Carne de zen, huesos de zen
Carne de zen, huesos de zen Antología de historias antiguas del budismo zen
Carne de zen, huesos de zen
Carne de zen, huesos de zen Antología de historias antiguas del budismo zen Arca de Sabiduría
Título del original: ZEN BONES. ZEN !ES" Traducci#n Traducci#n de: $am#n %elc#n !#&ez'%ingo (irector de la colecci#n: Sebasti)n *)z+uez im-nez /000. Editorial E(A, S.A. orge1uan, 20 %adrid. (irecci#n en 3nternet: htt&:44u565.arra7is.es48eda9 htt&:44u565.arra7is.es48eda9 Correo electrt#nico: cda9arra7is.cs cda9arra7is.cs Eda9 ; %orales, S. A. Oriente, <=0, n>. /?@. Colonia %octezuma, /da. Sec. C.. <20. %-ico, (.. htt&:44m65.eda9';'morales.com.m eda9eda9';'morales.com.m Eda9 ; Albatros, S. A. San %artin, @D@, 2, O9icina . <00F Buenos Aires. Argentina eda9al2interar.com.ar %arzo /000 Co&;right. (esito legal: %. =./=@'/000 3SBN: =F'F
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Carne de zen, huesos de zen
KContra&ortadaL Carne de Zen, "uesos de Zen es un cl)sico de la literatura budista zen de todas las -&ocas. Citado como un teto 9undamental e im&rescindible &or todos los grandes maestros, recoge una antología de <0< historias donde se narran e&isodios ; e&eriencias de %aestros zen a lo largo de cinco siglos. Este zen de los antiguos se considera tan &uro +ue su recuerdo se ha conser6ado como un tesoro a lo largo de los aMos. "e a+uí 'como recoge la an-cdota de Bodhidharma en el &r#logo' la &iel, la carne ; los huesos del zen, &ero no su tu-tano, +ue nunca se encuentra en las &alabras. Esta Esta 6ersi# 6ersi#nn 9ue &ublicada &ublicada en es&aMo es&aMoll &or la Editor Editorial ial S5an S5an en <@?@, <@?@, siendo siendo consid considera erada da &or los es&ecialistas la me1or edici#n lle6ada a cabo hasta la 9echa, tanto &or la ecelente traducci#n como &or sus notas de car)cter hist#rico. Traducci#n Traducci#n al es&aMol: $am#n %elc#n !#&ez'%ingo. 3SBN =FF
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Índice rese esenta ntaci#n ci#n . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ? r#lo #logo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . = <. !a taza de t-. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . @ /. n diamante en el barro del camino. . @ 2. E Es asíP. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . <0 F. Ob Obediencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . << . Si Si am amas, am ama ab abiertamente. . . . . . . . . << D. alta alta de bene6 ene6ol oleencia ncia.. . . . . . . . . . . . . ?. r roclama. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . =. Jr Jrande ndes olas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . @. !a luna no se &uede robar. robar. . . . . . . . . <2 <0. El Qltimo &oema de "oshin. . . . . . .
0. !a clara com&rensi#n de $;onen. $;onen. . . 2F <. %iso agriado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2 /. Tu luz &uede a&agarse. a&agarse. . . . . . . . . . . . 2 2. El donante debería estar agradecido. 2 F. %i Qltima Qltima 6olunt 6oluntad ad ; testame testamento. nto. . . 2D . El maestro maestro del del t- ; el asesin asesino. o. . . . . . 2? D. El 6erdadero 6erdadero sendero. . . . . . . . . . . . 2? ?. !as !as &uertas &uertas del &ara &araíso. íso. . . . . . . . . . . 2= =. El arresto arresto del Buda Buda de &iedra. &iedra. . . . . . 2= @. Soldad Soldados os de la la humanidad humanidad.. . . . . . . . 2= D0. El tQnel. tQnel. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 2@ D<. Judo ; el em&erador. em&erador. . . . . . . . . . . . 2@ D/. En las manos manos del destino. . . . . . . . . F0 D2. %atar %atar.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . F0 DF. El sudor de Rasan. . . . . . . . . . . . . . . F0 D. !a sub;uga sub;ugaci#n ci#n del 9anta 9antasma. sma. . . . . . F< DD. !os niMos de Su %a1estad. %a1estad. . . . . . . . . F< D?. u- est)s haciendoU u- est)s diciendoU. F/ D=. na nota de zen. . . . . . . . . . . . . . . . .F/ D@. Comi-ndose la &ro&ia cul&a . . . . . . . F2 ?0. !a cosa cosa m)s 6aliosa 6aliosa del mundo mundo . . . . F2 ?<. A&rendiendo A&rendiendo a callarse . . . . . . . . . . . F2 ?/. El arist#crata zo+uete zo+uete . . . . . . . . . . . . F2 ?2. (iez (iez sucesore sucesoress . . . . . . . . . . . . . . . . . FF ?F. na re9orma re9orma 6erdad 6erdadera era . . . . . . . . . . FF ?. Tem&er Tem&eramen amento to . . . . . . . . . . . . . . . . . FF ?D. !a mente de &iedra . . . . . . . . . . . . . .F ??. No a&ega a&egarse rse al &ol6o &ol6o . . . . . . . . . . . . F ?=. *erdadera *erdadera &ros&eridad &ros&eridad . . . . . . . . . . . FD ?@. El incensari incensarioo . . . . . . . . . . . . . . . . . . FD =0. El aut-ntico milagro . . . . . . . . . . . . . F? =<. "ora de dormir . . . . . . . . . . . . . . . . . F? =/. Nada eiste . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .F? =2. uien no traba1a, traba1a, no come . . . . . . . . F= =F. !os dos amigos . . . . . . . . . . . . . . . . .F= =. Cuando llega la hora . . . . . . . . . . . . .F= =D. El Buda 6i6iente ; el 9abricante de baMeras. F@ =?. Tres Tres clases clases de de discí&ulos discí&ulos . . . . . . . . . F@ ==. C#mo C#mo escribir escribir un &oema &oema chino . . . . F@ =@. (i)logo (i)logo zen zen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 0 @0. El Qltimo Qltimo can can . . . . . . . . . . . . . . . . 0 @<. El tem&le tem&le de la es&ada es&ada de Banzo Banzo . . . < @/. El zen del del atizador atizador de de 9uego 9uego . . . . . . < @2. El zen zen del cuentis cuentista ta . . . . . . . . . . . . . / @F. Ecursi# Ecursi#nn de mediano medianoche che . . . . . . . . / @. na na carta carta &ara &ara un moribundo moribundo . . . . . / @D. na gota de de agua . . . . . . . . . . . . . . . / @?. EnseMando lo 9undamental 9undamental . . . . . . . . 2 @=. (esa&ego absoluto absoluto . . . . . . . . . . . . . . 2 @@. El 6inagr 6inagree de Tosui Tosui . . . . . . . . . . . . . F <00. El tem&lo del silencio . . . . . . . . . . .F <0<. El zen zen del Buda Buda . . . . . . . . . . . . . . . F
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Carne de zen, huesos de zen Presentación El primer patriarca zen, Bodhidhoarma, trajo el zen desde la India a la China en el siglo sexto de nuestra era. De acuerdo con su biografía, escrita en el año !!" por el maestro chino Dogen, despu#s de haber transcurrido nue$e años desde su llegada, Bodhidbarma dese% $ol$er a su país natal, & congreg% a sus discípulos para comprobar hasta 'u# punto habían comprendido sus enseñanzas. ()eg*n mi parecer+, declar% Dofuu, (la $erdad est- m-s all- de la afirmaci%n & la negaci%n, &a 'ue esta es la forma en 'ue se mue$e.+ Bodhidharma replic% (/btu$iste mi piel.+ 0 continuaci%n, la monja )oji expres% su opini%n (Creo 'ue es como la $isi%n de 0nanda con respecto a la 1ierra del Buda se la $e una $ez, & jam-s de nue$o.+ Bodhidharma dijo (/btu$iste mi carne.+ )eguidamente, Doiu manifest% (2os cuatro elementos 3lo luminoso, lo a#reo, lo fluido & lo s%lido3 est-n completamente $acíos, & los cinco )andhas no existen. 1al como &o lo $eo, la *nica realidad es la nada.+ Bodhidharma coment% (/btu$iste mis huesos.+ 4or *ltimo, Ea se inclin% re$erentemente ante su maestro & permaneci% donde estaba sin decir palabra. Bodhidharma dijo (1ienes mi tu#tano.+ El zen de los antiguos era tan puro, 'ue su recuerdo se ha conser$ado como un tesoro a lo largo de los siglos. 5e a'uí fragmentos de su piel, de su carne & de sus huesos, pero no de su tu#tano, 'ue nunca se encuentra en las palabras. El car-cter abierto del zen ha inducido a muchos a pensar 'ue sus fuentes se remontan a los tiempos anteriores al Buda 67!! a. de C.8. El lector podr- juzgar por sí mismo, pues tiene a'uí reunidos, por primera $ez en un libro, las experiencias zen, los problemas de la mente, las etapas de la toma de conciencia & el testimonio de una enseñanza similar 'ue la precede en muchos siglos. 2as ! historias zen 'ue componen este libro fueron publicadas por primera $ez en 9:9 por Rider and Company, 2ondres, & David Mckay Company, ;iladelfia. En estas historias se narran experiencias $erídicas de maestros zen chinos & japoneses a lo largo de un periodo 'ue abarca m-s de cinco siglos. 2a presente edici%n de este texto en lengua castellana ha sido posible gracias a tres personas.
Paul Reps, compilador de las historias, gran conocedor del budismo zen & antor de Zen Telegrams, Square Sun Square Moon, n!rinkling Plays & "# !ays $o Medi$a$e . %yogen Senzaki fue un estudiante budista de renombre internacional.
-s tarde, )enzai se con$irti% en un (monje sin bogar+ & $agabunde% por todo el =ap%n, tras lo cual se estableci% definiti$amente en California. )u colaboraci%n ha sido fundamental a la hora de dirimir criterios idiom-ticos de la compleja caligrafía oriental.
Ram&n Melc&n '&pez(Mingo, gran conocedor & estudioso de las religiones & en particular del budismo zen, ha $ertido al castellano estos manuscritos con la agudeza ling?ística 'ue le caracteriza. 5a redactado igualmente @! notas a pie de p-gina de un inter#s fundamental para la total comprensi%n hist%rica de la obra. Con todo ello, la presente $ersi%n en lengua castellana pasa a ser la m-s completa de las editadas hasta ahora tanto en nuestro continente como fuera de #l.
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Pr&logo Estas historias 9ueron 6ertidas al ingl-s a &artir de un libro titulado Shashe7i'shu GColecci#n de la iedra ; la TierraH escrito a 9inales del siglo V333 &or el maestro 1a&on-s %u1u GWel desheredadoXH, ; de an-cdotas de mon1es zen etraídas de 6arios libros &ublicados en el an a comienzos del siglo VV. ara los orientales, m)s interesados en el ser +ue en los negocios, el hombre autorrealizado ha sido siem&re merecedor del m)imo res&eto. Se trata de alguien +ue se ha &ro&uesto abrir su consciencia del mismo modo +ue el Buda lo hizo. Estas historias hablan de tales autorrealizaciones. !o +ue sigue est) ada&tado del &re9acio a la &rimera 6ersi#n inglesa. El zen &uede ser llamado el arte oculto de Oriente. Surgi# en la China con Bodhidharma, +uien lleg# allí &rocedente de la 3ndia en el siglo V33. Se lo ha descrito como Wuna tradici#n es&ecial 9uera de las escrituras, m)s all) de las &alabras ; las letras, a&untando directamente a la esencia del hombre, 6iendo en el interior de la &ro&ia naturaleza.X El zen se conoce en China como chaYan. !os maestros chaYan ; zen, en lugar de con6ertirse en seguidores del Buda, as&iran a ser sus com&aMeros ; alcanzar la misma a9inidad de sentimiento con el uni6erso +ue lograron el &ro&io Buda o esucristo. El zen no es una secta sino una e&eriencia. !a costumbre zen de indagar en la &ro&ia naturaleza &or medio de la meditaci#n, con su total indi9erencia &or el 9ormalismo, con su insistencia en la autodisci&lina ; la 6ida sencilla, ha ganado Qltimamente el a&o;o de la nobleza ; las clases dirigentes del an, así como un &ro9undo res&eto &or &arte de todas las escuelas 9ilos#9icas de Oriente. !os dramas
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<. !A TAZA (E T Nan'in, un maestro 1a&on-s de la era %ei1i G<=D='<@
< !a actual To7io / Aa3zen o meditaci#n con las &iernas cruzadas. En chino se conoce &or tso3chan Gde tso, WsentarseX, ; chan, del s)nscrito dhr&ana, Wmeditaci#nXH @
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!a consciencia del hombre des&ert# entonces, como si saliera de largo sueMo. WTienes raz#nX, declar#. WC#mo &odr- &agarte &or esta mara6illosa enseManzaP ermíteme +ue te acom&aMe cargando con tus cosas un corto trecho.X WSi así lo deseasX, asinti# Judo. !os dos hombres &artieron. (es&u-s de haber recorrido un ri2, Judo di1o a su acom&aMante +ue regresase. WSolo un &ar de ri m)sX, su&lic# este. [ continuaron la marcha. Wuedes 6ol6er ;aX, sugiri# Judo. W(es&u-s de otros cuatro riX, contest# el hombre. W*uel6e ;aX, di1o Judo, una 6ez recorrida esta distancia. Wienso seguirte durante el resto de mi 6idaX declar# el hombre. !os &ro9esores de zen en el an moderno &roceden directamente del lina1e de un 9amoso maestro +ue 9ue el sucesor de Judo. Su nombre era %unan, el hombre +ue no 6ol6i# nunca. 2. ES AS]P El maestro zen "a7uin F era conocido entre sus 6ecinos como a+uel +ue lle6aba una 6ida &ura. na 1o6encita 1a&onesa mu; atracti6a, cu;os &adres regentaban una tienda de comidas, 6i6ía cerca de su casa. na maMana, re&entinamente, los &adres descubrieron con es&anto +ue la muchacha estaba embarazada. Esto &uso a los tenderos 9uera de sí. !a 1o6en, al &rinci&io, se negaba a delatar al &adre de la criatura, &ero des&u-s de mucho hostigarla ; amenazarla acab# dando el nombre de "a7uin. %u; irritados, los &adres 9ueron en busca del maestro. WEs asíPX, 9ue todo lo +ue -l di1o. Al nacer el niMo, lo lle6aron a casa de "a7uin. or entonces este había &erdido ;a toda su re&utaci#n, lo cual no le &reocu&aba mucho, &ero en cual+uier caso no 9altaron atenciones en la crianza del niMo. !os 6ecinos daban a "a7uin leche ; cual+uier otra cosa +ue el &e+ueMo necesitase. as# un aMo, ; la 1o6en madre, no &udiendo resistir m)s, con9es# a sus &adres la 6erdad: +ue el aut-ntico &adre del niMo era un hombre 1o6en +ue traba1aba en la &escadería. !a madre ; el &adre de la chica 9ueron enseguida a casa de "a7uin &ara &edirle &erd#n. (es&u-s de haberse deshecho en discul&as, le rogaron +ue les de6ol6iese el niMo. "a7uin no &uso ninguna ob1eci#n. Al entregarles el &e+ueMo, todo lo +ue di1o 9ue: WEs asíPX
2 Antigua medida 1a&onesa de longitud, e+ui6alente a 2,@/ 7il#metros. F no de los mairnos e&onentes de la escuela $inzai G
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F. OBE(3ENC3A A las charlas del maestro Ban7ei asistían no solo estudiantes de zen, sino &ersonas de toda condici#n ; creencia. Ban7ei no recurría 1am)s a citas de los sutras, ni se enzarzaba en discusiones escol)sticas. Sus &alabras le salían directamente del coraz#n e iban dirigidas a los corazones de sus o;entes. Sus largas audiencias acabaron irritando a un sacerdote de la escuela Nichiren D, cu;os ade&tos lo habían abandonado &ara ir a oír hablar de zen. Cierto día, este egoc-ntrico sacerdote se encamin# hacia el tem&lo donde disertaba Ban7ei, con el &rosito decidido de entablar con -l un duro debate. WEh, tQ, maestro zenUX, grit#. WAtiende a esto. uien+uiera +ue te res&ete te obedecer) en cuanto digas, &ero un hombre como ;o no &ro9esa res&eto alguno. C#mo &uedes hacer +ue te obedezcaP.X WAc-rcate a mi lado ; te lo mostrar-X, di1o Ban7ei. Orgullosamente, el sacerdote a6anz# entre la multitud hasta llegar al lugar ocu&ado &or el maestro. Este sonreía. WCol#cate a mi iz+uierda.X El sacerdote obedeci#. WNo, es&eraX, se retract# Ban7ei. W"ablaremos me1or si est)s a mi derecha. onte a+uí.X El sacerdote se dirigi# alti6amente hacia la derecha. !o 6esP, obser6# entonces Ban7ei. WEst)s obedeci-ndome, ; la 6erdad es +ue &ienso +ue eres una &ersona mu; d#cil. Ahora si-ntate ; escucha.X . S3 A%AS, A%A AB3E$TA%ENTE *einte mon1es ; una mon1a, de nombre Eshun, &racticaban la meditaci#n con cierto maestro zen. Eshun era mu; bella, aun a &esar de lle6ar la cabeza a9eitada ; 6estir las burdas ro&as del monacato. *arios mon1es estaban en secreto enamorados de ella. no de ellos le escribi# un día una carta en la +ue le declaraba su amor, insistiendo en +ue concertase con -l una entre6ista en &ri6ado. Eshun no contest#. Al día siguiente, el maestro daba una con9erencia al gru&o. Al acabar la disertaci#n, Eshun se le6ant# ;, seMalando con el dedo al autor de la misi6a, di1o: WSi en 6erdad me amas tanto, 6en a+uí ; abr)zame ahora.X
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D. A!TA (E BENE*O!ENC3A "abía una 6ie1a dama en China +ue lle6aba m)s de 6einte aMos manteniendo a un mon1e. !e había hecho construir una &e+ueMa cabaMa ; solía ir ella misma a alimentarlo cuando meditaba. or 9in, un día +uiso saber los &rogresos +ue había realizado su &rotegido en todo ese tiem&o, ; &ara a6eriguarlo se busc# los ser6icios de una 1o6en rica en deseo. W*e ; abr)zaloX, le di1o, ; entonces ®Qntale de &ronto: W[ ahora +u-P.X !a 1o6en 9ue a 6er al mon1e, ; sin mucha ceremonia lo acarici# ; bes# a&asionadamente, tras lo cual le ®unt# +u- era lo +ue &ensaba hacer al res&ecto. Wn )rbol 6ie1o crece en in6ierno sobre una roca 9ríaX, res&ondi# el mon1e de 9orma en cierto modo &o-tica. WNo &recisa del calor &ara nada.X !a 1o6en 6ol6i# ; relat# lo +ue el mon1e le había dicho. Wensar +ue lo he estado alimentando durante aMosUX, eclam# la 6ie1a dama con 9uria. WNo mostr# consideraci#n alguna &or tu necesidad^ ninguna dis&osici#n a com&render tu estado. No tenía &or +ures&onder a tus caricias, &ero al menos &odía haber sentido algo de com&asi#n.X (icho lo cual, 9ue a la cabaMa del mon1e ; le &rendi# 9uego. ?. $OC!A%A Tanzan escribi# sesenta tar1etas &ostales el Qltimo día de su 6ida. Encarg# a uno de sus a;udantes +ue las en6iara &or correo. !as tar1etas rezaban: Esto& march-ndome de este mundo. Esta es mi *ltima proclama.
