Edificando Modelos Apostólicos Y Proféticos Dr. EUGENIO RAMIREZ, editor
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A menos que se indique, todas las citas han sido tomadas de la Biblia Versión Reina – Valera, 1960 Título: Edificando Modelos Apostólicos y Proféticos Este material fue preparado originalmente como un Manual Apostólico para ser entregado en el VIII Congreso Internacional del Ministerio Quíntuple en Lima – Perú. Septiembre 2006 Producido por el Ministerio Apostólico “Ríos de Agua Viva” Red IMPACT Sud América Editado por el Dr. Eugenio Ramírez M. Fono: (56-2) 72 75 950 Fono celular: (56-09) 794 525 40 Email:
[email protected] www.cfcvidanueva.cl Impreso en Chile Santiago- Chile. 2009
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CONTENIDO Prólogo PRIMERA PARTE La Naturaleza Apostólica de la Iglesia.
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1 UN MOSAICO VIVIENTE DE LO APOSTOLICO Apóstol, John Eckhardt
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2 REEDIFICADORES DE LA CASA DE DIOS Apóstol, Rony Chávez
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3 MODELOS APOSTOLICOS Y PROFETICOS Apóstol Rony Chávez
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4 EDIFICANDO CASAS APOSTÓLICAS Apóstol, Samuel Arboleda Pariona
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5 POR QUE LA IGLESIA DEBE SER DE NATURALEZA APOSTOLICA: UN MANDATO DE REINO. Apóstol, Álvaro Robles
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6 LA VISION APOSTÓLICA Apóstol, Raúl Guido Ávila
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7 LA TRASMISION DE LA UNCION DEL ESPIRITU SANTO Apóstol, Eugenio Ramírez Morales
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8 EL EMPLEO DE LA UNCION DEL ESPIRITU SANTO Apóstol, Eugenio Ramírez Morales
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SEGUNDA PARTE Desarrollando la Cultura del Reino en las Naciones KKK EL REINO DE DIOS
10 UNA PERSPECTIVA APOSTOLICA DE LA CULTURA DEL REINO DE DIOS Apóstol, John Eckhardt
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11 CÓMO ENTRAR EN LA CULTURA DEL REINO Pastor Manuel Lauriño
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LA CULTURA DE REINO Apóstol, Raúl Guido Ávila
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EL PODER TRANSFORMADOR DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO Apóstol, Harold Caballeros
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14 PRINCIPIOS DE AVIVAMIENTO Y REFORMA APOSTÓLICA Apóstol, Harold Caballeros
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15 LA VIDA EMPRESARIAL EN EL TIEMPO ACTUAL A LA LUZ DE LA PARÁBOLA DEL MAYORDOMO ASTUTO.
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Prólogo
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ue un privilegio trabajar en este libro. Mi buen amigo, el apóstol Samuel Arboleda, me pidió que hiciera un trabajo de edición de este manuscrito para presentarlo como un “Manual apostólico” para el VIII Congreso Internacional del Ministerio Quíntuple en acción” en Lima-Perú, 2006. Una vez realizado el trabajo editorial, que consistió solo en la corrección del lenguaje, comprendí que el contenido y aporte de cada autor tenía un gran valor para las iglesias que han adoptado el desafío de ingresar a la gracia apostólica y profética. Así que, decidí hacer mío este desafío, y realizar un trabajo más profundo de edición, para entregar al público un material apostólico que fuera didáctico y que reflejara verdaderamente aspectos prácticos. Partamos del hecho que la “Reforma Apostólica” no es una moda pasajera, sino que es la restauración en su plenitud de los cinco grandes ministerios que habla la Biblia en Efesios 4:11. En consecuencia, si hemos de dar pasos firmes y seguros para establecer los fundamentos 5
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para las iglesias apostólicas, se necesita una orientación clara y definida para realizar el trabajo de expansión bajo la visión y la unción apostólica. Cuando adoptamos lo apostólico como línea de acción debemos entender que esto tiene tres aspectos a considerar: En primer lugar, lo apostólico es una visión. Es decir, es un enfoque diferente de lo que debe ser la concepción y la vida de la iglesia. En segundo lugar, lo apostólico es una unción que se manifiesta con grandes maravillas y milagros. La unción apostólica trae aparejado la capacidad para ubicar a los miembros en el Cuerpo de Cristo, y producir un crecimiento más rápido en las verdades espirituales. Esta unción incluye la impartición y la activación de los dones y ministerios. En tercer lugar lo apostólico es una nueva dimensión que nos saca de nuestro enclaustramiento religioso para llevarnos a recorrer las grandezas que Dios tiene para los hijos de Su Reino. Es como si antes estábamos restringidos a navegar en un pequeño río, pero ahora lo hacemos en un gran océano, donde descubrimos las grandes riquezas del Reino de Dios. Como consecuencia de esto, el Reino de Dios adquiere para nosotros una nueva dimensión valórica. Llega a ser como “la perla de gran precio” o como “el tesoro escondido” de que habló Jesús en las parábolas. Estamos dispuestos a dejarlo todo para obtener el Reino.
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Por estas razones, presento este libro con el objetivo de forjar la visión apostólica en los asuntos de la fe cristiana. Es mi deseo contribuir a establecer el fundamento bíblico, apostólico, profético y práctico. Estos fundamentos no se contradicen, al contrario, se complementan. Espero en Dios que este trabajo contribuya a alcanzar estos propósitos en la vida de cada lector. Dr. Eugenio Ramírez Morales Apóstol de Jesucristo Año 2007
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PRIMERA PARTE
LA NATURALEZA APOSTOLICA DE LA IGLESIA
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UN MOSAICO VIVIENTE DE LO APOSTOLICO Apóstol, John Eckhardt Por tanto, mirad; yo os envío profetas, sabios y escribas; y de ellos, a unos matareis y crucificareis, y a otros azotareis en vuestras sinagogas y perseguiréis de ciudad en ciudad. (Mateo 23:34). “Por eso la sabiduría de Dios también dijo: Les enviaré profetas y apóstoles; y de ellos, a unos matarán y a otros perseguirán. (Lucas 11:49).
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ios nos ha dejado un mosaico viviente de lo apostólico y lo podemos encontrar en las Escrituras. Como Iglesias de los últimos tiempos será sabio que estudiemos este mosaico. Aquí miraremos figuras en el Antiguo Testamento que representan la dimensión apostólica y ofrecen aplicaciones personales para cada una de nuestras vidas como creyentes. El apóstol Pablo dice en el libro de Romanos: “Pues lo que fue escrito anteriormente (en el Antiguo Testamento,) fue escrito para nuestra enseñanza” (Romanos 15:4). Jesús mencionó en el libro de Mateo a profetas, sabios y a escribas como personas que fueron enviadas por Dios. En Lucas, los sabios son cambiados por apóstoles (Lc.11:49). Pablo se refirió de sí mismo como un “perito arquitecto” (vea 1 Cor. 3:10). El pasaje menciona que la “sabiduría de 11
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Dios” es la que envía a los apóstoles. En otras palabras, los profetas, apóstoles y escribas son enviados por la sabiduría de Dios. Los ocho capítulos de Proverbios delinean los atributos y beneficio de la sabiduría. Estos incluyen cosas excelentes, cosas rectas, verdaderas, dan instrucciones, mencionan la prudencia, el conocimiento, la discreción, el consejo, el entendimiento, la fortaleza, el honor, la justicia, la bendición, la vida y el favor de Dios. Todas estas cosas son transmitidas por uno que es enviado. El que es enviado va en el espíritu y la autoridad del que lo envió. Si ellos son enviados por la sabiduría de Dios, ellos vendrán con el Espíritu de la sabiduría. Un pueblo Apostólico caminará y manifestará el “espíritu de Sabiduría y de revelación en el conocimiento de Cristo” (Ef.1:17). Esta es la sabiduría necesaria para edificar, administrar y dirigir adecuadamente. El apóstol en la epístola a los Efesios 1:15-23 presenta una nueva dimensión espiritual. El pide en oración que Dios desate sobre ellos el “espíritu de sabiduría y de revelación, en el conocimiento de (Jesucristo) él” (v.17). ¿Qué se entiende por el “espíritu de sabiduría y de revelación”? El mismo pasaje destaca algunas interesantes palabras que nos permiten entender a cabalidad esta otra dimensión de vida espiritual que el creyente, por naturaleza, debe aspirar alcanzar en su desarrollo cristiano. El apóstol aquí nos habla de: “alumbramiento”, de “entendimiento”, de “esperanza”, de “llamamiento”, de “riquezas en gloria”, de “herencia” de “grandezas”, de “poder”, de “fuerza”. También habla de todo el mundo espiritual adverso: “principados” y “autoridades”. Habla del sometimiento de las fuerzas malignas al señorío de 12
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Jesucristo y de gozar de una “plenitud de vida espiritual”. Necesitamos conocer el “espíritu de sabiduría y de revelación”. ¿Por qué? Porque aquí están todas las bendiciones que nos trae el evangelio del Reino. ¿Qué significa para nosotros el “espíritu de sabiduría y de revelación”? Esto significa tres cosas:
Significa descubrir las riquezas espirituales en Dios (Ef.1:17-18). Significa usar el poder que operó en la resurrección de Cristo (Ef.1:19-20). Significa ejercer autoridad de Cristo sobre el mundo espiritual (Ef.1:21-22).
Cuando usted y yo entendemos estos significados, podremos vivir a plenitud nuestra vida de amor y de servicio a Dios y a los hombres. La Iglesia tiene el deber de manifestar la “multiforme sabiduría de Dios… a los principados y potestades en los lugares celestiales” (Efesios 3:10). En otras palabras, la iglesia a través de la sabiduría y la revelación, impactará en el mundo espiritual. Los que tengan un llamado para el ministerio apostólico recibirán y caminarán en un nivel más alto de sabiduría y revelación espiritual. La iglesia no puede ser edificada sin la sabiduría de Dios. El proverbista dijo: “Con Sabiduría se edifica la casa y con prudencia se afirma” (Proverbios 24:3). La Sabiduría apostólica y profética es necesaria para edificar la iglesia, la casa del Señor. Esto tiene un sentido global y local. La(s) iglesia(s) local(es) necesita(n) la dimensión apostólica para ser edificada(s) adecuadamente. Debe edificarse de acuerdo al modelo ordenado por Dios. El plano debe obtenerse por la revelación del Espíritu de Dios. 13
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Moisés y los diseños de Dios “Y harán un santuario para mi, y yo habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis” (Éxodo 25:8-9). El Señor instruyó a Moisés que debía construir el santuario según el modelo que le fue dado en el monte. Moisés no lo hizo empleando su criterio o sabiduría humana. A través de la humana sabiduría, la Iglesia jamás será construida adecuadamente. El anteproyecto debe venir directamente del cielo. El plan de Dios para su iglesia es diferente del plan de los hombres. Las Iglesias que no son construidas con sabiduría y revelación apostólica tendrán un fundamento defectuoso. El enemigo se aprovechará de las grietas y desperfectos para dañar la obra. En este sentido, Moisés viene a ser un tipo del ministerio apostólico. El recibió el diseño del Señor para construir el santuario conforme al plan de Dios. Las dimensiones y detalles del santuario le fueron dados por revelación. Los apóstoles reciben diseños para la iglesia. Ellos son peritos arquitectos. Ellos son los arquitectos espirituales que reciben la sabiduría apostólica necesaria para edificar en forma apropiada. Jehová habló a Moisés diciendo: “Mira, yo he llamado por nombre de Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu de Judá, y lo he llenado del Espíritu de Dios, con sabiduría, entendimiento, conocimiento y toda habilidad de artesano, para hacer diseños artísticos y para trabajar en oro, plata y bronce; en el tallado de piedras para engastar, en el tallado de madera y para realizar toda clase de labor” (Éxodo 31:15). 14
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Bezaleel, Oholiab y todos los sabios de corazón en quienes Jehová había puesto sabiduría y entendimiento para hacer toda la obra de la construcción del santuario, harían todas las cosas que el Señor había mandado (Éxodo 36:1). La sabiduría es la clave para edificar el santuario en forma apropiada. Bezaleel y Hur fueron hombres con destreza y capacidad para este trabajo. Ellos sabían cómo construir y dar forma al tabernáculo, porque ellos tenían la sabiduría para hacerlo. Ellos le imprimieron belleza y excelencia al santuario. La casa del Señor sería un lugar de excelencia. Cada cosa reflejaría la hermosura y la excelencia del Señor.
Nehemías, el reconstructor “Y respondí al rey: Si le agrada al rey si tu servidor es acepto delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, para que yo la reedifique. Entonces el rey (y la reina estaba sentada junto a él) me preguntó: - ¿Hasta cuándo durará tu viaje, y cuándo volverás? Le agradó al rey enviarme, y le señalé un plazo” (Nehemías 2:5-6). Nehemías fue enviado a reconstruir. El Espíritu Apostólico es un espíritu constructor. Dondequiera que se encuentra la dimensión apostólica, usted encontrará construcción o reconstrucción. A pesar de la oposición, Nehemías fue capaz de reconstruir los muros de Jerusalén porque él fue enviado para eso. Tuvo la autoridad del rey para hacerlo. Nehemías es un ejemplo de la combinación entre guerra espiritual y trabajo. El ordenó a los edificadores tener en una mano el arma y en la otra las herramientas de trabajo para construir. Eso significa que, no hay construcción sin guerra. 15
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Satanás se opondrá a la edificación de la iglesia. Las iglesias apostólicas son similares a la experiencia vivida por Nehemías. Durante la guerra son capaces de pelear atravesando la oposición para seguir construyendo. En este sentido, Isaías dijo: “Reedificarán las ruinas antiguas y levantarán las desolaciones de antaño. Repararán las ciudades destruidas y los escombros de muchas generaciones” (Isaías 61:4). Este es el resultado del ministerio al que uno es enviado. Este pasaje de Isaías está referido al ministerio restaurador del Señor. Jesús, durante su ministerio terrenal, se aplicó a sí mismo este pasaje mesiánico. Cuando visitó Nazareth, la tierra donde se había criado, fue a la sinagoga: “y como era su costumbre”, se levantó a leer. Le dieron el libro del profeta Isaías, donde leyó y se aplicó a él la misión descrita en la porción leída: El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del SEÑOR. (Isaías 61:1-2 NVI; vea Lucas 4:16-21). Este pasaje ilustra adecuadamente la descripción de trabajo del Mesías. El Espíritu del Señor ungió a Cristo para ministrar a las necesidades de los hombres. Su redención no tendría como objeto librarlos del poder de Roma. Sus victorias no serían sobre enemigos políticos, sino sobre el pecado, expresadas en el poder del mundo, del diablo y de la 16
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carne. De acuerdo al pasaje de Isaías, el pecado empobrece, entristece, esclaviza, enceguece, oprime y roba toda esperanza al hombre. Pero, por otro lado, la obra del Mesías es evangelística, sanadora, libertadora y restauradora. Si el ministerio del Señor tuvo estas características restauradoras, también lo será la unción que reposa sobre aquellos que son enviados: producirán restauración y reconstrucción.
El Tabernáculo de David como Modelo “El Tabernáculo de David” es un prototipo de la Iglesia apostólica y del ministerio apostólico. Hoy, a través de la restauración de la Iglesia apostólica, Dios está restaurando el Tabernáculo de David en todo su esplendor. El Tabernáculo de David debe tener el espíritu de David. Esto se refiere al corazón y los sentimientos de Dios. ¿Qué enseña la Biblia sobre David? “Quitado este (Saúl), les levantó por rey a David, de quien dio testimonio diciendo: “He hallado a David hijo de Isaí, hombre conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero” (Hechos 13:22). El espíritu aquí es la naturaleza esencial de una persona o grupo. Una actitud o principio que inspira y expande el pensamiento, el sentimiento y la acción en liberación, valentía, justicia y adoración profética. A David se le denomina “el dulce cantor de Israel” (2Samuel 23:1). Cuando él tocaba a Saúl, este recibía alivio y refrigerio espiritual a sus tormentos. David podía ministrar con una fresca unción. El concepto de “Refrigerio” significa dar una nueva frescura, restaurar, y revivir algo. Es decir, la música que interpretaba David le traía a Saúl 17
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bienestar y alivio. David tocaba el arpa con gran ingenio y versatilidad en la interpretación. Era música ungida que hacía que el espíritu malo que atormentaba a Saúl se retirara de él. Por tanto, el espíritu de David es un espíritu de liberación (1 Samuel 16:23). David también fue un hombre valiente y audaz en batalla. El fue un hombre de guerra, y una persona prudente (1Sam.18:5). El vocablo “prudente” significa sabio al manejar asuntos prácticos, ejercitando buen juicio o sentido común. También quiere decir, cuidadoso de la conducta personal que presta atención a las circunstancias y sus potenciales consecuencias. David también era hermoso y de buen parecer. Era una persona atractiva, agradable, íntegra y gozaba del favor del Señor (1 Samuel 16:18). David como rey ejerció juicio y justicia sobre Israel. Fue imparcial y un hombre justo (2Samuel 8:15). David era un hombre que buscaba y adoraba a Dios. El amaba la presencia de Dios. El tenía temor de Dios, aún cuando era un guerrero. Obviamente, el Tabernáculo de David tendrá su espíritu. El fue su fundador y edificador. El mismo espíritu de David es el que veremos en la Iglesia de hoy. El profeta Amós dijo: “Después de esto volveré y reconstruiré el tabernáculo de David, que está caído. Reconstruiré sus ruinas y lo volveré a levantar” (Hechos 15:16; Amós 9:11). Amós profetizó que el Señor reconstruiría el Tabernáculo de David. El rey David levantó este tabernáculo y le dio a Israel un gran modelo de adoración. Recuerde que los apóstoles traen modelos a la iglesia. David es un prototipo del ministerio apostólico en el sentido que dejó para Israel 18
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un modelo de adoración. El Tabernáculo de David fue simplemente una tienda levantada en la cual el arca de Dios fue instalada. Alrededor de esta tienda estuvieron los músicos y cantores que alababan al Señor continuamente. A cargo de este ministerio de adoración continua puso a Asaf y a sus hermanos, para que sirviesen delante de Su presencia, e hicieran cada cosa en su día (1 Crónicas 16:37). Esta fue una adoración profética establecida por David. Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el servicio del tabernáculo a algunos de los hijos de Asaf: Hemán y Jedutún. Ellos profetizaban con arpas, liras y címbalos. La lista de los hombres que realizaban su servicio fue: De los hijos de Asaf: Zacur, José, Netanías y Asarela. Los hijos de Asaf estaban bajo la dirección de Asaf, quien profetizaba bajo la dirección del rey (1Crónicas 25: 1-2). La adoración profética incluye cántico nuevo, espontáneo y profético. Esto hace que los salmistas y ministradores fluyan proféticamente en la Casa del Señor. El tabernáculo de David provee una atmósfera para la manifestación gloriosa de la presencia de Dios. Esta presencia del Señor trae sanidades, milagros y liberación. El tabernáculo de David representa la verdadera adoración. Se trata de una adoración hecha en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Si esto se cumple, nuestra adoración tendrá una dimensión profética, porque el Espíritu Santo es también un Espíritu profético.
El Templo de Salomón, un modelo de continuidad David dejó un modelo para las futuras generaciones. El dejó un modelo de adoración que caería en ruinas y sería 19
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restaurando por reyes tales como Ezequías y Josías. David también dejó a su hijo Salomón el modelo para construir el templo. “David entregó a su hijo Salomón el diseño del pórtico, de sus edificios, de sus almacenes, de sus salas superiores, de sus cámaras interiores y del lugar del propiciatorio” (1 Crón. 28:11). También entregó el diseño de todo lo que tenía en mente para los atrios de la casa de Jehová; para todas las cámaras de alrededor; para los tesoros de la casa de Dios, para los almacenes de las cosas sagradas. El Templo de Salomón fue construido según el modelo que David entregó a su hijo. Las iglesias locales que no son construidas según el modelo celestial, no podrán contener la gloria que se derrama cuando son edificadas correctamente. Cuando Salomón acabó de construir; el Señor confirmó la obra, manifestando su presencia, esto está descrito en 2 Crónicas 5:14; 7:1-3. Siempre que la presencia de Dios se ha manifestado notoriamente, nadie ha podido permanecer indiferente. La razón: ¡Su presencia es irresistible! La Biblia dice que Dios respaldo el modelo de adoración cuando el rey Salomón, inauguró el templo. Una vez que el rey hizo su oración de dedicación, “descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa. Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová” (2ªCrónicas 7:1-2). Los sacerdotes no pudieron franquear la presencia divina que llenaba el lugar. La reacción del pueblo, que observó este fenómeno sobrenatural, fue con una actitud de postrada adoración. Nadie quedó indiferente ante tan 20
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sublime manifestación divina. “Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron, y alabaron a Jehová...” (2ªCrónicas 7:3). De este modo, las iglesias apostólicas tendrán la manifestación de la presencia de Dios, porque ellas son edificadas con la sabiduría apostólica, conforme al modelo celestial.
Ezequías, restaurador de la adoración davídica “Entonces el rey Ezequías y los dirigentes mandaron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y del vidente Asaf. Y ellos alabaron con grandes gozo, y se inclinaron y adoraron” (2 Crónicas 29:30). Ezequías fue un tipo del ministerio apostólico porque restauró la adoración davídica en Judá. El Tabernáculo de David había sido lo central en la adoración de Israel. Así, la dimensión apostólica produce la reconstrucción del “Tabernáculo de David, que estaba caído” (Amós 9:11). Este es el modelo del Señor para la adoración en la iglesia. Los apóstoles usan el modelo (planos) para edificar conforme a las especificaciones del Señor. La adoración incluye el “cántico nuevo”, es decir, canciones espontáneas y canciones proféticas (vea las siguientes referencias Salmos 33:3; 40:3; 96:1; 98:1; 144:9; 149:1; Isaías 42:10; Efesios 5:19; Colosenses 3:16; Apocalipsis 5:9; 14:3). El fluir profético en la Casa del Señor se derrama a 21
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través de los salmistas y del director de canto. El tabernáculo de David provee una atmósfera para que se manifieste la gloria de Dios. Esto es la manifestación de la presencia de Dios que traerá sanidades, milagros, liberación y las manifestaciones de los Dones espirituales. La restauración es parte intrínseca de la dimensión apostólica. Todas las cosas que la Iglesia ha perdido con el correr del tiempo serán restauradas. Apostólicamente hablando, estos son los tiempos de la restauración (Hechos 3:21). Los tiempos apostólicos son tiempos de restitución. La iglesia necesita la dimensión apostólica para ser capaz de reconstruir viejos lugares arruinados, para salir de la desolación y reparar las ciudades en ruinas. El resultado de la restauración del Tabernáculo de David permite que los gentiles puedan buscar al Señor (Hechos15:17). Las naciones serán despertadas cuando la verdadera adoración sea restaurada en la iglesia. Los pecadores serán atraídos hacia la iglesia. El profeta Amos, también profetizó que los santos poseerían el remanente de Edóm y todas las naciones paganas. Esta es una palabra profética, concerniente a poseer las naciones para el reino de Dios. Habla del avance del Reino. Todo lo dicho hasta aquí explica por qué el tabernáculo de David debe ser (y esta siendo) restaurado a través de la unción apostólica. Ezequías restauró la estructura de la casa de Dios. Cada vez que la casa de Dios pierde su estructura en la tierra, el Señor levantará ministerios apostólicos para restaurarla.
José y las generaciones futuras. “Pero Dios me ha enviado delante de vosotros para preservaros posteridad en la tierra, y para daros vida mediante una gran liberación” (Génesis 45:7). 22
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Estas son las palabras que José dijo a sus hermanos cuando los perdonó. El afirmó que había sido enviado por el Señor a Egipto, delante de su familia para asegurar la posteridad de ella sobre la tierra. Uno que es enviado asegura la posteridad. La posteridad tiene que ver con las futuras generaciones. El ministerio apostólico afecta a las futuras generaciones y detiene la destrucción. La dimensión apostólica produce vida espiritual que será afirmada de una generación a otra. Sin ser enviados, el mover de Dios cesará. José describe la salvación de su familia como una gran liberación. Como se mencionó anteriormente, la dimensión apostólica contiene dentro de sí una unción de liberación. Esto es la capacidad de liberar a aquellos que están contados para morir. Esta es una característica del ministerio de uno que es enviado. Cuando la iglesia pierde la dimensión apostólica pierde su posteridad. José libró a su familia en tiempos de hambre. Sin José, Israel habría muerto. Ellos fueron alimentados y preservados por José. La aplicación que hacemos de esto es: ¡El que es enviado alimenta y preserva a otros! Dios había enviado a José, delante de ellos; aunque José había sido vendido como esclavo por sus hermanos. Estas experiencias vividas fueron de gran dolor para José. La Biblia da a entender que lo afligieron con grilletes en sus pies, y en su cuello pusieron cadenas de hierro, hasta que se cumplió su palabra, y el dicho de Jehová lo aprobó. Entonces el rey mandó que lo soltaran; el soberano de los pueblos lo desató. Lo puso como señor de su casa y como gobernador de toda su posesión, para que disciplinara a su gusto a los grandes y a sus ancianos enseñasen sabiduría (Salmos 105:17-22). 23
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José fue hecho gobernador de Egipto. Recibió autoridad sobre las posesiones de Faraón. Así la dimensión apostólica contiene dentro de ella la capacidad para gobernar. Le da a la iglesia la sabiduría para gobernar sobre la tierra. LAS IGLESIAS APOSTOLICAS SON LUGARES DONDE LOS FUTUROS LÍDERES SON ENTRENADOS Y ENSEÑADOS EN SABIDURIA José también recibió autoridad del faraón para atar y desatar. La acción de “atar y desatar” es otra función de la unción apostólica. El vocablo “atar” significa arrestar, detener, entorpecer u obstruir. El atar es necesario para detener las obras de las tinieblas. La autoridad apostólica es necesaria para arrestar, para detener y obstruir a los poderes de las tinieblas que intentan estorbar el avance del Reino de Dios. Los demonios deben reconocer la autoridad de uno que es enviado. Cuando la iglesia recibe y camina en la dimensión apostólica, tendrá un incremento de la autoridad espiritual para atar y desatar. José también recibió la responsabilidad para enseñar la visión de una buena administración. La enseñanza es otra manifestación de la dimensión apostólica. Uno que es enviado imparte sabiduría a la iglesia para gobernar y administrar. Esta visión de administración y gobierno es necesaria que se manifieste en la iglesia local. Los gobernadores que dirigían con el Faraón tuvieron necesidad de la sabiduría para cumplir sus funciones de gobierno. Hoy, la dimensión apostólica es necesaria para enseñar sabiduría al liderazgo de la iglesia local. Las iglesias apostólicas son lugares donde nuestros futuros líderes son 24
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entrenados y enseñados en la sabiduría de Dios. Los dones de gobierno del ministerio quíntuple de Efesios 4:11 son entrenados y desarrollados mejor en una iglesia apostólica para un ministerio futuro. José fue en Egipto cabeza de su familia. El fue enviado para preparar el camino a su familia que vendría después a él. Había una gracia sobre su vida para afrontar las pruebas y sufrimientos por los que atravesó antes de alcanzar un lugar de autoridad.
Uzías, el buscador de Dios Muchos cristianos están familiarizados con ciertos aspectos del ministerio de los doce apóstoles, bajo la compasiva guía del Hijo de Dios. En efecto, la Palabra de Dios identifica a los apóstoles como precursores – aquellos que van primero- en el reino de Dios (vea 1 Corintios 12:28). Quien sea el primero tendrá que ser ejemplo para los otros que le seguirán. Un apóstol es un pionero. Un pionero es definido como una persona que originó algo o sirve como modelo. Viene de la palabra griega “Arquegon” (traducida autor. Hebreos 2:10 dice: “perfeccionase al autor de la salvación de ellos”. Este vocablo significa primeramente uno que acaudilla, o que provee la primera ocasión de cualquier empresa (W.E. Vine). Es decir, aquel que encabeza o es jefe, el que comienza algo para que otros puedan tener acceso a ello. Es el que abre la huella para que otros la sigan. Equivale a un pionero. William Barclay ilustra esta palabra con la siguiente analogía: Supongamos que un barco se halla encallado y la única manera de rescatar a la tripulación es que alguien nade hacia la costa con una cuerda, a fin de que una vez 25
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asegurada ésta, los demás puedan seguirlo. El que nadó primero sería el arquegos de la salvación de los demás. Esta es la imagen que Hebreos nos sugiere al decir que Jesús es el arquegos de nuestra salvación. Jesús es el pionero que nos abrió el camino hacia Dios, a quien debemos seguir.1 De esta forma, el ministerio apostólico es pionero; es un ministerio que pone fundamento. Un ejemplo de este tipo de ministerio puede encontrarse en la vida de Uzías. Lo que el rey Uzías logró realizar durante su reinado fue extraordinario y emocionante, por decir lo menos. La clave de su éxito fue buscar al Señor. Uzías “persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó” (2 Crónicas 26:5). Uzías es un ejemplo de alguien que prosperó como resultado de buscar al Señor. Su vida es un ejemplo para nosotros. Los apóstoles y el pueblo apostólico deben darse a la oración (Hechos 6:1-7). Aquellos que buscan a Dios conocerán grandes resultados en el ministerio. La vida de Uzías es un tipo del ministerio apostólico que prospera por buscar a Dios. Uzías sale a la guerra: “Y salió y combatió contra los filisteos, y abrió brecha en el muro de Gat, en el muro de Jabnia y el muro de Asdod. Y edificó ciudades en Asdod y entre los filisteos” (2 Crónicas 26:6) Uzías salió e hizo guerra contra los filisteos. El 1
William Barclay, Comentarios al Nuevo Testamento, “Hebreos”. Pág. 32.
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ministerio apostólico es un ministerio de guerra. Los principados y potestades que se encuentran sobre ciudades y naciones deben ser atacados y derrotados por hombres de autoridad. Los apóstoles tienen la capacidad para salir y hacer guerra contra el enemigo. Uzías fue un rey de Judá, temeroso de Dios, que ejerció su autoridad contra el enemigo. La búsqueda de Dios libera la autoridad y la unción para la guerra. Derribando Murallas Las murallas representan las barreras que separan la verdad del evangelio. Las murallas separan y dividen. Necesitamos derribar las murallas de la tradición, la religión, los perjuicios y el racismo. Cuando las murallas son construidas en una ciudad, significa que mantienen fuera a las fuerzas invasoras. Uzías derribó las murallas de Gat, Jabneh y Asdod, ciudades filisteas. El tuvo la osadía de entrar y someter a estas ciudades después de derribar sus murallas. Satanás y sus principados construyen murallas alrededor de las ciudades con el propósito de mantener en esclavitud a la gente y alejarlas de la verdad. Como Jericó, muchas ciudades están cerradas y el pueblo esta amurallado. El ministerio apostólico tiene la capacidad para derribar esas murallas e invadir las fortalezas del enemigo. El resultado es la salvación de multitudes y la fundación de iglesias fuertes y neotestamentarias. Uzías no solamente derribó, sino que también edifico. La construcción de ciudades en territorio Filisteo, es un tipo de la construcción de iglesias en medio del campo enemigo.
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Asistencia sobrenatural El Señor ayudó a Uzías contra sus enemigos. Le ayudó contra los filisteos, contra los árabes que habitaban en Gurbaal y contra los amonitas (2 Crónicas 26:7). La ayuda y asistencia sobrenatural acompañan al verdadero ministerio apostólico. El Señor pone a disposición su ejército de ángeles para asistir a Su ungido contra el enemigo. De igual manera los apóstoles reciben la capacidad para superar aún la mayor oposición. Con la asistencia sobrenatural a favor de uno que es enviado, se puede vencer y derrotar cualquier problema por más fuerte u organizado que esté el enemigo. Esta fue una clave para el éxito de Uzías contra sus enemigos. La búsqueda de Dios desata la ayuda y asistencia sobrenatural del Señor contra el enemigo. Atrayendo riqueza Los amonitas dieron tributo a Uzías, y su nombre se difundió hasta la entrada de Egipto, porque se había hecho poderoso en extremo (2 Crónicas 26: 8) El tributo es una suma establecida u otra consideración de valor pagada por un dignatario o estado a otro en reconocimiento del sometimiento o como una dote de paz. La riqueza es desatada cuando el enemigo es derrotado y subyugado. Hay botines (bienes) que son capturados una vez que el enemigo es derrotado. Jesús habló acerca de saquear la casa del hombre fuerte después que éste sea atado (Ver Mateo 12:29). El ministerio apostólico saqueará los bienes del enemigo y traerá las riquezas al Reino. Como resultado de la creciente riqueza, Uzías tuvo renombre en el extranjero, y él se fortaleció en 28
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sobremanera. En medio de la guerra, el ministerio apostólico crecerá aun más fuerte. En medio de la oposición, crecerá fuertemente. La iglesia en el libro de los Hechos creció más y más a pesar de la persecución y oposición. Fortaleciendo las puertas “Uzías también edificó torres de Jerusalén, junto a la puerta de la Esquina, junto a la puerta del Valle y junto al ángulo, y las fortificó” (2 Crónicas 26:9). Los apóstoles son guardianes de las puertas. Ellos guardan los puntos de entrada a la ciudad. Quien controle las puertas controlará la entrada y la salida de la ciudad. Uzías construyó torres sobre las puertas para colocar soldados y vigilantes que guarden y protejan las puertas de Jerusalén. Los apóstoles fortalecieron las puertas de la Iglesia en defensa contra otros ataques. Nuestras puertas deben ser fortificadas contra los ataques de Satanás. Construyendo y excavando “También edificó torres en el desierto y cavó muchos pozos, porque tenía muchos ganados, tanto en la Sefela como en la costa. Tuvo también agricultores y viñadores en la región montañosa y en los campos fértiles, porque era amante de la agricultura” (2 Crónicas 26:10). Los apóstoles tuvieron la habilidad para construir en lugares desiertos. Los lugares desiertos representan lugares secos en el Espíritu. Hay muchas ciudades y naciones que están espiritualmente secas; no fluye el Espíritu. Les hace falta una predicación y enseñanza fresca. 29
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Uzías excavó muchos pozos. Esta es una fortaleza del ministerio apostólico: la habilidad para excavar pozos en lugares de pericia para saber dónde y cómo excavar pozos en lugares secos. No se trata de una excavación desordenada. Se necesita de pericia para saber dónde y cómo excavar pozos. Las iglesias establecidas a través del ministerio apostólico llegaran a ser pozos en lugares secos. Ellos serán puntos de refresco en medio de los lugares secos de la religión y la tradición. Observe que Uzías tuvo grandes manadas, pero también tuvo la capacidad para mantener esas manadas. El ministerio apostólico proveerá sustento para un gran número de gente. No será extraño ver grandes rebaños en estos días cuando el Señor levante el ministerio apostólico. Agricultura La Biblia dice que Uzías era “amigo de la agricultura”, eso significa que amaba la tierra. Los cuatro componentes importantes de la actividad agrícola son: arar, sembrar, podar y cosechar. Los apóstoles saben cómo arar la tierra a través de su predicación y enseñanza. Ellos son capaces de arar aún en contra de la tradición y de cualquier cosa contraria a fin de preparar la buena tierra del corazón de los hombres. Ellos siembran la Palabra en el corazón de los hombres. Una vez que la tierra ha sido preparada, la Palabra puede ser sembrada dentro del corazón. Una vez que la Palabra es sembrada, traerá abundante fruto. Después de arar y sembrar viene la poda. La poda es necesaria para asegurar la salud de la planta. El vocablo “podar” quiere decir quitar o limpiar de cualquier cosa superflua o indeseable. La poda es reprender 30
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y corregir. Esto es desagradable pero es una parte necesaria dentro de la agricultura. Aplicado a la acción apostólica, los apóstoles reprenden y corrigen. Su predicación elimina los rasgos indeseables en el pueblo de Dios. Después de la poda, la vid trae abundante fruto. Este es tiempo de cosecha. La cosecha viene después de arar; sembrar y podar. El ministerio apostólico tipificado por Uzías consiste en: arar, sembrar; podar y cosechar. El ejército de Dios Uzías mantuvo un ejército entrenado para la batalla, que salía a la campaña por divisiones (2 Crónicas 26:11). El ministerio apostólico atrae a hombres de pelea. Recuerde que este es un ministerio de guerra. El Señor está levantando un ejército, y los apóstoles tienen la capacidad de reclutar, convocar y entrenar gente para la guerra. No solo entrenan a los guerreros sino también a capitanes (liderazgo) para estar sobre el ejército de Dios. Estos poderosos guerreros serán fuertes y valerosos con la capacidad para hacer la guerra y ayudar a sus lideres a marchar contra el enemigo (vea 2 Crónicas 26:15). Ellos hacen posible que el ministerio apostólico edifique luego de vencer a los principados y potestades, quebrantando toda oposición espiritual. Uzías preparó para todo el ejercito escudos, lanzas, cascos, yelmos, arcos y hondas para tirar piedras (2 Crónicas 26:14). Uzías convocó, entrenó y equipó su ejército para derrotar al enemigo. El ministerio apostólico, de igual modo equipa a los santos para la pelea. Los apóstoles entrenan a los santos para usar las armas de la guerra, incluyendo la Palabra, la oración, el ayuno, la liberación, y el atar y desatar. 31
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El apóstol Pablo dice que “nuestras armas no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas” (2 Cor. 10:4). Uzías preparo a su ejército. El preparó las armas para sus soldados. Los apóstoles deben preparar las armas para el ejercito de Dios a través de la enseñanza a fin de que el pueblo de Dios se ponga y use las armas espirituales que El ha provisto. Estrategias Divinas En Jerusalén hizo máquinas ingeniosamente diseñadas por técnicos, para que estuviesen en las torres y en las esquinas, a fin de lanzar dardos y grandes piedras. Su fama se difundió muy lejos, porque halló ayuda de manera sorprendente, hasta que se hizo fuerte (2 Crónicas 26:15). Uzías fue un pionero en el campo de la guerra, innovando nuevos métodos para enfrentar al enemigo. Esto también es una verdad en lo concerniente al ministerio apostólico. Como ya hemos visto los apóstoles tienen una unción pionera. Ellos harán cosas que otros nunca han hecho, aventurándose en campos donde otros no han ido. Aunque nosotros hemos atendido numerosos seminarios y hemos oído muchas enseñanzas sobre guerra espiritual, hay todavía mucho que aprender. Aun ahora hay estrategias divinas de los cielos que están siendo desatadas. El Señor está revelando nuevas formas para derrotar al enemigo. Los apóstoles penetrarán en esta revelación y la entregarán a la Iglesia a través de la predicación y la enseñanza. El peligro del Orgullo “Más cuando ya era fuerte, su corazón se enalteció para su ruina” (2 Crónicas 26:16). Este versículo revela una de las principales armas que el 32
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enemigo levantará para detener con fuerza al ministerio apostólico: el orgullo. Los apóstoles son susceptibles al espíritu de orgullo. Cualquier ministro que logra mucho está en peligro de “enorgullecerse”. Esta fue la caída de Uzías. Cuando su nombre fue engrandecido, el orgullo hizo presa de él y “se rebeló contra Jehová su Dios, entrando en el templo de Jehová para quemar incienso en el altar del incienso” (2 Cron. 26:16). Es decir, en su arrogancia entró en las arenas del sacerdocio, que no le era permitido ejercer sin ser sacerdote. La lección para nosotros es que el orgullo fue su debilidad y su caída. Los apóstoles deben caminar en humildad y evitar caer en la trampa del orgullo. Uzías llegó a ser un leproso y fue cortado de la casa del Señor. Los apóstoles deben guardarse del orgullo y la presunción. El orgullo viene antes de la destrucción (vea Proverbios 16:18). El texto dice: “Con la poderosa ayuda de Dios, Uzías llegó a ser muy poderoso y su fama se extendió hasta muy lejos” (2Cron.26:15). Es difícil ser una persona maravillosamente dotada y poderosa y no ser tentado por el orgullo. Pero, si los pastores reconocen y recuerdan que sus dones vienen por la gracia de Dios pueden escapar de la trampa del orgullo. Los apóstoles deben darle a Dios toda la gloria y deben humillarse a si mismos bajo la poderosa mano de Dios para ser preservados. Dios ha prometido que cuando nos humillemos a nosotros mismos “bajo la poderosa manos de Dios, El nos exaltará cuando fuere tiempo” (1Pedro 5:6). Yo creo que este es el tiempo de Dios para exaltar a Su Iglesia. El está levantando a Sus apóstoles para lograr éste propósito. Humillémonos a nosotros mismos y caminemos con un entendimiento renovado y apropiémonos de la dimensión apostólica, como El nos ha llamado a hacer. 33
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REEDIFICADORES DE LA CASA DE DIOS Apóstol, Rony Chaves
I. Nehemías y la Reconstrucción de Jerusalén. “Palabras de Nehemías hijo de Hacalías. Aconteció en el mes de Quisleu, en el año veinte, estando yo en Susa, capital del reino, que vino Hanani, uno de mis hermanos, con algunos varones de Judá, y les pregunté por los judíos que habían escapado, que habían quedado de la cautividad y por Jerusalén. Y me dijeron: El remanente, los que quedaron de la cautividad, allí en la provincia, están en mal y afrenta, el muro de Jerusalén derribado, y sus puertas quemadas a fuego. Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné delante del Dios de los cielos” (Nehemías 1:1-4). No hay llamado sin carga
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ada vez que Dios llama a un hombre para que cumpla una misión específica en Su Reino, éste viene acompañado de una gran carga por la situación difícil de Su pueblo. Esto nos dice el pasaje donde Nehemías recibe las tristes noticias que afectaban a los judíos en Jerusalén. El se encontraba a cientos de kilómetros lejos de Jerusalén. Pero, 35
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las noticias que recibió quebrantaron su corazón y buscó a Dios por una solución concreta. ¡Eso es carga espiritual! Un ejemplo similar de carga lo hallamos en el llamamiento de Moisés. Cuando Jehová se le apareció en la zarza le dijo que Él había mirado la aflicción de Su pueblo y que había determinado liberarlos de la esclavitud egipcia: “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores, pues he conocido sus angustias y he descendido para librarlos de mano de los egipcios...” (Éxodo 3:7-8ª). El ministerio de Moisés, la comisión recibida y el envío fueron el resultado de la carga divina por Israel. Todo ministerio nace por un llamado de Dios. El es quien llama, él es quien envía, el que comisiona y equipa al ungido. “El clamor pues de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel” (Éxodo 3:9-10) En el caso de Nehemías, su llamado surge por la carga que Dios puso sobre él debido a la condición lamentable en que se encontraba la ciudad Jerusalén y sus habitantes. Nehemías, al enterarse de la condición que atravesaban los judíos de Jerusalén, a través de las noticias que sus amigos le trajeron, Dios le puso esta carga por la ciudad de los sepulcros de sus padres. Nehemías cumplía la función de copero del rey Artajerjes. 36
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Si hay carga y llamado, también hay ayuno y oración La oración implica búsqueda y dependencia de Dios. La oración es sinónimo de humillación y reconocimiento de la Divinidad y Majestad de Jehová. Todo llamado genuino del cielo procede del clamor de alguien, que es llamado y enviado como respuesta a ese clamor. El ayuno es sinónimo de rendición total, postración absoluta y espera confiada en que Dios mueva su mano. El ayuno habla de búsqueda espiritual, de aflicción y carga por personas y pueblos. Es el reposo confiado en que el Señor resolverá según Su voluntad cada situación planteada. En este caso, Nehemías ayunó y oró, con dolor y humillación ante Jehová por la condición de Jerusalén. “Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos” (Nehemías 1:14). Todo proceso de reconstrucción o restauración entre el pueblo de Dios, lo inicia Dios y se mueve a través de la oración y el ayuno.
