ESTUDIO DE UN BABALAO
LOURDES LOPEZ
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JURADO
Mirta Aguirre Graziella Pogolotti Sergio Aguirre Diseño Luis García Fresquet Edición Olga R. Rius Gil Realizacion Alfredo Montoto Jorge F. Torroello
Lourd Lourdes es López López naci nació ó en Sant Santa a Clar Clara, a, Las Las Vill Villas as,, en 1947. 1947. Real Realiz izó ó estu estudi dios os secundarios en el preuniversitario José Marti, de La Habana, y en 1972, se graduó -en la Licenciatura de Estudios Cubanos- en la Escuela de Letras y de Artes de la Universidad de La Habana. Desde 1973, trabaja en la Facultad de Humanidades como profesora del Departamento de Marxismo·Leninismo. Es militante del PCC. El trabajo Estudio de un babalao fue premiado en el Concurso 13 de Marzo, convocatoria de 1975.
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PROLOGO
El presente trabajo -Estudio de un babalao- obtuvo el premio de testimonio en el Concurso Concurso 13 de Marzo, convocado por la Dirección Dirección de Extensión Extensión Universitaria Universitaria de la Universidad de La Habana para este año de 1975. Muy joven, estudiosa en silencio, silencio, autodidacta autodidacta en gran parte, Lourdes López, su autora, autora, es licenciada licenciada de la Escuela de Letras y de Arte, y trabaja desde hace algún tiempo en investigaciones sociológicas, bajo la orientación del correspondiente departamento de la Facultad de Humanidades del más alto centro habanero de estudios. De muy firmes cimientos marxista-Ieninistas, Lourdes López tiene. por eso mismo. una amplia comprensión de los problemas que se entremezclan en el complejo cultural cubano, a los que sólo el tiempo y un inteligente abordaje ideológico podrán dar solución. Porque si una nueva existencia económica, un nuevo sistema de apropiación y distribución de los bienes materiales, puede llevarse a cabo, pese a las inevitables dificultades, en un tiempo histórico más o menos corto, la creación de una nueva conciencia social, limpia de las impurezas del pasado, no es conseguible sino a plazo más largo. El amasijo étnico de Cuba y su penoso pasado prerrevolucionario, hacen de la cuestión religiosa un hecho complicado. Y no es fácil para el país, todavía, encontrar encontrar investigadore investigadoress capaces capaces de afrontarlo afrontarlo con criterios criterios rigurosamente rigurosamente justos y científicos. Son muy viejos los prejuicios que inducen a mirar las creencias religiosas, los mitos, las supersticiones cuyo punto de partida esté en Africa, como manifestación diferente e inferior a otras que, aunque equivalentes, han sido comp compar artitida dass por por las las capa capass más más alta altass de la pobl poblac ació ión. n. No todo todo el mund mundo o comprende con claridad que, en la raíz, es lo mismo usar un "detente" que un "resguardo". Para Lourdes López todas las creencias creencias religiosas, religiosas, aunque igualmente igualmente erróneas, erróneas, son igualmente respetables. De ahí, quizás, que eso le propiciara -tarea nada fácilganarse la confianza de su protagonista, Gabriel Pasos, hasta el punto de obtener que éste pusiese en su conocimiento algunas de las ceremonias secretas"de Ifá que hasta ahora no habían podido ser reseñadas por nadie: ni siquiera en los valiosos estudios de nuestro extraordinario Fernando Ortiz. Entre otras, fue esa una de las razones que indujo al tribunal del Concurso Concurso 13 de Marzo que conoció de su trabajo, integrado por el doctor Sergio Aguirre, la doctora Graziela Graziela Pogolotti y quien firma estas líneas, a concederle concederle el premio destinado destinado al trabajo testimonial de mayor interés entre todos los presentados. Por otra parte, además de permitir conocer por primera vez en detalle los ritos funerales y de consagración de un "babalao", el trabajo de Lourdes López crece en dime dimens nsió ión, n, al recog recoger er asim asimis ismo mo la exper experie ienc ncia ia de lo que que una una revol revoluc ució ión n socialista, al eliminar de la existencia social el miedo-temor a la pobreza, al hamb hambre, re, a la desoc desocupa upaci ción ón,, a la discr discrim imin inac ació ión n racia racial,l, a la opres opresión ión de los los poderosos puede hacer en lo más íntimo de la conciencia de los individuos. En tal sentido, el de Gabriel Pasos constituye un ejemplo decisivo.
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Las investigaciones de esta índole, por referirse mayoritariamente a las capas más humildes de la población, tienen para Cuba una gran importancia. Para saber cómo tratar correctamente cierto tipo de problemas, es indispensable dominarlos a fondo; y esto es imposible si no se investigan a profundidad. Las páginas de Lourdes López que siguen, significan un aporte muy útil para lo anterior. Esperemos que, aunque haya merecido un premio, no sea lo mejor ni, por tanto, lo último que nuestra cultura tenga que haberle. Mirta Aguirre
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A Angela Alonso A Victor oseguera
INTRODUCCION La religión, al igual que otras formas de la conciencia, es el reflejo de la realidad en la conciencia del hombre social, un engendro terrenal y no celestial. La particularidad característica de la religión, que la distingue de todas las demás formas de la conciencia, consiste en que por su naturaleza constituye una concepción del mundo fantástica y errónea, una imagen e interpretación tergiversada y falsa de la realidad. El marxismo ha revelado que la religión, en su esencia, no es más que el "reflejo fantástico que proyectan en la cabeza de los hombres, aquellas fuerzas externas que gobiernan su vida diaria, un reflejo en que las fuerzas terrenales revisten la forma de poderes sobrenaturales". El factor religioso está presente. en nuestra sociedad y ha sido constituido fundamentalmente por la religión católica, los cultos afrocubanos y el espiritismo. Estas creencias presentan una amalgama que ha dado lugar a la llamada religiosidad popular. Uno de los cultos más generalizados en nuestro país es la santería, producto de la identificación que hacen los esclavos lucumíes de sus dioses con los santos de la Iglesia Católica. En la santería, el sacerdote que oficia los cultos y tiene en sus manos el poder de la adivinación es llamado babalao, alrededor del cual existe un ambiente místico creado por sus prácticas rituales secretas. Según afirman los propios babalaos, sus secretos no pueden ser divulgados ya que ellos constituyen un grupo religioso muy cerrado que posee los poderes heredados de los antiguos sacerdotes yorubas. Uno de estos sacerdotes, al abandonar el culto, ofrece entregar sus atributos y acude al organismo correspondiente. Ante la singularidad de esta actitud, nos pusimos en contacto con el ex babalao Gabriel Pasos, ya que nos interesaba estudiar los factores sociales que incidieron en su conducta y las particularidades del culto que no hallamos en los textos de los especialistas en la materia. Gabriel Pasos es el producto de una etapa de nuestra República neocolonial en que la explotación inhumana de las masas trabajadoras trae aparejada la miseria, el analfabetismo, la desocupación, la ignorancia, la corrupción administrativa, la prostitución y una serie de lacras sociales que mantiene a nuestro pueblo sojuzgado. La extracción social humilde, la orfandad, la carencia de hogar y un medio formativo de antecedentes delictivos, son las bases sociales en la formación de su personalidad.
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La revolución trae para este individuo la solución de sus necesidades materiales y ya' empieza a cuestionar los poderes de los orichas en la medida en que se iban resolviendo sus problemas económicos. Cabe destacar en este proceso de desfanatización la labor política realizada por el núcleo del Partido de su centro de trabajo. De ahí su disposición a colaborar con nosotros, en un trabajo en que nos hablará de su vida y se relatarán las ceremonias secretas de Ifá. La descripción de estas prácticas rituales no la hemos encontrado en detalle en los textos consultados, por lo que estimamos de interés recogerlas. El trabajo se limita al relato de la consagración (nacimiento) y del ituto (muerte) del babalao, ya que no resultaría posible en un breve período de tiempo recoger toda la complejidad de sus ritos y oraciones. Estas le han sido transmitidas oralmente en otra lengua (que ellos mismos desconocen) a través de generaciones. Prácticamente se trata, a veces, de adivinar el sentido y la sintaxis de lo que deseen expresar. Al respecto Fernando Ortiz dice: Solamente las formas rituales de los agüeros de Ifá son millares. Un sabio que recogiera tan sólo la inmensa variedad de esos cantos sagrados y que estudiara su sentido, sus simbolismos, su rítmica, su oralidad, su ortografía y también su musicalidad y hasta su correspondencia con la mímesis danzaria que siempre los acompaña, podría escribir sin duda una obra fundamental de la poética, sobre la génesis de la poesía y del verso y su profunda socialidad. El caso que estudiamos en este trabajo, es uno más de los que a diario ocurrirán en nuestra sociedad, como consecuencia de la profunda transformación social que vivimos, al haberse eliminado las causas sociales fundamentales que sustentan las creencias religiosas.
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PRIMERA PARTE I
Antecedentes étnicos yorubas
El pueblo africano de Nigeria está dividido en numerosas tribus y grupos lingüísticos que hablan más de 250 lenguas, profesan religiones diferentes y difieren unos de otros en sus hábitos y costumbres. Una de las tribus más importantes de Nigeria es la yoruba. Los yorubas llegaron a abarcar una extensa región que poseía unidad dialectal, solidez económica, cultural, política y militar. Estos fueron los factores que contribuyeron a su superioridad con respecto a otras áreas del continente. Sus límites eran, por el norte, el río Niger, por el sur el río Lagos, Dahomey por el oeste y Benin por el este. Todas las tribus yorubas obedecían a un mando personificado en el alafín (jefe) de Oyó cuyo origen se aseguraba era divino. Aunque no ha podido determinarse el lugar donde se establecieron originalmente los yorubas, los mitos de los habitantes de Ifé los hace aparecer como el clan de mayores posibilidades. Ilé-Ifé era el centro religioso en aquel entonces y actualmente es ciudad santa. Muchos de los jefes yorubas fueron famosos guerreros, es el caso de Changó, tercer o cuarto rey de Oyó deificado después de muerto y convertido en dios del rayo y del trueno. A fines del siglo XVIII, Cuba se transforma en la primera productora mundial de azúcar. Los altos precios pagados por este producto en el mercado mundial, hace que los azucareros criollos aumenten notablemente la producción; para ello se hace necesaria la fuerza de trabajo esclava ya que la máquina de vapor era todavía insuficiente para solucionar la creciente producción de la industria azucarera. Miles de esclavos fueron traídos a la Isla, muchos de ellos eran de origen yoruba. El hecho de que un pueblo tan sólidamente constituido ofreciera tan alto número de esclavos se explica, entre otras causas, porque a principios del siglo XIX se inicia la decadencia de la tribu yoruba con la división en pequeños estados independientes que guerreaban continuamente. Los cautivos eran vendidos a los negreros que despertaban la codicia de los jefes tribales con ofrecimientos de armas de fuego. La fecha tardía en que arribaron a nuestras tierras (ya que anteriormente no se tiene noticia de su presencia en Cuba) .y su elevado nivel cultural, hace que este grupo humano sobreviva a los rigores de la esclavitud; muchos de ellos fueron empleados como esclavos urbanos, fusionándose su religión africana con el catolicismo, religión oficial implantada en Cuba por los conquistadores españoles. Aunque el negro africano pierde, por el régimen esclavista, su sistema de relaciones sociales, y se ve obligado a adoptar los valores culturales de los esclavistas, la convivencia a que se les somete hace que se fusionen hábitos, costumbres, lenguaje y religión.
