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TA T ALLERES PARA COORDINADORES DISTRITALES DE
DAMAS SEÑORES JÓVENES COMUNICACIÓN PENTECOSTALIZACIÓN SALUD
GDL
, JAL. 26-28 AGO 2015
HOTEL GUADALAJARA
Estimados Consiervos, Consiervos, Coordinadores de Pentecostalización Pentecostalización de la IAFCJ; Paz de Cristo… Es motivo de mucha alegría saludarlos a través través de este conducto, conducto, con la gran expectativa de participar en la bendición de hacerlo personalmente, lo cual será todavía mucho mejor, durante el presente evento de ConexionES. Aprovecho también para testificar mi agradecimiento a Dios por permitirnos llegar con bien desde las diferentes partes del país de las cuales provenimos. También expreso gratitud a mi hermano y amigo Víctor Leyva (Coordinador General de Pentecostalización de la IAFCJ) IAFCJ) la oportunidad de compartirles la más Cordial Bienvenida a la presente actividad, la cual estoy seguro será de gran bendición, pues el Espíritu Santo será detonante de una gran visión de trabajo que debemos realizar, y de una fructífera cosecha que anhelamos levantar para Honra y Gloria de nuestro Dios y Salvador Jesucristo. Ustedes abordarán temas de suma importancia en el fortalecimiento de nuestra Identidad Pentecostal, área fundamental que durante la presente administración general estaremos promoviendo y que ustedes serán canales de comunicación y modelaje apostólico en sus distritos. es recuperar el ADN de la vida y los ministerios “Apóstoles en los Hechos” es que tienen la visión y la fuerza para para coexistir en comunión con el Espíritu, que se acompañan o interrelacionan en la búsqueda y práctica de la perfecta voluntad de Dios, lo anterior anterior,, con la firme convicción de darle todo el honor a Él, siendo protagonistas de una vigorosa expansión del Reino Dios en esta generación. gen eración. Ánimo y adelante hermanos!! Todo lo podemos en Cristo que nos fortalece. Fil. 4.13 Con Sincero Afecto,
Hno. Samuel Sánchez Armenta Obispo Presidente de la IAFCJ
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LECCIÓN 1:
LA NECESIDAD DEL PENTECOSTALISMO Base Bíblica: (Hch. 1:8) “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra”.
OBJETIVO: El lector podrá analizar a través de las escrituras la importancia de la pentecostalidad en la vida de la iglesia, y podrá confirmar que el crecimiento y conservación de los nuevos miembros es por la participación del Espíritu Santo.
INTRODUCCIÓN. Al pasar de los años se han descubierto muchas cosas interesantes que han ayudado a comprender la necesidad de vivir en un pentecostalismo constante, ya que existen muchas formas de engaño para desenfocar a los siervos de Dios. He aquí algunos ejemplos: 1. Una visión errónea del reino reino de Dios, Dios, es decir, decir, dejar lo principal por lo secundario. 2. Dejarse llevar por los deseos carnales y desestimar la espiritualidad. 3. El mal uso del tiempo. 4. El vicio en las redes sociales. 5. El conocimiento conocimiento sin sin su debida aplicación aplicación o equilibrio, entre otros. otros. Es por esto, que la iglesia necesita hombres y mujeres con mentalidad pentecostal, que busquen la dirección del Espíritu Santo, para que se pueda experimentar el crecimiento que tanto anhelamos. La Iglesia está preocupada por el poco crecimiento y aun por retener a esos pocos que se ganan; es por eso que es urgente retomar lo pentecostal en la vida de los pastores y de los miembros, y que esto se vea reflejado en el ejercicio de sus ministerios. “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” (Hch.1:8).
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I. EL PENTECOSTALISMO Y LA MULTIPLICACIÓN. En Jerusalén Todo parecía que un acontecimiento más quedaría registrado en la historia del pueblo de Israel respecto a la venida del Mesías, ya que en las crónicas orales del pueblo estaba el caso de Judas el galileo y de Teudas (Hch. 5:36-37); y ahora las de un Cristo resucitado, que a su partida dijo que regresaría para estar con sus discípulos; sin embargo, esta promesa se cumplió el día de pentecostés, generando un espectáculo sobrenatural que tenía absortos a los peregrinos que se habían concentrado en la ciudad; pero esto no era otra cosa que la manifestación del Espíritu Santo equipando a los discípulos para una misión. Después del pentecostés los discípulos empezaron a ser otros, otra visión, otra acción, ahora predicaban con unción, y los efectos no se hicieron esperar, las señales, milagros y crecimiento, fueron elementos notorios, ya que en el primer discurso de Pedro se convirtieron tres mil (Hch. 2:41) y en su segundo mensaje, como cinco mil varones (Hch.4:4). Y de ahí en adelante, la multiplicación era parte de la vida común de una iglesia que vivía bajo la unción poderosa del Espíritu Santo, como lo registra Lucas en Hechos 6:1-7.
En Samaria El Espíritu Santo no sólo se circunscribió a un área geográfica, sino que en Samaria, a través de la predicación de Felipe, que era respaldado por el poder de Dios (Hch.8:4-8), se dio un crecimiento de la obra, ya que el poder, las señales, la transformación de las personas, las liberaciones y sanidades, hicieron que gran gozo hubiera en aquella ciudad. Es ahí donde Felipe desenmascara a un mago que tenían por importante o grande en el pueblo, y entonces al escuchar a Felipe los samaritanos y al ver las señales hechas por su mano, se bautizaron hombres y mujeres (Hch. 8:12); Ésto llegó hasta los oídos de los apóstoles en Jerusalén, e hizo que tuvieran que enviar a Pedro y a Juan para que los que habían recibido la palabra en esa ciudad tuvieran la experiencia de la llenura del Espíritu Santo. Y dice el escritor que imponiéndoles las manos recibían el Espíritu Santo (Hch. 8:17), estos predicaron en varias poblaciones de los samaritanos. En Antioquia Unos varones de Chipre y de Cirene llegaron a Antioquia y hablaron a los griegos el evangelio de Jesús y la mano del Señor estaba con ellos (Hch.11:2); y gran numero creyó y se convirtió al Señor, y al saber en Jerusalén lo que ocurría en Antioquía, enviaron a Bernabé que era varon bueno lleno del Espíritu Santo y de fe para que supervisara la obra, este les aconsejó que con propósito de corazón siguieran fieles. Y una gran multitud fue agregada al Señor. Cabe resaltar que Bernabé buscó a Saulo para que discipulara a toda la multitud que habían aceptado la palabra, ya que se quedaron allí todo un año enseñándoles, y a los discípulos se les llamó por
6 | primera vez cristianos. Todo esto no se hubiera logrado sin el respaldo del Espíritu Santo.
II. EL PENTECOSTALISMO Y LA CONSOLIDACIÓN En los Hechos Una de las grandes necesidades que experimenta la iglesia en la actualidad es la de retener a los nuevos conversos. Eso nos lleva a pensar en la pentecostalidad, porque cuando alguien está lleno del Espíritu Santo desea vivir en constante dependencia de Él y en permanente relación con la iglesia. Los apóstoles tenían una práctica especial por medio de la cual lograban retener a los nuevos conversos, y Lucas lo describe de la siguiente manera, “…Perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones”. (Hch. 2:42). El sentido de pertenencia era un factor determinante para consolidar a los nuevos creyentes, ya que se sentían orgullosos de pertenecer no al judaísmo tradicional, no a las corrientes filosóficas de su tiempo, no de seguir a un maestro prominente de la época, sino a una nueva comunidad que tenía una marca en su corazón que le distinguía ante el mundo entero, y esto era la llenura del Espíritu Santo. (Hch. 2:44).
En las cartas Paulinas Pablo explica, a través de sus cartas, que la manifestación de los dones y el propósito de estos son para edificación de la iglesia. Para perfeccionar el cuerpo de Cristo, para lograr la unidad plena en su gracia, (Ef. 4:11-13), dicho de otra manera, generan sentido de pertenencia al cuerpo. Nada es más satisfactorio que hacer lo que te gusta y que lo hagas con facilidad y alegría, y sobre todo que se obtienen los resultados deseados, todo esto por la acción directa del Espíritu Santo, que es quien reparte los dones, según lo afirma la escritura (Ef. 4:8; 1 Cor. 13:4-6), y cada cristiano que los recibe debe aplicarlos para edificación de la iglesia. Con esto podemos aprender que quien está inmerso en la llenura del Espíritu Santo se mantiene en constante ocupación para agradar a Dios. En el sistema de las RCM Nuestra Iglesia tiene en sus manos un excelente recurso por medio del cual consolidar al nuevo creyente, y este es el Sistema de Red de Células de Multiplicación, ya que es aquí donde el padre espiritual puede y debe dar seguimiento al desarrollo del hijo que fue concebido en la fe en el proceso, y es en este espacio, las RCM, donde se puede vivir una verdadera y profunda pentecostalidad debido a la estrecha relación que se da entre sus miembros, y el cultivo directo de los hábitos espirituales como lo son la oración, el ayuno, la lectura de la palabra de Dios que en la asistencia a las reuniones del grupo serán más sencillos de practicar y supervisar logrando con esto un mayor compromiso con la vida en el Espíritu. Aprovechemos, pues, este excelente recurso y recuperemos la vivencia del libro de los He-
| 7 chos donde la presencia de Dios era derramada todos los días en el templo y por las casas (Hch. 5:42), atendiendo la recomendación del Maestro por excelencia, Jesús, quien dijo que el Espíritu Santo sería nuestro guía y compañero permanente (Jn. 16:13).