La confesión y el arrepentimiento son necesarios en la restauración de la ciudad de Dios Nehemías, al escuchar las noticias de Jerusalén, comprendió que este lamentable estado solo era posible porque Israel había pecado y transgredido sin temor la Palabra del Señor. El sabía que la prosperidad, en la mayoría de los casos, era sinónimo de estar bien con Dios. Y por el contrario, su condición obedecía a problemas espirituales. 37
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Nehemías sabía que mientras el pecado no fuese confesado por Israel, el juicio divino no se detendría en la santa ciudad. Él apresuró los pasos para clamar por Israel y por Jerusalén. La oración de perdón identificativo es necesaria para libertar ciudades. Es común ver a los grandes líderes de Israel en los días del antiguo Testamento, asumir la responsabilidad del pecado de la nación. Eso significa que el verdadero intercesor no acusa ni juzga; toma el lugar del pecador y de la ciudad transgresora. Vemos en la Biblia a hombres santos como Moisés, Daniel, Esdras y el mismo Nehemías orar a Jehová la oración identificativa por el pecado de sus antepasados. Esta oración de confesión de pecados actuales o ancestrales de una nación tiene un efecto positivo e impresionantemente fuerte a favor de la liberación de gentes y territorios bajo miseria económica y espiritual. “Y dije: Te ruego Jehová, Dios de los cielos, fuerte, grande y temible, que guarda el pacto y la misericordia a los que aman y guardan sus mandamientos; esté atento ahora tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que hago ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel, tus siervos. Confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti, yo y la casa de mi padre hemos pecado. En extremo nos hemos corrompido contra ti, y no hemos guardado los mandamientos, estatutos y preceptos que diste a Moisés, tu siervo” (Nehemías 1:5-7). Nehemías había identificado bien la causa de la pobreza y aflicción de Judá y Jerusalén; esta era el pecado nacional. Pero, Nehemías sabía que Jehová era misericordioso y 38
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perdonador. La humillación, la confesión y el arrepentimiento eran la clave para la restauración de la nación. Por eso Nehemías se humilló, ayunó, oró y lloró, confesando el pecado de Israel ante Jehová. La oración de perdón identificativo dio resultado y el Señor movió su mano a favor de Nehemías y de la reconstrucción de la ciudad. “Acuérdate de la palabra que diste a Moisés tu siervo, diciendo: Si vosotros pecareis, yo os dispersaré por los pueblos, pero si os volviereis a mí, y guardareis mis mandamientos y los pusiereis por obra, aunque vuestra dispersión fuere hasta el extremo de los cielos, de allí os recogeré y os traeré al lugar que escogí para hacer habitar allí mi nombre. Ellos pues, son tus siervos y tu pueblo, los cuales redimiste con gran poder, y con tu mano poderosa. Te ruego oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre, concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.” (Nehemías 1:8-11). Nehemías se humilló delante de Dios. Él tuvo una carga por la ciudad y el pueblo de Jerusalén. Pero, su mayor anhelo era «reverenciar el nombre de Jehová». Todo genuino llamado se dirige a servir a Dios entre los hombres, pero la prioridad del ministerio es honrar a Jehová y exaltar Su Santo Nombre. Nehemías dejó entrever su tristeza ante el rey Artajerjes, quien después de interrogarle y conocer el por qué de su aflicción le otorgó el permiso para ir a restaurar la ciudad de Jerusalén. “Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de 39
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mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos y dije al rey: Si le place al rey y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres y la reedificaré. Entonces el rey me dijo (y la reina estaba sentada junto a él): ¿Cuánto durará el viaje, y cuándo volverás? Y agradó al rey enviarme, después de que yo le señalé el tiempo». (Nehemías 2:3-6). ¡La oración inició el proceso de reconstrucción!
II. Nehemías: Un Apóstol para Israel. “Además dije al rey: Si le place al rey que me den cartas para los gobernadores al otro lado del río para que me franqueen el paso hasta que llegue a Judá; y la carta para Asaf, guarda del bosque del rey, para que me dé madera para enmaderar las puertas del palacio de la casa y para el muro de la ciudad, y la casa en que yo estaré. Y me lo concedió el rey, según la benéfica mano de Dios sobre mí”. (Nehemías 2:7-8). Los Tipos Apostólicos. El Antiguo Testamento es una sombra del Nuevo. De ahí que esta sombra nos permite extraer algunos modelos apostólicos. Algunos líderes de Israel pueden ser considerados tipos de apóstoles. En ellos podemos ver la función apostólica en operación, y esto nos da una idea clara de cómo debe ser una genuina labor de un apóstol en la Iglesia actual. Moisés, Josué, Salomón y Nehemías entre otros, son prototipos apostólicos clásicos. El llamado de Nehemías procede de Dios y es avalado por el rey Artajerjes, la máxima autoridad del Imperio Persa. 40
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Hagamos la siguiente aplicación al ministerio apostólico: El rey podría tipificar a Cristo, nuestro rey. Nehemías fue enviado por el rey (apóstol significa enviado) para una tarea de reconstrucción. Entonces, los apóstoles son reconstructores. Los ministros apostólicos de este tiempo operan bajo la unción de la reedificación. Ellos son restauradores y reedificadores de la ciudad de Dios.
Los apóstoles tienen la autoridad del Rey Nehemías fue enviado por el rey Artajerjes a la tarea de reedificar Jerusalén. El fue un enviado (apóstol) con autoridad real. “Vine a los gobernadores del otro lado del río, y les di las cartas del rey. Y el rey envió conmigo capitanes del ejército y gente de a caballo.” (Nehemías 2:9). En el proceso de la actual “Reforma Apostólica” en que el Espíritu Santo nos ha introducido hoy, el oficio de los apóstoles es necesario. Los apóstoles son reconstructores oficiales del Rey. Ellos tienen la carga de Dios en sus espíritus. Esta los mueve a orar por la restauración de la ciudad de Dios. Los apóstoles disciernen la condición paupérrima del Cuerpo de Cristo con respecto a los temas de: revelación, poder y prosperidad de Dios. Los apóstoles son ministros emergentes dados a la Iglesia para reconstruir sus murallas. Los apóstoles tienen oposición siempre. La tarea apostólica es divina, pero confrontativa. La labor de un apóstol con autoridad del Reino de Dios confronta autoridades humanistas y carentes de autoridad real. En la oposición presentada contra Nehemías vemos un 41
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vislumbre de esto: “Pero oyéndolo Sanbalat horonita y Tobías el siervo amonita, les disgustó en extremo que viniese alguno para procurar el bien de los hijos de Israel» (Nehemías 2:10). Sanbalat y Tobías son tipos clásicos de los espíritus antiapostólicos que se oponen a la tarea de los reconstructores del Reino de Dios. Ellos representan al espíritu de Satanás que opera en individuos que viven en la ciudad de Dios, pero que no son judíos verdaderos. Sanbalat y Tobías eran: Anti-edificadores. Opositores al plan de restauración de la ciudad. Burladores de la autoridad legítima. Ignorantes y menospreciadores de las cartas y de la autoridad del rey. Anti-enviados del rey. Opositores de la reconstrucción de Jerusalén. Enemigos del bien del pueblo de Dios. Ellos eran anti Nehemías, eran antiapostólicos. Nehemías: Un Enviado Planificador. Nehemías como figura de un buen apóstol, planeó su trabajo de reconstrucción. Su labor sería corporativa, del pueblo, de las familias y de los líderes en unidad. Recordemos que un apóstol genuino y maduro tiene una visión clara y trabaja corporativamente en busca de la unidad del Cuerpo de Cristo. Después de recorrer los muros de la ciudad guardando silencio del plan de reconstrucción, él determinó que había llegado la hora de comenzar. 42
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“Y subí de noche por el torrente y observé el muro, y di la vuelta por la puerta del valle, y me volví. Y no sabían los oficiales a dónde yo había ido, ni qué había hecho, ni hasta entonces lo había declarado yo a los judíos y sacerdotes, ni a los nobles y oficiales, ni a los demás que hacían la obra. Les dije pues: Vosotros veis el mal en que estamos, que Jerusalén está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego, venid y edifiquemos el muro a Jerusalén, y no estemos más en oprobio. Entonces les declaré como la mano de mi Dios había sido buena sobre mí, y así mismo las palabras que el rey me había dicho. Y dijeron: Levantémonos y edifiquemos. Así esforzaron sus manos para bien. (Nehemías 2:15-18).
Más oposición Los apóstoles movilizan al pueblo a la visión de reconstrucción de la ciudad. Los apóstoles son motivadores; ellos animan al pueblo hacia el destino profético en el plan de Dios. Pero esta motivación en el pueblo de Dios, levanta aún más a los enemigos de la restauración. La Biblia dice: “Pero cuando lo oyeron Sambalat horonita, Tobías el siervo amonita, Gesén el árabe, hicieron escarnio de nosotros, y nos despreciaron diciendo: „¿Qué es esto que hacéis vosotros? ¿Os rebeláis contra el rey? (Nehemías 2:19). La respuesta del enviado apostólico no se dejó esperar: “Y en respuesta les dije: „El Dios de los cielos, él nos prosperará, y nosotros sus siervos, nos levantaremos y edificaremos, porque vosotros no tenéis parte ni derecho ni memoria en Jerusalén.‟” (Nehemías 2:20).
III.- La Restauración de los Muros de Jerusalén “Entonces se levantó el sumo sacerdote Eliasib con sus 43
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hermanos los sacerdotes, y edificaron la puerta de las Ovejas. Ellos arreglaron y levantaron sus puertas hasta la torre de Hamea y edificaron la torre de Hananeel. Junto a ellos edificaron los varones de Jericó, y luego edificó.” (Nehemías 3:1-2). No todos los hombres tienen la habilidad de unir pueblos y líderes. El oficio del apóstol está dotado de esta gracia por Dios. Nehemías, tipo apostólico, nos muestra la operación del Espíritu para unir el liderazgo de un territorio o ciudad. Es obvio que la “Estrategia Apostólica” es la Reconstrucción en “Unidad”. Nehemías motivó a los judíos y a su liderazgo para reconstruir las murallas por tramos y por familias. Su llamado y ministerio unió a todos, desde el sumo sacerdote, los sacerdotes, los levitas, los príncipes y hasta el pueblo para reconstruir. El liderazgo autorizado de Nehemías involucró a todos. A los gobernadores, a los plateros y a los perfumeros. La tarea restaurativa de las murallas por los líderes de familias en Jerusalén nos da un vislumbre de lo que será reedificado en la Iglesia del cual la ciudad era símbolo. El poder de Nehemías, un apostolado figurado, provocaría un trabajo en unidad del liderazgo. Así también, el ministerio apostólico traerá restauración en diversas áreas del ministerio de la Iglesia. Las puertas que fueron restauradas hablan de esas verdades o áreas del trabajo de la Iglesia, que serán restablecidas con el mover y la unción apostólica en este tiempo final. Veamos las distintas puertas que fueron restauradas descritas en el capítulo 3 del libro de Nehemías, y hagamos 44
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una verdadera aplicación espiritual, de lo que el ministerio apostólico restaura: LAS PUERTAS DE JERUSALEN
UNA APLICACIÓN A LA IGLESIA
1. La Puerta de las Ovejas.
Nos habla de pastorear, alimentar y cuidar el rebaño de Dios.
2. La Puerta del Pescado.
Nos habla del Evangelismo. La Iglesia debe realizar evangelismo como una de sus principales funciones.
3. La Puerta Vieja.
Nos habla de Restauración de dones y ministerios que en otro tiempo sirvieron al Señor.
4. La Puerta del Valle.
Nos habla de la Humildad. El carácter humilde ennoblece al hombre de Dios. Jesús dijo: “Aprended de mi que soy manso y humilde de corazón” (Mateo 11:29).
5. La Puerta del Muladar.
Nos habla de mantener limpia la iglesia. El llamado es a santificar nuestras vidas. Vivir la santidad que Dios nos exige: “Sin santidad nadie verá al Señor” (Heb.12:14).
6. La Puerta de los Caballos.
Nos habla del Dominio Propio del creyente. ¡Quien no es capaz de dominar su propio temperamento no puede servir con eficacia al reino de Dios!
7. La Puerta de la Fuente.
Nos habla del Espíritu Santo, de sus dones y el fruto. La vida en el Espíritu es la fuerza espiritual que respalda la acción y servicio de la iglesia.
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Edificando Modelos Apostólicos y Proféticos 8. La Puerta de las Aguas.
Nos habla de la Palabra de Dios (Jn.4:1014). Pablo dice: “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros” (Col.3:16).
9. La Puerta del Juicio.
Nos habla del Trono de Juicio de Cristo. Todos debemos presentarnos ante el tribunal de Cristo (2Cor.5:10).
10. La Puerta Oriental.
Nos habla del Retorno de Cristo (Ez.43:12). Esta es la esperanza que mantiene viva a la iglesia.
11. La Puerta del Sumo sacerdote.
Nos habla de la adoración. Dios el Padre anda buscando verdaderos adoradores que le adoren es espíritu y en verdad (Jn.4:23-24).
El poder apostólico trae restauración del trabajo de reconstrucción de los muros. Estos muros son obviamente la protección contra el enemigo. Las murallas de Jerusalén resguardaban la ciudad y a sus habitantes de los ladrones, de los saqueadores y homicidas. Los muros y puertas quemadas implicaban desprotección, falta de control y pérdida de autoridad. Era en las puertas donde los ancianos de Israel se ubicaban para juzgar quien entraba o salía. Desde allí se ejercía autoridad y control económico, militar y migratorio. Los muros y puertas quemadas eran indicio de una verdad natural: Jerusalén no tenía cobertura y estaba expuesta al ataque de sus enemigos. Pero, también establecía una verdad espiritual: Jerusalén quedaba abierta a la penetración espiritual de sus adversarios. Esto solo nos muestra la desprotección en que queda el pueblo de Dios si sus muros están destruidos y sus puertas quemadas. 46
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Estos muros son espiritualmente hablando los ministerios de intercesión en unidad. Las murallas de la ciudad representan al Ministerio de la oración intercesora de la Iglesia. Si la oración no está levantada, el enemigo, es decir los demonios, entran y saquean la ciudad. El poder apostólico y profético que Dios está levantando en el Cuerpo de Cristo, está desatando la unción guerrera. Esta es la constructora de la muralla de oración que necesitamos contra los poderes demoníacos. Dios dijo que él sería nuestro muro de protección, y esto se cumple a través del levantamiento del espíritu de oración y de intercesión en la Iglesia. Los apóstoles y profetas son edificadores de la oración y del ministerio de Intercesión en la Casa de Dios. “Y yo seré para ella, dice Jehová, muro de fuego en derredor y para gloria estaré en medio de ella” (Zacarías 2:5).
La Oración: Bastión en la Edificación. “Oye, oh Dios nuestro, que somos objeto de su menosprecio, y vuelve el baldón de ellos sobre su cabeza y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad, ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se airaron contra los que edificaban. (Nehemías 4:4-5). La restauración por tramos y familias de los muros de Jerusalén, enfureció a Sambalat y Tobías. Ellos hicieron escarnio de los judíos edificadores, pero estos oraron a Dios y continuaron su labor. “Edificaron, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de la altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.” (Nehemías 4:6). Satanás sabe cuándo es un buen momento para atacar el 47
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proceso avanzado de edificación. Por eso la unción apostólica tipificada en el liderazgo de Nehemías, operó para levantar el ánimo, para traer estrategias de batalla ante el ataque enemigo. “Pero aconteció que oyendo Sambalat y Tobías, y los árabes, los amonitas y los de Asdod, que los muros de Jerusalén eran reparados, porque ya los portillos comenzaban a ser cerrados, se encolerizaron mucho; y conspiraron todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.” (Nehemías 4:7-8). Ante los ataques del enemigo, la respuesta es velar y orar. Poner guardias. La oración ferviente y continua es el arma contra el espíritu opositor en tiempos de reedificación. “Entonces oramos a nuestro Dios, y por causa de ellos, pusimos guarda contra ellos de día y de noche.” (Nehemías 4:9). El ataque debilitó a los acarreadores y los otros judíos desanimaban con palabras negativas de derrota total. La estrategia divina le vino a Nehemías. Su labor apostólica consistió en repartir el trabajo de la reedificación y en distribuir la tarea de defensa de la construcción. La labor de los apóstoles será semejante a la de Nehemías. Ellos deben repartir el trabajo de reedificación y organizar la tarea de defensa a través de una intercesión efectiva. “Entonces por las partes bajas del lugar, detrás del muro, y en los sitios abiertos, puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos.” (Nehemías 4:13). En esta enorme tarea de reconstrucción de Nehemías, a la cual definimos como tarea misionera o apostólica, notamos características importantísimas que anuncian simbólicamente lo que vendrá a la Iglesia en esta Hora de la Reforma Apostólica. Los apóstoles están siendo liberados a 48
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trabajar en el Cuerpo de Cristo con poderes de organización. Estas características que definen a un Apóstol-Edificador podemos resumirlas de la siguiente manera: 1. Tienen poderes de organización para edificación.
2. Infunden ánimo en la batalla.
3. Establecen estrategias de 4. Son constructores. defensa en la guerra. 5. Son restauradores.
6. Son reedificadores.
7. Son visionarios.
8. Son siervos de unidad.
9. Trabajan corporativamente.
10. Tienen experiencias profundas con Dios.
11. Son llamados y enviados por Jehová.
12. Son proféticos y operan por el Espíritu.
13. Introducen el mover profético en la ciudad.
14. Traen cambios y reformas a la nación.
15. Destruyen la oposición y a los adversarios.
16. Traen la visión del Señor al pueblo.
Lo Profético en la Reedificación. Los libros de restauración nos presentan una verdad clara: ¡En la restauración son necesarios los apóstoles, pero también son importantes los profetas! Nehemías, ha sido presentado como un modelo apostólico. Pero es él mismo, el que nos despierta a una realidad: “En medio de la reconstrucción necesitamos dirección profética”. “Desde aquel día la mitad de mis siervos trabajaban en la obra, y la otra mitad tenía lanzas, escudos, arcos y corazas; y detrás de ellos estaban los jefes de toda la casa 49
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de Judá. Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada. Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así edificaba; y el que tocaba trompeta estaba junto a mí. Y dije a los nobles, y a los oficiales y al resto del pueblo: La obra es grande y extensa, y nosotros estamos apartados en el muro, lejos unos de otros. En el lugar donde oyereis el sonido de la trompeta, reuníos allí con nosotros, nuestro Dios peleará por nosotros.” (Nehemías 4:16-20). En la ardua tarea de reedificación, todo el pueblo estaba entregado y alerta. La voz profética simbolizada en el sonido de las trompetas era su gran defensa. En la tarea de esta Nueva Generación; los apóstoles y profetas son necesarios para llevarnos al final de la reconstrucción.
IV. Las Reformas de Reconstrucción. “Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos sus lugares para traerlos a Jerusalén para hacer la dedicación y la fiesta con alabanza y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras... y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas y el muro... y sacrificaron aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento, se alegraron también las mujeres y los niños; y el alboroto de Jerusalén fue oído de lejos.” (Nehemías 12:27, 30, 43). Nehemías fue gobernador de Jerusalén por dos años, por orden del rey Artajerjes. En ese período enfrentó a los árabes, a los amonitas y a los horonitas. Ellos tramaron su destrucción, pero el Señor siempre le liberó de todo plan para destruirle. 50
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Los profetas de Judá se vendieron a los enemigos de Nehemías para amedrentarle con profecías falsas. La prudencia, la madurez y el discernimiento propio de un líder maduro (y apostólico) libraron a Nehemías del fracaso. La labor de Nehemías, representativa del apóstol del Nuevo Testamento, trajo para Israel algunas reformas y un proceso de restauración nacional. Nehemías pudo cumplir los siguientes objetivos y tareas: 1. Ayudó a restaurar la identidad nacional en Judá. 2. Restauró los oficios y ministerios de sacerdotes y levitas que habían sido menospreciados. 3. Devolvió a los levitas su posición, sus ofrendas y sustento como en los días de Salomón. 4. Trajo restauración en la administración de las cosas sagradas del santuario. 5. Trajo prosperidad al sacerdocio y al pueblo. 6. Quitó la usura y la esclavitud económica. 7. Introdujo otra vez la reverencia al Señor y al día de reposo. 8. Restauró la autoridad en las puertas de la ciudad. 9. Trajo pureza y santificación en el proceso de restauración a Israel. 10. Devolvió el gozo y la alegría de la victoria en la reedificación
Cantores y Músicos en la Restauración Nehemías era también un adorador. Él restauró el modelo de alabanza que se instituyó en los días de David y Salomón. Él devolvió la dignidad a los levitas y cantores y dio un lugar prioritario a la alabanza al Señor. 51
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Ésta fue la parte de su labor apostólica en Israel. Como gobernador y líder, no abusó de su posición. Él fue honesto y sirvió al pueblo. Nehemías señaló con su vida como debe ser hoy la tarea de los apóstoles de la Iglesia. “...porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían. Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el servicio de la expiación, como también los cantores y los porteros, conforme al estado de David y de su hijo Salomón. Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo había un director de cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios. Y todo Israel en días de Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su día; consagraban así mismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagraban parte a los hijos de Aarón”. (Nehemías 12:44b - 47).
CONCLUSIÓN Es digno de hacer notar que Nehemías fue un precursor en el Antiguo Testamento de lo que son los apóstoles en el Nuevo Testamento. Fue un hombre de gobierno, organización y movilización. Como enviado de Dios, impartió la unción apostólica de edificación, intercesión y restauración. Quiera el Señor hoy, que sepamos discernir estos nuevos vientos del Espíritu Santo. Él está haciendo emerger a los apóstoles modernos para dotar a la Iglesia de organización, visión y estrategia para reedificar sus murallas y puertas, esto es, la oración y la autoridad apostólica y pastoral.
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MODELOS APOSTOLICOS y PROFETICOS Apóstol Rony Chávez “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis.” Éxodo 25: 8-9
Una de las principales características del ministerio de los apóstoles es la revelación. Esto es la revelación de modelos o patrones divinos. Pablo dice: “Ciertamente no me conviene gloriarme; pero vendré a las visiones y revelaciones del Señor. Conozco a un hombre en Cristo, que hace catorce años (si en el cuerpo, no los sé; si fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre (si en el cuerpo, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso, donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar.” 2ª Corintios 12: 1-4 La Iglesia de los primeros tiempos apostólicos tuvo poder, esplendor e influencia porque fue edificada siguiendo patrones celestiales. Estaba edificada sobre el fundamento establecido por apóstoles y profetas: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y 53
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profetas, siendo la principal piedra del ángulo, Jesucristo mismo”. Efesios 2: 20. Los apóstoles son ministerios de visión y revelación. Son hombres de diseños y patrones del cielo recibidos por revelación del Espíritu Santo. “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica” I Corintios 3:10 Los apóstoles son ministerios de ingeniería, construcción y reedificadores de la Casa de Dios.
Tipos Apostólicos del Antiguo Testamento. Moisés construyó siguiendo patrones celestiales. El Tabernáculo del Desierto fue edificado por él, siguiendo los planos o patrones constructivos dados por Jehová en el monte bajo revelación espiritual. La Iglesia ha edificado siguiendo modelos organizacionales, que no son malos (bautistas, metodistas, pentecostales, presbiterianos, etc.). Pero, a través de la Reforma Apostólica surge otra concepción de la iglesia, tanto para el gobierno, la visión y la acción. Este es el modelo apostólico revelado por Dios en el Nuevo Testamento. Como Dios tiene ciertos modelos básicos, algunos personajes e instituciones del Antiguo Testamento, prefiguran ciertos principios apostólicos. Entre los personajes clásicos figuran: Moisés, David y Josué como tipos de apóstoles y profetas en la construcción del Reino de Dios. Moisés, al igual que David, recibió un modelo o patrón del cielo para ser reproducido en la tierra y así expresar por medio de sus ceremonias y vivencias, verdades que revelan parcialmente el Plan de Dios con los hombres. 54
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El Tabernáculo de David en Sión David fue un guerrero, un adorador y un profeta visionario. El recibió diseños divinos para edificar. En su madurez fue tipo del apóstol edificador. El edificó la tienda o tabernáculo de Dios. También recibió los planos para que Salomón su hijo edificara el Templo en Jerusalén. El Tabernáculo de David es un “Modelo Apostólico” en restauración. Por tanto, debemos aprender de él para estos tiempos apostólicos.
Los elementos proféticos del Tabernáculo de David «Y dejó allí, adelante del arca del pacto, a Asaf y a sus hermanos, para que ministrasen de continuo delante del arca, cada cosa en su día; y a Obed-edom y a sus sesenta y ocho hermanos; y a Obed-edom hijo de Jedutún y a Hosa como porteros. Asimismo al sacerdote Sadoc, y a los sacerdotes sus hermanos, delante del tabernáculo de Jehová en el lugar alto que estaba en Gabaón, para que sacrificasen continuamente, cada mañana y tarde, holocaustos a Jehová en el altar del holocausto, conforme a todo lo que está escrito en la ley de Jehová, que él prescribió a Israel; y con ellos a Hemán, a Jedutún y a los otros escogidos declarados por sus nombres, para glorificar a Jehová, porque es eterna su misericordia. Con ellos a Hemán y a Jedutún con trompetas y címbalos para los que tocaban, y con otros instrumentos de música de Dios; y a los hijos de Jedutún para porteros. Y todo el pueblo se fue cada uno a su casa; y David se volvió para bendecir su casa”. (1 Crónicas 16: 37-43). El Tabernáculo de David fue una verdadera plataforma del mover profético del Señor, que nos debe enseñar todos los elementos del Espíritu que deberían estar fluyendo en la 55
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Iglesia. Veamos algunos de ellos: 1.
Salmistas y Directores de alabanza.
2.
Músicos y cantores
3.
Danzas en grupos.
4.
Danzas proféticas
5.
Coros multitudinarios.
6.
Porteros y guardas del santuario.
7.
Cánticos proféticos.
8.
Salmos y cánticos espirituales.
9.
Cantos graduales e himnos.
10. Júbilo y aclamación.
11. Batir de manos y aplausos.
12. Expresiones de alabanza.
13. Acción de gracias.
14. Baile.
15. Sonido de trompetas (y shofares).
16. Sonido de címbalos resonantes.
17. Profecías en canto.
18. Adoración con arpas y cuerdas.
19. Diversidad de instrumentos.
20. Adoración continua al Señor.
21. Alabanza por turnos y familias.
22. Bendición en las casas de cada cual
23. La gloria de Dios manifiesta.
24. Acciones proféticas
25. Proclamación y glorificación del nombre de Jehová.
26. Ceremonias conforme a la Palabra (por el Espíritu).
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27. Santificación y confesión ante Dios.
28. Voces y gritos de alegría.
29. Postración ante el Señor
30. Adoración de judíos (Asaf) y gentiles (Obed-edom)
31. Risas y gozo
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Presencia de Dios
La llave de David. “Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre,....” (Apocalipsis 3:7). Dios prometió para Pedro las llaves de Reino. Esto implicaba autoridad y poder para atar el poder del enemigo y desatar el poder de Dios. Dentro de todas estas llaves del Reino, ninguna como la de David. ¿En qué consiste la llave de David? No hay duda que la llave de David fue la adoración continua. David entendió que la adoración a Jehová era la llave (Latín: Clave) para abrir y cerrar los cielos. Esta es la llave profética disponible para la Iglesia de hoy. Adoración continua, nacional y corporativa; veinticuatro horas del día, por siete días de la semana; por cuatro semanas del mes y por doce meses al año. David la ejercitó por cuarenta años en que fue rey, por eso ningún enemigo lo pudo derrotar. Este es el tiempo de Dios para usar otra vez la llave de David. ¡Las Iglesias deben llegar a considerar la Adoración Continua como parte de la estrategia de conquista y guerra espiritual!
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Funcionó en los días de Salomón David le entregó esta llave a su hijo Salomón. La adoración continua y su sistema de alabanza por turnos y familias fueron practicados también por el heredero del rey salmista y le funcionó extraordinariamente. Veamos algunos pasajes que presentan esta clave espiritual en el templo de Salomón: “Y cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó las casa de Jehová. Y los sacerdotes no pudieron permanecer para ministrar por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.” (1 Reyes 8: 10,11). Salomón edificó la Casa de Dios siguiendo los planos revelados por el Espíritu Santo a su padre David. También incorporó el orden davídico de adoración continua en el servicio del Santuario. El poder de Dios descendió constantemente, llenando la casa con Su gloria. El secreto fue la adoración continua con pasión, igual como lo hizo David. Por tanto, estos principios también le funcionaron a Salomón en sus días: “Cuando vieron todos los hijos de Israel descender el fuego y la gloria de Jehová sobre la casa, se postraron sobre sus rostros en el pavimento y adoraron y alabaron a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, y su misericordia es para siempre.” (1Crónicas 7:3)
1 Crónicas 25: El orden Davídico David introdujo un nuevo orden de alabanza y servicio en la Casa de Dios. Este fue el orden profético del Espíritu dado al rey por revelación como vidente y profeta de Jehová. “Asimismo David y los jefes del ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún, para que profetizasen con arpas, salterios, címbalos; y el número de ellos, hombres idóneos para el ministerio...” (1Cron.25:1). 58
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David trajo al santuario instrumentos, músicos proféticos y profecías en alabanza. También alabanza con aclamación, ministración profética con arpa y exaltación con poder. Colocó hombres instruidos en el canto para servir por turnos en el templo.
Algo más: 1 Crónicas 16 David incorporó porteros en el santuario, guardas y servidores: “Y puso delante del arca de Jehová ministros de los levitas, para que recordasen y confesasen y loasen a Jehová Dios de Israel...” (Vers. 4). En aquel orden profético David escogió levitas para cuidar de los utensilios, de los negocios y de la administración del santuario. Además, el confesar la Palabra, con música y címbalos, el recordar la grandeza de los hechos del Señor con cantos, salterios y arpas eran parte de la vida de alabanza del Tabernáculo. Alabar a Dios era prioritario allí. Las trompetas y shofares eran importantes en todo el proceso de la adoración. “También los sacerdotes Benaía y Jahaziel sonaban continuamente las trompetas delante del arca del pacto de Dios.” (Vers. 6).
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EDIFICANDO CASAS APOSTÓLICAS Apóstol, Samuel Arboleda Pariona “Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sión saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra”. (Isaías 2:2-4).
I.
LA CASA DEL SEÑOR CABEZA TODOS LOS MONTES (v. 2)
DE
Los montes en los tiempos de Isaías se refieren a los lugares altos de adoración. Estos lugares representaban el aspecto religioso de las culturas paganas sobre las cuales se desarrollaban en todo los planos de la vida humana: educación, arte, ciencias, gobierno, guerra, industria y comercio. 61
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La profecía de Isaías proyecta que en los postreros días la Casa del Señor será cabeza de todos los montes. La casa se refiere al pueblo de Dios. El Monte se refiere al lugar de adoración. La clave está en que la Casa del Señor fundada en la adoración a Yahweh ha de llegar a ser cabeza de toda cultura. Múltiples son las expresiones culturales sobre la tierra, pero toda tribu, raza, pueblo, lengua y nación puede y debe ser afectada por los principios del Reino de Dios. La Casa del Señor ha de ser la cima mayor. Debe exhibir su luz, su esplendor, su diseño. Una ciudad llena de luz, asentada sobre un gran monte no se puede esconder (Mateo 5:11). La edificación apostólica busca levantar la Casa del Señor en esta perspectiva. Los apóstoles y los profetas trabajan para que el pueblo de Dios sea cabeza y no cola. Están llamados a levantar un edificio bien concertado y unido, para ser todo él un templo santo para el Señor. (Efesios 2:20).
Lo apostólico se expresa de dos maneras: 1. Tú vas a ellos. Esto significa que enviamos gente y/o equipos apostólicos para alcanzar a los que están lejos de Dios. 2. Ellos vienen a ti. Esto significa que vamos a recibir gente que van a desear ver el modelo que exhibe la casa. Lo segundo es tan apostólico como lo primero. Aprendemos más por un modelo que por un mensaje. Un modelo es superior a cualquier mensaje que podamos predicar. Ahora bien, llegar a ser cabeza implica que debemos ascender, levantar el nivel constantemente, y al mismo 62
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tiempo, debemos integrar con excelencia todas las partes del diseño de la casa. La casa tiene que alcanzar un plano superior, distinguible de todas las demás. La Casa del Señor, esto es el pueblo de Dios, está llamado no sólo a marcar la diferencia en su estilo de vida, sino a ser modelo para todas las naciones, estableciendo el Reino de Dios en cada cultura creada por el hombre.
II. LA CASA DE DIOS ES EL METODO DE DIOS (vv. 3-4) El mensaje sin modelo es ilusión. El mensaje sin método queda huérfano, sin solidez y sin la guía correcta en su edificación. Se dice de Abraham que buscaba la ciudad cuyo fundamento, cuyo arquitecto y cuyo constructor era Dios (Heb.11:10). Hay gente que sabe lo que está buscando, pero hay mucha otra gente, por no decir la mayoría, que no saben a dónde van. Pero, cuando vean la casa modelo la van a perseguir no sólo por el mensaje, sino por lo que pueden ver, palpar y empezar a imitar. Van a buscar instrucción y dirección para edificar ellos también. Según los versículos 3 y 4 de Isaías podemos encontrar lo siguiente: 1. “Muchos pueblos vendrán”. Esto significa que la gente será atraída. No sólo los impíos, sino también los ministerios secos, caídos, muertos o desorganizados. Vendrán porque existe una casa bien edificada en todas sus partes. 2. “Venid y subamos al monte de Yahweh”. Esta es la actitud y determinación que tomarán los que sean impactados por la Casa de Dios que ha de brillar desde la 63
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cima. Serán motivados a subir de nivel, a escalar posiciones. Ascenderán sin preguntar por el costo de esta determinación. El lugar primordial donde encontrarán el meollo de lo que es la razón de ser del pueblo de Dios y su estilo de vida es “el monte de Yahweh”. La vida y la cultura del Reino surgen del encuentro permanente con Dios y de la obediencia a él. Así como le adoras, así le servirás al Rey de Reyes. La adoración y la comunión con Dios del más alto nivel, te llevará a servirle conforme al diseño celestial revelado en las Escrituras y en Cristo. Esto significa que desarrollaremos la vida que El plantea. Seremos edificados como el pueblo que él ha diseñado para transformar las naciones bajo los patrones de vida del reino, bajo la santidad, la justicia y la paz duradera. 3. “Nos enseñará sus caminos”. Esto significa que encontraremos un diseño global que implica muchas partes bien ensambladas unas con otras. Cada una de ellas significará muchas posibilidades de servicio. El Reino no es monótono sino sorprendente, innovador, multiforme y bien coordinado. 4. “Caminaremos por sus sendas”. Esto significa que desde la Casa de Yahweh seremos instruidos y capacitados. Encontraremos entrenamiento para transitar los caminos por dónde él nos ubique para servir. Por más torpe que alguno fuere, no se extraviará (Isaías 35:8). 5. “De Sión saldrá la ley”. Sión alude al trono de Dios. Jerusalén a un lugar terrenal donde existe pueblo de Dios. Sión tiene que ver con la adoración. Foco central de la comunión con Dios, desde donde viene la revelación y la sabiduría. Sión no tiene un lugar fijo. No es ni en este monte ni el otro, sino donde haya adoradores que le adoren en 64
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espíritu y en verdad. Donde esto suceda, en cualquiera de los cuatro puntos cardinales de la tierra, estará también el pueblo de Dios, bien dispuesto y celoso de buenas obras, que enseñará a las naciones la Palabra de Yahweh. De Sión, la presencia de Dios, la morada de Dios, sale la ley. La adoración trae la obediencia a la ley. La ley no te lleva a la adoración, sino al conocimiento de lo que es recto, de lo que agrada o desagrada a Dios. De lo que te aprueba o desaprueba delante de Dios. De la adoración nace la obediencia a los principios de Dios. En la casa apostólica, lo primero que sucede es que te llevan a un encuentro con el poder de Dios, recibes la llenura del Espíritu Santo e inmediatamente, entras a un proceso de adquirir los fundamentos de la fe y los principios que traerán el carácter de Cristo en cada discípulo. 6. “Y de Jerusalén la Palabra de Yahweh”. Jerusalén es el lugar terrenal desde donde el pueblo de Dios recibe, proclama, enseña y vive la Palabra de Dios. Pues ésta no solo consiste de conceptos o abstracciones, sino que es espíritu y es vida. Es el lugar de la revelación de la Palabra de Dios y su interiorización en el espíritu de cada discípulo hasta que se haga parte de su vida, parte de su ser y de su quehacer. 7. “Y juzgará entre los pueblos…” Desde la conexión Sión – Jerusalén se levantará para regir los destinos de las naciones, bajo el esquema de justicia y paz (v. 4). La gente de Reino está llamada a poseer la tierra y gobernarla. Dios quiere levantar gente en todos los planos de la vida humana: En proyectos educativos, económicos, intelectuales, artísticos, políticos, industriales, desarrollo social diversificado, con autoridad para enderezar caminos torcidos y capacidad para propender al desarrollo integral, libre de 65
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guerras y enemistades entre los pueblos.
