Dea Loher
MANHATTAN MEDEA MANHATTAN MEDEA
Spanisch von Mercedes Rein und Dieter Schonebohm Montevideo 2002 Alle Rechte Rechte vorbeha vorbehalten, lten, insbeso insbesondere ndere das das der Aufführ Aufführung ung durch durch BerufsBerufs- und Laienbühnen, Laienbühnen, des des öffentlichen Vortrags, der Verfilmung und Übertragung durch Rundfunk und Fernsehen. Das Recht der Aufführu Aufführung ng ist rechtmäßig rechtmäßig zu erwerben erwerben vom: vom: All rights whatsoever in this play are strictly reserved. No performance may be given unless a licence has been obtained. Application for performance performance etc., must be made before rehearsals rehearsals begin, to:
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LAS PERSONAS: MEDEA JASÓN SWEATSHOP-BOSS, en silla de ruedas VELÁZQUEZ, un portero de Fifth Avenue DEAF DAISY, un travesti sordo UN CHICO, aprox. 7 años, papel mudo Manhattan, en el presente.
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LAS PERSONAS: MEDEA JASÓN SWEATSHOP-BOSS, en silla de ruedas VELÁZQUEZ, un portero de Fifth Avenue DEAF DAISY, un travesti sordo UN CHICO, aprox. 7 años, papel mudo Manhattan, en el presente.
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Una casa rica sobre Fifth Avenue. Velázquez, Velázquez, el portero, en la entrada. Medea, esperando.
VELÁZQUEZ Sólo cumplo con mi deber, señora. MEDEA Se lo impido. VELÁZQUEZ Me observa, como si cometiera un crimen. MEDEA No lo estoy mirando a usted. VELÁZQUEZ Usted está parada parada en esta esta esquina hace hace tantas horas. Ayer de noche noche su sombra apareció lentamente bajo la luz del farol. Hasta altas horas de la noche, todo lo que vi, fue su figura oscura, inmóvil. Hasta que me dormí. Me merezco un castigo, porque olvidé olvidé mis obligacione obligaciones. s. Ya la tendría que que haber denunciad denunciado. o. A lo mejor, una espía, un peligro para esta casa. MEDEA Una ladrona, una vendedora de drogas. Quizá solamente una puta, nada peligroso. peligroso. VELÁZQUEZ Cuando abrí los ojos al alba, creí ver un fantasma. Su silueta silueta en el mismo lugar. Será de carne y hueso. La puedo tocar. MEDEA No se acerque. – No nos conocemos. – Yo no soy una de ésas que se elige, para entrar en confianz confianza, a, rápidamente. rápidamente. VELÁZQUEZ Entonces, qué quiere usted de mí. O se trata de estas paredes, a las que usted quiere atravesar con su mirada, aguda y brillosa después de una vigilia excesiva. MEDEA Será verdadero verdadero el oro. oro. El mármol, mármol, de verdad. Y verdadero el terciopelo detrás de las ventanas que absorbe la luz y sustrae los salones a las miradas extrañas. VELÁZQUEZ Tan verdadero como el oro y el mármol de docenas de torres sobre ambos lados de la avenida, por treinta cuadras hacia el norte y doce hacia el sur. MEDEA Este es la casa casa del jefe. Le dicen sweatshop-boss. VELÁZQUEZ Ah sí, por supuesto. Pero mejor que no lo llame así delante de él. No creo que le agrade. Para nosotros es Mr Sawyer, Mr Sawyer Sir. MEDEA El terciopelo oscuro da la impresión impresión de un duelo. Hay alguien a quien se se ha de llorar en esta casa.
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VELÁZQUEZ Duelo – Todo lo contrario. – Usted es de la prensa, señora. No puedo decir nada. Es mi deber. Dónde está su cámara. MEDEA Cuánto vale su deber. Le da un billete billete de dólares . VELÁZQUEZ Mi librea fue más cara de lo que mi deber le cuesta a mi patrón cada mes. Medea le da otro billete. billete.
VELÁZQUEZ Debo ahorrar mucho tiempo para la tela. Los colores. Los pinceles. Mi nombre es Velázquez. El último pintor de cámara importante antes de la revolución. Yo soy Velázquez. Cuando no estoy parado aquí para cumplir mi deber, pinto; en casa, en mi cuchitril de Harlem, Calle 147 cerca del Bulevar Malcolm X. Ese sí que es un deber superior. No se puede comprar. – Aprendo a través de la imitación. Todavía lo imito, al otro Velázquez. Todavía me someto a cada detalle de sus cuadros estudiándolos minuciosamente, pero en la actualidad mis copias ya son creaciones propias, que miradas de cerca superan a mi antepasado. Soy el maestro de la copia. Y sin embargo – cuando la firmo, la convierto en original. Una copia, que no lo es. Un Velázquez falso, convertido en uno de verdad. – Pero el día, que realmente importe, yo seré el único Velázquez. El único. – MEDEA Qué día será ese, y cómo lo reconocerá. rec onocerá. VELÁZQUEZ No se preocupe, señora, él me está esperando, así como usted me estuvo esperando bajo el farol, y lo voy a reconocer en seguida, hombre, voy a reconocer este maldito gran día en el instante, en que apoye apenas la pálida punta de un dedo sobre el horizonte, ni siquiera me tiene que saludar, para que ya lo reconozca, no se preocupe, doña. Y entonces, me iré. MEDEA Y vive solo aquí, el Mr Sawyer. Sawyer. VELÁZQUEZ Pero no. Mr Sawyer es un hombre feliz. Un Un hombre feliz, esto quiere quiere decir, una familia grande, comprende. Se podría decir que ha tenido mucha mala suerte. Pero es un hombre valiente. Eso vale. Verdad, no. – Si, tiene cuatro hijas, todas casadas, menos una. – Quiere que yo lo retrate. Pero dice que debería pintar “la verdad, no su apariencia”. Lo estuve pensando. Y después le dije, Mr Sawyer Sir, creo que todavía no he llegado a este punto. MEDEA Así que casó a todas menos a una.
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VELÁZQUEZ Si, la más joven. A esa no la quisiera pintar. Uy, qué difícil. Un nido de ratones se quedaría más quieto que ella. – Dígame, señora, en realidad usted no es de la prensa, no – porque de lo contrario ya lo sabría. Silencio.
