbrado en este pueblo. Mejor sería irse al otro lado, acá no hay trabajo, ni justicia, solo queda el hambre. Echo la cabeza hacia atrás y cierro los ojos con angustia, pero me incorporo cuando recuerdo que no tengo luz. De improviso llega a mí mente la vela que me dio aquel extraño sujeto. Entonces entro a tientas con solo la luz del cigarrillo. Mis manos topan con la hamaca, hurgo entre los pliegues de sus hilos hasta que siento la rigidez de la vela, meto la mano y saco el sirio mientras con la otra mano acerco el cigarro para encenderlo, pero el pabilo no enciende. Regreso el cigarrillo a mi boca. Saco un fosforo de mí bolsillo acercándolo al cigarro encendido que tengo en los labios, una minúscula flama va prendiendo lentamente frente a mi rostro. Siento el calor de su lumbre. La llamita ilumina con su luz trémula y es cuando veo que lo que sostengo con mi mano, no es una vela, es un hueso humano que aparece frente a mis ojos dentro del círculo luminoso. Permanezco paralizado hasta que la llama me quema los dedos, arrojo el fosforo y salgo de la casa espantado. Corro a tropezones en la oscuridad cuando oigo ladrar nuevamente a los perros. Entonces lanzo el hueso y despavorido regreso adentro. Cierro de un portazo la puerta y me enrollo en mi hamaca temblando de miedo al descubrir que aquellas personas en realidad eran ánimas. Y ya no puedo dormir, solo escucho a los perros ladrar toda la noche, hasta que son silenciados por los primeros rayos del alba.
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Profecías
Todo era calma, cuando las voces vencedoras dijeron: He ahí el mundo germinado. Ahora crearemos agua, creaturas y una semilla que nos recuerde. Pero en lodo no fraguo, y en palo mono creo, hasta que del maíz, desgranaron un corazón azul. Y le dijeron: Hombre de antorcha azulada guía por las gradas oscuras las flores del mundo bajo las estrellas del cielo, donde la vida será negra y su negrura tristeza en sus alma. Y sería el pueblo del fuego y sol, echo de guerras y sonoros caracoles, mas fue vencido en la llanura por una cruz amarga. Hoy camino en el instante perpetuo del presente, bajo la piel del mundo, donde veo sus vocales incendiarse entre llamas [como leones. Aquí la tregua ha terminado, y descolorido tu azul o corazón mío, | 83 |
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abraza a la profundidad negra, con tu antorcha esplendorosa de latidos, y derrama resignación sobre este hombre, que llora como un niño, al ver después de la guerra, subir el humo que cubre con sus tinieblas, a este mundo que se ha perdido.
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Tania Márquez Aragón
Siete, el número de la sangre en el relieve del juego de pelota en Chichén Itzá siete serpientes que surgen del tronco del decapitado siete, el número de semillas en la sonaja de fertilidad siete, el secreto de la risa.
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Del descenso
I Los grandes misterios no son enigmas para los que haya [una solución para penetrar en ellos, hay que dejarse transformar. Abre la puerta de conciliación con el gran todo como un mar que sueña su sequía y siente el sufrimiento [de sus olas no cierres los ojos contémplate quebrada sueña mira tu hueco, pálpalo Sin tener otra opción, siente.
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II Al penetrar en el camino no elegido pero merecido, el paisaje se disuelve entre arboles retorcidos por el tiempo, se yergue el fuego como un guerrero; la ciudad antigua se fragmenta y a sí misma se refleja en el ahora. La ruta serpentea bajo un musgo gigante, internándose en el delirio de la selva, los bosques son neblina nítida unida a ríos de vapor que susurran un diálogo de humo sólido. Se desdibujan las fronteras entre lo imaginado y lo que se encuentra frente a los ojos. Una especie de luna gira en el aire, mostrando un rostro lleno y otro vacío, Jano danzando al ritmo del instante, una marea de sangre antigua despierta la sed de los ojos, son muertos y vivos cuyas palabras se untan en mis silencios. Es el aullar del mono, es el canto del Manik azul, es mi respiración unida al vaivén de la ceiba. Es el único camino. El descenso es una noche sin cielo; mientras lo recorro, ensombrece.