III. LA CASA IMPLICA COBERTURA 1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 2 el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3 Porque de tanto mayor gloria que Moisés es estimado digno éste, cuanto tiene mayor honra que la casa el que la hizo. 4 Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios. 5 Y Moisés a la verdad fue fiel en toda la casa de Dios, como siervo, para testimonio de lo que se iba a decir; 6 pero Cristo como hijo sobre su casa, la cual casa somos nosotros, si retenemos firme hasta el fin la confianza y el gloriarnos en la esperanza. (Hebreos 3:1-6) La cobertura se recibe siendo fiel a la casa. No puedes recibir estatura, ni revelación de Dios para tu vida, sino sólo por impartición. La impartición es directa de alguien mayor sobre ti. En el reino de Dios, sólo recibes estatura siendo fiel en la casa a través del tiempo. Debemos considerar dos ámbitos o dos lugares espirituales: (1) Babilonia, tipo del sistema pecaminoso. Lugar de confusión. Las religiosidades no son otra cosa que confusión a través de la mezcla de lo profano con lo sagrado. Los religiosos creen y hasta tiemblan, pero no obedecen. (2) Jerusalén, es tipo del reino de Dios manifestado en la tierra. La Jerusalén celestial es un lugar en el espíritu que 66
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habla de una “ciudad de paz”. Un sentido de la “shalom” bíblica es que nada hace falta, nada esta roto o quebrado. Esta es la ciudad – la casa mayor – apostólica y profética, donde cada discípulo del reino cree, tiembla y OBEDECE con alegría. Hebreos 3:1-6 nos invita a considerar a dos grandes fieles en la Casa de Dios: A Moisés, como tipo apostólico. A Jesús, el apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión de fe. Este pasaje hace un llamado a considerar a Cristo en su calidad de enviado de Dios. Aquí es descrito para los fieles como el “apóstol” y “sumo sacerdote” de nuestra fe, en comparación al ministerio de Moisés, tipo apostólico. Este gran hombre de Dios fue guía espiritual de Israel y mediador del pacto del Sinaí. Moisés es presentado como un siervo fiel y un mediador entre Israel y Yahweh. En cambio, Cristo es presentado como Hijo y heredero. El vocablo “Apóstol” (Heb.3:1), aplicado a Cristo, viene del griego: “Apóstolos”, que significa enviado. “...considerad al apóstol y sumo sacerdote...”. Este es el único pasaje del NT en que se aplica este término a Jesús, como enviado especial del Padre. De acuerdo al contexto general del pasaje, bajo el AT, Moisés fue el apóstol (enviado por Dios con su autoridad) y Aarón, el sumo sacerdote del pueblo de Dios. Ahora, bajo el Nuevo Pacto, esos dos oficios se combinan en la persona de Jesucristo. La diferencia entre Moisés y Cristo es sustancial. Un comentarista dice que Moisés: “por la tradición judía, era considerado como el más grande entre los hombres, superior incluso, bajo ciertos aspectos, a algunas categorías de 67
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ángeles. Afirmar la superioridad de Cristo sobre Moisés era algo que siempre hacía impresión a mentalidades judías”.2 Moisés fue fiel como siervo, Jesús fue fiel como Hijo. Nosotros tenemos la genética de Jesús. Seamos fieles a la casa. No sólo tengamos cobertura, sino tengamos paternidad. Esto es, tener un corazón abierto a la dirección, a la corrección, al entrenamiento y a las comisiones. La fidelidad y la obediencia permiten construir el modelo. La fidelidad y la obediencia producen gente con la genética de la paternidad apostólica que le da cobertura. ¿Puedes reproducir la cultura de la cobertura debajo de la cual estás?: Si no eres llamado, recibe tu llamado primero. Si no eres maduro, vive bajo cobertura y desarrolla la cultura de la casa viviendo como hijo de la casa. Si prematuramente quieres salir, deja que te lleven a la incubadora para que nazcas correctamente. ¡Esto es lo que se debe vivir en una casa apostólica!
IV. LA CASA EDIFICADA COMPLETAMENTE SE CONVIERTE EN MODELO “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente
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Lorenzo Turrado, Biblia Comentada, Vol. 6b, Comentario a “Hebreos”. (Madrid, Editorial B.A.C.), Pág. 466.
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edificados para morada de Dios en el Espíritu” (Efesios 2:20-22). Todo el edificio bien coordinado va creciendo. Se trata de ensamblar todas sus partes y al mismo tiempo de adquirir un desarrollo pleno. Este edificio, siendo un templo santo al Señor, debe influenciar todo ámbito de la sociedad en la cual está insertada. De este modo, la casa de Dios, su pueblo, se constituye en un modelo que exhibe la presencia de Dios y su multiforme gracia en los santos. Los apóstoles y profetas no trabajan por visitación de Dios. Ellos trabajan para establecer la casa donde Dios habite plena y permanentemente. Los apóstoles y profetas trabajan para levantar iglesias con proyección a 150 años adelante. Requerimientos básicos: 1. Hay que prepararse para lo cambios. Crecimiento implica cambios. 2. No te vas a dar cuenta de lo que te falta hasta que veas a otro mayor que tú. El Señor te va a inspirar, desafiar, con otros que están avanzados en el modelo del Reino. 3. No vivamos por deseos propios sino por DISEÑOS PROPIOS. 4. En medio de la carencia de modelos necesitamos ser ese remanente fiel al Señor. Si Dios nos sacó de un lado de su Cuerpo, es para que seamos el remanente con el cual Dios va a restaurar, reformar y restituir todas las cosas. 5. El remanente requiere:
De sacrificios, como Nehemías y Esdras. De mayor comunión con el Espíritu Santo. De una mayor 69
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dependencia de Dios. De mayor valentía y audacia.
6. Requiere de los cinco ministerios en acción, con los apóstoles y profetas a la cabeza, para perfeccionar a los santos. 7. Requiere una estrategia de batalla de alto nivel para cuidar el proceso de edificación.
V. LOS EDIFICADORES DE LA CASA “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo” (Efesios 2:20) “Conforme a la gracia de Dios que me ha sido dada, yo como perito arquitecto puse el fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo” (1ra. Corintios 3:10-11). Los apóstoles y profetas son el fundamento edificador de la casa. El fundamento de los apóstoles y profetas no se refiere a la conjunción de profetas del Antiguo Testamento con los doce apóstoles. Tampoco debe entenderse como la herencia apostólica dejada por los apóstoles del primer siglo, especialmente, de los que escribieron el Nuevo Testamento. Los apóstoles y profetas son el fundamento edificador en tanto existen como tales. Son los apóstoles y profetas del Espíritu Santo y del Nuevo Testamento, constituidos por Jesús para seguir perfeccionando a los Santos y llevarlos a la madurez plena a la estatura de la plenitud de Cristo (Efesios 4:13) 70
Edificando Modelos Apostólicos y Proféticos
Los apóstoles y profetas reciben una gracia dada por Dios para recibir revelación y al mismo tiempo comisión de dar a conocer los misterios de Dios. Esto implica no sólo claridad para establecer doctrina en la iglesia, sino también recepción de diseños y estrategias para desarrollar los diversos campos de la misión en la iglesia, dentro y fuera de ella. Por eso, Pablo entiende su quehacer apostólico como el de un perito maestro constructor que sabe describir y poner en ejecución un plano para edificación. Los que sobreedifican encima son los otros ministerios – evangelistas, pastores, maestros – apoyados por una multitud de obreros que operan con toda la variedad de dones sobrenaturales y naturales puestos a disposición del Señor. Estos últimos son los que miran como sobreedifican a partir de tareas muy específicas desde la casa. Ellos son discípulos que habiendo alcanzado madurez en el servicio pueden desempeñarse como obreros del Reino. La edificación plena de la casa requiere de la formación de discípulos apostólicos bajo principios y características muy específicos: 1. Principios que afectan el seguimiento:
La revelación de quien es JESUS. Necesitamos conocerlo por revelación. El discipulado te llevará a encuentros sucesivos con Jesús que irá marcando la vida del discípulo La relación con Jesús ha de ser continua y renovada. Esto habla de comunión e intimidad espiritual. La renovación de nuestro compromiso con él, especialmente cada vez que aparece un nuevo reto del Reino de Dios en nuestras vidas. 71
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La responsabilidad para con él. Necesitamos el fuego de Dios en nuestro interior. Vivir continuamente el arrepentimiento de Obras muertas. Necesitamos un reconocimiento de él a cada instante, especialmente después de cada éxito, triunfo o grandes logros en la vida.
2. Los discípulos apostólicos son gente de avance:
Están comprometidos con la visión apostólica y no son volubles sino determinados. Están preparados para moverse bajo autoridad. Están preparados para moverse bajo intensa presión. Están preparados para moverse en una revelación progresiva de los planes de Dios. Tienen una capacidad para adaptarse a los cambios. Están preparados para ser enviados en cualquier momento. Están preparados para impactar la sociedad en la cual viven.
3. Los discípulos apostólicos tienen una gran pasión Pasión por Jesucristo. Pasión unos por otros. Un intenso compañerismo. Pasión por las almas que no conocen al Señor. Pasión por un ministerio servido con excelencia y superación constante. Pasión por la visión apostólica – compromiso para ayudar a edificar la casa de Dios. 72
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VI. EL MODELO ATRAE VISITANTES. Tu destino no es solamente el mensaje apostólico, la unción, los milagros y las nuevas iglesias plantadas. Tu destino es desarrollar una cultura del Reino a través de una Casa Apostólica y Profética. Los visitantes van a venir a oír o ver algo impactante. Hay por lo menos seis clases de visitantes que vendrán: 1. La Reina de Saba: Vienen a probarte con preguntas difíciles y suspicaces. Si tu modelo es bueno va a rebasar toda pregunta y suspicacia. 2. Ruth: Representa a los que determinan seguir tu fe y estilo de vida a causa del testimonio. 3. Los Devotos: No saben cómo llegar, pero llegan por algo impactante. 4. La Gente Apartada: Ellos vuelven por la presión de las circunstancias. Por ejemplo, el hijo pródigo dijo: “En la casa de mi Padre hay abundancia de pan… y fiesta”. 5. Los Fariseos: Ellos vienen para ver lo que has edificado, pero traen perversión, buscarán “la quinta pata al gato” para criticarte y oponerse a tu modelo. 6. Los Apolos: Vienen para la productividad del Reino. Cuando ellos son bien encaminados en la fe, serán altamente productivos contigo. Hay congregaciones remanentes por toda la ciudad. Dios las está levantando como casas modelos de restauración y de Reforma Apostólica. Dios las levanta para inspirar, desafiar y bendecir al resto de Su iglesia. Estas “Casas Remanentes” cuando comprenden y se mueven apostólicamente reflejan una cultura del Reino. Asimismo, en la ciudad hay muchas iglesias que ya 73
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crecieron y quieren más. Han descubierto que algo les falta, algo está roto donde ellos están. Ellos vendrán a las iglesias que edifican sobre el fundamento de los apóstoles y profetas. Iglesias que están asentadas sobre el monte de Yahweh – esto es SION. Prepárate porque ellos serán reasignados a tu iglesia por el Rey de Reyes. Si se quedan donde están, jamás realizarán el destino que Dios les ha trazado. Dios ya escuchó el clamor de ellos. Dios les va a permitir escuchar el estruendo. ¿Qué van a encontrar cuando lleguen a tu casa? Deben encontrar una manifestación de la cultura del Reino. Ninguno va a intercambiar o dejar atrás veinte años de relaciones, amistades logradas por un milagro o por una ministración. Si ellos no ven excelencia, fundamento, hospitalidad y estilos de vida transparentes, no se van a quedar para nada. La gente busca una casa, una ciudad alternativa. Una casa y una ciudad con fundamentos firmes y estables que se desarrolla y todo lo hace con excelencia. Soñemos apostólicamente: ¡Hagamos realidad la ciudad de Dios dentro de nuestras ciudades! La cultura se ve a través de modelos: Fe, carácter, conducta, acciones, obras, proyectos en ejecución y ya realizados, etc.
El “Input” y el “Output” de lo Apostólico: Sin proclamación del mensaje no hay creyentes; sin creyentes no hay discípulos; sin discípulos no hay obreros; sin obreros no hay ministros; sin ministros no hay enviados con comisiones apostólicas; sin enviados no hay avance ni extensión del Reino; sin extensión del Reino no hay transformación de naciones. Una hoja de ruta apostólica: Tener una visión ministerial con revelación y sabiduría (Efesios 1:17). 74
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Tener gobierno apostólico (Presbiterio apostólico). Tener un plan para atender y madurar a los nuevos convertidos. Tener un plan para desarrollar cultos de celebración integrando los dones espirituales. Tener un plan para desarrollar discípulos-obreros de la viña. Tener un plan para perfeccionar y desarrollar todos los ministerios (Oficios y diaconías). Tener un plan para formar líderes sociales, empresarios y hombres de negocios. Tener un plan para formar y enviar equipos apostólicos. Tener un plan para establecer una red apostólica (Iglesias hijas / Iglesias bajo cobertura). Tener un plan para la expansión apostólica nacional. Tener un plan para la expansión apostólica internacional.
El encargo de Dios para todos los apóstoles de los tiempos finales, ilustrado con las palabras a Ezequiel “Tú, hijo de hombre, muestra a la casa de Israel esta casa, y avergüéncense de sus pecados; y midan el diseño de ella. Y si se avergonzaren de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, y todas sus formas, y todas sus descripciones, y todas sus configuraciones, y todas sus leyes; y descríbelo delante de sus ojos, para que guarden toda su forma y todas sus reglas, y las pongan por obra. Ésta es la ley de la casa: Sobre la cumbre del monte, el recinto entero, todo en derredor, será santísimo. He aquí que ésta es la ley de la casa”. (Ezequiel 43:10-12) Que nuestra oración personal sea: ¡Padre muéstrame cómo desarrollar una cultura de tu Reino en mi ciudad! 75
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POR QUÉ LA IGLESIA DEBE SER DE NATURALEZA APOSTOLICA (UN MANDATO DE REINO) Apóstol, Álvaro Robles
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a fundación de la Iglesia ha sido apostólica desde sus comienzos. Fue fundada sobre Jesucristo mismo, quien ministró desde la oficina del Apóstol en su ministerio terrenal. Efesios 2:20-22 dice: “Edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” Jesús declaró que su mandato era que se predicara el 77
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Evangelio del Reino de Dios. Jesús dijo en Lucas 4:43 que él debía anunciar el evangelio del reino de Dios a más de una ciudad. “Yo he sido enviado también a otras ciudades”. Por eso, Jesús fue un enviado apostólico. Así también, nosotros debemos tener las habilidades para cumplir con el mandato del Reino. Aun después de la muerte, sepultura y resurrección del Señor, su mandato sigue siendo el mismo. Hechos 1:3 dice: A quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios. Eso significa que por cuarenta días, después de su resurrección, Jesús continuó predicando del Reino de Dios a sus discípulos con el fin de afianzarlos en los principios de su Reino. Podemos concluir entonces, que la naturaleza de la Iglesia es apostólica. Y la naturaleza apostólica de la iglesia es la predicación, la enseñanza, y la demostración del Reino de Dios.
NUESTRO MÁS GRANDE RECURSO Una estrategia apostólica significativa que Jesús demostró fue el establecimiento de equipos. Al comienzo de su ministerio terrenal Jesús formó equipos apostólicos. A través de su único proceso de selección, Jesús escogió hombres que se convertirían en una extensión de su mandato. El los entrenó y luego envió, no solo a doce sino, a setenta de sus discípulos para que fueran a las regiones cercanas a predicar el Evangelio del Reino. Notemos que los envió en equipos de dos. Las personas fueron el mayor recurso que Jesús utilizó. Como líderes apostólicos, también nosotros debemos seguir el ejemplo de Cristo. Debemos tomar ventaja y responsabilidad al utilizar personas de Dios enviándolas a predicar el Evangelio del Reino de Dios. 78
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ESTRATEGIAS PARA EJECUTAR EL MANDATO APOSTOLICO ¿Cómo estamos equipando al Pueblo de Dios a llevar el mensaje del Reino? ¿Qué estrategias y llaves estamos usando para cumplir con nuestro mandato? Un ingrediente principal que las personas necesitan entender primeramente es la ¡Verdad Presente! La verdad presente se define como la verdad de la palabra de Dios relacionada con el «ahora»; eso que es actual; el tiempo-presente o el día-presente. Esto no significa que predicamos un evangelio nuevo o algo diferente a la Biblia. La verdad presente es la revelación de las Escrituras dada por el Espíritu Santo, para así actualizar a las personas en los movimientos presentes que Dios está llevando a su iglesia. Las personas deben desarrollarse en la verdad presente para dispersar el mandato apostólico. Un ejemplo de este concepto se encuentra en Hechos 19:1-6. “Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos, les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo. Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban”. Así como los discípulos que Pablo encontró en Efeso, muchas son las personas que no han oído de la verdad 79
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apostólica presente. Notemos las estrategias que Pablo usó mientras conversaba con los discípulos de Juan el Bautista. El apóstol les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo cuando creyeron. Esto fue para medir sus conocimientos y experiencia concerniente a Cristo y al Espíritu Santo. Una vez que Pablo midió sus niveles espirituales, el fue capaz de ministrar la verdad presente a los discípulos. Ellos fueron actualizados y experimentaron el poder de Dios con el nuevo nacimiento y bautismo en el Espíritu Santo. Cuando los creyentes son actualizados, ellos comienzan a caminar en nuevos niveles de poder y autoridad. ¡Esta es la demostración del Reino de Dios! Como ministros apostólicos debemos predicar y enseñar la verdad presente para traer la actualización. El apóstol Pedro dice que si nosotros no queremos establecernos en la verdad presente seremos estériles, ciegos e infructuosos en el conocimiento del Señor Jesucristo (2Pedro 1:8-9). La verdad presente fortalece nuestras habilidades para expandir el mensaje del Reino. Solo podremos ministrar “la verdad presente” a las personas, solo cuando, los líderes experimentemos un cambio de paradigmas. No podemos enseñar el orden del Reino si no lo conocemos. Los métodos anticuados e ideas desfasadas han perdido el poder de influir y guiar a la Iglesia. En este tiempo actual, el proceso de reforma y restauración consiste en la estrategia paulina usada en Hechos capitulo 19. Los líderes apostólicos deben comenzar a usar preguntas para una mejor evaluación y así actualizar ministerios. La estrategia paulina sirve como una herramienta para estos últimos tiempos. Esto ayuda a las iglesias a establecer la transición de modelos religiosos a modelos apostólicos. Esta transición no opera cambios solo en nuestras iglesias 80
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locales. Debemos servir también a otras iglesias, que desean cambiar en muchas de nuestras regiones. Estos son los “llamados Macedonios” de otras iglesias que también debemos atender apostólicamente. Será nuestra responsabilidad asistirles en su proceso de transformación apostólica. La actualización causará que iglesias enteras operen en mayores niveles de poder y autoridad para impactar ciudades y regiones. Las “iglesias Antioquia” pueden servir mejor y responder al llamado con el uso de formas de evaluación subjetivas. No sabemos si el apóstol Pablo tomó notas mientras le daba seguimiento a los discípulos en Hechos capitulo 19, pero sí sabemos que un proceso de evaluación ocurrió. Las formas de evaluación son necesarias por tres razones: 1º Ahorramos tiempo. 2º Muestran las áreas de debilidad y fortaleza. 3º Ayudan a actualizar las áreas con más necesidad en una iglesia local o región.
ADELANTANDO EL REINO DE DIOS La iglesia es un modelo de lo que es el Reino. Es un instrumento para avanzar y establecer el Reino. Por tanto, debemos establecer un sistema de evaluación para las personas, para que ellos puedan ser desatados y enviados a hacer el trabajo del ministerio.
EL PROCESO APOSTOLICO Este es un sistema que permitirá que los líderes identifiquen, entrenen y envíen a aquellos que están en la iglesia. Está basado en el principio de que las personas son 81
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nuestro más grande recurso y el propósito es para adelantar el Reino. Las fases de un proceso apostólico son: 1. 2. 3. 4. 5.
La Identificación de dones y llamados. El Equipamiento. La Búsqueda de la Unción del Espíritu. La Autorización. El Envío apostólico.
1.- LA IDENTIFICACION DE DONES Y LLAMADOS Un método seguro para identificar dones y llamados es a través del ministerio profético, la oración, la intercesión y a través de la observación de frutos y obras. Para esto deben operar en colaboración mutua, tanto apóstoles como profetas para traer la plenitud de la fortaleza, el carácter y la sabiduría de Dios a nuestras iglesias. Debemos romper con viejos paradigmas y comenzar a ver el rol vital que los profetas tienen junto con los apóstoles. Necesitamos abrazar el ministerio del profeta e identificar dones y llamados. ¡Escucha a los profetas! Hechos 13:2-4 dice: «Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre».
2.- EL EQUIPAMIENTO Las iglesias apostólicas equipan a las personas a través de: 1. Entrenamientos. 2. Imparticiones. 82
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3. 4. 5. 6.
Servicios de Activación. Disciplina. Liberaciones. Adoración.
Todos estos pasos son necesarios para adelantar el Reino de Dios. Por eso debemos cumplir a cabalidad con este mandato. (Lo profético va entretejido con cada parte de estas fases). Veamos las definiciones: Entrenamiento: el proceso de enseñanza del conocimiento y la habilidad. La repetición de una acción para desarrollar y mantener una técnica. Imparticiones: Hacer conocido, comunicar, traspasar, transmitir por medio de la autoridad y la guianza del Espíritu Santo. Servicios de activación: Despertar para la acción o ponerse en marcha. Ejercitarse hasta alcanzar la excelencia. Acostumbrarse a la presencia del Espíritu Santo. Disciplina: El arte de reclutar y enseñar a aquellos que apoyan y se unen al mandato del Reino. Liberación: El proceso de liberar quebrantando toda influencia demoníaca y toda fortaleza que causara confinamiento. Adoración: Una experiencia sin igual y vital en la fase del equipamiento. Apostólicamente hablando, es un estilo de adoración Davídica, que prepara el camino para una gran capacidad espiritual. Este tipo de adoración incluye cantos proféticos, cantos en el espíritu, el canto del Señor, cantos de proclama que decretan y declaran el liderazgo de Jesús. La adoración Davídica tiene una melodía única, llena de vida del Espíritu que trae la presencia de Dios. Es una 83
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adoración que abre las puertas espirituales para que el rey de gloria entre en una región. Los cielos de bronce y los cielos más duros serán abiertos. Los climas espirituales cambiarán con este tipo de adoración. Grandes liberaciones se soltarán a través de la danza, el regocijo y el movimiento de banderas y estandartes. Permite que cánticos nuevos fluyan del cielo. La adoración Davídica eleva a la iglesia a nuevos ámbitos donde un alto nivel de fortaleza apostólica es desatado sobre las personas.
3.- LA BUSQUEDA DE LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU Cuando el pueblo de Dios es investido de poder de lo alto, le estamos dando significado, habilidad y la oportunidad para hacer algo. La iglesia avanza cuando sus miembros reciben poder. La iglesia apostólica da poder a través de la impartición, la imposición de manos, los presbiterios, la revelación y la enseñanza. Como creyentes bien enseñados y confirmados ellos se sentirán con poder para obedecer el mandato del Reino y cumplirán sus propósitos.
4.- LA AUTORIZACIÓN Autorizamos a personas con el simple hecho de darles autoridad para ministrar. Dicha autorización no se debe tomar a la ligera. Sino a aquellos que han calificado demostrando obediencia por medio de la sujeción a sus autoridades espirituales y mostrando los frutos del Espíritu por medio de las obras. Los que muestren estas señales son dignos de ser autorizados. Estos tienen mentalidad de equipo, tienen el carácter de Dios y están destinados a seguir y a dirigir no importa el costo.
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5.- EL ENVÍO APOSTÓLICO (No necesariamente fuera) Enviar incluye a aquellos que son enviados fuera pero que regresan a la iglesia local. En otras palabras, ellos permanecen en la iglesia local. En este nivel, mientras comenzamos a enviar personas fuera debemos de tener la certeza de que estas personas han pasado por cada una de las fases del proceso apostólico. Podemos enviar equipos cuando nos aseguremos como lideres que los hemos preparado para el trabajo que deberán hacer. El apoyo de los presbiterios será necesario en las comisiones y en las instrucciones dadas a los que serán enviados. No se deberán dar las asignaciones de lo que harán sin antes aclarar las instrucciones que van de la mano con dichas asignaciones. Cada asignación deberá ser claramente establecida y seguida de las confirmaciones dadas.
LA ESTRATEGIA APOSTÓLICA Tiene que haber un nivel de aceptación en el área donde has sido enviado. Es difícil ir a un territorio hostil donde no hay un nivel de aceptación. Tiene que haber una petición clara que solicita tu presencia al lugar donde vayas. Si es posible, debe saber el grado de necesidad que existe antes de responder que irá al lugar. Es importante entender e identificar las características de la mentalidad que debe tener uno que es enviado. Las características de un enviado son: 1. Tener un hijo o una hija espiritual, con tu mismo «ADN» 2. Demostrar una vida sacrificada en cuanto al tiempo, dinero, energía y dones. 85
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3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.
Poseer una amplia mentalidad donde vaya. Tener celo, compasión y pasión. Ser un obrero y un colaborador. Estar atento y estable. Siempre mostrar compromiso. Tener un corazón y un espíritu de siervo. Poseer una mentalidad de embajador. Examinarse a sí mismo para mostrarse aprobado. Ser un perseguidor de la cosecha.
SABIDURIA APOSTÓLICA Como líderes espirituales en transición y movilización hacia lo apostólico debemos hacer énfasis en mantener un espíritu apostólico. Recuerde que hay una gran diferencia entre Apóstoles y Pastores. Debemos luchar para romper con las limitaciones de un modelo Pastoral que hemos seguido hasta ahora. Debemos abrazar la mentalidad apostólica para que podamos desafiar al pueblo de Dios a que madure, para que se ensanchen y se eleven por sobre lo mundano. Deben aprender a servir a Dios en el nivel de Dios. La naturaleza apostólica es llevar el reino por doquiera vaya el pueblo apostólico. Los apóstoles son creativos, informativos y estructurados. Siempre están con el deseo de ver a los que serán enviados funcionar en sus llamados y en sus dones. No se sienten intimidados, sino motivados por el crecimiento y movilización de los santos. Por eso, la naturaleza apostólica tiene las estrategias para los últimos tiempos que soltarán al pueblo de Dios para cumplir con el trabajo apostólico del Reino. 86
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LA VISION APOSTÓLICA Perspectiva de la Red Apostólica REDIMA Apóstol, Raúl Guido Ávila
INTRODUCCIÓN
D
ios nos está dando, con la misma Biblia, nuevos lentes. Hay Escrituras que tienen una nueva dimensión por los lentes que tenemos. Hoy Dios unge nuestros ojos para que entremos a una nueva dimensión cuando estamos delante de las Escrituras. “Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. El les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi Iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra” (Mateo 16:13-19). 87
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Algo va a pasar en el Cuerpo de Cristo porque Dios siempre se mueve a dos niveles: a través de la cabezaJESUCRISTO; y por el Cuerpo-LA IGLESIA. En el pasaje anterior, a Pedro le vino la revelación de Cristo. Pero, Jesús le reveló quien era la Iglesia. Le reveló a Pedro que somos parte de la Iglesia, una piedra donde el Señor edifica Su Iglesia. La revelación es completa cuando además de conocer que Cristo es la cabeza, conocemos que el Cuerpo de Cristo es la Iglesia, y lo que Cristo puede hacer a través de Su Cuerpo. Dios no solo quiere revelarnos que Cristo es nuestra vida, sino que Cristo quiere mostrarnos y revelarnos a la Iglesia, como miembros del Cuerpo. Mateo nos habla de todo lo nuevo: ropa nueva, vino nuevo, del odre nuevo, habla de una nueva dimensión de lo que Dios quiere hacer. Dios no viene a parchar las cosas de lo que en otro tiempo no supimos hacer. Dios viene en este tiempo a revelarse a nuestra vida como el Cristo, Salvador. Pero, también viene a revelar la Iglesia como nunca antes había sido revelada. Porque la Iglesia es la que va a cumplir el propósito de Dios en esta tierra. Esta revelación es solo la primera parte de lo que Dios está haciendo con Pedro. “Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él. Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías. 88
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Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd. Al oír esto los discípulos, se postraron sobre sus rostros, y tuvieron gran temor. Entonces Jesús se acercó y los tocó, y dijo: Levantaos, y no temáis. Y alzando ellos los ojos, a nadie vieron sino a Jesús solo. Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos.” (Mateo 17:1-9). Dios nos da Revelación y eso significa que se nos corre un velo de los ojos. Es algo que Dios puede hacer en nuestra vida. Sabemos que algo comienza a pasar en nosotros porque Dios nos corre el telón. Eso fue exactamente lo que Dios hizo con Pedro en esta gran revelación: le corrió el telón. Ahora, después que a Pedro se le corre el telón y ve a Cristo, El propio Señor le manifestó a la Iglesia. Y a continuación, el Señor no le va a dar una revelación a Pedro, sino que lo va a llevar para que tenga una Visión.
Revelación y Visión no es lo mismo. Revelación es correr el telón, y Visión es prender la luz para que se vea lo que está detrás del telón. Pedro le dijo al Señor: “Tú eres el Cristo”. Eso es revelación. El siguiente paso fue que el Señor tomó a Pedro y se lo llevó al monte y ya no iba solo con una palabra de revelación, sino que fue para que viera al Cristo glorioso. Cuando le damos la bienvenida en nuestro espíritu a una palabra que se revela a nosotros, lo que sigue es la visión. Porque, la visión no es solo correr el telón; la visión tiene que ver con encender la luz. Dios nos enciende la luz y lo que sabemos que se reveló, 89
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ahora lo podemos ver con nuestros ojos. La unción apostólica y profética está trayendo revelación y visión de Cristo y de su iglesia. Hasta ahora hemos trabajado en muchas áreas de nuestra vida por revelación. Dios nos reveló Su palabra: lo que El quiere para las naciones y para las ciudades. Hace algunos años vino una Palabra de Dios sobre el propósito que el Señor tenía para nuestra vida; pero, ahora para que esta palabra que se nos está revelando la podamos ver funcionando es necesario que venga a nosotros la luz de Dios. Consideremos las distintas partes componentes del ciclo del propósito:
Primera parte: La Revelación La Revelación viene para que entendamos que fuera del Cuerpo de Cristo no podemos hacer ni producir nada en la tierra. Pero, cuando viene la visión de Dios, lo que Dios quiere es hacernos ver algo. En esta visión apareció Cristo resplandeciente y junto a él aparecieron Moisés y Elías. ¿Qué implicancia tiene esto? Que toda visión que Dios nos da de la vida, va a tratar con nosotros en algo. Va a sacar de nuestra mente todo registro de lo que hemos vivido en el pasado. Porque, la visión no tiene que ver con repetir el pasado, sino que tiene que ver con lo que Dios va hacer en el futuro.
¿Visión o proyecto? Hemos confundido Visión con proyecto. En el concepto de Dios, la Visión es la destrucción de conceptos viejos para que ahora, la voz de Dios comience a fluir sobre nosotros. Por eso aparecieron en esta escena Moisés y Elías. Ellos representaban las dos voces principales que habían regido al pueblo judío hasta aquellos días. Esta visión fue clave, para 90
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entender la nueva dispensación en la que se entraba. Ahora, fue la voz del Padre que habló: “y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd”. (Mateo 17:5). Si hay algo que hemos recibido en estos años es Palabra de Revelación. Ahora debemos empezar a sacar todas las ideas que han sido expuestas por esa revelación. No se puede caminar en el Reino de Dios sin verlo manifestado en nuestro medio. Uno de los problemas que se observa en la Iglesia es que la gente oye y ve lo que Dios está ministrando, pero siguen guardando conceptos antiguos. Entonces Dios no puede funcionar en esa manera.
Hagamos una aplicación de esta verdad: En la actualidad se observa, una restitución de finanzas y de lugares de poder. Eso es parte de lo que trae la revelación. Pero, para que alguien llegue a eso, debe pasar por una Visión. Es decir, una purificación de conceptos, que aunque hayan sido parte de su vida y en un tiempo fueron correctos, hoy en día existe una nueva dimensión de lo que Dios está haciendo en el Cuerpo de Cristo. Bajo esa visión aprendemos a oír una sola voz: la voz del Cristo vivo que viene a la Iglesia a través de la autoridad que Dios ha puesto delante de nosotros.
Segunda parte: La Visión En Romanos 2:1-16, Pablo presenta las bases o principios sobre los cuales Dios juzgará a los hombres. El dice que Dios los juzgará: “según verdad” (v.2), “Según justicia” (v.5); “según sus obras” (v.6); “sin acepción de 91
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personas” (v.11); “Por sus conciencias” (v.15); y por último lo hará “por Jesucristo” como gran juez (v.16). En este último punto, el apóstol enfatiza que: “Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres conforme al evangelio”. Eso significa que cuando pertenecemos al Cuerpo de Cristo y tenemos una visión de Reino, no podemos arrastrar los cientos de conceptos que traíamos antes. Porque, si seguimos cargando esa mochila de conceptos religiosos humanistas y legalistas, la visión que Dios ha dado nunca la vamos a ver. Por ejemplo: Podemos pertenecer a una congregación que habla de la prosperidad bíblica y nunca seremos prósperos. Puede haber unción y poder para sanidades y milagros, y nunca seremos sanos, ni por casualidad. Entonces nos preguntamos: ¿Por qué sucede esto? Lo que sucede es que fuimos creados para entender la visión de alcance de naciones y la visión de Iglesia como agente de cambio espiritual y social. Pero, para eso tiene que haber una muestra en nosotros de que lo que se ha hablado hasta ahora cumplió su ciclo. En estos tiempos de restauración apostólica, hemos sido insertados en una nueva dimensión. Estos son ciclos de madurez en nuestra vida. Dios nos revela a Cristo, Cristo nos revela la Iglesia. Tenemos que saber que la Iglesia en la Biblia tiene muchas características, y que hay una parte del Cuerpo que nos corresponde desarrollar y edificar en la iglesia local y para eso es necesario que tengamos sensibilidad, para que Dios nos lleve al plano de la Visión. Así como pasó con Pedro, hemos sido afectados por conceptos de vida y nos hemos conformado con ellos. Por eso a muchos el Evangelio no les ha funcionado. Hay que oír la voz de Cristo HOY, para saber lo que Dios está haciendo 92
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en el planeta. Tenemos que ser sensibles a la unción que está delante de nosotros para que podamos oír, porque lo que oigamos al otro día Dios lo va a cumplir:
La tercera parte: La Aplicación. Estando en el monte de la transfiguración, la voz del Padre dijo: “Este es mi Hijo amado,… a él oíd” (Mt.17:5). Por su parte, Pedro había propuesto hacer una enramada para Moisés y otra para Elías. ¿Para qué queremos tener dos trofeos de la historia si Dios está diciendo que no los oigamos? Pedro no entendió ni la Revelación ni la Visión. No entendió a cabalidad lo que había dicho: “Tú eres el Cristo”, en todas sus implicancias. Por eso, Jesús les mandó que no dijesen acerca de esta visión a nadie hasta que resucitase de los muertos. Allí llegaría a ser una realidad digna de ser contada en la perspectiva correcta.
La revelación y la visión son progresivas. Veamos un ejemplo, de lo que ocurrió a posterior de esta revelación en el monte de la transfiguración: Cuando llegaron a Capernaúm, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas? El dijo: Sí. Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños? Pedro le respondió: De los extraños. Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. (Mateo 17:24-26). Estaban en una casa y aparecieron a cobrar los impuestos a Jesús, y el primero que sale es Pedro. Pedro no funcionó en la Revelación de lo que él era. Los cobradores de impuestos del templo le preguntaron a Pedro: “¿tu Maestro paga los impuestos?” y Pedro respondió que sí. Eso significa que lo 93
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primero que se le aparece a Pedro en la puerta fue Moisés. Siempre que Dios trae una palabra es para que veamos un cuadro nuevo, pero tenemos que sacar de ese cuadro todo lo que hemos vivido hasta ahora, porque si no lo hacemos vamos a actuar de la misma manera aunque hayamos estado en la gloria y ante una palabra de Revelación. En el caso de Pedro, éste respondió por las Escrituras de Moisés, pero no respondió por la revelación ni la visión que tuvo. Cuando Dios se revela a nosotros, comienza a hacernos ver que nuestra vida nunca va a ser la misma de lo que ha sido. Entonces debemos hacer cambios y desalojar de nuestra mente todo pensamiento y estructura del pasado. ¿Por qué? Porque lo que Dios va a hacer con nosotros no tiene nada que ver con lo anterior: será algo nuevo. Por lo tanto, nunca más vamos a responder como lo hacíamos antes, responderemos bajo una nueva visión de iglesia, que es el mover apostólico y profético. Si sucedió en la revelación, también sucederá en la visión. Y si sucede en la visión, sucederá en la vida práctica. Por tanto, debemos permanecer firmes y asumir con una actitud de Fe lo que Dios habló para nosotros. Pedro falló en la Aplicación. Lo mismo nos puede suceder a nosotros, que durante años hemos vivimos dentro de la religión cristiana, pero no en el Reino de Dios. En consecuencia, debemos vernos en el cuadro, no para quedar “fascinados” en el monte de la transfiguración con la visión, sino preparados para las circunstancias que Dios va a crear. De nada nos sirve haber recibido todas las visiones escritas de lo que Dios quiere para nosotros, si cuando salgamos a la vida real nuestra respuesta será a Moisés y a la Ley.
