INDICE Págs. Introducción Desarrollo de la Batalla Termopilas Conclusión Referencias Bibliográficas Anexos
INTRODUCCION No podemos hablar de la batalla de las Termópilas, sin situarla en el entorno histórico, político, geográfico y social que se vivía en los siglos IV-VI a.C, y que fueron los detonantes de las llamadas Guerras Médicas. Los conflictos acaecidos entre el Imperio arqueménida de Persia y las Ciudades Estado Griegas, dieron como resultado una serie de enfrentamientos y acciones bélicas, las llamadas Primera Guerra Médicas en el año 490 a.C y Segunda Guerra Médica entre el 480-479 a.C., lugar donde debemos situar a la Batalla de las Termópilas. En este investigación, estudiaremos los acontecimientos que iniciaron estos conflictos, quienes intervinieron y cuales fueron las consecuencias, comencemos a desvelar la verdadera historia de La Batalla de las Termópilas.
LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS La batalla de las Termópilas tuvo lugar durante la la Segunda Guerra Médica; donde una alianza de polis de polis griegas lideradas por Esparta Esparta (por tierra), y Atenas y Atenas (por mar), se unieron para detener la invasión del Imperio del Imperio persa de Jerjes de Jerjes I. El I. El lapso de la batalla se extendió ex tendió siete días, d ías, siendo tres los días de los combates. Se desarrolló en el estrecho paso de las Termópilas las Termópilas (cuyo nombre nombr e se traduce por Puertas Calientes; derivada de los manantiales cálidos que existían allí), en agosto o septiembre de 480 de 480 a. C. Enormemente superados en número, los griegos detuvieron el avance persa, situándose estratégicamente en la parte más angosta del desfiladero (se estima 10 a 30 metros), por donde no pasaría la totalidad del poderío persa. En esas mismas fechas tenía lugar la batalla la batalla de Artemisio, donde Artemisio, donde por mar los atenienses combatían a la flota de provisiones persas. La invasión persa fue una respuesta tardía a la derrota sufrida en el 490 a.C. en la Primera la Primera Guerra Médica, que Médica, que había finalizado con la victoria de Atenas de Atenas en la batalla la batalla de Maratón.
Antecedentes: Es el conflicto que enfrentó al impresionante Imperio Persa con las Ciudades Estado Griegas, se les denominó Guerras Médicas, éstas se desarrollaron en el siglo V a. C. Es por ello ello que tenemos que hablar de la expansión Persa sobre las zonas más orientales de Grecia. Las Guerras Médicas comienzan durante el reinado de Ciro II, el grande. Jonia entonces se encontraba bajo dominio Persa. El detonante estuvo en la revuelta jónica contra la región de Lidia, bajo dominio Persa, arrasando incluso su capital, lo que provocó la ira del rey persa Darío I.
490 a. C.) – Batalla Batalla de Maratón: Primera Guerra Médica (492 – 490
479 a. C.) – Batallas de las Segunda Guerra Médica ( 492 – 479 Termopilas, Salamina y Platea.
Batalla del Río Eurimedonte Tercera Guerra Médica (479-449 a.C.) – Batalla
Desarrollo y Tácticas de la Batalla: La Segunda Guerra Médica, se trata realmente de la segunda invasión que intenta el Imperio Persa contra la Grecia Antigua. Esta invasión fue dirigida por Jerjes I, quien subió al poder tras la muerte de su padre Darío I, y surgió como venganza por las derrota de la Primera Guerra Médica. Cuando Jerjes I subió al poder, ocupó sus primeros años de reinado a reprimir las revueltas que se sucedían tanto en Egipto como en Babilonia, para concentrarse después en su venganza y su obsesión con volver a atacar a los griegos. Envió a Grecia una serie de embajadores, repartiéndolos por todas las ciudades para pedirles para pedirles tierra y agua, símbolos ambos de sumisión. Muchas de las Islas y ciudades helenas aceptaron, pero otras desconfiaron totalmente, estas ciudades no eran otras sino Esparta y Atenas. Los embajadores fueron arrojados a los pozos, Ciudades que ante ante la petición petición de agua y tierra respondieron a los embajadores con la conocida frase “Tendréis toda la tierra y el agua que queráis”, empujándolos a un pozo. Algo que encolerizó aún más al rey persa, tomándolo como una declaración de intenciones definitiva. En Esparta sin embargo, estos acontecimientos de insolencia, llenaron de ira a los dioses, mandando nefastos augurios. Por lo que se convocó al pueblo espartano para solicitar voluntarios para calmar las iras de los dioses.
