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F,,r,{rrlid,. Fd}i,ir,,tl:dt,
El folklore de Colombia Guillermo Abadia Morales
Sornbrcms.vueltiaos'.
,a voz inglesr/olh lotr, creada en l8+6 por WilLramJohn Thoms. esle generaliza-ia hoy en todo el mundo. Djcha Voz inglesa estd formada por clos tdrminos:.folk . lort', cacla uno de los cuales tiene un signi[cado clelinido y por eslo no son sus :cpLibles de modificar en su ortograLL; sln que lLrtLen su senlJntLLa Foih indica .o pop,-rlar y iore el conocimienlo tradicional. De las muchas dehniciones exislentes hemos configurado la que ha stdo ex-ruesla en varios de nuestros hbros y trabajos publtcados: el folklore es la lradi -ion popular, lipica, emllirica y viva. Tradicidn indica las creencias y pricticas que ran pasado de una generaci6n a otra. Popular, 1o que corresponde al patnmonio .iel pueblo y abarca no solo eL aspecto socio16gjco. principalmente, sino el eLno-igico, ya que en nueslro caso colombiano la etnia forma parte del pueblo vivo y t.tuante. Tipic4 por corresponder a un lipo determinado, que es e1 colombiano. :n sus distintas variedades. Eftpi1.a PorcLue se obtiene por meclio de las pracd:iis y experiencias 1- no pol doctrinas cientiflcas ni teorias tecnicas. Vil'a Porque rrp|ca una dinzimica social laLenle que la distingue de 1o arqueol6gico y de lo a,tslorico.
Con el {ln de simphfrcar al mdximo las ramas en que se separan 1os temas del :.rlklore, hemos adoptado un mimmo de cuatro ramas que pueden ser las que :orresponden a la actitud del hombre lolh en cuanto cree, piensa, dice y hace
\l,wd nrJ,,r.
El
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198
Jeran
Encicl0pedia de C0l0mbia
Pero preferimos separarlos en funci6n de sus expresiones artisticas: literatura, mlsica y danza, que son gdneros de comunicaci6n muy dehnidos y bien
rafernalia y atuendo vestuario, juegos coreogrdficos (mojigangas y sainetes danzados).
delimitados, y una cuarta rama que hemos denominado demosofia por cuanto en ella predominan los fen6menos de lo que el pueblo cree y piensa o de lo que hace con sentido primordialmente utilitario. Sabemos que al decir
estamos indicando algo relativo a la sabiduria popular y el folklore no es una sabiduria sino un simple saber popular. La primera rama, que hemos llamado Jolhlore literaio, se exptesa por medio de la palabra hablada o escrita, es decir, como literatura oral o como liteIatuta gtafrca (impresa). lncluimos en este genero: habla o lenguaje popular, narraciones, coplerio y poesia popular, paremiologia.
demos6f.co, se expresa por
La segunda rama, qu ehemosllamado Jolhlore musical, se expresa por medio del sonido instrumental o
vocal. lncluimos en este genero: tonadas y cantos indigenas, tonadas y cantos mestizos, tonadas y cantos
mulatos
y negros, instrumentos indigenas, instru-
mentos mestizos, instrumentos mulatos y negros. la tercera rama, que bemos llamado t'olhlore coreogrif.co , se exptesa por medio del movimiento
rit-
mo-plastico del cuerpo humano, solo o auxiliado por la mtsica o por la acci6n dramedca o por ambas a la vez. Incluimos en este genero: danzas indigenas, danzas mestizas, danzas mulatas y negras, pa-
*
l-a cuarta rama, que hemos denominado Jolklorz
medio de todas las actiridades no comprendidas en las tres ramas anteriores
pero que pe enecen al saber popular tradicional Este genero comprende: vivienda, artesanias, medicina empirica, bromatologia, usos y costumbrcssupe$ticiones.*
Cundinamarca, Boyac6 y Santanderes Mitos Llamamos mitos en general a una serie de personiflcaciones de las fuerzas naturales que gobiernan la vida del pueblo, especialmente en el embito cam-
pesino. Muchos de ellos poseen una categoria de creaciones filos6ficas (teogonias) y de simbolizaciones artisticas (t6tems) que vienen a representar ulur especie de grupos tutelares que serlan a la vez amos de los seres mortales y sewidores suyos merced a las
advocaciones reallzadas para conseguir su favor o su ayrda. Son por ello enemigos temibles que pueden transformarse en amigos poderosos. Todo de-
pende del compo amiento que sepamos obsewar y del respeto que les otorguemos. Es notable esta tendencia moral que en nuestras tribus primitivas determina el trato que se debe a los animales y se-
En el prese,nte texto sljlo haremos r4erencil. o uru1 d,e las subdiyisiones del Jolhlore literaio Aos mitos, que carrespanden a la categorta naticianes) , d coreograf,co. (Nota de los Editorcs) Jolhlore musical y at
Jolhlore
taguna de Tota.
I I
Acuarcla de ldward
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Walhouse lvark, 1845.
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Bibliatea bis Angel Arango, Bogotd.
;
Elfolklore de Colombia I 199 i
rios, Iagunas, montes, etc€tera, terminando en aumento de categorias hasta Ia luna y elsol. De tal modo aparece el universo como una gran familia o una hermandad de todos los seres, que han de estar en armonia para el buen suceso de la vida humana. Separamos los mitos en mayores, menores y espantos. Los mayores constituyen una especie de deidades tutelares; los menores se asimilan a genios mal€ficos o traviesos; 1os espantos son simples visiones o sugestiones que se emparentan con los espiritus o Animas de los muertos y se localizan en
una leyenda popular en que una mujer, a causa de sus perversiones y brujerias, perdi6 un brazo; fue la manca Rita, que tal era su nombre, y de alli naci6 la voz (Mancarita>. Por una reyerta con la madre en la cual Rita intentd asesinarla con un cuchillo, perdi6 el brazo que llevaba el arma. En cambio, en la
los lugares sombrios, l6bregos o medrosos como cementerios, graneros, casonas demridas, edifi cacio-
oscuros de los rios y quebradas tropicales y ahoga a quienes pretenden violar sus dominios; es pues el responsable de la muerte de los que perecen ahogados en los rios selvaticos. Su nombre corresponde a la voz mojos con que los chibchas denominan a sus sacerdotes o hechiceros. Los campesinos de Cundinamarca atribuyen a los mojanes la crecida de los
res vegetales
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y aun
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nes muy antiguas, parajes solitarios, etc€tera.
La Madremonte e
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un peronaje tan notable como la Madre-Montafla de los griegos o su par americana, la PachaMama de los lncas. La Madremonte es una deidad tutelar que impera en la selva y rige los vientos, las lluvias y toda la naturaleza vegetal. No tiene representaci6n material definida, lo que le presta un cardcter de deidad de alta categoria. Tampoco la tuvo el Pachacamac de los incas, que s6lo podia invocarse mediante un gesto particular, ni el dios supremo de los muiscas, Chiminigagua. Dicen los montetos que La Madremonte vive en un rinc6n de la selva, a la sombra de una gran piedra. Cuando viene la €poca de las lluvias en las cabeceras de los rios y estos crecen su caudal, el agua baja rer''uelta y affastra en su corriente toda clase de despojos: maderas podridas, frutos daflados, caddveres de animales que han sido barridos por las lluvias y torentes desde las orillas y que, descompuestos, emponzoian las aguas haciEndolas nocivas Para el barlo. La imagi nacidn popular, para explicarse el efecto nocivo de estas aguas, sin apelar a razones cientificas que no conoce, 1o atribuye a que La Madremonte se bafr6 en el no ) contamino las aguas para que ningun mortal pretenda lavarse en ellas. La desobediencia es castigada por La Madremonte con la aparici6n de ronchas y pristulas en la piel, cosa que ocune explicablemente por la infestacidn del agua crecida. El agua esta embarbascada o picada, dicen los campesinos. Este mito parece identificarse con Daybagd6djira entre los indios bari-motilones del CaEs
tatumbo, tribu chibcha. La Patasola En Cundinamarca y Boyaca es s6lo un personaje misterioso que rapta a los ninos cuando lloran mucho o hacen travesuras. Se identifica en este caso con La Mancarita de Santander y por ello seria m6s bien un mito menor. Esta iitima se rclaciona con
regi6n del Carare (Santander) aparece Ia verdadera Patasola, similar a la antioquena (ver p. 20I).
El Mohan o Mojen otro espidtu tutelar de las aguas y en consecuencia de su importancia, mito mayor. Vive en los pozos Es
rios, y no a
la Madredeagua.
La Candileja o Luz Viajera Es corLsiderada como companera del Mohan, aunque se rata de un mito menor. Es una luminaria o luz a la cual. por no sabersele el origen o causa. se atribuye una personifrcacidn fantastica. Asi los fuegos fatuos causados por huesos o por metales enterados, de cuya descomposici6n o alteraciones salen gases que se encienden al aflorar a tierra, o bien el resplandor lejano de algun tabaco encendido que lleva el caminante noctumo, o una luminaria que hace cierto recorrido y que es originada por la lumbre que alguna persona lleva desde un rancho a otro, o por cocuyos, cuyo cuerpo es luminiscente, etcetera. Todas estas son oportunidades de que se atribuya tal luz al personaje misterioso llamada La Candileja o Luz Viajera. Se le suponen virtudes megicas para causar dano a las gentes.