III. EL PENTECOSTALISMO Y LA PROYECCIÓN �HCH. 1:8�. Una visión local: Jerusalén. Para Jesús fue muy importante que la experiencia pentecostal tuviera un lugar muy especial en la vida de sus discípulos en Jerusalén, por eso los desafió a que esperaran la promesa del Espíritu Santo, misma que al llegar, los equipó para predicar con poder el mensaje de salvación acompañado de las señales; y además les dio el poder suficiente para soportar con entereza y fe los problemas de la persecución. Cada iglesia local tiene sus propia naturaleza y características, razón por la cual, su prioridad debe ser mantenerse llena del Espíritu Santo y es aquí donde cada líder en su nivel debe promoverlo como una necesidad. Una visión nacionalista, toda Judea. No podemos alcanzar a nuestra nación con las fuerzas emanadas de nuestra institucionalidad, se requiere la autoridad y poder del Espíritu para lograrlo. La pentecostalidad no es un asunto circunscrito a una congregación, es en la mente de Jesús, el elemento único por medio del cual se pue de irrumpir de manera poderosa en todas las esferas de nuestra sociedad. Una visión incluyente, Samaria. Cuán difícil es conocer el impacto y el alcance del mensaje de salvación cuando no se tiene la revelación surgida de una experiencia pentecostal. Para los Judíos de Jerusalén, los Samaritanos no eran merecedores de ningún favor del cielo. Juan lo describe en el capítulo 4 cuando se da el encuentro entre Jesús y la mujer de Samaria, diciendo que ”…Judíos y Samaritanos no se pueden ver…” pero a esos que creemos que no lo merecen, son a los que el Espíritu Santo nos impulsa a alcanzar, por encima de nuestro propio concepto o ideología cultural y religiosa. Una visión de alcance mundial, hasta lo último de la tierra. La mentalidad de los apóstoles, incluyendo a Pedro, era localista y exclusivista. La nación judía era el pueblo de Dios, y cuidaban la pureza del linaje, así que cambiar esa mentalidad no era fácil, se necesitó la llenura del Espíritu Santo para que se rediseñaran los paradigmas arraigados. Además de esto, Pedro fue confrontado en Jope en casa de cierto Simón curtidor, donde experimentando un éxtasis Dios le mostró que la salvación no era exclusiva de los judíos, ya que fue enviado a la casa de Cornelio, donde presenció algo insólito para él, que los gentiles también recibieran el Espíritu Santo. (Hch. 10).
8 | El Espíritu Santo confirmó cada acción de los apóstoles, les amplió la visión, les hizo reconocer el alcance del evangelio, les inspiró para ir más allá. En Hechos 13 el Espíritu selecciona a Bernabé y a Saulo para la obra misionera, les hace incluir a los gentiles en el plan de redención, llevándoles la palabra, logrando alcanzar hasta las regiones más remotas del mundo conocido, y como lo describe Lucas, siempre fueron obedientes a la voz del Espíritu.
CONCLUSIÓN: La Iglesia Apostólica tiene en la pentecostalidad el recurso más importante para el establecimiento del reino de Dios en la tierra, solo resta que se le dé la importancia que ésta requiere, ya que sin esta escencia poderosa no se puede lograr el crecimiento que tanto se anhela, no se puede consolidar sin perseverar en la doctrina de los apóstoles y su doctrina cristocentrica, se necesita el poder que nos guía a toda la verdad, y nos da la visión para alcanzar a los perdidos hasta lo último de la tierra.
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LECCIÓN 2:
EL PENTECOSTALISMO Y EL AVIVAMIENTO: “Se recibe, Se Vive y se Conserva”. Base Bíblica: (Lc. 4:18). “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos;”
INTRODUCCIÓN: La experiencia pentecostal ha sido después del libro de los Hechos, y en ciertos momentos de la era cristiana una de las maneras que Dios ha usado para guiar a su pueblo; a fin de que éste pueda cumplir sus propósitos de manera poderosa. Sólo corresponde a nosotros entender cómo disponer nuestras vidas, para que ésta manifestación de Dios sea una realidad que se reciba, se viva y se conserve de manera eficaz, obrando a través de nosotros.
I. SE RECIBE: Está sobre mí. “…si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra. Ahora estarán abiertos mis ojos y atentos mis oídos a la oración en este lugar”. (VRV) (2 Crón. 7:14).
A. Los medios para recibir la pentecostalidad. Para conocer las formas de recibir la pentecostalidad es necesario entender que ésta empieza con un avivamiento espiritual en nuestras vidas, y que requiere de algunas condiciones para que surja como una experiencia edificante. 1. Apartarse de la soberbia que es la esencia de una condición rebelde; porque “De sus caminos será harto el apartado de razón”. (Pr. 14:14). 2. El Espíritu Santo ha de conducirnos a una actitud de humillación, a un quebrantamiento de espíritu. 3. “Por causa de la soberbia muchos no vuelven al Señor, ni le buscan”. (Os. 7:10).
10 | 4. El Señor dice que tenemos que humillarnos si esperamos avivamiento o una verdadera pentecostalidad. La promesa que hace según Isaías es: “Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados”. (57:15)
B. ¡Tenemos que empezar con eso! 1. ¿Por qué? Porque “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes”. (Stg. 4:6) Después de humillarnos, el Espíritu Santo nos guiará a la oración. “Y oraren...”. 2. La convicción del pecado ha de ser seguido con una contrición de corazón con la confesión del pecado, es decir, clamar a Dios para el perdón de lo mismo. 3. El pecado nos separa de Dios y causa que no escuche nuestras oraciones como declara Isaías 59:2: “Mas vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar su rostro de vosotros, para no oír”. 4. Tenemos que aplicar 1ª. De Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros pecados, y nos limpie de toda maldad”. 5. Debemos permitirle al Espíritu Santo que despierte una sed mayor por el Señor. “Y buscaren mi rostro...”.
C. Por el profeta Óseas El Señor dice: “Andaré, y tornaré a mi lugar hasta que conozcan su pecado, y busquen mi rostro. En su angustia madrugarán á mi”. (5:15), Luego, ¿qué acontece?, Considere también lo dicho en 6:1-3: “VENID y volvámonos a Jehová: que él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Darnos vida después de dos días: al tercer día nos resucitará y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá á nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra”.
“Y se convirtieren de sus malos caminos...”. No hay Pentecostalidad sin Avivamiento, ni avivamiento sin arrepentimiento y sin conversión! 1. ¡No pensemos que podemos humillarnos verdaderamente, orar verdaderamente, y buscar verdaderamente el rostro de Dios, sin convertirnos de nuestros malos caminos, de nuestra vida pecaminosa, de nuestra rebeldía! 2. Dios no avivará nuestras almas, Él no renovará nuestra relación con Él, y Él no restaurará nuestro compañerismo con Él, si insistimos en estar aferrados de nuestros pecados favoritos.
| 11 3. Tenemos que abandonar nuestros caminos y pensamientos para que los caminos y pensamientos de Dios vengan a ser nuestra prioridad; y para que Él también venga a ser nuestro “primer amor”. (Ap. 2:4) 4. El Avivamiento nos regresa a andar “en nueva vida”. (Ro. 6:4)
II. SE VIVE: Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres. En el pentecostalismo clásico por mucho tiempo se enfatizó en la experiencia de las lenguas (Glosolalia) como la señal del bautismo del Espíritu Santo; pero la iglesia lo consideró como el todo de la experiencia, de tal manera que si las personas hablaban mucho tiempo en lenguas, se creía que era señal de que estaban llenos del Espíritu Santo. Esto también generó un poco de descuido hacia la vivencia de la pentecostalidad por medio de la unción fresca y poderosa que éste da. Es necesario reconocer la UNCIÓN (Poder y Autoridad) desde el propósito que Dios tiene para vivir la plenitud pentecostal, y disfrutar los efectos de la salvación, sanidad y liberación tanto en la vida personal como en la colectividad de la iglesia, y en el ejercicio de nuestros liderazgos y ministerios que cada día demandan de una iglesia poderosa y con una misión clara y definida. En este sentido también encontramos en el libro de los Hechos 1:8, lo siguiente: “Pero recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigo”. Esto significa que la vivencia de nuestra pentecostalidad demanda un ejercicio del poder y autoridad divina en primer lugar sobre nuestras vidas, inspirando en nosotros estilos de vida cristianos y con una autoridad plena sobre el pecado, así como sobre el reino de las tinieblas; y en segundo lugar, sobre lo que nos rodea y principalmente si ejercemos un liderazgo o ministerios específicos, produciendo un eficaz testimonio que atraiga a las multitudes hacia Dios.
III. SE CONSERVA: Me ha enviado a… Sin duda alguna que la mejor manera de conservar lo que Dios nos ha dado es cumpliendo sus propósitos para lo que se nos fue dada la bendición, y ello requiere que tengamos presente que no solo se nos da, sino también se nos envía a cumplir una misión y un ministerio. La conciencia misionológica nos lleva a comprender la acción carismática pentecostal, que es depositada en quienes han sido bautizados con el Espíritu Santo. Esta puede ser considerada la tercera dimensión de la pentecostalidad, basada en la función carismática mediante los dones y ministerios que el mismo Espíritu ha depositado en nosotros para la edificación del cuerpo de Cristo. Esto además de darnos un sentido de pertenencia en la iglesia,
12 | también nos permite conservar la esencia pentecostal. Hasta aquí podríamos decir que las lenguas, la unción y los dones y ministerios, producen de manera integral la vida pentecostal en los creyentes, en la dinámica del servicio y entrega que con pasión viven aquellos cuya vocación es servir al Señor Jesucristo.
CONCLUSIÓN: Sigue siendo esta experiencia (pentecostal) la bendición con la que Dios está transformando al mundo y lo hará aún más en estos últimos tiempos de libertad y restauración, que tanto necesita la humanidad. Los pentecostales no debemos perder nuestro tiempo en religiosidades, sino buscar más intensamente este mover en nuestros medios y dejar que fluya sin limitar su acción permanente en las tres dimensiones presentadas en este tema. Nadie puede dar lo que no tiene, y por eso necesitamos ocuparnos en tener mucho de la presencia pentecostal para que podamos decir como el apóstol “…pero lo que tengo te doy…” (Hch. 3:6). Los movimientos cristianos sin vida pentecostal se han ido quedando poco a poco en un vacío triste e infructuoso y debemos aprender de ello para que en nuestras iglesias no suceda, sino que tengamos una vida plena en el Espíritu Santo.
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LECCIÓN 3:
EL PENTECOSTALISMO Y EL FRUTO DEL ESPÍRITU. Base Bíblica: (SAL. 143:10) “Tú eres mi Dios. Tu espíritu es bueno; que me guíe.”
