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El estilo del m ·u ndo La vida en el capitalisrno d e fi cci{m
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Diserlo de Ia colecci6n: Julio Vivas Ilustraci6n de Soledad Verdu
Q Vicente Verdu, 200.3 C l!OJTORIAl.
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Crou, 58 01!034 flt11-celona fS HN; 84·3JI).618'J·6 Ollpt,,.ft,J (,..·~tul ; 0 . 871)1).2003
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3. LA lMAGEN .. La vida en las panta1las . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . - Marcas d e an1or . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Museos exultantes ...... . .. .' . . . . . . . . . . . . . . . ·• Creaci6n o producci6n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. Moda o ideolog\a . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
113 122 131 139 149
4.
EL SEXO
...Tt.·ansparencia y vigilancia . ... .... .. . . .... .. . La m etafora pornognifica ... ...... . ... ... . . . -Mil sexos .... . .. ... ... ....... ..... . ...... . La orgfa del mestizaje .. ........ .. ......... .
5.
159 170 177 186
LA ILUSI6N
· El sueflo de ser unico ........ ... ... . .. . .. .. . :.. Enfermos y felices ... .. ...... . ...... . ..... . Dios y los demas ....... . .............. . .. . . La demanda de verdad ........ .. . .. ..... . . . Etica y cosmetica .... . .... . ..... .... ...... . 6.
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LAMUERTE
El cutis eterno . . ......................... . •• La aventura y la muerte .. .. .... ........ . ... . El presente discontinuo .. . .... ...... ....... . La vida como objeto de ficci6n ..... .... .... . .
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Dibujos animados ........ ........ ........ ... . 273
Ilustraci6n de la cubierta ... ............ . .. ... . . 285 Referencias
. ... ........... .. .......... . ..... .
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CAPlTALISMO DE FICCION
Este libro fue desde su principio un producto rizomtitico, escdto en horizontal micntras los Hermanos Jimenez, S.L., emprcsa de jardincda, plantaban cl ccsped . en el chalet de Sa nta Poht y de cuyo lento y accidentado crecimierHo rncjor es no hablar. Lucgo, a partir del momenta en que esc pasto lugr6 un verdor eJocuentc, el texto cmpez6 a componarse como uli animal padantc, nu1s que como ulHl mara. Nunca los libros me hablaron tanto nl con tan unimada progresi6n; probablemente porque n fulta de otros eula~es mas carnalcs aumenta Ia conversaci6n. Dcsde el cornienzo quise llamar a est
mcnudo, cl modo m(ts fcnt\.·nino de prescn(arsc, ~cgun cl cspCdtu tld tk·o,po. Eft:(:tivum<.·nl •, .Ia (!:
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libro se confunde co n una obscsi6 n o compo ta cerebral que acompai'la nocbe Y dfa. Nadie puede establecer 1a proporci6n de vida que se pierde en nombre de es a dedicaci6n que no s iempre paga con la mis ma m oneda afectiva. Esta vez, no obstante, el carii'lo interior y exterior, as! como el trabajo agradecido, han es tado muy cerca de Ia escritura. Tan cerca que, como se vera, cada capftulo nace y se acuesta sobre el siguiente, y el siguiente sobre otros mas , bacia delante y bacia atras, de manera que interaccionan con sus vecinos y amantes. Res ulta asf, desde luego, porque las diversas intuiciones diagonales han bebido algun sorbo del mismo compuesto esencial y, en los cruces, copulan y se colorean. Como consecuencia, el producto copia, puede decirse, la sonora arborescencia de una musica. No en balde el nombre de «capitalismo de ficci6n» lo obtuve durante Ia boda de Francis y Rita en los salones del Casino de La Vtla Joiosa y cuando Ia · orguesta atacaba Ia melodfa de un vals. Despu~s de esa fiesta, semana tras semana, Ia idea del capitalismo de ficci6n, heredera de las etapas de capitalismo de producci6n y de consumo que habfa descrito Jesus Ibanez bace mas de una decada, fue alzandose como un diccionario de los mas diversos aspectos. El capitalismo de producci6n definirfa el periodo, desde finales del siglo XVIII basta Ia Segunda Guerra Mundial, en cuyo transcurso lo principal eran las inercancfas. A continuaci6n, el capitalismo de consumo, desde Ia Segunda Guerra Mundial basta Ia caida del Muro de Berlin, destacarfa Ia trascendencia de los signos, Ia significaci6n de los articulos envueltos en el babla de Ia publicidad. Finalmente, el capitalismo de ficci6n, surgido a comienzos de los aiios noventa del siglo xx, vendrfa a cargar el enfasis en ~ importancia teatral de las personas. Los dos primeros capitalismos se ocuparfan ante todo
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de los bienes, del bienestar m~terial; el ~c~ro se encar- ( gana de las sensaciones, del b1enestar p s1qtJ1co. La ofena de los dos anteriores era abastecer la realidad de art!culos y servicios mientras la del tercero es articular y servir 1a misma realidad; produdr una nueva realidad como · maxima entrega. Es decir, una segunda realidad o reaJi-/ dad de ficci6n con la apariencia de una autentica naturaleza mejorada, purificada, puerilizada. Es ta segunda rea- l Hdad gestada como un doble es la ultima prestad6n d el sistema, tan definitiva que el m.ismo capitalismo desaparece como organizaci6n social y econ6mica concreta para transformarse en civilizaci6n y se esfuma como artefacto de explotaci6n para convertirse en mundo a secas. c.El mejor de los mundos? Todo cuanto pueda ser mejor se encuentra incluido en sus potencialidades globalizadas, absorbentes, porque incluso la aventura extrema, la cara de Ia Revoluci6n o el terrorismo, son asumidos como estfmulos de su espectflculo. La guerra santa, Ia responsabilidad moral de las empresas, el comercio justo, el marketing con causa, la transparencia de Ia politica, Ia estetica de los injertos, la orgfa futbollstica y los reality show, la videovigilancia universal, la cultura del shopping, la ciudad como parque tematico, Ia copia global, Ia democracia a granel, la clonaci6n, la customizaci6n, los virus rnisteriosos o el gen suicida, son fen6menos del capitalisrno de ficci6n, dentro de una esfera donde la representaci6n ha ganado la batalla y lo real se convalida por la realidad del espectaculo. Para este cambio ha sido necesario, prirnero, convertir al ciudadano en espectador y, segundo, vender las entradas a ~ todo un planeta homogeneizado, cada vez mas susceptible de ser. t:~tad? como un territorio sin tropiezos. c.Choque de c1~hzac10nes_? c.Pafses por democratizar? (.Pueblos por hberar? c.Chentes por occidental1·zar")• <.·B asuras 11
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por reciclar? Estos obstaculos se disuelven progresivamente en el capitalismo de ficci6n tan irresistible como un gas y tan fatai ·como el fmpetu de la naturaleza. Una naturaleza que ha ingresado tambien, desde el ecologismo empresarial a los derechos humanos de los animales, en la misma musica de Ia ficci6n. Un universo, en fin, donde se puede ser destructor y reconstructor al mismo "' tiempo, criminal y humanitario a Ia vez, obrero y capitalista, cat6lico y budista, hombre y mujer. Todo ello sin que a nadie le importe siestas vivo o muerto. 0, incluso, si la de-funci6n posee sentido en ~edio de Ia incesante funci6n continua, veinticuatro horas sobre veinticuatro, siete dfas sobre siete, que ha inaugurado el omnipresente sistema de ficci6n.
AMBIENTACI6N PLANETARIA
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Lo peculiar de nuestro mundo no es su diversidad. La iversidad ha cxistido siempre. Lo caracterfstico de nuesro mundo cs Ia tcndencia a Ia homologaci6n, a despecho e los movimicntos nacionalistas, tribalcs y folkJoristas. La mctMora del mundo es hoy Ia fertilizaci6n de las comunicacioncs, el mercado de intercambios. los nexos y c6pulas. los 700 milloncs de turistas que contaminan los paisajcs. Ia propagaci6n de melodfas y modas. las replicas de sistemas poHticos y financieros. la reproducci6n de los sistemas de perversi6n, estafa y placer, la dcsaparici6n de 6.000 espccies animales cada aflo. entre elias 780 clases de pajaros y sus cantos. Mienlras tanto, un conjunto de musica rap puede ser entendido en casi cualquier Iugar del mundo, un cocinero chino encuentra trabajo en no importa que pueblo de Francia, las fragancias de Donna Karan se venden en San Petersburgo, los pclos tcflidos de fucsia coronan las cabezas adolescentes desde San Francisco hasta Kuala Lumpur y las Coca-Colas se bcben mundialmente a raz6n de un mill6n de botellas por hora. Hay franquicias en dccenas de pafscs que se propagan como bacterias para vestirnos igual, para reformar 15
l las casas con el mismo modelo, para arreg1ar jardines, alimentar mascotas, revelar fotos, darnos de comer ovendemos servicios funerarios bajo el mismo patr6n. Franquicias con marca que invaden regi6n tras regi6n formando una especie de papilla planetaria cuyo mayor componente es Ia cultura occidental y especialmente Ia norteamericana. Hasta hace poco, un pa is categ6rico como Ia India se habia resistido a los malls de inspiraci6n estadounidense: lugares como Tailandia o Malasia habfan asurnido los megacentros abarrotados de artfculos occidentales, pero Ia India habfa permanecido como una isla, protegida por el precepto gandhiano que ordena evitar el consumo y la exhibici6n de riquezas. Ahora, dese 2002, han emergido en la India tres pequefios malls -y xisten planes para construir otros cincuenta-, que se abastecen basicamente con productos importados. En la India se han establecido las cadenas Domino's Pizza y Pizza Hut. Los fast foods norteamericanos no han desplazado a los ubicuos dhabawalas que sirven comidas con curry cuatro veces mas baratas que un Subway, pero los consumidores piensan que en estos ultimos se sirve mas limpio y el producto engorda menos. Firmas como Danone, Samsung, Honda, Coca-Cola o Philips han fijado su atenci6n tambien en las areas rurales indias, donde se encuentra el 70 o/o de Ia poblaci6n, y centros como Jadagri, una polvorienta ciudad al norte del estado de Haryana, fueron el escenario de una espectacular batalla entre Pepsi y Coca-Cola en la primavera de 2002.
En la difusi6n de lo mismo, los distribuidores no olvidan, sin embargo, ciertas particularidades locales con el fin de introducirse mejor. Carrefour, Ia segunda empresa 'mundial de hipermercados tras Wa1-Mart, respeta la fies16
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ta del sacrificio musulman del cordero en sus diez establecimientos de Turqufa y allf venden, junto a los pates y los vinos franceses, el anisete raki o los pasteles con kadaif. McDonald's , arquetipo d~ marca global capaz de a tender diariamente a 45 millones de personas en 30.000 . establecimientos de 120 pafses, sirve siempre el Big Mac pero a su lado emplaza la ensalada nifoise en Francia, el feta en Grecia, el polio frito en Singapur, el pollo al curry en Gran Bretaiia y la comida kosher en Israel. 0 transcorporeiza su unidad de culto en el McLaks de Noruega a base de salm6n en vez de came o en el Maharaja Mac de la India con cordero y no buey para respetar a los bindues. «Nos hemos convertido en una empresa multilocal», afirmaba su director general Jack Greenberg en 2000. Una empresa multilocal que se despliega en lo que la misma firma llama un McWorld, el sfmbolo del compartido sabor del mundo. En Jap6n, donde hay mas de 3 .500 McDonald's, la marca ha calado tanto en la escenografia nacional que la gran mayoria de los nifios creen que los Big Mac son un invento de su patria. La «mcdonalizaci6n» del mundo se refleja, d esde 1986, en el fndice que utiliza la revista The . Economist para conocer si el tipo de cambio de las diferentes monedas intemacionales se encuentra apropiadamente establecido, pero lo mismo puede suceder pronto con la taza de cafe en Starbucks, una empresa que empez6 en Seattle a finales de los ochenta, y que los norteamericanos consideran hoy una insignia del «capitalismo del buen gusto», con cerca de 6.000 establecimientos en 28 pafses. Los turcos, los espafioles, los italianos, lo s austriacos o los franceses creyeron que sus cafes les distinguian como una sefia de identidad, pero los locales prefabricados de Star·bucks (pseudointelectuales, chics, barnizados
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de musica clasica) son ah.o ra miles en el planeta en detrimento de las instituciones locales. Hasta China contaba ya en 2002 con 40·locales, uno de ellos situado en el interior de la Ciudad Prohibida. (los juguetes? Las mufiecas Barbie eran, en su inicio, rubias y de pie\ blanca, despu~ nacieron con rnsgos afroamericanos y asioamericanos, pero a comienzos de 2002, para saldar de una vez las difcrehcias, apareci6 Kayla, la Barbie multit~tnica, con caracteristicas trabadas de media docena de ra7.as. Cada ai\o Mattei fabrica 150 modelos diferentes y disena 120 nuevos vestidos con el fin de complacer a los clientes mas diversos, pero sin dejar nunca de ser Barbie, la chica desenfadada que surge en Occidente •abriendo nuevas ilusiones femeninas• en los afios de Ia contracultura de los sesenta. BaJ~bie ha aparecido vestida de astronauta, cirujana, atleta olimpica, esquiadora, instructora de aer6bic, reportera de televisi6n, artista de rock, oficial d el ej~rcito, piloto, rapera, candidata presidencial, buceadora, ingeniera, dentista, y ha adoptado caracteres Iatinos, africanos o asiaticos, aunque siempre en su alma siga siendo blanca, rubia y de ojos azules. Y nortearnericana. Porque Ja d emanda, desde distintos centros, ha sido a menudo que e1 producto comportara algo •aut~nticamente america no,., un trozo de su mitificada contemporaneidad.
En Riad se encuentran los Iujosos almacenes Saks Fifth Avenue donde se juntan los artfculos de Cartier, Dior. La Perla, Guerlain, Cucci o Moschino. Los ho mbres no pueden entrar en Ia secci6n de cosmeticos ni tampoco eo Ia planta de senoras. micntras que las mujeres tienen a su vez prohibido cambiarse de ropa en un local donde ac udan hombres. Ante estas dificultadcs el centro Saks 18
de Riad ha ideado un artilugio arquitect6nico que permite a las senoras usar un probador interior, ~e tal manera que, por primera vez en la historia, esta aru~ana, patrocinada por la influencia politica del prfnc1pe Alwaleed Bin Talal Bin Abdulaziz, propietario del 2 % de Saks, ha. burlado las nonnas religiosas. Zara en Oriente Medio interrumpe la musica ambiental cinco veces al dia para escuchar Ia Hamada a Ia oraci6n, pero todas las prendas que se venden son de corte occidental sin importar que las compradoras acudan al mostrador envueltas en tunicas negras. Rccientemente, con el resurgir del islamismo ha podido crearse Ja impresi6n de que el mundo sofrcnaba su occidentalizaci6n, pero nada ha cambiado profundamente. Cerca de 5.000 principes de Arabia Saudi tienen invertidos 600.000 millones de d6lares en Estados Unidos y el mayor pars .islamico, Indonesia, sigui6 diJigentemente, hast a su crisis de 1997, los dictados de Washington para ordenar su economfa y su sociedad. En los pafses arabes, donde principalmente se encuentra el islam mas activo, Ia mitad de los adolescentes declara su deseo de emigrar a Occidente y abandonar asf unas regiones que, tras el 1Africa subsahariana, son las de menor crecimiento en los ultimos veinte anos. Ni el confucianismo ni el hinduismo 11ni el islamismo ni e~ orientalis~o son culturas alternatil vas a la cultura occ1dental. No 1mporta lo que digan los j insurgentes isla.micos o el Partido Comunista de China, , todo lo que asp1ra a cobrar valor intemacional rcspeta cl modelo que ha difundido como un bautizo homologador el Imperio occidental y, sob1·e todo, el norteamericano. Incluso cuando en Arabia Saud£ e Iran se lanz6, en el verano de 2002, el refresco «islamico» Uamado Zam Zam Cola, contra el invasor americano, se trataba de un producto basado en lo norteamcricano • En Eg'pt 1 o, o tr:o ar19
tfculo beneficiado por el levantamiento islamico fue la cerveza de AJ Ahram Beverages, que se vendi6 mucho en sustituci6n de las · marcas con designaciones occidentales. La ironia, sin embargo, consistfa en que A1 Ahram Beverages pencnecfa sigilosamente a Heineken.
Efectivtun~ntc,
en 1950 s6lo 58 pafses componian las Nnciones Unidas, y nctualmente son 190. John Naisbitt pnxleda, en su libro Global Paradox, que para estas fechns habrfa mtts de 300 y pensaba que la fTagmentaci6n de la nntigua Union Sovi~ tica, Ia grndual disgrcgaci6n de China, la pnrtici6n procedente de los 3.000 grupos ~tni cos de Indo nesia, las miles de u·ibus africanas y la adicion de chm comunidades lutinoaml'ricanas con diferentcs idiom~s componddan para 2050 hasta 1.000 Estados dis tintO$. lDistintos? La cuesti6n es que si Ia globalizad6n descncadena reacdones, los efectos no tienen porvenir. Desde Ia Uni6n Europea al Tratado de libre Comerdo de America dcl Norte (NAFTA), Ia Cooperaci6n Econ6mica Asia Pacifico (APEC), Ia Asociaci6n de Naciones del Sudeste Asiatico (ASE.A.\l) o Mercosur, las pertenendas a un espacio compartido acercan los estilos de vida, los c6digos civiles y el ritmo de las discotecas. c.El euskera, el ayrnara, el hindi, e1 mayuni, el suruf, el ynnomami? (.Un renacer de lenguas en nuestros dfas? La realidad es que mientras algunas son insufladas con vida artificial, otras, incomparablemente muchas mas, se paralizan. Todav£a se hablan unas 6.000 lenguas en el mundo, pero poco mas de 300 cuentan con mas de un mill6n de hablantes. Durante el siglo xx el ingl~ se ha comido 15 lenguas en Australia y 140 han entrado en coma. Se caicula que ( ahora mismo hay mas de mil miJlones de Seres humanos 20
)matriculados para aprender ingles y alrededor de una ~· tercera parte de Ia poblaci6n espanola se halla expuesta a ; este calvario. Mientras tanto, s6lo nueve estudiantes uni!. versitarios norteamericanos se graduaron en arabe en el ;' curso 1999-2000 (The Economist, 22 de diciernbre de , \ 2001). En definitiva, del mismo modo que disminuye la diversidad vegetal y no existe mas que un pequeno surtido de las doscientas mil variedades de arroz que habfa en la India, las siete mil variedades de manzanas que se conodan en Estados Unidos o las tres mil variedades de patatas que cultivaban los andinos hace den anos, asf tambien se mimetizan los muestrarios culturales. A la globalizaci6n corresponden las grandes exposiciones de «ar-te internacional», pero a ell as son convocados aquellos fen6menos y productos artfsticos a los que los centros occidentales adjudican valor, y lo aut6ctono necesita ser revalidado siempre por Ia Documenta de Kassel, Ia Bienal de Veneci~ o la Carnegie International de Pittsburgh. La Documenta de Kassel, el mayor show de arte del mundo, tuvo como director. en 2002, al norteamericana de origen nigeriano Ok'Wui Enwezor, que decidi6 mostrar al mill6n de visitantes de la exposici6n un buen arte no occidental. c:Resultado? Una abrumadora mayorfa de los autores del Tercer Mundo seleccionados para Kassel residfan en Europa o en Estados Unidos, y mas de la mitad en Nueva York. Los chinos, los iranfes, los indios hacen pelfculas que s6lo obtienen verdadero reconocimiento intemacional cuando las premian en los festivales intemacionales de Occidente y todos buscan el Le6n de Oro de Venecia, el Oso de Oro de Berlin, la Palrna de Oro de Cannes o, definitivamente, un Oscar. La llarnada world music no hace referenda como en los anos cincuenta, a la musica etnica de cualq~ier parte,
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sino que alude a aquellos productos de exito dentro d~ la industrializaci6n global de la musica que se halla bajo el control de seis gr'andes compai'Has, todas occidentales u occidentalizadas (Sony, PolyGram, Warner, BMG, EMI y MCA), y que se reducen a dos iniciativas de peso en el caso de Internet: PressPlay (Vivendi, MP3.com y Sony) y MusicNet (BMG, Time Warner y EMI). . Una gran compai\fa japonesa como Sony compr6, a finales de los afios ochenta, firmas norteamericanas importantes como la Columbia Pictures y la CBS Records; y Matsushita Electric Industrial Co. adquiri6 el grup9 americana MCA, duei\o de la discografica MCA y los estudios Universal. Otros japoneses coparon enormes paquetes de acciones en varias industrias audiovisuales estadounidenses, pero nunca, segun escribe Roman Gubem (2000), aprovecharon esos medios para producir pelfculas de geishas o de samurais, sino filmes de gangsters, de vam,..Piresas y de cowboys que consume todo el mundo. I uYo no digo que me guste la globalizaci6n o que no me guste la globalizaci6n -declaraba Tom Ford, el director creativo de Gucci-, pero creo que la generaci6n que sigue a la mfa no conoce otra cosa. Ellos se encuentran expuestos a .}as mismas cosas al mismo tiempo y esto crea una nueva cultura en la cual, a lo ancho de todo el mundo, la gente desea las mismas cosas y vive al mismo lJiempo» (The New York Times Magazine, 2 de diciembre de 2001 ). ecClaro -dice Felix Tena, presidcnte de la cadena espanola Imaginarium, presente en varios pafses- que no vendemos en las cestas de la compra mortadela en los pafses arabes, pero, salvo maticcs culturales, el 95 % de los productos (1.400) son iguales para todos» (El Pafs, 11 de agosto de 2002). . Una excepci6n al dominio occidental en los med10.s ·de comuntcact6n . . es 1a emtsora · STAR TV (S"'tellite Tclevt... 22
sion Asian Region), cuyo dueno es el americanizado Rupert Murdoch, que emite desde Hong Kong a 38 pafses con una audiencia potencial de 2.700 millones de perso~ nas, pero ni siquiera asf sustituye a las oleadas mediaticas de Occidente. En China, en abril de 2002, uno de lo~ programas favorites era Expedience X y otro Teletubbies. El Survivor norteamericano y el espai'iol Supervivientes, se llama en China Acercandose a Shangri La. La MTV Asia es una prolongaci6n de la MTV Europa y los telefilmes mandarines de Taiwan se programan seguidos del ultimo capitulo de Sensaci6n de vivir. El gran ex.ito de MTV se debe, en primer lugar, a que en el mundo, en 2000, habfa 2.700 millones de personas entre los diez y los treinta y cuatro afios; y en segundo Iugar, a que el rock es un lenguaje comun que comparte el , planeta de los j6venes. c:Gustos locales? En atenci6n a ellos MTV programa un 30 %de musica intemacional y un 70 % de producciones locales. De esta manera la emisora es «nuestra» e internacional a la vez, se esta en el mundo y en la canci6n de la playa. En la India escuchan a su fdolo Sami mientras en Colombia a Shakira, en Taiwan a Jolin Tsai y en Rusia al duo Tatu. Todos, juntos, se mueven con Eminem. En cuanto a la cadena AI Yazira («La Isla»), nacida en 1996 en AI Qatar, posee, segun declaraciones de su jefe de redacci6n Ibrahim Helal, « •.. una cierta mentalidad occidental como base de nuestra polltica editorial» (LA Jornada, Mexico, 19 de noviembre de 2001 ). El propietario deAl Yazira es el Banco Islamico de Qatar, propiedad a su vez del emir Hamad Bsin Jalifa AlThan. La cadena se financia con anuncios de General Motors, Procter & Gamble y otras marcas multinacionales y norteamericanas. Su maximo reconocimiento internacional \o recibi6 de la fundaci6n holandesa Prince Claus, que le otorg6 un galard6n por sus «logros excep23
cionales en el campo de Ia cultura y el desarrollo», y como muestra de su modernidad e independencia le gusta ser conocida como «la CNN arabe». Su difusi6n global depende ademas de la empresa Echo Star Communications y de su satelite Disk Network. (.Como eludir, por tanto, Ia occidentalizaci6n?
En los afi.os noventa el 45 % de los productos del grupo Louis Vuitton se vendian en Asia y la moda occidental era, por antonomasia, «la moda». Desde Moscu a Taipei, Vogue, con 15 redacciones, o Elle, con 20, transmiten lo que se debe llevar o no llevar si se desea ser contemporaneo. El resultado es, por ejemplo, que en China la mayor cadena de prendas de moda, Layefe Street, con 167 establecimientos en 54 ciudades, es copia de Occidente. Este negocio, que cuenta con sede en Nueva York, lo fund6 en Shangai, en 1998, Chen Yifei, el pintor mas famoso y comercia! del pais en los comienzos de los afios noventa. Chen Yifei es totalmente chino, pero crea ropa totalmente occidental ( «Yifei Fashion») en locales decorado~ a lo occidental. El capitalismo de ficci6n borra las distancias doblemente: a traves del efecto del tiempo instantaneo y por abolici6n de los espacios distintos. Todo esta enseguida y aqui para favorecer la circulaci6n y la velocidad del intercambia, y cada vez menos hay un mas alla ex6tico que U,.;os amenace. El a rquitecto Rem Koolhaas habla de «ciudades genericas» (iguales en sus aeropuertos, sus centros comerciales, sus hospitales, sus oficinas) frente a «ciudades hist6ricas» convertidas ahora en centros o parques tematicos para su explotaci6n. Pudong, un distrito de Shangai situado en la 01illa oriental del rio Huangpu con edificios
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calcados de Estados Unidos, esta deliberadamnente orientado, segun dijo el primer ministro Zhu Rongji, «a transfonnarse en un Manhattan oriental». De otra parte, no es facil saber, desde las edificaciones de Shenzen, si se contempla Caracas, Houston o los docks de Londres. El des-; mantelamiento (o la demolici6n) de viejos distritos para dejar paso a autopistas y rascacielos forma parte de un vaciado nemotecnico para vivir en la estricta actualidad y en el «Iugar comun». Lugares de ninguna parte y de todas partes, apartados del mundo para componer otro mundo «producido». Espacios que repelen las adherencias y la radicaci6n, decolorados y homologados para fomentar los intercambios y el comercio facil. lOue otra cosa, de otra parte, significa la campaiia norteamericana para «democratizar» paises con la maxima celeridad militar?
A mediados de los aiios noventa algunos locales de Nueva York ganaron reputaci6n gracias a una melodfa ambiental que anulaba la distinci6n entre el exterior y el interior, el aqui y el mas alla, para convertir el ambiente en una unidad sin lindes. Dentro de esos recintos de moda (Lalandia, The Abstract Lunch, Electric Loung Machine, Molecular... ) se ofan pasos de peatones, murmullos de conversaciones, alarmas de despertador, rumores de impresoras, portazos, fragores del metro, disparos, sonsonetes de la radio o de la television. La humanidad se representaba amalgamada y confundida en sus huellas acusticas iguales. Los asistentes tendian a perder su identidad en una esquizofrenia donde, extraviada la barrera del sentido, se ingresaba en una inacabable transparencia. lUn delirio? lUna fatalidad? La globalizaci6n, escri1 bfa Pierre .B ourdieu en Corztrafuegos 2 (2001), no es un \efecto mecanico de las leyes de la tecnica o de la econo25
] mfa.' si~o «una ~reaci6n politica». Una ~~~t~ creaci6n del capttahsmo, umversal y desarrollado, dt.ngtda a establecer las mejores condiciones para su funcionamiento y dominaci6n. Una dominaci6n bla nda y cautivadora, tan eficiente, que no encuentra inconveniente en disfrazarse de chino en Suzhou ni de mexicano en Cuernavaca. Como al reves: no pone objeciones en importar chinoisseries para los jardines de Pari's ni serpientes emplumadas para decorar los restaurantes de Portland. Siempre, desde luego, que el resultado sea, al cabo, una desnaturalizaci6n de las diferencias y Ia globalidad del mundo se ofrezca como una misma cuhura propensa al desarrollo del negocio, Ia transparencia, el aroma indistinto y un mejor control.
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AMERICAN FLAVOUR
Estados Unidos ha sido a lo largo de los ultimos cincuenta aftos el maximo ambientador mundial. A finales del siglo xx, lo norteamericano habfa dejado de ser definitivamente esto o aquello: el Pentagono, la Barbie, los Simpson, Walt Disney, Madonna, Ralph Lauren o Wall ) Street. Cada elemento de ese surtido trascendfa su significaci6n particular, y conjuntamente su industria cultural habfa logrado transformarse en la cultura popular del mundo. Primero empez6 la fascinaci6n por sus industrias, por la cremallera, el chicle, el cine, la musica, el telefono, los coches, la televisi6n, pero junto a ello sobrevino la influencia social y moral: los divorcios, la competencia feroz, los derechos civiles, el feminismo, el superindividualismo, el estres, el ecologismo, el neoliberalismo, el voluntariado, lo gay, el shopping. Estados Unidos logr6 su destello de pafs magico a comienzos del siglo xx, alcanz6 el estatuto de primera potencia econ6mica en los anos veinte, logr6 un glamour humano en Ia decada de los treinta, su apoteosis en los cincuenta, arras6 en el mundo financiero durante los ochenta y se hizo Imperio mundial tras la cafd~ del Muro de Berlin, en 1989. Nunca antes en la historia de la huma nidad un pais reuni6 tanto poder:
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f ~Jguna vez dominaron eJ mundo dos o trcs grandes na~ clones, ·pero hoy nadic digcute &u hegcmon!a global. En cl &iglo xvt e1 mando imperial estaba en manos de Espa· t'la y Portugal; en el siglo XVIJ y xvtu prcdominaban Fran~ cia c lnglaterra; en e) sigJu X1X se irnponfan las escuadras inglcsa y alcmana; tra& ]a Segunda Guerra Murtdial SO· brevino un mundo bipolar con Estados 1Jnidog y la tJni6n Sovletica. Desde Ia cafda del Muro de Berlin, sin embargo, un solo gobiemo decide sobre Ia marcha del mundo y no hay rival oteable en el horizonte. "El futuro d e] mundo depende de nosotrosn, dijo el vicepresidente Dick Cheney cuando su Gobierno habfa decidido, en marzo de 2002, no descartar el empleo de armas nuclea· res contra el terrorismo y quien sabe contra que objetivos m~s. Luego lleg6 Trak.
Ning(In otro pals posee flota en mas de dos oceanos, pero ellos estan presentes en los cinco y seg(ln los presu· puestos para 2004, en ese aii.o gastan1n tanto en defensa como la suma del resto de los 191 pafses del globo. Chi· na. a la que se contempla como Ia naci6n susceptible de disputarle alguna influencia en el futuro, puede ser una bomba demografica, pero es s6lo un enano en annamento. Aunque sus gastos de defensa siguieran creciendo a un ritmo del 20 o/o anual, tardaria mas de cincuenta aflos en alcanzar Ia fuerza estadounidense de ahora. Tal superpoder uufado de arrogancia patol6gica ha hecho que Estados Unidos, tanto en lo militar como en lo financiero, se sienta legitimado a eludir sus obligaciones econ6micas en los organismos internacionales e incumplir tratados tan decisivos como el protocolo ecol6gico de Kioto, el convenio de minas antipersonas, Ia aceptaci6n delllibu\ nal Penal Internacional, etcetera. Este desequilibrio ha 28
derivadu en d i~tJntas fucm~ de perven~i6o y su im&ge n ante el mundo ha venido a dcu.-riorarse aJ punto de que, indu5<> antes de Ia guerra de lr
En 1994, cuando en Kuwait City McDonald's empez6 ( a dispensar hamburguesas en un McAuto, hasta 15.000 i clie.n~es fonnaron una cola de mas de 12 kil6metros para / rec1b1r el sacramento de Ia democracia y la modernidad. Ahara, sin ~mbargo, los simbolos de McDonald's son apedreados por las manifestaciones «antig)obalizaci6n» 0 29
por el odio al Imperio. El dato es circunstancial y leve pero ha alertado sobre la conveniencia de diversificarse en nuevas representaciones y otros productos afectivos. El poder de Estados Unidos es incombatible, pero la fuerza no basta para vender mas. El d6lar es usado en el 83 '% de las transacciones mundiales y las empresas con esa patria conu·olan mas de la rnitad de las riquezas terrenales, pero es necesario un nuevo rostro norteamericano para continuar. (Cual? Probablemente el rostro que llegue a hacer confundir lo norteamericano con el mejor ambiente «general», su poder con el poder de lo natural y su atractivo cQn los encantos de una oferta identificada con la maxima actualidad. Hay un Estados Unidos bronco, simplista y agresivo que se representa en el Gobierno de George W. Bush, intoxicado ademas por las convulsiones patii6ticas que hizo segregar elli-S. Como dijo el director de cine Michael Moore al recibir el Oscar por su documental Bowling for Columbine, en marzo de 2003: • Vivimos en un tiempo de resultados electorales ficticios que deciden un presidente ficticio que nos rnanda a la guerra por razones ficticias. » n ·as personajes como Bush, ~~a embargo, hay un ancho Estados Unidos que s6lo puede prosperar a trav~s de la interconexi6n y el contagio de Europa. principalrnente, y la interacci6n con otras culturas que su tetTitorio ya ha sabido recibir. Como el cuerpo de Dios, la hegernonfa norteamericana no muere sino que sc transforma para hacerse presente en todas partes sin que se la vea nftidnmente en ninguna. Porque lo nuevo, al fin. de Estados Unidos sera su aparente desapnri· ci6n en cunnto mnrca nortearnericana y su presencia en un •no logo», inspirado sin embargo en su imago. De esta manenl, su prosperidnd no se medin\ en altura sino en anch~u-a y. tambien, en una suave y decisiva profundidad . .. Efectivamen(e, nunca como ahora a Estados Unt<;los le
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ha convenido tanto vivificar su imagen y lograr influencia por contagio interior. El maximo desafio de Estados Unidos como del nuevo capitalismo en general es no hacerse notar en cuanto tales y trasmutarse en una atm6sfera ineludible y «natural•. Habra productos norteamericanos. Pero si se detecta ' animadversi6n a lo norteamericano se ofreceran aniculos europeizados, orientalizados, afrancesados, espanolizados, el pan Bimbo como si procediera del barrio o las galletas como si llegaran de Aguilar de Campoo. A fin de} cuentas el nuevo capitalismo no esta aquf para avasallar. s~ra hacer amigus. No espera obtener los mejores oenefidos de ser temido sino de ser encantador. Bush es Ia excrecencia de un capitalismo wilsoniano, un residue anacr6nico que se encargaran de barrer los mismos Estados Unidos y especialmente a traves de una cultura/mujer que ya estuvo cerca de llegar con AI Gore. El personaje 1ime para 2002 fue precisamente no una sino «tres mujeres»: Cynthia Cooper, Coleen Rowley y Sherron Watkins, quienes denunciaron Ia corrupci6n o la incompetencia de sus jefes varones en los escandalos que sacudieron a WorldCom, el FBI y Enron, respectivamente.
El proceso de cambio ha empezado antes incluso de la guerra de lrak, que no fue sino el peor sindrome de lo que en Bolsa se conoce como «rebrote del gato negro». McDonald's, la empresa insignia del capitalismo anterior, sigue el modelo «macho». La hamburguesa es mejor cuanto mas procede del musculo, y pretende atraer al consumidor con un Big Mac g.i gante. Pero esta f6nnula significa hoy rechazos, querellas en los tribunates condena social. McDonald's ha tenido recie ntemente e~ contra al mis mo bufete de abogados que gan6 una indemniza31
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. ci6n multimillonaria contra las grandes compaillas de tabaco. Ame esta ofensh'
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~xitos norteamericanos del siglo XXI•, declaraba Robert J. Thompson, un catedratic.o de cultw-a popular de la
Uni\'ersidad de Siracusa (Business Week 9 de septiembre :ie 2002). Un exito norteamericano que, a diferencia de los clasicos triunfos norteamericanos, no obedece a un producto de traza norteamericana. Aunque mejor dicho: es ahora lo mas norteamencano que se pueda imaginar. El invento m~_ge~nte-none~~oy. _ Porque--fo caracteristico del capitalismo de fi'CCl?n que lideian notablememe los norteamericanos es Ia con-_ versi6n del aniculo en gran artificio, Ia replica de lo real) en Jo cfantastico•. El cafe de Starbucks no es el \'erda~S!.! ro cafe C!e---Ios tradicionales cafes. Pero curi.osamente Starbucks des-b;;;ca:mciuso- enWena, a1 buei":t cafe tradicional El cafe vienes posee mayor valor de uso pero no puede compararse a Starbucks en su valor de cambio. El cafe tradicional arrastra el peso de la historia, .mientras que e) de Starbucks, siendo un cafe aparentemente igual, puede beberse sin molestos vestigios. Los viejos cafes son tan autenticos que llevan incluso los bajos precios de antafio mienrras los de Starbucks son excitantemente caros, supetverdaderos a~_!_culos -de.mo.di -:_:_ - -- ------El capjtalis1ilo de ficci6n trata con la re~ara desprenderla de la peste de lo real, compone ~o~~e di'ce en Ia tele- una crealidad fonnateada .., una realida~ co~olada y chic, desprovista del ol~~- c;I_.e. la. edad, libre del pnngue--hist6rico.- He1mutSpudi~h, responsable empresarial del djario austriaco Der Spander, predecia en · septiembre de 2002 que los Starbucks atraerfan a una gran mayoria de gentes porque c The coffehouses in Viena are nice, but th~y are old. Starbucks is considered hip» (Los cafes en V1ena son borutos pero son viejos. Starbucks s~ considera de moda). Con eso se dke todo. Lo que pud1era parecer insufrible artificio puede ej.ercer to33
lll[ln]CASAN JOAQum
SISTEMA DE Bl~UOTECAS PONTl!=ICIA l:.c. ;)E CHI:..E:
davfa, en nuestra posmodemidad o modemidad liquida, una rara atracci6n. La realidad se dobla en la irrealidad o viceversa, como forma de defenderse del pasado en bruto, del sabor sin fascinaci6n.
Tanto McDonald's como Starbucks han sido denunciados por la precariedad de sus remuneraciones y las abusivas jornadas laborales. Ambos han recibido denuncias populares por perjudicar el medio ambiente y perjudicar la vida. Tratando de maquillar su perdida de consideraci6n por la opini6n publica, McDonald's envia fondos para los niiios discapacitados, declara defender las especies amenazadas y canaliza donaciones para obras beneficas. Entretanto, Starbucks ha creado las elegantes stock options para sus (explotados) camareros en seiial de que tambien deben considerarse «del negocio». 0 que son tambien ellos, en Ia ficci6n, empresarios. 0 creadores, artistas, aventureros. El gran potencial, en fin, de Estados Unidos, antes y ahora, no se encuentra en sus armas, con ser tan demolefdoras. La mayor facultad de Estados Unidos no reside en Jvencer sino en vender. Con el 5 % de la poblaci6n mundial su producci6n equivale al 43 % de la economfa del mundo, cuyo estilo marca, a despecho de las aparentes resistencias, el nuevo capitalismo de ficci6n y en coincidencia con la nueva epoca del estilo posmoderno.
A mediados del siglo XIX, Alexis de Tocqueville confesaba que habia visto en America «la imagen misma de la democracia», pero ahora esa imagen es la cara de la posmodernidad, y de sus ademanes. La modemidad, el mundo racional que se fund6 en el siglo XVIII, fue una cons34
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es un tnxccl·6n europea, pero la posmodemidad _ . fiuto es·a1 te norteamericario En la modern1dad pecl men · . predominaba la raz6n universal, pero la posmodern1dad, acabado el mundo bipolar, globalizados.los mercados, es el reino del multiculturalismo. Y, prec1samente, los norteamericanos encarnan a los grandes gestores y amantes de la mezcla de estilos, del kitsch, del zapping, los snacks, los links de Internet, los videoclips y los cambios rapidos: en la empresa, en Ia casa, en la pareja, en el look. Frente ala importancia del rito y la categorfa, la posmodemidad enfatiza el valor del momento; la historia se aligera de peso en la identidad de los objetos o las personas; la tradici6n se fragiliza, el linaje es un ropaje gaseoso y el presente viene a ser practicamente lo unico s6lido. Asf, en Estados Unidos, nadie pregunta por el pasado de nadie sino por su inminente actualidad, ya sea a Ia hora del empleo, de la residencia ode la boda. La posmodemidad, propia de la extensi6n de la democracia y su cultura de masas, llega acompaiiada de un descenso de nivel, una tendencia a la puerilizaci6n y un gusto creciente por lo mas simple, como saben explotar especialme~te lo~ ~orteamericanos. La cultura mode rna era compleJa y ehtista, pero Ia cultura posmodema es inmediata y vulgar. La meditaci6n, Ia filosofia fueron europeas, pero el entretenimiento, el cine, la televisi6n, son tipicamente norteamericanos. «Quienes estan contra la televisi6n son los mismos que estan contra Estados Unidos». decfa Silvio Berlusconi en su campafia electoral a la presidencia italiana. La posmodernidad ha abatido las fronteras y ha cread~ un espacio general, cada vez mas homogeneo en su miXtura. Estados Unidos representa de antemano este ~~ndo formado por la juntura de decenas de etnias y rehgtones, como desde hace afios se observa en las escuelas
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publicus d~ Los Angl:<'.les o de Nue\'U. York. En Europn se npcln todn\'in n las vit-'jns scj\ t\S nacionntes. rdigiosns o ~t nkas. hny odios y g\t~tTUs por estas cnu n·-, p~ro el mundo posmodet-no viene a ser lo contrurio a este fnnntismo de la idemidad. La posrnod~rnidad, con1o el cupitnlismo de ficcion. tiende a In combinaci6n, la sup\!rposid6n, el col}age, y esto ~ justa m\!.nte el m ejor Estudos Unidos. No importa que Bush hidera creer en la cara m~s c1uel de su pais. No hay nad a que juegue m as alegremente con las ideas. la gesti6n del dinero, las culturas, las modas, que la superindustria de la comunicaci6n y el entretenimiento norteamericana. Una industria que lleg6 unida a un talante optimista basado no s6lo en las pantallas, sino en el espfritu de colaboraci6n y alianzas que desde 1945, principalmente, extendieron Franklin Delano Roosevelt y Harry Tnlrnan. iHa concluido esta corriente de simpatfa? George W. Bush y su adrninistraci6n abandonarfm el poder y el mundo reconocera otro Estados Unidos; precisamente la mas sutil prolongaci6n del american flavour que a lo largo de los ultimos cien anos ha recubierto p rogresivamente la realidad del rnundo como un efecto de su propia rnodernizaci6n.
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APRENDIENDO DE LAS VEGAS
En «El Aleph», Borges habla de un Iugar («una pequefta esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor») qu.e pennite ver los demas lugares desde todas las p~rspectl vas. Las Vegas es tambi6n, bajo otros puntos de v1sta, ese espacio c6smico desde el que pueden reconocerse algunos aspectos del nuevo capitalismo de ficci6n y entender, a trav~s de la propia evoluci6n de Ia ciudad, la ultima metamorfosis del sistema. Las Vegas, simb6licamente, no se encuentra en ning(In Iugar determinado. Carece del arraigo que la trabarfa a un entorno marcado o de la pesantez documental que la sujetarfa a la historia. Naci6 como un artificio en el area desmarcada de un desierto y se comporta, desde entonces, con Ia liviandad de un espejismo. Parece no pertenecer a este mundo, constituyendo a Ia vez lo mas mundano; y es lo mas evanescente siendo lo mas proteico que se pueda dar. En Las Vegas se mezcla practicamente todo: hay fragmentos del pasado y del supuesto porvenir, muestras de Oriente y de Occidente, murales kitsch y cuadros de Van Gogh, una edificaci6n del Guggenheim y otra del Bazar de Estambul, una figuraci6n de los canales de Venecia y 37
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S o rion· tnks y bt\hami tmv~ de lo ck•Si\pl\l'e "lcln ciuctnd de los ai'\os cln~n<-nt. , C\\IHl\lo d mt pflck (Snmmy Dnvls, f'n\1\k Sinl;\· tm. Dcon Mf\ t'tin, Joe Dlshop y Peter Lnwf01·d) crc6 In mih login de lo v~ rdndern lns Vt>gns. Asl. com o si uno cspim1 enlnznrn l' t'l: \lid 'd y su r~plicn. el mito y el timo. ln chad \d se ho ilwlonado de sf y dt'~ul~ su delirio es posibl~ pewfvlr sin t~rmlno. Su eje mplo. en pl~nn ern turistku. sc sigue uhorn en muC'hos otrns !,Yl'tmcks ciudad!!s del mundo nltnml'nte in· tt'rt' ' ados en su enmncipnci6 n de Jo reol. volcndns en la florc".iente explo tncio n de lo ficticio.
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Nadie dudn hoy de que ellibro Aprendiendo de Las Veg(JS (1972), de Robert Ventmi, fundador dd postmodern, constituye algo m6s que una propuesta estetica en Ia nr· quitectura. Pnrodias de la ciudad de Nueva York se hnn 38 !
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Libeskind es ya menos arquitectura que escenografia, menos funcionalidad que ret6rica. Por aiiadidura, ese diseno podria valer para cualquier Iugar del mundo y nace como un objeto descontextualizado con el fin de potenciarse en cuanto simbolo delirante, generador de espectaculo y oportunidad secreacional.
La Tate Modern inaugur6 en la primavera de 2001 una exposici6n, • Century City•, dedicada a examinar las rmetr6polis modernas. En un primer estadio, en el capitaHsmo de producci6n.la urbe hizo las veces de un campamemo donde habitaba el ejercito !aboral de reserva. Mas tarde, en el capitalismo de consumo, Ia ciudad fue el Iugar donde brillaban los objetos del deseo. Ahora, en el capitalismo de ficci6n, Ia ciudad deja de ser contenedor para ser ella misma, en cuanto objeto, Ia que ingresa en 1el proceso de producci6nHoy no bastan los escaparates o los anuncios luminosos, los restaurantes y los sex shops, como una oferta de Ia urbe. Ahora, Ia misma urbe se ha c~nvertido en objeto •encantado», version soiiada de sf misma que transporta hacia una segunda y encarecida realidad Ciudades enteras que se autoexaltan en forma de parques tematicos, ferias de nueva pla nta como la Potsdamerplatz de Berlin con obras de arquitectos estrella (Renzo Piano, Helmut Jahn, Arata Isoza.ki, Rafael Moneo o Richard Rogers), demarcaciones de ocio que copan barrios enteros, waterfronts, continuos remedos multicolores de Disneylandia. Efectivamente, las ciudades hist6ricas se emplean ya poco para residir. Son hoteles y locales de copas, restaurantes, museos, cines, pasajes comerciales, oficinas e iglesias antiguas, todo dentro de un pack. La ciudad ha demostrado su repertorio de fantasfa interminable: Ion-
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jas convertidas en videotecas, mataderos acondicionados como teatros de 6pera, carceles y hospitales volcado s en museos, palacios convertidos en paradores, catedrales iluminadas como grandes milagros. La dudad se reconstruye como espacio teatral y se autocontempla como un . · tinglado donde los v:isitantes son actores, protagonistas de un concurso televisivo o turistas-fot6grafos que se afanan por captar la vision de la visi6n, Ia foto que aparece en Ia postal, el acta ilustrada de su visita. En el capita11smo de producci6n, las ciudades se situaban cerca de los lugares donde abundaban las materias primas para la producci6n industrial. En el capitalismo de consumo, las ciudades crecieron como centros de comercio y serv:icios. Ahora, en el capitalismo de ficci6n , sin eludir atributos de otras epocas, Ia condensaci6n urbana se ofrece como un artilugio recreativo o aventurero, dispuesto para el entretenimiento. Como Las Vegas, las ciudades se surten de juegos, atracciones, rincones divertidos; se iluminan, se maquillan, se rehabilitan, se hacen arquitect6nicamente vistosas y estimulantes. Su materia de explotaci6n son los turistas y su negocio capital el show. No importa que la ciudad sea funcional, lo que cuenta sobre todas las cosas es que alcance categoria de espectaculo. Asl, dentro del show business, junto a las top ~ models, las _actrices, los cracks del deporte, los cantantes pop. las pnncesas, se encuentran las ciudades estrella. No importa la vida que todavia subsista en Ia ciudad y en algunos de sus barrios, porque incluso estos nucleos de residentes, supuestamente "salvados)l) del cambio urbano, adquieren el productivo papel de extras en la pelicula que presencia Ia remesa turistica. Una marea tan poderosa que derrama multiples puntos de vista contaminantes Y a partir de los cuales la ciudad, antes o despues, trastoma su aspecto para atender a sus visitas. 41
No es, pues, siempre Ia ciudad la que llama al turista, sino que es el turista quien pide a la ciudad que se desprenda de su ·naturaleza real y responda a la fantasia. Responda doblemente: convirtiendose en una urbe simb6lica y transformandose en un centro util para el tiempo libre. De ambos movimientos cruzados nace Ia nueva ciudad producida. Una segunda ciudad hecha ficci6n para agradar de acuerdo con la demanda de la clientela. Un producto destinado, en fin, a ser degustado en Ia superficie del entertainment.