Espantos Entre los espantos propiamente dichos hay en esta zona algunos como El Coco, El Duende, la Mula de Ties Patas o Mula Coscoia que aparecia -siempre como ruido- en la antigua Santafe de BoSotA y otras ciudades y cuya marcha noctuma, en que posiblemente faltaba una herradura, asociaba la idea de una mula de tres patas. El Cura sin Cabeza, La Mano PeIuda. L,a Mano Negra, La Vreja Ines (que camina y no tiene pies) y El Mandingas son los m6s conocidos.
Folklore musical I
Tonadas y cantos indigenas El concepto de la mrlsica para los indigenas representa una vivencia trascendental ya que ellos la to-
200
10Iar Iic]cl0pedia de C0l0mbia
Atuendo tipico de la legi6n, campesina santandereana.
Instrumentos indigenas
DibLrio de Juan [4anuel Ramirez.
En esta zona encontramos el botuto de tierra, de lo-" indigenas sdlibas, y la maraca dad"6o, eI tambor kcr.
man, como sus rcstantes formas de arte -danza, teatro, magia- a modo de prdctica religiosa o rilo. En razcin de esre pincipio. su mu. sica no puede lener james el cardcter de
atl, la trompeta de calabazo y la ocarina hara-hdrcde los tunebos.
pasatiempo o recreaci6n frivola que se halla en la mfsica popular o meso-
Instrumentos mestizos Las bandolas de doce, catorce, quince y dieciser.:
mtisica. Por ello su funcionalismo obliga a clasiflcarla en g6neros de aplicacidn utilitaria. " En esta zona encontramos unos pocos cantos, tonadas y aires que
cuerdas; los bombos o tamboras, el cacho de torolos capadores en varias clases, la carraca o mandibula de cabaLlar, la concha de gurre o armadillo, la: cucharas de palo, el chucho o alfandoque, la esterilla, el guache de totuma, La guitarra criolla, la hojita de guayabo o naranjo, e1 marrano, variedad de zambumbia; Ia matraca de trinquete, las ocarinas de tierra cocida, la pandereta, el pito de Santander, equiribillo, la raspa o caia de ranuras, la raspa o cai; de sonajas, el redoblante, el requinto, los silbatos de arcilla, el tiple, el tiple-requinto, 1a zambumbia.
podemos enumerar asi: deL
el
canto
bautismo entre los tunebos de
la regi6n limitrofe con Arauca es entonado por eI hareha o brujo y se hace en una lengua fosil llama-
da . Se denomina en iunebo Ba]runa este canto de inilia ci6n. Otros cantos de los tunebos son el de las golondrinas, el del yerbatero (Guarhuna) , eI de los micos (Sftramci) , el de las pavas (Rdb t6ra) , el Sanjahe y el
Folklore coreogrSfico Danzas indigenas La mayoria de 1as tonadas indigenas menclonadr. llevan danza correspondiente.
Corlore, indeterminados; y el de los vdquiros
(Iusinc). Tambi6n estin el llamado Chuvdy, que es una danza de los achaguas; el llamado Cativia y el de la palma, de los sdLibas y piapocos; e1 de la consagraci6n de los tejidos, de los bari-motilones. Los de animales y el de 1a palma son de fertilidad y cosecha; el Guarhunc es de ensalmo m€dico; el de Ia Cati\ia y eI Chway, indeterminados; el de la consagraci6n de los tejidos es un canto de labor que vegetacidn y por ello seria de cosecha o fertilidad. Tonadas y cantos mestizos Estos implican una fusi6n entre
formas musicales indigenas y aires o tonadas de la cultura hispana. En esta zona encontramos un repertorio abundante de bambucos, torbellinos, guabinas, pasillos y danzas criollas, ademds de las formas dramatizadas en que se utiliza el torbellino.
Atuendotipic0 de la regidn: campesina boyacense. Dibujo de Juan l\4anuel Ramircz.
Danzas mestizas Bambuco, torbellino, guabina chiquinquircia (e\clusivamente, porque la guabina velena, que es la mds aut6ntica, no lleva danza sino que utiliza en lo-. interludios el torbellino); pasillo y danza criolla ntse danzan y ya sus antiguas coreografias cuando presentan 1o hacen a modo de reconstrucci6n histo rica ,.on el aluendo vesrudrio del siglo rrr I comien zos del xr. Parafernalia y atuendo yestuario En la' danzas indrgena> >e ulilizan nu-nerosos atri butos agregados al traje normal, constituidos por
coronas ceremoniales, manipulos, ajorcas, brazale, tes, bastones, mascaras, pintuns faciales y corporales, etc6tera, que varian segrin los g6neros de danza.
y segrin las tribus. Juegos coreogrdficos En esta zona abundan las formas dramatizadas que incorporan coreografia y mfsica de las danzas tipi cas. Son e,pecialmente abunqa-rtes las mojigangas o sainetes danzados como el angelito bailao, la caia, el
disimulo o coqueta, la escoba, el justo, la manta jilada, la mantecada, la mita redonda, los pasamanes,
Las tonada\ ! cdntas indigenas se agrupan en est.Ls categonds: de Jertilidad y casecha, cctzct J pesca; de iniciaci'n, pubett.a e himenea; de conjuro, exarcisma o ensalmo ma.lica: de cuna o arru\o; Ae estreno de litienda J dnf,tiones; ae libaci'n preparacinn Ae bebidas: (le \iak; de guerra; de Julebna.
]
Elfolklore de Colombia
Atuendo tiDico de la regidnl
afecta la vegetaci6n de la selva, apariencias zoomor-
campesin0 boyacense. Dibujo de.Juan
fas y antropomorfas. Ei pintor Carlos Correa lo ha representado en una notable acuarela. El Hojarasquin tiene pezunas como corresponde a su condi-
ManuelRamirez.
los pastorcitos, las perdices, los saludos y el surumangu€ o surumanguito.
El llano y la selva
deja rastros o huellas de su pezuna, pero los coloca en sentido inverso para despistar a los cazadores y proteger asi a 1os animales que tutela. Parece identi-
Mitos
1os
ficarse con Bordro y aun con Wai-Maxse, dueio de animales entre los desanas.
Entre los mitos de la selva mencionaremos los siguientes: La Madremonte (ver p. 199), El Hojarasquin
Su existencia s61o corresponde a un baladro o bramido (Bramadora se denomina en las zonas ganaderas de la costa Atlantica) que espanta a los ganados
tas, El Mohiin, Moj6n o Mudn (ver p. 199), La Llorona, El Gritdn
los hatos. Como se le atribuye la muerte de los vacunos, las gentes utilizan una calavera de vaca que, ensartada en un pa1o, se coloca mirando hacia el monte mes cercano, de donde se supone que ha salido. No es, pues, coincidencia el hallazgo frecuenle de estas calaveras ensartadas en las cercas de las sa-
nes y La Mancarita (ver
p. 199).
El Hojarasquin del Monte se le atribuye la desaparici6n de las gentes en la selva, las que perdidas en la marana vegetal deben invocarlo para dar con el camino, asi se le
=*
El Bracamonte
del Monte, EI Bracamonte, las Patasolas, El Patetarro, E1 Pa-
La Candileja (ver p. 199), Los llusio-
.
ci6n de protector de todos los animales de pezurLa: venado, danta, talabro, etcatera. Por ello, 61 mismo
A este personaje selvadco
atribuye tambi6n el rescate de los perdidos por auxiliarlos cuando son de su agrado o merecen su gracia. Se le imagina con apaiencia vegetal, cuerpo musgoso y entrelazado de bejucos, coronado de flore5 s.lvestres: sena una e5pecre de launo americano sugerido a la fantasia popular por las ftguras que
en las cercanias del monte y que anuncia la peste de
banas ganaderas-
Las Patasolas Este formidable mito selviitico es tipicamente colombiano. Los perconajes femeninos que representa son de gran ferocidad, genios mal€ficos del monte, 5emejantes a las Furias o Eumenides griegas. en su papel de guardianas de la naturaleza vegetal y con el carActer terrorifico que les diera Esquilo. Las Patasolas, a pesar de su anatomia unipede (una sola piema
Llaneros herrando en la provincia de Casanare.
Ac!arela de l{anuel lMaria Paz (1857), publicada en
el Athun de Ia Conisi1n
Corcgrilica. Birliot.cd N,r.iondl, Bogoid
1201
202
lGran
Encicl0pedia de C0l0mbia
en que se unen los dos muslos), no conesponden a las deidades egipcias (tipo Annubis), sino mes bien,
por su carActer vegetal,
a
las Driadas o Hamadriadas
griegas, personifrcaciones de las encinas y 6rboles, o
Vriksadevatas hindues. pero no risueias como estas, sino macabras. Las Vriksadevatas eran doncellas que se representaban de pie, apoyadas en el tronco de un irbol, un pie sobre el suelo y el otro graciosamente apoyado en el tronco, con los brazos levantados y entrelazados a las ramas floridas del a las
drbol. Las Patasolas nacieron a la mitologia popular nuestra cuando se iniciaron los trabajos de descuajamiento de las selvas tropicales, empresa heroica en que Ia derriba de los arboles constituye una verdadera lucha entre el hombre y la selva. La selva aqui se personifica en un genio tutelar de sus domi nios y es la enemiga del hombre en lorma de un endriago de cabellera enmaraflada (ramajes) y de una sola pata (tronco del 6rbol) que le da su nombre de . Todos los percances consiguientes a la labor de los hacheros y aun de los mineros que trabajan en las monknas (rios selvaticos en donde se hallan las minas de oro de aluvi6n) se atribuyen a la agresidn de las Patasolas. La motivacidn de este mito como presencia femenina se debe a las circunstancias vitales de la selva, en cuyos trabajos
el hombre esta solo, ya que la mujer poco participa en tan ruda y peligrosa faena, y por ello la imaginaci6n crca naturalmente la presencia del sexo complementario en estas deidades femeninas. I-a violenta labor del hachero termina con Ia caida del iirbol, que aqui simboliza a la selva como hembra dominada y vencida, pero, a veces, hegicamente vencedora. Los mineros de la regidn del Carare dicen que La Patasola anda gritando por los montes, llamdndoles, y que el minero que se deja llevar por su reclamo nunca vuelve a encontrar la salida de la selva, o bien se halla ahogado en al$ln rio o
mueto
en algfn paraje retirado. Cuando hacheros o mineros se pierden en la selva, es coniente el dicho: . El maestro Pedro Nel G6mez fiat6 este tema por primera vez en la pintura ameicarta y dej6 al pais numerosas obras de pintura mural al fresco, exal-
tando como una epopeya colombiana este extraordinario mito.