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Moisés y Elías en la visión representaban a la ley y a los profetas. Pero, con la nube que los cubrió y la voz del Padre que dijo: “Este es mi Hijo amado,… a él oíd”, Dios quiso decir que la ley y los profetas están ahora absorbidos en Cristo. Dios no los anula en y de la historia. Ellos formaron parte de la revelación progresiva de Dios, pero quedan relegados a un lado para que brille Cristo, y la palabra de Cristo. Este es el sentido histórico que plantea el autor de Hebreos: “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder,…” (Hebreos 1:1-3). Este pasaje clave, presenta a Cristo como superior a la ley y a los profetas. La revelación traída por los profetas, aunque divina, fue incompleta, parcial y fragmentaria. En cambio, la revelación que trajo el Hijo, es completa y definitiva, siendo él mismo la máxima expresión de esta revelación. El es “la imagen misma de su sustancia” (Heb.1:3). La revelación de Dios es progresiva en la historia, hasta su culminación final en Cristo. Jesucristo, no solo habló la “Palabra de Dios”, El es la Palabra que sustenta todas las cosas creadas. No existe ningún tipo de revelación que supere a la encarnación del Verbo de Dios. La oscura tumba que quiso apagar la luz de la revelación del Hijo de Dios, después del Calvario, fue vencida en el poder de la resurrección provocada por el Espíritu de Vida. Entonces, nuestra vida debe estar de acuerdo al tipo de Evangelio que hemos creído. Si se nos revela que Cristo es la cabeza, y que nosotros somos la Iglesia, Dios siempre va a 95
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revelar el próximo paso. Mañana todo el mundo hablará lo que hoy se profetizó. Esto no es para pelearse con antiguos mensajes y predicadores cristianos. El Evangelio del Reino y la Revelación no vienen para decir que todo lo demás no sirve, viene para decir: “Señor ilumina nuestro camino, con lo que estás haciendo hoy”. Para que, cuando salgamos de acá nos mostremos como cartas vivas, cartas abiertas, que reaccionamos no por las leyes ni por las profecías, sino que reaccionamos por la vida de Cristo que está en nosotros.
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LA TRANSMISIÓN DE LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO Apóstol, Eugenio Ramírez M
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a unción del Espíritu Santo es el arma más efectiva para recibir la revelación apostólica y establecer las virtudes del Reino de Dios. La Unción nos revela a la iglesia en su correcta dimensión en este mundo y nos trae las estrategias de avance espiritual a emplear. Por esta razón, la consideración de tal poder es de vital importancia para establecer el Reino de Dios. Es necesario conocer cómo recibir y cómo emplear el poder de la unción. ¿Como se trasmite la unción del Espíritu Santo? Esta pregunta tiene varios aspectos a considerar. La experiencia del profeta Elías y la formación de Eliseo como sucesor, nos entregan los grandes principios involucrados en la transmisión de la autoridad espiritual. En este estudio abordaremos estos principios de poder.
Un legado a trasmitir. El profeta Elías fue el mayor representante del ministerio profético de su generación. Aunque no dejó nada escrito para la posteridad, sí dejó impresa una marca indeleble entre sus contemporáneos. 97
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En tiempos de crisis, Dios levanta a sus mejores hombres. La Biblia describe en el primer libro de Reyes, Capítulo 17; la situación caótica que se vivía al momento de la aparición de Elías en la escena. El rey Acab, se había casado con Jezabel, una princesa fenicia. Esta mujer era de carácter perverso y maligno. Se había propuesto desarraigar, de los labios de los israelitas, el nombre de Jehová, introduciendo el aberrante y grosero culto a los dioses paganos. Quería instalar oficialmente en Israel la adoración a Baal y Astarté (Asera), los principales dioses del panteón cananeo. Baal era considerado el dios de la lluvia y Astarté la diosa de la fertilidad. La violencia era impuesta por parte de la autoridad sobre los más débiles. Bajo este trasfondo de crisis religiosa y social, Dios levantó al profeta Elías como su representante. Este poderoso varón de Dios anunció al rey Acab, por palabra de Jehová, el juicio por medio de una gran sequía sobre todo Israel. Se suponía que Baal era el dios de la lluvia. Pero, en este caso, el “Dios más fuerte” intervino y dijo, por boca de Elías: “no habrá lluvia ni rocío, sino por mi palabra” (1Rey.17:1). Después de este anuncio profético, pasaron tres años y medio de sequía y leemos acerca de la gran confrontación espiritual entre Elías y los cuatrocientos cincuenta falsos profetas de Baal (1ª Reyes 18:16-40). 3 Como resultado, los falsos profetas fueron humillados y posteriormente muertos 3
La orden de Jehová era destruir a los falsos profetas: “Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños... diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos,... y sirvámosles... tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto... no consentirás con él, ni le prestarás oído... le apedrearás hasta que muera, por cuanto procuró apartarte de Jehová tu Dios...” Elías procedió de acuerdo de la ordenanza de la Ley Mosaica, que era la regla de conducta para Israel.
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por orden de Elías. Aunque este acto parece brutal, la ley mosaica demandaba la muerte de los falsos profetas en Israel (Deuteronomio 13:1-10). Pero, el fuego que cayó del cielo y la lluvia que vino por la oración de Elías, no convencieron a Acab ni a Jezabel con respecto a la verdad. El profeta Elías se vio obligado de huir para salvar su vida. Esto nos enseña que estamos frente a un hombre “sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” (Santiago 5:17). Después de vivir una experiencia sorprendente como esa, entró en el valle del desánimo y de la desesperación. Todas sus luchas no lograron obtener resultados permanentes. La reina Jezabel se mantenía en el poder y, sin duda, el pueblo se volvería nuevamente a la idolatría. El trato que el Señor tuvo con el profeta desanimado fue cuidadoso. Dios procedió sin apresuramientos en este difícil trance de Elías. Jehová lo llevó a descansar, lo alimentó y lo confrontó con la realidad espiritual. En el monte Horeb, el Señor le entregó una nueva visión de servicio y le proyectó en el trabajo a realizar. La obra que Elías había comenzado, continuaría, por medio de las denominadas “Escuelas de profetas”. El no estaba solo como pensaba. Dios le dijo: “Hay siete mil hombres que no han doblado sus rodillas ante Baal, ni le han besado” (1ª Reyes 19:18; Romanos 11:4). La lección para nosotros es que, a pesar del desánimo y la adversidad, Dios no termina tan rápido con la vida de los hombres que El ha llamado. El siempre tiene altos propósitos con nuestras vidas. Dios lo hizo con Elías y ese hombre sirvió a su generación hasta el momento en que fue arrebatado al cielo en un torbellino de fuego. El trabajo continuó, y de ese modo formó las Escuelas de Profetas en distintos lugares de Israel. 99
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¿Qué eran las “Escuelas de Profetas”? Eran agrupaciones de hombres que vivían en comunidad en torno al ministerio de un profeta mayor. En las ciudades de Gilgal, Bet-el y Jericó se establecieron dichas comunidades. A los que participaban en ellas se les denominaba: “Los hijos de los profetas”. En ellas se formaban los hombres de Dios en un ambiente profético. Se les enseñaba la vida espiritual, la Ley de Moisés, a oír la voz de Jehová, a comunicarse con Dios y eran inspirados a servir a su generación mediante cultos donde el nombre de Jehová era exaltado en Israel. Este fue el efecto de la experiencia del “silbo apacible y delicado” (1Rey.19:12-18). Por medio de esta estrategia, Dios obraría para la restauración de Israel. Ya no sería con el fuego o de una manera espectacular, sino suavemente. Dios estaba formando una nueva generación profética, para llevar adelante su obra. Este principio de acción, forma parte de la manera en que el Espíritu Santo está obrando en estos tiempos apostólicos y proféticos. Lo hace a través de la preparación y formación de hombres de Dios, verdaderamente ungidos a quienes usará para afectar a esta generación. El profeta Elías tuvo el privilegio de ser honrado por Dios de no ver muerte. En el Antiguo Testamento sólo dos personajes tuvieron ese privilegio: Uno fue Enoc y el otro el profeta Elías. Dios tuvo sus buenas razones para hacerlo. Pudo ver en estos hombres cualidades excepcionales. De Enoc se dice: “Caminó,.. Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios” (Gn.5:23). Este hombre sirvió a su generación fielmente y Dios le honró sin pasar por la muerte. En el caso de Elías fue similar. Sabemos que todas las partidas son tristes. El capítulo 2 del libro 2ª Reyes, nos señala el momento de la partida de este insigne hombre de Dios del escenario terrenal. Su tarea 100
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había sido completada. Había formado discípulos para continuar su obra, y preparado a alguien para que le sucediera en su lugar: este fue el profeta Eliseo. Este pasaje nos habla del momento cuando ambos fueron separados sobrenaturalmente. En toda la extensión del capítulo 2 del libro de 2ª Reyes encontramos las verdades que se desprenden acerca de la transmisión de la unción del Espíritu Santo y del empleo de autoridad espiritual. Como este es un tema extenso, lo dividiremos en dos capítulos. En este primer tema hablaremos sobre los principios de cómo se recibe la unción y la autoridad espiritual. Y en el siguiente capítulo el tema: “Cómo se emplea la unción y sus alcances”.
I. Los Pasos preliminares para recibir Autoridad Espiritual En el contexto del pasaje, Elías estaba visitando y despidiéndose de cada una de las comunidades proféticas. En estas visitas observamos varios detalles importantes. 1. Obediencia a lo ordenado. La primera parada es la comunidad en Gilgal. Una vez visitada y entregada las últimas instrucciones, Elías le dice a su discípulo: “Eliseo, quédate aquí, porque Jehová me ha enviado a Bet-el”. Un buen discípulo diría: “Como usted mande, pastor”. Pero este hombre entendía en su fuero interno que el profeta Elías estaba probando su actitud. Eliseo le respondió: “Vive Jehová y vive tu alma que no te dejaré” (2:2). Estaba dispuesto a seguir hasta el final junto a Elías. Por su parte Elías, no le puso reparos a su objeción de querer seguirle. 101
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2. Entendimiento espiritual. La siguiente parada fue en la comunidad de Bet-el. En este lugar, los “hijos de los profetas” le hablaron a Eliseo. Esos discípulos habían recibido por el Espíritu que Dios iba a quitar de en medio de ellos a Elías. Le dijeron: “¿Sabes que Jehová quitará hoy a tu Señor de sobre ti?”, y Eliseo respondió: “Sí, yo lo sé callad” (2:3). Esto nos enseña que el Espíritu profético debe estar en el pueblo y no solo en los líderes del pueblo. Dios puede y quiere traer revelación de sus planes al todo el pueblo. Esta verdad está acentuada en el Nuevo Pacto (Ver Jeremías 32:33-34; 2 Ped. 1:4). Eliseo se daba cuenta que Elías seguía probando su actitud. Sabía por qué Elías le volvió a decir: “quédate aquí” y también sabía por qué le debía responder que iba a seguir con él. Posteriormente fueron a visitar la Escuela Profética en la ciudad de Jericó. En Jericó, después de dar instrucciones a los “hijos de los profetas” ocurrió lo mismo. Otra vez las palabras de prueba: “Eliseo quédate aquí”. Su respuesta fue la misma: “Yo te sigo hasta el final”. Los discípulos de la Escuela en Jericó ya sabían, por el Espíritu, lo mismo que la Escuela en Betel: “¿Sabes que Jehová quitará hoy a tu Señor de sobre ti?”, y la misma respuesta de Eliseo: “Sí, yo lo se, callad” (2:5). Después de partir de Jericó, ambos se dirigieron hacia el río Jordán. Les siguieron “cincuenta varones de los hijos de los profetas” (2:7). 3. Perseverancia en un propósito. ¿Por qué el profeta Elías seguía probando a Eliseo, pidiéndole que no le acompañara? Porque Elías deseaba conocer el corazón de Eliseo respecto a cuáles eran sus verdaderos motivos para continuar con El. Este hecho nos 102
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enseña un principio: ¡Antes de recibir unción espiritual, Dios pondrá a prueba nuestros motivos y nuestra actitud frente a las cosas espirituales! El profeta Isaías dijo: “Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen” (Isaías 40:30). Este asunto de la autoridad espiritual no funciona sobre la base del esfuerzo humano, ni tampoco está basado en el dinamismo de la juventud. Dios necesita probar nuestra intención y sinceridad. Porque cuando él deposita su autoridad y su gloria, busca vasos limpios y dispuestos para recibirla. Dios nunca depositará su gloria sobre vasos irresponsables o inconstantes. La unción del Espíritu trae renovación y respaldo sobrenatural. Y, a diferencia de los jóvenes, Isaías dijo: “Pero los que esperan en Jehová, tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” (Isaías 40:32). Aunque este no es un asunto de juventud, tampoco niega el hecho de que Dios pudiera poner su toque especial sobre los jóvenes. El Espíritu del Señor también puede usarlos, aunque no lo sepan todo y sean asaltados por tantas dudas. ¿Cuál es una de las principales necesidades espirituales de la gente? Lo que se necesita en este mundo es demostrar la realidad de Dios. La unción del Espíritu trae la realidad de Dios. La gente quiere ver lo auténtico de Dios en las vidas de otros. Eso es en esencia el anhelo consciente o inconsciente de las personas: demostrar la realidad de lo divino. ¡Esto es autoridad espiritual! 4. Sinceridad de intención. Elías y Eliseo llegaron al río Jordán y lo cruzaron de una manera sorprendente. El pasaje nos dice: “Tomando entonces Elías su manto, lo dobló, y golpeó las aguas, las 103
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cuales se apartaron a uno y a otro lado, y pasaron ambos por lo seco” (2:8). El proceso de cruzar el río fue espectacular. Elías tomó su manto, golpeó las aguas y estas se abrieron ante la mirada asombrada de Eliseo. Así pasaron los dos en seco. Cuando cruzaron al otro lado del río, Elías le hizo la pregunta: ¿Qué es lo que deseas?: “Pide lo que quieras que haga por ti, antes que yo sea quitado de ti”. Y como muy bien reza el dicho popular que: “en el pedir no hay engaño”; Eliseo pidió todo aquello que anhelaba su corazón. Dijo: “Quiero que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí” (2:9) En la actualidad se emplea con frecuencia la expresión: “la doble unción” o de la “doble porción”. Nos preguntamos, ¿qué es lo que significa esta expresión de la “doble porción”? Tengamos un supuesto. Si yo tengo diez manzanas en mi poder, ¿puedo dar veinte a quien me pida? Naturalmente que no. Entonces, ¿qué era exactamente lo que le solicitaba Elíseo a Elías? ¿Qué significaba en el mundo hebreo esta expresión? La doble porción significaba la porción del primogénito. Correspondía al derecho legal de primogenitura. En los tiempos bíblicos, cuando un padre fallecía, la herencia se repartía entre los hijos, no en partes iguales. Por ejemplo, si un padre tenía cuatro hijos, la herencia se repartía en cinco partes y el hijo mayor, el primogénito, recibía una doble porción de la herencia, en relación al resto de sus hermanos. (cf. Deuteronomio 21:17). Hoy en día, en nuestra cultura latina, si un padre muere, la herencia queda repartida; la mitad para la viuda y la otra mitad en proporciones iguales entre los hijos. Eso lo establece nuestra legislación que regula la repartición de las 104
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herencias. En cambio, en la cultura hebrea el primogénito no sólo recibía una doble porción sino que, además, asumía el liderazgo de la familia. Entonces, ¿qué es lo que estaba pidiendo Eliseo para sí? Antes de responder a esta pregunta consideremos lo siguiente: Elías era un hombre sin posesiones materiales. Por otra parte, Eliseo venía de una familia pudiente. Esto se evidencia por el hecho de que eran pocos los que tenían doce yuntas de bueyes arando delante de él. Es decir, en términos actuales, Eliseo era un empresario agrícola. Había tenido animales, tierras y empleados a su cargo, a quienes debía pagar sueldos. Era un agricultor de la época. Un hombre de recursos (1ª Reyes 19:19-21). En cambio, Elías era un hombre común y sin recursos materiales. Tenía un aspecto rudimentario y campesino. Su vestimenta era de piel de camello, usaba el pelo largo y una barba frondosa. Y sin embargo, tenía dentro de sí algo muy valioso que dejar como herencia. Y un hombre tan distinto a él le pedía: “Te ruego que una doble porción de tu espíritu sea sobre mí”. Recordemos que Elías tenía “otros hijos”, como los denomina el texto: “los hijos de los profetas”, que eran los discípulos de las Comunidades Proféticas. Con estas palabras, Eliseo le estaba diciendo: “Yo quiero ser tu principal heredero. Quiero ser el continuador de la obra que Dios te ha dado a realizar a ti”. Quería para sí, este legado espiritual para ayudar a Israel. Este discípulo entendía y valoraba el trabajo de influencia espiritual que se había desarrollado en Israel. Y él postulaba a ser el heredero espiritual del profeta y continuador de esta empresa de fe. Debemos mencionar que Eliseo, hasta entonces, había sido un sirviente de Elías. Es decir, un aprendiz, uno más de los discípulos. Ahora, quiere ser el continuador de esta obra. Recordemos que aún estaba 105
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presente el problema del baalismo, que fue eliminado definitivamente de Israel en tiempos de Jehú. Aún quedaba mucho trabajo por hacer.
II.
El Costo de la Unción
La unción del Espíritu tiene un alto costo para aquellos que desean servir en esta capacidad. La respuesta del profeta Elías fue: “Cosa difícil has pedido” (2:10). Eso significa que todo aquel que desea servir a Dios en el poder de la unción del Espíritu deberá pagar el precio de su servicio leal. ¿Cuál es el costo de la unción? La respuesta a esta pregunta tiene varios aspectos a considerar: 1. Una vida dispuesta al sacrificio. De un modo figurado, significa un “sacrificio expiatorio”, semejante al de Cristo por su iglesia. El apóstol Pablo lo ilustra con este ejemplo: El habló de ser “derramado en libación sobre el sacrificio y servicio”, por causa de Cristo. La aceptación del principio de muerte, sepultura y resurrección es nuestro modelo. Todo verdadero buscador de Dios, que se involucra en una relación de pacto con Dios, deberá aceptar, por así decirlo, “la letra chica” del contrato. Pablo dijo: “Llevando en el cuerpo siempre por todas partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos... Siempre estamos entregados a muerte” (2ªCorintios 4:10-11). Esta es la “marca del quebranto” que debe exhibir todo verdadero hombre que ha sido ungido por Dios. ¿Cómo se manifiesta el costo en el servicio? Jesús dijo: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda solo; pero si muere lleva mucho fruto” (Juan12:24). 106
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Siguiendo este principio de entrega y renuncia personal, el costo está asociado con varios aspectos: En muchas ocasiones se estará expuesto a la crítica de los de afuera y también de los propios creyentes. Involucra, la lucha en el plano del conflicto personal en la superación de la fatiga. Incluye, el tiempo dedicado para pensar, meditar, orar, planificar, que siempre cuesta. Muchas veces será la soledad, los momentos de angustia, cuando al igual que Elías se piensa que los demás lo han abandonado. Otras veces será el momento de tomar decisiones que no son gratas, especialmente con algunos que persisten en resistir el llamamiento de Cristo. Además, del precio de la competencia y la ansiedad donde reside el temor al fracaso. También está la tentación de hacer abuso de poder y de autoridad. Los sentimientos de envidia porque otros están haciendo una obra mejor que la nuestra, o el orgullo propio al sentir que lo hemos hecho bien, entre otras cosas. El asunto es: ¿estamos dispuestos a ser derramados como una ofrenda en sacrificio vivo?, o ¿estamos dispuestos a ser colocados sobre el altar y pasar por el fuego purificador que elimina todo deseo y afecto personalista? 2. Una vida con respaldo divino. El hecho de que la unción sea algo difícil y costoso, no significa que sea inalcanzable. Pero, tampoco es el resultado del esfuerzo humano. Recuerde las palabras de Isaías: “Los muchachos se fatigan y se cansan”. Eso significa que el 107
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entusiasmo juvenil, sólo es algo pasajero. Esto no nos asegura la mantención perseverante de una obra expuesta a la prueba. La perseverancia es una señal de que la tarea ha sido dada por Dios, y que el alma que arde con el fuego celestial alimenta sus fuerzas de los recursos divinos. La misión que tiene el respaldo de Dios perdurará hasta el final. La vida de Moisés nos ilustra esta verdad. El tuvo dos etapas en su vida como libertador. Uno cuando era príncipe en Egipto y fracasó y el otro cuando Dios lo envió de vuelta a Egipto. En la primera etapa, cuando Moisés era príncipe de Egipto, sintió el deseo de visitar a sus hermanos y observó cómo un egipcio azotaba a un hebreo. Con eso sintió celos por los de su raza e hizo un primer intento libertario al castigar la injusticia, dejando a un egipcio muerto en la arena; pero pronto se agotó, y se vio obligado a retirarse sin valor y amedrentado (Ex.2:11-15). En la segunda etapa, debieron pasar 40 años para que esos anhelos se cumplieran. Después del llamamiento del Señor en el desierto, Moisés llegó a ser el gran libertador de Israel. El gran respaldo del Señor hizo la diferencia. Y el autor de hebreos agrega que Moisés: “se sostuvo como viendo al invisible” (Heb.11:27). Dios es fiel para sostener a sus siervos que desean perseverar fieles a su llamado. En otras palabras, el hombre que anhela la unción divina se mantendrá sin fluctuar en la misión, pues encuentra su fuente de poder en aquél que le ha comisionado. Frente a la consideración del costo de la unción de Dios, siempre habrá gente que desiste, se retira, se cansa y se agota. Los que alcanzan a llegar son los mejores. Los que han sido aprobados. Y son a ellos a quienes Dios honra dándoles autoridad espiritual. Son los que están dispuestos a 108
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pagar el precio por tener la unción. 3. Una vida de negación al “Yo” La unción en sí es gratis. Porque proviene de la gracia de Dios. Pero, recibirla y mantenerla, eso sí tiene un costo. Un costo de sacrificio, un costo de abnegación, un costo de muerte a sí mismo. Para eso, el corazón debe vaciarse del YO para ser llenado de EL. ¡Que su “tesoro” sea puesto en nuestro “vaso de barro”!. Esto significa un costo de pureza espiritual, para así recibir mayor autoridad del Espíritu. Es gratis en un sentido, pero muy costosa en otra. Dios no entregará la unción de Su Espíritu, ni Su autoridad a cualquiera, como si estuviera en una “liquidación de temporada” a bajo costo. La unción es el gran legado de Dios para los siervos de Dios. Como dijo el salmista, la unción del Espíritu es la porción de su herencia. “Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos y es hermosa la heredad que me ha tocado” (Salmo 16:5-6). ¡Esta es nuestra herencia espiritual para construir el Reino en la tierra: La unción del Espíritu Santo! Si uno anhelo la unción para afectar su entorno, deberá levantar la mano y mantenerla levantada sin claudicar. Y, siempre bajo cualquier circunstancia, deberá responder que aún quiere la unción divina. Frente a los innumerables obstáculos, se nos seguirá preguntando: ¿aún quieres la unción? Nuestra respuesta deberá ser siempre la misma. Ahí, y sólo ahí se nos va a conceder la unción, e incluso aumentar en grado. Es necesario, estar dispuesto a pagar un precio de renuncia al yo, de renuncia a poseer y renuncia a nuestras propias motivaciones. La principal motivación para pedir es 109
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por causa del Reino de Dios. Jesús dijo: “Busca primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). Si uno aprende a renunciar a sí mismo y el Reino de Dios se transforma en nuestra prioridad, Dios nos va a dar la unción. Y, junto con ello, los anhelos propios, nos serán añadidos. En el caso de Eliseo, la exigencia que le hizo Elías, para abrir la puerta a la sucesión profética fue: “Si me vieres cuando sea quitado de sobre ti, te será hecho, más si no, no” (2:10). ¿Qué le quiso decir, con estas palabras? La señal por la que Eliseo sabría que su petición había sido concedida, era “si Eliseo tenía el valor de presenciar el arrebatamiento de Elías, y la comprensión espiritual para apreciar el significado de la partida del profeta mayor, sería él entonces su sucesor”.4 En otras palabras, debía estar muy atento a los acontecimientos que sucederían. No debía estar distraído, sino permanecer constantemente al lado del profeta. Porque, en un momento, no sabía cuándo, ni dónde, algo sobrenatural iba a ocurrir. Y ocurrió. Para Eliseo, el cambio de escenario fue de gran impacto. La Biblia dice: “Y aconteció que yendo ellos y hablando, he aquí un carro de fuego, con caballos de fuego apartó a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino” (2:11). Eliseo pudo ver esa visión en que ambos fueron separados dramáticamente. En ese momento entendió que 4
Charles F. Pfeiffer, Comentario Bíblico Moody, “Antiguo Testamento” (G. Rapid, Ed. Portavoz, 1993), Pág.342
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era necesaria la separación, el distanciamiento de ambos, para que existiera sucesión profética. Para él fue como si su maestro hubiera muerto. Tuvo la sensación de sentirse solo y abandonado. Similar a cuando una persona asume un nuevo cargo o una nueva responsabilidad para la cual no se siente preparado, hasta que después de un tiempo se acostumbra a sus nuevas funciones.
III.
La transferencia de la unción
La unción del Espíritu es transferible cuando existe una actitud de fe. Y cuando esta se transfiere suceden varias cosas destacables: 1. La unción es un poder que afecta desde el mundo espiritual. La Biblia dice que Eliseo, al verlo partir, clamaba a gran voz: “¡Padre mío, padre mío, carro de Israel y su gente de a caballo! (2:12). Esta expresión es algo extraña para nosotros. La misma exclamación la empleó posteriormente el rey Joáz, en el lecho de muerte del propio Eliseo (ver 2ªReyes 13:14). ¿Qué quisieron decir Eliseo y el rey Joáz al usar esta expresión tan particular? El comentarista Charles F. Pfeiffer dice: El carro era el arma más formidable conocido entonces, símbolo del poder supremo de Dios. Eliseo estaba hablando de Elías como el instrumento profético mediante el cual el poder de Dios estaba operando en favor de la verdad en Israel. Porque la defensa de Israel recaía solamente en Dios, y su idolatría era el rechazo de esta defensa. Este poder divino podía ayudar al pueblo a
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mantener el pacto.5 Es decir, lo que estos dos profetas representaban era más poderoso que todo el ejército de Israel, con todo su armamento. La autoridad de que estaban investidos esos hombres desaparecía en esos momentos. Veamos un ejemplo de la autoridad espiritual que Elías representaba. En 2ª Reyes capítulo 1, leemos el caso cuando Elías anunció la muerte del rey Ocozías. El orgulloso monarca envió a un destacamento de soldados para arrestar al profeta de Dios. En esos momentos, Elías se encontraba solo, sentado en la cima del monte. Un capitán con cincuenta soldados, llegó hasta él con un mensaje arrogante de parte del rey que le decía: “Varón de Dios, el rey ha dicho que desciendas” (1:9). Y Elías, sin tener ninguna arma consigo le respondió: “Si soy varón de Dios, descienda fuego del cielo, y te consuma con tus cincuenta”. Y la Biblia dice: “Y descendió fuego del cielo, que lo consumió a él y a sus cincuenta”. ¡Esto fue una verdadera tragedia! Murieron calcinados cincuenta y una personas por la palabra del profeta. Luego, el rey volvió a enviar a otro capitán con un grupo similar, para proceder a arrestar a Elías. El capitán le volvió a dar al profeta nuevamente la orden que descendiera. Y otra vez la misma respuesta y la misma palabra de juicio: “Si soy hombre de Dios, entonces que descienda fuego del cielo, te consuma a ti y a tus cincuenta”. Con esta nueva palabra, ya iban más de cien muertos en el mismo día. 5
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Posteriormente llegó un tercer grupo de soldados. Pero esta vez, el capitán a cargo, se daba cuenta que Elías tenía un poder mayor que todos ellos juntos. El capitán no utilizó un lenguaje insultante. Por el contrario, en actitud humilde rogó por su vida: “... sea de valor delante de tus ojos mi vida, y la vida de estos tus cincuenta siervos” (v.13). En otras palabras, el capitán del ejército le decía: “Tan solo soy siervo del rey, cumpliendo con mi deber; así que, por favor venga conmigo ante el rey”. Estas circunstancias probaron que Elías no estaba tan indefenso como aparentemente parecía. Tras el profeta de Dios había un enorme respaldo espiritual incuestionable. Este tipo de respaldo estaba solicitando Eliseo para sí. ¡Esta es la autoridad espiritual! Aún queda en mi memoria la visita de un hombre de Dios a nuestro país, para un evento en el principal Coliseo Nacional. El estadio estaba lleno. Y en un momento del sermón, inspirado por el Señor, el predicador señaló con su dedo a un grupo de pastores que estaban ubicados en la plataforma y declaró solemnemente: “¡Sobre los hombros de estos hombres depende el destino de esta nación!”. En ese momento no comprendí, exactamente el alcance de sus palabras. Pero, a la verdad me causó mucha impresión, porque sabía que era una declaración importante. Con el tiempo comprendí el significado. No eran las personas, sino la autoridad espiritual que estaba depositada sobre ellos, lo que hace que las cosas sucedan en la esfera espiritual, para que se hagan efectivas en el mundo natural. ¡Eso es autoridad espiritual! La autoridad espiritual, no sólo debe estar en los ministros del Señor, sino en todo el cuerpo de Cristo. Cuando el creyente es portador de la autoridad espiritual, este poder va a transformar su entorno. 113
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2. La unción de Dios implica la comprensión de la verdad bíblica y de la realidad espiritual. Como miembros del Cuerpo de Cristo, hemos sido llamados para afectar favorablemente nuestra sociedad. Porque la luz siempre resplandece y aleja las tinieblas espirituales. La luz de Cristo en los creyentes, será un polo de atracción. La unción del Espíritu irradia algo sobrenatural, que no es humano y que procede de arriba. La partida del profeta Elías fue especialmente dolorosa para Eliseo. Una vez que se dio cuenta de lo ocurrido, “tomó sus vestidos y los rompió en dos partes” (2:12). Esa era la forma hebrea para expresar el dolor o luto en tiempos bíblicos. Así demostró su sincero dolor ante la partida de Elías. Aunque nada podía hacer, entendió que era necesaria la separación de ambos para el traspaso de la autoridad de mando. 3. La autoridad espiritual no se impone; se reconoce. Cuando la unción del Espíritu es traspasada, esta es notoria en la vida del creyente. En el caso de Eliseo, una vez que terminó de llorar, limpió sus lágrimas, y vio que junto a él estaba tirado el manto de Elías. Lo tomó y se volvió con él a la orilla del Jordán y preguntó: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? (2:14). El manto sería una confirmación adicional de la transmisión de la unción. Con él golpeó las aguas y estas se abrieron, y Eliseo cruzó como lo hizo junto a Elías. Y la Biblia dice: “viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. 114
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Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él” (2:15). Esto nos demuestra que la autoridad espiritual no se impone, sino que se reconoce. Eso es lo precioso que tiene la unción: que las personas la reconocen. No se necesita cargar un cartel sobre el pecho que diga: “¡Soy el ungido de Jehová!”. La misma unción del Espíritu de Dios sobre la vida de un hombre da testimonio de esta realidad. En una ocasión fui invitado a predicar a una convención. Después de predicar, ministré sobre los enfermos. Esa noche hubo un despliegue del poder milagroso de Dios. Al final de la ministración, dije: “Yo no entiendo porqué Dios me ha dotado de estos dones de sanidades, yo soy principalmente un maestro de la Palabra. Por regla general estos dones Dios los entrega a los evangelistas, que necesitan predicar el evangelio con las señales de poder”. Se encontraba presente en la convención un evangelista. Al escuchar esas palabras, pensó para sí: “¡Yo soy evangelista, y no tengo esas señales!” El hermano se fue muy triste a su casa esa noche. Permaneció por varias horas en oración. Después de derramar su alma en la presencia del Señor, el Espíritu Santo le dijo: “¡Mañana te hablaré por mi siervo!”. En la siguiente reunión, él estaba a cargo en la coordinación del culto. Mientras adorábamos al Señor, el Espíritu me habló y me dijo: “¡Le vas a entregar todo lo que tienes a él!”. En ese momento no comprendí a cabalidad la magnitud de las palabras del Espíritu. Cuando me entregó el púlpito para predicar, le comenté brevemente: “El Señor tiene algo para ti, pero no sé en qué momento te lo va a dar”. Esa noche, después de predicar, hice un llamado para orar por los enfermos. Pasó un buen número de personas con necesidad. En ese momento el Espíritu me dijo: “¡Llámalo, 115
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ahora!”. Cuando le llamé, pude ver su corazón. El Señor me mostraba todo lo que había pasado la noche anterior. Le dije: “El Espíritu me muestra que tú has pedido al Señor algunos dones que El me ha dado. Tú anhelas tener lo que yo tengo, porque eres evangelista, y piensas que no estás suficientemente dotado”. A lo cual respondía “¡Sí, Señor!”, con vehemencia. Fue en ese momento que comprendí lo que el Señor me había dicho: “¡Entrégale todo lo que tienes!”. El hermano levantó sus manos y uno por uno comenzó el traspaso de los dones que Dios me había dado. El hermano quedó “embriagado en el Espíritu” al momento de recibir los dones. Inmediatamente, llamé a un enfermo, y le digo al evangelista que le ponga las manos encima. Para sorpresa de todos, el enfermo sanó instantáneamente. Luego vino otro enfermo, con su columna vertebral desviada; le impuso las manos y dijo: “¡Oh, puedo ver cómo la columna se endereza. Sí, se está enderezando!” Durante esa reunión hubo todo tipo de milagros. Pero para el evangelista, eso no terminó ahí. A las pocas semanas viajó para predicar una cruzada al extranjero, y me enteré que tuvo gran éxito orando por los enfermos. Le acompañaron abundantes señales. Y esas manifestaciones le siguen actualmente en su ministerio.
Conclusión: Entonces, la autoridad espiritual es algo real que el Espíritu del Señor quiere compartir con nosotros para afectar en el Reino. Para recibirla, debe haber una actitud de interés y de búsqueda intensa. La unción se demanda en oración y se mantiene con la Palabra. La palabra para nosotros sigue siendo la misma: “¡Cosa difícil has pedido!”. Es necesario estar dispuesto a pagar el precio que sea, si con ello podemos entregar un servicio más efectivo en la gracia y el poder del 116
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Señor a nuestra generación. La autoridad espiritual que traspasa y la unción la perciben espiritualmente. Es decir, aquel que tiene la unción de Dios, se le hará manifiesta, aún sin abrir su boca. Con estas palabras deseo animar tu espíritu a buscar la unción del Espíritu Santo.
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EL EMPLEO DE LA UNCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO Apóstol, Eugenio Ramírez M. uando un creyente o un ministro entra a conocer y a experimentar la unción del Espíritu Santo, se le ha entregado un arma poderosa en el mundo espiritual. Como arma de Dios, también implica una responsabilidad delegada para hacer un uso correcto, de acuerdo a la voluntad de Dios. En este capítulo desarrollaremos el tema: “El empleo de la unción del Espíritu Santo”. ¿Para qué sirve la unción del Espíritu? ¿Cómo se debe emplear la autoridad espiritual? La autoridad de Cristo opera en dos direcciones: para bendición de otros y para juicio y castigo del mal. Dios unge a sus siervos para que a través de ellos fluya una palabra de autoridad y poder que cambie las circunstancias externas. Esta experiencia se observa en la vida de Eliseo, una vez que le fue transferida la unción como heredero espiritual de Elías (2ª Reyes 2:16-25). Los hechos que sucedieron, posteriormente a la transmisión de la unción de Dios, en el capítulo anterior, nos ayudarán a entender las direcciones en que opera la unción del Espíritu.
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I.- La unción trae una nueva realidad espiritual. La unción cambia las circunstancias absolutamente. Entran a operar nuevas realidades que son reconocidas por sus efectos en el plano natural. Pero, la clave está en recibir el toque de Dios, para luego hacerlo manifiesto en nuestro entorno. Esta nueva realidad queda ilustrada en el caso de la unción de David por Samuel. A todas luces, Samuel ungió a David en lugar de Saúl para que sea rey sobre Israel. De hecho, después de ser ungido por el profeta, la Biblia declara que: “Entonces el Espíritu del Señor vino con poder sobre David, y desde ese día estuvo con él” (1Sam.16:13 NVI). ¿Comenzó a reinar David inmediatamente una vez que fue ungido? De acuerdo al relato posterior, observamos que esto no fue así. Aunque fue ungido para ser rey en lugar de Saúl, las circunstancias no se dieron en el corto plazo. Saúl siguió siendo el rey por muchos años más. ¿Cuáles fueron los efectos progresivos que trajo la unción sobre David? Y ¿qué aplicación tiene para nosotros en el día de hoy? Consideremos estos efectos progresivos, en la vida de David, como resultado de la unción del Espíritu. 1. La unción trajo un efecto liberador. David, después de ser ungido, vino a ser tocador de arpa al servicio del rey Saúl, para calmar las locuras que un espíritu maligno causaba en contra del rey (1Sam.16:19-23). Pero, la música que interpretaba David, ungida por el Espíritu de Dios, traía alivio espiritual sobre Saúl. Esa liberación espiritual que producía, era el resultado directo de la unción que había recibido David.
