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RASAL LINGÜÍSTICA
Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística
Nº 1/2 - 2008
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INDICE
Artículos
Andrea Estrada Ethos y discurso científico-académico. Los marcadores de evidencialidad como estrategia de cortesía. cortesía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
7
Alicia Avellana y Laura M. Kornfeld Variació V ariación n lingüísti lingüística ca y gramática gramática:: el caso caso del español español de de la Argenti Argentina na como como lengua lengua de contacto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Sofía Merlino La configuración configuración del espacio argumentativo argumentativo en bioética: bioética: consenso y colisión. colisión . . . . . . . . .
51
Mara R. Glozman Divulgación política y reformulación de textos legales: el Manual Práctico del 2º plan quinqu quinquenal enal (1953) (1953) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
67
Norma B. Desinano Fenómenos en la organización sintagmática en la escritura académica de alumnos universita unive rsitarios rios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
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Francisco José Rodríguez Muñoz Usoss y funcio Uso funciones nes comu comunic nicati ativas vas de de dos marca marcadore doress en el discu discurso rso afás afásico ico:: ¿no? ¿no? y ¿eh? ¿eh?
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Reseñas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117 María Pilar Garcés Gómez (comp.) Diccionario histórico: nuevas perspectivas Victoria de los Ángeles Boschiroli . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 119 lingüísticas, por Victoria Estela Klett Un inventaire à la Prévert: les noms propres dans la vie quotidienne , por Paula Mahler.. Mahler.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 122 Andreína Adelstein, Inés Kuguel & Gabriela Resnik 1300 neologismos en la prensa argentina, por Guillermina Pagani . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 Información sobre postgrados y tesis. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
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V ARIACIÓN LINGÜÍSTICA Y GRAMÁTICA : EL CASO DEL ESPAÑOL DE LA ARGENTINA COMO LENGUA DE CONTACTO
Alicia Avellana* Universidad de Buenos Aires/CONICET Laura M. Kornfeld** Universidad de Buenos Aires/CONICET/UNGS
RESUMEN Este artículo presenta un análisis de los principales fenómenos de variación gramatical presentes en el español de la Argentina en contacto con tres lenguas indígenas (guaraní, quechua y toba), desde la perspectiva de la gramática generativa. Nos proponemos demostrar que la variación gramatical relevante se explica por la influencia de las lenguas indígenas en las categorías y los rasgos funcionales del español, así como en sus operaciones morfológicas. En este sentido, los datos del español de la Argentina pueden contribuir a la actual discusión teórica acerca de dónde está alojada la variación lingüística, continuando la investigación iniciada en el marco de la gramática generativa en los años ’90 (Chomsky 1991, Halle & Marantz 1993, Embick & Halle en prensa, entre otros). Adicionalmente, al demostrar que la variación es formalizable y responde a una gramática diferente, formalmente tan perfecta como la del español estándar, se posibilita un estudio sistemático y comparativo de estas variedades, lo que constituye un avance en la
* Alicia Avellana es licenciada en Letras (Universidad de Buenos Aires, 2004) y se desempeña como docente auxiliar en la cátedra de Gramática de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA). Desde 2007 es becaria de postgrado de CONICET e investiga en temas relacionados con la gramática del español en el contacto lingüístico y en la adquisición de segundas lenguas desde una perspectiva generativa. Dirección electrónica:
[email protected]. ** Laura M. Kornfeld es doctora en Letras (Universidad de Buenos Aires, 2004) y se desempeña como jefa de trabajos prácticos en la cátedra de Gramática de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y profesora adjunta en el área de ciencias del Lenguaje de la Universidad Nacional de General Sarmiento. Desde 2006 es investigadora asistente en el CONICET; ha investigado diversos temas de gramática, particularmente en relación con la interfaz morfología-sintaxis y con la descripción sistemática del español de la Argentina. Dirección electrónica:
[email protected]. 25
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legitimación de objetos lingüísticos que, por su naturaleza “híbrida”, “mezclada” o “impura”, no han recibido suficiente atención desde el punto de vista de la gramática.
P ALABRAS
CLAVE: español de la Argentina; contacto lingüístico; lenguas indígenas; rasgos y categorías funcionales; operaciones morfológicas; gramática generativa.
A BSTRACT In this paper we offer an analysis of the main phenomena of grammatical variation found in the Argentinian Spanish varieties in contact with three indigenous languages (Guarani, Quechua and Toba), from the perspective of Generative Grammar. Our aim is to show that the relevant grammatical variation can be explained by the influence of features and categories of the indigenous language, as well as by morphological operations. In this way, the data from Argentinian Spanish may contribute to the current theorethical discussion about the place of linguistic variation, along the lines of the research started in the 90’s within the Generative Grammar framework (Chomsky 1991, Halle & Marantz 1993, Embick & Halle in press, among others). Furthermore, the demonstration of variation conforming to a different grammar which is as perfect as the standard Spanish one constitutes an advance in the legitimization of linguistic objects that have not received enough attention from the grammatical studies because of its ‘hybrid’ or ‘mixed’nature.
K EYWORDS: Argentinian Spanish; linguistic contact; indigenous languages, features and functional categories; morphological operations; Generative Grammar.