La batalla: Primer día: A su llegada a las Termópilas, los persas enviaron a un explorador a caballo para reconocer la zona. Los griegos, que habían acampado a orillas de las
termas, le permitieron llegar hasta el campamento, observarles, y partir. Cuando el explorador reportó a Jerjes el diminuto tamaño del ejército griego y que los espartanos, en lugar de estar entrenar rigurosamente, por el contrario realizaban ejercicios de calistenia de calistenia (relajación) y peinando sus largos cabellos, Jerjes consideró el informe digno de risa. Buscando el consejo de Demarato, de Demarato, un rey espartano exiliado que pretendía territorios en Lacedemonia, éste le indicó que los espartanos estaban preparándose para la batalla, b atalla, y que era su costumbre adornar ador nar su pelo cuando estaban a punto de arriesgar sus vidas. vidas . Demarato les calificó como los hombres más valientes de Grecia de Grecia y avisó al rey persa de que pretendían disputarles el paso. Enfatizó que había intentado advertir a Jerjes anteriormente en la campaña, pero que el rey se había negado a creerle, y añadió que si Jerjes lograba sojuzgar a los espartanos, «no hay ninguna otra nación en el mundo que se atreva a levantar la mano en su defensa». Jerjes envió un emisario para negociar con Leónidas. Ofreció a los aliados su libertad y el título de «Amigos del Pueblo Persa», indicándoles que serían s erían asentados en tierras ás fértiles que las que ocupaban en ese momento. Cuando Leónidas rechazó los términos, el embajador le volvió a solicitar que depusiera las armas, a lo que Leónidas respondió con la famosa frase «Ven a buscarlas tú mismo» (en griego (en griego Μολών Λαβέ, que literalmente significa «ven y cógelas»). Heródoto cuenta de la batalla, a propósito del gran tamaño del ejército persa, es famosa la anécdota según la cual, en palabras del autor, el más valiente de los griegos fue el espartano Dienekes, espartano Dienekes, pues pues antes de entablarse el combate dijo a los suyos que le habían dado buenas noticias, que le habían dicho que los arqueros de los persas eran tantos que «sus flechas cubrían el sol y volvían el día en noche, teniendo entonces que luchar a la sombra » Dienekes, y los espartanos en general, consideraban el arco como un arma poco honorable, ya que evadía el enfrentamiento cuerpo a cuerpo.
El enfrentamiento se vio prolongado por una milagrosa lluvia torrencial. Y al fracasar la negociación con los espartanos, la batalla se volvió inevitable. Sin embargo, Jerjes retrasó el ataque durante cuatro días, esperando que los aliados se dispersasen ante la gran diferencia de tamaño entre los dos ejércitos, hasta que se decidió de cidió finalmente a avanzar.