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I I-La
santería o regla ocha. Breves elementos
Este intercambio de elementos religiosos yorubas con la religión católica determina un sincretismo basado en la identidad oricha-santo católico, dando lugar a un nuevo culto conocido como santería o regla ocha, dándosele el nombre de santeros a sus practicantes. El dios supremo o creador es Olofi. Se le considera el Padre del cielo y de la tierra que habita una casa (Iló) situada en la cúspide de una montaña. Olofi no tiene un contacto directo con sus hijos o fieles sino que otorgó amplios poderes a sus orichas que son quienes participan de los asuntos a sus hijos. El creyente mantiene una estrecha relación con los orichas que pueden influir· en su vida, ya sea para bien o para mal. A ellos van dirigidas sus plegarias, invocaciones, sacrificios y ceremoniales. El creyente tiene una visión realista de sus dioses. De ellos admiran sus virtudes y poderes y aceptan sus debilidades, las disputas entre ellos, sus vicios y sus errores; esto los hace más humanos y por tanto más capaces de comprender los asuntos de sus fieles. Los orichas comen al igual que los hombres, hay que alimentarlos con ofrendas y sacrificios; de ello depende su magnanimidad y condescendencia. Cada oricha tiene sus vegetales, animales y minerales; de ellos se alimenta y con ellos oficia. Mencionaremos brevemente las principales deidades de la regla ocha con algunas de sus características por considerarla fundamental para la comprensión del trabajo. Primero están los "guerreros": Elegguá, Osún, Ochosi y Oggún. Son los primeros santos que recibe un iyawó (iniciado) de manos de su iyaré (madrina). Elegguá. Es una deidad masculina. Se considera un oricha muy belicoso a quien debe invitarse a toda reunión o ceremonia; de lo contrario, él haría que terminara mal. Se le debe hacer sacrificios y ofrendas ano tes que a otro oricha. Es el guardiero, dueño de la puerta de la calle y de los cuatro caminos. Simboliza lo imprevisto. Se le debe saludar al entrar y salir de la casa dando tres toques sobre madera. Va colocado en una mesita junto a Oggún y Ochosi detrás de la puerta de la calle. "Se representa por una piedra tallada como un rostro; se unta de manteca de corojo y vigila con sus ojos de caracol." Sus símbolos son trocitos de hierro, clavos, cadenas, llaves, pues él abre las puertas de lo bueno y de lo malo. Su collar es de cuentas negras y rojas. Osún. Entre algunos creyentes, es considerado la vida misma de su dueño; entre otros, su cabeza. Fernando Ortiz afirma que hay mucha confusión alrededor del significado del Osún, ya que no es un oricha aunque muchos así lo consideran. No se sube ni se asienta. Los más lo consideran un oricha de irradiación; como representa la cabeza de sus dueños debe estar colocado en un lugar alto de la casa; si por accidente se golpeara, el santero debe acudir a su madrina, quien aconsejará lo que debe hacerse. Está representado por una base pesada con un ojo metálico perpendicular sobre el que descansa un receptáculo en forma de cono donde se pondrá la carga mágica, una tapa y sobre ésta una figurita de plomo que puede ser un gallito, una paloma o un perro.
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El Osún del babalao no es como los demás, que miden alrededor de 25 cm, sino que se construye del mismo tamaño de su dueño. Es un elemento importante en el ritual de consagración. Oggún. Es el guerrero por excelencia; simboliza la virilidad, el trabajo tenaz y constante, y la guerra. Dueño de los hierros, su símbolo es el machete. Ochosi. Es una deidad masculina. Simboliza la caza, dueño del arco y la flecha; comúnmente se le representa con sus atributos. De él se dice que protege a los perseguidos; es el dueño de la cárcel. Después de los cuatro guerreros están los cuatro orichas que llaman de corona: Obatalá. De esta deidad se cuenta que participó en la creación del Universo. Olofi, cansado luego de haber hecho el mundo, le dio la tarea de poner cabeza al hombre. Por ello se le llama "la dueña de las cabezas". Es la creadora del oráculo de los caracoles. Está sincretizada con la virgen de las Mercedes. Su color es el blanco así como su collar y su sopera. Las palomas blancas le pertenecen. Changó. Deidad masculina entre los yorubas. Según Frobenius, es el segundo hijo de Yemayá. Fue el tercero o cuarto soberano de Oyó, la antigua capital yoruba, considerándosele un afamado guerrero. Simboliza la valentía y la virilidad. Es el dueño del fuego, el rayo y el trueno. Está sincretizada con Santa Bárbara. Su collar es rojo y blanco. Ochún. Es una deidad femenina. Es la Afrodita de los yorubas, de gran sensualidad; siendo la esposa de Orula convivió con Oggún y Changó. Es la dueña del oro, de las calabazas, de los ríos, del agua dulce y del oñí (miel), con que embadurnaba su cuerpo desnudo ejecutando danzas eróticas. Su collar es de color ámbar con cuentas rojas. Está sincretizada con la virgen de la Caridad. Yemayá. Deidad femenina. Es la dueña de los mares y de todo lo que él habita. Simboliza la maternidad. Se la representa en muchas ocasiones en un caracol. Su collar es azul y blanco. Se sincretiza con la virgen de Regla. Otros orichas son: Babalú-Ayé. Se asegura que su origen es dahomeyano; oricha de las viruelas en el país Yoruba, cura y trae la lepra. Protege a los enfermos de la piel, especialmente a los leprosos. Sus hijos se visten con ropa hecha de yute. Su collar es de cuentas blancas con rayas azules. Se sincretiza con san Lázaro. Oddua. Se le conoce como la Divina Providencia; otros dicen que es Dios hijo. No vive junto a los demás orichas en el canastillero sino solo en un cofre de plata o de madera. Se sincretiza con san Manuel. Entre los santeros existen dos formas fundamentales de adivinación: los cocos y la mano de caracoles. Los cocos son consultados a diario por los santeros. Utilizan cuatro pedazos de coco seco que son tirados al suelo y según la posición en que caigan se leerá la respuesta a la pregunta que se formula. Existen cinco formas posibles de respuestas. La mano de caracoles es un conjunto de 16 caracoles que recibe el nombre de diloggún o mano de diloggún (16 en yoruba). Haciendo una serie de invocaciones se tiran los caracoles y de acuerdo con la forma en que caigan indicará la letra que señalará el significado de lo que se desea conocer. 9
I I I - El babalao
Entre los yorubas, el sacerdote es el intermediario entre los dioses y los hombres. Se le prepara rigurosamente para el cumplimiento de sus funciones pasando a formar parte luego de la casta sacerdotal, de gran importancia entre sus tribus. A veces su poder se iguala o supera al de los jefes tribales; son considerados "ministros o dispensadores del poder divino". En Cuba, los babalaos pertenecen a esta casta sacerdotal, de la cual son sus máximos representantes. Son los "padres o amos de los secretos", poder que les ha concedido Orula, dios de Ifá o de la adivinación y ayudante o secretario de Olofi; Orula los protege como su eleddá.2 Ejercen gran influencia sobre la comunidad que dirigen, ésta los consulta para todos los actos trascendentales de su vida pidiéndoles orientaciones y consejo o que intercedan por ellos ante los dioses. Su palabra es ley, es la voz de Orula en boca de hombre. No se conoce con exactitud la identidad de Ifá. Existen dos versiones: la primera que considera a Ifá y Orula como una misma entidad, y la segunda dice que Ifá es hijo de Obatalá, hermano de Orula y que como siempre trabajan juntos se les confunde. En la religión católica está sincretizado con San Francisco de Asís. Es un santo que se recibe3 no se monta4 Ochún es su apetebÍ,5 Su collar está formado por matipós verdes y amarillos, alternados. Los tributos de su oficio son: el ildé o manilla, el collar y un palo sagrado o báculo. Éste puede tener distintas formas: a) una varilla plana de madera; b) una varilla con uno de sus extremos redondeados; c) una varilla de madera o de hierro; d) un palo en forma de gancho. Tiene 101 caminos y hierbas. Dentro de esta casta de sacerdotes de Ifá existen una serie de grados o posiciones jerárquicas: Olowu: El principal, a quien todos deben obediencia y respeto. Ajigbona: Ayudante principal del Olowu. Olofín: Representante del Olowu. Su segundo en categoría. A veces realiza las funciones de jefe asistente. Aro: En ausencia de Ajigbona y el Olofín asume ese grado. Asare·Pawo: Encargado de organizar las reuniones y preparar el ileo-odi. Awore: Desempeña labores ejecutivas. Apetebí: Principal sacerdotisa. De ella se dice que era la mujer de Orula. En una ceremonia puede ser la esposa del sacerdote principal. Esta es una casta a la que sólo pertenecen hombres y tiene carácter hereditario. Ifá, como dios de la adivinación, puso en manos del babalao los instrumentos necesarios y únicos de adivinación, sólo él puede trabajar con ellos. Son el tablero y el okpuele o ékuele, y en el diloggún, los odus mayores. Se le conoce también con el nombre de cadena de Ifá. Consiste en una cadena fina de metal que tiene ensartados ocho pedazos cóncavos (de 4 cm aproximadamente), de coco seco, nuez o carapacho de jicotea. También puede usarse -se dice que es la legítima- pedazos de semilla de mango extraídas del estómago de una chiva, luego del sacrificio de ésta. Se tira al aire de manera que
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caiga formando dos líneas paralelas y se leerá de acuerdo al número de piezas que caigan con la parte cóncava hacia arriba. El Okpuele se utiliza para hacer un registro diario. El babalao lo consulta para conocer el designio de los orichas. Se le llama también Até o Akpán-Ifá. Es una madera circular, generalmente cedro o caoba, de un diámetro que oscila entre 12 y 16 pulg; sus bordes son tallados. Está pulido y barnizado en colores claros. Se supone que el tablero pretende dar una representación terrenal de la formación del mundo y las influencias que algunos orichas (Obatalá, Oddua, Elegguá, Changó) tienen en el Universo. Según esta idea, el mundo estaría dividido en dos por una línea imaginaria: la parte superior (el cielo) pertenecería a Obatalá y la inferior (la tierra) correspondería a Oddua. También se dice que el tablero representa dos diámetros que se cruzan perpendicularmente y que representan los cuatro puntos cardinales o las cuatro esquinas del mundo. La línea horizontal que va del este (o punto de Changó) al oeste (o línea de Elegguá) se considera el gran camino de la vida. El este representa el día, la creación, ya que por este punto sale el sol; y el oeste, punto por el que el sol se pone, representa la oscuridad, la muerte. El tablero se golpea con el ireifá o ilofá, pequeña vara de 20 a 30 cm de largo y 2 ó 3 cm de diámetro, en forma de punta por un extremo y por el otro alguna talla relacionada con la liturgia; el material puede ser madera, marfil o cuerno de venado. Al ser golpeado el tablero por el ireifá, los orichas se alertan ante el trabajo de adivinación que está efectuando el babalao y se prestan a recibir los súyeres o cantos propiciatorios que entona el sacerdote en medio del registro o ebbó.6 Durante el registro se le riega yefá 7 al tablero cuando se trata de "bajar a Orula". En la consulta de los ikines, 8 el babalao va trazando los signos correspondientes sobre la superficie del tablero, utilizando para ello los dedos anular y del medio. Este registro goza de gran prestigio dentro del culto, realizándose en medio de gran solemnidad ya que es Orula quien habla en ese momento y opina y decide sobre el hecho que se consulta. Existen dos ceremonias litúrgicas fundamentales para el sacerdocio de Ifá: la consagración o iniciación, ceremonia en la que participan exclusivamente babalaos; se le considera secreta hasta para los santeros; el ituto, ritual que se realiza cuando muere el babalao, también secreta, última ceremonia para el sacerdote.
