La maternidad en mujeres jóvenes guaraníes guaraníes del norte argentino. Encrucijadas de la familia, la salud pública y la etnicidad Silvia Hirsch y Marcela Amador Ospina
Introducción Soía tene 18 años, es una joven guaraní del norte argentno, ue madre a los 16 y está embarazada por segunda vez. Esta joven madre sabe que debe acudr al centro de salud de su comundad para realzarse los controles prenatales, y tambén tene la certeza de que su parto tendrá lugar luga r en el hosptal hosptal cercano cerca no a la comundad donde vve. Su madre le sugerrá vstar a la partera de la comundad en caso de que tenga dolores durante el embarazo para que ésta “la sobe” (masajee) y le dé algún alg ún consejo. Sn embargo, la atencón de de su salud pre y posparto tambén estará estar á a cargo del sstema de salud públca. Soía, así como muchas otras mujeres ndígenas de las comundades guaraníes de la provnca de Salta, ha ncorporado las práctcas de la bomedcna a su vda. Éstas han contrbudo a construr nuevas práctcas y eperencas de la materndad. En este artículo eamnamos las maneras cómo las mujeres guaraníes de la provnca de Salta dotan dota n de sentdo sus eperencas de la materndad y la nuenca que ejerce la salud públca sobre éstas,1 a la luz de la dea de “saberes autorzados” propuesta por Brgtte Jordan (1993). La autora, en un estudo comparatvo del parto en cuatro socedades dstntas, parte de la dea de que esten varos sstemas de conocmento, y sugere que algunos por consenso tenen más peso que otros que están asocados con una base de poder más uerte. A partr del eamen de los vínculos entre la salud y la polítca en la Argentna, tejdos y aanzados en la creacón e mplementacón de los programas de salud materno-nantl, nos
Este trabajo es producto de la dscusón y el nterés de las autoras por los temas de género y seualdad entre mujeres ndígenas. ndígenas. Sn embargo, el análss que realzamos se basa en el traba jo de campo y la nvestgacón llevada lle vada a cabo por Slva Slv a Hrsch desde desd e el año 1985 en comundades guaraníes del norte argentno. ambén es el resultado de una nvestgacón nancada por la Beca Ramón Carrllo Oñatva del Mnstero de Salud de la Argentna (2009-2010). 1
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apromamos a las ormas de nsercón de las práctcas del modelo bomédco en la vda de las mujeres guaraníes. Enatzamos, sn embargo, que aun cuando éstas han permeado su ejercco de la materndad, todavía prevalecen sentdos, eperencas y práctcas que conjugan las subjetvdades de varas generacones de mujeres guaraníes y sus dálogos conctvos con las polítcas de salud de las cuales son objeto. En esta vía, argumentamos que la materndad de las mujeres guaraníes revela tensones, negocacones y contradccones que se desplegan en un campo conctvo de encuentros y desencuentros entre múltples actores ubcados de manera desgual en el escenaro. Como una prmera apromacón al tema, proponemos un abordaje que dé cuenta de la pluraldad de las práctcas, así como de las múltples eperencas de construccón de la materndad de las mujeres jóvenes guaraníes. Para ahondar en ello, abordaremos el lugar que ocupa la materndad en las dscusones antropológcas y proundzaremos en la manera como ésta dene y teje la relacón entre salud y polítca en la Argentna, a partr de algunos tetos recentes que se han ocupado del tema. Ponendo en relacón dcha lteratura con un trabajo tr abajo de campo ca mpo llevado a cabo c abo con mujeres jóvenes (20-29 (20-29 años) de comundades rurales rura les y perurbanas guaraníes gua raníes de la provnca de Salta (Yacuy y Cherenta) Cherenta),, nos detendremos, por n, en el ngreso de la salud públca en la vda éstas, enatzando no sólo las tensones que engendra alrededor de sus práctcas de materndad (en partcular durante el posparto), sno tambén en los conctos, negocacones y adaptacones sgnados por la generacón, que tenen lugar entre madres, abuelas y tías. Fnalmente, ndagaremos sobre el papel de las redes de parentesco en las práctcas de la materndad, subrayando no sólo el rol de las madres y de las otras mujeres de la amla etensa en los recaudos para asegurar el benestar del recén nacdo, sno tambén la mportanca de la partcpacón masculna durante el período posparto a través de la etendda práctca de la couade.
La maternidad. Un breve acercamiento antropológico En la msma vía de la amla como “ccón ben undada” (Bourdeu, 1997), y además como dspostvo para asegurar su reproduccón, no hay nada que parezca más natural que la materndad. Un enoque antropológco a los procesos reproductvos cuestona la materndad como hecho natural y como “nstnto”, y enatza en las construccones culturales y smbólcas que ncden en la eperenca de la materndad (Rosaldo y Lamphere, 1974; Ortner y Whtehead, 1981). Esta postura, ya adelantada por los trabajos de Margaret Mead en la década de los trenta, vno acompañada por la lucha por los derechos cvles y polítcos emprendda por los movmentos socales en varos países del mundo, así como el reclamo de los derechos seuales y reproductvos, las revndcacones en contra de cualquer orma de opresón, el cuestonamento de la jerarquía y la autordad,
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mpulsados por los emnsmos durante las décadas de los sesenta y setenta del sglo xx. En este conteto, las dscusones que tuveron lugar sobre la unversaldad de la subordnacón de la mujer llevaron a muchas antropólogas a devolver la mrada haca otras socedades, lumnando nuevas apromacones. Ocupándose de la organzacón del género en estas socedades, Jane Coller y Mchelle Rosaldo (1981) se preguntan “por qué los temas de la materndad y la reproduccón seual son menos centrales de lo que creíamos para las concepcones que estas socedades tenen de “mujer” (Coller y Rosaldo, 1981: 276). En un claro enoque comparatvo entre dchas socedades y la “socedad occdental”, las autoras dscuten, por un lado, con la teoría de la lacón –propuesta por el antropólogo brtánco Radclfe-Brown– en la medda que toma como algo dado el vínculo natural entre madre-hjo, aducendo que la raíz de la vda amlar está en el actor nvarable de la reproduccón; por el otro, con la teoría de la alanza desarrollada por Lév-Strauss quen al plantear la cuestón del ntercambo de mujeres, asume como naturales, nvarantes y unversales los vínculos heteroseuales, lo cual mpde entender las ormas en que las derencas en la estructura socal pueden nuencar las relacones entre hombres y mujeres. Según Coller y Rosaldo (1981), ambas teorías al ver el matrmono y la materndad como unversales, allan en percbr las derencas cualtatvas en los contetos, así como sus usos socales. Contraro a su epectatva sobre la centraldad de la materndad en la vda de las mujeres en estas socedades y basadas en su conocda clascacón analítca para caracterzar el matrmono entre socedades sn clase, las autoras encontraron que en las socedades “smples” n las mujeres n los hombres dentcan y/o celebran la capacdad de las mujeres para dar vda, n tampoco su papel como “almentadoras” (del nglés nurturer ). En contraste, la centraldad de la materndad en “occdente”, como lo recuerda una hstoradora emnsta rancesa, tene una hstora que oscló entre la nestenca del concepto en los vocablos grego y latno durante la antgüedad, pasando por el surgmento del térmno materntas en oposcón al térmno paterntas usado para desgnar el papel de la Iglesa católca en la Edad Meda, y llegando a su punto más álgdo en las uncones que le ueron endlgadas a la materndad para llevar adelante el proyecto de la moderndad (Knbehler, 2001). En la vía aberta por las emnstas desde la década de los setenta, la mayoría de las estudosas y los estudosos sobre el tema concden en que la materndad se dene en contetos socales especícos que varían según los recursos socales y materales en los cuales se hayan nsertos (Nakano Glenn, 1994). Algunos abordajes proundzan en las ormas de produccón y legtmacón de la dea de amor maternal en dstntos contetos y períodos hstórcos, cuestonando su “naturaldad” (Badnter, 1991; Scheper-Hughes, 1997). Otros lumnan sus propuestas con los aportes de Foucault (1988) quen planteó cómo se consttuyen hstórcamente las ormas de subjetvacón por medo de técncas y saberes especalzados que operan como dspostvos de dscplnamento. Los trabajos de Emly Martn (1999) y
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Brgtte Jordan (1993), por ejemplo, se ocupan de los procesos de medcalzacón del embarazo, el parto y el puerpero. Al eamnar los dscursos y práctcas que construyen los saberes médcos sobre la reproduccón, las autoras no negan la capacdad sológca de las mujeres para reproducrse, pero sí ponen en evdenca cómo este hecho bológco converte a la materndad en un epítome de la emnedad medante un movmento de anclaje en el eje sobre el que se estructura la vda socal: la deología patrarcal que sustenta la relacón jerárquca entre los géneros.
