JHON LOCKE
JHON ALEX QUISPE PUMA
Agosto – 2015
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JHON LOCKE Pensador inglés (Wrington, Somerset, 1632 - Oaks, Essex, 1704). Este hombre polifacético estudió en la Universidad de Oxford, en donde se doctoró en 1658. Aunque su especialidad era la Medicina y mantuvo relaciones con reputados científicos de la época (como Isaac Newton), John Locke fue también diplomático, teólogo, economista, profesor de griego antiguo y de retórica, y alcanzó renombre por sus escritos filosóficos, en los que sentó las bases del pensamiento político liberal (ZEBALLOS, 2007) . Locke se acercó a tales ideas como médico y secretario que fue del conde de Shaftesbury, líder del partido Whig, adversario del absolutismo monárquico en la Inglaterra de Carlos II y de Jacobo II. Convertido a la defensa del poder parlamentario, el propio Locke fue perseguido y tuvo que refugiarse en Holanda, de donde regresó tras el triunfo de la «Gloriosa Revolución» inglesa de 1688. Locke fue uno de los grandes ideólogos de las elites protestantes inglesas que, agrupadas en torno a los whigs, llegaron a controlar el Estado en virtud de aquella revolución; y, en consecuencia, su pensamiento ha ejercido una influencia decisiva sobre la constitución política del Reino Unido hasta la actualidad. Defendió la tolerancia religiosa hacia todas las sectas protestantes e incluso a las religiones no cristianas; pero el carácter interesado y parcial de su liberalismo quedó de manifiesto al excluir del derecho a la tolerancia tanto a los ateos como a los católicos (siendo el enfrentamiento de estos últimos con los protestantes la clave de los conflictos religiosos que venían desangrando a las islas Británicas y a Europa entera). Jhon Locke En su obra más trascendente, Dos ensayos sobre el gobierno civil (1690), sentó los principios
básicos del constitucionalismo liberal, al postular que todo hombre nace dotado de unos derechos naturales que el Estado tiene como misión proteger: fundamentalmente, la vida, la libertad y la propiedad. Partiendo del pensamiento de Hobbes, Locke apoyó la idea de que el Estado nace de un «contrato social» originario, rechazando la doctrina tradicional del origen divino del poder; pero, a diferencia de Hobbes, argumentó que dicho pacto no conducía a la monarquía absoluta, sino que era revocable y sólo podía conducir a un gobierno limitado. 2
La autoridad de los Estados resultaba de la voluntad de los ciudadanos, que quedarían desligados del deber de obediencia en cuanto sus gobernantes conculcaran esos derechos naturales inalienables. El pueblo no sólo tendría así el derecho de modificar el poder legislativo según su criterio (idea de donde proviene la práctica de las elecciones periódicas en los Estados liberales), sino también la de derrocar a los gobernantes deslegitimados por un ejercicio tiránico del poder (idea en la que se apoyaron Jefferson y los revolucionarios norteamericanos para rebelarse contra Gran Bretaña en 1776, así como los revolucionarios franceses para alzarse contra el absolutismo de Luis XVI en 1789). Locke defendió la separación de poderes como forma de equilibrarlos entre sí e impedir que ninguno degenerara hacia el despotismo; pero, al inclinarse por la supremacía de un poder legislativo representativo de la mayoría, se le puede considerar también un teórico de la democracia, hacia la que acabarían evolucionando los regímenes liberales. Por legítimo que fuera, sin embargo, ningún poder debería sobrepasar determinados límites (de ahí la idea de ponerlos por escrito en una Constitución). Este tipo de ideas inspiraron al liberalismo anglosajón (reflejándose puntualmente en las constituciones de Gran Bretaña y Estados Unidos) e, indirectamente, también al del resto del mundo (a través de ilustrados franceses, como Montesquieu o Voltaire). Menos incidencia tuvo el pensamiento propiamente filosófico de Locke, basado en una teoría del conocimiento empirista inspirada en Bacon y en Descartes (Noreña, 2010)
PRINCIPALES OBRAS DE LOCKE 1667 Ensayo sobre la tolerancia. John Locke, conocido como representante del empirismo filosófico, pensador, representante intelectual y defensor filosófico del régimen liberal, fue filósofo, político, economista, médico y químico. Tanto en su Ensayo como -más tarde- en su Carta sobre la tolerancia, John Locke defendió lo que se recuerda como uno de los textos más influyentes en lo que respecta a la separación de la Iglesia y el Estado. Según Locke, el magistrado ―nada tiene que decir en lo que respecta al bien de las almas de los hombres o sus preocupaciones referentes a la otra vida. Ha sido nombrado sólo para que procure una vida pacífica y cómoda a las personas en sociedad‖ Los textos podrían ser considerados aún vigentes si no fuese por algunos detalles como sus alusiones contínuas a la voluntad de Dios: ―Si Dios (y éste es el punto en cuestión) quiere que los seres humanos sean llevados al
cielo a la fuerza, no tiene que ser por la violencia externa ejercida por el magistrado sobre los cuerpos de los hombres, sino por la presión interior ejercida por su Espíritu en sus almas, las cuales no pueden ser forjadas por ninguna presión humana. El camino a la 3
salvación no es el resultado de una fuerza exterior, sino una voluntaria y secreta elección del alma ‖.