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IV –Ceremonias secretas del babalao La consagración
La ceremonia de consagración de un babalao se realiza en siete días durante los cuales el iniciado se ve sujeto a una serie de prohibiciones tales como el contacto con el mundo profano. Este contacto es tabú para el iniciado y por tanto no debe infringirse ya que sus antepasados así lo establecieron fundado el buen orden y funcionamiento del Universo en que quedaron bien determinados los límites de lo permitido y de lo prohibido. Es la ley y como tal debe respetarse. Durante esos siete días, el futuro sacerdote recibirá a sus orichás, se purificará, hará ofrendas, aprenderá las 4096 historias o apataquíes recogidas en el libro de Ifá, se entrenará en la técnica de la consulta, en fin, se hará merecedor de la dignidad que le concede Olofi. Con anterioridad a la ceremonia de consagración al iniciado se le "pasea". Los babalaos mayores y el padrino del iniciado llevan a éste a visitar a todos los colegas conocidos; al llegar a cada casa lo presentan ante Orula y luego al babalao dueño de la casa, éste le aconseja, le habla de la religión, de la seriedad del paso que va a dar, de las bondades de Orula, le advierte que una vez escogido ese camino no puede abandonado ya que Orula no perdonaría la traición de uno de sus hijos y le exigiría en pago el precio de su vida. Este no es el único objetivo de estas visitas previas a la consagración. Es posible que uno de estos babalaos conozca algún antecedente turbio de la vida del aspirante, con lo cual quedaría anulada la posibilidad de consagración. Estos antecedentes pueden ser de tipo delictivo o moral; no admitirán en su cofradía a un presidiario ni a un adodi (homosexual) . Después del paseo, se le considera preso de la religión y le regresan a la casa donde se va a celebrar la ceremonia. La noche antes de la iniciación se le hace un ebbó o registro de entrada y una rogación de cabeza. 9 Esa noche también se prepara el omiero 10 que se empleará en los ritos. Al día siguiente muy temprano llegan todos los babalaos que participarán en la ceremonia; algunos de ellos entran al cuarto de Oddua, 11 lugar donde se efectuará el rito, para prepararlo. Más tarde vuelven al iniciado y le envuelven fuertemente la cabeza con un paño quedando como una máscara que le impide ver el inicio de la ceremonia. Esta comienza con la entrada al cuarto de Oddua. Para ello se le coloca una canasta sobre la cabeza que llevará en su interior todas sus pertenencias rituales (guerreros, soperas, etc.); los demás lo ayudarán a sostener la canasta debido a su gran peso. Lo pasean, le ponen obstáculos en el camino, lo hacen tropezar haciéndole creer que hay peligros que pueden hacerle caer; se le advierte que él está obligado a vencer estos peligros para merecer el aché 12 que le concede Olofi haciéndolo sacerdote de Ifá.
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Se colocan ante el cuarto de Oddua, el iniciado toca a la puerta y se arrodilla. El babalao mayor, que ha quedado adentro, entona un rezo: Erincacola que y que agno orum agno opan quilebahce Olofín tiullo timu erincacola que y que ... El iniciado le responde: Erincacola le y le quillcho Ólofín nilo anmelo ... Termina el rezo y se establece un diálogo entre ambos: ¿A qué vienes? A buscar a Ifá ¿Cómo te llamas? (El iniciado dice su nombre) ¿Para qué buscas a Ifá? Para salud, bienestar y grandeza de Ifá. 13 (Esta frase es repetida tres veces por todos los babalaos.) Se abre la puerta y al entrar al cuarto sagrado el iniciado lleva un chivo y una chiva atados a su cintura y colgados del cuello varios gallos, gallinas y palomas que serán ofrendados durante el ritual. Le retiran el paño que cubría su cabeza advirtiéndole antes que no debe abrir los ojos hasta que se le avise. "y es tanto el temor y el respeto, que tú sientes los ojos apretados y uno no los abre. Yo no los abrí. 14 Como las ropas que lleva puestas son impuras, le son arrancadas del cuerpo por todos los participantes. No debe tener contacto con ningún elemento profano, impuro, pues va a pasar a un estado sagrado. Esta es una forma de purificación al igual que el corte de cabello, de uñas; como ha expresado Durkheim, se va separando progresivamente del mundo profano cuya finalidad sería penetrar sin peligro en el mundo sagrado. "El individuo, para entrar en contacto con lo divino tiene que bañarse, despojarse de sus vestiduras habituales, ponerse otras nuevas, puras o consagradas. Se le afeitan el cabello, la barba y las cejas, se le cortan las uñas (las partes muertas, por lo tanto impuras, del cuerpo). l5 Luego de haberlo desnudado se le baña con un omiero, especial para babalaos, hecho con las hierbas de todos los santos, agua y aguardiente, todo en una misma cazuela. Ya exento de impurezas, puede abrir los ojos y formar una rueda junto a los demás participantes, que abrazados por los hombros ejercitarán un balanceo rítmico en medio de cantos litúrgicos alrededor de dos pelotas de barro exactamente iguales; el iniciado deberá escoger una. En la pelota derecha está Orula (los 21 ikines), la de la izquierda no tendrá nada. A la voz del babalao mayor todos harán ademán de tomar una pelota, pero el iniciado, más ágil, llegará primero. Si toma la pelota de fango donde está Orula, es Ifá-Iré,!" quiere decir que su camino como babalao está limpio, sin tropiezos; si por el contrario escoge la 13
pelota izquierda, será Ifá-Osogbu, 17 su camino como babalao está torcido, lleno de impurezas. "Orula le está recibiendo sucio", y se le deben hacer una serie de limpiezas para purificarlo. Esta posición de la izquierda y la derecha es muy frecuente en los cultos y ritos. Se comprenden ahora los diferentes sentidos de la palabra "derecho", designando la habilidad manual, la rectitud de un razonamiento, la norma jurídica, la franqueza de carácter, la pureza de las intenciones, el buen fundamento de una acción, en una palabra. todo lo que física o místicamente hace que una fuerza vaya derecha a su fin. Inversamente la zurdería es signo de mala conciencia y presagio de derrota; es a la vez la torpeza su causa y sus efectos, toda fuerza tortuosa, curva, oblicua, todo falso cálculo o toda falsa maniobra, lo que no es seguro y no alcanza el fin, y por ende aquello de lo que no se está seguro y que suscita sospecha o temor, pues todo lo fallido revela y desarrolla una disposición al maleficio. El derecho y la destreza manifiestan la pureza y la gracia; lo izquierdo y lo zurdo, la mancha y el pecado.18 Se procede después al lavatorio de Orula. Al iniciado lo sientan en un rincón pues él no participa de este ritual. Los cuatro babalaos menores hacen una especie de hisopo con unas tiras de mariwó 19 que el iniciado lleva amarradas sobre la rodilla izquierda y van lavando los ikines con omiero y un jabón (que han hecho bendecir por Olofi). Ya cuando Orula ha quedado descubierto y limpio, hay que "levantado", es decir, colocado en lugar sagrado. El levantamiento de Orula lo hace el mayor de los cuatro babalaos que lo lavaron y un quinto levantará elOsún. Antes de colocado en lugar sagrado, se le hace wara, 20 el mismo que lo lavó hace el conteo y lo deposita en una jícara grande, semicircular, llena de agua. Retira todos los ikines con las manos juntas y salpica en los ojos a todos los presentescruzando las manos sobre el pecho en forma de X; el iniciado será el último en ser bendecido. Un rezo acompaña esta ceremonia. Ahora es necesario continuar la purificación del iniciado; se le debe cortar el cabello como parte impura del cuerpo. Todos los babalaos presentarán las tijeras y el abere21 "pidiéndole permiso a Olofi para rapar una nueva cabeza de un gran hombre o un gran sacerdote que va a iniciarse". 22 Cada babalao, empezando el mayor, corta un mechón de pelo con la tijera hasta que el último le rapa totalmente la cabeza con la navaja hasta dejada limpia y brillante, preparada para la pintura. Ahora su cabeza se divide en dos mitades, una roja y otra blanca, longitudinalmente, con una línea invisible. En cada una de esas partes los babalaos escribirán su signo, blanco sobre blanco y rojo sobre rojo, con los dedos anular y del medio, de la frente hacia atrás. Se usa el color blanco por Obatalá, madre de Ifá y el rojo por Changó, de quien se dice que fue el primer dueño del tablero. Sobre los colores hay una historia: el loro africano en un principio era blanco, con unas plumas muy lindas; entonces, en una reunión que los pájaros iban a tener con Olofi por un don que se iba a dar, por envidia de ser tan blanco y tan lindo, empiezan a manchar de polvo y tierra al loro; entonces, cuando llega Olofi se 14