Salud y política en la Argentina: creando una madre ¿patria? A pesar de los esuerzos de algunas correntes de las cencas socales, mpulsadas por los emnsmos, que han pretenddo cuestonar la dencón hegemónca de la materndad como epítome de la emnedad, ésta se construyó y legtmó en los nos entrecruzamentos entre la medcna, la moral y la polítca. La antropología contrbuyó enormemente en este proceso a través de las teorías de la lacón y la alanza. Pretenddamente modernzantes y moralzantes, los saberes médcos anclaron la materndad en la naturaleza, jando no sólo la stuacón bológca que le otorga a las mujeres la capacdad sológca para reproducrse, sno ergendo tambén un mandato: las mujeres sólo debían ser madres (Nar, 2004). Como sugere Marcela Nar (2004), desde nales del sglo xix y prncpos del xx, en el conteto de los esuerzos de consoldacón y modernzacón del estado-nacón argentno, la preocupacón por la materndad de las mujeres adquró un lugar central. El péndulo móvl de la realdad argentna oscló entre aquella amosa y reterada dea de “gobernar es poblar” pronuncada por Juan Bautsta Alberd en 1852 y el “agelo de la desnatalzacón” que tuvo lugar en el período comprenddo entre 1920 y 1940. De allí que las mujeres, pensadas como madres, se convrteran en objeto de control. Las cencas médcas –y los médcos como sus guras predomnantes en un campo altamente masculnzado–, acompañadas por la Iglesa católca, por las socedades de benecenca y por las casas de epóstos drgdas por mujeres de la élte de la cudad de Buenos Ares, construyeron etosamente la dea del lazo natural e ndsoluble entre madre e hjo. De este modo, las ronteras entre la salud y la polítca se tornaron dusas. al vez ue así como lograron contundenca en su proyecto de crear una madre ¿patra? A través de la medcalzacón de la reproduccón, lograda medante los avances médcos y la nsttuconalzacón de la gnecología, la obstetrca y la puercultura en el sglo xix, los médcos puseron en marcha polítcas públcas relaconadas con el embarazo, la cranza y el cudado de quenes serían los nuevos cudadanos de la Nacón Argentna, atrbuyéndose el derecho a denr y pautar el repertoro de mágenes e deas sobre el ser madre: madre vrgnal, madre hgénca, madre nodrza, madre amorosa (Nar, 2004). En palabras de Marcela Nar: “La madre se construyó como una realdad, tanto smbólca como materal, que subsumía toda
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epresón posble de la emnedad a la procreacón, la cranza y el cudado de los hjos. Esta construccón ntentaba modcar comportamentos, acttudes, valores y sentmentos de las mujeres con respecto a sus dentdades y a sus vínculos con sus hjos” (Nar, 2004: 129). Así, la materndad, otrora ejercda y vvda en el espaco prvado e íntmo, transtó de manera contradctora haca el espaco públco y se convrtó en objeto de control y regulacón por parte de las cencas médcas. Desplegada en un campo de dsputa por su dencón, complejzó las coneones entre la vda prvada y la vda públca y enrentó e hzo transtar a los actores contendentes entre uno y otro espaco. Aun cuando no se trata de desconocer los valosos aportes de las cencas médcas en la crecente reduccón de las tasas de mortaldad materno-nantl a lo largo del tempo (Nar, 2004), sí vale la pena señalar que partendo del precepto de la gnoranca de las mujeres para ejercer su materndad lbremente, los tejdos ralos, paradójcos y complejos entre la salud y la polítca puseron en marcha accones para homogenezar las práctcas relaconadas con el embarazo, el parto y el puerpero. A la vez que buscaron slencar, nvsblzar y elmnar paulatnamente las múltples ormas de ser madre, construyeron el mandato a segur: enseñar a las mujeres a ser buenas madres (Castlla, 2005). enues e mperceptbles móvles basados en el género conguraron el escenaro en el que la materndad se con vrtó en un asunto públco: el aanzamento de la amla moderna, patrarcal y monogámca, así como la consoldacón de la gura patrarcal del Estado y la Iglesa católca cumplendo con la uncón de tutelar a quenes ueron pensados e magnados como débles: las mujeres, los nños y las nñas. Parece haber consenso entre los estudosos en el tema sobre la mportanca de la ntervencón del Estado argentno en la salud, así como en las cua ldades de ecenca y caldad que con recuenca le ueron endlgadas en las épocas que antecederon a la mplementacón de las polítcas neolberales en la década de los no venta (Acuña y Chudnovsky, 2002; Idart, 2007). Según documenta Marcela Nar (2004), los prmeros hosptales en la Argentna, entenddos como escenaros para cumplr la anuncada promesa del proyecto modernzador, naceron entre 1870 y 1900 en la cudad de Buenos Ares. De allí se etenderon haca las provncas, nsertos en las dnámcas y conctvas tendencas entre la centralzacón y la descentralzacón que han caracterzado hstórcamente el sstema polítco argentno y, por ende, la mplementacón del sstema de sa lud (Acuña y Chudnovsky, 2002). En partcular, vale la pena menconar que ue haca 1891 que empezaron a realzarse los prmeros estudos sobre la mortaldad nantl, cuyos avances de sembocarían, por una parte, en la creacón de un dspensaro de lactantes y “gotas de leche” que se ocupaban de la provsón de leche para almentar a las nñas y nños en su prmera nanca. Su puesta en marcha respondía al aanzamento del lazo orgánco entre la madre y el hjo, nterrumpdo temporalmente medante el corte del cordón umblcal y cuya contnudad sólo podía lograrse medante la leche materna. Por otra, en la posteror creacón de una seccón especal para atender a
