—¿Explicación rápida y sucia? —Deacon se volvió hacia él—. Ellos solían ser puros y mestizos, y se volvieron adictos al éter, esa es la sustancia en el interior de todos nosotros que nos hace ser lo que somos. Nada bueno. Su mirada salvaje voló nuevamente a la ventana. —¿Hay daimons afuera ahora? Aiden se rió secamente. —Si tan sólo pudiéramos tener tanta suerte. Un trueno estalló sobre nuestras cabezas, sacudiendo la casa, y sí, esa era una mala, mala señal. Especialmente cuando no había un relámpago. —Y no parece que vayamos a tener suerte —dijo Solos con un suspiro. Gable levantó la vista hacia el techo. —¿Habrá una tormenta? —No del tipo de tormenta que California necesita. —Alex giró una daga en su mano mientras se acercaba a Aiden. Arrodillado junto a la bolsa, saqué una daga y luego una delgada estaca. Miré hacia arriba, Josie estaba de pie ahí, repartiendo. Mi mirada conectó con suya, y la aparté, mi mandíbula trabajando. No había duda de lo que ella estaba pensando sobre mí. Acerca de lo que había hecho. No era mejor que un puto daimon. Simplemente no era tan complicado. Le extendí las dos armas que tomé. —La delgada fue sumergida en la sangre de Pegaso —le recordé.
260
No dijo nada mientras tomaba la cuchilla y después cogía el puñal. Me aferré a ella, forzándola a encontrarse con mi mirada. —¿Estás lista para esto? —pregunté—. No puede haber vacilación. Algo se está acercando, y lo que sea, vamos a tener que acabarlo. Si no estás lista, tienes que esconderte. Sus ojos azules se oscurecieron. —Estoy lista. Dudé por un momento y luego la dejé ir. Agarré las mismas armas y luego me levanté. Afuera, el viento arreciaba, y desde las puertas de cristal podíamos ver las palmeras doblándose bajo su propio peso y la fuerza del viento. —¿Qué demonios se está acercando? —preguntó Deacon—. ¿Una tormenta? Luke rió. —De nuevo. Como si pudiéramos tener tanta suerte. Me mantuve cerca de Josie cuando caminó hacia adelante. Puede ser que quisiera apuñalarme de esas ellacon eraGable mi prioridad. Con toda honestidad, no podía darcon unauna mierda conarmas, lo que pero pasara en este punto. Mi objetivo era asegurarme de que después de lo que sea que se nos viniera encima, ella se mantendría de pie.
Todos los demás estaban por su cuenta. Como fueron entrenados, una línea se formó a varios metros de distancia de la puerta, bloqueando a Gable. El instinto había conducido a Josie a situarse de pie al otro lado de Solos. Ella no había sido instruida en este tipo de técnica, en cómo formar una línea contra su enemigo. No había habido tiempo suficiente para introducir años de entrenamiento en ella. La flanqueé, los dedos tensos alrededor de cada arma. Otro trueno resonó por encima, ensordeciéndonos mientras sacudía las pinturas en las paredes. En algún lugar de la casa, algo cayó y se estrelló. Un fuerte crujido le siguió, y una palmera cercana a la avenida se partió en dos. Algo se agitó en el exterior. Mis ojos se estrecharon cuando el viento continuó arreciando en un área, cercano a una de las camionetas. Giró y giró en un área pequeña, como un mini tornado. —¿Qué... qué es eso? —preguntó Josie. —Gable —dijo Aiden, su voz nivelada—. Tienes que esconderte justo ahora. No importa qué, no vengas a menos que…
261
El ciclón se lanzó hacia adelante, apuntando directamente hacia las puertas. Me preparé para verlo venir directo a través del cristal, pero se detuvo antes de hacer contacto, girando en un solo lugar. El ciclón tenía más de dos metros de altura y era tan ancho como una persona. Tenía un muy mal presentimiento sobre lo que estaba dentro de esa masa de aire. —Ummm —murmuró Deacon. Un latido de silencio pasó y entonces, claramente, el sonido de la puerta principal siendo desbloqueada pudo escucharse. —¿Qué de...? —Alex enmudeció cuando la serie de clics se detuvo. —Los sistemas de seguridad fallaron —murmuré. Las puertas de cristal se abrieron y el ciclón se disparó al interior. El viento azotaba conforme el ciclón desaceleraba, desplegándose hasta que una figura se volvió visible en el interior. —Esto no es amistoso —dijo Solos, dando un paso adelante con su pierna derecha mientras su brazo se ladeaba hacia atrás—. No es necesario esperar. —Lanzó una daga. Voló por profundamente el aire, sobre la en empuñadura de lael hoja, y fue en a través del mini tornado, enterrándose el centro. En momento que hizo contacto, una ráfaga de viento estalló. Una explosión sónica nos golpeó a todos de vuelta, como si fuéramos nada más que los pernos en un juego de bolos.