Pero si ~te es el proceso de desrealizaci6n que han seguido las ciudades con alguna densidad hist61;ca, en el otro extremo se encuentran las sprawl cities (ciudades reptantes) que se esparcen como la grama en tomo al dibujo de los aeropuertos y los recintos tecnol6gicos. En el pasado, el lugar estrategico de la ciudad era, por encima de todos, la puerta. Mas tarde, ese punto clave fue el puerto y luego, en el auge industrial, apareci6 la estaci6n de ferrocarril. En el inmediato futuro, la ciudad bullira alrededor de los aeropuertos y los grandes cruces que permitan las conexiones entre los trenes de alta velocidad, los aviones y los complejos de autopistas. Estas urbes apaisadas y sin confines crecen ya sin otro disefio que el instinto del negocio y la velocidad de la especulaci6n. lPlanificaci6n?: «La corrupci6n desempei\a un importante papel de planificaci6n», dice el celebre arquitecto Rem Koolhaas. La ciudad tradicional se ctematiza» para atraer tudstas y, paralelamente, Ia computerizaci6n genera una ciudad multicelular, aceleradamente expandida. «Hay algo detestable y espantoso en Ia idea de una extensi6n amorfa, en la figura de ameba abriendose paso en el campo, 42
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porque esta es la antftesis de la idea tradicional de ciudad, cercada, abarcable y ordenada•, deda Emrys Jones en Metr6polis (1992), pero asi se conforma Ia residencia del capitalismo de ficci6n, deducida del contagio que genera el patron norteamericano. . Los urbanistas hablan de posciudad para referirse a estas extensas megal6polis cuya proporci6n supera todas las escalas conocidas y donde la historia ya no cuenta. En estos aiios, en el Rio del Perla, Ia megal6poli formada por Hong-Kong-Shenzhen-Cant6n-Macao-Xhuhai esta tejiendo una de las principales configuraciones financieras y comerciales el mundo, dotada con 5 aeropuertos y compuesta por 50 millones de personas. El centro,~ Shenzhen, fue una ciudad de pescadores con 30.000 habitantes hace quince anos, pero ahora' su poblaci6n rebasa los siete millones. ilrracionalidad? iSupen·ealidad? «El pais del futuro se ira transformando poco a poco en una red de extensas areas suburbanas separadas entre sf por territorios despoblados», escribe Robert Kaplan (1999). De hecho, de las 25 grandes c~udades que habfa en 1950 en Estados Unidos, 18 han registrado un descenso en su mlmero de habitantes mientras que la poblaci6n de las areas perifericas ha aumentando en mas de 75 millones. Dentro de este contexto, el condado de Orange, en California_. una de las regiones mas ricas y famosas de Ia naci6n, no puede definirse ni como ciudad ni tampoco como zona suburbana. Se trata de un mon6tono entramado de 2.000 kil6metros cuadrados de calles residenciales, complejos comerciales y bloques de oficinas desprovistas de centralidad. A este fen6meno, los especialistas lo han llamado technoburbs (Robert Fishman), urban villages ~~enneth Jackson), middle landscape (Peter Rowe), edge elites (Joel Garreau) o, sencillamente, modelo «pOsurbano». Un modelo f ormad o por anc h as reg10nes . . sm 43
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or ieltladus a pwcuror· eJ bknc~ wr (!c Jon t'c:!sJtlcJHcs y n cvitut In p fobub!IIJucl d~ ut1 CtJil0Jc .. to. Pot' ejen1plu, pu~Jc n pt·uhlb1rsc to~ v1.~~tit lU o loo h'J~a· rt8 (l e11pu~8 d ~ dt
xlmo de los pcrros pom no provocnr nlru·ma, dlt: rar Ja f<,r·
mn <.h: los nHJt l>lcs de lus ten·u~[llf, el colfJr do las parc:dc• lrllt!J'Io,·es vlsiblt:s ,h,>sdc el exterior. En fot·t Lauderdale, Flol'ldu.. lo dlrcccl6n de un condomlnio prcscrlbl6, pnr cjemplo, o uou pnrejo que dcjar·u de cmtr·ur y salfr de su vivie ndn por lu puerw de utnis porque eswban nbrlendo · un cnmlno no planeado sob re Ia hierbn, y en Monroe, Nueva Jersey, la dircccl6n de unu ClD d e rnand6 .a un pro· pletario porque su csposa, de cuarcnta y cinco af\os, te· n!a tres a l'\os menos de Ia cdad m!nima n ecesaria para ser admitida, de modo que los tribunales requiriero n a este hombre para que vendiern, a lquilase la casa o viviera en ella sin su esposa (Jeremy Rifkin, 2000). Dentro de las diferentes modalida des de las CID h ay ( urbanizacioncs destina das a parejas sin ninos que debe- ·, r~n abandonarse en caso de alumbramicnto o de adop- ; ci6n, hay CID para solteros, CID para matrimonies en los ; que ambos trabajan, CID para jubilados, CID para gentes · que disfrutan un determinado nivel de renta, CID s6lo ..
para cristi'anos. Los habitantes de tales unidades adquie· ren el acceso a la supuesta ciudad ideal, tan termina nte en su .identidad como extirpada de amenazas, libre de basuras, ruidos, olores pestilentes, contactos con pobres. La CID es como la naturaleza desinfectada, )a vida ban·ida de bazofias, filtrada, aromatizada y barnizada. Una ciud ad cuyo modelo pionero fue, significativamente, Celebra tion, una urba nizaci6n concebida con Ia felicidad d e Disney. 45
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Celebration, que se erigi6 en 1994 a menos de dos kil6metros de Disney World, fue disefiada en su to talidad por arquitectos famosos: Ia oficina de correos fue proyectada por Michael Graves, el ayuntamiento es de Philip Johnson y Ia oficina del SunTrust Bank corresponde a Robert Venturi y Denise Scott Brown. Otros grandes profesionales como Cesar Pelli y Robert A. M. Stern, urbanista-jefe de Disney, plasmaron su marca en algunos apartamentos y hasta en un hos pital. Dentro de esa ciudad ideal no deben existir, claro esta, ni McDonald's ni Burger King. Y, de Ia misma manera, ninguno de sus habitantes desea tropezarse con supermercados baratos como Sears o Wal-Mart. En sustituci6n de esas birrias, los vecinos compran en Chambers Jewelers, L'Occitane, Village Merchantile o Wyland Galleries. Hay siete tamaflos de viviendas en Celebration, elegibles cada una en seis estilos diferentes (Colonial Revival, Vtetorian, Classical, Coastal, French y Mediterranean). Cada residencia cuesta un 20 % mas de lo que se pide por una similar en los alrededores, pero cuenta con el valor anadido de su exclusividad aderezada por Ia marca que procura la firma de los arquitectos. Actualmente, el 90 % de los 15.000 habitantes seleccionados posee ordenador personal de Ultima generaci6n; hay Intranet y correo electr6nico gratuito, 800 PC para una escuela de 940 estudiantes, 450 conex.iones de cable coaxial de doble direcci6n, unidad de urgencias y parque de bomberos. Como corresponde a su naturaleza ideal, dentro de Ia ciudad -no hay necesidad de protegerse, las ventanas no tienen rejas, los niftos juegan en los jardines, los ancianos pueden pasear y reposar conspicuamente. Incluso la arquitectura elegida imita el estilo de final del siglo XIX, como una maniobra para escapar de los rigores contem46
poraneos y domiciliarse en las paginas de un cuento. «Fundado en 1905,., puede leerse sobre, alg(ln dintel cuando la ciudad se inaugur6 hace menos de veinte anos, pero todo es, en fin, al estilo aprendido de Las Vegas. _ De hecho, en Celebration, un hilo musical ameniza las plazas y las calles como si se ingresara ciertamente en· una tfpica .especialidad de Disney, siendo Disney la felici-l dad terrena adonde es posible huir. • We sell happiness, (Vendemos felicidad) es e1 eslogan de Disney. Porque "Felicidad es eJ mejor producto del mundo», adara Tony Altobelly, ejecutivo de Walt Disney Attractions. El mejor articulo de la industria urbana y global del entretenimiento. Significativamente, la pelfcula El show de Truman, de Peter Weir, no esta rodada en el interior de unos decorados idllicos sino en el •idilico pueblo real» que disefi6 el equipo de nuevos urbanistas llamado Seaside. Este pueblo de casas de madera y vallas blancas en evocaci6n del mundo feliz de las pinturas de Norman Rockwell se llama Seahaven y fue proyectado en la costa de Florida por los arquitectos Andreas Duany y Elizabeth Plater-Zyberk en Ia decada de los ochenta. Truman es, en ingles, true man, el hombre verdadero, y su apellido «Burbank» hace menci6n a una zona de Los Angeles donde se concentran la mayor parte de los grandes estudios cinematograficos y de televisi6n, desde la NBC hasta Universal o Disney. Truman Burbank se ofrece, pues, como el cara a cara entre verdad y artificio, entre falsificaciones y verdades co~o pufios, entre pufiados de realidad y di-versiones sin llm1tes. ·
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DIVERTIRSE HASTA MORIR
Erich Fromm sostenfa hace medio siglo que el Estado estaba interesado en crear individuos deprimidos porque gobernar a unos ciudadanos mustios seria siempre mas facil a efectos de su manipulaci6n. AI ciudadano decafdo o macHento se le suponfa menos dispuesto a protestar, pero c:que decir de aquellos otros que se sientan divertidos y alegres? c:No protestaran todavfa menos? El desideratum del capitalismo de ficci6n es entretenernos, divertirnos, ((amusing ourselves to death», segun dice el libro de Postman (1986). Gracias a estar entretenidos somos buenos clientes, ciudadanos tan felices e hiperactivos como niiios. De 1940 a 1950 Ia industria de Defensa fue motor clave en el desarrollo de Estados Unidos, pero desde hace poco el primer Iugar lo ocupa ventajosamente el sector del entretenimiento. En Gran Bretana trabaja actualmente mas gente para generar entretenimiento (pelfculas, musica, videojuegos, televisi6n, software, teatro) que para explotar las minas de carb6n en los tiempos del imperio britanico. El mundo sigue, ciertamente, afrontando calamidades, guerras, hambrunas, paro y crisis financieras, el planeta no cesa de recalentarse, pe!o incluso en Ia ad-
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versidad, como demostr6 Argentina en 2002, crece la demanda de entretenimiento. Los efectos de la globalizaci6n han resultado tragicos para millones de personas, pero en Barcelona las manifestaciones antigloba1izaci6n plantearon los enfrentamientos ante el Consejo de Europa ( 15 de marzo de' 2002) con el siguiente programa de actos: 9 h: uPedalada intergalactica.» 9.30 h: cCaza lobbiEs (contra los grupos de presi6n).» 11 h: cPintada de un mural zapatista.» 16.30 h: uReparto de palomitas transgenicas.» 18 h: cCirco para den~nciar el circo gris y criminal del imperio globaL» Los rebeldes se conducfan como niiios Y se expresaban como parvulos, desfilaban disfrazados de piratas o de payasos y tocaban los timbales, bailaban o cantaban en una atm6sfera que recordaba un curnpleaiios escolar. c:Los anarquistas? Los autoproclamados de Ia CNT se habfan pintado Ia cara de blanco y negro, y a su Iado desfilaba otro grupo en defensa de la clase oprimida que se autodenominaba «fiambrera Obrera». Ni siquiera las manifestaciones contra el hambre o 1~ guerra de Irak debfan ser completamente malhumoradas. La gente no las soportaria. La lucha contra la situaci6n de los mas debiles puede realizarse s6lo a base de maratones y de vigorosos conciertos de rock, mientras la batalla en pro de los desharrapados se apoya permanentemente en Ia subasta de abrigos de actrices. Lo de verdad rentable es aquello que pasa por el expediente de ]a mejor distracci6n. _/ En Gran Bretana, un estudio del Henley Centre ha constatado que los desembolsos en ocio y diversiones h_an sobrepasado, incluso en los ultimos tiempos de criSIS, a los de comida y bebida en el presupuesto familiar Y datos del informe Communications Industry Forecas; 2000 apuntan que la tasa de crecimiento en los dividen49
dos obtenidos por peHculas, musica y juegos interactivos en Occidente s6lo es comparable al espectacular desarrollo de Ia informatica hace diez aftos. El historiador y analista mediatico Neal Gabler ( 1998) sostiene que la revoluci6n del entretenimiento representa la mc1s poderosa fuerza social y econ6mica de nuestro tiempo, y Michael J. Wolf ( 1999) o Jeremy Rifkin (2000) auguran que el sector alcanzara un 50 % del PIB norteamericano en 2015, lo que decidira en buena medida la economfa del futuro.
Daniel Bell pronosticaba en lAs contradicciones culturales del capitalisrno (1977) que el sistema, a estas alturas del siglo XXI, padecer{a la incompatibilidad entre su origen calvinista, austero y puritano y el hedonismo del consumo. No se comprueba, sin embargo, que esta antftesis provoque por ahora ningun desarreglo, sino mas bien ganancias de diferentes generos. Tan altas para el sistema que, seg(ln R. McCraken, antiguo presidente de Silicon Graphics, Inc., la supremada estadounidense no se basaria tanto en su industria armamentfstica como en la potencia de su producci6n de entretenimiento e informaci6n (Business Week, 14 de marzo de 1994). Y no se trata s6lo de Estados Unidos. En Espana, en los ultimos aftos se han construido hasta 60 parques de ocio -entre tematicos, acuaticos, de atracciones y zool6gicos- que recibieron, en 1999, mas de 21 millones de visitantes. Desde Port Aventura a Isla Magica, desde Ten-a Mitica a San Martin de la Vega, se han abierto las puertas al legendario mundo de Universal Studios, Paramount o Warner Bros. E incluso Teruel, «el Iugar inexistente», cuenta con Din6polis, un parque dedicado a los dinosaurios. 50
Antes, los magnates eran los Carnegie, los Rockefeller, los Krupp, los Vanderbilt, mientras hoy se.habla de Rupert Murdoch, de Ted Turner, de ~ich~el E~sner, que han presidido o presiden grupos mulumed•.a o~entados a generar una omnipresente melaza de dtvertlmentos. Mas aun: las fronteras entre entretenimiento y casi cualquier · cosa se confunden cada vez mas. Nike ha desplegado en los ultimos diez aiios una cadena de locales, los NikeTowns. donde no s6lo se trata de vender artfculos deportivos sino de teatralizar, con juegos, sonidos y grandes pantallas, la excitante atm6sfera del cosmos deportivo. The Planet Reebok y la supertienda Adidas de Berlin, capaz de convertirse ademas en discoteca al anochecer, son algunas de las replicas de la competencia que, en general, ha introducido en sus establecimientos lo que los libros de empresa han bautizado como el e-factor, factor entretenimiento.
Un enorme centro comercial con e-factor es, por ejemplo, el superparque Xanadu, de 125.000 metros cuadrados, propiedad de Mills Corporation, que ha explotado con exito este concepto en 12 localidades de Estados Unidos y ahora planea propagarse por Europa desde su emplazamiento en Madrid. En Alabama, la Riverside Galleria, un centro comercial semejante a Xanadu, es desde h~ce unos anos el principal foco turfstico del estado, y lo m1smo ocurre con el centro cornercial McCane en Arkans~s Y con el Potomac Mills en Virginia. De otro lado, vanos megacentros comerciales como el Easton Town Center en Columbus (Ohio), el Bluewater Mall en Londres o el Mall .of America · . · en Bloommgton (Mmnesota) se han converttdo en lugares d e resonancta . 1nternac10nal . . al punto que este ultimo, con mas de 12.000 empleados, 520 co-
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m ercios, dcccnas de rcstaur~ntes y discotccas •. fuc dc::fini· do en 1995 por Ia rcvista Lt(e como el c.c m:ls 1mpo rtante centro famili ar p ara las vacacioncs,.. Ni el Pcntagono proyect6 un apa rcamiento mas amplio que el de este cuartel del ocio, donde estacionan 30.000 coches. En el mundo, s6lo otros pocos malls coru;iguen superarlo: el West Edmon de Canada, co n una superficie equivalente a unos 100 campos de fUtbol, y el gigantesco Crow Resort en Melbourne, con casi 2 millones de m etros cuadrados, un hotel de 500 habitaciones, 40 bares, 25 restaurantes y . el segundo casino mayor del planeta. «El entretenimiento trasladado a los locales comerdales sera el mas significative fen6meno del nuevo siglo», decfa el director de la Fashion Network Report en 1998. No exageraba: Sam Good, Tower Records, Musicland, Virgin Megastore han capitalizado en formidables espacios el gozo de la musica, y tanto Turner Entertainment, Warner Bros o MGM como los almacenes Wai-Mart han dotado sus centros del llamado entertailing, contracci6n entre entertainment (entretenimiento) y retailing {venta al por menor). Buscando diversion infantil, McDonald's y Disney han juntado las hamburguesas con La Bella y la Bestia, El Rey Le6n, 101 Dtilmatas o Pocahontas, y, para los adultos, Ia diseiiadora Amaya Arzuaga mezcla en su tienda Ia ropa t con la cata de vinos y aceites, -.Carolina Herrera invita a vino o zumos en Ia planta baja y el Templo del Cafe en Madrid es un local donde use vende todo», incluidas sus ·;: sillas, mesas, Iamparas o esculturas. Los modelos de la cadena Planet Hollywood, Harley Davidson Cafe, Hard Rock Cafe y Dive componen Ia am- 1 plia lista de establecimientos dentro de Ia cual el Rainforest Cafe es, segun su propaganda, «un 1ugar salvaje para comprar y para comer». En ese local pueden adquirirse
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wda clasc de objct.os para accedcr a Ja selva (cremas, c~ machete~) o para vivir ecol6gicamcnte a Ja pu.erta de caba. AJ Condo de Jas jnsta.M Iacioncs se encuentra un resta urantc envudto e n un ~ que con palmcras, pajaros, pcccs y cascadas, siJ1.4:fs tapi- . zadas de picl de cebra y mesas de cocotcro. "iNuestro resta urante es un concepto exclus ivo y una aventura a traves del mas rcalista interior de la selva que nun.ca se ha creado! », dicen. Allf se sirve, sin transid6n, comida de Mexico, de Asia o de California, pero comer es lo de me-nos. 11 Your Adventure is About to Begin!» ,La calidad de la cocina? Un restaurante inaugurado \ en Colonia en mayo de 2001, el Unsicht-Bar (Bar Invisible), posee Ia peculiaridad de estar completamente a oscuras. Desde que se traspasa el umbra) se ingresa en las espesas tirueblas y un servicio formado por discapacitados visuales o ciegos absolutos gufa a Ia clientela hasta las mesas. Por razones practicas, Ia carta no incluye guisantes ni espaguetis, sino mas bien alimentos que puedan despacharse con los dedos o sopas para heber en tazones de doble asa. Los comensales, que tampoco logran verse entre sf, experimentan una desaz6n que no podra siquiera aliviarse con el reflejo fluorescente de relojes o m6viles. rigurosamente prohibidos. Como efecto de todo ello. el restaurante confiere al comensal un plus experimental que enlaza con los juegos practicados en los anos veinte por las vanguardias artisticas en sus «Cenas tacti- 1 les», aunque a otro precio. ,cenar? cComer? Lo principal i es probar algo mas que el sabor. Ninguno de los platos \ del Unsicht-Bar se denomina obviamente de una manera i tradicional o refiriendo su contenido, sino que reciben nombres como coleadas de mar verde sobre el acantilado&, «recreo de la amatista en el ocaso• , cperlas sobre el cuerpo amado• y otros versos por el estilo.
misctas, brujulas, vcntlladores,
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En Estados Unidos, algunas cadenas comerciales como Pottery Bam, Restoration Hardware, Williams Sonoma o Victoria's Secret han llegado a captar mas compradores gracias a sus sorpresas complementarias que a sus artfculos. Victoria's Secret ha conquistado tanto publico con su hilo musical que ha pasado a vender basta 15 millones de CD en dos afios y medio, tal como si se tratara de la banda sonora de una pellcula: Ia pelfcula o el video fantastico en que se ha transformado el comerdo. En Roma se abri6 un bar, Bar Parfum, donde los clientes olfatean y consumen fragancias francesas servidas en calices de crista} sentados detras de una barra, y en Nueva York los almacenes japoneses Felissimo son como templos de intimidad espiritual donde se auna el minimalismo formal y el {eng shui, Ia antigua filosofia china y la «arquitectura de la tierra». La estructura de este establecimiento se organiza a partir de una rotonda central denominada Dreamgrounds (suenos terrenos), con macetas, juguetes y revistas al lado de productos para el bano, inciensos y aceites. En el cuarto piso hay dispuesta una sala con menu de fusi6n y en Ia ultima planta, denominada Higher Ground, puede practicarse la meditaci6n como corolario. c.Se prefiere una mayor agitaci6n? En Seattle, los almacenes Recreational Equipment, Inc. (REI) de material deportivo se han provisto de montanas y cascadas artifi· dales y, entre sus aportaciones, destaca un montfculo es· carpado donde pueden probarse bicicletas de montana y una habitaci6n acondicionada con duchas de diferentes tipos para verificar la resistencia de los impermeables Y las parkas. La tienda ha log~do que sus atracciones figuren en las gufas turisticas. y as{ la cifra de visitantes reba54
a el mill6n y medio cada ano. Tambi~n en Estados Uni~os, existe Ia cadena Sharp Image, con objetos de diseno, adminfculos de oficina y artilugios de decoraci6n cuya mimosa fantasfa induce a pasar felizmente el rato. (C6mo asombrarse de que en negocios como este cobren pronto la entrada? Efectivamente, hay ya complejos que cobran · por entrar: se paga en el Minnesota Renaissance Festival, en el Gilroy Garlic Festival en California o en el Kitchener-Waterloo Oktoberfest en Ontario, autocalificados como «lugares de pasatiempo» y no de ningun modo como ccentros comerciales•, un concepto demasiado simple. De esta manera, como ha sugerido Jeremy Rifkin (2000), los espacios donde compramos, a donde viajamos, donde vivimos van camino de convea·tirse en un teatro donde somos ya actores y espectadores, clientes y artistas. El mundo tiende en fin, una y otra vez, a doblarse sobre Ia escenografta que va alzando el capitalismo de ficci6n porque, como afirma el famoso consultor internacional, Tom Peters ( 1992), «todo el mundo esta ya en el negocio del espectaculo». Las tecnicas del ilusionismo, Ia simulaci6n o Ia dramaturgia se han incorporado a la religi6n, a la educaci6n o a la guerra, y ninguna actividad debera quedar excluida del slzow busit~ess porque, en el capitalismo de ficci6n, las marcas mercantiles se transforman en motivo de experiencia Y los ciudadanos aspiran a no aburrirse nunca Y.no ~orir en consecuencia jamas, porque mientras nos dlverumos logramos mediante ]a atracci6n del espectaculo escapar a la atracci6n del tiempo a su peso y su extrema gravedad.
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CULTURA PARA NINOS
El termino que la agenda de publicidad Saa tchi & Saatchi emplea para calificar a los nuevos adultos progresivamente aniiiados es AABKA, que corresponde a las iniciales de «Adults Are Becoming Kids Again» (Los adultos estan volviendose ninos de nuevo). Renuentes a los sacrificios y Ia espera, exigentes del bienestar a corto plazo, familiarizados con las drogas, Ia nueva generaci6n profesa lo que Lipovetsky llama una «etica sin dolor», un quehacer que reclama satisfacciones sin entregar nada importante a cambio y menos todavfa por adelantado. Comer y heber caprichosamente y a deshoras, comprar compulsivamente son rasgos de una cultura contemporanea en Ia que el yo interior se alza ansiosa\ mente como la primera mascota. Porque quererse a sf mismo por encima de todo, amar al niiio que llevamos dentro, perdonar sus errores, reforzar sus logros, no permitir que bostece tristemente, es Ia base del discurso en los omnipresentes libros de autoayuda, tanto que el Henley Center llama a Ia tendencia Vice is Nice (El vicio es hermoso), aludiendo a la inclinaci6n infantil de procurarse satisfacciones continuas y urgentes. iLos adultos estan volviendo, en fin, a hacerse niiios? 56
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Ciertamente cada vez juegan mas: al tenis, al voleibol, al padel, al golf. Pero tambien se venden mas unidades de trivials, parchis, juegos de rol, etcetera. En Madrid, el carlos Sainz Center es un Iugar de convenciones donde ademas de las salas de reuniones, Ia cafeteria, las cabinas , de traducci6n simultanea y los comed6res reservados se ( ofrecen o:las mejores pistas d e karts de Europa» para que los ejecutivos puedan hacer carreras durante los descan- t sos. En diferentes corporaciones norteamericanas y europeas de informatica dejan llevar las mascotas al trabajo, y en algunas el correo lo reparte alguien disfrazado de Pato Donald. Las oficinas de la «nueva economia» estan repletas de motivos infantiles: muiiecos, estampas, balones, bicicletas, globos que recuerdan las habitaciones de las guarderias, y los empleados reproducen con las paintballs las luchas entre las pandillas «militarizadas» de su infancia. Contra Ia creencia general de que el videojuego es una afici6n reservada a niiios y adolescentes, las investigaciones han proporcionado abundantes datos para alterar las orientaciones del marketing y considerar, como nunca antes, su influencia sobre j6venes con capacidad de compra. En estos afios, segun relata Ja revista Newsweek (10 de marzo de 2003) los fabricantes de autom6viles se inspiran en los modelos de los videojuegos para sus nuevas producciones. El Concept S de Suzuki o el concept car Dodge Avenger se han basado ya en morfologfas de videojuegos y el productor del videojuego GT3, Kazu-\ mori Yamauchi, fue contratado por Toyota. En la actualidad, el arte de la automoci6n imita Ia vida virtual e, inversamente, ciertos coches reales son estrellas gracias a los videojuegos. ' Un estudio de Trend Letter para Interactive Digital Software Association concluy6, en 2001, que la media de 57
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edad de los usuarios es ahora superior a los veintiocho aftos, de modo que un videojuego modemo no puede ser ya una simpleza: facilmente posee un archivo de 5.000 sonidos, 100 melodfas y unas 10.000 voces que se oyen en tiempo real. La ultima entrega de la saga Myst (Myst Ill: Exile) en 2001 requiri6 un equipo de 25 profesionales, entre artistas, programadores y musicos, que invirtieron dos anos y medio de trabajo. Galerfas de alta tecnolog1a, como Game Works, han creado complejos con gran afluencia de adultos donde se alinean cientos de maquinas sofisticadas conectadas en mas de cien puntos geograficos distintos con realidad virtual, mientras la misma Sony ha declarado que su PlayStation no es tan s6lo un juego sino una «totally new experience», una experiencia totalmente nueva, e incluso un modo de vida («a way of life for teens and youngs adults») que ha procurado unas vent as de casi 100 millones de unidades a finales de 2002. «Do not underestimate the power of PlayStation!• No hay que subestimar este poder de la infantilizaci6n: En todos los campos, Ia cultura avanza hacia una extraordinaria complacencia de la figura del nino o la adoraci6n a la mentalidad del nino. Desde las religiones a Ia polftica, desde el arte minimalista a la literatura prerniada, todo es cada vez mas simple. Tan sencillo que un nino podra entenderlo y disfrutarlo como un adulto, o al reves.
Bajo el reino del psicoanalisis la infancia era un pozo de conflictos, pero hoy la puerilizaci6n general es el atajo democratico hacia Ia felicidad en masa. Nunca como en estos anos se han publicado tantos libros de psicologfa sobre la regresi6n a la infancia, ni se han registrado tantos fen6menos de j6venes que se resisten a ser adultos 58
(Verdu, 200 1). La escasez de compromiso politico, Ia sustituci6n de la critica social por el «Conservadurismo compasiVOD, Ia transformaci6n de los ritos religiosos en fiestas cantoras, el exito de libros con el lenguaje de los cuentos, Ia maxima audiencia de programas con el nivel . de secundaria, el aplauso entre todos los publicos de cintas parvularias, el retorno de los superheroes del c6mic, el aumento del consumo de golosinas, mochilas, gorritos 0 camisetas estampadas entre senoras y senores, han compuesto un fen6meno de actualidad social. En realidad no s6lo el paso de los anos ha querido ser borrado de Ia apariencia: ha tratado de borrarse tambien de Ia conciencia. Sin Dios, sin compromisos fuertes, los adultos mas j6venes se doblan o huyen hacia escenarios donde disfrazarse de otros personajes, como a menudo hace el nino. Ser como un nino se ha hecho equivalente a estar facultado para disfrutar con las pequenas cosas, aprestarse a vivir el quehacer como un juego y a confundir los juegos con Ia experiencia de Ia vida. Porque (que otra cosa explica mejor que el infantilismo Ia actual gran pasi6n que despierta el espectaculo deportivo, el rutbol, sobre todo?
Las ciudades ya no se inmovilizan con una huelga ge-\ neral, las paralizan los grandes partidos de rutbol. Los consejos de administraci6n y los consejos de ministros, las conferencias, las convenciones se interrumpen cuando se juega un encuentro decisivo. Los juegos deportivos eran hace poco mas de medio siglo practicas y eventos casi de elite, pero actualmente son el mas ruidoso fen6rneno de masas. El deporte, hasta el perfodo entre las dos guerras mundiales, constitu(a una actividad marginal y se promovfa con el objetivo expllcito de la formaci6n fisi-
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cay moral. pero hoy \.iene a ser una ~ent~ de expresi_vidad y desah ogo que recuerda a las ag1tac10nes de la m-
~ fancia . Saltamos, auJiamos. peleamos como s1. fuerarnos ninos y como si la vida hubiera adquiddo, dentro del estadio o ante el televisor. una composici6n que retrotrae a los episodios de la escuela. 0 bien: el hincha es sucesivamente un nino y un adulto. Un nino que se implica en el elrama del encuentro tal y como si fuera lo mas real y un adulto que emerge despues, deshaciendo o mitigando el simulacro. La derrota del equipo es nuestra derrota, pero, de inmediato, de ese perdedor escapa otro personaje cabal, un doble que contempla benevolamente la escena y puede distanciarla en uno u otro grado. c:Sera por tanto el partido solo apariencia de lo real? c:S6lo simulaci6n? No exactamente. Se trata mas bien de lo que Ehrenberg (1991) llama ficciones realisticas. Ficciones «realfsticas» porque traducen el mundo de lo real en otra realidad, aunque de orden mas leve. El rutbol brinda al hincha la ocasi6n de jugar con ediciones miniaturizadas de la \'ida; representa el miedo, Ia aventura, la injusticia, la amenaza, pero sin la gravedad de verse arrollado por elias. De hecho, Ia gran aportacion del espectaculo deportivo no es Ia burda imitaci6n de Ia vida sino su infantilizada reelaboraci6n. Los espectadores son afectados por el suceso del campo, pero el suceso es infectado a su vez por los espectadores-niiios. El suceso conmueve a los espectadores, pero los espectadores devueh'en esa emoci6n convertida en una fiesta. El rutbol se afianza, pues, como venial trasunto de la \ida gracias sobre todo a que transfonna sus remedos de Ia existencla en materia de entretenimiento y, con ello, neutraliza su perfil mortal. El show puede repetirse, pero Ia \-ida claro que no. La \ida necesita de nosotros al com-
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pleto para ser t·eal, pero el show, en cuanto ficd6n~ s6lo necesita del pulso infantil. Un yo en miniatura. El azar, la desigualdad, la adversidad, el individualis· mo. la cooperaci6n, el arbitrio se proyectan dentro del campo de futbol, y de ahf obtenemos Ia prueba de su vero·. similitud. Su ventaja. sin embargo, es que no es la dura verdad. Sabe a verdad pero s6lo como una prueba de que no nos engafiamos totalmente. Lo recreativo no suplanta por completo a Ia realidad pero viene a hacerse un hueco en la experiencia. Asf, en un partido de rutbol sentimos miedo o alborozo reales, aunque siempre dentro del ambi· to del pasatiempo; del tiempo que pasa sin llevarnos irre· mediablemente con ~I. Se trata, en definitiva, de una oca· si6n perfecta para experimentar una vida que hiere pero que no mata, que produce dolor y no destruye, que inocula una soluci6n y pueriliza. Se trata en fin de vivir como una clonaci6n realistica que recuerda el papel que cum- 1 plian los dobles de Sadam Husein. Una figura que puede f morir en un magnicidio, pero que realmente no muere I puesto que no es el. Es decir, el otro. Es decir, nadie. J
La importancia econ6mica del espectaculo deportivo se hizo posible con Ia llegada del capitalismo de ficci6n y prirneramente en Estados Unidos. El modelo noneamericano contaba con Ia larga experiencia de Hollywood y de Ia televisi6n, la perspicacia infantil y la habilidad en la gesti6n del espectaculo, pero el deporte tiene a su favor. a diferencia del telefilme o el cine, que su drama se de~ sarrolla sin gui6n previo, con procesos y desenlaces sin programaci6n segura, como la vida misma. Este factor de •realidad· que lo acerca tanto al genero de los reality s~s no supo explotarse antes, pero h oy es su patrimoruo supremo. 61
La NBA fue la primera organizaci6n que descubri6 Ia gran fuente de energfa econ6mica del espectaculo dcportivo, y el Manchester United -club de una ciudad industria] y protestante-, el primero que incorpor6 su marca a) circuito del futbol espectaculo. El Manchester United sc convirti6 en el dub mas va1orado del mundo (con ingresos de 32.000 millones de pesetas en el ano 2000, el doble que el Real Madrid) no siendo necesariamente el numero uno en la escala deportiva. Comenz6 su mfstica a panir del acddente aereo de 1958 que cost6 la vida a sus jugadorcs mas emblcmaticos y logr6 Ia mitologfa romantica ·de los alios sesenta gracias a George Best, el primer futbolista que cruz6la lfnea del cesped para llegar a Ia cultura pop. Actualmente Ja marca Man U (Manchester United) se ha extendido a un ketchup, ha bautizado osos de peluche, radios, ropa y hasta caf~s con todo su merclumdising. Lo nuevo precisamente ahora en e) Real Madrid es que desde 2002, coincidiendo con su centenario, pas6 decididamente a Ia economfa del espectaculo. Hasta entonces e) Real Madrid fue deudor de su historia, pero despues ha pasado a presentarse como acreedor. Consecuentemente, el Real Madrid no juega s6lo con su equipo, sino con Ia explotaci6n de cia leyenda-.. Para ello necesita apro"isionarse de jugadores mito que realimenten Ia rentabilidad de Ia fantasia. Un Madrid que ganara sin jugadores mito podria agradar a Ia afici6n local pero es dudoso que mantuviera su cotizaci6n en el globo. Mas bien, en competencia con otros grandes clubes, podria ir desgastando su rentabilidad al mismo compas que su levenda. Su marca se resentiria y como efecto empezaria a ~ender menos o no vender lo suficiente para sobrevh·i r en el show business. El Bayern, el Milan, el Manchester. el Barcelona, el Real Madrid son marcas mundiales. eEl Real Madrid es como Walt Disney pero toda\ia sin explo62
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tar,, declar6 Florentino Perez a finales de 200lt y esta clase de explotaci6n se manifcs t6 desde Ia operaci6n de figo a J.a de Zidane y de Zidane a Ronaldo. La m.arcal Real Madrid es ahora Ja primera del futbol y Ia marca viene a ser capital en el valor de una empresa. . • Efectivamente, un club de fUtbol nose com porta de la misma manera que una sociedad estandar. Uo dub de fUtbol es mucbo mas que una ernpresa cualquiera: es precisamente el suei\o de cualquier firma que aspire a ]a maxima fidelizad6n de su dientela. Asf, el banco de in~ versiones Salomon Brothers, que en 1997 estudi6 la incorporaci6n del espectaculo deportivo al mundo de los negocios, advirti6 sobre Ia importante «relad6n irracio- . nal• que mantiene el hincha con su equipo, porque,l asombrosamente para el mundo de Ja empresa, los resuJ- t tados deponivos, a diferencia de los resultados financie-; ros, no llegan a ser resolutorios en la. lealtad de los socios. El Madrid, incluso en sus peores momentos, se ha mantenido lider de audiencia en Ia radio o en Ia televi-~ si6n; Ferrari estuvo veintiun ai\os sin ganar un tftuJo mundial, pero durante esta pobre travesia continu6 siendo considerada entre los aficionados como Ia nUm.ero uno. Algunos estudios presentados en Lon
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Lessons from the World's Top Sport Organization (2000), exponfa los casos de clubes como los Bu1ls o el New York Yankees, el San Francisco 49ers o el Bayern de Munich como ejemplos de excelencia empresarial y faustos proveedores de vida. c.Ficticia? El rutbol espectaculo es, en efecto, no solamente un espectaculo, sino una extraordinaria oportunidad para vivir «de mentira», fantasiosamente, en el tiempo marcado para sobrevivir. El hinchanino se nutre de la gloria o las penas del club y el club toma en sus brazos el destino infantil del hincha. c.Puede imaginarse una regresi6n mas digna de ser televisada? c.Mas ashnilable al reality show?
Justamente, Ia otra cara de esta alienaci6n televisiva de sexo masculino son los talk shows y reality shows de interes especialmente femenino y que han proliferado en Ia televisi6n al compas de las transmisiones futbolfsticas y deportivas en general. Mientras los hombres se trasladan a la realidad del partido, las mujeres cambian su realidad por Ia realidad de las peripecias que exponen los personajes de la prensa del coraz6n. En los dos casos se trata de encuentros: los equipos se enfrentan entre sf para que luzcan los avatares de una aleg6rica batalla por la vida, mientras en el plat6 los «famosos» se situan frente a si o frente a los entrevistadores cuya misi6n es hacer saltar chispas del coraz6n. En uno y otro supuesto no hay un gui6n prcestablecido, y en Ia escena aparece elllanto, la ofensa, Ia desesperaci6n, como nuestra de que la realidad se esta produciendo alll mismo, en directo, «esta pasando, lo estas viendo~>, como dice CNNT. Pero, ademas, la atracci6n del espectaculo radica no ya en el puro espectflculo de lo real, sino en Ia realidad misma «dando el espectaculo». De esta manera, los espectadores se sientan
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ante Ia pantalla no tanto para ver un espcctaculo de verdad como para ver c6mo la realidad se espectaculariza ante sus ojos. ilnfantilismo? Es necesario un despojamiento de madurez para sentir la trascendente irrelevancia de un partido y es necesario, a su vez, un abandono en Ia banalidad • para vivir con suficiente interes el suceso sentimental del «famoseo». Unos y otros publicos fo~aban antes parte de un subsector donde, en general, la poca insuucci6n favoreda sus adhesiones, pero ahora esta dejando notoriamente de ser asf y los millones de espectadores que atrae el fUtbol o un programa del coraz6n traspasan los llmites de cualquier sector. Titulados y tituladas superiores han dejado de sentir rubor por entretenerse con los pormenores del fUtbol o la secuencia de los cotilleos. Ahora no s6lo se autoriza a ser trivial sino que, en cierto sentido, una dosis de esta trivialidad aiiade un punto de actualidad, a Ia vez posmoderna y encantadora. «Estar al dfa» comporta hoy hallarse tambi~n al tanto de los programas populares en Ia televisi6n, porque vivir unicamente Io mas selective denota un elitismo muy trasnochado. Lo posmoderno es Ia alineaci6n deliberada, el posible disfrute de Io mas comun, el gusto por Ia pelicula mas chusca, los dibujos animados o el filme venenosamente malo. En general, Ia sociedad se abastece de estos alimentos «alienantes» en grado cada vez mas alto porque toda ella sigue en el indefectible proceso de probarse con identidades promiscuas y alternando el sabor de lo real. Antes, las fugas de la realidad paredan deserciones innobles ahora, sin embargo. Ia ocasi6n de huir (del trabajo, d~ los deberes. de los problemas), los ensayos de cambio de identidad, la experiencia tanto de lo hermoso como de lo feo, de Ia alta calidad como de las basuras, se encuentran en el centro de Ia oferta vivencial.
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RESIDUO CERO
Asombrosamente, la basura ha alcanzado un estatus dificil de predecir. Respecto a Ia basura nadie puede sentirse hoy indiferente; no puede depositarse donde se nos ocurra ni tampoco cuando nos convenga, no debe siquiera mezclarse como si fuera toda una, indiferenciada y sin meticulosa estimaci6n. El mandato de no desperdiciar los desperdicios ha adquirido el nivel de un precepto inseparable del sistema presente, porque si antes la basura era cosa sin rango que debfa evitarse al cruzar, ahora hay que tratarla cara a cara y como a un bien indiscutible. En los entomos de las ciudades surgen a ritmo apresurado plantas de reciclaje que se convierten en el orgullo del Estado, de Ia alcaldia y del ciudadano comun. Pero, ademas, pronto quien lleve un coche, un vestido o unos complementos de materiales reciclados no dejara de hacerlo saber porque lo reciclado ha ganado un valor etico semejante a «lo natural>> y lo «verdadero». Un valor moral en linea con la protecci6n de las especies amenazadas, los maratones en beneficio de los pobres, y, en general, la conciencia social de la integraci6n. De diversas maneras, lo excrementicio se ha metamorfoseado en un admirable botfn y desarrollamos aho69
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ra, con las escorias, un vinculo que recuerda Ia narraci6n
freudiana de la fase anal en Ia que el nino que ahora somos obtiene placer en sus juegos con el excremento. eEl nino -escribia Freud en 1917- no experirnenta repugnancia alguna por sus excrementos, a los que considera parte de su propio cuerpo, se separa de ellos contra su voluntad y los utiliza como primer regalo con el que distingue a aquellas personas a las que aprecia particulannente.,. En ese tiempo infantil, los excrementos son el nino o del nii"lo y sacarlos del cuerpo es una donaci6n o una muestra de arnor (como la entrega del semen en el amor adulto), que s6lo se ofrece a los seres elegidos. Es decir, el excremento Uega a ser para el nino lo que ha venido a ser para un punado de marcas selectas como Home & Planet, Crate & Barrel o Restoration Hardware, que ofrecen artkulos elaborados con chatarra, neumaticos gastados y trapos o para los disenadores califomianos George Hansen y Susan Deputy que promocionan una carfsima Hnea de accesorios con Ia certificaci6n de ser elaborados s6lo con telas viejas. Una fascinante (y pueril) aportaci6n de estas piezas recicladas para el comercio de lujo es que son exclusivas, porque ninguna puede ser igual en su composici6n y en sus colores a Ia otra. Las bolsas Freitag de Suiza, confev cionada.s con harapos y restos de lona, se venden muy bien gracias a que todas se diferencian claramente entre s£. La palabra freitag significa «viemes• en aleman, y unos grandes almacenes que vendieron otras de imitaci6n fabrkada.s en China las Uamaron Donncrstag (jueves) sin con.seguir' desbancar a las originates scncillamert· tc porque no posctan Ia espontanca verdad del residuo. Las Freitag se vendcn actualmente fncluso en las bouti· ques de los museos , como en el Museum of Contcmpo· r.u-y Art (MOCA) de Los Angeles, y su colcccl6n ha dado
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origen a un libro y a un pasmoso desarrollo en Internet (v.:ww. freitag.ch). __ Un pais, una moda, una empresa, una exposici6n de arte no parecen actuales si no se toman en serio la inmundicia. El diseiiador helga Van Beirendonck, ahora en Ja cima, ha bautizado su segunda linea de ropa com~ Wild and Lethal Trash (Salvaje y Letal Basura), signo de que su pretensi6n vanguardista se encuentra justificada. Pero, tambien, cualquier empresa que pretenda ser respetada no pasara por alto las rebabas. Las campaiias a favor del Tercer Mundo patrocinadas por las tabacaleras, las petroleras o las compafiias electr6nicas se corresponden, en terminos estrictamente humanos, con Ia atenci6n general dispensada hoy a Ia mierda. lguaJmente, a escala municipal, pocas inspiraciones de cooperaci6n ciudadana han obtenido mejor acogida que la ola de cuidado y respeto para lo que hasta hace poco era conceptuado como nauseabundo. La fe en el valor (material y espiritual) de Ia porquerfa y el detritus constituye una inedita y secreta edici6n de lo religioso, y el «caritarismo» es acaso una rama ideol6gica del mismo fen6meno.
En general, el presente vive una compulsi6n con el reciclaje como no se ha conocido nunca. Reciclaje de] sexo en sus travestism.os, reciclaje del conocimiento en la formaci6n profesional, reciclaje de Ia diferencia en la igualaci6n cultural, reciclaje de los margcnes para su adhesi6n al sistema. El cuer-po se recicla en los trasplantes o e? Ia cimgfa plastica, rehace sus defectos en las aplicacrones de las celulas madre, se reinvierte en Ja clonaci6n total. El ·~eciclaje redime, ncut1·aliza el hedor, deshace )a mala Vista, acaba con la fennentaci6n revoluclonaria o 71
tm. t"' h,da~ ".1rcddAj~ tuuo, lu buNio y h>nuclvr), ll' lt~da dcm tl·o dd ~l~t ctll£\ y el ~Sislctm\ ~t' Cl h.'til'~t\ de h(tt:cr p r'l1• du ~tl \!!i ha8ta l'a J'cJ1ll ~llt\f\da. 'tcn.lu lo .1' •guq~l lA e ll 1w Cavtn': lt'" tOt\t15 tid :thut~du dtmdc ~~~ ~1piln In bu~U t'a hu~ l\lt\ ll t\ sa ~U ili C lCrt, t\ lt't\V~S UC luB tt\CJi•J~ Jc COUH ltl ftu~ t lOt\, Ius dt>tt F\clor\C8 cs pc~t ,\l!Ulll t'Cs de un ttHlgttn tc o l b'l vlsltu de Ufla nctt•lz, a un l)t'occso qllo h 'UM furtlitl Ia
Tras haberse acumulado durante las dos ultimas decadas un granel de males y fraudes inasumibles, nos hallamos ante una mugre inmensa que es preciso depurar. 72
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pt·csHS como n travcs c.Jc lEtS divcrsM metMorM de la lim• piczu pi'Oduct1va on el cupltalis mo d~ f1cci6t1, J:.t guerra con Io ONU corno tlutorerfa legal fncluida. · .
E n sccto res de Ia alta tccnologfa, a daHd de Ja redcn. cl6n humana, se trabaja h oy en la llamada «ecologfa industrial», implantada de forma pio nera en algunos parques tecnol6gicos de Dinamarca o Alemania. En. estos recintos, se agrupan empresas que valoran redproca y meticulosamente sus restos de manera que los desechos de una factorfa son la materia prima de Ja otra y, mas tarde, de la otra; asf hasta la eliminaci6n total. Un anuncio en los peri6dicos europeos de la firma BASF (artfculos qu!micos, plasticos y fibras, colorantes y productos de acabado, salud y alimentaci6n, petr61eo y gas) en mayo de 2001 mostraba a dos ejecutivos con corbata y maletin hundiendo sus cabezas en un cubo de basura. «cTu crees que los residuos pueden convertirse en oro?», interrogaba uno. Y el colega contestaba: uPreg(intale a BASF. Ellos utilizan los suyos como si fuesen una valiosa materia prima... Asf es como funciona el Centro Integrado de Producci6n de nuestra central de Ludwigshafen. Allf, los residuos de cada una de nuestras 350 plantas sirvena las otras como materias primas y vuelven asi al circuito de producci6n.>> Es decir, se alimentan con sus heces, metabolizan sus
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deposiciones, retienen sus excrementos. Dentro de su Centro lntegrad? de Producci6n, donde se atiende, bajo el mismo emblema, el Gas y la Salud, la Alimentaci6n y los PU\sticos, culmina la indistinci6n entre el bien y el mal, lo nutriente y lo t6xico, lo hecho y el d esecho. Asf se comporta, precisamente, Ia naturaleza en cuyo fundonamicnto no h ay residue alguno, put!sto que todo se transforma y obtiene valor. Actuar empresarialmente de este m odo, a imagen y scmcjanza de la madre naturalezt}, es el supremo exponente de la nueva legitimaci6n capitalista en los ticmpos de maxima corrupci6n. What We Learn('d in the Rainforest: Busil'tess Lesson from Nature (1997), bcstsdl~r en Estados Unidos, es un libro de Tachi Kiuchi (director de Mitsubishi Electric) y Bill Shireman (ecologista, prcsidcnte de Future 500) en el que se deja claro que la economia del siglo XXI deben\ inspirarse en las mismas estrategias empresarialcs que el planeta Tierra. Coca-Cola, Intel, Nike, Ford, DuPont, 3M o Hewlett-Packard -dicen los autores- han seguido ya las pautas de la naturaleza en sus producciones. Doug Daft, directive de Coca-Cola, por ejemplo, comprendi6 la riqueza de la biodiversidad en la Amazonia y decidi6 lanzar hast a 1SO clases de refrescos. Los de Intel entendieron que el ahorro de energia era condici6n esencial en los mamfferos y han venido reduciendo el tamano de sus procesadores; los Dow Chemical o DuPont interpretaron el secreto radical de la biosfera y ensayaron la utopia del desecho cero. Contra la idea de que lo naturallimita y las normas ecol6gicas contradicen los beneficios de las sociedades, nace este sistema de producci6n numenico. Gracias a el, la empresa no se distingue de un crustaceo, la productividad no se diferencia de la energfa del agua, la especulaci6n recuerda la estrategia de los movimientos geol6gicos, el capitalismo no discrepa del proceder natural.
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· En este nuevo sistema, cada vez mas «natural», se fa. brican hoy telas que se pueden llegar a comer, edificios que generan mas energfa de la que cons~me~, fabrica~ antes hediondas que dispensan ag~as cnstalmas. tUna exorcizacion del mal, de Ia explotac16n, de las plusvallas? La inauguraci6n de Ia muestra («The Next Industrial Revolution») en el Museo Guggenheim de M"ueva York a principios de 2002, con obras de los profetas ecologistas Michael Braungart y William McDonough, adopt6 los caracteres de una religion zen porque la proxima revoluci6n industrial se hara segun ese parecer mfstico, una vez que el capitalismo, ahora invisible, siente las bases de Ia pulcritud y la transparencia extremas. En La Coruna funciona desde enero de 2002 una planta de tratamiento que convierte los residuos en electricidad y, ademas, sin quemarlos. Las hor:ruras se transforman en luz, lo fosco en claridad, lo mas l6brego en alumbrado. Las 22.000 farolas de la ciudad de La Coruiia brindan la pureza de su encendido y no dejan nada atras. Gracias al reciclaje ningun producto se fabrica para el despilfarro. Incluso la guerra de Irak se present6 como una acci6n de purificaci6n que transformaria la execrable dictadura de Sadam Husein en una democracia soleada. Mediante la ideologfa del reciclaje, todos los pecados se Iavan, toda la putrefacci6n se convierte en abono, todo progresa al modo de la destrucci6n/construcci6n shumpeteriana. Frente al capitalismo que llenaba el mundo de~ zurullos humanos y no humanos, este capitalismo actua Y no deja manchas. Gracias a las nuevas tecnicas desaparece la lacra de la explotacion y el remordimiento tambien del consumismo despilfarrador. Todo lo producido podra volver por fin ala produccion, reproducirse sin fin. 75
El mundo no se malgasta, ni se perjudica: no va supuestamente desfalleciendo en un proceso de entropfa sino que cumple, gracias al capitalismo de ficci6n, con la orden de una etemidad diafana, una humanidad sin pestilencias. Todo lo que produce sirve para producir mas, todo lo que se deposita en las manos del sistema mejora lo preexistente. El capitalismo de ficci6n viene a cuajar el aparente milagro de la otra humanidad posible. (.C6mo no amar, en suma, un sistema que tras haber sido .criminal, contaminador, devastador, viene a transformar la escoria en decoraci6n, las h eces en luces, la historia en un presente sin las sombras de la muerte?
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RETROVISI6N, RESURRECCI6N
El revival e~ Ia ropa o en los coches, la rehabilitaci6n de edificios, Ia recuperaci6n de perfumes y sabores son una continuaci6n del reciclaje. Los comienzos del siglo xx se mostraron entusiasmados y ansiosos por abrazarse al porvenir, pero el inicio del siglo XXI ha coincidido con el terror y nadie quiere viajar mas lejos. La entrada al siglo xx fue optimista y proyectiva, poblada de moteres de explosi6n y sones revolucionarios, artistas subversives y especialistas del superego, todo ello animado por las luces electricas, las radios y el cine de autentico estreno. La idea del progreso, nacida a finales del siglo XVII, adquiri6 entonces, en el cruce al siglo XX, una de sus cimas basta que, decadas despues, en los afios setenta del siglo xx, sobrevenida la crisis del petr6leo y los limites del crecimiento del Club de Roma, Occidente temi6 al futuro. cDeseos de vivir mas alia? Mas bien, los ultimos afios se han comportado como si Ia historia se hubiera atascado entre sus grandes sucesos y hubiera empezado a revivir los acontecimientos pasados: el nacionalismo, el racismo, las luchas etnico-religiosas, la amenaza nuclear, el virus del Nilo, los anarquistas, la guerra de Irak, han regresado en forma de secuencias ya vistas. El conflicto en 77
- -· ln tUHigun Yugoslavia brot6 como un:., vicju cepu de lo ~ gundu Guerrn ~undial Y d ~ ·urgir de grupos y partidos nacionalisws vino a csboz.~u· una t~trospc~·tivn h~\du el corazon del siglo X.'X. El pnsado hn sido tnmbi ~n Pcun~nte en SudMri a tras d fin del npurthdd con ln n ·uth nnd Rt!condliation Commission, se ha hecho pt'CS~nte en Rutmdn y Nigcrin. ha dimunizndo los dcbut~s uustraliunos en torno n lu ~scncn.\c-h)n pcrdidu», se ha cntt'Om~ti· do en lns reb 'ion~s entre Jap6n, Chinn y Coren., hn nHu·cndo cl discurso sobre los «dcsnparcddos» en socicdad~s po~dictutorhtks y hn t't'grcsado en forma d"' populismo en ItaHn, Vcnezudu, Frnndn o Estados Unidos. Finnl· mt-nte, ln guerra de lmk de 2003, donde algunos h:m querido ver un.n tipica guerra coloni~\1, gener6 en el cnmino hn in Bngd<"ld circunstnndas que e\'ocnbun el nscdio nazi a Stalingmdo, n~f como la feroz rcsistencia de los ft•d:tyines recordabn lo ofensiva T~t dd vietcong, P~ro incluso las protestns nntiglobaliznci6n de Seattle, Washington, Pragn o Florenc.in se encuentran en manos de ngitadores (Sihia Hart, John Zerzan. Paul Dresdan. Jos~ BoYt) que procedc-n de los tiempos de Jack Kerouac, Allen Ginsberg o Malcolm Lowry y en sus manifestaciones ondcan banderas con la estampa del Che y musica de John Lenon.
M ucho de Io que presenciamos tiende a ser un deja~vu, una siniestra reedici6n de lo mismo una vez que no parece alzarse un horizonte superador. De hecho. en Iugar de los anteriores cismos• que hacfan alusi6n a movimientos o desli.zamientos progresivos desde una matriz, vivimos la epoca de los «poSts»,, e} punto critico donde }a capacidad de evoluci6n parece haber cesado y lo imperante no es un producto nuevo sino una extrafla duplicaci6n de lo antiguo o un enfermo aplazamiento de la defunci6n.