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2. La unción trajo victoria sobre la nación. Bajo esta misma unción, fue capaz de enfrentar y derrotar a Goliat. El resultado, fue una gran victoria sobre el ejército filisteo, los perpetuos enemigos de Israel. 3. La unción también le trajo honores y ascensos. La hazaña con Goliat, le ligó a la familia del rey Saúl y éste lo puso como jefe militar del ejército. Esto fue el resultado directo del respaldo divino de la unción de Dios sobre David. 4. La unción le trajo para él un costo de envidia, rechazo y persecución. La influencia alcanzada a causa de la unción provocó una reacción recelosa de parte de Saúl. Aunque el pueblo nada sabía de la unción de David, muy pronto reconoció que el Espíritu de Jehová reposaba sobre él. Llegó el día en que a David le concedieron mayores honores que a Saúl. El rítmico compás de los tamboriles y el cántico de las mujeres que decían: “Saúl hirió a sus miles, y David a sus diez miles”, deben haber resonado en los oídos de Saúl como un susurro que le decía: “Jehová te ha rechazado” (1Sam.18:6-8). Unos celos amargos y violentos tomaron posesión de su alma. Varias veces intentó quitarle violentamente la vida a David, pero este siempre escapaba. Debido al rechazo, David debió escapar por su vida y vivir como fugitivo. Este período de tiempo como proscrito duró entre cinco a ocho años. Ese tiempo fue una verdadera escuela de padecimientos. En esta época compuso muchos de sus salmos que celebran su escape de las manos de los enemigos. No hay duda que la misma unción le hizo desarrollar su confianza en Dios. 5. La unción actuó también para producir una vida con propósito y liderazgo en gente con problemas. ¿Qué ocurrió con la unción es esta área? David llegó hasta la cueva de Adulam, cerca de la frontera filistea. Sus parientes, al saber 121
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donde estaba, se refugiaron con él para escapar de la ira del rey. También se encontró al frente de 400 hombres que fueron a él y lo tomaron como su líder. Este grupo pronto aumentó a 600. La Biblia los describe como “endeudados, desterrados y afligidos”. Muchos de ellos eran personas sin carácter, sin reputación y sin esperanza (22:1-2). Mediante la unción, David pasó por alto su bajeza, los guió, los contuvo cuando era necesario; y los elevó a una relación extraordinaria con él y con Dios. Mediante la relación con David y bajo la unción del Espíritu, estos hombres afligidos se hicieron prudentes; los descontentos se convirtieron en personas adaptadas, leales y valientes. De esta compañía surgieron muchos de los hombres destacados del reinado de David. De este grupo salieron los denominados “valientes de David”. 6. La unción le llevó a ser reconocido como Rey de Judá, y posteriormente sobre todo Israel. Tras la muerte de Saúl, a David se le allanó el camino para ser entronizado como rey sobre Judá. Siete años después, vino a él una delegación oficial que representaba a todo Israel para pedirle que reinara sobre la nación entera. Ellos reconocían que David era un verdadero hebreo entre los hebreos, que había demostrado su capacidad militar, y que Dios mismo lo había ungido para ser rey (2Samuel 5:1-5). Samuel había ungido a David muchos años antes. Ahora el pueblo lo ungió por segunda vez, confirmando lo que Dios había hecho ya. Se celebró la coronación del rey con una gran fiesta (1Crónicas 12:38-40). La misma unción le ayudó durante su gobierno para conquistar territorios, de otras naciones, llegando a construir un imperio que pasó de 10.000 a 100.000 kilómetros cuadrados, durante su reinado. 122
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Una de las claves en el secreto de su éxito militar y de su reino, fue su consagración como adorador y salmista. El mismo compuso la mitad del salterio que se cantaba en Israel. Construyó para Dios un tabernáculo, donde dispuso que se le ofreciera continuamente sacrificios de alabanzas a Jehová, por turnos, durante las 24 horas del día. Terminó sus días con éxito. El autor sagrado dice de él que: “murió en buena vejez, lleno de días, de riquezas y de gloria; y reinó en su lugar Salomón su hijo” (1Cron.29:28). El rey David nos entrega un ejemplo para las siguientes generaciones de lo que significa vivir y actuar bajo la unción del Espíritu Santo. Esto lo ejemplifica el profeta Isaías, quien profetizó 300 años después de David. El dice lo siguiente: Inclinad vuestro oído, y venid a mí; OÍD, y vivirá vuestra alma y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes a David. He aquí que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti, a causa de Jehová tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado” (Isaías 55:3-5). De este pasaje desprendemos cuatro cosas que ocurren cuando escuchamos la voz de Dios: Dios nos imparte vida espiritual: “vivirá vuestra alma” Dios se involucra con nosotros en una relación de “pacto eterno” Dios derrama sobre nosotros un manto de misericordia. Dios nos honra y eso nos permite afectar la vida de muchos otros: “Llamarás a gente… y gentes que no te conocieron correrán a ti, a causa… del Santo de Israel que te ha honrado”. 123
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El rey David recibió todo lo anterior: Vida espiritual, un pacto eterno, experimentó la misericordia y fue honrado por Dios delante de las otras naciones. Pero, de él, también se dicen tres cosas; que es un testigo a los pueblos, es un jefe y un maestro a las naciones. Esto significa que David es un modelo en estas tres áreas: David como testigo: Es un modelo a IMITAR. Es alguien que tiene un testimonio de vida. David como Jefe: Es un líder a quién debemos SEGUIR. David como maestro: Es alguien de quien debemos APRENDER. Para ir cerrando la idea del cambio de la nueva realidad que trae la unción, preguntémonos: ¿Es posible alcanzar tales logros sin la unción? La respuesta es muy obvia. ¡NO! Por eso, debemos buscar la unción del Espíritu para afectar con eficacia nuestro entorno, e implantar las virtudes del Reino de Dios. Pero, volvamos a Eliseo, después que recibió la herencia espiritual legada por el profeta Elías. En la esfera espiritual se produjo un gran cambio. Pero, al igual que David, también debió consolidarse en la esfera natural. Los hijos de los profetas le dijeron a Eliseo: “He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis. Más ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, más no lo hallaron. Y cuando volvieron a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo: ¿No os dije yo que no fueseis?”(2:16-18). 124
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Los hijos de los profetas no querían aceptar, en primera instancia, que la partida de Elías era permanente. Su insistencia en enviar a un grupo de búsqueda consiguió una autorización de mala gana. Cuando su búsqueda probó ser infructuosa, tuvieron que aceptar el hecho de que Eliseo era ahora el nuevo líder del movimiento en Las Escuelas Proféticas. II. La Unción es para Beneficio de los Hombres. Cuando las fuerzas y las capacidades humanas son limitadas, la unción divina es la respuesta frente a las necesidades de los hombres. Una vez que los hijos de los profetas reconocieron la nueva autoridad de que estaba investido Eliseo, los hombres de la ciudad le plantearon un problema al profeta: “He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; más las aguas son malas, y la tierra es estéril” (2ª Reyes 2:19). ¿Qué tipo de problema tenían? Un problema geológico. No se producían alimentos El lugar era bonito y con un buen clima, pero las capacidades productivas no eran buenas. Había malas aguas y esterilidad de la tierra. La placentera situación de Jericó estaba dañada por el hecho de que el agua era mala. Esta expresión también se puede traducir: “... pero el agua es mala... provocando abortos”. Ellos consideraban que las aguas que bebían eran responsables de la causa de los abortos. ¿Qué tenía que ver Eliseo con este problema? Para nosotros, la respuesta vendría por el trabajo de un ingeniero 125
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agrónomo para la solución del problema. Sin embargo, Eliseo pudo ofrecer una solución por medio de la unción que había recibido como herencia del Espíritu Santo. La Biblia dice: “Entonces él dijo; traedme una vasija nueva y poned en ella sal. Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo” (2ª Reyes 2:20-22). ¿Acaso Eliseo conocía algún “secreto de naturaleza” de que la sal poseía alguna propiedad capaz de alterar la constitución de las aguas? Es evidente que el autor bíblico no pretende demostrar eso. La sal no tenía ninguna propiedad química capaz de modificar las aguas. En este caso, fue usada como un símbolo del poder purificador y preservador de Dios. No fue la sal en sí misma la que produjo el cambio, sino la unción que había recibido Eliseo. En este acto, el profeta empleó la autoridad espiritual para cambiar las circunstancias negativas y con eso cambió el futuro para esa ciudad. El poder milagroso de Dios intervino en las circunstancias humanas, y revirtió para bien en la vida de los hombres de la ciudad de Jericó. Eliseo es uno de los personajes más atractivos de la Biblia. Es alguien con quien resulta fácil identificarse. Una de las cosas que más llama la atención de Eliseo es el hecho que donde quiera que este hombre estaba había cambios significativos a su alrededor en la vida de otros. Consideremos algunos ejemplos de los milagros de Eliseo que ilustran los efectos positivos de la unción del 126
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Espíritu sobre la vida de otros. Ya hemos considerado la sanidad de las aguas de Jericó. Pero, su vida ungida por el Espíritu Santo contiene gran riqueza que nos incentiva a buscar de este glorioso poder espiritual. Un ejemplo destacable fue el caso de la viuda de uno de “los hijos de los profetas” a quien le fue multiplicado el aceite. Esta historia se narra en 2 Reyes 4:1-7. La Biblia declara que el marido de esa mujer había muerto y la había dejado con deudas impagas. Sus acreedores habían venido para llevarse a sus hijos como esclavos. Ya no era sólo el dolor de la partida del esposo, sino la aflicción por las deudas. La situación para esta mujer era muy grave. Con esta carga, ella vino al profeta Eliseo, le planteó su problema y le añade: “...y tú sabes que tu siervo era temeroso de Jehová”. Eliseo le dijo: “¿Qué te haré yo? Declárame qué tienes en casa.” (4:2). Esta mujer, lo único que tenía era un poco de aceite. No tenía verduras, ni carne, ni otros alimentos. ¿Cómo actúa la unción de Dios para cambiar las circunstancias? En este caso el profeta le dijo: “Ve pues ahora y pide prestados a tus vecinos algunos jarros, ¡todos los jarros vacíos que puedas conseguir! Luego métete en tu casa con tus hijos, cierra la puerta y ve llenando de aceite todos los jarros y poniendo aparte los llenos” (2ª Reyes 4:3,4 VP). El resultado fue sorprendente. Por un acto milagroso, comenzaron a llenarse las vasijas, de ese poco de aceite. Y el aceite cesó solo cuando se acabaron de llenar todas las vasijas. Este milagro cambió las circunstancias negativas de la mujer y de sus hijos. Cuando le cuenta al profeta Eliseo lo sucedido, el profeta dice: “Ve, vende el aceite y paga a tus acreedores, tú y tus hijos vivid de lo que quede” (4:7). Con la venta del aceite pudo pagar a todos sus 127
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acreedores, rescatar el gravamen que pesaba sobre sus hijos y con el resto pudo vivir sin sobresaltos. No tuvo necesidad de endeudarse en un préstamo. Fue Dios quien intervino en las circunstancias por medio de la unción que cambió las cosas para esta mujer. ¡Esa unción está disponible para nosotros en la actualidad! Otro ejemplo, tan sorprendente como el anterior, fue el caso de la mujer sunamita (2ª Reyes 4:8-37). Una mujer importante de Sunem entendía que Eliseo era un hombre de Dios. Cada vez que el profeta pasaba por Sunem, ésta mujer lo invitaba a su casa. Motivada por amor y respeto a Eliseo le hizo construir una habitación especial para que pudiera alojarse cada vez que anduviera por allí. Todo esto lo hizo con una actitud desinteresada. Eliseo preguntó a su siervo Giezi: ¿Qué haremos por ella? y Giezi respondió: “He aquí que ella no tiene hijos, y su marido es viejo” (4:14). Bajo estas circunstancias, en que la naturaleza les impedía tener familia, la palabra ungida del profeta fue: “El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo...” y ocurrió tal cual le fue anunciado: “la mujer concibió, y dio a luz un hijo al año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho”. La historia no termina allí. Pasando el tiempo, el niño creció y en un momento fue afectado por fuertes dolores de cabeza, que le provocaron la muerte. Esto fue un golpe muy duro para esa mujer, madre de un solo hijo. En su angustia la mujer recurrió al profeta Eliseo. De algún modo, le reclamó el hecho de que ella no había pedido ser madre, y ahora su único hijo estaba muerto. Cuando Eliseo llegó al lugar, se encontró con el triste cuadro del muchacho muerto y de unos padres muy apenados. ¿Qué haríamos nosotros? Lo más probable es que presentaríamos nuestras condolencias. Quizá daríamos algo de dinero para ayudar a los gastos de sepultación. Pero, ¿Cómo operó la unción del Espíritu de 128
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Dios? Intervino y devolvió la vida al hijo de la mujer sunamita. ¡Qué asombrosa es la unción del Espíritu Santo! Otro caso grave, ocurrido en tiempos de Eliseo, fue la invasión de Siria sobre Samaria. (2ª Reyes 6:24-7:20). La situación llegó a ser insostenible. La ciudad fue sitiada y se produjo una hambruna muy severa. A tal punto que la propia cabeza de Eliseo corría peligro. En medio de una situación tan desastrosa, Eliseo les profetizó a los ancianos de la ciudad y a un representante del rey. La profecía decía: “Mañana a estas horas, a la entrada de Samaria se podrán comprar siete litros de harina por una sola moneda de plata, y también por una moneda de plata se podrán comprar quince litros de cebada” (2ª Reyes 7:1VP). Esto no parecía lógico. Debido a las circunstancias que se vivían en aquellos días esta profecía parecía algo tan irracional. Nadie lo podía creer. El propio príncipe asesor del rey respondió a Eliseo: “Aún si el Señor abriera ventanas en el cielo, no podría suceder lo que has dicho.” Pero Eliseo contestó: “Pues tú lo verás con tus propios ojos, pero no comerás de ello” (7:3). El caso fue que esto se cumplió de una manera asombrosa. La palabra profética y ungida con la autoridad espiritual, cambió esas circunstancias tan negativas. Hubo alimentos en abundancia. Por lo que relata la Biblia, los hechos acaecidos no son atribuibles a circunstancias humanas, sino a la intervención de Dios que cambió esta situación tan adversa. ¡Esta fue la manifestación de la unción del Espíritu! Estos ejemplos citados nos ilustran una gran verdad bíblica: “¡sobre quienes reposa la unción de Dios van a suceder milagros sorprendentes!” En mi propia familia hemos visto el milagro de multiplicación del gas. Un cilindro nos duraba cuatro meses, y somos cinco personas en mi hogar. En el caso de mis padres que eran dos personas solas, 129
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un cilindro de igual volumen les duraba un mes y hasta menos de un mes. Eso no parece lógico, pero nos ocurrió durante varios años. También, supimos el testimonio de una persona que recibió una caja con unas pocas cebollas y estuvo sacando cebollas durante un mes. La unción de Dios interviene y nuestras circunstancias son cambiadas. ¡Eso es lo real de la unción! No está sujeta u obligada a seguir la lógica de las circunstancias naturales. La unción milagrosa de Dios es el poder que actúa de una manera sobrenatural en beneficio de las vidas humanas. III. La unción es para juicio y castigo del mal. Por otro lado, la unción de Dios sirve para atacar y contrarrestar la maldad. El enfoque es defensivo y protector. Observamos en el pasaje bíblico de 2 Reyes 2:23-25 que, inmediatamente después de la sanidad de las aguas, Eliseo: “subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡Calvo, sube!” Parece que Eliseo ya estaba quedando calvo de su cabello. Estos muchachos se burlaron de él y de la experiencia sobrenatural de Elías al subir en un carro de fuego. Y así como había dado una palabra de bendición sobre las aguas de Jericó y fueron sanadas, ahora, les dio una palabra de maldición. “Y mirando él atrás, los vio y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos” (2:23-24).
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Con una sola palabra de maldición se defendió del ataque de estos muchachos burladores. Sin embargo, debemos dejar en claro que, por regla general, la unción de Dios no es para maldición. Pero, habrá ocasiones en que deberemos defendernos, en el nombre del Señor, para contrarrestar el ataque enemigo. Veamos un ejemplo bíblico. En el Nuevo Testamento se narra el enfrentamiento de Pablo contra un falso profeta, llamado “Barjesús”. Pablo y Bernabé estaban predicando en la isla de Chipre. Al llegar a Pafos, la capital política de la isla se enfrentó con este hombre. Lucas denomina a este enemigo de la fe como “mago y falso profeta” (Hechos 13:712). De acuerdo a las circunstancias históricas, la capital de Chipre era famosa por el culto a Venus, la diosa del amor. Su culto era sinónimo de inmoralidad y lujuria. Además, se invocaban las fuerzas del ocultismo, por medio de la magia y la superstición. El mismo gobernador de la Isla, Sergio Paulo, tenía su propio mago dentro de sus asesores políticos. El procónsul es denominado por Lucas como un “varón prudente” quien deseaba escuchar el mensaje del evangelio. El mago, por su parte, hacía intentos para impedir a Pablo y a Bernabé que le predicaran al gobernador de la isla. Al darse cuenta de que el gobernador, Sergio Paulo, era un genuino buscador de la verdad, y el mago era un enemigo de la fe, Pablo lo reprendió en términos fuertes. Hizo uso de la autoridad espiritual contra este enemigo del evangelio. Lucas dice que Pablo: “lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? Ahora, pues, he aquí la mano del señor es contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él 131
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oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano”. Ese es el poder de la unción empleado para castigar a un opositor. Sin embargo, el efecto del evangelio siempre es positivo. En el caso del gobernador se dice que: “el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor” (Hechos 13:12) Veamos un ejemplo actual. En el año 1952 vino desde los Estados Unidos a Chile el evangelista Clifton Erickson. Durante las reuniones masivas que se realizaron en varias ciudades comenzaron a ocurrir grandes milagros. Esto causó un gran impacto y mucha publicidad para ese tiempo. Fue así que, entre otras cosas, trajo la reacción negativa de los dignatarios católicos de la época. Con el propósito de descalificar este mover del Espíritu Santo, la jerarquía católica envió a un representante para probar la “falsedad de los milagros”. Esta persona vino falseando una condición, haciéndose pasar por un paralítico. Su intención era que el evangelista hiciera una oración por él, y después declarar que todo era un “fraude montado”. El hombre se presentó con sus muletas, se paró delante del evangelista y éste discernió su intención y le dijo: “¡Así como has venido, así te vas!”. Ese hombre bajó paralítico para el resto de su vida. Este es un ejemplo actual del empleo de la autoridad espiritual que nos entrega la unción para decretar maldición a opositores al evangelio. Como creyentes de esta generación, necesitamos de la unción para ver la intervención de Dios sobre nuestras realidades humanas. Solo a través del poder del Espíritu Santo veremos las circunstancias cambiadas a nuestro alrededor y los países estarán siendo alcanzados con el mensaje del evangelio. Así, una nube de unción de vida cubrirá los cielos de cada nación, y con ello habrá una gran 132
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cosecha de hombres que responderán al evangelio de la gracia. Para que esto sea una realidad, necesitamos buscar la unción del Espíritu Santo. La unción opera a través del empleo de las armas espirituales, que son poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, y que sirven para derribar todo argumento y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y para llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo (2ªCorintios 10:4-5). Un misionero que trabajó por años en el Ecuador, en la fundación de iglesias, me participó de experiencias en el empleo de armas espirituales. En Quito, la capital del Ecuador, había sido por años el lugar de fracaso para muchos misioneros. El ambiente espiritual era denso, y el evangelio llegaba a ser casi impenetrable. El equipo a cargo del misionero realizó un estudio del entorno local de la realidad espiritual y determinaron que el problema era la presencia de brujos y encantadores que tenían a la ciudad dominada y en ceguera espiritual. La estrategia que siguieron fue que en cada barrio, donde se proponían abrir iglesias, hacían oración de intercesión, y ataban los espíritus malignos que operaban en el área. Ellos hacían oración de guerra, oración de intercesión por las vidas, atando el poder de los demonios en los brujos. El efecto de la intercesión no se dejó esperar. Curiosamente llegaban a la carpa muchos brujos a conversar con él, y a preguntar el porqué no funcionaban en ellos los poderes de los demonios. La lucha se ganaba en los aires, y el resultado se dejaba ver en la salvación de hombres y mujeres, que obedecían al evangelio de Cristo.
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SEGUNDA PARTE
DESARROLLANDO CULTURA DEL REINO EN LAS NACIONES
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9
EL REINO DE DIOS
E
l Cristianismo ha perdido al Occidente. El Occidente está en un estado de decadencia moral y postración espiritual. Esta decadencia comenzó con el abandono de una cosmovisión bíblica, y ha continuado con la brutal influencia del secularismo que ingresó a la sociedad occidental. El surgimiento de la cultura post-moderna expresada en un neo-animismo, ha dominado la última década de este siglo. Si damos una mirada en general, observamos que la Iglesia en nuestra generación ha abandonado la cultura. En otras palabras, la iglesia está esperando el cielo y ha olvidado la misión que tiene. ¿Por qué? ¿Qué ha pasado? Hemos olvidado el Reino de Dios y que nuestra tarea es discipular a las naciones. E. Stanley Jones, el estadista misionero a la India dijo esto: «El Reino es la respuesta absoluta de Dios a las necesidades absolutas del hombre». Esta expresión es muy interesante. Gálatas 3:8 dice que, las Escrituras, previendo que Dios justificaría a los gentiles por la fe, dio de antemano la buena nueva a Abraham. ¿Cuál fue el Evangelio que El anunció de antemano a Abraham? ¡Que en él serían benditas todas las naciones! Esa es la buena noticia del Reino de Dios. Jesús enseñó y predicó las buenas nuevas del Reino de Dios y mostró el Reino con Su vida. Antes de ver algunos de los elementos críticos del Reino, definamos: “Reino de Dios”. La definición más simple es: El 137
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Reino de Dios es cualquier reino en el que Cristo gobierna como el Rey. Así que el Reino de Dios está dondequiera que Cristo está gobernando. ¿Está gobernando Cristo en su vida? Entonces el Reino está allí. ¿Está Cristo gobernando en su iglesia? Entonces el Reino está allí. El Reino de Dios puede estar en una iglesia local o en una comunidad o una nación, donde sea que Jesucristo esté gobernando como Rey. Otra manera de decirlo, es que el Reino de Dios es el lugar donde la voluntad de Dios se ejerce. ¿Qué pedimos en la oración del Señor?: “Venga Tu Reino, hágase tu voluntad en la tierra así como en el cielo”. Esta oración tiene dos connotaciones: Primero, oramos para que Cristo regrese en el poder de Su Reino. Y después, por nosotros mismos, para que el Reino se manifieste hoy en nuestras vidas. Cuándo se planta una iglesia, ¿qué clase de iglesia se propone plantar? En Mateo 25:31-46 se describe el retorno de Cristo como Rey. Cuando Él vuelva, separará las ovejas de los cabritos. El factor de distinción entre los dos es el ministerio de compasión. Las ovejas manifiestan compasión; los cabritos no. Necesitamos edificar iglesias del Reino que sean luz y sal en sus comunidades. Iglesias que estén dispuestas a criticar su cultura y levantarse a favor de la justicia y la verdad en medio de la corrupción. Necesitamos crear iglesias que entiendan que deben santificar cada área de su vida. Necesitamos construir iglesias que entiendan que el carácter de Dios es compasión y que El quiere manifestar Su compasión a través de la Iglesia. Necesitamos discipular cristianos del Reino y edificar iglesias del Reino, si queremos que venga el Reino. Consideremos en este estudio, seis de los elementos que describen la naturaleza del Reino de Dios. 138
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Primero. El reino es revelado en la persona de Jesucristo, el Rey. La Biblia dice que toda la plenitud de Dios habita en Jesucristo (Col. 1:19). ¿Qué reveló Jesús por medio de su encarnación? El reveló al Padre en su naturaleza. Mostró cómo es Dios. El le dio a conocer (Juan 1:18). El podía decir: “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Juan 14:9). Pero, El también ha revelado en su encarnación cómo debe ser el hombre. El ha revelado lo que significa ser plenamente humano. También, en su mensaje reveló y enseñó acerca del Reino de Dios. Este fue el tema principal de su mensaje. Alguien ha dicho que nosotros construimos naciones e instituciones a la imagen del dios que adoramos. ¿Qué clase de dios adoramos? Si mira una institución o examina una nación, eso le dará una idea. No estamos llamados simplemente a vivir una vida cristiana dentro del contexto de nuestra cultura; debemos vivir delante del rostro de Dios, de manera tal que nuestras vidas ayuden a la redención de nuestra cultura y edifiquen nuestra nación. El Reino está revelado en la persona de Cristo. Segundo. El Reino es extenso. Lo abarca todo. “…y por medio de él (Cristo) reconciliar consigo todas las cosas…” (Col.1:20). ¿Qué vino Cristo a redimir? Todas las cosas. ¿Por qué murió Cristo en la cruz? ¿Para salvar almas? Sí. ¿Pero, eso es todo? ¡No! ¿Por qué Cristo murió en la cruz? Para reconciliar todas las cosas consigo mismo, no sólo el alma del hombre. El quiere reconciliar todas las cosas consigo mismo. Por si aún no lo creemos, Pablo dice: “sí las que están en la tierra como las que están en los cielos”. ¿Por qué murió Cristo? ¿Para restaurar algunas cosas? ¿Algunas pocas cosas? No, para restaurar todas las cosas consigo mismo. 139
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Si examinamos Romanos 8:18-23, podemos observar los dos aspectos de la redención de Jesucristo. Veamos el pasaje: Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse. Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción a la libertad gloriosa de los hijos de Dios. Porque sabemos que toda la creación gime a una y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. La creación ha sido sujetada a la caída. ¿Qué dice Pablo acerca de lo que está esperando redención? Pablo dice cuatro veces que “toda la creación” está aguardando su redención. Luego, Pablo se refiere a los hijos de Dios. ¿Quiénes son los hijos de Dios? Yo soy uno de ellos. Si usted es un cristiano, usted también lo es. ¿Qué es lo que Pablo dice que está esperando la creación? El dice que la creación está esperando por la revelación o manifestación de los hijos de Dios. ¿Qué significa esto? Hemos sido declarados santos y justos; ahora debemos vivir vidas santas y justas hacia nuestros semejantes y hacia la creación. A través de la justificación hemos sido declarados hijos de Dios. Cuando aceptamos a Cristo como nuestro Señor y Salvador, somos adoptados dentro de la familia de Dios. En 140
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la medida en que crecemos en Cristo, llegamos a ser más y más como nuestro Padre, revelando que somos hijos e hijas de Dios. Expresamos más de Su naturaleza. Expresamos más de lo que significa ser plenamente humano. Expresamos más del propósito de Dios para el cual El nos creó. ¿Qué está esperando toda la creación? Veamos nuevamente Romanos 8:21: “La creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios”. ¿De qué va a ser liberada la creación? De la esclavitud de corrupción. ¿Para qué va a ser liberada? Para disfrutar de la gloriosa libertad de los hijos de Dios. El anhelo ardiente de la creación es por nosotros, para que maduremos en Cristo, para llegar a ser mayordomos de lo que Dios ha hecho. En la medida en que maduramos como cristianos, alcanzamos a ver la necesidad de levantarse contra la maldad natural en el mundo. Vemos la necesidad de luchar contra el hambre y la pobreza y de ser buenos mayordomos de la naturaleza. Los cristianos deberíamos estar liderando, no siguiendo, el movimiento por la ecología. ¿Por qué deberíamos estar liderando el movimiento? Porque nosotros somos los hijos de Dios, y Dios está redimiendo todas las cosas para Sí Mismo. Dios está obrando la liberación de toda la creación. El marco de su obra es toda la humanidad y todas nuestras relaciones. No es sólo liberar almas para el cielo. Eso es lo que el pietismo dice: “Sólo necesitamos salvar almas para el cielo.” El Liberalismo dice que no necesitamos preocuparnos del alma, sólo necesitamos preocuparnos de nuestro cuerpo. ¿Qué dicen los principios del Reino de Dios? Que todo será redimido. La creación y los hijos de Dios. Una cosmovisión es la manera de ver las cosas de este mundo. El Reino de Dios, también tiene una visión para vivir y concebir la vida bajo principios superiores. Si 141
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grandes áreas de nuestra vida, figuradamente hablando, están “incircuncisas”, entonces grandes áreas de nuestra cultura no serán redimidas. Nosotros podemos redimir la cultura, sólo al nivel en que nuestras propias vidas están circuncidadas. Si sólo nuestros corazones están circuncidados, o sólo la parte espiritual de nosotros está circuncidada, nunca redimiremos nuestras culturas. Tercero: El Reino de Dios santifica lo común. Esto significa que el Reino de Dios da dignidad a las cosas que el mundo dice que son domésticas. De acuerdo con 1 Corintios 10:31, Pablo dice: “Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios.” ¿Qué es aquello que debemos santificar? Nuestro comer y nuestro beber. La cosas comunes. Zacarías 14:2021 ilustra este punto también. En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos; “SANTIDAD A JEHOVA”; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomaran de ellas, y cocerán en ellas, y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos. ¿Ve usted lo que dice? En la olla de cocinar se inscribirá SANTIDAD AL SEÑOR. En las campanillas de los caballos se inscribirá SANTIDAD AL SEÑOR. Cuando el Reino de Dios entra en una casa, las cosas que son pequeñas e insignificantes se hacen santas. Cuando tratamos bien a las pequeñas cosas, estamos estampando sobre ellas: “Esto es santo para el Señor”. Otra manera de decirlo, es que debemos vivir cada área de nuestras vidas delante de Dios. Los reformadores usaban la frase latina coram Deo. Ellos se saludaban unos a otros, “Vive coram Deo hoy” –vive delante 142
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del rostro de Dios hoy. No sólo debemos vivir delante de Dios cuando estamos en el edificio de una iglesia. ¿Cuándo y donde debemos vivir delante de Dios? En todo momento y en todo lugar. Hace algunas generaciones atrás, cuando la gente entendía este concepto, una mujer tenía una placa puesta en su cocina que decía: “Los servicios de adoración aquí son tres veces al día”. ¿Qué es lo que esta mujer entendió? Ella estaba viviendo delante del rostro de Dios. Ella no era una cristiana sólo cuando estaba en la iglesia. Ella no era una cristiana sólo cuando tenía sus devocionales o cuando asistía a un estudio bíblico. Ella era cristiana a cada momento de su vida. Así que cuando ella preparaba una comida para su familia y para los invitados de su casa, ella entendía esto como un acto de adoración al Dios viviente. Permítanme compartir una experiencia personal. Estaba adorando en una iglesia muy pobre que recibía ayuda de “Food for the Hungry” (Alimentos para el hambre) en Huarina, Bolivia. La mayoría de los miembros de esa iglesia eran campesinos muy pobres. ¿Cuál es la condición de los agricultores en la mayoría de las sociedades? Por regla general, siempre son gente pobre. A ellos se les mira por debajo de los hombros. Las historias culturales en la mayoría de los países dicen, que si estás trabajando con el suelo, no eres nada. Los líderes de la iglesia me preguntaron si estaba dispuesto a dar un saludo a la gente en la iglesia. Así que me pare y abrí las escrituras y leí Génesis 2:8. “Ahora el Señor Dios había plantado un jardín en el este, en Edén…” ¿Qué? El Señor Dios había plantado un jardín. Dios es un jardinero. El plantó un jardín. Yo pude ver el semblante de estos agricultores levantándose. Ellos eran agricultores. ¿Pero quién más era agricultor? Dios. La dignidad puede ser 143
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restaurada. Estás en la agricultura. ¡El Dios del Universo es el gran agricultor! ¿Alguna vez había pensado en eso? El quiere que traigamos cada pensamiento cautivo a Cristo. Ya no pensamos más de esta manera. Pensamos que Dios es sólo el Dios de lo espiritual. Pero El es Dios de todo, o no es Dios en absoluto. El es Dios de toda vida. Hagámonos las siguientes preguntas: ¿Vives delante del rostro de Dios en cada área de tu vida? ¿Eres un cristiano sólo cuando estás en la iglesia? ¿Eres un cristiano cuando estás en tu trabajo? ¿Alguna vez haz pensado lo que significa ser cristiano para un ingeniero, o un abogado? ¿Qué significa ser cristiano para un educador, un doctor, un hombre de negocios o un constructor? Si pensamos como los griegos, sólo estamos preocupados en ser cristianos en el reino espiritual. Dios quiere que seamos cristianos en cada área de nuestras vidas. Si esto es un nuevo concepto para usted, me gustaría animarle a comenzar a pensar en desarrollar una teología bíblica para su llamamiento vocacional. Comience por leer la Biblia para ver qué tiene que decir Dios sobre su vocación. ¿Se da cuenta de que la Biblia tiene más que decir acerca de economía y negocios que de la salvación del alma? Así es. Pero nunca leemos con los ojos de la fe para ver eso. A menudo, un hombre de negocios cristiano es un cristiano en la iglesia y un hombre de negocios en los negocios. Quizás es tiempo de empezar a desarrollar un par de anteojos bíblicos para su llamamiento vocacional.
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Cuarto: El Reino está abierto a todos. Juan 3:16 es la invitación más famosa a entrar al Reino. Dios extiende Su ofrecimiento del Reino no sólo a los judíos, sino a los gentiles también. Es para esclavos y libres, para hombres y mujeres. Gálatas 3:28 dice: “Ya no hay judío ni griego, no hay esclavo ni libre, no hay varón ni mujer, porque todos ustedes son uno en Cristo Jesús”. No tiene que ser una raza particular o tener algún trasfondo étnico particular o cierto sexo para ser invitado al Reino de Dios. El Reino trasciende la cultura. Dios extiende Su invitación al Reino a todos los pueblos: “Vengan y sujétense al Rey y entren a Su Reino”. Quinto: El Reino es «ahora ya, pero todavía no». La oración en Mateo 6:10 dice: “Venga Tu Reino…” ¿Qué es lo que estamos pidiendo cuando oramos: “Jesús, ven con Tu Reino. Aún no está aquí; por favor tráelo, Señor”? Eso es el futuro; el Reino está por venir. ¿Y luego qué dice? “Tu voluntad sea hecha”. ¿Dónde? Ahora. Esto es el aspecto presente del Reino. Eso significa que el Reino está presente, pero no en la plenitud que será manifestado en el futuro. Nosotros debemos establecer el gobierno del Rey en nuestras vidas, en nuestras comunidades y naciones hoy. Es una combinación misteriosa de estar aquí ahora, y de lo que aún esta por venir. El Reino de Dios está dentro de ti. El Reino de Dios está fuera del universo, pero está dentro de mí. Está ahora y aún está por venir. Sexto: El Reino de Dios es inconmovible. Miremos Hebreos 11:10: “Porque (Abraham) esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. Abraham esperaba por algo. Dios dijo, “Abraham, deja tu tierra, deja tu parentela, y sal al desierto”. ¿Qué es lo 145
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que esperaba Abraham cuando estaba en el desierto? Una ciudad. ¿Qué ciudad? La ciudad de Dios. Por favor note estas palabras: “La ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios”. ¿Dice que Dios es un arquitecto? ¡Sí, El es un arquitecto! ¿Qué más dice? El es un constructor. El Dios del universo es un constructor y un arquitecto. Vuestro Dios es un ingeniero. ¿Qué significa ser un cristiano arquitecto? Dios es un arquitecto. El quiere hablar a cada área. Otro punto sobre el aspecto inconmovible del Reino se encuentra en Hebreos 11:13; 16. Conforme a la fe murieron todos estos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo y saludándolo y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. Nosotros somos la “generación microondas” de la Iglesia, queremos todo al instante. Dios no trata con microondas, sino con macro-ondas. Dios trabaja en la historia, en multitud de generaciones. La gente a la que se refiere Hebreos 11 aún estaba viviendo por fe cuando murieron. Si Dios hace una promesa y nosotros no la obtenemos al instante, ¿qué pensamos? Que algo está mal con nosotros o algo está mal con Dios. Pero Hebreos 11 describe gente que vio la Ciudad de Dios ante ellos. Y dice que la persiguieron y que murieron sin recibir la promesa. Ellos estaban firmes e inconmovibles. ¿Estás dispuesto a 146
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vivir tu vida de esta manera? ¿Es este el caminar por fe? Luego dice el versículo 16: “por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos”. ¿Le gustaría tener eso como su epitafio? ¿No seria maravilloso saber que El no se avergüenza de nosotros? ¿Cómo logramos eso? Manteniendo la promesa delante de nosotros, siendo inconmovibles, confiando en El aún en la muerte. Hebreos 12:28-29 declara: “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos gratitud y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia, porque nuestro Dios es fuego consumidor”. Note la frase que he enfatizado, y trate de imaginar esto. El reino de las tinieblas y el Reino de la Luz están siendo construidos lado a lado. Dios está construyendo Su Reino en todo el mundo hoy. Al mismo tiempo, Satanás está trabajando frenéticamente para construir un reino falso. Si damos una mirada al mundo, vemos toda clase de actividad en proceso. Mucho de lo que Satanás está construyendo parece impresionante. Es muy atractivo y resplandece. Muchas veces, ejerce un poder atractivo, sobre nosotros. Mucho de lo que Dios está construyendo, la gente no lo mira. Es poca gente actuando en silencio y en forma modesta. Es gente que visita presos, alimenta a los hambrientos, viste a los desnudos, abre sus hogares a los extranjeros, cuida de las viudas, y se interesa por los huérfanos con SIDA. Ese es el Reino de Dios, y puede ser que no lo notes. Pero un día, va a haber un terremoto. El mundo entero va a temblar. Y ¿qué es lo que va a colapsar? Todo lo que Satanás ha construido. ¿Qué es lo que va a quedar en pie? El Reino inconmovible. Lo veremos y seremos asombrados ante el hecho de que Dios ha estado construyendo Su Reino en medio nuestro. El reino removible será una pila de escombros. El Reino 147
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inconmovible será revelado en toda su gloria. Séptimo: El Reino de Dios está en ofensiva. Jesús dijo: “Y yo también te digo que tu eres Pedro y sobre esta roca edificare mi iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). El reino de Satanás no ganará contra la Iglesia. Hasta hace unos meses atrás, yo pensaba que la posición de la Iglesia estaba a la defensiva. ¿Quién estaba a la ofensiva? Satanás. Pero ¿qué dice la Biblia?: “Yo edificaré mi iglesia y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. ¿Para qué son las puertas en una ciudad? Para mantener afuera al ejército atacante. Las puertas son defensivas. Jesús dijo que las puertas del infierno no prevalecerán contra la arremetida del Reino de Dios. ¿Quién está a la defensiva? Es Satanás. ¿Quién está en la ofensiva? Los cristianos deben estar en la ofensiva. La Iglesia no sólo debe reaccionar al ataque de Satanás. Debemos estar en la ofensiva, desafiando su reino. ¡Las puertas del infierno no quedarán en pie contra los ataques del Rey! ¡Jesús venció a Satanás en la cruz! ¡Las puertas del infierno no prevalecerán contra el avance del Reino de Dios! Debemos estar en la ofensiva. El Reino de Dios está en la ofensiva. ¿Qué clase de mentalidad tenemos: defensiva u ofensiva? ¿Estamos en condiciones de discipular naciones o es algo imposible? No, no sólo es posible, sino que sucederá. Si no sucede a nuestra vista, sucederá con una futura generación de cristianos. Porque ese es el propósito de Dios en la historia, de que la gloria de las naciones sea revelada cuando Jesucristo retorne con el Reino. ¡Celebremos la victoria que es nuestra!
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UNA PERSPECTIVA APOSTOLICA DE LA CULTURA DEL REINO DE DIOS Apóstol, John Eckhardt esús vino a la tierra para restaurar lo que Adán había perdido, y El trajo un mensaje de Reino. Jesús vino a reestablecer sobre la tierra el gobierno de Dios y restituir Sus reyes terrenales a su lugar de dominio debido. Adán perdió el reino, no una religión. Por esto, la obra redentiva del Creador sería el restablecimiento de Su Reino sobre la tierra. Veremos los elementos que constituyen un Reino, para entender mejor el mensaje de Jesucristo en la Biblia.