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la prmera nanca, cuya estenca data de 1908 (Nar, 2004). En una época de ntensas y amenazantes transormacones demográcas, de urbanzacón crecente, de esuerzos conjuntos por ncorporar al país en la economía mundal y convertr a la educacón y a la salud en los alados perectos para denr la naconaldad argentna (Nar, 2004), los procesos de modernzacón y progreso naconal vneron acompañados de correntes eugenéscas que se consoldaron con uerza en la década de 1930. En 1936 se aprobó la Ley de la Madre y el Nño medante la cual se creó la Dreccón Naconal de Materndad e Inanca que, no por casualdad, nacó bajo la supervsón del Departamento Naconal de Hgene (Idart, 2007). En pleno proceso de ortalecmento del Estado de Benestar, en 1937, se creó el Programa Naconal Materno-Inantl (PNMI) para atender a la poblacón clascada en el ndcador del índce de necesdades báscas nsatsechas. Entre sus objetvos se destacan la dsmnucón de la mortaldad materna e nantl en todas sus manestacones, la vglanca del crecmento y desarrollo de los menores de cnco años, el control de la salud de las mujeres en edad értl, la promocón de la lactanca materna y el omento de la atencón nsttuconal del parto (Acuña y Chudnovsky, 2002; Idart, 2007). Consderado el prmer programa que estó en la Argentna para combatr la pobreza (Acuña, Kessler y Repetto, 2002) e nscrto en un modelo de ntervencón socal del Estado para garantzar el derecho a la salud de sus cudadanas y cudadanos, el PNMI suró transormacones drástcas ncadas durante la década de los ochenta y consoldadas durante la década de los noventa al unísono de las polítcas de ajuste estructural de las economías naconales. La salud públca empezó a ceder, a pasos aggantados, su espaco de accón a las obras socales y a la medcna prvada (Acuña y Chudnovsky, 2002; Acuña, Kessler y Repetto, 2002). De manera paralela al unconamento del PNMI y como un palatvo para compensar los eectos desgarradores que el plan de ajuste económco producría en los sectores socales más vulnerables, a prncpos de la década de los noventa, el Mnstero de Salud y Accón Socal de la Nacón puso en marcha un programa gubernamental de emergenca llamado Programa Materno-Inantl y Nutrcón (PROMIN) (Acuña y Chudnovsky, 2002; Idart, 2007). Consderado como uno de los programas “bandera” del Mnstero de Salud para la amplacón de la Atencón Prmara a la Salud (APS), sus prncpos rectores responden a dstntos tratados y convenos nternaconales suscrtos por la Argentna entre 1989 y 1993. enendo en cuenta que el uerte vínculo entre salud y polítca en la Argentna se construyó alrededor del control sobre la dencón de la materndad, razón por la cual el Estado argentno prvlegó la atencón materno-nantl establecendo programas en todo el país, vale la pena menconar que el ngreso de la salud públca en las comundades ndígenas ue tardío con respecto a otras áreas. Sn embargo, como eploraremos a contnuacón, su presenca ha dejado u na prounda mpronta en la construccón de las ormas de ejercer la materndad entre las
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mujeres ndígenas, en general, y guaraníes, en partcular, luego de su ncursón a nales de la década de los sesenta y setenta.
El ingreso de la salud pública en la vida de las mujeres indígenas A través de las pautas dendas por los organsmos nternaconales de salud (OMS y OPS), la Argentna mplementó un sstema de redes de servcos de salud para amplar su cobertura y lograr una atencón ntegral de la poblacón más vulnerable medante el programa de Atencón Prmara a la Salud, APS (Macera, 2010). El programa, planteado desde un enoque asstencalsta, desarrolló una estructura santara dvdda jerárqucamente en nveles de atencón. En el prmer nvel de contacto con las comundades se encuentra la gura de los agentes santaros, ubcados en las postas santaras. Su uncón es atender las necesdades báscas de salud de las comundades rurales con quenes mantenen un contacto drecto. Luego, en el segundo nvel, se encuentra la gura del médco en gra, quen vsta mensualmente las comundades rurales para ocuparse de stuacones que requeran un mayor nvel de atencón. Este proesonal es el encargado de atender los partos en las undades santaras y las mujeres deben desplazarse hasta allí en la echa ndcada (Drovetta, 2009). Según argumenta Drovetta (2009) en un estudo realzado con comundades ndígenas de la provnca de Jujuy, el objetvo de amplacón y etensón de este programa se basa en la dentcacón de las mujeres en edad reproductva y, en sus palabras, en la “captacón” de las mujeres embarazadas para lograr un eectvo segumento del embarazo que desemboque en un parto “normal” y sn complcacones. Aun cuando la puesta en marcha del programa de APS en las comundades ndígenas sgncó una alta reduccón en las tasas de morb-mortaldad en la poblacón nantl y materna, tambén vno acompañado de una notable desaparcón e nvsblzacón de las práctcas y saberes ndígenas (Drovetta, 2009). En la década de los noventa, al unísono de los eectos negatvos del alto nvel de segmentacón del sstema de salud en la Argentna (públco, prvado y segurdad socal) (Acuña y Chudnovsky, 2002) agudzado por la crecente retraccón del Estado de Benestar, el país reconocó consttuconalmente la estenca de los pueblos ndígenas como sujetos especícos al nteror de la Nacón, garantzando su derecho a dsponer de los medos materales y culturales necesaros para su reproduccón, asegurando el establecmento de las condcones jurídcas y polítcas para su ejercco pleno y ratcando sus derechos colectvos a la educacón, a la salud y a sus ormas propas de autordad y justca (Ituarralde, 1996; Carrasco, 2000). En este conteto, atravesado por paradojas y contradccones, Lorenzett (2007) señala que el Mnstero de Salud de la Nacón mplementó programas de salud ntercultural para amplar la cobertura de la Atencón Prmara a la Salud (APS) en comundades ndígenas. Entre ellos, destaca el Programa de Apoyo Na-