El Patetarro Parece a primera consideraci6n una variante del anterior. pero corresponde a un personaje maldfico masculino, que lleva el mun6n de la canilla que le falta metido en un talTo de guadua; la secreci6n purulenta que alli recoge es vertida por €l en algrln sembrado o en las aguas de las fuentes, infes-
tandolas. Carece de fundamento la suposici6n de algunos folklor6logos en atribuir a El Patetarro rm gran temor por las calaveras de vaca; se trata de une confusidn con El Bracamonte, que ya vimos. Parec identificarse como Nengue-U1'
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El Patas Este curioso personaje mitico de nuestros campesinos -especialmente antioqueios- nada tiene que ver con el demonio o diablo de la religi6n cat6licay por ello no se identifrca con otras entidades demoniacas como El Mandingas, El Malo, El Enemigo Malo, etc€tera. El Patas (sic, o en la grafia popular de Anuoquia) es un prodigioso personaje semejanf apenas al Proteo griego, hijo este de Neptuno y aI que el dios de los mares dio el poder de cambiarse de forma o apariencia , se$1n cuenta Virgrlio. El Patas es una sintesis de todo; es el simmum de la belleza, de la sabiduria de la fealdad, dela torpeza, de la ignorancia, etc6tera. Virtud, vicio, grandeza, miseria, todo 1o abarca y es ; de un hombre, que es ... Puede afirmarse que no existe en la imaginacidn popular oLro perconaje mis
tipico en el folklore mundial que nuestro Patas, Ei de tan vasto alcance expresivo y tanta utilidad en d macizo l€xico popular.
La Llorona Este es olro mito de gran imporlancia y corresponde a las muchas imaginaciones y divagacjones a que da lugar un grito macabro, un plariido espeluzna e
que se oye en la selva en ciertas noches de luna Personalmente 1o he cornprobado por cuatro veces en las selvas de la cadena de Gualuriba, regi6u de k Mistralia, sistema selvoso del Vaup€s, y en la zona comprendida entre los rios Negro y Quenane, departamento del Meta. Siempre en noches de luna, cuando los monteros s6lo temen a dos cosas el tigre, que en tales noches sale a cazar, y al gi'o gemebundo y horrendo de La Llorona. La l6gica indica que forzosamente debe corresponder a algrin animal que lo emite; pero el aterrador efecto que produce este sibito y pavoroso aullido no permite verificar a qu€ puede deberse. Escobar Uribe en srs Mitos de Antioquia dice que es comun a varios pueblos de Amdrica y que todos coinciden en que el grito es real. pero agrega que la imaginacion popular le da figura de mujer con largas vesdduras y
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El folklore de Coiombia I 203 I
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rostro de calavera que acuna enue sus larguisimos brazos un niflo muerto, etcetera, y que vaga por las selvas y rios lanzando horribles lamentos. Jose Eustasio Rivera parcce identif,carla tambien en Casanare con una indiecita mapiripana a la que se refieren varias consejas. El misterio queda en pie mientas los naturalistas o monteros no descubran el origen de este grito. Debo agregar que al escuchar ese grito la cuarta vez, tuve la misma conmocidn escalofriante que recibiera la pnmera vez en que lo oyera. En las dos riltimas ocasiones hicimos inspecciones del lugar para tratar de descubrir el animal que asi grita (cuadrupedo o ave) sin resultado alguno. El maestro Pedro Nel G6mez la escuch6 en las selvas del Carare y dio una excelente interpretacidn pict6rica en varias de sus acuarelas y bocetos para frescos murales, representandola como guardiana de la selva.
El Grit6n personificaci6n mitica del anuncio de las tempestades, borrascas y chubascos. El rumor de un trueno lejano que presagia lluvias, el aullido de algrin animal selvdtico que presiente la tempestad, el rumor de los vientos que traen la borrasca, todo puede identifrcarse con la presencia de este personaje que grita en los montes y si es buena seial para quienes esperan la lluvia, puede ser advena para quienes representa contratiempo de un viaje, etcetera. Habria alguna identificaci6n con el caribe HurakAn. Ha sido tratado como tema artistico en la escultura por el maesho Pedro Nel G6mez como uno de los nUs impoflanles mitos americanos. Es la
Los Ilusiones Comentados en la obra literaria del maestro Tomis
Carrasquilla como duendecillos que dicen al oido de los ninos las vr:lgaridades que estos van aprendiendo y las ideas deshonestas; aparecen adjetivados como masculinos en la obra de don Tomas, aunque otros narradores los denominan tambidn .
Folklore musical
Eljoropo Si entre los aires mestizos hemos
dicho que el torbe-
Llino es el que revela un mas fuerte ancestro indigena,
el que denota m6s el ancestro espanol es el joropo, tonada-base o tonada-tipo de la zona de los Llanos Orientales de Colombia, que abarca la gran llanura orienul desde San Martln del Meta hasta Casanare y Arauca. Su origen tiene una indudable raiz espaiola y, a semeianza del jarabe mexicano, conserva, tanto en el canto como en la coreografia, los portamentos o arabescos de la voz y el zapateo flamenco, a mds
de la jacarandosa altisonancia, sin punto de compa-
raci6n con los aires y danzas indigenas. La etimologia de parece derivarse del afibigo xarop, que traduce jarabe, sirope o hidromiel. Se sugid6 la derivaci6n del quechua hucrapu (que dio origen a nguarapo>) con base en la observaci6n del viajero y explorador franc6s Edouard Andrd, en la publicacidn Ameica Equinoccial: Colombia-Ecuador, editada por Montaner, en Barcelona, por 1884 (citado por Perdomo Escobar). Alli dice:
una danza que, como su tonada musicai, se llama guarapo). Agregamos: en Venezuela existe todavla en algunas regiones del Llano el guarapo, como tonada y danza, pero es el mismo joropo.
Eljoropo casi siempre tiene como base del canto un relato en verso, mas comtnmente de los llamados corridos y a veces bambas, ensaladas o simples sucesiones de coplas. El canto se desarrolla en forma muy particular y caprichosa y reviste frecuentes caidas de la voz, alteraciones del tono, melismas o arabescos que le dan gran vivacidad y que adelantan su ancestro de cante j ondo
.
La
fiesta de las Cuadrillas
de San Martin, que se
celebra en noviembrc en ese municipio del ll4eta.
204
IGran
Encicl0pedia de C0l0mbia
Como el Llano colombiano en su sector oriental
continta geograficamente en el Llano venezolano, el joropo pe enece por igual a ambos paises, pero Venezuela lo ha hecho su toruda y darua nacional
y
le ha dado el prestigio y exahacidn que merece.
EI instrumental tipico usado tradicionalmente en eljoropo colombiano consta de cuatro, requinto y carraca. El bandolin, que reemplazaba a veces al requinto, esta casi abandonado. En las riltimas d6cadas, ya en ia regi6n de Arauca por vecindad limitrofe, ya en los fesdvales populares seudofolkloricos y por esnobismo de turistas, se ha echado mano del arpa usada en Venezuela tradicionalmente, en cambio de nuestro requinto, y han agregado los capachos o maracas, en cambio de nuestra maravillosa carraca. Quienes hemos vivido la realidad llanera en diferentes €pocas pasadas y en el ambito de los
hatos del , no podemos transigir con estas adulteraciones del instrumental que en nada benefician la calidad de la mrlsica folklorica y le restan autenticidad. la mismo que el bandolin o bandola pin-pon, se este abandonando el fuffuco. Enne las confusiones que puntualiza Harry Da-
vidsorr (DicciotLtio folhl1nco de Colombia) se hallan las de Santos Ciluenres y Piieros Corpas, que nos parecen dignas de tomarse en cuenta. La primera presenta una conjetura de identidad entre el torbellino y el galer6n. l-a segunda, entre el torbellino y eL corrido. Anotamos que el galeron es precisamente un corido desde el punto de vista del texto literario, pues la forma literaria folkldrica en que el tevto de copleno se presenta en lorma continua o seguida en na[aci6n de un mismo tema se llama corrido. Por ejemplo, el Corido delas a,ves, que comienza:
/
de varias que conoci / en el caudaloso azul es el azulejo / y pardala paruuIata, / colorado el tornasol / y negro si el sol le falta. .. > Si el corrido lleva sus versos rimados en consonancia de a cada dos versos para obtener un efecto de monotonia apaciguadora de los ganados que se ensalada
Arauca;
/
manejan con este canto, se llamard galer6n, como el que comienza:
el
/
yo ya me hubiera comido / al gailan colorao / pa quitarle la querencia / que tiene en el ganao
otro lao...