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III Me asomo desde las cuencas de mis ojos ¿Qué mundo es este? El sol es una gran pantalla ojiabierta el río canta estática televisiva son mis venas una red de cables que transportan sanguinarios pensamientos ¿Qué hemos hecho? ¿Por qué la memoria sangra y la savia se derrama? Contradice mi propia voz lo que ha dicho el pensamiento es un hacha que lacera el alma Es la mente tierra que lapida la libertad ¿Es aquí donde nace la desesperanza? ¿No son más que sombras las soledades? ¿No son más que sombras mostrando su desnudez? ¿Es este el limpio asesinato del tiempo?
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IV Hubo otro mundo, lo sé, derribamos los árboles sólo para tener una mirada clara, repetimos el sonido de los pájaros para encontrar el significado del día, del hambre, del amor y del miedo. Hoy, nada hemos podido decirle a la muerte sin dejar [de temblar. Ahora, con espanto repito el sonido de las sombras para encontrar la palabra muerte. Bebo del surtidor de agua incendiada intentando ahogar mi pensamiento en su fuego una llama lo apaga, otra lo aviva. Lo mejor será no volver ni quedarme, estar suspendida en este siempre, permanecer lúcida en la tiniebla.
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V El tacto grisáceo de mis ojos percibe a otros que colapsan y como leños se arrojan a tus llamas [sin fondo Nos rompimos el rostro en mil fractales g
r
a
v
i
t
a
n
d
o
¿Por qué continuamos cayendo hacia este espiral [que nos carcome? Somos guiados por el vuelo migratorio de la nostalgia.
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VI Adentro hacia adentro en todas las direcciones invoco en un lenguaje antiguo y desconocido. Ya no la sospecha la seguridad del vacío ahora que el hilo se ha perdido de mi boca al invocar su nombre. La luz y la piedra suspendidas, a punto de decir algo se derrumban su caída es una carcajada de dioses látigos de dicha.
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VII ¿Cómo volver si cada cauce se ha secado? ¿Qué será volver? ¿Cómo emerger entre montañas de huesos machacados? Para morir, habrá que cavar un hueco en un fatigado [y herido cuerpo? Salir será tal vez, atreverse a saltar con los ojos cerrados y en medio del vuelo sabernos hombres sin alas para caer en una herida recién abierta. ¿Conocer será sentir el efecto del veneno antes de mirar a la serpiente? Vivir será, quizás, recorrer este largo despertar Y ¿yo? ¿Seré mi sexo oscuro y mi corazón [desamparado y nada más?
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Arturo Sodoma
Tus labios pensaran que me fui para no ver la explosión
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Senectud
En algunos días no recordaré el sabor de los besos [de mi madre El poema de mi hijo que habla del olvido No recordaré si fui héroe o cobarde Silencio o estruendo en la precipitación de la cascada [hacia la roca Si fui mujer embarazada o niño en la gloria de la guerra La vejez empieza en otoño y termina con la primera flor [de primavera
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Rasgar
El mundo era un jardín de amapolas Ahora empieza el minuto agrio Hay que rasgar las paredes para salir del manicomio o Sacar ficha como si estuviéramos en el departamento [de carnes frías Y esperar el turno de nuestra crucifixión El mundo era un jardín de soles
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Acapulco hot
Esas voces lejanas son el grito de los desaparecidos ¿Dónde estarán? pregunta mi abuela Mi abuelo dice: El susurro del cerro es el canto de las flores marchitas Él fuma y toma cerveza con espuma de mar él oye las balas que traspasan los cuerpos de los niños sicarios en la colonia primera de mayo Mi abuela escucha demonios que sudan la peste Las botas de los soldados son flores negras que caminan [entre los muertos
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Repetición