MEDEA No soy de aquí. VELÁZQUEZ Pero ya nadie habla de otra cosa. En toda la ciudad. MEDEA De qué hablan. VELÁZQUEZ La chica pescó un tipo por ahí; nadie lo conoce, nadie sabe algo sobre su pasado. Por lo menos no acá, usted me entiende. Quién sabe, dónde tropezó con él. Ella anda mucho por ahí, Lower Eastside y lugares así. Le parece chic. Ella lo llama “escapar de su destino”. A veces se cruza conmigo de noche y me dice “Hola pintor, hoy me escapo de mi destino...” y ya no está. Así que hace menos de tres semanas conoce a ese hombre, y desde entonces los dos han sido inseparables, y eso todo el día... como dos pájaros en celo – MEDEA Dos pájaros en celo – me gustaría ver eso con mis propios ojos. VELÁZQUEZ Si, y le voy a decir algo más, usted se lo merece. Se lo merece. Mire, yo la he observado y, aunque por supuesto no podría jurarlo, me parece – ella nunca tuvo un amigo antes, quiero decir de verdad, usted me entiende. El es su primer hombre, si esto no es una razón, para descorchar una botella. Así son las cosas. Es tan joven. Recién salida del nido. Y tan dulce, el pajarito, qué digo, un ángel. Inteligente y dulce. MEDEA Muy lista. Verdad. VELÁZQUEZ Si yo se lo digo. No tiene la cabeza vacía. No es una de estas chicas estúpidas de Park Avenue, no sé si me entiende. Esta va a Juilliard, estudia violín. Y – encima es una verdadera belleza. MEDEA Realmente. Brillante como el oro. Preciosa como el mármol. Suave como el terciopelo. VELÁZQUEZ Sí, señora. Pausa. Frente a tanta suerte más de un hombre tendría pesadillas. – Ahora debería volver a cumplir con mi deber, no. – Ah, si usted quiere hacerse retratar alguna vez, soy de primer nivel. Recomendación de Mr Sawyer. Un retrato para usted, qué le parece. Piénselo, un auténtico Velázquez; una oportunidad que no se repite tán fácilmente – MEDEA Cuando llegue a tener un poco de dinero – Pausa. Qué le parece, como pintor usted conoce a los hombres, no se debería desconfiar de él.
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VELÁZQUEZ De quién, del nuevo. Pausa. Ya es tarde. Sus bodas serán mañana. MEDEA Sus bodas serán mañana. VELÁZQUEZ Qué le sucede. Usted no lee el diario. MEDEA No. Solamente recibí una carta, en ella decía que – esto va demasiado rápido – VELÁZQUEZ Una invitación, entonces nos veremos de nuevo mañana. Será una fiesta grande. El alcalde, los gobernadores. Tocará la Orquesta Filarmónica. MEDEA Usted ha visto al – al novio. VELÁZQUEZ Sí, por supuesto. Pausa.
MEDEA Y – VELÁZQUEZ Si usted me pregunta – MEDEA Sí. VELÁZQUEZ A primera vista – un perro callejero. MEDEA Un perro callejero – VELÁZQUEZ Sin embargo, cuanto más lo mire, más atractivo le parecerá. Un hombre lindo. Sin duda. Quizá debería hacer un retrato de él – MEDEA Descríbamelo. VELÁZQUEZ Bueno – en realidad no es muy alto. Pero tampoco es bajo. Es mediano, algo así. Tamaño mediano. Delgado. Pero con músculos. Pálido. Hace tiempo que no vio al sol. Y tiene algunas canas, lo cual es poco común a su edad. Además – a veces camina encorvado. MEDEA Eso no suena a un hombre lindo. VELÁZQUEZ Lindo – yo hablo de pintura, no de publicidad. No de la superficie, sino de cómo se compone la superficie en cuestión. Aquello que contradice la primera impresión, que se opone a la apariencia, por ejemplo, eso hace a la belleza. Entonces me llama la atención que él camine encorvado. Que su traje haga pliegues, aquí, delante de las axilas. Difícil de pintar. Al principio ni siquiera tenía chaqueta. Llegó con una piel de cuero con manchas, a la que hizo pasar por chaqueta. Ahora tiene
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un traje hecho a medida, pero – no le queda bien. Me di cuenta que tiene que ver con sus hombros. A veces, cuando cree estar solo, camina y se para como un viejo. Y aún así, hay allí una fuerza. MEDEA Piensa usted que no es feliz. VELÁZQUEZ Señora, no me pregunte esas cosas. Hay un rumor sobre él. Un rumor de que dejó a su mujer por la hija del jefe Sawyer. Debe ser verdad. Por algo trajo ese niño consigo, se supone que el chico tendrá una madre. MEDEA Trátelo bien. VELÁZQUEZ Alborota toda la casa. Está excitado. Todo nuevo. Niños. – Aun así, siento pena por la mujer. Pero qué sabemos. De pronto ella era un peligro para él. MEDEA Ladrona. Vendedora de droga. Puta. VELÁZQUEZ Quizás algo peor. – Tiene sombras alrededor de sus ojos. Quizá sean de un dolor. O un deseo. Aunque tendrá que olvidarse de su vida anterior. – Y al parecer su elección no es mala para él. Silencio.
VELÁZQUEZ Debo volver. Mi deber, comprende. MEDEA Espere. Le da otro billete de dólares. Llámelo. Por favor. Dígale – Dígale a Jasón – Yo estoy aquí. Su mujer está aquí. Pausa.
VELÁZQUEZ Ah – sí, señora. Le devuelve el billete. Las cosas que cuenta la gente –
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Entrada en escena de Jasón.
JASÓN Llegaste por fin. MEDEA Recibí tu mensaje. Buena presa, verdad. Atrapaste una muy buena presa esta vez. JASÓN Sí, Medea. Qué casualidad. Ahora no la soltamos más. Por fin, atrapamos un pájaro de oro, y este nos llevará directamente a su nido. MEDEA Cuánto tiempo necesitarás. JASÓN Ella confía en mí. Ya está confiando en mí. Apenas tres semanas – y ya se dejaría hacer un tatuaje con mi nombre. MEDEA No te sobreestimes. Díme qué debo hacer. Cuánto le podrás arrebatar a la palomita, antes de mandarnos mudar. JASÓN Mandarnos mudar. MEDEA Fue una idea muy inteligente de tu parte, llevar al niño contigo. Mucho menos sospecharán ellos, Y en lugar de pensar en fraude sentirán compasión. JASÓN Fraude – No estoy pensando en un fraude. Tú malinterpretaste el mensaje. MEDEA Entiendo que puedes conseguir dinero, y que piensas en nuestro futuro. Nosotros dos, Jasón – Pausa.
JASÓN No pudimos vivir, Medea, el uno con el otro. Será mejor entonces ver las cosas con la mirada fría y un corazón que no tiemble cuando escuche la verdad.
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MEDEA Tú te fuiste tantas veces, y volviste tantas veces, y cuántas veces me he ido yo, mientras tu me esperabas. Porque fueron nada más que juegos, como remontar una cometa y alegrarse de su vuelo, sabiendo que la cuerda que zumbando gira en la mano, la volverá a bajar. Entonces uno mismo sube y disfruta de este aire fresco, estraño y sabe que la mano del otro lo volverá a tierra. JASÓN Esta vez es diferente. MEDEA Ha sido diferente cuántas veces. En palabras. Esto es parte del juego. JASÓN Que no podemos vivir juntos, Medea, tú lo sabes. MEDEA No. Yo no lo sé. Hace tantos años se dice Jasón y Medea. JASÓN No fue, porque nosotros lo quisimos. No fue por nuestra decisión. MEDEA Por decisión y voluntad de quién entonces. Quién tomaría esta decisión por ti y por mí. JASÓN Las circunstancias nos obligaron a juntarnos. MEDEA Las circunstancias. JASÓN La miseria. Silencio.