Quinto día: Batalla de Termópilas. Representación moderna que grafica la estrategia tipo «tapón» que aplicaron los griegos para detener el avance del inmenso ejército persa, en un ancho de 15 metros (según otras fuentes, 50 metros). metros). En el quinto día a partir de la llegada de los persas a las Termópilas, Jerjes finalmente decidió lanzar un ataque sobre los aliados griegos. Primero envió a los soldados de Media de Media y a los del Juzestán del Juzestán contra los aliados, con instrucciones de capturarlos y llevarlos ante él. Estos contingentes lanzaron un ataque frontal contra la posición griega, que se había situado delante de la muralla focidia, en la parte más estrecha del paso. Sin embargo, se trataba de tropas de infantería de infantería ligera, numerosas ligera, numerosas pero en franca desventaja de armamento y armadura frente a los hoplitas griegos. Al parecer iban armados con escudos de mimbre, espadas cortas y lanzas arrojadizas, poco efectivas contra la muralla de escudos y lanzas largas de los espartanos. La táctica normal del Imperio del Imperio aqueménida era lanzar una primera oleada que abrumara al enemigo por su número y, si no funcionaba, lanzar a los Inmortales; los Inmortales; esta táctica era efectiva en las batallas en Medio y Lejano Oriente, pero no funcionaba igual de bien contra los griegos, cuyas tácticas, técnicas y armamento eran muy diferentes. Los detalles sobre las tácticas empleadas son escasos: Diodoro comenta que «los hombres se mantuvieron hombro con hombro» y que los griegos fueron «superiores en valor y en el gran tamaño de sus escudos», lo cual probablemente describe el el funcionamiento de la falange griega estándar, estándar, en la que los hombres
formaban una muralla de escudos y de puntas de lanza y que habría sido altamente efectiva si era capaz de cubrir toda la anchura del paso. Los escudos más débiles y las lanzas más cortas de los persas les impidieron enfrentarse cuerpo a cuerpo y en igualdad de condiciones con los hoplitas griegos. Heródoto afirma también que las unidades de d e cada ciudad se mantuvieron juntas, y que rotaban hacia el frente de batalla y hacia la retaguardia buscando con ello prevenir la fatiga, lo cual implica que los griegos contaban con más hombres de los que eran estrictamente necesarios para bloquear el paso. Según Heródoto, los griegos mataron a tantos persas que se dice que Jerjes se levantó del asiento desde el que observaba la batalla hasta en tres ocasiones. Según Ctesias, Según Ctesias, la la primera oleada fue hecha pedazos con tan sólo dos o tres bajas entre los espartanos. Según Heródoto y Diodoro, el rey persa, tras haber tomado la medida del enemigo, envió a sus mejores tropas en un segundo asalto ese mismo día: los Inmortales, los Inmortales, un cuerpo de soldados de élite formado por 10 000 hombres. Sin embargo, los Inmortales no lograron más de lo que habían hecho los soldados enviados con anterioridad, fracasando en abrir una brecha en las líneas de los aliados. Los espartanos parece que emplearon una táctica de fingir una retirada para después darse la vuelta y matar a los desorganizados soldados persas que corrían en su persecución. Sexto día: En el sexto día, Jerjes envió de nuevo a su infantería para atacar el paso, «suponiendo que sus enemigos, siendo sien do tan pocos, estaban ya incapacitados por las heridas recibidas y no podrían resistir más». Sin embargo, los persas no lograron ningún progres y el rey persa finalmente detuvo el asalto y se retiró a su campamento, totalmente perplejo. A finales del segundo día de batalla, y mientras el rey persa estaba valorando qué hacer, recibió la visita de un traidor griego de Tesalia de Tesalia llamado Efialtes llamado Efialtes que le
informó de la existencia del paso montañoso que rodeaba las Termópilas, ofreciéndose a guiarles. Efialtes actuó motivado por el deseo de una recompensa. El nombre Efialtes, tras los hechos relatados, quedó estigmatizado quedó estigmatizado durante muchos años. El nombre se tradujo por «pesadilla», y se convirtió en el arquetipo de «traidor» en Grecia (al igual que ocurre con Judas con Judas en el caso de los cristianos) los cristianos).. Heródoto comenta que Jerjes envió a su comandante Hidarnes comandante Hidarnes esa misma noche junto con los hombres bajo su mando, los Inmortales, para que qu e rodeasen a los aliados a través del paso, partiendo de noche. Sin embargo, no dice nada más sobre los hombres que comandaba. Los Inmortales habían sufrido duras bajas durante el primer día de batalla, por lo que es posible que Hidarnes recibiera el mando sobre una fuerza incrementada, en la que estuvieran los Inmortales supervivientes y otros soldados. Según Diodoro, Hidarnes contó con una fuerza de 20 000 hombres para esta misión. El paso dirigía desde el este del campamento persa a lo largo de la colina del Monte Anopea, lindante al Eta, por detrás de los acantilados que flanqueaban el paso y tenía una ramificación que dirigía a Fócida, a Fócida, y otra que bajaba hasta el golfo Maliaco en Alpeno, en Alpeno, la la primera ciudad de Lócrida. de Lócrida. Diodoro añade que Tirrastíadas, un hombre de Cime, de Cime, escapó de noche del campamento persa y reveló a Leónidas la trama del traquinio. Dicho personaje no es mencionado por Heródoto, para quien los griegos fueron advertidos de la maniobra envolvente de los persas por desertores y por sus propios vigías. Relata Diodoro que los soldados griegos se lanzaron a un ataque nocturno sobre el campamento persa, en el que causaron una matanza y que Jerjes habría encontrado la muerte de haber estado en su tienda. Heródoto no menciona ese episodio. La fuente de Diodoro tal vez fue Éforo fue Éforo de Cime.