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conal de Accones Humantaras para poblacones ndígenas (ANAHI), creado en 2000 y cuyo antecedente más mportante se remonta a prncpos de la década de los noventa cuando el Estado desarrolló accones para combatr la epdema de cólera en el norte argentno, así como los Programas Prorzados de Salud Públca (FESP) creados en 2006 (Lorenzett, 2007). La autora argumenta que aún cuando las estrategas, modaldades de unconamento y contetos en los que emergen ambos programas son derentes, éstos denen a los ndígenas como objeto de ntervencón en uncón de dos característcas que les ueron endlgadas: su derenca y su vulnerabldad. Hstórcamente los ndígenas han sdo nvsblzados y no han sdo gualmente benecados por los programas socales que contemplan al resto de la cudadanía (Gordllo y Hrsch, 2010). Las comundades que se encuentran ubcadas en contetos perurbanos o cerca de las vías de comuncacón han logrado un mejor acceso a los programas y polítcas socales de salud públca y educacón del Estado argentno. Sn embargo, hay numerosas comundades ndígenas en las que hay una ausenca de servcos santaros adecuados, constreñdos además por las dcultades de acceso val e necenca en la asgnacón de presupuestos y personal dóneo. En el caso que nos atañe, las comundades rurales y perurbanas guaraníés 2 de la provnca de Salta –ubcadas a lo largo de la ruta naconal 34 entre la cudad de artagal y la rontera con Bolva en el caso de las prmeras, y en los barros perurbanos de la cudad de artagal y Orán en el caso de las segundas– han tendo acceso a los servcos de salud públca de orma sostenda en los últmos 50 años. En contraste, la presenca de escuelas y hosptales públcos en los contetos urbanos se remonta haca nales de la década de los cuarenta. Este es el caso, por ejemplo, del hosptal naugurado en la cudad de artagal en 1947 bajo el nombre de “Hosptal po Centro de Salud Dr. Vcente Arroyabe”, que actualmente lleva el nombre de Hosptal “Juan Domngo Perón”, así como el de la cudad de Aguaray, cuya prmera estacón santara data del año 1940 y en la actualdad es el Hosptal “Dr. Lus Güemes”. Ambos hosptales atenden a la poblacón ndígena de la zona. En esta vía es posble armar, entonces, que las jóvenes guaraníes han estado en contacto con los agentes de salud públca desde su nanca. En las comundades guaraníes de Yacuy y Cherenta están los Centros de Atencón Prmara a la Salud (CAPS), que cuentan con centros perércos en las comundades. En el caso de Yacuy, éste es atenddo todos los días por un enermero que vve en la co-
El térmno guaraní ha sdo ncorporado por este grupo a partr de la década de 1980 como resultado de un proceso de organzacón polítca y de revndcacón de su dentdad. En la bblograía etnográca es recuente el uso del térmno chrguano, pero en la actualdad este es rechazado por el grupo y el etnónmo utlzado es guara ní o ben ava, soseño, según el orgen especíco del grupo. 2
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mundad y dos veces a la semana es atenddo por un médco clínco, un pedatra y un gnecólogo. En lo que reere a la comundad de Cherenta, el centro de salud es atenddo por una enermera y varos médcos semanalmente. El hosptal se encuentra a menos de tres klómetros de dstanca. En caso de enermedades gra ves, ebres elevadas o stuacones que no pueden ser atenddas por el enermero u enermera, los habtantes de Yacuy acuden al hosptal de Aguaray (Hosptal “Dr. Güemes”), mentras que los de Cherenta assten al hosptal “Juan D. Perón” de la cudad de artagal. A partr del establecmento de las postas santaras, los controles de los agentes santaros, las campañas de vacunacón y la vsta de médcos del hosptal, la salud públca se nserta en la vda de las amlas guaraníes. De modo tal que, por ejemplo, los partos que solían ser en su mayoría domclaros hace alrededor de tres décadas atrás, en la actualdad se realzan en el hosptal: el 90% de los partos son hosptalaros, y el 90% de las mujeres se han hecho al menos dos controles prenatales atenddas por un gnecólogo del hosptal zonal (Hrsch, 2010). Las razones que eplcan el hecho de que algunos partos no hayan sdo hosptalaros pueden ser tanto que la ambulanca no llegó a tempo, como que la mujer no pudo desplazarse al hosptal. Este alto porcentaje de hosptalzacón del parto evdenca la nuenca de las accones de los programas de salud materno-nantl y de la presenca de los agentes de salud públca en las comundades. Como ntentamos mostrar, ésta se evdenca en las labores llevadas a cabo por agentes santaros y enermeros que realzan accones de prevencón, normacón y segumento de las mujeres embarazadas. El parto hosptalaro se tornó la norma establecda para dar a luz de la orma más aceptable y correcta pues, como ndca Foucault (1990), la bomedcna crea una concepcón de la persona que se centra en el ndvduo y que ncorpora el dspostvo hosptalaro como orma de medcalzacón. Sn embargo, la red conormada por el sstema bomédco convve, negoca y se enrenta con práctcas en torno a la salud y la enermedad que provenen de las mujeres guaraníes y que, s ben tenden a ser desprestgadas y crtcadas por los agentes de salud públca, contnúan persstendo. Como eploraremos de aquí en adelante, las madres, abuelas y otros membros de la amla juegan un rol mportante en la salud reproductva de las mujeres jóvenes, en general y en la dencón y ejercco de la materndad, en partcular.