queja del daño que le habían hecho los demás pájaros; entonces Olofi reconociendo la maldad, le dijo: Hasta que el mundo sea mundo tú serás un pájaro con habla y no se hará ninguna ceremonia que no tenga los colores de tus plumas. Por eso el loro las tiene verdes, rojas y azules, pero lo que usamos en Ifá es la pluma del loro africano, que es blanco con plumas rojas manchadas con un poco de gris.23 Cuando terminan de escribir todos los signos en la cabeza del iniciado (dibujo 1), se pinta por encima de los signos con pintura roja y blanca quedando completamente cubiertos (dibujo 2). Entonces se procede a la coronación de Orula que consiste en la imposición del gan o corona de Orula. Este gan se confecciona con un coquito de la India, 24 atado con dos hilos (uno blanco y otro negro) torcidos; detrás del coquito se atan por el extremo inferior tres plumas de loro africano; a cada lado del coquito tiene ocho cuentas verdes y amarillas (dibujo 3). La coronación va coreada por rezos y cantos invocatorios. El corte del cabello, la pintura y la coronación, son ceremonias presenciadas por un gallo que sostiene un babalao bajo su brazo 25 y una vela encendida en la otra mano. Se colocan de frente al iniciado. Se le ata fuertemente la cabeza al iniciado y no podrá retirarse hasta el séptimo día del ritual. Ya está preparado el iniciado para recibir a Orula. Esta es una de las partes más solemnes del primer día de ceremonia. Se utiliza una tabla de cedro de alrededor de 2 m de largo por 1 pie de alto; esta tabla tiene un carácter sagrado pues sobre ella se va a colocar Orula; la ponen sobre la esfera al pie del trono y se inscriben sobre su superficie los 16 signos de los 16 reyes yorubas en la parte superior de la tabla y en la inferior otros cinco signos que corresponden a cinco testigos. Sobre cada inscripción se coloca a Orula. Para darle de comer se toman dos gallinas negras a las que se le van sacando las plumitas de la cabeza y poniéndolas a un lado, se les pica la cabeza y vierten unos poquitos de sangre sobre cada ikín, se sazona con el aché de Orula. miel de abeja, manteca de cacao y de corojo y coco picadito; todo esto se cubre con las plumas que se sacaron de la cabeza de la gallina. El iniciado se arrodilla frente a la tabla con las manos en la espalda y los demás babalaos se colocan tras él rezando y cantando para preparar con sus invocaciones el recibimiento de Orula. El iniciado, empezando por la derecha, va comiendo todas las sustancias que se echaron sobre los ikines (hasta llegar al número 21. A medida que va terminando los va colocando en la jícara 26, sin utilizar las manos. Porque Orula no se monta, sino se recibe, se recibe en el estómago (...) y te comes las 21, los cinco testigos también. Cinco testigos que están diciendo que 16 reyes están comiendo y que no lo hacen solos porque invitaron a parte del pueblo. Ellos no lo entienden, lo hacen mecánicamente. Pero yo entiendo porque los 16 reyes que van a nacer, con los signos que nacen, pero si no hay un testigo de que nacieron, cómo lo iba a saber la gente 27 El nuevo sacerdote de Ifá ya ha recibido a Orula, se siente imbuido de su espíritu y su poder. 15
El próximo paso de la ceremonia es el "pacto con la muerte". En él vemos aspectos más mágicos que religiosos: bailes que imitan la lucha de los espíritus del bien y el mal, representación de la muerte, o sea, se crean condiciones mágicas para imponer poder. En el pacto con la muerte utilizan la misma tabla sagrada cuyo lado derecho representará la vida y el lado izquierdo, la , muerte. Mientras el iniciado la levanta sobre su cabeza, los demás babalaos lo rodean, rocían aguardiente sobre la tabla, bailan y cantan, le inclinan la tabla sobre el hombro izquierdo a la vez que él también baila y hace pantomimas como si fuera a caer. La inclinación de la tabla hacia la izquierda es un desafío a la muerte del futuro sacerdote que se siente fuerte, con el poder de Orula dentro de sí y quiere conocer el secreto de la muerte. Al fin ésta acude y pactan;28 con ello termina el ritual. Inmediatamente, un grupo de babalaos, protegidos por una cortina de mariwó, recogen todas sus pertenencias, sus cabellos cortados, los restos del ebbó, todo lo que formaba parte de su vida anterior reuniéndola en un paquete que será enterrado. Al iniciarse se le ponen ropas nuevas y un sombrero, y marchan todos hacia el río para realizar la ceremonia del entierro. "Te ponen ropa nueva porque se te va a poner nueva vida, naces para la religión y mueres para la vida impura." 29 Cuando llegan al río le preguntan si recibe las impurezas que van a ser enterradas; responde afirmativamente y entonces se le da miel de abejas y aguardiente a la tierra como ofrenda. Se entierran los restos y a ese lugar nunca debe volver el futuro babalao ya que constituye una prohibición, el espíritu de lo profano puede apoderarse de él de nuevo, mancillando lo sagrado de la investidura que acaba de adquirir. De vuelta a la casa, en el Ilé-Oddua, se sienta sobre la estera, espolvoreando el piso con yefa y los ikines hablarán sobre su oddu o letra como babalao. Con ella lo reconocerán en Ifá. Para terminar la ceremonia del primer día, se le da de comer a Orula. La matanza tiene lugar en el mismo local sagrado pero algo alejada del trono. Primero se le ofrece a Elegguá un chivo, un gallo y una paloma; luego se coloca la sopera de Orula sobre el tablero y se divide en dos: de una parte los 19 ikines 30 que recibió primero y de la otra, los otros 21 ikines. Sobre la sopera se vierte la sangre de la chiva apuñalada, se le corta la cabeza y se le presenta a Orula. Luego se le sacrifican dos o más gallinas. Generalmente, se hace comida para despedir el día en la que participan todos los babalaos. El segundo día de los siete que debe durar la ceremonia, el iniciado permanece en la estera meditando y haciendo la cartilla, es decir, estudiando las historias del libro de Ifá. Al tercer día llegan todos los babalaos muy temprano por la mañana para participar de la rogación de cabeza que se hace ese día. Pero esta vez será a base de coco solamente junto a los ingredientes esenciales propios de esta ceremonia. Más tarde se le hace al iniciado un itá de gracia. 31 El día termina con una comida. 16
El cuarto día es similar al segundo. El quinto tiene lugar una ceremonia muy importante para la consagración: la comida de Olofi. Se sitúa el habitáculo de Olofi en la estera y todos los babalaos se ponen en cuclillas a su alrededor. Encienden las velas, los 16 reyes que rinden homenaje a Olofi, y usarán 16 palomas blancas que en manos de 16 babalaos, uno a uno, empezando por el mayor, cortará la cabeza del ave y dará de comer al dios pronunciando el nombre del primer rey, y así hasta llegar al último; los demás rezan y cantan alabanzas. Luego sacan las plumas a las palomas y con ellas van cubriendo a Olofi, se le da coco y se salpica con omi tuto." Los rezos y las alabanzas continúan hasta que se hayan gastado las velas. Si alguno de los presentes tuviese necesidad de salir del lugar de ceremonia, tendría que hacerla acompañado de otro babalao ya que se dice que Olofi come par y no admite los impares. Más tarde, a las palomas que sirvieron de comida a Olofi se las abre y con sus vísceras los babalaos mayores hacen lo que se llama "la comida de Olofi", una pasta de vísceras con manteca de cacao y cascarilla, la entierran en el patio "para darle cuenta a la tierra de que se le dio de comer porque Olofi·comparte su comida; eso es uno de los presentes que tiene el babalao". 33 Concluye el día con otra comida. El sexto día lo dedica el iniciado a continuar estudiando las historias de Ifá, a aprender a consultar y a los rezos. Estos son muy importantes para los babalaos, confían en su eficacia; por ello desde el amanecer hasta la hora de retirarse a dormir rezan a las deidades esperando de ellas la ayuda necesaria para su misión sacerdotal y protección ante los peligros. En el séptimo y último día de la ceremonia de consagración se efectúa el "levantamiento del babalao". Al amanecer le hacen el último Itá que recomendará los pasos a seguir en el transcurso del día. Le quitan el gan y se procede a la "siembra" ritual en el que se debe demostrar humildad, hombría, valor. Le entregan al iniciado un agogoro 34 para que salga . al patio a sembrar tres o cuatro plantas; cada una de ellas representará la vida. Se les entrega una a una recomendándole que ponga cuidado en el trabajo que va a realizar porque de ello depende su prosperidad. "Según siembras, recogerás." Los babalaos se colocan en dos hileras de frente junto a la puerta del patio; algunos tienen en la mano gajos secos, duros y flexibles; cada vez que el iniciado salga y regrese del patio. le pegarán con ellos por el cuerpo (su torso debe estar desnudo). Cuando regresa de sembrar la última planta, el iniciado tira un peso plata entre las dos filas, pagando su derecho como babalao y se arroja en brazos de su padrino que lo recibe. Ya nadie podrá pegarle. Si el babalao es casado (casi siempre es así, ya que el sacerdocio se confía fundamentalmente a hombres mayores), debe llevar a su esposa y arrodillado ante Orula prometerle un buen comportamiento, no pegarle, etcétera, es prácticamente un nuevo casamiento. Este compromiso es imprescindible porque según cuenta uno de los apataquíes, Orula protege a las mujeres desde un día en que se 17