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El prescnte se hoce prescnte a tnw6s dd P~\sodo y cl pusnllo se hnc:e pt~scnte tu uno cacof~nh.\, ta.l como. i nn posibl~ novcdnd nos a ercorn al nlusmo y cunlqmcr 1 ~ nu\gO d fructurn pudicrn ocabot· con la frogilidad ~c nuestm condicion. E l ncxo que nos unc n nuestro C'll'·, cunstnndo es tnn debit o poco comprometido que nr~mns nos t\l'ITtig:uu os, nkrnorizudos por el terrorismo de lo tkS onocido. S<.'cudn de pl"l! ulns, rt:stnurnci6n de cuificio ·, re<:omposicion quir\irgica, implontcs, inj ·rtos, mod l\S dl' hu ~e ot1os, 'images. La~ cckbrocionc;-s, Ins conm~mo rocioncs de univcr nrios, el angc de In nove In his t6ricn, el gusto por lo cl~. i ·o y lo b1isico, los tomos de ob.ros complctos, el rc:-nncer' de las u·odiciones y folklores, la rev;,lo rizncion de ln gnstronomra cnsera,la per~grinoci6n, In mnyor compn\ de nntigUednd~s repiten la complacenda en el prt•terito. Entre hombres hn crecido ln venta de plumas estilogr~fic~\S de moddos ch\sicos (Parker, ·waterm~m. Montblanc, Dunhill, Dupont) y se ha dispnrado la compra de puros, mientras las mujeres han vu elto a los bolsos de Grace Kelly y ha regresado Audrey Hepburn anunciando Longines, con el panuelo en Ia cabeza de Vacaciones en Roma.
Sin apenas e:xcepci6n, las marcas han d escubierto un fil6n resucitando sus piezas y reproduciendolas como una oferta estelar. Ala recuperaci6n general de los zapatos de boxeador y ciclista de los ai\os sesenta, Adidas ha aiiadido los viejos modelos Originals, Prajna y Kopenhagen, Puma ha recuperado el patr6n King, y Nike se ha venido a aliar con las hormas cuadradas reeditando su modelo Air Jordan. En los a~tom6viles, los pocos intentos futuristas de Renault o Cadillac han tenido dificultades, mientras el exito 79
h \ s.hh> pnr~ ln t --d ,· iH H.:lt'\n dd Beetle cl · lo"· Rf\u~ C\ll\· t"t'ntt\ y el mi 'roht1s J c \ olk:"'" lgt'n, ah rl\ llM\lfldo Smnbo. n ,rnbil' il hu tr\ni-lf hlo el r\\lc\'0 Min\ CO\\ BMW y el z con Nls~. n. h t sklo c.:ornctX'iuli~ndo el Aw.U TT o el OMW Z8 c-on cnrnct re · '1'\."lt'O!'JX' tivol'. Pnro Europa, Jngunr ha t'C· memot tdo. con el S"lype-, Ins lrnens d0l MK·H, y con su f~1)-pe l ' · dd m ddo E, ambos con rnds de medio slglo t.-ncimu. Por l.\t\;ldiduru, han cm"rgido morc-rts pcrdklas y muscnli1.ad~s como el :mtomovil Hi ·pnno Suizn con su prototipo HS-2 1, el gignntc:sco Mnybnch por Mercedes (6, 16 metros de longit"Ud. 12 cilindros, 550 caballos) de hace sese-nta ai\os, mas el Sixteen ( 1.000 caballos, 16 cilindros, 5,67 m etros) de Cadillac, que rescata el Caddys de los gangsters, los presidentes y Ins acnkes de los anos treinta. En cuanto a las motocidetas, The Indian Motorcycle Comp any, que cerr6 en 1953. proyecta volver al mercado para scguir Ia carrera de Harley-Davidson, que de hallarse pnkticamente muerta en los setenta, posefa en 2002 el 27 % del mercado mundial de motocicletas. « Lo retro hace furor», dicen las revistas, y los hoteles de mnyor categorfa se revisten del glamour de Ia antigtiedad. El Ritz Carlton (en Naples, Florida) reforz6 sus vinculos con el pasado invirtiendo mas de 2 millones de d6lares en 6leos, alfombras persas y candelabras \ del siglo XIX en el momento en que tuvo que «actuali\ zarse». El legendario Raffles Hotel de Singapur gast6 a comienzos de los aiios noventa mas de 100 millones de d6lares tratando de captar la atm6sfera de los primeros aiios del siglo xx cuando fue residencia de Somerset Maugham, Rudyard Kipling o Noel Coward; el Hotel Queen Mary, ahora de Disney, ha rehecho su aiieja sala de bailey los superhoteles del Savoy Group y CIGA no han dudado en solicitar a los arquitectos un ambiente de hace cien aiios.
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Ul grito juwnil Now/ d e los t\nos set'enta y ~et c:nw. 1 ~.~ l nmn ndo
ln rev )luci6n 1nhoml, In revohad6n politico. o ln rcvohtc16n se. ual lnmedl:\tl\m •ntc, c.lcnotabn npre· mto por dnr un snlto, pero hoy lo q\ae gusta e p::1sc:\t' nlredNlor. El pr"s •nte coquetca con el pusndo, mcz.,:la lo rrdts disptn~ I'" form~ lo conocido. produce upOStS» . Las' vnngua rdin dd siglo XX propugnabnn also no vi to, pcro hoy impt.'ra un amor dulce p or lo embalsnmado y el aroma unteccdcntc. Perfumes q1.1e basta h ace poco eran usndos por personas de edad, como Narciso Negro de Caron .o Joy de Patou o I.e Dix de Balenciaga, son demandados por j6venes en la c
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secuencia, Ia exhurnaci6n ha dejado de ser un instrurnento para cualquier subversi6n y vale s6lo para la preservaci6n: su objetivo no es inquietar sino amenizar. El revival es hoy, en surna, un festival a cuya luz todo, el presente y el pasado, esto o aquello, son factores sin pertcnencia. Puede jugarse con ellos, rnanoscarse, manipularse o trocearse, sin que ocurra nada. Se trata, pues, de un entertainment, de un e-factor en un momento en que ha dcsaparecido la graveda}l del valor y su condici6n se esparce sin peso en un rcpertorio disponible para cualquicr cerernonia: dcsdc los cspcctticulos "papt\lcs a las fcrias gay, desdc las proccs!oncs de Sernana Santa a los bailcs funk en las favclas. En la pupila de estc frCvolo revival Ctlbc cualqulcr motivo como base pora scr proccsado en espccu1culo; reeldado hasta llcvur el componcnte de su culturu o de su ticmpo a un rcsiduo igual a ccro. Con tnl cstrntcglu, Ia historia qucda purg~ld t\ de tragcdia, y el dcvcnir, eximldo de proyecto, puesto que no hay, en su simuluci6n, ol"igen ni fin determinados. Todo son rel6mpugo!f de actunlidad, tendencias o art!culos de moda, desprendidos de cunl· quicr rafz, listos para circular sin fin hncla dclunte y hacia atras como ensct"'a ellcnguaje de la pasarela. Las firmas Prada, Dcll'Acqua y Miu Miu proponfan en su co1ecci6n de invierno 2000-2001 la siluctn de Ia mujer fatal y masculinizada a lo Joan Crawford, pero Chnnel, Celine o Ferret! se inspiraban en Ia flgura de Kim Novak de los a.iios cincuenta, Valentino scleccionabu Ia figura de Jackie Onassis de los scsentu, mientras Moschino o Bottega Veneta presentaron modelos con lente· juelas, calzadas con botas y tocadas con fedoras de los setenta. .cSofisticada ironia y cxtravagante superficialidad», anotaba Marie Claire en octubre de 2000. El pre· sente se compone como un caleidoscopio, fragmentado
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y cambiante, mientras Ia historia resulta ser un mercadillo planctario con sus c uriosidades, sus extravagancia , sus flirts. AI cabo, Ia t~ modernidad Uquida,. es todo esto: la desaparici6n de los Grandes Pr·oyectos socialcs o humanos y su rcemplazo por una m~;tralla de accidente , replicas e histol"iews.
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A I(J hll'~u tltil JJihUtlln, ht vontEt de dl~(;(,~ plroiA f'4·pr • ~vhtollll, ~n 2002, <:t•~l }1,1 ttll'(.'tlro ps.rl6 d(,J nJQrc:udo, cJ do· ,: ~,,., QLt(1 dfJ,. ttr,c,~t Antt<~t, Sl C~~ttt lf•t:o c1o fttWHH1IO , ry,r.,l~ · ll!VItlr A, Jo '1ll<1 flfl pitt'(;(,' Jn,pr (lhuhl€', pt'Utlto laniH fu wA~ di"(!O!i pln., fu CjliO 0 1 l~lrH1l~lll 1 y 81 fH'O~lglfltil'bll JM <;upluii <1G lttil prhlWt'ft~t lWpltl~. lo }1rOpHgu<.'l6n dtt In Jmfw~t l'Ju f11l· §tty ln t1J11f't It, Socl~dnd (louElt't'l de AttiOI'cli <1 E~Jln· I l
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cltudo, illm1wcl:uncnf c ex tcndiJu cu lu l'cd mcdlnhtc situs fuJHusn\us como KaZuA, pct·dcdo s\i scutklo y los plmtas dd lt\ nH1 ku, sin ot'lgon yu, cubt•ll'fun un ca rJlpO colmndo do thLu~lct\ «an1b1cotul», M1'aslca sin nutoda, tl'Hh for'n1u· do en ccologia, o~uptHldv sin h.·y c.l cspu<.:io como h:111 co-
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falsificaciones de fertilizantes y medicamentos con graves perjuicios y se han gestado ninos indeseados con pfldoras anticonceptivas falsas en una incontenible dimimica de la «reproducci6n». La Uni6n Europea intercept6 cerca de 95 millones de productos falsos en 2001 entre juguetes, alcohol, musica, material deportivo, preservatives, insecticidas, ordenadores, electrodomesticos, medicamentos y softwares para diseiiar misiles para la NASA. La firma Rouse & Co International, numero uno en investigaci6n y desmantelamiento de falsificadores, se ha declarado impotente para contener una proliferaci6n que desborda a la polida, a los legisladores y a los jueces. «Las mafias -deda el informe de la Uni6n Europea en 2001- ya no falsifican unicamente los artfculos y los productos de lujo. Ahora la falsificaci6n afecta a cualquier sector.» Lo falso planea en un mundo donde se conjura con lo verdadero hasta deshacer la consistencia de lo real. En el colmo, dentro de la India, sin leyes que garanticen la protecci6n del original, buena parte de los cosmeticos, desde L'Oreal a Estee Lauder, son falsos. Es decir, falsifican la apariencia de la apariencia, mimetizan la cosmetica en una cosmetica de la cosmetica, crean un look falso que altere, la maquinaci6n del look. Pero falsifican en su extremosidad no ya las mercancfas sino sus referentes de verdad formal: los estuches, los envoltorios, los c6digos de barras, los certificados de garantia. En Nueva Delhi, una de las mas conocidas agendas de detectives contra falsificaciones se llama Phantom's Transworld Secret Service porque el mundo se encuentra traspasado de una fantasmagoria procedente del complot entre el ser y su doble, la imagen y su espejismo, Ia pandemia de una segunda realidad tan acelerada que a veces supera la velocidad de Io supuestamente autentico. Asi, el
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7 de marzo de 2000 se ponfa a la venta en Hanoi el Windows 2000, pero los usuarios vietnamitas contaban con el desde tres meses antes gracias a las ediciones pirata. AI original le correspondia antes, como parte de su naturaleza, el punto uno de la cadena, pero ique decir cuando . Ia falsificaci6n lo rebasa? iC6mo interpretar que el poderoso sello discografico Emi, despues de aftos de lucha contra la marca pirata Diva -hoy Marcal Records-, optara por asociarse con ella e introducir en su catalogo 4e productos «originales» los productos «copiados»?
lEI original? De Ia misma manera que la imagen en el cine, en la fotografia o en Internet carece de original y aparece ex novo como copia, la producci6n general tiende a mostrarse como un fen6meno disperso donde la autenticidad de lo primario pierde sentido y se inaugura otro patr6n de verdad, un magma del patr6n de valor. En el arte, la fotografia y el cine fueron los primeros en alumbrar un original que resultaba inseparable de su copia, pero ahora cualquier imagen digital puede seguir con mayor raz6n este camino. A fin de cuentas todavia, en la fotografia o en el cine con rnetodos tradicionales, las copias de las copias iban perdiendo calidad, pero en el sistema digital Ia reproducci6n es indistinguible: posee el mismo lenguaje binario, nace siempre original de un lenguaje tan basico que se confunde con Ia dicotomia primitiva. En el net-art es insensate, como dice Jose Luis Brea, preguntarse si lo que vemos es Ia obra o su reproducci6n: la obra «esta» exactamente en elluoar de su distribuci6n, en nuestra pantalla de ordenador ~ en el cache de su memoria en el momento mismo en que la vemos. El net-art es literalmente cut6pico» (lo que no acontece en Iugar alguno ); se da en una multiplicidad de espacios 87
donde no se distingue la diferencia entre el «Original» ~ la «reproducci6n», sino que la propia obra se gesta precl· samente en su propagaci6n bin6mica. Se calca en su uni· ca huella digital; se produce por su reproducci6n. Se harfa necesario hoy robar en las viejas parroquias de Checoslovaquia o de Italia, en los oscuros conventos portugueses o espanoles, para llegar -nominalmente- al original·original y extraerlo asf de los brazos de la falsifi· caci6n. tas altas t~cnicas de reproducci6n actual pueden lograr todo el efecto de verdad en texturas, en matices, en colores, y reconvertir lo verdadero en falso tanto como lo falso en verdadero. Que una de las obras sea in· signe y se tenga por cara o carfsima so pretexto de que sea (mica pierde sentido ante la ironia de su copia facil. Probablemente existen cuadros cuya composici6n o dis· posici6n materica hagan cara su reproducci6n, pero nun· ca mas cara que la compra del otiginal, y jamas imposi· ble. Pero, ademas, atendiendo a gran parte de lo que se esculpe y pinta actualmente, c:cuantos miles de cuadros y volumenes, desde el minimalismo al conceptualismo, no son reproducibles a bajo precio? c:Oue significado tiene hoy hablar de cosa (mica cuando la creaci6n se ha reddado en producci6n? Asi, el obsesivo desarrollo y multi· plicaci6n de los museos podria interpretarse como un sfntoma compulsivo frente a la imposibilidad de anclar Ia obra a un Iugar determinado. En el capitalismo de ficci6n el paroxismo democratico (la reproducci6n de la democracia en falsas copias) ha llevado a la paradoja de que el aura de la obra de arte no proceda de su unicidad y fijaci6n sino, por el contrario, de que se encuentre masivamente difundida. La obra gana «aura» en proporci6n al numero de copias que se difunden, y el autor de m(tsica, cine o pintura acumula predicamento a medida que sus obras se extienden por
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los medias de comunicaci6n, por las salas de conciertos, por los shopping centers. Su valor crece en ·proporci6n a las capias, como si cada una constituyera una unidad de cuenta, de modo que una obra de arte es hoy tanto mas mftica cuanto mas se introduzca en la cotidianidad, . como al final ha ocurrido con los cuadros de Mir6, de Velazquez, de Picasso, los Kandinsk-y o los Mondrian que decoran las salas de espera. El sistema de la pintura o la escultura sigue conservando, como propaganda, los cuentos de 1~ epoca preindustrial y sus aromas sagrados son poco mas que un oscurantista olor. De hecho, la lfnea divisoria que mantiene hoy al artista como un chaman no se encuentra en el arte, sino en el artificio de la idea de arte y en ellatente prejuicio antiindustrial, ahora abatido en todos los frentes. La copia, sin embargo, se erige parte sustantiva del nuevo capitalismo de ficci6n, donde el poder aparece difuso, tan dificil de combatir como una metastasis y salvado de la muerte mediante el recurso a la clonaci6n; siendo la clonaci6n, a su vez, otro tipo de cancer, el gran expediente ideado para sobrevivir eternamente como las celulas del tumor.
AI capitalismo de consumo ha sucedido un nuevo capitalismo de «consuno», un capitalismo que pacta y se dona con la oposici6n en todos los campos. El capitalismo se ha reblandecido para sobrevivir, adopta cualquier morfologfa genetica, procla ma la ductilidad y la flexibilidad (en las inversiones, en los empleos, en los modelos) y se acopla, mediante sondeos, a los deseos oroanicos del consumidor. A la imagen de la rivalidad (si;etrica) ha suced.ido una faz que se expande en el espejo y prospera en el Juego de Ia especulaci6n. 89
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Lo singular, lo original (el pecado original) nos mata, pero la copia, la clonaci6n, la especulaci6n elude la ruina. La copia no crea nada distinto y en vez de hacer crecer una nueva realidad tiende a convertir la realidad preexistente en una flotante vibraci6n: fluctuaciones, oscilaciones, espejos de lo existente para inducir el sinfin de la duplica, la versi6n pirata como Ia forma patol6gica, virica de la democratizaci6n. Con una ventaja decisiva: el aura del original, en el capitalismo de producci6n, es de naturaleza heroica y, por lo tanto, muere. Pero la copia es espectral y no perece. Al kaputt de los tiempos disciplinarios de Eml.cauh. sucede el copycat; a la vieja policia sigue 1el voyeur; a la verdad la sustituye lo verosfmil.
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DEMOCRACIAS PIRATA
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La democracia ha dejado de ser una conquista dificil { de alcanzar. De los 192 pafses que componian el mundo \ en 2001, 121 fueron considerados por Freedom House «democracias electorales», mientras que diez aiios antes eran s6lo 76. Desde la caida del Muro de Berlin, apenas hay nuevo regimen que no presuma de libertades democraticas y, por primera vez en la historia, la poblaci6n que vive en paises autodefinidos como democniticos supera a la mitad de la humanidad. Sin embargo, una cosa es que las recientes democracias sean «electorales» y otra que disfruten de la necesaria calidad institucional; una cosa es que sean democracias autenticas y otra que se trate de democracias pirata, .elaboradas bajo la corriente mundial de homogenizaci6n y la liquidaci6n de barreras ideol6gicas. Durante los ultimos quince aiios, la democracia ha viajado por el Este comunista, por zonas desvalorizadas · del Tercer Mundo y por pafses que han crecido mucho en los regazos del capital internacional, pero la impresi6n es que esos sistemas se han revestido con meros disfraces o atuendos democraticos de usar y tirar. Ni Mexico, ni Venezuela ni Indonesia, formalmente naciones democrati-
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cas, pose!an en 2003 las necesarias condiciones de una democracia, pero existen pafses, ademas, como Hait{ y Zimbabue, la Rusia de Putin, la Malasia de Mahatir Mohamad, que han sido productos democraticos de pega. Las democracias proliferan, en fin, por todo el mundo, pero, al mismo tiempo, como los ejemplares de piscifactor!a, pierden buena parte de su sabor, porque de Ia misma manera que se blanquean los capitales corruptos para incorporarse al fluir oficial, se decoloran los regfmenes pol!ticos para ingresar en ellaxo club del comercio integrado. Bajo estas debilitadas condiciones pocos son hoy los gobemantes que no aspiran a pasar por dem6cratas, sea esto lo que quiera que sea. En la ultima decada, desde el Padfico a America Latina, numerosas naciones han sido aceptadas como dem6cratas no porque cumplieran rigurosarnente con la Declaraci6n de los Derechos Humanos, sino con los dictamenes del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Ahora un gobierno se regenera si cumple con el programa de lavado que dictan estas instituciones, y a menudo tal lavado consiste en recetas de polftica econ6mica que se reflejan en el ernpobrecimiento de los mas pobres y en el aumento del poder del capital. Esto sin contar con que Estados Unidos, por sf solo, se haya adjudicado el papel de instaurar «democracias» aquf y alia como si inoculara una dosis de farrnacologfa polftica y a modo de las inyecciones de «Botox», la toxina botulinica, marcara el mundo a su antojo, sin irnportar la justicia y la equidad.
Ciertarnente, los ejemplos de iniquidad capitalista no han faltado nunca, pero hasta hace treinta afios el sistema dernocratico era lo bastante fuerte para establecer algunos frenos. Ahora, sin embargo, ya no parece que sea
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as!. La desigualdad persiste o se acrecicnta con Ia "nueva» democracia y, con no poca frecuencia,· los rcprescn· tantes politicos se hacen c6mplices de delitos econ<>micos y grandes estafas. «La causa real de los fraudes contables de las corporaciones en America no es otra que Ia falta de acci6n de las instituciones dcmocraticas,., es- ' cribfa Benjamin R. Barber, profesor de filosoffa poHtica en la Universidad de Maryland (New York Times, 20 de julio de 2002). El arrollador protagonismo concedido al mercado por el neoliberalismo ha paralizado numerosos instrumentos de vigilancia estatal, y entre los ciudadanos ha crecido Ia sensaci6n de que el sistema democratico se encuentra agujereado o poblado de trucos que permiten a los mandamases hacer y deshacer a voluntad. Como consecuencia, la emoci6n que despertaba la democracia hace meclio siglo, tanto en Estados Unidos como en Francia o en Espana, ha decafdo considerablemente y se trata mas bien ahora de buscarse cada cual la vida dentro de una organizaci6n cada vez menos inclinada a favorecer la igualdad, la justicia y el bienestar colectivo. Los casos de corrupci6n de politicos, magistrados y empresarios, la colusi6n entre intereses polfticos y econ6micos de las elites, han provocado una gran desconfianza en los Hderes, pero tambien en los medios de comunicaci6n que antes actuaban como contrapeso. Los periodistas en Estados Unidos han pasado ya a llamarse media workers, queriendo designar una dedicaci6n no volcada en la informaci6n veraz sino en cualquier actividad relacionada con el negocio de los grandes grupos multimedia. «No cabe duda -escribia el profesor Gurutz Jauregui:_ de que en los Ultimos afios se ha producido un extraordinario aumento del numero de los Estados formalmente democraticos respecto a epocas anteriores. Lo que yare93
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· ~ulta mas dudoso es que el hecho de que haya aumentado el numero de Estados democraticos haya significado, en realidad, un avance de Ia democracia» (Claves, enerofebrero de 2000, n.o 99). Pero ademas, el mas reciente colapse de los regfmenes autoritarios ha venido facilitado no s6lo por la superioridad de los regfmenes democraticos liberales, sino tambien -y esto es decisive- «por el progresivo autoritarismo en el que han caido los Estados democraticos liberales». Nose trata por tanto de un viaje en una sola direcci6n, sino de un nuevo abrazo protervo. Porque efectivamente, los problemas actuales de la democracia no provienen s6lo de los sistemas autoritarios, sino tambien de la propia democracia liberal incluso en los pafses donde lleva mas anos de arraigo. De heche (que pensar de Haider en Austria, de Berlusconi-FiniBossi en ltalia, deLe Pen en Francia, de Pim Fortuny en Holanda, de George W. Bush en Estados Unidos? Pero, tambien, id6nde se encuentran los intelectuales y artistas que antes peleaban convencidos de que Ia democracia era el sistema de Ia equidad, de la justicia, de la cultura mejor? En la actualidad, Ia democratizaci6n cultural en forma de cultura de masas ha propagado un nivel indigno. Pero tambien mas democratizaci6n en la ensefianza o en la politica ha llevado a un punto de degradaci6n que ha defraudado las aspiraciones de hace medio siglo. A Ia democratizaci6n de la cultura ha correspondido el exito de la mediocridad, a la libertad de partidos ha sucedido el bipartidismo indiferente, a Ia proliferaci6n acelerada de las universidades una calidad pauperrima. Todos, al fin, con su divulgaci6n han pasado a convertirse en pesimas ediciones. 0, en suma, Ia falaz extensi6n de lademocracia, Ia vana democratizaci6n de Ia democracia, ha derivado en una inesperada enfermedad cr6nica de la democracia.
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LA. democratie contre elle-meme es el titulo que public6 Marcel Gauchet (2002), director de estudios en la Ecole
des Hautes Etudes de Pans, en el que se expone la paradoja del r~gimen democratico que, precisamente cuando mas triunfa en el mundo, sufre el desengailo de no atraer a Ia politica mas que a ainconscientes o dnicos comple- · tos». aPor una democracia de calidad» fue el titulo de un manifiesto que se public6 en El Pats (24 de enero de 1999) firmado por Manuel Guti~rrez Arag6n y once intelectuales mas ante las elecciones generales de 2000 y a prop6siio de su deterioro. c:Fin, pues, de la democracia real? Despues de la democracia (2002) titulaba su ultimo libro Ralf Dahrendorf, director de la London School of Economics, para expresar su propio desaliento ante las instituciones representativas, ahora depauperadas por el traslado de decisiones desde los Estados-naci6n a las organizaciones internacionales. «Siento una pizca de tristeza y nostalgia por un mundo que ya no existe», dice. La democracia sobrevive pero parece que no respira bien. 0 bien: el cuerpo se embellece formalmente pero noes la democracia sana que lo sostiene.
Race tiempo que todos somos conscientes de que los patrones del mundo no son tanto los personajes politicos representativos cor:no los grandes hombres de empresa. En el foro de Davos reunido en Nueva York en 2002, una de las mesas redondas llevaba por titulo «The CEO as a Stateman>> (El consejero delegado como hombre de Estado), porque, en efecto, ellos son quienes deciden en buena medida el destino de un pals o de un puiiado de paises como «hombres de Estado». En los afios setenta, cuando se votaba, se votaba a candidatos politicos que tenian ca95
pacidad para intervenir en el ambito financiero Y monetario. Hoy, sin embargo, en el capitalismo de ficci6n, el perimetro de la democracia polftica ha disminuido Y se ha ensanchado, a su alrededor, el imperio econ6mico como una celula superior. Entre los SO hombres mas influyentes del planeta, seg(ln Forbes, no aparece hoy ningt1n jefe de Estado o de }Gobiemo, sino tan s6lo hombres de multiempresas que 1toman d ecisiones sin someterlas a ningun parlamento o iconsulta popular. El ultimo informe del siglo XX del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) dibujaba, a nivel mundial, un retrato sabre la actual vigencia de los emblemas de egalite, liberte y fraternite. t:Igualdad? En los paises occidentales, la desigualdad de rentas no cesa de crecer desde hace una decada. Espectacularmente, la suma de las fortunas de las tres personas mas ricas del planeta es superior a la producci6n anual de los 48 paises mas pobres de la Tierra y las 88 familias mas acaudaladas ostentan tanto patrimonio como todos los chinos juntos. Estos amos del mundo, estos «Senores del aire» que dice Javier Echevenia, nos sobrevuelan como supermanes y nosotros somas, en la sociedad mediatica, los telesubditos de sus infofeudos. En 1999, las 200 sociedades de mayor capitalizaci6n bursatil superaban Ia suma del producto interior bruto de 150 naciones y las diez multinacionales mas importantes, en cada sector, controlaban el 86 % de las telecomunicaciones, el 70 % de los ordenadores, el 85 % de los fertilizantes. Congruentemente, los consejos de administraci6n de esas companias ejercen mucho mas poder que numerosos jefes de Estado, pero incluso mas que sus eventuales coaliciones. t:Libertad? No es preciso referirse a las censuras que reaparecen hasta en Francia; la reducci6n de las liberta- '>
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des y del derecho a la privacidad ha sido tan fuerte tras los atentados del 11 de septiembre en el mundo entero que naciones como Estados Unidos viven bajo lo que seria antes un autentico estado de excepci6n, con autoridad policial para llevar a cabo registros domiciliarios o vigilancia electr6nica sin 6rdenes judiciales. "Estados · Unidos apunta hacia una autoabolici6n de Ia democracia», declaraba el conocido pensador aleman Peter Sloterdijk (El Pals, 2 de abril de 2003). · cfraternidad? En Estados Unidos, en los afios ochenta, los directores generales disfrutaban de unos sueldos 40 veces mas altos que la media de los empleados, pero en 2002 llegaban a ser de 400 veces mas, sin que el cuidado por los desfavorecidos se manifestara mas alia de las actuaciones de los voluntaries y ONG como subproductos testimoniales. Y esta es Ia tendencia universal del sistema.
Instaurar una democracia fue diffcil y peligroso para los ciudadanos a lo largo de casi todo el siglo xx porque esta organizaci6n siempre fue entendida no s6lo como un sistema politico, sino tambien econ6mico. Entonces, cuando un pais llegaba a la democracia, aspiraba a que el patrimonio nacional, durante siglos en manos de una minoria, se redistribuyera entre Ia mayorfa. Pero este objetivo ha dejado de existir y, por el contrario, una de las mas apremiantes tareas de los actuales gobemantes al tomar el poder es afanarse en privatizar el patrimonio publico y someterse, al cabo, a los intereses de los lobbies. ~adie rehuye proclamar su fe en Ia democracia, pero Io CI~rto es que la fe siempre se refiere a aquello que no ex1ste. La fe, en todos los casos, solo es necesaria cuando la cosa no esta aquf o no hay signos convincentes de que se encuentre en algun Iugar.
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.--------- .... El presupuesto de los Estados democr6ticos, las pol(. ticas de las. organizaciones democraticas internacionales se han desembarazado de gran parte del peso huma no del Te rcer Mundo, y mas de cuatro mil millones de personas han sido convertidas en residuo. El gasto anual en perfumes de Europa y Estados Unidos es ya equivalente a la suma necesaria para solucionar la salud y la nutrici6n en todo el planeta, y el gasto en helados, en Europa, desborda el presupuesto requerido para cubrir las necesi. dades de agua y saneamiento en la Tierra (Informe Anual de Naciones Unidas, 1998). c_Ficci6n? Desde Australia hasta Togo, en mas de 40 pa!ses han sido descubiertos casos de explotaci6n humana equiparable a la esclavitud, pero «incluso la esclavitud de hace dos siglos pudo ser mas restuosa con la condici6n humana», seg(In Than-Dam ong, senior lecturer en el Institute of Social Studies de La Haya. AI escla,·o se le valoraba su capacidad de trabajo y, como consecuencia, su ,£:uerpo debfa ser conservado, pero ahora el cuerpo se modifica o se mutila con implacables fines comerciales. Unas veces se juega con Ia erotizaci6n de Ia inocencia, llegando a inyectar hormonas y drogas en los cuerpos infantiles para transformar tanto su aspecto fisico como su comportamiento en la relaci6n sexual. Otras, se trata de estimular la lastima mediante la cercenaci6n de los cuerpos y obtener asf beneficios adicionales de Ia mendicidad. Que todo esto pueda realizarse con impunidad dentro de un mundo formalmente democratizado se debe a factores diferentes, pero fundamentalmente al destrozo de la democracia real y su reemplazo por copias falsas, versiones simuladas dentro del sistema general de ficciones.
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DEMOCRAClA ANIMAL
La democracia ha venido a ser, en fin, una organizaci6n tan imaginaria que ahora pueden ingresar en ella hasta los monos. La zoofilia, significativamente, es una de las grandes pasiones de Ia posmodemidad, y propia de estos anos ha sido Ia aplicaci6n de la Declaraci6n de los Derechos Humanos a distintas especies de animales. No basta. para lavar a fondo Ia conciencia, dar limosnas o hacerse socio de una ONG; es conveniente, ademas, manifestarse en favor de los bosques o las fieras. Ellos mismos lo reclaman. En el manifiesto de Olga Roesch, presidenta de Ayuda a Animales Abandonados (AAA), se deda: «iVOLUNTARIOS! Un paso al frente. Vuestros amigos los animales os NECESITAN y CUENTAN CON VOSOTROS, y ... en este camino singular no esta excluido el encuentro con vosotros mismos plasmados en HOMBRES NUEVOS ... » (El Pals, 28 de abril de 2002). (Las mayU.sculas son del original.) Es decir: puesto que no se espera gran cosa de una revoluci6n polftica y social para los seres humanos, la exaltaci6n de los animales promete hacemos grandes. El «hombre nuevo» del comunism~ pasa por la zoologia, y la batalla junto a los seres irracionales nos conducira «al dia de la liberaci6n animal-, que TAMBIEN sera nuestra 99
UBERACION• (Olga Roesch). Ni lo~ uwpist.as, Fourier o Saint.Slmrm, Jlcgaron tan lcjos. Ac a.w no cxf~tc actualmcntc nlngun fcn6mcno compa rable al ~movlmlcnto de Jiberacion a nima) 'It , CQn milloncs de adcpvJ,_ en el mundo angl01~ajon y miles de d~:ba tes academicl)~ en wmo al etsHHuto m ctf.l f!&lco y jurfdko de C.l!all CJiat ul'ali que en tantl)li a t;pCCtofS OOii fiUp~ra n. H ay csmeradf)H cem en Lerios para anim
Bcguridad social, guarder!~. orfa na to~. restaurn nte!J, bftn· C()i de Off,t'JOOS, quinesiterapla, bo:tlncmerapla, hmm;npatfa, p 'S ico t ·raplo y pslcufrtnnacn6 piJm a nlmfj ) ~s. En P.~st1.1dn.s IJnklos, hrsjn el patro lnio de Ia flrm~ Mt:ow Mix, fa!)d . an re de cc,mld4 para ma&co t•l~, 6c e mitc tm prn~ramn de tdevl biiJn df·nde ap~u·ectJn ratrmes, ;Jc uarlni cnn p ecc .. de colnn~li y rMag:J !J ' ' ubj~ tOfi veJr,.,cea parfl enlrt!tt:ner y h a c~r fell f!ti ~ los J!fitofi, f pmf>ijjo ~ n EMal.tos Uniar,s, fi4: Sl:lMAil m~f) de 7.000 millone*' dt' (lfll n rc~ ~ nu f.l l sen ru~n. c i t~n m ~df ca p~ra permli y sMos, y en J1&pMh\, ' ''1nde un ;lO % d~ lo& hnga14'tt pob(:l!n m aMWtrl., li~ detitlnan UGI 6()0 n. t ll n n ~~ d~ {lttn•tt am1AIM t!n ~u blo n~~ t ar. P,fll (: d ~~>MYih(Jl bO rer i ~n t 4l olwrl jjc!~, tW£!rtn ltl nwl ~ t ~ 1\tfwe~Jk, a cp1t1 loq prnpl l':!tar1ni nnb ld ~Sr~n ll h~b mt:tti nt
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que mudta gcnte pr.actica deportes con su,. ~ws y pe~ rros conccdicnd(Jles cl trato 'que se darla a un caman.ad4t, La r.oofili.a exfstfa en cJ f)igfo XLX y Ja prim era ley pro-\ tcctora de los anfm"Jcs sc promuJg6 en Jne J.atcrra enl} 1822, pero en ella, cu"ndo se hablaba de amparar a Jo~ ani males, he pcns:..ba en Ja vfolcncftt de sus amf>~ m~fi· . que en lfJS t~ ufrfsnfcntos que padccfan Jas p0br~,; crlutu, rt~s. Sc tratuba, en fin, de una pedagog!a p"'ra mcjor.;,.r Ja cundic:ffJn de la~t pcr,;r,na~, y Ia ?.oof'Hf.a rc~ttdtaba ~»er una elicuela de fiJantrqpfa (Oruc.kner, 200 J), f'l antcamlcnto muy (:fjfcrcnte del acWtJJ, en el que In 'J'-'C fmporta c~, ISO· bre todv, cJ anJmi:Jl y n0 ttl Ja perHona lie env11cce etm el . pntiil>lc maltr~to 'J.tJe JnfH~ a 1~t m ascr,ta, L~ ma"cvta C()n~ tHuye, ild.:m~ti, I~ mejor r~u1c. J_,a rc· ):Jcfnn con ()lf !J u tJtraH p r on.as pu ed~ llf:~r a tra bar de:.. maf> l~do tn Ia twci dad ttupctindivfdt~;ali ~ ui, p~ro I ~ vtn ~ CtllfiCJ(m con U/.lll 01lii6COl a p~u:(l ~ r~guJ::~rse $1. W1l11ntcl;~ ~.lr'" ( Jl)fJQ), el 7R % dl} Iuti pmpf«!l ~J'Icm de m f-t c.:Ola ~;~ llldil ·n rrJm~r lpgtlr ~ .lil.l anfmf.J (ll Ht-gar a C(tba, fn: nl . aJ 13 % ~~-~e .b4 l•~af1 priml.!ro a f:lu c,;t'ln.Y•IJt~. El 4J % i.lt ~f!()6 Flnl(liS pu!)C~ !lOll [tJl() d~ tJU anfmttl ~(j )j t Ofiftnij. y ~~ 31 % ll..:v''' unA fwu n Iii ~~··rtll'a, Com() corr~ltt1'1, gn Jm.>
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sofo Jesus Mosterfn. •No se pide el derecho al voto ni ninguna locura similar• (El Pals, 9 de junio de 2001).
El derecho al voto por el mo mento no se pide, pero, constatados los progresos dt'l animal. (.C6mo no ir pensando en ello? A comien zos de mayo d e 2002 una asociaci6n non eame.ricana deno minada Cola boraci6n con los Chimpances lanz6 una campana para conseguir que los 1.500 ejempb.res cautivos en Estados Unidos obtuvieran una completa pro tecci6n legal. La raz6n que adudan se basaba en Ia consideraci6n de que los chimpanc~s pueden comunicarse a un nivcl parecido al de un nino de tres ai'\os, de modo que resulta improccdente hablar de •duefl.os» o camos• cuando de los nii\o.s seriamos, simple mente, sus •guardianes•. Esta proposici6n (Proposici6n 54) no fue aprobada en una primera convocatoria, pet'"O se previ6 que pronto forzaria los cambios exigidos atendiendo al cuantioso numero de sus dcfensores y al reconocido prestigio jurfdico de sus lfderes. La revista Animal Law Rt!view de Portland (Oreg6n), Ia primera publicaci6n dedicada exclush'amente a los derechos de los anima.les, publica editoriales infatigablemente en este sentido, yen las universidades de HaiVard, Georgetown o Rutgers la asignatura c.Derechos de los animales• forma parte troncal de los planes de esruclio.
Abiertamente, para asociaciones como Xero Population G r-owth o Mm.imiento por la Extinci6n Voluntaria de la Humanidad (VHEMT), el mundo irfa mejor si lo dej~ramos enteramente en manos d e las bestias, por lo que ha n propuesto a los asociados dejar de tener hijos: las plantas, los n os, los lobos, los p~jaros, las ballenas sal102
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ddan ganando. Poco a poco, el ecologisrno ha ido sustituyendo al humanismo. 0 bien, la idea del .ecologisrno se · parece rnucho al hurnanisrno pero otorgando los derechos individuales a los alacranes. Con ello, los seres de la naturaleza obtienen, en paridad con los seres hurnanos, su estatuto legal y, como corolario, Ia ccdernocracia natu-' ral• ocupa solcrnnemente el vado que ha dejado la democracia politica. Un congreso mundial de filosofla celebrado en Boston en 2001 dcspleg6 una exposici6n con los libros de etica publicados en ingMs durante los dos anos anteriores y, en efccto, mas de la mitad se referfan no a cuestiones humanas sino a temas morales sobre ecologfa y condici6n animal. En Estados Unidos no hay dfa en que no rechacen Ia importaci6n del atUn si se ha pescado de manera que dane a los delfines, o se opongan a la comercializaci6n de las gambas vietnamitas cuando son capturadas mediante redes que matan a las tortugas. Batirse por los derechos de un vecino empieza a ser mas largo de explicar que pelear por los derechos de una foca. ,Nos hemos hartado de las mujeres y los hombres? lLa vida interpersonal resulta demasiado compleja? Lo cierto es que el nexo con la mascota proporciona a la vez amor y libertad, compaiifa y soledad, todo a la carta. Nada que se parezca, por lo tanto, a Ia presencia del c6nyuge o del familiar dentro del rnismo piso. El otro ser humano opone sus deseos a nuestros deseos, nos discute o nos raci?na la ra~6n, nos d.isputa el silencio, el espacio y los capnchos, rntentras el animal recibe y depura en su pupila las emociones que seleccionemos. Actua como un segundo yo sin la murga del ego; se comporta como una ma~sa c?mpafifa de lo rnejor de nosotros mismos y sin el t6xtco dtrecto. del sf mismo. Aunque, a veces, incluso un perro puede llegar a ser dernasiado. 103
Para solvent:1r ese peligroso exceso aparecen, ahora, los robots. Robots de compaiila cuya maxima oferta es que no pertenecen, todavfa, a la especie de los seres vi· \ 'OS. Parecen seres vivos pero no pasan de ahf: su caracter de copia es su cmcial ventaja. En las navi.dades de 2002, el gato llamado Anim'Animaux que lanz6 la firma france· sa Hasbro consigui6 un rotundo exito porque el juguete, m:is que demostt·ar alardes tecnicos, se pareda extraor
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f En Japon, especialment.e los robots de compaiiia· gozan de una acogida e.spectacular de.sde Ia segunda mitad de los anos noventa, y solo del Tamagotchi, comerdalizado por Bandai, se habfan vendido en 2001 mas .de 10 miJlones. . Otras marcas presentaron modelos mucho mas sofisticados que el Tamagotchi, pero la esencia del juego para el propietario es siempre la misma: alimentar y mimar a una mascota que, al cabo, establece con su duefio una vinculaci6n que imita la de los animales domesticos pero con la ventaja de que no requiere sacarlo a pasear. Cuando el amo se cansa del artefacto es siempre posible apagarlo y hay pen·os-robot programados para no ladrar durante la noche ni morder donde no deben. En Jap6n los robots se han convertido ya en amigos de los ninos y de los ancianos, en animadores de reuniones, en barrenderos, vigilantes y camareros. Se anuncian, ademas, nuevos robots que se comportarfan como feroces pen·os guardianes y robots mayordomos que recuerdan cu~ndo debe tomarse una medidna, acudir al terapeuta o anular una cita. Mas que mflquinas, esos productos tienden a ser «personajes», entes que acompm1an, ayudan y nos respetan. Masato Hirse, un disei\ador de Honda y consuuctor de robots, declar6, sin resetvas, que «podemos considerar a los robots nuestros socios porque una rru.\quina con formas sirnilares a las humanas induce a compnrtir iguales sentimientos y emociones». <:Iguules? La invcstigndora Cynthia Breazel, dd Massachu.sctts Institute of Technology Media Lab, ha forjado (y ad~estrado) un robot llamado Kismet que reconoce cmoc10nes human~1s y transmitc, mediante cambios en su rostra, pistas sobre su propio estado de flnimo. En }a o~ru costa norteamcricnna, en la Univcrsidad de Californtu (UCLA), se llcva a cnbo un proyccto dirigido por cl 105
psic6logo Javier Movellan consistente en la catalogaci6n de pequci\os gestos emocionales en 100.000 rostros humanos para transmitirlos a la memoria de un robot. Paralelamente, en julio de 2002, cientfficos de la Universidad de Carnegie Mellon (www.cmu.edu) mostraron al publico un artefacto automatico con aspecto de mujer ( «puesto que la mujer es mas comunicativa») bautizado como Grace (Graduate Robot Attending Confe rence) que demostr6 estar en condiciones de entender y responder a las mas sutiles sugerencias de diferentes interlocutores humanos.
En la desarrollada fantasfa de los robots dominan dos relatos contrapuestos. Uno, frecuente en las historias de terror, es el caso de la maquina que adquiere voluntad propia y una autonomfa asesina contra el amo. Pero otro argumento, cultivado en las narraciones de Asimov, es Ia docilidad del aparato, precursora de una conciliaci6n feliz entre el hombre y el artificio. Hasta ahora, existfa una clara distinci6n e~ure los autom6viles, los ordenadores, las lavadoras y nosotros mismos, pero no es seguro que esta distinci6n siga siendo nftida cuando el organismo se pueble de implantes y dispositivos vivaces, o cuando los robots se comporten como interlocutores inteligentes y emocionales capaces de igualar o superar las prestaciones de un ser querido. Dada su verosimilitud, en Jap6n algunas empresas han habilitado guardenas para atender a las perfeccionadas mascotas electr6nicas durante la jornada laboral, y en Internet ofrecen toda clase de servicios para su cuidado, incluidos los tramites y rituales de su entierro. (Podra hablarse en el porvenir de democracia plena sin considerar los derechos de estos aut6matas? (Podremos distinguir, una vez Ia maquina haya rebasado 106
nuestra inteligencia, que es producto de nuestra mente y que no Io es? Dentro de veinte anos, calcula Rodney Allen Brooks (2002), las maquinas dejaran de ser los lerdos instrumentos que funcionan cuando pulsamos uno de sus botones y se convertiran en cuerpos pseudovivientes. que al mirarnos fijamente modificaran nuestro particular punto de vista. ,un estatuto, pues, de Derechos del Hombre para las maquinas? Buena parte de los especialistas en inteligencia artificial estan convencidos de que los robots representan la pr6xima etapa de nuestra evoluci6n, y el exigente Institute Tecnol6gico de Massachusetts ha patrocinado un libro, Robo Sapiens: Evolution of a New Species, de Peter Menzel y Faith D'Aluisio (2000), en el que se adelanta este seguro porvenir posbio16gico. En Suiza, tres investigadores de la Universidad de Lausana, Michael Krieger, Jean-Bernard Billeter y Laurent Keller, han llegado a fabricar una docena de hormigas rob6ticas capaces de orientarse, buscar alimentos, cooperar y repartirse los trabajos. En Jap6n, Sony, Matsushita Electric Industrial, NEC y Omron trabajan en «robots personales» con inversiones de millones de d6lares anuales, y tanto Honda como Toyota siguen una orientaci6n similar bacia el logro inexorable de artefactos androides. lC6mo ignorarlos, pues, en la convivencia futura cuando, en la exacerbaci6n del cyborg, hombres y maquinas se conmuten en nurnerosas funciones? iC6mo excluirlos, en fin, de una democracia cada vez mas ficticia donde precisamente ellos poseerian la primera legitimaci6n?
En la modernidad, la tecnologia era externa a nosotros, pero en la posmodernidad la tecnolog'1a nos penetra, 107
se introduce entre las vfsceras, decide las sinapsis. En Jap6n, millones de j6venes han llegado a alcanzar una relaci6n tan fntima ·con los aparatos electr6nicos y su producci6n de realidad, que permanecen encerrados en sus habitaciones durante meses, experimentando sensaciones que les interesan mas que todas aquellas registrables sin los artefactos. De estos chicos, el 41 % permanece en un aislamiento parcial desde el que rehusan hablar con nadie porque, de hecho, han conmutado un mundo por otro mundo y viven en una realidad que pueden controlar a su antojo. A este fen6meno japones se lo ha llamado hikikomori (enclaustramiento), y viene a ser el efecto de la uni6n entre el individuo y Ia maquina de manera que, como en los casos de los siameses, son muy dificiles de separar. Hace unos afios se llamaba koden (individuo electrificado) al joven que, sumido en los walkmans, se transportaba a otra esfera de experiencias sumergidas en el blindaje de la musica. Ahora, este suministro de interioridad se ha ampliado y complejizado de modo extraordinario y el koden, el individuo electrificado, es, complementariamente, un tipo electrocutado. Muerto para esta zona de la vida primaria y poseido por la otra, secundaria. En Gran Bretaiia, en marzo de 2002, el profesor Kevin Warwick, de la Universidad de Reading, especialista en cibernetica, se hizo instalar un chip de silicio con 100 electrodos en el sistema nervioso del brazo izquierdo y mand6 colocar otro igual en el brazo de su mujer, madre de dos nifios. Ambos se conectaron a un ordenador y, a traves de el, intercambiaban estimulaciones como el cansancio, el hambre o Ia lujuria. El ordenador hacfa de vehkulo por una parte, pero experimentaba, a su vez, el sensible contenido emocional que discurrfa por sus circuitos. Los tres -el doctor, su senora y el ordenador- for108
mahan un combinado que funcionaba como un triangulo porque la maquina, almacenando infonnaci6n, resultaba tambien capaz de emitir impulses a uno y otro componente de la pareja. El doctor Warwick public6 en agosto de ese mismo afio un libro, I, Cyborg, en el que narraba el contenido de esas indagaciones. Es decir, la experiencia' del matrimonio y la experiencia que sufri6 y goz6 la rnaquina en contacto con la verdad o la mentira de la conyugalidad.
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3. La imagen
LA VIDA EN LAS PANTALLAS
. Todos mienten y sabemos que mienten. Mienten los media a traves del negocio sensacionalista, el Gobiemo Y la oposici6n por la propaganda, mienten las auditorfas y . los directives, las finnas de cosmeticos, los curas ped6fi- ~ los, los cientificos anhelantes de celebridad, las re"istas \::" femeninas, los clitkos de arte, los hombres del tiempo. f Pero incluso si alguno de ellos dijera Ia verdad no Ia cree- \ / rtamos porque Ia argucia es el estado regular y la verdad una categona abstracta. El mundo ha ido recubriendose de un colageno que inejora Ia tersura de su piel para ser fitmada y para recibir profesionalmente Ia luz de la circulaci6n med.iatica. Hace unos anos se trataba todada de des.truir ese barniz (del a11e, de la politica. de la representa i6n) con la raz6n critica, pero hoy la rnz6n queda atrapada en las pantallns y la insmTeccion se tele\·isa pam arnen,i1.ar los tdediarios. El actor J'eYOlu ionar\Q era <'qud que incidi:l sobre ln re" lidad {4"\t1\ transforma:rla. pero ahorn los nnevos nrtis tas re\'oludonnrio$, que se lbmarQn a si .-nisiT\Os «h -rcker~ de lo t't'al ~ en. t e~posi, ci_c n Htmlcore ld P \bis d"• Thkio (r ,rr~. rmn7.o d~ ~00 " ), bus. · bnn no ~ ltet \r la r~:·aH lnd sino t·'n \ sd li,\"t: rtid~. ·P~·s.\ f l \ t'\' Hl\ad ~kd. (;'\ t\t'ti~t. Jw -k(·r Ghnml ?\l"'tti-
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como los politicos desvfan los fondos.» Se trata, en fin, d e des-realizarla. Los autores del atentado a las Torres Gemelas fijaron ; su ataque a una hora en que el terror pudiera ser trans{ ;mitido en directo por los telediarios matutinos de .America~ los telediarios del almuerzo en Europa y las noticias de la noche en Pekin. Desde el impacto del Boeing 767300 de American Airlines en Ia Torre Norte, a las 8.45, hasta el impacto del segundo avi6n en Ia Torre Sur, discurrieron 18 minutos. Un lapso que los terroristas estimaron razonable para que las camaras de la CNN en Manhattan emitieran, «en vivo», la segunda llamarada. Luis Rojas Marcos, presidente del Sistema de Sanidad y Hospitales Publicos de Nueva York, testigo presencia! del suceso, dio cuenta de ese efecto des-realizador en su libro Mas alld del 11 de septiembre (2002) diciendo: «Por unos segundos cref que me encontraba en Hollywood.,. Y de eso precisamente se trataba. La maxima aspiraci6n de una noticia es ser como una superproducci6n que atraiga a millones de ojos. El 11 de septiembre mantuvo a los norteainericanos ocho horas de media ante la pantalla del televisor, tres horas mas de la cuota diaria, y AI Qaeda, Bin Laden, Sadam Husein se comportaron desde entonces como personajes de ficci6n que convierten nuestra cotidianidad en un gui6n de Hollywood. (D6nde separar la realidad de su don? cC6mo distinguir la fantasfa del suceso que puede matarnos? A fuerza de ser retransmitido desde distintos angulos y perspectivas, con diferentes comentarios, el hecho importante se convierte en un espacio de la cadena. Y ya no sera necesario que haya nada detras. El punto de partida real es progresivamente invisible y lo retransmitido alcanza el estatus de axioma siendo, entonces, la realidad su espejo. De esta manera el efecto y la causa se conmu114
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tan, porque cuando la apariencia triunfa por completo desaparece la apariencia y la pantalla se convierte en un cristal que permite ver todo lo que hay que ver. Todo lo que hay por ver. Desde el huracan Mitch a las Torres Gemelas, desde los degollados en Argelia a las guerras de los Balcanes, la · catastrofe se desprende de sus rakes para comparecer en }a television. Para hacerse real en Ia television, ya que solo en el doble, en la repeticion de Ia imagen del suceso, se captura el suceso. Antes, en su instantaneidad, el suceso fue irreal, y solo resulto tratable, significante, en la logica de su repeticion. Como resultado, Ia television se constituye en una realidad que funciona siempre ajena a las crfticas de los espectadores, impenetrable a las protestas, invariable a los cambios de direccion puesto que ella posee su propio reino, su moral y su destino autonomos. Consecuencia de su mismo regimen interno, en Ia television nada puede ser demasiado tragico ni subversivo. AI deglutido dolor de un descarrilamiento sigue pronto una pelfcula romantica y el drama de las mujeres golpeadas se disipa con un spot de compresas. La informacion sobre Ia desdicha crea desazon pero se secciona para pasar anuncios, tal como si efectivamente en la television nunca pudiera pasar nada definitivo y su esencia fuera efectivamente la contingencia. La vida resultara asi «Un cuento contado por un idio- ( ta... y que no significa nada», la noticia nunca nos atara I hasta amargarnos, la vision de la hecatombe no cambiara el punta de vista, el relata de la miseria no alcanzara a sublevamos porque, en realidad, no son nada. 0 bien, para ser justos: son distraccion, programacion. Lo que, de otra parte, no es poca cosa porque este mundo que en sf mismo carecfa de proyecto, obtiene articulacion al traducirse en espectaculo, rescata su funcion de la «funcion» 115
teatralizada y extrae su personalidad del doble. De una parte, las secuencias, siempre discontinuas, nos preservan de padecer .}a amenaza absoluta, y, de otra, nosotros, perdido el contacto inmundo con el mal gracias asf a Ia coariada del «directo», no sufrimos su insoportable inmediatez. Mediados de continuo por las pantallas, vivimos asi naturalmente protegidos por los medics y, lC6mo no?, demediados, mitad drama, mitad distracci6n, mitad ~ealidad, mitad ficci6n sin poder controlar sus convalidaciones sucesivas.