Aterricé sobre mi trasero junto a Josie. La daga del Covenant cayó de sus manos, arrastrándose por el suelo. Maldijo, rodando sobre su costado mientras se abría paso hacia el arma sobre sus manos y rodillas. —¿En serio? —Una voz profunda resonó por toda la casa, y me volví bruscamente. El tornado había desaparecido y en su lugar había un hombre. Un hombre verdaderamente alto con una cabeza llena de cabello castaño y los hombros más anchos que los de Hércules—. ¿Me lanzaste una daga? —Inclinó la cabeza hacia atrás y rió mientras se agachaba, tomaba la empuñadura, y luego tiraba la daga. La dejó caer en—el suelo de piedra del vestíbulo —. eran Estodevacolor a sernegro. más fácil de lo que imaginaba. Entonces abrió los ojos. Todos ellos El hombre ante nosotros era un Titán. —Oh mis dioses —susurró Josie mientras lo que parecía ser reconocimiento se dibujaba en su rostro cuando se sentó. —Fue más por diversión —dijo Solos, su mano apretándose alrededor de la delgada daga—. Sólo quería ver lo que harías. El Titán inclinó la cabeza, su expresión perpleja. Su piel, una mezcla de distintas tonalidades de sombras rosa, parecía iluminarse y profundizarse cada pocos segundos.
262
—¿Cuál eres tú? —pregunté, parándome sobre mis pies. Me deslicé frente a Josie, quien ahora estaba de pie con la afilada hoja en la mano—. ¿Mo? ¿Curly? Definitivamente no Larry, ya que estaría orinándose encima si estuviera en frente de nosotros en este momento. El labio del Titán se curvó. —Soy Atlas, Apolyon. No conozco a esas deidades de las que hablas. —¿Atlas? —murmuró Deacon—. Oh chico... Por el rabillo del ojo, vi a Luke tomar la misma postura protectora frente a Deacon, y por una vez el pura sangre no luchó contra ello. La mueca de Atlas se convirtió en una sonrisa burlona. —Sabes quién soy. Todos ustedes saben quién soy. Y saben cómo terminará esto. Denme por lo que he venido y permitiré que cada uno de ustedes viva. Niéguenmelo, y cada uno de ustedes morirá. Suspiré. —Eso es tan cliché. La mirada toda negra del Titán se deslizó hacia mí. —Puedes ser el Apolyon y puedes estar rodeado de semidioses, pero no puedes derrotarme. No soy Hyperion y… —No soy sólo cualquier semidiós. Soy el Hércules y tú eres…
Atlas levantó la mano, y un segundo después Hércules estaba volando hacia atrás a través del aire. Se estrelló contra la pared cerca de la escalera, agrietando el yeso. — No eres nada para mí —terminó Atlas cuando Hércules cayó al suelo de bruces. —Estoy de algún modo contenta de que lo callaras —dijo Alex, su cuerpo tenso—. Pero de alguna forma lo necesitamos vivo. —¿Por qué? —consultó Atlas—. ¿Así puede llevarnos continuamente a donde están los restantes semidioses? Sabíamos que ustedes saldrían. Podemos esperar. No era de extrañar. Probablemente tenían sombras cerca de la Universidad, esperando que saliéramos. Eso fue un riesgo que habíamos tenido que tomar y ahora estábamos pagando las consecuencias. Atlas olfateó el aire mientras miraba a Alex. —Eres una semidiosa, pero tu éter no es tan puro. No como el del cobarde detrás de la escalera. —Hizo una pausa, mirando a Josie—. O esta otra. —No soy un aperitivo —declaró Josie, y sonreí—. Así que deja de mirarme como si fuera la cena. —Oh, pero querida, eso es exactamente lo que eres. —Atlas sonrió, y fue completamente espeluznante—. Y el resto son completamente prescindibles. Varias cosas sucedieron a la vez.