1. Introducción En el presente trabajo nos proponemos analizar una serie de datos provenientes del español de la Argentina en contacto con lenguas indígenas, que no han sido estudiados sistemáticamente desde un punto de vista gramatical, aunque sí desde perspectivas dialectológicas, sociolingüísticas o etnopragmáticas. Desde el punto de vista empírico, pretendemos mostrar que la variación con respecto al español estándar que suponen esos datos es formalizable, es decir que no se trata de errores más o menos ocasionales, sino que cada zona de contacto supone una gramática diferente, en la que la lengua indígena tiene una influencia decisiva. Desde el punto de vista teórico, esperamos contribuir a la actual discusión acerca de dónde está alojada la variación lingüística, continuando la investigación iniciada en el marco de la gramática generativa en los años ‘90. Tipológicamente, las lenguas cuya interacción con el español analizamos en este artículo (i.e., guaraní, quechua, toba1) son todas lenguas aglutinantes, que tienen morfología “rica” y son relativamente transparentes en relación con la RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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segmentación de los morfemas. La riqueza morfológica (i.e., un promedio de 3,5 morfemas por palabra, según Katamba 1993) se concentra en el verbo: así, categorías como modo y aspecto tienen más valores que en español. Como resultado de su morfología, las tres lenguas tienen un orden de palabras relativamente libre, aunque presentan un orden distinto al español en una serie de construcciones (por ejemplo, el guaraní y el quechua tienen posposiciones o, en el caso de esta última, el objeto precede al verbo). En cuanto a su situación sociolingüística, el guaraní es lengua de influencia en las provincias de Misiones, Formosa, Chaco y Corrientes, donde ha sido decretada lengua oficial. Sin embargo, al contrario de lo que ocurre en Paraguay (donde el 90% de la población es hablante de guaraní contra el 70% de español), prácticamente no se encuentran hablantes monolingües, excepto en las comunidades indígenas. El caso del quechua en la Argentina es muy distinto, en cuanto a vitalidad y situación sociolingüística, al de países prácticamente bilingües como Ecuador, Perú y Bolivia y se reduce a dos zonas de influencia. La primera zona comprende desde Jujuy hasta Catamarca, en la que no existen actualmente hablantes de quechua autóctonos, sino que la situación de contacto es de tipo sustratística (Granda 1999). La segunda zona de influencia se registra en el centro y norte de Santiago del Estero, donde se reconoce un dialecto del quechua (“la quichua”), hablado por aproximadamente 160.000 personas. Prácticamente no existen monolingües de quichua, si bien muchos niños de la región quechuahablante se encuentran en esta condición hasta el momento de entrar a la escuela. En cuanto al toba (familia guaycurú), es hablado por aproximadamente 70.000 personas en la región denominada Gran Chaco (provincias de Chaco y Formosa en la Argentina, Bolivia y Paraguay) y en asentamientos permanentes en las grandes ciudades. En zonas rurales, las personas mayores y los niños en edad preescolar suelen ser monolingües de toba; los adultos jóvenes generalmente son bilingües, aunque su grado de bilingüismo varía según la escolarización o la actividad laboral. En los asentamientos urbanos, se observa una mayoría de hablantes bilingües y niños que adquieren el español como primera lengua (Messineo 2003). Es extremadamente complicado determinar cuántos son los hablantes de las variedades del español de que nos ocupamos en este artículo. Sí resulta claro que los hablantes del español influido por el quechua y el guaraní exceden ampliamente el número de hablantes de esas lenguas indígenas; en cambio, el toba ha sido, por motivos históricos, demográficos y sociales, una lengua menos influyente sobre el español de su región2. Dentro de la gramática generativa, se considera actualmente que la variación se vincula con los elementos funcionales de las lenguas (cfr. Chomsky 1991, Halle & Marantz 1993, Embick & Halle en prensa, entre otros), si se deja de lado el orden de palabras dentro de las frases y, como fenómeno más superficial, el léxico de la lengua. Así, cada lengua selecciona un subconjunto del inventario RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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universal de categorías y rasgos funcionales, así como un subconjunto de las posibles operaciones morfosintácticas (por ejemplo, la concordancia), mientras que la sintaxis es universal. Consecuentemente con estos postulados, trataremos de demostrar en este artículo que la variación gramatical más relevante entre los distintos dialectos del español en contacto se debe a la influencia de la lengua indígena en relación con las categorías funcionales o las operaciones morfosintácticas. Esta influencia se manifiesta, por ejemplo, cuando el español toma prestado un ítem fonológico de la lengua indígena. En general, pero no siempre, eso sucede cuando carece de una determinada categoría o valor gramatical: así, el español en contacto con guaraní adoptó, por ejemplo, el morfema nicó, que en guaraní implica ‘narración verosímil’ (Krivoshein & Acosta 2007: 101) y que se traduce aproximativamente al español como ‘ciertamente’: (1) a. Vo nicó sabé que te busco pa matáte [V: 422 I] b. ¡Yo gané nicó la carrera! [V: 518 II]
Sin embargo, también es posible que el español reciba la influencia de las categorías y rasgos funcionales en un nivel abstracto, sin tomar prestado ningún ítem fonológico concreto de la lengua indígena. En este caso, se recurre a expresiones del español que dan forma superficial a rasgos o categorías de la lengua indígena, que no existen o tienen distinto valor en español estándar. En la siguiente sección, nos centramos precisamente en esos casos para exponer una serie de fenómenos de variación en los distintos dialectos del español de contacto, que ordenamos a partir de las categorías funcionales con las que se vinculan en el ámbito nominal, verbal u oracional3.
2. Categorías funcionales del ámbito nominal 2.1. Número Todas las lenguas tienen número como categoría gramatical; el español presenta los valores de singular y plural (con marcas morfológicas específicas solo para el último), mientras que otras lenguas presentan más valores, como dual o paucal. Por otra parte, el nombre español concuerda en número con otros elementos dentro de la frase nominal y con la flexión verbal en el caso del sujeto. Ese tipo de concordancia suele no darse, o ser opcional, entre las lenguas estudiadas, como se refleja en los diversos dialectos del español de contacto. Por ejemplo, se observa en la zona quechua la tendencia a utilizar formas invariables para los modificadores del sustantivo. El carácter generalmente no obligatorio que en quechua tiene la concordancia de número (Granda 2001) se RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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observa tanto en cuantificadores (2a) como en adjetivos (2b), y también entre el sujeto y la flexión verbal (3)4: (2) a. Había poco muchachos. [Gr1:68] b. Esos son criminal (...) ¿qué no? [C] (3) a. No va a quedar árboles en pie. [V:315 I] b.Mis amigos no ha hecho eso. [Gr1: 68]
En el contacto con toba se observa también una falta de duplicación de la marca de número tanto en el dominio nominal (4) como en el verbal (5). Esto ocurre porque la concordancia es un fenómeno opcional y el plural no siempre se representa por medio de un morfema en esta lengua. (4) a. Hay muchas organización. b. El grupos tribales. (5) a. Todas las cosa es buena. b. Mis hijos hoy tiene la posibilidad de...
En el contacto con guaraní, por su parte, ocurren también formas invariables en número, que pueden atribuirse al hecho de que esta lengua o bien no especifica el plural, o bien lo indica en el cuantificador, o por medio de un morfema libre (kuera), que suele tomarse como préstamo (cfr. Krivoshein & Acosta 2007: 90-91). Por esto, el español en contacto con el guaraní no duplica la marca de número ni en el dominio nominal (6) ni en el verbal (7): (6) a. Ya se fue ya cansado que le cambien todo el tiempo los turno. [A: 134] b. Su ropas tirada [L] (7) a. Una vuelta él y el hijo me llegó en el taller y se armó. [A:142] b. Entonce, le dijo los hermanos: mirá, no te vaye [V: 50 III]
Como muestran los ejemplos precedentes, sistemáticamente se elide la marca de concordancia de plural (en cambio, nunca se da el caso contrario: que se señale plural en contexto singular), en sintonía con el carácter no marcado del singular en español. 2.2. Género No todas las lenguas seleccionan género y, si lo hacen, pueden variar en cuanto a los valores que seleccionan: el español es una lengua con dos géneros, pero el fula y otras lenguas africanas llegan a más de veinte. Las lenguas se diferencian también en relación con los elementos que presentan morfema de género: una lengua puede marcarlo únicamente en el nombre o tener concordancia solo con algunos de los elementos del sintagma nominal. Por eso, las propiedaRASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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des del género de la lengua indígena pueden influir de diversas maneras en el español de contacto5. En el caso del contacto guaraní-español (8) y quechua-español (9), la ausencia de género gramatical en la lengua indígena genera incertidumbre en la concordancia en español: (8) a. b. (9) a. b.