Existen los colores en tus ojos en esta tarde en que voy a morir cobijado por tu autismo Mañana las flores y el cielo que conocemos serán destruidos por una bomba y tus labios pensarán que me fui para no ver la explosión Tienes razón Estoy cansado de los aviones que despegan y no llegan [al infinito De los coros que siempre cantan el Aleluya para [los gusanos del cementerio De los jorobados que cargan con el suspiro de la muerte Tienes razón no quiero ver a los pájaros caer como piedras del cielo Regresaré un domingo de limones agrios para darle replay a la historia
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Explotar
Siempre me pierdo Siempre me adhiero a las rocas Siempre juego con la pelota desinflada Siempre mato a quien no debe morir Busco en la coladera equivocada los días alegres Tengo el cabello largo y fresco Los policías me agarran porque orino en la calle No saben que soy fuente De una ciudad desértica Me atropellan porque los conductores de jets No ven que voy cayendo Soy América y locura Siempre estoy en cenizas Por eso vuelo Y me entierran en otros panteones Sigue mis dislocados pies Y date cuenta Que la revolución te embellece Y el maquillaje te afea Soy una bomba que pronto va a explotar No tengas miedo El sol nos quemará a todos
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Danza epiléptica
No dejo de temblar Las manos no sostienen el vaso de almas y vidas que se [me escapan Las piernas son torres a las cuales se les inyectó [una bomba Y pronto van a caer sobre los cuerpos de mujeres [que dejaron el corazón en el almacén en donde se subasta la cabeza de Cristo Caerá mi cuerpo sobre el mar y los alacranes con alas [no vendrán a salvarme Caeré sobre la espina de una flor que nace Caeré en picada aguila salvaje sin discurso político Con plomo en las venas y aferrado a ser un arma suicida 1000 mariposas me seguirán 1000 cometas 1000 dioses 1000 nubes Todo caerá Mi cuerpo tiembla Y no sé cómo detenerme
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El corazón
El corazón es el perro atropellado en la ciudad Por un avión que se quedó sin combustible El corazón es el día que nació el sol Y la noche en donde todos vimos morir al mundo Aquellos los que vivimos de la taquicardia Sabemos contar el aleteo de un colibrí Y el tiempo que le dura la nostalgia a un árbol La lluvia no lo flagela Ni las pupilas de un ángel lo besan Se acerca la muerte pero sólo es un calambre en el pecho ahí donde el alma se esconde el corazón es una palmera aferrándose al vientre en tiempo de demonios y de botas que pisan pesadillas un 13 de septiembre
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Silencio
Llámame el patético El diente de león o el callado Silencio un alacrán ha muerto Junto con sus hijos y su agujón de veneno Silencio que un ave vuela bajo y lleva en su pico cercenado el polvo de los panteones Silencio que estoy a mitad de la luz y de la tierra rota Silencio que si no escucho mis oraciones pensaré que estoy muerto guarden silencio
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Frío
Los días se encuentran congelados como la sangre en los dedos La mirada de mi madre tiene hielo temo que sus ojos caigan y se rompan como canicas si pasara una libélula cerca de su cabello quebraría el paisaje de ella junto al vacío Te abrazaré madre hasta que se acabe la primavera y estalle la bomba nuclear hay que descongelarnos de las amarguras de los jinetes del Apocalipsis que vinieron a cagarse [en el mundo hay que descongelarnos de los partos prematuros y de los niños que nacemos sin alma y morimos con los ojos abiertos
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Ellos dicen
Mi hermano dice que mis ojos son dos cuervos [queriendo volar Mi hermano dice que mis ojos son dos enfermedades: Una llamada depresión y la otra agorafobia Mi hermano dice que mis ojos son marionetas sin hilos Mi hermano dice que mis manos tiemblan porque no [puedo controlar El miedo que les tengo a los humanos Mi madre cree en Dios en un Dios que no es ningún [salvaje En un Dios que zurce las nubes con hilos finos [de algodón En un Dios que no se parece a mí Mi madre dice que si no cambio la gente se reirá [cuando salga a la calle Mi madre dice que no sonría cuando el hocico [me sangra Mi hermana tiene una cabellera larga que toca al cielo [cuando el columpio la viola Mi perro se estaciona de reversa y ladra como [un doberman encadenado Pero es un maltés libre que odia su estatura Mi hermano dice que mis ojos son dos ratas leprosas Mi padre es mudo por momentos Y yo digo que mis ojos son flores blancas Para un día de muertos