INTRODUCCIÓN: Muchas veces se a malinterpretado que las vivencias del espíritu santo son muy notorias cuando la iglesia vive en ese pentecostalismo, el problema es que nos hemos quedado con solo las vivencias y no valoramos los mismos frutos producidos por el espíritu santo, pensando que las manifestaciones se dan por separado en la vida del creyente, las características están unidas y van juntos como una esencia en el cristiano, es decir, se tienen que manifestar todos estas características, ninguna debe carecer en su vida, si es que el Espíritu Santo mora en la vida del creyente todo se va a notar, por que el Espíritu Santo no se manifiesta por medida (Jn. 3:34). Así como todo es completo el fruto del Espíritu es completo para perfeccionarlos. “Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador . . . Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto” (Juan 15:1, 5). Jesús usó la analogía de la vid para enseñar acerca de la relación necesaria que debe existir entre el Espíritu Santo y el creyente para que se pueda producir en él la semejanza a Cristo. El Espíritu Santo produce fruto espiritual en nosotros al rendirnos a El. El fruto del Espíritu es el carácter de Cristo producido en nosotros, para que podamos demostrarle al mundo cómo es El. Le invito a ver tres puntos que produce el espíritu santo como frutos en el creyente por estar dentro de ese hermoso mover
I. CALIDAD. La importancia de ser guiados por el espíritu santo Según Gálatas 5:16-25, ¿qué produce en un creyente el ser guiado por el Espíritu?: la respuesta es que ya no hacemos la obras de la carne (que son pecados) y ahora producimos los frutos del Espíritu Santo. En Romanos 8:14, ¿qué caracteriza a los verdaderos hijos de Dios? Es Que son guiados por el Espíritu de Dios. Si notamos Es muy interesante que el Espíritu Santo inspiró a Pablo a usar la palabra griega “huios” en el versículo 15, cuya connotación es
14 | primordialmente la relación filial de hijo a padre, mientras que la palabra griega “teknon”, usada en el versículo 16, destaca mayormente el hecho del nacimiento o procreación. De esta manera vemos que, por la fe en Cristo, todos nacemos de Dios, pero solamente los que son guiados por el Espíritu tienen una relación de hijos a padre con Dios. Y esto es lo que hace que el creyente tenga una calidad de vida. Pues tiene una cercanía con su padre, puede percibir lo que Él quiere hacer en Él y a través de Él. Esto nos dice que el mismo Espíritu morando en plenitud en nosotros, al recibir el bautismo con el Espíritu Santo. Desde ese momento, y mientras permanezcamos en comunión con el Espíritu, vamos experimentar más claramente su dirección en nuestra vida
II. CARÁCTER. Carácter , conjunto de reacciones y hábitos de comportamiento que se han adquirido durante la vida y que dan especificidad al modo de ser individual. Personalidad, pautas de pensamiento, percepción y comportamiento relativamente fijas y estables, Profundamente enraizadas en cada sujeto. La personalidad es el término con el que se suele designar lo que de único, de singular, tiene un Individuo, las características que lo distinguen de los demás. De Él (Espíritu Santo) recibimos el poder para el testimonio y la evangelización (Hechos 1:8). Su poder actuando en nosotros nos capacita para vivir la vida cristiana (Romanos 8:11). Es también el Espíritu el que desarrolla en nosotros el carácter de Cristo, el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). Cuanto más permitamos su control en nuestra vida cotidiana, más evidente será su fruto en nuestro carácter. Cuanto más tiempo caminemos bajo su liderazgo, más evidente será su influencia en nuestra manera de ser y vivir. Cuando el carácter esta formado en nosotros se verán algunas características muy visibles como son:
1. Cultiva el compañerismo con Dios. Cultivar significa alentar, preparar para el crecimiento. En nuestra relación con Dios, a través de compañerismo continuo, nuestras vidas son cambiadas y desarrolladas para que den fruto. Como hijo de Dios, disfruta del compañerismo bendito con el Espíritu Santo (1Corintios 1:9; 2 Corintios 13:14; 1 Juan 1:3). este compañerismo se
| 15 cultiva dedicándole tiempo a Dios en comunión, oración y obedeciendo su Palabra, cuando una persona cultiva el compañerismo y el amor de Dios su vida será fructífera debido a su relación con El y esto se reflejara en nuestra vida cotidiana.
2. Establece compañerismo con otros creyentes. Cuando el espíritu santo es el centro de nuestra vida, se demuestra A través del compañerismo con otros creyentes puede usted ser alentado a experimentar la vida cristiana y a su vez usted puede alentar a otros. Los primeros creyentes experimentaban compañerismo unos con otros todos los días (Hechos 2:46). Con razón sus vidas constituían un poderoso testimonio del evangelio y despertaban la sed de salvación en aquellos que les rodeaban. Cosechaban almas diariamente ya que el Señor añadía cada día a la iglesia los que iban siendo salvos (Hechos 2:46-47). El avivamiento no es el trabajo de una sola persona si no es el poder de Dios establecido en alguien, e influye en los que le rodean 3. Acepta el ministerio de otros líderes. Dios usa a los líderes para alimentar y nutrir a su pueblo. Efesios 4:11-13 recalca que el propósito de los apóstoles, los profetas, los evangelistas, los pastores y los maestros en la iglesia consiste en edificar el pueblo de Dios para que madure. Cuando este apartado de aceptación no esta formado en nosotros tendremos muchos problemas, por que nos hace creer que somos solamente los únicos que el señor puede usar, olvidando que hay mas dones y ministerios que están al servicio de la iglesia y que también fueron establecidos por el espíritu santo. 4. Vigila y protege. El creyente necesita vigilar las cosas que pueden destruir su vida espiritual. Los malos hábitos, las actitudes y las suposiciones erróneas, los pensamientos destructivos y los malos deseos deben considerarse como amenazas para el desarrollo espiritual. Cuando el pueblo de Israel entró en la Tierra Prometida se le ordenó que destruyera a las naciones impías que la habitaban. Ese era el plan de Dios, pero Israel no lo llevó a cabo. Como resultado, los israelitas fueron arrastrados a las costumbres impías de esas naciones (Salmo 106:34-36 ). Su experiencia constituye una advertencia para nosotros. Hemos de ser cuidadosos para no permitir que actitudes y hábitos malsanos permanezcan o sean formados en nuestra vida. Hebreos 12:15 nos advierte que no debemos permitir que crezca en nosotros ninguna raíz de amargura (odio, rencor). También necesita estar consciente de que Satanás tratará de oponérsele a usted y de estorbarle para que no se rinda al Espíritu Santo. No quiere que usted haga de Cristo el único y supremo Amo de su vida
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III. PERMANENCIA O CONSOLIDACIÓN Los escritores clásicos griegos utilizaron la palabra meno que significa “quedarse”, “firmes”, “permanecer” o “cumplir.” Se tiene la idea de quedarse en casa o quedarse donde está y no desviarse. La palabra traducida como “permanecer” es una de las palabras favoritas del apóstol Juan. Lo usa 34 veces en el Evangelio, y 19 veces en sus cartas. La palabra meno significa habitar en la casa de los dueños, para permanecer como huésped en casa de alguien, a cumplir o para mantener una comunión ininterrumpida con alguien. El apóstol Juan lo utiliza para decir que Dios “permanece” (meno) en Cristo. Él habita en él y por lo tanto el padre y el uno son. Jesús dijo: “yo soy en el Padre y el Padre en mí ... el Padre, que vive (meno) en mí él hace las obras” (Juan 14:10). En Juan 10:38 Jesús dijo: “el Padre está en mí y yo en el Padre.” ¿Cómo logra Jesús lo que hace? Su respuesta fue, “el Padre que mora en mí hace su trabajo.” Jesús es la única persona que estaba completamente a disposición del Padre. Las pruebas de “Yo soy en el Padre y el Padre en mí”, fue su carácter perfecto. Jesús era diferente y se podía ver la diferencia en su comportamiento. Él hablaba lo que el Padre le dijo que hablara (Juan 14:10; ver 7:16; 12:49-50; 14:24). Jesús no sólo dijo lo que el Padre le dijo que dijera, pero todo lo que hizo fue la voluntad del Padre y por medio de él. Cuando Jesús dijo que los creyentes “permanecieran” en Dios, es imagen de una relación vinculada con él por el Espíritu Santo, que recibieron cuando creyeron en Cristo. La idea es permanecer en unión vital con Dios. Es la obra del Espíritu Santo en la vida del creyente. Esta vivencia hará una diferencia en nuestro comportamiento. Por eso el que dice que permanece (restos o de su residencia) en el mismo Dios debe andar como Jesús caminó. Meno indica una relación cercana, íntima y permanente. Jesús no está hablando solo de milagros fantásticos y espectaculares, pero si de la predicación del Evangelio. Las “obras mayores” es el de tomar las buenas nuevas de Jesucristo y su obra de salvación hasta los confines de la tierra y ver una gran cosecha de almas. La predicación en el Día de Pentecostés es un excelente ejemplo de estas “obras mayores.” Cuando le servimos de acuerdo a su voluntad, Él contestará nuestras oraciones, y podemos verlo hacer cosas grandes y ocultas a través de nosotros. Él quiere que nos hagamos disponibles para él así como él se puso a disposición a su Padre. Vamos a pedir lo que Jesús pedía al Padre. Recuerde tenemos el Espíritu Santo que mora en nosotros para guiarnos y para ayudarnos a permanecer en él.
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CONCLUSIÓN: Recordemos que no nos enlacemos solamente con el mover de Dios, sino que ese sacudir tiene frutos y que deben ser aplicados en el creyente para madurez al fin de que perdure. Que no sean pequeñas centellas de algo que podía hacer extraordinario, Querido hermano en Cristo, Dios nos ha amado mucho para hacernos un regalo del mismo cielo, nos regala el espíritu santo y con el vienen sus frutos, recuerda que el propósito del señor no es de un corto tiempo si no sea un estilo de vida en cada uno de nosotros.