Una chica así medio altita y flaco. [A: 142] La patrona de ahora el que le dio garantía y compró. [A: 142] Acá digo bromas en quechua que son más graciosos [Lo: 56] Salí mosca molesto. [V: 299 I]
En estos ejemplos, como señala Abadía de Quant (1996), la concordancia no estándar involucra un modificador masculino empleado en donde correspondería utilizar uno femenino, lo cual muestra un uso por defecto de la forma masculina. Discordancias similares, tanto en posición atributiva (10a-b) como predicativa (10c-d), se observan en el contacto con toba, lengua que —si bien presenta marcación de género dentro de la frase nominal— difiere del español: (10)a. Una persona violento. b. La década mío. c. La gente son cabezaduro. d. La palabra toba no es correcto.
No obstante, como se observa en los ejemplos (11), en el contacto españoltoba se encuentran instancias de la situación inversa: la forma femenina se utiliza como forma por defecto: (11) a. El error cometida. b. Gustavo es la que sabe. c. Cuando me ven vestida... (Ref: un hombre).
Esta situación puede vincularse con el hecho de que en toba el femenino es en muchos contextos el género por defecto, ya que el masculino es el que presenta la marca morfológica. Asimismo, se observan en toba marcas de género sobregeneralizadas en ítemes que el español estándar no permite: (12)a. Cualquiera persona. b. Mi hija mayora.
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2.3. Cuantificación La cuantificación sintáctica es un fenómeno que afecta distintos dominios: adjetivo, verbal, nominal. En el caso del adjetivo, la cuantificación o gradación puede ser realizada por una serie de adverbios, según la clasificación tradicional (muy/ bastante/ demasiado/ un poco tonto) o por afijos apreciativos, como en buenísimo , rebueno o superbueno . Hay menos acuerdo entre los gramáticos acerca del estatuto de la cuantificación en los ámbitos verbal y nominal, si bien es obvio que se trata de fenómenos estrechamente interrelacionados: así, los mismos adverbios modifican a adjetivos, verbos o nombres ( bastante/ demasiado/ un poco lindo; comió bastante/ demasiado/ un poco; bastante/ demasiada/ un poco de arena).
Un ejemplo de la influencia de las lenguas indígenas en este aspecto gramatical ocurre en el contacto con el quechua, como se observa a continuación: (13)Cincuentita; estito, ellita; nomasito, corriendito. [Li:4]
En este caso, no se trata exactamente de un fenómeno de transferencia, porque el diminutivo se utiliza también en español estándar, pero hay una ampliación de su distribución a números, pronombres, adverbios, gerundios: se trata de lo que Granda (1995) denomina “convergencia con ampliación distribucional”. En estos ejemplos, el diminutivo que en español puede funcionar tanto de manera cuantificacional como apreciativa, se restringe a un uso afectivo y se extiende su distribución a distintas clases de palabras, como un reflejo de los sufijos afectivos que se utilizan en quechua tanto con nombres como con verbos. Por su parte, en el español en contacto con guaraní se da la utilización extendida de grande, por analogía con el guaraní tuicha, que puede cuantificar espacialmente a nombres contables, pero también se aplica a verbos: (14)a. Se mejoró grande. [Ab: 215] b. Llovió grande. [Ab: 215]
Un caso análogo de transferencia del guaraní al español en contacto es la utilización de adverbios como más o demasiado como modificadores de otros cuantificadores: (15)a. b. (16)a. b.
Hay más mucho que hacer. [W]6 Cuanto más tiempo le das más poco tienes de posibilidad de ser feliz. [W] Demasiado mucho me reí de él. [W] Le reté demasiado mucho. [W]
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2.4. Determinantes y pronombres El determinante es la categoría funcional asociada al nombre, que agrega referencia (definida o indefinida) a su complemento nominal. Bajo esta categoría se unifican en la gramática generativa elementos que tradicionalmente se mantenían separados, tales como artículos y adjetivos demostrativos o posesi vos. En este apartado se incluyen también los pronombres, que ya Bello analizaba como variantes alomórficas de los determinantes. 2.4.1. Determinantes Además de los casos mencionados de falta de concordancia entre determinantes y nombres en número y género (cfr. (2), (4), (6), (8-11), supra), se registra la tendencia a omitir el determinante cuando la lengua indígena no realiza la categoría, tanto en quechua (17) como en guaraní (18): (17)a. ¿Quién compra___difunto? [Gr1:67] b. ¿Conocés___ cuero de piojo? [Gr1:67] (18)a. Se prende por ___silla y queda paradito. [A:140] b. Estoy enamorada de ___chico llamado Leandro. [L]
En cuanto a los posesivos, el español en contacto con quechua presenta estructuras que son producto de la tranferencia de la estructura correspondiente en la lengua indígena. El posesivo aparece duplicado, lo cual es un reflejo de la doble marca que utiliza el quechua para señalar a la tercera persona: el genitivo - pa y la adjetivación de tercera persona (-n) (Godenzzi 1996): (19)a. De mi padre su guitarra. [Lo:57] b. Su primo de Vitu. [Lo:57]
En las zonas de contacto quechua (20a) y guaraní (20b-c) se da una acumulación de demostrativos y cuantificadores con posesivos que está vedada en español estándar: (20)a. Encontré a estas mis hijas en la calle. [Gr1:71] b. Esa mi hija no vino aquí [A: 136] c. Nos íbamo en la casa de otro mi hijo [A: 150]
Granda (2001) sostiene para (20a) que se trata de la retención de una secuencia castellana arcaica, preservada en el español de esa zona debido al orden de elementos del sintagma nominal quechua, donde es obligatoria la colocación del demostrativo en primer lugar y del nombre en posición final. Abadía de Quant (1996) nota sin embargo, para el caso del guaraní, que todos los usos RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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“anómalos” de los posesivos se corresponden, sistemáticamente, con estructuras existentes en esa lengua7. Esta acumulación de demostrativos y posesivos podría atribuirse, entonces, a la existencia de estructuras posesivas inalienables expresadas mediante afijos en las lenguas indígenas en cuestión8. 2.4.2. Pronombres “fuertes” El guaraní, que posee un único morfema (nde) para señalar al interlocutor (independientemente de si el trato es formal o informal), hace que los pronombres y las desinencias verbales de las formas vos y usted alternen en el español de la zona de contacto: (21)a.Mire, no le puedo dar más que una chequera pero si venís... a ver... el viernes, te doy otra pero no diga nada. [A:136] b.(...) si...le dije pronto...pero señora, no entiende...usted sabe cómo él es...no le interesa y sabe venir por acá cerquita...ya le conoce...a ver si podés hacerle venir por nota. Yo le pido que si podés hacer hagas por lo que a mí...no pone atención, vio? [Ab: 209]
Esta misma fluctuación se observa en las zonas de contacto toba (22a) y quechua (22b): (22)a. Te vaciaste vos solo, porque lo que usted tenía, lo sacaste y lo tiraste por allá. b. Usted no me querés. [R: 175]