MEDEA Recuerdo con precisión el día, en que te vi, por primera vez. Viniste caminando por la calle principal del pueblo, el sol estaba a tu espalda.
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De tu silueta saltaron las chispas, tu cara estaba oscura. Fuiste el primero, el primero de muchos, que llegaron a nuestra aldea huyendo de la guerra, antes de que la guerra nos alcanzara. Pero nadie te hubiera llamado refugiado. Ya entonces saludabas con un dólar en la mano, De un juego de mesa infantil, es cierto, y sin embargo no fue un juego. No eras apocado; Mientras los otros se encerraban en los sótanos Para sobrevivir así la guerra, Tú quisiste conquistar el Nuevo Mundo. YO SE JUGAR ESTE JUEGO. I CAN PLAY THIS GAME, TOO. YOU CAN CALL ME JASON. Todo tu vocabulario. Ríe. No, no eras apocado. Hay muchas cosas que tú no eras. ––– Alguna vez fuiste un amigo. JASÓN JASON. JASON . El nombre, que me dio, es todo lo que me queda de mi madre. JASON , decía, americano, y la calle se burlaba de ella. Tendría que ser médico, según su voluntad. Tú ves, cómo me río. Tus manos tan hábiles, decía ella. Sí. Sirvieron para jugador de cartas, para cocinero, camarero – –– La ciudad, de donde llegué, ya estaba en ruinas; huimos, mi madre y yo, en dirección al sur, en dirección al mar. No nos dimos vuelta, tronaba a nuestras espaldas. Ella estaba débil, yo la cargaba sobre mis hombros, mientras ella se resistía. Lluvia, cuando corrimos hacia el río, lluvia. La mujer sobre mis hombros me corta la carne con su peso inmóvil, sentada sobre mis huesos desollados. Cuando llegamos al río, las aguas están altas, demasiado altas para un hombre con esa carga; la corriente se lleva la orilla consigo. La mujer saca su brazo de mi cuello,
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se desliza de mis hombros, por un momento se apoya en mi mano, después suelta yo sigo parado mientras ella avanza hacia el agua se agacha llena con piedras los bolsillos de su abrigo se arrodilla en la orilla sonriendo me mira dice Ayúdame hijo Yo tomo su cabeza entre mis manos con cuidado como ella lo hacía cuando era niño y beso sus ojos y hundo su cabeza y la mantengo bajo el agua –– –– su cuerpo muerto se hunde en el río con las piedras y yo me dejo llevar por el agua no sé por cuanto tiempo río abajo –– cerca de tu pueblo – allí no quedaba nadie que estuviera más cerca de mí que yo mismo y nadie que me fuera más estraño que yo mismo Silencio.
MEDEA Ya en aquel entonces no tenías nada más que una linda boca, con la que supiste hablar bien. JASÓN Fuiste la única, con quien hablaba así. La única, a quien he contado mi historia. MEDEA Sí, me convertiste en cómplice, muy hábil; como si te hubiera ayudado a ahogarla. Eso pensé entonces. Y, qué valentía, pensé, cometer lo más terrible casi como un deber, como si fuera inevitable. Y me enamoré de ti. Porque habías compartido tu dolor conmigo. JASÓN Y qué piensas hoy. MEDEA Hoy pienso, compraste mi compasión con palabras muy hábiles,
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si eran falsas o verdaderas, no tengo pruebas. Compartiste tu culpa conmigo, muy astuto, y hasta dejaste un poco para tu madre, porque ella te obligó, porque ella te liberó de la carga, porque fue ella quien quiso ofrendar su vida, para que el río pudiera parirte de nuevo. Hoy pienso: ahogó a su madre como a un gato – Hoy pienso, cómo pudiste saber, que así me conquistarías, Hoy pienso, tú no me querías a mí, tú sólo querías el dinero; el dinero, que robé a mi padre, para que nos pudieramos ir, nosotros dos y mi hermano, hacia un destino diferente. Para que tú pudieras irte. Y mi hermano fue una carga. Acaso yo también fui una carga para ti, desde el principio. Hoy pienso, contigo comenzó mi culpa. JASÓN Tu engañaste a tu padre, no yo. MEDEA Mi padre, te había recibido en su casa, un extraño, y nada le quedó ni nadie, después de que nos escapamos, sus hijos con su dinero. JASÓN Lo hubiera logrado también sin ti. Tú. Tu dinero. Así y todo no fue mucho. MEDEA Incluso mi hermano, el desconfiado, creyó en ti, y yo pensé, mi padre comprenderá. Alguna vez te preocupó, lo que ha sido de él. JASÓN Alguna vez te preocupó a ti. Tú nunca quisiste saber.
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Ahora no me culpes a mí de tu miedo y tu cobardía. Silencio.
JASÓN Yo nunca quise quedarme contigo. Nunca. El agua y el fuego no pueden estar juntos. MEDEA Entonces tus palabras eran otras. Silencio.
JASÓN Cuántos años hace que estamos aquí, Medea. Y – no hemos progresado. Nuestra vida prohibida como antes. Nuestro hijo sin nombre ante la ley. Sólo de calle cambiamos muchas veces, no de barrio. Y los nombres de los moteles se nos confunden, Astor Blue Star Cesar China Inn, donde nadie pide los documentos, el alquiler de la semana por adelantado, el ácido olor a desinfección te corta los pulmones, Champion exterminator contra las cucarachas gotea de los caños de desagüe, sobre las paredes el agua corre amarilla, chorros de cerveza y esperma, secados por capas, la alfombra sintética trasuda su diseño, también por capas; y rejas en las ventanas, para que en un ataque de valentía no saltes a la libertad y te destroces la cabeza en un mellado y duro nido de ratas lleno de basura. Dime solamente, es esto mejor que la guerra. Pausa. Una silla bajo el picaporte de noche, Para que te despiertes, cuando alguien irrumpe en tu sueño, y el niño, que nunca se despierta del todo en esta pesadez de pot y mushrooms. MEDEA Durante siete años nosotros compartimos la cama y la vida.
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Y tuvimos los mismos derechos. Fuimos iguales. JASÓN Sí, iguales. Iguales entre iguales. Camareros cocineros limpiadoras. MEDEA Lo que se hace para sobrevivir. Esto va a cambiar. En algún momento. JASÓN Esto tiene que cambiar. Ahora. No vamos a encontrar una vida más barata. Medea. A dónde nos queda ir – Silencio.