TANZAN, de julio de 9. =. J$AN(ES O!AS A &rinci&ios de la era %ei1i 6i6ía en an un 9amoso luchador llamado O'nami, Jrandes Olas. O'nami era inmensamente 9uerte ; conocía el arte de la lucha. En los entrenamientos era ca&az de 6encer a su maestro, &ero cuando luchaba en &Qblico se intimidaba de tal 9orma +ue hasta sus &ro&ios &u&ilos daban con -l en el suelo. A O'nami se le ocurri# +ue tal 6ez un maestro zen &odría a;udarle a resol6er su &roblema. (aba la casualidad de +ue "a7u1u, un maestro trashumante, se había detenido &or entonces a descansar en un &e+ueMo tem&lo de los alrededores. O'nami 9ue allí a 6erlo ; le e&uso su caso. WJrandes Olas es tu nombreX, le record# "a7u1u, Wasí +ue +u-date esta noche en el tem&lo ; trata de imaginarte +ue eres en 6erdad todas esas 9ormas ondulantes. Nunca m)s ser)s un luchador +ue tiene miedo. Eres esas enormes olas +ue barren cual+uier cosa ante ellas, +ue todo se lo tragan en su camino. "azlo así ; ser)s el m)s grande cam&e#n sobre la Tierra.X El maestro se 9ue ; O'nami &ermaneci# sentado en la &ostura de meditaci#n, es9orz)ndose en 6erse a sí mismo como olas. ens# en 9ormas mu; di6ersas. oco a &oco, su es&íritu 9ue identi9ic)ndose con la sensaci#n de las olas. A medida +ue la noche a6anzaba, estas se hacían m)s ; m)s grandes, creciendo en intensidad ; 6olumen. !as 9lores 9ueron arrancadas de cua1o de sus tiestos. "asta el Buda del altar +ued# inundado. Antes del amanecer, el tem&lo entero no era ;a otra cosa sino el 9lu1o ; re9lu1o de un inmenso mar embra6ecido. or la maMana, el maestro encontr# a O'nami meditando, una d-bil sonrisa dibu1ada en su rostro. !e dio una &almada en el hombro. WAhora ;a nada &uede in+uietarteX, di1o. WEres en 6erdad esas olas. Barreras cual+uier cosa ante tus o1os.X Ese mismo día, O'nami tom# &arte en los combates ; gan#. (esde entonces, nadie en todo an 9ue ca&az de derrotarlo.
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@. !A !NA NO SE E(E $OBA$ $;o7an?, un maestro zen, 6i6ía de la 9orma m)s sencilla &osible en una &e+ueMa choza al &ie de una montaMa. Cierto día, &or la tarde, estando -l ausente, un ladr#n se introdu1o en el interior de la cabaMa, solo &ara descubrir +ue no había allí nada +ue &udiese ser robado. $;o7an, +ue regresaba entonces, se encontr#, con el ladr#n en su casa. W(ebes haber hecho un largo 6ia1e &ara 6enir a 6isitarmeX, le di1o, W; no sería 1usto +ue 6ol6ieras con las manos 6acías. or 9a6or, ace&ta mis ro&as como un regalo.X El ladr#n estaba &er&le1o, &ero al 9in cogi# las ro&as ; se march#. $;o7an se sent# en el suelo, desnudo, contem&lando la luna a tra6-s de la 6entana. Wobre hermanoX, se decía. WO1al) &udiese haberle dado esta mara6illosa luna =.X
? %on1e ermitaMo de la escuela Soto G='<=2
= Alan _atts cita, en El Camino del Aen G&. //FH, un su&uesto haiu de $;o7an +ue sintetiza de 9orma es&l-ndida esta historia. WAun cuando le roban sigue siendo ricoX, escribe _atts, W&or+ue G; a+uí 6iene ;a el hai7u de $;o7anH 0l ladr%n se le ol$id% la luna en la $entana.X
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<0. E! `!T3%O OE%A (E "OS"3N (es&ues de haber 6i6ido en China muchos aMos, el maestro zen "oshin regres# al noreste del an, donde instru;# a sus discí&ulos. n día, siendo ;a mu; 6ie1o, les cont# una historia +ue había oído en China. Era la siguiente: El 6einticinco de diciembre de cierto aMo, To7u9u, +ue era ;a un anciano, di1o +ue deberíais &ortaros bien conmigo mientras dure este. !os mon1es cre;eron +ue To7u9u estaba bromeando, &ero como su 6ie1o maestro era una &ersona de gran coraz#n, se 9ueron turnando en sus atenciones &ara con -l durante los &ocos días +ue +uedaban &ara +ue terminase el aMo. En la 6ís&era de aMo nue6o, To7u9u congreg# de nue6o a sus discí&ulos. W"ab-is sido mu; buenos conmigoX, les di1o. Wuiero +ue se&ais +ue maMana &or la tarde, cuando ha;a de1ado de ne6ar, os de1ar- &ara siem&re.X Sus &u&ilos rieron &or lo ba1o sin ece&ci#n al oír esto. (aban &or descontado +ue su anciano instructor había em&ezado a chochear ; no decía ;a m)s +ue dis&arates, &uesto +ue la noche estaba totalmente des&e1ada ; radiante de estrellas, no atisb)ndose amenaza de nie6e &or ninguna &arte. A eso de medianoche, sin embargo, el cielo se carg# de es&esas nubes, ; &ronto em&ezaron a caer los &rimeros co&os. Al día siguiente ne6aba toda6ía, ;, al des&ertarse, los mon1es ad6irtieron +ue To7u9u había desa&arecido. En 6ano lo buscaron &or todas &artes. Solo a la caída de la tarde, cuando había de1ado de ne6ar, lo encontraron en la Sala de %editaci#n @. Estaba muerto. (es&u-s de haber relatado esta historia, "oshin di1o a sus discí&ulos: WNo es necesario +ue un maestro zen &rediga el día eacto de su muerte, &ero si realmente lo desea, &uede hacerlo.X Wuede usted, maestroPX, ®unt# alguien. WSíX, res&ondi# "oshin. WOcurrir) eactamente dentro de siete días.X Ni uno solo de sus discí&ulos dio cr-dito a estas &alabras, ; la gran ma;oría las había ol6idado ;a cuando "oshin los congreg# a todos de nue6o. W"ace siete díasX, les record#, Wos anunci- +ue ho; me iría de9initi6amente de 6uestro lado. Es la costumbre en estos casos escribir un &oema de des&edida, &ero como ;o no so; &oeta ni calígr9o, necesito +ue uno de 6osotros tome nota de mis Qltimas &alabras.X !os mon1es &ensaban +ue "oshin +uería di6ertirse a su costa, &ero al 9in uno de ellos accedi# a satis9acer sus deseos. WEst)s &re&aradoPX, ®unt# "oshin. WSí, maestroX, asinti# el mon1e. Entonces "oshin dict#: Fine de lo brillante & a lo brillante $uel$o. GHu# es esto
El &oema tenía un 6erso menos de los cuatro tradicionales ; así se lo hizo 6er un discí&ulo: Walta un 6erso, maestro.X "oshin, con el rugido de un le#n herido, grito: WRaaUX, ; de1# este mundo.
@ Aendo en 1a&on-s ; ChYan TYang en chino. Edi9icio generalmente rectangular, de 6ariadas &ro&orciones, donde se &ractica el zar'zen ; otros e1ercicios.
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<<. !A "3STO$3A (E S"NRA3 !a bella Shun7ai, tambi-n llamada Suzu, 9ue obligada a casarse en contra de sus deseos cuando era mu; 1o6en. %)s tarde, des&u-s del 9racaso de su matrimonio, asisti# a la uni6ersidad, donde estudi# 9iloso9ía. *er a Shun7ai era caer locamente enamorado de ella. %)s aQn, donde+uiera +ue 9uese, ella misma +uedaba &rendada &or los dem)s. El amor estu6o con ella en la uni6ersidad, ; m)s adelante, cuando la 9iloso9ía no la satis9izo ; march# a un monasterio &ara a&render zen, los &ro&ios mon1es &erdieron el coraz#n al 6erla. or 9in, en Rioto, Shun7ai se con6irti# en una 6erdadera estudiante de zen. Sus hermanos en el subtem&lo de Rennin solían elogiarla &or su sinceridad. no de ellos, +ue result# tener un es&íritu a9ín al su;o, la asisti# en su bQs+ueda del satori<0. El abad de Rennin, %o7urai, Trueno Silencioso, era se6ero. Acostumbraba a guardar escru&ulosamente los &rece&tos, ; es&eraba +ue sus mon1es h
<0 Jai Ku en chino. 3luminaci#n zen. Suzu7i lo de9ine como Wcontem&laci#n intuiti6a dentro de la naturaleza de las cosas en contra&osici#n a la com&rensi#n analítica ; l#gica.X G(. T. Suzu7i: Ensa&os sobre budismo zen, &rimera serie, &. /F@ ; ss.H << !os &rimeros tem&los budistas de Rioto se constru;eron a 9ines del siglo *333, cuando el em&erador R5amnu traslad# allí su Corte desde Nara, la antigua ca&ital. El Rennin1i, &rimero eclusi6amente zen, 9ue 9undado &or Eisai a &rinci&ios del V333. <
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Cierto día conoci# a un sacerdote de la secta Shinshu +ue le enseM# el nombre del Buda del Amor <2, ; en esto Shun7ai encontr# algo de solaz ; &az. %uri# siendo aQn etraordinariamente hermosa, cuando a&enas había cum&lido los treinta aMos. "abía escrito &arte de su &ro&ia historia en un Qltimo ; 6ano es9uerzo &or ganarse la 6ida, ; el resto se lo con9i# a una mu1er escritora. ue así como alcanz# al &ueblo 1a&on-s. A+uellos +ue rechazaron a Shun7ai, a+uellos +ue la di9amaron ; la odiaron, leen ahora su 6ida con l)grimas de remordimiento.
W!a 6erdadera doctrinaX, rama de la escuela de la Tierra ura +ue &one es&ecial -n9asis en la 9e como Qnica condici#n &ara renacer en el &araíso de Amida. <2
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<2. N B(A En To7io, durante la era %ei1i, 6i6ían dos &rominentes maestros de caracteres o&uestos. no de ellos, nsho, instructor de Shingon , seguía los &rece&tos del Buda escru&ulosamente. No &robaba 1am)s bebidas alcoh#licas, ni ingería alimento alguno a &artir de las once de la maMana <=. or el contrario, Tanzan, el otro maestro, &ro9esor de 9iloso9ía en la ni6ersidad 3m&erial, no res&etaba nunca los &rece&tos. Comía cuando tenía hambre, ;, si le entraba sueMo, dormía durante el día. nsho decidi# ir a 6isitar a Tanzan. !o encontr# bebiendo alegremente 6ino, del +ue se su&one +ue ni una sola gota debe tomar la lengua de un budista. W"ola, hermanoUX, le saludo Tanzan, Wno +uieres un tragoPX WNuca beboUX, eclam# sho solemnemente. WAlguien +ue no bebe no es si+uiera humanoX, declar# Tanzan. Wuieres decir +ue me consideras inhumano sim&lemente &or+ue no consiento en beber lí+uidos embriagantesPX, eclam# sho, irritado. WSi no so; humano, +u- so; entonces.X Wn BudaX, res&ondi# Tanzan.
Secta mística ; ritualista del budismo +ue &recedi# en cuatro siglos a la a&arici#n del zen en el an. <= Tal como hacían los mon1es hindQes, +ue comían una sola 6ez al día. Si bien esta costumbre no &ersisti# en la China ; el an, debido al rigor de su clima, siem&re +uedaron algunos 9an)ticos +ue siguieron ada&tados al modelo de la 3ndia.
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<. S"ON [ S %A($E Shoun lleg# a ser un maestro zen de la escuela Soto <@. Su &adre había 9allecido cuando -l era aQn un estudiante, de1)ndolo al cuidado de su anciana madre. Siem&re +ue Shoun acudía a la Sala de %editaci#n, lle6aba a su madre consigo. Sin embargo, al estar acom&aMado &or ella, no &odía cohabitar con los mon1es, de 9orma +ue decidi# construir una &e+ueMa casa donde &udieran 6i6ir los dos 1untos. or entonces em&ez# tambi-n a co&iar sutras, los 6ersos budistas, con lo cual obtenía algunas monedas &ara comer. Cuando Shoun iba al mercado ; com&raba &escado &ara su madre, la gente se burlaba de -l, &ues es sabido +ue los mon1es se alimentan solo de 6erduras. Esto a Shoun no le &reocu&aba en absoluto &ero su madre se sentía dolida al 6er c#mo los 6ecinos. se reían de su hi1o. or 9in, un día tom# una decisi#n. W"e &ensado ordenarme mon1aX, le anunci# a Shoun ; hacerme 6egetariana como tQ.X ronto había lle6ado a cabo su &rosito, ; desde entonces madre e hi1o estudiaron 1untos. Shoun era un gran a9icionado a la mQsica ; tocaba con destreza el laQd. Su madre tambi-n dominaba este instrumento, ; en las noches de luna llena solían tocar a dQo en el &atio de la casa. na 6ez una 1o6en +ue &asaba &or allí o;# la mQsica, ;, habiendo +uedado &ro9undamente im&resionada, rog# a Shoun +ue 9uese a tocar a su domicilio al día siguiente. Este ace&t# la in6itaci#n. AlgQn tiem&o des&u-s 6ol6i# a encontrarse con la 1o6en en la calle ; le dio las gracias &or su hos&italidad. !a gente se rio de -l. "abía estado en la casa de una mu1er de la calleU En cierta ocasi#n, Shoun tu6o +ue des&lazarse a un tem&lo distante &ara dar una con9erencia. Cuando 6ol6i#, algunos meses m)s tarde, se enter# de +ue su madre había muerto. Sus amigos no habían &odido localizarlo ; el 9uneral se estaba celebrando ;a. Shoun &udo alcanzar a la comiti6a ; dio un gol&ecito en el ataQd con su bast#n. W%adre, tu hi1o ha 6ueltoX, di1o. WEsto; contenta de +ue así sea, hi1oX, res&ondi# &or su madre. WSi, ;o esto; contento tambi-nX, aMadi#. [ entonces anunci# a la gente +ue le rodeaba: W!a ceremonia ha terminado. od-is enterrar el cad)6er.X AMos m)s tarde, sabiendo +ue su &ro&io 9in se a&roimaba, Shoun &idi# a sus discí&ulos +ue se congregaran al día siguiente &or la maMana. !es cont# entonces +ue iba a morir a mediodía. uem# incienso ante los retratos de su madre ; de su &adre, ; escribi# un &oema: Durante cincuenta & seis años $i$í lo mejor 'ue pude. Cumpliendo mi misi%n en este mundo. 0hora la llu$ia ha cesadoL las nubes se disipanL en el cielo azul brilla la luna llena.
Sus discí&ulos lo rodearon, recitando un sutra, ; Shoun 9alleci# durante la in6ocaci#n.
<@ na de las dos ramas 1a&onesas del zen 'la otra es la $inzai' +ue &er6i6en en la actualidad. ue 9undada &or (ogen a mediados del siglo V333. <=
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/0 %ateo, D, /='2F. /< 3bídem, ?, ?'=. <@
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. TACAO EN !A ENSEANZA n 1o6en m-dico de To7io llamado Rusuda se encontr# un día con un amigo del colegio +ue había estado estudiando zen. Rusuda le ®unt# en +u- consistía este. WNo &uedo decirte lo +ue esX, re&lic# su amigo, W&ero una cosa es cierta. Cuando &ro9undizas en el zen, &ierdes todo tu miedo a la muerte.X WEso suena bienX, di1o el 1o6en doctor. WCreo +ue 6o; a intentarlo. (#nde &uedo encontrar un maestroPX W*e a 6er a Nan'inX, le &ro&uso el amigo. Rusuda así lo hizo, no sin antes haberse &ro6isto de un &uMal de casi un shau de largo//, &ues +uería com&robar si el &ro&io maestro había 6encido el temor a la muerte. W"ola, muchachoUX, eclam# Nan'in al 6erlo. WC#mo est)sP "acía tiem&o +ue no nos 6eíamos.X WNo nos hemos 6isto nunca antesX, re&lic# Rusuda &er&le1o. WTienes raz#nX, se corrigi# Nan'in. WTe había con9undido con otro m-dico +ue recibe instrucci#n a+uí.X Con tales &roleg#menos, Rusuda 6io &erdida su o&ortunidad de robar al maestro, así +ue de mala gana le ®unt# si tambi-n -l &odía ser instruido. WEl zen no es una tarea di9ícilX, res&ondi# Nan'in. WSi tQ eres m-dico, trata a tus &acientes con esmero. Eso es zen.X Rusuda 9ue tres 6eces a 6er a Nan'in. En las tres ocasiones, el maestro le record# lo mismo: Wn m-dico no debería estar a+uí &erdiendo el tiem&o. *uel6e ; cuida de tus &acientes.X No estaba nada claro aQn &ara Rusuda c#mo seme1ante enseManza &odía erradicar el temor a la muerte, de 9orma +ue en su cuarta 6isita &rotest#: Wn amigo me di1o +ue, cuando uno a&rende zen, &ierde el miedo a la muerte. Cada 6ez +ue 6engo a+uí, todo lo +ue me dices es +ue cuide de mis &acientes. Eso ;a lo s-. Si todo tu así llamado zen no consiste m)s +ue en eso, no &ienso 6ol6er nunca a 6erte.X Nan'in sonri#, ;, dando a Rusuda una &almadita a9ectuosa, le di1o: WTal 6ez ha;a sido demasiado estricto contigo. ermiteme +ue te &resente un oanX/2. !o en9rent# entonces al >u de oshu, +ue es el &rimero de los &roblemas &ara el esclarecimiento de la mente +ue 9iguran en el libro 2a entrada sin puerta. Rusuda consider# con cuidado este &roblema del >u GWnoX o nadaXH, buscando una &osible res&uesta. asados dos aMos, cre;# haberla encontrado al 9in, &ero su maestro sentenci#: WNo lo has com&rendido toda6ía.X (urante un aMo ; medio m)s, Rusuda medit# constantemente. Su mente se 9ue &aci9icando &oco a &oco. Todos los &roblemas se disi&aron. !a Nada se hizo la *erdad. Atendía con solicitud a sus &acientes, ;, sin a&enas darse cuenta, había trascendido toda in+uietud relati6a al asunto de la 6ida ; muerte. Cuando 9ue de nue6o a 6er a Nan'in, su 6ie1o maestro se limit# a esbozar una sonrisa.