Otro fenómeno vinculado con los pronombres es la frecuente aparición de eso en el español de Corrientes como resumidor invariable con el que el hablante cierra la mención de personas, objetos o acciones. Se trataría de la contraparte española del pronombre del guaraní umiva, que funciona con ese mismo valor de “resumidor ya conocido” (Abadía de Quant 1996:216): ‘Susana y las compañeras del grupo’ (23a); ‘revoca y otras cosas’ (23b): (23)a. Susana eso retiraron las fotocopias. [Ab: 216] b. Mire, guapo es porque solo revoca eso y bien hace. [Ab: 216]
2.4.3. Clíticos Los pronombres débiles (clíticos) en posición de objeto dan lugar en el español de contacto a distintos subsistemas según el rasgo que se considere más relevante. Así, en algunos sistemas se destaca la distinción de caso, en otros se prioriza el género y en otros interesa si el objeto es o no de persona. Esto ocasiona diferencias microparamétricas entre las variedades, originaRASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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das generalmente por alguna característica gramatical de la lengua indígena de contacto. 2.4.3.1. Clíticos: género y caso Una serie de fenómenos se vincula con la eliminación de la distinción de género y número en los clíticos acusativos. Así, sucede en zona de influencia quechua; si bien la existencia del lo invariable puede relacionarse con la falta de género en esa lengua, Lipski (1997) propone que este clítico se ha gramaticalizado y constituye en verdad la contraparte de la partícula enclítica -ta que se aplica sobre el objeto directo como marcador acusativo. Ello explica la abundancia de duplicaciones que no serían correctas en español estándar, sin la a de persona (cfr. Di Tullio & Zdrojewski en prensa), como en (24b-c): (24)a.Lo va a comer a ella. [V: 81 I] b.Así lo hace la trenza [Ac: 124] c. Lo suelta las palomas cualquier cantidad. [Pa3:129]
La forma invariable en género lo para el acusativo se registra también en el contacto español-toba (25) y español-guaraní (26), con la misma tendencia a la duplicación sistemática: (25)a. Lo veo una abuela. b. Yo ya lo conocía las zapatillas esas. (26)a.Se ha comprado una vaca en su época y lo va criando. [Pa3:131] b. Lo vah a ver variah, variah mujereh. [Pa3:131]
En ambas zonas de contacto, también es frecuente que los tópicos se retomen con un lo invariable: (27)Esa historia, lo tengo escrito. (28)a.La hierba por ejemplo lo hace mi padre en mi casa. [Pa3:131] b. Esa chipa de la que te hablé, pues lo hacen de todo. [Pa3:131]
Otros fenómenos suponen la virtual eliminación de la distinción de caso. En el área de influencia guaraní, hay un intenso “leísmo”, esto es, la extensión del uso de le a acusativos masculinos y femeninos: (29)a. Le vio llorando a la palomita. [V: 107 I] b. A esta camisa le ensució lo pajarito. [A:139]
Palacios Alcaine (2000) señala que la forma le (con referente [+animado]) se utiliza como forma única en el paradigma leísta, con la excepción del contexto RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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acusativo femenino plural, para el que suele conservarse la forma las. Según la autora, el sistema pronominal del guaraní es básicamente invariable y por eso se prefiere en español la forma más invariable le (o, en su reemplazo, lo), sin distinciones de caso y género. En el español de Corrientes, se mantiene la distinción numérica le/les, mientras que en el paraguayo se ha producido un sincretismo también de número en la única forma le (Abadía de Quant 1996:217). Por el contrario, si bien se han registrado también casos más o menos aislados de leísmo (30), el área de influencia quechua es esencialmente “loísta”, es decir, extiende el pronombre acusativo a dativos masculinos y femeninos (31)9: (30)a. Le invita a la comadre gallina. [V: 214 I] b. Creo que por las riquezas le han muerto. [Ac: 124] (31)a. Lo ha dicho al compadre que se tire en el suelo. [Ac:124] b. Lo habló al perro. [V: 168 II]
Paredes (1996) señala que la partícula enclítica -ta se utiliza en quechua también para indicar argumentos dativos, locativos y de meta, lo cual explicaría la sobregeneralización del clítico lo a distintas estructuras del español. Además de ejemplos como (31), este pronombre aparece también en otras estructuras, tales como los clíticos acusativos “expletivos” de (32a) o los “acusativos de interés” de (32b-c) descriptos por Arce (2005), que se usan a menudo con verbos inacusativos en Catamarca: (32)a. ¿Ya se lo casó la María? [Pa3: 129] b. Se me lo ha caído el bolso. c. Se me la ha muerto la perra.
2.4.3.2. Omisión de clíticos y otros fenómenos no canónicos de realización La omisión de objetos directos definidos es muy frecuente en zonas de contacto, aun en contextos en que el español estándar no la admitiría. Esto se debe a que las lenguas indígenas tienen menores restricciones sintácticas y semánticas para los objetos nulos si se reponen contextualmente. Por ejemplo, el guaraní admite objetos nulos definidos que también aparecen en el español de contacto, con referentes [-animado] (a-b) y, con menor frecuencia, [+ animado] (c): (33)a. Maliciaba la desgracia, ___sentía. [Pa3:135] b. Le preparé ya todos los informes y ___ dejé sobre su escritorio [Ab: 210]
c. Agarré al nene y ___llevé en la salita.[A:139] Ejemplos similares se encuentran en zona de influencia quechua (34) y con mucha menor frecuencia en el contacto con toba (35): RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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(34)a. Ha agarrao su burrito, se ha acercao a la casa, ___ha dejado ahí. [Ac:128] b. Y bueno, y de ahí qui dice,___llevan preso y le han dao la comida. [Ac:128] (35)a. Ella encantadísima compró___. [=las zapatillas] b. Después no ___ [=la] paró más nadie. 10
Un fenómeno emparentado es la falta de doblado del objeto, en contextos que resultan obligatorios en la variedad estándar, como la aparición de pronombres personales acusativos y dativos (*Yo di un libro/ vi a vos/ él/ ella/ nosotros/ ustedes/ ellos). En zona de influencia guaraní, esta restricción desaparece con frecuencia, tanto en objetos directos (36) como indirectos (37): (36)a. ___malcría a él. [A:141] b. La dotora ya ___avisó a nosotros. [A:141] c. Mejor me fui por lo que ___odia a vos y a todos. [Ab:213] (37)a. Ya no ___ mandó más a ella ni un quiniento (pesos) que sea. [Ab:214] b. Él quiere... ___ dice a nosotro para vivir con...en casa...con ella... [Ab:214]
Por otra parte, es frecuente también la omisión de clíticos reasuntivos en contextos de topicalización en los que en español estándar sería obligatorio, como (38) para el contacto con toba y (39) para el guaraní: (38)a. El fútbol, yo ___ conocí por la escuela. b. Yo, la religión, ___ respeto un montón. (39)El vestido de novia a lo mejor ___compra el novio,___compra la novia [Pa3:135]
Por otra parte, en varias de las zonas estudiadas se registra también la omisión del pronombre correferencial con el sujeto, como en los siguientes ejemplos del contacto con toba: (40)a. Nuestros ancestros no___ (=se) casan. b. Parece que ___ (=se) me atraganta todo. c. ___ (=nos) encontramos acá nomá.