Transformaciones generacionales en el ejercicio de la maternidad En un estudo realzado en Chna sobre práctcas de la materndad en mujeres de dos generacones, Zhu (2010) analza cómo ncden en dchas práctcas tanto la presenca de las madres de las mujeres jóvenes, como las prescrpcones del Estado desplegadas medante la polítca de un solo hjo. Zhu nvestga de qué modo el Estado, por medo de las nsttucones educatvas y de la medcna públca, mol-
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dea las subjetvdades de las mujeres como madres. Según la autora, las mujeres cradas en el Estado post Mao han sdo educadas para creer en el conocmento autorzado de los epertos. Sn embargo, esto les genera preocupacón y dudas, así que apelan a las recomendacones de sus madres acerca de la salud prenatal. En este proceso se generan conrontacones argumentatvas entre madres e h jas, pero tambén se crean una sere de “práctcas de la materndad que nutren a la sguente generacón” (Zhu, 2010: 410). Así, a pesar de que hay desacuerdos y tensones entre las mujeres de ambas generacones, éstas logran vvr en armonía. Desde un conteto socal, económco, polítco y cultural derente, la nvestgacón de Zhu señala de manera contundente la puesta en marcha de una polítca estatal de control de la reproduccón de las mujeres y, por ende, de goberno sobre sus cuerpos. Para denr la materndad como un campo de ntervencón, el Estado chno garantza la nstauracón de una relacón entre cuerpo, reproduccón y mujeres a través de la medcna y la salud públca. Sn embargo, entre sus nterstcos, logran ltrarse las subjetvdades de las mujeres de dos generacones que se mbrcan mutuamente para construr nuevas práctcas de la materndad. Aunque no pretendemos desconocer la derenca de los contetos en los que se stúan y consttuyen las eperencas de las mujeres en Chna y las de las mujeres guaraníes en la Argentna, el trabajo de Zhu sí nos permte dstancarnos para eplorar las especcdades del caso al que nos apromamos. Entre las mujeres guaraníes del norte argentno, la materndad juega un papel undamental y dene el lugar que ellas ocupan tanto en la estructura amlar como en su comundad. Ésta mplca la nsercón de las mujeres en el seno de la amla etensa y de la comundad y consttuye un cambo de estatus que le otorga una poscón de mayor respeto a la mujer. El ejercco de la materndad es transmtdo desde la nñez, momento en el cual las nñas comenzan a cudar a sus hermanos menores y a ayudar en las tareas del hogar (Hrsch, 2008). al como ha sdo documentado de manera recurrente por dversos estudos etnográcos en derentes lugares del mundo, el nco de la menarca en numerosas socedades ndígenas consttuye un rtual de pasaje que marca el ngreso a la vda adulta y el acceso a la materndad. Las jóvenes guaraníes de comundades rurales y per-urbanas respetan un período de encerro de al menos tres días y una sere de restrccones almentcas y de actvdades con la llegada de la menarca. Las jóvenes abandonan sus actvdades por sólo unos días para ngresar en un período de reclusón, a derenca de sus madres y abuelas que atravesaban un período de encerro más prolongado y que no contnuaban con sus estudos (Hrsch, 2008). En la actualdad, la mayoría de ellas manesta sus deseos de contnuar con la escuela. La edad promedo para ser madre oscla entre los 15 y los 18 años y se han regstrado pocos casos de materndad entre los 12 y los 14 años. anto las mujeres mayores como los agentes de salud públca entrevstados concden en
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que la edad del embarazo ha dsmnudo en la últma década.3 Así, sgnada por la generacón, la construccón de la materndad en las comundades guaraníes tambén se ha transormado, como lo lustran los sguentes relatos. Clauda, una mujer guaraní de la comundad de Yacuy, tene 55 años y tuvo 11 embarazos, pero dos de sus hjos mureron. Su prmer hjo nacó cuando ella tenía 15 años. Con la ecepcón de una hja que nacó en el hosptal, el resto de sus hjos naceron en la casa. Según contó, durante el posparto tuvo recaudos para que no le ocurrera nada al recén nacdo. Por ejemplo, recordó que “al bebé hay que echarle grasa de gallna alrededor del cordón umblcal para que se seque”. Además de esto, su madre le ndcó que cuando nace un hjo, al menos por un lapso de tres días, el mardo y la mujer deben guardar reposo: “los hombres no pueden hachar leña, n martllar, tampoco r al campo o a cazar (…) porque al hacer uerza se enerman los chcos, lloran y les duele el cuerpto. ampoco hay que eprmr la ropa del bebé cuando se lava, hay que colgar chorreando de agua”. Sn embargo, cuando nacó el segundo hjo de Clauda, su mardo estaba cursando la escuela secundara en la cudad de artagal y no respetó las restrccones. Por eso, eplca ella, muró su hjo. Al reerrse a esto, Clauda recuerda que un hombre de la comundad le ndcó que la muerte ocurró porque su mardo escrbía, es decr, que ejercía una nueva orma de trabajo que tuvo un mpacto en su hjo. Cuando naceron sus tres prmeros hjos, Clauda vvía al lado de sus padres y recbía los consejos y apoyo de su madre. Luego se mudó y esto la hzo sentr como “una mujer grande”, razón por la cual hacía un breve reposo de tres días y se levantaba para hacer las tareas del hogar: “cuando me mudé pensaba qué voy a hacer de comer, me daba pena dejar a ms padres y qué va a ser de m madre”. Su preocupacón se relaconaba con el hecho de que era la mayor entre sus hermanos. Aunque la madre de Clauda había tendo 13 hjos, ocho de ellos mureron pues antes, según epresó, no había atencón a la salud. Clauda comenta tambén que en la actualdad no todos sus hjos cumplen con las restrccones que ella aprendó de su madre. Sus tres hjas mujeres termnaron la secundara y una tambén el tercaro, pues ella sempre les omentó tanto a sus hjos como a sus hjas la mportanca de estudar, de termnar la secundara y segur con la unversdad. La mayor de las hjas tene dos hjos y usa métodos antconceptvos porque quere lograr mayores espacos ntergenéscos.
Los médcos gnecólogos de la zona y las mujeres mayores observan que hay un ncremento en el número de embarazos en mujeres entre los doce y los catorce años. Ambos concden en las razones que aducen para eplcar los motvos: una mayor permsvdad de los padres y madres de las jóvenes que les permten salr a balar o encontrarse con muchachos y el aumento en el consumo de alcohol. Sn embargo, aún no hay sucentes datos para determnar los cambos en las práctcas de la seua ldad entre estas jóvenes. 3
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Ana es una mujer guaraní de la comundad de Yacuy, tene 48 años, ue madre por prmera vez a los 18 y tuvo ocho hjos. odos sus hjos naceron en el hosptal. Según cuenta, sus hermanas y su madre la ayudaron a cudar a sus hjos mentras ella salía de la comundad a la cudad de artagal para vender el producto agrícola que producían su padre y su mardo. Cuando sus hjos se enermaban, ella los llevaba a la sala de atencón a la salud ubcada en la comundad o al hosptal zonal. Ana recuerda que desde que ella nacó sempre hubo una sala de atencón a la salud y que ésta era atendda por un enermero de orgen guaraní, y agrega que semanalmente los médcos del hosptal de Aguaray, ubcado a 15 klómetros de dstanca, atendían consultas. Según cuenta, “el médco nos oblgó a que ayamos al hosptal a tenerlos” . Los relatos de las personas mayores como Clauda y Ana enatzan en la edad en la que ueron madres por prmera vez (entre 15 y 18 años), en la cantdad de hjos que pareron (entre ocho y 11), en los recaudos que tuveron durante el posparto, así como en la ayuda que recberon por parte de otras mujeres para el cudado de sus hjos, mentras ellas salían a trabajar. Sn embargo, no concden en un aspecto undamental: mentras Clauda tuvo a la mayoría de sus hjos en la casa, Ana los tuvo en el hosptal. Esto no sólo se debe a la derenca de edad entre estas mujeres y a la derenca de edad en la que ueron madres; tambén ncden decsones personales nuencadas por las madres de ambas a la hora de recomendar el parto hosptalaro o domclaro. En contraste, los relatos de las mujeres que actualmente osclan entre los 26 y los 30 años de edad deren en algunos aspectos de los de las mujeres de la generacón anteror: varas de ellas assteron a la escuela secundara y todas tuveron partos hosptalaros. María es de Yacuy, tene 28 años, termnó la escuela secundara, es evangélca y tene cnco hjos. uvo su prmer hjo a los 17 años. Según cuenta, todos naceron en el hosptal y cuando alguno de ellos se enerma sempre acude a la sala de atencón a la salud o al hosptal. Nunca consulta a un curandero. Por su parte, Rosa tene 29 años, termnó la secundara y sus cuatro hjos naceron en el hosptal. Recuerda que después del parto hzo un mes de reposo durante el cual no podía barrer n cocnar. Según cuenta, su suegro sabe curar y atende a sus hjos cuando se enerman, aunque ella tambén los lleva a la sala de atencón a la salud cuando estas curacones no dan resultado. La mayoría de las madres jóvenes entrevstadas manestaron que acatan las sugerencas de los agentes santaros y los médcos con respecto al cudado de sus hjos. En sus recorrdos domclaros, los agentes santaros regstran el estado de salud de embarazadas e nantes. Este regstro pormenorzado va acompañado de las sugerencas para acudr a los centros de salud. odas las madres guardan cudadosamente la cartlla de vacunacón de sus hjos y la llevan a los controles y a las nstancas de vacunacón. Ante la presenca de ebre en sus hjos, algunas madres assten de manera nmedata al centro de salud de la comundad y allí esperan a que el enermero los revse y les admnstre un antebrl o analgésco.
