Catecismo Vocacional
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INTRODUCCIÓN Este sencillo catecismo vocacional quiere ser un instrumento de fácil acceso a la doctrina básica de la vocación; la experiencia nos ha enseñado que para desarrollar las tareas propias de la Pastoral Vocacional es necesario contar con los contenidos básicos que le dan sentido a sus propuestas. Estamos seguros que para hacer de los Animadores Vocacionales Parroquiales, así como de los coordinadores de monaguillos, los catequistas, los padres de familia, etc. agentes comprometidos que hagan la tarea de sembrar la semilla de la vocación en todos los hombres y mujeres desde temprana edad es necesario que manejen los términos básicos. Es nuestro deseo que quien reflexione en este catecismo el mensaje vocacional descubra la urgente tarea de la Pastoral Vocacional en todos los ámbitos de nuestra arquidiócesis, y se entusiasme por apoyar cada propuesta de reflexión vocacional. Nuestra Iglesia será más dinámica en la medida que cada cristiano plenamente iniciado descubra y viva su vocación específica como Ministro Ordenado, en la Vida Consagrada o como Laico. Atte. Pbro. Pedro Mena Díaz Coordinador Diocesano de la Pastoral Vocacional, 1ª Edición: Julio 12 de 2002 2ª Edición: Noviembre 8 de 2003
Doctrina BÁSICA de la vocación 1.- ¿Qué significa la palabra Vocación? R: Significa “llamado” 2.- ¿Qué es la Vocación? R: Es el llamado que Dios hace mediante un diálogo con el hombre a colaborar en la salvación de todos, en una misión específica. 3.- ¿Quién es la fuente de la vocación? R: La vocación viene de Dios y es un Don, es decir la regala. 4.- ¿A quién se le entrega la vocación? R: La vocación se le entrega a cada persona. 5.- ¿Cuáles son los elementos fundamentales de la vocación? R: Los elementos fundamentales de la vocación son: 1). El llamado, 2). La respuesta, 3). La misión. 6.- Definición de “Llamado” como primer elemento de vocación R: Es la iniciativa que Dios tiene para invitarnos a construir su Reino. 7.- Definición de “Respuesta” cono segundo elemento de vocación R: Es la aceptación del llamado que nos mueve a actuar y debe ser consciente, libre, generosa, alegre y dinámica. 8.- Definición de “Misión” como tercer elemento de vocación
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R: Consiste en colaborar desde una vocación específica en la construcción del Reino de Dios, desarrollando la propia persona y sirviendo a la comunidad, en la propia familia, la escuela, el grupo de amigos, el pueblo, la ciudad, la patria, la Iglesia y el mundo entero. 9.- ¿Qué modelos de vocación podemos encontrar en la Biblia? R: - Moisés: Éxodo 3, 7- 12 - Jeremías: Jer.1, 6-ss. - La Virgen María: Lc.1, 26-38. - Jesús: Hebr.10, S-T Jn.17, 1-21. - Los primeros Apóstoles: Jn.1, 35-46; Mc.3, 13-19
Niveles de la vocación. 1er. NIVEL. “VOCACIÓN HUMANA” 10.- ¿Qué es la Vocación Humana? R: Es el llamado que Dios hace al hombre a existir creándolo a su imagen y semejanza infundiéndole su Espíritu. (Gn.2, 7) 11.- ¿Quién llamó a la existencia las cosas que nos rodean? R: Las llamó Dios Nuestro Señor, creándolas de la nada. 12.- ¿Para qué llamó a la existencia a todas las cosas? R: Para que sirvan al hombre y contribuyan a su realización, cumpliendo el fin para el que fueron creadas. Por ejemplo: los astros dan luz, la tierra produce plantas y árboles, y éstos dan fruto, los animales facilitan el trabajo al hombre, etc. 13. ¿Cómo se distingue el hombre de todos los demás seres creados? R: Se distingue en que es un ser inteligente, libre, responsable, con voluntad y capacidad de amar para formar comunidad, pero sobre todo es el único ser viviente capaz de dialogar con Dios. 14.- ¿Para qué fue creado el hombre? R: Para amar a Dios, transformar al mundo y ser feliz, reproduciendo los rasgos de Cristo en su persona.