263
Atlas levantó su brazo, los dedos abiertos. Un torrente de energía llegó a través de la apuntando hacia y Aiden. Ambos movieron fuera delhabitación, camino, girando haciadirectamente los lados antes de Alex que este conectara. El se Titán se desplazó inmediatamente. La explosión de energía se dirigió hacia Luke, lanzándolo hacia arriba y hacia atrás contra Deacon. Luke disparó varias rondas de su Glock, pero Atlas volteó y se volvió retorcidamente rápido, esquivando cada una de las balas. Golpearon la pared sin causar daño, y entonces Atlas estaba frente a Aiden. Sumergiéndose bajo el brazo de Atlas, Aiden brincó detrás de él y giró, pateando, pero el Titán era increíblemente rápido, más que Hyperion. Se balanceó hacia atrás con su brazo, atrapando a Aiden por el pecho, levantándolo y lanzándolo de espalda como una taza de té. Y eso molestó a Alex. Ella se precipitó hacia el Titán, lanzándose desde el piso con un pie delante de él. Giró en el aire, a punto de dar una brutal patada giratoria. Esta nunca conectó.
Atlas se giró de nuevo y atrapó su pierna. La lanzó como un maldito bate de béisbol, lanzándola justo hacia Aiden mientras él recuperaba el equilibrio. Cayeron en un revoltijo de brazos y piernas. —Santa Mierda —murmuró Solos. —Joder, tenemos que acercarnos. —Girando alrededor, lancé mi daga Covenant a la cabeza de Atlas, sobre todo como una distracción. Funcionó. El Titán se movió para evitar eso mientras yo invocaba el elemento fuego. Una bola de llamas color ámbar se formó por encima de mi mano. La lancé como una pelota de béisbol. Una ráfaga de energía onduló desde Josie. Ella había llamado al fuego un segundo después de mí, añadiendo otra ráfaga de llamas a la mezcla. Atlas se volvió hacia nosotros. Las llamas se esfumaron antes de que lo alcanzaran, como si hubieran golpeado en una especie de campo de fuerza. —No te canses, chica. Tengo grandes planes para ti más tarde. No me gustó eso. Tampoco a Josie. —Lo siento. Estoy ocupada más tarde. —Una explosión de energía recorrió el aire, pasando sobre mi piel, y pude sentirla dentro de mí, golpeándome para liberarse. Un rayo de akasha salió de Josie en un brillante rayo de energía blanco azulado. Este golpeó en el hombro de Atlas, haciéndolo retroceder un paso.
264 —Ay —dijo Atlas, agitando brazo—. Eso muy —Levantó el brazo, y de repente Josie estabaelpatinando por no el fue suelo deagradable. piedra, con los brazos girando mientras trataba de ganar el control de su cuerpo, pero era como si una mano invisible la arrastrara hacia Atlas. Maldiciendo, me tiré a la izquierda y la enganché alrededor de la cintura, arrojándola al suelo y rompiendo la conexión. Me retorcí, tomando la peor parte de la caída mientras aterrizábamos, con ella encima. Rodé antes de que Atlas tomara ventaja. Mis rodillas golpearon el suelo entre las de ella. Nuestros ojos se encontraron por una fracción de segundo, y luego yo estaba en el aire. Me preparé para el impacto. Golpeando la mesa, me estrellé a través de una planta en una maceta. La tierra voló en mi cara cuando la madera se rompió debajo de mí. Me recuperé antes de comer piedra, aterrizando en mi costado. Miré hacia arriba y vi a Hércules. Estaba de pie, y arrastró su trasero por el vestíbulo, sus pasos pesados sacudiendo la mesa. Golpeando hombrobrazos en el Titán, tratódel de tumbarlo, eso nolevantó funcionó. Atlas envolvió sus su enormes alrededor pecho de pero Hércules, al semidiós en el aire y luego lo golpeó contra el suelo, el poder llevándolo abajo. La piedra crujió bajo sus pesos.