// n shau e+ui6ale a 20,2 centímetros. /2 Jung3an en chino. !iteralmente, signi9ica Wdocumento &Qblico.X Se dice +ue ha; <.?00 oans a resol6er &or &arte de los estudiantes zen, antes de +ue &uedan ser considerados maestros &lenamente cual9icados. /0
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<=. NA A$BO!A n hombre +ue &aseaba &or un cam&o se encontr# con un tigre. (io media 6uelta ; hu;#, el tigre &is)ndole los talones. Al llegar a un &reci&icio, se agarr# a la raíz de una 6ie1a &arra ; se de1# colgar sobre el abismo. El tigre lo ol9ateaba desde arriba. Estremeci-ndose, el hombre mir# hacia el 9ondo del &reci&icio, en donde otro tigre es&eraba )6ido su caída &ara de6orarlo. Solo la &arra lo sostenía. (os ratones, uno blanco ; otro negro, em&ezaron entonces a roer la raíz /F. A su lado, el hombre 6io una 9resa sil6estre de as&ecto suculento. A9err)ndose a la &arra con una mano, &udo alcanzar la 9resa con la otra. udeliciosa estabaU... <@. E! $3%E$ $3NC33O uien+uiera +ue 6isite el tem&lo de Oba7u, en Rioto, 6er) escul&idas sobre la &uerta de la 9achada las &alabras WEl rimer rinci&io.X !as letras tienen un tamaMo etremadamente grande, ; entre a+uellos +ue a&recian el arte de la caligra9ía son un)nimemente admiradas como una obra maestra. ueron realizadas &or Rosen hace doscientos aMos. Originalmente, el maestro hizo un diseMo en &a&el, a &artir del cual habría de e1ecutarse, a ma;or escala, el tallado sobre madera. (urante todo el tiem&o +ue Rosen em&le# en este traba1o, no se se&ar# de -l un 1o6en ; osado discí&ulo, el cual había &re&arado &ara la caligra9ía 6arios galones de tinta ; no de1aba un momento de criticar la obra de su maestro. WNo est) nada bienX, di1o a Rosen des&u-s del &rimer intento. Wu- tal ahoraPX W%u; &obre. eor +ue antesX, 1uzg# el &u&ilo. acientemente, Rosen dibu1# las letras una ; otra 6ez, ho1a tras ho1a, hasta +ue al 9in ochenta ; cuatro rimeros rinci&ios se hubieron acumulado, sin merecer aQn el bene&l)cito del eigente discí&ulo. Entonces, al retirarse este unos minutos, Rosen &ens#: W"e a+uí mi o&ortunidad de esca&ar a su o1o 6igilanteX, ; escribi# a&resuradamente, con la mente libre de toda &reocu&aci#n: WEl rimer rinci&io.X Wna obra maestraX, reconoci# el discí&ulo a su regreso. /0. E! CONSE3O (E NA %A($E iun, un maestro del Shingon en la era de los To7uga5a /, 9ue un adelantado estudiante de s)nscrito en sus aMos mozos. Siendo mu; 1o6en, solía ;a dar con9erencias a sus com&aMeros. Enterada de esto, su madre le escribi# un día una carta: W"i1o mío: No creo +ue llegues nunca a ser un aut-ntico de6oto del Buda si lo Qnico +ue te interesa es con6ertirte en un diccionario andante. !a in9ormaci#n ; los comentarios, el honor ; la gloria, no tienen límite^ 1am)s sacian la sed del hombre. %e gustaría +ue de1aras de una 6ez todo este asunto. Juarda silencio ; retírate a un tem&lo tran+uilo, en algQn rinc#n &erdido de la montaMa. (edica todo tu tiem&o a la meditaci#n, ; alcanza de esta 9orma el 6erdadero conocimiento.X
/F "a; +uien 6e en esto un símbolo de la dualidad. / !a -&oca de la WJran azX G
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/<. E! SON3(O (E NA SO!A %ANO El maestro del tem&lo de Rennin 9ue %o7urai, Trueno Silencioso. Este tal %o7urai tenía un &e+ueMo &rotegido, de nombre To;o, +ue contaba tan solo doce aMos de edad. *iendo c#mo los discí&ulos ma;ores acudían cada maMana ; cada tarde a la habitaci#n del maestro &ara recibir instrucci#n en la t-cnica del sanzen, o con6ersaci#n encaminada '&or medio de un oan' a disi&ar los enredos de la mente, To;o sinti# 6i6os deseos de &racticarlo a su 6ez. WEs&era un &ocoX, le di1o %o7urai. WEres aQn demasiado 1o6en.X ero el muchacho sigui# insistiendo en su &etici#n, ; %o7urai 9inalmente accedi#. or la tarde, a la hora acordada, el &e+ueMo To;o se &resent# en el umbral de la habitaci#n del sanzen. "izo sonar el gong &ara anunciar su llegada, ; tras re&etir tres 6eces desde la &uerta la obligada re6erencia, 9ue a sentarse 1unto al maestro en actitud de res&etuoso silencio. Wuedes escuchar el sonido de dos manos cuando baten &almasX, le di1o %o7urai. W%u-strame ahora cu)l es el sonido de una sola manoX/D. "aciendo una nue6a re6erencia, To;o se retir# a su cuarto &ara considerar con detenimiento el &roblema. or la 6entana abierta entraba la mQsica de las geishas. W[a lo tengoUX, eclam#. Al día siguiente &or la tarde, al &edirle el maestro +ue ilustrara el sonido de una sola mano, To;o em&ez# a imitar la mQsica de las geishas. WNo, noX, le interrum&i# %o7urai. WNada de eso. El sonido de una sola mano no es así. AQn no lo has com&rendido.X Temiendo +ue la mQsica lo sacara de nue6o de su meditaci#n, To;o se retir# esta 6ez a un tran+uilo &ara1e en el cam&o. WCu)l &odr) ser el sonido de una sola manoPX, se ®untaba. !leg# entonces a sus oídos el murmullo del agua de un manantial. W[a est)UX, se di1o. Al com&arecer de nue6o ante su maestro. To;o re&rodu1o 9ielmente el sonido del agua. Wu- es esoPX, ®unt# %o7urai. WTal 6ez el ruido del agua goteando, &ero desde luego nada +ue se &arezca al sonido de una sola mano. 3nt-ntalo otra 6ez.X En 6ano medit# To;o &ara lograr oír el sonido de una sola mano. O;# el sus&iro del 6iento. ero el sonido 9ue rechazado. El sonido de una sola mano no estaba en los grillos. %)s de diez 6eces se &resent# ante %o7urai con di9erentes sonidos. Ninguno era 6)lido. (urante casi un aMo estu6o &ensando en el sonido de una sola mano, ®unt)ndose cu)l &odría ser. or 9in, el &e+ueMo To;o &enetr# en la 6erdadera meditaci#n ; trascendi# todos los sonidos. WNo hubiera &odido aMadir ni uno m)sX, e&licaría m)s tarde, Wasí +ue alcanc- el sonido sin sonido.X To;o había reconocido el sonido de una sola mano.
/D !a 9rase es original de "a7uin, +uien se ins&ir# &ara este oan en un 6ie1o &ro6erbio chino: Wna mano sola no a&laude.X //
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//. %3 CO$AZN A$(E CO%O EJO So;en Sha7u, el &rimer maestro zen +ue 6ia1# a Am-rica, solía decir: W%i coraz#n arde como 9uego, &ero mis o1os est)n 9ríos como cenizas muertas.X ro&uso las siguientes reglas, +ue -l mismo &racticaría, día tras día, durante toda su 6ida: or la maMana, antes de 6estirse, +uema incienso ; medita. $etírate a una hora 9i1a. Come a inter6alos regulares, con moderaci#n ; sin llegar nunca al &unto de saciedad. $ecibe a tus in6itados con la misma actitud +ue tienes cuando est)s solo. Cuando est-s solo, mant-n la misma actitud +ue al recibir in6itados. Obser6a lo +ue dices, ;, digas lo +ue digas, &onlo en &r)ctica. Cuando se te &resente una o&ortunidad, no la de1es esca&ar. Sin embargo, &i-nsatelo siem&re dos 6eces antes de actuar. No te lamentes &or el &asado. (irige tu mirada hacia el 9uturo. %ant-n la intr-&ida dis&osici#n de un h-roe ; el coraz#n cariMoso de un niMo. Al irte a acostar, duerme como si se tratara de tu Qltimo sueMo. Al des&ertarte, sal inmediatamente de la cama como si tirases un &ar de za&atos 6ie1os. /2. !A A$T3(A (E ES"N Cuando Eshun, la mon1a zen, habiendo &asado 6a de los sesenta aMos, se &re&araba &ara de1ar este mundo, &idi# a algunos mon1es +ue a&ilaran leMa en el &atio del monasterio. Estos obedecieron. 3nstal)ndose entonces 9irmemente en el centro de la &ira 9uneraria, Eshun em&ez# a &renderla 9uego &or los bordes. WOh hermanaUX, grit# uno de los mon1es. WNo hace demasiado calor ahí adentroPX WSeme1ante cuesti#n solo &uede &reocu&ar a una &ersona tan estQ&ida como tQX, re&lic# Eshun. !as llamas se le6antaron, ; la mon1a e&ir# en su remolino. /F. !A $EC3TAC3N (E !OS ST$AS Cierto gran1ero hizo llamar a un sacerdote de la secta Tendai /? &ara +ue recitase algunos sutras en memoria de su es&osa, +ue acaba de morir. Cuando este hubo terminado su lectura, el gran1ero le ®unt#: WCree usted +ue mi mu1er habr) ganado algQn m-rito con estoPX WNo solo su mu1er, sino todos los seres 6i6ientes se bene9iciar)n de la recitaci#n de los sutrasX, contest# el sacerdote. WSi es asíX, di1o el gran1ero, W&udiera ocurrir +ue otros se a&ro6echasen de la debilidad de mi mu1er, +ued)ndose &ara sí los m-ritos +ue a ella le &ertenecen. !e ruego +ue recite los sutras solo &ara ella.X El sacerdote e&lic# +ue era el anhelo de todo budista o9recer bendiciones ; desear m-ritos a todas las criaturas 6i6as. WEs una hermosa enseManzaX, admiti# el gran1ero. Wero, &or 9a6or, haga una ece&ci#n. Tengo un 6ecino +ue se com&orta de una 9orma es&ecialmente grosera ; mez+uina conmigo. EclQ;alo del gru&o de los seres 6i6os.X
/? 1ien3tai en chino. $ama 9ilos#9ica e intelectual del budismo +ue, en el &eriodo heiano, tu6o +ue descender de sus altos 6uelos es&eculati6os &ara alcanzar el coraz#n de las masas, a&ro&i)ndose del ritualismo &r)ctico &ro&iamente Shingon. Esta historia es un claro e1em&lo de ello. /2
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/. T$ES (]AS %S Sui5o, el discí&ulo de "a7uin, lleg# a ser un ecelente maestro. Cierto aMo, durante el &eriodo de retiro 6eraniego, recibi# la 6isita de un &u&ilo oriundo de una le1ana isla en el sur del an. Sui5o le dio a resol6er el &roblema: WEscucha el sonido de una sola mano.X El &u&ilo &ermaneci# a su lado durante tres aMos, &ero no &udo &asar la &rueba. na noche se &resent# ante Sui5o con l)grimas en los o1os. WTendr- +ue 6ol6er al sur en la 6erg\enza ; el o&robioX, di1o, W&ues no 9ui ca&az de resol6er mi &roblema.X WEs&era una semana m)s ; medita constantementeX, le aconse1# el maestro. ero la iluminaci#n seguía sin llegar. W3nt-ntalo otra semanaX, di1o Sui5o. El &u&ilo obedeci#, &ero en 6ano. WOtra semana m)s.X Era inQtil. (eses&erado, el estudiante rog# Sui5o +ue lo de1ara marchar, &ero este &ro&uso cinco días m)s de meditac<#n. Transcurrieron estos sin resultado. Entonces Sui5o di1o: W%edita tres días m)s. Si tam&oco lo consigues ahora, lo me1or +ue &uedes hacer es suicidarte.X Al segundo día, el &u&ilo 9ue iluminado. /D. A!OA%3ENTO A CA%B3O (E (3!OJO Con tal +ue &ro&onga a sus moradores, ; lo gane, un debate sobre cual+uier as&ecto del budismo, todo mon1e 6agabundo tiene derecho a +uedarse en un monasterio zen. Si, &or el contrario, sale derrotado, deber) marcharse. (os hermanos, ambos mon1es, 6i6ían solos en un monasterio en el norte del an. El hermano ma;or era mu; docto, mientras +ue el &e+ueMo era estQ&ido ; le 9altaba un o1o. n mon1e 6agabundo lleg# cierto día al monasterio en busca de alo1amiento. SegQn la costumbre, desa9i# a los hermanos a entablar una discusi#n sobre la sublime enseManza. El ma;or, +ue se encontraba bastante cansado de tanto estudiar, &idi# al m)s 1o6en +ue ocu&ara su &uesto. W*e ; arr-glatelas &ara +ue el di)logo se haga en silencioX, le aconse1#, &ues conocía su escasa habilidad con las &alabras. El 1o6en mon1e ; el reci-n llegado se dirigieron al oratorio ; tomaron asiento. oco des&u-s, el 9orastero llegaba corriendo hasta el lugar donde se encontraba el hermano ma;or. Wuedes sentirte satis9echoX, le di1o. WTu 1o6en hermano es un eminente budista. %e ha derrotado.X WCu-ntame c#mo se desarroll# el di)logoX, le rog# el hermano ma;or. WAl sentarnosX, e&lic# el 6ia1ero, W;o le6ant- un dedo, re&resentando al Buda, el 3luminado. l re&lic# le6antando dos dedos, dando a entender +ue una cosa era el Buda ; otra sus enseManzas. Tras lo cual ;o alctres dedos, simbolizando al Buda, sus enseManzas ; sus seguidores, lle6ando una 6ida armoniosa. ero -l me lanz# entonces un &uMo a la cara indic)ndome +ue las tres cosas &roceden de una com&rensi#n Qnica. ue así como gan#, ; &or lo tanto ;o no tengo derecho a +uedarme.X (icho esto, reem&rendi# su camino. W(#nde se ha metido ese ti&oPX, ®unt# el hermano menor, +ue salía entonces del monasterio. WTengo entendido +ue ganaste el debate.X WNo gane nada. *engo a darle una &aliza a ese mon1e.X WCu-ntame cu)l 9ue el tema de la discusi#nX, di1o el hermano ma;or. WEl temaU... ues bien: Nada m)s sentarnos, ese ti&o le6ant# un dedo, insult)ndome al insinuar +ue solo tengo un o1o. No obstante, &uesto +ue se trataba de un 9orastero, &ens- +ue era mi obligaci#n &ortarme cort-smente, así +ue le mostr- dos dedos, 9elicit)ndolo &or su buena suerte, +ue le había &ermitido conser6ar ambos o1os. ero entonces, el mu; miserable alz# im&unemente tres dedos, sugiriendo +ue entre -l ; ;o no sum)bamos m)s +ue tres o1os. Esto me sac# de mis casillas ; em&ec- a darle de &uMetazos, &ero -l logr# esca&ar ; así acab# todo.X
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/?. !A *OZ (E !A *E$(A( (es&u-s de la muerte de Ban7ei, un hombre ciego +ue 6i6ía cerca del monasterio del maestro contaba a un amigo: WAl estar &ri6ado de la 6ista, me resulta im&osible distinguir los rasgos de la cara de una &ersona, así +ue debo 1uzgar su car)cter &or el sonido de su 6oz. Jeneralmente, cuando oigo a alguien 9elicitar a otro &or su buena suerte o su -ito en la 6ida, escucho tambi-n un secreto tono de en6idia. Cuando lo +ue se e&resa es condolencia &or la desgracia a1ena, detecto a la 6ez cierto &lacer ; satis9acci#n, como si el +ue se conduele estu6iese realmente 6iendo en el 9racaso del otro un hueco abierto &ara sus &ro&ios logros.X WA lo largo de toda mi e&eriencia, sin embargo, la 6oz de Ban7ei no de1# nunca de ser sincera. Siem&re +ue &ronunciaba &alabras de alegría, no escuchaba ;o otra cosa sino alegría^ ; cuando lo +ue mani9estaba era tristeza, tristeza era todo lo +ue oía.X /=. (ESCB$E E! TESO$O EN T $O3A CASA (ai1u/=, 6isit# a Baso/@ en China. Baso le ®unt#: Wu- es lo +ue 6ienes buscandoPX W!a iluminaci#nX, contest# (ai1u. WTienes el tesoro en tu &ro&ia casa. u- necesidad ha; de salir a buscarlo a9ueraPX, ®unt# Baso. (ai1u re&lic#: W(#nde est) eactamente ese tesoroPX W!o +ue est)s ®unt)ndome es ese tesoroX, sentenci# Baso. (ai1u 9ue iluminado. A &artir de entonces instaba continuamente a sus amigos: W(escubrid el tesoro de 6uestra &ro&ia casa, ; utilizadlo.X /@. N3 AJA N3 !NA Cuando la mon1a Chi;ono era una estudiante de zen ba1o la guía de Bu77o, de Enga7u 20, tu6o +ue es&erar muchos aMos antes de &oder degustar los 9rutos de la meditaci#n. Cierta noche de luna llena, Chi;ono traía agua del &ozo en un 6ie1o cubo atado con ho1as de bambQ. Estas se rom&ieron ; la base del cubo se des&rendi#, derram)ndose toda el agua al eterior. En ese instante, Chi;ono se liber#. En conmemoraci#n, escribi# este &oema: Día tras día trat# de sal$ar el $iejo cubo, pues las tiras de bamb* estaban debilit-ndose & amenazaban con romperse. 5asta 'ue al fin la base cedi%. M
/= (ai1u [e7ai GTai'Chu "ui'haiH. /@ %a'tsu, c-lebre maestro chino del siglo *333. 20 El monasterio de Enga7u es uno de los &rinci&ales del an. ue 9undado &or Bu77o Go'7uang Tsu' ;\an, /D'=DH, un maestro chino +ue emigr# al an en la -&oca de Ramu7ura. /
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20. TA$ETA (E *3S3TA Reichu, el gran maestro zen de la era %ei1i, era el &rior del tem&lo de To9u7u, en Rioto. En cierta ocasi#n recibi# la 6isita del gobernador. Era la &rimera 6ez +ue este 6enía a 6erlo. n sir6iente &resent# su tar1eta, en la +ue se leía: Jitagai, gobernador de Jioto. WNo tengo nada +ue 6er con ese seMorX, declar# Reichu al mensa1ero. W(ile +ue se marche.X El sir6iente, discul&)ndose, de6ol6i# la tar1eta al gobernador. Wue cul&a míaX, di1o este, ; tomando un l)&iz tach# las &alabras gobernador de Jioto. W*e ; anQnciame de nue6o.X WAhU Se trata de ese tal Ritaga7iPX, eclam# el &rior al leer la tar1eta. W(ile +ue &ase^ +uiero 6erlo.X 2<. TO(O ES !O %EO$ Cierto día, estando Banzan &aseando &or el mercado, o;# &or casualidad la con6ersaci#n entre un carnicero ; su cliente. W(eme el me1or &edazo de carne +ue tengaX, decía este Qltimo. WTodo lo +ue ha; en mi tienda es lo me1orX, re&licaba el carnicero. WNo hallar) a+uí ninguna &ieza de carne +ue no lo sea.X Al oír estas &alabras, Banzan 9ue iluminado. 2/. N (]A SO!O ES N (]A n noble &idi# al maestro zen Ta7uan 2< +ue le indicase alguna 9orma &ara matar el tiem&o. !os días se le hacían intolerablemente largos en su des&acho sentado rígidamente hora tras hora, recibiendo el homena1e de unos ; otros. Ta7uan escribi# ocho caracteres chinos ; se lo entreg# al noble: On día solo es un díaL la jo&a m-s grande es como el día m-s corto. Ese dia nunca $ol$er-L cada segundo $ale lo 'ue una jo&a sin precio :.