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LECCIÓN 4:
EL PENTECOSTALISMO Y LA GUERRA ESPIRITUAL Por: Rev. Nicolás Herrera Ríos
INTRODUCCIÓN El presente material contiene lo que genéricamente se podría llamar Intercesión o Guerra Espiritual. La razón para su estudio en nuestros medios es muy sencilla, simplemente se han superado muchos de los prejuicios que había sobre este tema. Ahora se comprende mejor que dentro de ese concepto pueden advertirse diferentes corrientes. Algunas de ellas muy extremas; pero, sin duda, que hay otras corrientes que son más equilibradas. Por nuestra parte, hemos tratado de ser bíblicos en todo, sistematizando todo lo que hemos podido aprovechar de esas corrientes, junto con la experiencia que hemos obtenido después de muchos años de ministerio espiritual, como también lo que hemos observado en algunos de nuestros compañeros que igualmente practican ministerios de poder. Así, pues, pretendemos proporcionarles material que reúne lo bíblico con lo experiencial, presentado con una visión apostólica. Hoy, cuando muchos hemos puesto un énfasis importante en el renglón del crecimiento de la Iglesia, sabemos que para ello se requiere forzosamente que coincidan dos factores: La conversión de las personas, y la retención de las mismas en nuestras congregaciones. Y para que se den estas dos cosas, se requiere además de un trabajo arduo e inteligente, la acción del Espíritu Santo. Por un lado, liberando al pecador para que se convierta a Dios; y por el otro, ya convertido, haciéndolo victorioso en su nueva vida en Cristo. La suma de estos dos elementos nos da el crecimiento.
I. LA REALIDAD DE DOS REINOS. La Guerra Espiritual, en principio, es la lucha que libran de manera permanente el bien y el mal. Es el enfrentamiento de dos reinos: La luz y las tinieblas (Ro. 13:12; Col. 1:12,13; 1P.2:9; Hechos 26:18). Este enfrentamiento no ha sido siempre, ya que en el principio no existía el mal. En el tiempo presente, cuando una persona se convierte a Dios, lo hace después de haber roto su relación con el reino de Satanás. Todos los que están en el reino de Satanás están en calidad de esclavos (Lc.4:18; Ro. 6:17-20; Tito 3:3), es por ello que tienen que ser libertados para que puedan escapar de ese reino (Lucas 19:10; Hechos 26:18). Y una vez libertados del reino de las tinieblas, necesitan mantenerse en lucha permanente y continua para seguir siendo libres. Esta es la Guerra Espiritual.
| 19 La realidad de estos dos reinos es también la realidad de dos fuerzas poderosas, cada una con sus respectivas estrategias. El reino de Dios con un poder omnipotente y el otro reino con un poder limitado; no obstante, los dos pueden dominar al hombre. El diablo logró romper la relación perfecta que había entre el hombre y Dios. Y en esta ocasión no sólo hizo esclavos a Adán y a Eva, sino también a toda la descendencia humana. Esta es la razón por la que tuvo que venir un nuevo Adán que no fuera vencido y que redimiera a toda la raza humana, este es nuestro Señor Jesucristo (1 Co. 15:20-22). Jesús fue perseguido desde su nacimiento, Satanás quería su muerte. Luego de su bautismo, Jesús entabló de manera más directa y tenaz esta batalla. Él se fue al desierto a prepararse en ayuno y oración (Mt. 4:1-11), para luego regresar “en el poder del Espíritu” (Lucas 4:14).
II. LA GUERRA ESPIRITUAL COMO TEOLOGÍA. La Guerra Espiritual, como tal ha existido desde tiempos inmemoriales; sin embargo, como teología, ésta se ha estado desarrollando desde los últimos años del Siglo Veinte. Ésta consiste en varias interpretaciones que algunos han hecho de los pasajes bíblicos que hablan de una Guerra. Cada una de esas interpretaciones refleja, como es natural, la tendencia teológica y doctrinal del autor, como también el trasfondo cultural en el que éste ha vivido. En este caso, es importante tener presente lo anterior cuando uno lee o escucha a alguien exponer sobre Guerra Espiritual. En unos casos habrá quienes diserten de manera erudita, es decir con un pleno conocimiento de la ciencia bíblica; pero también, habrá quienes solamente han elaborado un discurso basado en la práctica, apropiándose los pasajes que han encontrado en la Biblia en forma literal, es decir, lo que ellos consideran son las armas que Dios les ha provisto para esta guerra. En este caso, unos solamente serán “teólogos de balcón” y otros serán “teólogos del camino” y aunque estemos o no de acuerdo con estas interpretaciones, lo que no se puede ignorar es la realidad de una Guerra entre el bien y el mal. Los teólogos de la Guerra Espiritual dividen a ésta, para su estudio, en tres niveles: Guerra estratégica, guerra a nivel de ocultismo y guerra a ras de suelo. Esta clasificación facilita no sólo su estudio para comprender en qué consiste, sino también, que en cada caso se pueda establecer el cómo, la cuestión práctica, el procedimiento que se debe seguir en la práctica de este ministerio. En esta guerra, como cualquier otra, la finalidad última es vencer y salir ileso lo mejor posible; y para ello se requiere luchar eficazmente y para efecto de esta plenaria solo utilizare la clasificación de la guerra a ras de suelo.
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III. LA LUCHA A RAS DE SUELO. La lucha a ras de suelo se le llama al enfrentamiento que sostienen los cristianos con los demonios de menor jerarquía. Este enfrentamiento se da básicamente en cuatro áreas de la vida de los individuos: Área física (enfermedades físicas), área emocional (enfermedades psicosomáticas), área moral (enfermedades a causa de la culpa) y áreas espiritual (opresión (que se siente de afuera hacia adentro), perturbación demoniaca (se presenta como un desajuste mental), obsesión, depresión y posesión).
1. Área física. Toda la gente padece en algún momento de su vida alguno tipo de enfermedad física. Se reconoce que no todas las enfermedades físicas están relacionadas con algún demonio; no obstante, también se reconoce que muchas de ellas, sí. Tomando en cuenta lo anterior, es que se recomienda que todos los cristianos oremos por los enfermos, hombres y mujeres, ministros y no ministros, en general “todos los que creen” (Mr. 16:17), y que al orar reprendamos a la enfermedad por su nombre, ordenándole en el nombre de Cristo que se vaya de ese cuerpo; y además, se debe ordenar que las áreas del cuerpo que fueron afectadas, sean sanadas y restauradas. 2. Área emocional. Todas las personas estamos expuestas a experiencias desagradables, y muchas de ellas, verdaderamente graves. Estas experiencias pueden producir dolor, tristeza, vergüenza, ira, odio, rencor, amargura, depresión, temor, ansiedad, deseo de venganza, etc. Y generalmente estos sentimientos dañinos llegan a establecerse permanentemente en la mente de las personas. La experiencia en sí no tiene que ver, tal vez, con un demonio, aunque pudiera ser que sí. No obstante, el llevar constantemente ese sentimiento dañino abre la puerta de su alma para que eventualmente entre un demonio que se identifique con sus sentimientos, y se crea así una fortaleza espiritual, por esa razón es importante que quienes atendemos pastoralmente a algunas personas (el pastor, obispo, líderes de células, amigos, etc.) estemos preparados para ayudarles ministrándoles sanidad interior en esa área de su alma. 3. Área moral. El daño moral tiene que ver, como su nombre lo indica, con cuestiones de pecado dentro del concepto de la moral, y generalmente no son cosas que nos hicieron, sino más bien que nosotros hicimos. Cuando alguien ha sido violado o violada, generalmente su problema tiene que ver con odio, rencor, tristeza, etc. Problemas que ya vimos dentro del área anterior, la emocional. Ahora estamos viendo aquellos pecados, acciones o actitudes que nos traen una carga de culpa. En estos casos se debe confesar ante Dios ese pecado, de manera vehemente, con tristeza en el alma por haber ofendido a alguna persona; pero sobre todo, a Dios. Debe uno suplicar el perdón confiando en las promesas del Señor que son tan grandes
| 21 y maravillosas que nos ofrecen ser libres de “… todo pecado” (1 Juan 1:7), quedando muy claro que estamos dando ideas y consejos acerca de cómo ministrar Sanidad Emocional. De ninguna manera estamos diciendo que quienes hayan pecado se les deje sin la disciplina que la Biblia enseña, ya que es parte del tratamiento para su completa sanidad.
4. Área espiritual: Tal vez esta área sea la más importante de las cuatro, ya que de ésta se pueden derivar las otras tres. La enfermedad espiritual, como su nombre lo indica, no es una enfermedad física ni emocional, tiene qué ver con la presencia de espíritus malignos que pueden perturbar, quitando a la persona la tranquilidad de su mente y pueden oprimir, cuando la persona puede experimentar sensaciones desde afuera, es decir, en alguna parte de su cuerpo; e incluso poseer parcial o totalmente al individuo. La posesión es parcial cuando la persona sufre ataques en los que pierde la conciencia temporalmente, y la posesión es total cuando alguien queda desquiciado totalmente y que pierde la conciencia profunda.
IV. LOS CUATRO CAMPOS DE LA GUERRA ESPIRITUAL. Con el propósito de ayudar al guerrero de Dios a identificar los flancos por donde puede ser atacado, y cómo puede ser atacado, y cómo puede ser ese ataque, entre otras estrategias, se han identificado cuatro campos de guerra muy bien definidos, y son los siguientes:
1. El campo individual. Este campo se localiza en la mente del hombre. Es en la mente donde la persona gana o pierde una batalla. El diablo a través de los cinco sentidos tratará de influenciar primero sus pensamientos, luego sus sentimientos y después su voluntad. Cualquier tentación de la carne, cualquier angustia del espíritu o cualquier ansiedad va a estar relacionada con uno de los cinco sentidos, que a su vez habrá estimulado algún pensamiento, y luego algún sentimiento, y tratará de afectar negativamente la voluntad, es decir, buscará el diablo llevarlo a tomar decisiones que van a afectar su vida cristiana y la de otros. 2. El campo familiar. Por su misma naturaleza, este campo tiene qué ver con la batalla por impedir que el diablo utilice a algún miembro de nuestra familia y sea atacado y además de su propia afectación, dañe a los demás. Como es lógico, siempre el ataque será contra todos los miembros de la familia; pero quien esté menos preparado espiritualmente será la carga de todos los demás. Sobre este campo es importante tener presente todas las consideraciones que la Biblia menciona acerca de cada cónyuge, hacia los hijos, hacia los padres y hacia los hermanos y demás miembros de la familia. También es muy importante que cada uno de ellos sepa cómo anular en la mente el ataque del enemigo, reteniendo la batalla en el campo individual para no
22 | trasladarlo al campo familiar; pues si todos tienen bajo control el ataque en sus mentes, no afectarán al resto de la familia.