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S la condcón del nante empeora, acuden al hosptal zonal para la consulta. Sn embargo, otras madres recben y acatan los consejos de un abuelo o abuela que sugere el uso de medcna tradconal. La decsón de r a un curandero responde a la composcón partcular de cada amla. En este sentdo, puede armarse que en aquellas amlas donde hay presenca de un curandero, o de alguen que cure, así como una menor nuenca de la glesa evangélca, las madres responderán a las sugerencas de sus parentes.
Abuelas, madres y tías: el papel de las redes de parentesco Stack y Burton (1994) utlzan el térmno knscrpt para denr la nteraccón de la deología de la amla, las normas y el comportamento a lo largo de la vda. Estas autoras ndcan que los knscrpts engloban tres domnos de la amla culturalmente dendos: kn-work, que se reere a la labor y las tareas que las amlas deben realzar para sobrevvr de generacón en generacón; kn-tme, que es el ordenamento temporal y en secuenca de las transcones amlares; kn-scrpton , entenddo como el proceso de asgnar kn-work a los membros de una amla. En partcular, kn-work, según las autoras, se reere al trabajo colectvo que realzan las redes amlares entre undades doméstcas y dentro de ellas. Este concepto dene al trabajo que las amlas deben realzar, el kn-work mantene la contnudad amlar, sostene las respuestas ntergeneraconales y reuerza valores compartdos. Esto ncluye la labor realzada para la reproduccón, el cudado de nños y nñas, así como otros aspectos lgados a la sobrevvenca económca. Este tpo de trabajo se dstrbuye entre dstntos membros de la amla. Así, el kn-work es “la consecuenca de oblgacones amlares culturalmente construdas, dendas por las necesdades económcas, socales, íscas y pscológcas” (Stack y Burton, 1994: 34). Los relatos de las mujeres guaraníes de ambas generacones, epuestos en el apartado anteror, concden en mostrar que la materndad no se consttuye sólo como una práctca ndvdual asgnada eclusvamente a las madres bológcas, sno que es compartda por las demás mujeres de la amla etensa. En una contundente nterpelacón al dscurso hegemónco del saber bomédco que naturalza el vínculo entre madre e hjo, los relatos de las mujeres guaraníes de ambas generacones muestran que la presenca de hermanas, tías y abuelas juega un papel undamental en la cranza de las nñas y nños. A tal punto que es común encontrar que las nñas y nños nombren y reconozcan como madre a quen se ubca como abuela en la clascacón del sstema de parentesco. Por una parte, éstos desarrollan uertes vínculos aectvos con otras mujeres que se ocupan de ellos y, por otra, este apoyo en el cudado permte a las madres ausentarse de sus hogares, realzar tareas agrícolas, laborales y educatvas uera del espaco doméstco. Desde la década de los setenta, las mujeres han partcpado en la esera laboral ocupándose de vender el producto agrícola que producían en sus comundades
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(maíz, batata, mandoca, zapallo, entre otros cultvos) y, en algunos casos, desempeñándose como empleadas doméstcas y lavanderas (Hrsch, 2008). En las últmas dos décadas, las mujeres jóvenes han comenzado a asstr en mayor número a la escuela secundara y tercara. anto la partcpacón de las mujeres mayores en la esera laboral, así como el ngreso al sstema educatvo de las mujeres jóvenes, han redendo los roles que éstas ejercen como madres. Aun cuando podría decrse que las actvdades que realzan las mujeres uera del espaco doméstco se han transormado y que los motvos por los cuales ellas apelan a la red de apoyo para el cudado de sus hjas e hjos son otros, las redes de apoyo se mantenen, nunca han dejado de estar. Así, la densdad de las redes de parentesco dentro de una comundad consttuye una uerte trama de contencón para las mujeres. Es a partr de ésta que las mujeres pueden ncorporarse al trabajo uera de sus comundades, vender sus productos en artagal o asstr a la escuela secundara y tercara, como es el caso de las mujeres jóvenes que son madres. Las eperencas de las mujeres guaraníes manestan una multplcdad de mradas y de práctcas en torno al ejercco de la materndad que osclan entre el caso de las mujeres jóvenes que acuden de nmedato al centro de salud cuando sus hjos e hjas se enerman, pasando por las madres que preeren recurrr a los curanderos, hasta quenes así como assten a los centros de salud, tambén acuden a ellos cuando lo consderan necesaro. Las mujeres recurren a los curanderos o a la medcna tradconal cuando no tenen a mano un medcamento, cuando una abuela o abuelo sabe curar. Smultáneamente, estas madres tambén llevan a sus hjos a ser atenddos por los agentes de salud públca s no ven una mejoría. Las mujeres consderan que certas enermedades sólo pueden ser curadas por curanderos porque nvolucran la esera de lo sobrenatural (susto, pulso). En estos casos, la construccón cultural de la enermedad y las práctcas en torno a ella, permanecen en un espaco doméstco donde no ntervene la salud públca. Madres, abuelas y tías no son las úncas que se ocupan de asegura r el benestar y el cudado de los nños y las nñas. En los últmos años, los hombres han comenzado a asumr una mayor responsabldad. Aun cuando los hombres pasan temporadas con poco empleo o sn él, dedcándose ben sea al trabajo agrícola, a los puestos en las empresas petrolíeras y mneras de la zona o en la muncpaldad (polcía, docenca, agente santaro), éstos mantenen una presenca cotdana en los hogares. Aquellos que tenen entre 25 y 40 años, asumen una mayor responsabldad en el cudado de los hjos y permanecen en el hogar s saben que las mujeres han saldo. A pesar de que hay certas tareas que un padre no realza, como preparar una comda, lavar la ropa y bañar a los hjos, el hombre sabe que puede apelar a su grupo de parentesco (al “ kn-work ” en los térmnos propuestos por Stack y Burton) para soluconar las tareas doméstcas que cotdanamente realzan las mujeres. Los hombres, sn embargo, no sólo tenen una mportante presenca cotdana en los hogares. Por el contraro, como veremos a contnuacón, sus accones en el período del puerpero repercuten en el benestar de sus hjos e hjas.