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El porvenir
Donde estaban cuando mandaron a fusilar a los arcoíris A los cantos necios de los árboles ancianos Cuando arrancaron los mares embriones de las rocas [salinas Dónde estabas tú Sabandija que salta de hoja en hoja Luz hipocondríaca flagelada por las plumas [de los gorriones Dónde estaban ustedes cuando cayó el último relámpago (el de agosto) Dónde ahora están hijos de la revolución Paridos en madrigueras y ritos chamánicos Dónde estuvimos en los eclipses No recuerdo abrazar a mis hijos Ni a mis hermanos No recuerdo la sombra de la lluvia en el rostro [de los demás Qué día rompimos las venas del jardín Creo que todos los recordamos Los gusanos se amantaron de las lágrimas De nuestras madres Pero qué hicimos Esperar el consuelo de los dioses Y después volver a esperar porque cambiamos mil veces de días [y de hojas Y de adioses
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Dónde estaba yo el segundo en que los muertos Abrieron las manos y brillaron luciérnagas Estaba en la orilla de una cantina Quejándome y quejándome De dolores que no pasan y son simple dolores de pecho Y de mordidas de silencio Así como a todos les pasa En días de austera felicidad Ahora Cómo cambiar el presente Si nuestro pasado fue un padre ebrio y golpeador Con hijos drogadictos que ven el amanecer Y confunden al sol con el bostezo de los olvidados Tenemos las muñecas rotas con los relojes que marcan [la hora de la vejez Y vivimos en un país de puercos Que critican de noche y gobiernan de día Pero seguimos aquí glorificando las cosas que nunca pasaran Y los labios que nunca besamos
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Cristian Picón
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Campo de agua
1 Vivo donde nació el diluvio De las flores cobrizas En el embarcadero de los tiempos Donde la gente siembra maíz Y cosecha memoria Donde se aprende a ser sencillo Entre las cicatrices que dejaron los días Los muros de las casas antiguas Miran el sol para compartir su soledad Ciudad doncella Mil veces desvirgada Mil veces Con ternura prosaica Pegado a sus cimientos Soy el salitre enfermo de epidemia Que vino con la brisa del atlántico Para vociferar Aquí donde la Madre de sus hijos profanos Vomita en la letrina de las horas Adictas Malnacidas Dama que todas las mañanas Amamanta a sus hijos Con el veneno de la vida Y por las noches | 113 |
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Es la más hermosa de las lloronas Que a pesar de todo se enamora Aquí es la Esquina sucia del universo La cuerda floja de los desencantados Donde hay que morir algunas veces Para ganar el derecho de seguir atorado En tus extremidades De frágil telaraña Ciudad territorio Del remedio casero Donde las fuerzas no alcanzan para poder mentir Donde nació el color blanco de las enaguas del cielo Donde te cobran a cada parpadeo A cada pulso ingenuo Sus mujeres Son lágrimas de obsidiana Que brillan como las flores secas En los floreros de panteón Ciudad hecha de tiempo al rojo vivo Ciudad que escurre sangre de cemento Por sobre sus cimientos de pasado y silencio Que no quiere callar Las personas son dobles Como el tequila doble Como doble moral Como el agua que castiga a la flama
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2 Campo de luz En la noche de los espacios despojados Templo consagrado a la fragilidad Territorio invertebrado Sucio de ojos Obediente a los golpes Por el hongo del tiempo Lugar palacio de los que no recuerdan De los muchas veces olvidados Sangra el asfalto Cuando fluye la memoria por tus venas Como una espiga arrollada por el río palpitante Soberbia Escupe en el ombligo del tiempo Con su saliva de eternidad Y no respira Por dejarme respirar Ella es la noche apasionada de las horas Y yo un segundo en sus muecas de siglos