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¿Qué Es Un Reino? El concepto de Reino fue puesto en el Corazón del hombre por el Creador. A pesar de que han existido muchos tipos de reinos a través de la historia, existen ciertas características comunes a todos los reinos. El Reino de Dios, de acuerdo a Jesús, también posee estos componentes. Aquí hay varios conceptos que nos ayudarán a entender los principios de las Escrituras. 149
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Todo reino tiene: Un Rey y Señor – Un soberano. Un Territorio – Dominio territorial. Una Constitución – Un pacto real. Una Ciudadanía – Un conjunto de súbditos. Leyes - Principios aceptados por todos. Privilegios – Derechos y beneficios. Un código de ética – Estilo de vida y conducta. Un ejército – Seguridad. Una Mancomunidad – Seguridad económica. Una Cultura Social – Protocolo y procedimiento. El Rey es la personificación del Reino. Representando su gloria y naturaleza. La autoridad fluye del rey y la palabra del rey es suprema. El Territorio es el dominio sobre el cual un rey ejerce autoridad. El territorio, sus recursos y su pueblo llegan a ser propiedad personal del rey. Por derecho, el rey es dueño de todo y por eso es considerado señor sobre todo. La palabra Señor denota dominio por derecho. El vocablo “Señor”, en la antigüedad, era dado sólo a quién tenía dominio soberano, sean emperadores, reyes o príncipes. Es por esto que las Escrituras declaran acerca de Dios: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en el habitan” (Salmo 24:1). La Constitución es el pacto de un rey con sus súbditos y expresa el pensamiento y la voluntad del rey para con los ciudadanos del Reino. La constitución es la palabra documentada que fundamenta la función de reino o gobierno. Constituye el intento benéfico del soberano a favor de su pueblo con los beneficios y privilegios del reino. Para 150
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nosotros, la Biblia contiene la constitución del Reino de Dios, la cual detalla Su pensamiento y voluntad hacia Sus ciudadanos. La ciudadanía. Se les denomina “súbditos” a los ciudadanos que viven bajo el gobierno de un rey. Ser ciudadano de un reino no es un derecho, sino un privilegio. Es el resultado de la elección del rey. Los beneficios y privilegios de un reino sólo son accesibles para los ciudadanos y por lo tanto, el favor del rey es siempre un privilegio. Una vez que uno se hace ciudadano del reino, todos los derechos de ciudadanía son para el beneficio del ciudadano. El rey está obligado a cuidar y proteger a todos sus súbditos. Su bienestar es reflejado sobre el rey. El principal deber de un ciudadano es someterse a la buena voluntad del soberano. Es por eso que Jesús dijo que la prioridad de todo hombre es buscar Su reino, y tras ello llegan los beneficios. “Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). La Ley constituye los estándares y los principios establecidos por el rey. A través de los principios funcionará y será administrado su reino. Las leyes deben ser obedecidas por todos, incluyendo a los extranjeros que residen bajo sus dominios. Las leyes son el medio por el cual se garantiza el acceso a los beneficios del reino. Al violar la ley del reino, el súbdito se pone en contrariedad con el rey. Por consiguiente, esto interrumpe la posición favorable que se disfruta con el soberano. Las leyes en un reino no pueden ser cambiadas por los ciudadanos, ni tampoco pueden ser sujetos a un referéndum. El sistema democrático puede hacer eso, pero no un reino. 151
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Sencillamente, en un reino la palabra del rey es la ley. Rebelión contra la ley es rebelión contra el rey. El Rey David entendía éste principio de la palabra real cuando el declaró: “Me postraré hacia tu santo templo, y alabaré tu nombre por tu misericordia y tu fidelidad; porque has engrandecido tu nombre, y tu palabra sobre todas las cosas” (Salmo 138:2). Los privilegios son las atenciones que el rey muestra sobre sus ciudadanos fieles. Este aspecto del reino es muy diferente de cualquier otro sistema de gobierno. En el reino, la ciudadanía siempre es deseada por la gente. Esto porque cuando se está bajo un reino, el rey es responsable por sus súbditos y por todas sus necesidades. Además, porque el rey es dueño de todo lo que está en sus dominios y él puede darle a cualquier ciudadano, ya sea poco o mucho de sus bienes, según su voluntad. El código de ética es la conducta aceptable de los ciudadanos en su representación del reino. Este código incluye el estándar moral, las relaciones sociales, la conducta personal, la actitud, el atuendo y la forma de vida. El Ejército es el sistema de defensa del reino para asegurar el dominio de sus territorios y la protección de los ciudadanos. Es importante entender que los ciudadanos no pelean en el ejército, sino disfrutan de la protección que provee el ejército. Es por esto que en el Reino de Dios, los ángeles son llamados “las huestes del cielo”. La palabra “huestes” se refiere al ejército, e identifica a los ángeles como el componente militar del Reino de los cielos. Este concepto del reino presenta un reto a nuestra manera religiosa de pensar de la Iglesia como de un
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ejército.6 Un estudio hecho con detenimiento sobre la constitución bíblica de la palabra mostrará que la Iglesia, como la estableció Jesús, no es identificada como un ejercito, sino como una ciudadanía, una familia de hijos y de una nación. “Envió sobre ellos el ardor de su ira; enojo, indignación angustia, un ejército de ángeles destructores” (Salmo 78:49). “Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles, poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la voz de su precepto” (Salmo 103:20). “Así será en el fin de este siglo. Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes” (Mateo 13:40b-42). La Mancomunidad es el sistema económico de un reino, el cual garantiza a cada ciudadano acceso a la igualdad y la seguridad económica. En un reino, el término mancomunidad es usada porque el deseo del rey es que todos sus ciudadanos compartan y se beneficien de los bienes del reino. La gloria del reino está en la felicidad y salud de sus ciudadanos. Considere detenidamente la palabra de Jesucristo, como Señor del reino: “No os afanéis, pues diciendo: ¿Qué comeremos, o qué 6
Aunque también existen algunas alusiones metafóricas a la lucha espiritual (Ef.6:10-18), a cumplir la milicia, en general predominan el concepto de ciudadano, familia, cuerpo, hijos, herederos, etc.
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beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estás cosas os serán añadidas” (Mateo 6:31-33). “No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino” (Lucas 12:31- 32). La Cultura Social es el ambiente creado por las relaciones de vida entre el rey y sus ciudadanos. Este es el aspecto cultural que separa y distingue al reino de entre todos los otros sistemas de gobierno que le rodean. Es la cultura que expresa la naturaleza del rey, a través del estilo de vida de sus ciudadanos. Esta distinción en la cultura de Reino se ve en las palabras del Señor Jesucristo, cuando en repetidas oportunidades dijo en el Libro de Mateo: “Oísteis que fue dicho...Pero yo os digo” (Mateo 5:21-22). Y otra vez: “Mas entre vosotros no será así” (Mateo 20:26). La cultura social del Reino debe ser evidente en nuestros encuentros y actividades cotidianas.
ENTENDIENDO AL REY Y A SU REINO Como hemos mencionado, un reino es la esfera de dominio del rey. Es el área del señorío donde tiene autoridad absoluta. Su palabra es ley. Todo llega a ser la propiedad personal del rey. Veamos estos conceptos aplicados al Reino de Dios: “De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en el habitan” (Salmo 24:1). “Bendecid a Jehová, vosotras todas sus obras, en todos los lugares de su señorío” (Salmo 103:22). 154
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“Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alce mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades” (Daniel 4:34). “…y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra” (Zac. 9:10). El Rey no es elegido, sino que lo es por nacimiento. La autoridad del rey es derivada desde su nacimiento. “Diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle” (Mateo 2:2). El adorar significa inclinarse, postrarse, dar reverencia. Se venera al Rey. “Y envió el rey Salomón, y lo trajeron del altar; y el vino y se inclinó ante el rey Salomón. Y Salomón le dijo: Vete a tu casa” (1Reyes 1:53). “Y viniendo David a Ornan, miro Ornan, y vio a David; y saliendo de la era, se postró en tierra ante David” (1Cro. 21:21). “Porque escrito está: Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará a Dios” (Rom. 14:11). “Porque Jehová es Dios grande y Rey grande sobre todos los dioses…Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmo 95: 3, 6).
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La palabra del rey es la ley. El rey tiene la autoridad para decretar. Un decreto es ley en el dominio del rey. Pues la palabra del rey es con autoridad, y quién le dirá: ¿Que haces? (Ecl. 8:4). Por eso, el rey tiene la autoridad para perdonar o liberar a quién sea en sus dominios. Su palabra es la autoridad. “Tú, oh Dios eres mi rey; manda salvación a Jacob” (Salmo 44:4). “Envió el rey, y le soltó; el señor de los pueblos, y le dejó ir libre” (Salmo 105:20). La gloria del rey es medida por su salud, posesiones, influencias y poder militar. Los ciudadanos del reino disfrutan del favor y bendición del rey. Ellos gozan de los beneficios de la tierra que le pertenece al rey. Su prosperidad es dependiente del rey y la gloria de su reino. El rey es responsable por el bienestar de sus súbditos. El es responsable por su seguridad y prosperidad. Este es el principio de la Mancomunidad. Los súbditos del rey deben mantenerse en estado recto ante el rey para poder disfrutar del favor y los beneficios reales. “Y acumuló el rey plata en Jerusalén como piedras, y cedros como los cabrahígos de la Sefela en abundancia” (2Cron. 9:27). “Y Judá e Israel vivían seguros, cada uno debajo de su parra y debajo de su higuera, desde Dan hasta Beerseba, todos los días de Salomón” (1 Reyes 4:25). Cuando vas de visita a un rey le llevas un obsequio. Esto es parte de la reverencia hacia el rey. El obsequio representa el valor que le das al rey por su favor, bendición, y 156
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protección. Los obsequios representan el honor que le tienes al rey. La reina de Saba vino a visitar a Salomón para recibir de su sabiduría. Trajo gran cantidad de regalos para Salomón. Salomón le correspondió con respuestas a todas sus preguntas. Oyendo la reina de Saba la fama de Salomón, vino a Jerusalén con un séquito muy grande, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en abundancia, y piedras preciosas para probar a Salomón con preguntas difíciles… (2Cron 9:1). Dad a Jehová la honra debida a su nombre; traed ofrendas, y venid a sus atrios. (Salmo 96:8). Cuando no hay un rey, todos hacen lo que les parece bien ante sus propios ojos. El Rey y su reino proveen la ley y el orden. Por eso es que los pueblos siempre han deseado tener un rey. Los reyes tienen el poder para proteger y brindar beneficios al pueblo bajo su señorío. Al no tener reyes cada uno hace lo que le viene en ganas. La gente necesita de alguien que tenga mayor poder para que ellos reciban de su protección y bendiciones. Los reyes proveen justicia. La gente necesita tener a alguien que esté en rango superior para poder solicitar de ellos, justicia según sus necesidades. Sin rey (gobierno) hay caos. Con gobierno hay orden. La Biblia dice: En esos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía (Jueces 21:25). He aquí que para justicia reinara un rey, y príncipes presidirán en juicio. Y será aquél varón como escondedero contra el viento, y como refugio contra el turbión; como arroyos de aguas en tierra de sequedad, como sombra de 157
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gran peñasco en tierra calurosa (Isaías 32:1-2). Porque Jehová es nuestro juez, Jehová es nuestro legislador, Jehová es nuestro rey; él mismo nos salvará (Isa. 33:22). Porque Jehová es nuestro escudo, y nuestro rey es el Santo de Israel (Salmo 89:18). El pueblo le suplica al rey por salvación o liberación de las amenazas externas de los enemigos (1Sam.11). Los reyes tienen los recursos, el ejército y el poder para salvar. Los reyes imponen impuestos a sus súbditos para proveer su seguridad (recordemos que toda la tierra y las propiedades le pertenecen al rey). Los reyes van a la guerra y encabezan a su pueblo en batalla. Dónde está tu rey, para que te guarde con todas tus ciudades; y tus jueces, de los cuales dijiste: ¿Dame rey y príncipes? (Óseas 13:10). Subirá el que abre caminos delante de ellos; abrirán camino y pasarán la puerta, y saldrán por ella; y su rey pasará delante de ellos, y a la cabeza de ellos Jehová (Miqueas 2:13). Los reyes tienen el poder para bendecir. Abraham le dio a Melquisedec los diezmos de todos. Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra… (Gen. 14:18-19).
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Los reyes determinan quienes residen en sus dominios. Tienen la autoridad para desterrar de sus dominios a quien sea. Los enemigos del rey son tratados severamente. Jehová es Rey eternamente y para siempre; de su tierra han perecido las naciones. (Salmo 10:16) Y también a aquellos mis enemigos que no querían que yo reinase sobre ellos, traedlos acá, y decapitadlos delante de mí (Lucas 19:27). Tus saetas agudas, con que caerán pueblos debajo de ti, penetrarán en el corazón de los enemigos del rey (Salmo 45:5). Un reino es diferente a una república o democracia. Los presidentes de las naciones son elegidos por su pueblo. Los representantes del pueblo construyen y pasan las leyes de su tierra. La democracia tiene sus raíces en la cultura y el pensamiento griego. El pueblo, en una democracia, si no está de acuerdo con las leyes, puede protestar y hacerle petición al gobierno. En un reino la palabra del rey es la ley. Muchos creyentes no comprenden el concepto de un reino porque siempre hemos vivido en una republica. No sabemos como vivir en un reino y someternos a un rey. Jesús vino a traer un reino. Su palabra es ley. Le adoramos y lo amamos como el rey. Traemos ofrendas y nos postramos. El provee para nosotros y nos protege. En el reino de Dios todos los súbditos son parientes (hijos) del rey. Y nadie puede hablar mal de su rey o de aquellos que crean trabajo: “Ni aun en tu pensamiento digas mal del rey, ni en lo secreto de tu cámara digas mal del rico; porque las aves 159
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del cielo llevarán la voz, y las que tienen alas harán saber la palabra” (Ecl.10:20).
PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL REINO DE DIOS ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idolatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu de nuestro Dios. (1Cor. 6:9-11) Este pasaje nos presenta los principios que establecen las condiciones favorables y desfavorables que permiten o prohíben participar de los beneficios del Reino. Examinemos los diez principios que dan fundamento al Reino de Dios. 1. El Principio de la Economía del Reino. Todos los reinos funcionan con los principios de la economía o mancomunidad. Esto es el compromiso del rey para asegurarse que todos sus ciudadanos tengan acceso a los bienes y los recursos del Reino. Esto es importante para el rey, porque la calidad de la vida de los ciudadanos del reino refleja la gloria y la reputación del rey. Cuando el bienestar de los ciudadanos del reino es excelente, entonces entre los demás reyes, el honor del rey se eleva. Los reinos proveen para todas las necesidades de sus ciudadanos; y el rey se compromete personalmente a preocuparse por el bienestar de sus ciudadanos. 160
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No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:31-33) Porque sol y escudo es Jehová Dios; Gracia y Gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. (Salmo 84:11) Todo reino opera en un sistema que asegura y sostiene la fuerza y la viabilidad del reino. El sistema de gobierno del reino provee la oportunidad a los ciudadanos para que participen en el programa de prestaciones de la prosperidad del reino a través de la contribución de la ética del trabajo y la cultura del reino. La economía de los reinos o repúblicas normalmente usan el sistema de impuestos, oportunidades para inversiones, y programas de desarrollo creativo para sus ciudadanos. En el caso del Reino de Dios está el principio de “Dar y darse”. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir. (Lucas 6:38) Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. (Lucas 18:22) 2. El Principio Sobre la Tributación del Reino. Todos los reinos incorporan un sistema tributario, el cual les permite a sus ciudadanos participar en el proceso del mantenimiento de la infraestructura del reino. Este sistema 161
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permite al ciudadano, también recibir de la mancomunidad del reino. Ello es que le devuelva al rey cierta cantidad determinada de los recursos que hayan recibido. En fin, todo lo que está en el reino le pertenece al rey, incluyendo los impuestos que se requieren del ciudadano. Por consiguiente, la tributación es simplemente la manera en que el gobierno permite que sus recursos pasen por las manos de sus ciudadanos. Dinos, pues, qué te parece: ¿Es lícito dar tributo a César, o no? (Mateo 22:17) Y les dijo: Dad, pues a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios. (Mateo 22:21b). Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos. (Salmo 19:1) En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. (Juan 15:8) 3. El Principio del Dar a un Rey. Al darle a un rey se activa la obligación de éste a que demuestre su gloria y poder al dador y comprobar que él es un rey mayor que todos los demás. El darle a un rey es reconocimiento que todo le pertenece a ese rey y el ciudadano está agradecido. Porque darle a un rey es imposible (ya que todo le pertenece al rey), la acción de dar le beneficia más al ciudadano que al rey. Por consiguiente, uno no debe presentarse ante un rey con las manos vacías. Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Saba dio al rey Salomón. (1Reyes 10:10) 162
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Así excedió el rey Salomón a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría. Toda la tierra procuraba ver la cara de Salomón, para oír la sabiduría que Dios había puesto en su Corazón. Todos le llevaban cada año sus presentes; alhajas de oro y de plata, vestidos, armas, especias aromáticas, caballos y mulos. (1Reyes 10:23-25) 4. El Principio sobre la Provisión del Reino. En todo reino, el rey está obligado a velar por el porvenir de sus ciudadanos. Por lo tanto, él se encarga de las provisiones para su seguridad y bienestar. “Joven fui, y he envejecido, y no he visto justo desamparado, ni su descendencia que mendigue pan. En todo tiempo tiene misericordia, y presta; y su descendencia es para bendición”. (Salmo 37:25-26). No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o que beberemos, o que vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:31-33) 5. El Principio sobre Adoración en el Reino. La adoración hacia un rey es la expresión de gratitud y aprecio del ciudadano hacia su rey. El objetivo es para recibir de sus favores, privilegios y seguridad en su reino. La adoración también es indicativa del valor percibido por el ciudadano hacia su rey. La Adoración siempre incluye la presentación de regalos a su rey, lo cual indica que el ciudadano está consciente que goza de todo, porque le da 163
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honra a su rey, y reconoce que todo le pertenece al rey. La adoración también expresa la dependencia que tenemos para con el rey. Esto activa la obligación del rey para el cuidado de sus ciudadanos quienes proclaman su nombre como su rey soberano. Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y el bendecirá tu pan y tus aguas, y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tu tierra; y yo completaré el número de tus días. (Éxodo 23:25-26) Porque no te has de inclinar a ningún otro dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es. (Éxodo 34:14) Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: El Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás. (Mateo 4:10) 6. El Principio de la Cultura del Reino. Este es el estilo de vida o manera de vivir para los ciudadanos. Esto se manifiesta en su idioma, su manera de vestir, sus hábitos alimentos, sus valores, su moral, y su sentido de pueblo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los he enviado al mundo. Y por ellos yo me santificó a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad. (Juan 17:1519) 7. El Principio de la Influencia del Reino. Todo reino esta comprometido para que la influencia y 164
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la voluntad del rey sean sentidas por el reino entero. Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura que toma una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado. (Mateo 13:33) Por tanto, ID, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. (Mat. 28:19-20) 8. El Principio del Favor Real en el Reino. El favor real es la prerrogativa soberana del rey. El la puede usar para extender una ley personal hacia un ciudadano, la cual lo pone en posición para recibir privilegios y ventajas especiales que son protegidas por el rey. Y le respondió: Yo haré pasar todo mi bien delante de tu rostro, y proclamaré el nombre de Jehová delante de ti; y tendré misericordia del que tenga misericordia, y seré clemente para con el que seré clemente. (Éxodo 33:19) 9. El Principio del Decreto del Reino. Un decreto real es una declaración del rey que se convierte en ley hacia todos. La declaración o promesa es sostenida por el compromiso personal del rey. Sepas, oh rey, que es ley de Media y de Persia que ningún edicto u ordenanza que el rey confirme puede ser abrogado. (Dan. 6:16). Porque de cierto os digo que hasta que pase el cielo y la tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido. (Mat. 5:18) 165
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10. El Principio Sobre la Reputación del Reino. La reputación del rey es importante para él y es la fuente de la gloria de su nombre. La reputación de un rey es creada y sostenida por el estado de sus ciudadanos y su reino. Por lo tanto, los reyes se comportan en maneras que son favorables para ellos. Pues, Jehová no desamparará a su pueblo, por su grande nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. (1Sam 12:22). Todas estas grandezas has hecho por tu alabanza y conforme a tu Corazón, haciéndolas saber a tu siervo (2Sam 7:21). Al resumir lo escrito sobre los reinos es evidente que un reino tiene más ventajas que una republica. Por consiguiente, es más beneficioso estar en un reino que en una democracia o cualquier otra forma de gobierno. Por lo tanto, les reto a que abrasen y acepten la invitación del Rey: Jesucristo. Vengamos a El para renovar la ciudadanía en el Reino de los cielos. Para volver a nacer en el Reino de Dios y recibir el Espíritu Santo del Rey. Para aceptar la provisión de la obra redentora del mismo Rey. Esta es su oportunidad, no para unirse a una religión o para ser esclavo de ritos o tradiciones humanas que no tienen significado práctico, sino que pueda emigrar del reino de las tinieblas y trasladarse al Reino de luz y renovar su estado celestial de inmigración aquí en la tierra. Usted ha sido creado para representar a Dios y a Su Reino celestial, sobre la tierra por medio del don que posee. ¡Volvamos a descubrir nuestro verdadero destino al descubrir nuestro lugar en el Reino de Dios! ¡Seamos Sus 166
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representantes sobre esta tierra! ¡Esta es su opción de entrar a disfrutar de una relación con el Rey y cambiar su destino! El Rey de Reyes y el Señor de Señores les da la bienvenida. ¡Que Venga su Reino!
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CÓMO ENTRAR EN LA CULTURA DEL REINO Pastor Manuel Lauriño “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). ada uno de nosotros, somos el resultado de nuestra influencia cultural. No seríamos así si hubiésemos nacido en una cultura distinta. En este sentido, ninguna cultura es buena en un 100%. La mayoría de nosotros hemos nacido en la cultura occidental. Los cristianos debemos entender la importancia de salir de los moldes mundanos de la cultura en la que hemos nacido, para entrar en la cultura del Reino de Dios. En este sentido, dejamos atrás nuestra cultura, para adoptar la cultura y los grandes valores que nos trae el Reino de Dios. Ahora, para saber cómo salir de una cultura es importante conocerla. Veamos algunos ejemplos que nos entrega la historia, que muestran las raíces de la cultura occidental, que han llegado a conformar el pensamiento moderno, en el cual hemos nacido:
C
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En el Siglo XVI surgió, lo que históricamente se conoce como “El Renacimiento”. Aunque el vocablo “Renacimiento” significa “nacer de nuevo”; en la práctica, fue todo lo contrario. Con el advenimiento del Renacimiento, la cosmovisión de la época cambió radicalmente. Se puede decir que el denominado Período del “Renacimiento” fue una vuelta a los conceptos clásicos griegos, la filosofía, las artes y las costumbres paganas. Un neopaganismo reafloró durante esa época como manifestación de los cultos paganos ancestrales. A fines de la Edad Media y durante el Renacimiento hubo un incremento sostenido de las prácticas de la brujería y la hechicería. Culturalmente hablando, eso significó un retorno al pensamiento filosófico de la antigüedad clásica de Grecia y Roma, alejándose así de las raíces cristianas. Fue un “renacer” a la oscuridad que existía antes de la venida de Cristo. El renacimiento dio a luz al humanismo. El humanismo, como movimiento, no niega la existencia de Dios, pero quitó a Dios del centro y colocó al hombre. El humanismo dio un golpe radical a la hora de orientar el pensamiento humano. El hombre se volvió antropocéntrico. Dios dejó de ser lo más importante, para ser solo importante. Lo más importante era el hombre, y luego Dios. El humanismo produjo el racionalismo. El racionalismo desarraigó a Dios como autoridad revelada y puso a la razón como el centro de todo. La razón del hombre es la que nos muestra la verdad. Si algo es pecado o no, tenemos que razonarlo para ver si es pecado, ya no es suficiente que la Biblia lo diga. Así el racionalismo produjo el relativismo
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El relativismo dice que no existe la verdad absoluta, lo que es verdad para ti no tiene porque serlo para mí. Cada uno tiene su propia verdad. Todo esto lleva al secularismo. El vocablo “Secularismo” viene de la palabra latina siglo. Lo que pertenece a este siglo, o lo terrenal. El secularismo es separar lo relativo a Dios de todo lo secular: la ciencia, el arte, las leyes, la moral, el trabajo, la familia, etc. En otras palabras, el secularismo encierra a Dios y a la fe en un lugar personal y privado. La educación, el trabajo, la política están aparte de Dios. Dios debe estar relegado solo al interior de las iglesias. Como consecuencia natural del secularismo, se llega al materialismo. Al separar lo terrenal de las cosas espirituales se relega a Dios al ámbito de las iglesias, y lo importante afuera es lo material. Cuando las personas se preocupan más por lo material, solo se dedican a trabajar para tener más, para consumir más cosas y así llegamos al espíritu del consumismo. El consumismo da lugar al Hedonismo. El Hedonismo dice que lo importante es encontrase bien, buscar la felicidad. Si es bueno para mí, está bien. Ser feliz es la meta de la vida. El consumismo y el hedonismo al mezclarse hacen que la gente se dedique solo a trabajar para comprar cosas que le hagan feliz. La gente tiene de todo en sus casas, pero no tiene tiempo para disfrutarlo. Vivimos en una sociedad que se dice cristiana, pero que no lo es. Esta es una sociedad sin valores morales. Muchos cristianos en vez de vivir los valores de la cultura del Reino de Dios, han adoptado los valores de la cultura de este mundo. La gente ya no vive para Dios, sino para sí mismos. Son cristianos cuyo objetivo en la vida es el progreso económico y alcanzar el status del mundo. Suelen ser cristianos con buena conducta, pero con grandes deficiencias 171
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en cuanto al carácter. El renacimiento nos hace volver a aquella cultura que Jesús había eliminado. El humanismo quita a Dios como centro de todo y coloca al hombre. El relativismo y el racionalismo le quitan autoridad a la palabra de Dios. El secularismo encierra a Dios en las iglesias. El materialismo da primacía a lo material por sobre lo espiritual. El consumismo esclaviza al hombre en lo material. El hedonismo convierte a la felicidad como la meta en la vida humana, en vez de tener como meta el servir a Dios.
¡Para entrar en la Cultura del Reino es necesario ir cortando con la cultura mundana que nos ha deformado! Para salir del hedonismo hay que entender que la Palabra de Dios dice: “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y las demás cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33). No buscar la felicidad propia como meta primaria. Como dice la canción: “No soy de aquí, ni soy de allá, no tengo edad, ni porvenir, y ser feliz es mi color de identidad”. La cultura del Reino no persigue la felicidad como una meta, sino que esta es la consecuencia natural de buscar agradar y servir a Dios. La felicidad es el resultado, no es la meta final. El que busca la felicidad por si misma no la encontrará, porque esta corresponde a las “cosas añadidas”, a la búsqueda del reino de Dios y su justicia. Para salir del materialismo hay que entender que lo material no es más importante que lo espiritual. Lo espiritual rige lo material. La Biblia declara verdades fundamentales: “Dios pone reyes y quita reyes” (Daniel 2:21). “Estamos sentados en lugares celestiales con Cristo” (Efesios 2:6). 172
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“Pedid y se os dará” (Mateo 7:7). Esto significa que el cielo gobierna la tierra. En contra del secularismo hemos de entender que Dios no está encerrado en las cuatro paredes de un templo. Dios está con nosotros y vive en nosotros. Dios está en nuestro trabajo, en nuestro hogar, en nuestra vida en general. Este es un principio de la vida humana. El apóstol Pablo dice:“Porque en él vivimos, nos movemos y somos” (Hechos 17:28). Toda nuestra existencia, todo nuestro ser, todo lo que hacemos lo hacemos en Dios. Si un barco navega en el mar podemos decir que el barco está en el mar. Pero, si un barco está hundido, el barco está en el mar y el mar está en el barco. Así es como vive el cristiano, sumergido en Dios. “En él vivimos, nos movemos y somos” (Hch. 17:28). Frente al relativismo hemos de entender que sí hay verdades absolutas. Jesús dijo: “El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán” (Mateo 24:35). Los diez mandamientos son verdades morales absolutas que deben ser aplicadas. Dios nos va a juzgar conforme a su palabra. El no reconocer a un tribunal no te exime de ir a la cárcel. Frente al racionalismo hay que entender que yo no soy el que decide qué está bien y qué está mal. La Palabra de Dios, es la verdad revelada al hombre. La Biblia es el libro de instrucciones que nos dice qué hacer y qué no debemos hacer. Dios, el creador del hombre, nos da su libro de instrucciones, para protegernos y para que vivamos de acuerdo a sus diseños superiores. Eso significa que nuestro intelecto debe estar al servicio de Dios y de su Reino. Si el humanismo dice que el hombre es el centro de todo, la Biblia nos dice que es Dios el centro de todo. El debe ser el centro de la vida de un cristiano. La vida de un 173
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cristiano del reino es Cristocéntrica. Jesús lo enseñó claramente:“Decía a todos, si alguno quiere venir en pos de mí niéguese a si mismo, tome su cruz cada día y sígame” (Lucas 9:23). Pablo dijo que Cristo: “por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos” (2Cor.5:15).
Conclusión El cristiano debe cambiar su actual lectura del mundo, influenciado por la cultura humanista y aprender a vivir para el reino de Dios. En consecuencia deberá renunciar a todos los principios culturales que el diablo ha implantado en estos últimos 500 años, para entrar en nuestro auténtico estilo de vida: la vida del Reino. Cuando nos volvemos a la cultura del Reino se produce el verdadero renacimiento. Así pasamos del mar de las dudas a la verdad de Dios. Pasamos de la muerte a la verdadera vida. Y ahí descubres la verdad que el diablo ha ocultado por siglos. Ahora, comenzarás a vivir en la presencia de Dios con gran gozo.
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LA CULTURA DE REINO Apóstol, Raúl Guido Ávila
INTRODUCCIÓN «Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio» (Marcos 1:14-15). «El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor» (Lucas 4:18-19).
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no de los principales deberes del cristiano es llegar a comprender lo que representa el Reino de Dios y su cultura. Frente a este tema, surgen varias preguntas a considerar: ¿Qué significa la Cultura del Reino? ¿Cómo se manifiesta el Reino? ¿Cómo se establece la cultura del Reino? ¿Cuáles son los Principios claves que lo mueven? A continuación consideremos ocho tópicos importantes que debemos tomar en cuenta para llegar a entender lo que significa vivir la Cultura del Reino: 175
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1° La salvación es instantánea, pero se puede estar toda una vida salvado, sin estar convertido a Dios. La salvación es un acto de la justicia y el amor de Dios aplicado en nuestras vidas instantáneamente al arrepentirnos. El arrepentimiento y la fe en Cristo son los únicos requisitos para ser salvos. Dios nos salva, pero nosotros debemos consagrarnos a Dios. La conversión es el paso consiguiente después de la salvación. La progresión en la conversión dependerá de cuánto esté dispuesto a convertirse a la verdad de Dios. Usted puede ser salvo, puede hablar en lenguas, puede tener la seguridad de la vida eterna, pero nunca manifestar la cultura del Reino de Dios. Nuestra tarea será someter nuestra voluntad a la voluntad de Dios. A esto se le denomina conversión. “Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta” (2 Corintios 10: 3-6). 2° Para vivir en el Reino de Dios debemos cambiar el enfoque de la vida. Partamos de esta premisa: No podremos ver ni entrar al Reino, con nuestra vieja manera de pensar. “Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo, un principal entre los judíos. Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le 176
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dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo. El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:1-8). De este texto podemos desprender las siguientes ideas: El primer paso para ver el Reino de Dios es experimentar “el nuevo nacimiento”. En otras palabras, experimentar la salvación. Nacer de agua, significa nacer a la revelación de la Palabra. Jesús enseñó que no se puede entrar en el Reino, si no se está convertido. Por eso vemos a personas en la Iglesia salvadas, pero que actúan como mundanos. Lo que es nacido de los pensamientos humanos, de su razonamiento y su filosofía, es carne. En otras palabras, no se puede funcionar en el Reino cuando todos los pensamientos no tienen origen en el Reino. ¿Por qué algunas personas viven en el Reino de caída en caída? Porque entran al Reino y se quedan en un solo lugar. Nunca profundizan en su vida espiritual. No sienten la necesidad de ir más allá en el proceso de la conversión. Tanto la salvación como la conversión son una obra de 177
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gracia. Pero, la conversión depende de cuánto estemos dispuestos a someter nuestra voluntad y nuestros pensamientos a la voluntad de Dios y a su palabra revelada. Por eso, dentro de la Iglesia vemos los tres niveles de personas: (1) gente natural, (2) gente carnal y (3) gente espiritual. Si vamos a convertirnos al Reino debemos partir de otra premisa: Con nuestra manera sincrética de pensar, nunca vamos cambiar naciones, nunca seremos efectivos ante nadie. Cuando llegamos a los caminos de Dios, llegamos con una mezcla de influencias de paganismo, de religión, de tradición, de idolatría, de culturas y de filosofías humanistas. El deber del creyente es llegar a un proceso de conversión de esa manera de pensar a la verdad de Dios. Es decir, cuando usted tiene una mente para la fornicación, aunque sepa que está prohibido, caerá de nuevo, porque su mente no ha sido convertida a la pureza que implica el pacto de Dios. (Colosenses 2:8-23) El término “Arrepentimiento” en griego es “Metanoia”, que literalmente significa “cambio de mente”. Esto es, llegar a demoler todas las estructuras de los pensamientos que poseemos. Lo primero que sucede en el acto de salvación es demolición y destrucción, luego viene la edificación. En 2Corintios 10:4-5 Pablo dice: “Porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Las palabras que el Apóstol Pablo usa son: destruir, derribar y llevar cautivo. Luego viene el poder para edificar. 178
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Dice el apóstol Pablo en Filipenses 4:8-9: “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad. Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced; y el Dios de paz estará con vosotros.” Pablo decía que toda su manera de pensar estaba equivocada por completo; él necesitó salvación y luego conversión. Eso, aplicado a nuestra experiencia espiritual, significa que todo nuestro conocimiento, lo que pudimos haber hecho u aprendido no sirve en cuanto a la salvación, porque está en el árbol de la ciencia del bien y del mal. Pero, si queremos comer del árbol de la vida tenemos que comenzar desde el principio, y considerar todo logro pasado como “basura, para ganar a Cristo”. Esta fue la experiencia de vida del apóstol Pablo (Vea. Filipenses 3:4-10). Por eso mucha gente sigue defendiendo la cultura de su nación y las posiciones sociales, porque su mente no está convertida a la verdad de Dios. El poder del alma, de los pensamientos y la filosofía tienen enclaustrado al espíritu. Por eso el salmista dijo: “saca mi espíritu de la cárcel para que alabe tu nombre” (salmo 142:7). 3° El evangelismo es nuestra tarea suprema (Marcos 16:15) y el discipulado es nuestra estrategia (Mateo 28:19). Entonces el convertirnos al Reino, abrazar su cultura y manifestarla al mundo es nuestro actual propósito y destino profético. Eso incluye la salvación como primer paso y como segundo paso el desarrollo y la madurez del proceso de conversión (Hebreos 5:11-14). Jesús habló de discipular 179
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naciones, no de sacar a la gente de ellas y encerrarlas en un lugar. Ser embajador del Reino de Cristo es hacer una invasión al mundo que no obedece a la voluntad de Dios. Esto es guerra, es posesión, es conquista y es colonización. 4° Para vivir el Reino, debemos ser apostólicos en mente y en espíritu. Los enviados representan a un reino, traen su cultura, la bandera, el idioma, la posesión y la conquista del reino. Ser un cristiano apostólico es tener mente de colonizadores y de conquistadores. Si hay que enviar familias enteras para conquistar y colonizar, se enviarán. Puede ser que en algunos años enviemos familias enteras al interior del país a formar comunidades con principios del Reino de Dios. Esto incluye aperturas de colegios desde el kinder hasta la Universidad. Escuelas de formación ministerial, una Universidad Apostólica para el Liderazgo de nuestro tiempo y entrenar a la gente en los principios de Dios. Eso incluye cooperativas, empresas y economía del Reino. Para manifestar el Reino no necesitamos mentes securalisadas, sino mentes convertidas a la verdad de Dios. Una iglesia mundana no necesariamente es una iglesia pecadora como Corinto. Puede ser una iglesia fina, reconocida en la ciudad, prestigiosa, pero es mundana en su pensamiento, en su intelecto, en sus apreciaciones y en sus conclusiones. Una iglesia mundana es la que ama al mundo y su sistema opuesto a Dios. 5° Para vivir el Reino, debemos entender la importancia del plan de Dios. El plan de Dios tiene cuatro características únicas: El plan de Dios se origina en Él. Jeremías 29:11. 180
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El plan de Dios es irrevocable. Romanos 11:22. El plan de Dios es espiritual y vocacional. Es decir, es espiritual porque se manifiesta en su espíritu y se manifiesta en vocaciones, en profesiones y conquistas. El plan de Dios provoca preguntas: ¿Por qué nací?, ¿Para qué nací?, ¿Qué debo hacer? y ¿Con qué capacidades cuento? La respuesta a estas preguntas traen identidad espiritual al creyente. Jesús sabía de su misión (Lucas 2:49). Jesús lo supo, porque estaba lleno de Espíritu Santo (Juan 16:7-15).
6° Para vivir el Reino debemos adiestrar a la gente en la enseñanza de los principios del Reino. Para alcanzar esto, debemos entender y hacer la estrategia de Jesús y de Pablo. Jesús ministró a miles de personas, pero tomó a una compañía de discípulos. Pablo, por otro lado, enseñó a un equipo: “Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros” (2Tim.2:2). Jesús estuvo con los doce enseñándoles. Pablo hizo un equipo el cual adiestró y enseñó con revelación. La enseñanza con revelación no es para algunos privilegiados, es para todo el Cuerpo de Cristo. Pablo dijo: “Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él”. (Efesios 1:17-18). Esto incluye la enseñanza por impartición. En Juan 6:63 Jesús expresó las bases para enseñar: “El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida”. Es decir, cuando usted enseñe tiene que ser impartida la revelación y el Espíritu de vida. Estas palabras que son espíritu llegarán al 181
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corazón de las personas. La enseñanza con revelación produce transformación, derriba argumentos, rompe fortalezas y lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo (2Corintios 10:4-5). Por eso, los que trasmiten deben ser idóneos, capaces, entrenados en la revelación, porque la obra será el resultado de lo que enseñen. 7° Para vivir el Reino, debemos creer y perseverar en las promesas de Dios hasta el final. La vida cristiana nos enseña que debemos salir figuradamente de Egipto y perseverar en las promesas de Dios, y no morir en el proceso. Si no existe un proceso definido de conversión, la cultura del mundo nos puede detener a la mitad del camino. En Éxodo se dice que cuando Dios vio la aflicción de Israel, lo reconoció por causa del pacto. Eso significa que en un momento dado no los reconocía. ¿Por qué no los reconocía? Porque durante 430 años Israel adquirió la mentalidad de esclavo y de la cultura Egipcia. Ellos tenían dos cosas en contra: Una mentalidad de esclavos. Una mentalidad secularizada y paganizada. Moisés fue un verdadero enviado apostólico con una palabra de revelación. Fue el libertador de un pueblo que era el “pueblo de Dios” a causa de las promesas de sus padres. Moisés le predicó a una gente salvada del sistema Egipcio, pero no convertida a la verdad de Dios. Lamentablemente, este es un retrato en muchos círculos cristianos en la actualidad. La “Cultura del Reino” no es una materia de seminarios. Puede ser que no la entienda, aunque la estudie y saque la 182
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mejor nota. Esto no es para enseñarlo, sino para vivirlo. Es para examinarnos y saber si realmente estamos convertidos o estamos en el proceso. Debemos saber hasta qué punto nuestra mente está convertida. El plan de Dios en el desierto con Israel falló, no por la enseñanza, sino porque ellos no quisieron convertirse al plan (Vea Números 14:20-38). Dios dijo en Números 14:31 “Pero a vuestros niños, de los cuales dijisteis que serían por presa, yo los introduciré, y ellos conocerán la tierra que vosotros despreciasteis”. Note la palabra que Dios dijo: “vuestros niños”. Al mismo tiempo note las palabras de Jesús en el Nuevo Pacto: “De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos” (Mateo 18:3). Las mismas palabras del desierto, Jesús las repite años más tarde. En conclusión: nadie puede entrar en el Reino de Dios si no se vuelve como un niño. Porque si tiene mentalidad de adulto paganizada, puede ver el Reino, pero no entrar en él. El salmista dijo: “De la boca de los niños y de los que maman, fundaste la fortaleza…” (Salmo 8:2). Todo el sistema de enseñanza mundana lo puede dejar afuera, si no se vuelve como un niño. Debemos transformarnos por medio de la renovación del entendimiento y entonces conoceremos que la voluntad de Dios es buena, es agradable y es perfecta para nosotros. Que todo es posible para el que cree y nada es imposible para Dios. (Romanos 12:1-2) La conversión viene por la Palabra y por el Espíritu de Dios. Debemos desear que el Espíritu nos maneje y no nuestro raciocinio. Debemos morir al árbol de la ciencia del conocimiento del bien y del mal, y comer del árbol de la vida que es Cristo. Si es posible tomar las naciones y manifestar el Reino de Dios es importante saber lo siguiente: ¿Qué debemos hacer frente a la actual condición del mundo? 183
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Vivimos en un mundo con un sistema económico asfixiante donde el 48% de los recursos están en las manos de no más de 350 personas y el resto de los habitantes del mundo sobrevive con el otro 52%. Este es el mundo que la iglesia pastoral no ha denunciado, más bien se ha encerrado entre cuatro paredes, esperando por un futuro mejor, mientras que el presente se le vuelve más asfixiante, sin pensar que puede haber un cambio. Debemos despertar a un nuevo modo de conciencia. Si hoy estamos preparándonos para afectar nuestra sociedad, para enseñar a la gente a ser mejores y dentro de unos años no estamos plantados en el mundo, donde suceden las cosas, en algo hemos fallado. El salmista dijo: “Si fueran destruidos los fundamentos, ¿qué ha de hacer el justo? (Salmo 11:3). Los verdaderos fundamentos de la infraestructura de los principios de la vida, han estado siendo destruidos en todos estos años delante de nosotros, y hemos sido incapaces de mostrar soluciones prácticas Esa condición sólo puede ser cambiada con la manifestación del Reino de Dios a través de gente convertida a él. En personas que manifiesten la unción, la cultura y el poder del Reino. Que manifiesten además, el amor, la economía y las señales del Reino. 8° La cultura del Reino de Dios debe afectar la totalidad del individuo, para luego leudar como levadura a la sociedad. La naturaleza del hombre es trina. Está compuesto por espíritu, alma y cuerpo. Sus acciones dependen de quién está al control de ellas. Si el espíritu es el que controla nuestra vida, entonces hemos llegado a tener la mente de Cristo y como hombre espiritual podemos juzgar todo. Eso significa 184
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que hemos llegado a un grado de madurez y de desarrollo donde ha ocurrido lo que Wachman Nee hace sesenta años predicaba: “La liberación del Espíritu”. Entonces, el cuerpo y la carne se someten a los mandatos de un corazón, de un espíritu transformado, regenerado y convertido a la verdad de Dios. En Efesios 4:23 el Apóstol Pablo muestra lo que es ser realmente compenetrado con la Cultura del Reino de Dios. En el mundo occidental existen básicamente tres grandes corrientes filosóficas, que definen la cultura de occidente. Todas las demás pueden ser apreciaciones: • La Filosofía teísta o judeo-cristiana. Este es el lenguaje que manejamos. El hombre es trino y una parte controla a las otras dos. Si lo controla el espíritu, es un hombre espiritual que tiene una filosofía teísta, la filosofía de Dios. Esta es la verdadera experiencia del Reino de Dios en nosotros. • La Filosofía Humanista. Esta postula que si la mente está en control, entonces se llega a algunas conclusiones por lógica, por razonamiento (el alma). El centro de todo es el hombre. • La Filosofía de la Nueva Era7. Esta señala que todo 7
Nueva Era: Es un movimiento filosófico, cultural y de aspiraciones religiosas. Esta corriente agrupa a una amplia variedad de sociedades y organismos de sensibilidades parecidas (Partido Ecológico, humanistas, ciudadanos planetarios, Buena voluntad mundial...) y que se nutre de elementos religiosos hinduistas, judeo cristianos y budistas, entre otros, constituyendo un credo espiritual sincrético y ecléctico. Además del seguimiento de las principales filosofías orientales, la Nueva Era incluye el esoterismo, ocultismo, la preocupación por la naturaleza, costumbres vegetarianas y el uso de las drogas. Es una nueva forma de espiritualidad, cuya búsqueda de lo sagrado excluye cualquier mediación institucional y ritual. por el convencimiento de que eso desvirtúa la relación directa y
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parte de las sensaciones, de ciertas vibraciones del cuerpo. Pablo dijo de los paganos en la sociedad romana de su época: “… cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas (cuerpo) antes que al creador, el cual es bendito por los siglos” (Rom. 1:25). En esta triple concepción del mundo en occidente, está el peligro de no ser capaz de distinguir entre ellas. Por ejemplo: Usted puede ser salvo, pero manejar conceptos humanistas y la Nueva Era sea inconscientemente su expresión de vida. Si nosotros vamos a cambiar al mundo por medio de la cultura del Reino, existen cuatro cosas fundamentales que debemos conocer: Conocer la Palabra escrita (la Biblia), el “logos” de Dios. Debemos buscar nuestras raices en el conocimiento bíblico. Conocer el Rhema de la revelación. La revelación o el rhema de la palabra es como un puño que sale de la Biblia y nos habla a nuestro ser interior. Esto es cuando un pasaje de la Biblia nos habla directamente a nuestro corazón, y sabemos que es Dios el que nos habló. Conocer al hombre en su conjunto: el arte, la música, la literatura, el lenguaje y las diferentes expresiones culturales. Esto es importante, ya que son a este tipo de personas a quienes nos proyectamos en la implantación de la cultura del Reino. Conocer la creación, los principios y leyes del mundo personal entre el hombre y la divinidad. La reencarnación es la piedra angular de la filosofía Nueva Era. Cristo es considerado un espíritu elevado como Buda, Mahoma o Zoroastro, y que el ángel Gabriel es un extraterrestre.