Los mismos hablantes también producen el fenómeno inverso, es decir, la presencia no estándar del clítico (41), así como su sustitución por otras formas (42): (41)a. Todos los familiares no tienen que mirarse para atrás. b. Me sentí una alegría muy grande. (42)a. Le va a enfermar. b. Nosotros tenemos que cuidarse.
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En contacto con el guaraní, se da también la omisión del pronombre (43), su inclusión en contextos no estándares (44) o su sustitución (45): (43)a. No ___ queda sentado un minuto quieto. [A:142] b. No ___ saques tu abrigo que te enfriás y tosés [A:145] (44)El caballo de contento se daba vueltas alrededor de la plaza [V: 366 II] (45)La parece a la hermana del papá [A:142]
Por su parte, Kany (1945: 133) registra también se por el reflexivo nos en Catamarca y lo atribuye a la influencia del reflexivo invariable del quechua -ca; lo mismo se observa en Santiago del Estero (46c): (46)a. Se vamos. b. ¿Qué se juntemos por siempre? c. Mis hermanos y yo [...] se juntamos todos. [Lo:55]
Otros fenómenos involucran clíticos no argumentales; por ejemplo, en el contacto con el guaraní se prefiere una construcción posesiva canónica (o con la preposición por defecto por) en lugar de las variantes estándares con dativo posesi vo o ético: ‘se me murió el perrito’, ‘…para que no se le ahogue’, ‘ella me hace su macumbería’: (47)a. Se murió de mí mi perrito. [Li: 312] b. La madre cuida a su hijo para que no se ahogue de ella. [Li: 312] c. Ella hace por mí su macumbería. [W]
3. Categorías funcionales del ámbito verbal 3.1. Modo El modo señala la actitud del hablante frente a su enunciado; esta definición se restringe a aquellos valores que se encuentran gramaticalizados en el paradigma verbal, para distinguir el modo de la modalidad, que afecta a toda la oración, aunque a menudo es difícil distinguirlos, sobre todo en el pasaje de una lengua a la otra11. Entre los fenómenos de variación observados en el español en contacto con lenguas indígenas, se cuenta el uso del pretérito pluscuamperfecto con valor modal. En la zona quechua, el pluscuamperfecto puede transmitir un significado “sorpresivo”, eminentemente modal (i.e., ‘No sabía que mi tío es un zonzo/Mi tío resultó ser un zonzo’), y no temporal o aspectual como en español estándar: (48)‘Bía síu [=Había sido] zonzo, mi tío. [V: 253 I]
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Para Cerrón Palomino (1996:110), este pasado sorpresivo es un calco del llamado “pasado no experimentado” del quechua, marcado por el sufijo -sqa. Un valor también modal, aunque distinto al “sorpresivo”, postula Herminia Martín (1972) para el contraste entre pretérito indefinido y pluscuamperfecto en español paceño (Bolivia), que supone la oposición conocimiento directo/conocimiento indirecto como rasgo relevante (49a), que se observa también en Argentina (49b): (49) a. -Sapir fue un gran lingüista. -¿Cómo lo sabes? -Los libros lo dicen. -Entonces no puedes hablar así; debes decir: Sapir había sido un gran lingüista. b. Y entonce si había hecho [=se hizo] el muerto, el tigre. [V: 255 I]
Hay coincidencia en atribuir esta distribución de los tiempos verbales al intento por expresar los valores evidenciales del quechua “relacionados con la verosimilitud de la información y con la fuente de conocimiento del mensaje”, en términos de Palacios Alcaine (2006:9). Según la autora, ello determina el contraste entre pretérito perfecto simple y pretérito perfecto compuesto, que denotan respectivamente el conocimiento directo por parte del hablante del mensaje transmitido (50a) y su conocimiento indirecto, no personal (50b): (50) a. El niño se cayó. b. El niño se ha caído.
También es evidencial el valor del pluscuamperfecto en la zona de influencia guaraní, donde se utiliza frecuentemente la fórmula fosilizada había sido que. Aparentemente el pluscuamperfecto se identifica con el morfema guaraní ra’e, que implica “el conocimiento que adquiere el hablante o su sorpresa al enterarse en un momento dado de la realización de una acción” (Krivoshein & Acosta 2007:101): (51) a. Había sido que le dijiste a él. [G] b. Había sido que hablaste con tu papá. [G]
Un modo alternativo de expresar la evidencialidad es a partir de expresiones fosilizadas. Nardi (apud Albarracín, Tebes & Alderetes 2002:133) afirma que el informativo del quechua -si se traduce por dicen que, dizque, se dice que , indicando que a quien habla no le consta la veracidad de lo transmitido, porque ha adquirido indirectamente la información: (52) Ande es monte, el tigre diz que había sido el rey de todos los animales. [V:254 I]
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Un fenómeno prácticamente idéntico se corrobora en zona de influencia guaraní: (53) a. Después aparecen los sin tierra, dicen que, y con ellos los cuatreros. [Pa2: 812] b. Tenía que ser secreto dice que, pero cuando... [Pa2: 812]
Según Palacios Alcaine (2003: 812), este dice/n (que) es una traducción literal de los morfemas guaraníes ndaje o je, que indican transmisión de una información que el hablante no conoce de primera mano. En el caso de je se trata de una partícula enclítica lo cual explica la posición del dice que, que contraría la sintaxis “normal” del español. Otro fenómeno de variación es la ausencia del modo subjuntivo, o su presencia no estándar, en el contacto con lenguas indígenas que carecen de ese modo, como se observa en el contacto con toba (54) y con quechua (55): (54) a. b. (55) a. b.
Para que una persona puede salir adelante. Para que puede continuar. Yo no creo que mi tío ha muerto. [V:283 I] Y li ha preguntado cómo podría hacer él también para que haga [=para hacer] lo mismo. [V:63 I]
El guaraní, por su parte, presenta un modo optativo que expresa, entre otras cosas, la actitud desiderativa del hablante (Palacios Alcaine 1999: 65). Sin embargo, su uso no se corresponde exactamente con la distribución del subjuntivo español y por eso se registra el reemplazo del subjuntivo por indicativo o por un infinitivo encabezado por para (cfr. infra 4.2) o, al contrario, su uso incorrecto en la cláusula principal de las condicionales: (56) a. Yo no creo que murió mi tía. [V: 420 I] b. Le encargué para traer los libros. [B] (57)El sistema bancario expandiera el crédito si pudiera deshacerse de ciertos títulos. [W]
Un fenómeno distinto es la resemantización de adverbios del español con el fin de expresar valores modales presentes en las lenguas indígenas. En el contacto con guaraní, aparece lento como un modalizador (alternante con el ítem guaraní nunga), parafraseable por ‘medio (que)’ o ‘casi (que)’, que indica que el evento en cuestión no es absolutamente cierto: (58) a. Un tatuaje lento. [W] b. Carlos te pegó lento (te pegó nunga). [G]
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Por su parte, se ha señalado que la amplia distribución de un poco como modalizador del imperativo se debe a la existencia en guaraní de afijos modales (mi, na) que expresan grados suavizados de una orden (ruego, consejo, etc.) y que no tienen un equivalente en el sistema modal del español (Palacios Alcaine 1999:71): (59) a. Traé un poco un libro. [BP: 52]. b. Vamos un poco a hacer algo normal. [W]
Otros autores notan que sí que funciona como correlato en español de la partícula katu (un evidencial de certeza sin implicación personal) que puede enfatizar una afirmación, sin contraste (como en 60a) o una orden (60b): (60) a. A mí sí que me dio un roperito de mala muerte. [W] b. Ponete sí que tu camisa y vamos. [BP: 53].