Ellunes 21 de mayo de 2001, en el capitulo de la serie Peri.odistas que emitfa en Espana Tele 5, Ana, que se habia hecho famosa en los medios por denunciar a unos jueces conuptos en el diario de ficci6n Cr6nica, era entrevistada por Javier Sarda en el programa Cr6nicas marcianas. Ahora bien, entrevistada no dentro del espacio real de Cr6nicas marcianas que se emitfa a continuaci6n en la misma Tele 5, sino en un Cronicas marcianas «ficticio». (Por qu~ era ficticio ese espacio? Porque aparecfa dentro de su serie de ficci6n. Sin embargo, despues, cuando se emiti6 el programa Cr6nicas marcianas «real», se origin6 una extrai\a conversi6n de ca racteres: rnientras, en el transcurso del 0'6uicas marcianas «real», el personaje Javier Sarda iba despojandose de su impregnaci6n ficticia, Ana iba ganando condici6n irreal. Y viceversa. Ocurrfa con este calarnbur -donde no son f.k iles ni exactas la s comi1las- como en el fen6meno que refiere Ma nuel Castells en lA era de Ia informacion ( 1997), a prop6sito de un enrrentamiento entre el ex vicepresidente n ort.eame ricano Dan Quayle y el personaje Murphy Brown que, en su serie, d ecidfa ten er un hijo sin casarse. Dan Quayle conden6 pttblica mente a Murphy Brm.vn en una
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entrevista televisada y Murphy Brown (el personaje que interpretaba Candice Bergen) ridiculiz6 en uno de los ca· pftulos a Dan Quayle, haciendole aparecer dentro de su · misma serie. (D6nde localizar, por tanto, el enfrenta· miento? (Dentro o fuera de la pantalla? Probablemente en un espacio intermedio donde los medics y los objetos de Ia comunicaci6n se mezclan con Ia vida. Otro ejemplo, en vfsperas de Ia guerra contra Irak, fue el que se deriv6 de la personalidad de Martin Sheen, acti· vo pacifista e interprete, a la vez, del presidente Jed Bart· let en una popular serie de televisi6n, The West Wing (EI ala oeste de la CasaBlanca) emitida por la NBC. En una encuesta de la misma NBC el presidente de ficci6n Jed Bartlet, representante de lo mejor de los valores liberales y Ia cultura democratica norteamericana, obtenfa may~ res cuotas de aprobaci6n que Al Gore o Bush en vfsperas de las elecciones de noviembre de 2000. La serie habfa ganado nueve premios Emmy -mas que ninguna otra en la historia- tras su primera temporada, y Tzme Ia describi6 como «una lecci6n de educaci6n dvica nacionah. Sin embargo, al manifestarse Martin Sheen contra la guerra de Irak, direcci6n de Ia NBC discuti6 sobre la conveniencia de cancelar el programa. Pero en rea.lidad, 'que tenfa que ver un personaje de la ficci6n? Practicamente todo. En la actualidad no son unicamente las bistorias reales las que se convierten en temas de ficci6n, sino que los personajes ficticios dan Iugar tambien a personajes ureales» ((comillas?). Lara Croft, hero{na de seis juegos de vfdeo, fue Ia primera actriz virtual que fiooura en el casting de una agenda de actores (Creative Artist Agency), junto a Jennifer Aniston y Geena Davis, y sobre la cual deda su agente, Elie Dekel: «Lara Croft representa una personalidad dinamica y un tipo de cliente totalmente nuevo en nuestro ofido.» ~Disputa1~n. pues, los
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actores virtuales el t:rabajo a los de came y hueso? (Inte· ractuaran? Todo ello esta ocuniendo. No s6lo las cria· turas del ordenador se hacen pasar por seres reales, los seres reales, como ha ocurrido con Rachel Roberts en el filme Simone, se hacen pasar por un producto de ordena· dor porque, hasta cierto punto, el verismo del ordenador anade la atracci6n de que es «increiblemente» falso. La ficci6n del cine era siempre ficci6n y los robots con apariencia humana no hadan pensar que fueran sino artificio. Lo importante sin embargo de la ficci6n actual es que el artificio tiende a conmutarse con lo real y presentarse, desde todos los fmgulos, como un modelo de igual categona. Es el caso de Simone, una modelo que reemplaza a la modelo de came y hueso Rachel Roberts: como si, cen realidad», no existiera Rachel Roberts. De hecho, Simone se presentaba en la publicidad de la pell· cula como un producto virtual y el escandalo sobrevino al conocerse que se trataba de una actriz verdadera. El publico se quej6 de una estafa que consistia, parad6jica· mente, en haber ofrecido lo autentico en Iugar de lo fal. so, la modelo de came en Iugar de la figura virtual, el cuerpo humano en Iugar del mufieco. Hasta hace poco e1 actor cencamaba• al personaje, ahora el personaje vie· ne encamado, se basta por sf solo para representarse y al actor s6lo le queda, en todo caso, Ia tarea de Ia falsificaci6n. Es decir, en el Iugar del modelo de realidad, se alza el modelo de ficci6n y, consecuentemente, cualquier cosa es ahora crealizaci6n•, producciones de realidad. Hasta la guerra de Irak se repetfa incansablemente que con el atentado del 11 de septiembre se habfa ingre· sado en el siglo XXI, pero, sobre todo, con el desplome de . las Torres ante miles de millones de espectadores se alza· ba el capitalismo de ficci6n, senor de un fen6meno donde Ia planetaria escenificaci6n de lo real transfonnaba lo 118
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real en espectaculo absoluto. Bin Laden fue comparado entonces con Hitler y Stalin, pero su original fehaciente era un personaje de DreamWorks. Dentro de las primeras reacciones de la Casa Blanca tras los atentados del 11-S se incluy6 una reuni6n en el Peninsula Hotel de Beverly Hills con los 40 ejecutivos mas importantes de Hollywood. Complementariamente, tanto los guionistas de La jungla de crista! como los de Air Force One colaboraron con militares del Institute for Creative Technologies (ICT), destinado a proyectar simuIadores informaticos sobre situaciones extremas. Posteriormente, para la guerra de Irak, el departamento de Defensa proyect6 una acci6n fulminante ( «Impacto Y pavor») cuyo maximo efecto consistia en parecer increible, la visi6n de «lo nunca visto», deda Donald Rumsfeld, la realizaci6n de una guerra-ficci6n. Porque precisamente tambien entre la lista de peligros reales que inquietan al ejercito de Estados Unidos se incluye la ficci6n, bien persuadidos de que su amenaza puede ser tan seria como la realidad misma. De hecho, en Ia guerra de Kosovo los generales pidieron a la Paramount que perfeccionara un simulador de situaciones de crisis conocido como Final Flurry y, ante la necesidad de enviar tropas a la antigua Yugoslavia, el ejercito contrat6 a actores alemanes para interactuar (hacer teatro) con sus soldados.
Hace ciento cincuenta anos no existia la fotografia, ni la radio ni el telefo~o. No existia la television, el video, el ordenador, el movil o Internet. El despliegue de estos convertidores emplazados entre nuestra vida y Ia realidad ha alterado el entendimiento directo e indirecto de las cosas Y acaso ni Dios llego a tal confusion en sus mejores dias. Javier Echeverria (1999) habla de la ambigua reali119
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dnd que Cl'ef\n \o~ mc."d lo~ y lo ll u n l\ ~el 1\:'1 t'l r ~nt ot·no~ . d mnn "ll\ q n t', en el pl'lnclplo, h \hrCo \tn N \torno nntu. rt\l (pt'\mer t'\\t\)\'no), n c.ont lmmclt~n creci6 un entorno \.' \lhural y ~oclnl cuyns formt-)S cnnonlcns son los puc-bll)S :.' Ins ctudodt'S (se-sun lo entorno) y, nhoro, lmpernrfa un te rcer e nt nrno dvndc los mcdios de cormmknci6n (d te· Mfo na, ln rad io, lu tde\'L ion. los redcs t •lern:\t lcn~. los m\\lt Im edia) d ~<:~cten qu l es real y que no lo es. Este tercer ento rno puede llegur a ser tnn influyente que una locuto ra artificial Hamada Mya, de not ici~s Ana· n o\'a (a nnnovu.com ), tm·o que ser m nquilluda para que n o pnreciera ~ tnn verdndern» y engai\arn n la nudiencin. La e mprcsa Motorola pidi6 a los tecnicos que rescatnran a la locutoro d e la renlidad, la extrnjeran de lo real y la restituyernn n Ia ficci6n porque temieron que, perforadas Ins fronter as, desapnreciera la llnea entre lo real y lo in-eal sin poder sabet" que consecuencias podrian dedvarse p ara todos. Porque, acaso, no somos ya nosotros quienes vemos a los medios, sino ellos los que nos contemplan y certifican. La imagen era antes una visi6n insuficiente de lo r eal, el cine era ilusi6n, la foto una placa, el teatro una mimesis, pero convenido todo en cinematografia, video, televisi6n, teatro, foto, Internet, nosotros somos el objeto \.de su panopsis. Las vacaciones dejan de ser reales si no has graba la videocamara. Las bodas, los nacimientos, los ~iajes se convierten en acontecimientos preparados para 'que la camara los engulla y los convierta, con su metabo' ismo, en 'verdad. El video da vida . Y c:quien puede dudar que, ante todo, una vida feminizada? Antes s6Io habfa unos pocos personajes mediaticos y cada uno de ellos obtenia alguna fama. Ahora, la democratizaci6n de los medios no significa tan s6lo Ja masiva difusi6n de los sucesos; esto es Io mas trivial: Ia verdade-
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l n\ d mo~TI\tJzn<.:l6n rn lien en el vil>mnte ckr~ ho de llr · indivlduol' a Sl\llsfuc~r sus des •os do s<.·r sucesos, ml\tcrh' prlrnn de los progrnrnus mnsivo · que constltuyen los r~a · lity shows, lo «Otra reulidnd» posiblc: ofrccida como obje· l6n. Porqlle l(}Uien puedc dudar que con Ia prolifcr~ci6n de lu tele~rcnlidnd, de Ia ccprogramaci6n de ' In renlidad», de Ia «rcnl.idnd formnteuda)), se esti\ con. truycndo una socied<\d ulternativn? El media procura vida sociaL Posee la clave para hacernos imagen y con ello conccdernos el don de la circulaci6n medi~tica. Somos asi m:\s vivientes ul hacemos imagenes: «irnnginandonos•. Las gentes mas cornunes se afanan por aparecer en las pantallas, llegar a ser televisadas, otorgar valor a su vida, conferirle el necesario valor escenico porque sin esa convalidnci6n la vida se vela. Por encima de todo, la grabaci6n en la cinta denota mayor categoxia real. 0 bien: sin instrumentos de ficci6n no hay encantamiento, no hay objeto de fascinaci6n ni espectadores y sin espectadores Ia escena se apaga. cVivir s6lo para sl? cSujeto de si? cEn que se diferencia del suicidio? tO
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MAR AS t>E AMOR
Tambitn las mul'cns nos dan vida. Porquc t:c6mo concehir Ia vitulidad de nuestrus ciudndes, maestros ensercs y a nosotros mismos sin ellas? El sistema prospera en un entorno pobbdo de marcas, p~ro hasta la misma naturaleza, sus colores, sus perfiles, sus fragancias, estA pasando a ser •marcada•. Se patenta el bucle de una ola, la fi. guru de la cristalizaci6n del agua, la cumbre nevada, el sabor a menta, el azul del Egeo, para que cuando reaparczca alguno de estos elementos, luzca la imagen de marca. Esta es la estrategia del Stone Project de Getty Images, dirigida a que el mundo en sus manifestaciones mAs espontAneas, en sus lluvias o sus ocasos, promocione un impermeable, una lAmpara, un agua mineral o una cornpai\fa de ordenadores a trav~s de sus gestos. El historiador Daniel Boorstin (1987) dice respecto a la publicidad de marcas que los norteamericanos viven ya, gracias a ella, •en un mundo donde la fantasia es mas real que la realidad•. «Podemos ser acaso el primer pueblo en la historia capaz de hacer nuestras ilusiones tan vfvidas y persuasivas, tan "realfsticas" que vivamos en ell as. • No trata de exagerar. Muchas de las nuevas revis· tas para j6venes en Estados Unidos han llegado a conver122
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nombres se escribiran en letra minuscula con el mismo derecho que las denominaciones de los arboles 0 de los animales. Y no tendni sentido, en consecuencia, cobrar por ello. En las peliculas o en los telefilmes es frecuente el product placement que hace aparecer a las marcas como parte de Ia escena, pero ahora tambien las marcas suenan en los videoclips, en las letras de las canciones y dentro de los videojuegos. El grupo de raperos Busta Rhymes convirti6 su bestseller Pass the Courvoisier en la mejor campaiia para vender este coiiac frances. Denunciar hoy como publicidad «encubierta» Ia aparici6n de una marca en una descripci6n de lo real es un contrasentido porque serfa la realidad Ia encubierta en el caso de no dar su nombre. Las marcas, en el capitalismo actual, han dejado de ser los sell?s que tintan lo real para convertirse en partes de su trama y de su idea.
Una marca es mas que una cos a. 0 como se dice en los recientes libros de marketing: una no-thing. Una no-cosa que se convierte por sublimaci6n en estilo, ideologia, creencia. El producto puede variar pero la marca podra persistir en su efecto, puesto que ella se comporta como una matriz, un matrix que ha llegado a formarse en Ia interrelaci6n del producto y sus consumidores y que \actua como territorio simb6lico. A.bsolut no es tan. s6lo rna marca de vodka, sino una estetica, una personahdad, una forma de estar. La significaci6n de Danone no acaba en un determinado yogur, sino que esboza el cfrculo de la salud del cuerpo. Apple evoca algo mas que ordenadores; remite a distinci6n, a -como se dice- ccthink different». Ralph Lauren no vende unicamente ropa y colonias con su logo; comercializa botes de pintura y toda suerte de complementos. Gucci ha lanzado cochecitos para perros, 124
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y Virgin, tras producir musica, cre6 emisoras de radio, una compaiifa de viajes, una gama de cosm~ticos y una sociedad de seguros de vida. Starbucks ha aprovechado el cr~dito de su cadena de caf~s para vender muebles y artfculos domesticos. Donna Karan comercializa, adem~s de ropa y perfumes, agua mineral. Paul Smith aiiade a su · chisico estilo de vestir "dentffricos responsables». Y Calvin Klein ha llegado a transfigurarse en palomitas para ir al cine. Cada marca, una vez santificada como valor, puede bautizarlo todo incluso cuando su creador humane no este presente (Yves Saint.Laurent) o su producto real se haya perdido (Fontaneda). El mismo servicio de inteligencia aleman, el BND (Bundesnachrichtendienst), o el FBI venden relojes, plumas, pelotas de golf, tazas, ceniceros, licores, cazadoras y ropa interior con su sello estampado. El contagio indiscriminado es posible porque Ia marca se comporta como un soplo espiritual. Su condici6n intangible posee un poder simb6lico que se insufla aqui y alia como un espiritu santo del capitalismo capaz de convertir los productos en ideologias, de manera que relacionarse con unas determinadas marcas es optar por una concepci6n de la vida, porque la marca no viene s6lo a tatuarnos sino a alentarnos. Antes, la marca nos marcaba como a ganado, pero ahora nos invita a servirnos de ella, participar de su doctrina o, como se dice, de su <
globalizado, no esta de mas reivindicar tu individualidad» , dicen los creativos de Lexus. «Nadie dicta tu moda>>, afirman los almacenes C&A. «No imites, innova», aconseja Hugo Boss. Pero, ademas, desde finales de 2002, algunas firmas de lujo como Chanel, Vuitton o Dior han comenzado a vender sus productos sin ellogo a la vista para aumentar la ocasi6n -antes robada- de que el comprador personalice la prenda dentro del reino de la egonomla. Las marcas son hoy, ante todo, «proveedoras de ideas», suministradoras de estilos en los que surtirse, siempre para que disfxutemos la ilusi6n de hacernos nuestro propic yo, nuestro look exclusive. Y esta es tambit~n la poetica de sus textos publicitarios.
El anuncio moderno no induce a consumir este producto, s6lo da a entender y procura, de paso, ser agradable. Lo importante es sembrar algo interesante y, luego, se recogeran los fxutos. Ninguna publicidad actualizada se detiene en las particularidades de la mercancfa: eso es demasiado literario y aburrido. Todas las mercancfas son buenas y valiosas por definici6n: lo importante no es ya tanto la mercancfa como la idea que incorpora. «Esto no es un autom6vil -dice Volvo-. Es una ideologfa.» «Apple is not about bytes and boxes, it is about values» (Apple no trata de bytes y cajas sino sobre valores), dice su creador, Steve Jobs. El diente, suficientemente adiestrado en el capitalismo de consume, no aceptarfa mas propaganda, pero la intriga o la inteligencia sf. Ahora, buena parte de los anuncios de autom6viles no muestran el coche; ni los anuncios de moda, la ropa o los zapatos. La publicidad se ha emancipado de su servidumbre mercantil y fundona como una creaci6n dirigida a receptores tratados a su vez como artistas. cOue significa el anuncio de Adidas
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expresado en las tres rayas pintadas sobre el pie descalzo de un nino de las favelas brasileiias? El mensaje accede al orden del poema. Ning(ln eslogan contemporaneo debera Hamar a com- {
prar esto o lo otro: Ia gente est<\ harta de gastar. El objeto debe presentarse como un don y asf, cada compra sera menos un desembolso q~e un ingreso, un ingreso de algo y un deslizamiento en una transrealidad no mercantil. El capitalismo de ficci6n ha comprendido el rechazo al materialismo grosero, ha asumido el descredito del consumismo, el rostro vulgar del despilfarro, y ha fundado, en consecuencia, una opci6n superior. Lo que importa no es la cosa sino su alma. Lo decisivo, en fin, no es el articulo sino la cosmologfa de su marca. Significativamente, Tommy Hilfiger ha demostrado que Ia marca no necesita d e los artfculos sino, mas bien, al reves: los artfculos buscan a la marca. Tommy Hilfiger dedica muchos menos esfuerzos a Ia fabricaci6n de ropa que a la promoci6n de su nombre, porque su cometido «real» es producir imagenes. Jockey International fabrica la ropa interior de Hilfiger, Pepe Jeans London hace sus vaqueros, Oxford Industries las camisas Tommy y la Stride Rite Corporation las zapatillas deportivas. «C:Ouc~ fabrica Tommy Hilfiger? Absolutamente nada» (Naomi Klein, 1999). Pero podrfa de~irse al reves: produce absolutamente todo (y de todo). Porque, desde hace un par de decadas, no es el objeto el que posee el valor sino, por descontado, la marca: «Your brand is not part of your business. It is your business'' (La marca no es parte de su negocio. Es su negocio), dice el experto en marketing Daryl Travis (2000). · Si en e,I capitalismo de producci6n lo importante fueron las mercancfas y en el cap.i:alismo de consumo lo importante fue lo que una voz dlJera sobre ellas, en el capi-
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f talismo de ficci6n es el propio articulo que habla. CocaCola habla de jovialidad, Nike de malditismo, Body Shop de conciencia ecol6gica, White Label del culto al individuo. A las proclamas de las religiones o los partidos, ha sucedido este prontuario de valores favoritos. Cualquiera de estas marcas se hallan en escena no como simples nombres de empresas sino como titulos de Iglesias. General Electric se postula como una gran instituci6n que procura buenas cosas para vivir, (
El nuevo capitalismo de ficci6n no es por tanto como los anteriores.capitalismos, un sistema sin coraz6n, sino que por el contrario la afectividad es aquello que mas le \ importa. El ultimo anuncio norteamericano de Nescafe no habla en Estados Unidos de un surtido de cinco sabores sino de cinco «emociones», y dos libros de marketing aparecidos en 2000 y 2001 llevaban el mismo titulo: Emotional Branding, el primero de Daryl Travis y el segundo de Marc Gobe. El de Travis tiene por subtitulo «C6mo las marcas de exito conquistan el Hmite irracional», y el de Gobe demuestra de que forma las marcas emocionales constituiran «el nuevo paradigma». Selling the 128
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Invisible (Vendiendo lo invisible) fue el titulo del bespseller que escribi6 Harry Beckwith en 1997,· donde analizaba el milagroso efecto de ciertas marcas cuando ~o aportaban nada diferente ni mejor que los productos ge- . nericos. En conjunto, las grandes marcas sirven artfculos mas cares que los genericos, pero acaparan hasta un 93 % de las ventas totales gracias a que su logo confiere un plus inmaterial que revaloriza incalculablemente las cosas. No importa de que se trate. Universidades como Harvard, museos como" el Louvre, compaiifas de seguros y hospitales, autores, actores, deportistas son «marcas». Practicamente todas las cosas que aspiren a pervivir con fuerza deberan reencarnarse en una imagen de marca, en una marca con imagen: la imagen salva. Los pafses, los municipios, los barrios, se afanan en promocionar sus jurisdicciones respectivas como cualquier otro artfculo de mercado. El marketing hace tiempo que dej6 de ser cosa de las mercancfas: la valoraci6n de una comunidad aut6noma, de las 6rdenes religiosas ode los equipos de rutbol se efectua a traves del mismo procedimiento que ha ensefiado la disciplina publicitaria y son juzgados ·dentro del mismo protocolo. Francia, China, Espana son marcas donde habitamos, pero incluso cada uno de nosotr'o s, en cuanto individuo, constituimos una marca en el mercado profesional, en los cfrculos sociales, entre los parientes. Marcas que pueden ir creandose mediante Ia educaci6n, los viajes, las conquista~ profesionales, las experiencias vitales, pero que pronto incluso podran disefi.arse desde el origen. De hecho, Brand-ADN es Ia denominaci6n para{ los casos futuros de nifi.os que sean disefi.ados con unos determinados genes y no otros hasta constituir un ser humane de unas caracterfsticas y propiedades concretas al modo del resto de los demas productos manufacturados. 129
El capitalismo de producci6n s6lo era capaz de elabo. '\ rar bienes inertes, pero el capitalismo de ficci6n puede felaborar seres vivos (plantas o animales) y todos con el Jultimo fin de ser famosas marcas. «We are brands and ( brands are us» (Somos marcas y las marcas somas nosotros), dice en sus textos Ia novfsima firma Getty Images. Las marcas no quieren, sin embargo, seres marcados como fueron los desdichados obreros del capitalismo de producci6n y de consumo, sino seres elevados a la riqufsima categorfa que inspira el logo. Traducidos en sugestiones de estilo, en insinuaciones para completar el aire del yo. El capitalismo de producci6n era hijo del mundo de Ia esclavitud y sometia basta amargos niveles de subsistencia. El capitalismo de consumo moderaba esa presi6n para succionar un plus dulce en el momento del consumo. Ambas plusvalfas se obtienen tambien ahara en el capitalismo de ficci6n, pero lo peculiar del nuevo modelo es SU intenci6n adicional de hacemos Creer unicos, singu}ares, artistas. El capitalismo de producci6n trataba de exprimir nuestras fuerzas fisicas sin importarle el dolor, el capitalismo de consumo trataba de exprimir nuestros suenos in ocuparse de nuestros desvelos, pero el capitalismo e ficci6n hace su negocio procurando mimarnos. «The purpose of a business is to create a customer and to satisfy a customer», dice Daryl Travis (2000), crear un cliente y dar satisfacci6n al cliente, formar una criatura y hacerla feliz. Nunca a la izquierda se le ocurrieron propuestas mas munfficas o afectivas.
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MUSEOS EXULTANTES
En Espana apenas existe hoy una comunidad aut6noma, pobre o rica, que no haya erigido un nuevo museo con el que engalanar su imagen. Desde el Domus de Arata Isozaki en La Corufia hasta el CAM de Saenz de Oiza en Las Palmas, decenas de nuevos edificios musefsticos han poblado Ia geograffa nacional en menos de dos d~ca das y asf ha sucedido desde Estados Unidos a Austria, desde Francia a Aus tralia o Jap6n. Si otras ~pocas !egaron palacios o catedrales, ~sta brindara museos cuya cualidad mayor consiste en la referenda a lo no comercial, en tiempos en los que lo mas cotizable es lo invisible. De hecho. no ha impot1ado carecer de obra para dar contenido al contenedor: el museo ha funcionado con una sorprendente autonomfa simb6lica para el consumo. Como un aporte a la imagen de marca ciudadana. Hasta los afios ochenta una ciudad podfa proponerse Ia promoci6n de su patrimonio, sus palacios, sus monumentos hist6ricos, pero el fen6meno de los nuevos museos representa algo mas. Significa, coincidiendo con Ia etapa del capitalismo de ficci6n, no ya la exaltaci6n del monumento recibido, sino •la producci6n del monumento». Declarado el fin de la historia, la autoridad local de131
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cide prorrogarla y hasta rediseiiarla mejor mediante esta pr6tesis elegante. Con una peculiaridad aiiadida: este suplemento arquitect6nico se agrega, en general, no en respetuosa coherencia con lo preexistente sino precisamente como un efecto especial, un «Suceso» para Hamar la atenci6n, un impacto para promocionar el nombre de la ciudad protagonista. El ejemplo supremo es, como bien se sabe, el Guggenheim de Bilbao, elevado a paradigma del marketing, mediante su expresa morfologfa detonante. Con este efecto, el museo cambia su vieja funci6n insf\ tnlctiva por la funci6n espectaculo y la reflexi6n por la ! sensaci6n. Como consecuencia, cientos de miles de per\ sonas han visitado tanto una antologia de Kandinsky ~ como una colecci6n de Armani, una monografica de Zurbaran o los vestidos de Versace. El museo anterior, Iugar de estudio, minoritario y lugubre, desprendido de la actualidad, ha ganado para sf la calidad del entretenimiento y el atractivo excepcional, medido en d6lares, que el mundo del dinero a traves de Christie's o Sotheby's otorga a su colecci6 n. Hasta hace poco, una obra de arte famosa podia valer mucho, pero no se sabra abiertamente cuanto y ese misterio impedfa tenerlo popularmente en cuenta. Su valor, antes de que se hicieran objeto de informaci6n las pujas en Christie's o Sotheby's, era desconocido o inexpresable. Sin embargo, ahora los resultados de las subastas han convertido lo inefable en millones de d6lares y a Picasso, Van Gogh o Degas en grandes multimillonarios incorporados al mundo del star system. El Louvre se hizo deliberadamente mas grande no con e1 fin unico de incrementar su espacio expositivo, sino porque, dentro del star system, al publico le entusiasma lo colosaL El Museums Quartier, un complejo de 60.000 metros cuadrados en Viena inaugurado en 2001,
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esperaba recibir dos millones de visitantcs al ano y el mismo alcalde de Ia capital lo present6 como uespacio completo para el arte en familia >>. El J. Paul Getty Center del arquitecto Richard Meier se extiende en Los Angeles a lo largo de varias edificaciones sobre una parcela de 45. hectareas, equivalente al mayor centro comercial de Estados Unidos y con intenciones no muy distintas. El nuevo British Museum, que reform6 Norman Foster, se inaugur6 en diciembre de 2000 con una techumbre acristalada igual a la superficie de un campo de rugby y, definitivamente, el museo con perspectivas de ser el mayor posible nose plane6 para una gran capital ni con el prop6sito de albergar un fondo extraordinario, sino para North Adams, Massachusetts, una ciudad de provincias que aspiraba a despertar, de un golpe, Ia maxima atenci6n de los turistas. Pero si el museo no consigue crear noticia debido al tamaiio lo intentara con su arquitectura insolente. No s6lo los museos de Gehry en Bilbao o en Missouri, parecidos entre sf, son espectaculares. El Bonnefanten de Maastricht de Aldo Rossi, el infantil de Predock en Las Vegas, el municipal de Shimosuwa de Toyo Ito, Ia Galena de Arte y Sala de Exposiciones en Bonn de Gustav Peichl, el Milwaukee Art Museum de Santiago Calatrava son obras que ilustran las gufas de viajes y consiguen Ia mirada del excursionista.
Superadas las postales, trasnochadas las serigrafias, agotadas las laminas, se llama hoy «derivados» a todos · aquellos articulos, textiles, cenimicas, metacrilatos, aceros o aluminios que inspiran ~us formas y motivos en las obras de arte. Pueden adquirirse en los mismos museos, pero tambien en las tiendas de souvenirs o en cadenas de tiendas con esas franquicias. En Boston, durante la exhi-
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bici6n de la monografica sobre Renoir, el Museum of Fine Arts vendi6 8,3 ~illones de d6lares en camisetas, sudaderas, catalogos, posters o calendarios y, por su parte, las boutiques de los diversos museos Smithsonian de Washington suelen facturar por metro cuadrado cinco veces mas que los locales comerciales de la misma ciudad. El Metropolitan de Nueva York (MET) posee en el mundo varias decenas de locales donde vende merchandising como si se tratara de la Warner Bros. El mismo MET estren6 a comienzos de los aiios noventa las llamadas «soirees romanticas» y en su balcony central podia tomarse una copa entre los compases de un quinteto con musica de Strauss o Frimi. Mas aun, el MET ha sido, en los ultimos tiempos, uno de los lugares mas codiciados por la alta sociedad para celebrar sus fiestas y sus bodas. Casi lo mismo que viene sucediendo en el Thyssen de Madrid y en tantas otras pinacotecas del mundo. Las ultimas convenciones de directores de grandes museos, que se celebran dos veces al aiio, una en Europa y otra en America, se centraron en el debate sobre la conveniencia de asumir las reglas de una gesti6n mercantil que garantizara su supervivencia. Tres de las mayores instituciones de Estados Unidos -el Metropolitan de Nueva York, el Museum of Arts de Filadelfia y el Art Institute de Chicago- funcionan desde hace aiios con una direcci6n bicefala, artistica y empresarial; los directives de las corporaciones patrocinadoras se han vuelto tan exigentes que no confian en un intelectual, por notable o genial que sea, sino que demandan tambien, en el equipo directive, la figura de un gestor. En Europa esta tendencia economicista, antes exclusiva de los norteamericanos, se ha acentuado en estos aiios con el efecto de numerosas destituciones y dimisiones. En Austria, la orientaci6n mercantil de varias insti134
tuciones museisticas escandaliz6 a diversos circulos intelectuales, y el director de la Casa de Ia Literatura, Heinz Lunzer, declaraba en marzo de 2002 que <
c:Le llamaron para que continuara? Claro que no. El museo ha elegido entre Disneylandia y Ia muerte y, decididamente, ha preferido seguir viviendo, aun en la ficci6n. Desde mediados de los noventa ha prendido un tipo de museo que excita la sensibilidad del visitante y funciona con pautas semejantes a las de los parques tematicos. En el Holocaust Museum de Washington el publico redbe a la entrada una tarjeta de identidad con el nombre de un determinado judfo recluido en un campo de exterminio y durante el trayecto trata de encarnar las vicisitudes del prisionero. Versiones de esta misma idea se han repetido en decenas de instituciones dentro y fuera de Estados Unidos. Ralph Appelbaum, el arquitecto que ide6 el American Museum of Natural History en Nueva York, expresaba este nuevo rumbo diciendo: «Estamos hacienda tremendos esfuerzos por crear un entorno emocional que atraiga al publico.» c:El sonido? cEl aroma? c:La chanza? 135
Todo ello son experiencias que ha asumido el nuevo mu~ seo siguiendo l~s ejemplos del parque de atracciones o la tipologia de las tiendas cone-factor. Cuando un personaje del cuadro asombra por su realismo decimos que solo le falta hablar, cuando la vision de una marina impone su arte parece que oigamos el oleaje, cuando llega el pop-art esperamos que a su espalda suene el rock. Consecuentemente, en Bonn, el Bundesk-unsthalle present6 en la primavera de 2001 una retrospectiva de David Hockney acornpaiiando las pinturas con rnelodfas a juego. La contemplaci6n de una obra de 1960, por ejemplo, aiio en que el autor vivi6 un romance con Cliff Richard, se unia en los auriculares con los compases de Living Doll, exito de ventas de Cliff Richard durante esa epoca. Un aiio antes, el MOMA en su exposici6n titulada «Modern Starts» prograrn6, en las casetes de gufa acustica, rnusica de finales del siglo XIX y principios del xx, conternporanea de los cuadros que se colgaban. Luego los CD, vendidos a 14,98 d6lares, arrojaron un notable beneficio suplernentario. Finalrnente, en mayo de 2002, el Museo de Arte Conternporaneo de Barcelona expuso, a traves de ocho obras, una aleaci6n de sonido electr6nico y artes phisticas para una experiencia que con la colaboraci6n del Centro Pornpidou de Paris se llam6 «Proceso s6nico», igual que tantas otras ya en las que el artista proyecta su obra visual con el ·a compaiiarniento de la melodia precisa.
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Los rnuseos rnostraban basta ahora sus colecciones respetando tres canones fundarnentales: uno era el de exponer las obras cronol6gicamente, otro el de agruparlas por escuelas y el tercero seguir movimientos y estilos. La Tate Modern de Londres, no obstante, ha ofrecido su fon136
do repartido en cuatro tipos de generos (la vida cotidiana, el paisaje, el cuerpo. la sociedad) y no separa por epocas o por estilo; s6lo distingue por temas que considera de in teres para el gran publico. Tambien la Tate Modern, ·· contra el proceder habitual, ha elegido la f6rmula tema- : tica para mostrar su colecci6ri permanente, y asf, en la secci6n «Retratos» puede contemplarse una pintura de Nicholas Hillard (1547-1619) junto a otra de Maggi HambUng, nacida en 1945; en la secci6n <(Vida de Hogar», . aparece una fotografia en color de Sarah Jones, de cuarenta y dos aiios, junto a una pintura de Johan Zoffany, muerto en 1810 y otra de Hockney, fechada en 1967. El recurso tematico espolea la curiosidad del turista, lo atrapa, promueve el juego infantil de las comparaciones y proporciona recompensas sin necesidad de entender. Pero hasta el olor ha sido incorporado a la pintura y la International Fragance Foundation de Nueva York- ha elaborado distintas clases de fragancias de acuerdo con el motivo de los lienzos (bodegones, paisajes, interiores) o segun la especialidad del centro. Para el American Museum of Natural History, por ejemplo, se ha creado una esencia que evoca la fragancia de una pradera africana y f existen ilustraciones aromaticas para otorgar realidad a f una muestra de incendios, de marinas, de basuras. El \ museo no es ya la realidad que era, sino una nueva pro- \ ducci6n. No es la memoria del pasado sino un presente divertido, noes educaci6n sino distracci6n, no sobrevive gracias a la cultura profunda sino a la cultura pop o el negocio a secas. Asf, en una conferencia celebrada en Chicago en febrero de 2000 Gilbert Edelson, vicepresidente de Art Dealers's Association, revel6 que no pocos museos cobran actualmente comisiones por Ia venta de los cuadros que exponen procedentes de colecciones particulares. «Cada vez mas museos -dijo- operan como 137
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E'. n un tlenwo el mtit}tn era Dlos. 'fenfa Ia conl)ldera~ c16n de un ser con fncullades mi\glcas que le lzah~ n por encima del resto de los mortales entregados a cu~lqujer otra dedict\ci6n. Mientras los ciudadanos ibun a tmbajar, el artlsta se dirigfa a crear, mientras los dem ~s trabajado· res tenfan ideas, el artista gozaba de lnspir aci6n, mientras el comun de los mortales adquir!a conocimie ntos, el artista recib!a visiones. Todos mor·fan, pero el artista posefa el don de llegar a inmortalizarse; los demas fabricaban prodtictos pero el artista lograba portentos. El artista no era Dios pero se le reconocfa tocado por Ia mano de Dios de manera preferida. Como consecuencia, el artista podia hablar de sf como un trastocado y de sus cuadros o de sus libros como regallas de un proceso providencial que se equiparaba a las revelaciones de los santos o los arrobos de Ia mistica. El escritor, por ejemplo, sacaba a los personajes de su cabeza y les otorgaba vida, tan fuerte que con frecuencia incluso se le rebelaban. En cuanto al pintor, nunca supo explicar que pintaba o por que lo hacfa de ese modo, consecuencia directa de que su mano era conducida por otra mano superior a la que no podria oponerse. El escritor, el escultor, el artis139
ta. en fin, era una suerte de poseido por lo mas alto y pudo presumir de ser algo Unico y distinto. Se visti6, en consecuencia. eon ropa estrafalaria y se le permitieron delirios sin recibir el castigo de ser intern~do. Ahora todo esto ha pasado. El artista que hoy se disfraza de artista denota que es un &acasado. Por el contrario, los verdaderos triunfadores van con jersey y vaqueros, sin buscar llarnar Ia atenci6n porque el patr6n de valor del genio se rnide en millones de d61ares y los millonarios de hoy, como Bill Gates, compran ~u ropa en Gap o en Zara. En suma, los grandes artistas se confunden con los hombres de negocios y los hombres de negocios son los artistas. Poco a poco los antiguos creadores han pasado de d e miurgos a profesionales, de lo aulico a lo productivo y de lo celestial a lo profano. Del verdadero artista se espera hoy que sea un animador del mundo y no un endiosado ni un tarambana. Se espera que p osea imaginaci6n sin necesidad de llamar la inspiraci6n y basta con que nos estimule sin voluntad de redimirnos. Por su p arte, e1 artista se conforma con que se le ocurra algo para lograr no una obra maestra slno producir noticia, y su papel en estc mundo se a Unea at lado de o tros especialistas en la indusll'ia de la di s tracci6n .
E l hi sto t·ko fin del Ul'tls ta-creador sobrevuch\ dcsde ha~c tkmpo em la lnduslria del disco y del libro potque t0 s Ct'Calivos, Jo:s cjcc:utivos y los nnali. tas de mct-cados puluhm por todas panes. lu. m cdil\ del pt·csupllcsto pnrt\ um.\ pdkulfi en I h )Jlywoml nsccndiu n !.000 mHl<>l\~~ d~ pcs~ta ~fl lUOO; "tcm;1slado dh1~l'O pam dcjnt'lo hbt·e· mcn 1c en tn~no de pcrs01m. sin pt'CIK\I't\d6n cl\\lWcsn· rtul. r:.n S"ncrnl. d~ntro o (\tern de l?.~tud~>s Unld~>s, Clltmto
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mas dinero hay en juego, mas participan los empresarios y menos las genialidades de los musicos, los escritores o los guionistas. Grupos de ejecutivos de las grandes editoriales, de las productoras de television, de las compaiifas cinematograficas asisten hoy a curses sobre estructura narrativa, ritmos de acci6n o tecnicas faticas para satis'facer el gusto del publico y, a partir de lo aprendido, revi- . san e introducen variaciones en las obras que se les proponen. Los guionistas, los escritores, los compositores se resisten a1 principia pero, casi todos, acaban plegandose despues ante la complejidad de Ia estructura y el turbi6n de las recompensas. Las casas de disefio, los sellos discograficos, los grandes conglomerados multimedia cultivan patrullas de «rastreadores de estilo», cool hunters, que informan, desde los patios de los institutes, los centres comerciales, las discotecas o los barrios, sobre aquello que podria interesar a la poblaci6n porque pocas cosas se hacen hoy sin preguntar antes. Se pregunta desde las empresas antes de lanzar sus mercandas y se interroga desde los particles antes de redactar sus programas electorales. Pero, adem~s. pocas novedades surgen como consecuencia de una idea individual. Tclefilrnes de exito, peHculas, candones y edificios no proceden, como solfa ocurrir, de un autor unico trabajando ll solas. La actividad nrt!stica se ha apoyado a lo largo de modcmicl~d en dos pilares maestros: Ia ambici6n d(! ob~ ten~::r nuevos conodmierHLm muy dclib~ a·udanh:ntc cont:t·a el ftkil entandi·
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mlcnto d 1 ptiblieo. Los milituutes dii!
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vanguardias 141
alardeaban de ver mas alia, en consonancia con la posici6n encimada del artista. Veian aquello que los demas no podian ver y era.n, desde todos los puntos de vista, profetas. iC6mo extrafiarse de no ser entendidos? Ahora, sin embargo, la pretensi6n de un conocimiento inedito ha desfallecido basta en las ciencias positivas, y en general pocos creen que quede algo de ,·erdad importante por desvelar. Numerosos profesionales de la ffsica opinan que ha concluido la fase del descubrimiento basico y lo que resta son derivaciones, mas o menos importantes, de los fundamentos obtenidos. Con ese espiritu del tiempo, los artistas, los escritores, los realizadores de cine, raramente se empeiian en extraer conocimientos relevantes, mas bien se felicitan cuando logran reelaborar atractivamente lo sabido y consiguen. sobre todo, comunicarlo bien. Ser hoy un incomprendido no aumenta la talla de los autores sino que consigue acabar con ellos. En general. lo raro solo vale a condici6n de convertirse en noticia o, lo que es lo mismo, en volverse objeto comercial de la industria de la informaci6n. Desde el musico al escritor, desde el pintor al arquitecto, todos concentraD sus suenos en difundirse masivamente de modo que cuando un autor hace algo que «pega• se vera tentado, y basta obligado, a repetirlo sin cesar. Daniel Buren lleva treinta anos pintando rayas y Feito cuatro decadas trazando circulos. Un Richard Meier es lo mismo en el Museo de Arte Contemporaneo de Barcelona que en el Centro Cultural Getty, un Calatrava es tan igual en Valencia como en Milwaukee. un Frank Gehry se repite en Bilbao, en Seattle (E."-perience Music Project), en el Museo de Missouri, en el Disney Hall de Los Angeles y en el proyecto que preparaba para el Guggenheim de Nueva York. Lo aceptado, lo celebrado extensamente remite a la idea del triunfo democratico y el autor desea ser un dem6cra-
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antes que nada; ser aplaudido y no pateado, miembro asentado en el coraz6n social y no un outsider. Hay excepciones, claro esta, hay artistas geniales y «extraiiOS», pero puesto que los mas diferentes estilos pueden convivir ahora simultaneamente, desde el minimalismo de Dan Flavin Morris a la arquitectura tecn016gica de Rogers, desde Ia esh~tica Kinari de Tadao Ando a las sillas Mendini, lo que importa, en caso de pretenderse distinto, es traducirse en suceso mediatico. Es decir, incorporarse, por la vfa sensacionalista, a las autopistas de la comunicaci6n, al mundo de los media y a sus titulares. Las vanguardias, cuando provocaban, recibian castigo. Ahora se gana la primera pagina. «Sensation» fue precisamente el titulo de la exposici6n mas sonada de Ia ultima decada. Los 42 pintores britanicos (Damien Hirst, Kake & Dinos Chapman, Chris Ofili, Marc Quinn, Gilliam Wearing o n·acey Emin, entre otros) que participaron bajo Ia etiqueta de Young British Artists (YBA) cautivaron a ·los media brindando un show, en 1997, que se repiti6 mas tarde, en 1999, en el Brooklyn Museum de Nueva York, donde el alcalde Rudolph Giuliani prohibi6 la enu-ada a los menores de diecisiete aiios no acompaiiados de personas mayores. La obra mas fotografiada fue una de Chris Ofili que representaba a una Virgen Maria pintada con excrementos de elefante y rodeada por una constelaci6n de vulvas. A su lado, Mat Collishaw ofrecia un craneo destrozado y sangrante en un lecho de greiias con el titulo de Agujero de bala en tma cabeza, y Ron Mueck representaba al padre del artista, desnudo, amat;Uo y abatido sobre una alfombra: Papa muerto. Otras aportaciones fueron la cabeza de un buey profusamente agusanada y el secretante interior intestinal de un cerdo. Como consecuencia, a la muestra acudieron mas perta
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¢n l\.. ' ·knto t'tcnt. y ' inc u''tl s d" ex\:\tcn in Ante~· le -. "nsoti\\n ~ l art· briu\ni ·o rn . :)nsld 1" d nti ua lo y pt vin ·i mo, pt.~t n partir d _. .1 • hf G ..m fh ~n_, rm ftl l 't..'C nt-'Cld~' o m\ d nu '\'0 ·entro ru-t fstko J ·l plun <."'tu. No nun Ru~lwnt tll. com is rio ds. dcsd~ Diller y ~ fidio (In lituto Evcbeam, Nuevn Yo rk) u Midmd Jatzcn (Ca a M. Gonnnn, Calif mh\) o Nkh b Gl'imshaw (E.dt!n Pt ~ect, mo Bretat'\a), se e ·fuca7tm h y en constt·u loncs .. aupturi ~ta -. a U~\' ~ de lu · g ·omct rfns irnprt.'";:c-iblcs d Ia infonn. t i a l. ., onduh_, ivne ~ de la biolog!., pct--o omo dice Ia crlti a AnuLxu Znbnlbco con: • No qui •a-en pasnr a Ia hi · t du, qui~ren cnu-;.u · en el mun lo.• El e.xorbitndo nf~n por ap:.\ rcccr en lo e ·pacios infornuu ivo h" vucho re udta.r In e n ·uru en la Francia d e 2002 a prop6 ito de libr como Plcaa{omltl., de Michel H u ·llebecq. qu dcnigra Ia rclig i6 n mu · ulma na, de no\'ela con1o Ro,'ie borzbon (Bomb6n ro a), de Nicolas Jone G din. que enaltcce Ia pedo rtlia, o de // e11trerait dans Ia Jt'ge11de (Ent aria en Ia lcyenda), de Louis Skorecki, rctrato Jcgitjmador de un ascsino en serie. Una de las orrienles art! ticas durnnte c tos anos ha sido notablem c ute el dcnominado abject art. donde el s:uc~:po es humilla do, quebrantado y profanado (Anna Mana Guasch, 2000). y en la mu lea ha triunfado la elcctroclash, que es un pro tuberont.e t£>Cno-pop cutre con espfritu punky.
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los autom6viles a la equipaci6n de los futbolistas, todo f esta hoy disei'lado, tapi:t.ado de estetica y poluci6n de crea\ tivos. Armani, .lagerfeld o Ferragamo decoran hoteles en rtalia, Australia o Estados Unidos; Adolfo Dominguez ha 1creado la imagen corporativa de la cadena hostelera NH y Antonio Mir6 los vestuarios para el servicio del Hotel Majestic. Javier Mariscal es responsable del interiorismo .del nuevo Hotel Domine de Bilbao y el director de teatro Bob Wilson es responsable de Ia escenograffa de los escaparates de Louis Vuitton en Londres y Pans. Philippe Starck diseiia los hoteles Paramount o la ultima tienda de Gaultier; John Pawson ha firmado las tiendas de Calvin Klein en Nueva York y Seul, la cafeteria del aeropuerto de Chek Lap Kok en Hong Kong y hasta el monasterio checo de Novy Dvur. El mundo de Ia arquitectura, el interiorismo, el diseiio, Ia televisi6n, el paisajismo, la publicidad han envuelto el cuerpo social de una styling skin que nos recubre de cabo a rabo. Incluso los franciscanos de la Orden Tercera en Asfs (Italia), deseosos de renovar su atuendo, recurrieron a la diseiiadora Elisabetta Bianchetti a finales de 2002. La estetizaci6n del propio cuerpo mediante farmacos, intervenciones quirurgicas, trasplantes llegara al extremo de rediseiiar la vida creando, gracias a la manipulaci6n - genetica, nuevos seres «con encanto». J. Craig Venter y su sociedad Celera Genomics constituyen los primeros ingenieros-artistas de la vida. Venter, con Ia colaboraci6n del premio Nobel de biologia Hamilton 0 . Smith, planea utilizar un prestamo de tres millones de d6lares del Gobierno estadounidense para crear organismos que produzcan hidr6geno como carburante o que reduzcan las emisiones de carbono en las centrales electricas. Pero, aparte los destinos utilitarios, Ia utilizaci6n de la biotecnologia como una forma
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artistica se ha manifestado en las actuaciones del norteamericano Eduardo Kac, que en una extensi6n del arte conceptual encarg6 a un grupo de genetistas franceses la «producci6n:o de un conejo transgenico llamado Alba, con un gen fluorescente proveniente del c6digo biol6gico . de una medusa. Alba, el conejo que resplandece, es considerado hoy un ejemplo del arte genetico que ya se ha puesto en practica repetidamente a traves de las recombinaciones del ADN en insectos, reptiles o mami'feros. Como refrendo a estas «obras de arte» dentro del proceso biol6gico, la curator del Whitney Museum of American Art, Thelma Golden, declaraba en 2002 que «estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo tipo de artista, el artista-cientifico-investigador». Todos, pues, artistas: el bi6logo, el arquitecto, el publicitario, el hacker, el empresario; incluso el artista. Si el ciudadano en el viejo capitalismo de producci6ni era, «sobre todo», un consumidor de productos ligados a 1·l una dirnensi6n utilitaria y el ciudadano del capitalismo. de consumo fue, «sobre todo», un consumidor de signos~ el sujeto del actual capitalismo de ficci6n es, eminente mente, un consumidor de formas. Ante esta efusiva demanda, el autor se convierte en un productor mas, allado de los demas obreros de la estetica. Deja de ser el orate de Ia fase anterior para convertirse en un profesional cabal junto a fot6grafos, disefiadores de webs, directores de cine, modistos o cirujanos. Lo que significa, al fin y al cabo, viendo c6mo evolucionan las cosas, que cumple, despues de un bucle hist6rico el digno y noble anhelo de las vanguardias consistente e~ fundir el mundo con el arte; llevar el arte a la vida. Baudelaire llamaba al arte «los domingos de Ia vida», los intervalos en que la experiencia estetica convierte al tiempo comun en fiesta. El. resultado ahora es que siempre pue-
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de ser domingo: los comercios abren veinticuatro horas sobre veinticuatro, siete dias ala semana, toda Ia existencia, para tratar de «divertimos hasta morir». «Cuando todas las obras son bellas -deda Warhol-, no tengo que escoger; todas las obras contemporaneas valen.» Cuando el arte esta por todas partes, en cualquier recinto y objeto, todo el mundo, el mismo mundo, tiene Ia oportunidad de ser genial.