>
Sabemos, ademi4s, que el galer6n se canh obviamente en aire dejoropo, que es la tonada dominan-
te en toda la zona llanera. Pues bien: resultan muy f6ciles de comprobar extranas relaciones ritmicas y aun mel6dicas entre joropo y torbellino al hacer la sencilla prueba de escuchar en velocidad de 3,75 un a velocidad de 7,5. Lo que se escucha tiene gran semejanza con un torbellino.
joropo grabado
5
El galerdn Hay en el repertorio popular una pieza escrita por el mrlsico Alejandro Wills y llamada Gal er6nllanemcon letra ambigua de coplerio y un mote de octosilabos y heptasilabos altemados que reza:
s
5
T
F
t r
6
t
una estructura caprichosa que en el texto literario no corresponde a los galerones normales; tampoco en la parte musical pues, como es sabido, Wills tom6 de base un joropo aragueno (Venezuela) antiguo,
p
ti
llamado precisamente El ara,guato, que tenia curiosamente Ia misma estructura de un viejo torbellino colombiano llamado El rodeo. Modific6 el ritmo de
o h
hexa y heptasilabo, respectivamente. Como se ve,
El araguato ,
corie\do los acentos
de la cuarta silaba
d
G
q
b
en los cuatro versos pentasilabos que estaban asi
h
I
aguardiente) a las segunda y quinta silabas de los versos segundo, tercero y cuarto, dejando intacto el primero y acentuando rambidn la silaba 6nal del cuarto: (Ta-ra-lala-la / ta-ra-Ia-la-l|-1a / ta-ra-l^-hlA-Ia / ta rA-Ia-la-16>. Los versos pdmero y cuarto se conservaron pentasllabos como en El araguafo, pem segundo y tercero se hicieron hexasilabos. O bien, si el modelo fue el torbellino El rodeo, que estaba medido asi: , en que los cuatro octosilabos copleros (con defecto en el cuano) se acentrian en las silabas rerceu y s6prima. En el galerdn de
Wills ocurre algo semejante en el desarrollo de cada
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o I Il
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et
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ci
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agua en Lapara / o se casa en rierra ajena / no sabe si el agua es clara / ni si la mujer
tr
buena>, pues las silabas tercem y s€ptima reciben el acento ritmico como en tl rodeo. Y en Ia segunda parte de El rod.eo, que est| medida asi:
ca
copla:
ntl que bebe
es
plas cantando,
/ la
trocha andando
/
feliz se va",
se acentUan las silabas cuartas de cada pentasilabo,
con defecto de los versos cuafto y octavo, en que se corta la silaba final por ser fines de coplas. Ha;1 pues, similitud con el de Wills y casi idemidad con el joropo aragrierio. De todo podemos deducir que Wills conocid ambos modelos, pero su galer6n llanero no es galerdn sino joropo en ritmo de galope y con influjo de torbellino. Siendo el galer6n esencialmente un canto, no es bien fundado el idearle una coreografia especial. Ya hemos dicho que su ritmo basico es el del joropo y, por tanto, como quiera que al cantar un galer6n, no en su desarrollo funcional que es el manejo de ganados (canto de vaqueria), sino en el sosiego de las estancias o casas de hatos y se desea bailar a su
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tliolklore de Colombia 205 I
son, no puede hacerse cosa distinta de ejecutar las figuras del joropo. las nuevas coreografias ideadas
surgieron -a nuestro entender- por los aflos de 1937-1938, cuando el supuesto galer6n de Wills se puso en boga y los coredgrafos, con la mejor volunud, se decidieron a acondicionarle una planimetria y unos juegos estereom€tricos completamente convencionales que tienen mes las caracterisdcas de un pequeno ballet que de un baile popular Partieron de la base de las fi.guras del joropo, cosa que no estaba desacertada, pero le acomodaron una serie de contrapunteos de tacones, golpes de fusta y flamenquerias que nunca se vieron en la vida de la llanura oriental. la demostraci6n mds clara de esta tesis se halla en la circunstancia de que, sin excepci6n, los bailarines de galer6n no utilizan en Colombia sino
la mrisica patr6n de estas coreografias, que fue el supuesto galerdn llanero de Wills. El zumba-que-zumba Esta variedad del joropo, que s61o puede serlo en cuanto a la letra del texto, tuvo posiblemente en sus origenes un carActer festivo y satirico, como su
nombre 1o indica. Hoy es un capricho musical sin compromiso de tema y asimilado a joropo normal en Io vocal. instrumental y coreogrifico. El pasaje
No es cosa diferente del joropo, que es la tonadabase. Podria definirse como unjoropo lento, caden-
cioso, en que el texto o letra utiliza de preferencia temas descriptivos, amorosos, liricos. A causa de la popularizaci6n del arpa venezolana en algunas zonas del Llano colombiano (Arauca y centros con vias carreteables), ha aumentado en forma muy notoria el
repertorio de los pasajes, hasta el punto de igualar
y aun sobrepasar el de los joropos clasicos. Si el joropo, al modo del torbellino andino, usa mas el coplerio regional que los textos poematicos, en el pasaje, como en el caso del bambuco, ocuffe lo contrario: que los textos preferidos son las narraciones poemAticas, con unidad en la complexi6n como se requiere en las canciones liricas. Esto ha motivado el fen6meno de que la calidad literaria de los textos se ha rebajado en los pasajes, pues se ha echado mano de poemas mediocres o pesimos para musicalizarlos. No ocurrid eso en el bambuco, pues coincidi6 su auge con un notable desarrollo literario en que los misicos capitalinos tenian a su disposici6n todo el Pamaso colombiano y un amplio repertorio de poesias extranjeras que se dir,rrlgaban en diarios y revistas con gran profusi6n en el siglo xu y las primeras d€cadas del xx. Aqui volvemos a desucar la distinci6n que hemos establecido siempre, de que cuando menos hay dos especies distintas en
cada genero musical (bambucos, torbellinos, guabi-
nas), una estructurada con mayor o menor tecnica, y otra espontinea, que es la que posee camcteristicas miis folkldricas. De Ia coreografia del pasaje nada puede decirse sino que es la misrna del joropo, pero realizada con 1a lentitud requerida.
El seis Es otra variedad de las formas del joropo. Si buscamos su origen en la etimologia de la palabra que lo designa, hallamos diferentes versiones: una argumenta que se debe al compas en que se ejecuta y que es seis por ocho; esto es velido Unicamente para una de las cinco clases de seis existentes en Colombia: la Ilamada seis por ocho, ya muy poco usada.
Otra versi6n dice que pudo ser el seis de Puerto Rico, danza zapateada en que toman parte seis parejas de bailarines y que se introdujo en Venezuela con igual modalidad y dentro del g€nero de tonadas llamadas golpes. Otra tesis afirma que el nombre se debe a que se ejecutaba a las seis de Ia tarde, y otra que recibia tal nombre por el instrumento llamado seis (existente todavia en Venezuela), que era una especie de guitamrco. Existen ademds el seis por derecho, el seis por numeraci6n o enumeracidn, el seis figuriao y el seis corrido. Del seis por derecho no sabemos la raz6n de su nombre. El seis por numeracidn, numerado o por enumeraci6n, es el que utiliza en el texto o letra las enumeraciones. temas relacionados siempre con los nfmeros, como los textos que siguen: (Qui6n dice que no son una / la rueda de la fortuna; / quien dice que no son dos / el tomadizo y la tos: / quien dice que no son tres / dos caballos y una res . . . ) O aun nuestras viejas coplas: . O si la enumeraci6n es de relato, como la de: . Del seis frguriao, que no hemos conocido sino de nombre. supusimos que era llamado asi quiza por las frguras del baile, y evidentemente Ia folklor6loga y etnomusic6loga lsabel Aretz confirm6 esta tesis en sus trabajos sobre los aires llaneros de Venezuela. Por 1973 conocimos en los llanos de San Manin una coreografia dejoropo muy rica en figuras, y que
por ello se llama . Nos resta agregar que el seis corrido es el que utiliza en su letra o texto las narraciones llamadas
206
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coridos, tan popuLares en el Llano aon-r"rti"ttt"
Finalmente
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"a que el llamado joropo sanjuanero
de su creaci6n por los aflos de 1938 se ha dil'ulgarir hasta el punto que es forzoso teconocetle un puesi--
en el folklore coreogrdfico actual.
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Folklore coreogr6fico
' .. '-J j\ A mas de lo dicho arri, tt \.$. t.! I ba, debemos agregar :, ',{] '.. . it que la danza del joro 'I]
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dicho que si esta forma de corrido dese: acompaiarse con baile, el expediente normal es e1ecutar la coreografia deljoropo dentro del ritmo qui
Ya hemos
-,^ ^,,^ lcorla expresion ya que ^-^-^-i;^^r se menoscaba Por Poral eL fen6meno de la Pareja
r^r^ vez ,,^- que 1"" ^^^i-r^ toda cogida, ^,.. las hguras adreas de la corco-
g'ufia (estereometria) l'mttan al mor'rmtento
lo, brazo. en po:r. rones
se
de
senale el zumba-que-zumba.