2< (a'chYuan de Chiang'shan. El noble al +ue se hace re9erencia 9ue un im&ortante 9uncionario gubernamental de la dinastía Sung, llamado Chao'&ien.
2/ Se cuenta +ue cierto día, des&u-s de cum&lir sus deberes o9iciales, Chao&ien escuch# en su o9icina el retumbar de un trueno abri-ndose instant)neamente su mente al estado de satori. Com&uso entonces, a su 6ez, otro &oema: Facío de pensamiento, me sent# en silencio frente al escritorio de mi despacho oficial. Con la mente imperturbada, tan serena como el agua. De pronto, el estallido de un trueno las puertas de la mente se abren con $iolencia. P allí est- sentado el anciano en toda su sencillez.
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22. !A %ANO (E %ORSEN %o7usen "i7i 6i6ía en un monasterio en la &ro6incia de Tamba. no de sus ade&tos solía +ue1arse a menudo de la tacaMería de su mu1er. %o7use decidi# ir a 6erla. ue a su casa ; le mostr# un &uMo cerrado. Wu- +uieres decir con esoPX, ®unt# sor&rendida la mu1er. WSun +ue mi mano estu6iese siem&re siem&re cerrada como lo est) ahora. C#mo la llamaríasPX, in+uiri# %o7usen. W(e9ormeX, contest# la mu1er. Entonces el maestro abri# la &alma de su mano. WSun +ue estu6iese siem&re así. u- es lo +ue &ensaríasPX WEn alguna otra clase de de9ormidadX, di1o la mu1er. WSi &uedes com&render todo estoX, conclu;# %o7usen, Wes +ue eres una buena es&osa.X [ 6ol6i# al monasterio. (es&u-s de esta entre6ista, la mu1er 9ue tan solícita en sus gastos como en sus ahorros. 2F. !A `N3CA SON$3SA (E S *3(A No se su&o +ue %o7usen hubiese sonreído hasta el Qltimo día de su 6ida. Sabiendo llegada su hora, reuni# a sus 9ieles discí&ulos en torno a su lecho de muerte ; les di1o: W"ab-is estudiado conmigo durante m)s de diez aMos. uiero +ue me mostr-is ahora cu)l es 6uestra inter&retaci#n &ersonal del zen. A+uel +ue se&a e&resarse con ma;or claridad, ser) nombrado mi sucesor ; recibir) mi manto ; mi escudilla.X Todos los &resentes contem&laban atentamente el se6ero rostro de %o7usen, &ero nadie se atre6ía a im&ro6isar una res&uesta. Encho, un discí&ulo +ue lle6aba mucho tiem&o con el maestro, a6anz# entonces algunos &asos ; se coloc# a su cabecera. Cogiendo el 9rasco de la medicina, lo retir# algunos centímetros 9uera de su alcance. Esta era su res&uesta. !a cara del maestro se &uso aQn m)s se6era. WEs eso todo lo +ue has com&rendidoPX, ®unt#. Encho cogi# el 9rasco ; lo coloc# de nue6o en su sitio. na clara sonrisa se dibu1# entonces en las 9acciones de %o7ugen. WAh, &ícaroUX, eclam#. WEstu6iste diez aMos traba1ando conmigo, &ero aQn no habías 6isto todo mi cuer&o. Coge el manto ; la escudilla. Son tu;os.X 2. E! ZEN (E CA(A 3NSTANTE !os estudiantes zen &ermanecen un mínimo de diez aMos con sus maestros antes de +ue se les considere ca&acitados &ara enseMarlo a su 6ez. En cierta ocasi#n, Nan'in recibi# la 6isita del mon1e Tenno, el cual, habiendo terminado recientemente su &eriodo de a&rendiza1e, se había con6ertido en maestro. Como el día era mu; llu6ioso, Tenno calzaba zuecos de madera ; había traído consigo un &araguas. Nan'in le dio la bien6enida ; le di1o: WSu&ongo +ue de1aste tus zuecos en el 6estíbulo. uiero +ue me digas si el &araguas est) a la iz+uierda o a la derecha de los zuecos.X Tenno, con9undido, no acert# a dar una res&uesta inmediata. Com&rendi# entonces +ue era aQn inca&az de mantener su es&íritu en estado de lucidez zen todo el tiem&o. Así +ue se hizo discí&ulo de Nan'in ; estudi# con -l otros seis aMos, hasta +ue al 9in logr# consumar en sí mismo el zen'de'cada'instante.
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2D. E! AJACE$O (E !O$ES Subhuti 9ue uno de los discí&ulos del Buda. "abía llegado a com&render la &otencia del 6acío, el &unto de 6ista de +ue nada eiste sino es en su relaci#n con lo sub1eti6o ; lo ob1eti6o. n día, Subhuti, en un estado de sublime 6acuidad, estaba sentado ba1o un )rbol. (e cuando en cuando, alguna 9lor caía de las ramas a su lado. W*enimos a alabarte &or tu discurso sobre el 6acíoX, le susurraron los de6as al oído. Wero si ;o no he hablado sobre el 6acíoX, di1o Subhuti. WTQ no has hablado sobre el 6acío, nosotros no hemos escuchado el 6acíoX, res&ondieron los dioses. WEste es el 6erdadero 6acío.X [ las 9lores se derramaron sobre Subhuti como gotas de llu6ia. 2?. !A E(3C3N (E !OS T$ES ST$AS Tetsugen, un de6oto del zen, se &ro&uso traducir al 1a&on-s los sutras, +ue &or entonces eran s#lo ase+uibles en lengua china 22. !os tetos se im&rimirían con &lanchas de madera en una &rimera edici#n de siete mil e1em&lares, lo cual constituía una ardua em&resa en a+uella -&oca. ara conseguir su &rosito, Tetsugen 6ia1# recolectando donati6os &or todo lo largo ; ancho del an. AlgQn sim&atizante le lleg# a dar hasta cien &iezas de oro, &ero en la ma;oría de los casos recibía s#lo calderilla. !a misma gratitud mostraba Tetsugen &ara con unos ; otros. or 9in, al cabo de diez aMos, habiendo reunido la suma su9iciente, se dis&uso a dar comienzo a su tarea. Sucedi# entonces +ue el río 1i2F se desbord#, sumiendo a la regi#n en la carestía ; el hambre. Tetsugen tom# los 9ondos +ue había recaudado &ara sus libros ; entreg# hasta la Qltima moneda a los damni9icados, sal6)ndolos así de la inanici#n. Acto seguido em&ez# otra 6ez desde el &rinci&io. Algunos aMos m)s tarde, una terrible e&idemia asol# el &aís. Tetsugen don# de nue6o todo su dinero &ara a;udar a las 6íctimas. or tercera 6ez reem&redi# su tarea, ; des&u-s de 6einte aMos de es9uerzos sus anhelos se 6ieron al 9in realizados. !as &lanchas de madera +ue hicieron &osible la &rimera edici#n de los sutras &ueden obser6arse ho; día en el monasterio de Oba7u, en R;oto. !os 1a&oneses suelen contar a sus hi1os +ue Tetsugen hizo tres series de sutras, ; +ue las dos &rimeras, in6isibles, son aQn me1ores +ue la Qltima.
22 !os &rimeros sutras hina;)nicos traducidos al chino se remontan al siglo 3 d . de C. 2F Al sureste de Rioto, c-lebre &or sus &lantaciones de t-. /=
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2=. !A !ABO$ (E J3S"O Jisho 9ue ordenada mon1a a los diez aMos. $ecibi# la misma clase de educaci#n +ue cual+uier muchacho de su edad. Al cum&lir los diecis-is, em&ez# a 6ia1ar de un lado a otro, estudiando el zen ba1o di9erentes maestros. Estu6o tres aMos con nzan, seis con Ju7ei^ &ero seguía aQn sin obtener una 6isi#n clara del zen. ue entonces a 6er al maestro 3nzan. 3nzan no hizo distinci#n alguna en 6irtud de su seo. Solía re&renderla con 9recuencia, ; llegado el caso la abo9eteaba &ara des&ertar en ella su naturaleza interior. Jisho se +ued# con 3nzan trece aMos, hasta +ue 9inalmente encontr# lo +ue habia estado buscando. En su honor, 3nzan escribi# un &oema: Esta monja estudi% trece años bajo mi tutela. 4or las tardes reflexionaba sobre los m-s profundos oansL 4or las mañanas caía absorta en otros nue$os. )olo la monja china 1etsuma pas% por todo esto antes 'ue ella, P desde >ujau nadie ha sido tan genuino como Qisho. )in embargo, a*n le 'uedan por abrir muchas puertas. Recibir- toda$ía bastantes bofetadas de mi mano de hierro.
(es&u-s de alcanzar el satori, Jisho march# a la &ro6incia de Banshu, donde 9und# su &ro&io tem&lo. Allí enseMaría el zen a otras doscientas mon1as hasta el día de su muerte, acaecida durante el mes de agosto de cierto aMo. 2@. ($%3EN(O ($ANTE E! (]A El maestro So;en Sha7u de1# este mundo a la edad de sesenta ; un aMos. "abiendo cum&lido su misi#n en la 6ida, de1aba tras de sí una gran enseManza, mucho m)s rica +ue la de la ma;oría de los maestros zen. Sus &u&ilos solían dormitar de día en la -&oca de los calores esti6ales. El hacía la 6ista gorda, ;, &or su &arte, no des&erdiciaba 1am)s un minuto. Cuando tenía doce aMos, había em&ezado ;a a estudiar las es&eculaciones 9ilos#9icas de la secta Tendai. Cierto día de 6erano, el aire era tan so9ocante +ue el &e+ueMo So;en &leg# las &iernas ; se durmi#. Tres horas habían &asado cuando, des&ertando de sQbito, o;# entrar a su maestro. ero era ;a demasiado tarde. Allí ;acía, tumbado de un lado a otro de la &uerta. WTe &ido &erd#nX, le susurr# a su maestro, &asando con cuidado &or encima de su cuer&o como si se tratara del de algQn distinguido hu-s&ed. (es&u-s de esto, So;en no 6ol6i# nunca a dormir &or las tardes. F0. EN !A T3E$$A (E !OS SEOS WSiendo un muchacho, nuestro maestro solía echarse a dormir la siesta &or las tardesX, contaba un discí&ulo de So;en Sha7u. WAl ®untarle nosotros &or +u- raz#n hacía esoX, nos res&ondi#: W*ia1aba a la Tierra de los SueMos &ara encontrarme con los 6ie1os sabios, como hacía Con9ucio.X Era de todos sabido +ue Con9ucio, cuando dormía, soMaba con los antiguos &atriarcas, lo cual le &ro&orcionaba abundante material &ara sus sermones. WCierto díaX, &rosigui# el discí&ulo, Whacía mucho calor ; algunos de nosotros caímos dormidos. Al ser re&rendidos &or nuestro maestro le e&licamos: Wuimos a la Tierra de los SueMos &ara hablar con los 6ie1os sabios, como solía hacer el &ro&io Con9ucio.X Wu- 9ue lo +ue esos sabios os contaronPX, nos ®unt# entonces. no de nosotros re&lic#: Wuimos a la Tierra de los SueMos ; ®untamos a los sabios si nuestro maestro So;en Sha7u solía ir a 6erlos &or las tardes, &ero nos di1eron +ue no conocían a nadie con ese nombre.X
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F<. E! ZEN (E OS" oshu2 comenz# a estudiar zen a los sesenta aMos, ; sigui# estudi)ndolo hasta los ochenta, cuando alcanz# el satori2D. EnseM# zen desde los ochenta hasta los ciento 6einte aMos 2?. na 6ez, un estudiante le ®unt#: WSi no tengo nada en mi mente, +u- debo hacerPX WArr#1aloX, contest# oshu. Wero si no tengo nada, c#mo lo &uedo arro1arPX, in+uiri# el discí&ulo. WEn ese casoX, re&lic# el maestro, Wll-6alo.X F/. !A $ESESTA (E! %E$TO Cuando %ani;a, el m)s tarde 9amoso &redicador, 9ue a 6er a un maestro en busca de conse1o, este le &idi# +ue le mostrara el sonido de una sola mano. %ami;a se concentr# &ro9undamente. WNo traba1as con el su9iciente inter-sX, le re&rendi# el maestro. WEst)s demasiado a&egado a la comida, a la salud, a las cosas ; a ese sonido. Sería me1or +ue estu6ieses muerto. Eso solucionaría el &roblema.X Cuando %ami;a 9ue &or segunda 6ez a entre6istarse con el maestro, este le 6ol6i# a ®untar &or el sonido de una sola mano. %ami;a se ech# entonces sQbitamente al suelo, como si hubiera muerto. W$e&resentas mu; bien el &a&el de cad)6erX, obser6# el maestro. Wero, +u- me dices de ese sonidoPX WNo lo he solucionado toda6íaX, contest# %ami;a, abriendo los o1os. W!os muertos no hablanX, di1o el maestro. W!)rgate de a+uí.X
2 Chao'chou, discí&ulo de %a'tsu. ue autor de un libro de W(ichosX G QorouH, lleno de res&uestas directas e incisi6as a las ®untas &lanteadas &or sus &u&ilos. 2D No es corriente +ue a una edad tan a6anzada se encare el estudio del zen con &robabilidades de -ito. Sería interesante considerar a+uí la historia de "un'1n, el +uinto &atriarca. SegQn una le;enda, "un'1n GD0<' D?FH había sido un &lantador de &inos llamado Tsai'sung en su 6ida anterior. Cuando 9ue &or &rimera 6ez a 6er a Tao'hsin, el cuarto &atriarca, este le di1o +ue era demasiado *ie1o &ara abordar cl estudio del zen, ero le anim# a nacer de nue6o, asegur)ndole +ue -l, Tao'hsin, estaría aQn es&er)ndole. (e regreso a su casa, Tsai' sung se encontr# con una 1o6en +ue la6aba ro&a en un arro;o, ; le rog# +ue le &ermitiera introducirse en ella &ara &rocurarse un r)&ido renacimiento. !a muchacha, a9ortunadamente &ara -l, accedi#, ; el niMo +ue dio a luz se con6irti#, con el tiem&o, en el +uinto &atriarca. 2? Eactamente ciento diecinue6e. *i6i# del ??= al =@? d. de C. su longe6idad es solo su&erada &or la del &ro&io Bodhidharma, introductor del zen en China, de +uien se dice +ue alcanz# los ciento cincuenta aMos de edad, si bien esto Qltimo es m)s legendario +ue hist#rico. 20
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F2. E! ZEN (E! O$(3OSE$O Tosui 9ue un maestro zen bien conocido en su -&oca. "abía 6i6ido en 6arios tem&los ; enseMado en di9erentes &ro6incias. En el Qltimo monasterio en el +ue estu6o, se habían congregado tal cantidad de seguidores +ue decidi# abandonar la enseManza ; dar comienzo a otra clase de 6ida. Aconse1# a sus discí&ulos +ue sc dis&ersasen ; siguiera cada cual su &ro&io camino. (es&u-s de esto, se le &erdi# el rastro. Tres aMos m)s tarde, uno de sus discí&ulos lo encontr# &or casualidad en Rioto, donde 6i6ía ba1o un &uente con 6arios mendigos. ue a su lado ; le su&lic# +ue lo instru;ese. W!o har- si eres ca&az de 6i6ir durante dos días como ;o 6i6oX, di1o Tosui. El antiguo discí&ulo se 6isti# como un &ordiosero ; &as# un día entero en com&aMía de su maestro: Al día siguiente, uno de los mendigos muri#. Tosui ; su &u&ilo cargaron con el cad)6er a medianoche ; lo enterraron al &ie de una colina. "echo esto, 6ol6ieron a su re9ugio ba1o el &uente. Tosui se &as# roncando el resto de la noche, &ero el discí&ulo no &udo &egar o1o. or la maMana, Tosui le di1o: WNo tendremos necesidad de mendigar comida ho;. Creo +ue nuestro di9unto amigo ha de1ado algo &or ahí.X ero el discí&ulo 9ue inca&az de &robar bocado. W[a te di1e +ue no &odrías 6i6ir de este modoX, obser6# Tosui. W*ete de a+uí ; no 6uel6as a molestarme.X FF. E! !A($N E SE CON*3$T3 EN (3SC3!O na tarde, hall)ndose Shichiri Ro1un recitando sutras, un ladr#n entr# en su casa, armado con una a9ilada es&ada, ; le &idi# la bolsa o la 6ida. WNo me distraigasX, le di1o Shichiri. WEncontrar)s el dinero en ese ca1#n.X [ reanud# la lectura. oco des&u-s interrum&i# la recitaci#n ; llam# al ladr#n. WNo lo co1as todo. Necesito algunas monedas &ara &agar maMana la contribuci#n.X El intruso meti# en sus bolsillos la ma;or &arte del dinero ; se dis&uso a irse. W(a las gracias cuando recibas un regaloX, aMadi# Shichiri. El hombre así lo hizo, ; acto seguido esca. Algunos días m)s tarde, el ladr#n 9ue detenido ; con9es#, entre otros, el robo &er&etrado en casa de Shichiri. Al ser este re+uerido como testigo, declar#: WEste hombre no es un ladr#n, al menos en cuanto a mí concierne. [o le di el dinero ; -l me dio !as gracias &or ello.X na 6ez cum&lida su condena en la &risi#n, el nombre 9ue a 6er a Shichiri ; se hizo su discí&ulo. F. CO$$ECTO [ E3*OCA(O Al estar Ban7ei guardando las acostumbradas semanas de retiro &ara la meditaci#n 2=, 6enían a hacerle com&aMía numerosos &u&ilos &rocedentes de todas &artes del an. En una de estas reuniones, uno de los discí&ulos 9ue sor&rendido robando. El asunto 9ue lle6ado a conocimiento del maestro, &idi-ndosele +ue e&ulsase al cul&able, &ero Ban7ei hizo caso omiso de la solicitud. Sucedi# +ue, &oco des&u-s, el mismo discí&ulo 9ue atra&ado en un delito similar, &ero tam&oco en esta ocasi#n hizo Ban7ei nada al res&ecto. Su actitud molest# a los otros discí&ulos, +uienes redactaron una instancia en la +ue se eigía la inmediata e&ulsi#n del ladr#n, mani9estando su intenci#n de marcharse en blo+ue en caso de +ue este siguiera con el gru&o. n torrente de l)grimas inund# entonces el rostro del +ue había robado. Todo deseo de 6ol6er a hacerlo se había des6anecido &ara siem&re.