3. El campo de la Iglesia. Los cristianos entre más tiempo pasamos como miembro de una congregación, nuestro círculo social se va reduciendo a la iglesia. Esto es, en principio, una gran bendición, pero será de allí donde habremos de tener nuestras luchas y conflictos. Aquí, de nuevo, será importante que nos conduzcamos con temor de Dios y con la debida consideración que como hermanos que somos, podemos darnos. Las armas con las que vamos a luchar en este campo, son las mismas que hemos mencionado en los otros campos; y por supuesto, aquellas que no hemos podido mencionar. 4. El campo del mundo. Este campo de batalla es totalmente diferente, porque la persona está en contacto con gente que no conoce a Dios ni a su palabra. El ataque del mundo hacia el creyente tiene que llevarse al campo individual para poderlo superar; pues siempre el mundo, para atacarnos, lo hará a través de nuestros sentidos corporales.
V. LA GUERRA ESPIRITUAL Y EL PODER DEL ESPÍRITU SANTO Hoy en día está de moda decir que para ser pentecostal no es necesario haber hablado en otras lenguas. Sin embargo, si uno busca cuidadosamente en el libro de Los Hechos de los Apóstoles, que es donde está el registro de todo lo que ocurrió al inicio de la Iglesia, qué pasó en cada ocasión en la que se recibió el bautismo en el Espíritu Santo; en la mayoría de las ocasiones se nos dice que hablaban en lenguas (Hechos 2:10; 19:5,6). Por lo que coincidimos con casi todo el mundo pentecostal, en que para saber que alguien ha recibido el Espíritu Santo, debió haber hablado en otras lenguas. En el caso del don de diversos géneros de lenguas (1 Co. 12:10), nosotros creemos que es individual como todos los demás dones que allí se mencionan, y no colectivo, como es el caso de la manifestación de lenguas durante el bautismo con el Espíritu Santo; por lo que bien haremos en diferenciar las lenguas como señal universal de haber recibido el bautismo del Espíritu Santo y el don de diversos géneros de lenguas, que es particular y para ser interpretado. Para formar parte de un ministerio poderoso, es indispensable haber recibido el don del Espíritu Santo por el hecho fundamental de que es la única manera de recibir poder. El Señor Jesucristo, ya resucitado, dijo con toda claridad: “Mas recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo…” (Hechos 1:8). Tomando en cuenta que el ministerio necesario en la Guerra espiritual representa un enfrentamiento directo y permanente con el enemigo, quien ejerza este ministerio, deberá estar investido de ese poder. Por todo lo anterior, deducimos que ésta fue la causa por la
| 23 que Jesús no permitió que los apóstoles salieran de Jerusalén a predicar sino hasta ser llenos de poder desde lo alto (Lucas 24:49). San Pablo que ha sido el más grande misionero y apóstol, al final de sus días nos cuenta en qué consistió su método de fundar iglesias desde Palestina hasta lo que hoy es Croacia y Eslovenia (Romanos 15:17-20).En este pequeño pasaje San Pablo nos dice su método evangelístico, que consta de los siguientes elementos: “palabra, y con las obras, con potencia de señales y prodigios, en el poder del Espíritu de Dios…”. Lo anterior, aunado a lo que ya sabemos del apóstol Pablo, sólo podemos decir que su predicación y todo su ministerio fue exitoso porque estaba respaldado por el poder del Espíritu de Dios.
VI. CONSEJOS PRÁCTICOS ACERCA DEL PODER DE DIOS. 1. El ministerio de poder no es para personas descuidadas e irresponsables. El ejercicio de este ministerio demanda un entero sometimiento a Dios; es decir, una vida de santidad y verdadera piedad (Santiago 4:7; 1 P. 5:7-10). Lo anterior implica una vida de disciplina y entrega total, pues el ministerio demanda la entrega total de la vida. 2. El ministerio de poder no es para llamar la atención de otros o hacerse de dinero (Hechos 8:18-23). Lo anterior constituye un pecado que puede afectar grandemente no sólo a quien lo practica, sino también a todo el cuerpo de Cristo. 3. El ministerio de poder, como todos los demás, son para darle la gloria a Dios y que su reino avance sobre la tierra, así que, mucho cuidado con los excesos. 4. El ministerio de poder debe ser practicado desde una vida de intimidad con Dios. 5. El ministerio de poder, como cualquier otro, deber ser sometido a perfeccionamiento de los dones de gobierno (Ef. 4:11-13). 6. El ministerio de poder es una excelente herramienta en la tarea evangelística. Esto lo podemos comprobar por todo el Nuevo Testamento (Mr. 5:1-20; Hechos 3; 4:4; 14:1-3; 2 Co. 4:4). 7. El ministerio de poder no está presente en una predicación envanecida y orgullosa (1 Co. 4:18-20).
CONCLUSIÓN Si cada uno de los hombres y mujeres que hemos sido llamados a ser los guías de la iglesia en sus diferentes niveles de autoridad pretendemos lograr el crecimiento y la consolidación de los creyentes, es de imperiosa necesidad comprender el concepto claro de la guerra espiritual y que ésta debe formar parte de nuestra pentecostalidad apostólica.
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LECCION 5:
EL PENTECOSTALISMO Y LA MULTIPLICACIÓN Base Bíblica: (1 Cor. 3:6-9). “Yo planté, Apolos regó, pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo, ni el que riega, sino Dios, que da el crecimiento. y el que planta y el que riega son una misma cosa; aunque cada uno recibirá su recompensa conforme a su labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios”.
INTRODUCCIÓN: Dios en su interés y profundo amor por salvar a los perdidos, estuvo dispuesto a venir a dar su vida en rescate por la humanidad, por lo que en él radica la gracia de la salvación; sin embargo, dentro de sus propósito salvífico, él siempre ha usado al mismo hombre como conducto para manifestar su gracia, poder y amor. Claro, el hombre a su vez se organiza en pro de una mejor efectividad y estrategia. De manera que la multiplicación de los salvos viene a consistir en un trabajo conjunto de la acción humana y la acción divina. Y es, precisamente, esa acción conjunta de Dios y el hombre la que abordaremos como objeto de estudio y reflexión en esta lección. Para efecto de un panorama de referencia de lo antes descrito se impone un pequeño asomo al contexto histórico-teológico de lo que hemos tomado a bien llamar acción conjunta multiplicadora DIOS-HOMBRE
I. CONTEXTO HISTÓRICO-TEOLÓGICO DE LA ACCIÓN CONJUNTA MULTIPLICADORA DIOS-HOMBRE Es muy abundante el número de casos bíblicos en los que podemos observar el trato de Dios con el hombre, porque éste le sirve para llevar a cabo sus propósitos; por eso sólo mencionaremos los que creemos más destacado de los dos testamentos:
ANTIGUO TESTAMENTO El principio. “Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla” (Gén. 1:28). Obviamente comenzaremos por el principio de la creación, cuando se trató particularmente el asunto de la multiplicación de la raza humana, la orden fue clara: “… llenen la tierra”, refiriéndose simplemente a la multiplicación biológica de nuestros primeros padres. Esto no amerita mayor explicación, pues se trataba solamente de que los planes de Dios se cumplieran.
| 25 El Arca de Salvación. En este caso, la naturaleza del trato multiplicador, radica en la intención de Dios de preservar el género humano, así como demás las especies. En todo lo anterior es evidente la idea de la multiplicación. (Gén. 6:13-15, Génesis 9:1.). La promesa De Dios hecha a Abraham. “Pero Jehová había dicho a Abraham: “…Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición…” (Gn. 12:1-3). “Cuenta las estrellas…así será tu descendencia”. (Gén. 15:6) NUEVO TESTAMENTO En los evangelios. “Y le dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura...” (Marcos 16:15); “…Id y haced discípulos a todas las naciones...” (Mt. 28:19). “En aquellos días vino Juan el bautista predicando en el desierto de Judea y diciendo: arrepentíos por que el reino de los cielos se ha acercado…haced pues frutos dignos de arrepentimiento...” (Mt. 3:8). En los hechos. La acción conjunta Dios-hombre, en el primer y segundo discurso de Pedro, según Los Hechos de los Apóstoles, se convirtieron tres mil y cinco mil nuevas personas sucesivamente, (Hechos 2,3). En la acción conjunta Dios-hombre que tiene que ver con la promesa que Dios le hizo a Cornelio, Dice claramente: “Él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa”. (Hch.11:14). La acción conjunta Dios-hombre relativa al llamamiento de Saulo de Tarso, se lee claramente “…Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel…” (Hch. 9:15-16).
En las cartas paulinas. La carta a los romanos se abre con esta expresión “…porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree…” (Rom. 1:16). La primera carta a los corintios también alude a la acción multiplicadora de Dios a través del hombre, cuando dice: “…pero el crecimiento lo ha dado Dios así que ni el que planta es algo ni el que riega sino Dios que da el crecimiento.” (1 Cor. 3:6-7); asimismo San Pablo dice de él mismo: “…Ay de mí si no anunciare el evangelio…” (1 Cor. 9:16)
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II. LA ACCIÓN DIVINA: Dios toma la iniciativa y llama al hombre. 1. Dios trata con el hombre y lo convierte en nueva criatura, es decir, primero lo salva. La salvación, vista como un acto de la iniciativa divina: “Porque por gracia sois salvos…” (Ef. 2:8). La acción salvadora de Dios, es superior a cualquier intento de regeneración que el hombre ha intentado por sí mismo. “Porque hay un solo mediador entre Dios y los hombres Jesucristo hombre”.(1 Tim. 2:5).