Asimismo, los correlatos en español de voi (un evidencial con valor absoluto de certeza, con implicación personal del hablante, según Granda 1997) son luego/lóo en Paraguay y las provincias de Formosa y Misiones (cfr. 61) y pronto en la provincia de Corrientes (cfr. 62). Como muestra (61b), luego y voi pueden coexistir en una misma frase: (61) a. Ndaje ella ya sabía luego que en su terna ganaría Chiche. [W] b. Torres luego se decepcionoite voi porque su ídolo Lugo había sido que era como Nicanor. [W] (62)No importa pronto que ahora le vea a ella. [A: 153]
Un fenómeno similar sucede en el contacto con el quechua, donde siempre funciona como correlato de -puni con valor certitudinal, con el significado ‘de todas maneras’ (Cerrón Palomino 1996): (63)Vas a venir siempre. [CP:118]
3.2. Aspecto El aspecto señala la manera en que se presenta la acción: en su inicio, en su transcurso, en su duración, en su punto culminante, etc. En español, el aspecto está limitado, desde el punto de vista estrictamente morfológico, a la oposición entre pretérito imperfecto y perfecto simple. En el paradigma verbal, la aparición de elementos semánticamente ligados con el aspecto se observa, por ejemplo, en ciertas perífrasis con gerundio en la zona de influencia quechua. Granda (2001) señala casos como (64), que no implican la simultaneidad de las dos acciones sino el pasado perfectivo o RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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terminativo de la acción (i.e., ‘Ella vino después de haber comido’, ‘Lo dejé escrito’): (64) a. Ella a casa vino comiendo. [Lo: 58] b. Lo dejé escribiendo.[Gr1: 66]
Otra estrategia es resemantizar ítems léxicos que tienen habitualmente fun ciones gramaticales distintas. Una excelente ilustración en la zona quechua es el llamado “lo aspectual”. Se trata, según Cerrón Palomino (1992) de un caso de “falsa pronominalización” que calca el quechua -rqu, que expresa —en determinadas zonas— un proceso realizado de forma total, rápida y definitiva, con matiz aspectual terminativo: (65) a. Lo había fallecido/ lo vino otro padre/ lo llegaron a este pueblo [CP2] b. Lo es oficio fácil/ lo parece como hombre [CP2]
Granda (1999) menciona que el sufijo -rqu también puede haber influido en el español del noroeste argentino en algunos usos extendidos del ya, que también tiene un matiz terminativo: (66) a. Cuando ya le dejan coca a la Pachamama entonces larga la tropa. [Gr2: 116]
En el área guaranítica, por su parte, se utiliza todo con valor perfectivo, para indicar la culminación de un determinado evento, que funciona como contraparte del sufijo - pa/-mba (Palacios Alcaine 1999:67): (67) a. Ya le preparé todo la mesa eso. [A:143] b. Ensucia todo mis cosas. [Ab:216]
3.3. Tiempo El tiempo ubica la acción con respecto al eje del momento de habla o de un punto adicional de referencia. Al contrario de lo que sucede con el modo y el aspecto, las lenguas indígenas no presentan mayor riqueza que el español en relación con el tiempo, e, incluso, pueden tener una morfología temporal comparativamente empobrecida, como en el caso del toba. En la zona de influencia de esa lengua, que no marca tiempo en el verbo (aunque sí aspecto), se observa que en español aparecen verbos en presente que refieren al pasado: (68) a. Lo único que yo sé [=sabía] es “hola”. b. Fui y están [=estaban] todas las madres.
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Un caso particular de variación ocurre cuando el tiempo se aplica a una categoría léxica “inesperada” para el español estándar. Así sucede con la preposición para en el español en contacto con guaraní, que se combina con nombres para señalar un objeto aún inexistente, futuro: (69) a. Necesito para mi remedio. [Ab: 226] b. Me iba a conseguir para mi trabajo como moza. [W]
En (69), para está desprovisto de su valor preposicional y se parafrasea como un calco del morfema nominal del guaraní -rã que indica ‘futuro X’ o ‘X que toda vía no es’ (Palacios Alcaine 2006). La contraparte de este fenómeno es el préstamo kue, que se usa con nombres para designar objetos y lugares de un tiempo pasado indeterminado (‘lo que era X’/ ‘lo que fue X’): (70) a. Es la mujer kue...si ahora anda con otra ya. [A: 152] b. Me fui en lo de mi patrón kue por lo que no tengo laburo. [A: 152]
3.4. Verbos copulativos Los verbos copulativos se consideran elementos funcionales o semifuncionales, en la medida que aportan simplemente un soporte verbal para un predicado de valor adjetivo o nominal (cfr. Di Tullio 2003). En el español en contacto suele darse la omisión del verbo copulativo ser, que no tiene equivalente en varias lenguas indígenas de la Argentina. En guaraní, por ejemplo, no existe una expresión verbal equivalente al verbo copulativo del español como morfema independiente y, en consecuencia, se omite a menudo este elemento en el español de contacto (cfr. 71). Lo mismo se registra en la zona quechua (72) y en el contacto con toba (73): (71) a. No quiere quedar porque la madre de ella [ ] muy mala. [Ab:210] b. Aquí vinimo hace mucho porque él [ ] un hombre grande ya. [Ab:210] (72) a. Lo que hizo el zorro [ ] comérselos uno por uno. [V: 215 I] (73)Y tiene que aceptar porque [somos] mayoría.
3.5. Preposiciones Las preposiciones12 son consideradas categorías funcionales o semifuncionales, ya que aportan poco significado léxico o conceptual y se definen, más bien, por su función gramatical. En el español en contacto con quechua, aparece una marca redundante de locativo en, que parece derivada de la forma quechua kaypi donde kay significa ‘esto’ y -pi es marca de locativo (Godenzzi 1996):
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(74) a. En aquí no vendemos eso. [Gr1:69] b. Lo tengo guardado en dentro. [Gr1:69]
En el español en contacto con guaraní, por su parte, también se constata el uso intensivo de en, aun con verbos que denotan movimiento. Esto podría deberse a que la posposición guaraní -pe corresponde tanto a los usos de en como a los de a en español: (75) a. Voy en Itatí. [Ab: 220] b. Vino en el árbol un cuervo. [V: 487 II]
También se ha registrado la omisión de preposiciones en la zona quechua (76) o el uso extendido de por como preposición por defecto en la zona guaraní (77). (76) a. b. (77) a. b.