2= Estos &eriodos se llaman sesshin o Wrecogimiento de la mente.X %ientras duran, se &ractica el za3zen casi continuamente desde las 2,20 de la madrugada hasta las <0 de la noche. Sin embargo, con Ban7ei el za3zen se relega a un segundo &lano, subra;)ndose el 6alor del traba1o cotidiano como medio de meditaci#n. 2<
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FD. C%O E(EN !A "3E$BA [ !OS $BO!ES SE$ 3!%3NA(OS (urante el &eriodo Rama7ura 2@, Shin7an estudi# tendai seis aMos, ; luego siete zen. *ia1# entonces a China, donde continu# a&rendiendo zen trece aMos m)s. Al 6ol6er a an, muchos eran los +ue deseaban entre6istarse con -l &ara aclarar algunos &untos oscuros. ero cuando Shin7an recibía in6itados, lo cual era &oco 9recuente, rara 6ez res&ondía a sus ®untas. n día, un estudiante +ue contaba a la saz#n cincuenta ; cinco aMos le cont# lo siguiente: W"e estudiado en la escuela de &ensamiento tendai desde +ue era solo un chi+uillo, &ero ha; algo +ue nunca &ude com&render. SegQn la doctrina tendai, en un hecho +ue hasta la hierba ; los )rboles llegar)n algQn día a alcanzar el estado de iluminaci#n. A mí esto me suena bastante etraMo.X W(e +u- sir6e discutir si la hierba o los )rboles &ueden llegar a ser iluminadosPX, ®unt# Shin7an. W!a cuesti#n es m)s bien c#mo &odrías tQ mismo alcanzar ese estado. No te has detenido a considerarloPX W!a 6erdad es +ue nunca 6i las cosas desde ese &unto de 6istaX, admiti# el hombre. WEntonces 6ete a casa ; &iensa en elloX, conclu;o Shin7an.
2@ rimer shogunado del an, instaurado en <<= al acabar la guerra entre los %inamoto ; los Taira. ue en esta -&oca cuando el zen se introdu1o de9initi6amente en el an. 2/
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F?. E! A$T3STA TACAO "abía una 6ez un mon1e artista llamado Jessen. Antes de dar comienzo a un dibu1o o una &intura, acostumbraba a cobrar &or adelantado, ; sus honorarios eran altos. Todos lo conocían como Wel artista tacaMo.X En cierta ocasi#n, una geisha le encarg# un lienzo en nombre de su seMor. WCu)nto me 6ais a &agarPX, 9ue lo &rimero +ue Jessen di1o. W!o +ue usted estime con6enienteX, res&ondi# la muchacha, W&ero deber) realizar su traba1o en mi &resencia.X ocos días des&u-s, Jessen 9ue llamado a cum&lir el encargo. !a geisha estaba celebrando una 9iesta en honor de su seMor. Jessen, con unas cuantas &inceladas maestras, dio comienzo a su obra. na 6ez terminada, &idi# &or ella la suma m)s ele6ada de la +ue se había tenido noticia en su -&oca. $ecibi# la &aga. !a geisha 9ue entonces 1unto a su seMor. WTodo lo +ue este artista +uiere es dineroX, le di1o. WSus &inturas son ciertamente hermosas, &ero tiene la mente sucia^ el dinero la ha llenado de lodo. Siendo el &roducto de una mente tan mugrienta, su traba1o no merece ser e&uesto &or 6os. En todo caso &odría ser6ir &ara decorar una de mis enaguas.X uit)ndose la 9alda, la geisha &idi# entonces a Jessen +ue hiciera otra &intura &ara el dorso de su enagua. WCu)nto me &agar)sPX, ®unt# Jessen. WOh, eso es cuesti#n su;aX, di1o la geisha. El mon1e 9i1# una cantidad eorbitante, &int# lo +ue se le &edía ;, 9inalmente, se march#. AlgQn tiem&o des&u-s, se su&o +ue Jessen había tenido sus razones &ara desear acumular tanto dinero. El hambre ; la &enuria solía hacer estragos en su tierra natal. El rico no a;udaba al &obre, de 9orma +ue Jessen se había hecho construir un almac-n secreto en el +ue amontonaba el grano &ara estas emergencias. !a carretera +ue conducía de su aldea al Santuario Nacional se encontraba en &-simas condiciones, siendo un 6erdadero martirio &ara el caminante. Jessen se había &ro&uesto construir una 6ía me1or. or Qltimo, su maestro había 9allecido sin satis9acer su anhelo de erigir un tem&lo zen, ; Jessen +uiso terminarlo en su nombre. na 6ez +ue 6io cum&lidos estos tres deseos, Jessen abandon# sus &inceles, así como los dem)s materiales de &intura, ;, retir)ndose a las montanas, no 6ol6i# a &intar nunca. F=. !A $OO$C3N EVACTA Sen'no $i7;u, el maestro de la ceremonia del t-, +uiso una 6ez colgar un cesto de 9lores de una columna. "abiendo contratado los ser6icios de un car&intero, no de1# un momento de ins&eccionar la labor de este, sugiri-ndole +ue &usiese el cesto un &oco m)s arriba o un &oco m)s aba1o, a la derecha o la iz+uierda, hasta +ue 9inalmente dio con el lugar eacto. WEse es el sitioX, di1o Sen'no $i7;u. El car&intero, &ara &robar al maestro, marc# el lugar ; &retendi# haberlo ol6idado. WEra esteP Este otro tal 6ezP, iba ®untando a medida +ue seMalaba &untos di6ersos en la su&er9icie de la columna. ero era tan agudo el sentido de la &ro&orc
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F@. E! B(A (E !A NA$3Z NEJ$A na mon1a +ue iba en &os de la iluminaci#n constru;# una estatuilla del Buda ; la cubri# con un baMo de oro. (onde+uiera +ue 9uese, no se se&araba 1am)s de su Buda dorado. asaron los aMos, siem&re lle6ando el Buda consigo. !a mon1a 6i6ía ahora en un &e+ueMo monasterio de una comarca le1ana, en el cual había innumerables Budas, cada uno de ellos con su &ro&io oratorio &ri6ado. !a mon1a +uiso +uemar incienso ante su Buda dorado. ero, disgustada con la idea de +ue el &er9ume &udiese des6iarse hacia los otros, recurri# a un embudo &or el cual el humo ascendería solo a su estatua. Esto ennegreci# la nariz del Buda dorado, +ue +ued# así es&ecialmente 9eo F0. 0. !A C!A$A CO%$ENS3N (E $[ONEN !a mon1a budista conocida &or el nombre de $;onen naci# en @?. Su abuelo había sido el 9amoso samura; Shingen. El genio &o-tico ; la tentadora belleza de la muchacha eran tales, +ue a los diecisiete aMos había entrado ;a al ser6icio de la em&eratriz como una de las damas de la Corte. A &esar de su 1u6entud, estaba ;a a las &uertas de la 9ama. Sucedi# entonces +ue la em&eratriz, &or la +ue $6onen sentía es&ecial cariMo, muri# re&entinamente, disol6i-ndose con ello todos los sueMos ; es&eranzas de la 1o6en cortesana. "abía ad+uirido de &ronto una aguda conciencia de la im&ermanencia de la 6ida en este mundo. ue entonces cuando decidi# dedicarse al estudio del zen. Sus &arientes no se mostraron con9ormes con esta decisi#n, ; &oco menos +ue a la 9uerza 9ue inducida a contraer matrimonio. Con la &romesa e&lícita de +ue se le &ermitiría hacerse mon1a una 6ez hubiera dado a luz a tres niMos, $;onen accedi#. Antes de los 6einticinco aMos había cum&lido ;a esa condici#n, ; ni su es&oso ni sus 9amiliares &udieron entonces disuadirla de sus deseos &or m)s tiem&o. Se a9eit# la cabeza ; ado&to el nombre de $;onen, +ue signi9ica Wclara com&rensi#n.X "echo esto, dio comienzo a su &eregrina1e. !leg# a la ciudad de Edo, en donde &idi# a Tetsug;u +ue la ace&tase como discí&ula. Basto +ue -ste la mirase a la cara &ara rehusarse, &ues era demasiado bonita. $;onen 9ue entonces a 6er a "a7uo, otro maestro zen, el cual la rechaz# &or la misma raz#n, alegando +ue su belleza solo traería &roblemas. $esuelta a todo, $;onen tom# un hierro al roLo ; lo estam en la cara. En unos segundos su belleza se había des6anecido &ara siem&re. "a7uo la ace&t# entonces como discí&ula. ara conmemorar esta ocasi#n, $;onen escribo un &oema en el re6erso de un &e+ueMo es&e1o: 0l ser$icio de mi emperatriz, 'ueme incienso para perfumar mis delicadas ropas. 0hora, como un mendigo sin hogar, 'uemo mi cara para entrar en un monasterio zen.
%uchos aMos des&u-s, cuando $;onen estaba a &unto de de1ar este mundo, escribi# otro &oema: )esenta & seis $eces han contemplado estos ojos las cambiantes escenas del otoño. Bastante he hablado &a de la luz de la luna,
F0 Es e6idente +ue la &iedad bobalicona tiene mu; &oco +ue 6er con el zen, el cual es m)s bien iconoclasta +ue id#latra. $ecordemos la destrucci#n del &ergamino del )utra de la 4lataforma, &or el seto &atriarca, ; la incineraci#n del Buda de madera, &or Tan'hsia, así como tantas otras an-cdotas similares +ue muestran bien a las claras hacia d#nde tiende el es&íritu del zen. 2F
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<. %3SO AJ$3A(O El mon
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F. %3 `!T3%A *O!NTA( [ TESTA%ENTO 377u;u, un 9amoso maestro zen de la era Ashi7aga F<, era hi1o del em&erador. Siendo -l niMo, su madre abandon# el &alacio ; se 9ue a 6i6ir a un monasterio zen. Con el tiem&o, tambi-n 377u;u se con6ertiría en estudiante. oco antes de morir, su madre le de1# escrita una carta. (ecía lo siguiente: 4ara Iu&u 5e acabado mi trabajo en este mundo & retorno ahora al seno de la Eternidad. >e gustaría 'ue llegases a ser un buen estudiante de zen & realizaras tu propia naturaleza b*dica. )abrías entonces si esto& en el infierno & si me encuentro siempre contigo o no. )i alg*n día comprendes 'ue hasta el propio Buda & su continuador Bodhidharma son tus ser$idores, podr-s dejar tus estudios & trabajar por el bien de la 5umanidad". El Buda Qautama predic% durante cuarenta & nue$e años, & en todo ese tiempo no consider% necesario decir una sola palabra. Deberías saber por 'u#. 4ero si no es así, & no obstante deseas saberlo, procura e$itar todo pensamiento infructuoso. 1u madre,
F< eriodo com&rendido entre <22= ; <?2, tambi-n llamado %uromachi. 377u;u 6i6i# del <2@F al
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. E! %AEST$O (E! T [ E! ASES3NO Tai7o, un samura; +ue 6i6ía en el an antes de la era de los To7uga5a, estudi# Cha3no3&u, la eti+ueta del t-, con Sen'no $i7;u, el maestro de esa &eculiar e&resi#n est-tica de la calma ; la satis9acci#n interiores F2. Rato, uno de los &rimeros o9iciales de Tai7o, con6encido de +ue el entusiasmo de su su&erior &or la eti+ueta del t- le había 6uelto negligente con los asuntos de estado, se &ro&uso matar a Sen'no $i7;u. ingiendo estar interesado en el Cha3no3&u, consign# +ue este le in6itara a tomar el t- en su casa. Al maestro, +ue era un e&erto en su arte, le bast# una mirada &ara &ercatarse de las intenciones del o9icial, así +ue sugiri# a Rato +ue de1ase su es&ada en la &uerta, e&lic)ndole +ue el arte del Cha3no3&u simbolizaba el es&íritu mismo de la &az FF. Rato &ermaneci# sordo a esta solicitud. WSo; un guerreroX, di1o. W!le6o siem&re mi es&ada conmigo. Cha3 no3&u o no Cha3no3&u, no &ienso se&ararme de ella.X WEst) bien, entra entonces con tu es&ada ; bebe una taza de t-X, consinti# Sen'no $i7;u. !a tetera her6ía en el 9uego de carb#n. (e &ronto, Sen'no $i7;u la 6olc# sobre las brasas. Silbando, el 6a&or se le6ant#, llenando la habitaci#n de humo ; cenizas. El asustado guerrero sali# a9uera corriendo. Sen'no $i7;u se discul. Wue cul&a mía. Te ruego +ue 6uel6as ; tomes una taza de t-. Tu es&ada est) a+uí, algo ennegrecida &or las cenizas, &ero me ocu&ar- de lim&iarla mientras bebes.X En esta di9ícil situaci#n, el guerrero com&rendi# +ue no &odría matar al maestro, así +ue abandon# su &rosito. D. E! *E$(A(E$O SEN(E$O Estando Nina7a5a en su lecho de muerte, recibi# la 6isita del maestro zen 377u;u. WNecesitas +ue te guíe en este &asoPX, le ®unto este. W*ine solo a este mundo ; solo me marchoX, re&lic# Nina7a5a. W(e +u- &odría ser6irme tu a;udaPX 377u;u res&ondi#: WSi &iensas +ue realmente 6ienes ; 6as, esa es tu ilusi#n. (-1ame +ue te enseMe el sendero en el +ue no ha; idas ni 6enidas.X Con estas &alabras, 377u;u había re6elado tan claramente el sendero +ue, con una sonrisa, Nina7a5a 9alleci# en el acto.
F2 3ntroducida en an &or Eisai, a 9inales del Siglo V33, la ceremonia mon)stica del t- se seculariz# tres siglos m)s tarde, ; 9ue 9inalmente &er9eccionada &or Sen'no $i7;u G<<='<@H, creador del Cha3nou &ro&iamente dicho, de +uien &roceden las tres &rinci&ales escuelas de t- +ue eisten en la actualidad. FF Se ha dicho +ue el sabor del zen G chan en chinoH ; el sabor del t- G chaH son lo mismo. 2?