2. Le da un llamamiento divino. De acuerdo con el pan de salvación que el Señor ha diseñado, una vez que el hombre ha sido salvo, deberá entrar en un proceso de discipulado, siguiendo el modelo de Jesús quien adiestro a sus disipulos para que llevaran adelante la predicación del reino de Dios. De esa manera es que cada cristiano deberá dar de gracia lo que de gracia ha recibido, para que se cumpla así el principio de la propagación del evangelio. Dios llama al hombre. Dios trata con el hombre ya convertido, pero ahora para propósitos de propagación de su palabra. Le da la llenura del Espíritu Santo. La llenura del Espíritu Santo las personas reciben el poder para enfrentar cualquier situación que dificulte el avance de la predicación. Dios revela al hombre sus propósitos. Esta revelación incluye el qué, cómo, dónde y cuándo efectuará las cosas que él quiere hacer. En este paso Dios especificará al hombre de una manera detallada lo que va a acontecer y cómo este tendrá una participación especial. Lo capacita. “A fin de que el hombre de Dios sea preparado para toda buena obra” (2 Tim. 3:17). Este pasaje se refiere al periodo tanto de adquirir conocimiento teórico como práctico entrenamiento. Lo envía. Le asigna una tarea específica en un lugar específico. Lo respalda, llenándolo de la unción divina. (Mateo 10:1; 12:28-29) a. Con hechos portentosos. (Milagros y prodigios) b. Con resultados exponenciales. (Conversión masiva y otras manifestaciones) c. Le brinda protección. d. Con su propio testimonio. Es decir, ayuda al hombre en las pruebas cuando éste lucha por guardar su testimonio.
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III. LA ACCIÓN HUMANA: El hombre hace suyo el llamado de Dios y paga el precio EL PRECIO DE SEGUIR A JESÚS DE ACUERDO A MATEO 8: 18�22. He aquí una reflexión sobre Mateo 8:18-22 acerca de la importancia de estar dispuestos a pagar el precio de seguir a Jesús. Es importante definir nuestra ubicación (v.18), en este sentido nos deberemos hacer dos preguntas: a. ¿Somos parte de las multitudes? • En las multitudes hay muchos espectadores. • En las multitudes no hay compromiso. b. ¿Somos parte de los seguidores? • Implica salirse de las multitudes. • Implica cambiar las ideas de las multitudes por los principios de Jesús.
LA DECISIÓN DE SEGUIR A JESÚS DEBE NACER EN EL CORA� ZÓN Y NO SER FRUTO DE LAS EMOCIONES. SEGUIR A JESÚS I MPLICA APRENDER A ESPERAR EN DIOS. Jesús no hizo promesas de liderazgo o de reconocimiento, de riquezas o de posición social, nunca dijo que “todo marcharía bien”, que nunca “nadarían contra la corriente.” Más bien, confrontó a sus discípulos con la renuncia, a dejar todo en manos de Dios: economía, futuro, carrera, vivir un día a la vez, pero con Dios. Someterse a los cambios radicales en los planes de Dios, dejando atrás las ataduras emocionales (vv. 21, 22), y salirse de las multitudes para siempre. “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Mt. 8:22). Dispongamos nuestra vida a pagar el precio y, tomados de la mano del amado Hijo de Dios, demos pasos firmes hacia adelante.
DISPOSICIONES NECESARIAS DEL LLAMADO DE DIOS. Conciencia misionológica. (Preocupación real y sincera). Esto tiene que ver con poner a los intereses de Dios por encima de nuestros intereses. Sensibilidad. El sólo asomarnos un poco a la situación que vive el mundo, nos permite comprender esta disposición básica. El revisar los índices de mortandad tan sólo en nuestra tan golpeada nación que es México. Es una incongruencia que alguien se llame asimismo seguidor de Jesús, y viva ajeno a lo que pasa. Definitivamente debemos salir del letargo de la desmovilización que no es otra cosa que negarnos a creer en un mundo distinto y que las cosas pueden cambiar.
28 | Pasión. Las connotaciones del termino pasión coinciden según los diccionarios con una sola idea: “un interés profundo” por algo o alguien. Es un placer servirle a Dios y llevar pecadores ante su presencia. La pasión por los perdidos escasea más cada día; no obstante, la pasión se debe traducir en hechos concretos. Sólo el fuego del Espíritu Santo puede despertarnos la llama de la pasión. (Hch 1:8) Obediencia. ”El obedecer es mejor que los sacrificios…” (1 Sam. 15:22) Ésta virtud es la que trasmitía Jesús a aquellas gentes cuando les respondía a sus preguntas escatológicas: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones. (Hch 1:7). Inversiones. Nos referiremos a tres de ellas: a. Tiempo de calidad. Son muchos que pretenden ser seguidores de Jesús invirtiendo escaso tiempo para su servicio, y así no es posible seguirlo de verdad. Hay quienes se concretan a las cuatro paredes del templo o el aula de estudio o liderazgo de escritorio. Sin embargo, Jesús indicó: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio…” (Mr. 16:15) b. Desprendimiento de posesiones. La figura de antorcha que se presenta en relación a Juan el Bautista, nos ayuda hoy a nosotros para entender que servirle a Dios exige incomodidad y no comodidad; austeridad y no derroche. Aquí tenemos el concepto de un profeta apartado y extremo; sin embargo, creo que buena falta nos hace una doble dosis de esa austeridad de Juan. Hoy en día queremos ser líderes extensos más no intensos; líderes de bombilla eléctrica, pero no antorchas. La bombilla sólo basta conectarse a la corriente, pero la antorcha, para poder alumbrar primero tiene que desgastar su mecha. ¿De cuál tipo de líderes somos? Ausentismo del seno familiar. Me referiré a dos cosas determinantes para efecto de un equilibrio. a. El sacrificio del ausentismo del seno familiar es inevitable por ser una premisa bíblica (Mt. 10:37). b. La familia es parte de la obra de Dios por estar contemplada por él mismo dentro sus planes. Claro, me refiero a una reeducación y planteamiento teológico sobre la idea de dejar padre y madre, hermanos y hermanas, esposa e hijos.
IV. ACCIÓN CONJUNTA: Resultado del binomio Dios-hombre. La salvación del hombre. El principal resultado de esta acción con junta, es sin duda el que Dios cumpla su propósito de redención de la humanidad, es decir, el deseo de que todos los hombres sean salvos. Desde el principio Dios ha anhelado el bienestar del hombre, y aunque el hombre
| 29 se ha mostrado rebelde e indiferente, su empeño divino ha sido el mismo. Dios siempre le ha provisto de un medio para su bien, esto lo observamos desde el Edén hasta llegar a la cruz del calvario, donde Jesús da toda su sangre y aún vierte agua de su costado indicando con ello que lo dio todo por nosotros. ¿Por qué ese empeño de Dios? porque nada le alegra tanto como el ver el retorno del hombre en búsqueda de su ayuda y protección.
Propagación mundial del evangelio. A la par de la conversión y salvación del hombre, viene el cumplimiento de la orden y promesa de ser testigos de Cristo en todo el mundo. “Y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra…” (Hch 1:8). Entonces es por eso que podemos ver a la Iglesia desde el pentecostés anunciando el poderoso mensaje de las buenas nuevas de una manera decidida y valerosa, rebasando toda barrera y presentándose ante ricos y pobres, sabios e iletrados, reyes y gobernantes etc. Esta propagación mundial la testifican hechos como el mismo pueblo de Dios donde vemos la iniciativa de hombres y mujeres laicos que se lanzaron a la proclamación del evangelio de manera decidida y apasionada. Ser una comunidad de Testigos. La Iglesia en el Nuevo Testamento se concebía a sí misma como una comunidad de testigos. Esto es especialmente notable en Hechos de los Apóstoles. La comunidad apostólica se comprendía fundamentalmente como testigos de Cristo, y de la llegada del reino de Dios en su medio. En el tiempo actual la imagen de testigo (mártus) ha caído en desuso, porque todo mundo rehúye del sacrificio y busca la comodidad, como un estilo de vida; Pero la frecuencia con que esta imagen se emplea en el Nuevo Testamento, con referencia a la comunidad mesiánica, parecería indicar la importancia de esta metáfora para comprender la vida y la misión de la iglesia. Jesús mandó a sus discípulos a ser sus testigos en todas las naciones (Lc. 24:48; Hch. 1:8). Victoria en la lucha contra el mal. Cuando Dios usa al hombre de esta peculiar manera: predicando con unción y ordenando con autoridad a los demonios dejar a los oprimidos, así como también imponiendo las manos sobre los enfermos y que al instante salgan las enfermedades; cuando al sólo invocar el nombre y la sangre de Jesús huyan los espíritus territoriales, los gobernadores de las tinieblas y la destrucción de fortalezas, entre muchos hechos portentosos más; le está reafirmando a satanás lo mismo que le dejó claro en la cruz: que es la victoria contundente de Jesús al consumarse el plan trazado en rescate de los perdidos, y por ende le recuerda su derrota total. Resultados actuales de un pentecostalismo multiplicador. Hoy en día, por supuesto que no ha sido la excepción de la eficacia de esa acción conjunta Dios-Hombre. El Espíritu Santo se está manifestando de una manera extraordinaria en todo el mundo, ya que de acuerdo a resultados analizados y según las estadísticas que han publicado los especialistas, tanto
30 | del movimiento misionero como del crecimiento numérico, se dice que el mayor porcentaje del desarrollo del protestantismo es de corte pentecostal. ¡A Dios sea la gloria! ¿Sabía usted que hay 11,000 pueblos que no han escuchado el evangelio de Cristo? Sin embargo, tenemos un gran desafío por delante: a. La Biblia nos llama a predicar el evangelio no sólo “..donde Cristo ya hubiese sido nombrado, …sino como está escrito: Aquellos a quienes nunca les fue anunciado acerca de él, verán; y los que nunca han oído de él entenderán” Romanos 15:20-21. ¿Quiénes son los pueblos no alcanzados? b. La Biblia habla de los pueblos, usando los términos: Naciones, familias, pueblos, gentiles, y tribus (Gén. 12:2-3, 32; Salmos 22:2728; Salmos 67:1-3; Mateo 28:19; Lucas 24:46-47; Gálatas 3:8, 14; Apocalipsis 5:9, 7:9. c. Un pueblo “no alcanzado” es un grupo humano que carece de una comunidad de cristianos nativos capaces de evangelizar a sus coterráneos. Los pueblos no alcanzados están divididos en 5 grupos: 3,800 grupos Musulmanes 2,700 grupos Tribales 1,800 grupos Hindúes 900 grupos Chinos 900 grupos Budistas 900 otros Grupos
CONCLUSIÓN: Dios continúa en su iniciativa de tratar con el hombre, primero salvándolo y luego discipulándolo, a fin de que sea apto para que colabore en el plan de redención en el mundo. Sin embargo, queda mucho por hacer, por lo que no podemos estar ajenos a esa necesidad: seamos parte de ese binomio Dios-Hombre, colaboremos con Él y veremos un crecimiento sin precedentes en la historia, para su honra y gloria.