El pasaje Ya explicamos c6mo no era mds sino un joropo L-
rico en que la forma descriptiva, lenta y cadenciode la ejecuci6n se presta admirablemente para se: interprctado por mujeres en el canto delicado y sentimental y acompanado en Ia organologia modem: de arpa y capachos, popularizada desde Venezuelu en asocio del cuatro llanero, imprescindible. Si se h, de recurrir a1 acompanamlento bailado, su ritmo modifica de ailegro, que es el deijoropo , en andaw; o moderato, mucho mds adecuados al pasaje.
latera
,a, de disLen5ion y'eplerton y a reces
Hffi$:t:il:,'lffil*:Xl'ill
manos de los danzarines permanecen cogidas en candado o por los dedos, y esto limita la plasticidad de la frgura, que se funde, por asi
El seis Atras dijimos Io relativo a este aire y expresamos qu. su modalidad danzada no podia ser otra que la d
nante del joropo como aire, que es un canto y toque instrumental y sdlo a veces se acompaRa o intenta interpretar coreogrdhcamente, 1e preste tal caracteristica de baile uagarrado>, como se dice popularmente. Su riqueza esti en las variedades de canto e
-coincidencialmente con la preparaci6n de un festival folkl6rico- una versi6n de joropo que, por sus numerosas figuras, lleva el nombre de figuriao, mu'r probablemente debido a esta circunstancla de la abundan.ia de hguras existe la denominacton 'serfiguriao). Una tesis nueva expuesta con relaci6n a nombre de es la del uso del cord6fono llamado seis (similar por tanto a la guitarra actual) y d< uso en Venezuela, pais en el que existen, a mas decomin cuatro que usamos en Colombia, el cinco, ecinco y medio y e1 seis. Se denomina cinco y medi.' un cuatro de cinco cuerdas que lleva ademds medt cuerda, es decir, una cuerda corta que se enclavijano en 1a cabeza del instrumento, sino en el cogote. esto es, en el empate d€l mestil a la caja. Segrin la tesis, el aire o tonada llamada seis seria un joroPc
instrumentaci6n.
ejecutado en
decirlo, en un doble cuerpo con cuatro brazos, y los ademanes se anulan virrualmente. Mds atin en la ftgura del valsiao, en que se hace un simple baile de sal6n sin contenido coreogrdfico. Eljoropo no tiene siquiera el recurso del jarabe mexicano -su herma-
no en odgen- de hacer danza suelta o individual. No sabemos si en su forma primitiva pudo bailarse suelto, como sus abuelos flamencos que fueron esencialmente danza. Tal vez ia condicidn pr€domi-
El galer6n A lo dicho atras agregaremos que el galer6n, como canto, no lleva coreografia por tmtarse de un canlo de labor, funcional por consiguiente, como los cantos de vaqueria del iitoral Atlantico, como la zafra
o, en
tltimo tdrmino, como
funci6n
es 1a
el paseo vallenato, cuya
cr6nica cantada. Se ha hecho la excep-
ci6n del impropiamenre llamado Galetdn llqftero, pieza particular del mrisico Alejandro Wills, cuya coreogralia afortunada del maestro Jacinto Jaramillo e1 plblico de todo el pais y des-
ha hecho carrera en
instrumento de igual nombre. Ocurre en la mrlsica y danza llaneras algo que es explicable confusi6n en el medio Jolk: abundan las denominaciones de piezas particulares o de una misma tonada con nombres caprichosamente rariables que son tomados en riltimas cu€ntas como aires independientes y distintos. En la zona andinadurante un tiempo se habl6 de bambucos y guatecanos; este riltimo nombre no se referia al bambuco de Emilio Murillo, sino a1 torbellino del valle de Tenza. eL
En el Llano encontramos numerosas variedades que tienen como base o tonada tipo aljoropo, y que Por raz6n de ser cantos con alguna modalidad ligera-
illolkllre
mente distinta en cuanlo al modo de cantar, a la forma dialogada, al acompaiamiento instrumental, etcdtera, llevan nombre distinto. Asi, se habla de conlrapunteo al designar 1os dueLos cantados con improvisaci6n de coplas o versos de corridos; se habla de pajarillo, quirpa, carnaval, gaban, chipola, seis chipoliao, guacharaca, p6jaro, san Rafael, golpe criol1o, periquera, nuevo callao, etcEtera.
La Guajira, Cesari Magdalena, Atl6ntico, Bolivat Sucre y C6rdoba En el primero de estos departamentos predominan los len6menos correspondientes al erea indigena, puesro que casi su totalidad sirve de habitat al nl cleo nativo mejor estructurado y cohesivo del actual Nuevo Mundo. Representantes los mds iddneos de la farniLia lingtiistica arawak, son por ello mismo los mejores especimenes de la raza cobriza originaria de Am6rica. Los otros seis departamentos, que hasta hace algunos aRos fueron sdlo tres, son los m6s aur€nticos representantes del mulataje colombiano. Los aportes de 1as culturas africanas occidentales (congo,
de,erL'ca. g-,nca. sudan) lrajeron und g'an r.queza
folkldrica a esta zona. De otro lado, el aporte caribe y chibcha consewa un buen numero de mueslras de patrones culturales.
de Colonbla
Mitos En el g€nero mitos encontmmos los principales en el irca indigena y son precisamente los mds afortunados en cuanto a las descripciones literarias consignadas en libro. Los de la creaci6n del mundo entre los wayriu y entre 1os kogis, asi como algunos de los 1.uco motilones del Cesar. Los consignados por Maria Manuela de Cora en su libro Kuci -mare,y entre ellos los del origen de los wuayuu,la hr.la de Maleiwa, el piache Umarali, la Majayurga, etcdtera. Los consignados en el libro Antolagia de creencids, mitos, teogonias, leyendas
y
tradiciones de algunos gr,rpos
por frayJavier de Montoya, y entre ellos e1 invierno, la primavera y el verano, de los wuayriu; y el origen de los arhuacos de la sierra nevada de Santa Marta. De los escritos por Reichelaborigenes colombianos
Dolmatoff sobre los kogis, el mito de Duginavi o creaci6n de1 hombre. Con caracler mitico aparecen algunas leyendas de los kogis como Ia de Peico o Talco, la de Maria Pastora y 1a de san Luis Beltran, citadas por Manuel Benavides Cu611ar en su obra Aspectos culturales de Ios hogi. El mito de Tapto entre los yuco-motilones corresponde a un demonio. Entre los kogis son mitos de gran importancia Haba y Heisei; Haba es la madre universal y Heisei es la personifrcaci6n de las fuerzas malignas o la muerte, citados por Teresa Arango Bueno en Precolombio.
Volcanes de barro de
Turbaco. Grabado del siglo
xxa partirde
un dibujode
Alexandervon Humboldt.
M!r.o .]ri
Siglo
xa, !dgo1,
1
207
208
lGrar
trcicl0pedia de C0l0mbia
eINubd o Nubdco (cocli), de cosecha; el de libaci6n-
llamado de
1a
chicha,
y los indeterminados
Cam-
panucana, chicote, Chiro Bahirhaba, Trancameina \ palomita. Entre los y.rco-motilones de la seffania de Perijri, los de cosecha lLamados caceria de1 mico rdel tatabro, Kertakraish o pajaro tucan; los de libaci6n llamados Meyeremit y NaLnimihet, masculinosel Nanhohut de libaci6n femenina, y el witataish de libaci6n mixta; el Yehohut de preparaci6n de bebidas y libaci6n mixta; los muy numerosos de funebria 'lu| ecomo eI Atautpo , el N Tniwqtro , eI Nunotana, eI w, el Yenahohiho y el Yomqikut, cuya parte principal se llama Sanusas. Cantos de cuna y de guerra, el indeterminado Aruunsa, los de fertilidad Shatle y Sapc y el de viaje llamado Karaheney, que parece haber dado origen ritmico al torbellino de Santander. Tonadas y cantos mestizos MAs propiamente zambos, para presentar el inicc ejemplo concreto que es la tonada y danza tipo de esta zona, la cumbia, asociaci6n de melodias indigenas y ritmos africanos. De ella se han derivadc otras tonadas varias [:s Lonadas y canlos mestizo: corresponden propiamente a otras zonas. Tonadas y cantos mulatos y negros Hay un abundante repertorio, del que s6lo enumeraremos los que corresponden a los siete depanamentos de esta zona: cumbia, bullerengue y chand€. mapal€, gaita o porro palitiao, puya o porro tapao. zafra, cantos de vaqueria, cantos de lumbahl, paseoson, merengue y puya vallenata. Entre los compositores populares de algunos de estos aires mencioruremos -aparte de los mUsicos erudiLos. composilores de partitura como Adolfo Mejia, Efraim OrozcoDaniel Lemaitre, Honorio Alarc6n, Federico NeuEl Festiva de la Cultura
Wuayru, que se celebra en la segunda semana
En el drea mulata hay unos pocos mitos y entre ellos La Bramadora, que se identifica con El Bracamonte (ver p. 10).
de mayo en Uribia,
departamento de La Guajira. FotagtaJtu ae E4eaiciar
Folklore musical Tonadas y cantos indigenas En esta zona enconlramos muchas erpresrones importantes del folklore musical y coreogrdfico, como son las que corresponden a las tribus de los wualiu, los 1.uco-motilones y los kogis, bintucuas y malayos de la sierra nevada de Santa Marta. Debemos enurnerar, de los wuayri.u, el Ahlpacajai o Iloro, canto de planideras o recitativo tonal de funebria; el Amrichoncai o caballito, indeterminado; los de pubertad, Chichamayay cabita; y el de los moscos, indeterminado. Entre los kogis, bintucuas y malayos de la sierra nevada, los de cosecha, Ilamados Cheisa o Cataneja (guacamaya) , el Tanicame o rogativa de lluvias;
mann- a Leandro Diaz, Abel Antonio Villa, Juan Manuel Mueguer, Lorenzo Morales, Emiliano Zuleta, Tobias Enrique Pumarejo, Pedro Nolasco, Rafael Escalona, Alejo Duriin, Nafer Durdn, Francisco Moscote , Sergio Moya, Juancho Polo Valencia, MaximoJimenez, Juan Muioz, Alvaro Cabas, Adriano Sa1as, Calixto Ochoa, Chema Ramos. Joaqutn MoIa, Roque y Juan Cardonas, Jos€ Escobar, Miguei Ahumada, Poncho Zuleta, Victor Camarillo, Manuel Nieves Fuentes,Jos€ Hernrindez, Julio Oiate, Santander Duriin, Luis E. Martinez, Alftedo Guti€rrez, Julio de la Ossa, Genaro Ramos, Poncho Cotes, Carlos Arrieta,Jose Maria Ramos, Dario Diaz. Sim6n Salas, Juan l-ara, Jose Lara, Toflo FerndndezC. Sarmiento, O. Fortich,J. Alvear, N. Medina, Jose Banos, R. Campos N., C. Ronuin, Alberto Ahumada B., Santos Perez, Mois€s Socarrds, Nacho Paredes. Alfonso Aya, Miguel A. Ospino, Victor Ramos, Lucho Diaz, Julian Machado, Joaquin Ayala, Alvaro
Fl lolklore rle Coiombia L 209
Cdrdenas, Pacho Galan, Jos€ l. Montesinos, etc6tera. Obviamente, sdlo unos pocos entre ellos presen-
doxsard y daipard,los silbatos de reclamo y el capador o flauta de Pan llamado soke, y el sokshe o arco
tan calidad musical folkl6rica, estilo tradicional y sello tipico, pero aun asi, Ia lista es una de las miis Iargas, lo que indica el fervor musical de las gentes de esta zona que comprende Guajira, Magdalena, Cesar, Atlentico, Bolivar, Sucre y C6rdoba.
de boca, todos de los )'Llco-motilones.