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3 Abrazas al que llega y se va Al que fuerza la puerta Al que te pide abrigo Y luego se orina En tus esquinas Delirantes de signos Eres la tierra Que no se conmueve ante las fauces Amenazadoras de los templos Guardas bajo llave Las flores siemprevivas Y los nopales que confunden Cuervos con águilas Que confunden jirones podridos Con víboras que nacieron para ser alimento De una historia que nadie ha sabido relatar Iglesias encima de Palacios Pies mojados de mar y de malaria Encima de la tumba De un jaguar que fue guerrero Y murió Sin nombre ni apellido En el gran libro de la historia Tus difuntos se atoran en mi garganta Y salen a pasear El día que todos los santos Se embriagan como impíos Hay una eterna danza de la muerte En tus arterias que no saben morir
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4 ¿Quién puede ufanarse más que tú de lucir un cinturón podrido que se regenera con promesas promiscuas? ¿En qué parte de tu reloj antiguo se detiene la vida? ¿De cuantas generaciones se alimenta tu brillo? ¿Qué religiosidad provoca que la gente te componga poemas con su respiración? 5 Vivo en la ciudad más habitada La más inhabitable En el caos armónico que desprecian Los que más la desean Su limpieza contamina El hedor de las voces que no gritan su nombre Su arcoíris Es una fiesta lujuriosa de grises Ciudad linterna Ciudad pueblo Ciudad barrio bravo Moribunda Desleal Idólatra De ríos entubados De multitud rijosa Envenenada Fronteriza Tolerada Ciudad informal Inofensiva | 117 |
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De Cortés y la Malinche Ciudad hija de la chingada Como dijo el poeta Ciudad fenicia Judía Tlatelolca De manta y de gamuza De Motecuzoma y Carlos V De Wall Street y de Tepito Ciudad caótica Apostólica Y pagana
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Descuido
Enredado, como gato negro en la telaraña de la noche, entre objetos descalzos que se transforman en palabras, cerré los ojos para escuchar la cópula del mar con la garganta de los acantilados. Casi olvido que soy un necio. Que carezco de pies, que hacia donde miro hay multitudes sin nombre, voces que trajo consigo el aire olvidadizo. Casi olvido que estoy hecho de carne, alimento para los perros que ayudarán a otros a cruzar. Casi olvido los días, las semanas, los meses donde desabracé un miedo infinito al abismo. Casi olvido que bajo la noche, donde no había nubes, tampoco se veían las estrellas.
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Espacio sin tiempo
Hablemos de la parte sombría, de la espesura de manecillas que aguijonean sin más, cuando las ganas no logran acordar una tregua con la presencia. Hablemos de los días espantosos, de los cultos paganos, de este saber ladrar con los ojos sobre la crepitación del tiempo sin espacio. Y es que las cosas simples que componen la existencia, arden bajo otro manto celeste, uno lejos de aquí. Hablemos del dibujo mal hecho de una casa con árbol, una niña jugando a la pelota con el mundo en las manos. Hablemos del temor a la muerte, del horror con el que la vida nos mira sin que nos demos cuenta. Hablemos de caer, de mordisquear la tierra, de arrastrarse por los días como una novata víbora cascabel en el sueño del monte. Hablemos para danzar entre vocablos el vals de la invención.
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Domingo por la noche
Estaba mojada la calle y la prisa. Éramos gaviotas principiantes que navegan a ciegas atraídas por el olor a suelo húmedo. Nos gustaba el licor agridulce que la ciudad ponía a nuestro alcance. Comíamos ojos, pasos, murmullos, ladridos de palomas despistadas, bullicio de borrachos, retorcidas miradas. Íbamos renombrando las cosas como Hansel y Gretel en medio del bosque de hormigón. Nos deparaba una casa hecha de golosinas y una jaula. Sabíamos poco de la vida, como ahora, pero entonces nos importaba un bledo. En aquellos veranos sin monólogo ni silencios, teníamos una idea rústica de la ternura. Ahora que hemos acariciado con un trinche el corazón, quizás no podamos asimilar que hubiera sido peor vivir con sed.