2do NIVEL. “VOCACIÓN CRISTIANA” 15.- ¿Qué es la Vocación Cristiana? R: Es el llamado que Dios hace al hombre a través de los sacramentos de la Iniciación Cristiana (Bautismo, Confirmación y Eucaristía), para que crea en Jesucristo y lo siga en la Iglesia. 16.- ¿En dónde debemos vivir nuestra Vocación Cristiana? R: En la Iglesia, la familia, la escuela, el trabajo, el deporte, en la calle y en el mundo entero. 17.- ¿A qué nos llama Jesucristo? R: Nos llama a ser como Él: pensando, orando, sirviendo, perdonando y amando para continuar su misión. 18.- ¿Cuál es la misión de Jesucristo? R: Es hacer presente el Reino para que todos se salven y conozcan a su Padre Dios. 19.- ¿Qué es la Iglesia? R: Es la comunidad de los bautizados que forman un cuerpo cuya cabeza es Cristo, en comunión con el Papa, cabeza visible de la Iglesia. 20.- ¿Para qué ha fundado Jesús la Iglesia? R: Para que al igual que los Apóstoles, continúen la misión de salvar a hombres y mujeres, guiados por el Espíritu Santo a través del Papa, los Obispos, los Sacerdotes y Diáconos.
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21.- ¿Cuál es la misión de la Iglesia? R: La misma de Jesucristo, anunciar la verdad, la justicia y denunciar el pecado; santificar guiar y servir a todos los hombres para lleguen al Reino eterno.
3er. NIVEL. “VOCACIÓN ESPECÍFICA” 22.- ¿Qué es la vocación cristiana específica? R: Es el llamado de Dios, al que el hombre responde a vivir en una misión concreta en la Iglesia. 23.- ¿Cuáles son las vocaciones específicas? a) Vocación Laical. b) Vocación a la Vida Consagrada. c) Vocación al Ministerio Ordenado. 24.- ¿Cuáles son los estados de vida? R: Celibato y Matrimonio 25.- ¿Qué es el Celibato? R: Es el estado de vida, en el que se opta por mantenerse sin casarse como signo de la libertad de Jesucristo, dispuesto siempre para la misión de servir a los demás en medio del mundo, más allá de las fronteras de la propia familia. 26.- ¿Qué es el Matrimonio? R: Es el sacramento, en el que con la gracia que Dios les da; un hombre y una mujer aceptan fundar una familia, que con los hijos que reciban de Él deben fundar una comunidad de vida y amor que de acuerdo con el plan de Dios, alcancen la salvación. A) VOCACIÓN LAICAL 27.- ¿Quiénes son los Laicos? R: Son todos los Cristianos Iniciados, que han respondido al llamado a vivir su compromiso en medio del mundo, para hacer presente el Reino de Dios mediante sus deberes y ocupaciones ordinarias, en el ambiente de la cultura, la política, la ciencia, la educación, etc. 28.- ¿Cuáles son los estados de vida de la Vocación Laical? R: Se puede realizar en el Celibato, en el Matrimonio, en la Viudez. 29.- ¿Cómo pueden vivir los viudos su vocación laical? R: La viudez cuando se vive como “continuidad del Matrimonio” tiene una profunda significación como testimonio de la fe, como una búsqueda esforzada de la santidad personal y ejerce la función a ejemplo de la Virgen María. 30.- ¿Qué se entiende por profesión y por oficio? R: Profesión: El Servicio que se ofrece según una capacitación intelectual recibida y que se garantiza con un título universitario. Oficio: El servicio que se ofrece según las aptitudes adquiridas con la experiencia. 31.- ¿La profesión y el oficio de los laicos qué papel vocacional desempeña? R: Es uno de los lugares privilegiados para vivir la respuesta vocacional laical, pues mediante un trabajo honesto y eficaz contribuyen a que el mundo sea de acuerdo al plan de Dios.
B) VOCACION A LA VIDA CONSAGRADA 32.- ¿Qué es la vocación a la vida consagrada? R: Es el llamado que Dios hace para seguir a Cristo en castidad, pobreza y obediencia, dando testimonio radical en su servicio a la Iglesia.