Atlas se levantó, abriendo los brazos. —¿Quién es el siguiente? —Dioses. —Solos sacó su Glock y disparó varias rondas. Como antes, el Titán las esquivó y se dirigió directamente hacia el Centinela. Solos arrojó la Glock a un lado, preparándose para un mano a mano. Aiden salió de la nada, corriendo hacia el Titán desde atrás. Se lanzó hacia el aire y aterrizó sobre Atlas, enganchando sus rodillas en las caderas de Atlas. Aiden cogió la cabeza del Titán y la torció bruscamente. El crujido del hueso quebrándose resonó en la habitación, un segundo antes de que Atlas estirara la mano agarrando la camisa de Aiden. Atlas lo lanzó por encima de su hombro, enviándolo volando por el aire. Aiden se estrelló contra el suelo, rodando varios metros antes de llegar a pararse sobre su espalda. —Podría haberte dicho que eso no funciona —dije, apretando la hoja envenenada, tratando de encontrar la manera de acercarme lo suficiente a Atlas para usarla. —Gracias —gimió Aiden, rodando hacia un lado —, por el dato. Luke fue el siguiente en caer. Fue arrojado como una maldita pelota de fútbol después de llevarla Atlas. Deacon llamó el elemento fuego, llamando la atención de Atlas mientras Josie enviaba otro rayo de akasha hacia él desde el otro lado.
265
Apreté la mandíbula, ignorando lo que se sentía como un gigante durmiente despertando en mi pecho mientras yo también utilizaba la akasha. Antes de que pudiera soltarlo, Atlas sonrió de nuevo mientras levantaba sus brazos. Un alto grito de lamento se en hizo ecocorrientes. desde el exterior, rompiendo varias Sombras.y luego humo negro se derramó en la casa, Las sombras estaban por todas partes. —Mierda —chilló Josie cuando una se dirigió directamente hacia ella. Se agachó y se dio la vuelta. Tropezando de nuevo en la pared, sus grandes ojos se encontraron con los míos. Estaba escrito en su cara, lo mal que esto estaba. —Dioses. —Alex golpeó el suelo, evitando por poco a una de ellas —. Huelen como el río Styx. —Rodando sobre su costado, usó sus piernas para poder pararse —. Tan jodidamente desagradable. —Manténganse fuera de su alcance —ordenó Aiden, levantándose de nuevo —. No hay nada que podamos hacer acerca de ellas. Josie se precipitó hacia la izquierda, frunciendo el ceño cuando uno agarró su largo cabello. —Necesitamos a una furia. Como de respaldo. Sí, y como siempre, esas perras no estaban en ninguna parte para ser encontradas cuando realmente las necesitabas.
Fue caótico, enfrentarse con Atlas mientras evitábamos a las sombras. Una columna de humo negro agarró a Deacon y lo levantó todo el camino hasta el techo, y eso atrapó la atención de Luke y Aiden. Se precipitaron a través del atrio y el tirón en mi pecho regresó cuando Aiden envió un rayo de akasha hacia la sombra. Esta dejó caer a Deacon. Justo encima de ellos. Atlas atravesó el atrio, dirigiéndose a la escalera. Me disparé hacia el frente desde la derecha. Más allá, vi a Josie también dirigiéndose a él. Quería advertirle, pero teníamos las cuchillas envenenadas. Estaba a medio camino de la escalera cuando Solos vino corriendo por detrás de Josie. El Titán giró tan rápido que para el momento en que cualquiera de nosotros se dio cuenta de lo que estaba haciendo, fue demasiado tarde. Atrapó a Solos por el brazo con una mano y luego lo golpeó en el pecho con la otra… no, no golpear. Su mano atravesó el pecho de Solos. Josie gritó cuando la sangre salió rociada de la espalda de Solos. Me detuve de golpe, sorprendido cuando Atlas sacó su mano hacia atrás. El color rojo estaba en todas partes y en la mano de Atlas estaba algo que pertenecía al interior del pecho de Solos. Su corazón.
266
La sangre se drenó rápidamente de la cara de Solos mientras sus piernas se doblaban debajo de él. Se dobló como un pedazo de papel. Golpeó el suelo y no se movió. Caído. Acabado. Eso fue todo. —Estoy terminando con esto —dijo Atlas, cerrando la mano alrededor del órgano, destruyéndolo. Toda mi contención se rompió. La ira me atravesó, me abrió desgarrándome. Grité, el sonido haciendo eco a través de la habitación, y fuera de la furia y el dolor me estiré, lanzando mis brazos hacia los lados. Deje caer la hoja envenenada cuando el monstruo en mi pecho despertó totalmente. Eso reconoció