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físico: astronomía, ciencias, matemáticas, tecnología. Muchísimas cosas que están escritas en la Biblia, se entienden mejor cuando conocemos otras cosas de la creación. Hoy en día, el hombre moderno no tiene respuestas, sólo tiene preguntas. Está al borde de la inanición. Pero el hombre espiritual tiene todas las respuestas para las cinco necesidades básicas del ser humano. La iglesia tiene que trabajar respondiendo a estas necesidades en los próximos años. Porque es allí donde vendrá el avivamiento. Las cinco necesidades básicas que tiene el hombre, de las cuales se desprenden todas las demás, son las siguientes: La necesidad espiritual. A esta necesidad solo tiene respuesta el hombre espiritual. La necesidad de educación. No la educación que tenemos actualmente, sino educación desde el Reino de Dios. Colegios e instituciones educativas cuyos fundamentos sean el Reino de Dios. Todo el sistema educativo está atrasado veinte años y tiene que ser actualizado hoy por la gente del Reino. La necesidad económica. Es la necesidad de hacer negocios. Generar recursos financieros para extender el Reino. Un empresario del Reino, no piensa en si mismo para ganar dinero, sino que está orientado por los principios del Reino para ganar dinero e invertirlo en el mismo Reino de Dios. La necesidad de comunicarse. No solamente comunicarse entre si, sino reconocer el valor de las comunicaciones. Necesidad de establecer medios de comunicación efectiva, educativa y formativa, junto con 187
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los principios del Reino de Dios. La necesidad gubernamental. Llegar a establecer un gobierno justo, piadoso, que traiga el Reino de Dios, con justicia, equidad e igualdad, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad. Debemos tomar el modelo de crecimiento integral de Jesús para suplir estas necesidades e impactar al mundo. Jesús creció espiritualmente, académicamente, físicamente y socialmente (Lucas 2:52). Cada generación debe ser enseñada en los principios del Reino (Colosenses 1:27-30). Nosotros debemos ser maestros de la vida (Esdras 7:10).
Finalmente, una Iglesia Apostólica del Reino de Dios, va a manifestar el poder y la cultura del Reino en varios aspectos: Manifiesta un poder inmenso de desafío para el cambio y la conversión, o sea, una persona con mentalidad apostólica le va a obligar, le va empujar, le va a hacer sentir mal, con el único fin de llevarlo al cambio. Manifiesta un poder inmenso de revelación, para liberar a la gente del reino satánico, Lucas 10:18-19, Juan 8:32. Manifiesta la presencia gloriosa y la plenitud del Espíritu Santo, donde lo místico, lo sobrenatural es recibido y ejercitado, porque de la plenitud de Él parten todas las cosas. Manifiesta la total victoria de Cristo sobre el mal, y la protección del Señor para sus hijos. En una Iglesia Apostólica el diablo no es tan poderoso como algunos dicen, ya que está en su justa dimensión. Una Iglesia Apostólica que quiere manifestar la cultura de Reino tiene que moverse en la unción que operó en Jesucristo, descrita en Lucas 4:18-19. 188
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Jesús, durante su ministerio terrenal, se aplicó a sí mismo un pasaje mesiánico. Cuando visitó Nazareth, la tierra donde se había criado, fue a la sinagoga: “y como era su costumbre”, se levantó a leer. Le dieron el libro del profeta Isaías, donde leyó y se aplicó a si mismo la misión descrita en la porción leída: El Espíritu del SEÑOR omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros, a pregonar el año del favor del SEÑOR. (Isaías 61:1-2 NVI; vea Lucas 4:16-21). Este pasaje ilustra adecuadamente la descripción de trabajo del Mesías. El Espíritu del Señor ungió a Cristo para ministrar a las necesidades de los hombres. Su redención no tendría como objeto librarlos del poder de Roma. Sus victorias no serían sobre enemigos políticos, sino sobre el pecado, expresadas en el poder del mundo, del diablo y de la carne. De acuerdo al pasaje de Isaías, el pecado empobrece, entristece, esclaviza, enceguece, oprime y roba toda esperanza al hombre. Pero, por otro lado, la obra del Mesías es evangelística, sanadora, libertadora y restauradora. ¡Qué venga a nosotros su Reino!
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EL PODER TRANSFORMADOR DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO Apóstol, Harold Caballeros El Camino Cristiano
E
l proceso que un creyente atraviesa en las diferentes etapas de su vida cristiana es gradual y tiene como objetivo el acercarle cada día más a Dios. Todo comienza con la benignidad de Dios, la cual nos lleva a arrepentirnos de nuestro pecados y tener la experiencia única del nuevo nacimiento (Romanos 2:4; Juan 3:3). Una vez que hacemos a Jesús el Señor y Salvador de nuestra vida, nuestro ser comienza a ser transformado. (Romanos 10:9-10). De acuerdo con la Palabra de Dios, la naturaleza del hombre consta de tres partes: espíritu, alma y cuerpo (Génesis 2:7,1 Tesalonicenses 5:23, Hebreos 4:12), y cada una de ellas consta, a su vez, de tres partes: El espíritu tiene: intuición, comunión y conciencia. El alma tiene: el intelecto, las emociones y la voluntad. 191
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El cuerpo tiene: carne, sangre y huesos.
El nuevo nacimiento es una experiencia espiritual que afecta todas las áreas de la vida del ser humano. El nuevo creyente recibe una nueva naturaleza espiritual. El cristiano es hecho participante de la naturaleza divina (2 Ped.1:4). Recibe la vida eterna: la vida «zoe»8 que es la vida de Dios. El resultado es la nueva criatura que procede de lo alto. Es una operación en conjunto del poder de la Palabra de Dios y del Espíritu Santo en la vida espiritual. En términos prácticos es el cambio de vida que ocurre en los corazones de los hombres cuando se arrepienten de sus pecados y se entregan a Dios. Jesús le dijo a Nicodemo: “Os es necesario nacer de nuevo para ver el Reino de Dios”. “Es necesario nacer del agua y del espíritu para entrar en el Reino de Dios” (Juan 3:3 y 5). Lo que recibimos a través de esa experiencia es un nuevo espíritu o una nueva orientación espiritual. Figuradamente hablando, es un “nuevo corazón”. En Ezequiel 11:19 Dios dice: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne y les daré un corazón de carne”. Asimismo el profeta Ezequiel dice: «Echad de vosotros todas vuestras transgresiones con que habéis pecado, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué moriréis casa de Israel?». (Ez.18:31). Muchas escrituras testifican de los cambios sorprendentes que vienen al creyente al nacer de nuevo. 8
“Zoé” es el término griego traducido vida. Este vocablo se aplica a la vida de Dios. La vida que nos da Jesucristo y que disfrutan los elegidos y los que han partido de este mundo. El otro término para vida es “bíos” y siempre se refiere a la vida natural. Nunca a la vida de Dios.
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Estas son solamente algunas de ellas. Cuando nacemos de nuevo ocurre lo siguiente: Nos es dada potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12). Crucificamos la carne con sus deseos y pasiones (Gálatas 5:24). Nuestros pecados son borrados, y vienen tiempos de refrigerio de la presencia del Señor (Hechos 3:19). Somos lavados, justificados y santificados (1 Corintios 6:11). Somos convertidos de las tinieblas a la luz y de la potestad de Satanás a la de Dios (Hechos 26:18). Somos librados de la potestad de las tinieblas y traslados al Reino de Su amado Hijo (Colosenses 1:13). Jesucristo nos es hecho – por Dios – Sabiduría, justificación, santificación y redención (1 Corintios 1:30). Aquel que fue engendrado por Dios, el Señor le guarda y el maligno no le toca (1 Juan 5:18), Dios nos da entendimiento para conocer al que es verdadero (1 Juan 5:21). “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17), “Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El espíritu mismo da testimonio a nuestro 193
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espíritu, de que somos hijos de Dios” (Romanos 8:14-16). Es por esto que todo parece diferente una vez que se experimenta el nuevo nacimiento. No es extraño oír que una persona recién nacida de nuevo diga: “El cielo es más azul, los árboles son más verdes. Todo luce mejor, ¡es maravilloso!”. En realidad no ha sido el mundo el que ha cambiado. Es la vida de Dios que ha transformado al hombre desde adentro hacia fuera. Ese cambio interno que ha comenzado en el corazón, en lo más profundo e íntimo del hombre, dará frutos hacia fuera, que evidenciarán la nueva vida en Cristo. Quisiera enfatizar en este punto algo muy importante. El proceso de salvación espiritual es instantáneo. Todo lo que necesitamos hacer es creer, arrepentirnos y confesar a Cristo como nuestro Salvador y Señor. Es por esto que la Escritura dice que es por fe y “no por obras, para que nadie se gloríe” (Ef.2:9). Pero, a partir de allí, todo lo demás será conseguido a través de trabajo y esfuerzo. El apóstol continúa su pensamiento complementario. Ahora dice: “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús, para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas” (Ef.2:10). Entonces la parte que sigue es la continuación del proceso. ¡No somos salvos por obras, pero somos salvos para producir buenas obras! El nuevo nacimiento, como dije antes, se trata de una experiencia del espíritu. La mente, en cambio, queda prácticamente inalterada. Si antes de nacer de nuevo esa persona era abogado, seguramente no perderá el título después de convertido. Si tenía recuerdos o memorias de algún evento, seguramente los seguirá teniendo. Respecto a las emociones, si se amaba a la esposa, seguramente la seguirá amando. Y si odiaba a alguien, existe una gran 194
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posibilidad de que aún continúe odiándole. Pero, en términos generales, el nuevo nacimiento se da en el espíritu y deja al alma y al cuerpo prácticamente sin tocar. ¿Por qué? Porque esa actividad nos corresponde a nosotros. A esto se le llama el proceso de “santificación” donde Dios va transformando el pensamiento, el carácter y doblegando la voluntad. En este sentido, Dios estará con el cristiano a lo largo del proceso, pero allí es donde entra a operar el esfuerzo del hombre. La parte que corresponde hacer al hombre. El Apóstol Pedro confirma la necesidad que se tiene de limpieza de los vicios del “hombre viejo” para proseguir el camino al crecimiento espiritual. ¿Cómo se logra esto? El apóstol Pedro dice lo siguiente: “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación.” (1 Pedro 2:1-2) El Proceso De Transformación “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” (Romanos 12:2) El apóstol Pablo dice: “No os conforméis a este siglo…” (Rom.12:2a). El concepto de “conformarse” lleva a la idea de acomodarse a un molde, una forma o un patrón de vida. Luego dice: “…sino transformados (en griego: Metamorfosis) por medio de la renovación de vuestro entendimiento” (Rom.12:2b). Aquí Pablo está demandando de los creyentes 195
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reconocer y rechazar todos aquellos modelos o patrones de conducta que adopta la humanidad, sin el conocimiento de Dios y transformar sus vidas a través de una sistemática renovación de la mente. Solo de esta forma, se cumplirán las palabras del apóstol: “para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Rom.12:2c). Es necesario identificar y rechazar los modelos incorrectos a la luz de la Palabra de Dios. Las áreas de influencia de los modelos mundanos abarcan prácticamente todos los aspectos de la vida humana. Estos falsos modelos son recibidos comúnmente en el hogar y la comunidad que nos rodea. Un ejemplo típico, es la conducta que manifiestan algunos cónyuges cuando entran a la vida matrimonial, que llega a ser tan diferente a la que tenían al momento del noviazgo. Más de un cónyuge se ha quejado de la negativa transformación de su esposo(a) una vez que están casados. Otros ejemplos son el humanismo secular, los modelos inmorales, las familias mal constituidas. El que ha practicado sexo ilícito, generalmente desarrollará una conducta torcida en el matrimonio. Es triste comprobar que muchos hijos de Dios, aunque están redimidos, siguen viviendo como mundanos. Esta es la mayor evidencia que demuestra que aún se mantienen criterios y principios contrarios a los enseñados en la Palabra de Dios. A esos criterios mundanos la Biblia le llama la “vana manera de vivir”. Y como dice el apóstol Pedro: “la cual recibisteis de vuestros padres” (1 Ped.1:18). Estos falsos modelos se manifiestan en conceptos equivocados sobre la familia, las relaciones humanas, el liderazgo, el sexo y las finanzas, entre otras. Los falsos modelos son producidos y duplicados sin ser evaluados por la verdad de Dios al respecto. 196
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La voluntad de Dios es que todo creyente, nacido de nuevo, alcance la plenitud en su desarrollo de vida en Cristo. Pablo dijo: “Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.” (Efesios 4:13) El proceso puede ser llamado transformación, renovación o santificación del alma. Las tres expresiones se refieren al deber del creyente de renunciar a su antigua manera de pensar, a su sistema de pensamientos e ideas. Este cambio de mentalidad (gr.: Metanoía) es necesario hacer, para obtener la nueva manera de pensar que corresponde con su nueva vida en Cristo Jesús. El Primer mensaje de Jesucristo, de acuerdo a San Marcos fue, «El tiempo se ha cumplido, y el Reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio» (Marcos 1:15). Estas frases, aparentemente tan sencillas, contienen tres piezas de información vitales para el creyente. La primera dice que Jesús anunció un cambio de tiempo. Una dispensación llegaba a su fin y otra se iniciaba. La segunda nos dice que, como consecuencia de que el tiempo se ha cumplido, el Reino de Dios se ha acercado. Y la tercera, que tiene que ver directamente con la respuesta al mensaje. Debido a que el tiempo se ha cumplido, y que el Reino se ha acercado, se espera de una reacción que tiene dos partes: una es de “arrepentimiento” y la otra, “creer en el Evangelio”. La clave del pasaje está en el significado de la palabra “arrepentimiento”. El llamado al arrepentimiento implica un cambio total de mente o de perspectiva. La palabra arrepentimiento (gr.:metanoía) significa literalmente: 197
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“cambio de mente” o “cambio de mentalidad”. El arrepentimiento es una condición permanente de la vida cristiana y no un acto del pasado, guardado en el baúl de los recuerdos. Es decir, “nos hemos arrepentido” y esa actitud aún permanece. Esta condición de “arrepentidos”, obliga al cristiano a demostrarlo con “obras dignas de arrepentimiento” como resultado de esta nueva manera de pensar. La formación de una mente cristiana involucrará todo nuestro ser de por vida. Pablo habla, no solo de una mente renovada sino, de llegar a tener “la mente de Cristo”. Exhorta a los filipenses así: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús” (Flp.2:5). Es decir, en la medida que se estudian las enseñanzas y el ejemplo de Jesús, el cristiano comienza a pensar como él pensó. Gradualmente, su mente y sus sentimientos se van formando en el espíritu humano por la obra del Espíritu Santo, que es el Espíritu de Cristo. De ese modo, se empiezan a ver las cosas a su manera; desde su perspectiva. Nuestro punto de vista se alinea con el de él. Casi nos atrevemos a decir lo que el apóstol podía decir: “nosotros tenemos la mente de Cristo” (1Co.2:16). Es fundamental que el creyente renuncie a su antigua manera de pensar – su vieja mentalidad – y que crea en el Evangelio. Toda persona que quiera ser espiritual, hallará que este es un proceso de vital importancia, porque la manera de pensar del mundo es exactamente opuesta a la manera de pensar del Reino. Nadie puede vivir verdaderamente en el Reino, si primero no renuncia a su vieja manera de pensar y es transformando por medio de la renovación de su entendimiento. Esta es la única manera en la que una persona 198
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nacida de nuevo puede arrancar de su vida la esclavitud que le mantenía cautivo a lo terrenal (2 Corintios 4:18). Mi apreciación personal de lo que Cristo dijo es: “Arrepiéntete, renuncia a tu vieja manera de pensar, renuncia a lo que creías y ahora, en lugar de lo que solías creer, cree en el evangelio del Reino”. Veamos en el siguiente gráfico los diferentes conceptos de contraste entre la visión humanista y la visión del Reino de Dios:
El mundo dice:
El Reino dice:
Ver para creer.
Creer para ver.
Si quieres tener, acapara.
Si quieres recibir, debes dar.
Si quieres gozar de tu vida, Todo el que procure salvar su consume todo lo que te vida la perderá, tómala sin puede dar (Lucas 17:33). restricciones, aprovecha y todo el que la pierda, la salvará.
Entonces, la razón por la cual debemos esforzarnos por renovar nuestra manera de pensar reside en el hecho de que fuimos educados y entrenados por los criterios y la corriente de este mundo, los cuales se oponen a Dios. Pablo dijo: “En los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los 199
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pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:2-3). Lo que la Palabra señala, no son sugerencias, sino más bien son órdenes en imperativo: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Efesios 4:22-24) La Palabra del Señor es lo único que puede transformar o amoldar al modelo de Dios. Así que, cuando es recibida con mansedumbre entra a formar parte de nuestro ser, como un injerto en una planta. Cuando el injerto ya ha pegado, llega el momento que ya no se puede distinguir el injerto de la planta original, y por supuesto, el fruto ha sido mejorado. El proceso tiene varias partes y la primera es renunciar a la vieja manera de pensar, despojarse del viejo hombre. Como la ciencia ha podido demostrar, un hábito no se puede eliminar, más bien es necesario sustituirlo. Así se deduce que, la segunda parte del proceso es la sustitución de esa manera incorrecta de pensar y actuar. “Por lo cual desechando toda inmundicia y abundancia de malicia, recibid con mansedumbre la palabra implantada, la cual puede salvar vuestras almas” (Santiago 1:21). Está claro que un esfuerzo natural no puede conseguir la renovación que se desea alcanzar. No es a través del esfuerzo humano. De ser así, muchos serían renovados solamente con un poco de buena voluntad. Esto debe ir mezclado con fe, pues lo que recibimos es la Palabra de Dios. La fe tiene un 200
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objetivo o meta: «Obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas» (1 Pedro 1:9). Existen dos principios a seguir que, por regla general, se olvidan con mucha facilidad: 1. “Pero esto, hermanos, lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros, para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito…” (1 Corintios 4:6). 2. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8). ¿Y, cuál será el resultado de la obediencia a estos versículos? “Tú (Dios) guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. (…) Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.” (Isaías 26:3; Filipenses 4:7) Para el hombre, la salvación del espíritu abre las puertas de la vida eterna, lo que comúnmente llamamos el cielo. Pero, la renovación del entendimiento, conducirá al creyente a vivir en victoria mientras esté acá en la tierra. De manera que el nuevo nacimiento se produce en el espíritu. La transformación se lleva a cabo en el alma, y las consecuencias son vistas y apreciadas en el carácter transformado. Esto es así porque son las obras las que dan testimonio de la fe (Santiago 2:18) y es a través del buen testimonio que el hombre vence al maligno (Apocalipsis 12:11). 201
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La influencia de los poderes: Una ilustración. Permítame dar un ejemplo práctico de lo que sucede en una persona cuando ésta nace de nuevo, y cuáles son los procesos en la formación y desarrollo de vida y servicio cristiano. He visto suceder esto muchas veces. Aunque el ejemplo y el nombre son ficticios, los datos sí son extraídos de mi experiencia en el ministerio. Una vida en desorden. Supongamos, que un hombre llamado Carlos es alcohólico. Ha tratado por todos los medios de dejar el alcohol. Ha recurrido a un médico, a una clínica de rehabilitación, a medicamentos, a terapia, etc. Nada ha podido librarle de la esclavitud del alcohol. Puede repetir cada día: “Soy alcohólico, solamente pido un día más sin beber”. Día tras día Carlos sigue repitiendo: “Soy un alcohólico, solamente busco un día más sin beber”. Por supuesto, ha sufrido todos los nefastos efectos de esta terrible enfermedad. Su familia ha sufrido, su trabajo ha mermado, su situación económica ha menguado y está al borde del colapso. Por más que trata no logra ordenar su vida (Job 37:19). En su desesperación, busca ayuda de parte de Dios y clama a Él. Dios le responde inmediatamente. Evangelización y Nuevo Nacimiento. El hombre es salvo y nace de nuevo. Dios le arranca el corazón de piedra y le da un nuevo corazón de carne. Dios le traslada de la potestad de las tinieblas al Reino de Jesucristo en un instante (Colosenses 1:13). Cuando esto sucede, los poderes que estaban sobre él son desplazados, porque la luz 202
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prevalece sobre las tinieblas (Juan 1:5) y éstas se ven forzadas a huir. El poder de Dios echa fuera el poder inmundo que sujetaba a Carlos. ¡Carlos ha nacido de nuevo! Ahora tiene un nuevo Señor: Jesucristo. Carlos ha recibido libertad del espíritu de esclavitud que lo tenía sujeto al alcohol. De pronto, Carlos llega a su casa y experimenta por primera vez en muchos años una sensación que a lo mejor ya había olvidado: la libertad. Ya no tiene necesidad del alcohol. De hecho, si se lo acercara a la boca comprobaría que ahora le repugna. ¿Qué ha sucedido? Carlos estaba preso de las tinieblas y su experiencia del nuevo nacimiento, desplazó esos poderes que se encontraban sobre Carlos y abrió los cielos sobre su vida. Ahora Carlos puede ser libre del alcohol con una facilidad de la que no gozaba antes. El poder de Dios y la libertad en Cristo Jesús han venido a sustituir al espíritu inmundo de esclavitud. Carlos ahora tiene la capacidad de ejercer su propia voluntad, sin un poder espiritual que se lo impida. Cuando él ejerce su nueva libertad, puede ser libre del alcohol y de otras cosas que vienen junto con la esclavitud. Renovación de los pensamientos. ¿Cuál es el próximo paso? Carlos deberá renovar su mente respecto a la manera de pensar que obtuvo mientras vivía siendo víctima del alcoholismo y deberá transformar su vida. No necesita quedarse como un alcohólico. De hecho, el alcohólico murió. Llega el momento que la confesión de los labios de Carlos revela que su mente ha sido renovada. Un día se levanta y dice: “Las cosas viejas pasaron. Todas han sido hechas nuevas” (2 Cor.5:17). Esta renovación de su alma dará como resultado una nueva vida para Carlos y para su familia. Sí, la renovación 203
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de su mente es un paso indispensable para mantener su nueva libertad. Lo mismo sucede con la sanidad divina. Muchas personas obtienen un milagro en una atmósfera cargada de fe, pero luego la pierden debido a que no renovaron su mente con la Palabra de Dios. A esto es a lo que me refería cuando decía que la renovación de la mente requiere de trabajo y esfuerzo. La Biblia dice que: “La fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios” (Romanos 10:17). Cuando renovamos nuestra mente con la Palabra de Dios sucede algo más. Las fortalezas son destruidas y los argumentos son derribados para dejarnos en libertad de esos paradigmas o estructuras negativas y limitantes que reducen nuestra nueva manera de pensar. Ahora podemos creer al mensaje del Evangelio. Ahora podemos tener fe en un Dios ilimitado, Todopoderoso y lleno de amor por Sus hijos. Nuestra vida entera obtiene una nueva dignidad y una nueva identidad. Somos nuevas criaturas en Cristo Jesús (2 Cor.5:17). No me sorprende que el diablo luche tan intensamente para que no obtengamos este conocimiento. Realmente la verdad nos hace libres (Juan 8:32). Las consecuencias o efectos de la renovación de la mente del hombre nuevo en su vida, matrimonio, familia y comunidad son innumerables. Un creyente con la mente renovada se convierte en un agente de transformación. Traerá bendición y esperanza a cualquier medio donde se desenvuelva. Será una continua fuente de inspiración para sus semejantes y será un instrumento útil en las manos de Dios. Por el contrario, aquel creyente que no renueva su mente, continuará siendo un creyente “niño”, que más parece un esclavo que un hijo. Y es lo que señala Pablo: “Pero también digo: Entre tanto que el heredero es niño, en nada difiere del esclavo, aunque es señor de todo” (Gálatas 204
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4:1). Un cristiano que no renueva su mente no puede dar testimonio sólido de su conversión. Si bien es un creyente nacido de nuevo, aún depende de su antigua manera de pensar, que es la del viejo hombre. Dicho en otras palabras, habrá nacido de nuevo, pero aún tiene una mente religiosa, dominada por la manera de pensar de este mundo, que se opone y contradice a la Palabra de Dios. Cuando se solicita de él una reacción, probablemente nos sorprenderá actuando igual que la gente del mundo y no con los principios del Reino. En su espíritu sí es creyente, pero en su mente todavía está atado el viejo hombre, viciado conforme a los deseos engañosos de este mundo. Si este nuevo creyente, aunque haya nacido de nuevo (en su espíritu), no ha sido transformado por la renovación de su entendimiento, (su alma). ¿Cómo se debiera esperar que actúe en su vida? Probablemente y hasta cierto punto, todavía se comportará como se comporta la gente que no ha conocido a Cristo. Discipulado y servicio. Jesucristo, nuestro ejemplo perfecto, sabía que se necesitaba de un proceso para renovar a los creyentes, hasta llevarlos a ser como Él. A este proceso le llamamos “el discipulado”. Dios no nos ha llamado a hacer convertidos o nacidos de nuevo; Dios nos llamó a hacer discípulos. Porque Dios conoce la necesidad que el hombre tiene de continuar su crecimiento en el Evangelio. “Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32). 205
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Sin renovación, no hay testimonio de la nueva vida en Cristo Jesús. Por eso está la necesidad de pasar a través del discipulado, en las grandes verdades del reino, desde un punto de vista práctico. Este es el modelo de Cristo: Él les enseñó con teoría y con el ejemplo y luego, los puso a practicar: “Después de estas cosas, designó el Señor también a otros setenta, a quienes envió de dos en dos delante de él a toda ciudad y lugar adonde él habría de ir” (Lucas 10:1). Sólo hasta entonces estuvieron listos para ser agentes de transformación. En la ciudad de Antioquia, de Siria, a los discípulos se les denominó “cristianos” por primera vez (Hch.11:26). Esto ocurrió porque decían de ellos: “son como Cristo, son pequeños cristos”. De ahí el nombre cristianos: “aquellos que son como Cristo”. Al presente, los creyentes latinoamericanos y africanos no tienen dificultad para evangelizar ni carecen de resultados. Millares de personas nacen de nuevo cada día en Latinoamérica y África. Ciertamente en este tiempo los cielos están abiertos sobre nuestras naciones y estamos experimentando un glorioso tiempo de avivamiento. Sin embargo, los efectos sociales de tal número de salvos aún no se hacen sentir. Tal parece que tenemos el evangelismo, pero estamos débiles en el discipulado. En las iglesias tenemos muchísimas personas cuyas mentes aún no han sido renovadas. Tocante a esto debemos señalar, con mucha franqueza y a la vez con amor, que todavía predomina una mentalidad religiosa que está más inmersa en el legalismo, que preocupada por las necesidades de nuestra sociedad. Todavía no hemos tomado conciencia del poder de la Palabra de Dios para renovar y transformar a los creyentes. 206
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Al cambiar nuestra manera de pensar, cambiamos nuestra manera de vivir. Las Iglesias tienen en la mano la espada del Espíritu que puede cambiar la vida de los creyentes. Esta es una responsabilidad por la cual vamos a rendir cuentas todos los que tenemos el privilegio de predicar el evangelio de Jesucristo.
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PRINCIPIOS DE AVIVAMIENTO Y DE REFORMA APOSTOLICA Apóstol, Harold Caballeros
INTRODUCCIÓN
E
Vangelismo sin discipulado es sinónimo de cristianismo sin impacto social. El creyente es llamado por Jesucristo “la sal de la tierra” y “la luz del mundo” (Mateo 5:13-14). Esto tiene que ver con el propósito eterno que cada uno de nosotros tiene en Cristo Jesús (Efesios 1:11). La función de la sal consiste en evitar la corrupción. Esta palabra, obviamente, se refiere al hecho de que el mundo va en una carrera autodestructiva total. Solamente la Iglesia puede frenar esta acción destructiva. Además, sabemos que la luz prevalece sobre las tinieblas y esto es precisamente lo que el cristiano debe hacer en el mundo. Estamos llamados a reprender las obras de las tinieblas (Efes. 5:11). Cuando unimos los dos conceptos: “sal y luz”, entendemos que el creyente está llamado por Dios para causar un impacto y una acción, tanto preventiva como curativa en el mundo. Verdaderamente debemos concluir que los creyentes estamos llamados a ser agentes de transformación en este mundo. Este es el propósito que Dios 209
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tiene para dejarnos en este mundo: dar testimonio de su luz. Recordemos que el cristiano, por naturaleza no es ciudadano: “de este mundo” (Juan 17:9-20). El avivamiento espiritual ¿Qué es un avivamiento? El gran evangelista Charles Finney entregó la siguiente definición: “Avivamiento es una convicción renovada de pecado y arrepentimiento, seguida por un intenso deseo de vivir en obediencia a Dios. Es la rendición de la voluntad propia a Dios, en profunda humildad”. El diccionario de Historia de la iglesia, entrega la siguiente definición: “Un avivamiento es un espontáneo despertamiento espiritual producido por el Espíritu Santo entre cristianos profesos en las iglesias, cuyo fruto es una más profunda experiencia religiosa, vida santa, evangelismo y misiones, la fundación de instituciones educativas y filantrópicas, y reforma social. El avivamiento no debe confundirse con el evangelismo, el cual es resultado de aquel”.9 En otras palabras, el concepto básico de avivamiento consiste en una visitación de Dios, que provoca la salvación de multitudes de personas y la revitalización espiritual de los creyentes. Existen tantos textos que tratan el tema de las historias de los avivamientos, que considero que este no es el lugar apropiado para tratar de sumergirnos en definiciones, ni en la historia ni en teología de los avivamientos. Más bien, nos limitaremos a sus efectos. En especial a lo que tiene que ver 9
Nelson, Wilton y otros, Diccionario de Historia de la Iglesia, (Miami, Editorial Caribe, 1989), p. 109.