MEDEA Por qué nunca encontré un hombre rico. Por qué. Porque no quería. Si. A veces me fui con alguno Nada más que por su billetera. Por nosotros. JASÓN Por qué te sigues aferrando a mí. MEDEA Así te ocupas ahora de un futuro sin mí. JASÓN De tu futuro tu misma vas a ocuparte y mejor estando sola. MEDEA Debo decirte que me usaste. Mientras te enseñaba el idioma extraño de este país extraño. Que usaste mi dinero, para sobornar al capitán del barco. Que quebraste mis fuerzas, hasta encontrar una hembra mejor, que te sea más útil. Para que valga la pena por fin haber matado a tu madre – Silencio.
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JASÓN Me conoces muy bien. Sí, te engañaría una y otra vez, con cualquier mujer a la que pueda sacarle algo, y así tantas veces, hasta que valga la pena. Esta vida. Pausa. Muy tranquilo, despacio, frío, casi amenazador Yo dejé morir a mi madre, porque fue su voluntad, y fue sensato. MEDEA Y tu nueva palomita tan prometedora podrá aguantar eso también. JASÓN No lo sabrá. Pausa. Esto no tiene sentido, Medea. Como tú misma dices, no tienes pruebas. Acaso quieres quedar en ridículo como una mentirosa, cuando ya eres histérica. Pausa.
MEDEA Y ella, intentarás cambiarla a ella también, después de un tiempo, cuando te atraiga otra más dulce aún. JASÓN Por qué pensar en eso ahora. MEDEA Y la noche, en que ella te engañe. JASÓN Tú piensas que no sabré satisfacerla. MEDEA Quizá por ahora. Ella es joven. JASÓN No querrá conocer a ninguno aparte de mí. MEDEA De esto te encargas tú. JASÓN La primera noche fue una promesa. MEDEA Cuántas más te podrá imponer, hasta que te canses de ella.
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Y – qué puede saber. Ella, que era una virgen hace dos semanas. JASÓN Tres semanas. Yo le enseño. MEDEA Y qué te podrá enseñar ella, que no supieras ya. JASÓN No te preocupes por mi aburrimiento. Silencio.
MEDEA Cuánto hace que la conociste. Y cuánto desde que nosotros estamos unidos. Silencio.
JASÓN Si yo pudiera vivir con dos mujeres, sería feliz. Silencio.
MEDEA Jasón. Quédate conmigo – Pausa. Jasón. Puedes olvidar nuestra lucha, por una vida juntos. Puedes olvidar, lo que juramos una vez: Todo por el otro. JASÓN Eso terminó. MEDEA Jasón Yo JASÓN Se acabó. MEDEA Hay sangre en este camino. Jasón. Eso no acabará nunca. Silencio.
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MEDEA Ya no te acuerdas. JASÓN No. MEDEA De lo que he hecho por ti. JASÓN No. MEDEA Con estas manos. JASÓN No pienso en eso no. MEDEA Jasón. JASÓN Para ti para ti Yo Un Asesino Yo Un Asesino Tú bruja MEDEA Sí. Bruja. Quizás. De pronto soy una bruja. Pero entonces – qué eres tú, por quien me convertí en lo que soy. Para quien hice lo que hice. Con estas manos, y tú lo viste. JASÓN Yo no te obligué. MEDEA Acuérdate. JASÓN Calla. MEDEA Y yo no hice lo que hice, por ti, para que tú me maldigas, ahora. JASÓN Calla. MEDEA Y por qué. Por qué lo hice.
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JASÓN Si tú sentiste que me debías algo. Es tu problema. MEDEA Por qué. JASÓN Hay muchas razones. MEDEA Existe una, que tú ya no quieres saber. JASÓN Cállate bruja. Pausa.
MEDEA Dila. Di la palabra. La has olvidado. Pausa. JASÓN Tú nunca me oíste pronunciarla. O sí. Esa palabra. Larga pausa.
MEDEA Amor. Pausa.
JASÓN Tú nunca me oíste pronunciarla. O sí. Yo nunca pronuncié esa palabra. Ni dije que podría hacerlo. Pausa. Me equivoco. Me equivoco. Medea. Te dije aunque fuera una vez, que yo – Pausa. MEDEA No con palabras. Pausa.
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JASÓN Qué más quieres entonces de mí. MEDEA Y esa Otra. Para ella la pronuncias. JASÓN Tú quieres que te torture. Debo enseñarte a odiarme. MEDEA La quiero saber. Saber la verdad. Si tú la puedes soportar, yo también podré. Pausa. Tú la amas. JASÓN Sí. Yo la amo. Silencio.
MEDEA Puedes tener un sentimiento, que sea verdadero. Mentiroso. Silencio.
JASÓN Medea. Mañana serán las bodas. MEDEA Cómo se llama este juego, Jasón. No es verdadero. JASÓN Yo nunca te he mentido. Jamás. Pausa. MEDEA Todavía llevo conmigo el cuchillo. El tiempo no lo ha desafilado. Saca un cuchillo del bolso y se corta la palma de la mano.
JASÓN Qué es lo que quieres probar con eso.
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MEDEA se corta una mejilla Ya te dejó de importar, cómo me veo. JASÓN Habrá otros hombres para ti. MEDEA se corta la otra mejilla Ya dejó de importarte, quién me mira. Silencio.
MEDEA Es el mismo cuchillo. JASÓN Por qué hablas de eso. MEDEA Nos une. Aquella noche. Y todas las noches después, cuando yacimos con esa culpa, que compartimos. Para siempre. Silencio.
JASÓN A veces me parece ver en el niño los ojos de tu hermano. El moribundo, que en el instante de la muerte ocupa ese cuerpo en gestación, como morada nueva y para su venganza. Y allí por siempre estará entre nosotros dos. Silencio. No me mires. Medea. Pausa. Sí. Este cuchillo corta todavía. Pausa. Nada ha cambiado. Tú quieres saber la verdad. En cada instante, que estoy con ella, pienso en ti. Pausa. Qué hace sin mí,
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en el hotel barato de Chinatown. Los drag queens de la habitación de al lado los únicos amigos que le quedan. El miedo ante cada razzia, que la podría correr del país. Y qué estoy haciendo yo, detrás de estos muros, con oro y mármol a mi alrededor, una tumba en vida sin ti. Silencio. Sí. Este cuchillo corta todavía. MEDEA en voz baja Esto no acabará jamás. JASÓN Por eso Medea – Nosotros siempre estaríamos en guerra. La muerte siempre estaría entre tú y yo. Nosotros nos creamos el infierno, y yo te debo dejar o – este fuego me devora – MEDEA Todavía me amas – JASÓN Qué debo hacer – Marcarme la frente con fuego– Sí Sí MEDEA Todavía me amas – JASÓN Y te maldigo – Pausa.