Yo también voy___ir. [Gr1:67] Salió___el mismo camino. [Gr1:67] Se voló por un árbol el alonsito. [V: 130 I] ¿Qué ticó dicen por mí la muchacha? [V: 479 III]
4. Categorías funcionales del ámbito oracional 4.1. Negación La negación es una categoría funcional que afecta a toda la oración desde el punto de vista semántico y sintáctico. En su uso en el español en contacto, se da una serie de fenómenos particulares. Por ejemplo, en áreas de influencia quechua (78) y guaraní (79) la forma analítica también no es frecuente porque existe una solución semejante en las lenguas indígenas: (78)Yo también no voy a la escuela. [Gr1:70] (79)Ella también no tiene lindo cuerpo. [W]
En ambas zonas de contacto aparecen otros fenómenos que involucran la negación, como la repetición del no aunque haya una palabra negativa en posición inicial en guaraní (80) y quechua (81): (80)Nadie no viene; nada no trae; ninguno no vino; nunca no viene; tampoco no viene (81)Nadie no vino hoy a mi casa. [Gr1:70]
Esta retención de la forma arcaizante de negación puede atribuirse a la especificidad de la regla del español estándar que distingue la aparición de elemenRASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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tos en la oración en función de su posición (i.e., nadie me vio/ no me vio nadie ). Por lo demás, en el español en contacto con guaraní, todavía es usado con valor negativo, aun en ausencia de no: (82) - ¿Ya lavaste la ropa? - Todavía [P:107].
4.2. Complementante Entre los elementos que modifican a la oración en su conjunto (agrupados bajo la categoría de complementante en la gramática generativa) se cuentan aquellos que definen su modalidad (imperativa o interrogativa, por ejemplo). Cerrón Palomino (1996) registra en el contacto español-quechua la presencia de pues como correlato del interrogativo -taq, que sustituye la entonación ascendente por un elemento morfológico13: (83) a. Quién pues vino. b. Qué cosa pues compraste.
También corresponden al ámbito del complementante la coordinación de constituyentes de idéntico valor jerárquico (núcleos, construcciones o proposiciones) o la subordinación de una proposición a otra. Una de las características del contacto quechua-español relacionada con la subordinación es la ausencia de discurso indirecto, según nota Godenzzi (1996). Se recurre a la cita directa, seguida por el verbo decir, procedimiento propio del quechua para enlazar oraciones: (84) a. Por eso nosotros tenemos tierra, habían dicho. b. Y bueno, había dicho [=dijo]. [V: 338 III]
En zona quechua también se registra frecuentemente una estructura subordinada qué diciendo/qué haciendo en lugar de un pronombre con función interrogativa: ‘¿Cómo te has roto el saco?’ para (a), ‘¿Por qué venís tan tarde?’ para (b) (Granda 2001:68): (85) a. ¿Qué haciendo te has roto el saco? b. ¿Qué diciendo venís tan tarde?
En el noroeste argentino, en particular, se encuentran estructuras análogas, pero con el orden inverso: diciendo qué te metés en lo que no te importa (Merma Molina 2004: 202) o con el pronombre cómo ( No sé cómo haciendo se enfermó la señora, en Acuña 2004:129). Estos ejemplos del español calcan las estructuras del quechua, utilizando el morfema de gerundio como equivalente total del sufiRASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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jo -spa para indicar la relación de simultaneidad entre el verbo principal y el subordinado. Por su parte, en la zona de contacto guaraní se observa un orden inusual en la ubicación del pronombre relativo, por influencia sea de la posición del elemento enclítico que señala ese tipo de subordinación en guaraní (Krivoshein & Acosta 2007:152), sea del ya mencionado morfema kue: (86) a. Mi marido fue secretario de X, ministro que fue del general. [A:137] b. Acompañó en el hospital al dotor Lope director que fue hasta hace poco. [A:137]
En la misma zona se verifica también el uso de para/ para que como subordinantes de construcciones objetivas con marca de futuro, que modifican los verbos decir, prometer y pedir. Esas preposiciones, según Abadía de Quant (1996), copian las funciones de la conjunción guaraní haguã, que encabeza tanto construcciones finales como objetivas: (87) Promete para arreglar sí pero ya conocemos que al angau dice. [Ab:219]
En cuanto a la coordinación, Cerrón Palomino (1996: 108-111) ha registrado usos de también , ya y todavía como coordinantes en el español en contacto con quechua. Así, también establece una enumeración de entidades, o una serie de eventos, actuando como un calco de la posposición quechua -pas (‘Han venido Luis y Juan’; ‘Hemos sembrado papas y maíz’): (88) a. Luis también, Juan también ha venido. [CP: 108] b. Papa también, maíz también hemos sembrado. [CP: 108]
Por otro lado, todavía se usa para coordinar estructuras como un calco de la posposición -raq, con un ligero matiz de reproche: ‘ya come, ya habla (cuando no debería hacerlo)’, ‘anda enamorado ya de Juana, ya de Estela (cuando debía decidirse por una de ellas)’. (89) a. Come todavía, habla todavía. [CP: 110] b. Con la Juana todavía, con la Estela todavía está. [CP: 110]
Por último, ya-también puede funcionar como calco de las partículas del quechua -ña y -taq, que conforman un nexo coordinante de carácter contrastivo: ‘Juan, por otro lado, trabaja’, ‘su mamá, por el contrario, es buena’: (90) a. Juan ya-también trabaja. [CP: 110] b. Su mamá ya-también es buena. [CP: 111]
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5. Conclusiones Halle & Marantz (1993) han propuesto que la gramática de una lengua particular es consecuencia de la selección de un subconjunto del inventario universal de rasgos y categorías formales, sumada a una serie de operaciones morfosintácticas particulares, como la concordancia o los fenómenos de enclisis/ proclisis. En el caso de los dialectos del español en zona de contacto revisados en este trabajo, puede hablarse de gramáticas particulares diferenciadas del español estándar en la medida en que la influencia de las lenguas indígenas restringe o amplía el inventario de categorías y rasgos disponibles (por medio de fenómenos “abstractos” como los revisados en el trabajo o por medio de préstamos relativos a las categorías funcionales, cfr. Introducción), así como las operaciones morfológicas que se aplican. Al contrario de los criollos “simplificados” que se derivan de un contacto más o menos prolongado entre dos lenguas y en los que la primera generación de hablantes nativos tiende a seleccionar las estructuras, las categorías y los valores menos marcados dentro de las opciones universales (cfr. Bickerton 1984), los dialectos del español en zona de contacto en la Argentina constan de una estructura funcional rica y completa. En efecto, hemos analizado fenómenos que suponen un “empobrecimiento” de la gramática del español estándar (como la falta de marca de tiempo en zona toba, ilustrada en los ejemplos de 68), pero también otros fenómenos que suponen un evidente “enriquecimiento” del inventario de rasgos funcionales disponibles, como en los varios valores modales tomados del quechua o del guaraní (cfr. ejemplos 48-63). Un caso claro de complejización de la gramática del español se da cuando una categoría funcional se aplica a una categoría léxica “inesperada”, como en el caso de para y su “antónimo” guaraní kue aplicados a nombres para indicar futuro y pasado, respectivamente (cfr. 6970). Esta reorganización en el sistema que provoca el contacto con otra lengua genera, entonces, tanto la incorporación como la pérdida de rasgos y categorías funcionales del español Otra serie significativa de fenómenos de variación involucra las reglas morfosintácticas, por ejemplo, en lo que hace a la concordancia o a la inserción de clíticos. Así, encontramos opcionalidad en la aplicación de las reglas de concordancia en género en el ámbito nominal en las tres lenguas (pero, mientras en la zona toba el género por defecto es el femenino, lo contrario sucede bajo la influencia quechua o guaraní, como muestran 8-12); para la inserción de los clíticos acusativo, dativo y reflexivo, por su parte, pueden reconstruirse una serie de reglas alternativas a las del español estándar que dan prioridad a distintos rasgos formales (caso, rasgo ‘humano’, etc.). Esas reglas suponen la modificación de la gramática en función de propiedades de la lengua indígena que se transfieren al español, y no una mera simplificación, más allá de ciertas vacilaciones que cabe atribuir al proceso de adquisición de una segunda lengua14. Por último, la variación puede aparecer también en la expresión fonológica RASAL © - Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística - Nº 1/2 - 2008: 25-50
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superficial de los ítems, como en el carácter enclítico que se atribuye en español en contacto con guaraní al pronombre relativo que y a la fórmula dice/n que (cfr. 86 y 53 respectivamente) o en la posibilidad de omisión de determinantes, clíticos o verbos copulativos (cfr. 17-18, 33-37, 71-73). En ambos casos resulta evidente la influencia de la lengua respectiva sobre la gramática del español. En suma, la visión de la gramática como un conjunto de rasgos y operaciones formales seleccionadas de un inventario universal mayor permite concebir las variedades marcadas desde el punto de vista geográfico, histórico o social como producto de gramáticas formalmente tan perfectas como la del español estándar. Más allá de las eventuales aplicaciones de nuestra investigación a la enseñanza de la lengua (véase Lucas 2005, entre otros), creemos que el principal interés de esta perspectiva reside en aportar argumentos gramaticales a la legitimación de objetos lingüísticos que, por su naturaleza “híbrida”, “mezclada” o “impura”, no han recibido suficiente atención desde el punto de vista de la gramática.
Notas 1
Por razones de espacio, hemos dejado de lado en este artículo el mapuche, si bien hemos considerado sus datos en contraste con los de las lenguas aquí estudiadas en una versión más extensa que se encuentra en elaboración. 2 En tal sentido, cabe resaltar que en este trabajo presentamos datos propios del contacto español-toba que provienen todos de hablantes de español como segunda lengua. Estos fueron extraídos de datos tomados en el campo así como de grabaciones que nos fueron facilitadas por la Dra. C. Hecht, a quien le agradecemos por este material. 3 Por razones de espacio, no nos ocuparemos, en cambio, de los préstamos de elementos funcionales, como (1), ni de las variaciones en el orden de palabras, ni de los préstamos léxicos. 4 Por estrictas razones de espacio, no presentaremos en este trabajo las estructuras de las lenguas indígenas con las que contrastamos los datos del español de contacto, si bien consideramos que la inclusión de esa información enriquecería el análisis. 5 Obviamos aquí las incertidumbres en el género de palabras como la problema, la tema, el costumbre, que se registran en las tres lenguas . Según Palacios Alcaine (2006), se deben a la ausencia de marcadores gramaticales obligatorios de género en el quechua y en el aimara; sin embargo, lo mismo sucede en el contacto con toba —lengua que sí presenta marcas de género— y también en la mayor parte de los procesos de adquisición de español como segunda lengua. 6 La marca [W] indica que el ejemplo ha sido tomado de la web. El resto de las abreviaturas usadas en los ejemplos remiten a la bibliografía. 7 Esta tendencia a considerar los fenómenos dialectales de español en contacto como retenciones arcaicas se observa también en Kany (1945). A lo largo de este trabajo existen numerosos datos que pueden atribuirse al español arcaico; sin embargo, creemos que a menudo es la lengua indígena la que lleva a retener la estructura descartada en el resto del mundo hispanoparlante.
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Agradecemos esta observación a un corrector anónimo de nuestro trabajo. Palacios Alcaine (2000) afirma que el loísmo también se encuentra en el área guaraní, especialmente en hablantes de sociolecto medio bajo. Sin embargo, de todos los ejemplos que proporciona, solo (i) es legítimo, ya que el resto corresponde a casos de acusativo invariable como los de (26) o (28): (i) lo sacan fotoh [Pa3:130]. En Corrientes se registran también algunos pocos casos de loísmo: (ii) Y el mono lo hablaba al tigre. [V:537 I] 10 En esta zona se registra también la situación contraria a la omisión, es decir, una presencia duplicada del clítico que no es propia del español estándar: Me pueden ayudarme; recién le podemos decirle qué es lo que significaba, al igual que en el contacto quechua: No lo quería despertar lo [V: 290 I]. 11 Por esa causa, algunos fenómenos que figuran sistematizados aquí podrían ser descriptos también en relación con el ámbito oracional. 12 Incluimos esta clase dentro del ámbito verbal porque la mayoría de los argumentos y de los adjuntos del predicado suelen estar encabezados por preposiciones. 13 El mismo fenómeno se observa en la zona guaraní, solo que por medio de préstamos: las partículas interrogativas pa y pikó/ ikó (ticó en Corrientes) son empleadas para reforzar la interrogación (cfr. Abadía de Quant 2000: 152) y, en muchas ocasiones, reemplazan la entonación estándar (ascendente) de la pregunta en español: (i) a. ¿Qué, pa, queré que te haga, chamigo? [V: 479 III] b. ¿Vo pa creé que te va a salvá? [V: 422 I] c. ¡Decile qué pa le importa! [V: 130 I] d. Te viniste pikó sola [A: 152] e. ¿Qué ticó me va a hacé el tigre? [V: 422 I] 14 No descartamos, por supuesto, que entre los datos que aquí presentamos haya algún fenómeno propio de la adquisición del español como segunda lengua y, en consecuencia, no ocasionado por el contacto con la lengua indígena; sin embargo, los fenómenos que ilustramos no son ocasionales, sino consistentes todos en su frecuencia de aparición y, como hemos tratado de mostrar, se rigen por una gramática predecible. 9
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