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33.- ¿Cuáles son los estados de vida de la Vocación Consagrada? R: Hay tres grandes formas: Contemplativa, activa y mixta. 34.- ¿Dónde se forman los que deciden participar de la vida Consagrada? R: En las casas de formación de cada instituto: Postulantado, Noviciado, Juniorado y Formación Permanente. 35.- ¿Qué es un Instituto de vida Consagrada? R: Es una comunidad de personas que buscan imitar algún aspecto de la vida de Cristo, guiados por un fundador, quien recibe del Espíritu Santo un carisma especial, para llenar una necesidad de la Iglesia. 36.- ¿La vocación a la vida Consagrada es solamente para mujeres? R: No, también hay comunidades de religiosos que siguen a Cristo en: Pobreza, Castidad y Obediencia. Ej.: Franciscanos, Jesuitas, Salesianos, Misioneros del Espíritu Santo, Etc. 37.- ¿Cuál es la misión de la vida Consagrada? R: Ser testigos ante el mundo de los valores absolutos del Reino, como anticipación de lo que será el mundo futuro. C) VOCACIÓN AL MINISTERIO ORDENADO 38.- ¿Qué es el Ministerio Ordenado? R: Es un don de Dios, que se recibe por la imposición de las manos del Obispo y la Oración Consecratoria, es decir, por el sacramento del Orden, para colaborar con Cristo en la conducción del pueblo de Dios. 39.- ¿Cuántos grados hay en el Ministerio Ordenado? R: Hay tres: El Episcopado, el Presbiterado y el Diaconado. 40.- ¿Qué hace un Obispo? R: Habiendo recibido en plenitud el sacerdocio de Cristo, sucesor de los Apóstoles, gobierna y dirige en lo espiritual a una Diócesis, a fin que lleguen a formar el pueblo de Dios. 41.- ¿Cuál es la misión del Presbítero? R: Todo Presbítero es colaborador del obispo en el anuncio de la buena nueva, la administración de los sacramentos y en la conducción de la porción del pueblo que le delegue su propio obispo. 42.- ¿Qué hace el Diácono? R: Ante todo sirve en la caridad al Pueblo de Dios, organizando los servicios de ayuda social; además es ministro ordinario del Bautismo, de la distribución de la Eucaristía; asiste el matrimonio; proclama y predica oficialmente la Palabra de Dios, preside la celebración de los difuntos y la oración de la comunidad. 43.- ¿Dónde se forman los Sacerdotes? R: Los que desean ser sacerdotes se forman en el Seminario, cuyas etapas son: 1)- Seminario Menor (Preparatoria.), 2)- Curso Introductorio 3)- Filosofía, 4)- Año de Experiencia Pastoral 5)- Teología 44.- ¿Qué pretende el seminario con la formación que da? R: Formar Pastores a imagen de Jesucristo, buscando que los jóvenes maduren como personas, sean hombres de Dios y crezcan en el espíritu de servicio. 45.- ¿Se casan los Presbíteros? R: NÓ, para que a imitación de Jesucristo, y los apóstoles que no se casaron como san Pablo; puedan dedicarse totalmente al servicio de la Iglesia, en la conducción del pueblo de Dios..
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46.- ¿Existe alguna relación entre las vocaciones específicas? R: Si, ya que la función de cada una de ellas están en relación con las otras dos y con el mundo en el cual están presentes; por tanto se complementan armónicamente como parte de un mismo cuerpo. 47.- En general, ¿Qué se debe hacer para descubrir la vocación? R: Pensar que tu vida tiene un sentido, que solo Dios sabe la dirección correcta, y con esta inquietud preguntarte, ¿Qué quiere Dios de mi?; en necesario hacer mucha oración, buscar conocerte a fondo y pedir asesorías a un sacerdote, en el Centro Diocesano para la Pastoral Vocacional, u otros asesores como son: AVP, Seminaristas, o Religiosos (as) 48.- ¿De qué medios se puede valer un joven para descubrir su vocación? R: l). Apoyo de la familia. 2). Participación en la vida de la parroquia. 3). La asistencia a algún encuentro vocacional. 49.- ¿Qué cualidades se debe tener para la vida consagrada o el Ministerio Ordenado? R: La disponibilidad de ser formados a fin de alcanzar el hábito de estudio, generosidad, lealtad, disponibilidad y capacidad para crear comunidad. 50.- ¿Cuáles son los muchachos que son aceptados en los Seminarios? R: Los que quieren responder al llamado de Dios, con recta intención. Los estudios requeridos: haber terminado la secundaria para el Seminario Menor, y haber terminado la Preparatoria para el Seminario Mayor. 51.- ¿Cuales son los requisitos para ingresar a la Vida Consagrada femenina? R: Haber cumplido los 16 años y terminado la secundaria. 52.- ¿Cuáles son los signos para optar por la Vocación Laical? R: 1.- Tener el deseo de que las cosa del mundo, sean de acuerdo al plan de Dios. 2.- Sentir la necesidad de transformar la sociedad. 3.- Estar disponibles ante las necesidades de los más pobres. 4.- Ver tu profesión u oficio con sentido de servicio a la sociedad. 5.- Involucrarse en la promoción de la dignidad del ser humano. 53.- ¿Dónde se forman los Laicos? R: En un principio se forman con todas las oportunidades que les ofrezcan en la Parroquia, en el catecismo, grupos apostólicos y los cursos de diversos temas. Cuando ha asumido su Vocación Laical, debe prepararse con cursos de Doctrina Social de la Iglesia, Teología para Laicos, formación Bíblica, etc.