JASÓN Yo te maldigo, y quiero, que te quedes conmigo. MEDEA La decisión nunca ha sido tu fuerte. JASÓN Estoy decidido. Mi prometida se llama Claire. Pero cuando sea mi mujer, velaremos por ti también. Este es mi plan. Ella sabe de ti. Y no habrá nada que impida,
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que tú vivas en esta casa, y juntos cuidemos al niño. MEDEA Repite eso – Ella no se opone, a darme alojamiento – Tendré que ocupar el cuarto de al lado de ustedes, a escuchar las caricias que le harás, noche tras noche sus gritos extasiados, cuando tú finjas tu amor. Tendré que escuchar, cuando te acuestes con ella noche tras noche, con su deseo como arma, con el que conquistarla, y mantenerla dócil, obediente. Tendré que escuchar cómo mi hijo llama madre a una extraña. Tú quieres castigarme desde ya y de por vida. Pausa. Qué cruel puedes ser Jasón – JASÓN Por qué no. Por qué no. En mi casa tendría solución tu vida. Podemos seguir juntos. Y el niño con nosotros. MEDEA Tú no sabes qué es el amor Jasón – Pausa.
JASÓN Claire será una amiga para ti. MEDEA Jasón y Claire. Es la punta de un cuchillo JASÓN Ella es joven. Curiosa. Querrá aprender de ti. MEDEA Sí. Ella es joven. Ella es linda. Su piel es blanca. JASÓN Sí. Su piel es blanca y –
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MEDEA Y – JASÓN Y – Ella es inocencia. Silencio.
MEDEA Vé Jasón a celebrar tus bodas. Pausa.
MEDEA Vé. Antes de que este cuchillo mate otra vez. JASÓN Ya no te puedo comprender. MEDEA Yo espero al niño. JASÓN No compartirás con él su futuro, si no vienes conmigo. Silencio.
JASÓN Hasta cuándo piensas quedarte ahí. Esperando que te corran como a una rata. MEDEA Aún me queda el derecho de estar en este sitio No Hasta que me expulses o yo mezcle con vino el veneno para quitarle lo amargo Y cuando la sangre brote por mis poros quemados entonces diré Lámelo no sientes gusto a vino Más dulce aún JASÓN Tu amenaza, una falsa promesa. Jamás te matarías. Pausa.
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[pág. 24 del original] MEDEA Jasón Mi hombre Quién eres. Jasón se va.
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MEDEA No por Jasón No por mí No por el niño No por el cuchillo que tuve en la mano Por una ley El halcón un lirio en el pico sobrevuela la nieve Esa era mi ley Jasón seguirte a ti y a mi voz Fue por mucho tiempo la misma cosa seguirte a ti y a mi voz Ahora ya no existe ley alguna fuera de mí
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Entrada en escena de Deaf Daisy.
DEAF DAISY canta Cuando llegué al país extraño, buscándote, mi corazón, buscándote, estuve en tu puerta mucho tiempo, paloma mía, paloma mía, y las lágrimas brotaban – Ella y Medea se observan un tiempo en silencio.
DEAF DAISY Hable más claro, yo leo los labios. MEDEA Qué tendría que hablar yo con usted. DEAF DAISY Todos en esta ciudad les hablan a todos. Sin parar. Por qué usted sería una excepción. Las palabras vuelan por todas partes. Es cierto algunas caen al piso en seguida y se mueren, mariposas salidas del capullo antes de tiempo. Muchas en cambio siguen flotando y llevan una vida ingrávida en el aire. La música de las calles – La oye – MEDEA No. DEAF DAISY Déjeme ver sus labios. MEDEA No. DEAF DAISY Pero usted está de duelo. Lágrimas de sangre. Para qué. Estar viva y aquí es un placer. Hasta en Ciudad Alfabeto la vida es de una extraña belleza. Allí, donde las avenidas no tienen números, sino letras, A B C. Porque cuando diseñaron esta ciudad no pensaban que en aquellas calles vivirían seres humanos; aunque sólo parecían serlo, un capricho de la naturaleza. Después, cuando se les ocurrió llamarlos un capricho de Dios, numeraron las calles como las avenidas, pero ya no quedaban números. MEDEA Conozco la zona. DEAF DAISY Yo nací allí, entre un barril vacío y un guardabarros. Esto describe la poesía del lugar. Mi padre era una chaqueta entallada color marrón oxidado con cuello de terciopelo, imitación, y un gemelo en la manga izquierda de la camisa. Mi madre casi siempre una falda cruzada floreada color malva con calaveras como ribetes. Arriba no llevaba nada. Yo desarrollé mi sentido de belleza, trabajosamente, en las calles. No me traicione. Hoy piensan que las ganas de caminar con tacos altos vienen con los genes. Si supieran, cuánto le duelen los pies a uno, hasta que lo aprende. Pausa. Por casualidad usted no vio ninguna ropa interesante tirada por ahí, sombreros
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zapatos carteras. Uno pensaría que en esta calle la gente es generosa, aunque no derrochadora, cuando tira su ropa. Es una paradoja muy decepcionante que no lo sean. Yo debería mantenerme lejos de estas casas, pero un loco impulso optimista me obliga a pensar que la ley del azar podría desmentir la ley de la experiencia. Además, hay rumores que me traen aquí, rumores – En qué anda usted – MEDEA Buscar algo valioso entre los pedazos – no. Pausa. No nos conocemos de vista. Cómo se llama usted. DEAF DAISY Yo, yo soy Deaf Daisy. MEDEA Death Daisy. Daisy, la muerte o – DEAF DAISY No no, la sorda, Daisy la sorda. Sí. Yo soy Deaf Daisy. Yo soy la caja de una afonía, que no es tal. Solamente ausencia de sonidos audibles. Yo no conozco mi propia voz. Pero siento sus pulsaciones. Como todos los ruidos que oscilan y vibran sin ruido dentro de mí. Llevo en mí el silencio del universo, oigo claramente el silencio que precede a la muerte. Preste atención – Silencio.
MEDEA Cómo perdió el oído. DEAF DAISY La chaqueta le sacó a la falda cruzada el cerebro de un disparo. Voló por todas partes, una parte quedó pegada en mi cabello. Yo, un niño, sufrí la pérdida del oído. – La primera canción que aprendí a leer, se llama “Accidents will happen”. A eso me atengo. Silencio.
MEDEA Supe que en el Lower Eastside hay solamente una mujer, que baila con la muerte, sin enmudecer. Sólo una mujer, que canta en los funerales. DEAF DAISY Eso dicen. Halagador. MEDEA Le voy a pedir su ayuda. DEAF DAISY De qué clase. MEDEA Necesito un vestido rojo. Debe ser ajustado, una segunda piel desde el cuello hasta los tobillos y las muñecas. DEAF DAISY Rojo de luto. A eso lo llamo el goce de la desesperación.
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MEDEA Rojo para la boda. Silencio.
DEAF DAISY Para la boda. Pausa. Quién se casa. – Quién eres tú. Silencio.
