Desde que el filósofo griego Tales de Mileto, alrededor del 600 a.C., observó como al frotar un trozo de ámbar en piel o lana se obtenían pequeñas cargas que atraían objetos, y que al frotarlo por un tiempo prolongado, se puede observar una chispa, la electricidad ha ido tomando un papel fundamental en la vida del ser humano. El gran problema actual que se enfrenta, además de la escasez energética debido al agotamiento de los combustibles fósiles y sequias, es la gran distancia que separa a los grandes centros de consumo con las generadoras. Es aquí donde se ubican los sistemas de transmisión de energía eléctrica, uniendo los dos puntos anteriormente mencionados, transportando transportando la energía desde el generador hasta la l a carga. En los inicios de la electricidad como se conoce, en el siglo XIX, este dilema no existía. Cuando en 1831, se originaron los sistemas de generación de energía eléctrica a partir del descubrimiento de Michael Faraday sobre el fenómeno de la inducción electromagnética, el uso de la energía eléctrica en aplicaciones comunes (tales como iluminación, calefacción, fuerza motriz, etc.) fue en aumento. Luego, en 1870, Zénobe Gramme, un ingeniero eléctrico belga, invento el generador en corriente continua (de uso industrial, puesto que ya existían prototipos más pequeños), conocido como el dínamo de Gramme. Esto impulsó la idea de cambiar la iluminación a base de gas por eléctricas en las calles principales de las grandes ciudades importantes del mundo. Los primeros en responder a este llamado fueron el inglés George Lane Fox y el estadounidense Thomas Alva Edison, quienes propusieron planes para el suministro de energía eléctrica para iluminación a varios usuarios en forma coordinada y simultánea en Londres y Nueva York, respectivamente. Para llevar a cabo sus planes, cada uno construyó una central térmica en su ciudad casi de forma simultánea. Lane Fox lo hizo en Londres en enero de 1882, llamándola Holborn; mientras que Alva Edison lo hizo en Nueva York en septiembre de 1882, en la Calle Pearl, nombre que adoptó la central. Esta última consistía de 4 calderas con una potencia de 250 HP, las que alimentaban con vapor a un grupo de 6 dínamos, los cuales generaban la electricidad. Edison ideó un sistema de distribución subterráneo a base de conductores de cobre aislados, los cuales operaban a una tensión de 110 V. Al ser una línea de baja tensión, limitó el área de servicio que atendía la central, debido a las grandes pérdidas que sufrían con líneas que recorrían grandes distancias en baja tensión CC. Para cubrir esta falencia, las ciudades que pudieron contar con esta tecnología se llenaron de centrales de generación, donde cada una cubría un área determinada con una regulación de tensión aceptable. Por tanto, para transmitir mayores bloques de energía a un costo razonable, fue necesario disminuir las pérdidas por efecto Joule, así como los costos de los equipos y/o elementos del sistema. Se encontró que al elevar la tensión en la línea se reducían las pérdidas. Además, en el año 1881, Marcel Deprez anunció en la academia de Ciencias en París, que elevando el nivel de tensión se puede transmitir energía eléctrica de cualquier potencia a una gran distancia con pérdidas mínimas, con lo que la interconexión de sistemas distantes era ya prácticamente una realidad. Por este hecho, a Deprez se le considera como el precursor de la transmisión de energía eléctrica en alta tensión. En 1882 realizó el experimento para transmitir una potencia de 1.5 kW, a una distancia de 57 km, con una tensión de 2000 V en CC.
