Los Milagros de San Antonio……
1. Los gorriones encerrados : Fernando era un niño muy obediente, con Dios como con
sus papás . Por esa razón su Papá del cielo un día lo premió. Era la época en que los gorriones en bandadas hacían estragos en los trigales, y el padre de Fernando le había dado la tarea de cuidar el campo de los pájaros en su ausencia.
El niño contento obedeció, pero en un momento sintió un fuerte deseo de ir a rezar en la iglesia. Entonces llamó a todos los gorriones y los encerró en una habitación. Cuando Cu ando llegó su padre se enojó mucho al ver que Fernando no estaba en el campo y lo llamó para reprocharle, pero el niño le aseguró que qu e los pájaros no comieron ni un grano de trigo y lo llevó hasta donde estaban encerradas las aves, y las soltó. El padre, maravillado, abrazó muy fuerte a su hijo.
2. La mula de rodillas
Este es uno de los milagros más conocidos de san Antonio. Una vez, el santo trató de convertir a un hereje. El hereje, llamado Bonvillo, lanzó un desafío al fraile afirmando: si tú, Antonio, lograras probar con un milagro que en la Comunión de los creyentes está,el verdadero cuerpo de Cristo, yo renunciaré a la herejía y abrazaré la fe católica. Antonio acepta el desafío convencido de que Dios lo ayudaría.
Entonces Bonfillono no alimentó a su mula por tres días pueblo y le dejaré el pasto listo para que coma. Tú mientras tanto estarás por el otro lado con aquello que afirmas ser el cuerpo de Cristo. Si el animal incluso hambriento rechaza el alimento y adora a tu Dios yo creeré sinceramente en la fe de la Iglesia. Y asi sucedió,Antonio rezó mucho. El animal,en vez de ir al pasto se acercó a San Antonio y se arrodillo ante el cuerpo de Cristo, dejando una gran alegría a los fieles que se habían acercado a ver la apuesta, y el hereje renegó de su doctrina en presencia de toda la gente y se convirtió a la fe católica.
La predica a los peces
Un grupo de personas impedían al pueblo acudir a sus sermones, san Antonio se fue a la orilla del mar y empezó a gritar: “Oigan la palabra de Dios, ustedes los peces del mar, ya que los pecadores de la tierra no la quieren escuchar”.
Mientras hablaba, los peces empezaron a unirse y a acercarse a él, sacando sus cabezas fuera del agua para escuchar atentos las palabras y alabar a Dios, creador del agua en la que encontraban su alimento y vivían en serenidad.
Maravillados, los pescadores corrieron a la ciudad a contar lo que habían visto a los habitantes de la aldea, y con ellos, también a los herejes, se arrodillaron escuchando las palabras de Antonio.
Limpieza total
Un día se presentó delante del santo un gran pecador, decidido a cambiar de vida y reparar todos los males cometidos. Se arrodilló a sus pies para hacer la confesión pero fue tal su conmoción que no logró abrir la boca, y lloraba desconsoladamente. Entonces el santo fraile le aconsejó apartarse y escribir sobre una hoja todos sus pecados.
El hombre obedeció y volvió con una larga lista. Fray Antonio leyó todos los pecados en voz alta y le devolvió la hoja. ¡Cuál fue la maravilla del pecador arrepentido, cuando vio la hoja perfectamente limpia! Los pecados desaparecieron del alma del pecador e incluso del papel.