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MODA 0 lDEOLOG!A
Segun el crftico de arte Mario Perniola, en nuestros dfas se juntan dos grandes tendcncias esteticas: una va encaminada a Ia celebraci6n de Ia apariencia mejor y Ia otra se orienta hacia la peor experiencia de lo real. La primera ha encontrado un aliado en los medios de comunicaci6n de masas y es Ia tendcncia que se corresponde con la ben~vola estetizaci6n general del mundo. La segunda opci6n se recrea, sin embargo, en Ia excavaci6n o la pornograffa del dolor. Esta serfa la corriente correspondiente al abject art, al «arte poshumano" (Jeffrey Deitch), «arte traumAtico" (Hal Foster) o «arte psic6tico" (Mario Pemiola). Desde los noventa, lo sucio, lo pardusco, lo desgarra-~ do ha ocupado un Iugar sobresaliente en los escenarios del gusto. Existe placer en el disfrute de lo suculento, pero brota una voluptuosidad de segundo grado en el interior de lomas aversivo. Exasperada la busqueda de seducci6n, revestidas las superficies de belleza -disenados los bares, los futbolistas, las medicinas y los tanatorios-, la moda y el arte han viajado a investigar en las carceles, los camposantos, los suburbios y los vertederos. He aquf tambien el amor por la basura. 149
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Durante mas de un decenio la ropa de los pobres se ha explotado dentro de lomas cool. Ropa tomada de los margenes desportillados del sistema y, para cerrar el broche, cortada y cosida en los l6bregos talleres del Tercer Mundo. iGusto por la miseria? c:Fervor por el desperdicio? iLavado de conciencia? «It's terrible to say, but very often the most exciting outfits are from the poorest people» (Es terrible decirlo, pero a menudo la ropa mas atractiva es lade la gente mas pobre), declaraba Christian Lacroix en Vogue (Nueva York, abril de 1994). (Terrible decirlo? Unos afios han bastado para que en Francia aparecieran, en agosto de 2002, camisetas de moda estampadas con letras doradas enfatizando la pertenencia a distritos miseros, marginales, canallas, que portaban con orgullo los j6venes de baniada.
Bajo la guia de lo mas astroso, bajo la convalidaci6n estetica de la penuria, se comporta el Palais de Tokio de Paris inaugurado a comienzos de 2002. Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal, los dos arquitectos encargados de rehabilitar el esplendoroso edificio, gastaron tres millones y medio de francos en transformar su antigua belleza en fealdad y su espacio galante en un almacen cochambroso. Dentro de Ia exposici6n inaugural se dispuso un area con pilas de abono animal, obra de Paola Pivi, un callej6n suburbia! calcado de los arrabales de Johannesburgo (Kay Hassan) y cacharros de cocina baratos suspendidos del cielo raso (Subodh Gupta). Un gran cartel decia en una de sus miseras areas: «Add elegance to you poverty» (Afiade elegancia a tu pobreza). La indigencia es el modelo y no para denunciar su injusticia, sino para reciclar en valor estetico su podredumbre. Armani con su linea A-X, Ralph Lauren con sus «lava150
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dos», Issey Miyake, Johji Yamamoto y Rei Kawakubo con sus «deconstructivos» son algunos de los que han escarbado en este .roiioso universo. Efectivamente es posible seguir luciendo un bolso de Loewe o una americana de Ferre, pero casi siempre a condici6n de yuxtaponer trapos ·de mercadillo y botas de obrero. El desequilibrio, la ' fealdad, la basura y la catastrofe son imagenes con las que el capitalismo de ficci6n ha llenado el arte y la moda. El espectaculo de lo feo posee escuela arquitect6nica en la deconstrucci6n de Peter Eisenman, Daniel Libeskind o Zaha Hadid, y ha embelesado al mundo a traves del Guggenheim. «Las formas catastr6ficas -ha escrito Luis Fernandez-Galiano, catedratico de Proyectos en la Escuela de Arquitectura de Madrid- se justifican con frecuencia remitiendolas a la quiebra contemporanea del universo newtoniano y el paradigma mecanicista. En una amalgama confusa se mezclan... rizomas y fractales que decoran camisetas y revistas de arquitectura, dormitorios de estudiantes y tableros de concursos, bares de moda y tesis doctorales» (El Pais, 24 de diciembre de 1999). Destrozos, porquerias, putrefacci6n. Tanto lo bello como lo feo son categorias serias, pero lo feo gana en la moda un punto de mordacidad, una supermirada chic que agrega a las cosas un suplemento de irrealidad de lujo. Se presenta feo lo que podria hacerse de otro modo, pero se hace feo para acentuar la noci6n perversa, Ia part du diable: lo bello -como lo nuevo- siempre seria mas soso. Lo feo como la cara maldita de Ia belleza se hace insignia de la transgresi6n. Una seiia que, dentro de la moda, no es indicio del mal insoportable sino precisamente una dosis exquisita de mal para degustar, a partir de el, nuevas ediciones de la belleza desprendidas de Ia seguridad, la excelencia o la variedad. Significativamen151
tc, en A\'ls' l\. c~l \t~l ~ultun"ll t'\H }.)('3 dc lO o. sc rind\~ \H1 ... nsti cultu " la hdl '•-~' en u ... tro ~'P!\\'tn :h,)S (LG. ~f !ftl it f,.t~ •<~ W •. <~W"' d #'~U\'l'(?~ n\'tnSf\> y W ik!l~ \'i~). "'' ~nn~'~ d knu~ de la mnc ' l\1\ J'l "~\.mt~\b~l: l'l r tl~ qM~ u bc-.at ('St-<'IIC' d
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Et'\ tiempos en los que se repite cl moddo lt'rt'Orista, lo bello par't?'c-e 3rn:met':ldo y el de-sm-den ustt'O ~o 1.\. pt-oxi, n1a a la ven:bd. 1\brtin Margida empez6 a ser f..nnoso en el campo de b moda u-ns presentar su coleccion de primavera-verano 1992 con materiales de desecho, en un siniestro almacen del Ejerdto de Salvacion. Su trnbajo, dedan los folletos, pretendi'a ser un dialogo entre el pasado y el futuro, entre lo que vestian los vagabundos y deseaIian usar los ricos, una vez que, en el exu·emo de la degustacion, lo mas cotizado fuera el sabor a podrido. El mismo Margiela dedaraba: «Creo que todo el mundo debe mantenerse alerta estos dfas. La moda en cuanto lujo es redundante y debe ser definitivamente reemplazada por una nueva realidad.» cOue realidad? Una realidad mas alia de lo real, una realidad irreal. (Anticipaba Ia invenci6n de una guerra asesina? cSu pujante infiemo interior? AlexanderMcQueen, hoy en Gucci, no ha tenido repa. ro en confesar que usa los desfiles para desencadenar ~ emociones traumaticas, incluidas el llanto y la angustia. i1 En Ia moda otofio-inviemo 1999 de McQueen, la protaJ gonista del desfile fue una modelo norteamericana, Aimee Mullins, que tenfa amputadas las dos piemas y que recorri6 Ia pasarela con pr6tesis diseiiadas mas un par de botas de Ia firma. La proposici6n fue: «cD6nde empieza Y
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mientos acratas antiglobalizaci6n que habian sido primera pagina de los peri6dicos recientes. Igualmente, a traves de Benettori o Diesel se han propagado alegatos contra la pena de muerte, contra el racismo, contra el abandono de enfennos de sida. En Sarajevo, en abril de 2002, se celebr6 un desfile en el que los figurantes aparedan ataviados con restos de unifonnes militares y abrigos confeccionados con sacos y mantas usados durante el asedio de la ciudad. En su colecci6n de primavera de 1995, cincuentenario del Holocausto, el japones Rei Kawakubo prepar6 para la marca Comme des Gar~ons modelos con la cabeza rapada y disfrazados de prisioneros judios, y David Delfin, en la pasarela Cibeles de septiembre de 2002, mostr6 modelos encapuchadas y envueltas en vendas como alusi6n a la violencia domestica. Originando escandalo, Hussein Chalayan ha tratado en sus diseiios asuntos relacionados con la religi6n (mujeres de pechos desnudos pero con el velo del islam) y Karl Lagerfeld, en 1994, utiliz6, entre la protesta de los musulmanes, inscripciones del Coran como estampados de sus telas. Finalmente, la pasarela Gaudi de enero de 2003 f exhibi6 pancartas contra la guerra de Irak y el «Nunca l mais» contra la contaminaci6n del petrolero Prestige. , cSe convertia entonces la pasarela en una suerte de \ panfleto? cDejaba la moda en ese momento de ser banal? \ Claro que no: de esa manera los fot6grafos tomaron diez veces mas instantaneas que en la presentaci6n de una colecci6n regular y en ello acab6 el destino de su soflama. La denuncia se reciclaba en sensaci6n, el desfile en suceso y la colecci6n en noticia de primera plana. Consternar mediante el espectaculo, crear suceso mediante la repulsi6n y el estrago ha sido la practica mas repetida de los j6venes artistas brit.anicos, pero tanto como hicieron aquellos pintores hacen estos diseiiadores.
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Con una diferencia: mientras los artistas apenas crean objetos esteticos, los diseiiadores de moda p~trocinan incluso estilos de vida. La moda ridiculiza el peso o Ia tragedia de Ia historia, para trabajar con la liviandad. El pasado se convalida con el presente y el presente con el sucedaneo de una epoca por venir. Se trata, en definitiva, ' de que la moda vaya pasando sin que pase nada y que el tiempo, expurgado de peligro, se convierta en temporada. No hay tiempo que no pueda rescatarse, no hay miseria sin reciclaje ni muerte sin resurrecci6n. La moda toma el tiempo entre sus manos y conmuta la civilizaci6n en colecci6n, la raz6n en sinraz6n y lo catastr6fico en el anuncio de su escaparate. La moda en el capitalismo de producci6n era un subsector donde se recreaba el culto a la mujer hermosa, pero ahora, en el capitalismo de ficci6n, forma parte del universe general sin distinci6n de sexos. Hasta los aiios sesenta el mundo de la moda fue apenas un apendice de lo social, pero actualmente la moda se halla en todas partes, desde la ciencia a la manera de guisar. En la revista Neo2 (abril de 2001) un texto firmado por Montgomery deda en nombre de su generaci6n de veinteaiieros: «Todo en nuestra vida es provisional... No nos identificamos con ninguna ideologia. No tenemos ni idea de geograffa. [Pero] Nos preocupa el estilo.» Siendo el estilo ahora mucho mas de lo que fue. Siendo el estilo hoy el simulacra de la creencia dentro de un mundo totalmente diseiiado. El aroma sexy de la posmodernidad tras haberse evaporado la espesura de la convicci6n y sus oscuros deheres.
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4.. El sexo
El capitalismo de producd6n se afianzo en los armazones y los pesados objetos negros: las c hime neas negras, las batedas de cocina negras, los p3raguas, los , -estidos, las maquinas de escribir, los telefunos y los coches negros. Luego, el capitalismo de consumo escogi6 las superficies brillantes, el aluminio y el acero inoxidable, las pinturas metalizadas, los materiales de raylite, los limpiadores domesticos que prometian cambiar polvo por brillo, los modelos de Rabanne. En nuestra epoca, finalmente, con el capitalismo de ficci6n, la visi6n alrededor se hace transparente en las carcasas de los ordenadores, en los edificios, los relojes, las blusas, los tirantes del sujetador: La materia palpable se reemplaza por los pi.xels, lo s6lido por el plasma, lo pesado por lo liviano, el hormig6n por el vidrio y la conexi6n alambrica por el wireless. El paso de lo espeso a lo invisible, de lo real a lo virtual, es el estilo clave de que dispone el capitalismo reciente para no ser apresado ni perecer. se liquidan las fronteras entre producci6n y especulaci6n, entre la herramienta y la idea, entre el articulo y su logo. El sistema puede parecer corrupto, incluso hediondo, pero se encuentra a salvo de morir porque su universo social y pro159
ductivo ha pasado de rnanifestarse opaco a transparente. Lo g1ueso, lo recio componian las estlucturas del pasado, pero hoy las dramaticas estaciones ferroviarias se convierten en aeropuertos translucidos y los combustibles fosiles tienden a ser sustituidos por el hidr6geno gaseoso. Lo misrno que ocurre con la e-bomb o bomba electromagnetica destinada a Irak, que pertenece ala cohorte de las annas high po\4.-er nzicrowares (HPM), tan lirnpias que son invisibles, no levantan polvo, no cavan crateres, no producen heridos ni muertos cotTUptibles: s6lo se di.gen a neutralizar la elecu;cidad, anular lo intangible ediante un lenguaje inmaterial. El siglo xx fue el ultio siglo s6lido, tanto en las cosas como en las ideas, y ora es el rnomento de Ia liviandad. El tiempo de la subordinaci6n del dinero metalico al electr6nico, de la suplantacion de la ideologia por la ironia y, de la realidad por el reality show. Lo que era fuerte ha perdido complexion y las empresas planean como formaciones ingravidas. Lejos de consolidarse el capital de las mayores corporaciones en edificios heraldicos aferrados al centro de las urbes, las ·firm as se disipan por las sprawl cities, se e:\."J)anden apaisadas por el territorio informe, apareciendo y desapareciendo en las imagenes de las pantallas. En el capitalismo de producci6n el secreto era una condici6n de Ia religi6n, del arte, de Ia polftica o del sexo, pero ahora, en el capitalismo de ficci6n, el secreto huele mal; es dudoso, acaso terrorista y polfticamente incorrecto. «Transparencia» es ahora el termino mas invocado en los medios de cornunicaci6n, en los foros econ6micos, en los parlamentos o en los estudios medicos, en las tertulias y en los congresos. Para Ia came de buey, el Centre d1nformation des Viandes (CIV) garantiza el musculo cortado con hacha gracias a Le Contrat de Transparence, pero en Ia carne humana y sexual el auge de la pornogra-
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fia, dentro o fuera de Internet, responde a Ia misma proclama: Ia exhibici6n sin sombras. En las tomografias por emisi6n de positrones (PET), por tomografta axial computerizada (TAC) o por resonancia magnetica (RM), se habla de un «cuerpo transpa- . rente». Pero la vigilancia militar, polftica, industrial, a traves de la agenda NSA, del sistema Echelon o del proyecto Galileo, buscan tambien la diafanidad. La organizaci6n Transparency International fue creada en 1993, con secciones en mas de setenta pafses, a fin de examinar su grado de criminalidad y airear cada afio el indice de Percepci6n de Corrupci6n (IPC) para clasificar a los Estados seglin la densidad de sus delitos. El planeta global, autoproclamandose democratico, busca la apariencia ideol6gica de una esfera vidriada para la supervisi6n y la «Super-vision». c:Podria hoy concebirse un buen Gobierno sin transparencia? Norman Foster, en respuesta a esa presunci6n polftica, disen6 primero el Reichstag y despues la sede del Ayuntamiento de Londres ( «Un testiculo de crista!», lo llam6 el alcalde Ken Livington) como dos contenedores exentos de velos. Pero, igualmente, el Experience Music Project en Seattle de Frank Gehry, la mediateca de Toyo Ito en Sendai, la sede de la UEFA de Patrick Berger en Nyon, la Biblioteca Fran~ois Mitterrand en Paris de Dominique Perrault, la ampliaci6n del Reina Sofia de Jean Nouvel, todo aquello que quiere ser apreciado recurre a la transparencia. c:La gesti6n empresarial? La nueva fabrica de Volkswagen en Dresde, inaugurada en marzo de 2002, se llama Glaserne Manufaktur (Fabrica de cristal) y desde cualquier punto exterior puede contemplarse el proceso de producci6n completo, mientras los trabajadores, expuestos al publico, aparecen como artesanos. Mas aun: los vi-
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sitantes pueden adentrarse hasta el coraz6n del edificio y proponer disefios para futuros autom6viles al tiempo que taman una copa en el bar o almuerzan en el restaurante. La fabrica es penetrable, publica, interactiva porque la idea de la firma es hacer creer en la inexistencia de muros entre productor y cliente, fabricante y comprador.
A1 «todo es politica)) del comienzo del capitalismo de consume en los afios sesenta le sucede el «todo es publico» en los principios del capitalismo de ficci6n. Cuestiones como el sida, la homosexualidad, la violencia domesticas, la pedofilia del clero, los cambios de sexo, los implantes mamarios han obtenido publicidad total. En 1999, entre las obras finalistas del Premia Turner, lamas visitada fue una instalaci6n de Tracey Emin, My Bed, consistente en la presentaci6n de una cama revuelta donde estuvo convaleciendo la artista tras padecer un aborto. Las sabanas y el edred6n aparedan manchados de orin, sangre y humores de color amarillo mientras, en lo alto, un letrero rezaba: «Cada parte de mi esta sangrando.» Junto allecho aparecian dos botellas de vodka vacias y una de zumo, varias bragas, compresas y kleenex usados, condones, anticonceptivos y un mufieco de peluche. La voz en off de Ia artista, entretanto, narraba los porrnenores de sus percances y las estragadas sensaciories que vivia. Tracey Emin no tenia nada que ocultar. No deseaba ocultar nada: mas bien la exposici6n tenia como fin su exposici6n. Ese mismo afio, en la 48.0 Bienal de Venecia, podian contemplarse videos con grabaciones de gente haciendo confidencias por telefono (Christian Marclay) o en la intimidad de su alcoba (Dieter ~~th) •.y en enero de. :ooo ~I Fondart, dependiente del Mmtsteno de Educacton chiheno . , instal6 en una calle de la capital un apartamento
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acristalado donde una joven comia, se banaba y dormfa ante los peatones. En G~nova se experiment6 algo pared· do con una pareja, y en Pans, las Galerias Lafayette mostraban dos amas de casa haciendo sus tareas diarias en el escaparate. El interes porno burlar nada a Ia vista llev6 a que, en 1994, Ia libanesa Mona Hatoum expusiera en Ia · Tate Gallery una videoproyecci6n titulada Foreign Body,~ donde se autoexploraba el interior de su intestino a tra ves de un aparato endosc6pico provisto de banda sonora. La privacidad quedaba antes excluida de la observaci6n publica, pero ahora, en el reino de la transparencia, se ha convertido en materia prima para la explotaci6n. En la exposici6n «Miradas lmpudicas» que Rosa Olivares mont6 en Barcelona para la Fundaci6n La Caixa (abriljunio de 2000) se exhibian videos, fotografias y webs de gente an6nima que ensenaba su hogar, su cuerpo, sus vicios. «La intimidad -decia Ia comisaria- no es un tema que haya puesto ahora de moda un grupo de artistas modernos, sino que responde al esp1ritu de la epoca como demuestra Ia diversa procedencia geografica de los artistas que participan.» Un esp1ritu de Ia epoca que no es sino Ia difusi6n del gusto protestante porIa evidencia: los templos desnudos de estampas y esculturas, los negocios «limpios», las relaciones expllcitas, el cortejo sexual sin eqwvocos. La transparencia es, de otra parte, algo mas que un requisito moral: es una cultura muy norteamericana que enaltece lo empfrico, un mundo explicito e inteligible de principio a fin, un planeta supervisado.
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La pasi6n de ver o saberlo todo ha hallado impor-· tante significaci6n en la divulgaci6n de las webcams. Sus propietarios las instalan en sus salones, cocinas y cuartos de bano para transmitir a los demas el aspecto 163
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et\lt-e la gei:\te d cspcttaba in teres. El prcsidcnle argentino fct't\-ando de la Rda l~nubi~n pel\s6 en ex~onerse dos ve·
ces ~ la semana para hacerse mas crdble, pero no consum6 el proy·e cto porque, en este caso, los asesores temieron que pud\cra petjudicarle su afici6n a los bons
ll' f\ l' d l'!l' :u in!lmkl~,U 011~ t1 'CAOdalll'il CPU ~U t' OflWl''-'10, p~ru, ~~~~ ht~£H' fi dUdAI'I, ~!'ill dfJl)l~ I\\lh.•t~nl' li'\ l'r. tl\ ·omle• tH:\(1" f:\1 ft'i:t~~:~~o.
1h\l'fo fultt\ tlrj~\J' d~ uatw lu tfujcUl d~ t·~Jiw, n() r~t· · Uit t\1' tl nadlt! d t\ \.h\1ct'U tiel ea&'II~ de klcntldttd, In pt·tJ· fc~ii l d n u d tlumldllo, 1W l'cspunder 11 nlngth\ cucsllohu· rio, uo t\tendc•· a Ius tclevctidcJorcs·, ho uslu' cl movil Ill cl tclcfunt>, no etltt'l.\t' er\ ltltei·net ui escdbit· un c-mall, no t:otHpt'al' Orfidal. }Jl.\t't\ ct·cer m:.u\tener lu pfivacidacl n salvo. Pol'que ni aun as( }() logradamos. En 1992, Ia polida espanola t-equis6 a la ernpresa PL1blicest uno de los mayores y mejot·es bancos de datos de Esparia, en 1995 el censo electoral espanol se vendi6 en el mercado negro por 7 millo nes de pesetas, y en 1998 Protecci6n de Datos impuso multas por valor de 1.000 millones de pesetas a empt·esas que revelaron informaci6n de car~c ter privado. Fiestas infantiles, hospitales, agendas de viajes, clubes de rutbol, videoclubes, centros comerciales, gasolineras ... Nuestros datos est~n recogidos en multiples ficheros sin que sepamos ad6nde van a parar y c6mo podr~n utilizarse. El comercio con fichas personales se ha extendido tanto en los ultimos afios que una sola companfa, Acxiom Corporation in Conway, posefa un banco de datos que cubria hasta el 95 % de los hogares norteamericanos. Consecuentemente, entre sus principales clientes destacaban empresas Hderes en informaci6n como AT&T, los almacenes Wal-Mart, Citibank, Citicorp o IBM, Allsate y Automatic Data Processing (ADP), que manejaban la mitad de las n6minas de Norteamerica.
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Ar~t como J,)lf tmbt\juclores clcJl cat)ltull,;n1•> tuyJnJ'ItJta e ht\ll!lblm ~tonlottJu" a ob"ctvtu:l6n pnra et·onometl'ur u 8 muvhnltlllh)~ ·d~"ntrc> do 1M fabl'l ~ os, uhonl .," lWilCIIcll A vl ~ll,,n cln sohn: to e. lsttmdn entem. En lo r "d, I[IH coo. . kltJs, c6dl~o~ o l'H'ugt·omos lncrustadm• (jJl cl dl!ico duro qu ~ ldt>ntifk·nn ol liSUIWio, eumpl n porte do
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conoddos como ~~I!.T.• porque d"spu~s d~ que se han ncomodndo en el ordenodor y reglstrodo los
lo que E.T.: tel~fonenn n su casn. A med\du que se fueron conodendo los pdigros pnrn Ia intlmidnd, npnreci~ron vm'ios progrumns (AtG\tUrd, Bnck. Odfice, NetBus, Kre mlin) protector-es o • tlituradores de cookies•, y algunos navegadores ofn!cicron Ia posibilidad de chnzurlus, pero Ia mnyorfa de los usuarios, aunque rehu. en alguna vez, tambien las aceptan. Georg Simmel deda te a las personas cercanas no les revelamos detetminadas osas, pero que sentimos una iiTesistible inclinaci6n para desahogamos con los recien conocidos. Ademas, mucha gente acepta entregar los derechos de su ptivacidad y ser bombardeada con anundos, a cambia de recibir descuentos, pequenos regales o entradas para un concierto de rock. En cuanto al puesto de trabajo, cualquier empresa puede adquirir par unos 120 euros un software del tipo Spector, Asentor, Investigator o eBlaster, vcilidos para rastrear las conversaciones y los correos electr6nicos de los empleados. clnjurias a los jefes? cSediciones? (Deslealtades? No importa que comunicaci6n puede ser registrada y localizable. En 1997 una investigaci6n de Ia American Management Association sobre 900 grandes compai'lfas conduy6 que hasta dos tercios de elias espiaban electr6nicamente a sus trabajadores.
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.... Rc"catur' cJg,'ado de lmhntdod que exll'lfa t n Jru' ulh>8 ~"yo una quimcra. La gonte se rciJJ!'iUa ftl)lC~ a tt .,. tn~agoda por los em:uc~Stadorcs, a 8t!r Sf'llbatlo pol' latf vl· dl.!ot:(unt.Hll8 o u 8cr ePipluda en lntcmet, pcro Ja8 nuevas
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lllen) pam vlgilnr .Ins vidAs de los estodounide nscs e indognr en sus comunlcaci.ones electr6nicns, sus transncciones bancarios y sus dut.os personales sln necesidad de autorlzacl6n judicial. En el Reino Unido, principal laboratorio de Ia videovigilancia , habfa instaladas, en 2000, m~s de 230.000 c~ maras en 2.000 puntos publicos, a los que hay que ai'iadir las cAmaras con circuito cerrado en locales comerciales y privados. Despu~s del agua y la electricidad, el gas y las telecomunicaciones, Ia televigilancia se ha convertido en Ia quinta red urbana de Gran Bretana, y pronto lo serA en Estados Unidos. Y no s6lo en Estados Unidos. Por encima del mapa, a escala intemacional, se encuentra finalmente el programa Echelon de Ia National Security Agency (NSA), una agenda de informaci6n creada por Estados Unidos, Gran Bretai'ia, CanadA, Australia y Nueva Zelanda, destinada a controlar todo el trafico intemacional vfa sat~lite y capaz de aislar determinadas palabras o frases a partir de cientos de miles de mensajes. La NSA, que fue creada en 1949 para interceptar las comunicaciones estrat~gicas de los pafses del Pacto de Varsovia, ha dirigido su prop6sito, tras la guerra fria, a una te-~ levigilancia global. ~ada dfa, millones de faxes, de telex 0 de llamadas telef6mcas del planeta son cribados, seleccionados y analizados por esta central de inteligencia, dos veces mayor que Ia CIA y varias veces m~s poderosa. 167
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Hasta hace bien poco el Gobiemo norteamericano negaba su existencia y las bromas en Washington sustituyeron el significado de sus siglas: «National Security Agency» por •No Such Agency• (No existe tal agenda) o «Never Say Anything• (Nunca digas nada). Por ley, Ia NSA no puede espiar a los ciudadanos estadounidenses a menos que se vea amenazada la seguridad nacional, pero pue) de actuar sobre cualquier otra empresa o individuo de la tierra. Con lo cual, la totalidad del globo es una esfera acristalada. 0 como dice Whitaker (1999): ~~Las nuevas tecnologfas de la \oigilancia hacen cada vez mas transparentes a las personas, y reducen sin cesar los espacios ptivados en los que la gente se retrafa para refugiarse y dedicarse a sf misma.• Esta intromisi6n, sin embargo, que hace unos anos pareda inconcebible, es cada vez mejor aceptada porque el terrorismo ha convertido la seguridad en un valor ciudadano en alza. En Estados Unidos no ha existido nunca el documento nacional de identidad, y esta ausencia ha sido vivida como un orgulloso ernbl~ma de libertad personal. A finales de 2001 , sin embargo, hasta un 68 % de los norteamc:!ricanos encuestados apoyaba su implantacion. En ese mismo sondeo, un 81 % de los consultados demandaba mayor inspeccion de las trunsacciones con la taljeta de credito y un 86 % aplaudia Ia instalaci6n de sistemas de dctecd6n facial en los aeropuertos, estacio ncs de tren, etc~tera (Business Wc;~ek, 5 de no\'iembre de 2001). En cut:stiones de seguridad todo parece hoy poco, micnu·as en nsuntos de libertad el ciudadt\no yn se conforma con menos. Por una parte se ha llt!vado el mi~do h:ls ta Ia cotidianidad y todo cl mundo de~ea scntirse blindado. Por otra, la prcscrvacl6n de las cotas de libcr· tad ganadns ha comenzado a perder fundonnlidad UIH\ 168
vez cumplidas las principales liberaciones: Ia sexual, Ia politica, Ia econ6mica, la artistica. Como consecuencia, en los pafses cliberalizados», supuestamente desbordantes de libertad, su valor marginal ha decrecido en provecho del valor seguridad y en beneficio de Ia demanda de custodia, prolecci6n y guardianes. cVislumbro un mun- \' do en el que la polida sera la gente, y la gente la polida», expresaba, en 2001, Joseph Brann, director de Ia COPS (polida de comunidad) de Estados Unidos. Vigilantes y vigilados pues en una esfera de visibilidad completa. Cuerpos transparentes, desrealizados, en el reino de Ja supervisi6n total.
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LA METAFORA PORNOGRAflCA
La demanda de visi6n y espionaje de Ia intimidad del otro, la supervigilancia de Ia sociedad y la demanda de transparencia polltica y econ6mica, se corresponde con el auge actual del porno. En 1995 se realizaban en Espana 5 pellculas pornograficas yen 2001 se aproximaron a las SO. Entretanto, las companfas distribuidoras sirvieron al mercado unos 1.000 tftulos de diferentes procedencias extranjeras. A lo largo de los ultimos festivales de cine cr6tico de Barcelona se han acreditado m~s de 1.000 periodistas de todo el mundo, pero otros festivales semejantes han ido proliferando en los aiios noventa, desde Cannes a Las Vegas. La publicaci6n de los libros con fuerte contenido sexual aument6 en un 324 % entre 1990 y 1996, mientras Ia cifra de los titulos, en general, creda s61o en un 83 o/o (Books in Print, 1997). La oleada de pornografia en televisi6n, cine, revistas, en videojuegos, en galerfas de arte, en telefonos rosa, en anuncios por palabras, en videos, en pasarelas , en Ia publicidad de m oda, en el p orno-chic (Dior, Ungaro, Yves Saint Laurent, Sisley), se multiplica por mil co n Ja espectacular demanda de pornografia en Internet. La pomografia on line, aJ alcance de cualquier ciuda170
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dano, se ha convertido hoy en el primer producto de exito dentro del comercio electr6nico, y a comienzos de 2000 si alguien introduda en el buscador mas potente, allzheweb.com, la palabra sex, el resultado de Ia busqueda ofreda 1 5 millones de enlaces mientras que por el ejemplo Ia paJabra car (coche) daba 500.000. Una investigaci6n de Ia Carnegie Mellon University, de Pittsburgh, publicado en 1995 y tituJado Marketing Pornography on the Info~tion \ Superhighway, afirmaba que -.cia pomografia constrtuye la apJicaci6n recreativa mas extendida en las redes». En enero de 2000, seg(tn Nielsen Net Rating, 17,5 millones de navegantes visitaron webs porno, un 40% mas que en los cuatro meses anteriores, y, de acuerdo con Roman Gubem (2000), el 68 % del comercio electr6nico actual es ya de contenido pornografico. Precisamente Ia decadencia de las revistas porno, con una disminud6n de sus tiradas en mas de la mitad, obedece a que -.cia emoci6n fuerte se ha trasladado a los ordenadores, tan calientes que podnan derretir el mecanismo». Seg(Jn Berth Milton, due.fio de Private, la empresa del imperio porno, existen hoy unas 300.000 paginas en Internet en todo el mundo con un volumen de facturaci6n superior al de la industria cinematografica en taquilla (El Pats, mar.w de 2001). Los clientes tfpicos son ho mbres j6venes y de mediana edad, con un nive) de ingresos entre medio y alto porque, segun Ia Sociedad de Psicologfa Americana, las dos actividades a las que dedican mas tiempo los j6venes traders y brokers en tomo a Wall Street son el footing y la masturbaci6n. Para Estados Unidos la revista Forbes ha elaborado una lista de las 15 empresas mas poderosas del porno yen e~la aparecen dos proveedoras de peliculas, juegos y seniCIOS de Internet para hoteles. La primera y lider del sector es On Command Corp, que cotiza en el Nasdaq y abastece I
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a 975.000 habitacioncs en 2.450 hotclcs rcpat1idos en 22 pafses, con una clicntda de 250 millones de personas. Complementaliamente, en las habitaciones y cuartos de b at\o de hotcles de alto standing de numerosas capitales d el mundo, h ay clmaras ocultas d~stinadas a grabar escenas intimas que dcs pues se venden a voyeurs o se pasan a u-aves de 150.000 paginas web (El Pals, 21 de mayo de 2000). Bagdad, en Barcelona, es uno de los mayores templos em-opS del porno en vivo desde hace un cuarto de s\glo, y Juani de Luda~ su propietari~ u-aslad6 el negocio a la t'ed a finales d e los no\·enta. En Bagdad.com, abierto veinticuatro horas, d e las c uatro de la tarde a las cuatro de \~ m adtu gada fundona un ch at erotico y durante las sig\l\enles d oce hot-as se reptoduL-e en diferido. La p:.\.gina ~U"'t\e unas 600.000 Yisitas scmanales. Gt~ "i~s ~ h.> que los no rteamerkunos \hunan ln triple A ~u nimizy (, nonim3tQ), tk~'eSS (u~eso r~ (.il), dffonJai ity (~u~toh en los t\\timos dn~"' ru'os hu c~\mbiado no s lo cl m \X\ :le pr~iu ir y tHstribuir 13 pornogmft:\, sino d tipo de publk-o que 1~ nsume. Al Coo~·~ pskologo d' 1.._\ nh~t~idnd d¢ Sttmfunl, e '{-X'\:h_\lil~\u en ib('t-sc.~. h~\b\~ ind\\~ d ' U\U_\ ~~c~\\t)U"' I '\'0\u ' lt!H ~C~\.1~\\~, porq\tC lnten\e\ hu n,yudmlo n mu~hn s~ntc n ~\tpct, r 1. s vk'j~\s N.\n~t't\S p ur\tmms y t' ('('H\\'Crtir-se. si lo dc~CU, en un d~s:.\h "~~Klo n~umidor de nut~dnl t't'Otko. Ln ~'\l \bra « iX'.l'no~t \fi~\" pt .:-~l~ dd ~rkgo_ 1- cl?lt', que shmifka «escl. \·itud», y porut! era ln d\.'nomm: ct6 n d e lns prostitut :\S y d e los ~$~:hwos de los qut' St! pod H.\ gozar se:"ua lmcntc. El cine pornogrnfko n_a d6 en l~s burddes para exdtnr a la clientcl~ m~s:uhna, y rectbfa el n o mbre d e smokers o , en FranCia, cmema cochon. Ahorn, sin embargo. este tipo de cine se autoproclama un genero 172
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al lado de los thrillers o Jo westerns, d ebido acacoo a Ia cJ·eciente aceptaci6n por parte d e Ia mujer. frecueme gufa boy de Jo que es o no es polfticamente correcto. Todavia ta n s6lo el 17 % de los consumidores de porno son actualmente mujeres, pero el po rccntaje ha aumentado notoriamente y las muje res productoras de porno tambi~n . En Francia, en 1999, Virginie Despcntcs retaba a ]a cen· sura con su pel.fcula porno Baise-moi (F6llame}, cuya proyecci6n acabO siendo p rohibida en los cines de e~hi bici6n general por el Conseil D'Etat. Despentes, que rcaliz6 Ia peHcula junto a la acttiz X Coraline Trinh Thi, forma parte de un gmpo de dit'ectoras ft-ances..'\S, como Cather-ine Brcilbrt (Ro ma11a, f.1.mosa, entre otrns e.xu-emosidades, por los 24 cent1meu-os del pene de Rocco Siffredi) o Je:mne Labrune (Prw Is gnrd a wi) (Cuida te), que han quebrndo el tabu de que In proJuccioncs pornogra£kas ern asunto exdusivo le los hombres. La np:ui~ d6n, :\d~m, s, en e ·e ui\o 1999, de LnNiti. M, " On y Bri.· gitte Ro\\an con · u · resp<..'\.~tiva~ pdkukts X (.<\ w11dre y fust ooitum) s~ h:\ dvbt\dO o n nu~n\s pr'OJm:·d"'ln~s y h tl$t:.\ con briosos m:mific::-t -. Otrn Cutherin • m~s. CaU\crine ~tillet, fue f. m ·a en 2001 p r d ¢xit d"' u lilt'O La vi Ia. t'.wol I Catltc•t'im; AI., mkntms Br~ill lt voki6 n Ia n..:Hmlidnrl n cl rodnj" le fumcx·mtit:. Tn~Hdon, hnt'nte. ln · ft•mlni$tu~ han estndo en contra\ dd g~n~ro pornt'>grflfi o . pero en los nt'\os ochc'nta npnr-'· ci~'t'On empt'\:S!\ de poma dirig\ b p )f mujel~ ~. corno In c mpui\fn FenHlle Productions. y p~.'lfculm; escritns y diri- · gicbs por elias con tn~ · •nrgumento» y «m~s p icolog(a• que lns h cchns por hombres.
En la obsesi6n por verlo todo, nuestro mundo se ha desnudado tanto y de tantos modos en los \tltimos a i\os 173
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que la dificultad empieza a presentarse ya en la definici6n de lo que es porno y lo que no lo es. Lars von Triers fundador de DOGMA, el «cine natural», ha sido uno d~ los maximos impulsores de este cine, como seflal de que lo •porno» y el despojamiento de artificios tecnicos pertenecen a la misma categorfa. Pero, ademas, lC6mo clasificar pelfculas como Luc(a y el sexo (2001), de Julio Medem, lntimidad (2001), de Patrice Chereau, Oso de Oro en la Berlinale, o Ken Park, de Larry Clark y Ed Lachman, escfmdalo en la Mostra de 2002? La distinci6n entre lo porno y lo no porno se dificulta porque la pornograffa (tambien politica, econ6mica, cultural), y el desnudo ha ganado tanta banalizaci6n que en las protestas, sin importar su asunto politico o no, los manifestantes se quedan inmediatamente en cueros, lo que ya dista de significar subversi6n. En Europa del Este se ensayaron, en el ano 2000, telediarios con locutoras y locutores que van quitandose Ia ropa a la vez que leen las noticias: los profesionales de la meteorologia de TV Nova, en Ia Republica Checa, empezaban el programa de madrugada, desnudos, y a continuaci6n iban poniendose prendas adecuadas al tiempo que anunciaban. En Rusia, presentadores del informative principal, La verdad desnuda, realizaron entrevistas casi en cueros y, a su vez, la chica del tiempo hada striptease en directo. Sintomaticamente, la pornograffa comercial se ha extendido en tal medida que ahora los videos acentuan las escenas donde las violaciones ya no son simuladas y el masoquismo se revela a traves de la bukkake (una mujer se ofrece o es forzada a ofrecerse a decenas de hombres que eyaculan sobre su cuerpo) o del fisting (se hunde el pie, Ia mano, alguna parte del brazo en e1 sexo de la mujer). Sallie Tisdale, autora del bestseller Dime guarradas 174
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ha declarado que para algunos ex adictos, el sadomaso-quisrno llena hoy el vado que les dejaron el_alcohol o las drogas. Es decir, ahora se. tratarfa de una suerte de «pornotrip,.., un viaje hacia otra realidad que devora Jo real y transporta a un escenario de verdad cons tituyente. EJ porno resultana asf, al cabo, tanto del orden del ci- • nema cochon co mo del cinema verite. EJ augc del porno serfa, pues, un s igno de Ia demanda de «vcrdad-verda£h, el grado extremo de Ia ansiedad por 1o autentico (c:lo h onesto?) puesto que, en e) pomo, ni Ja erecci6n ni Ja eyaculaci6n pueden fingirse. Son, por tanto, muestras de realidad estricta, una vez que la realidad ha dcsaparecido o se adultera en los media. La diferencia, si.n embargo, rcspccto al cinema verite de los anos sesenta es que entonces lo rcvelado era denuncia para provocar insurrecci6n, rnientras que el po rno es hoy, en definitiva, disoluci6n masturbatoria, tautologfa genitaL
En la tradici6n mas rcdente, la pornograffa se d istin-=\ gufa del erotismo no por e) desnudo {el culo y el pecho, rnasculinos o femeninos, se ven mil veces al dfa), sino por tres elementos: Ia pornografia exhibe lubricados y abiertos los 6rganos genitales y presenta minuciosamente y de cerca los actos sexuales; la pornografia tiene por complemento la excitaci6n de quien escucha o mira, atendiendo a Ia autosatisfacci6n masturbatoria del personaje; y finalmente, el porno hace creer que toda mujer es voraz, perversa, desea el cuerpo del hombre sin poder contener sus impulsos. Es decir: ficci6n total. _. Propia de la pomografia, en todo caso, en el maximo caso, es la iluminaci6n de lo mas rec6ndito, el plano corto de la minima anfractuosidad. Propia de la pornografia es la exposici6n completa, sin frunces por donde indagar
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ni rendijas por recorrer. Con un efecto parad6jico: la ex-
posici6n de la intimidad a la mirada absoluta anula la intimidad y hace d~saparecer el objeto. Porque una vez que se ha explorado exhaustivamente todo el campo, una vez que la pupila se ha colmado de lo mas explicito, la vision se vela. La total visi6n de lo visible anula la excitaci6n y el resultado es una hartura donde agoniza el deseo por el objeto. Esto es, en fin, lo parad6jico de la pornografia maxima, la trampa de la transparencia total: resulta tan meridianamente accesible que se confunde con la banalidad del todo. La pomografia no es pues una opci6n extram:dinaria sino una vulgar metafora del exceso, una suerte de categoria post. cEn realidad -
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Esta es Ia epoca del declive del hombre. Siguen naciendo varones virtuosos, varones que obtienen Premios Nobel, golean en los campeonatos de rutbol, cantan rock o clonan ovejas, pero lo que de verdad cuenta, en Ia literatura, en el disco, en Ia politica o en Ia fecundaci6n, es que el protagonista sea mujer. Una vez que las mujeres han logrado un estatuto de igualdad, el paso siguiente ha sido Ia elevaci6n de su arquetipo a Ia mayor categorfa. Frente a Ia leyenda de Protagoras, que hacfa del Hombre el patr6n de todas las cosas, ellema de Ia Posmodernidad hace a la Mujer el canon de la mejor referenda. Hoy, de acuerdo con el nuevo c6digo, los hombres aparecen como protagonistas de la violencia domestica, la explotaci6n y el abuso sexual de los niftos, Ia violaci6n y el fraude, el tnifico de drogas, las guerras y el terrorismo, hasta el punto de que, en el mundo, el 90 % de los encarcelados por crimenes de sangre son varones. Hay mujeres sanguinarias, pero no tantas. Las mujeres se anuncian a si mismas como la esperanza de un futuro mejor, del desarrollo sostenible, el cuerpo eco16gico, la encarnaci6n de Ia afectividad y el fin de las guerras. Complementariamente, sus estereotipos hist6ricos -la sentimentalidad, la empatia, el 177
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bhi..l.n3.S podrin !k""X.~a-- a rener hijos b iologicos medianIa fen.il.h-vaci~n de d'OS ~brio~. uno de cada m iembro doe la p:.ln!p · leshian~ o clo nandose una de las dos y re.alizando d d~o dd. embrio n en el 'ie.ntre de Ia ona. An;:e ese pon~ my reminista:S qu e se felicitan po!"t!Ue d hombre de~ de una '~ de tena pa.rticipaci6n ~gun:a en Ia gestatio n d~ un hijo. yen Londre:s, desde julio de 2001. funciona d primer banco de ~-penna para ksbianas. dcnomin.aoo • H ombre no induido•. que permite ~ enrre '-arias muestras de \-arones posibles. Xi Ia muj er necesii.a hoy a un hombre para prosperar, defcnderse o salir a1 cine. ni !o necesita para ser madre. S i el siglo de Ia genetica fue el de Ia igualdad b iol6gica entre las celulas sauales. e1 siglo XXI seni. seguramente, d de Ia supremacia del mulo. Se va a poder p rescindir del hombre e n la fecu ndaci6n. pero de Ia mujer no. se ha podido reemplaz.ar el espermatozoide por un gameto inmaduro 0 induso por una celula somatica. pero el elemento femenino sera necesariamente un 6\ulo maduro, una delicada maquinaria ce1ular en Ia cual el ADN no es mas que un i.ngrediente. En el sig)o XXI los cam.inos de Ia reproducci6n pa.sa.nin por Ia intervenci6n de Ia mujer. pero no por Ia obHgaci6n de verselas inexcusablemente con un var6n- Es decir. pasaran porIa organizaci6n de la mujer, pero no necesariamente por la batuta del pene. t>e
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En los a:fios sesenta se separ6 -gracias ala pildora- el sexo de Ia reproducd6n; cuarenta anos despues se ha separado Ia reproducci6n del sexo. Antes era el maximo de sexo con el mfrumo de reproducci6n; ahora es el maximo de reproducci6 n con el mfnimo de sexo, o con sexo igual a cero (Baudrillard, 2000). Incluso si el sexo es demasiado bueno como para prescindir de el, cada vez mas
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gente lo descuida para los objetiYos de Ia reproducci6n. En 1978 s61o naci6 Louise Brown de Ia fertilizaci6n en un tubo de ensayo. pero veinticinco a.iios mas tarde habia en el mundo mas de 300.000 personas gestadas de esta forma. Mucha gente. ademas. creada por las tecnicas in . \irro es esteril a causa de la herencia redbida y esto acabara teniendo como consecuencia que. si desean tener hijos, voh·eran a reclamar Ia fecundaci6n en los laboratorios. Agreguese a esto Ia demanda que procede de los gay y de las lesbianas. Ia petid6n de aquellos que por moti,·os de eugenesia no desean transm.itir una enfermedad o incluso de quienes demandan un hijo mas alto, y Ia reproducci6n sin sexo ira multipliclndose. .Millonarias actrices de Holly·wood, modelos de pasarela que rehuyan estropear su figura con el embarazo pueden recunir a Ia adopci6n, pero tambien estas mujeres podrian deddirse a adoptar un don (gestado en un '\ientre de alquiler) y manipular sus genes de acuerdo con sus necesidades y antojos.. No cabe duda de que lo hanin. iPor que no iban a hacerlo? iPor que, si pueden proporcionar a su hijo unos genes mas favorables, habrian de conten.erse? Tanto por Ia escisi6n entre procreaci6n y copulaci6n como por Jos cambios en las relaciones hombre~mujer, Ia sexualidad se encuentra en vilo.. Por una parte, 1a mujer ha decidido abdicar de muchas de las piezas culturales que formaban el mecano de su estereotipo convencional; por otra, el hombre se desplaza hacia un nuevo personaje apartado de su estereotipo desacreditado. La mujer no acepta seguir desempeftando las funciones que tenfa atribuidas, pero el hombre tampoco.
Desde hace afios, las feministas eligieron hablar de genero (cosa cultural) antes que de sexo (cosa biol6gica), 181
los d otall c~, lt1 ~cx\l nlidud ditwm, In muyor vt. ltt o cuJ'Idud- ie muc~trtm eon1o lu!f IHI'IbltiO~
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d~ !iu l"'upcl. l!.tl ciJUIJ CittyiJ& r;c prcc;t'JJlli no oJ u11tlgur.:~ oxp • dlrul(} lti rcbcH6n de lo~ blju~ cunf.l'tt aJ urtlctt JJM'ciJttt l, ,.lno ~I 11Jlo du uno~ nlnos 4iclllpo§ddo9 dg su ur.tmuto .Y de &ll ~ntl~ua ll w~ll'in d 8tW nlf\uf}; pur'(J'W ~~1 qu ~tt Ubo~ I'll no ttJ nuncn d "ltl ~ l lllO cn:en, Lu (1~1\ml dc
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A efectos de Ia identldad, el sexo parece ser cada vez menos necesario y decisivo. No se trata de que vaya a reducirse su prf\ctica, pero sf de que su funci6n reproductora ser~ m~s insegura y, como consecuencia, su rango fun· dacional. Mas que a la procreaci6n, el scxo avanza ahoral hacia la recreaci6n, y la mujer, precisamente gracias a su liberaci6n, ha contribuido definitivamente a ello. Desde el nacimiento de la primera nina probeta, en 1978, cientos de miles de seres humanos han sido concebidos en los tubos de los laboratorios y no en la cama, de manera que cuando la clonaci6n humana se realice, Ia vinculaci6n entre 6rganos sexuales y reproducci6n habra quedado totalmente rota. Gracias a las tecnicas de clonaci6n sera posible practicarse un corte en la piel y gestar una persona como si el cuerpo humano fuera un esqueje o una estrella de mar. En ellibro Remaking Eden (1998), Lee Silver, profesor en la Universidad de Princeton, dice que la reproducci6n sin sexo llegara a ser la norma, las 179
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las dife t-cnch.\s, y eon eso lambi~t\ parted~ los mistcl'ios y embt'Ollos de ln hcterosexualidad. El eterno femenino y el monal musculino se deshacen y los sexos se cot)jugan so· bre una segunda igualadon del amor y la pusi6n. 0 bien: de la misma manera que en el actual relativismo t!tico se ablandan los polos del bien y el mal y en el relativismo politico la diferencia entre derecha e izquierda, en la sexualidad se amortigua la oposici6n. El estilo del mundo elige los colores suaves, la flaccidez, el consenso o la amalgama, y asf como en la cultura, perdido el sentido de qu~ es arte, incontables fen6menos pueden ser arte, en la sexualidad, perdido el criterio de qu~ es aut~ntica mente femenino o masculino, cualquier cosa podrfa parecerlo. Soci6logas, psic6logas, feministas han divulgado recientemente la idea de que la constituci6n fisica de los cuerpos ha marcado excesivamente la dicotomfa masculino/femenino cuando, de verdad, el g~nero sena una cuesti6n hist6rica y no medular. La antrop6loga Mercedes Fern{mdez-Martorell sostiene que «los humanos hemos construido casi toda nuestra identidad bas{mdonos en esa pequei'ia porci6n de nuestro cuerpo que es el sexo... Pero eso es solo una opci6n como podfa haber muchas otras• (El Pals, 21 de enero de 2001). Las diferencias profesionales, de estatus o de edad se superponen a las del sexo. 182
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Asistimos probablemente ahora a lo que 6scar Guasch (2000) llama «Ia crisis de Ia heterosexualidad» queriendo expresar,. de una parte, Ia facilidad con que la 183
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sociedad heterosexual. antes tan escandalizada con los homose...um.l cs. acepta Ia emergencia gay y, de otra, Ia ligerez.a con la que se toma hoy este asunto, antes tabu. En sumn. di~ Oscar Gu:l:Seh, Ia cultura de la heterose."\.-ualidad est:i en crisis tras tla.quear sus dogmas, pero tambien Ia subcultura ~y. tras h aber perdido significaci6n. Por un bdo. la sociedad pa.rece voh-erse gay al reproducir Ia ma~-oria de rasgos que ha.sta el momento s6lo se hallaban presentes en esa subcultura, y, por otro, la progresiva norm3lizaci6n de lo gay lle"\-a a su institucionalizaci6n, a su absorci6n De los gay son las modas de las pre.ndas cenidas o semirransparentes, pdo azul y fucsia, los pierciugs, los tatuajes, los pantalones de cuero, los peinados e..~tra,·agan tes.. De los gay es la cultura que impera en las re\istas de moda, en el estilo de las peliculas, en la publicidad de Cahin Klein, Armani, Versace o Gaultier, en Ia figura de idolos deportiYos como David Beckham, en las voces celebradas de la radio o en los presentadores de Ia television. De nuevo, pues. como sucede con el feminismo, la paradoja del mO\imiento gay es que ha tenido demasiado exito. Ha logrado tanto exito como para haber permeado en Ia cultura general y como consecuencia haber disper\ sado su identidad en el arco iris de los sexos multiples. Dos sexos, hoy, son pocos sexos, pero incluso tres es una cantidad exigua. Lo actual,-de acuerdo con las ultimas tendencias, es ser queer (rarito), un concepto que emerge como una altemativa contracultural cuando el fen6meno contracultural parecfa sepultado. Originariamente la palabra queer se aplicaba en Ia acepci6n de «marica», pero hoy los queer son otra cosa y mucho mas. Los queer ven a los gay aburguesados, tan encajados en Ia normalidad y tan «clasificados» para el sistema como los travestidos, .los transexuales, las drag-queens, y los drag-
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r kiugs, los bisexuales o las lesbia.nas que confonnan un catilogo fijo. Lo queer serfa, por el contratio, lo incatalogable, tanto en el sexo como en otros campos de la cultura: en la li.nguistica, en la epistemologia, en la representaci6n o en la politica, aspectos todos ellos que auspician el n:1dmiento de una mo\ilizaci6n a.ntisistema. Scgtin Ra-' fucl M~rida (2002), para los queer no h ay una identidad sexual determinada . Como en el trabajo, como en el amor, como en la biografia general, las identidades cambbn, se unen, se degradan, se refuerzan, se canjean o se disipan. Las sociedades mestizas, los autom6,·iles mulripwpose, las im·estigaciones interdisciplinares, las alineaciones multirraciales en los depo rtes, las comidas de fusi6n, las esporas amot·osas son queer. Fear ofa Queer Plmzet (Miedo a un planeta queer) es el titulo de una antologfa de Michael Wa rner (1993) en la que se denuncian los intentos de sofocar este pensamiento cultural que remueve los c6digos dualistas y abre el camino a los pushy femmes, las ladies in tuxedoes, los hombres feministas, las lesbianas que se acuestan con hombres, los bujarrones, las gentes que simpatizan con ellos y algun subversivo mas. 'Agotadas las ideologfas? ,Envejecida la izquierda? Contra esa decadencia nace el queer, que es la identidad proteica, el bucle de lo mas extrafi.o, la juntura del mestizaje y la homogenizaci6n, la contigiiidad del sexo multiple o el monosexo imaginario que inspira mil gradaciones del sexo interminable. Sexo infinito dentro de un solo sexo, la realidad o el imaginario de la sexualidad global curiosamente asociado al movimiento «antiglobalizaci6n».