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GLOSARIO Valores absolutos: La caridad y todos sus derivados, como la libertad, libertad, amor, justicia etc. Prelatura: Porción del pueblo de Dios, encomendada a una Congregación Religiosa a fin de prepararla para ser Diócesis. Diócesis: Porción del pueblo de Dios encomendada a un Obispo. Arquidiócesis: Diócesis más antigua de una región de Diócesis. AVP: (Animador Vocacional Parroquial) Promotor de las vocaciones específicas en la Parroquia y enlace entre ésta y el Centro Diocesano para la Pastoral Vocacional. Sacramento del orden: Es el Sacramento por el cual una o varias personas son consagradas a Dios como Sacerdotes. Pobreza: Manifiesta que Dios es la gran riqueza del hombre. El despojo total de sí mismo lo orienta a su Creador y le dispone a ser todo de él y poseerle como máximo bien. Castidad: Manifiesta la entrega a Dios con un corazón no dividido, lo que significa un corazón despojado, que se abre sin límites en ser y hacerse hermano de todos para amar a todos. Obediencia: Manifiesta la belleza liberadora de una dependencia filial y no servil a Dios Padre, animada por una fuerte confianza recíproca.
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Diálogos Vocacionales Entre padres e hijos
PRESENTACIÓN:
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El presente anexo: "Diálogos vocacionales entre padres e hijos", tiene como finalidad el de lograr que en los hogares el tema de la vocación sea parte de la vida cotidiana de la familia, Los papás han de tener presente que tanto ellos como sus hijos, al recibir los sacramentos de la Iniciación Cristiana se hicieron miembros de la Iglesia a la que han de servir descubriendo la voluntad de Dios que les llama a vivir una vocación específica ya sea como Ministro Ordenado, como Religioso o como Laico. Los temas que contiene este folleto, fueron desarrollados tomando en cuenta aquellos puntos que son de interés tanto para los padres como para los hijos. Para las familias que no están acostumbradas a dialogar se sugiere que se utilice de acuerdo a los siguientes pasos. 1.- Los papás leen entre ellos un tema de preferencia en el orden en que están puestos. 2.- Se ponen de acuerdo sobre cuatro o cinco puntos que crean son los mas importantes para su situación familiar. 3.- Eligen el día y el momento mas apropiado para abordar con ellos son puntos. Que puede ser cuando platiquen de la escuela. 4.- Cada diálogo debe terminar indicando que hay que buscar la voluntad de Dios. Si la familia está acostumbrada a dialogar cotidianamente, se puede utilizar directamente el folleto y leerlo con los hijos y así propiciar el diálogo. Que la Sagrada Familia interceda por cada una de nuestra familias. Atte. Pbro. Pedro Mena Díaz Coordinador Diocesano de la Pastoral Vocacional Octubre de 2001
CONTENIDO DE LAS REFLEXIONES: I.- Los hijos son una bendición de Dios. II.- Nuestro ambiente actual. III.- No estamos solos. IV.- En busca de uno mismo. V.- La vocación empieza por la casa VI.- ¿Cómo hacer que conozcan su camino?
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VII.- El Sacerdote, ¿quién es? VIII.- El Religioso o Religiosa, ¿quiénes son? IX.- El Laico o Laica, ¿quiénes son?
I. REFLEXIÓN LOS HIJOS: UNA BENDICIÓN DE DIOS Valorar a los hijos como obra de Dios. 1. Diálogo entre los esposos. Cada hijo al nacer hace que nos preguntemos qué camino escogerá cuando sea grande. Todo ser humano tiene una vocación, una invitación que Dios hace por igual a todos sus hijos. Esta vocación es ocupar el lugar que desde toda la eternidad Dios tiene preparado para cada uno. La vocación se realiza en esta vida. Los padres deben ir formando a los hijos en la Fe. Para ello han de prepararse por conocer y estar cerca de cada uno de sus hijos, para ayudarlo a descubrir su vocación e ir fomentando aquello que les serán útiles para lograrlo como: la oración, la reflexión, y el conocimiento de si mismo antes que hagan su elección. Deben los papás respetar la elección de sus hijos, aun que no sea de su grado. Desde luego que se trata de que hagan la voluntad de Dios, que eso es lo que les dará la verdadera felicidad. Para ello que deben ser educados. Ahora preguntémonos: - ¿Qué hemos hecho para que nuestros hijos piensen en su vocación? - ¿Qué podemos hacer para irnos preparando a respetar su vocación? 2. Puntos para dialogar con los hijos: Cuando existe la duda de escoger entre varias opciones recurrimos a la oración para escuchar a Dios a través de las circunstancias de la vida, el conocimiento de uno mismo para saber los motivos que inclinan hacia una vocación o a la otra, es de gran importancia, no solo porque hacer una elección equivocada o por capricho lleva al fracaso, sino porque habrá otras personas a las que vamos a perjudicar al no seguir la autentica vocación. Elegir una vocación teniendo como único motivo, por ejemplo ganar mucho dinero, adquirir prestigio o poder sobre los demás, abandonar pronto el hogar son motivos poco constructivos que llevarán a un desempeño mediocre. Los jóvenes bien formados en la Fe y arraigados en la oración deben convertirse cada vez más en apóstoles de la juventud.