prendió fuego en su casa estando dentro de ella una de sus hijas y un ahijado; éste, aterrorizado por el fuego, salió huyendo; en cambio, la hija arriesgó su vida por salvar la sopera de Orula. Desde esta muestra de fidelidad él juró proteger a las mujeres. Ese día del levantamiento, la mujer está autorizada a pegarle al marido con el gajo seco (rascabarrigas lo llaman), luego le ayudará a ponerse de pie junto con la sopera y el Osún. Ha quedado consagrado el babalao. A partir de ese día se cierra el Ilé·Oddua hasta pasada una semana. Nadie podrá entrar en él antes de ese tiempo; la puerta queda sellada con la sangre de una jicotea, animal muy sagrado en la santería. Ahora ya puede hacerse público el nacimiento de un babalao. El babalao mayor anuncia ante todos los santeros la consagración que acaba de finalizar, asegurando que será para bien de todos. Presenta al nuevo sacerdote quien es saludado solemnemente. La ceremonia culmina con un gran banquete. En una mesa larga se sientan todos los babalaos; antes de comenzar se le canta, se le reza a la mesa y se le dan palmadas. Las mujeres no podrán sentarse junto a ellos, su misión es servirles empezando por el mayor; el último que come es el nuevo sacerdote pero nadie podrá levantarse hasta que todos no hayan terminado. Viene entonces la apetebí principal con una vasija con agua, jabón y toalla (todos deben comer con las manos, se prohíbe usar cubiertos) y la presentará a cada babalao quienes echarán una cantidad indeterminada de dinero en la vasija colocándolo después en el borde. Cuando todos han terminado, la apetebí se arrodilla frente al mayor pidiéndole bendición, él le da el aché y bendice el dinero que se le dio deseándole que se multiplique. Todas las religiones afrocubanas tienen un ceremonial mortuorio. El babalao puede pertenecer a una o varias de estas sectas por lo que cada grupo deberá realizar su ceremonia funeral antes de la llegada de los babalaos encargados de preparar el ituto. Existe entre los babalaos mayores uno encargado de dirigir la ceremonia mortuoria. El velorio se realiza en la casa del difunto. Primeramente se viste al difuIlto con los atributos de su eleddá, ya que por lo general casi todos tienen hecho santo. Se utiliza una habitación de la casa que se cerrará a todo intruso. Colocan cortinas de género blanco con flecos de mariwó en la puerta y las ventanas, y se improvisa un pequeño altar que consiste en una estera extendida sobre el piso cubierta con género blanco donde se sentará el babalao responsable del ituto. Comienza la ceremonia cuando el babalao toma los 19 ikines de la media mano de Orula y retira tres que servirán de testigos a las palabras de Orula; éste hablará a través de los 16 ikines restantes; se saca la letra v se escribirá en el tablero de arena, pero esta vez de afuera hacia dentro con los dedos índice y del medio. Orula anuncia su partida de la tierra. Se procede entonces a efectuar una operación de limpieza: se rompen los guerreros (primeros orichas que se le entregan al creyente), la sopera de Orula y
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todos sus atributos. De antemano se habían preparado los animales sagrados del ritual: palomas, gallos y gallinas. Junto al babalao se colocan los pedazos de género blanco y negro, y encima de cada uno, una cazuela de barro. El sacerdote que dirige la ceremonia hace un hisopo con hojas secas de quimbombó y de álamo, colocándolos sobre la cazuela, toma un hilo de cada hierba, los une (usando las dos manos), hace un gesto de limpieza, lleva las manos sobre la nuca pasándolas por encima de su cabeza y los rompe en dos pedazos en medio de rezos invocatorios; al terminar los arroja en la cazuela de barro y con un gesto ordena a los demás que imiten lo que acaba de hacer. Finalizada la limpieza con las hierbas, se hace la ofrenda de animales, los babalaos se vuelven de cara a la pared, dándole la espalda a las cazuelas y sacrifican un gallo a los guerreros para que "coman", pero antes lo pasan por todo el cuerpo a manera de despojo; luego lo arrojan en la cazuela donde yacen los restos de los guerreros más tarde sacrifican dos gallinas que ofrecerán a la cazuela que guarda la sopera de Orula, primero lo bañan con su sangre, y después, ayudados por un poco de manteca de corojo, introducirán los 19 ikines por el ano de una de las aves; en la otra pondrán los 21 restantes y las colocan dentro de las cazuelas. Hacen un gran bul to con las dos cazuelas, bien atado, y lo sitúan detrás de la caja mortuoria donde permanecen hasta momentos antes de la salida hacia el cementerio en que varios babalaos lo tomarán y lo arrojarán en el hueco donde va a ser enterrado el difunto. Ta"mbién detrás de la caja guardan una teja en la que irá escrito el signo del babalao muerto. Al salir la comitiva, esta teja deberá romperse en medio de la calle y se le echará agua encima. Terminada la ceremonia de purificación en el cuarto sagrado, todos los babalaos salen y rodean el féretro colocando 16 velas encendidas a su alrededor (las mismas que se ponen a Olofi durante la iniciación). Todos van dando vueltas alrededor del difunto cantando a coro la rogación funeral del babalao solista. Éste sacrifica una paloma y con su sangre va apagando las velas; luego toca la caja en cuatro puntos. Mientras, los demás, van dando toques sobre el féretro (en cadencia de tres con breves intervalos). "Se le toca a la caja para que el muerto sienta que nosotros estamos ahí, dándole la despedida y que sepa Olofi que allá va un babalao. Y que se le hicieron todos los rituales. " 35 Al finalizar las rogaciones y cantos funerarios, se limpia bien el féretro con las plumas de la paloma sacrificada y con cascarilla para que no quede rastro alguno de la ceremonia. Acto seguido se abre el féretro, se saca el cadáver y se pega al suelo "para que toque la tierra", se guarda de nuevo, y antes de cerrar se consulta a los cocos si falta algo en la ceremonia o si está completa. Junto al cadáver colocan la paloma, a los cocos y las velas; con todo esto comparecerá Olofi. Se cierra el féretro y termina la ceremonia. Estas son las dos ceremonias principales, de carácter secreto, de los babalaos. En medio de ellas existen otros ritos públicos como el ebbó, las purificaciones, etc., que eslabonan estas dos ceremonias y que no aparecen descritas en este trabajo.
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SEGUNDA PARTE I
Vida del ex babalao Gabriel Pasos
Gabriel Pasos Porriño nació en Casablanca el 10 de julio de 1926, el mismo año del ciclón, hecho al que atribuye su vida tormentosa. A los pocos meses de nacido, se enferma de unas fiebres que lo ponen al borde de la muerte. A su alrededor fueron colocadas velas encendidas y un vaso de agua porque su madre tenía creencias espiritistas. Ella era mulata, joven, de origen humilde y tenía varias hermanas; una de ellas, Africa, va a tener una participación decisiva en la vida de Gabriel. A su madre no llegó a conocerla, murió de hidropesía. Con su temprana orfandad comienza una vida miserable y sin afectos. Era el quinto hijo de su madre y el segundo de su padre. Cuando ella enviuda de su primer matrimonio, se une al padre de Gabriel, español natural de Ferrol, herrero y artesano de profesión y que le llevaba alrededor de veinte años. Él no quiso que sus hijos vivieran con las hermanas de la madre porque ellas eran santeras y espiritistas y él era católico; entonces los confió a una española amiga que los tuvo con ella un tiempo hasta que conoció a Bienvenida, negra santera natural de Amarillas, todavía joven y que según Gabriel, era de pura estirpe lucumí. Esta mujer conservaba la costumbre africana de ostentar por un artificio estético, la dentadura superior de forma puntiaguda y afilada. Bienvenida influye notablemente en la vida de Gabriel porque en el tiempo que vivió a su lado (alrededor de cuatro años) no fue tratado duramente aunque tampoco se le orientó hacia la vida de disciplina escolar; a los ocho años nunca había asistido al colegio. Bienvenida frecuentaba asiduamente los lugares de culto y practicaba los ritos a los que llevaba a Gabriel, quien confiesa la honda impresión que le causaba la devoción de los hombres, sus cantos, sus ofrendas; sin embargo, no le sucedía lo mismo en la misa católica adonde lo llevaba su padre. Nos dice: "En las actividades católicas yo me sentía mal porque tenía que estar sentado viendo al cura, vaya, era bonita la vestimenta, los santos que estaban allí, las estatuas, pero el catolicismo a mí no me llenaba, su parte mística sí me interesaba, los misterios, el diablo, el temor de Dios, la cosa oculta." Sentía el ambiente de la santería mucho más acogedor, a una escala más humana" ya desde que entras te dicen: -Aquí tienen a un futuro santero. Ya te empiezan a introducir de qué santo eres hijo tú. Y uno dice: -Soy hijo de un Dios." 36 Pero pronto se enturbia la relativa felicidad en que vivía. Bienvenida comienza una relación amorosa con el socio de su esposo, éste la descubre y un día en presencia de su hijo menor, la asesina de una puñalada en el cuello. Rafael Pasos fue condenado por homicidio a 15 años de presidio en el Castillo del Príncipe. Sus hijos van a vivir con dos tías maternas. Dulce, de una posición económica holgada, acoge al mayor, hoy médico. Gabriel fue con su tía Africa, santera que lleva una vida humilde junto a su marido que la maltrataba físicamente al igual que a sus hijos, y por último a Gabriel que llegó a engrosar la fila de sus víctimas.