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LA ORGiA DEL MESTIZAJE
En la pasi6n multisexual, en la iconologia del kitsch, en los queers, en la boga de unir lo industrial con lo artesano, la novela con el ensayo, la ingenierfa con la genetica, la fisica con la biologia, lo g6tico con el patchwork, se reproduce el mismo culto a la impureza. La globalizaci6n es una mezcolanza, pero el movimiento antiglobalizaci6n, donde se juntan ex marxistas, cat6licos, anarquistas, ecologis~s, gays, madres de la Plaza de Mayo, kurdos y Medicos sin Fronteras, tambien lo es. En la actividad se yuxtaponen la oficina y el hogar, las peluquerfas y los restaurantes, los museos y la ropa, la ropa y los cafes, el avi6n y la sala de proyecciones, el aeropuerto y el supermercado, el supermercado y el zoo. En esta misma direcci6n, mientras las ideologfas se contaminan en Ia misma sesi6n de lavado, los idiomas pierden pureza, los otros lugares se untan de nuestra actualidad y la actualidad es una pantalla donde escoger, desde Ia misma butaca, una pelicula policiaca, un documental sobre vudu, un debate sobre el sida o una devastaci6n de Irak. «Actual» es el nombre de un festival que se celebra cada afio en Logrofio a comienzos de enero y que reune a 186
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la musica, el cine, la palabra hablada y el circo. En Ja literatura, en la pintura o en Ia arquitectur;:-a, el posmodernismo se ha alzado como una superposici6n de materiales o generos, y el arte entero es hoy un mix en su coetaneidad y dentro de una obra. Incluso los aparatos mas avanzados se mixtifican: el PC se conecta a la televisi6n, el microondas a Internet, el coche al correo electr6nico y el frigonfico al telefono m6vil. Antes, los hibridos eran casi unicamente productos del campo (el mafz, la nectarina, las rosas mas resistentes), pero ahora constituyen una denominaci6n en el sector del autom6vil para los modelos que pueden usar gasolina o energfa electrica como el nuevo Honda Civic o el Toyota Prius. lgualmente los multipurpose son vehiculos de yuxtaposiciones diversas: el minivan de Chrysler, en 1984, fue el primer modelo mezcla de una furgoneta de reparto y una station wagon, pero ahora este producto es tan corriente como Ia berlina tradicional. El Lincoln Blackwood, con cuatro lujosos asientos de cuero y revestimientos de madera, posee tras la carlinga una pared de acero con una ventana abocada a una plataforma de camioneta. Este modelo parece un coche de lujo pero no es un coche de lujo ni un sport utility, como tampoco, naturalmente, una furgoneta. Hasta los afios noventa habfa s6lo coches y camiones, pero ahora hay ademas «monovolumenes», «compactos», roadsters, station wagons, sport utilities. Los autom6viles han elegido lo queer de acuerdo con la estrategia comercia} de la polivalencia. Modelos que son ala vez berlinas, monovolumenes, coches deportivos y 4 x 4. La mezcla perjudica la identidad, rebaja la energia de la propuesta, convierte el discurso en un mar de dudas, pero nuestro tiempo es de esta clase pervertida y mulata. La elecci6n fluctua, oscila y muda de criteria facilmente, los tonos 187
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son de! intensidnd ondulnntc y el mundo quicre probur e in inuurse en ln multiplicnci6 n de cxpericnclos inconse. CUCnt<'S • .
eFonnlcccn o enft::rmnn bs comidt1s de fuslon? En trcticnen. diviertcn En la modu d~ los rcstnurnntes de fusi6n se colignn los jugos oricntulcs con los coldos occidcntaJes, huy tt·uttorins japoncsns, n·oplculizadones rusas Y Vt\Scos-zcn, p~ro ndl.!mfts hun ~mcrgldo tiendus (tlc:li rooms) que v~nde;!.n ropu como si fuera \Ill nrtkulo de SU· permercado, bisuteda en c.nvascs de comida congclndn y chicles con el aspecto de confctis. Ln id~a es hacer cumbiar la sustancia de su forma y domicilio y creut· identidades ap6crifas a trav~s del flirt con la verdad y la rncntira. Ftutos como el durh~n. el rambut~n. el salak, el mangost~n. el tamarindo, Ia guayaba o el carumbolo no salfan de sus lugares originarios, pero ahora hasta las setas shimeji, enokitake, vulvarias y shitake pueden encontrarse con normalidad en los rnercados europeos. «Hoy el riesgo no es comer ex6tico: el peligro es no reconocer lo aut6ctono», dice Santi Santarnarfa, propietario de El Rac6 de Can Fabes.
(La fortaleza de lo aut6ctono? (Que~ significa ser aut6ctono en la alineaci6n de un club de la Champions League? (Que significa lo local en la plantilla de Siemens, General Electric o Exxon? La combinaci6n de creencias ha existido siempre (coptos cristianos en Egipto, judios en Rusia), pero nunca tanto como para deterrninar elvagoroso estilo del mundo. En Estados Unidos, desde 1820 a 1991, las diez nacionalidades de mayor inmigraci6n eran cristianas; ahora, desde 1992, cuatro de los orfgenes nacionales mas importantes pertenecen a credos no cristjanos. En China se cuentan rn~s de 60 rnillones de cris188
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, danos y su pt'esencla se propaga gradunlmentc por t.od<:l Asia oriental. E1 70 % de los centroa ev'?nge ll ~Sta,. del mundo se e ncuentra yn fuera de Occidemc, fTente a un 30% que sc regl:;traba en 1962. Ahc.>m. mk:ntras en Hong Kong se produccn pcl!cul~ua policlocas e n lcngua inglcsu con act rices mal•1~ias, los· fruncc~es de Canal Plus se ucjun poluclonar por pclfculas nort<.·umcr·lcanus de Los Angeles. Pcro, si mult~nc:unt~ntc, Hollywood plcnsa en cl mercado iutcrnational, y tanto Sony C
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los monjes tibetanos y los percusionistas africanos e indios. Tambien las colaboraciones de Ry Cooder con guitarristas hawaianos, mexicoamericanos, africanos e indios y la experiencia de David Bridie con musicos de Papua Nueva Guinea, mas sus trabajos de producci6n con musicos aborfgenes, islandeses y melanesios, como Archie Roach, Christine Anu y George Telek. AI sexto concierto WOMAD de 2000 que se celebr6 en Las Palmas acudieron, entre otros, el grupo iran£ Chcmirani Zarb n·io, el italiano Alessandro, el sudafricano Tananas, el camerunes Richard Bona, los franceses Les Yeux Noirs, la escocesa Stevenson, el caribef'\o Mixti in Roots, el espanol Jose Merce, la india Tanusree Shankar, el estadounidense Core Harris, los angloman·oqufes U-Cef & The Halal Joint, el timplista canario Jose Antonio Ramos, los anglobrasilenos Da Lata y el grupo ghanes Adzido.
El hombre del siglo XXI sera cada vez mas un modelo mestizo, rico en identidades y de pertenencias multiples. En el supermercado mundial de la cultura escogera los artfculos diversos segun su humor, sus valores y sus creencias y lo hara no de una vez por todas, sino que su vida, como en otros aspectos (laborales, romanticos, residenciales), ira desplegandose como un exuberante bricolaje. A principios del siglo x:x se hablaba de Ia identidad como de algo bien «forjado» . La metafora de equiparar la identidad a la naturaleza del hierro captaba el valor central de una significaci6n maciza o, como Ia llam6 David Riesman, «una direcci6n interna». Las personas asumfan roles y caras sociales diferentes, pero, a la mayorfa, Ia relaci6n de por vida con la familia y la comunidad las mantenia bajo control. Para algunos, este control era irritante 190
y nacfan rebeldes, pero ahora, en el capitalismo de ficci6n, la polivalencia ya no esta en los margenes desobedientes de las cosas, sino en el centro mismo del estilo. Hay cada vez mas personas que, a Ia brava, espontaneamente o biol6gicamente experimentan Ia identidad como un conjunto de roles. Robert Jay Lifton ha llamado «proteica» a esta nueva identidad contemporfmea, Kenneth J. Gergen describfa la suma de mascaras como un «yo saturado» y Emily Martin habla de la conveniencia de un ccyo flexible» apto para circular mejor y acoplarse sin tropiezos a las circunstancias vigentes. Un yo rigido quiebra su marcha o muere agarrotado; un yo pesado dificulta el movimiento y, tambien, el ascenso. A mayor consolidaci6n del yo menores aclimataciones, a mas rigor mayor rigor mortis. No s6lo se vive una vez sino todas las que se puedan, y la maxima pindariana de vivir para llegar a «ser el que se es» ha ganado una merecida fama de proyecto mezquino. Ahora hay que llegar a ser algo mas. Internet -un medio donde se cruza la escritura, la radio, la televisi6n, el hogar- se ha convertido en el espacio id6neo para experimentar con las posibles versiones del yo. Los juegos de MUD (Mazmorras de Multiples Usuarios) y los MUSH (Alucinaciones Compartidas de Multiples Usuarios) ofrecen la oportunidad de tantear con el yo y observar sus efectos. Puede probarse una definici6n personal o varias, podemos hacer desaparecer los estereotipos que nos atribuyen, burlamos de la carcel identitaria, repetir la voragine de nacer. En las conversaciones dentro de la red, en los juegos de MUD en las rooms privadas, los hombres pueden presentarse como hombres y las mujeres como mujeres. Pero otros eligen para su personaje a modelos del sexo opuesto. Hay hombres que interpretan personajes femeninos para tener netsex con I
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hombres, y hombres que adoptan versiones femeninas para tener la relaci6n con mujeres en lo que se llama • sindrome de la falsa lesbiana». Finalmente, tambien, aunque en menor grado, se da el supuesto de mujeres que asumen roles masculinos para practicar netsex con hombres. En conjunto, mediante estas elecciones, algunos de los participantes disfrutan del sexo con una sola persona Y otros se deciden por peripecias mas embrolladas. El sexo en el ciberespacio constituye Ia adicci6n que afecta ya a mas del 7% de los usuarios, pero tambien el extenso ensayo hedonista de un yo plural. En Internet no se distinguen los acentos de dicci6n, no se conoce Ia raza, se ignora el sexo, la profesi6n, el estado civil, el patrimonio y el porte. Todo lo que se ve son palabras capaces de producir una personificaci6n flotante, voluble, circunstancial y liberada de Ia condena de ser un yo determinado. ildentidades falsas? Los cibemautas aseguran que es un error hablar de identidades falsas, pues muchas veces Ia identidad que uno se ve obligado a adoptar en el mundo real es mucho mas falsa y condicionada. Se podria hablar, pues, a prop6sito de este repertorio de yoes, de un individuo novedoso y tomadizo, integrado en las l6gicas de un sistema que impone Ia flexibilidad !aboral y Ia circulaci6n rapida. Un hombre o una mujer posmodemos son, asf, como los muebles modulares conformados a partir de elementos de distintas piezas y cuya mayor ventaja es Ia disponibilidad para el ensamblaje o el despiece veloz. Unser sin demasiados atributos fijos, disponible como un Lego, hecho de muchas sangres y avatares, listo para la discontinua vicisitud de la ficci6n. Vulnerable ante las realidades (micas, pero 6ptimo para las alianzas volubles y Ia obligada plasticidad del coraz6n.
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5. La ilusi6n
EL SU&'JO DE SER UNICO
(Egofsmo? (Egolatrla? La palabra de moda hace unos anos fue egonomfa. El sistema habfa escuchado el anhelo de los individuos y prepar6 el actual modelo de personalizaci6n de los articulos; aitfculos customizados para neutralizar el malestar que padedan los consumidores al ser tratados en serie y masivamente, dentro del tosco capitalismo anterior. Se trate de la ropa o la casa, los viajes, los ordenadores o los autom6viles, la preocupaci6n por atender la ilusi6n de ser (mico se ha convertido en la ineludible pauta del nuevo capitalismo de ficci6n. Contra el supuesto de que las marcas nos agrupan con su firma para darnos la parte de personalidad que nos faltaba, ha sobrevenido la estrategia de productos elaborados de acuerdo con los gustos expresados por cada uno. En California, la Krause's Sofa Factory permite a cada comprador, desde 1994, elegir las medidas, la forma y la tapicer!a del div~n deseado, y, en Madrid, Diseno a Medida no cesa de prosperar con la misma estrategia. En Jap6n, la Matsushita posee una divisi6n para fabricar cualquier clase de bicicletas al gusto diferenciado del ciclista, Chanel ofrece cosm~ticos que atienden al «perfil personal» de una picl 195
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calificada de «ilTepetible» y Louis Licari, fundador de una empresa para cuidado del cabello, aseguraba que su grupo estaba en-condiciones de ofrecer mas de 1.000 tonalidades de rubio (Popcorn, 1992). Un ejemplo, ya clasico, del exito logrado por la customiz.aci6n son los ordenadores Michael Dell, que en pocos afios, desde 1985, desbancaron mundialmente a los Compaq gracias a senir los aparatos seg(m las especificidades que solicitaba el cliente, y en un plazo de u·es dfas. Esta f6rmula, q~e. simula ser Ia antitesis de Ia producci6n en sene, pernuti6 a Dell crecer un 40 % anualmente, mienJ tras el sector lo hacia por debajo del 20 % . En 2003, la \ customizaci6n lo ocupa casi todo: desde las mil raquetas de tenis diYersas, solicitables a Tennis Warehouse, a las cien mezclas de cafe de P&G o a las zapatillas de Reebok, Adidas o Nike que nurneran sus pares y son capaces de aceptar pedidos con determinaciones individuales de color, diseiio y estructura sobre una decena de modelos distintos. La firma Harley-Da\idson, emblema del individualismo solitario, ofrece 25 modelos pero posee un catalogo de accesorios de 800 paginas y 900 referencias distintas para que efectivamente cada conductor posea un ejemplar exclusivo. Insistir en articulos seriados es propio de las primeras decadas del siglo xx, pe.~ ,cien afl~s ~espues, en el capitalismo de ficci6n, la mtsion es ehmmar la tortura de la i!maldad. Creations & Parfumeurs, una antigua firma l~ndinense con sede en un edificio del siglo >.\'III de James Leoni, posee hoy un muestrario de 4.000 e.sencias Uamado The Fragance Organe y cita a sus clientes para que escojan, sin limite de tiempo -y meditaci6n, sus esencias fayoritas. Lo que hace anos solo realizaba la casa francesa Creed cuando creaba perfumes singulares para personajes como Grace Kelly o Cary Grant. se encuen-
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tra ahora a disposici6n de cualquier persona, tratada as{ como personaje. El capitalismo ha reconocido, en fin, la necesidad de creemos «inalienables», ha escuchado el orgullo singular de cada cuerpo mediante tatuajes y piercings, se ha esme rado en la e.xaltaci6n de la disimilitud. Pnkticas cextre ' mas» de seiializaci6n de la piel como el branding (aplica ci6n de un motivo sobre la piel mediante un hierro al rojo, o un laser), el burning (quemadura voluntaria subrayadaJ mediante tinta o pigmentos), el cutting (inscripci6n~ figuras y dibujos con escalpelo), el peeling (despellejamien tos) o el stretching (ensanchamiento del piercing para in ducir un objeto mayor) se difunden no bajo las advocaci nes de los punkies, partidarios de negarlo todo, sino como afirmaciones del yo. En los aiios sesenta del siglo xx, formar parte de un grupo fuerternente organizado, pertenecer a un partido, comulgar con una fe religiosa, formaba parte de los planes de vida, pero hoy, decaidos los lazos sociales, Ia indi\idualizaci6n es lo primero y las agrupaciones apenas duran el tiempo de una manifestaci6n.
El pret-il.-porter, barato y unifonnador, supuso una revoluci6n en los aiios sesenta, pero ahora, cincuenta aiios despues. Ia igualdad ahoga. Ser ten.ido por inconfundible, ser saludado con nornbre y apellidos, recibir trato indi\idualizado se ha reYelado una satisfaction comercial tan rentable que los hipennercados \1\al-Mart han logrado com·ertirse, con tratos de tu a ru y buenos precios, en Ia primera empresa del mundo en 2002, por delante incluso de E."aon. Y no pocas firmas mas de envergadw-a siguen sus pasos a traves de los halagos en Inten1et, las ventas one-to-one y los recursos de seducci6n indhidualizada. La compaiiia de alimentaci6n General Mills, por 197
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ejemplo, permite a cada ciudadano, desde la primavera de 2002, componerse su propio desayuno a partir de unos 100 ingredientes distintos y asignar un nombre a su invenci6n, como si fuera el titulo de «su obra». La obra de un creador. (.Dolores menstruales, neuralgias? Ninguna fisiologla es igual a otra, y Tylenol, el paracetamol mas conocido en Estados Unidos, comercializa 41 clases del medicamenta para atender achaques afinadamente distintos. El productor sabe que el consumidor d emanda mas ser reconocido que ser servido, que solicita antes un plus de « YO» que un plus de cualquier otra cosa. Si una marca, por tanto, aspira a ser querida, debe procurar que su cliente se sienta deseado y experimente, dentro de esta cultura pueril, que se le rnima. Tanto en la actividad econ6mica como en la politica o en la enseiianza, han dejado de existir los programas claramente predeterminados. En la economia, se programa a partir de los analisis de mercado y se conige en interacci6n con los receptores. En politica, ya no se trata de enarbolar una ideologia perfilada y fuerte, sino de acomodarse con ductilidad a Ia solicitud del electorado. En Ia nueva psicoterapia, altamente pragmatica, se renuncia a prescribir un cambio en las conductas del cliente si tal correcci6n le incomoda: mejor se recurre a los farmacos. En Ia escuela, a «Ia letra con sangre entra» ha sucedido el enseiiar divirtiendo, pasar de curso tolerando. Hay excepciones, sin duda, pero el repertorio de las ofertas radi; cales en lo ideol6gico o en lo material se ha reducido mui cho. A las firmas les cuesta cuatro o cinco veces mas captar un nuevo cliente que conservar al que tienen, asi que, sobre todo, se trata de no espantarlo. La tecnica de la «fidelizaci6n» continua mediante una tarjeta (con nuestro nombre y apellidos, direcci6n, profesi6n, edad, 198
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etcetera), los detalles para hacemos creer preferidos y las fonnas dispensadas para hacemos sentir como socios y no como clientes configuran la nueva ficd6n de relaciones (thumanizadas,.. EJ ·capitalismo de consumo ofreci6 grandes cantidades de objetos para aumentar la sensaci6n de bienestar, pero, ahora, el capitalismo de ficci6n procura aumentar la impresi6n de ser alguien. En este nuevo mundo la marca no se impone, sino que coopera en hacer el "Yo,.; las empresas no presionan para que gastemos en su provecho sino para que invirtamos, sobre todo, en nosotros. Chrysler contrat6 a un antrop6logo frances para esbozar el disefio de su PT Cruiser y este doctor, G . Clotaire Rapaille, desarrol16 un metodo de relajaci6n para que los clientes convocados dibujaran el coche de sus suefios. El resultado fue un modelo que recordaba las furgonetas de reparto de sus infancias. Es decir, el autom6vil sonado. De esta manera, el coche fue un exito en Estados Unidos y obtuvo el titulo de Coche del Afio en Europa. Ford, en 2001, hizo lo mismo con el Focus. Dentro de la red las firmas nos conocen, nos saludan, recuerdan nuestras compras, han tornado nota de nuestros vicios, memorizan nuestra edad, conocen nuestro estado civil, tienen reseiiadas nuestras dolencias y, encima, cuando necesitamos algo, nos mandan el paquete a casa.l Al introducirnos en una web no s6lo v~mos a comprar, sino a dialogar con el sistema. Mas que h3:cer un trato, nos tratamos y, claro esta, nos «retratamos».
Pero no s6lo la egonomfa se refiere al consumo. Con-
t~a ~~ anonimato del trabajo en cadena, el capitalismo de ficc10n proclama la particularizaci6n de las tareas; contra el malestar de ser un subordinado, el sistema introdu199
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ce el eufemismo de «colaborador»; contra el cumplimiento indiscutido de 6rdenes, la inducci6n a emprender iniciativas; contra el rasero de ser pagado uniformemente la desigualdad de las remuneraciones. · Como resultado de todo ello. la plusvalla no se obtendra, . en adelante, con la apariencia de una explotaci6n smo como de una participaci6n. La mayor titulaci6n de los empleados actuales. la abundancia de tecnicos cualificados, ha desfasado la figura autodtalia del director. y lo id6neo, en vistas a la productividad. es infundir la convicci6n de hallarse empenado en algo propio y creativo. El notable numero de empresas que hoy se denominan con el apendice de «y Asociados» (en la publicidad, en el diseno. en la abogacia, en el consulting) denota la comente de esta pretendida integraci6n psicol6gica del personal. No seremos ya dependientes de un amo. sino partfcipes de un proyecto donde figuramos como coequipiers, siendo el jefe como un enu-enador deportivo y la competencia como una cornpetici6n. A diferencia de la ideologia en el capitalismo de producci6n y en el capitalismo de consurno. lo mas imporante en el capitalismo de ficci6n no son las rnercandas fisicas sino las ideas. Los trabajadores de antes eran obreu-os o ernpleados, pero ahora son colegas: a la jerarquia sucede Ia descentralizaci6n y a la linea de rnando las redes. En la propuesta personalizada de la ernpresa rnodelo. los trabajadores no nc:cesitan ser co~trolados. deben ~uto controlarse, no neceSitan ser conmmados. se autoeXJgen. Se autorreclaman tanto como para no separar el tiempo de ocio y el de trabajo: en cualquier fin de sernana siguen teleproduciendo, pero incluso sus alrnuerzos. sus cenas. las amistades y hasta los amores tienen que ver con el trabajo 0 pueden beneficiar la operaci6n en marcha. No puede hablarse pues rigurosamente de empleados sino de
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«implicados»; y, uno a uno, cada cual con el presunto ga16n de ser yo.
El individualismo, en fin, ha triunfado tanto que ha llegado a convertirse en un fen6meno de masas. Las llamadas de nuestro tiempo no convocan a la revoluci6n colectiva sino a la caridad particular, y los problemas del trabajador con la empresa se tratan de uno en uno, a menudo en los dispensaries. Luc Ferry ha llamado a nuestro \ tiempo la ~poca del «ultraindividualismo», Pascal Bruckner lo ha bautizado como «superindividualismo» y los soci6logos norteamericanos, como Lash, lo denominaron «narcisista». Lipovetsky ha calificado este perfodo de «segunda revoluci6n individualista» o paso del individualismo limitado que inaugur6 el siglo XVIII a1 individualismo total, y en la actualidad, decfa Touraine, no se trata de bus-\ car el sentido del mundo, sino el sentido de «mi» vida. tConsecuencia? La consecuencia es que la customizaci6n de los consumos y de los trabajos, la flexibilidad en los empleos y en las tareas, los cambios de residencia, de pareja o de ocupaci6n deiivan en cortas relaciones humanas. La vida tiende asf a convertirse en una sucesi6n de fragmentos y la identidad, sometida a cambios constantes, sufre despistes y extravios. Se aspira a ser unico, inalienable, y el sistema se las atTegla para cobrarse este anhelo en una incesante reposici6n de funciones, espacios, objetivos, pero todo esto basta el punto, dice Gil Calvo (2001}, de que acaso «la vida futura ya no tenga sentido real». Ala p~rdida de grandes referencias comunes se suma una biograffa cuarteada, y a la segmentaci6n biografica se agrega, a cada paso, el bombardeo de consejos (libros de autoayuda, dictados publicitarios, recomendaciones m~dicas, opiniones mediaticas) para disefiar intermina201
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blcm~:ntc otro yo m"jor. Hay lr\cont r,bh.:s c nf~·rmedLid ·s dol yo, p"ro una, muy curactcr(sll ·u nhom, cs lo oglomernrl(m dt: yo~s sustitutivofi y contrndil.:toriots. 0 l>lcn: lu cxlstencln s~ ht\ pobludo de tontos rcclamos, v rdadci'Os y fnlsos, dcntro y fucrn de los m cdlu, quo sin cesl\r nos vcmos l\~ult ndos por In lnquietud de no hL\lh.\ r'nos en e) htgnr id6neo y ocuplindonos dt lo nu'\s oportuno. Ante <.'Sa desnz6n, (COmo no verse confundido?, ( Como no scn-
no
tir la insufidenciu de ser un yo mtis? Hnstn los nl'\os ochenta dd siglo ·xx a los nit\os les vt~lea ln autoridnd del pndrc paru obtencr reconocimicnto o descalificaci6n, pero Ia nutoridad del padre se amottiza actualmente enscguidn y la vida enscf\a que a los progcnitores los jubilan por addantado. No es f~cil que el nii"to adquiera Ia referenda patcma como la fuente de alguna podcrosa legi· timaci6n. lDios? Dios es un !dolo del pasado, un supcrheroc de la vieja ciencia ficci6n. tEl compromise polftico? Tampoco. Ninguno de estos pilares pervive para otorgar su sanci6n y evitar el vertigo del desamparo. Porque si yo soy mi entero duei\o, mi propio padre, mi c6digo moral, tambien soy mi unico juez y el culpable absoluto. Por ser el yo \ tan importante, es tambi~n la vfctima mas expuesto a todo. En la epoca del capitalismo de producci6n pensabamos que la heroica clase obrera enterrar!a al capitalismo, pero al final -como deda Bourdieu- ha sido el capitalismo el que ha enterrado a la clase obrera. Ahora, en el capitalismo de ficci6n, no aparecen las clases sociales y en su Iugar s6lo se habla de clases de vida. Ala lucha de clases ha sucedido la lucha por ser yo, y a la pugna por la revoluci6n ha continuado el afan por ser uno mismo. La clave no se investiga en los males de la organizaci6n social sino en la novela psicol6gica de la vida privada, mientras la esperanza pasa de la revoluci6n a los ansiollticos, las anfetaminas o el citalopram. El desarrollo de la asistencia 202
pslqult\lrl ·u, In proHfc.:racl6n de
antidep•·c~tvoA,
el enor·
me consurno de ~ednntcs y pildoras d e Ia fdlciJ:,d ~Jc co· tTcsponc.lcn con esta pntolog!a que cl hlped ndlvklua li:mw hu espurcldo por nucstra sc>cled;td, atcmorlz~do cl indivi· duo por desapan:cer en el «colectivo» y d!.!SCSJ.,erado por l l'\ faltn de comunidad. Desvcl6ndose por evltar scr homo-' g6nco y sufl'icndo, paralelamcnte, cl peso del culto al yo.
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ENFERMOS Y FELICES
Robert D. Putnam, profesor de la Universidad de Harvard, constat6 en 2000 que los estadounidenses trabaja\ ban y consumfan m~s que nunca, su renta per ccipita era 'I· un tcrcio mas alta que en la generaci6n anterior, pero sus fndi.ces de felicidad ha?f~n disminuido y las depresiones clfrucas se habfan mult1phcado por diez. tLa causa? Tanto Putnam como otros soci61ogos y psic6logos a Ia manera de Martin E. P. Seligman (2003) han Jlegado ala conclusi6n de que la felicidad no se correlaciona con el dinero, ni con la cultura, ni con la inteligencia, ni con la edad o las religiones. S6Jo es seguro que aumenta o disminuye de acuerdo con el numero y Ia calidad de las relaciones humanas. Contra Ia sentencia sartriana de que los infiernos son los otros, las ciencias sociales declaran ahora que en torno a los otros se encuentra el modesto parafso terrenal. Efectivamente, Putnam habfa constatado que Ia disminuci6n de felicidad entre sus compatriotas se correspondla con unos anos en los que Ia gente dedicaba mas horas al trabajo y al consumo y menos a comunicarse con sus parientes y conocidos. En los aflos noventa, dice Putnam (2000), los estadounidenses se reunieron menos
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entre sf, recibieron menos en su casa y visitaron con menor frecuencia a los amigos. Otras actividades, como las partidas de cartas o la ter·tulia en los bares, registraron tambitn un importante descenso, al igual que la pnktica de los deportes en equipo. Los estadounidenses cenaban en familia un 33 % menos en 2000 que en los at)os sctcn- · ta y, en comparaci6n con la generaci6n anterior, la probabilidad de que los padres salieran de vacaciones con sus hijos, vieran la televisi6n o charlaran con ellos se hab£a reducido en un tercio. Algo parecido succde en Europa. El Institute Nacional de Estad(stica franc~s inform6 de que, desde 1983 a 1998, las conversaciones directas de los ciudadanos con los comerciantes del barrio dcscendi6 en una cuatta parte, las charlas con los amigos en un 17 %, con los colcgas de trabajo en un 12 % y con los miembros de )a familia en un 7% (El Pats, 14 de abril de 1998). Desde un punto de vista colcctivo, estos cambios significaron un descenso de lo que Putnam llama «Capital social» o, en definitiva, un empobrecimiento de la capital vida comunitaria. El exito de series norteamericanas como Friends, Seinfield o Cheers y de espaf'\olas como Medico de familia, Compafieros y Ana y los 7 hace pensar en el aprecio, relativamente melanc6lico, por la vinculaci6n familiar, vecinal y de amigos que se achica estos anos en relacioncs epis6dicas o descorporeizadas a traves de la red.
Otro psic6logo social, Rkhard Wilkinson ( 1996), sostiene, de otra parte, que la gente es mas feliz en aquellos pa(ses donde menor es la diferencia entre ricos y pobres porque de esta manera tambi~n las relaciones sociales son mas faciles. Para ilustrar esta afirmaci6n, Wilkinson describfa el caso de Roseto, una pequena poblaci6n en 205
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las estribaciones de las montanas Pocono, Pensilvania, habitada por inmigrantes italianos desde finales del siglo XIX y donde, ' durante la decada 1950-1960, los medicos descubrieron que la tasa de fallecimientos por ataques cardiacos era la mitad que en el resto del pafs. Especialistas en dietetica, cardi6logos y otros expertos acudieron a Roseto para observar la vida diaria de sus abitantes, sus habitos, sus comidas, sus distracciones, y finalmente el soci6logo Stewart Wolf (1998) dictamin6 que el secreto sanitario de Roseto radicaba en su vida soial. En la mayotia de las casas de ese enclave convivfan varias generaciones que se protegfan entre sf de Ia enfermedad, el desempleo o la perdida de seres queridos, y casi todos los del pueblo se conodan por su nombre. La vida en Roseto, no obstante, cambi6. En los ai\os setenta, una nueva generaci6n mas americanizada alcanz6 la mayona de edad, muchas de las familias italianas se dispersaron cuando los j6venes encontraron trabajo en otros lugares y, en consonancia con la prosperidad nacional, los ricos de Roseto se construyeron casas nuevas y mas amplias en las afueras, compraron Cadillacs, vallaron sus jardines y dejaron de invitar a los parientes. Hacia 1985, los monitores que segufan Ia evoluci6n de la poblaci6n detectaron que Ia tasa de ataques al coraz6n estaba aumentando hasta la cota de las ciudades mas pobladas, pese a reducirse el consumo de tabaco y mejorar la dieta, como en todas partes. La enfennedad aumentaba en proporci6n a la perdida de relaciones sociales; la ciudad se habia convertido en un Iugar mas solitario y, segun decfa un empleado, «Ia gente no se preocupa o se preocupa menos por los demas» (Revista de Occidente, n.0 215, Madrid, abril de 1999).
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La soledad y el desamparo, junto al estres, son los principales agentes que 1levan a Ia depresi6n y a Ia tris teza. Actualmentc hay 700 milJoncs de deprimidos en e1 mundo, dos veces mas que en 1950, ]a gran mayoria en el mundo occidental. La probabilidad de que un joven de hoy sufra una depresi6n en su vida es el doble que Ia de sus padres y el triple que Ia de sus abuelos. El gasto en antidepresivos en Espana se ha multiplicado por cuatro de 1992 a 2000, y alrededor de se is millones de personas pueden estar padeciendo la enfcnnedad en 2003, una dfra tres veces superior a Ia de hace cuatro decadas. La depresi6n designa Ia impotencia de vivir y refl eja, mediante Ia pcsadumbre continuada, Ia inhibici6n o la dificultad para emprender una acci6n; una suerte de torpor que los psiquiatras Haman «enlentecimiento psicomotor». Sentirse fatigado o insatisfecho con esta vida quedaba mas o menos legitimado en los tiempos religiosos porque, a fin de cuentas, este mundo no nos podfa contentar, pero ahara, desaparecido el cielo, secularizada la existencia, 'que decir? Si por una parte Ia muerte ha perdido su funci6n redentora, la vida se presenta como la (mica ocasi6n para disflutar. iHa tornado el nuevo capitalismo nota d~- ello? Cier- ( tamente. En el capitalismo de consumo, hasta los aflos 1 ochenta del siglo XX, el sistema procuraba un simulacra { de felicidad a traves de los mil objetos alegres y nuevas, 1 pero ahara, resabiado el consumidor, no serfa posible \ continuar prometiendole el cielo a traves de la compra. t De lo que se ocupa ahora el sistema no es directamente i de hacemos gastar mucho, sino de hacemos creer cuanto ! valemos. (L'Oreal: «Porque yolo valgo.») ' Nunca como hoy se habia vivido una maquinaria envolvente tan empeiiada en mostrar una felicidad al alcance de nuestras manos. No ser feliz en este mundo es hoy 207 !
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el nut ~ntico rc~o.:tH.l o o, ~orno de fa Bnr~l.'s, «Un ~n·m· sin
ex usl\», Ant~s ~ramos pcn.lunudos ~rac1as t\ lwbor sufrldo, pcm nhorn cs ir~wstlflt~lblc o impcn\onuble no pa. su.do btcn. Ln musifkad6n dcmocr(\llcu va unida n l~, obllg:.\ don de la fdkidud puru todos y ul j\'tbilo que se considcn\ propio de la culturt\ dd nino. El dolol' forrnabu ~.c, con icndt\, fot•talcdn d cuet'po, dcpurabn los Pt.'CHdos, sc ofl'edn en canjc como sacrifido por bic11cs proceclcntes del c iclo, p~ro nhoru el dolo r ha perdido vnlor de cumbio. Hu perdido funcionalidnd para la ofrenda y sentklo para ln Revolud6n. Actualmente, cuando el "trabajador se ve sometido a un gran estr~s !aboral (la «explotaci6n» antes), nose alista en un comit6 antisist.ema, toma ansioHtkos. Cuando el empleado no soporta m~s sus condiciones de trabajo no acude a los sindicatos, va al medico. Cuando las cosas se prescntan mal no es necesario dade m~s vueltas: se recurre a las «pfldoras de la felicidad». Zoloft o Prozac para la depresi6n, la melatonina para la juventud y el suef\o, Viagra para la impotencia, Serotax contra Ia timidez, Aurorix contra la fobia social. La farmacia esta poblada de remedies y los laboratories se han conveitido en los grandes pacificadores sociales de nuestros dfas gracias a la integraci6n del enfermo democr~tico. Hasta hace poco los enfermos eran marginados, personas excluidas de la actividad y, a menudo, temidas como infectados. Hoy, por fin, todos somos enfermos desde el memento de nacer y nuestra vida se encuentra de principio a fin en manos del sistema sanitario. Casi dos terceras partes de los pacientes que se presentan en la consulta de los medicos no padecen ninguna enfermedad determinada, pero se sienten enfermos o muy enfermos. Varias· publicaciones cientfficas de Gran Bretai'i.a, desde el British Medical Journal (BMJ) a The Journal of 208
, tlw Amt•t'/(.'(111 Mcdicxtl A~·soda tion (Jil.MAJ. alcr'laron en Ia pl'imhvcr·a tie 2002 sobre Ins crccil.::ntcs campaOas en los mcdi<>S d e comunknci6n dirlgidus a sembrar dudus sobre c1 estado clc snlud individual. Lu jndus tria fannac6utku, dcdan, hn lkogf\do d em~ s i a do k~jos en Ia manipula· ci6n de Ia pcrcepci6n p(Iblica sobre que es salud, con el fin de ensunchar los tnl.!n:ados de nucvos fArmacos (El Mundo, 27 de abril de 2002). llnapc.:' lcncia? lPcrdidas de memoria? lHormigueos? iCnnsancio? ,c6mo pcnsur que nos encontrumos bien? En realidad cada vez nos sentl· mos pem: Y gracias que no estcmos mue11os.
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La enfermedad se ha introducido en Ia vida cotidiana como Ia gran fantasia que explica y justifica cualquier tipo de malestar, social o individual. Con una ventaja: se soluciona pronto y ambulatoriamente. Los norteamerica-\ nos Haman lifestyle drugs a los preparados que deciden el estilo de vida, el estilo del cuerpo, el modelo del estado de Animo, la alegrfa de la adaptaci6n. Cualquier persona normal, golpeada por una desgracia o una injusticia, vera que le prescriben para su angustia el mismo medicamento que toma otro individuo con trastornos debidos a su estructura melanc6lica, porque lo importante es el remedio de la apariencia infeliz y su tratamiento como un percance de jurisdicci6n medica. En general, la pastilla, la capsula o la pildora de la felicidad, los ISRS de nuestros dias, portan un cauterizador organico y alii donde se encuentra el drama depositan el beso de la qufmica. Antes era el sistema el primer culpable. Ahora no hay que buscar culpables, tan s6lo tratar de hallar remedios. Las visitas a los psiquiatras y psic6logos se incrementaron en mas de un 15 % entre 1990 y 2000 en Estados Unidos, y esa ascensi6n se repite ahora en Europa junto
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la orgfa de mcdicin~ s nltemnth·as. l.a meta, en todos lo · en · ~ . es ponex -e bien y ser fdices sin p~gunt tr nada mis. De e ·ta manem limpia y in hennen~urka. d i ·te, m re ·udw cl antngoni ·mo ~ntr~ la dicha , lu dcsgrnC'ia. No ~st~unos mal, solo somos c.>nf\;·rmos. E.nf ·nnos en es. pero de rcdbir medkncion Ut'g~nte pam CJ~t\l' unu rcali. dad d~ sustitud6n y una mejoradn id~a dd mundo. los obt-cros yu no hncen npenas lmelga , ()t'ro Cttdu do por tres pid"n la baja. No van al trabojo porque estnn in· dispucstos pero, a la vez, tc6mo se ibn n convocar una huelga con tanta geme en cnma? los obrcros se ponen enfenllOS de ln triste enf~rmcdnd general y, en vez de le\ v:mtarse conU'U la e.xplotnci6n. se acuestnn. 3
(Mayores contactos humanos para ser mas felices? De los n orteamericanos es. significativamente, Ja invenci6n del coach. El coach (acomp
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Un coach pucdc parcccrse a un director espiritual o un comisario polftico de hace medio slglo ,. pero el coach no mistificn, no amoncsta, no impone castigos ni £omenta la a trici6 n. No promcte nada que no se realice en esta vida y con b~ncficio ta ngible (profcsional, econ6rni co, sexual). Cube comparar al coach con un psic6logo de em-· prcsa, pero su labor es mas dirccta, empfrica y breve, porque su prcstaci6n no se entretiene en personas con problemas graves sino en «gcnte norma l», en «todo el mundo». Es decix~ trata a todo el mundo como personal de empresa. Los coach empezaron trabajando al lado de los yuppies y ahora tratan tambien a las amas de casa, los jubilados, los periodistas, los brokers. En la IBM norteamericana todo ejecutivo tiene derecho a los servicios de un coach, y un estudio realizado por el Syntec frances en diciembre de 2001 informaba de que el 89 o/o de los directores responsables de relaciones humanas habfa recomendado el coaching a sus colaboradores o lo habfa experimentado personalmente (Le Nouvel Observateur, 30 de mayo de 2002). Uno de los fundadores del coaching, Thomas Leonard, afirma que, en menos de cinco anos, todos tendremos a nuestro lado a un coach, una suerte de escolta para evitar Ia improductividad de la tristeza, el desasosiego del pensamientp critico, la potencial algarada de Ia insatisfacci6n.
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., DIOS Y LOS DEMAS
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Visto desde Europa, a finales de los anos sesenta, Dios parecfa muerto y enteiTado. Despues de Nietzsche, Marx, Freud y otros «pensadores de Ia sospecha», los nueYos fil6sofos, psic6logos y soci6logos creian tambien en Ia defunci6n divina, pero, inesperadamente, en coherencia con el capitalismo de ficci6n, Dios ha resucitado en otras formas de ilusi6n o de misi6n y acampa de formas diversas con Ia autoridad de no haber dicho todavfa Ia ultima palabra., cVolver a ser religioso otra vez? cPor que no? iPor que no prolongar Ia experiencia arnpliando los lfmites? El desencanto materialista del mundo ha producido tarnbien un deterioro del rnisrno desencanto. 0, en otros terminos, Ia desmitificaci6n de lo sagrado se ha vuelto contra sf misma~ reconociendo tarnbien como un mito la liquidaci6n del mito (Vattirno). Como consecuencia, en Europa los agn6sticos y no digarnos los ateos han registrado, desde un punto de vista del prestigio intelectual, uno de sus niveles mas bajos y lo retr6grado ha logrado el buen recibimiento general del «retro». De otra parte, (quien, sino los mas desavisados, hace hoy ostentaci6n de atefsrno? 0 la no existencia de Dios es una obviedad reemplazada discretamente por otros abrazos rna-
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, gkos o bien. sin consciencia de sustituir nada antetior. se c\-ee en algo no impotta lo estrafulario que sea. En £$pai\a, la pr:ictica reli.giosa se ha reducido a b. tercera p3t1e en los ultimos dncuenta anos, pero tres de cada cuatro j6\·e~es esp:ai\oles cr-een en la astrolog\a y la mitad defienden la existencia de los 0\nis o la v-eraddad de los curanderos. Una tercera parte c.ree en el espiritismo y e.n Ia r reencamad6n (ABC, 14 de febrero de 2002). ..:Cu3Ildo se II deja de creer en Dios no se deja de creer en todo sino, \ por el conu-ario, se llega a creer en todo-», deda Chesterton. Puede creerse incluso de nue\-o en Dios, un Dios de segundo grado que reaparece cuando desen.:, oanados de la . iglesia nos engatusamos deliberadamente para procurarnos una fe mas personalizada y liberal. El sexo y Ia pornografia constituyen el mimero uno del comercio electr6nico pero los tc~rminos «Dios» y creligi6n» se han convertido en los mas ";sitados de la red. Mas de 10 millones de entradas sumaban entre ambos en el buscador Altavista en 2000, segtln una investigaci6n sobre el auge religioso que llev6 a cabo el profesor Christof Wolf, de Ia Universidad de Harvard. No s6lo las den- · cias positivas sino las ciencias sociales han cornenzado a aceptar, en los Ultimos afios, los eventuates beneficios de Ia fe en relaci6n con Ia solidaridad, Ia ayuda mutua o Ia convivencia. Pero no s6lo esto. En Estados Unidos, donde a pesar de su religiosidad habria parecido ridiculo aiios antes contratar capellanes en las ernpresas, eri 1999 se desat6 una corriente que, presidida por compaflias como Pizza Hut o Taco Bell, puso de rnoda disponer de pastores o sacerdotes para visitar a los ernpleados hospitalizados, prestar apoyo a quienes suflian ataques ner\iosos o salvar de los intentos de suicidio. Tambien, dentro del ambiente !aboral, los capellanes oficiaban las bodas de sus empleados, pronunciaban una elegia en el funeral
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y asis tfan durante un perfodo posterior a los allegados. Esta tendencia, amparada en Ia atm6sfera de los c6digos eticos, Ia responsabilidad moral de las empresas y Ia exigenda de una imagen maquillada de ho nradez surgida tras las grandes estafas de los anos ochenta, perme6 en Ia cultura de los negocios has ta generar. entre los ejecutivos, un misticismo que trataba de unir Ia bue na gesti6n con las ~nsenanzas ofrecidas por los templos o las mezquitas. En ese tiempo en todo Estados Unidos, donde unicamente es posible concebir este fen6meno, las mayores asociaciones de directives se reunfan para desayunos de oraci6n y conferencias espirituales y extra!an de Ia Biblia normas de actuaci6n. Asf, de acuerdo con la Hermandad Internacional de las CompaiHas por Cristo, mas de 10.000 grupos de oraci6n en tomo a Ia Biblia se reunfan en los lugares de trabajo y el numero de libros relacionados con la espiritualidad se cuadriplic6 en los ultimos diez ai'ios del siglo xx. lgualmente algunos famosos gurus espirituales, como Deepack Chopra y Scott Peck, empezaron a asesorar a jefes para que tendieran a vincular la nueva espiritualidad seglar con sus tecnicas administrativas en una reedici6n de lo que el Opus Dei sigue pretendiendo en Espana y America Latina. En Estados Unidos Ia religi6n no ha faltado nunca pero al traspasar el siglo xx ha intensificado su poder y su presencia. En marzo de 2003, segt.ln Gallup, un 68 % de las personas encuestadas cre!a en el diablo, un 48 % en el «creacionismo» o creaci6n directa del universo por Dios de acuerdo con el Genesis, y un 46 % se consideraban cristianos «renacidos» como el mismo Bush. Un 98 % creen en Ia existencia de Dios, un 10% mas que en 1985. En Estados Unidos, donde siempre se jura la ba ndera en \ ~pmbre de Dios, The Religious Movement Homepage \ensa unas 200 religiones y en los ultimos afios se han 214
formad o mas de 1.000 iglesias y decenas de miles de espiritualidadcs. · . . Siguiendo es ta epidemia religiosa, el NatJOnallnstJtute for Health Care de Maryland procur6 pro bar en 1998 que la reincidencia de los delincuentes decrecf.a en pro-. porci6n a su estudio de la Biblia mientras estuvJer~ n presos y la Universidad de Columbia afirm6 que los nu1os se deprimen menos si reciben educaci6n religiosa. iC6mo no promover]a todavia mas?
Cuando hoy la oferta de ilusiones caracteriza al sistema, la religi6n, en diferentes versiones, encuentra su ocasi6n mas propicia. Una corriente de exito tanto en Europa como en Estados Unidos es aquella que tiende a mezclar espiritualidades para formar un mix ajustado a los gustos de cada uno. La otra, representada por los fundamentalismos, tanto en parte de Estados Unidos como en crecientes zonas del mundo islamico, viene asociada a la guerra y al terrorismo. En cuanto a la religi6n mix, su ascenso es coherente tanto con el mestizaje como con el hiperindividualismo que ha perseguido la singularizaci6n de los consumos. En Europa occidental apenas un 20 % de Ia poblaci6n es religiosa practicante y en Ia Europa oriental no llega al 14 %, pero en estos territorios donde escaseaba Ia fe han brotado yerbas espirituales de todos los generos de acuerdo con las exigencias de la demanda. Un sujeto puede, en este tiempo, profesar respeto por todas las formas de vida en cuanto budista, encandilarse con la existencia de los angeles en su condici6n cat6lica y reforzar la centralidad de la familia en cuanto morm6n, todo dentro del pack. Complementariamente, dentro de una misma Iglesia y sin recurrir ala apostasfa, diferentes grupos de cat6licos con215
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l dimentan su fe sin observar los mandatos de Roma en asuntos como la virginidad prematrimonial, la contracepci6n, el celibato sacerdotal, la condena de la homosexualidad, etcetera. Sirnultaneamente, cada dia son mas frecuentes los matrirnonios entre fieles de distintas religiones, tradicionales o de nueva creaci6n. Unas tan pintorescas como La Puerta del Cielo o la Rama Davidiana> otras tan lhianas como las telerreligiones, asimilables a ' manuales de autoayuda y efectos para usar y tirar. «Una nueva religi6n mundial nace y cada uno busca a su propio maestro interior», decia el soci6logo frances Jean Vemette impresionado por los millones de ejemplares Yendidos de El alquimisra de Paulo Coelho, un libro donde cada cual puede encontrar la hechura de su propio Dios. iOuien puede e:-.."trailarse? Siendo todo relativo lomejor sera aquello que nuestro organismo ratifique con su mejor digesti6n interior. iDogmas? c:Mandatos colecti"·os? El estilo de los tiempos induce a investigar en soluciones indi-vidualizadas condenadas por el Vaticano en febrero de 2003 como «narcisismo espiritual• y refiriendose concretamente al mo\.imiento de la New Age, tachada de «casi demoniaca». Sobre la New Age, opinaba el Vaticano, no puede tolerarse su caracter presentista capaz de negar rakes a la espiritualidad y, en segundo lugar, no es admisible su o:nar~ cisismo espiritual... que no se enfrenta con la muerte m con el sufrimiento, que niega Ia falta, evita el compromiso social e impulsa a leer el propio futuro en las estrellas en luaar de construirlo•. E~ suma, al Vaticano le parece inaceptable la confortabilidad hedonista de este movimiento con metas. de o:autosuperaci6n», «autorredenci6n» y «autoc?~placencla~. o, en definitiva, abomina de las o:falsas rehg10nes» (reh216
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giones pirata, religiones ficticias) que obtienen de las religiones tradicionales la grata sustancia espiritual y desechan los dolores del sacrificio; misticas sin denegaci6n, delectaciones interiores sin la escoria del pecado, espiritualidades recicladas de residuo cero. Esta nueva y condenada New Age, a diferencia de · la New Age originaria de los hippies, busca sobre todo · compensaciones a la frustraci6n y a la falta de ingresos. Ejecutivos quemados, intelectuales defraudados, parejas separadas, heridos psicol6gicos son los individuos id6neos para enrolarse en la «nueva era», siendo la NewNew Age, para buen numero de ellos, una forma de hacer algo de valor cuando se piensa que no se va a ser nada. La musica del arpista suizo Andreas Vollenweider, de Jean Mkhel Jarre, de Vangelis, de Glass, la lasitud, la personalizaci6n religiosa, el aporte de paz son aplaudidas ofertas de la New Age que celebra el paso de Piscis a la era Acuario en los albores del siglo XXl. Aunque tambien podrian rastrearse en su relajante cata.logo ideas budistas que tienen de bueno, respecto a las religiones monotefstas, tanto su falta de dogmatismo como la carifiosa invitaci6n a cada uno para hallar el sendero que le conducira a la salud fisica y mental. La adhesion al budismo o al zen de personajes del es- ! pectaculo ha avalado su fama y ha contribuido a convertirlas en espiritualidades de moda. En todos los casos la : componente mas querida de estas espiritualidades es aquella que provoca una circunstancial y sosegante ausen~ cia del yo. «S6lo cuando nos liberamos del ego -declara Comte-Sponville- se ·ofrece el mundo entero a nuestro conocimiento y a nuestro amor.» El yo traza una frontera entre el exterior y el interior, entre el antes y el despues, mientras que sin el delicado yo aparece la invulnerabilidad y la paz. Dentro del zen, el hishiryo es el estado de 217
conciencin que elimina la lndividualidad, el sujeto deja de scntirse sujeto y se expande en la infinidad del mun. do. «La dicha del ·mundo procede del coraz6n altruista, y la desgracia del amor al yo», afirma el maestro budista Shantideva. Tanto esfuerzo, en fin, para ser uno y la felicidad se encuentra, mira por d6nde, en la disoluci6n del sujeto. Porque vivir desasido del yo, escindido de sus soberbias, parece aquila mejor tactica para no verse herido ni asesinado. Curiosamente, pues, en el momento de mayor intensidad narcisista vienen a triunfar estas recetas de desintoxicaci6n eg6tica, tal y como en el mornento de la opulencia proliferan las clinicas que deshacen el peso del cuerpo y en tiernpos de la orgfa sexual se regresa al pu· dor chic. Pero se trata de un asunto bioquimico tambien. El disfrute de estos viajes despojados del yo tiene que ver, segU.n la ciencia, con la interrupci6n de los circuitos del l6bulo parietal, responsables de establecer nuestra frontera con el espacio, y de los circuitos dell6bulo temporal que marcan el tiempo y Ia autoconsciencia. El Instituto Tecnol6gico de Massachusetts fue el editor del libro Zen and Brain, de James Austin, en 1998, que exponfa unas teorias incluidas ahora en la llamada «neuroteologfa,. Dios y el cerebro se conmutan en Ia producci6n de los rnismos efectos. Why God Won 't Go Away (Por que Dios nose ha marchado) (200 1) es el titulo de Ia obra del doctor Andrew Newberg, de la Universidad de Pensilvania, donde se explica Ia espiritualidad del cerebro a traves de Ia experiencia zen. Con Ia evasi6n -provisional- del yo desaparecen las dis tincio nes e ntre lo humano y lo natural, explosiona el beneficio de la intcrdependencia c6smica y se evoca de alguna mancra Ia parte fcmenina que fuera rcprlmida en 218
Occidente. La cultura de la intuici6n, la interrelaci6n corporal difusa, la inundaci6n emocional recfproca, l~s humus son del orden de la feminidad y, en buena med1da, el budismo, la busqueda del Oriente serfan, dando la vuelta al mundo, un rescate dellado femenino. Porque, al cabo, a lo que masse parece la nueva espiritualidad y las gimnasias suaves (el yoga, el zazen, el tai chi, el qigong) es al modelo de Ia feminidad. Como, a la vez, sentirse mas acoplado a la naturaleza, mas sensible y sensitivo, es valverse mas mujer. Ciertamente, desde Uma Thurman a Tina Turner, desde Demi Moore o Christy Thrlington a Laetitia Casta, Noemi Campbell o Gwyneth Paltrow, muchas se . han alistado en las practicas de la meditaci6n zen y han apoyado sus nalgas en el zafu.