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¿Se han preguntado qué camino escogió Dios para Ti? PARA ORAR EN FAMILIA:
(Jn 20, 21, Mt 27, 19)
II. REFLEXIÓN NUESTRO AMBIENTE ACTUAL Tomar conciencia de la situación actual. 1. Este diálogo puede desarrollarse desde el principio entre los padres y los hijos Ante una época que trata de ignorar el pecado, hacer que nuestros hijos lo consideren como una realidad que nos rodea. Alentarlos con la seguridad de su victoria sobre el pecado. Tener en cuenta que muchas veces se presentan a los jóvenes sólo las sombras del Pueblo de Dios y no sus luces, lo cual provoca grandes desorientaciones. Una mirada al mundo en que vivimos: En apariencia todo están en su lugar y todo luce en un caminar normal: la ciudad, la oficina, la escuela, el mercado, el domingo, el cine, el paseo, el deporte, etc. Y forjando este mundo, están la familia con el niño, el joven y el hombre. Pero si más atentamente ponemos el oído en las instituciones y en el hombre mismo ¡que desilusión!, mucho desorden, insatisfacción, sufrimiento, enemistades, malas voluntades, mediocridades, sombras y tinieblas. El hombre ha hecho muchos esfuerzos para ordenar e iluminar al hombre mismo, a sus cosas y a sus instituciones. Se ha logrado mucho pero todavía hay inmensos huecos por llenar y muchos problemas por resolver: - Frente al mundo de la riqueza y de la civilización está el mundo de los pobres y de los analfabetas. - Hay progresos asombrosos, pero un progreso espiritual aún muy deficiente. -
Muchos avances en la comunicación social externa, pero sin profundidad en las verdaderas relaciones humanas, porque falta la comprensión humana y la verdadera caridad del Evangelio entre persona y persona.
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Junto a la verdad encontramos la mentira. Junto a las leyes, la injusticia, junto a una juventud optimista y recta encontramos grupos de jóvenes desorientados, terriblemente rebeldes.
2. Meditar juntos las siguientes ideas:
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Ante tanta confusión que el mundo actual nos da debemos recordar algunas certezas que nos ayuden a mirar el mundo con esperanza. Por ejemplo. “La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios. Desde su mismo nacimiento el hombres está invitado al diálogo con Dios”. Muchos son sin embargo los que hoy día se desatienden del todo de esta íntima y vital unión con Dios o la niegan. Este rechazo al amor de Dios, es lo que constituye el pecado; pecado de individuos, pecado en muchos miembros del pueblo de Dios. Estas sombras en el pueblo de Dios son las que muchos tratan de resaltar, especialmente en los jóvenes para desorientarlos y apartarlos de Dios y de la Iglesia. Reflexionemos: El pueblo de Dios está llamado a la perfección, pero mientras peregrina hacia la patria, frecuentemente cae en debilidades y pecados que manchan su vida y su historia. Sin embargo este pueblo crece en Cristo y es guiado suavemente por Dios hasta que llegue gozoso a la eterna posesión de la Patria. (Lumen Gentium N. 48) III. REFLEXIÓN NO ESTAMOS SOLOS Tener conciencia de nuestra responsabilidad en la construcción de la comunidad 1. Este diálogo se inicia desde el principio entre los padre e hijos Muchas veces nos sentimos solos en el mundo con nuestros proyectos, esperanzas, temores. Tenemos la impresión de que los otros no nos comprenden especialmente los adultos y sin embargo no somos islas, no estamos solos. Las personas que nos rodean tienen como nosotros proyectos, anhelos, temores, como tú buscan, aman, temen, duda, sería interesante reflexionar sobre nuestro mundo interior y después interrogar a otros y descubrir que ellos también tienen su mundo y al fin descubrir que todos nos movemos por los mismos anhelos y las mismas esperanzas. ¿Cuáles son tus más grandes deseos? ¿Cuáles piensas que han sido tus más grandes fracasos? ¿Qué te ha causado más alegría durante tu vida? ¿Qué problemas te inquietan más? ¿Conoces tú algunos de tu edad que se sientan solos? ¿Por qué será? 2. Reflexionemos: (Gen 5,18): “Dijo luego Yahvé: No es bueno que el hombre esté solo.