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VIAJE A XIBALBÁ
Prontuario
Antes de que se quiebre en pedacitos el tiempo De que la madeja de estambre Encarcele a su gato Antes de que el silencio estorbe Y las palabras que mienten Desdibujen el foco en las entrañas Antes de que llegue el resplandor más fiero La ola colosal Del estremecimiento Antes de que el sexo de la muerte descobije tu flor Ámame
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Semblanzas Alí Benítez Nació el 10 de noviembre de 1986, en Cancún, Quintana Roo. Es promotor cultural independiente y autor del poemario Ente- el olvido y el amor-fo, que consta de un formato inusual con el índice en medio y datos triviales de divertimento que entrelazan las páginas. Benítez maneja modalidades literarias que autodenomina como “no-escritor sino #esCrisisTour” (viajes de crisis) y “Divagatoria” (divagaciones en oratoria). Tanto en su papel de promotor cultural como en el de escritor ha generado cierta controversia por propuestas no convencionales. Colabora con Matita, proyecto cancunense de gestión cultural y para algunos proyectos literarios independientes a distancia. Mauricio Ocampo C. Maestro en Pedagogía y Licenciado en Sociología con especialidad en cultura, docente, ensayista, músico y poeta. Es miembro activo del colectivo político/cultural El Rincón Rupestre, Cancún. Es autor de varios plaquettes de narrativa y poesía, entre las que destacan KROKODILE (2016) y Necrologio (2016 -editorial Letras de pasto verde). Fue colaborador en el Proyecto Ediciones de Webo (2003) con la poeta Argentina María García. Entre sus libros se encuentran; La Universidad pública: vendedora de paisajes oníricos como objetos de consumo (2012), Aprendizaje Basado en Proyectos. Una propuesta crítica desde la Investigación-acción (2013), Los caminos de la lluvia. Muestra poética de Cancún (2013) [del cual es coordinador y coautor], todos ellos en ediciones del lirio, así mismo, ha prologado varios libros. Fue incluido en la antología de poemas De Cancún a Ayotzinapa, vivos los leeremos. Colaboró en la Revista Literaria Tropo a la Uña, 2da época, Cancún. Actualmente es miembro del comité editorial de la Revista Literaria Infame, CDMX. Diego Sangri Es músico, metapoeta, danzante, parlante, sentipensante, aprendiz de la existencia. Estudió parte de la licenciatura en Psicología por su interés en psicoterapias, psicoanálisis y desarrollo humano, sin embargo su sed de respuestas se vió satisfecha solo hasta encontrarse con representantes de algunas de las tradiciones que son raíz de las culturas del antiguo México, por su cosmovisión, que intenta integrar en su obra, pensamiento y experiencia como ser humano. Es vocalista de SpirulaHélix y multiinstrumentista de Mayia, dos proyectos musicales de rock y música electrónica. Escribió los libros Mírate sin Ojos, Ovo, El Cambio Dimensional: una Revolución en la Consciencia, y Yáah Náay, los cuatro lanzados el 2012, el poemario La Miel del
Fuego (2014), con Ediciones Zuen, y colaboró en la revista Círculo de Comitán, Chiapas, y el fanzine Caos/Hana para Ediciones Diente de León. Fue también impulsor y colaborador de este libro. Brigi Maribel Pulido Nació de forma inesperada un 29 de enero de 1985 en la isla golondrinas: Cozumel, Quintana Roo, México. Creadora del proyecto Brigi CantaCuentos hechos canción para niños, para todos. Participó en el Primer Encuentro de Poetas Bakhalal 2016 y el Encuentro de Poetas frente al Volcán 2016 en el estado de Veracruz. Ha participado como lectora, moderadora y promotora de eventos culturales y fomento a la lectura en el estado de Quintana Roo desde el 2012. Forma parte del grupo de creación y promoción literaria Colectivo-Colectivo de Cancún y Acción Poética Cozumel. Ha tomado talleres literarios con el maestro Ramón Iván Suárez Caamal y los poetas René Vera y Mario Islazains. Es mediadora de lectura del Programa Nacional de Salas de Lectura. Esta es la primera vez que su poesía forma parte de una publicación literaria.