Pero, en paralelo a todo lo mencionado anteriormente, se empezó a investigar la distribución de energía eléctrica en corriente alterna. En 1881, los ingleses Gaulard y Gibbs patentaron un sistema de distribución en serie en CA y en 1883 desarrollaron el transformador. Este equipo permitió elevar la tensión, con lo que las limitaciones de distancia, debido a las fuertes caídas de voltaje y pérdidas de energía asociadas que afectaban a la generación y distribución en CC, dejaron de tener relevancia y permitieron atender a una mayor cantidad de usuarios en forma simultánea. Lo anterior radicó en la lucha CC-CA, hecho conocido como la guerra de las corrientes, donde la CC era defendida por Edison y la General Electric; mientras que la alterna lo era por Tesla y Westinghouse Electric. Tesla creia apasionadamente en la superioridad de la corriente alterna. Su argumento se basaba en que las pérdidas en la transmisión de electricidad dependían de la intensidad de la corriente que circulaba por la línea. Para la misma transmisión de potencia y siendo esta producto de la intensidad por el voltaje, a mayor voltaje, menor intensidad de corriente es necesaria para transmitir la misma potencia y por lo tanto, menores pérdidas. Y a diferencia de la CC, el voltaje de la CA se puede elevar con un transformador para ser transportado largas distancias con pocas pérdidas en forma de calor. Entonces, antes de proveer energía a los clientes, el voltaje se puede reducir a niveles seguros y económicos. Edison y Tesla se enfrentaron en una batalla de relaciones públicas para determinar qué sistema se convertiría en la tecnología dominante. Harold Brown (empleado de Edison) colaboró en la invención de la silla eléctrica de CA y electrocutó a perros, gatos y hasta un elefante para demostrar que la corriente alterna era peligrosa. Para neutralizar esta iniciativa, Nikola Tesla se expuso a una CA que atravesó su cuerpo sin causarle ningún daño. Ante esta prueba, Edison nada pudo hacer y su prestigio quedó momentáneamente erosionado. Durante la Feria Mundial de Chicago de 1893, Tesla tuvo su gran oportunidad. Cuando Westinghouse presentó un presupuesto por la mitad de lo que pedía General Electric, la iluminación de la Feria le fue adjudicada y Tesla pudo exhibir sus generadores y motores de CA. Más tarde, la Niagara Falls Power Company encargó a Westinghouse el desarrollo de su sistema de transmisión. Fue el final de la guerra de las corrientes, logrando que la corriente alterna desplazara a la corriente continua en generación, transmisión y distribución de grandes bloques de energía eléctrica. Con el mercado copado completamente por los sistemas de transmisión en continúa, en 1902, Peter Cooper Hewitt invento las válvulas de arco de mercurio, también conocidas en el Reino Unido como Rectificador de arco de mercurio. Esta válvula se utilizaba para rectificar corriente alterna de alto voltaje en corriente continua. Pero para las primeras décadas del siglo estas solo operaban en tensiones bajo los 2500 V, por lo que no era viable realizar la conversión de corriente para recorrer grandes distancias. Pero en 1929, Uno Lamm (considerado el padre de los sistemas HVDC), desarrolló una válvula de arco de mercurio de alta potencia, lo cual se confirmó en un experimento en 1933. En 1944 logró operar un rectificador y un inversor a base de esta tecnologia en un laboratorio en Ludvika, Suecia, con una carga DC de 2000 kW y una tensión superior a los 60 kV.
Lo anterior no fue suficiente para que en la década del 40 la Swedish State Power Board (ahora Vattenfall AB) eligiera una línea HVDC para conectar la central hidroeléctrica de Harsprånget, ubicada en el extremo norte de Suecia, con los centros de consumos del sur sueco. La línea en HVDC se descartó, en desmedro de una AC a 400 kV, debido a que el organismo estatal que la tecnología no estaba muy avanzada para aplicaciones prácticas. Este hecho no detuvo las investigaciones en torno a las HVDC. En 1945 se trazó una línea de pruebas de 50 km a cargo de la Swedish State Power Board y ASEA (actual ABB) en Trollhättan. En 1950, la State Power Board ordena a ASEA el equipamiento para la primera línea de transmisión HVDC entre Suecia y la isla de Gotland mediante un cable submarino de 98 km de longitud. Esta línea era de 20 MW, 200 A y 100 kV. Comenzó su operación en 1954. Esta línea abrió las puertas a las líneas de transmisión HVDC en el resto del mundo. La siguiente en construirse fue la del Canal Inglés, durante la década del 50, que unía sistemas de Francia y el Reino Unido. Otros sistemas se construyeron durante la década del 60, siguiendo con la utilización de la tecnología de válvulas de arco de mercurio, en Konti-Skan, Suecia-Dinamarca, Sakuma, Nueva Zelandia, el enlace de Italia-Sardinia y la Red Pacífico en USA, la más larga línea con válvulas de arco de mercurio. En 1967, las válvulas de arco de mercurio de la linea de Gotland fueron reemplazadas por tiristores, tecnología que se ocupó en la construcción de las nuevas líneas HVDC. Actualmente, la línea de transmisión HVDC más larga en el mundo es la de Itaipú, en Brasil, que tiene una potencia de 6300 MW.