Análisis del cuento "El profesor suplente" - obra "Palabra del mudo" - Julio Ramón RiveyroDescripción completa
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FEDERICO BRAVO Université de Bordeaux III Fuente: http://revistas.colmex.mx/revistas/9/art_9_702_3923.pdf
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Descripción: Por Jaques Rancière.
La palabra del mudo La palabra del mudo es una compilación de los cuentos de Julio Ramón Ribeyro en el que, asimismo, figuran prólogos del autor. Fue publicado por primera vez en 1972 y posteriormente, han surgido nuevas ediciones que han ido incrementando la cantidad de los relatos compilados hasta abarcar su obra cuentística completa. Asimismo, esta compilación incluye cuentos nuevos que no salieron en las versiones originales de sus libros de relatos, además de cuentos inéditos, pudiendo apreciarse los diversos estilos que manejó el autor: cuentos de realismo urbano, evocativos o fantásticos.
Contenido La palabra del mudo contiene los siguientes libros de cuentos:
Los gallinazos sin plumas (1955)
Cuentos de circunstancias (1958)
Las botellas y los hombres (1964)
Tres historias sublevantes (1964)
Los cautivos
El próximo mes me nivelo (1972)
Silvio en El Rosedal (1977)
Sólo para fumadores (1987)
Relatos santacrucinos (1992)
Ediciones La primera edición es la de editorial Milla Batres, en 3 tomos, al que posteriormente se le agregaría uno más. Además existe la edición de Campodónico en 4 tomos y una última versión editada por Seix Barral en 2 tomos (Latinoamérica) y 1 tomo (España). La edición de Seix Barral es la más completa.
Origen del título
En una carta del autor al editor, fechada el 15 de febrero de 1973, Ribeyro escribía: “¿Por qué LA PALABRA DEL MUDO? Porque en la mayoría de mis cuentos se expresan aquellos que en la vida están privados de la palabra, los marginados, los olvidados, los condenados a una existencia sin sintonía y sin voz. Yo les he restituido este hálito negado y les he permitido modular sus anhelos, sus arrebatos y sus angustias.”1 Alguien interpretó el título como una referencia al propio Ribeyro, hombre parco y reservado, que eludía las entrevistas y evitaba hablar de sí mismo, debido a su proverbial timidez, a su desinterés por la figuración y al celo por preservar su intimidad.