Pero no todo en la nueva pulsi6n religiosa es serenidad y feminidad pacificadora. Muy notablemente, el brote religioso que ha provocado la producci6n de segundas realidades se ha manifestado tambien en violencia terrorista y guerras. De acuerdo con los estudios de Bruce Hoffman, especialista en terrorismo internacional, en 1995 ) casi la mitad de los 49 grupos identificados como terroristas en el mundo actuaban por m6viles religiosos cuando en 1968 ningun grupo tenia esa motivaci6n. El asesinato de Rabin, la masacre de Oklahoma, )a explosi6n en el Trade World Center en 1991, )a difus i6n de ga$ sarfn en el metro de Tokio por la secta La Verdad Suprema, las . inmolaciones de palestinos y arabes poseen componentes religiosos. Pero, a la vez, el conocido como Proyecto para un Nuevo Siglo Americana, obra de polfticos ultraconservadores de la admlnistraci6n Bush como Donald Rumsfcld (secretario de Defen!5a), Paul Wolfowitz (suhsecretario de Defensa), Rich ard Perle (com~pto asesor del 219
Pentagono) o Kenneth Adelman (ase-s or del Pentagono), se encuentra trufado de pensamiento religioso y testosterona. «Militarismo, mesianismo y masculinidad» constituirfa la santisima trinidad de Ia administraci6n Bus h en 2003, seg(m pa1abras de Lee Quinbby, profeso r de £studios Americanos del Hobart and William College. Los norteamericanos fueron Jos propagadores de Ia igualdad sexual, las libertades individuates y Ia tolerancia religiosa, pero. a su vez, en e) sustrato fundacional Ia patria se confunde con Ia Tierra Prornetida y Ia po1ftica exterior mas agresiva con una tnisi6n salvffica donde Ia conversj6n al cristianismo evangcHco coincide con Ia convers16n a Ia dcmocrada. «Los amcricanos deben idcntificar el ldeal democratJco con Ia voluntad de Dios ... Las ins tituciones dcmocratka' debcn enser1ar Ia idea demo cratka como una rcHgl6n», escdbfa e11 1952 J. Pc.aul WiIHams en What Amerlcmts Believe and H01v They Worship. De csa mancra, cuamfo )as Torres Ccmelas son ataca· das ho s61o sc dcscncadena una dura respuesta antitetr~ t1sta, ~Sino una gt1en'a tdlgiosa porque • la detnoc rC1da es Ia rc1lgi6n vcnltH.Jcru, (1 (ut'ace M. Kallen). ~
dt< dctv ~m1mh:i/)tl d 9f1UCCj pur ~~ LfiJcrtiHJ Dw'ttJcruw nu Me ttl lt In cc;cudtt, purquc pr e ls:u,~rliC lo~ dos ct,fltcf'• to9 t (JfiVdrg n tt1 0J n(wJco uum de lti rt!Jg11J~Idu d csta.. duunJcfvtl r.;~ Hvlv~td~, oduwj~, por Jocs fttc; ttftiblr~ atctH~t. dm; d I JJ de- ~£·p11 c 111hl'c c.Jc 2f)(JJ. Ef f'1'(1!:lltl til t' u ,llllh, (JII( I; llttl116 {i ~( ml ~ow II rl~:~t ht· (If)
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casado con una ministra metodista, hasta su consejera de seguridad, Condoleezza Rice, hija de un predicador de Alabama, pasando por Don Evans, intimo compailero espiritual y secretario de Comercio, y el fanatico servidor de Cristo John Ashcroft, fiscaJ general. De una u otra manera todos ellos participan delllamado Reconstruccionjs- ' mo Teon6mico cuyo objetivo es la conversi6n del Gobierno de Estados Urudos a la teocracia, basada en las leyes de Ia Biblia. «Dios ha bendecido a un grupo de musulmanes de vanguardia, la vanguardia del islam, para destruir a Norteamerica,., declaraba Bin Laden en una cinta de video transmitida por Al Yazira el 7 de octubre de 2001. Lo mismo, en sentido inverS6, declaraban los fundamentalistas cristianos que gobemaban Estados Unidos a1 iniciarse eJ sig1o XXI y proclamaban como su misi6n central «borrar el rna] (rcpresentado por «el eje del mah: lrak, Iran, Siria, Corea del Norte... ) de Ja faz de Ja Tierra~. «America tdunfara ante 1a adversidad porque es Ja voluntad de Dios;.;, decfa Bush a mediados de febrero de 2003 en su tradidonaJ Plegaria NadonaL «La Hbertad que tanto aprcciamos no cs un regaJo.de America aJ mundo, sino un regalo de Oios a fa humanidad»; afJadf
el pMMsu? l'cru IW s.c Jcvt.Jntt!l'<,n, L<1 dlfcrct't~ c:ollc:cptw,,f1zucl6N dd purafw , £wnquc fl(1 t J ~~'~du de f4:rocldad, ~cfJ<.• r:.rba a JL,~ do§ pattc~ dd &ls tt lli
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LA DEMANDA DE VERDAD
U.l {\\imcnto e~;oM~ku. ln cd olio oq~:\nko , lt\ f-Ih•'fi de c~pnrto. ~1 1.\nno t>¢\.':l~n t'~p\'hnldo MOll pt·u~h•ctos de con· dl\'lOn verdl\dc-m, d~sn\H.h)~ de fnlse-dud. Fnmtt: " lfi ('\In· clu de lo slnt~llco yln ln. ldln de ln~ lnmss~nl ·os. h' nutu· rulezn pl'lmillvn. El pro
de rigor espiritunli ta contrn el mnterialisrno vulgar. Unn ideologfa de corte roussernminno late en el aprecio que grupos cada vez mas nmplios muestran por lu m edicina naturista, los champues transpnrentes, los jabones de lim6n, los dentifricos de hinojo. El capitalismo obtiene una opci6n legitimadora si muestra una resuelta sensibilidad por la naturaleza y, por el contrario, una empresa contaminante es hoy lo pear que se pueda imaginar. En las nuevas polfticas de desarrollo sostenible, las empresas que no contaminan o apenas contaminan seven facultadas para vender grados de pureza a las que contaminan por encima del nivel tolerado, de forma que el sistema opera, en su conjunto, bajo la rnisma inspiraci6n que el divino cuerpo mistico, den-
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fkntla h) mot\~ toHvll\l·~ tl\~ ~s h1 loglt:a de to~ L'ltc nlt1s h1hmtllcs. ta cli\pt·t'st\ es 1\h\la tl ttllty timla sl cnsucla d Qh'e o lo5 l:'fo!!, qltc sof\ lo~ pet·son~tjcs htoce11tes que Ius vertldo o lo!! gases toxk os vletlel\ lt1k uatncrlle rt matar. t!t t nptt<\llsmo es 1nsopol'tablen1enle pct'nicluso no ya en el tl'alo cm·riente con las }:)ersonas sino con los animalcs y 1:15 plantas, que, n fin de cuentas, es lo tinico indiscutiblcmente bueno qLte nos queda. Por Ia misma raz6n, el apitalismo obtiene ascendencia. ~uando se presenta corno defensor de Ia naturaleza, vtgtlante o adorador del medio ambicnte que representa hoy al dios mas cierto y miversal. Efectivamente, puede ser que una parte del sistema contamine millones de millas marinas, arrase rnillones de arboles y provoque rnareas negras, pero siempre queda la parte benefica de aquellas firmas que se esfuerzan cada vez mas por preservar el planeta o hasta se erigen en sus patrocinadoras, al modo de Body Shop. La sensibilidad por la naturaleza se acerca tanto a Ia naturaleza de Ia fe que en Estados Unidos las principales instituciones religiosas -judfos, cat6licos y protestantesse agrupan en el National Religions Partnership for the Environment (NRPE), a traves del cual actuan como un lobby ante el Congreso combatiendo las leyes que consideran daninas para el medio ambiente. «Durante mucho tiernpo nos hernos ocupado de la justicia social porque esto concernfa a los seres humanos», dice Paul Gorman, director del NRPE. «La naturaleza no nos interesaba . Mas tarde, sin embargo, nos hemos dado cuenta de que la dcfensa del rnedio natural era una cuesti6n altamente
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vehkulos que conduce no tlcne nlnguna relaci6n di· con su fc ~explica el t·everendo Jim Ball, rurcctor I Evangelical Environemenl Network, miembro del ~PE-, pero nosotros queremos probarle lo contrario.n : La
En la actualidad, cuando todo es ccterccr entorno», lo tural, el «primer entomo», es asf, de forma explfcita, 1 apreciado como el nucleo sagrado de la humanidad. talquier cosa con esa evocaci6n hacia lo primigenio le mas, y en consecuencia seda insensato que Ia pro.cci6n capitalista no se interesara, material y publicitatmente, por ello. . Vestir fibras naturales, . decorar al estiwabi sabi, tomar azucar sin refinar, beber zumo de .paya, cubrirse de algas, vivir con perros, utilizar el t6n sobre un tatami de bambu, visitar tribus perdi.s, viajar en carro, todo esto es parte del consumo de 5 BoBos, burgueses bohemios de clase alta. En la vida corriente, el 80 o/o de nuestros alimentos ocede de fabricas y es el resultado de unas materias imas tratadas con conservantes, colorantes, antibi6ti·S, aditivos, procesos geneticos y hormonas. Estas tecnis han incrementado la productividad y abaratado el ·ecio, pero han profanado el alma de las cosas y han rlteado el tufo de lo mas vulgar, lo funesto y lo mortal.
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Un inform e realizado en 1993 en Gran Bre ta i\a por el Seni 'io de Sl'guzidad y Pesticidns sobre la oreja de bu~ rro, ' "e.Udida por S..'\feway, denunciab a la presencia de or~ ganofosfatos, capaces d e deteriorar el sistema nenioso, ~ro un tipo de peras importa das de Holanda por Marks &. Spencer incluia induso clomzequat, un regulador del crecimiento expresamente pt-ohibido. Sainsbmy, e) supermercado de mayor solera del Reino Unido, vendia una espinaca fresca traida de Italia que llevaba permetr:fn, perturbador del sistema endocrine, y en el chocolate de la casa Tesco habia linda no. Recurriendo a las nuevas tecnologfas pen·ersas se preve que pronto se comercializaran kiwis con sabor a menta, filetes de setas con sabor a ternera, fresas del tamafto de las peras y pollos que na\ cen des pojados de plumas. iSe necesitan mas pruebas de perversion? Si el sistema es capaz de cometer estos abusos con las espinacas o las orejas de burro, c:que no sera capaz de hacer con Ia justicia, Ia ensefianza, la contabilidad nacional y los fondos de pensiones? La falsificaci6n acecha por todas partes, pero ahora una parte i.mportante del mismo sistema, una parte cada vez mayor del capitalismo de fieci6n, se estA poniendo de nuestro lado. En 1999, Tesco y Sainsbury sumaron, a sus ya famosas frutas y verduras totalmente biol6gicas, pizzas, sopas, comidas para bebes, aceite, ginebra, champm, carne, y asf hasta 500 productos liberados de toda manipulaci6n. En Nueva York, en marzo de 2001, se abri6 el Whole Foods Market, un superrnercado con la superficie de un campo de rutbol y unas paredes que pregonan mAximas como «protege Ia biodiversidad• , "protege la salud•, «protege a los pequei\os agricultores•. Comer bien y hacer el bien a los demas pueden ser la misma cosa en el perfeccionado capitalismo de nuestros dias. La Take Action Center, por ejemplo,
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es una org~nizaci6n norteam ericana que sostienc una implacable batalla contra los alimentos modificad os gen~li ca mente. La p ropaganda dice: «Levanta la voz, defiende tus derechos. h abla con tus d 6lares.» En E spana, la ~tica y los derech os fundamentales se funden en los huevos de las gallinas criadas en libertad dentro de la Explotaci6n Agropecuaria de Vilane, S.A., en Lugo, que dice: «En Vila ne mantenemos la tradici6n . Nuestras gallinas se crian al aire fibre y realizan Ia puesta de huevos libremente. Con una alimentaci6n natural, a base de maiz y otros cereales, cada animal completa su dieta a voluntad en los extensos campos del Pazo.• Tradici6n, libertad, naturaleza. (C6mo permanecer al margen de esta revoluci6n?
La gente de mayor estatus social, acaso los mas cons- '1 dentes, han hecho de la comida una manera de ser y de creer. En su extreme, se encuentra la ortorexia, una patologia alimentaria que induce a comer siguiendo caprichosas supersticiones y virajes esotericos. La leche, por ejemplo, es para el institute Kushi, pilar de la ortorexia, un veneno s6lo apto para la alimentaci6n de los terneros. La leche, a juicio de esta instituci6n, produce males como la lentificaci6n de la digestion, el colapso del metabolismo, la obstrucci6n de las arterias, el incremento desproporcionado de la mucosidad, la potenciaci6n de enfermedades respiratorias y, por descontado, el cancer. La ortorexia rechaza los transgenicos o los productos tratados con pesticidas, pero esgrime ademas creencias que demonizan el anm o ensalzan, por el contrario, las sardinas. Quien se ve sumido en la ortorexia adquiere la dependencia de un drogadicto y la adhesion de un fanatica . En Espana el fen6meno se encuentra menos desarrollado que en Estados Unidos o en Gran Bretafla, pero existe y
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va credendo a panir de los que ernpezaron s.iendo maniacos de Ja comida biol6gica. . La producci6n de alimentos biol6gicos en Espana se ha multiplicado por siete de 1991 a 2001, y el numero de ) explotaciones ha pasado de 350 a 15.700 en ese intervalo. De hecho, Ia comida biol6gica representa el sector agricola de mayor expansi6n en toda la Uni6n Europea: tomates rojos con sabor a huerta, came que no suelta agua en la sarten, huevos de yema roja, leche que hace su propia nata. El precio de esta comida resultados o tres veces superior pero aporta, ademas de salud, respeto ecol6gico, presencia de espfritu, distinci6n social, actualidad. La moda de Ia comida cruda o raw food, el gusto por las fibras natur·ales, Ia afici6n al sendcrismo, Ia peregrinaci6n, el avistamiento de pajaros, el turismo rural, Ia slow food, los todoterrenos en vez de los deportivos, son fen6menos de Ia misma 6rbita.
La demanda de ulo natural» se emparenta con Ia demanda de «lo verdadero»; es anhelo de realidad-real y representa una aparente reacci6n contra el abrumador d o minio de lo mediatizado y fingido. Una reacci6n melanc6lica, porque asf como aumenta el precio del silencio en Ia ciudad populosa, el aprecio de las antigi.iedades cuando Ia historia se esfuma o del marmitako cuando impera Ia fast food, aumenta Ia demanda de verdad cuando el mundo de las ficciones no ha dejado practicamente ni una. II n' y a rien de plus beau que les histoires vraies (No hay nada mas hermoso que las historias verdaderas), decfa en 2002 la publicidad de la pelfcula de Bertrand Tavernier Salvoconducto, en reconocimiento del mundo revalorizado y perdido. El exito de El proyecto de Ia bruja de Blair en 1999 con 200 millones de visitas en su web tuvo 228
que ver no con la p esima calidad de Ia pelicula sino <.:on Ia creencia de que filmaba en directo un hecho sucedido realmente. Aifassou, /'afgan, sobre Ia situaci6n en Afganistan, Le cas Pinocher, de Patricio Guzrmin, ABC Africa, del irani Abbas IGarastomi, Etats de sen,ice, sobre e) can- . cer, Bowling for Columbine, Oscar 2003 sobre Ia matanza en una escuela a cargo de dos niftos, llenaron las salas. En Espana se estren6 a finales de 2001 Los niiios de Rusia, de Jaime Camino, y ya antes habfan triunfado otros documentales de Javier Rioyo y L6pez Linares, de Elias Querejeta y Eterio Ortega, de Javier Corcuera o de Pedro Rosado. En 2002 se produjeron hasta 30 nuevos documentales y en Valencia tuvo Iugar un congreso titulado: «El documental: un genere per al segle XXI», en reconocimiento a Ia categorfa del fen6meno. De hecho, todo aquello que exhibe la etiqueta de «real» 0 «basad~ en lo real» resulta ahora mas cautivadorr que nunca prec1samente porque acaso pertenece, como nunca antes, al orden de lo fantastico. Pedimos realidad hartos de ficci6n, como antes se demandaba ficci6n para escapar de lo real. Hartos de las historias de mentira, reclamamos las historias de verdad, pero lo parad6jico es que Ia verdad demandada regresa reciclada, convertida en un articulo de calidad. Las primeras palabras que se escuchan al comenzar Ia pelfcula El show de Truman, ~n programa de telerrealidad y pronunciadas por el «realizador»' son estas: «Estamos aburridos de ver actores comunicando falsas emociones. Estamos hartos de pirotecnias y efectos especiales. Mientras el mundo que habitamos es en algunos aspectos falsificaci6n, nada hay de falso en el mismo Truman. Nada de guiones, de cartas ocultas ... Es vida.» cVida en vivo? cS6lo vida? La oferta excepcional del show consiste en prometer vida en estado puro, pero se
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trata, nl cabo, de vida orienta.da al show. No una vida vivible y ensimismada en su corriente sino deliberadamente fabricada y comercializada como un producto mAs. Un producto en demanda y oferta crecientes. «Cada vez hay mas directores de ficci6n que intentan aproximarse a la realidad>>, deda Javier Rioyo (Levante, 16 de noviembre de 2001). Porque lo real. en los libros, en el cine o en la televisi6n, funda la base de las mayores audiencias. En la televisi6n norteamericana la «prograaci6n de la realidad», consistente en mostrar cintas obtenidas por las camaras de vigilancia instaladas en los quir6fanos («Trauma»), en las comisarfas ( «Polidan ), en las oficinas de paro ( «Despedidos») y en las salas de autopsias ( «Autopsia» ), ha mantenido su exito en los ultimos af10s. La cadena Court TV, con mas de 50 millones de abonados, estren6 por su parte, en septiembre de 2000, un programa en el que se transmitian las minuciosas confesiones de violadores y asesinos a la policfa, y la cadena publica PBS, prestigiosa por su labor educativa, fue autorizada a emitir, en 2003, las deliberaciones de un jurado que podia decidir l_a pena de muerte para Cedric Harrison, de diecisiete afios. El Ultimo espectaculo que habian planeado los productores holandeses de Gran Hermano, a finales de 2002, se basaba en Ia instalaci6n de una webcam dentro de un ataud para ir emitiendo «en vivo» la putrefacci6n de un muerto, y Channel 4, poco despues, emiti6 un documental titulado «Beigin Swing» donde un supuesto artista chino llamado Zhu Yu apareda bebiendo vino macerado con un pene y mordiendo el cadaver de un bebe. Pero ya antes habia emitido en directo la disecci6n de un vagabundo aleman, Peter Meiss, a cargo del catedratico Gunther von Hagens, inventor de la plastificaci6n de despojos hu~anos. El escenario fue un anfiteatro con 500 asientos 230
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de la Universidad de Brick Lane y el acto llev6 por tftulo «Living Autopsy», autopsia en vivo. La vitalidad de la muerte mas alia de la muerte o Ia muerte como la vida X-treme. Porque a diferencia de la vida que siempre aceptara la farsa, la muerte proporciona la materia 6ptima para un reportaje de la maxima verdad, y de ahf tambien que cuanto se relaciona con lo funerario haya ganado presencia en los videojuegos, la publicidad o los telediarios. Y, por descontado, en las ultimas experiencias del arte (fallecido) y las cosmeticas de las pasarelas.
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Sigue existiendo un capitalismo negative, nnticuado; p ero se expande un capitalismo bondadoso, actual. Una co nsultora cada vez m~s prestigiosa, SustainAbility, otor· ga, con Ia colaboraci6n dd Pl-ogrnma sabre Media Am· biente d t! Naciones Unidas, etiquetas de buena conducta a los dientes (Shell. BP, Ford o British Telecom) que son respetuosos con el media ambiente, no sobreexplotan a los empleados o no manipula n la contabilidad. Con estas etiquetas u Oscars eticos•. las estrellas empresariales se convierten e n ejemplos para todos, pilares de una humanidad mejor. En 1999, SO catedras universitarias en Norteamerica y 22 en Europa impartfan clases de etica en los negocios. Paralelamente, en la mayona de las actuales escuelas de negocios se enseiia etica en los programas de formaci6n de directives y se desarrollan numerosos cursos dentro de las empresas o en centros de formaci6n profesional dependientes de camaras de comercio y de instituciones semejantes, con el mismo prop6sito de inculcar moralid a d en los hombres y mujeres de empresa. La etica fue, primero, una cosmetica chic de las grandes corporaciones, perc ahora, tras los recelos sin limites que han susci232
tndo los colosales pecndos de Enron, 1);con. WorldCom, o Ahold, la producci6n de rnnscarillas para recubrir la mala imagen se ha convertido en un negocio flot·eciente. En el r~gimen pseudoteol6gico de Estados Unidos, la re ista Busi11ess Ethics publica anualmente Ia lista de los den niejores ciudndanos-emprcsarios, entendiendo por tales no s6lo aqucllos que triunfan individualmente sino que contribuycn ostensiblem~nte al bienestar comun. Porque hncer negocios y hacer el bien, gannr dinero y hacerlo ganar a los dem~s. constituye el centro de la convicci6n que asumieron los padres fundadores norteamericanos y predic6 Adam Srnith hace doscientos af\os. 1\'iunfar en la act.ividad mercantil es, en el mundo protestante, ser un elegido de Dios. Hay cupitalistas corruptos, claro esta, pero sobre ellos pesarA su conducta fementida y antipatri6tica. Ya en 1790 los ciudadanos de Leicester s~ movilizaron para boicotear el azucar de la Compai'Ha de las Indias Orient~\les porque practicuba la esclavitud en sus campos de Bengala, y hasta el siglo XIX la monarqufa britanica s6lo otorgaba licencia a las sociedades que declararan su inter~s por el bien generaL Hacer buenos negocios en la tradici6n puritan-a va unido a hacer algo bueno para todos y as{ el caritarismo de los multimillonarios norteamericanos expresado en fundaciones y donaciones forma parte de las reglas del mismo sistema, porque la ultima y perdurable forma de ser alguien c~lebre es convertirse en un benefactor. De esta ideologia filantr6pica surgi6 en Estados Uni- !. dos la practica posmoderna del cause marketing o «mar- : keting con causa», constituida hoy en una estrategia central. Notable precedente de este «marketing con causa» fue la acci6n que despleg6 Coca-Cola en 1986, a traves de un acontecimiento llamado «Hands Across America» ' X~::rox
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consistente en que millones de norteamericanos unieran sus manos desde el Atlantico al Pacifico para atraer la atenci6n sobre la tragedia del harnbre en el Tercer Mundo. Mas de 2.000 emisoras de radio y cadenas de televisi6n convocaron a los participantes y entre ellos se repartieron cuerdas rojas y blancas, pegatinas y chapas con el logo de Coca-Cola, como si la operaci6n de caridad se confundiera con el alma de la firma. Cuatro millones de personas formaron el cord6n hurnano y otros dos millones participaron en numerosos actos de apoyo en clubes, escuelas y parroquias por toda la naci6n. El vicepresidente del departamento de asuntos publicos de Coca-Cola, Anthony J. Tortorici, declar6 despues: cHands Across America fue un acierto en aquel momento para Estados Unidos, y para Coca-Cola. La preocupaci6n de los estadounidenses por los pobres y hambrientos estaba en las cotas mas altas y, en cuanto a nosotros, acababarnos de -·s uperar la polemica del lanzamiento de New Coke, asf que necesitabamos algo para unir de nuevo a nuestra empresa con el pais. Fue perfecto• (citado por Alfred L. Schreiber y Barry Levinson, 1994).
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La uni6n de una buena firma con una causa honrada
es ley en el capitalismo de ficci6n. La empresa, ademas de una gesti6n competente, necesita de la buena consideraci6n. Los viejos ternores al exito del movimiento obrero han sido reemplaZados, en las estafas capitalistas, por el temor a la opini6n publica. Una mala imagen publica en el aspecto moral es hoy tan peligrosa que con toda raz6n existen auditorias eticas para respaldar o corregir publicamente el cumplirniento de la entidad en la aplicaci6n de la norma SA 8000 (SA; social accountability), que preceprua la libertad sindical, un salario mfnimo vital, razo234
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nables condiciones de higiene y de seguridad, etcetera. Otra cosa es que estas auditorias, como se ha demostrado, necesiten a su vez ser auditadas y asi sucesivamente. · En lo fundamental, la mayor parte de las empresas actuales no se comportan de manera muy distinta de Ia~ de hace treinta afios, pero las mas visibles han pedido someterse a un diagn6stico etico para, una vez declaradas climpias», hacerse querer. 0 hacerse perdonar mediante expiaciones publicas alguna maniobra nefanda. American Express, que habfa cometido repetidos abusos, quiso contrarrestar Ia animadversi6n que provocaban sus altas comisiones en restaurantes y comercios con una campafta antihambrientos llamada uCharge Against Hunger•, donando tres centavos a los desamparados por cada transacci6n que se efectuara a partir de entonces. Procter & Gamble trat6 de lavarse la cara ante las acusaciones de explotaci6n con sus propios detergentes Dash, entregando un porcentaje a Etiopi'a por cada paquete vendido. Tambien asi han actuado las tabacaleras, las compaiiias de aguas o los fabricantes de ordenadores. Mediante este dispositivo que ata la transacci6n al don, el comercio a la caridad y la limosna al precio, productores y consumidores se autosatisfacen y la marca sale ganando como sorprendente productora de bondad.
El «marketing con causa", este marketing del cora-~ z6n, transforma en moralidad la compra, bafta el capital de una luz humanitaria y exime, de paso, al consumidor de culpas. Avon ha logrado que el Iazo rosa de su campafla contra el cancer de mama se convierta en una sefla absoluta de solidaridad con las mujeres enferrnas y, de paso, que sus productos obtengan una plusv 1(- c ·. d . fil a 1.4 1em1 msta e pnmera a. La idea naci6 cuando Avon perdi'a
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cuotas de mercado ante el empuje de sus competidores pe ro, con ello, la empresa, se rehfzo y fue a mas. Porque, estando la muerte por medio, (podia la competencia enconu·ar algo mejor? En Silicon Valley la ultima moda en su prosperidad no fueron las joint ventures, sino las vemure plzilawropy, Y hasta el 83 % d e los hogares del Valle de San Jos~ dona hoy fondos para fines caritativos (New s\>veek, 4 de fcbrero d e 2002). A los treinta y cinco ai\os, Steve Kirsch. de Microsoft. destin6 50 millones d e d6larcs para que se invcstigura sabre los nsteroides, prcocupudo por sus posibles impactos sobre lns vidas humanas, y en enero de 2000, Bill Gates nnunci6 en el Foro Econ6 mico Mundial d~ Davos que entrcgnria 750 milloncs de d6lare-s (125.000 millo nes d~ pesetas) en cinco ai\os para fin~nci~r ln Alinnza Global pnra lns Vucunns y In 1nmuniznci6n. Tanto Nike como Mnttl:}l, Adidns. Gnp o Reebok, que explo tabun n los nit1os dcl Tercer Mundo en sus naves insnlubrcs, dcbieron mejorn.r lns condiciones de trnbujo para sostcner s us ventns; lu murca brit~nica Daddies Ketc hup, que empez6 vendiendo poco, eligi6 Ia prevenci6n de los malos trntos infuntiles para pl'osp(!rur; y Rio Tinto, Shdl y BP decidieron mitigar sus destrozos ambientales f procw·ando ayuda s.anitaria a los vecinos de sus explotal ciones. En el capitalismo de ficci6n lo m:is importante no ~ es cumplir ante las autoridades, a menudo sobornadas. consejera.s o c6rnplice~, ni ante los ~ir~dicat_os.. cas~ inexisitentes, sino ante los chentes y la opm16n publica, Impreganados de una nueva militancia moral. Los antiguos benefactores norteamedcanos fueron los sobs. patrones de sinfonfas, 6peras y ballets, pero ahora los altruistas buscan motivos de mayor popularidad e impacto, como las campaiias contra el sida o la le~ra. En el capitalismo de producci6n Ia lucha contra el Sistema se
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1 encontraba en manos de Ia clase obrera; en el capitalis-·1 mo de consumo el contrapeso a los abusos. se fortaleci6 en las cornbativas organizaciones de consumidores, Ia , llamada class-action; en el capitalismo de ficci6n, los opo- j nentes mas inc6rnodos no son los sindicatos ni las socie-j clades de consumidores, no son Ia lucha de clases ni Ia!' class-action, sino «la opini6n publica». Para neutralizarl el comunismo, apareci6 el Estado del bienestar, para domar las quejas de los consurnidores apareci6 el control de calidad, para apbcar a los antiglobalizadores y sensibilizados, cunde el marketing con causa. uHacer el bien desgrava», dice Helena Bejar (2001). Desgrava doblemente. Desgrnva gracias a las exenciones fiscales y mejora, ademas, el cutis. n·as la llcgada tardfa del socialismo con rosu·o humano, el flamante capitalis-( mo con rostro humano. Unos minutos despu~s del atentado contn.\ las TotTes Gemelas, Ia cadena H&M rcparti6 4.000 pares de calcetines y Tommy Hilfiger entreg6 gafas dt! sol a todos los afcctados por las llamas. Las firmas est{\n a nuestro h1do, pendientcs de nosotros, implicadas en nuestros problemas y los gmves asuntos de la hurnanidad. Ellas son actuales: sensibles como organismos, inteligentes de «inteligencia emocional», piadosas y solidarias como ONG. Ante el anuncio de miles de despidos, el presidente de Cisco Systems, John Chambers, y el director general de Ia compaf\fa, John Morgridge, decidieron, en abdl de 2001, rebajarse sus salarios a un d6lar. Un dfa mas tarde, el presidente de Marks & Spencer. Luc Vandevelde, renunci6 enteramente a su paga extra, que se elevaba a 1,14 millones de d6lares. Las renuncias de estos superdirectivos seguidos tambien por algunos de sus pares espaii.oles, no aliviaban ninguno de los problemas de los obreros, pero el gesto mostraba Ia empatfa de los poderosos
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ante el rev~s de los hurnildes y c6mo las empresas sufTen como los dem<\s.
Existe ademas, dentro del capitalismo de ficci6n, lo que se conoce como «dinero ~tico», una invenci6n fant<\stica dentro del mercado de la virtud. Cualquier ciudadano ahorrador puede exigir desde hace algunos anos que su dinero no se invierta en negocios asociados al armamento, ala fabricaci6n de bebidas alcoh6licas, al juego, al tabaco o al maltrato de animales pero, adicionalmente, esos fondos, que sortean actividades polHicamente incorrectas, destinan parte de sus beneficios a paliar el hambre Y la enfermedad en el Tercer Mundo, con lo cual el negocio se depura sin cesar. Espana, con 18.000 millones de pesetas al final del ejercicio de 2000, era el cuarto pafs europeo con mas fondos ~ticos, detras del Reino Unido, Suecia y Suiza, pero es Estados Unidos la naci6n donde el modelo logra resultados superiores y Ia ficci6n de la limpieza espiritual se ha afianzado mas. El primer fondo ~tico y con responsabilidad social fue creado, en 1971, bajo el nombre de Pax World Fundy negaba su dinero a las empresas vinculadas con el mantenimiento militar de la guerra de Vietnam. Afios mas tarde, Amy Domini -norteamericana y protestante- cre6, en 1989, un fndice de 400 empresas «socialmente responsables» que, a semejanza del Dow Jones, formaron el indicador bursatil Domini 400 Social Index, donde se agrupan sociedades que no atentan contra el paisaje, no amparan politicas dictatoriales ni abusan de los trabajadores, no maltratan animales, no fabrican alcohol o tabaco ni comercian con paises dictatoriales. Son compai'ilas que e.:\-plotan a los obreros como cualquier otra, pero que son eticas.
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En pocos anos, scgun previsi6n de la senora Domini, los fondos eticos representar{m el 10 % del mercado burs:Hil y su influencia econ6mica sera incluso superior debide a su rentabilidad. En Francia, existen los fondos Hymnos, creados en 1989 por el Credit Lyonnais, y su propaganda dice: uHymnos es un fondo comun de colocaci6n diversificada que invierte mayoritariamente en sociedades cuyos actives se corresponden con una etica cristiana y humanista.» iC6mo se eligen estos fondos? El anuncio lo explica: « •.. cad a tftulo de la cartera es analizado por un comite de etica. Las personalidades laicas o religiosas de las principales Iglesias cristianas que lo componen se reunen peri6dicamente con los gestores de los fondos para confirmar las elecciones de inversi6n.» iTodo, pues, bajo control? En la cartera de Hymnos aparecen empresas como BNP Paribas, L'Oreal, LVHM, Vivendi o Axa, con la particularidad, tratandose de empresas tan diversificadas, de que Axa, por ejemplo, posee la companfa Titanite, una empresa familiar especializada en explosives con probables usos militares (Le Monde Diplomatique, noviembre de 2002). Ciertamente la intenci6n etica no puede controlarlo todo pero, al cabo, (c6mo negar que depura ellado excrementicio del dinero? Que depura, incluso, la deyecci6n. Gastamos tanto o mas que en los tiempos del capitalismo de consumo, pero ahora podemos dorar el despilfarro mediante el «COmercia justo». Los holandeses fueron los primeros que, en 1969, abrieron una tienda solidaria con productos importados del Tercer Mundo, sin intermediaries ni mercenaries. De los anos sesenta es el eslogan Trade, no aid! (iComercio, no ayuda!), pero ahora esta modalidad que regia entre progresistas, se ha extendido sin reservas. Unos 20 paises europeos importan productos de comer239
cio justa distribuidos en mas de 43.000 tiendas, con un total de 100.000 voluntarios. En Espana, en 1986 habfa dos tiendas y en 2002 casi 70. En Alemania operan unas 700 tiendas de comercio justa, 400 en Gran Bret<:\iia, 374 en Italia, 300 en Suiza. Con una exquisita patticularidad: venden mas caro. 0 increible~ente mas barato puesto que, obviamente, el aiiadido «justa)) es de incalculable valor. Un producto obtiene la etiqueta de «justa)) si cumple los mencionados requisites de la norma SA 8000, reconocida por Naciones Unidas. Condiciones que deben ratificar, al fin, consultoras como Price Waterhouse Coopers, que termina imponiendo o no sus manos como un prelado del universo mercantil. El rito, en suma, reproduce los controles de calidad de un templo (el templo de Moneta) que, gracias a impartir los sacramentos, va enriqueciendo el santuario moral a traves del action business. El capitalismo alcanza asf Ia forma o Ia categoria de una verdadera religi6n, y sus efluvios rocian a la humanidad para su mejoramiento continuo a traves del dinero. De hecho, la ~asa de la Moneda holandesa emiti6 a finales de 2002 una divisa denominada raam, con una cotizaci6n equivalente a 10 euros, cuya particularidad consiste en que, habiendo sido creada por el imaginario «Pais Global de la Paz Mundial» -cuyo mentor es el maharishi Mahesh Yogi, el mayor sabio de la ciencia vedica- , autoriza a creer que su empleo ayuda al Tercer Mundo. El «Pais Global de la Paz Mundial», instituci6n fundada en 2000 con el prop6sito de amparar Ia paz y la promoci6n de una economia equilibrada, emplea tecnicas -media magicas, media pragmaticas- que son tambien utilizadas por empresas como Sumitomo, Sony o General Motors. La distancia, por tanto, entre lo econ6mico y lo numenico, el Capital y Dios, se estrecha cada vez mas. 240
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El comercio justo, el quehacer humanitario, el precio con limosna, el dinero vedico resultan ser, en bloque, medios de mejora espiritual y de una perfecci6n inagotablemente productiva, porque para seguir purificandose hay que gastar mas, invertir o consumir mas basta alcanzar el cenit. Muy lejos, pues, de lo que se crefa en el capitalismo de consumo, donde consumir significaba sucumbir a las tentaciones publicitarias del capital. ahora, en el capitalismo de ficci6n, el gasto contribuye a enaltecemos. c:C6mo no sentir, por tanto, una impensada concordia respecto a las empresas que, ofreciendo simplemente tostadoras, aguas minerales o m6viles, nos brindan la opor:tunidad de ganar el cielo? c:C6mo ser definitivamente antisistema si el sistema sin fin nos salva?
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'I EL CUTIS ETERNO
Definitivamente, la muerte real no parece corresponder a nuestro tiempo. La muerte se avenfa con la epoca de nuestros antepasados sepultos, en el marco de una tradici6n de mausoleos y responsos hacia el mas alia, pero hoy es un mal absurdo, inactual, y si se soporta es s6lo como un elemento en la lista negra de los atrasos todavfa por superar. Etimol6gicamente, tragico es lo que no tiene soluci6n, pero nuestra cultura se declara incompatible con todo lo irremediable. Las grandes filosofias del siglo XIX, las filosofias de Hegel o Marx, son tragicas, pero la posmodernidad es antitragica y banal. La muerte encajaba perfectamente con las etapas aciagas de la humanidad, pero hoy, cuando todo es superficialmente entretenido, ca cuento de que morir? La muerte, ademas, no es siempre igual. Philippe Aries (1982) cuenta que hasta la Alta Edad Media, antes de emerger la noci6n de uindividuo», el hecho de mori,r no posefa la forma trcmenda que adquiri6 en la modernidad. Era indeseable morir, claro esta, pero careda del inicuo cariz que lo caractetiz6 mas tarde. Porque cuando Ia muerte mataba en masa, y con la implacable fatalidad de las plagas y las guerras interminables, careda de di245
re-cr.i6n personalizada. No venia Ia muerte a ensaiiarse
con uno. sino que actuab a, sobre todo, como una ancha tenebrosidad que abso.r bia a miles de enfe.rmos o de gue-rreros. No moria.. por tanto, uno en cuanto indhiduo, sino como ~Y-
Ko han desaparecido aqucllas circunstancias de muerte en ~ounas zonas del mundo, pero en Occidente se ha olvidado en gnm medida la colecthizaci6n del infortu-
nio. Ahora se muere uno a uno, en muenes tan personal.izadas como queremos que lo sea Ia \-ida y sus consumes.. De esta manera, cada cual concibe una muerte a su tall.a. tan ajustada como incompartible, mucho mas dificil de asumir. Hasta la llegada del capitalismo de consumo, los objetos soportaban un uso muy prolongado y, al cabo de un J tiempo exhaustivo, morian. Una nevera se reparaba y volvia a repararse hasta un dia en que el tecnico acudia y dictaminaba su fin. Hoy, sin embargo, el frigorifico, la radio y el ordenador se reemplazan sin que los veamos perecer.. No asistimos, practicamente nunca, a la muerte de las cosas, sino tan s6lo a su reemplazo. Nos separamos de las pertenencias o las pertenencias abandonan nuestra vida sin que hayan dejado de funcionar o de alentar. S6lo se van porque han llegado nuevos funcionamientos. No los arrumbamos siquiera porque hayan envejecido; s6lo quedan obsoletos. Como consecuencia de esta repetida experiencia, la vida se encuentra cada vez menos relacionada con la extinci6n. En la actualidad, proliferan los geriatricos como sustitutos de los tanatorios de hace aflos. Aquellos edificios, de moda en los ochenta, han sido superados por el apogeo de las residencias para mayores donde la gente deja de morir y se mantiene en una estabulaci6n indefinida; preservados, a partir de una edad, de contabilizar
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su muerte, permanentemente envueltos en una publicida d que anuncia cada edad, no importa cual. como eel comienzo de otra vida • . Todo se rehace, se recicla y no muere en el capitalis~ mo de ficci6n. En Dallas hay una empresa funeraria, WhiteLight, que vende unos feretros personalizados, envueltos en un papel de embalar. donde puede leerse en color rojo: «Return to sender» (Devolver al remitente). Nadie quiere salir de aqui una vez que el mas alla se ha vaciado de ofertas convincentes y cuando Ia misma dencia coquetea con Ia prolongaci6n de la vida. Hay raz6n para esperar, segl1n el bi6logo Michael West, que los humanos sean capaces de llegar a doblar su esperanza de vida y hasta aproximarse, virtualmente, a Ia eternidad porque, dice, •nos encontramos cerca de transferir Ia caracteristica inmortal de las celulas germinales a nuestros cuerpos y eliminar esencialmente Ia vejez» . c_C6mo tomar, por tanto, la muerte de Ia misma manera que hace medio siglo? Gary Ruvkun y sus colaboradores de Ia Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard descubrieron, en 2000, cuando los bi6logos desactivaban un gen concreto de Ia lombriz Caenorhabditis elegans, que los gusanos viven hasta tres veces mas de lo habitual. Es decir, el equivalente a doscientos cuarenta afios de vida en una persona, y aunque, efectivamente, los gusanos, los ratones y las personas no son lo mismo, c.c6mo no creernos mas que ellos? (.C6mo resignarse hoy a morir sabiendo que la simple supresi6n de un gen podrfa alargar espectacularmente la vida? Hace un siglo, Ia esperanza de vida para un espanol no rebasaba los cincuenta afios, pero actualmente los es247
// I paiioles confian en cumplir setenta y cuatro anbs y las espaiiolas ochenta y tres. Un poco mas y la esperanza de vida habra llegado a· los cien aflos, una cifra biblica que hoy por hoy muchos aceptariamos como un plazo razonable para la hora final. Desde 1950, las expectativas de vida han crecido en tres anos por decada y la edad de fallecimiento mas avanzada lleva mas de un siglo aumentando sin signos de estabilizaci6n. Pero, encima, el valor de Ia edad ha ido redefiniendose. « El envejecimiento es un problema con soluci6n», dijo en 2000 el cientifico Michael Rose. En 1980, Ia media de edad entre los que montaban una Harley-Davidson era de veintiseis anos, pero ahora el 60 % de los motoristas se encuentra entre los treinta y cinco y los sesenta y cuatro. Es cierto que el fabricante ha mejorado el confort de los asientos, su amplitud y su suspensi6n, pero el caso es que los mayores hacen como si fueran j6venes y los de cincuenta y tantos se comportan como los de cuarenta y tantos de hace unas decadas. Bette Davis obtuvo su Oscar a los veintisiete aflos y se convirti6 enseguida en la estrella mas cotizada de la Warner, Audrey Hepburn parecfa una nina cuando a los veinticuatro ai\os rod6 Vacaciones en Roma y gan6 un Oscar, Marlon Brando era un dios a los treinta ai'los con Un tranvfa l/amado deseo, Clark Gable, Jane Fonda, Barbra Streisand, Steve McQueen, Warren Beatty, Silvester Stallone y casi todos aquellos de los que se habla cuando se habla de cine eran famosos antes de cumplir los treinta. Sin embargo, en los Ultimos tiempos, apenas un trio -Tom Cruise, Julia Roberts y Jodie Foster- logr6 el estrellato sin haber llegado a la treintena, mientras Sean Connery, AI Pacino, Robert de Niro o Hanison Ford hacen papeles de heroes. Y si del cine se pasa a Ia musi~a o a Ia danza, sucede algo por el estilo. Desde Bruce Spnnsgteen 248
, a Mick Jagger, Bob Dylan, Paul McCartney, Miguel Rfos. Sabina y Serrat, Ia escena esta abarrotada de veteranos. Incluso en el rutbol, nunca hubo en la primera divisi6n · espanola tantos veteranos. Ochenta jugadores de primera divisi6n ten1an mas de treinta aflos en la liga 2002-2003 y veinte de ellos superaban los treinta y cinco en la Liga ' Espanola 2001-2002.
«A partir de ahora esta prohibido envejecer», ha di-J cho Christian Dior y su nuevo serum se llama NoAge. lManchas de Ia edad? lRastros del tiempo? Aparte dellaser, se investiga con despigmentantes a base de hidroquinina, acido retinoico o acido glic6lico, y a medio camino entre la cosmetica y la cirugfa se encuentran las infiltraciones de sustancias permanentes y no permanentes (addo hialur6nico o polilactico, biopolimeros, colagenos e incluso grasa propia) para borrar las arrugas. Con esto no se consigue la eliminaci6n de la vejez-vejez, pero l quien piensa en lo que no se ve? En Europa occidental, en la ultima decada del siglo XX, aument6 en un 50 % el numero de personas que se sometieron a una operaci6n de estetica y se calcula que esta cifra se doblara en los pr6ximos aflos, no solo porque se operen mas sino porque muchos repetiran siendo «te6ricamente» ancianos. Ian Pearson, un futur6logo de la empresa de comunicaciones inglesa British Telecom, asegura que para el 2020, basta el 96 % de nuestro cuerpo sera reemplazablt: y los que ahora empiezan a llamarse «Centros de longevidad» pasanl.n a ser tan populares y corrientes como los cibercafes. Estos centres de longevidad, que representan la vanguardia en pro de la «juventud perpetua», no son ni balnearios, ni centres de adelgazamiento, ni clubs Med. Tampoco son lugares
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,:" I
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I de desinto.'i.icaci6n. ni sanatorios, ni instalaciones para purificarse mediante el a.}uno ala manera que se conoce. En los lon0 edry centers puede encontrarse un poco de todo e.so, pero son, en primer Iugar, emplazamientos adonde se acude en la franca busqueda de lograr vivir
mas.
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En NueYa Jersey, el Longe'\ity Institute International :dice en su propaganda: «El paso de los anos es ine'\'itable :pero enYejecer no.» Es decir, tener un cuerpo con anos •no pue de evitarse (toda,:fa), pero la edad si. 0 bien: en addante, la edad sera s6lo los anos que aparentemos, puesto que la apariencia se impone ala esencia y la n!plica al original. Ellook, en suma, tiende a convertirse en Ia exclush-a unidad de cuenta valida dentro de un universo de cuerpos fingidos. 1 La vejez desaparecera y s6lo moriran, por tanto, cuer1pos j6venes, operados, clonados, injertados, inyectados, con lo que la muerte habra mejorado definitivamente de Jcara. Pero tambien, incluso, de olor, porque ahora los laboratorios japoneses Shiseido, unos de los mayores del mundo, venden un perfume destinado a borrar lo acufiado como el aging odor (el olor de la edad). Una peste debida, seg(m las investigaciones del mismo laboratorio, a la segregaci6n del acido palmitoleico que se empieza a emitir a los treinta anos y es diez veces mas abundante en una persona de setenta anos que en otra de cuarenta. El mundo dejara asi, tambien, de revelarse inmundo.
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LA AVENTURA Y LA MUERTE
Al comenzar el siglo XXI, lo mas en boga era lo X-treme y, por si faltaba poco, Estados Unidos se invent6 un~ guerra completa. Habia X-vainilla en los helados, X-desodorantes, X-treme sausage sandwiches, maquinas de afeitar X-treme, X-cateteres para angioplastias coronarias y una X-Church que lanz6 una X-Biblia. Habia tambien un X-treme periodismo y una X-treme personalidad porque la opci6n para quien se quisiera diferente era llegar al Hmite, rozar la muerte. Los deportes, reflejo directo de esta tendencia exacerbada, fueron el jumping, el snowboarding, el ice climbing, y, especialmente, el BASE, que logr6 una de Jas tasas mas altas de siniestralidad con 70 participantes muertos en menos de veinte aflos. BASE es el acr6nimo de building (edificio), antenna (la antena sabre el edificio), span (puente) y earth (tierra), que se consideran las fases progresivas de un salta «mortal» con un pequefio paracaidas. Participar con probabilidad de morir es indispensa-l ble para que la aventura posea valor autentico. Los departes de mayor riesgo no convocan al gran publico, no se reciben honores ni se sale a saludar en el balc6n del ayuntamiento, tampoco acuden rnuchos periodistas y 251
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c~morns de
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televlsi6n mlentras so a[ronLn Ins prueb"s, La gratificaci6n sc hnlla en el interior dd deportlstu. En el plus de vida· pura que cosecha al borde del precipicio, en el punto de perderla. Vida, entonces, originaria y fragante. Para marzo-junio de 2003 se convoc6 una compctici6n en Internet con el nombre de Off Limits 102 que consist fa en pilotar durante 102 jornadas aviones superligeros sobre zonas militar o cientfficamente restringidas entre Ciudad del Cabo, El Cairo y Marrakesh. A esta prueba s61o asistirfan los pilotos y algunas de sus amantes. En Francia opera la asociaci6n Combat Vital, para cuyas actividades los edificios, fabricas y monumentos son transformados en obstaculos «naturales» (inmersio· nes en el Sena, saltos desde un tcjado a otro, escaladas a la Torre Eiffel). Don Habrey, creador de Combat Vital, se dio a conocer tin\ndosc desde un hdic6ptero a·l'as aguas congcladas de Groenlandia sin equipo protector alguno. No se hizo, sin e mbargo, famoso. Su exigente mensaje fue el siguiente: •Nosotros somos los resi.stentes de la sociedad civil. N\testra misi6n es la de alertar al mundo de su debilitnci6n creciente ... , e tamos embrutecidos por el confort, es cl rnomento de que cada uno de nosotros se conviertn, a su manera. en un rnujniclin.• Contra d confort cl miedo, contra In segul'idnd elries· '0, cmtt·o J nHlna rio slst rnn d vido el flirtt:o con lu de· snpud I (ln. 1)·at(! ndo d vl, jnr ou1s nlld de lo vll'ltblc, I~ ~rnprcsn Space Advenwre a epra rescrvas para e1 rwl· m 'T vlnjc lud~ t ico poa' el c"pn io ext •rlor. y Ia 1\gcn ·tu r,~p, lal RuNn enmln n p:uwjAfO!j en sus truvesf:_Hi u la P.s·
tel ·16n E~p(tclnl I ntenwdonnl (EEl) puru r·cc:rnplazar ul nyu1.. Mas bal'alo, Ia ltcodn ruo;n Tncrcdiblc Atlvcnttu·e
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provee vuclos e n avJones supe rs6nlcos de eomb:n e MIG· 25 hasta los limitcs d e la atm6sfera y a una velocidad dos vcces superior al sonido. Tambi~n organlza viajes p~ra probar Ia falta de gravedad, osadas expcdiciones a Ia An· tartida y buceo en aguas plagadas de geiseres. El Raid Gauloises es el nombre de lo s juegos olimpi· ' cos de deportcs de aventura. En 2002 el escenario se si· tu6 en Vietnam y la competici6n exigfa atravesar 1.000 kil6metros de selvas empantanadas y montanas boscosas a una temperatura de 45 grados en menos de scis dfas, utilizando s6lo una canoa o una bicicleta. En Espana, donde exis te la Copa de Espana de Deportes de Aventura (CEDA), se disputan medio centenar de carreras de aven· turns al ana, una cifr a fnfima en relaci6n con las 500 que se celebran en Francia, pero en veloz progresi6n. Panama Jack lanz6 unas sandalias con el nombre de «Adven~ ture» yen el anuncio se inclufa un texto que decfa: «Panama Jack parti6 con el proyecto UR 2000 hacia una nueva aventura, el descenso en canoa por el Bhote Kosi y el Tamur, los grandes rfos que nacen en las montanas del Himalaya. Mas de un mes explorando caminos de tierra, a ire y agua. » Los deportes extremos buscan producir muerte ficticla de Ia misma clase d e la vida que tcnemos. Vida y muerte de consurno capnces de intercel mbhtrse figuradamcntc entre sf. No s6lo 41lgunos locos se alis tan a hora en expericncfaB cx rremas. En sus dlstlntas cspeclalld;Jdes, Ia indwHria de vlajes de aventura hn atnl!do ya a m~s de J 20 m illo ncs d e personas e n l!stados Unidos y IHs vlchltudcs comprend ·n d csde dormlr en el jerg()n mds incornrJdO a crmtrac r Ja mu1nrla, dcsde Ju prububilldad de romp ·rsc un. declo a scr
dcgollttdo.