1668 Consideraciones sobre las consecuencias de la reducción del interés 1671 Dos borradores del Ensayo 1689 Primera carta sobre la tolerancia (en latín y anónima) 1690 Ensayo sobre el entendimiento humano - Tratados sobre el gobierno civil - Segunda carta El Ensayo Sobre el Entendimiento Humano, publicado en 1960, es una de las principales obras del filósofo inglés, John Locke; es un texto clásico de la teoría del conocimiento propuesta por los empiristas ingleses, y a partir de su obra fueron desarrollados propuestas por los empiristas ingleses, y a partir de su obra fueron desarrollados diversos planteamientos, incluyendo la síntesis que intento Kant en la Crítica de la Razón Pura entre los argumentos del empirismo y el racionalismo. El tema del ensayo de Locke puede determinarse a partir de unas pocas preguntas que sugiere Manuel García Morente en sus lecciones preliminares de filosofía, ¿Cuál es el origen, cuáles la esencia, cuál es el alcance del conocimiento humano? El desarrollo de estos interrogante tiene lugar en los planteamientos del autor, en sus múltiples posibilidades, por lo cual, el libro tiene una extensión considerable; antes de pasar al contenido como tal, es necesario señalar la conexión que tiene la obra con a filosofía de Descartes, en primer lugar, parte de sus distinción de las ideas : adventicias, ficticias e innatas, solo que rechaza esta última, y dedica el primer libro de su ensayo a demostrar su falsedad, en segundo, la afirmación de la existencia del yo, y de Dios tiene la misma lógica y estructura que Descartes , que es; mi propia autopercepción es prueba de que existo, y como existo debo tener un origen, y como algo no puede venir de la nada, se hace evidente que quién me forma, me crea y me dota de razón y sentidos para poder conocer es Dios; es decir que a pesar de apartarse de innatismo de Descartes comparte su metafísica
1693 Pensamientos sobre la educación Tercera carta
1695 Razonabilidad del Cristianismo
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PLANTEAMIENTO FUNDAMENTALES LA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DE JHON LOCKE La teoría del conocimiento de John Locke en esta época no despierta entusiasmo o curiosidad, pero en la filosofía esta teoría ejerción una enorme influencia en las culturas europeas, y con sus teorías dio base a la filosofía de David Hume y posteriormente, de Immanuel Kant, entonces afirmamos que la teoría de John Locke. ¿Por qué es tan importante la epistemología (la teoría del conocimiento) en filosofía? Porque es la que determina qué valor tiene nuestro conocimiento; si podemos conocer las cosas como son, o solo sus apariencias; si nuestras ideas responden a verdaderas esencias, o son solo etiquetas con las que agrupamos experiencias similares. Desde luego, está en juego el valor de la ciencia, pero no solo eso. También el valor de nuestros juicios éticos. ¿Existen leyes naturales, expresión de la forma de ser de las cosas, o solo existe nuestra experiencia de las cosas? La teoría del conocimiento de Locke representa, como aquí se verá, el triunfo del nominalismo sobre el realismo. Su único contendiente serio, en los siglos XVII y XVIII, es el racionalismo cartesiano. Del racionalismo y del empirismo surgirá Kant, como bien sabemos (SEVILLANO, 2012).