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?. !AS E$TAS (E! A$A]SO n soldado llamado Nobushige ®unt# en cierta ocasi#n a "a7uin: W"a; 6erdaderamente un in9ierno ; un &araísoPX Wui-n eres tuPX, le interrog# "a7uin. WSo; un samura;X, re&lic# el guerrero. WTQ, un soldadoPX eclam# "a7uin. Wu- gobernante te ace&taría en su guardiaP Tu cara recuerda la de un &ordiosero.X Nobushige se en9ureci# al oír esto de tal 9orma +ue lle6# amenazadoramente su mano al mango de la es&ada. ero "a7uin &rosigui#: WAsí +ue tienes una es&adaU robablemente sea un arma demasiado burda &ara cortar mi cabeza.X Nobushige sac# la es&ada de su 9unda. "a7uin di1o: WA+uí se abren las &uertas del in9iernoUX Com&rendiendo el sentido de las &alabras del maestro, el samura; en6ain# la es&ada e hizo una re6erencia. WA+uí se abren las &uertas del &araísoUX, conclu;# "a7uin. =. E! A$$ESTO (E! B(A (E 3E($A n comerciante +ue lle6aba sobre los hombros cincuenta 9a1os de g-neros de algod#n se detu6o a descansar del calor del día a la sombra de un gran Buda de &iedra +ue encontr# en medio del camino. Enseguida se adormeci#, ; al des&ertar descubri# +ue sus mercancías habían desa&arecido. 3nmediatamente denunci# el hecho a la &olicía. n 1uez llamado O'o7a abri# la in6estigaci#n. WEse Buda de &iedra debe haber robado las mercancíasX, sac# en consecuencia. WSe su&one +ue est) ahí &ara cuidar del bienestar de la gente, &ero no ha sabido cum&lir su sagrada misi#n. Arr-stenlo.X El Buda de &iedra 9ue a&resado &or la &olicía ; lle6ado a los tribunales. na ruidosa muchedumbre había seguido a la estatua, muerta de curiosidad &or conocer +u- clase de sentencia le sería im&uesta &or el 1uez. Al a&arecer O'o7a en el estrado, re&rendi# a la 6ocinglera audiencia: WCon +u- derecho os atre6-is a 6enir a+uí, ri-ndoos ; mo9)ndoos de esa maneraP Est)is en rebeldía ante la corte, ; &or lo tanto su1etos a &roceso de multa ; encarcelamiento.X !a gente se a&resur# en discul&arse. WTendr- +ue im&oneros una multaX, dictamin# el 1uez. Wero la considerar) &agada con tal +ue cada uno de 6osotros traiga a la corte un 9a1o de g-neros de algod#n antes de tres días. A+uel +ue de1e de hacerlo ser) arrestado.X !os 9a1os de ro&a 9ueron entregados. no de ellos 9ue de inmediato reconocido &or el comerciante como su;o &ro&io, ; así se descubri# 9)cilmente al ladr#n. El comerciante recobr# su mercancía, ; los 9a1os de algod#n 9ueron de6ueltos a sus &ro&ietarios. @. SO!(A(OS (E !A "%AN3(A( Cierta 6ez, una di6isi#n del e1-rcito 1a&on-s estaba de maniobras, simulando una batalla contra el enemigo, ; algunos de sus o9iciales estimaron con6eniente utilizar como cuartel general el monasterio de Jasan. Jasan di1o a su cocinero: W(a de comer a los soldados eactamente lo mismo +ue a nosotros.X Esto eno1# a los o9iciales, acostumbrados como estaban a +ue les tratasen de una manera bien distinta. no de ellos incre a Jasan: Wu- crees +ue somosP Somos soldados. Arriesgamos nuestras 6idas &or nuestro &aís. or +u- no se nos trata como merecemosPX Jasan re&lic# con se6eridad: Wu- crees tQ +ue somos nosotrosP Somos soldados de la "umanidad. As&irarnos a sal6ar a todos los seres 6i6ientes.X
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D0. E! T`NE! Zen7ai, hi1o de un samura;, entr# al ser6icio de un alto o9icial de Edo. Ocurri# +ue el 1o6en se enamor# de la es&osa de su su&erior, ; cierto día tu6o la desgracia de ser sor&rendido en su com&aMía. En de9ensa &ro&ia, Zen7ai se 6io obligado a matar al o9icial, tras lo cual -l ; la mu1er se dieron a la 9uga. Con el tiem&o, ambos se con6irtieron en bandidos. ero la insaciable codicia de la mu1er acab# as+ueando a Zen7ai, +ue decidi# abandonarla. %arch# entonces a la le1ana &ro6incia de Buzen, donde subsisti# como mendigo errante. ara e&iar su &asado, Zen7ai resol6i# dedicar el resto de su 6ida al e1ercicio de buenas acciones. "abiendo sabido de un &eligroso sendero +ue bordeaba un &reci&icio, en el cual habían encontrado la muerte 6arias &ersonas, &ens# en eca6ar un tQnel a tra6-s de las montaMas. Zen7ai mendigaba comida durante el día, ; al caer la noche se a&licaba incansablemente a su traba1o. asados treinta aMos, el tQnel tenía /./=0 shaus de largo, /0 de alto ; 20 de ancho F. (os aMos antes de +ue el tQnel estu6iese terminado, el hi1o del o9icial +ue había asesinado, un h)bil es&adachín, habiendo a6eriguado el &aradero de Zen7ai, lleg# allí &ara 6engarse. WTe dar- mi 6ida de buena ganaX, le di1o Zen7ai. Wero &ermíteme antes +ue de 9in a mi tarea. El día +ue ha;a terminado, &odr)s matarme.X El hombre condescendi#. asaron 6arios meses ; Zen7ai seguía eca6ando. or 9in, cansado de no hacer nada, el hi1o del o9icial comenz# a a;udarle con el &ico ; la &ala. Al cabo de un aMo de traba1o en comQn, el 9uerte car)cter ; la 6oluntad de hierro de Zen7ai habían em&ezado a hacer mella en su es&íritu. !leg# el día en +ue el tQnel estu6o listo, ; la gente &udo 6ia1ar a tra6-s de -l sin correr ningQn riesgo. W[a &uedes cortarme la cabezaX, di1o Zen7ai al es&adachín. W%i traba1o est) hecho.X WC#mo &odría cortar la cabeza de mi &ro&io maestroPX, eclam# entonces el hombre con l)grimas en los o1os. D<. J(O [ E! E%E$A(O$ El em&erador Jo;ozei era discí&ulo de Judo. n día le ®unt#: Wara el zen, la &ro&ia mente es Buda. Es esto correctoPX Judo res&ondi#: WSi te di1era +ue sí, &ensarías +ue com&rendes sin haber com&rendido. Si te di1era +ue no, estaría contradiciendo un hecho +ue muchos com&renden mu; bien. En otra ocasi#n, el em&erador ®unt#: WAd#nde 6a el hombre iluminado cuando muerePX WNo lo s-X, con9es# Judo. Wor +u- no lo sabesPX, insisti# el em&erador. Wor+ue no he muerto toda6íaX, re&lic# Judo. Jo;ozei dudaba si seguir adelante o no con estas cuestiones +ue su mente no &odía com&render. Entonces Judo gol&e# el suelo con la &alma de su mano, como si +uisiera des&ertarlo, ; el em&erador 9ue iluminado. A &artir de este incidente, Jo;ozei res&et# el zen ; a su maestro mucho m)s si cabe +ue antes, &ermitiendo incluso +ue Judo lle6ase &uesto su sombrero en el interior de &alacio en in6ierno. Cuando este lleg# a la edad de ochenta aMos, solía +uedarse dormido en medio de sus lecciones, ; entonces el em&erador, con sumo cuidado, lo trasladaba a otro cuarto, de 9orma +ue su +uerido maestro &udiese dis9rutar dCl descanso +ue eigía su cansado cuer&o.
F n shau e+ui6ale a 20,2 centímetros. 2@
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D/. EN !AS %ANOS (E! (EST3NO n 9amoso guerrero 1a&on-s, llamado Nobunaga FD, decidi# atacar al enemigo a &esar de ser este diez 6eces su&erior en nQmero. Estaba seguro de la 6ictoria, &ero sus hombres no &ensaban lo mismo. (e camino hacia el cam&o de batalla, Nobunaga se detu6o ante un santuario shintoísta F? ; anunci# a los soldados: W(es&u-s de 6isitar el tem&lo, lanzar- una moneda al aire. Si sale cara, ganaremos^ si cruz, seremos derrotados. El destino nos tiene en sus manos.X Nobunaga entr# en el santuario ; or# en silencio. Al salir, tir# la moneda. Sali# cara. Sus soldados se lanzaron al combate con tal 6ehemencia +ue la batalla ca;# 9)cilmente de su lado F=. WNadie &uede alterar los designios del destinoX, le di1o al general, des&u-s de la 6ictoria, uno de sus o9iciales. WNadie, ciertamenteX, asinti# Nobunaga, sacando del bolsillo una moneda trucada, con una cara en cada lado. D2. %ATA$ Jasan di1o un día a sus seguidores: WA+uellos +ue hablan en contra del acto de matar a un seme1ante, ; res&etan la eistencia de todos los seres conscientes, est)n en lo cierto. Es bueno &roteger incluso a los animales e insectos. ero +u- decir de esas &ersonas +ue matan el tiem&o, +u- decir de a+uellos +ue destru;en la salud, o de esos otros +ue destrozan la economía del estadoP No deberíamos &asarlos &or alto. Tanto m)s, +u- decir de a+uel +ue &redica sin ser iluminadoP Est) matando al budismoUX DF. E! S(O$ (E RASAN na 6ez &idieron a Rasan +ue o9iciara en el 9uneral de un noble de la comarca. Rasan no había tenido trato con nobles anteriormente, ; a causa de ello se &uso mu; ner6ioso. Cuando dio comienzo la ceremonia, sudaba 6isiblemente. %)s tarde, de 6uelta al monasterio, Rasan reuni# a sus &u&ilos. !es e&lic# +ue aQn no estaba cuali9icado &ara ser su maestro, ;a +ue no sabía desen6ol6erse en el mundo eterior con la misma naturalidad +ue entre los muros del tem&lo. Así +ue renunci# a su cargo ; se hizo discí&ulo de otro maestro. Ocho aMos m)s tarde 6ol6ería con sus antiguos discí&ulos, iluminado.
FD Oda Nobunaga G<2F'<=/H, uno de los Wtres un9icadoresX del an. F? Nobunaga era de6oto del Thinto, la m)s antigua religi#n 1a&onesa, así como un ac-rrimo antibudista. En <?<, en la +ue 9ue la m)s terrible acci#n de su carrera, &rendi# 9uego a los monasterios de "ieízan, destru;endo tres mil edi9icios ; dando muerte a miles de mon1es. F= Se trata de la batalla de O5ari G<D0H, en la +ue Nobunaga, al mando de solo /.000 hombres, se im&uso a los /.000 del da&mio 3maga5a [oshimoto, con lo cual se le abrieron las &uertas de Rioto. F0
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D. !A SB[JAC3N (E! ANTAS%A na mu1er 1o6en había caído mu; en9erma ; estaba a &unto de morir. WTe +uiero tantoX, le di1o a su marido. WNo +uerría tener +ue de1arte, &ero, si así ocurriera, no cambies nunca mi recuerdo &or la com&aMía de otra mu1er. Si lo haces, 6ol6er- en la 9orma de un 9antasma ; ser- &ara ti causa de &roblemas sin 9in.X oco des&u-s la mu1er 9allecía. El marido res&et# su Qltimo deseo durante los tres &rimeros meses, &ero entonces conoci# a una 1o6en ; se enamor# de ella. ronto estaban &rometidos en matrimonio. !a misma noche del com&romiso, un 9antasma se le a&areci# al hombre, acus)ndolo de no haber cum&lido su &romesa. *ol6i# la noche siguiente, ; la otra. arecía saberlo todo. !e contaba eactamente lo +ue había sucedido durante el día entre -l ; su nue6o amor. Siem&re +ue hacía un regalo a su &rometida, el 9antasma se lo describía hasta el Qltimo detalle. odía re&etir incluso con6ersaciones enteras, ; eso causaba tal molestia al no6io +ue no &odía dormir. Alguien le aconse1# +ue 9uese a contar su &roblema a un maestro zen +ue 6i6ía cerca del &ueblo, ; al 9in, deses&erado, el &obre hombre recurri# a -l en busca de a;uda. WTu anterior es&osa se trans9orm# en 9antasma ; se entera de todo cuanto hacesX, coment# el maestro. WCual+uier cosa +ue hagas o digas, cual+uier regalo +ue obse+uies a tu &rometida, ella lo sabe. "a de ser un 9antasma mu; inteligente. (eberías sentirte orgulloso. !a &r#ima 6ez +ue a&arezca, haz un &acto con ella. (ile +ue, &uesto +ue sabe tanto, no &odrías ocultarle nada, ; +ue si contesta a una ®unta, una sola, &rometes rom&er tu com&romiso ; &ermanecer soltero el resto de tu 6ida.X WCu)l es la ®unta +ue debo 9ormularPX, ®unt# el hombre. El maestro res&ondi#: WCoge un buen &unado de semillas de so1a ; ®Qntale cu)ntos granos tienes eactamente en la mano. Si no &uede contestar, sabr)s +ue el 9antasma era solo un &roducto de tu imaginaci#n, ; no 6ol6er) a molestarte.X !a noche siguiente, cuando lleg# el 9antasma, el hombre lo adul# ; le di1o +ue era un 9antasma mu; sabio, ;a +ue lo sabía todo. WE9ecti6amenteX, re&lic# el 9antasma, Wcomo s- tambi-n +ue 9uiste a 6er a ese maestro zen esta tarde.X W[a +ue tanto sabesX, sugiri# el hombre, Wdime cu)ntos granos tengo en esta mano.X No había allí ;a ningQn 9antasma +ue &udiese res&onder a la ®unta. DD. !OS N3OS (E S %AESTA( [amao7a Tesshu desem&eMaba el cargo de tutor del em&erador. Era tambi-n un reconoc
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D?. ESTS "AC3EN(OU ESTS (3C3EN(OU En los tiem&os modernos se ha dicho una gran cantidad de dis&arates sobre los maestros ; sus discí&ulos, es&ecialmente en lo +ue se re9iere al legado +ue de1a un maestro a sus &u&ilos 9a6oritos, d)ndoles el derecho a transmitir la 6erdad a sus allegados. or su&uesto, el zen debería ser im&artido de este modo, de coraz#n a coraz#n, ; así sucedía e9ecti6amente en el &asado, cuando rimaban el silencio ; la humildad m)s bien +ue la &ro9esi#n ; la aserci#n. A+uel +ue recibía la sagrada enseManza la mantenía bien escondida durante mucho tiem&o, hasta 6einte aMos si llegaba el caso. Nunca antes de +ue otro descubriese, &or ineludible necesidad, +ue tenía a mano un 6erdadero maestro, se sabía +ue la enseManza había sido im&artida, e incluso entonces esta surgía naturalmente, &or su &ro&io &eso. Ba1o ninguna circunstancia &roclamaba 1am)s el maestro: WSo; el sucesor de tal o cual.X Seme1ante &roclama habría &robado &recisamente todo lo contrario. El maestro zen %u'nan tu6o un Qnico sucesor. Su nombre era Sho1u F@. Al haber com&letado este sus estudios de zen, %u'nan lo llam# a su cuarto. W%e esto; haciendo 6ie1oX, le di1o, W; +ue ;o se&a, Sho1u, tQ eres el Qnico ca&acitado &ara conser6ar esta enseManza. A+uí tienes este libro. "a ido &asando de maestro a maestro durante siete generaciones. [o mismo he aMadido tambi-n algunas notas con9orme a mi entendimiento. El libro tiene un gran 6alor, ; te lo entrego como símbolo de la sucesi#n.X WSi ese libro es algo tan im&ortanteX, re&lic# Sho1u, Wser) me1or +ue lo conser6es. $ecibí tu zen sin necesidad de escritura alguna, ; esto; satis9echo de +ue ha;a sido así.X W!o s-X, di1o %u'nan. WSin embargo, este traba1o se ha transmitido de un maestro a otro durante siete generaciones, de 9orma +ue debes +ued)rtelo como muestra de haber recibido la enseManza. A+uí lo tienes^ t#malo.X (aba la circunstancia de +ue ambos estaban hablando 9rente a un brasero. Al momento de sentir el libro entre sus manos, Sho1u lo arro1# sobre los carbones encendidos. No tenía inter-s en &oseer nada. %u'nan, +ue nunca se había en9adado antes, eclam#: Wu- est)s haciendoUX Sho1u le de6ol6i# el grito: Wu- est)s diciendoUX D=. NA NOTA (E! ZEN (es&u-s de su entre6ista con el em&erador, Ra7ua desa&areci# ; nadie 6ol6i# a saber nada de -l. ue el &rimer 1a&on-s +ue estudi# el zen en China, &ero como no enseM# nada de -l a su 6uelta, ece&to una nota, no &as# a la historia como el hombre +ue introdu1o el zen en su &aís. Ra7ua, en e9ecto, había 6i6ido en China, donde recibi# la 6erdadera enseManza. No 6ia1# a ninguna &arte mientras estu6o allí. (edicaba todo su tiem&o a la meditaci#n en un remoto rinc#n de la montaMa. Si ocurría +ue alguien iba a 6isitarle &ara &lantearle alguna cuesti#n sobre el zen, -l se limitaba a res&onder con unas &ocas &alabras ; corría a re9ugiarse en otro lugar de las montaMas donde no &udiera ser encontrado tan 9)cilmente. Cuando 6ol6i# al an, el em&erador, +ue había oído hablar de -l, &idi# +ue &redicase el zen &ara su &ro&ia iluminaci#n ; la de sus sQbditos. Ra7ua &ermaneci# de &ie, en silencio, 9rente al em&erador. 3m&ro6is# entonces una 9lauta con los &liegues de su tQnica ; silb# una bre6e nota. "izo una cort-s re6erencia ; desa&areci#.
F@ El maestro de "a7uin. F/
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D@. CO%3N(OSE !A $O3A C!A Ciertas circunstancias retrasaron un día la &re&araci#n de la cena del maestro zen de la secta Soto, ugai, ; sus discí&ulos0. A&resur)ndose, el cocinero sali# con un cuchillo al 1ardín ; cort# 6arias clases de legumbres, +ue troce# ; mezcl# &ara hacer una so&a, ignorando +ue, en su &reci&itaci#n, había incluido &arte de una &e+ueMa ser&iente entre las hortalizas. !os discí&ulos de ugai con9esaron no haber &robado nunca antes una so&a tan e+uisita. ero cuando el &ro&io maestro encontr# en su cuenco la humeante cabeza del o9idio, hizo llamar inmediatamente al cocinero. Wu- es estoPX, le ®unt#, sosteniendo en alto la cabeza de la ser&iente. WOh, muchas gracias, maestroX, re&lic# el cocinero, tomando el bocado ; comi-ndoselo r)&idamente. ?0. !A COSA %S *A!3OSA (E! %N(O n estudiante ®unt# al maestro chino Sozan <: WCu)l es la cosa m)s 6aliosa del mundoPX El maestro di1o: W!a cabeza de un gato muerto.X Wor +u- la cabeza de un gato muerto es la cosa m)s 6aliosa del mundoPX, in+uiri# el estudiante. Sozan re&lic#: Wor+ue nadie &uede decir su &recio.X ?<. A$EN(3EN(O A CA!!A$SE !os estudiantes de la escuela Tendai solían &racticar la meditaci#n mucho antes de +ue el zen llegase al an. Cuatro de estos estudiantes, amigos íntimos, se &rometieron el uno al otro en cierta ocasi#n obser6ar siete días de absoluto silencio. (urante el &rimer día, todos &ermanecieron callados. Su meditaci#n había em&ezado con buen &ie. ero al caer la noche, como 9uera +ue la luz de las l)m&aras de aceite había em&ezado a &alidecer, uno de los estudiantes no &udo e6itar decir a un sir6iente: W$ecarga esas l)m&aras.X n segundo estudiante se +ued# estu&e9acto al oír hablar al &rimero. WSe su&onía +ue no íbamos a decir una &alabraX, obser6#. WSois los dos unos estQ&idos. or +u- hab-is habladoPX, ®unt# un tercero. W[o so; el Qnico +ue no digo nadaX, conclu;# el cuarto estudiante. ?/. E! A$3STC$ATA ZOETE (os maestros zen, (aigu ; Judo, 9ueron in6itados a la mansi#n de un noble +ue +uería 9inanciar la construcci#n de un tem&lo. Nada m)s llegar, Judo le di1o: WSois sabio &or naturaleza, ; me com&lace obser6ar +ue &ose-is una habilidad innata &ara el a&rendiza1e del zen.X WTonteríasUX, eclam# (aigu. Wor +u- adulas a este zo+ueteP uede +ue sea un noble seMor, &ero en cuanto res&ecta al zen no es m)s +ue un 6ulgar anal9abeto.X Consecuencia de ello 9ue +ue, en lugar de construir el tem&lo &ara Judo, el arist#crata &re9iri# a (aigu ; se con6irti# en su discí&ulo.