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EI opinaba que en aquel momento constituía un gran estorbo para su tía por la situación económica tan precaria y por el desequilibrio emocional que le queda por la tragedia presenciada y por la dolorosa separación del padre a la temprana edad de 8 años. En esos momentos es un niño rebelde, traumatizado, cuyo ambiente familiar ha sido destruido violentamente y se le ha impuesto otro donde se le obliga a trabajar vendiendo periódicos y repartiendo cantinas; una pequeña porción que tomaba de cada una constituía su escasa ración diaria. Menos de dos años vivió en la casa de África, ya que le consiguen por mediación de un político un ingreso en la Casa de Beneficencia. Allí comienza a cursar el primer grado a la edad de 10 años; era el mayor del aula y la maestra trata de utilizarlo para que mantenga el orden entre sus condiscípulos, pero él se niega y muestra una actitud de rechazo hacia el aprendizaje y en general al medio que le rodea. Se escapa en numerosas ocasiones de la casa-cuna refugiándose siempre en algún lugar cercano a la loma del Príncipe hasta que el carro patlullero lo recogía y lo llevaba de vuelta. Allí le castigaban físicamente, lo encerraban en una celda "llena de cucarachas" o en un almacén donde guardaban los féretros. Bien conocido es por todos los cubanos el trato que daban a los niños de la Beneficencia; poco calor humano, pésima alimentación y una deficiente educación. "Fíjate si la comida era mala que habían ollas de vapor o de presión donde cocinaban el arroz; entonces se hacía una raspa gorda y la botaban en unos latones; entonces, los muchachos, entre ellos yo, íbamos allí a buscarla; nos colábamos por allí y sacábamos de los latones los pedazos de raspa y se arriesgaba uno a que lo castigaran, pero bueno, con eso rellenábamos porque nos quedábamos con hambre y además había hambre; tres veces a la semana era la harina, el arroz no se podía ni comer, por eso a los muchachos les gustaba la raspa porque era lo que quedaba cocinado, a veces el arroz tenía gusanos blancos; el potaje era un agua; entonces, el día que nos daban berro o alguna otra ensalada era cuando había fiesta." 37 De su vida en la Beneficencia, Gabriel recuerda cuando los llevaban a cantar la lotería. Para entonces él había sido promovido de curso y su disciplina había mejorado, coincidiendo esto con las visitas que le permitían hacer a su padre en el Castillo del Príncipe todos los domingos. Todos los años invitaban a 10 ó 12 niños de la Beneficencia a la fiesta de cumpleaños del hijo de Fulgencio Batista; ese año, como miembro del ejecutivo, le correspondió a Gabriel asistir al banquete, allí los sentaban a todos juntos, les daban de comer, y por supuesto, .les tomaban fotografías para la prensa como testimonio de la democracia y benevolencia del tirano. Al cumplir 17 años, sale de la Beneficencia y comienza a trabajar en un taller de carpintería. Conoce a una muchacha de 13 años, hija de una familia muy humilde, también de santeros, que los obligan a casarse cuando conocen la noticia de que ella ha quedado encinta. Nace el hijo y al poco tiempo ella lo engaña con un boxeador; él decide separarse para volver a casarse. Pero en este intermedio deja el trabajo e inicia relaciones con una joven llamada Dora, prostituta de profesión, algo mayor que él y que lo mantiene económicamente durante un corto tiempo. Empieza a trabajar de nuevo, ahora en 21
una tapicería donde aprende el oficio; alquila un cuarto y se casa con una empleada doméstica cuya familia era espiritista. Esta circunstancia le acerca a ese culto con el que confiesa sentirse identificado. En una oportunidad en que asistía a una sesión espiritual, se sintió poseído del trance que le hizo "revolcarse por el piso" porque un espíritu se lo ordenaba. Cuando advirtió su predisposición favorable respecto al culto, decidió abrir una consulta en la que hablaba con "el hermano Macario", espíritu que lo poseía y que hablaba para curar los males de la sociedad. Unos forúnculo s que le brotan por todo el cuerpo provocados por alergia a alguna sustancia química del taller donde laboraba, lo hace acudir a un santero quien le receta frotarse las zonas afectadas con un awán de San Lázaro y con esto él asegura haberse curado radicalmente y desde ese momento consideró a San Lázaro su santo de cabecera que lo acompañó por mucho tiempo pues él estaba convencido de que le traía buena suerte. "Entonces jugué al 17 en la charada con un peso pa no sé qué número, el caso es que ligué el parlé y gané ciento y pico de pesos, bueno, compré otro San Lázaro porque yo decía: el Santo me dio todo esto."38 Esta es una etapa próspera en su vida, compra un taller de tapicería y emplea varios obreros; ya se ha hecho santero definitivamente, hijo de Obatalá, y además comienza a practicar la religión palera pero la abandona al poco tiempo, ya que confiesa que no le satisfacía, veía mucha inmoralidad dentro de esa religión donde los "tata" se aprovechaban de las ahijadas. Más tarde, viene el cuartelazo del 10 de marzo y se ve afectado su negocio de carpintería que quiebra al poco tiempo. En lo adelante se dedica exclusivamente a la santería y a algún negocio particular. No tuvo ninguna participación en la lucha insurreccional aunque confiesa que simpatizaba con los revolucionarios, pues se autotitula un defensor de los oprimidos que rechazó siempre las injusticias. Al triunfo de la Revolución se integra al proceso y comienza a laborar en un organismo estatal pero no abandona el culto. Se divorcia de su segunda esposa con la que tuvo dos hijas y vuelve a casarse; su nueva compañera es maestra. Cada vez va participando más de la dinámica del proceso revolucionario, asistiendo a las labores agrícolas voluntarias y se integra a las milicias. En 1962, conoce a Panchita, santera de dudosa reputación y carácter explosivo con la que comienza un idilio sin haber finalizado el tercero. Al cabo decide separarse de su esposa que ya tiene cinco hijos y continuar con esta última. Las creencias de su mujer y de la familia de ésta lo hacen mucho más dependiente de la religión de lo que antes era. Sobrino de babalao, se le propone continuar la casta de la familia ya que en diferentes adivinaciones le sale el camino de Ifá, y en 1965, es consagrado como tal. No obstante, él mismo expresa haber sentido un rechazo interno hacia la religión, manifestando al poco tiempo su deseo de "dejar los santos". Marcha a un trabajo agrícola de carácter permanente en la provincia de Oriente, pero allá enferma de una especie de disentería amebiana, regresa a La Habana, y Panchita le habla para que se acoja de nuevo al culto. "Ya yo te esperaba, porque los santos me habían dicho que te iban a enfermar para así humillar tu soberbia" -le dice. Gabriel regresa a la religión y se hace de un gran 22
número de ahijados que confían ciegamente en sus poderes; consolida matrimonios, propicia divorcios, cura enfermedades, predica, aconseja, atrae prosélitos, en fin, cumple a cabalidad la heterogénea actividad del babalao. Posteriormente, comienza a hacerse un intenso trabajo ideológico por parte del Partido en el Regional del Puerto de La Habana, centro de trabajo de Gabriel Pasos, dado el alto número de trabajadores que pertenecen a las distintas sectas afrocubanas, trabajo éste encaminado a neutralizar la labor saboteadora que, con relación a la industria, mantenían muchos de estos individuos. Esta labor consistía, fundamentalmente, en un reiterado ausentismo pues las entradas que percibían con la práctica religiosa estaba por encima del salario que devengaban. El trabajo político del colectivo y la labor directa de algunos militantes con Gabriel, le hacen renunciar a la práctica religiosa y deshacerse de sus atributos como babalao. Este hecho contribuye en gran medida a que su esposa lo abandone; ella entendía que Gabriel había traicionado a los santos y decide separarse de él dejando a su cuidado seis pequeños hijos (cuatro de ellos actualmente becados por la Revolución). I I-Aspectos
psicológicos de la liturgia
Toda la ceremonia de consagración opera con procedimientos psicológicos. El propio carácter secreto que sus miembros imponen al rito produce una influencia sobre la psiquis del creyente, sugestionándola. La ceremonia está envuelta en un ambiente místico al que contribuye toda una serie de estímulos litúrgicos como los sacrificios, la visión de la sangre, los rezos, los cantos y los bailes que llevan al creyente hasta la extenuación. El acto de la consagración reafirma en el iniciado la facultad de sus poderes. Ya no es sólo un hombre que cree en lo sobrenatural, en la fuerza de los orichas, sino en sí mismo, en el aché que le conceden las divinidades; se siente hijo de Dios y el valor de su palabra lo considera sagrado. El sacerdote obtiene un prestigio como tal que le otorga la colectividad que cree en sus poderes. En el caso de éste, objeto de nuestro estudio, nos percatamos de que consultaba textos de anatomía, psicología, medicina general y botánica. valiéndose de sus naturales dotes de psicólogo popular. Pudimos constatar cómo en realidad muchos de sus ahijados que acudían a él en busca de ayuda manifestaban haberse curado de los males que los aquejaban. Recordamos un caso de un matrimonio de mediana edad, santeros, con dos hijos jóvenes integrados al proceso revolucionario; éstos se oponían a mantener los santos y objetos de culto en la casa; los padres, por su parte, defendían sus creencias. La señora, a causa de todos estos problemas, se encontraba casi postrada en la cama y pide al babalao que vaya a visitarla para que la consute ya que ella sabe que "con sólo su presencia mejorará de sus males". Él rápidamente comprende la situación, la mujer presenta síntomas de la edad crítica por la que atraviesa unido a un gran temor místico de tener que deshacerse de los santos obligada por los hijos. Efectivamente, la presencia del babalao y sus consejos de que llevara las 23