MEDEA Mi nombre es Medea. DEAF DAISY silba bajo Cuando llegué al país extraño, buscándote, mi corazón, buscándote... Silencio. Hay un sótano en el Soho, vestidos de fiesta usados. Si no preguntas, de dónde – El precio es casi nada. MEDEA Te diré, dónde puedes encontrar, lo que yo busco. El vestido, en el que estoy pensando, es de cuero. Abajo cerca del río están las fábricas y la curtiembre. DEAF DAISY No deja de ser peligroso. Las fábricas pertenecen al Boss. Un ladrón en su propiedad podría aparecer con los dedos quebrados y las orejas cortadas – No es que me preocupe mucho por las orejas – MEDEA Yo quiero que me consigas un vestido entre los desechos, basura para ser eliminada; un vestido que estuvo demasiado tiempo en el baño ácido – DEAF DAISY Los colores brillan sobre el cuero como los arcoiris el Día de la Calle Christopher. Pero donde la curtiembre los bombea al río, se juntan para formar una mezcla, tan ácida que el simple hecho de respirar te come la nariz y te deja los pulmones deshechos. Quien se ponga un vestido de esa lejía, no verá la mañana. MEDEA La piel debe ser mortal. Silencio.
DEAF DAISY Eso tiene un precio. MEDEA Que pides. DEAF DAISY Cuando esté de vuelta. MEDEA Yo espero.
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DEAF DAISY yéndose, vuelve otra vez . Lo oyes – Silencio. Lo oyes ahora – MEDEA Qué – DEAF DAISY El silencio.
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Entrada en escena del Sweatshop-Boss. Está sentado en silla de ruedas.
SWEATSHOP-BOSS Tú eres la extranjera. MEDEA Medea. SWEATSHOP-BOSS Por qué merodeas por aquí. Por qué no entras a la casa. No te invitó el hombre, Jasón. MEDEA Yo soy la extranjera. Esta no es mi casa. SWEATSHOP-BOSS Esta ecuación es demasiado simple. – Por lo menos para mí. – Bien. Tu nombre es Medea. Esto significa algo. MEDEA El nombre significa, lo que significa. Yo. Nada más. SWEATSHOP-BOSS Te llaman bruja. MEDEA Se ha puesto de moda. Y sólo por comodidad. Expresión de la pereza que exclama: arbitrariedad de dioses mal intencionados, En vez de mirar las consecuencias de sus propios actos. Así se elude facilmente la responsabilidad. Pausa.
SWEATSHOP-BOSS Tú eres la mujer del hombre que se casa con mi hija, mañana. Me enteré que dices ser su esposa, y él habla de ti como su mujer. No me importa, cómo ustedes llaman su cohabitación. Mañana se concibe una pareja nueva ante la ley. Y la vieja será como si jamás hubiese existido. MEDEA No es la letra ni la forma lo que borra una vida. SWEATSHOP-BOSS Aún luchas por él. MEDEA Solamente por el niño. SWEATSHOP-BOSS Mira, Medea. Jasón me pide que te reciba. Qué siento en su voz: compasión. Un rastro de culpa. El deber del padre. – Intenta esconder de mí sus razones – y apela a mi sensibilidad humana. Esto me hace reír. O debería decir, desconfiado. Qué sé yo. De pronto le motiva el deseo. Te querrá tener a mano. Mi hija significa un casamiento por dinero, y no hay macho en la ciudad que no la desee. Ella lo sabe. Debe de producir cierta satisfacción decidirse por un perro ordinario de Chinatown y rechazar por él a los decadentes machos de raza cansados y sin aliento. No. Se siente más la gratitud,
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la devoción, y además – su piel tiene el aroma de la calle, eso la excita. Pero, ya verá, ella cómo muerden estos perros. Eso será un baile. Lo espero con impaciencia. El fin está aún sin decidir. – Pausa. Así que Jasón – pretende que te quedes en esta casa , instalar a la amante junto a la puerta de mi . Hasta ahí no llegan mis ganas de bailar, instalar a la amante junto a la puerta de mi hija. Y, por qué debería yo hacer obras de beneficiencia para ti. – Qué clase de criatura es ésa que merodea en torno a mi casa. Medea. MEDEA Su inquietud no tiene fundamento. Jasón ama a Claire. Y yo me vuelvo al lugar, de donde he venido. Con mi hijo. SWEATSHOP-BOSS Este es otro punto. Este hijo. Por qué debería yo presenciar como crece un bastardo en mi casa. MEDEA Ese no es mi deseo. SWEATSHOP-BOSS No, es Jasón otra vez quien me lo pide. Y tiene a mi hija de su lado. Intercediendo por la otra madre. MEDEA Ella es la última que puede hablar en mi nombre. SWEATSHOP-BOSS Así lo veo yo también – qué extraño. Pero – ah, ella es joven, le quiere hacer el gusto a Jasón. Sí. Comprendo perfectamente tu posición. – Por otro lado – por qué deberíamos negarle una oportunidad al niño que no tendría otra mejor. MEDEA No acepto limosnas. SWEATSHOP-BOSS Tú no, Medea. Tu carne. Y nada de limosnas. Educación. MEDEA Dinero. SWEATSHOP-BOSS Un niño inteligente. Dice que no tiene nombre y que una noche nació del agua. MEDEA Fantasías. SWEATSHOP-BOSS Te llaman bruja, Medea de Manhattan. Díme, donde dejaste a tu hermano. MEDEA Yo no tengo hermano. SWEATSHOP-BOSS Alguna vez, hace muchos años, un marinero se me acercó, de uno de mis cargueros. No dejó de morderse la lengua hasta que me espetó, que el capitán había traído tres polizones a través del mar. Es decir, tres habrían subido a bordo, pero solamente dos habrían bajado del barco. Es posible que un ser humano se convierta en una nube. Sí, le digo al marinero. Pero también puede morir. De una
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enfermedad. Y debe ir a la tumba mojada. – Tendremos que enviarle ahora una hermana. MEDEA Yo no quiero nada de usted. Qué quiere usted de mí. SWEATSHOP-BOSS Digamos que me interesa el dolor causado por la verdad, que nos hace crueles, sobre todo hacia nosotros mismos, pero también hacia los otros. – Digamos que las viejas leyes siguen vigentes. Ojo por ojo, diente por diente. Y supongamos que yo quisiera quedarme con un niño. A mi hija podría sucederle algo. MEDEA Algo así como un rehén. SWEATSHOP-BOSS Otra palabra nada más. Llámalo como quieras. Esta ciudad vive de mutaciones. Medea. Cuánto hace que estás aquí. Qué has hecho de ti. Has cambiado. MEDEA He buscado la verdad en lo duradero. Esto debía ser mi progreso. SWEATSHOP-BOSS Lo duradero – ríe brevemente. Pausa . Toma mis piernas por ejemplo. Mis piernas se han convertido en dinero. Yo nací en un barrio, cuyo nombre no quiero recordar. Mi madre de Perú, mi padre ruso. Ella era lavandera, él limpiaba cerdos muertos. Ahí no había dinero para ahorrar. Yo empecé a los doce años como trabajador en el puerto. El trabajo me hizo fuerte. Me convertí en capataz. Hasta que una grúa dejó caer un cargamento de planchas de hierro sobre el hormigón. El hierro atrapó mis piernas. Tenían que amputarlas, primero la derecha, después la izquierda, para salvar la parte superior de mi cuerpo. Yo estaba plenamente consciente. – Desde entonces no he soñado más. – Pedí dinero prestado para contratar obreros yo mismo y empecé mi bizness en un subsuelo de Chinatown. Los hago coser vestidos. Hoy me llaman Sweatshop-Boss. Menciona mi nombre allí abajo. Ellos saben, cuánto me deben. MEDEA Pero yo. Yo no le debo nada. Yo me encontré con usted por casualidad. SWEATSHOP-BOSS Eres insistente. Terca. Medea. – Pausa. Tendrás que abandonar la ciudad. Y este país, al que viniste clandestinamente con las manos ensangrentadas. Lo tendrás que abandonar. Sin tu hijo. Sin condiciones. Porque yo así lo quiero. MEDEA Usted no es el primero que me amenaza. SWEATSHOP-BOSS Una amenaza – Sí, yo no tengo edad suficiente para dar un consejo.