0 [a se ha dicho en otra ocasi#n +ue las condiciones clim)ticas de China ; an hicieron im&rescindible la im&lantaci#n de la cena en los monasterios. ara tran+uilizar su conciencia, los mon1es de estas latitudes la llamaron Wcomida medicinalX G &uen3shih en chinoH. < TsYao'shan G=F0'@0
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?2. (3EZ SECESO$ES !os estudiantes zen 1uran solemnemente +ue se a&licar)n a su a&rendiza1e &or encima de cual+uier riesgo, aun el de ser asesinados &or su &ro&io maestro. recuentemente se &ractican un corte en un dedo, sellando así su resoluci#n con sangre. Al cabo del tiem&o, este 6oto se ha con6ertido en una mera 9ormalidad, ; &or esa raz#n el &u&ilo +ue muri# a manos de E7ido ha &asado a la historia como un m)rtir. E7ido era un maestro mu; riguroso. Sus discí&ulos lo temían. Sucedi# +ue uno de ellos, encargado de sonar el gong &ara anunciar la hora, descuid# en cierta ocasi#n su deber al +uedar &rendado &or la belleza de una 1o6en +ue &asaba &or la &uerta del monasterio. En ese momento, E7ido, +ue se encontraba 1ustamente detr)s de -l, le atiz# en la cabeza con un &alo. El gol&e result# ser tan 9uerte +ue lo mat#. Enterado del accidente, el tutor del muchacho 9ue directamente a 6er a E7ido. Con6encido de +ue la cul&a no era su;a, en 6ez de recriminarle lo alab# &or la se6eridad de sus m-todos. !a actitud del maestro no 6ari# un )&ice des&u-s de a+uel dram)tico suceso, ; a su muerte de1# tras de sí m)s de una decena de iluminados sucesores, un nQmero nada 9recuente. ?F. NA $EO$%A *E$(A(E$A $;o7an dedic# su 6ida entera al estudio del zen. n día se enter# de +ue su sobrino, haciendo caso omiso de las ad6ertencias de sus 9amiliares, estaba dila&idando su &atrimonio con una cortesana. (ado +ue este había ocu&ado el lugar de $;o7an en la direcci#n de los asuntos de la 9amilia, ; 6iendo sus &ro&iedades en gra6e &eligro de desa&arecer del todo, los &arientes &idieron a $;o7an +ue hiciese algo al res&ecto. n largo 6ia1e tu6o +ue hacer $;o7an &ara 6isitar a su sobrino, al +ue hacía muchos aMos +ue no 6eía. Este &areci# mu; contento de encontrarse de nue6o con su tío, ; le in6it# a &asar la noche en su casa. $;o7an estu6o sentado en la &ostura de meditaci#n hasta el alba. Cuando se dis&onía a &artir, &or la maMana, di1o a su 1o6en &ariente: W(ebo de estar haci-ndome 6ie1o^ me tiemblan las manos ; no so; ca&az de atar las correas de mis sandalias de &a1a. uerrías a;udarmePX El sobrino hizo lo +ue se le &edía gustosamente. WJraciasX, conclu;# $;o7an. W[a 6es, nos 6amos haciendo m)s ; m)s 6ie1os ; d-biles a cada día +ue &asa. Cuídate mucho.X (icho esto se march#, sin haber mencionado una sola &alabra sobre la cortesana ni sobre las +ue1as de los &arientes. Sin embargo, desde a+uella maMana, el desen9reno ; las disi&aciones del sobrino tocaron a su 9in. ?. TE%E$A%ENTO n estudiante se +ue1aba en cierta ocasi#n ante Ban7ei: W%aestro, tengo mu; mal tem&eramento. C#mo &odría controlarloPX WTienes algo mu; raroX, re&lic# Ban7ei. W(-1ame 6erlo.X WNo &uedo enseMarlo en este momentoX, di1o el otro. WCu)ndo &odr)s hacerloPX, ®unt# Ban7ei. WSurge de im&ro6isoX, contest# el estudiante. WEntoncesX, conclu;# el maestro, Wno debe ser tu &ro&ia naturaleza. Si lo 9uera, &odrías enseM)rmelo cuando +uieras. No lo lle6abas contigo cuando naciste, ; tus &adres no te lo dieron. iensa en ello.X
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?D. !A %ENTE (E 3E($A "ogen, un maestro zen chino /, 6i6ía solo en una ermita en el cam&o. n día, cuatro mon1es 6ia1eros +ue &asaban &or allí le &idieron &ermiso &ara encender un 9uego en su &atio ; calentarse un &oco. %ientras estaban &re&arando la hoguera, "ogen los o;# hablar sobre la ob1eti6idad ; la sub1eti6idad. ni-ndose a la discusi#n, di1o: WAhí ten-is esa gran &iedra. (#nde consider)is +ue est), dentro o 9uera de 6uestra mentePX no de los mon1es re&lic#: W(esde el &unto de 6ista budista, todas las cosas son ob1eti6aciones de la mente, así +ue ;o diría +ue la &iedra est) dentro de mi cabeza.X W(ebes tener la cabeza mu; &esadaX, obser6# "ogen, Wsi lle6as en tu mente una &iedra tan grande como esa.X ??. NO AEJA$SE A! O!*O Zengetsu, un maestro chino de la dinastía TYang, redact# las siguientes ehortaciones &ara sus discí&ulos: Fi$ir en el mundo sin apegarse al pol$o del mundo ese es el camino de todo $erdadero estudiante de zen. Cuando presencies las buenas acciones de otro, anímate a seguir su ejemplo. Cuando te hablen de su mala conducta, prom#tete no emularlo. 0un'ue estando solo en una habitaci%n oscura, comp%rtate como si estu$ieras ante un noble hu#sped. Exterioriza tus sentimientos, pero no seas m-s expresi$o 'ue tu propia naturaleza. 2a pobreza es tu tesoro.
/ "ogen %on';e7i Ga';en _en'i, muerto en @=H, 9undador de la rama "ogen del budismo zen. F
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?=. *E$(A(E$A $OSE$3(A( n hombre rico &idi# una 6ez a Sengai +ue escribiese algo en 9a6or de la continua &ros&eridad de su 9amilia, de 9orma +ue 9uese transmiti-ndose de una generaci#n a otra. Tomando una gran ho1a de &a&el, Sengai escribi#: WEl &adre muere, el hi1o muere, el nieto muere.X Esto irrit# al hombre, +ue eclam#: WTe &edí +ue escribieras algo &ara la 9elicidad de mi 9amiliaU uclase de broma es estaPX WNo es ninguna bromaX, re&lic# Sengai. WSi tu hi1o muriese antes +ue tQ, esto te a9ligiría mucho. Si tu nieto tu6iese +ue de1ar este mundo antes +ue tu hi1o, a ambos se os rom&ería el coraz#n. ero si tu 9amilia, generaci#n tras generaci#n, 6a muriendo segQn el orden en +ue lo he escrito, ser) el curso natural de la 6ida. A eso lo llamo ;o 6erdadera &ros&eridad.X ?@. E! 3NCENSA$3O na mu1er de Nagasa7i llamada Rame se dedicaba a la 9abricaci#n de incensarios. Estos instrumentos son en el an un delicado traba1o de artesanía, ; se utilizan solo en las salas de t- o ante los oratorios 9amiliares. Rame, cu;o &adre había sido un destacado artista del mismo gremio, era bastante a9icionada a la bebida. umaba tambi-n, ; se bastaba a sí misma &ara asociarse con hombres ; sacar adelante su &e+ueMo negocio. Siem&re +ue conseguía reunir algo de dinero, celebraba una 9iesta a la +ue in6itaba a artistas, &oetas, car&interos ; traba1adores, hombres de todas las 6ocaciones ; &ro9esiones. "ablaba con ellos ; sacaba ideas nue6as &ara sus diseMos. Rame era etraordinariamente lenta en su acti6idad creati6a ;, en consecuencia, su &roducti6idad era escasa, &ero una 6ez +ue su traba1o estaba terminado, había +ue considerarlo sin ece&ci#n como una obra de arte. Sus incensarios se atesoraban en hogares cu;as mu1eres nunca bebían, ni 9umaban, ni se asociaban libremente con hombres. n día, el alcalde de Nagasa7i le encarg# un incensario. Rame, al cabo de casi medio aMo, no había encontrado aQn el diseMo de9initi6o. El alcalde, +ue es&eraba ser trasladado en bre6e a una ciudad distante, la a&remi# entonces &ara +ue diese comienzo a su traba1o. $ecibida al 9in la ins&iraci#n, Rame 9abric# el incensario. na 6ez terminado, lo coloc# sobre una mesa ; se +ued# mir)ndolo larga ; detenidamente. um# ; bebi# ante -l como si se tratase de un com'l &aMero de con6ersaci#n. Todo el día se lo &as# obser6)ndolo. inalmente, cogiendo un martillo, lo hizo &edazos. No era la creaci#n &er9ecta +ue su mente había imaginado.
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=0. E! ATNT3CO %3!AJ$O Cuando Ban7ei &redicaba en el tem&lo de $;umon, un sacerdote de la secta Shinshu, +ue creía &oder llegar a la sal6aci#n &ersonal mediante la re&etici#n insistente del nombre del Buda del Amor, se sinti# celoso de sus grandes audiencias, ; &or Qltimo decidi# ir a discutir con -l &ara de1arlo en ridículo. Ban7ei se encontraba en la mitad de su disertaci#n cuando lleg# el sacerdote, &ero este arm# tal alboroto +ue el maestro no tu6o m)s remedio +ue interrum&ir el discurso ; ®untar a +u- 6enía todo ese 1aleo. WEl 9undador de nuestra sectaX 2, se 1act# el sacerdote, W&oseía &oderes m)gicos tan etraordinarios +ue, sosteniendo un &incel en la orilla de un río, mientras su a;udante &ermanecía en la orilla o&uesta con un &a&el en la mano, era ca&az de escribir el sagrado nombre del Buda Amida a tra6-s del aire. odrías acaso hacer tQ una mara6illa seme1antePX WTal 6ez ese 6ie1o zorro su&iese hacer ese trucoX, re&lic# Ban7ei con el brillo del esclarecimiento en los o1os, W&ero estas no son las maneras del zen. Cuando tengo hambre, como. Cuando tengo sueMo, duermo. Ese es mi milagro F.X =<. "O$A (E (O$%3$ Jasan estaba a la cabecera del lecho de Te7isui tres días antes de la muerte de su maestro. Este le había elegido ;a como su sucesor. n incendio había reducido recientemente a cenizas un monasterio, ; Jasan se hallaba mu; atareado con los traba1os de reconstrucci#n. Wu- &iensas hacer cuando est- terminadoPX, le ®unt# Te7isui. WCuando te ha;as recu&erado de tu en9ermedad, +ueremos +ue 6a;as allí a hablar de budismoX, di1o Jasan. WSun +ue no est- ;a 6i6o entonces.X WBuscaría algQn otroX, re&lic# Jasan. WSun +ue no encuentras a nadieX, insisti# Te7isui. WBasta de tonteríasX, contest# Jasan, le6antando la 6oz. WC)llate ; duerme.X =/. NA(A EV3STE Cuando era un 1o6en estudiante de zen, [amao7a Tesshu solía ir de un maestro a otro. En cierta ocasi#n hizo una 6isita a (olcuon, +ue 6i6ía en el monasterio de Sho7o7u . Ansioso &or demostrar sus conocimientos, [amao7a declar#: W!a mente, el Buda ; todos los seres 6i6ientes, al 9in ; al cabo, no eisten. !a 6erdadera naturaleza de los 9en#menos es el 6acío. No ha; realizaci#n, no ha; ilusi#n^ no ha; sabiduría ni ignorancia. No ha; nada +ue dar, nada +ue &ueda ser recibido.X (o7uon, +ue 9umaba tran+uilamente, no hizo comentario alguno. (e re&ente, se le6ant# ; gol&e# 9uertemente a [amao7a con su &i&a de bambQ. El 1o6en estudiante mont# en c#lera. WSi nada eisteX, in+uiri# (o7uon, Wde d#nde 6iene esa 9uriaPX
2 Se re9iere a Shinran, místico &ietista 1a&on-s del siglo V333. F Cuando le ®untaron en +u- consistía el tal milagro, ;a +ue eso lo hacía todo el mundo, Ban7ei re&lic#: W!os dem)s, cuando comen, no comen en realidad, sino +ue andan dando 6ueltas a los m)s di6ersos asuntos, de1)ndose &erturbar &or sus &ensamientos, +ue los a&artan del hecho de comer^ si duermen, no es dormir lo +ue hacen, sino soMar en un sin 9in de cosas. or eso ellos no son como ;o.X no de los WCinco Tem&losX de Rioto en el &eriodo Rama7ura. F?
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=2. 3EN NO T$ABAA, NO CO%E ";a7u1oD solía traba1ar la tierra con sus discí&ulos aun a la edad de ochenta aMos. (iariamente arreglaba los 1ardines, lim&iaba el terreno ; &odaba los )rboles. !os &u&ilos se lamentaban de +ue su anciano maestro traba1ase tan duramente, &ero, sabiendo +ue no se de1aría con6encer &or ellos, con6inieron en +ue lo me1or sería esconder sus herramientas en algQn sitio donde no &udiera encontrarlas. El día +ue lle6aron a cabo su &lan, ";a7u1o no &rob# bocado. !o mismo hizo al día siguiente, ; al otro. W(ebe estar en9adado &or+ue hemos escondido sus herramientasX, &ensaron los mon1es. WTal 6ez sería me1or +ue se las de6ol6i-ramos.X Así lo hicieron. Al día siguiente, el maestro traba1# ; comi# como solía hacer antes. Wuien no traba1a, no comeX?, di1o a sus discí&ulos &or la tarde. =F. !OS (OS A%3JOS "ace mucho tiem&o, 6i6ían en China dos amigos. no de ellos tocaba el laQd &rimorosamente, ; el otro era tan buen o;ente como a+uel int-r&rete. Cuando el &rimero entonaba una canci#n sobre una montaMa, el segundo decía: Wuedo 6er la montaMa 9rente a nosotros.X Si la mQsica aludía al agua, eclamaba: W"e a+uí la r)&ida corrienteUX ero sucedi# +ue el amigo +ue escuchaba ca;# mu; en9ermo ; muri#. El otro rom&i# entonces las cuerdas de su laQd ; no 6ol6i# a tocar nunca. (esde a+uel día, rom&er las cuerdas del laQd ha sido en China un signo de amistad íntima. =. CAN(O !!EJA !A "O$A 377u;u, el maestro zen, era mu; listo aun siendo un muchacho. Su maestro &oseía una &reciosa taza de t-, una antig\edad mu; rara ; de gran 6alor. n día, 377u;u la rom&i# sin darse cuenta. O;endo entonces el ruido de las &isadas de su maestro, escondi# &reci&itadamente las &iezas rotas tras de sí. Al entrar a+u-l en el cuarto, 377u;u le ®unt#: W%aestro, &or +u- la gente tiene +ue morirPX WEs lo naturalX, e&lic# el 6ie1o. WTodas las cosas tienen +ue morir, como tienen tambi-n tiem&o &ara 6i6ir.X 377u;u sac# entonces la taza rota ; di1o: W%aestro, le ha llegado a su taza la hora de morir.X
D El maestro chino ai'Chang G?/0'=
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=D. E! B(A *3*3ENTE [ E! AB$3CANTE (E BAE$AS !os maestros zen suelen adiestrar a sus discí&ulos de uno en uno, retir)ndose con ellos a solas a una habitaci#n. Nadie entra allí mientras &ro9esor ; &u&ilo &ermanecen 1untos =. A %o7urai, el maestro del tem&lo de Rennin, en Rioto, le gustaba con6ersar con comerciantes ; 6endedores de &eri#dicos tanto como con sus &ro&ios discí&ulos. Cierto 9abricante de tinas de baMo, &r)cticamente anal9abeto, solía ir 9recuentemente a 6erlo. "acía un &ar de ®untas estQ&idas, bebía el t- con %o7urai ; luego se marchaba. n día +ue -l estaba allí, %o7urai +uiso dar instrucci#n &ersonal a un discí&ulo, &or lo +ue &idi# al hombre +ue tu6iese la amabilidad de es&erarlo en otra habitaci#n. WTengo entendido +ue eres un Buda 6i6ienteX, &rotest# el 9abricante de tinas. Wero ni si+uiera los Budas de &iedra de este tem&lo rehQ;en 1am)s a las &ersonas +ue se les acercan. or +u- debo ;o ser ecluidoPX %o7urai tu6o +ue salir a9uera &ara 6er al mon1e. =?. T$ES C!ASES (E (3SC]!OS n maestro zen llamado Jettan 6i6ía en las &ostrimerías de la era de los Ti7uga5a. Solía decir: W"a; tres clases de discí&ulos: a+uellos +ue a su 6ez enseMar)n el zen a otros, a+uellos +ue cuidan del tem&lo ; los santuarios, &or 9in est)n los sacos de arroz ; los &ercherosX @. Jasan e&res# la misma idea. Estudiaba el zen con Te7isui, un maestro mu; se6ero +ue incluso le &egaba en ocasiones. %uchos com&aMeros su;os, inca&aces de so&ortar este trato, se marcharon. ero Jasan se +ued#, diciendo: Wn discí&ulo mediocre utiliza la in9luencia de su maestro. n discí&ulo mediano admira la bondad del maestro. n buen discí&ulo se hace m)s 9uerte ba1o la disci&lina del maestro.X ==. C%O ESC$3B3$ N OE%A C"3NO A un 9amoso &oeta 1a&on-s le ®untaron en cierta ocasi#n c#mo se com&onía un &oema al modo chino. WEl &oema chino corriente consta de cuatro 6ersosX, e&lic#. WEl &rimer 6erso contiene la 9rase inicial^ el segundo, la continuaci#n de esa 9rase^ el tercero rom&e con el tema ; da entrada a uno nue6o^ el cuarto 6erso sintetiza los tres anteriores. na canci#n 1a&onesa ilustra esto: Dos hijas de un comerciante en sedas $i$en en Jioto. Feinte años tiene la ma&orL dieciocho la pe'ueña. On soldado puede 'uitar la $ida a un hombre con su espada. 4ero estas muchachas matan con sus ojos.+