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con lo relativo a la transformación que los avivamientos pueden tener dentro de la sociedad y la cultura. Es común que la religión juegue un rol especial en la construcción de un nuevo orden en la sociedad. Como mencionamos antes, la religión es fuente de valores y virtudes que afectan a la cultura. Los movimientos religiosos son eventos precursores de los cambios que se efectúan en una sociedad. Dado que todas las cosas proceden del reino espiritual, es natural que la Iglesia sea el canal propio por el cual Dios obra para que el futuro sea moldeado. Algunas veces, los avivamientos han trascendido la esfera de la Iglesia y han logrado afectar otras instituciones de la comunidad, con aumento en su impacto social. En el desarrollo de este tema, la intención es demostrar que un avivamiento puede generar un impacto social tal, que mejore la calidad de vida del lugar donde se da. Es demostrar que la visitación actual de Dios en América Latina, a través del movimiento apostólico y profético que vivimos, demanda de nosotros un entendimiento y una acción urgente, acorde con el plan de Dios. La historia de los avivamientos nos entrega pautas a fin de administrar este avivamiento y no perder la oportunidad que Dios nos está dando para lograr los cambios tan deseados en nuestros países. Cuando menciono la palabra cambio, no lo hago solo con una connotación espiritual o religiosa, sino también en sentido práctico. Es decir, a un cambio que traiga consigo una mejoría en la situación del subdesarrollo económico, social, político y cultural. Creo que tengo la misma afición de millares de pastores alrededor del mundo. Soy un aficionado de los avivamientos. Pienso que el experimentar un avivamiento viene a ser el sueño de la mayoría de los ministros del evangelio. Como muchos otros, he seguido con atención el mover de Dios de los últimos tiempos. En años recientes hemos escuchado 211
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acerca del avivamiento de Argentina. De la “bendición de Toronto” en Canadá. Del “avivamiento de Pensacola” en USA. De lo que en Guatemala se ha denominado: “El avivamiento silencioso”, observado en el crecimiento del porcentaje de creyentes en el país. He tenido la ocasión de aprender de las diferentes maneras en que Dios está obrando en el mundo. Por otro lado, por años he sido un estudioso de la historia de los avivamientos y hasta he visitado algunos de los lugares que tuvieron esa bendición de Dios. Hace algunos años estuve predicando en Inglaterra, en la preciosa ciudad de Nottingham y manifesté a mis anfitriones el deseo que tenía de visitar una ciudad llamada Swansea en el país de Gales. Para mi este era un sueño preciado. En ese lugar se encuentra un Instituto Bíblico fundado por Rees Howells. El fue un ministro con características destacadas. Su vida dio lugar a la biografía que ha inspirado a tantos creyentes alrededor del mundo: “Rees Howells, intercesor”. Ese libro había hecho un gran impacto en mi vida. Por supuesto, yo sabia que el Rev. Howells había partido con el Señor hacía muchos años; pero mis anfitriones en Nottingham hablaron con su hijo, el Rev. Samuel Howells, quien afectuosamente se dispuso a recibirme. Está por demás decir que pasé allí dos días inolvidables en compañía del hermano Howells y el equipo de intercesores y maestros del Instituto Bíblico. Ellos han permanecido por décadas entrenando y bendiciendo a millares de jóvenes de muchas nacionalidades. Recuerdo una anécdota que me contaran cuando recorríamos el jardín y llegamos al lugar donde se guardaba la leña para las chimeneas. Señalando con su dedo a la leñera me dijeron: “Allí Reinhard Bonnke recibió el bautismo del Espíritu Santo mientras era estudiante del Instituto Bíblico”. 212
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Guardo muy gratos recuerdos de mi visita a Gales. Pero, yo tenía un segundo propósito para visitar la región. Uno de los avivamientos que más había inspirado mi vida era precisamente el “Avivamiento de Gales”, ocurrido entre los años 1904 y 1905. Yo deseaba conocer el lugar donde Dios hizo tantos milagros usando al joven Evan Roberts. Viajamos de Nottingham a Gales. Mientras nos acercábamos mi expectación iba aumentando. ¡Qué gozo tuve al descender del tren! El asistente del Rev. Howells nos dio la bienvenida y de inmediato subimos a su automóvil para conducirnos al Instituto. A mitad del camino vi el edificio de una iglesia antigua, de esas edificaciones tan bellas que sólo se encuentran en Europa. Mi sorpresa fue inmensa cuando noté el rótulo que decía: “Se vende”. Pasamos frente a otra con un rótulo similar que decía: “Se alquila”. Vimos otras “ex iglesias” convertidas en restaurantes, cines y hasta en una mezquita musulmana. ¡Yo no salía de mi asombro! Seguramente estaba visiblemente afectado, pues nuestro conductor me dirigió una mirada inquisitiva, como queriendo averiguar lo que yo estaba pensando. Luego pregunté: “¿Sabe usted cuál es el porcentaje actual de creyentes en Gales?”. La respuesta que recibí fue: “Es menos del uno por ciento”. El dato me cayó como un balde de agua fría. ¿Cómo podía ser que una visitación de Dios como esa, que había producido casi cien mil salvaciones en seis meses y una renovación extraordinaria para los creyentes, ahora se hubiera reducido casi a la inexistencia? Como respuesta, me vino a la mente el dicho que dice: “Dios solo tiene hijos, no tiene nietos”. Esta fue la semilla de mi posterior 213
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razonamiento. Dos categorías de avivamientos He encontrado que puedo dividir los avivamientos en dos categorías: La primera, referido a esos movimientos extraordinarios de Dios, de los cuales solo podemos leer en los libros de historia. Los antecedentes los encontramos solamente en las bibliotecas. Se trata de avivamientos que no trascendieron su propio momento histórico. La segunda categoría se refiere a los avivamientos cuyos efectos nos acompañan aún hoy – décadas o siglos después de que sucedieron – y son avivamientos que trascendieron los límites de su propia existencia y continúan trayendo bendición al Cuerpo de Cristo y al mundo. Dos factores claves. ¿Cuál es la diferencia entre ambos? Pienso que la diferencia reside en dos factores. (1) El “concepto generacional” y (2) la “Educación cristiana”. El “concepto generacional”, como primer factor, consiste en la revelación acerca del Dios multigeneracional. En la Biblia, Dios repetidamente se llama a sí mismo como: “el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob” (Éxodo 3:6). En Éxodo 34:7, Dios se describe a Si mismo como el Dios: “que visita la iniquidad de los padres sobre los hijos, y sobre los hijos de los hijos hasta la tercera y cuarta generación”. Si razonamos en términos naturales, tendemos a pensar que la vida de una persona se compone de los años que vive sobre la tierra. Pero, si usamos el entendimiento espiritual, vemos que Dios no piensa en esos términos. Para Dios, Leví ya había dado diezmos, cuando aún estaba en los lomos de Abraham. (Hebreos 7:9-10). Cuando Dios me ve, no sólo me 214
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ve a mí: ve a mi abuelo, a mi padre, a mí, a mis hijos, y a los hijos de mis hijos. Ciertamente Dios es un Dios multigeneracional. Espiritualmente hablando, debemos pensar en esos términos. Cuando somos cortos de vista o cortos de alcance, pensamos sólo en nosotros. Pero cuando alineamos nuestros pensamientos al plan de Dios, entenderemos que no vivimos para nosotros mismos, sino que tenemos una responsabilidad para con las próximas generaciones (vea Proverbios 13:22). Es responsabilidad del Cuerpo de Cristo administrar el avivamiento de tal forma que sus beneficios no terminen en una generación, sino que alcance a sus hijos y aún a los hijos de sus hijos. En cierto modo, muchos de nuestros problemas actuales se deben a que nadie tuvo ese entendimiento y probablemente se dieron por vencidos al pensar que no podían cambiar la situación en “su tiempo”. Sabido es que en toda empresa, el tiempo es uno de los principales aliados. Estoy convencido de que Dios y nuestros hijos demandarán cuentas de lo que nosotros hagamos o dejamos de hacer con respecto a las consecuencias de la visitación que estamos viviendo en América Latina. El segundo factor tiene que ver con la «educación cristiana». Encuentro que los avivamientos que trascendieron en el tiempo, fueron aquellos que se tradujeron en movimientos educativos. El mejor de los ejemplos está constituido por la Reforma Protestante, iniciada en 1517, y cuyos principios fundamentales de: “solo la gracia, sola la fe y solo la Escritura” continúa teniendo efectos sobre nosotros casi quinientos años después de ocurridos los hechos. ¿Por qué? Porque se tradujo en un gran movimiento cultural y educacional. Recordemos que históricamente, el trabajo de Martín 215
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Lutero no se limitó a presentar las 95 tesis en Wittemberg. Este hombre de Dios emprendió la titánica tarea de traducir la Biblia al lenguaje del pueblo, para que pudiera ser leída por todos. También escribió muchos libros y comentarios bíblicos para instruir al pueblo en las ideas de la Reforma. Además, que impulsó la creación de escuelas en cada ciudad de Alemania. Los efectos del Gran Despertar del siglo XVIII, así como los subsiguientes avivamientos, afectaron a Estados Unidos y llegaron a nosotros a través de las instituciones educativas fundadas como fruto de esos movimientos. De hecho, la gran mayoría de las instituciones educativas estadounidenses testifican del mover de Dios. Todos los colegios fundados en las colonias norteamericanas – excepto la Universidad de Pennsylvania – fueron fundadas por iglesias cristianas establecidas antes de la guerra civil. La mayoría de los colegios y universidades que hoy tienen un reconocido prestigio, comenzaron siendo escuelas cristianas. La Universidad de Harvard fue establecida en 1636, fundada como una institución teológica por una iglesia congregacional. Las universidades Yale, Princeton, Columbia, Brown, Berkeley, y muchas otras tienen orígenes cristianos. De manera similar, las grandes y famosas universidades europeas como Oxford, París, Cambridge, Heidelberg y Basel, tienen orígenes cristianos. Quiero compartir una experiencia, que para mi fue extraordinaria y sobrenatural. Durante una visitación del Señor Jesucristo, me fue revelado que la herramienta más poderosa para tomar una Nación era la “educación cristiana”. Fue así que en 1986 fundamos el primero de nuestros colegios. Hoy tenemos el gozo de cooperar con la transformación de nuestro país a través del discipulado activo de los futuros líderes de la nación. Sueño con el día 216
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que demos inicio a una universidad que se especialice en enseñar una cosmovisión cristiana del progreso y el servicio al prójimo basada en las enseñanzas de Jesús. ¡Sí, América Latina necesita precisamente una reforma cultural y el sitio ideal para realizarla son las aulas de los colegios y universidades! La enseñanza de los principios que provienen de la Palabra de Dios traerá una revolución de la verdad a nuestra cultura. Los valores cristianos pasarán a formar parte de nuestra cultura y desplazarán a la antigua manera de pensar. Las virtudes propias de las enseñanzas de Cristo reformarán nuestras naciones. Si conseguimos traducir el presente mover de Dios en América Latina en una reforma educativa, que tenga como meta a las futuras generaciones, se escribirá acerca de este tiempo como se ha escrito de los gloriosos movimientos del pasado. “La gloria emancipadora del Gran Despertar ha hecho de la libertad cristiana, la igualdad cristiana y la fraternidad cristiana, la pasión de la nación”. Avivamiento, Reforma y Restauración El avivamiento es una iniciativa divina. El avivamiento debe ser seguido de una interpretación, que consiga traducirlo a conceptos prácticos que generen una reforma de la cultura y sus instituciones. Por supuesto, la reforma se produce inicialmente en la mentalidad de las personas. Pablo dice: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesios 4:22-24). 217
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Cuando los ministros del Evangelio comprendamos bien este concepto y lo apliquemos en nuestras congregaciones, la Reforma irá tomando proporciones colectivas y se iniciará una masa crítica que resultará imparable. El tiempo es corto, la oportunidad es única, y la urgencia muy grande. Las iglesias necesitan reaccionar y trabajar en pro de las soluciones para las grandes necesidades que nuestra sociedad enfrenta. La Reforma lleva al establecimiento de la Cultura del Reino El autor R.C. Sproul, advierte acerca de la posibilidad de tener avivamiento sin reforma. El dice: “La Reforma no fue un mero Gran Despertar; fue el más grande Despertar del verdadero Evangelio desde los tiempos apostólicos. Se trató de un avivamiento que demostró el poder de Dios para salvación. Es de notar que este período de la historia es conocido comúnmente como la Reforma y no como el Avivamiento. ¿Cuál es la diferencia entre avivamiento y reforma? Como la etimología de ambas palabras sugiere, el avivamiento describe la renovación de la vida espiritual, mientras que la reforma describe la renovación de las formas y las estructuras de la sociedad y la cultura. No es posible tener una verdadera reforma sin tener primero un verdadero avivamiento. La renovación de la vida espiritual bajo el poder del Espíritu Santo es una condición necesaria para la reforma, pero no es una condición suficiente para lograrla. Sin embargo, aunque no es posible tener una reforma sin un avivamiento, sí es posible tener avivamiento sin reforma”. ¿Por qué esto es así? Existen a lo menos dos razones que lo explican:
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La primera razón es que el avivamiento trae consigo la conversión de almas para Cristo. Al momento de la conversión, son bebés espirituales. Como infantes en la fe, tienen poca capacidad de impacto, en cuanto a dar forma a las instituciones culturales. Es sólo cuando un gran número de personas convertidas llega a la madurez de su fe es que las estructuras del mundo pueden ser desafiadas y cambiadas. Los que son infantes espirituales, tienden a guardar su fe en privado, y la mantienen confinada dentro del círculo meramente religioso. La segunda razón, tiene que ver con el alcance y la intensidad del avivamiento. Su impacto tiende a ser restringido a una pequeña área geográfica y también tiende a ser de corta duración. No obstante puede tener pequeños riachuelos de influencia en las futuras generaciones. Es el tiempo del discipulado apostólico que promueva el crecimiento, la madurez espiritual que nos lleve a implantar la cultura del Reino de Dios y sus valores eternos. Es el tiempo de comprender nuestro verdadero compromiso generacional. Las iglesias apostólicas tenemos una responsabilidad con las generaciones futuras. Ha llegado el momento de que el cristianismo abandone las cuatro paredes de la iglesia y se comprometa con la comunidad para ser verdaderamente “la luz del mundo y la sal de la tierra”. La cultura del Reino vendrá acompañada de reforma cultural, restauración social, económica y política. Esta vendrá cuando la iglesia venza sus prejuicios y abrace a la comunidad donde se encuentra. Vendrá cuando sean liberados los dones que hoy están sentados en las bancas. Estos dones deben ir como apóstoles, como “enviados” a las áreas empresariales, políticas, académicas; al “mundo 219
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entero” para redimirlo en Cristo. Entonces, ¿Qué podemos esperar? Si aplicamos la Palabra de Dios, no podemos esperar otra cosa que bendición. El profeta Jeremías escribió: “y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra” (Jeremías 1:12). La restauración de una nueva cultura será el fruto natural del avivamiento y la reforma. Y la consecuencia bíblica, como dijo el apóstol Pedro, es la siguiente: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguos” (Hechos 3:19-21). CONCLUSION “Post tenebras lux…” (Después de las tinieblas, la luz). Esta frase llegó a ser el lema de la Reforma. También, representa el sentir de un ideal, que Dios quiere dar: “Después de las tinieblas, la luz”. Se ha vivido por tanto tiempo bajo una cultura cuyos valores desincentivan el progreso, la estabilidad del Estado y la solidez del sistema de Justicia. Donde el libre mercado y otras instituciones han sido fuente de bendición para otras naciones. Pero, también se corre el riesgo de pensar que el cambio simplemente no es posible. La complacencia y la apatía, junto con la natural resistencia al cambio, pueden terminar con la esperanza. 220
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Pero, aquí es precisamente donde entra en acción el poder de la mega visión de plantar los valores de la cultura del Reino. Me doy cuenta que, el deseo de progresar, el deseo de lograr el desarrollo, se ha visto determinado en una nación, cuando sus habitantes tienen un modelo. Podríamos asegurar, sin temor a exagerar que Japón fue el modelo para los llamados “tigres del oriente”. Japón había superado los inmensos problemas en los que quedó sumido después de la II Guerra Mundial. Al ver el progreso acelerado de Japón, indudablemente inspiró a sus vecinos. Entre ellos, Corea del Sur. Después de una guerra que dejó al país dividido y sumido en la pobreza, se levantó un movimiento de oración tan fuerte que algunos lo llamaron: “Época de la desesperación divina”. El resultado fue que este país fue visitado por un avivamiento y el balance de poderes fue modificado. El país pasó del subdesarrollo al desarrollo entre los años 1958 y 1988. Así como Dios le dio una visión a Abraham para romper los paradigmas que le mantenían detenido, así Dios nos ha dado una multiplicación de testimonios y ejemplos de países en los cuales la Iglesia supo trasladar el avivamiento a una reforma nacional, propiciando la restauración. Dios nos ha provisto de ejemplos naturales como el de Corea y EE.UU., entre muchos. Hago mención de estos dos, porque Corea tiene un especial lugar en el corazón del Cuerpo de Cristo. No solamente ha sabido mantener el avivamiento de Dios, sino que lo ha aprovechado para influenciar a toda la nación. Hoy en día, se sabe que Corea del Sur tiene varias de las iglesias más grandes del mundo. Mi amigo y mentor, el Dr. David Yonggi Cho es un ejemplo de pastor y de Reformador en su nación. Por el otro lado, EE.UU. el vecino más próximo de América Latina, ha sido una fuente continua de inspiración. 221
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En cierta medida se debe a que conocemos un poco de su historia. Conocemos lo suficiente como para saber que la nación fue fundada sobre los principios de la Palabra de Dios y que la “ética del trabajo” – madre del “sueño americano” – es un producto directo de la cultura protestante. Si estudiamos a un estadounidense y a un latinoamericano veremos que no hay diferencias en su cerebro, ni en su intelecto, ni en su amor por la vida, ni en su búsqueda de la felicidad. Ni siquiera hay diferencia en cuanto al trato de Dios. También es cierto que el país del norte ha tenido maravillosas visitaciones de Dios, pero no olvidemos que a veces lucen mayores, sólo porque el paso del tiempo ha podido ponerlas en su debida perspectiva. Muchos coinciden en señalar que ni siquiera Jonathan Edwards, ni el gran avivamiento que vivió, fueron apreciados en su tiempo como lo son ahora. Latino América está viviendo un tiempo de Dios. Está cayendo sobre el continente la lluvia temprana y la lluvia tardía. Así que no podemos encontrar diferencias, ni en el espíritu, ni en el cuerpo. La única diferencia descansa sobre sus valores culturales, sobre “la pasada manera de pensar” y Efesios 4 nos manda a despojarnos de ella. El proceso bíblico ordenado por Dios para su Iglesia es: “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Efesio 4:22-24). No existe ninguna razón por la cual América Latina no sea capaz de salir del subdesarrollo y la pobreza. Dios ha hecho su parte, y está esperando que usted y yo hagamos la nuestra.
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Hoy estamos frente a una ventana de oportunidades delante de nosotros. Es un período de tiempo, concedido por la misericordia de Dios, en el cual la unción del Espíritu Santo reposará de una manera particular sobre el mensaje que su Iglesia proclame. La gloria y la unción, han sido derramadas sobre el pueblo de Dios. La lluvia del Espíritu Santo ya ha sido enviada, ya ha venido a regar la tierra. Los corazones y las mentes están dispuestos para recibirla. Echemos mano de la Vida Eterna y hagamos lo que nos venga a la mano para hacer. Usemos todos los medios a nuestro alcance; y usémoslos sin temor, porque el Señor proveeré todos los recursos que necesitamos. El Espíritu Santo está levantando a la Iglesia en un movimiento silencioso, libertador, que hará que el movimiento de Simón Bolívar quede pequeño, porque traerá unidad como nunca la soñaron y una bendición inimaginable.
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LA VIDA EMPRESARIAL EN EL TIEMPO ACTUAL A LA LUZ DE LA PARÁBOLA DEL MAYORDOMO ASTUTO. INTRODUCCIÓN: a vida cristiana y el compromiso social son dos realidades inseparables. Todo acto humano hecho con libertad pertenece al orden ético. Ninguna actividad debe considerarse neutra desde el punto de vista del desarrollo humano. Todo el campo de la acción humana está sometido a la moral. De aquí que el hombre, en cualquiera de sus actividades – ciencia, política, arte y economía – no puede declararse exento de la calificación moral ineludible de su quehacer. Ya en el Antiguo Testamento se ve con claridad que el orden establecido por Dios abraza la vida entera del hombre, sin excluir la vida pública (cf. Gn 1:18). Así también, en su dimensión ética, el ámbito social y económico forman parte integrante de la concepción cristiana de la vida (cf. Gn 1:28). El ejemplo de Jesucristo, en su experiencia tanto humana como divina, reveló el amor del Padre en su plenitud. En su experiencia como ser humano experimentó los aspectos
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más comunes de la vida social y los sublimó como un modelo de vida para todos los cristianos. El empleó el lenguaje y las imágenes de la vida cotidiana. Santificó las relaciones humanas, en particular las familiares. Llevó la vida de un artesano y se sometió a las leyes de su patria. Y como broche de oro, su mandamiento supremo se resume en el amor mutuo entre los hombres. Cuando Pablo predicó a los atenienses en el Areópago les dijo: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros” (Hch 17:26-27). Este pasaje muestra al género humano en la unidad en su triple aspecto. (1) En su origen: “de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres”, (2) en su propósito: “Para que habiten sobre la faz de la tierra” y (3) en el medio para conseguirlo: “que busquen a Dios”. En la Carta a los Colosenses se enseña que tal unidad está reforzada y canalizada por la obra redentora de Cristo: “El (Cristo) es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia. Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la 226
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tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Col. 1:15-20). En definitiva, la falta de preocupación social y económica evidencia la falta de amor a Dios. El cristiano que descuida sus deberes temporales, descuida sus deberes para con el prójimo, e incluso para con Dios, y pone en peligro su salvación eterna. ¿Por qué? Porque no ha cumplido sus compromisos propiamente cristianos, y ni siquiera humanos. A. EL ANÁLISIS CRÍTICO HISTÓRICO – LITERARIO DE LA PARABOLA DEL MAYORDOMO ASTUTO. Lucas 16:1-16. Decía también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de derrochar su hacienda; le llamó y le dijo: ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando. Se dijo a sí mismo el administrador: ¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas. Y convocando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Respondió: Cien medidas de aceite. El le dijo: Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta. Después dijo a otro: Tú, ¿cuánto debes? Contestó: Cien cargas de trigo. Dísele: “Toma tu recibo y escribe ochenta”. El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. Yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas (Mammón) injustas, para que, cuando lleguen a faltar, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es 227
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en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles con las riquezas (Mammón) injustas, ¿quién os confiará las verdaderas? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas (Mammón). Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo: Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde ahí comienza a anunciarse la Buena Nueva del Reino de Dios, y todos se esfuerzan con violencia por entrar en él. Este capítulo, en su totalidad, trata el problema de la actitud de los cristianos frente a los bienes materiales. Para Lucas, este es un tema muy importante, en relación a la posición de Cristo frente a los bienes terrenales. La parábola del mayordomo infiel se puede dividir en tres partes: Primero: la parábola propiamente dicha (vs. 1-8). Segundo: su aplicación moral (vs. 9-13) y Tercero: los reproches contra los fariseos (vs. 14-16). Haremos su análisis en este mismo orden. 1. La parábola propiamente dicha (1-8). v.1 Decía también a sus discípulos: «Había un hombre rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de derrocar su hacienda; La figura central de la parábola no es el rico hacendado que había en tiempos de Jesús, sobre todo en Galilea, sino su administrador, quien fue acusado ante su señor de disipar su 228
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hacienda por su mala administración. Si la acusación es o no justificada, no se dice en el relato, y tampoco tiene interés en el relato de la parábola. v.2 le llamó y le dijo: « ¿Qué oigo decir de ti? Dame cuenta de tu administración, porque ya no podrás seguir administrando.» De gran importancia es que el señor presta crédito a la acusación y que el administrador no consigue volver a ganar la confianza pérdida, siendo destituido y exigiéndole cuentas de su administración. Se le pide presentar las facturas y los recibos de las deudas, que el señor parece no haber examinado por sí mismo hasta entonces, porque quizá vivía lejos de su hacienda. Vs.3-4 Se dijo a sí mismo el administrador: « ¿Qué haré, pues mi señor me quita la administración? Cavar, no puedo; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer, para que cuando sea removido de la administración me reciban en sus casas.» El monólogo de estos versículos muestran al personaje que tiene que abandonar en breve su cargo. Se le ve preocupado con reflexiones sobre su futuro, sin pensar en la posibilidad de conseguir, mediante ruegos, algo ante su señor. Además, los dos caminos “honrados” de seguir adelante después de su destitución, “cavar” – mencionado como ejemplo proverbial de un duro trabajo físico – y “la mendicidad de profesión”, quedan descontados en su caso por diversos motivos. De pronto le viene una idea salvadora, cuya realización puede ayudarle a quedar libre de toda preocupación para el futuro, decidiéndose a salir adelante a costa de su mismo señor. Vs.5-6 «Y llamando uno por uno a los deudores de su señor, dijo al 229
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primero: « ¿Cuánto debes a mi señor?» Respondió: «Cien barriles de aceite.» El le dijo: «Toma tu recibo, siéntate en seguida y escribe cincuenta.» Los deudores de aquel señor acudieron uno por uno a su administrador. Uno por uno ya que tales negocios se llevan mejor sin testigos presentes. La pregunta que les hace a los deudores no tiene el fin de servir a la información del administrador, ya que él tiene los recibos en sus manos; sólo es un medio de hacer viva la exposición y sirve solo para enterar al oyente. Un barril (gr. bato) era una medida de capacidad de 36,44 litros. Cien batos o barriles de aceite era el rendimiento anual de 160 olivos. Los dos deudores son arrendatarios del terrateniente. Ambos estaban atrasados en sus pagos o tal vez, habían recibido la mercancía a crédito. Esto no tiene importancia en la comprensión de la parábola. v.7 Después dijo a otro: «Tú, ¿cuánto debes?» Contestó: «Cien medidas de trigo». Le dijo el administrador: «Toma tu recibo y escribe ochenta». La rebaja recibida por el segundo deudor es más pequeña con relación a su deuda. Pero, como una medida (gr. koro = 370 litros) es igual a 10 batos, la cantidad resulta mucho mayor. En cuanto a su valor las dos cantidades perdonadas son aproximadamente iguales, por ser el precio del aceite mucho más elevado que el del trigo. v.8 «El señor alabó al mayordomo injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz. El versículo ocho expresa el pensamiento central de la parábola: el mayordomo es alabado por su señor a causa de 230
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la sagacidad con que proveyó para su futuro mientras tenía aún tiempo para hacerlo. Es pues en su sagacidad donde reside la ejemplaridad de su manera de proceder y no en otra cosa. Lo importante en la parábola es este rasgo y no la injusticia con que procede el administrador infiel. En el v.8b se da una motivación general y sentencia de la alabanza recibida por el mayordomo. Los “hijos de este mundo” son los hombres que están dominados en sus principios y en su actuar por el espíritu de este mundo alejado de Dios. Para ellos no existen otros fines más que los terrenales. Así Jesús dijo que los hijos de este mundo se manifiestan más astutos que los “hijos de la luz”. ¿En qué son más astutos? En la sagacidad y amplitud de visión para la consecución de sus intereses y en la elección de los medios adecuados para alcanzar sus fines. Estas palabras contienen claramente un reproche contra los hijos de la luz, pero tienen que ser también entendidas como un imperativo o aviso: ¡En la vida cristiana, los hijos de la luz deben tomar como ejemplo la conducta segura y prudente que los hombres mundanos dejan ver en sus asuntos puramente humanos! 2. Su aplicación moral (Lucas 16: 9-13). Yo os digo: Haceos amigos por medio de las riquezas (Mammón) injustas, para que, cuando lleguen a faltar, os reciban en las moradas eternas. El que es fiel en muy poco, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho. Si, pues, no fuisteis fieles con las riquezas (Mammón) injustas, ¿quién os confiará las verdaderas? Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro? Ningún criado puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al otro. No podéis servir a 231
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Dios y a las riquezas (Mammón). En los versículos 9 al 13, Lucas añade un apéndice a la parábola. El punto común que une a los cinco versículos entre sí es la palabra “mammón”. El vocablo “Mammón”, traducida como “riquezas”, es una voz aramea y significa “cosa confiada” o “depositada”. Aquí el Señor le agrega el adjetivo: “injustas” (riquezas injustas o inicuas). Se puede traducir como: “mammón de iniquidad”, o “mammón injusto”. El sentido del texto se refiere a cuando se habla de un “negocio sucio” o ilegal. Aquí debemos destacar que nuestro Señor no condena la posesión de riquezas. Lo que señala, es que el hombre se debe considerar solamente como administrador de Dios. Todos tienen la obligación moral de administrar correcta y honestamente todos los bienes terrenos que Dios les ha dado para beneficio de la sociedad y para la gloria de Dios. El principio bíblico señala que “somos administradores de todo, somos dueños de nada”. Sin embargo, Jesús da a entender que la “fidelidad en la mayordomía”, hace acreedor de lo propio. Jesús pregunta: “Y si no fuisteis fieles con lo ajeno, ¿quién os dará lo vuestro?”. 3. Reprensión de los fariseos (Lucas 16: 14-16). Estaban oyendo todas estas cosas los fariseos, que eran amigos del dinero, y se burlaban de él. Y les dijo: Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones; porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios. La Ley y los profetas llegan hasta Juan; desde entonces el Reino de Dios es anunciado, y todos se esfuerzan por entrar en él.
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La oposición de los fariseos a la enseñanza de Cristo sobre las riquezas proviene no sólo de su amor al dinero, sino también de esa actitud tradicional judía que consideraba la prosperidad terrenal como señal del favor divino. Pero, Jesús insiste en que las normas de Dios son muy distintas: “porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios”. Literalmente significa: “huele mal en la presencia de Dios”. La repentina introducción de ideas en el versículo dieciséis se puede explicar suponiendo que los fariseos citaban la ley a favor del modo de pensar tradicional. Nuestro Señor respondió que ya no era tiempo para considerar la prosperidad terrena como una señal del favor de Dios. La ley había sido sostenida por los profetas, el último de los cuales fue Juan, pero desde ahora en adelante sería predicado el Reino de Dios. El Reino de Dios es el comienzo de un nuevo orden en el que la ley halla su cumplimiento. En otras palabras, todo lo que en la ley es necesariamente bueno y verdadero, es bueno y verdadero porque forma parte de la ley eterna de Dios. B. LAS LECCIONES MORALES. 1.- El mayordomo, un modelo extraordinario de los empresarios. Vs.8. “El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz”. Al saber el señor la estratagema, no pudo menos de admirar la astucia y la habilidad con que su mayordomo aprovechó en pocos momentos una autoridad que se le iba a quitar. El Señor no alabó el fondo inmoral de la astucia, ni el 233
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robo fraudulento del “mayordomo infiel”. Jesús hizo esta reflexión en relación a la astucia que: los hijos de este mundo demuestran cuando tratan entre sí lo que atañe a sus intereses y negocios en comparación con los hijos de la luz. Esto nos enseña que, por regla general, los hijos del Señor adolecen de esa “sagacidad espiritual” cuando tratan de los negocios que como tal les competen. Esto es la proclamación de la salvación, la gloria de Dios y el bien de las almas. Los hijos de la luz debieran alcanzar en su gestión lo que alcanzan aquellos hijos del mundo. En otras palabras, todos los empresarios y las personas que se dedican a las actividades económicas, deben esforzarse en utilizar este modelo de astucia y prudencia del mayordomo de la parábola. Los que se dedican a las actividades empresariales son administradores de diversos bienes recibidos de Dios y también de otros hombres. De aquí que cada empresario se encuentra con una doble “herencia”: (1) Los recursos naturales y (2) los frutos del trabajo de quienes les han precedido. Con independencia de sus actuales titulares, se trata de un patrimonio común, que nadie puede dilapidar ni desaprovechar. Esto supone, entre otras cosas, que los empresarios tengan una visión amplia y una vigilante conciencia de las propias responsabilidades, que van más allá del campo puramente técnico, administrativo y financiero. Los empresarios cristianos tienen una doble responsabilidad. Ante Dios de administrar con honestidad los recursos, y también delante de los hombres y la sociedad, ante quienes deben rendir cuenta de sus actividades. De aquí se puede comparar la actividad de los empresarios con la de aquel mayordomo, a quien su señor exige cuentas de su trabajo: “Dame cuenta de tu administración”. Es necesario 234
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utilizar correctamente los bienes materiales y las cualidades innatas, como el espíritu emprendedor y la capacidad de trabajo, los cuales son dones del Creador para servir al bien común. En este sentido, los empresarios deben esforzarse a mejorar el orden económico. Por su dedicación y empeño pueden ayudar a construir una economía que reconoce los diversos valores morales: la justicia, la solidaridad y el respeto a la dignidad y derechos de cada uno y de todas las personas. 2. La misión del empresario. «El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho». Con estas palabras nuestro Señor Jesucristo nos entrega el siguiente principio: El que se dedica a mejorar la condición económica de nuestra sociedad, haciendo productivos los bienes de la tierra, hace bien. El hacer productivos los bienes recibidos no es contrario a la voluntad del Señor, sino más bien forma parte de su plan para los hombres y para su iglesia. La vida empresarial, aunque es una actividad profundamente terrenal y humana, ocupa un lugar muy importante entre los caminos que un cristiano puede elegir para servir al Señor. En definitiva, es una vocación cristiana que nos llama a vivir según las enseñazas evangélicas. Es una llamada a esforzarnos a contribuir al bien común. Es un llamado a ser fiel en lo poco. La vida empresarial como vocación cristiana se caracteriza por un rasgo esencial del vivir cristiano: el servicio al Reino de Dios. La actividad y misión del empresario tiene siempre una profunda dimensión de servicio a cada hombre y a la 235
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sociedad. De manera especial, tanto a los que trabajan en su empresa como a sus familias. Esta misión de servicio debe manifestarse de modo concreto en una efectiva preocupación y solicitud por las personas, especialmente por sus colaboradores y trabajadores, permitiéndoles participar en los bienes de la empresa. De ahí resulta necesario reconocer y respetar los derechos de todos y de cada uno en la empresa. Como es el derecho a una justa remuneración y a una condición digna del trabajo. Esto supone que tienen que procurar que sus empresas sean empresas de personas. Por otro lado, también la justicia exige que en las relaciones laborales los trabajadores y colaboradores de la empresa deban cumplir fielmente sus propios deberes. Es obvio que no todos los empresarios actúan con esta mentalidad de servicio. Muchas veces algunos empresarios cometen abusos, injusticias y explotan desconsideradamente a sus trabajadores. En el fondo, la causa de ello se encuentra en el olvido de la misión, del deber de promover la producción de abundantes riquezas teniendo como fin el bien común. Es decir, sin dejarse arrastrar por la utilidad y los intereses exclusivamente personales. También otra causa de estos abusos sería el olvido de reconocer los valores morales presentes en el mundo económico. Pero, no es justo juzgar precipitadamente que la actividad empresarial es una actividad inmoral e ilícita en sí misma, a causa de la actuación de algunos empresarios corruptos. No es razonable juzgar de esa manera, porque nunca hay que olvidar que la actividad empresarial siempre tiene una función intrínsecamente positiva. La misión de los empresarios es de primer orden para la sociedad. Porque es imposible alcanzar el buen grado de 236
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bienestar del que gozan muchas sociedades hoy en día sin la actividad y servicio de los empresarios. Porque ellos tienen la función de organizar el trabajo humano y los medios de producción para dar origen a los bienes necesarios para la prosperidad y el progreso de la sociedad. Porque los empresarios, además de ofrecer productos y servicios a la sociedad, son los que generan y distribuyen las riquezas. Son los que asumiendo riesgos intuyen las necesidades humanas. De aquí resulta muy necesaria la actividad empresarial en el mantenimiento y generación de trabajo y en la creación de condiciones de vida que faciliten el desarrollo humano de las personas dentro de la empresa. Jesús dijo: “El que es fiel en lo poco, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo poco, también lo es en lo mucho”. En este sentido, ser fiel en lo poco no es más que aprovechar bien y honestamente las capacidades y tareas empresariales. 3. Perfil de actualidad.
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Vs.15. Y les dijo: «Vosotros sois los que os la dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones...” Con estas palabras dirigidas a los fariseos, nuestro Señor Jesucristo nos exhorta a reflexionar sobre el perfil y el carácter que deben tener los empresarios. Para que una empresa cumpla sus finalidades y deberes sociales tiene que tener un modelo de empresario profundamente humano y cristiano. Una empresa que cumple sus fines sociales exige del empresario que sea conciente de sus deberes. Que sea honesto, sincero, competente y sobre todo, que esté impregnado de las realidades de la vida laboral y económica. Que en general use la economía, con el ideal evangélico que 237
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exige a su vez asumir una jerarquía de valores y una entrega generosa para su efectiva aplicación. Los empresarios y hombres de negocios deben ser artífices de una sociedad más justa, pacífica y fraterna. Deben ser promotores de iniciativas geniales, de sacrificios generosos y de ideas dinámicas. Deben ser solidarios, no solamente entre ellos mismos, sino también, y sobre todo, a sus trabajadores y colaboradores. No deben imitar el ejemplo de los fariseos que engañaban a los demás para lograr sus propios intereses. Al contrario, tienen que ser sinceros ante Dios y ante los hombres, cumpliendo fielmente sus obligaciones personales y sociales porque: “también Dios conoce sus corazones”. 4. La superación de dificultades y tentaciones. “...porque lo que es estimable para los hombres, es abominable ante Dios”. Los empresarios no pocas veces se enfrentan con dificultades y tentaciones que son considerables. Por una parte existen las dificultades inherentes a la propia gestión que, a veces invitan a abandonar la tarea para dedicarse a una vida más tranquila. Ante esa situación, los empresarios del reino no deben vacilar y sobre todo, no deben caer en la tentación de abandonar la empresa. Hay que superar la tentación de evasión y seguir valientes y firmes, pensando en el gran aporte que hacen al bien común cuando crean nuevas posibilidades de trabajo. En esos momentos de dificultad, se pone a prueba el verdadero espíritu empresarial. Esto exige poner mayor esfuerzo y creatividad, más sacrificio y tenacidad para no cejar en la búsqueda de vías de superación de esas situaciones. Poner todos los medios legítimos a su alcance, 238
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movilizando todas las instancias oportunas. Además de las dificultades inherentes en la propia gestión, también existen peligros morales, que son las tentaciones que pueden acechar la conciencia en la actividad empresarial. Estas tentaciones pueden ser: la sed insaciable de lucro, la ganancia fácil e inmoral; el despilfarro; la tentación de poder y de placer; las ambiciones desmedidas; el egoísmo desenfrenado; la falta de honestidad en los negocios y las injusticias hacia los obreros. La falta de honestidad en los negocios es realmente peligrosa para la vida del alma y también para la vida de la empresa. Ante esta situación, nunca se debe abandonar el estrecho sendero de la honradez empresarial. Aquí se trata de no ceder ante la tentación egoísta que tiende a considerar a la economía como una norma en sí misma, o justificar determinadas decisiones inmorales por motivos económicos. La práctica de la honradez empresarial es lo único que puede ofrecer a las familias, no solamente un merecido bienestar, sino también paz y serenidad. Una Oración final: Señor, Dios de bondad y de misericordia, te damos gracias por los buenos frutos, propósitos e inspiraciones que has comunicado a nosotros en este tiempo de oración. Te pedimos con corazón contrito seguir velando sobre nuestras tareas. Que con tu gracia nos mantengamos siempre firmes en medio de las dificultades y tentaciones que muchas veces encontramos en el quehacer de nuestra vida empresarial y que seamos siempre concientes de dirigir todas nuestras actividades a ti, el origen y el fin de todo. Amén.
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OTROS LIBROS DEL Dr. E. RAMIREZ M. Temas sobre: Guerra Espiritual y Liberación “CONTRA HUESTES DE MALDAD”. Manual de Instrucción práctica para el ministerio de liberación. Este libro es sin duda un gran aporte a los llamados a capacitarse en este ministerio. Detrás de la autoridad delegada por Jesucristo, existe un poder mayor que el de Satanás. Este estudio enseña como emplear esa autoridad en Cristo contra las “huestes de maldad, en las regiones celestes” (158 páginas). “VERDADES Y MENTIRAS SOBRE LA GUERRA ESPIRITUAL”. Una perspectiva Bíblica, Histórica y Práctica. La perspectiva de este libro apunta a demostrar que las “huestes espirituales de maldad” o demonios no son influencias ni poderes abstractos; sino que son personalidades con voluntad, conocimiento y sentimientos. Por tanto, solo la autoridad delegada por Jesucristo será la única arma efectiva contra los poderes de las tinieblas. En este libro se quiere demostrar que: “Las actuales prácticas de la Guerra Espiritual corresponden a un genuino movimiento del Espíritu Santo. Esto está respaldado por la Biblia y apoyado por la historia de la iglesia. (214 páginas).
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Temas sobre: El Espíritu Santo DONES Y MINISTERIOS. La Obra del Espíritu Santo. Ayer y hoy. (Publicado por Editorial VIDA). Cuando pensamos en la Obra del Espíritu Santo entramos en una de las aventuras más fascinantes de la vida cristiana. Del Espíritu Santo recibimos la gracia, la revelación, la comunión, la fortaleza, la adopción, el fruto del Espíritu y los Dones Espirituales. Pablo dijo: “No quiero hermanos que ignoréis acerca de los dones espirituales” (1Cor.12:1). Hoy en día los “Dones Espirituales” son casi unos perfectos desconocidos. El propósito de este libro es hacerlos conocidos y activarlos en la vida cristiana normal. (272 páginas). LA UNCIÓN QUE QUIEBRA LOS YUGOS. Estudios acerca de las Manifestaciones del Espíritu Santo. Este libro, abarca un tema de actualidad: Las manifestaciones espirituales, como las caídas, la “risa santa”, la borrachera espiritual, entre otras. Este libro aborda con seriedad el tema, desde una perspectiva de alguien que acepta como de Dios este movimiento. Su autor entrega una buena base bíblica, histórica y vivencial. Contesta los argumentos más ácidos de los críticos del movimiento y entrega sólidos fundamentos que avalan estas experiencias espirituales. (233 páginas).
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Edificando Modelos Apostólicos y Proféticos ACADEMIA PROFÉTICA. Formando una Generación Profética. Este libro está orientado a levantar el quehacer profético en la iglesia local, así como el formar e instruir maestros proféticos. Cuenta con sólido fundamento doctrinal, como también el aspecto práctico. Una Escuela Profética persigue tres objetivos: (1) Brindar enseñanza acerca de lo profético. (2) Producir convicción y confrontación de las motivaciones personales (3) Entregar impartición y activación profética. Este libro se enmarca dentro de los conceptos de la actual “Reforma Apostólica”. (272 páginas).
Comentarios Bíblicos DE TODO LO MEJOR. Una exposición exegética de la Epístola a los Hebreos. Cuando pensamos en la Epístola a los Hebreos, pensamos en una gran aventura. Y la verdad es que resulta ser una fascinante aventura el estudio de esta carta bíblica. El libro explica con detalles acerca del sistema de sacrificios levíticos, para aplicarlo a la obra de Jesucristo, como suprema y definitiva revelación divina. Este libro es ideal para la preparación de sermones, así como también, para la enseñanza en la iglesia local. (213 páginas)
EL EVANGELIO DE MARCOS. Un Estudio para discipulado. Este libro explora la fascinante vida de Jesucristo basado en el evangelio de Marcos. Dividido en 16 lecciones. El énfasis está para la formación de discípulos, para servir a un mundo necesitado, de acuerdo al patrón que el mismo Hijo de Dios empleó con sus propios discípulos. (160 páginas) 243
Edificando Modelos Apostólicos y Proféticos DE LA ESCLAVITUD DEL PECADO A LA PLENITUD CRISTIANA. Un Estudio de la Epístola a los Romanos. (Material para discipulado) Un curso de ocho lecciones basadas en la Epístola a los Romanos. Sus verdades profundas ayudarán al creyente a comprender las grandes doctrinas de la salvación y de la vida cristiana. (157 páginas)
LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES. Un Estudio para Discipulado. La experiencia de la iglesia primitiva, nos ayudará a comprender las estrategias que deben emplear las iglesias modernas. Este estudio presenta en 16 lecciones los grandes principios del evangelismo, con énfasis en misiones. (245 páginas).
Sermones de edificación “PALABRAS DE VIDA” Sermones de edificación y crecimiento espiritual. Sermones del Antiguo Testamento. Vol. 1. Sermones del Nuevo Testamento. Vol. 2. Estas obras son el resultado de años de la reflexión propia en la Palabra de Dios y de predicación en el púlpito. Ambos volúmenes constan de 47 sermones, cada uno que han sido adaptados para usarlos desde cualquier púlpito y son un verdadero manantial de “Aguas de Vida” que refrescarán el alma de los oyentes y les edificarán en la fe. (250 páginas)
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Edificando Modelos Apostólicos y Proféticos
AVIVAMIENTO, DISCIPULADO, CONSAGRACION y temas sobre LIDERAZGO CRISTIANO. Este libro presenta el desarrollo de siete sermones sobre temas de avivamiento, de discipulado y de Consagración. También incluye 15 artículos breves sobre el tema de liderazgo, que fueron escritos y publicados en varios periódicos cristianos. (180 páginas).
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