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MEDEA No me iré sin mi hijo. Sí, me introduje clandestinamente con las manos ensangrentadas. Yo quité una vida por otra. A mi hermano, que era como mi segunda vida. Por un hombre, que no vale un cuchillo. Ahora importa el niño solamente. Y no me quitarás esa vida, por la que he matado. Nadie lo hará jamás. SWEATSHOP-BOSS Tu vuelas derecho como una flecha. – Tú tienes mucho que perder. Pero no midas tus fuerzas conmigo. Yo soy flexible. Los duros vientos que han golpeado mi vida me enseñaron a ser más elástico que el bambú joven. No hay cuchillo que me corte, ni mano que me quiebre. – No a mí, ni a nada que me pertenezca. MEDEA Ya no hay lugar, adonde yo podría ir. SWEATSHOP-BOSS Lo encontrarás. MEDEA No – No – Cómo podría ser yo un peligro para esta casa, aún si me quedara. El solo hecho de dejar al niño con una mujer extraña es castigo suficiente. Sí. Yo estoy en sus manos. Con cada paso en falso que yo dé, la sombra de su poder me alcanzará. Pero no me expulse – SWEATSHOP-BOSS Te estás ablandando. No me causa placer alguno tener que verte suplicar. La desesperación y la debilidad son el privilegio de los viejos. Y de aquellos que temen a la muerte. Tú diste prueba de que no te contabas entre estos últimos. Te admiro por tu dureza, no por tus lágrimas. Si esta dureza no fuera un peligro para mí, podría estar tentado de ponerla a mi servicio. – Ella es tu ventaja frente a Jasón. El es solamente un – amante. Pero como mi hija lo quiere – Pausa. Y además, tú no actúas la debilidad tan bien, como para convencerme. MEDEA Cuánto me debe temer usted. Cuánto me debe odiar. Silencio.
SWEATSHOP-BOSS Yo solamente soy – previsor. Silencio.
MEDEA Yo debo pagar por el placer de una extraña. – Cuánto tiempo llevará, hasta que Claire eche al perro. Con una patada de vuelta a la calle. SWEATSHOP-BOSS Eso – eso ya no es tu problema.
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Silencio.
MEDEA Puedo ver al niño para despedirme. Pausa.
SWEATSHOP-BOSS Velázquez estará presente. Confío en tu sensatez. Sale.
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MEDEA Por Jasón Por el niño Porque el cuchillo estaba en mi mano En nombre de qué ley El halcón un lirio en el pico sobrevuela la nieve Un halcón sin lirio Se queda Nieve roja
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DEAF DAISY canta Cuando llegué al país extraño, buscándote, mi corazón, buscándote – ... Entrega una bolsa de desechos negra a Medea.
DEAF DAISY En esta bolsa de desechos, hermana, se encuentran los tesoros del East River. Manéjalos con cuidado, pueden explotar fácilmente. MEDEA Qué pides. DEAF DAISY Algunos entretenimientos se consiguen baratos, por eso nadie los quiere, algunos son absolutamente impagables, eso los vuelve deseables. Una factura para los clientes de los barrios distinguidos, arrodillados ante la ley de la plusvalía a tal punto, que pondrían voluntariamente su nuca bajo el taco afilado de la bota para gozar asi a fondo el placer del sometimiento, ya que son ellos, quienes pagan por los rigores del mercado. Yo todavía no me he subido a ese tiovivo, sólo escucho esa melodía, que se repite y salta como un disco rayado. Digamos, yo entrego esta bolsa de desechos a cambio de un espectáculo. Será comedia, será tragedia, no importa, mientras sea un espectáculo de verdad. MEDEA Yo te presentaré unos fuegos artificiales. Que la inocencia arda. DEAF DAISY Fuegos artificiales. En qué fecha estamos. La independencia, se festeja a orillas del East River. Eso les da trabajo a las emergencias. Cómo explota aquello y se multiplica mil veces en el aire, brilla y se apaga lentamente, a su lado no puede haber otras estrellas que las artificiales. Y nosotros nos deleitamos y nos maravillamos de nuestros propios milagros. Sí. Una vida por unos fuegos artificiales. MEDEA Seré capaz de hacerlo. Seré capaz de hacerlo. Dicen que es joven. Bella. Debería sentir compasión por su belleza. DEAF DAISY Belleza – esa mentira a los ojos del observador. Celebremos lo imperfecto como bello. MEDEA Y después buscarán su alma. Algo, que se pueda enterrar y llorar. DEAF DAISY Estarán muy tristes, cuando no se la pueda encontrar. Dónde podríamos haberla olvidado. Con qué debemos llenar la urna. Una lata con polvo, no tiene sentido. Por qué no rellenan su perrito faldero y lo colocan sobre la tumba. Por lo menos tendrá una forma. MEDEA Qué muerte tan cruel. Y sin embargo, más cruel es todavía mi dolor.
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DEAF DAISY Fuegos artificiales – que convierten en cenizas a los ángeles de esta ciudad, que hace mucho perdieron su alma. Sus caras pálidas se vuelven rojas, se queman y se pierden, un polvo gris, en la nada. – Todavía a lo lejos se escucha, quizá, el sonido suave de un violín. Y después silencio. Silencio. Qué pobres somos. Deaf Daisy se retira hacia un rincón y espera, mientras observa.
