SISTEMA DE CASTAS COLONIAL La sociedad americana precolombina se movía ya en un complejo sistema de relaciones humanas basado en un conjunto de pactos y alianzas entre los distintos grupos, los cuales contaban con una clase dirigente, grupos de siervos o trabajadores, y por último clases marginales. Este sistema de diferenciación fue modificado a la llegada de los españoles al continente, si bien se mantuvo en esencia el funcionamiento del mismo. El sistema de castas colonial se refiere a una forma de estratificación social establecido por el Imperio Español en sus colonias en América. Se basaba en categorizaciones de individuos que se formaron de los diversos cruzamientos a partir de las razas (española, india y negra) para dar origen a multitud de grupos que recibieron diversos nombres tanto en los registros oficiales como en el lenguaje popular. Estas castas, a su vez, se subdividían en otras. Se instalaron así una serie de agrupaciones humanas, Castas, que diferenciaban a los hombres y mujeres según su procedencia, raza y color de piel. Esto constituía, a la larga, una manera de asegurar el poder blanco europeo y criollo en las élites dominantes, ya que dentro de estas castas la movilidad o posibilidad de acceso era muy limitada. Como vemos, la dominación española no fue muy diferente al resto de las sociedades colonizadoras, pero si algo la distingue fue que, en América desde el inicio de la conquista, se desarrolló el mestizaje. La mezcla de sangre de los europeos con los indígenas, de estos con los esclavos negros y de ellos con los anteriores, trajo consigo el nacimiento de una diversidad étnica y cultural enorme y, sintiendo su preeminencia sobre el resto, como bien establecen los especialistas Juan Carlos Garabaglia y Juan Marchena, el viejo castellano sintió sus derechos peligrar, y por ello fue generando una serie de prebendas y privilegios que sólo estarían al alcance de su grupo social. El sentido de casta, de sangre de castellano viejo, no procede únicamente de América, sino que podemos trasladarlo a la Edad Media en España, donde se tenía verdadera obsesión por demostrar un linaje limpio, sin la mácula que supondría tener algún ancestro musulmán, judío o gitano. No obstante, si bien estas clases europeas siempre fueron denostadas, el hecho es que en América al indio no se le consideraba como impío, sino como primitivo que no conocía la palabra de Dios y por lo tanto, un conjunto humano sensible a ser cristianizado. Antonio de Ulloa, naturalista y científico español, escribe juntamente con Jorge Juan estas líneas en su obra Relación histórica de un viaje a la América Meridional (1746), con respecto a la conformación de la sociedad de castas de la América española: “Estas son las Castas más conocidas y comunes, no porque dexe de haber otras muchas, que provienen de la unión de unos con otros, y son de tantas especies, y en tan grande abundancia, que ni ellos saben discernirlas, ni se ve otra Gente en todas la Calles de la Ciudad, en las estancias y en los pueblos.”
La amalgama humana generada en América es el elemento que hoy conforma su fenotipo, heredera de ese mestizaje, ya fueron conscientes de ello personajes tan relevantes para la historia de este continente como Simón Bolívar en su célebre carta a Jamaica y que en palabras de la especialista Inge Helena Lilia Valencia Peña, establece que: “(…) El dilema latinoamericano radica en la indefinición identitaria, debido precisamente a la existencia de lógicas de intercambio, y mestizajes existentes. No somos ni indios ni españoles, somos una suerte de intermediarios entre los legítimos dueños del país y los usurpadores españoles”.
En
definitiva,
la
existencia
de
estas
comunidades,
este mestizaje, quedaba
compartimentado por un férreo sistema estamental de clases y castas que aseguraba la posición de aquellos propietarios de las tierras, y aquellos que por su “clase” debían trabajarlas. Las pinturas de castas novohispanas. Son una serie de retablos y cuadros que muestran siempre la misma estructura: una familia compuesta por el padre, la madre y el hijo varón, y en la que se van modificando las “razas” y especificando qué clases se van generando: Del matrimonio de blanco e indio nacía un mestizo, de español con mestizo, nacía castizo, de castizo con blanco nacía español, de español con negro nace mulato, de indio con negro nace zambo, de negro con zambo nace zambo prieto, de mulato con blanco nace morisco, de español con morisco nace albino, de albino con blanco nace salta atrás, de indio con mestizo nace coyote, de mulato con indio nace chino, de español con coyote nace harnizo, de chino con india nace cambujo, de salta atrás con mulato nace lobo, de lobo con china nace gilvaro y así un largo etcétera.