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La Fodor's 1'ravcl f'ubllcatiOH, que cdlta gufas de vaca cloncs, public6 en 1997 un Hbeo de Pc::tcr Cullman donde
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se describen veintiocho clases de aventuras de alto riesgo a las que pueden entrcgarse los viajeros (el cattle driving, el tornado chasing, el iceberg tracking, el heli-hiking, etcetera) y e1 flirt con el peligro posee sus propias revistas, sus premios, sus programas de televisi6n, su festival de cine en La Plagne, sus clubes y agendas de viajes.
Por su etimologfa, aventura remite a «acontecimiento», y con ella, en el grado que sea, se fortalece la verificaci6n de nuestra existencia, el test de estar vivo a traves del vertigo de morir. «Algo extrano ocurre -declaraba Mario Richard, saltador de BASE- cuando la adrenalina se dispara. El tiempo parece dilatarse. La impresi6n es tan intensa que el momento se lentifica.» 0 bien, Christian Sewell: «Cuando salto BASE tengo de tres a cinco scgundos, acaso menos, para sofrenar la cafda, pero esos instantes parecen interminables» (John Naisbitt, 2001).
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La sociedad occidental, mas que una «sociedad de riesgo», es una sociedad en la que se comercializa, serecalca Ia amenaza, instala el atentado en el vecindario, multiplica por todos los medios, por todos los media, la omnipresencia del terror. El miedo se une a la cotidianidad y asf la cotidianidad adquiere formas de aventura extrema: el miedo a Ia inseguridad, el miedo bursatil, el miedo a Ia enfermedad, el miedo a la inmigraci6n, el miedo al terrorismo, el miedo al otro. El panico ha dejado de ser una emoci6n reservada a los margenes y se ha instalado en el centro del sistema: antes el sistema nos expoliaba, ahora debe preservarnos. . (La libertad? Lo de verdad valioso es la seguridad. Aqu£ no puede ocurrir es un libro de Joaquin Estefanfa (2000) en el que se narran las consternaciones econ6mi254
cas intemacionales sobrcvenidas desde 1987 Y que han sacudido el coraz6n de millones de. habitantes, pero del/ mismo orden pueden considerarse, en lo cultural, obras · como El choque de civilizaciones, de Huntington, El fin del hombre, de Fukuyama, lA revancha de Dios, de Kepel, y tantos otros tcxtos que merodcan en torno al mie- ' do real e imaginario, Ia amenaza determinada o no. lOuien puede, en fin. decir ahora que no sobrevendrA una catastrofe nuclear? c. Un ataque con arm as de destrucci6n masiva? c.Ouit~ n puede asegurar que aquf no puede ocurrir? Jean Delumeau, en El miedo en Occidente ( 1989), recuerda que, hasta la Revoluci6n Francesa, sentir miedo era una indignidad; una emoci6n que Montaigne asignaba a las gentes hurnildes e ignorantes o una flaqueza que no correspondfa a la clase de Ia que procedfan los heroes y los caballeros. El valor hada nobles y el miedo indignos. Ahora, sin embargo, no es vergonzoso sentir miedo ni tampoco jugar con su ficci6n. Vivir con miedo, inciertamente, es de caracter posmoderno, y cuanto mas amenaza se sienta mayor sensaci6n de vida se recibe.
Tras el negocio de la videopornograffa ha llegado pues la videohecatombe, tras la utilizaci6n general del sexo, el recurso a la muerte en la publicidad, en Ia web, en los espectaculos, en los juguetes, en el mundo del arte. Los medios de comunicaci6n se abastecen de vendavales, naufragios, terremotos, y de sus vfctimas agonizantes. El cultivo del panico se dobla con el consumo del terrorismo y el enfasis del riesgo con la voluptuosidad de rozar Ia muerte. En Ia lista de los bestsellers del New York Times figuraba en octubre de 2000 un libro titulado Manual de supervivencia en situaciones extremas (1999),
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en el que se brindan instrucciones para el caso de adentrarse en arenas movedizas, precipitarse desde un avi.6n sin paraca1das, caer al mar denu·o de un coche, verse atacado por un caimfm y asi hasta «40 casos de la vida diaria». No es extrano que, con esta apreciaci6n de lo real, un estudio del Pew Research Center revelarn que el 64 % de los norteamericanos esperara un ataque terrorista sobre Estados Unidos. Ahara, gracias al 11-S y las impre\·isibles consecuencias terroristas de la guerra de Irak, el capitalismo de ficci6n se ha abastecido de panico para muchos ai\os, y tal resetva de miedo, como la resen'a de cmdo, ha procedido precisamente de los mismos pafses Arabes. Mienu·as el capital econ6mico esta aquf, las reservas energeticas se encuentran siempre al otro lado. La vida cotidiana es ya X-treme en casi todo el mundo y Estados Unidos, centro del espect
)Ct1ad en dl:!manda de seguridad, hasta llegar a un punto !n que la una se confunde con Ia otra y las medidas poli;iales presentan a Ia autoridad extrema como provcedora :le vida libre. A mas medidas de seguridad mas vida po;ible, a mas autoritalisino mas democracia. Solicitamos 1taduras suplementarias como si demandaramos mayo~es oportunidades, reclamamos una seguridad X-treme para Ia maxima libenad disponible. Nunca ha de parecer, as{, bastante la protecci6n, el control. Ia inspecci6n conr.ra el acecho. El ten-orismo resulta, de este modo, el aliado natural dd poder, porque mientras siga existiendo ten·orismo padeceremos inseguridad y demanda remos policias, del mismo modo que en la sociedad medicaliza- . da, donde todos somos enfermos, no hacemos otra cosa \· que pedir farmacos. lLuchar contra el ten-orismo? Mientras impere el ca-r pitalismo de ficci6n, el terrorismo no desapareceni: he '~ aquf el senlido de Ia «guerra infinita». El tetTorismo no desaparecera ni mediante Ia fuerza ni mediante Ia negociaci6n: la fuerza lo vigoriza, Ia persecuci6n lo dignifica, pero Ia negociaci6n es por completo imposible. Cualquier asunto que fuera negociable dejar{a de constituirse en amenaza verdadera; todo aquello que se transacciona pierde contundencia y valot: El tetTorismo, pues, en cuanto pane del «intercambio imposible», es lo opuesto al mercado, y significa Ia ruina de los anteriores capitalismo de producci6n y capitalismo de consumo. Pero, sorprendentemente, no la ruina del capitalismo de ficci6n. Porque en el capitalismo de ficci6n, el contravalor del terrorismo se deduce no del cara a cara efectivo del canje sino del •efecto especial», no del intercambio de bienes, sino de Ia incanjeabilidad del mal, su irredimible parte maldita. Gracias a esa aporia, el terrorismo y la «guerra santa• se constituyen, dentro del sistema, en el propul-
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sor del suceso superreal, la fuerza de conversi6n de la realidad en ficci6n y de la ficci6n, una vez «realizada» , en realidad X-treme, tal como prob6 el suceso ambivalente de las Torres Gemelas y la continuidad del conflicto belico iraqui en las pantallas de la televisi6n mundial.
Perc ni siquiera, en el futuro, sera precise llegar a tanto. No sera necesario que el terror «tenga Iugar» efectivamente para que el terrorismo produzca efectos. Precisamente, gracias al terrorismo sin residencia fija queda afectado todo el mundo y sus circunstancias. Gracias al terror omnipresente la vida entera se trasmuta en algo excepcional, la realidad en una transrealidad, Ia politica en transpolftica y el Estado en un estado de emergencia permanente. Coloca, en fin, al mundo en una situaci6n de climax y al individuo en un ser que aprende a tratar su vida como un bien fuera de sf: «la vida como maximo objeto». c:Viviremos por tanto el miedo como un estado natural? c:Seguira por mucho tiempo esta desaz6n? Exactamente el tiempo en que siga imperando el capitalismo de ficci6n, donde el terror opera como una estrategia de poder (nuclear, psicol6gico, espectacular) bajo cuyo dominic cada cual busca su clase de panico como antes buscaba Ia conciencia de clase. 0 bien: . a la explotaci6n del mundo ha sucedido el terror del mundo, a la alienaci6n del trabajador ha seguido el miedo, al reclamo de la libertad la exigencia de seguridad, a la repetici6n de la seguridad el delirio de Ia aventura, a Ia experiencia de la aventura el videojuego X-treme . La vida como objeto de ficci6n. c:Los derechos civiles? c:La libertad de inforrnaci6n? Ahora consentimos el reanne, la videovigilancia ubicua, 258
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el gobierno policial. Rogamos que se instalen escaners, controles de rayos X, registros inmediatos, in£ormaciones cruzadas, en la complicidad de aceptarse amenazados, en la inminencia de un ataque aniquilador. El terrorismo nos traslada par6dicamente a los tiempos medievales, tiempos ancestrales de fatalidad y muertes; pero, por otro ' lado, nos conduce al futuro insinuado en la ciencia ficci6n de Blade Runner y Desaflo total, estampas de fastuosa convivencia con el caos y el desorden, con la fractura del tiempo y sus sucesos sin hilaz6n.
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EL PRESENT£ DISCONTINUO
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La amenaza terrorista, la marea negra en Galicia, el atentado en Bali, el derrumbamiento de las Torres Gemelas, la cafda del Muro, la muerte de Lady Di, la bomba at6mica de Corea, el crash bursatil, el estreno de Harry Potter, el primer hombre clonado, la Tercera Guerra Mundial. Los minutes de hoy no parecen hijos de ayer y cuanto ahora nos pasa, pronto sera sobrepasado por otra noticia de fulgurante actualidad. La indeterminaci6n en la ffsica (impredictibilidad, estructuras disipativas, discontinuidad, catastrofe en ombligo parab6lico) es la enferrnedad que afecta a lo mas minuscule de la materia y a lo mas fntimo de lo real. Pero la realidad, en consecuencia, ha tornado la forma del accidente. Huracam~s, incendios, choques de trenes, mareas negras, temblores de tierra, nuevos atentados. El accidente se ha convertido en Ia circunstancia central, o bien la actualidad consiste precisamente en la expresi6n del accidente. Como consecuencia, Ia temporalidad de hace un siglo, morosa y blasonada, ha perdido su calidad familiar para convertirse en un cuerpo desnudo sacudido por cualquier percance, ·a cualquier hora y desde no importa que Iugar. La velocidad de los acontecimientos ha provocado una vertiginosa 260
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ccdesrealizaci6n del mundo», porque se ha pasado de la aceleraci6n de la historia a Ia aceleraci6n y fuga de la misma realidad. Lo real, podrfa decirse, se corresponde con lo procesual, mientras que lo subito es de apariencia milagrosa, transreal. Nada pesa ni tiende a representar mas lo verdadero que la historia, mientras pocas casas son mas proclives a la mentira que el periodismo extrema, Ia noticia a lomas de la precipitaci6n. Las pa~tallas del mundo parpadean hoy sin pasado ni porvenir, pasmadas ante el relampago ininterrumpido y todo ello dentro de un tiempo en el que pasado, presente y futuro se han fundido en un flash. Todo sucede aquf y de improvise, se superpone y borra cuanto ha ocurrido antes para reiniciarse en una versi6n que anula la anterior. Los sucesos discurren y no permiten discurrir sabre ellos. Son ellos quienes decididamente pasan sabre nosotros y definen esta epoca en Ia que el proceso ha sido reemplazado por el impacto y el sella hist6rico por el signa del terror. Un anuncio de los relojes Patek Philippe de julio de 2002 decfa: «Who will you be in the next 24 hours?, (c:Quien seras en las pr6ximas veinticuatro horas?). Nunca lo supimos, pero al menos un reloj se ofreda como indicador. Ahara, ni siquiera el reloj se fia de s{, y su modelo puede mostrarse de mil fonnas, en prueba de que ha perdido su identidad o su autoridad. Lo incierto es Ia base de nuestro conocimiento y, a medida que se multiplican los departamentos de analisis, los estudios de previsiones 0 los congresos de futurologfa, Ia inseguridad aumenta como una infecci6n de Ia infecci6n. (.Previsiones para el porvenir? Pocas veces el futuro ha parecido un territorio tan desacreditado; el presente es el unico elemento que fun261
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clop.a, mientras prctcrito y porvcnir parecen conceptos prohijados por una cultura vencida. Philippe Ratt·c, director del Instituto de Altos Estudios de Defensa Nacional en Francia, dice: «El porvenir es cada vez .menos previsible -esta menos por ver y por venir- y debcmos resignarnos a esta idea para hacer frente a sus consecuencias. El trabajo de prospectiva consiste no ya en disenar escenarios sino en instalar una vigilia permanente, de modo que los pafses desarrollados funcionen como un radar o como un sistema inmunol6gico preparado para la primera alerta.» Paul Virilio, comisario de una exposici6n titulada «Ce qui arrive» (Lo que llega), diciembre de 2002-marzo de 2003, declaraba sobre la nauraleza del accidente en la sociedad actual que asf como en 1914 un atentado dio origen a la Primera GuetTa Mundial, otro atentado, el del 11 de septiembre de 2001, provoc6 la Primera Guerra Civil Mundial: una guerra sin reglas, sin lugar (sin frente), sin armas (un avi6n regular), sin personas (o casi). Una guerra continuada dcspues, ademas de en los campos de batalla, en las calles de la opini6n publica mundial, en todos los fTentes, a todas horas.
La Circulaci6n veloz, Ia sustituci6n subita, la pantallu instantanea fotografian la nueva escena de espasmos. El mundo aparece y desaparece en las pantallas, desfila en las 1le\Vsbars de la CNN, sobr·e los neones debs fachadas urbanas, en las pasarelas como un filme circular. El presente se ha precipitado en «actualidad» y la actualidad se reproduce en una sucesi6n de disparos. En Bruselas, el coraz6n de la Uni6n Europca, un 70% de los ciudadanos respondi6 a un sondeo de 2002 que habrfan preferido vivir en otra epoca. ,cuando? Eso nolo sabfan. Los relojes 262
- - -·------------· digitales nos dicen la hora que es, pero no n~s dicen Ia hora que no es: son la expresi6n del tiempo instantaneo, Ia perdida de la historia. S6lo se da por cierto lo ~ue ocurre de inmediato, en directo; mientras que adqUJere una apariencia de manipulado lo que es Iento. Se Jlega asf a Ia paradoja de que se toma como mas verdadero lo que mas ciega con su impacto: Ia bomba, Ia hecatombe, el milagro de Dios.
Dentro de Ia exposici6n «Ce qui arrive», se exhibfa una grabaci6n en video de Wolfgang Staehle, pionero del net art, que tenfa Ia duraci6n real de un mes. La obra consistia en las imagenes que una camara fija habia obtenido de Ia bahfa de Nueva York desde el 6 de septicmbre al 6 de octubre de 2001. La experiencin se pt·oponfa hacer vivir al espcctador la serena vida del paisnje. Pero c.que fue esa vida? Su discunir se hizo pcdazos con el atentado de las Torres Gemelas, el puisaje cstall6 ante los descuidados espectadores. c.Exploto puru ser tclcvisado? c.Explot6 par scr tclevisndo? Ahora no snbcmos distinguir si la renlidad se configura por los m "dios en ln forma sensacionulista dd accid~nte o cs ln nnturnlczu de los medias In que hace estallt\r la rt.•nli.dad para que de verdad ocurrt\. En cunlquicru de los dos supliCstos, por In existcncin de los dos supuestos, ln reulic.lod se dcslntcgra. El micdo es la prlmern consecut'ndu de estn zozo bm. La. otra consccuencia es que ln nctunlidad se trnnsforma en un incesante estreno. Baja el primer aspccto, uno a uno o en musa. somos, en cuanto vfctimas, \(sujetoSll dd suceso. at6nitos sensores de la estimulad6n y damnificados de Ia catastrofe a cualquier hora. Pero, en el segundo aspecto, como individuos de una actualidad a esu·enar: recibimos Ia continua y abundante provisi6n de noveda~
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des. Adictos al sensadonalismo. obtenemos nuestra rad 6 n de estupefaciente y como dependientes esperamos a\idos Ia nue·va edici6n del accidente, el cposinstame• de la instantanea que pro\·eera una estimulaci6n mas. La posrnodemidad, toda ella, es un cpost• de lo ~i\i do, y nos situamos dentro de ella como en un lapso prorrogado de la modernidad, un falso explosh·o mas hacia otro proyecto inexistente. Nuestro tiernpo es • post• en cuanto continuidad llquida del siglo solido que fue el siglo XX. Nuestro «post• , en la sexualidad, en la ciencia o en la novela, es como un plus fibrilar de lo \i..,ido que no consigue denegar a su antecedente con Ia energfa de un «contra•. Los • posts• son replicas del seismo, una nueva desestructuraci6n de la estructura, una adici6n que nose sabe si acabara mal. Nada parecido a las entusiasmadas construcciones de los afl.os sesenta donde la antipsiquiatna. Ia antiescuela, el antiteatro o Ia contracultura establedan una proposici6n destinada a afinnarse frente a lo anterior y derrotarlo. Lo •post,. es en sf patetico, como lo son los plus del pelo y las ufl.as que nacen de los cadaveres. El «post,. convierte aquella realidad en este espectro, prolonga la realidad en irrealidad, conserva el preterito en una inercia fantasmal. Los «posts,. no aspiran a los energicos antagonismos del canti•, pero tampoco ala ciencia superadora que conllevan los mo\imientos cneo•. ni igualan las evoluciones confiadas de los uismos•. El «post• no es una corriente sino un espasmo, no constituye un discurso nuevo sino de lo ya visto. Provoca q ue realiza copias desenfocadas ~ . ·ncad os e democracias o pinturas falsas~Jemp Ios misU impuros. Se comporta a Ia manera de un extrasfstole sin trascendencia para fom1ar un espfritu del tiempo, s6lo un estilo del tiempo. 264
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£1 fil6sofo y critico norteamericano Arthur C. Danton habla de las creaciones actuales como de un arte despues del fin dd arte al que llama un cposarte». John Horgan ha anunciado Ia vigencia en nuestros dias de una suerte · de cposciencia» tras haber sentenciado que ya nada realmente importante queda por descubrir. Richard Rorty piensa nuestro tiempo como una epoca cposfilos6fica,., mas o menos parecida a la posreligiosa que sigui6 al triunfo de Ia llustraci6n del siglo xvm. Pero ademas se habla de «poscinema» para aludir a un cine que ha asumido el impacto de los lenguajes de la televisi6n, la publicidad y el clip musical, ode una «posfotografia,. donde concluye Ia utilizaci6n de la foto como supuesto certificado de Ia verdad. Y antes mismo de la guerra de Irak se hablaba, sobre todo, de la posguerra. Todo sera, pues, en adelante fiticio, el artificio como Ia (mica cara para la hermeneusis. De manera que al pensamiento contempon1neo lo llama Giovanni Sartori en Homo videns (1998) un pospensamiento, reflexi6n o arreflexi6n que produce la cultura de la imagen. Y, consecuentemente, rige tambien una «posmoral» (Lipovetsky) que implica a la etica indolora de los individuos, las empresas y las religiones. Una etica sin obligaci6n, sin abnegaci6n y sin sanciones. En cuanto a la economia, en Davos 1999 se acuii6 el nombre de «posliberal», buscando la continu1dad del sistema, su perpetuaci6n en diversas figuraciones. Pero, como culminaci6n, la ciencia de las clonaciones inaugura, inesperadamente, una «poshumanidad» y hasta una «posespecie» nacida de Ia copulaci6n entre carnes y maquinas, Ia uni6n de 6rganos y chips y la subasta de niiios en Internet. c_Sera esto por fin Ia post-eridad? c_Un pre-
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dond culmino el tkmpo y todo rebot<\ contrt\ \.m futuro inda:Stic'o mie ntt1\S l<\ vid ~:\ es dd'lnitlvmne nte un a rtcf,\ ' t para en~ ayar expc:-denc\as dentro del uni\'erso de fl c\6n? Dl:'vhe-cho e\ eomprornLo po\il\ o. relntlvl.-.ncto el d •• ~r moml l' ,'(!\do e-l m~s alM person, l y nrn,inndos lo~ P''ro s.C\8 , uc\~\" , el prese-nte d\s.contlnuo f-orn ntn ol b \l· l n h' rnn l't .• cl jnt'~ C'('~n el s~xo y con ln m \. , on l. \"('l'\h.\ l ·y ~us Yn~~ m't's. E::;tc flh·t. Tfid \~ fi su e'Q\\h' d ·
npuesH\S )' p rv\\'e en perm~ nt'nlc n')\.\· d~urt.~. · Hm\n,., p r \ mto h\ f\m.\Hdt\d y m:t\bt\, ~n un~~\\ "n d.u., n h.\ t\~n\cnd~ cnmp~m~\,h:\ dd Fin. vidu s~
(h.\d. s
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t~~ tX's •nh~ os£ t:-Omo \\\\ p~t\.hn-able objdo l " tkck~n. E.l m, :'~:hn oqe-to dd que \~\l~ r~e purn \'er ~6rno succ\.l " mdo e~to, cOm p!:\S!\ lo (lue te~~\ que pasm~ t\ la maner!\ thgt-:mte de un \'ld jue~o. X-ti'~IHC!. 'nmto G~ot'ge on,·e\1 t'omo ~b~ W bet' pr'Onos uc~u-on un mundo futuro establ~
y pr~dedble. pero en s u Iugar ha sobt·e,·enido w1 \ mt ulo dc.slxx.'Gdo (G\dd~ns) y b emergencia se ha erigido Ia coartada d;ios gobiernos que, no tenie ndo progr-ama alguno, se apoyan en las medidas de excepd 6n. Vhimos la «tiranfa de Ia emergencia» (Binde), siendo la emergencia un estado intem1inable que no deja oc.asi6n para que Ia realidad se asiente, se realice. Y su ausencia es ficci6n.
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LA VIDA COMO OOJETO DE flCCI6N
Ln \'i b e~ el objcto m6:dm . El cnpitalismo de produ ·d on obtLt\iO sus plusvalf~\S d e explo tal' nues trns f"LIC'l'zas, d c~pitalismo d~ consumo cxtrajo rentubilidad de fijarse en nuestros suei\os, pcro el capitalis mo de ficcion se concentra sobre to lo en sucdonar extractos la r ealidad. En el pasado, Dios, la Patria, la Re,·oluci6n eran los amos de nuestra existencia y nosotros los t•sufructuarios; ellos eran los senores y nosotros el sen.·icio. Tenfamos la vida bajo su feiUla y, en consecuencia, no la podiamos gozar a nuestro antojo ni la podfamos gastar a nuestro gusto porque viviamos, literalmente, hipotecados bajo el yugo de sus prestamos. Estaba, por tanto, terminantemente prohibido excederse en placeres considerados degradantes o matarse, porque si la vida no era nuestra no podiamos ni malbaratarla ni echarla definitivamente a perder. Nos hallabamos literalmente en sus manos, bajo su vigilancia y su gufa, porque solo la autoridad conocia el camino que se debia seguir. Orientada por la Religi6n, la Patria o la Revoluci6n, la vida fue tenida por un bien sagrado y nosotros por sus fieles devotos. Ahora bien, sin Di?s. sin Patria y sin Revoluci6n, la vida se transfom1a, como ahora ocurTe, en un 267
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t'tnnn ~.tp;.ldOn de bs gn1esus m~nos de los dios~-s y su dispo...~d n d~·m ~f1uca para el quehacer mas , ·ulg-..u: Ahora se t~'.ibe la \ida gr:lcias a que- los pad~s de-sc;-an im-ertir sus. nho1TOS at tal adquisic.i6n. sea a traYes de un p~ dimiento sexual u otros sistemas. Nada. pues. de grande-s mibgt"OS ni coyundas demiurgicas, nada de leyendas ni ' de auspidos c6smicos. Los p.<1Cires, a t.ran~s de un cakulo, phmifican , y yendo las cosas razonablemente obtienen un hijo con una vida bajo el brazo, que se anade a Ia vida bajo el brazo que ellos mismos portaban para vhir. E1 fi1me. entonces, se agranda, el campo de visi6n se complica. Cuanto m as se han desarrollado los seres humanos como espectadores genemles del mundo, mas se redondea la vida en tanto que objeto de ficci6n. En la medida en que nos hemos fonnado como espectadores apreciamos distintamente que una cosa soy yo. espectador, y otra mi vida, el espectaculo. 0 bien: de Ia misma manera que en el capitalismo de producci6n el trabajo nos enajenaba de nosotros, en el capitalismo de ficci6n Ia tele-visi6n, la visi6n a distancia, nos enajena de la vida, la separa de nuestra identidad y la convierte en producto aparte. «Cuanto mas contemple el espectador... las imagenes do-\ minantes, menos comprendera su propia existencia y su propio deseo. A partir de este momento estara separado · de su vida», decfa Guy Debord (2000). Vivir de esta forma, separado de la propia vida, no es de ninguna manera desgarrador. Todo lo contrario: comporta no pocos provechos psicol6gicos y materiales. La gran mayorfa de los manuales de autoayuda se dirigen . precisamente a instruimos en una contemplaci6n distanciada de nuestros conflictos, de nuestras actitudes, de nuestros errores, para poder gobernar las penalidades y llegar a disolverlas. Tomar los problemas personales en terminos objetivos, interpretar ·las contrariedades como
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Se tratara, en suma, por nuestra parte, al deddir vivir, de poner el cuerpo y la mente a fundonar y verificar que sienten los sentidos al activarse. Probnr al cuerpo y la m ente m ediante ilusiones, dinero, aventuras, drogas, viajes, webcams , a ver que dice, que hace. En cada momento podemos decidir un nuevo tratamiento fisico o moral porque la vida, cada vez mas, puede reformarse, rehabilitarse, reorientarse yen el futuro vivirse como una X-Box. Entrenados como estamos para escoger en el hipermercado, para formar nuestras identidades en lntexnet, para cambiar nuestras apariencias en las reuniones o nuestro talante con los psicotropos, la vida discurre como una extraordinaria performance. Las experiencias, las sensaciones pasan a traves de objetos propios o injertados, donados, adquiridos o por adquirir. Nosotros somos a la vez los coproductores y los primeros consumidores. El que elabora y el cliente a la vez. Antes se nos exhortaba a viYir para la otra vida, pero ahora la vida se queda para nosotros, toda entera y candente, de un alcance tan colosal que su espectaculo po270
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drft\ ~\b:Hirn '~· rwt t:m ·:\uth"i\J ra que ucn~o lnct'l:'l. ·n lt.\ pcnu \'.i\'\dl\ ha~t fl su ext nmH: i t o. AIH)l'tl n o l t'\\S:JI\\ 1s en qu~ \'OS n h, ccr ck m (. si.no ~n que.\ pueJo ~ n ' t\1' de In \'h.b Ql\c tcn.go. qu~ cn1klnd <.\(' c~()C't'ic-ndns pt. ·stn to· ncs pucdo cxu·ucr d.:! \u \ncjor utili:r.ach. n tld prugr:unn. Lt.\ c;~..is tenda es como un suft Wl\l'C hipcrrct\l J'l."plcto de n1l \~don~s que du run ai\us, ('U trcs dimc nsio ncs, con dnco scntlJus y un s infin de iutemcd o nes e n tiempo rt>nl. Lu \'ida, en suma, es Ia cimn dd show y Ia distral!ci6n , el colmo dd realismo, ln explosion dd doc umenta l y la supcrproducd 6n a un ticmpo . Con ln vida convettidn en supcrobjeto, no s6lo pusamos el ticmpo sino que no pen:~ce mos nunca pot·que el espectado r s icmpre sobrevive al t~r mino de la funci on. Abandona la butaca siempre antes d e Ia de-funci6n. Asf, tal como se representaba en el filme Tlze Game, el m ejor obsequio que el h ermano multimillonario puede hacer al rico Michael Douglas era un trozo de vida repleta de impresiones exu·aordinarias, un faustico surtido existencial, una X-treme life con opci6n de convertirse en un gui6n de sensaci6n mundial. De la misrna manera, el capitalismo de ficci6n se ocupa sin cesar de proponemos la vida como autentica materia de espectaculo. Vida producida y apta para circular sobre las cintas de video, de modo que as{ como las ciudades representadas en Las Vegas no morinin nunca, una vez convertidas en «pasatiempos», nuestra existencia permanecera para siempre disponible en el material de grabaci6n. En «mi vida sin mL»
La pregunta sobre si es as1 mejor o peor la vida, si \ vale menos_ o mas la vida-espect
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cha. c:C6mo no pensar en ella tambien como una pdicula que segregamos orgfmicamente a la vez que la seguimos como el mas interesado jugador interactivo? La vida en el capitalismo de producci6n se decidfa entre el estruendo de las grandiosas maquinas industiiales, la vida en el capitalismo de consumo se desatTollaba entre los jingles de los reclamos comerciales, la vida en el capitalismo de ficci6n se juega entre el centelleo de los aparatos electr6nicos. 0 tambien: en el capitalismo de producci6n la vida era un producto del trabajo, en el capitalisrno de consumo un producto de la compra, pero en el capitalismo de ficci6n la vida es un juego mediatico en el que somos nosotros el dueiio del mando y su personaje. El capitalismo ha ido com·htiendo en mercanda todo cuanto encontraba. Cualquier cosa, desde la alimentaci6n al afecto, desde la cultura a la politica, ha venido siendo calibrada, tasada y negociada como un bien comercia!. A partir del capitalismo de ficci6n, sin embargo, ese tratamiento ha llegado basta la vida misma para convertirla en espectaculo: en absoluto reality show.
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DIBUJOS ANIMADOS
La pelicula de dibujos animados Monstmos, S.A. (2002) ofrece una elocuente alegoria del cambio sobrevenido con el capitalismo de ficci6n. Monstruos, S.A. es una empresa electrica que, a lo largo de la historia, ha obtenido su energia de los gritos que emiten los niiios cuando los asustan los monstruos profesionales de la compaiiia. Sus alaridos, sus berridos, son recogidos por unos sensores y la potencia llega hasta las instalaciones industriales para ser transformada en fuerza electrica. De esta manera, la empresa no cesa de prosperar durante aiios hasta alcanzar un punto de inflexi6n en que tal modo de producci6n se revela obsoleto. AI parecer, los niiios, con el tiempo, han disminuido su capacidad de espanto y, en consecuencia, generan menores cantidades de materia prima para la explotaci6n. Algunos intentos empresariales para perfeccionar el terror de los monstruos, sus apariencias y sus repertorios, acaban uno tras otro en fracaso. Como consecuencia, el consejo directivo de la compaiifa decide, tras largos debates, experimentar con una f6rmula inedita. Se tratarfa de probar a obtener los kilovatios no del aullido sino de las risas y, sorprendentemente, tras aplicar la idea en una
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docena de intcnt.ot, la firma oompnu:ba el acierto de esta 61dma d ccci6n, Ef~~ttv~mentc, en Ja .rea~W~d caplta1ista, la_ ind~tria de fa d1vcr~10n y el entrctc111m1e nto nortcamencana pro~ p<>rdf11'\2i hoy m~s bcru:fkio~ que cuaJquier otro sector, induidab Ja activid~ a<.-roc~padal y la acron{tutica jun· tat. La irm.t£Cn del CtJpitalismo m~s actual no es 1a lubrega mina d e caMn ni la rutinaria f~hrica de cochcs: es cl p4trquc de ocio y eJ iuperccmm comc-rciaL El capitalismo de Hcci6n crca dicmcs C g()losinas y c<:ampafJas persona· Hzadil& que sc percibcn como mimos. Lo que bu~ cl nuevo c~pitaJ ~mo no cs haccrse temer sinrJ que rcr. J facersc d~ar como un sistema bicnhumorado e id/Jneo en la prooucci6n de placer y. en IQS peores momcnv~, haccr.se solidtar como una buena guardcria dr,ndc .sc cMarla m fib scguro que en la propia catras vidas, c~uchar nu~t.-ros sucnos, explorar nuestros deseos, rastrcar nucstras ncce.sidades, nucs tros males y nuestros vi· cios, d e ntro y fuera de Ja red. •iOu~ tal?• •tC6mo estas?,, d ice Vodafone. «Pcnsamos en ti JJ , j!Crcam os para ti, , repiten unos y otros. Que nos sintamos queridos es Ia primcra condicion, ha entendido el s istema, para que compremos, viajcmO$, adquiramos acciones, n o pidamos Ia baja. Este capitali.s mo, que ha comprendido como nunca la importancia d e Ia salud, ha impulsado la inquietud m~dica a su cirna, ha promovido dictaS, centros de larga vida, sesiones de yoga en las empresas, bonos para los spas, drogas de todas las dascs, «pfldoras de la felicidad , , El sistema no se ha modificado en nada •capital» pero cuida mas que nunca la argucia y el maquillaje, e tico, es tetico, musical.
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•4 El capita)ismo de producci6n era triste, el capitalismo de oonsumo era tri\-ial, pero el capitalismo de ficci6n es trilero. El capitalismo anterior buscaba ganar a cualquier precio, pero eJ capitalismo de ficci6 n pretende ademas gustar: El primero era ngido, el de ahora es flexible, mediatico,. m ediador. El pdmero era adusto, disdplinario, macho, mie ntras el segundo adopta los modos de la feminidad, del mundo del parecer que ha presidido a1 modelo social femenino. Ambos son maquinarias de explotaci6n, pero mientras el capitalismo de producci6n era desaseado, el capitaHsmo de ficci6n se lava y maquilla minuciosamente. Precisamente, Ia palabra ccosmetica" proviene del gricgo cosmos que signjfica orden, pero tambien mundo, \ universo. Maquillarse es el gesto de cponer en orden• el : rostro antes de exponerlo al mundo, la acci6n de cance- ' lar el rostro como naturaleza real para revelarlo a los demas en cuanto artificio. Un artificio que, parad6jicarnente, se tomaba como la apariencia apropiada. 0 mas que eso: en los principios del maquiJlaje las pinturas, los polvos, acreditaban la realidad del rostro, garantizaban que su materialidad organica estaba allf porque de otra forma los pigmentos no habnan podjdo depositarse. Eran ficci6n pero, simultaneamente, testificaci6n. Ocultaban La preexistenda para concederle existencia. Y mas aun: para otorgarle circulaci6n, aceptaci6n, valor -de cambio. Lo real se hacfa ver a traves de lo falso y gracias a falsificarse obtenia realidad. Para la mujer servirse de la cosmetica ha significado, de hecho, lograr una apariencia (falsa) que respondiera a la (verdadera) expectativa de belleza inventada por los hombres. La mujer se maquillaria, se falsificaria en consecuencia para agradar al hombre, pero a la vez para poseerlo. Se disfrazaria para darle gusto y para engatusarlo ~ al mismo tiempo. Se disimularia para evidenciarse. \
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S igruficativamente, el capitalismo de ficci6n, altamen· te femenino, tiende a comportarse igual. Si Ia feminidad fue una construcci6n basada en el deseo masculino, el nuevo capitalismo b usca constituir su crostro humano• de acuerdo con las sondeadas preferencias de Ia dientela. ) En este capitalism~ de ficci6n no habra obreros sino co· laboradores. se oh'ldara la clase social y en su lugar s61o se tratara de clases de vida; Ia dependencia salarial se fundira con el accionariado y Ia producci6n en serie de· caeni ante Ia oferta personalizada. lejos de perec.er ,icti· rna de sus contradicciones, el capitalismo ha evoluciona· do cambiando la simple explotaci6n por la turbaci6n, Ia imposici6n por Ia fascinaci6n. Efecth·amente se trata t.a n solo de una argucia cosmetica, pero cQUien puede dudar del poder del look. de Ia importancia actual del maquillaje?
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El capitalismo de ficci6n procura sin tregua ir fun . dando una realidad virtual y prometedora como su obra maestra. Porque lo central de esta nueva etapa capitalista no es, como se ve. tanto Ia producci6n de bienes (buenos y malos) como la producci6n de realidad (verdadera o falsa). Hay movimientos antiglobalizaci6n basados en la aspiraci6n de c:otro mundo posible• pero, justamente, este es el proyecto, desde hace una decada, del capitalis· mo de ficci6n. El primero que ha asumido Ia necesidad de otro mundo es el misrno sistema, una vez que con s6lo un mundo la intoxicaci6n seria fatal, las contradicciones lo hundirian y su desarrollo, en todos los sentidos, acaba· rfa mal. c:Hambre en el Tercer Mundo, la malaria, el sida, los damnificados de un terremoto, los parallticos cere· brales, la contaminaci6n de las aguas, los bombardeados por los B·52? A todo ello atiende yael capitalismo de fiecion mediante su fantastico «marketing con causa», el 276
marketing que presenta el ejercicio de la compraverua o incluso de la guerra, en Ia ocasi6n para hacer \:oluntariamente el bien; que trasmuta el interes del comercio por el desinteres de la filantropia. Ahora es posible sah-ara un nino comprando una I.ampara, proteger el planeta adqui-: ; riendo un desodorante, dar limosna pagando un predo ; (justo). ser humanitarios siendo, ala ,-ez, crim.inales. Nunca antes se habia logrado una simbiosis parecida entre hedonismo y renuncia, entre egofsmo y munificencia, entre destrucci6n y reconst:Iucci6n. De manera que el mundo, cuando parecia censado y cerrado, se ha doblado en una esfera enriquecida de ficdones. Ahora no hay actriz, modelo o cantante famoso que no se haya com·ertido en un benefactor de algo o alguien; y todos, a la vez, queremos ser anistas, actores, personajes de la television. Empresarios, incluso, porque no hay empresa que no alardee de creatividad, de fondos eticos, de un c6digo con responsabilidades sociales o una estrecha relaci6n con Greenpeace. El capitalismo de ficci6n ha generado estos inesperados paraisos de bondad. cEnajenaci6n? cExplotaci6n? Las maquinas tradicio- f nales no permitian la ambigi.iedad: el trabajador se sentia ! sometido a la maquina y controlado en sus ritmos de tra- \ bajo, pero, hoy, las pantallas interactivas, las palms, los ! ordenadores, no parecen conminar sino prestarse para J recibir 6rdenes y formar un circuito de complicidad. El ~l obrero manual no ostentaba los medios de producci6n y su eficiencia dependia de las propiedades del capital, pero el trabajador de Ia nueva economfa posee su medio de trabajo, el conocimiento, con el que se desplaza de un Iugar a otro y, con frecuencia, la organizaci6n parece necesitarlos mas a ellos que ellos ala organizaci6n. cD6nde hallar pues la alienaci6n? Ahora aumentan los trabajadores autoempleados, disminuyen las operaciones repetiti-
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vas. crece la autonomfa, se remunera individualmente, la dependencia se confunde con la interdependencia, se premia la iniciativa y la invenci6n. Nada que ver, por tanto. con los tiempos del capitalismo de producci6n y sus cadenas donde el cronometraje de las tareas acentuaba el desmenuzamiento cosificador y, como consecuencia, aglomeraba la conciencia de los explotados. Ahora los sindicatos se ven con pocos afiliados y cada dfa pierden · mas. «En esta compaiHa todos somos duefios, (.para que necesitamos sindicatos?>>, deda Jeff Bezos, fundador de Amazon.com. (.Para que sindicatos en un universo donde la menci6n de «lucha de clases» se ha convertido en meaninglessness, segun The Economist, y donde la palabra «obrero» ha pasado a ser una obscenidad?
Antes hablabamos de trabajar sin vivir o de vivir sin trabajar: la ambici6n del nuevo capitalismo es simularlo todo. Mas que consumidores para esto, empleados para aquello, votantes, feligreses o hinchas para lo demas, una sola unidad simbi6tica, un ser de multiuso universal. En el pasado, nos vefamos entrar y salir por las puertas de un espacio productivo donde se nos extraia la plusvalia y se nos inoculaba, a cambia, una raci6n salarial. Ahora, el espacio preexistente no es de entrar y salir: vivimos en un unico solar. Las grandes empresas han comenzado a construir ciudades completas en tomo al puesto laboral. Hay enfermerias, talleres de reparaciones, tintorerias, supermercados, videoclubes, gimnasios, museos, farmacias, oficinas bancarias, saunas, boleras, cibercafes. Pero, simetricamente, tambien el hogar se ha llenado de tareas empresariales a traves del fax, los m6viles o los ordenadores. El espacio, a un lado y otro de los muros, en un lugar u otro del planeta, a una hora u otra en los husos ho-
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rarios, se va trasmutando en un paraje homogeneo del capital multinacional. El suefio capitalista es disiparse como sistema de coerci6n y filtrarse en nuestra existencia como un ambiente. Durante mas de dos siglos, el capitalismo fue perfi-' landose como un compacto sistema de producci6n y organizaci6n social; su cuerpo era palpable, su respiraci6n era ruidosa y su funcionamiento generaba consecuencias sonadas. El capitalismo servia para los intereses manifiestos de unos y actuaba con desfachatez perjudicando a otros. No trataba de ocultarse: ni maquillaba sus fines ni eludia su condici6n. Habitaba entre nosotros con el descaro de una impetuosa formaci6n. El comunismo, cuando trat6 de desbancarlo, fue el primero en reconocer la fortaleza de su caracter y la necesidad de rebuscar en sus contradicciones para que sucumbiera desde su interior. Desde fuera, el edificio capitalista resultaba inexpugnable y acaso s6lo era posible minarlo, acelerar su velocidad interior para que se matara. Es decir, atizar sus corrupciones para que se descompusiera, esperar al cenit de su injusticia para que enloqueciera, el infarto de su codicia: para que le cegara el coraz6n. Lo ventajoso en todo caso para Ia lucha contra el capitalismo era su facil identificaci6n y su obscena exposici6n clasista. Esta nitidez se desvanece, sin embargo, en brazos del capitalismo de ficci6n. Mientras en el capitalisrno de producci6n y de consume se hacfa efectiva Ia denuncia contra la alienaci6n, en el capitalismo de ficci6n la alienaci6n esta alienada y nuestras expectativas, nuestra cultura, se encuentran ligadas al capital. Hace cincuenta afi.os el sistema capitalista constituia, para gran parte de la izquierda, un nefando enemigo a batir. Ahora casi nadie de ese mundo envejecido se encuentra en condiciones de guerrear porque el capitalismo, a fuer279
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( de lo polltico, de lo economico o de lo social. y cnda una 1corre. disgregC\da, en busca de su progreso pnrticulur. An~ , tes cre!~mos que nos snlv~bnmos todos o nos hundiamos · nbmlados. Ahorn cada c.uul snbe nad4'r. se ha personl:\li· zado _eJ ejercicio fisi o. han profesionflli7.ndo el ej~rcito, se han nbit-no pnrques m\turnles y lt\s mnnifcstuclone. sou f"(:'stiYUS como cnrnn\'ules, benditos portonlcgres h"· cin un nuevo mundo todn\'fa sin co rw~ ' l6n. Po•-quc tl'e· ' 'olu ion hu it\ d<'ndc!? Ahorn el cnpi.tuHsn"\o hn dt."'jndo le ser esto o nqudla pa r'L serlo cnsi t<)
por ln evanesccncla y Ia perdidn de rt\dicacl6 n en bt!neflcio de In trnnspnrencia. 0~ hecho, ln inmt:lnsa m aycwfA O(} los t\\ltores se refleren hoy al sistema sin tldjel ivnrlo de Cf\pitalist(l, no importn lo 6nticnpitnlisws 'Jlle fuernn en S\.t pnsndo . Touraine y Bdllll)mt\n ~ esta soclt>dnd •nos·. indu~trlul», Gickkns «modemidud turdru-.., Albrow «ern g\l..)bl:\1», Cnstdls ~~. Y wdos hl\n dis,:\IITldn nnvrgondo n bordo ell! ln 11 nt\t'VO e ~onomfu~ como un hd ' ho de lu evo·
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n11.:nt~:: p~t'O uhol'l\ nos obrnz" como un todu y nodlc puc· \ ·udir · • csn cfu '16n. Por prinwrn V\:Z, lu muTucl6u copitallstll no se confunJc con uu cucnto de It\ hlstol'ia d~ 'a
dl.! Ocdd~nte sino que cs lo ttlismo un c uc:1\tO lutinOI\nll.~· ricuno, un cucnto jupones o un cuento chino. Ahora no \ existe el cnpitulismo y el anticapltalismo, el sistema y el ·, antisistema, porque todo <:uanto significu ulgo pcrtenece 1 a su univcrso, y a la vez no hay un antiuniverso que lo ~ nicgue (o que lo afirme). La maxima gloria de1 sistema consiste precisamente en su disipaci6n y su m axima realizaci6n se funde con su desrealizaci6n. «Nada escapa a los efectos corrosives del capitalismo,., deda Marx, p ero ni la misma realidad, efectivamente. Porque el nuevo capitalismo, una vez que se ha logrado hacerse global, total, no pretende explotar (.micamente el tiempo de trabajo y el tiempo «libre», los ahorros y los derroches. El nuevo capitalismo hecho ficci6n aspira a operar como un cosmos y a producirlo o re-producirlo todo. No es desde luego el capitaiismo de ficci6n una utopfa al modo de las construcciones ideales del siglo XIX, sino mucho menos. Y un poco mas. Menos en cuanto 281
que s6lo aspira a ser «virtualmente»; y mas en cuanto que es una oferta directa para la que no hace falta esperar ni bregar. Las ciudades gozan Ia condici6n de los parques tematicos, las empresas se disei\an como centros de ocio, los museos se inspiran en Ia arquitectura de Disney, Ia actividad central reside en el divertido centro comercial. Una de las acepciones de la palabra ficci6n es simular, fingir, pero la otra es ((dar forma», «modelar», «formar». En conjunto, el capitalismo de ficci6n, en sus escenarios y en sus mensajes, promueve un modelo de habitat donde se logre vivir amparados y contentos. Un rnundo de seguridad frente a1 teiTOrismo, un mundo de creatividad (labo ral, comable, ociosa) frente a la rutina, un mundo de aventura frente a Ia normalidad, una ofcrta de presente discontinuo (sin pasado ni futuro) do nde vivir sin cesar. La m ovilidad laboral, los amores cambiantes, Ia comunicaci6n instantanea. la omnipresencia del suceso, suspenden la inteligencia del proceso y dejan en vilo el fastidio de lo racio nal. Se vive de milagro dentro d e un milagro: capitalismo fulgurante, omnipresente, terrorista, dueno del bien y el mal. El sistema es nuestro continente y nuestro posible contenido, nuestra existencia y nuestro estilo. (Rebeliones? (Soflamas? Cualquier insurrecci6n o algarabla es materia prima de primera clase en la sociedad del espectaculo y en el cenit de su funci6n. f Finalmente, el capitalismo de producci6n era. en su rafz, un capitalismo faJico, autoritario: el cuerpo del pa,; tr6n. E) capitalismo de consumo fue durante su breve ini, tervalo un canon ambisex y lo significaba la desconocida ~. igualaci6n de sexos. Ahora. el capitalismo de ficci6n es l eminentemente un compuesto de inspiraci6n femenina. Mas horizontal que erecto, mas apaisado en las construcciones (aeropuertos y estaciones, centros comerciales,
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ciudades diseminadas) que amante de Jos rascacielos, preferentemente afectivo y sentimental. Mas seductor que imperative, recurre habitualmente al consenso para endulzar la imposici6n, enaltece la colaboraci6n para enmascarar la jerarqufa, recurre a la hipnosis del trato petsonalizado (customizado) en Iugar de Ia transacci6n a granel. Este capitalismo de progesterona ideol6gica adopta los arquetipos de la mujer como una cosmetica del valor. La mujer en el cine, en los telediarios, en los consejos de administraci6n, en las listas electorales, en las exposiciones de arte, en los parlamentos, en los espacios medicos, judiciales o educativos. Con la feminizaci6n, el mundo se ha democratizado a una velocidad inimaginable y ha contagiado la democracia de su condici6n. La autocracia fue hist6ricamente masculina mientras la extensi6n democratica coincide con Ia relevancia polltica de la mujer que desciende desde los fiordos a Ciudad del Cabo. Simultaneamente, asf como la igualaci6n sexual ha supuesto una disminuci6n de tensiones y una revisi6n del lenguaje romantico, Ia igualaci6n de las culturas y de los regfmenes politicos ha desembocado en un allanamiento generalizado. Los cuerpos, las mercancias, las ideas llegan a todos los lugares en virtud de su levedad y discurren en todas direcciones gracias a Ia levedad de su estructura. La misma democracia ha acelerado su transporte de un punto a otro del planeta gracias a Ia ligereza de los nuevos materiales y Ia escasez de cimentaci6n. Tocqueville deda que Ia democracia era menos una forma de Estado que un estado de la sociedad, pero los regimenes politicos se denominan hoy_democraticos cuando apenas se barnizan de una finfsima pelicula electoral. La democracia ha perqido kilos para ganar velocidad en sus viajes pero, de la misma manera, la cultura democratiza-
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da ha girado h ada la lriviaHdad, el sexo hacia el color pastel, la ensei\anza hada la distracci6n . El mundo, en general, tiende a simplificm-se como si se vertiera en una cdici6 n infantil, f~cil d~ entender. fadl de tragar: tan elem entalizado como le gu ~ ta al patr6n norteamericano, simple como la gran papilla planetaria que tiende a lograr el proceso de homogenizaci6n global. Es decir, tan cercano a un perfecto gui6n de dibujos animados que en cualquier m omenta puede h acernos creer inmortalcs si t, es que , descuidadamente, no nos h a matado ya.
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JLUSTRACl6N DE LA CUDr£RTA
Lo azulado es la dominante tonalidad de nuestra ~po ca. Ha decafdo el energico valor del verde que cnarbolaban los ecologistas airados y se ha perdido como un viejo recuerdo la bandera roja. Ahora el color envolvente es el azul: el tinte masivo de las prendas deportivas. el rnatiz repctido de las organizaciones internacionales, Ia tonulidad seleccionada por las firmas de informatica, cnergfa o ciencias de la vida, el fondo que preside a los partidos po- ~ liticos sin id~o•olog!a. El azul. decCa Goethe en su Teorfa de \ los co/ores, es • una nuda encant adora•, no pcsa, no inco- { moda, no afinna nada de verdad. El capitalismo de ficci6n tiencle a hacersc invisible a tmv~ dd azul. que es un color resultante de la suma de vacios. E.l cnpitalismo no cstl\ o se manificsta de acucrdo con e a liviandad confundida con Ia naturalcza, la acumulaci6 n del aire o dd agua tr:msparcntes. El azul es 11quido o ga ·eoso como lo es Ia ~tlca sin dolor, la disoluci6n de la hcterosexualidad, la continuidad entre el bien y el mal, la «nueva economfa,. intactil. El rojo es fuerte, popular. comprometido, slinbolo de la violencia o de la fecundidad. El rojo es un color encarnado, mientras el azul «no parece de este mundo», deda Kandinsky. El azul 285
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lf\ tnl'moria de ln suckcbd pnm \mpon ~ rse como una lirn· pi "~U d~ segundo on;hm. Una St:gundu limpiczn pr0ducl~ dn que suplnntu a h.' prlmera porque no s<)lo la reluva sino que ln mc:diculizn. Que logra una rcnlicbd clfnica y sa· r..m tiznda, m<.\s ulln de la simple vida real. Lns capsulas de los somniferos son azules para evocar esta nueva rcalicbd soi\ada y los franceses Haman co111e bleu al cuento para nif\os; historias fant asticas, inverosfmiles y con d esenlace feliz. Finalmente, la redonda ilustraci6n d e la cubie rta alude a la puerilidad del nuev9 estilo del mundo y no s6lo mediante su lactante color palido sino porque su imagen corresponde a una canica d e crista!. adquirida fortuitamente en Imaginarium.
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HEFEH ENCIAS
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