MINISTRACIÓN: Oración de compromiso misionológico.
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LECCIÓN 6:
EL PENTECOSTALISMO Y LOS MINISTERIOS Base Bíblica: (Efe 4:16). “De quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor”.
INTRODUCCIÓN. Los ministerios vistos como el resultado de la pentecostalidad que vive la iglesia, se convierten en una herramienta vital para llevar adelante la tarea del Espíritu Santo. Son éstos los canales por los cuales fluye su gracia y poder, logrando transformar de manera muy impactante el lugar donde se desarrollan, sea al interior de la iglesia o fuera de ella. El pentecostalismo, experimentado como un estilo de vida, nos ofrece la oportunidad de que cada una de las funciones o dones presentes en la iglesia, estén respaldados por la unción fresca y dinámica de un poder sobrenatural que trasciende más allá de lo posible; de tal manera que origina una verdadera revolución en el ejercicio del ministerio que cada creyente, de acuerdo a su llamamiento, realiza en el cumplimiento de su misión. Es de importancia capital que cada uno de los hombres y mujeres llamados por Dios para cumplir la obra del ministerio, se sumerja en las frescas corrientes del Espíritu, donde podrá encontrar la revelación, la estrategia y el poder para hacer de su misión en el mundo una tarea que trascienda los límites de lo normal y ordinario, demostrando que Dios siempre estará dispuesto a confirmar la obra de las manos de aquellos que se atrevan a hacer cosas más allá de lo común. El propósito de esta reflexión es que cada uno de los llamados a ser ministros del Señor Jesucristo, en el área que Él les asigne, pueda comprender la importancia que tiene el que los ministerios sean vivenciados en el mover del Espíritu, y que estos originen acciones concretas en el reino de Dios.
I. IMPORTANCIA DEL MOVER DEL ESPÍRITU SANTO EN EL EJERCICIO DE LOS MINISTERIOS. Para Jesús era de vital importancia que la Iglesia que apenas iniciaba, contara con la dirección y el poder sobrenatural del Espíritu Santo, ya que la tarea de alcanzar al mundo era muy ardua y con implicaciones muy fuertes; por eso es que les recomiendó no salir de Jerusalén hasta que fueran investidos del poder de lo alto, (Lc 24:49), poder que los prepararía para de-
32 | sarrollar su tarea ministerial con efectividad y de acuerdo a los propósitos de Dios. A continuación veremos, a la luz de palabra, algunas razones de por qué es importante buscar la llenura del Espíritu Santo en el ejercicio de los ministerios:
1. Los ministerios son respaldados por la señales del Espíritu. (Hch 3). Para Pedro y Juan fue un gran reto estar frente a un hombre que les pedía un favor temporal, pero su forma de vivir la vida del Espíritu los llevó a dar lo que realmente había dentro de ellos, y con este relato del capítulo tres quedan claras las siguientes verdades: A. No es posible dar testimonio de algo que no se ha vivido de manera personal y directa. B. Los milagros del Espíritu Santo son una realidad para todo el que cree que son para este tiempo; pero para vivirlos se requiere que cada ministro haga suyas las siguientes prácticas: • Una vida de oración constante. Dedicar un tiempo y un espacio de manera comprometida donde pueda tener su encuentro diario con el dueño y Señor de la obra. • Declarar la palabra con seguridad. Una vida devocional profunda brinda autoridad a nuestras palabras, y nos da la capacidad para creer que todo lo que pidamos creyendo lo vamos a recibir. • Esperar en Dios la respuesta. No se puede luchar por lo que no se cree que se pueda alcanzar, recordemos que la oración permanente permite conocer mejor al Dios de las promesas y que las cosas grandes suceden cuando se espera en un Dios grande.
2. Los ministerios son desarrollados con una visión más amplia (Hch 11). La visión amplia no significa tener una actitud liberal frente a la forma de vivir la fe, es más bien, la capacidad para entender los propósitos de Dios para cada tiempo y momento. Para Pedro no fue fácil entender la visión que tuvo en el aposento donde estaba, pero cuando vio la acción del Espíritu Santo sobre los gentiles, comprendió lo que Dios quería hacer y se convirtió en un apóstol con una nueva visión, en un defensor de la fe gentil. Que importante es que en este tiempo permitamos al Espíritu Santo que nos dé con claridad la visión de nuestro ministerio; de tal manera que
| 33 podamos comprender el alcance que puede tener el desarrollarlo de acuerdo a la voluntad de Dios. Con mucha frecuencia el Espíritu Santo nos confrontará en las formas que tenemos de vivir la fe; pero siempre dando la evidencia de que su gracia está por encima de todo. Y nunca deberemos de olvidar que cuando el Espíritu intervenga de forma directa en la vida de la iglesia, transformará de manera radical sus estilos de vida y de la manera como vive sus ministerios.
c). Los ministerios son direccionados por la voluntad Divina (Hch 15). Las diferencias que se dan en la forma de percibir las prácticas religiosas sólo pueden ser mediadas y corregidas por la acción del Espíritu Santo, porque más allá del concepto humano en cuanto a la fe, está la revelación del Espíritu. El Espíritu Santo siempre impulsará a tomar el camino de la concordia y de la buena relación. A. ¿Qué hacer para buscar la voluntad de Dios en el ejercicio del ministerio? • En primer lugar, tener la sencillez para aceptar la voluntad de Dios, aun cuando ésta sea diferente a la nuestra. Después de su experiencia, Pedro pudo defender lo que Dios le había mostrado en casa de Cornelio. ( Hch. 15:1-11) • En segundo lugar, buscar el fundamento de la palabra que justifique y respalde la práctica del ministerio. Para Jacobo, fundamentar la experiencia de Pedro era importante, por eso los remitió a la escritura del profeta Amos. ( Hch.15:12-18) • En tercer lugar, reconocer que Dios puede levantar cualquier instrumento, que guiado por el Espíritu Santo, nos pueda mostrar el mejor camino en la forma de vivir el ministerio. La Justificación de los apóstoles en la carta a los gentiles, es la acción conjunta del Espíritu Santo y del hombre. ( Hch.15:19-29) Es muy importante que cada uno de los ministerios practicados en la vida de la iglesia, sean validados y guiados en la dirección que marque el texto Bíblico.
II. OPERACIONES DE LOS MINISTERIOS POR LA ACCIÓN DE ESPÍRITU �1 COR. 13�. “Una verdadera pentecostalidad impulsa a la iglesia a depender de las decisiones de Espíritu antes que de las nuestras”. No es lo mismo ejercer un ministerio porque se tiene la capacidad, que ejercerlo porque se tiene el poder para desarrollar. Lo primero se con-
34 | vierte en una función muy humana y natural, sin mayor trascendencia, pero, lo segundo trae frutos abundantes y perdurables, de ahí la importancia de que consideremos lo siguiente:
1. La fuente en la práctica de los ministerios. “Ahora bien, hay diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones, pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo”. (1Co 12:4-6). Para Pablo, la fuente de todo ministerio es el Señor, no hay función que emane de un lugar diferente, y comprender esta verdad nos ayuda para mantener un sano equilibrio en el hacer, no hay lugar para protagonismos y siempre se le dará la gloria a Dios, porque quien producirá en nosotros así el querer como el hacer, es el Señor.
2. El propósito del ejercicio de los ministerios. “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”. (1Co 12:7). El énfasis de la expresión “para provecho” deja muy claro que los ministerios que nacen en el fuego del Espíritu, siempre buscan el bien común. No se da lugar al egoísmo. Su propósito es la bendición del cuerpo como un todo, siempre pretenderán la edificación y la perfección de los miembros, buscarán la unidad y el engrandecimiento del reino de Dios. Toda acción que no esté en esta línea debe ser cuestionada y redirigida.
3. La soberanía en la distribución de capacidades. “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”. (1Co 12:11). Cuando los ministerios son desarrollados a partir de la comprensión clara de que Dios es quien los da como Él quiere, desaparecen los anhelos posicionales y egoístas dando lugar a una actitud de ser vicio desinteresado en la plena conciencia de que la función que se desarrolla es con la que se puede bendecir al cuerpo de Jesucristo, que hoy puede ser una y mañana otra, todo de acuerdo a la decisión y voluntad del Espíritu.
4. El reto de practicar el don recibido. “Procurad, pues, los dones mejores. Más yo os muestro un camino aún más excelente”. (1Co 12:31). Pablo hace referencia a la búsqueda de los dones mejores y sin querer ser muy extensos en la explicación del pasaje simplemente diremos que
| 35 los dones mejores son aquellos de los que más necesitamos echar mano cuando su función en el cuerpo lo demande, si es el de liderazgo, o el de sanidad, de liberación, exhortación, interpretación, etc., pero siempre con la intención de cumplir con la encomienda recibida, ya que no es correcto esconderse en la trinchera de la ignorancia cuando el que te llamó para algo te puede dar la capacidad para cumplirlo.
CONCLUSIÓN. En un tiempo de tanta propuesta religiosa y de tantos ministerios espectaculares, los liderazgos de nuestra iglesia deben rescatar su sentido pentecostal, impregnar con el olor del Espíritu cada una de las acciones que realicen; de tal manera que no busquen ser aplaudidos por los resultados, sino que reciban el reconocimiento por la sencillez de su vivencia, impactando no por promociones externas, sino por las señales que acompañarán el cumplimiento de su tarea en cualquier área de acción. Vivamos la preocupación porque cada uno de los ministerios que desarrollamos estén impulsados por la fuerza del Espíritu. Rompamos los límites de lo natural y común y atrevámonos a hacer lo que no hemos hecho para ver lo que no hemos visto, provoquemos este avivamiento ministerial y seguramente Dios respaldará la obra de nuestras manos.
