TE QUIERO
Te quiero. Te lo he dicho con el viento, Jugueteando como animalillo en la arena O iracundo como órgano tempestuoso; Te lo he dicho con el sol, que dora desnudos cuerpos juveniles y sonríe en todas las cosas inocentes; Te lo he dicho con las nubes, Frentes melancólicas que sostienen el cielo, Tristezas fugitivas; Te lo he dicho con las plantas, Leves criaturas transparentes Que se cubren de rubor repentino; Te lo he dicho con el agua, Vida luminosa que vela un fondo de sombra; Te lo he dicho con el miedo, Te lo he dicho con la alegría, Con el hastío, con las terribles palabras. Pero así no me basta: Más allá de la vida, Quiero decírtelo con la muerte; Más allá del amor, Quiero decírtelo con el olvido. Luis Cernuda, Los placeres prohibidos Tema.
La expresión del amor por parte del poeta a un ser amada que nos es desconocido. Organización de ideas (estructura).
Este poema se compone de un conjunto de siete estrofas métricas irregulares, que el autor dispone de forma libre. El autor va expresando su amor por ese ser querido en las distintas estrofas hasta terminar en una evocación final en la que su propia expresión se corta ante la inmensidad de su deseo. No hay palabras para lo que él siente. Comentario crítico.
Estamos ante un poema de Luis Cernuda, poeta de la Generación del 27, titulado “Te quiero”, que pertenece a su libro Los placeres prohibidos, publicado en 1933 y que, en forma póstuma, se incorporó incorpor ó al libro La realidad y el deseo.
Luis Cernuda crea aquí un poema con una expresión muy directa, en el que derrocha términos posibles para explicar lo que él siente por la persona a la que se dirige. Él transmite al lector el sentimiento más profundo y universal de todos, el amor, y, además, consigue que el lector se cuestione si es partícipe de un sentimiento tan puro, incluso llega a hacer que nosotros mismos deseemos ser los receptores de ese sentimiento o, al menos, los actores del mismo. Este sentimiento universal nos conduce a una perfecta comprensión del texto, que se acompaña y fortalece por una dicción clara y directa por parte del poeta. Y, por tanto, como es un tema universal es, a la vez, un tema de profunda actualidad porque, como debe ser, el amor siempre nos acompañará en nuestro camino vital. De esta forma, el poeta nos presenta en carne viva sus sentimientos y deseos más profundos, por lo que no es de extrañar su tratamiento subjetivo de este tema, a la vez de que, aunque es claro lo que se quiere comunicar, al tratarse de una obra literaria, el autor juega con los recursos que tiene a mano para dejar ocultos sentimientos que nosotros interpretaremos como mejor podamos. En este sentido, hablaríamos de la connotación del texto. Además, el poeta utiliza diferentes términos, que van desde un significado alegre a otros menos gozosos, como pueden ser el “miedo” o la “muerte”. Es
aquí donde podemos entender una connotación, algo que no queda claro, y que el lector debe interpretar a su manera, según sus propias experiencias, a no ser que conozcamos la experiencia vital del poeta, lo que nos ayudaría bastante a dar con el objetivo final de su poesía. A grandes rasgos sabemos que Luis Cernuda se caracteriza por una personalidad solitaria y dolorida, por una sensibilidad exacerbada y vulnerable. Ni en su vida ni en su poesía ocultó su condición homosexual, y su conciencia de ser una criatura marginada por ello explica, en gran parte, su desacuerdo con el mundo, ese miedo, ese hastío y las terribles palabras de las que habla en este poema. De este modo, hasta el amor nos transporta a sensaciones de dolor, de soledad, de muerte y, como acaba el propio Cernuda, de olvido, que es aún más triste que la propia muerte, aspecto que ya se dedicó a enfatizar un compañero de su misma Generación, García Lorca, en Llanto a la muerte de Sánchez Mejías y, alejándonos un poco más en el tiempo, el mismo Jorge Manrique en sus Coplas a la muerte de su padre , donde el olvido es aún más terrible que el final de la vida. Aún así, Cernuda utiliza el olvido como una contradicción, pues su deseo es expresar su amor más allá de todo, hasta del propio amor, llegando a “decírtelo con el olvido”. Las contradicciones, las paradojas (“te lo he dicho con las nubes”, “frentes melancólicas que sostienen el cielo”) y las antítesis (“vida” y “muerte” / “miedo” y “alegría”) serán los recursos más abundantes de este poema, siendo
realmente eso, una sucesión de contradicciones que, aún pareciendo absurdas, se convierten en verdaderas expresiones repletas de belleza.
Pero a pesar de estos recursos, Cernuda utiliza un pensamiento poético bastante lógico que nunca cae en el engaño. Utiliza la sensualidad como una forma de vida. Es de esta imposible fusión de donde la tragedia. Además, cada una de las estrofas comienza d e la misma manera (“te lo he dicho con..”), creando así un paralelismo estilístico, pero también paralelismo en
el contenido, pues en todas ellas expone una forma diferente de expresar el amor, mediante determinados objetos naturales (“viento”, “sol”, nubes”, “plantas”, “agua”) a los cuales describe con personificaciones muy detalladas que
proporcionan al lector imágenes, a veces sorprendentes, a veces imposibles, pero siempre bellas.
Sin duda, la obra de Cernuda, en su conjunto, puede resultarle al lector demasiado atormentada. Pero es materia de vida hecha en carne poética, reflexión sobre la existencia y la condición humana en términos universales, y tiene su lugar especial en el grupo de su generación, como contrapunto al vitalismo desbordado de otros autores. También la vida, con sus claroscuros, se desliza por sus versos, como esos momentos de felicidad que, aunque fugaces y perecederos, habría para él Es así como podemos entender este poema, como una exaltación del amor más puro que decae de inmediato es una sensación de desesperanza por no conseguir el objetivo deseado, es decir, una expresión más allá de las palabras y de los hechos.