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MEDEA A veces me parece ver los ojos de mi hermano en los tuyos. El moribundo, que en el instante de la muerte ocupa ese cuerpo aún sin nacer como morada nueva y para su venganza y en él por siempre estará entre nosotros. En el barco, que nos alberga en sus entrañas, pistones de motor que cabezean, caños de cilindros que traspiran y vapor de válvulas abiertas, mi hermano, yo y Jasón. Nadie salvo yo capaz de hablar la lengua extraña del país extraño. Nadie salvo yo con el dinero efectivo suficiente para saldar la deuda con el capitán y pagar la travesía. La segunda semana. Una noche. Yo digo hambre. Mi hermano dice Tu parte de nuestras provisiones recién mañana de mañana. Jasón dice Come. Yo abro el bolso con el pan. Mi hermano dice No. Jasón dice Come. Yo ablando el pan con el agua condensada que gotea de los caños. Mi hermano dice Por qué Ella es diferente Esto se repite ya por cuatro noches Una noche más y el bolso estará vacío. Jasón dice Nosotros no comeremos por ella. Mi hermano dice Yo no pasaré hambre por nadie más desde que vi la costa de mi país por última vez Este es mi juramento. El me arranca el pan de la mano. Jasón dice cerdo Mi hermano No tienes ningún derecho Jasón Ella come por dos Mi hermano Linda pareja Ahora me lo dicen Jasón No es asunto tuyo Mi hermano Fuimos tres cuando subimos a este barco Seremos tres cuando bajemos de él Yo digo cerdo Mi hermano No tenemos dinero suficiente para cuatro Yo Yo lo tengo Mi hermano Eso no alcanza para un cuarto Apenas alcanza para nosotros Tú lo vas a matar Yo digo No Mi hermano Lo tendrás que hacer bruja Yo digo Y aún si supiera cómo yo no lo haría Mi carne Mi hermano Entonces yo lo haré Jasón dice No Mi carne conocerá ese nuevo país Nuestro futuro Mi hermano No el mío Yo digo Quién eres Mi hermano Un extraño El dice Entonces denme mi parte Yo digo No traidor Alguna vez te conocí El hermano agarra un caño Yo voy a matar a golpes tu carne bruja Si tú no lo haces Yo pongo la mano en el bolso de pan y siento el cuchillo Jasón ataca al hombre de atrás y agarra sus brazos Mi mano lo apuñala Jasón Nosotros envolvimos el cuerpo del hombre en trozos de plástico lo atamos para mantener juntos sus miembros y de noche lo subimos a la cubierta cuidando que no nos traicione la sangre ni una gota sobre las tablas, rodando lo pasamos por debajo de la borda y él desapareció en la oscuridad fue muy simple no quedó rastro apenas el sonido de las olas a lo lejos cuando el agua lo tragó nosotros escuchamos el negro abismo del mar nocturno a nuestro alrededor. El barco seguía su curso y yo estaba sin lágrimas Silencio.
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Entrada en escena de Jasón.
JASÓN Tú renuncias. MEDEA A todo. El señor de esta casa no me deja otra opción. JASÓN Yo le había pedido tanto. Ya no me permite hablarle del tema. Si yo pudiera decidir – MEDEA Demasiado tarde. El tiene otros planes que tú. JASÓN Adónde vas a ir. MEDEA A ninguna parte. Silencio.
JASÓN Yo tuve un sueño. El día de mi boda. Trescientos huéspedes invitados; entre ellos el alcalde, el gobernador. La orquesta entona el vals de todas las bodas; los invitados bailan. El rey prepara la celebración. Me viste, me coloca un mantón blanco; una cadena de oro y diamantes; me pone anillos con piedras preciosas en los dedos. Hay allí dos novias en la fiesta: tú y Claire. Tú llevas un vestido blanco. Claire está de negro. El rey da inicio a la ceremonia. Los invitados hablan aún y se ríen, solemnes y en voz baja. El rey me pregunta: Y cuál de ellas será tu mujer. Yo no le puedo contestar. Hay un silencio. Ellos esperan mi respuesta. Yo digo: Eso será una sorpresa. Más adelante. Y me doy vuelta. Los invitados han desaparecido. Tú te has ido. Y Claire. Yo llamo Medea. Sin respuesta. Llamo Claire. El eco devuelve Claire. Estoy solo. Silencio.
JASÓN Medea. Ayúdame. MEDEA Sí Jasón. Yo te ayudo. Tú has hecho tu elección. Ahora ya no hay vuelta atrás. Yo renuncio. Esto te facilitará el Sí. JASÓN Yo no te puedo perder. MEDEA Ni tampoco a Claire. Aquí está mi regalo.
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Que sea su vestido de boda. No negro. Fino cuero rojo. Habrá una novia solamente. JASÓN Ya no espero nada. MEDEA Vete. Ponle el vestido. Y con cuidado. Esta piel es valiosa. JASÓN Nosotros seremos amigos. MEDEA Vete Jasón. Vete y baila. Jasón se va.
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Velázquez, con un objeto en una bolsa de desechos bajo el brazo.
VELÁZQUEZ Me dicen que debo estar presente, cuando usted hable con el niño. Como si no tuviera cosas más útiles que hacer que presenciar la desgracia de los demás. Pausa. Tome, yo lo copié para usted. No pretende ser un consuelo. Sólo para que usted sepa: Mientras yo sea portero de esta casa, nadie le hará daño al niño. Y esto siempre lo recordará. Desenvuelve el cuadro 1. El niño sale de la casa.
VELÁZQUEZ No diga nada. Ningún agradecimiento. Yo sólo hice lo mejor que pude. No me olvide. Y ahora me retiro. No soporto las despedidas. Se va.
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Diego Velázquez: El Infante Felipe Próspero. 1559
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MEDEA abraza al niño Hermano. Tú tenías razón. No es suficiente para cuatro. Ni siquiera es suficiente para tres. Yo te devuelvo. Y entonces habrá paz. Y yo al fin estaré sola conmigo. Sola para mí. Por mí. Por mí. Silencio. Te amo. Asfixia al niño con la bolsa de desechos. Silencio.
MEDEA Desde ahora yo seré una muerta en vida.
En el portón de la casa aparece una antorcha en llamas del tamaño de una persona. No se oye ningún otro sonido. Ningún grito. Solamente silencio. El fuego alcanza al cuadro de Velázquez. Mientras arde la antorcha, Deaf Daisy canta. Junto a su voz también el fuego se muere. En el lugar del cuadro original aparece ahora ‘Las Meninas’ de Picasso.
DEAF DAISY canta Cuando llegué al país extraño, buscándote, mi corazón, buscándote, estuve en tu puerta mucho tiempo, paloma mía, paloma mía, y las lágrimas brotaban. Si tú te vas, mi corazón, si tú te vas, de nuestra unión, de nuestro amor, recuerda nuestra promesa, paloma mía, paloma mía, y vuelve a mí. Lo que es tuyo, mi corazón, lo quiero ver en llamas, que tu casa se incendie y tu rostro de ángel, caerá en mis manos abiertas, paloma mía, paloma mía.