APLICACIÓN. 1. ¿Hasta dónde siente que su ministerio ha sido respaldado por el Espíritu Santo? 2. ¿Ha trascendido su obra más allá de lo común y ordinario? 3. ¿Cree que le haga falta más vivencia del Espíritu para obtener me jores resultados? 4. ¿Qué estaría dispuesto a hacer para hacer de su ministerio un ministerio poderoso?
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LECCIÓN 7:
PASTOREANDO EL AVIVAMIENTO Base Bíblica: (Hechos. 8:12-13). “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres. También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito”.
INTRODUCCIÓN: Al estudiar la Biblia en el libro de los Hechos, vemos cómo Dios estableció principios básicos que la iglesia debía seguir para poder permanecer en el avivamiento que el Señor había determinado para su pueblo. Ahora en este tiempo presente, en la iglesia se hace necesario practicar estos mismos principios para ser partícipes del avivamiento que viene sobre el cuerpo de Cristo. El propósito central de esta reflexión es que a la luz de la palabra de Dios podamos descubrir las herramientas que nos ayudarán a fundamentar, equilibrar y acompañar el avivamiento, además de descubrir el sentido de pertenencia que produce su irrupción en la vida de la iglesia. Les invitamos a estudiar algunos valores o principios que consideramos de gran importancia para que el avivamiento perdure y se pueda pastorear todo aquello que viene junto con él.
I. EL FUNDAMENTO DE LA PALABRA. Pastores, líderes e Iglesias en general, estamos comprometidos a revisar en la historia de la salvación, desde una perspectiva Bíblica, los momentos que Dios ha establecido para trabajar de una manera extraordinaria con el hombre en el establecimiento de su reino, porque un avivamiento no es el resultado de lo que el hombre desea hacer, es permitirle a Dios que haga lo que Él, en su soberanía, quiere hacer con el hombre.
En Lucas 24:49 encontramos a un Jesús preocupado porque sus discípulos tengan una experiencia personal con el Espíritu, no son ellos los de la iniciativa, ya que ni siquiera imaginaron los alcances de lo que el Señor les estaba pidiendo en ese momento; sin embargo, su obediencia los llevó a ser protagonistas de las cosas más gloriosas que jamás sus ojos habían visto. En Hechos 1:8 hay una descripción más clara de lo que sucedería con la llegada del Espíritu Santo, recibir el poder suficiente para estar dispuestos a dar razón de su fe en cualquier lugar y circunstancia, inclusive, estar
| 37 dispuestos al mismo sacrificio, si fuere necesario, cosas que acompañaron de manera muy puntual la vida de la iglesia en sus inicios.
En Hechos 2:1-4 sucedió algo que impactó no sólo a los reunidos en el aposento alto, sino a todo el pueblo, el estruendo de un viento recio y las lenguas de fuego estaban marcando el principio de algo que cambiaría por completo la vida y práctica de una ciudad completa. El Espíritu Santo estaba trazando una nueva dimensión del reino, la dimensión de lo sobrenatural. En Hechos capítulo 4, Lucas narra cómo el Espíritu Santo estaba presente en cada acción de la iglesia, el verso 8 presenta a un Pedro “lleno del Espíritu Santo”, frente a las autoridades, y después de las amenazas, cuando la iglesia se reúne para orar por lo acontecido, describe el verso 31, “…y todos fueron llenos del Espíritu Santo…”, y el verso 33 dice de manera muy enfática, “Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús…” Permitamos que sea el Espíritu Santo el que provoque y haga permanente el avivamiento que la iglesia necesita en este tiempo, porque recordemos que esto es un asunto gradual, comienza siendo una experiencia personal y termina impactando todo nuestro entorno.
II. EQUILIBRIO EN SU PRÁCTICA. La exageración, distorsión y manipulación de las experiencias son los problemas que producen que un avivamiento se apague; este espíritu se ha introducido dentro de muchos predicadores, que impregnados con los métodos humanos en el arte de la comunicación, hacen de ciertas verdades parciales, “fenómenos teológicos” y las vidas de muchas iglesias son conducidas a falsos avivamientos, que a la larga, sumergen a miles de sinceros cristianos en frustraciones y depresiones. Para la iglesia naciente de Jerusalén y los nuevos convertidos, era muy difícil entender el mover del Espíritu Santo, tanto que en Samaria, Simón el mago quiso comprar con dinero esa experiencia; pero Pedro tuvo que volverle los ojos a la verdad de la fe y lo confrontó logrando que éste se arrepintiera y pidiera la oración por él (Hch. 8:14-24). ¡¡Cuidado cuando se pierde el equilibrio por una causa tan pobre como lo es el dinero!! El protagonismo fue otro problema que enfrentó la iglesia en sus inicios, ya que algunos buscando ser vistos como los que poseían el poder para hacer milagros, fueron avergonzados por el diablo, cuando a los hi jos de Esceva, jefe de los sacerdotes en la ciudad de Éfeso, el mismo Satanás les dijo por medio del endemoniado, “…a Jesús conozco, y se quién es Pablo; pero vosotros, ¿Quién sois?, y los atacó mandándolos desnudos (Hch. 19:14-16).
38 | Es necesario que el equilibrio entre lo natural y sobrenatural, sea la práctica de un avivamiento surgido en el poder del Espíritu; de tal manera que la experiencia no minimice el fundamento ni el fundamento se convierta en un estorbo para la experiencia. Otro problema que puede surgir es el “SENSACIONALISMO”, el tratar de convertirnos en descubridores de lo que ya está descubierto. El espíritu mercantilista y publicitario del mundo y su introducción a la iglesia. Ciertos periódicos y revistas, para venderse más, especulan y manipulan las noticias, dándole un matiz de sensacionalismo, a fin de captar la atención del consumidor, dispuesto, por su naturaleza morbosa, a buscar todo lo que suene a “boom” publicitario, a esto también ellos le denominan grandes avivamientos. Sin duda que buscar un punto de equilibrio en un mundo tan relativo y desvalorizado se convierte en un verdadero reto, pero lejos de temer a lo que puede suceder cuando un avivamiento llega, es mejor prepararse para cuidar lo que tenemos en la mano y no vivir con la zozobra de nunca haberlo alcanzado.
III. EL VALOR DEL ACOMPAÑAMIENTO. Todo mover del Espíritu en sí mismo se convierte en algo dinámico e impredecible, ya que Dios en su soberanía hace las cosas de acuerdo a su voluntad y propósitos, cosas que a veces son incomprendidas por quienes viven en esta dimensión; de ahí que se haga necesario acompañarles para poder mostrar la mejor manera de enfrentar esta experiencia, evitando, por un lado, perder el control apostando a la experiencia; y por el otro lado, apagar la manifestación por temor a lo desconocido, y la mejor manera de hacerlo, es observando lo siguiente:
Cultivar el sentido de obediencia. (1 Sam. 15:22). Es común que cuando se da una experiencia sobrenatural, se tienda a dejarse llevar por los impulsos diciendo que es la voluntad del Espíritu; y se desestime la autoridad inmediata, es ahí donde se requiere enseñar que más allá de una obra portentosa como una profecía, una interpretación, una revelación, etc., está la obediencia; sin embargo, esta debe ser bien entendida tanto del que la demanda como de aquel a quien se le aplica, recordemos que en la soberanía de Dios, Él tiene diversas formas de manifestar su gracia y poder. Referenciar la experiencia a la palabra de Dios. Todo mover del Espíritu tiene su fundamento en la palabra, y la palabra siempre pretende o propone la unidad como fin, recordemos que el conflicto que se generó en Jerusalén por la visita de Pedro a los gentiles, y que al predicarles, recibieron el Espíritu Santo y luego les mandó bautizar, es resuelto gracias a que Pedro les recuerda la palabra dicha por Jesús
| 39 “…más vosotros ser éis bautizados con el Espíritu Santo.” (Hch. 15:16), trayendo un sentido de sorpresa, pero también de aceptación en los demás discípulos cuando escucharon el relato de lo sucedido (15:18).
Privilegiar el testimonio como un resultado. El riesgo que se corre cuando una persona es usada en algún ministerio espectacular o poderoso, es que se sienta intocable, y con el derecho de hacer cosas que no son apropiadas justificando sus acciones en la revelación o la inspiración Divina. A ellos es importante recordarles que de una misma fuente no puede salir agua dulce y amarga; que el Espíritu nos lleva a ser luz del mundo y sal de la tierra, y que las actitudes que se teng an, deben hacer que los demás glorifiquen el nombre del Señor (Mt. 5:16), qué maravilloso es cuando se vive la autoridad de los carismas en la nobleza y sencillez del llamado.
IV. LA PERTENENCIA AL CUERPO DE CRISTO. Cuando se experimenta el mover del Espíritu Santo, los creyentes van descubriendo poco a poco su verdadero sentido de ser iglesia, no sólo de pertenecer a ella; quieren, de esta manera, transmitirlo a los demás y, así, ser reconocidos por sus pastores. El laico asume, cada vez más, que es sujeto y no sólo objeto de la evangelización; el ministro, sea ordenado o parte del ministerio de todos los creyentes, entrega todas sus fuerzas y capacidades para bendecir al cuerpo al que pertenece; el pastor, cuando está inmerso en este mover, se vuelve más apasionado y desarrolla un alto sentido de lealtad a su llamado, todos, como uno solo, viven en la preocupación de agradar a aquél que los hizo ser parte de ese llamamiento santo. El sentido de unidad, es el resultado inmediato de un mover genuino del Espíritu, ya que el principio de Jesús es que un reino dividido no puede prevalecer, y la carta a los Efesios en el capítulo 4:1-4 dice que la vocación del llamado debe ser con la dignidad con la que se recibió, y que esto busca elevar la unidad y el sentido de pertenencia al cuerpo de Jesucristo. Por lo antes dicho es muy importante que a quien le toque pastorear este mover del Espíritu en sus niveles de autoridad, tome muy en cuenta los siguientes conceptos: • • • • • • •
Respeto a la autoridad. Reconocimiento del valor de la palabra escrita de Dios. Respeto al hermano como a sí mismo. Aprecio del llamado como una acción divina. Disposición a obedecer. Disposición a mantener la unidad. Declaración de pertenencia al cuerpo.