Instrumentos indigenas Esta zona es muy rica en organologia musical y en ella encontramos muchos ejemplos: el arpa de ca-
ao-o
irot*-"a- I
las semi.Llas zumbaoras, el
chtia; los tolos o suarras, mal llamados gaitas
El marhone o tortuga de fricci6n, los hnisis (sigi y bunzi), las flautas de fotuto macho y hembra, el tam-
I
bor (monhi) y Ias maracas (tanl), todos de los kogis
e
de la sierra nevada. La atuunsa o fla:uta de cabeza de hacha y el shiwapis, flauta dulce; Ia penamuchay el
E
zona encontramos
ros folklciricos: el arco de boca de Palenque de San Basilio, los bombos o tamboras, los redoblantes, el acorde6n vallenato, de botones; la caja vallenata,la cana de millo o flauta
sis
o flautas de lengueta de cuafto y cinco orifrcios, tair(ri o arco de boca, el uotoroyo u ontorroyo)t, fiauta de tres sectores o triple, y 7a zira (maraca ceremonial), todos de los wuayiiu.
c
d.e esta
travesera de lengrieta, el carangano de bolillo, las claves macho y hembra, el caracol llamado
rraca o birimbao, el tambor haachi o cacsho,las mas-
-
Instrumentos mulatos y negros /-7'-. En el drea general de los siete departamentos ./
ayushih, flaltas de hueso humano, fabricadas con el fdmur y la tibia, respectivamente; la quena de un orificio, cuyo nombre no conocemos; las ocarinas
macho
y
hembra; la guacha o sonaja
y
.
83 I I
Ia
guachema (tambor), las guacharacas de cana y de calabazo, el tambor mapal€; la maraca gigante y las maracas turisticas, que se tocan sola y en parqas. respectivamente: el gran tambor pechiche y el pico de coyongo, que es una especie de cencerro de madera.
Folklore coreogrifico Danzas indigenas
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La mayoria de las tonadas indigenas
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llevan danza de igual nombre.
Atuendoilpico de la regidn, campesino
Danzas mulatas Cumbia, bullerengue, mapa16, cantos de lumbahi acompanados de danza. Juegos coreograficos Cabildantes, caiman, camisas, camaval, congo grande, coyongos, diablos espejos, gambato, goleros, indios bravos, indios farotos, langosla, maestranzas, pdjaros, paloteo, payandd, pilanderas, toritos.
Choc6, Antioquia, Risaralda y Caldas El primero de estos
depar-
tamentos Posee una gran nqueza folkl6rica a causa de la coexistencia de las formas indi genas representadas en las tribus de
los cunas (familia lingritstica chibcha), los da
andiiguedas, los baud6s, los citards, los embe-
=_
ttro
Atuendotlpico de la regi6nr bailaora de cumbia. Dibuj0 de Juan lllanuel Ramirez.
costeio. Dibujo de Juan ManuelRamirez.
210 Grar lrucl!pe.iia de Cl ,rnbii
ras o cholos y los noanames (familia caribe); de las formas africanas representadas en tonadas y aires
y de las formas hispanas reprcsenladas en supewivencias de la mrisica gregoriana en los cantos a capela, muy abundantes, y en 1as danzas corle sanas def iglo "u que se co-l\er\ an !on >us m u5icac muy poco adulteradas. negros,
Mitos En el capitulo de los mitos haLlamos en Antioquia el mds formidable emporio, ya en el ambito indigena, ya en el mestizo tan hondamente popular que ha recorrido todo el pais dejando influencias tan notables que a veces se hace dudoso su origen. En el rimbito indigena mencionaremos al Pulvichi, que se idenrifica con La Madremonte; a Doalaumia, que se identifica con El Hojarasquin del Monte; a Dugurana, similar a El Mohan del Tolima; la creaci6n de1 hombre, las almas y los brujos y la leyenda Juancito, todos de los noanamas. Caragabi y Tutruice, los Burumias, Carroplateado, Bibidi Gomia, de
didlogos de los dioses, Euandama, lcades (name), el hijo de la pantorrilla (Get'u poto uarra), Tsetsa, la leyenda de Dabeiba, todos de los catios de Antioquia y Choc6. El de las ranas que pierden el rabo y el de Jeuada, de los chamies. Takarckuna, de los cunas de Urabd, y otros mas de los noanamiis descritos en el
libro de fray Javier Montoya. Otro de los cunas es el mito de la Tulivieja; su leyenda dice:
Cuando los espiitus viviqn entre las gentes
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e,,oFd'qn ba)o ti?rra. ura (ntqtno ?n ffozo 'r1.. bella y pura; se enamoro dt un pasLor y turo '*' hijo pero por temor al escandelo lo qhogo y con $'-: se transJormd en Tuli'/iejq. 5u cara es un colaXpeludo, tiene gtrras y curpo de gata f patas de \. ncdo; 'raga gitando por los rios, reclamando q t' hijo. A veces recobra su f.gura antigua, cuanda s: bana, pero cualquier ruido la hace transJormar a: nuevo en Tulivieja. Vemos que se identifica con La Llorona.
Fn el irea mestiza mencionaremos solo los mitc-. mayores: La Madremonte, las Patasolas, El Patetarr: o La Patetarro y El Grit6n (ver p. 199 y 20I-203). -., lado de estos se cuentan otros duendecillos menore. del corte de Los llusiones (ver p. 203). Tambi€n mencionan numerosos espantos como La BarbacL-,
I
.
l
o Guando, que es Ia aparicion de una camilla d: guadua llevada por cuatro fantasrnas que cargan sL'bre ella un muerto. Se aparece de madrugada e.. parajes :olitarror I medroso'. 5obre eslos milo' e,pantos han escri o nurnero
l
Molina Uribe.
Folklore musical
:
Tonadas y cantos indigenas La extraordinaria riqueza musical de la tribu de Lo,= cunas del Dari6n merece destacarce. La imporlancia que ellos dan a esla manifestaci6n religiosa
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Lavadoras de orc del rio Guadalupe, ltledellin. Acuarela de tnrique Price (1892), publicada en el
Atbun de la conisidn Corogdfica. Eibliotd.d Na.ioral, 8.gotli.
tlfolklore de Colombia I 211 I
percibe en la edstencia de un personaje que comparte la direcci6n de la tribu con el saila (cacique), el nele (sacerdote) y el jaibrtrfi (brujo m€dico), y es el cqntule o nlaestro ml.lsico. De las tonadas y cantos debemos mencionar'. Ahuanasa lgala, Dada Kurgln Huedi, Hued Ino H\iflaedL, Kurgfi Wla, Mahet Kurgln
Hiedi, Hu lgala, Melgan lgala, Nia lgala, Nusa lgala, Serhdn lgala, Tiol lgala, TuIe Mar Sihitli, Uiboet Namahet y el del nino enfermo, de ensalmo m€dico. Amma Tolol lLtsop, I1alis lgala, Kanil Namahet, Naibe Nlmahet, PaJtro WaIa, Parho Igala, SaIu, lJs Soedt, de Asu Mahet Inna, Inna Nuga, lnna Suit, ILna, TamadL No,boed Inna, N ogawerhe, Puna Io-
fertilidad y cosecha.