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El hombre puede estar rodeado de seres vivos y sin embargo cuando no está con otro hombre se encuentra incompleto, no ha nadie que sienta cómo él, que tenga las mismas preocupaciones y alegrías. La persona es sociable por naturaleza, la relación con los demás es una necesidad. La primera relación es con la familia, después la escuela, el trabajo, el ambiente social. COMPROMISO: Practicar el amor y la caridad para relacionarnos bien con las personas. Caridad en la familia para vivir en paz. Caridad con los amigos, vecinos, compañeros de trabajo, en el apostolado y habrá armonía. Practicar lo siguiente: No criticar, no condenar, aprender a escuchar, no quejarse, dar opiniones justas, tratar con amabilidad a los demás.
IV. REFLEXIÓN EN BUSCA DE UNO MISMO Yo quiero servir, ser consciente de mis valores, mis cualidades, mis capacidades. 1.- Este diálogo se inicia desde el principio entre los padres y los hijos. -El padre o la madre les dice a los hijos: ¿Alguna vez han escuchado algo como esto?: ¡Detente un momento! Haz un alto en tu camino. Piensa un instante en ti mismo. Aleja de ti el ruido y en el silencio respóndete: ¿Quién soy yo?, ¿Qué valores tengo?, ¿Qué es lo más valioso de mí? - Se les pregunta que pensamientos les sugiere esta idea. (Se deja un momento para que respondan). 2.- Comentario: La época acelerada que nos ha tocado vivir nos impide descubrir toda la riqueza que como seres humanos poseemos, como son los valores espirituales que hemos recibido de Dios. El mundo con el avance de la técnica, nos ha atrapado en el consumismo, y nos ha hecho creer que una persona vale por lo que logra acumular; lo cual no significa que no haya que tener lo necesario para tener una vida digna; pero lo que hace verdaderamente valioso al hombre es descubrir los dones, cualidades, valores que le han sido dados y ponerlos al servicio de los demás. Es importante destacar que si todo lo hemos recibido; es Dios mismo, quien nos lo ha dado, por eso tendemos por propia naturaleza a buscarlo, y al encontrarlo desear permanecer en Él. Cuando somos consientes de esto; nace la inquietud de preguntarnos ¿cómo permanecer en Él? Esto es ya una pregunta vocacional, esto ya nos debe mover a iniciar una búsqueda de donde, como poner en práctica lo que hemos recibido; es decir debe iniciar la búsqueda de la vocación. 3. Reflexionar: Lc. 8,13 “Las semillas que caen sobre piedra son los que, cuando oyen la
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Palabra, la reciben con alegría; pero no tienen raíces, creen por algún tiempo y cuando viene la tentación sucumben”. + Que relación encontramos entre lo que hemos reflexionado y este texto. 4. Compromiso: Desde ahora tratar de animarnos con palabras y actitudes a poner en práctica nuestras cualidades.
V. REFLEXIÓN LA VOCACIÓN EMPIEZA POR LA CASA Para servir es necesario ser generoso, tener capacidad de amar, de darse a los demás, empezando en la propia familia. 1. diálogo entre los esposos. Iniciar pensando en aquel canto muy conocido: Amar es entregarse... Preguntarse: ¿Qué es la vocación?, especialmente generoso?