El racionalismo de Descartes y el empirismo de Locke En los libros de texto generalmente encontramos que el empirismo de Locke es justamente lo opuesto del racionalismo cartesiano; o bien, que empirismo británico y racionalismo continental son dos maneras completamente distintas de entender la filosofía. Esta contraposición, sin embargo, es algo exagerada, pues Descartes tiene elementos empiristas tanto como Locke tiene elementos racionalistas. Es cierto que Descartes comienza su filosofía con las ideas claras y distintas, con las ideas innatas; el fundamento de su filosofía es claramente racionalista. Pero no se queda ahí: todo racionalismo, como bien sabemos, acaba en el mecanicismo, lo cual implica, como es natural, conocer las propiedades físicas de las cosas. El mismo Descartes fue un gran fisiólogo, y su sueño era encontrar el lugar del cuerpo humano donde se encuentran el alma, la res cogitans, con el cuerpo, la res extensa. De manera semejante, cuando Locke se pregunta qué es lo que hace que algo sea cierto y verdadero, piensa como un racionalista. La certeza, según Locke, no se puede predicar de clases enteras de cosas, pero sí se puede aplicar a proposiciones sobre relaciones. Así, por ejemplo, todos sabemos que tres es más que dos, que negro no es blanco, y que un círculo no es un triángulo. Esto lo sabemos no a través del estudio de la naturaleza, sino por el simple análisis de nuestras ideas; son proposiciones auto evidentes. De manera que cuando Locke piensa en lo que es certeza, está adoptando un criterio racionalista.
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¿Cuál es, entonces, la diferencia fundamental entre estas dos grandes mentes? Podemos decir que son dos los puntos sobre los que nunca se pondrán de acuerdo los Racionalistas y los empiristas: 1) La finalidad de la filosofía; esto es: qué buscamos al hacer filosofía; y 2) cuál es la fuente de nuestras ideas, y qué se deriva de la identificación de tal fuente. Para Descartes, la meta de la filosofía, lo que la filosofía debe perseguir, es revelar las verdaderas esencias de las cosas, para de esta forma llegar a saber qué es el mundo realmente. Para Locke, por el contrario, esa meta es inalcanzable, y lo que la filosofía debe proponerse es ordenar nuestra experiencia acerca del mundo. Es decir, tratar de encontrar sentido a lo que experimentamos. Para Descartes, el origen de nuestras ideas fundamentales está en nosotros mismos: antes de entrar en contacto con cualquier cosa o evento externo — esto es: previamente a la experiencia — , todos tenemos las ideas de identidad (el yo), de alma o mente, de materia, y de Dios. Para Locke, todas nuestras ideas son adquiridas por medio de la experiencia. De manera que, aunque el criterio de certeza para Locke es intuitivo, de manera semejante a como lo es para Descartes, lo que verdaderamente importa para el filósofo inglés es conocer el mundo, y esto solamente lo logramos por medio de ideas adquiridas, no por medio de ideas innatas.
La función de la experiencia Para Locke, entonces, toda la filosofía se centra en nuestra experiencia del mundo; no en el mundo en sí, sino en cómo nosotros experimentamos el mundo. Ahora bien, todas nuestras ideas proceden, según Locke, de dos fuentes distintas pero relacionadas: en primer lugar, la sensación. Estas son las ideas básicas o primarias: las que ―entran‖ en nuestra mente a través de los sentidos. Nótese que no se habla aquí de ningún tipo de abstracción. Las ideas se toman como equivalentes a sensaciones, sin más. En segundo lugar, las ideas se forman en nuestra mente por medio de la reflexión, la cual entiende Locke como el resultado de la operación de la mente sobre las sensaciones previas. Para aclarar más esta diferencia, pongamos un ejemplo: yo tengo la idea de ―árbol‖, la cual he adquirido por medio de la sensación; es decir, viendo árboles. Pero
de inmediato comparo en mi mente los árboles que he visto, y descubro que unos son más altos que otros, o que unos tienen hojas y otros agujas, como los pinos, o que unos botan las hojas y otros no, etcétera. Pues bien, esta última experiencia, de comparación, es una idea secundaria, que no procede directamente de mis sentidos, sino de la operación de mi mente; procede de la operación de comparación. Las ideas o sensaciones simples, según, Locke, se combinan para formar ideas complejas (que no es lo mismo que reflexiones; están son operaciones de la mente). Este modelo de ideas simples y complejas se asemeja mucho al modelo atómico, que 6