cua Bayai, Sabdur Namohe; Surbq lnnd, Tisla Igald
y
y
pvber1ad. Inno Mutlhit Yayganagadi, de iniciaci6n y Noga Kope, de libaci6n y preparaci6n de bebidas. Machi Tola Kanarhi:i, NanaPe Mesoke y Tule Flne'fula, de cuna o amrllo. Mas arhtle y Nalup Nacruzlgqla de funebria, y otros de estreno de vivienda, an6.triones, bienvenida e indeterminados. De los catios, la danza de la coseclLa AcaifutnLi, el de ensalmo m6dico Jdijai, el canto de grterra Guaya, canciones de cuna y los de cosecha Sapo y Tigre. De los emberds o cholos, los de cosecha llamados Adonijais y Netuara Daitel el de pubertad, Caichipai; los de ensalmo m6dico
y Netudra Jore Dctift, asi como los indeterminados Omt-ome y N-i-raira. De los noanarnrds, los de ensalmo m6di co Machinhoita y Cantqai; eI de pubertad Caichipai, menos aut€ntico que el de los emberds; el de cosechallamado Maiposa, el de liba-
MaglnT
ci6n de chicha, la danzaWadnna de mujeres solas y el indeterminad,o E - e - de - da. Tonadas y cantos mestizos En esta zona encontramos la mayor parte de los que corresponden a la regidn andina del pais, a mas de
las supewivencias hispanas coloniales que apenas reciben un pequeio aporte ambiental de las culturas colaterales indigena y negra. Mencionemos: bambuco, \.ueltas antioqueias, pasillo, danza crioIla, torbellino y gallinacitos, a mes de las casi extinguidas redova y candanga. Entre los eruditos que trabajan la t€cnica musical pero que a veces utilizan tematicas folkl6ricas podemos mencionar a Andr€s Maflinez Montoya, autot de la Rapsodil. colombiana sobre aires populares',
Carlos Posada Amador, autor de Lt coronactdn del Zipa en GuotavLta, Blas Emilio Atehortua, autor de un lntetmezzo y ].lrra Cqntclta sobre motivos colombianos. Roberto Pineda Duque y Luis Macia no han trabajado sobre temas colombianos en sus obras. Entre los mrlsicos populares antioqueios, mas o menos eruditos pero que tmbajaron en el ambito folklorico, debemos citar como ejemplos: Eusebio Ochoa, autor de EI prot'esor de canto; Carlos Vieco,
autor de un sinnumero de obras folkldricas como los pasillos Ai calor de tu aJecto y AdLds cqsita blanca y el bambuco Campesina; Hip6lito Cardenas, au-
tor del bambuco Adoro niia tus
ojos; Manuel Ruiz
Blumen, autor de los bambucos AntioquelLa y las hoja de mi selvc, con letra de Epifanio Mejia; Pedro Le6n Franco ((Pe16n Santamafta>), autor de Antio-
queiifa, segundo himno de los palsas, A1 io y Que a'"eces suJres, bambucos; Camilo Garcia, autor de los bambucos Bajab as delamontana, Cor1nate de flores y Coroz1n qrLtioqueio; Germen Benitez, autor del
bambuco El Nazareno;Pio A. Pdrez, autor del pasillo VirgirLio, Jaime Echeverria, autor de los bambucos Muchacha de mis amores y Sererlata de amor; y los del Viejo Caldas como Federico Buitrago, autor de Sererutta del campo,bambuco, y del paslllo IJn recuerdo
amor; Enique Figueroa, autor de los bambucos Antioquehitq queid.a, Besito de Juego, Aguardiente de cdia, vecinita y Rosalind4 Jose Macias, autor de los bambrcos Ltt ruana y Copito de yerbabuena; Joaquin d,e
Arias, autor del bambuco Los sauces; Pacho Hemandez. autor del torbellito Arrebuey;Pacho Gonz6rLez, autor del bambuco Morena de Ia cabaha, y Enrique Villegas. autor del bambuco Lunares.
La marimba: instrumento
popular, Barbacoas. Acuarela an6nima puhlicada en el Atbun de la Conisidn Corcghfba.
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Encicl0pedia de C0l0mbia
Tonadas y cantos mulatos y negros En el drea del Choc6 la inmensa mayoria de las piezas musicales son anonimas: solo se registran escasos nombres de autores, y de ellos pocos han grabado sus obras. Los aires, tonadas y cantos
de esta zona estan circunscritos al Choc6 en Io que se refi.ere a misica mulata o negra. Currulao, patacore. bere1u, aguabajo. panco, caderona, bambara negra, juga, bundeychigualo, en 1o de ancestro africano. h$Panas encon^.1, hn las superuvenclas tramos formas casi exclusivamente vo-
,\-
cales como alabao, salve, arrullo o arro116, villancico, romance, calipso chocoano,
tamboriLo chocoano. caramba y preSon. Adernis las danzas cortesanas que desde el siglo ra se conservan con ligems variantes coreogrdficas y ritmicas: danza, contradanza, polca, mazurca, jota y makerule. Instrumentos indigenas Los ejemplos que podemos anotar en el arsenal de las tribus son estos: entre los cunas del Dari€n, los silbatos aehunono, halprpir, motpep tatu, nullnoro, taehi y uashala; Ias flartas hamusuara macheret y hamusuara omo: eI l?ctmusuit, suaras o tolos macho y hembra, hohe o doble flauta, hatlbeebrl o Atuendotlpico de la Egi6ni aniero antioquefro. Dibujo de
luan ManuelRamirez-
flauta del hueso del ala del lgoila y horhlhala, del hueso del ala del pelicano; la flauta rclenono.las maracas kos naga y la sonaja tubular nihlawala, eI haapolo o chucho, el bast6n de sonaj^s hdtpolet,los tubos sonoros o flautas huli y los capadores ha-
mupurni. Entre los catios
de
Antioquia y Caldas, la trompeta de balso siml y el tambor de caucho crudo. Entre los emberds, el churo o mirliton,Ia flauta dtice,la yapa o canon de percusi6n, el tambor tondda, eL capador chird y la cir.ta zttmbadorawaihohl. Entre los noanamds, las flautas caisso , pipana y ursidi; la trompa uahuurmid, el dE co zumbador y la cirtta wqihohi, igual a la emberd: Ia canoahu$u, eI caracol llamado concha, el bombo y el redoblante sin nombre especial y 1os capadores si:r' o pepe y meyeshababT.
Instrumentos mestizos Las bandolas de doce, catorce y diecisdis cuedasel bombo o tambora, el cacho de toro, el capador castrapuercas o castruera, Ia carraca, la concha de gurre, las cucharas de palo, la chirimia clasica de Girardota y San Vicente, el chucho alfandoque, el
guache de totuma, Ia guitarra criolla, la hojita de guayabo o naranjo, la maraca turistica, la matraca de caj6n, Ia de trinquete y caria, las ocarinas de tierra, la pandereta, los pitos vegetales, la raspa de caia, el redoblante, los silbatos de arcilla, el tiple J el requinto.
Instrumentos mulatos l-a marimba de chonta y los tambores cununos
nu-
cho y hembra que, aunque de origen indigena, hoy. s6lo son usados por los nfcleos negros y mulatos: los bombos y tamboras y el redoblante; Ios guitarrucos, la guiurra, el carangano,los guases y los instrumentos que conforman Ia llamada chirimia chocoana (clarinete, bombardino, platillos, tambores).
Folklore coreogrSfico Danzas indigenas Corresponden en su mayoria a las tonadas que enumeraron en la parte musical.
-
Danzas mestizas Bambuco, r,rreltas antioqueias, torbellino y gallinacitos, redova y candanga en Santa Fe de Antioquia
y
Guatape. En el Choc6, exclusivamente, danza. contradanza, polca, mazurca, jota y makerule. El abozado, que figura como danza del litoral Adentico del Choc6, no se incluy6 en la zona costeia del none sino aqur. Tampoco es propiamente mest iza esta danza, sino m6s bien zamba.
Atuendo
tipico de la regi6n: mujer chocoana. Dibujo de
luan ManuelRamirez.
I
Danzas mulatas y negras Cumrlao, en todas sus variedades (patacor€, berejrj, caderona, bdmbara negra). El gallinaz o este casi desaparecido. Varios bundes como el carpintero, el bambazd, la mona, el quilele, etc6tera, son mas bien iuegos coreograficos.
J
I t
Elfolklore de Colornbia
Volcanes de Cum0al y chiles. en ld pl0vincia de luquerres.
Acuarela de l,4anuel lvlaria Paz (1853), publicada en
,illiole.d
ellilrun
de la
Canisi'n Congdfica.
Luis,Angd ArdnSo, Brgold.
Juegos coreogrdficos Bundes: puluca, chocolate, flor6n, jugar con mi tia, trapichito, Iaurel, adi6s tia Coti, la batea, bambazri y quilele.
El suroccidente Esta extensa zona engloba cinco departamentos, todos ellos correspondientes a la regidn andina o de
la cordillera, aunque la mitad occidental del Valle, Cauca y Nariflo corresponde a la zona del litoral Pacifico en la divisidn folkl6rica actual. El area indi gena de esta secci6n territorial comprende las tribus de los quimbayas, emberas y noanamas, de la fami-
lia lingliistica caribe; los paeces, de la familia lingnisdca chibcha; y los coconucos, cualquer, guambianos, guanacas, paniquius, polindar6s y purac€s, de la fami.lia lingriistica quechua.
co, Guangui (Cauca y NariRo), aunque no hay rela-
ci6n de estos tltimos. Entre los del drea mestiza encontramos en el Tolima y Huila l-a Madredeagua, La Madremonte, El Mohan o Muan, La Candileja, La Patasola y un buen nfmero de espantos como La Muelona, El Cazador, Ei Tunjo, El Guango o Guando, El Silbador, brujas y duendes.