imágenes para su habitación y así lograr la armonía de su hogar, fueron suficientes para que la mujer se restableciera. Por supuesto, para obtener este resultado el babalao tuvo que hablarle de los espíritus maléficos que se habían introducido en su casa para destruir su bienestar, y para romper el maleficio se hizo necesario el sacrificio de un animal cuyas vísceras se entregaron a los orichas y el resto al babalao. El uso de minerales y determinados productos químicos hace que en los consultantes crezca la credulidad en los poderes del babalao, al demostrarle éste que en las piedras (otán) "habitan los poderes divinos". En el año 1963, el ciclón Flora que azotó las provincias orientales de Cuba produjo grandes desprendimientos de terrenos desprovistos de vegetación y propensos a la erosión causada por las acumulaciones de grandes cantidades de agua. En algunas lomas, la elevación del nivel freático rompió el eqúilibrio de las mismas causando derrumbes que dejaron al descubierto afloramientos rocosos donde podían observarse minerales que impresionaron a los campesinos de las zonas afectadas quienes denunciaron estas observaciones a diferentes organismos. El Instituto Cubano de Recursos Minerales (ICRM) mandó a confeccionar unas cajas de aproximadamente 40 por 30 cm y de un espesor de 8 a 10 cm que contenían muestras minerales conocidas en Cuba. El objetivo era el de que los propios campesinos comunicaran a este organismo algún hallazgo, identificándolos por comparación con las muestras numeradas que contenían las cajas y cuyo nombre figuraba en la tapa de dicha caja. El babalao posee una de estas cajas y nos relataba que esas piedras fueron heredadas de sus antepasados, y que tenían un carácter sagrado ya que a través de ellas hablaban los orichas. Cuenta él, que introduciendo un pedacito de diente de perro o mármol (carbonato de calcio) en una bolsita de cuero y añadiendo unas gotas de un líquido de carácter mágico (ácido clorhídrico diluido), se produce una disolución con efervescencia abundante, lo que produce también un ruido característico que el babalao aprovecha para acercarle al oído del creyente diciéndole a la vez que son los espíritus malignos que el dios le dice que él (el creyente) tiene dentro de sí; le hace tocar la bolsita que debido a la reacción química desprende calor y le dice que ese es el fuego de la lucha violenta de los espíritus que pugnan por salir. Luego de unos rezos propiciatorios, abre la bolsita en la que ya la piedra se ha disuelto y hace oler al cliente (un fuerte olor por el desprendimiento de los gases) y le dice: "Esta peste era la que tenía los males que te quité." Para lograr que el individuo se sugestione, convergen varios factores: la credulidad del individuo que va a consultarse y espera una ayuda ante el problema que lo aqueja; ésta es una de las causas que lo hacen fácilmente impresionable hasta el punto de gastar en la destrucción de un maleficio el doble del dinero que percibe mensualmente por su trabajo. También es necesario que el propio sacerdote crea, tenga confianza en la adivinación y el modo de remediarla aunque especula en beneficio propio con sus trabajos. No hay razones, pues, para dudar de la eficiencia de ciertas prácticas mágicas. Pero al mismo tiempo se observa que la eficacia de la magia implica la creencia en la magia, y que ésta se presenta en tres aspectos complementarios. En primer 24
lugar, la creencia del hechicero en la eficacia de sus técnicas, luego la del enfermo que aquél cura o de la víctima que persigue en el poder del hechicero mismo; finalmente, la confianza y las exigencias de la opinión colectiva, que forman a cada instante una especie de campo de gravitación en cuyo seno se definen y se sitúan las relaciones entre el brujo y los que él hechiza. 39 Para el ahijado cuyo padrino le haya re suelto algún problema de salud, o moral o social, la palabra de su padrino es sagrada. De todo lo material que posea, siempre le guardará lo mejor. A cada casa que llegue se considerarán honrados con su presencia y le ofrecerán buena mesa y buena paga. Deben pagar al mediador con los orichas, al individuo que puede beneficiarlos o perjudicarlos según sean sus deseos. El babalao juega con la ignorancia de los creyentes, con su propia ignorancia, con los secretos de su culto. III-
Aspectos históricos de la sociedad en que vive
En 1926 ya ha transcurrido un año de gobierno del primer mandato del déspota Machado quien esgrimió como divisa para su gobierno "Agua, caminos, escuelas" pretendiendo con ello dar un matiz popular a su triunfo electoral que había sido producto de los sucios manejos de la politiquería. Los primeros 25 años de república marcaron una absoluta dependencia económica y política al capital norteamericano, la respuesta del pueblo fue contundente, la lucha de cla· ses se agudizaba, los estudiantes llevaban adelante un amplio movimiento de reivindicaciones, se sucedían amplias huelgas en los sectores azucareros y ferroviarios, es fundado el Partido Comunista y la Confederación Obrera. El imperialismo y la burguesía nacional ven en un serio peligro sus intereses y encuentran en Machado al hombre capaz de reprimir la ola de demanda popular. El tirano supo responder a la confianza que en él depositaban sus amos. Ya en 1929 debía finalizar su período presidencial pero pide una prórroga de poderes y continúa su mandato. Este año marca el inicio de una gran crisis económica mundial que afectó seriamente la economía cubana ya que hizo deséender en años sucesivos el valor de las exportaciones azucareras. La lógica secuela de esta crisis fue la miseria que azotó al pueblo cubano. En 1930 crece la ola de repulsa popular contra el régimen en la que tiene una gran participación el Directorio Estudiantil Universitario. Al iniciarse el año 1933 el país se encontraba en plena efervescencia revolucionaria, estalla la huelga general y escapa Machado al extranjero. Por muy poco tiempo ocupa la presidencia de la república Carlos Manuel de Céspedes ya que el 4 de septiembre se produce un golpe de estado por parte de un sector del ejército lidereado por el sargento Batista. La dirección del gobierno fue ocupada por cinco personas (Pentarquía); una de ellas, el doctor Grau San Martín, quedó como presidente. Este gobierno se mantuvo durante unos meses, durante los cuales se tomaron medidas económicas de importancia tales como la rebaja de las tarifas eléctricas, etc.; por esos hechos se destaca la figura revolucionaria de Antonio Guiteras, secretario de gobernación. Al 25
caer el gobierno de Grau le suceden varios presidentes en el corto período de 5 ó 6 años pero quien realmente se había adueñado de la situación del país era Batista, que en su calidad de jefe del ejército y en abierta complicidad con el imperialismo lidereaba una gran campaña contrarrevolucionaria que frustra los anhelos de la Revolución del 33. No obstante, la lucha del pueblo en esa etapa cristaliza en algunas mejoras planteadas en la Asamblea Constituyente de 1939 y que luego fueron recogidas en la nueva Constitución de 1940: jornada laboral de ocho horas, descanso retribuido, derecho de los trabajadores a la organización, voto para la mujer, etc. Luego de un primer período presidencial de Batista (1940-1944) asumen la dirección del país dos gobiernos auténticos: el de Grau San Martín (1944-1948) y el de Carlos Prío Socarrás (1948-1952) que se caracterizaron por su política entreguista con el imperialismo yanqui, la opresión y persecución de las masas trabajadoras, por su feroz anticomunismo y por la corrupción política y económica de su administración. El 10 de marzo de 1952, Fulgencio Batista da un golpe de estado al gobierno de Carlos Prío, imponiendo a la fuerza un régimen antipopular, despótico y de total sumisión a los intereses del imperialismo yanqui y la burguesía nacional. Se asegura una nueva mano de hierro que permita la inversión de capital norteamericano en gran escala. Esta es la época de la historia de Cuba en que nace y vive nuestro informante. IV
El babalao y la revolución
Cuba sufría como neocolonia una terrible opresión económica que se acentúa sobre los obreros, creando inevitablemente todo género de opresión política, de humillación social, oscureciendo y embruteciendo la vida espiritual y moral de las masas. Esta explotación condiciona al hombre a tratar de hallar soluciones extraterrenas a sus problemas, al engendrar inevitablemente la fe en una vida mejor en el más allá. Cotidianamente millones de cubanos debían luchar por sobrevivir al desempleo, a la miseria, al despojo, al engaño, a la politiquería, a las enfermedades y millones también son presa fácil del fanatismo religioso. La familia de Gabriel Pasos como una de tantas en nuestro pueblo, es un ejemplo de lo que afirmamos. Se ve obligada a trasladarse de un lugar a otro en pos de un objetivo único: la subsistencia. Dados sus escasos recursos, los barrios donde viven son humildes y los vecinos que los rodean con los que mantienen estrechas relaciones pertenecen también a los grupos sociales marginados por el sistema, plagados de los vicios y debilidades que el mismo engendra: prostitución, marihuana, homosexualismo. A esto se reduce la escuela de los primeros años de Gabriel. La relación posterior en la convivencia con Bienvenida (la lucumí dientimellada) es muy importante en su vida. Con ella tiene sus primeras experiencias religiosas, en 26
el culto Ocha que ya le permiten conocer las prácticas rituales de la liturgia santera. La complejidad del rito, la riqueza del colorido y la sonoridad y el ritmo afrocubanos, impresionan más la mente primitiva que la liturgia católica. El posterior asesinato de Bienvenida a manos de su padre provoca una brusca ruptura de su equilibrio mental. El haber presenciado este hecho de sangre crea un trauma tal en la mente infantil, que ya adulto nos percatamos de que demoraba inconscientemente el relato, la descripción del crimen. Este suceso provocó un giro vertiginoso en su vida ya que a él puede atribuírsele en primer lugar,la visión de la muerte con el agravante de que fue provocada en forma violenta (cuchilladas, sangre, etc.), luego la pérdida de una persona por la cual ya sentía afecto, y la separación del padre, único familiar cercano que le brindaba protección y seguridad económica. Los años de cárcel a que fue condenado el padre lo mantienen en una orfandad absoluta y las relaciones que sostiene con los familiares que le acogen, sólo contribuyen a empeorar su situación física y mental: conoce los rigores a que le somete una familia de muy escasos recursos que se ven obliga· dos a alimentar una boca más; castigos corporales, el tener que trabajar para poder comer y una carencia absoluta de afectos; luego la Casa de Beneficencia, institución con la que los gobiernos de turno pretendían dar a la opinión pública una apariencia benevolente y protectora de la niñez desvalida, pero que en realidad era un negocio más. El presupuesto de la Beneficencia llenaba la bolsa de unos pocos, los internos eran usados en los sucios negocios de la politiquería: la lotería, la publicidad comercial, etcétera. El ambiente de la casa-cuna con todas sus deformaciones deja huella en la personalidad del futuro babalao. Sus frecuentes huidas de la escuela refugiándose siempre en la loma del Príncipe, lugar donde se encontraba preso su padre, demuestran el espíritu de rebeldía, inseguridad y rechazo social. Esta hostilidad se mantiene hasta que se le permite visitar al padre los fines de semana; el domingo, día que se consideraba festivo, de distracción, el niño de diez años lo pasaba en un presidio. Para el niño que carece hasta de los medios más elementales de subsistencia, la Beneficencia es un techo seguro; el arroz y el caldo con gusanos es una comida que no tiene que robar de las cantinas del vecindario, cantar la lotería por la radio es casi una diversión, los golpes que le propinaban los maestros, el ambiente de homosexualismo entre los internos que introducían los propios guardianes o veladores del orden, son recuerdos de imágenes, tristes unas, divertidas otras, pero nunca con la conciencia real de que fue educado en un medio ambiente deformado y deformante, donde imperaba la ley del más fuerte y sólo se sobrevivía utilizando la trampa, el engaño, la mentira. "Allí adentro existía la ley del más fuerte, allí al noble, y perdonando la frase, le cogían las nalgas, porque una verdad: allí había problemas homosexuales y todo eso"40 A un joven recién egresado de un orfelinato, el ambiente del barrio de Colón, famoso centro de prostitución habanera, lo atrae poderosamente. Es aquí donde 27