Séptimo día: El desfiladero de las Termópilas, pequeño paso que limitaba en un extremo con el golfo Maliaco y en otro con los montes Eta montes Eta y Calídromo.
Comunicaba Lócrida Comunicaba Lócrida con con Tesalia. Tesalia. Al Al amanecer del séptimo día (tercer día de batalla), los focidios que guardaban el paso sobre las Termópilas se dieron cuenta de la llegada de la columna persa por el crujido de sus pisadas sobre sobr e las hojas de los robles. Heródoto dice que se incorporaron incorpo raron de un salto s alto y ciñeron sus armas. Los persas quedaron quedar on sorprendidos al verles correr rápidamente para armarse, pues no esperaban encontrarse con ningún ejército en ese lugar. Hidarnes temió que se tratase de los espartanos, pero fue informado por Efialtes de que no lo eran. Los focidios se retiraron a una colina próxima para preparar su defensa asumiendo que los persas habían venido a atacarles, pero los persas, que no querían retrasarse, les acosaron con flechas mientras continuaban su camino, buscando su principal objetivo de rodear al ejército aliado. Cuando un mensajero comunicó a Leónidas que los focidios no habían podido defender el paso, convocó un consejo de guerra al amanecer. Algunos aliados defendieron la retirada, pero el monarca espartano decidió permanecer en el paso con sus guerreros. Muchos de los contingentes aliados eligieron en ese momento retirarse o fueron ordenados a hacerlo por Leónidas (Heródoto admite que existen dudas sobre lo que realmente ocurrió). El contingente de 700 soldados de Tespias, de Tespias, liderados por Demófilo, se Demófilo, se negó a retirarse con los demás griegos, y se quedaron para luchar. También permanecieron los 400 tebanos, así como probablemente los ilotas que acompañaban a los espartanos. Las acciones de Leónidas han sido objeto de muchas discusiones. Una afirmación habitual es la que indica que los espartanos estaban obedeciendo las leyes de Esparta al no retirarse, pero parece que fue precisamente la no retirada en las Termópilas lo que hizo nacer la creencia de que los espartanos no se retiraban nunca. También es posible (y era la creencia de Heródoto) que, recordando las palabras del Oráculo del Oráculo de Delfos, Leónidas Delfos, Leónidas estuviese decidido a sacrificar su vida para salvar a Esparta. La respuesta que recibieron de labios de la Pitia la Pitia fue que Lacedemón que Lacedemón sería devastada por los bárbaros o que su rey moriría.