La Madredeagua es una variante de La Madremonte; a la primera se le asiSna 1a tutela de las aguas; a la segunda, de los montes. La Madredeagua tiene hgura de mujerjoven y hermosa; La Madremonte es una dama vestida de verde, airada y agresiva. Difrere pues de la antioquena (ver p. 199) en que esta es una vieja horripilante y desgrenada. El mito mas caractedslico del Tolima y Huila es El Mohrin; en algunos Lugares de estos deparumentos se le identifica con El Poira pero varia su rePrcsentacidn. En Ambalema (dlce M. Devia), es hombre pequeno, musculoso, de pelo rojizo, barba roja
Mitos
hirsuta, agil, vivaracho y sociable. Se le distingue
En el area indigena pueden mencionarse los ya citados correspondiemes a los noanamds (ver p. 210), por cuanto en el Cauca (cano Noanamito) se encuentran algunos nicleos de esta tribu, y los de la tribu embere por cuanto existen en Guapi, El Char-
porque en sus compras nunca adquiere sa1. Habita en las moyas de Boluga y El Triste, lugares fatidicos del rio Magdalena; en Ia vega de Los Padres no es visible pero se oyen sus r.isas y cantos. En Coyaima vive en ias moyas de Colache en el rlo Saldana y
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Incicl0pedia de C0l0mbia
en las lagunas de Yaberco, Totarco y Golondrinas. Es negro de piel y cabellera como un oso, huraflo, poco mujeriego pero feroz. Su mirada produce
y el io Guamo; en los charcos del
Tamboq Aguas
Claras, Charco Azul y Charco Hondo, en ltida, en las angostura del rto Recio y en las charcas del
Guain1. Es personaje vegetal, de aspecto
nusgoso y peludo,
que tiene cara de le6n a causa de la abundancia de pelo o melena. Espiritu tutelar de las aguas, ahoga a quienes violan sus dominios; es pues el responsable de la muene de los que perecen ahogados en los rios selvaticos (ver p. 199). l-a Candileja tiene en el Tolima una ver-
si6n diferente a la de Cundinamarca (ver p. 199); es un chisporroteo de luces rojizas que baja por el rio en las grandes crecientes y a lo lejos en Ia cresta de los cerros elevados se ve tambi€n, asi como en las casas abandonadas en forma de tres
\ '
hachones que recuerdan la leyenda de la abuela y sus nietos que cita Devia. La Patasola es una mezcla
de la andoqueia y la cundinamarquesa (ver p. 199 y 20I), ya que en Tolima es un monstruo que puede metamorfosearse en mu-
jer bella o en fiera que devora a los hombres, principalmente. Entre los espantos, El Guando es similar a La Barbacoa de Antioquia (ver p. 210).
Folklore musical Tonadas y cantos indigenas Los de los emberds o cholos
y los noanamds
los
mencionamos atrds (ver p.2I0 y 2II). Entre los guambianos los cantos de puberud, matrimonio y danza de los novios. Entre los paeces, los de cosecha, Aichi-pehue-htti,I
cal, o musicos eruditos que a veces utilizan temeticas folkldricas, Antonio Maria Valencia, autor de numerosisimas obras de gran calidad como Misc breye de Santa Cecilia, Misa de r'quiem, Dio en sonat0., Ttlo emociones caucanas, SinJonia boJdcense, Ritmos
y
clntos surarneicanos, Berceuse, Siete canciotes,
Bambuco del tiempo del ruido,
Aiimia y
bambuco
sotareflo, Canci1n del boga ausente, Coplos populares colombianas, Alba Jresca, Arrurru, CorLci6n de mayo y Desolaciln; Luis Carlos Espinosa, autor de la coral Anoranza indigena, Cantata en tres movlmientos,
Madngal, O salutaiLs, A\te Mdnd y musica incidental para teatro (Ala diestra de Dios Padre), Santiago Velasco Llanos, autor de un Cuafteto de cuerdas, :urt Pcsillo, EI conejo y una danza indigena; Luis Carlos Figueroa, autor de varias obras sinf6nicas y algunas que incluyen aires rLativos colombianos. Entre los de repertorio folkldrico, los principales son: Pedro Morales Pino, autor de los bambucos Izs cuatro preguntas, Fusagasugueno, ]nguena e Ingrata, los pasillos Divagactdn, ReJIqos, Pierrot, ll's, Aispazos,loyeles
,
EI chato , Rayo x y
la danza Genta; Alberto
iapanga caucana. Dibujo deJuan
Castilla, nacido en Girardot pero tolimense de tiempo completo, autor del famoso Bunde tolimmse, de la guabina Ibaguereia y del pasillo Rondinella; Daio Gapdn, tambien de Girardot pero tolimense de co-
lvlanue!Ramirez.
nzdn, autor del saniv.^nerc
Atuendo tipico de la regi6n:
Coplas
natagainntna'
El folklore de Colombia
Tolimenses y huilenses: Fulgencio Garcia, el mejor discipulo de Morales Pino, autor de los bambucos El ,vagabundo y Sobre el humo , la dal.za B(rcarola y los pasillos La Sdra golosa, DeI mar Ia ola, Vino tinto, Rosas de Ia tqrde, El chisSo y Coqueteos, Milciades Garavito, autor de los bambucos Celmiray El villetano, los pasillos Buscarruidos, Chispas, Miss Colombia y Riete mujer y el totbellno DeI otro lado del rlo; Cantalicio Rojas, autor del bambuco Carcmeleos y de los sanjuaneros EI contrabdndista, Ia cana y Amanecer sanjuanero; Patrocinio Ortiz, autor de las guabinas EI pescador y kt sombrererq Leonor Buenaventura de Valencia, autora de los bambucos
lbcguereia,No-
ia del sol antioqueno, Nelvana, Manizaleia, Leyenda d.e mi tierra, Tigueirita res6lad6, CalarqueitLta, Qua ILnda que est|la tqrde, Morir soflatdo y Cat'e suave de ColombLa, el torbellino No 2 y el sanjuanero Ir festd del Tolimct Anselmo Durin, autot
deI
loropo
hullense,loropo sanjucnero y EI sanjuanero; Bonifacio Bautista, autor del bambuco El paisano, ei sanjuanerc Ay sos camisdn rosco y los pasillos Adi6s y Todo fuyo; Carlos A. Cortds, autor de la Guabina huilense; Luis Alberto Osorio, autor de los pasillos Isaias Borda, AIma del Hui"la, FIor del carnpo y la guabina
rio; Lucho Garcia, autor del bambuco palandayes; Helena Chavarriaga, autora de la guabina SuJro que i en d o t e : J ot ge v lllamil, autor del paslllo Elbarcino, la guabina Los guaduales y las Tarde sobre el Cdmbulos y
canas El gualanday
y EI detenido.
Vallecaucanos y caucanos: Manuel Salazar, autor del famosisimo bambuco l.os crrieros y los pasillos Defthrio y Arcdno, Ber\igr.o Nrinez, autor del
bambuco Salospi y la darwa Talia, SamteI Heffera, autor de los pasillos Soledad, o
Colibi, Horas
s
nieblas, A,lvaro Romero, autor
o
de los pasillos llumoismo,
de pasi6n,
Elviray Ti-
El estiltstd, Peregiro, San;.
o B
5
6
tafe, luegos d.e sal6n
y
\a
goabirra Esp er ancita, J er 6fimo Velasco, autor connotado de los bambucos Et eI Jondo de tus ojos, Ensueio y Promeserq, Ios pasillos l-os mothuelos,5e va la batrc. Sol d( la larde y Bajo Ia luna, Ia darwa Pincesita y
s r5
L
t-
o F
k b >
Atuendo iipico de la regi6n, Campesina delTolima Grande. Dibuio de luan Manuel Ramirez.
la rapsodia Na'',idad caucana; Eduardo Salcedo Ospina (rsalospi>), autor del bambuco Bejucos y de la letra de Los arneros; Manuel Soto Rivera, autor del pasillo Tdp6me, Julj'o Herrera, autor del pasillo Chiquitin, EIadio Espinosa, autor del bambuco CaIarquetlitl,lHectrl Cedeio, autor de los pasillos Navidad, Aires costeios, Corazdn del Valle y Aires colombianos; Peregrino Galindo, autor del pasillo Canci1n de amor; Jesis Antonio Velez, autor de Paraguay, estudio de pasillo. En Cauca, Francisco A. Diago, autor del bambuco EI sotareio. De los nariienses, cuya informacidn es tan escasa, citemos a Luis Ernesto Nieto, autor de la Guaneia (); Agustin Paydn Arboleda, autor de Ia guabtna Napanga; Patricio Caicedo,
I
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tncicl0pedia de C0l0rnbia
de CanoitT de Betl
'drtot del curntlao
y
Peftorrio Alvarez, autor
Buenav enatr a.
Instntmentos mulatos Marimba de chonta, cununos macho
y
hembra,
guaMs, bombo, redoblante. Tonadas y cantos mulatos y negros
De los que conesponden al litoral Pacifico de los depanamentos de Valle, Cauca y Nariflo, citemos: cum ao, patacord, berejri, pango, caderona, bdrnbara negra, juga, bunde y chigualo, todos de ancestro afric2no.
Instrumentos indigenas Los de los emberas y noanamds, citados en la p.
2\2. Instrumentos mestizos Entre los de la zona andina encontmmos en estos departamentos: tiple, guitarra criolla, bandolas de doce, catorce y dieciseis cuerdas; bombo o tambora, redoblante, pandereta, puerca, raspa de caia, chucho, guache, cardngano de vejiga, cucharas, hoja de guayabo, matraca de caflabrava, silbatos de arcilla, dulzaina o violina, flauta de queco, quenas, pinku11o o pinkillo, pitos vegetales, rondador, travesera (chirimia) del Cauca, rcquinto.
Folklore coreogr6fico Danzas indgenas Corresponden en su mayofa a las tonadas que mencionaron en la parte del folklore musical.
se
Danzas mestizas Bambuco, sanjuanero, fandanguillo, cafla, caflabrava, bunde tolimense, torbellino, guabina estmctura-
da, monos, sanjuanito, guanena, capituce.
Danzas mulatas y negras En el sector litoral encontramos el cumrlao, en las variedades que se mencionaron en la parte musical-
Juegos coreogrificos Bunde de Quinamay6, festival de negritos y blancos, pregones calentanos, buluca, chocolate, flor6n, jugar con mi tia, trapichito, balsadas, canoa paula, margarita patiana, pelusa, punto.