da sus primeros pasos adultos: Contrae matrimonio con una niña de trece años, tiene su primer hijo y luego convive con una joven haciendo las veces de proxeneta. Los trabajos que realiza, casi siempre por cuenta propia, acentúan su espíritu individualista e indisciplinado que va a caracterizar la mayoría de las acciones de su actitud futura. Todos estos aspectos señalados anteriormente van conformando un individuo de carácter débil, voluble, fácilmente sugestionable. Pero a la vez se advierten rasgos positivos de su personalidad que más tarde utilizará en sus funciones como babalao: gran percepción, carácter afectuoso, propenso a la dádiva y muy observador. Junto a esto se mezclan las habilidades propias de la "escuela de la calle": desenvoltura al mentir, pocos escrúpulos para engañar al prójimo y un conocimiento natural de la psicología humana. El primer contacto que tiene con la santería se manifiesta en forma de autosugestión al creer que un awán de San Lázaro pudo curarle sus forúnculos. Luego, en la sesión de espiritismo, cuando cae en un trance, que según él, es involuntario, opinión que estamos dispuestos a creerle por·que se fundamenta en cimientos emotivos, sin base racional alguna. Los santeros tienen mucha facilidad para caer en trance ante los más pequeños estímulos, son propensos a la autosugestión, por su temperamento impresionable. Además contribuye a esto su creencia en la existencia de los espíritus y su vieja tradición religiosa. Este caso es un típico fenómeno de autosugestión en un individuo que no tiene el más elemental bagaje de conocimientos que expliquen la erupción y su cura primero, y el fenómeno del trance después. Otro aspecto de su personalidad es el de sus relaciones sexuales. Todos sus vínculos matrimoniales han sido rotos por adulterio o por voluntariedad femenina; además, ellas han tenido creencias religiosas también. La relación más duradera fue la que mantuvo con su cuarta mujer, santera, hija de Ochún y 15 años más joven que él. Ella lo engañaba públicamente con otro santero, hijo de Ogún y le abandonó al igual que a sus hijos (seis). Hay una evidente frustración en esta faceta de su vida íntima, y más nos percatamos de ello cuando trata de justificar (más ante sí mismo que ante nosotros) estas irregularidades a través del fenómeno religioso: en una consulta el propio Orula le asegura que todas sus mujeres le serán infieles porque ese es su camino. También nos cuenta como una de las historias de Ifá narra la infidelidad de Ochún con Oggún a espaldas del viejo Orula. Esta situación de inferioridad conyugal lo hace dependiente de sus mujeres, que en el caso de esta última a que nos referimos, llega a dominar por completo toda su conciencia, influyendo negativamente en su voluntad de abandonar el culto, haciendo que regresara a las creencias cuando en una oportunidad las abandonó. El mundo oscuro y plagado de prejuicios religiosos, en que Gabriel se desenvuelve, no le permiten todavía ver la influencia que tendría en la sociedad el proceso revolucionario que se vivía. Las medidas revolucionarias benefician directamente a Gabriel Pasos en cuanto a que van siendo eliminadas gradualmente las crisis económicas del país: el 28
desempleo, la miseria, la insalubridad y la incultura. Va quedando atrás la inseguridad del mañana, el miedo a quedar sin trabajo, el desahucio. La labor educativa y política de la revolución lo hacen sentirse un explotador de la credulidad de los creyentes; siente una contradicción entre su actitud y el proceso revolucionario que ha abolido todo tipo de explotación. Esto hace que vaya tomando conciencia de lo que ha sido hasta ahora, y del papel que ha desempeñado en la sociedad. Comienza a plantearse dudas acerca de su fe, de la existencia de los orichas, de sus poderes. Entra a desempeñar un papel muy importante en esta etapa de desfanatización la atención directa que le concede el núcleo del Partido del centro laboral a Gabriel Pasos. Estos compañeros llevaron a cabo una labor paciente y sistemática con Gabriel discutiendo con él sus inquietudes, sus dudas o inclusive sus problemas personales, tratando de darle una solución colectiva. Este trabajo ideológico de los compañeros con el exbabalao ha dado y está dando resultados positivos. Aunque no podemos afirmar que haya dejado de creer, sí está en vías de hacerla, ya que su incorporación a las tareas de la revolución es cada día mayor. Unido a esto, su disposición de hallar un porqué, sobre bases científicas, a cualquier duda que pueda surgirle.
Rostro completo en color gris Puntos de la derecha en blanco Puntos de la izquierda en rojo (Los puntos son hechos con el dedo) DIBUJ0-1
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DIBUJO 2
DIBUJO - 3
GRABIEL PASOS
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NOTAS
1- El coco seco se utiliza mucho en los rituales de santería. Se le ofrece a los orichas fundamentalmente para hacer limpieza y para refrescar. Constituye también la forma de consulta más usada. Los santeros todos los días al amanecer tiran al suelo cuatro pedazos de coco seco que según la posición en que caigan les dirán cómo será el día, algún posible problema, etc. 2- Angel de la Guarda o santo de cabecera del creyente. A Eleddá se le pregunta, se le consulta, se le adora y se le sacrifican animales. Nada puede hacerse sin consultar le. 3- A los orichas que se reciben se les considera de gran fuerza o con características especiales que hace sustituir la forma de asentamiento por la de entrega. Algunos de estos orichas son: Orula, Osain, Osún, Oricha-Oko, Oddua, etc. 4- Son un conjunto de orichas que se colocan en la cabeza de los iniciados durante la ceremonia de asiento. Estos orichas son: Yemayá, Obatalá, Changó. Elegguá, Oggún, Ochosi, Oyá y Ochún. 5- Entre los yorubas, es la mujer que tiene relaciones carnales con un hombre. En Cuba: la mujer del santero. 6- Acto de registrar o consultar al creyente invocando la opinión de los orichas. 7- Polvo que utilizan los babalaos en su registro; son los únicos autorizados para hacerla ya que pertenece a Orula. Se hace a base de ñame o yuca. 8- Fruto del corojo. 9- Ceremonia que se hace para pedir bendición y limpieza para el creyente. Los materiales esenciales que se utilizan son: cascarilla, manteca de cacao, miel de abeja, algodón y omi-tuto. Para "reforzar" se pregunta a Orula con qué hay que rogarse; puede ser fruta, pan, leche, guabina, babosa, seso vegetal, etc. 10- Líquido utilizado en los ritos afrocubanos; se obtiene de diversas hierbas maceradas en agua; cada oricha tiene sus hierbas con las que ha de hacerse su omiero correspondiente. 11- Habitación sagrada donde sólo pueden entrar los babalaos. Las ventanas y la puerta de este cuarto están cubiertas de género blanco con flecos de mariwó. 12- Gracia, don. 13- Rezo para entrar al cuarto de Oddua. Libro de Ifá. 14- Entrevista a Gabriel Pasos. 15- Roger Callois: El hombre y lo sagrado. Cap. I I. 16- Idea del bien. Favorable. 17 Contrariedad, desgracia. 18- Roger Callois: Ibíd. Cap. n. p. 42. 19- Ramas verdes de palma. Sirve de protección a los lugares de culto. Cuando los yorubas veían sus ramas en la puerta de alguna choza, estaban avisados de que no debían acercarse porque estaban celebrando un rito. 20- Cantos con los ikines. 21- Navaja. 22- Entrevista a Gabriel Pasos. 31
23- Entrevista a Gabriel Pasos. 24- Coquitos africanos de la familia de las estero culiáceas. 25 Cuenta una historia de Ifá que una noche en que Orula iba predicando, pasa por un gallinero y pide albergue a las gallinas pero éstas se lo niegan y lo molestan. Cuando llega el gallo recibe a Orula; éste como premio le dice: -Serás testigo de todo lo que yo haga. 26- Para los yorobas, el mundo estaría formado por un igbá (güiro de forma esférica) y se dividiría en dos jícaras: la de arriba sería el cielo, poseído por Obatalá, y la de abajo sería la tierra y correspondería a Oddua. 27- Entrevista a Gabriel Pasos. 28- Una de las historias de Ifá cuenta que en una ocasión una mujer fue donde Orula para pedirle que salvara a su hijo, en peligro de muerte. Cuando Orula se acercó al niño se lograba ver a Ikú (la muerte). Se le ocurre una idea: cubrir el piso de la casa con quimbombó, y cuando la muerte se acercaba, él vio cómo se iban aplastando los quimbomboes; le cerró el paso y mediante un ardid logró encerrar a Ikú en una botella para que desapareciera su poder, pero Ikú lo convence de la importancia de su existencia alegando que los enfermos y los heridos sufrirían mucho si no pudieran morir; además, no alcanzaría la comida en el mundo para alimentar a todos los vivos. Entonces se realiza el pacto: Orula le dejará libre si ella respeta a sus hijos. Ikú acepta. Por ello los hijos de Orula sólo reciben la muerte por mandato de Orula o de Olofi. 29- Entrevista a Gabriel Pasos. 30- El individuo que en el futuro va a ser consagrado corno babalao, recibe lo que se llama "media mano de Orula", o sea, 19 ikines. 31- Ceremonia durante la cual el italero (responsable de hacer el itá) consulta al oráculo sobre un creyente. En la consulta se habla de su pasado, su presente y su futuro. De acuerdo con su resultado, se establecen las recomendaciones, los mandatos y las prohibiciones. 32- Agua bendita. 33- Entrevista a Gabriel Pasos. 34-Guataca. 35- Entrevista a Gabriel Pasos. 36- Entrevista a Gabriel Pasos. 37- Entrevista a Gabriel Pasos. 38- Entrevista a Gabriel Pasos. 39- Claude Levi-Strauss: Antropología estructural. p. 153. 40 -Entrevista a Gabriel Pasos.
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PROLOGO INTRODUCCION PRIMERA PARTE I.
Antecedentes étnicos yorubas
I ILa
santería o regla ocha. Breves elementos III IV.
El babalao Ceremonias secretas del babalao
SEGUNDA PARTE I.
Vida del ex babalao Gabriel Pasos
I I Aspectos
psicol6gicos de la liturgia
III Aspectos
hist6ricos de la sociedad en que vive
IV
El babalao y la revolucion
NOTAS FUENTES INDICE
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