Mirad, habitantes de la extensa Esparta, o bien vuestra poderosa y eximia ciudad es arrasada por los descendientes de Perseo, o no lo es; pero, en ese caso, la tierra de Lacedemón llorará la muerte de un rey de la estirpe de Heracles. Pues al invasor no lo detendrá la fuerza de los toros o de los leones, ya que posee la fuerza de Zeus. Proclamo, en fin, que no se detendrá hasta haber devorado a una u otro hasta los huesos. Sin embargo, dado que la profecía no hacía mención específica a Leónidas, parece una débil razón como para justificar que cerca de 1500 hombres luchasen también hasta la muerte. La teoría que quizá ofrece más credibilidad es aquella que afirma que Leónidas eligió formar una retaguardia con el fin de proteger la retirada del resto de contingentes aliados. Si todas las tropas se hubiesen retirado al mismo tiempo, los persas habrían podido atravesar el paso de las Termópilas rápidamente con su caballería para luego dar caza a los soldados soldado s en retirada. Por otro lado, si todos todo s hubieran permanecido en el paso habrían sido rodeados y eventualmente habrían muerto todos. Con la decisión de una retirada parcial, Leónidas podría salvar a más de 3000 hombres, que podrían continuar la lucha más adelante. También ha sido objeto de discusión la decisión de los tebanos. Heródoto sugiere que fueron llevados a la batalla en calidad de rehenes para asegurar el buen comportamiento de Tebas en la guerra. Sin embargo, y como ya Plutarco apuntó, eso no explicaría por qué no se les envió de vuelta con el resto de los aliados. Lo más probable es que se tratase de tebanos leales que, contrariamente a la mayoría de tebanos, se opusiesen a la dominación persa. Es probable que, por ello, acudieran a las Termópilas por su propia voluntad y permanecieron hasta el final porque no podían volver a Tebas si los persas conquistaban Beocia. conquistaban Beocia.
Los tespios, por su parte, que no estaban dispuestos a someterse a Jerjes, se enfrentaban a la destrucción de su ciudad si los persas tomaban Beocia, aunque este hecho por sí solo tampoco explica que permanecieran ahí, teniendo en cuenta que Tespias había sido evacuada con éxito antes de que los persas llegaran. Parece que los tespios se ofrecieron voluntarios como un simple acto de sacrificio, lo cual es todavía más asombroso si se tiene en cuenta que su contingente contingent e representaba todos los soldados hoplitas que su ciudad podía reunir. Esto parece un rasgo de los tespios: en al menos otras dos ocasiones en la historia un ejército tespio se s e sacrificaría en una lucha a muerte.
Final de la Batalla: Al amanecer Jerjes realizó una libación religiosa, religiosa, esperó para dar a los Inmortales tiempo suficiente para finalizar el descenso por la montaña, y luego comenzó su avance. Los aliados en esta ocasión avanzaron más allá de la muralla para hacer frente a los persas en la zona más ancha del paso, intentando con ello incrementar las bajas que pudieran infligir al ejército persa. Lucharon con sus lanzas hasta que todas ellas estuvieron rotas por el uso y luego utilizaron sus xifos sus xifos (espadas cortas). Heródoto
cuenta
que
en
la
lucha
cayeron
dos
hermanos
de
Jerjes: Abrocomes Jerjes: Abrocomes e Hiperantes. Leónidas Hiperantes. Leónidas también murió en la lucha y los dos bandos pelearon por hacerse con su cuerpo, consiguiéndolo co nsiguiéndolo finalmente los griegos. A medida que se aproximaban los Inmortales, los aliados se retiraron y se hicieron fuertes en una colina tras la muralla. Los tebanos, «se alejaron de sus compañeros y, con las manos levantadas, avanzaron hacia los bárbaros» (según la traducción de Rawlinson), pero todavía mataron a algunos antes de aceptar su rendición. El rey persa más tarde haría que los prisioneros tebanos recibieran la marca real. Del resto de defensores, Heródoto dice: Aquí se mantuvieron hasta el final, aquellos que todavía tenían espadas usándolas, y los otros resistiendo con sus manos y sus dientes. Derribando parte del
muro, Jerjes ordenó rodear la colina y los persas hicieron llover flechas sobre los defensores hasta que todos los griegos estuvieron muertos. Cuando los persas se hicieron con el cuerpo de Leónidas, Jerjes, furioso, ordenó que se cortase la cabeza al cadáver y que su cuerpo fuese crucificado. fuese crucificado. Heródoto Heródoto hace la observación de que este trato era muy poco común entre los persas, que tenían el hábito de tratar con gran honor a los soldados valientes. Tras la partida de los persas, los aliados recuperaron los cadáveres de sus soldados y los enterraron en la colina. Casi dos años después cuando finalizó la invasión persa, se erigió una estatua en forma de león en las Termópilas, para conmemorar a Leónidas. Cuarenta años después de la batalla los huesos de Leónidas fueron llevados de vuelta a Espart a, en donde fue enterrado de nuevo con todos los honores. Se celebraron juegos funerarios anuales en su memoria. En 1939, En 1939, el arqueólogo Spyridon Marinatos descubrió excavando en las Termópilas un gran número de puntas de flecha de bronce de estilo persa en la colina Kolonos, lo que hizo que se modificaran las teorías acerca de la colina en la que habían muerto los aliados, puesto que antes de la excavación se creía que se trataba de otra más pequeña y cercana a la muralla. Finalmente, el paso de las Termópilas quedó abierto para el ejército persa.