= Esta es una costumbre relati6amente moderna. En los &rimeros tiem&os del zen, todos los mondos G®untas ; res&uestasH tenían lugar ante la comunidad en &leno, segQn establecían las dis&osiciones de ";a7u1o. ero esto tra1o consigo resultados indeseables, tales como el 9ormalismo re&etiti6o, etc., ; &or ello, en la actualidad, el sanzen se realiza en &ri6ado. @ Se re9iere a a+uellos +ue solo &iensan en satis9acer su &ro&io cuer&o, entreg)ndose a la indolencia. !a e&resi#n Wsaco de arrozX ha sido 9recuentemente usada &or los maestros zen a tra6-s de los siglos. F@
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=@. (3!OJO ZEN !os maestros zen enseMan a sus 1#6enes &u&ilos a e&resarse &or sí mismos. (os monasterios zen, 6ecinos entre sí, tenían cada uno de ellos un &e+ueMo &rotegido. Sucedi# +ue uno de ellos, ;endo &or la maMana a com&rar legumbres, se encontr# con el otro en el camino. WAd#nde 6asPX le ®unt# al 6erlo. W*o; a donde mis &ies me lle6enX, res&ondi# el otro. Esto de1# con9undido al &rimer &u&ilo, +ue 9ue enseguida a consultar a su maestro. W%aMana &or la maManaX, le aconse1# este, Wcuando 6uel6as a encontrarte con ese muchacho, re&ítele la ®unta +ue le 9ormulaste ho;. Te res&onder) lo mismo, ; entonces tQ le dir)s: WSun +ue no tu6ieses &ies. Ad#nde irías entoncesPX Esto lo &ondr) sin duda en un buen a&rieto. !os dos muchachos se encontraron a la maMana siguiente. WAd#nde 6asPX, ®unt# el &rimero. W*o; all) donde me lle6e el 6ientoX, res&ondi# el otro. Esto 6ol6i# a de1ar &er&le1o al 1o6encito, +ue cont# su 9racaso a su maestro. WregQntale ad#nde iría si no so&lase el 6ientoX, le sugiri# este. Al día siguiente se encontraron &or tercera 6ez. WAd#nde 6asPX, ®unt# el &rimero. W*o; al mercado a com&rar legumbresX, re&lic# el otro. @0. E! `!T3%O CAN Tangen había sido &u&ilo de Sengai desde su m)s tierna in9ancia. Al cum&lir los 6einte aMos, sinti# deseos de conocer a otros maestros &ara &oder hacer un estudio com&arati6o, &ero Sengai no se lo &ermitía. Siem&re +ue Tangen hacía alguna sugerencia al res&ecto, su maestro le &ro&inaba un can. or 9in, Tangen &idi# a un mon1e de ma;or edad +ue intercediese &or -l ante Sengai. WEst) arregladoX, le con9irm# &oco des&u-s su com&aMero. W"e hablado con Sengai ; me ha dicho +ue &uedes marcharte cuando +uieras.X Tangen 9ue a dar las gracias a su maestro. !a res&uesta de Sengai 9ue un can aQn m)s 9uerte +ue los anteriores. Cuando Tangen cont# lo sucedido al otro mon1e, este +ued# sor&rendido. Wu- signi9ica estoPX, di1o. WNo tiene sentido +ue Sengai acceda a tu &etici#n ; luego cambie de idea tan 9)cilmente. 3r- a decírselo.X [ 9ue de nue6o a hablar con el maestro. WNo he cancelado el &ermisoX, le asegur# Sengai. WSim&lemente +uise darle un Qltimo gol&ecito a ese muchacho, &ues no &odr- ;a 6ol6er a re&renderle cuando 6uel6a iluminado.X
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@<. E! TE%!E (E !A ESA(A (E BANZO %ata1uro [ag;u era hi1o de un 9amoso es&adachín. Su &adre, cre;endo +ue el muchacho no reunía las condiciones necesarias &ara llegar a ser un maestro en su arte, reneg# de -l. %ata1uro 9ue entonces al monte utura, donde encontr# al 9amoso es&adachín Banzo. Este, sin embargo, no hizo sino con9irmar el 1uicio de su &adre. WAsí +ue deseas a&render conmigo a mane1ar la es&adaPX, le di1o. W!o siento, &ero no cum&les los re+uisitos.X Wero si traba1o duroX, insisti# el 1o6en, Wcu)ntos aMos me tomaría con6ertirme en un maestroPX WEl resto de tu 6idaX, re&lic# Banzo. WNo &uedo es&erar tantoX, declar# %ata1uro. WEsto; dis&uesto a &asar &or lo +ue sea con tal de +ue me enseMes. Si me con6ierto en su 9iel ser6idor, cu)nto &odría serPX WOh, &uede +ue diez aMosX, cedi# Banzo. W%i &adre est) haci-ndose 6ie1o ; &ronto tendr- +ue ir a cuidar de -lX, continu# %ata1uro. WSi traba1o a toda intensidad, cu)nto tardaríaPX WOh, &uede +ue treinta aMosX, di1o Banzo. WC#moPX, eclam# sor&rendido %ata1uro. Wrimero dices +ue diez ; ahora treinta. Te aseguro +ue me sometería de buena gana a cual+uier &enalidad, solo &or con6ertirme en un maestro de este arte en el mínimo de tiem&o.X WBienX, di1o Banzo, Wen ese caso tendr)s +ue +uedarte conmigo setenta aMos. n hombre con tanta &risa como tQ &or obtener resultados rara 6ez a&rende r)&idamente.X W%u; bienX, declar# el 1o6en, com&rendiendo al 9in +ue lo estaban censurando &or su im&aciencia, Westo; de acuerdo.X No es sabido +ue, a &artir de entonces, %ata1uro 6ol6iese a hablar de la esgrima o em&uMase una es&ada. Cocin# &ara su maestro, la6aba los &latos, le hacía la cama, lim&iaba el &atio, cuidaba del 1ardín, ; todo ello sin decir una sola &alabra sobre el asunto +ue le había lle6ado hasta allí. asaron tres aMos. %ata1uro seguía traba1ando. Cuando &ensaba en su 9uturo, se &onía triste. No había em&ezado si+uiera a a&render el arte al +ue había dedicado su 6ida. n buen día, estando %ata1uro cocinando arroz, Banzo 6ol6i# a saltar sobre -l sin &re6io a6iso. (es&u-s de a+uello, %ata1uro tu6o +ue estar continuamente al acecho, durante el día ; durante la noche, &ara de9enderse de estas re&entinas estocadas. En ningQn momento de1aba de &ensar en el tem&le de la es&ada de Banzo. A&rendi# tan r)&idamente +ue su maestro no &udo e6itar esbozar una sonrisa. %ata1uro se con6irti# en el m)s grande es&adachín sobre la tierra. @/. E! ZEN (E! AT3ZA(O$ (E EJO "a7iun solía hablar a sus &u&ilos de una *ie1a dama, &ro&ietaria de un sal#n de t-, cu;a com&rensi#n del zen era digna de encomio. !os mon1es, sin embargo, se negaban a creer lo +ue les contaba su maestro, ; 9inalmente decidieron ir al sal#n de t- &ara a6eriguar la 6erdad &or sí mismos. "ubiesen ido cuando hubiesen ido, a la mu1er le habría bastado una o1eada &ara saber si 6enían realmente a tomar el t- o si bien &retendían meter sus narices en el asunto de su clara 6isi#n del zen. En el &rimer caso, les habría atendido cort-smente. En el segundo, les haría seMas &ara +ue se acercasen detr)s del biombo, ; una 6ez allí les gol&earía sin &iedad con un atizador de 9uego. Nue6e de los diez mon1es no &udieron esca&ar a su castigo.
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Carne de zen, huesos de zen
@2. E! ZEN (E! CENT3STA Encho era un 9amoso narrador de historias. Sus cuentos de amor conmo6ían el coraz#n de sus o;entes. Cuando relataba lances de guerra, era como si los +ue le escuchaban estu6iesen ellos mismos en el cam&o de batalla. n día, Encho se encontr# con [amao7a Tesshu, un antiguo laico +ue casi había abrazado la maestría del zen. WTengo entendidoX, le di1o este, W+ue eres el me1or cuentista de la comarca ; +ue &uedes hacer +ue la gente ría o llore a 6oluntad. %e gustaría +ue me contases la historia del NiMo'%elocot#n. Cuando ;o era &e+ueMo, mi madre solía relatarme esa le;enda en la cama, ; ;o me +uedaba dormido en medio de la narraci#n. uiero +ue me la cuentes eactamente como lo hacía ella.X Encho no se atre6i# a intentarlo en a+uel momento, &ues, aun+ue conocía la historia, le 9altaban algunos detalles. idi# a [amao7a +ue lo de1ase algQn tiem&o &ara &re&ararla. *arios meses des&u-s 9ue a 6erlo de nue6o ; le di1o: W(ame ahora la o&ortunidad de contarte la historia.X WAlgQn otro díaX, res&ondi# [amao7a. (ece&cionado, Encho sigui# estudiando ; lo intent# de nue6o. [amao7a la rechaz# 6arias 6eces m)s. Cuando Encho em&ezaba a hablar, le interrum&ía en el acto diciendo: WNo eres aQn como mi madre.X Cinco aMos &asaron antes de +ue el cuentista 9uese ca&az de narrar la historia a [amao7a como su madre se la había contado. ue así como este enseM# el zen a Encho. @F. EVC$S3N (E %E(3ANOC"E Eran muchos los &u&ilos +ue &racticaban la meditaci#n con el maestro zen Sengai. no de ellos solía le6antarse &or la noche, escalaba el muro del monasterio ; marchaba a di6ertirse a la ciudad. En cierta ocasi#n, ;endo de ins&ecci#n &or los dormitorios, Sengai descubri# +ue 9altaba uno de los mon1es. Encontr# tambi-n el taburete del +ue se ser6ía el 9ugiti6o &ara escalar el muro. Sengai lo +uit# entonces de su sitio ; ocu su lugar. Cuando el mon1e 6ol6i#, cre;endo +ue se a&o;aba en el taburete, &is# con 9uerza sobre la cabeza del maestro ; salt# al &atio del monasterio. Al re&arar en lo +ue había hecho, se +ued# horrorizado. Sengai le di1o: W"ace bastante 9río a estas horas. Ten cuidado, no 6a;as a coger un consti&ado.X (es&u-s de este incidente, el mon1e no 6ol6i# a salir nunca &or las noches. @. NA CA$TA A$A N %O$3BN(O Estando uno de sus discí&ulos a &unto de morir, Bassui le escribi# la siguiente carta: W!a esencia de tu mente es innata, ; &or eso nunca morir). No es una cosa material, las cuales son siem&re &erecederas. No es un 6acío, +ue es mera nada. No tiene 9orma ni color. No goza de &laceres ni su9re &enas.X WS- +ue est)s mu; en9ermo. Como un buen estudiante de zen, te en9rentas cara a cara a tu mal. uede +ue no se&as eactamente +ui-n es el +ue su9re, &ero la cuesti#n es: Cu)l es la esencia de esta menteP iensa solo en eso. No tendr)s necesidad de m)s. %ata en ti todo deseo. Tu 9in, +ue no tiene 9in, es como un co&o de nie6e disol6i-ndose en el aire &uro.X @D. NA JOTA (E AJA n maestro Zen llamado Jisan &idi# a un 1o6en estudiante +ue le tra1ese un cubo de agua &ara en9riar su baMo. El estudiante obedeci#. *erti# el agua en la tina hasta alcanzar la tem&eratura deseada, ; entonces tir# al suelo la &oca +ue sobraba. WZo&encoUX, le incre el maestro. Wor +u- no a&ro6echaste el resto &ara regar las &lantasP Con +uderecho te atre6es a des&erdiciar aun+ue sea una sola gota de agua en este monasterioPX El 1o6en estudiante realiz# el zen en ese instante. Cambi# su nombre &or el de Te7isui, +ue signi9ica Wuna gota de agua.X /
Carne de zen, huesos de zen
@?. ENSEAN(O !O N(A%ENTA! AntaMo, hace ;a muchos aMos, se utilizaban en el an cierta clase de linternas hechas de &a&el ; bambQ, con una 6ela en su interior. n hombre ciego, +ue había ido a 6isitar a un amigo &or la noche, recibi# de este una de esas linternas &ara +ue hiciese el camino de 6uelta a casa. Wara +u- +uiero ;o una linternaPX, in+uiri# el ciego. WOscuridad ; luz son &ara mí la misma cosa.X WS- +ue no necesitas una linterna &ara encontrar el caminoX, re&lic# el amigo, W&ero si no la lle6as, algQn otro &odría tro&ezar contigo, así +ue es me1or +ue la co1as.X El ciego &arti# con la linterna de la mano, &ero a&enas se había ale1ado un corto trecho cuando choc# de 9rente con alguien. W%ira &or d#nde andasUX, le grit# al desconocido. WEs +ue no 6es la linternaPX WTu linterna se ha a&agado, hermanoX, res&ondi# el hombre. @=. (ESAEJO ABSO!TO Ritano Jem&o, abad del monasterio de Eihei, muri# en <@22 a la edad de no6enta ; dos aMos. Su 6ida entera 9ue un constante es9uerzo &or irse desa&egando gradualmente de todas las cosas. Cuando contaba 6einte aMos ; era un mon1e mendicante, se encontr# en el camino con un 6agabundo a9icionado a 9umar tabaco. Caminaban 1untos &or un sendero a tra6-s de las montaMas ; decidieron sentarse a descansar un rato ba1o un )rbol. Allí, su acom&aMante o9reci# a Ritano algo de tabaco, cosa +ue este ace&t#, &ues con9iaba en &oder burlar así el hambre +ue tenía. Wu- agradable resulta 9umarUX, coment#. El 6agabundo le regal# entonces una &i&a ; un &oco de tabaco, tras lo cual reem&rendieron la marcha. oco des&u-s, sin embargo, Ritano &ensaba &ara sus adentros: WEstas cosas tan agradables &ueden ser &erniciosas &ara la meditaci#n. Ser) me1or +ue me detenga antes de +ue esto 6a;a demasiado le1os.X [ arro1# le1os de sí la &i&a ; el tabaco. Al cum&lir los 6eintitr-s aMos, Ritano abordo el estudio del I Ching, la m)s &ro9unda doctrina del uni6erso D0. "abía llegado el in6ierno ; necesitaba urgentemente algunas ro&as &ara abrigarse, de 9orma +ue escribi# a su maestro, +ue residía a cincuenta ri de distancia, &idi-ndole a;uda. Entreg# la carta a un 6ia1ero &ara +ue la hiciese llegar a su destino. ero casi el in6ierno entero había &asado ; Ritano seguía sin recibir las ro&as, ni si+uiera una contestaci#n. Consult# entonces el I Ching, +ue enseMa tambi-n el arte de la adi6inaci#n, &ara a6eriguar si su carta se había etra6iado en el camino. oco des&u-s recibía la con9irmaci#n de +ue así había sido, al llegarle una carta 9irmada &or su maestro en la +ue no se hacía menci#n alguna de su solicitud. WSi continQo estudiando el I Ching con tanto 9er6orX, se di1o entonces Ritano, W&uede +ue descuide la meditaci#n.X (e 9orma +ue abandon# esa mara6illosa enseManza ; no 6ol6i# a recurrir 1am)s a su &oder. A la edad de 6eintiocho aMos, estudi# caligra9ía china ; &oesía. Alcanz# una gran destreza en estas artes, recibiendo los encendidos elogios de su maestro. ero Ritano &ens#: WSi no me detengo ahora, me con6ertiren un &oeta, no en un maestro zen.X Abandon# sus estudios ; desde entonces no 6ol6i# a escribir un solo 6erso.
D0 El I Ching o 2ibro de las >uniciones es la obra m)s antigua de China, remont)ndose su redacci#n a &rinci&ios del tercer milenio antes de Cristo. na 6ersi#n de esta obra &uede 6erse en esta misma colecci#n de Editorial Eda9. 2
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@@. E! *3NAJ$E (E TOS3 Tosui 9ue el maestro zen +ue rom&i# con el 9ormalismo mon)stico ; se 9ue a 6i6ir ba1o un &uente con unos &ordioseros. Cuando era ;a mu; 6ie1o, un amigo le &rocur# una 9orma de ganarse la 6ida sin necesidad de mendigar. EnseM# a Tosui c#mo recolectar arroz ; elaborar 6inagre a &artir de -l, acti6idad a la +ue se dedicaría el maestro el resto de su 6ida. Cierto día, mientras estaba traba1ando, uno de los &ordioseros 6ino a 6isitarlo ; le regal# un retrato del Buda. Tosui lo colg# de la &ared de su choza ; escribi# una nota deba1o. !a nota decía: WSeMor Buda Amida: Este cuarto es tan estrechoU... uedo &ermitirte +ue te +uedes a+uí algunos días, &ero no 6a;as a &ensar &or eso +ue esto; &idi-ndote +ue me hagas renacer en tu &araíso.X D< <00. E! TE%!O (E! S3!ENC3O Schoichi era un maestro zen cu;o Qnico o1o centelleaba con la luz del esclarecimiento. EnseMaba a sus discí&ulos en el tem&lo de To9u7u. (ía tras día el tem&lo entero &ermanecía sumido en el m)s absoluto silencio. NingQn sonido turbaba a+uella calma. "asta la misma recitaci#n de los sutras 9ue abolida &or el maestro. Sus &u&ilos no tenían nada +ue hacer sino meditar. Cuando Schoichi muri#, un antiguo 6ecino o;# el re&icar de cam&anas ; la recitaci#n de los sutras. Su&o entonces +ue el maestro había 9allecido. <0<. E! ZEN (E! B(A El Buda di1o: WConsidero la condici#n de re;es ; gobernantes como meras motas de &ol6o. Contem&lo sus tesoros de oro ; &iedras &reciosas como si 9ueran un mont#n de ladrillos ; gui1arros. !as m)s 9inas tQnicas de seda me &arecen mugrientos hara&os. *eo las miradas de mundos de este uni6erso como las semillas de un 9ruto, ; el lago m)s grande de la 3ndia es una gota de aceite en mi &ie. Concibo las di9erentes enseManzas sobre la tierra como 6anas ilusiones de magos. !a m)s alta conce&ci#n de la emanci&aci#n se me &resenta en el )ureo brocado de un sueMo, ; obser6o el sagrado sendero de los iluminados como 9lores +ue brotan de sus o1os. *eo la meditaci#n como el &ilar de una montaMa, el nir$ana como una &esadilla diurna. %e imagino el 1uicio sobre el bien ; el mal como la danza sinuosa de un drag#n, ; los ortos ; ocasos de las creencias como meros 6estigios de1ados &or las cuatro estaciones.X
D< )hua$ati, el &araíso del Oeste. Alusi#n a la escuela de la Tierra ura. F