Cuadro de Castas. De español y albina nace tornatrás o saltatrás
En todas estas uniones, “ayuntamientos” y casamientos, siempre habría los que intentaran el ascenso social de su progenie, pues si bien hemos dicho con anterioridad que el sistema de castas era de base inmovilista (pues trataba de preservar el derecho de blancos españoles y criollos) había maneras de “blanquearse”. Esta secuencia se encuentra estupendamente descrita por el especialista Carlos López Beltrán: “La hija mestiza, nacida de madre india y padre español, se casa con un español peninsular recién llegado (pobre pero honrado) y su hijo será más blanco y merecerá el apodo de castizo. El matrimonio de la castiza con otro español, quizá de mejor nivel ya, criollo terrateniente o funcionario de la Corona, produce el último avance, y su hijo ya puede ser tenido por español”.
De igual manera que existía este sentido de avance o blanqueamiento, existía el reverso contrario, el desvirtuamiento de la sangre mediante la unión con razas cada vez más oscuras de piel. Aquí vemos como este autor ironiza sobre el hecho: “Al casarse la albina con un español, iluso, quizá desprevenido, dará a luz a un morenito que habrá traído, en un golpe de atavismo hereditario, de vuelta a la superficie epidérmica la tinción de sus ancestros. No importa cuán diluida, la sangre negra puede dominar y traer al mundo a este tornatrás, o saltatrás.”
Podríamos aquí establecer un curioso paralelismo planteado ya por la historiadora Lucía Provencio Garrigos, con la realidad actual de Latinoamérica, donde las élites sociales, personajes públicos de televisión, cine y medios de comunicación suelen tener un fenotipo más bien similar al occidental, incluyendo países donde la mayoría de la población es indígena, como ocurre en Bolivia o México. Paralelismos aparte, como hemos podido observar el sistema de castas no impedía que se produjeran nuevos ayuntamientos y matrimonios que generarían la actual diversidad étnica y racial que existe en América, una realidad multicultural donde las haya.
LAS CASTAS Las dieciséis combinaciones principales: 1. Español con india: mestizo
9. Lobo con china: gíbaro o jíbaro
2. Mestizo con española: castizo
10. Gíbaro o jíbaro con mulata: albarazado
3. Castizo con española: español
11. Albarazado con negra: cambujo
4. Español con negra: mulato
12. Cambujo con india: sambiaga (zambiaga)
5. Mulato con española: morisca
13. Sambiago con loba: calpamulato
6. Morisco con española: chino
14. Calpamulato con cambuja: tente en el aire
7. Chino con india: salta atrás
15. Tente en el aire con mulata: no te entiendo
8. Salta atrás con mulata: lobo
16. No te entiendo con india: torna atrás.
La denominación, "tente en el aire", significaba la falta de identidad inherente a la descendencia entre mestizos. En términos metafóricos, una persona perteneciente a esta casta «flotaba en el aire», incapaz de echar raíces, sin identidad propia. El que tenía características de negro y era nacido de familia blanca se llamaba tornatrás, porque generalmente se creía que este fenómeno de atavismo, (tendencia a reproducir tipos originales), se producía a la tercera o cuarta generación de una abuela negra con un español. Se denominaba cuarterones o quinterones a aquellas personas que tenían una cuarta o quinta parte de sangre africana o indígena, pero con aspecto bastante blanco, lo que en términos antropológicos modernos un individuo de esta denominación sería legítimamente blanco.
Estas denominaciones arbitrarias no tienen realmente una base científica real y sólo responden al uso popular. Sólo con el tiempo se llegaría a adoptar la palabra 'mestizo' para denominar a la mezcla entre dos razas o castas cualesquiera. A menudo los mestizos pueden presentar asimilabilidad, es decir que pueden ser asimilables a una raza en especial tomando en cuenta sus rasgos dominantes. Pero en la época colonial si no se les podía ubicar dentro de algún grupo racial, eran rechazados y discriminados por unos y otros.
BIBLIOGRAFÍA GARAVAGLIA, J.C., MARCHENA, J., “América Latina. De los orígenes a la Independencia”, Barcelona: Crítica, 2005. LÓPEZ BELTRÁN. C., ”Sangre y Temperamento. Pureza y Mestizajes en las Sociedades de Castas americanas”, en LÓPEZ BELTRÁN, C., (ed.), “Ensayos sobre historia de la ciencia en América Latina”, Michoacán: El Colegio de Michoacán, 2008, pp. 289-342. MALAMUD, C.,“Historia de América”, Madrid: Alianza Editorial, 2005. VALENCIA PEÑA, H. I. L., ”Etnicidad mestizaje y diáspora: un marco analítico de la diferencia social para las poblaciones afrodescendientes en América Latina y el Caribe. “ Revista de História Comparada – Programa de Pós-Graduação em História ComparadaUFRJ, Rio de Janeiro, 2014, v. 8, n. 2, pp. 254-291.