Bajas: Según Heródoto, la batalla supuso un coste en vidas
Persia: 20 000 bajas.
Aliados griegos: 2000 bajas.
Heródoto dice en un momento de su relato que murieron 4000 aliados, pero asumiendo que los focidios que guardaban el paso montañoso no murieron mur ieron en la batalla (como Heródoto insinúa), por lo que ese número es probablemente demasiado alto, estimando entonces un total de 2000 bajas.
Consecuencias: Luego de la expulsión de los persas, las ciudades griegas tuvieron un arduo y costoso trabajo de reconstrucción. Y pese a la lección del trabajo militar en conjunto, a los pocos años volvieron a estar enfrentadas entre sí Atenas sí Atenas y Esparta. Después Esparta. Después de 130 años de esta batalla, las polis griegas consideraron retomar la idea de un plan de acción para liberar a las ciudades en Jonia en Jonia y varias islas, en manos de Persia: la Liga la Liga de Corinto (337 a. C.). Como continuación de las Guerras las Guerras médicas, fue médicas, fue una venganza de los griegos por la destrucción sufrida, bajo el liderazgo de Macedonia de Macedonia (ex vasallo de los persas), donde emergió Alejandro emergió Alejandro Magno para Magno para poner en marcha este plan, no solo liberando a Jonia, a Jonia, sino también Egipto, también Egipto, arrebatándole la totalidad del imperio a la poderosa Persia Pers ia hasta los confines de la India (334 al 323 a. C.). Así fue como Persia dejó de existir como imperio definitivamente en manos de los griegos, sus antiguos vasallos. Este es el período llamado helenístico. llamado helenístico.
CONCLUSION
La batalla de las Termópilas, acontecida durante la segunda guerra médica, una batalla con un poco de mito y con mucho de realiadad y heroicidad, los persas eran más de un millón de hombres, pero pese a las exageraciones de Heródoto, hay que decir que la fuerza y la valentía de la guardia real de Leónidas y del propio rey fue colosal, y que probablemente gracias a su heroica resistencia, Grecia no fue invadida y aniquilada, por la tiranía del rey del imperio persa Jerjes. Grandes batallas de la historia, la Batalla de las Termópilas. Una inmensa fuerza nunca vista hasta ahora se aproxima a tierras griegas. El Imperio Persa con su líder el gran Jerjes al frente avanza dispuesto a conquistar toda Grecia. En su mente no cabe la opción de la derrota ya que nadie en esas tierras podía hacer frente a un ejercito de cerca de 300.000 hombres. Una coalición formada por la mayor parte de las polis griegas pretende frenar el avance de semejante mastodonte militar en el Paso de las Termopilas mediante un ejercito aliado de apenas 7.000 hombres, hombr es, comandados por la élite del ejercito espartano que se componía de 300 hombres, como cabeza visible y jefe del ejército aliado, el rey Leónidas I de Esparta.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
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ANEXOS
Estatua de Leonidas I rey de Esparta
Ejemplo de falange griega
BATALLA DE LOS TERMOPILAS