¿Quién tiene vocación?, ¿alguno de nuestros hijos es
Habrá papás, que antes de irse a descansar, miran a sus hijos que ya duermen; y en ese momento se preguntan: ¿qué será de ellos? Queriendo decir ¿cuál será la voluntad de Dios sobre ellos? ¿Cuál es su vocación? Los padres que caminan en la fe oran cada día por sus hijos para que se realice en ellos la voluntad de Dios. Saben por experiencia que Dios es Amor y quiere la felicidad de sus hijos con una ternura y una felicidad que supera infinitamente aún el afecto de un padre y una madre. Los creyentes saben que en su voluntad se encuentra nuestra paz y después de haber orado según la enseñanza de Jesús también los padres pueden irse a descansar con una serena confianza y quizás soñando en un mundo que no verán pero que seguirá siendo amado y cuidado por Dios. Pensemos en nuestros hijos. ¿Creemos que Dios tiene un plan para cada uno de ellos? ¿Le hemos preguntado a Dios qué quiere de ellos? ¿Te parece importante que los hijos descubran su vocación? Como padre de familia, ¿Cómo podemos ayudarle al hijo para que conozca el plan de Dios? ¿Cuál sería la reacción si uno de los hijos si comentara su inquietud por la vida religiosa o su deseo de ingresar al seminario? 2. Comentar con los hijos la siguiente reflexión:
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“Vean a esa joven de 19 años... Sale por primera vez después de que Dios le ha hecho la gracia de ser madre. Lleva en los brazos a su primer Hijo... Ese hijo que ya ha ofrecido tantas veces a María antes de que naciera, para que fuera todo suyo... Ese hijo para quien ha pedido la gracia del sacerdocio muchos meses antes de que viera la luz del día... El niño duerme en el corazón de su madre, sobre ese corazón que tantas veces lo ha ofrecido a Dios... atraviesa el pequeño pueblo y va a prisa a la Iglesia parroquial, sin duda desierta a la hora escogida por ella. Tiene un gran proyecto: va a pedir a Jesús que este niño sea un día sacerdote, pero sacerdote de María. Véanla en la Iglesia. Se arrodilla un instante ante el altar mayor y adora. Luego se dirige ante el altar de la santísima Virgen. Se atreve a depositar a su hijo sobre aquel pequeño altar que ella, como hija de María, ha adorado tantas veces. Y postrada, con la frente en el polvo, pide para su hijo lo que tantas veces ya ha pedido antes de que naciera: “Oh María, mi buena madre, yo te entrego este hijo para siempre. Desde hoy ya no es mío, recíbelo como tuyo. Alcánzale la vocación sacerdotal. Que sea un santo sacerdote y que gane almas para Jesús. Voy a tomarlo otra vez y a llevármelo conmigo para cuidarlo, pero ya no es mío. Lo cuidaré y educaré para ti, para tu divino hijo. Tú lo verás como enteramente tuyo y le alcanzarás todas las gracias que necesite en su ministerio”. Un día mi madre me contó lo que acabo de escribir. Después mil veces he dado gracias a Dios por esta primera visita de la madre y el hijo. La santísima Virgen correspondió a la confianza de madre...” Félix de Jesús Rougier, fundador de los Misioneros del Espíritu Santo (Recuerdo 1930). 3. Preguntarle a los hijos que opinan de esta historia. 4. Al final del diálogo decirle a los hijos que ellos como papás están dispuestos a respetar la voluntad de Dios sobre ellos, si Dios llama a alguno al sacerdocio ellos como papás no se opondrán. 5. Terminar leyendo la oración a la Sagrada Familia que se encuentra en la última página.
VI. REFLEXIÓN ¿CÓMO HACER QUE CONOZCAN SU CAMINO? La entrega se realiza en una vocación específica. 1. Este tema se sugiere que los padres lo hayan estudiado muy bien antes de dialogar con los hijos. Posteriormente al momento del diálogo se va leyendo parte por parte y se van haciendo comentarios. Se sugiere recordar el canto: “Pescador de hombres” preguntarse:
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¿Qué personajes interactúan?, ¿Cuál es el mensaje del canto? LA MEJOR VOCACIÓN La vocación es ¡una llamada! ¡Una buena noticia! En los evangelios, vemos a Cristo dirigiendo su llamada a sus primeros discípulos. Fue una llamada muy sencilla y comprometedora. Muy sencilla por usar frases cortísimas: “Sígueme... "“ven y sígueme...” “vengan tras de mí...” “vengan y verán...” Muy comprometedora por esperar una respuesta total a su llamada, algo así como: “ se levantó y lo siguió” , “ Dejando las redes lo siguieron” , “Se quedaron con el...” La vocación es una invitación personal a realizar el proyecto de Dios, dentro del cual el hombre encuentra su plenitud y su felicidad. Dios tiene una buena noticia que comunicar, por eso no deja de llamarnos. No se cansa de llamar y esperar una respuesta. Dios nos invita a vivir un proyecto específico siguiendo un proceso veamos: 1ª llamada: Vocación a la vida. Mi respuesta: Nacer y valorar la propia vida y la de los demás. ¡Estamos vivos! Podemos pensar, gozar, sentir. Es regalo y es tarea, es llamada a construirla. 