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Couvade
y responsabilidad masculina en el bienestar de los hijos e hijas
Como se desprende de los relatos de Clauda, Ana, María y Rosa, y tambén de los de la mayoría de mujeres entrevstadas, para las guaraníes el puerpero es un período en el cual se deben tomar recaudos que no aecten la salud de la mujer, de su pareja y del bebé. Las mujeres se cudan en partcular de lo que denomnan “sobreparto”, térmno con el cual se reeren especícamente a las contraccones uternas del posparto. Para evtarlo, ellas y sus mardos deben guardar reposo pues la actvdad ísca desempeñada por las mujeres (barrer, lavar ropa, entre otras) y por los hombres (hachar, r al campo) después de un parto, puede causar enermedades tanto a la mujer y su mardo, como al bebé recén nacdo. En otros casos, puede llevar a la muerte del bebé, como vmos antes en la narracón de Clauda quen aduce que la muerte de su hjo ue causada por el trabajo de escrtura desempeñado en la escuela por su pareja. Las mujeres tambén creen que “puede endurecerse la sangre s una mujer se baña nmedatamente después del parto”. Alejandra tene 26 años y ue madre por prmera vez a los 17 mentras cursaba la secundara. Logró graduarse e ngresar a una carrera tercara. ene tres hjas y recbe mucho apoyo de su madre quen cuda a sus hjas cuando ella tene que asstr a sus clases. Alejandra concdó con las otras mujeres en que durante el posparto el hombre no tene que hacer uerza, porque s lo hace el omblgo del bebé se sale. En esta vía, señaló: “odo lo que el hombre hace aecta al bebé”. Según ella, estos recaudos se deben cumplr hasta el momento en el cual cae el cordón umblcal. Marna tene 20 años, cursó la secundara y ue madre a los 16, pero su bebé muró a los tres meses. Según eplca, tuvo ebre y tos pues “según la creenca de nosotros cuando la pareja dscute le hace mal al bebé, además s lo lleva a una casa o a otra a vstar entonces eso aecta a los chcos y se enerman. Así creemos en Yacuy; lo llevaron al curandero y djo que lo lleven al hosptal y muró de neumonía”. En relacón con los cudados posparto, Rosa, epresó: Durante tres días no se puede bañar porque toma río y eso le coag ula la sangre, yo me bañé gual y sentí dolor. S el hombre coquea 4 el bebé se lastma la boca, s toma no el chco a a tomar cuando crezca (…) el hombre no puede hacer uerza, la mujer no puede estar cerca del uego porque al bebe se le calenta el cuerpo.
ambén Alca, una mujer guaraní de la comundad de Cherenta que en la actualdad tene 33 años, recuerda:
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Reere a la práctca de mascar hoja de coca.
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M abuela me ataba la panza con un cnto para que no agarre pulso, estaba prohbdo sentarse auera después del parto. El ento sopla y hace que el cuerpo se hnche y reente.
En la msma vía, Vanesa, de 24 años y habtante de la comundad de Yacuy, cuenta que su abuela le sobaba la espalda “para que no agarre pulso” . Al preguntarle sobre el pulso y sobre el corte del omblgo umblcal del recén nacdo respondó: Pulso es un dolor de estómago que te uele faca, s te agarra te uelen a llear al hosptal. S una corta con un cuchllo el pupto del bebé sangra.
Las mujeres guaraníes consderan que después de un parto la mujer debe realzar un mes de reposo. Sn embargo, las mujeres del grupo etaro más joven no suelen practcar todos estos recaudos. Por lo general, descansan unos días y acatan las sugerencas que les dan los médcos. Pero esto tambén depende de la presenca de una abuela en la casa que aconseje a la joven y tambén del nvel de escolardad de la mujer. Las mujeres mayores ndcan que las jóvenes desconocen y no sempre respetan los recaudos que deben tomar. Esto causa tensones ntergeneraconales en las práctcas de la materndad. En relacón con los recaudos durante el período posparto, todos los relatos concden en que el mardo debe descansar y evtar realzar actvdades que requeran mucho esuerzo como hachar leña, r al monte o r a la chacra. Al respecto, Glora, una mujer de 33 años, habtante de la comundad de Yacuy, manestó: Después del parto el hombre no debe jugar a la pelota, tampoco martllar porque le puede salr sangre al bebé del omblgo, y tambén s hace uerza, tampoc o r a cazar hasta que se le cae el omblgo.
El período de reposo posparto que debe realzar el hombre ndígena para no aectar su salud y la de su hjo o hja es conocdo como couade, y su presenca ha sdo amplamente documentada en los pueblos ndígenas de Amérca Latna y alrededor del mundo. En los estudos antropológcos, su estenca ha sdo eplcada tanto por el evoluconsmo, en cabeza de ylor, quen la descrbe y analza como un rtual que nsttuconalza la paterndad, como por la corrente unconalsta malnowskana que enatza en su papel en la legtmacón del rol socal del padre (Doja, 2005). Rvère (1974), por su parte, sostene que la couade epresa la coneón esprtual entre padre e hjo. El térmno couade derva del verbo couer que sgnca ncubar en rancés (Doja, 2005). Según Broude (1988), las práctcas en torno a la couade están nmersas en un conteto mayor de creencas
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y rtuales de la socedad, por lo cual esta no aecta solamente a los padres sno tambén a otras eseras de la vda socal. Las mujeres tambén ndcaron que después del parto guardan un período de abstnenca seual que dura entre dos y ses meses. Por ejemplo, Clara, una mujer de 27 años de Yacuy, señaló: Después del parto hay que esperar tres meses porque una está adolorda, no hay que dormr con su pareja, el calor del hombre da dolor al cuerpo de la mujer, y eso enerma porque el cuerpo de los hombres es calente.
Pero en algunos casos, como relató Mrta, las mujeres esperan más tempo: Después del parto hay que esperar un año para tener relacones porque la matrz no está lsta. Porque s queda sangre adentro y tene relacones causa en ermedad.
Las mujeres consderan que el cuerpo de la mujer aún tene sangre que puede causar daño al hombre en caso de tener relacones seuales. ambén al recén nacdo. El ntercambo de udos corporales, altamente contamnantes, es evtado durante los prmeros días del período posparto por el medo al pelgro que acarrea la transgresón (Douglas, 1973). En una vía smlar, al reerrse a la sangre durante el período posparto, rstan Platt (2002) documenta en su estudo sobre la mortaldad materna en una comundad quechua hablante de Potosí, Bolva, que las hemorragas posparto, dado el ujo ecesvo de sangre, pueden atraer la atencón de los duendes. El autor señala que para evtar las consecuencas mortales que esto acarrea es necesaro que la madre lave durante los prmeros días sus manos con agua calente, y luego el cuerpo, ngera bebdas calentes, entre otras precaucones, pues su cuerpo se encuentra en un estado de alta vulnerabldad. odas estas práctcas, sn duda, están lgadas a la dea de la purcacón del cuerpo (Douglas, 1973). En relacón con los udos y los olores corporales, las mujeres guaraníes consderan que el bebé tene un olor partcular que atrae a los anmales y que puede resultar en que un hombre sea atacado s sale de su casa. Hacendo reerenca a esto, Clara comenta: Después del parto me quedé adentro cuatro meses, ese consejo lo tomé de m suegra. Otro olor tene el bebecto, m mardo a a buscar leña y ene el pelgro, no hay que hacer nada, reposo absoluto, n acercar al uego.