justamente en tiempos de Locke había sido revivido por el clérigo francés (gran opositor de Descartes), Pierre Gassendi. Gassendi era fiel seguidor del atomismo de Demócrito y de la ataraxía de Epicuro, y sostenía una visión materialista de la naturaleza. Locke leyó a Gassendi con gran interés, y extrapoló, si podemos decir así, las ideas de Gassendi a su teoría del conocimiento. Así como las moléculas se forman de átomos, las ideas complejas se forman de ideas simples: la mente toma sensaciones y reflexiones simples y las combina para formar ideas complejas. De una cosa está seguro Locke: que no existen ideas innatas, de manera que todo nuestro conocimiento está limitado a nuestra experiencia del mundo. Fijémonos bien: a nuestra experiencia del mundo, no al mundo en sí. No podemos conocer las cosas como son en sí, sino solamente como se dan en nuestra experiencia. No dice Locke que no exista nada más allá de nuestra experiencia, sino solamente que no podemos conocer lo que está más allá, por decirlo así, de nuestra experiencia. De manera, pues, que para Locke, no tenemos conocimiento directo de la mente o de la materia. En contraste con Descartes, Locke no cree que podamos conocer, a priori, de manera innata, ni la materia ni el pensamiento. No sabemos qué sea el pensamiento, cuál es su esencia, solo conocemos cómo se comportan los seres que piensan. No sabemos, tampoco, qué es la materia, solo conocemos, o podemos conocer, su movimiento, su actuación. Si notamos bien, lo que Locke está diciendo es nada menos que la ontología, la ciencia del ser, es una ilusión, puesto que la esencia real de las cosas está fuera del alcance de la mente humana. Locke sostiene, a la manera nominalista, que conocer algo es simplemente señalar como ―lo esencial‖ de algo aquello que nos parece el aspecto más relevante, por ejemplo, que la materia es extensa, o que la mente piensa. Decimos, entonces, que la materia es extensión, o que la mente es pensamiento, etc., pero de hecho estamos tomando la esencia nominal de algo por su esencia real. Lo curioso de todo esto es que para Locke, admitir que no podemos conocer la verdadera esencia de las cosas no es escepticismo, sino, propiamente hablando, humildad intelectual. Simplemente, tenemos que admitir nuestras limitaciones. Dios no nos hizo capaces de conocer las esencias de las cosas, solo sus apariencias. Humildad es reconocer nuestras limitaciones, y por esto – según Locke – estamos siendo humildes cuando admitimos y aceptamos no poder conocer la verdadera esencia de las cosas. Existe bastante evidencia en los escritos de Locke para suponer que el filósofo inglés se inclinaba a pensar que el dualismo cartesiano era correcto; que, de hecho, los seres humanos estamos compuestos de dos sustancias radicalmente distintas entre sí: la materia y el pensamiento. Pero también es cierto que Locke sostiene que no tenemos manera de probar o de conocer tal dualismo. Y si alguien acusa a Locke de irreligiosidad cuando éste afirma que no podemos conocer el alma humana (ni siquiera 7
saber si tenemos un alma espiritual), Locke devuelve la acusación a sus críticos diciendo que afirmar que en el hombre el alma es totalmente distinta del cuerpo equivale a suponer que Dios es incapaz de crear una materia que tenga la cualidad de pensar, lo cual equivale a decir que Dios no es omnipotente. De acuerdo con Locke, entonces, la respuesta que debemos dar a preguntas que interrogan por cosas que están más allá de nuestra experiencia es, simplemente, ―no lo sé‖. Locke adopta una posición que será típica del siglo XVIII: que la filosofía
occidental debe admitir ignorancia, en un grado mucho mayor de lo que hasta entonces había hecho. (MIGUELEZ, 2013) “Todo hombr e tiene conciencia de que piensa y siempre está pensando ideas. […] Estáfuera de toda duda que los hombres poseen en sus mentes var ias ideas, como: “blancura”, “dulzura”, “elefante”, “ejercito”, etc…”.
MIGUELEZ, M. M. (2013). EPISTEMOLOGIA Y METODOLOGIA CUALITATIVA EN LAS CIENCIAS SOCIALES. MEXICO: IMPRESORA PUBLIMEX .S .A. Noreña, G. L. (24 de Noviembre de 2010). eumed. Obtenido de http://www.eumed.net/librosgratis/2010f/877/EL%20CONOCIMIENTO%20EN%20JOHN%20LOCKE.htm SEVILLANO, A. C. (2012). CURSO DE FILOSOFIA. LIMA - PERÚ: A.F.A EDITORES IMPOTADORES S.A. ZEBALLOS, R. (14 de NOVIEMBRE de 2007). biografiasyvidas. Obtenido de http://www.biografiasyvidas.com/biografia/l/locke.htm
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