Moisés Nájera Cancún, Quintana Roo. Escritor, poeta, narrador y amante de la literatura. Nació y creció en la ciudad de Mérida, Yucatán, dominada por la superstición y el culto a los muertos. Estudió en la Universidad del Mayab, la licenciatura en derecho, donde inició sus actividades literarias en suplementos estudiantiles. Colaboró en la revista Tropo y otras publicaciones independientes. Su obra, se caracteriza por la depuración poética y elementos ornamentales en sus cuentos. Destacándose por su fuerza sucinta y expresiva, pero también por el compromiso social con su país. Temas como el paso del tiempo, la vida o la muerte vertebran su obra, donde cohabitan lo misterioso y lo real.
Tania Márquez Aragón Puebla, 1990. Estudió la carrera de Lenguas Modernas en la Universidad Autónoma de Puebla. Participó en el taller de Poesía de La Casa del Caballero Águila impartido por el poeta Mario Bojórquez. Sus textos aparecen en la antología El lugar donde ocurrió la huida (2014) y en Antilogía (2016) de la Editorial Tiempo-que-resta. Ha participado en traducciones de poesía al español en la revista digital Círculo de Poesía. Actualmente colabora en proyectos de investigación de Lingüística Cognitiva y Comunicación Intercultural.
Arturo Sodoma Ciudad de México, 1977. Es Chef, fotógrafo y poeta. Ha publicado en las revistas Lenguaraz, Boletín de la Capilla Alfonsina, Misión Letras, Literal, entre otras y en las antologías: Reloj de Arena II (1999), Reloj de Arena III (2000), y Reloj de Arena IV (2001), de la editorial Sui Generis coordinado por el poeta boliviano Jorge Calvimontes y Calvimontes, asimismo fue incluido en la compulación de poetas mexicanos: Del Silencio Hacia la Luz nacidos de 1960 a 1989, Mapa Poético de México. Tiene en su haber literario Seis libros: Lágrimas Difuntas (2004, Tinta Nueva ediciones), Ausencias (2006 Generación Espontánea), Arquitectura de las musas insostenibles (2008 edición AEM y Gobierno de Ecatepec), La Punk Poesía (fin del mundo) Ecuador 2012 (ediciones el Quirófano), Poquita Fe (2013, Amarillo Editores) y Pequeña Borderline (2015, Ediciones Botas). Premios: 2do lugar en el Festival Literario Internacional Porto de Galhinas, Brasil 2007, con su videopoema “Ausencia de ti”.
Cristian Picón Nació en la Ciudad de México. Estudió la licenciatura en Creación Literaria en la UACM. Es poeta y narrador, ha participado en diversas publicaciones en la revista Palabrijes y ha sido incluido en cuatro antologías de poesía joven. Organizador del evento masivo Poesía y movimiento, recitales poéticos en el metro. Prepara la publicación en su primer libro de poemas: Fonámbulos. Actualmente trabaja como profesor de Creación Literaria en el programa de Niños Talento de la Ciudad de México. Jorge Adrián Arroyo Figueroa Nacido en la Ciudad de México el 12 de febrero de 1983, tiene su primer acercamiento a las artes al descubrir la pintura postimpresionista de Marino Vergara, la cual influye de forma trascendente en su interés por las artes y la estética. A los 17 años se integra al taller de Figura humana y composición del profesor de Guillermo Getino en la Academia de San Calor, posteriormente estudia Diseño Gráfico en Ecatepec, al término de la carrera realizó su servicio en la fundación Pedro Meyer reafirmando su interés por la fotografía. En 2010 forma parte de Colectivo La Ruta donde realiza distintas actividades como gestión de eventos culturales, exposiciones, pintura mural y talleres. Como parte vital en su formación están los talleres libres de la ENAP y ahora FAD donde comienza su verdadera formación pictórica, tomando clases de dibujo de figura humana, pintura, retrato con técnica veneciana y materiales y técnicas para la pintura con la Maestra Rocío Romero. En el año 2013 llega a Quintana Roo desempeñándose como docente y actualmente coordinando la carrera de Diseño Gráfico. Hasta la fecha participa en más de 20 exposicines en la Ciudad de México y Quintana Roo.