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Aun cuando no proundzaremos en esto, cuando las mujeres manestan que los bebés tenen un olor partcular y que éste puede atraer anmales pelgrosos, hacen alusón a la concepcón guaraní del cuerpo y sus olores en un sentdo smlar al propuesto por ola (2007) en su estudo sobre la consttucón de la persona seuada entre los tobas (qom) del Chaco argentno. Los relatos señalan que las accones de los hombres y de las mujeres ncden en el benestar del recén nacdo, así como de la pareja. Los prmeros días de vda de un nño deben ser de etremo cudado para que las accones de su padre no le aecten a corto y largo plazo. Las narracones de las mujeres caracterzan las actvdades prohbdas a mujeres y hombres (sempre derencales de acuerdo con el género) durante el período posparto en uncón de su “temperatura” (río o calente); tambén hacen énass en que las accones del padre nuyen en el benestar o malestar del recén nacdo, por una parte; y por otra, en que éstas repercuten y “moldean” la utura personaldad del recén nacdo. Además, ntroducen una clascacón que ndca tanto la prohbcón como su correspondente materalzacón –ben sea en enermedad o muerte– en caso de que ésta sea transgredda. Broude (1988: 910) ndca que en socedades en las cuales las práctcas mágcas ntentan reducr la ncertdumbre –en partcular en los casos en que el resultado de un evento es mpredecble–, “los hombres que en general juegan un actvo rol paterno tambén ncorporan en ese rol una sere de costumbres mágcas de couade para garantzar el benestar de sus hjos”. Lo msmo ocurre en los rtos de pasaje de algunas socedades: los hombres que desempeñan un rol actvo como padres tambén desempeñan un rol en los rtuales en torno al nacmento de sus hjos e hjas. Esta autora sostene que la couade es una práctca que tene un papel sgncatvo en los casos en que los padres están nvolucrados en la cranza y la vda de sus hjos. En la práctca de la couade que observamos en las comundades guaraníes, tanto los hombres como las mujeres cumplen certas restrccones que apuntan a preservar el benestar de sus hjos e hjas recén nacdos, ponendo de manesto una mayor complementaredad. Las accones de los hombres dentro y uera de la casa que nvolucran realzar esuerzos, tener contacto con lo natural y lo sobrenatural, lo ncerto (presenca de anmales pelgrosos o espírtus o seres de la naturaleza), pueden ejercer un eecto nocvo sobre el delcado cuerpo de un bebé. Esta orma de asegurar el benestar del recén nacdo les da otra presenca a los padres, transormándolos en agentes actvos. La nocón de cudado y el ejercco de la materndad entre las comundades guaraníes nterpelan las nocones de cudado de los programas de salud públca que hstórcamente han enatzado, como señalamos al nco de este trabajo, en el papel de las madres como responsables de sus hjos pues, como sugere Marta Lamas (2001), es sobre ella sobre quen recaen los presupuestos taatvos y normatvos de la materndad.
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Conclusiones En este trabajo hemos argumentado que la construccón y el ejercco de la materndad de mujeres jóvenes guaraníes revelan un nudo de complejas coneones que devenen en un varado repertoro de práctcas y eperencas consttutvas de ésta. El mandato cultural de estas mujeres es cotdanamente aprenddo y amplamente compartdo. Hemos sugerdo que aun cuando los dscursos y las práctcas de la bomedcna tetualzan, permean y resgncan las eperencas de la materndad de las mujeres jóvenes guaraníes, las maneras en las que éstas reproducen, transorman, subverten o renventan las ormas de ser madre en la cotdandad tambén están atravesadas por la nterlocucón y el dálogo que ocurre a nvel nterno con sus madres, abuelas, tías y mardos, así como con los agentes eternos de la salud públca. ambén hemos señalado que aunque los “saberes domnantes” (Jordan, 1993) prov enentes de la salud públca ejercen una presón en la construccón de la materndad y el cudado de sus hjos e hjas, éstos no logran nvsblzar completamente la presenca de otros saberes. Es en esta arena en la cual se epresan el dálogo, la resstenca y la ncorporacón de conocmentos. Al transtar por la uerza de la certeza hegemónca que dene la materndad como epítome de la emnedad, pusmos en evdenca las ormas en las que ésta se legtma en los tenues pero contundentes entrecruzamentos entre la medcna, la polítca y la moral: éstos logran equparar materndad y emnedad (Nar, 2004) medante un movmento puramente deológco anclado en la produccón y reproduccón de la relacón jerárquca entre los géneros. En esta vía, a partr de uentes bblográcas, mostramos cómo las ronteras porosas entre la salud y la polítca se consoldaron en el proceso de construccón y modernzacón del Estado argentno. Éste, junto a la Iglesa católca, se endlgó el poder para denr a quenes serían objeto de sus accones de tutelaje, control y regulacón: las mujeres, las nñas y los nños. Así, la búsqueda del Estado y la Iglesa por controlar la capacdad de reproduccón de las mujeres encontró en la medcna un alado perecto. Juntos construyeron etosamente la dea del lazo natural e ndsoluble entre madre e hjo, convrtendo a la materndad no sólo en un hecho natural, sno tambén en un asunto públco que se aanzó alrededor de la puesta en marcha de accones para homogenezar su dencón, su ejercco, su estenca. Los dscursos y práctcas de la bomedcna y de las mujeres guaraníes concden en destacar el papel central de la materndad, potencando su estenca como condcón para ser reconocdas socalmente como sujetos adultos. Ambos comparten y rearman mutuamente la materndad como epítome de la emnedad. Sn embargo, al ndagar sobre la manera como ngresa la salud públca en las vdas de las mujeres guaraníes, ntentamos mostrar la estenca de algunas práctcas que no son completamente equvalentes con lo pautado y dendo por la bomedcna, las nsttucones y los agentes santaros en su pretensón por aanzar el vínculo natural entre madre e hjo. anto la estenca dnámca pero per-
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manente de las redes de parentesco conormadas por madres, abuelas y tías, así como la mportanca de la partcpacón masculna en el período posparto –que dene otro tpo de presenca–, nterpelan la dencón hegemónca de la materndad como hecho natural. Como una prmera apromacón al tema de la materndad de mujeres guaraníes y su relacón con las polítcas de salud públca en la Argentna, en este artículo hemos aberto algunas líneas de nvestgacón en las cuales la etna, el género y la generacón se mbrcan de maneras complejas. Sn embargo, aunque recorremos algunas de ellas, los camnos son todavía ncpentes, los nterrogantes múltples y las respuestas no son todavía certezas. Por eso este trabajo es, ante todo, una nvtacón a segur proundzando sobre las múltples ormas de ser madre.
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