2ª llamada: Vocación a la fe cristiana. Jesús nos llama a estar con él para compartirnos sus anhelos, sus sentimientos, su sueño porque vivamos todos como hijos y hermanos según el proyecto del padre, y nos envía a ser portadores también de esta buena noticia (Mc 3, 13-19). Mi respuesta: Ser bautizado y vivir como hijo de Dios, como ungido por su Espíritu y como seguidor de Cristo incorporado a su Iglesia, para construir su Reino en el mundo. 3ª llamada: Vocación Cristiana específica. Si bien todos somos llamados a la vida y a realizar su proyecto de Reino, cada quien está invitado a realizarla de diferente manera; desde lo que a cada uno nos ha regalado. Mi respuesta: Opción de vida como Laico (célibe o casado), como Religioso(a) o como Ministro Ordenado (sacerdote o Diácono). Hoy Dios continúa llamando por medio de la Sagrada escritura, a través de la enseñanza de la Iglesia, en la oración, en los acontecimientos personales, sociales o familiares, en los signos de los tiempos, en el necesitado, es decir, en lo cotidiano de la vida: en una palabra de alguien, en la situación en que viven los que me rodean, en las capacidades, gustos y anhelos que experimento. Necesitamos aprender a escuchar, para responder al llamado personal que Dios nos hace. ¡EN DEFINITIVA LA MEJOR VOCACIÓN ES LA DE CADA UNO! LO QUE NO PUEDE FALTAR La vocación no es un ofrecimiento más o menos generoso. No es tener buena voluntad. “No es querer”. La vocación es ante todo un llamado de Dios, la iniciativa sólo puede venir de Dios. A nosotros nos toca responder y a la Iglesia confirmar. Para descubrirlo, exige un clima de intimidad y una entrega generosa a los demás. Lo que no puede faltar es una
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verdadera amistad con Dios y un sentido de servicio, sin esto de nada sirven las palabras más poéticas y los propósitos más generosos. VOCACIÓN NO ES PROFESIÓN PROFESIÓN La elijo, depende de mi gusto, según mis aptitudes y capacidades personales, se ejerce, es oficio, es temporal (trabajo unas horas, tengo días de descanso, de vacaciones, me puedo jubilar...), se me retribuye con un sueldo. VOCACIÓN Soy elegido, la da Dios, se vive, es servicio, es para siempre, no puedo renunciar a mi vocación específica, no hay jubilación, la recompensa es la realización de la propia vocación que nos hace crecer y nos llena de plenitud. La profesión forma parte de la vocación. De tal manera que si un profesionista se jubila o queda impedido de realizar su profesión no se dice que se le acabó su vocación sino solamente su oficio. Aún más, muchos carecen de una profesión pero nunca de una vocación y una misión en la vida. 2. COMPROMISO: Proponerse hacer oración juntos al menos un día a la semana de acuerdo al manual: “MI Oración por las Vocaciones”. VII. REFLEXIÓN EL SACERDOTE, ¿QUÍEN ES? Meta conocer la vocación de sacerdotes y la dificultad para pensar en esa probabilidad, 1. Este diálogo requiere que los padres lo hayan estudiado antes de dialogarlo con los hijos. + ¿Quién es el sacerdote? Un especialista en el amor de Dios, Como lo deben ser todos los Cristianos. Es un amigo de Dios, un hombre que se entrega al servicio de los demás con Amor verdadero. No es especial, Piensa en el cuerpo humano los ojos tienen una función especial, y las manos y las mejillas y los pies. Pero nadie los llama especiales porque forman un todo. No es espacial pues no es un ser de otra galaxia. Aunque Cristo lo consagró, lo separó del mundo, sigue siendo hombre de carne y hueso como todos. La carta a los Hebreos, afirma “es un hombre tomado entre los hombre”. Con San Pablo, los sacerdotes y religiosos(as) siguen diciendo:”Hermanos, fíjense a quiénes llamó Dios, Somos pocos los que pasamos por cultos o venimos de familias famosas. Dios ha elegido a la gente común y corriente”. El sacerdote es el hombre de Dios, es el ministro del Señor; Puede realizar actos que trascienden la eficacia natural, porque obra “en la persona de Cristo”; a través suyo pasa
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una virtud superior, de la cual él, humilde y glorioso, es en determinados momentos válido; es cauce del Espíritu Santo. Entre él y el mundo divino existe una relación única, una delegación y una confianza divina. Sin embargo, este don no lo recibe el sacerdote para sí sino para los demás: la dimensión sagrada está totalmente ordenada a la dimensión apostólica, es decir, a la misión y al misterio sacerdotal...El sacerdote, es el hombre de la comunidad... El servicio que realiza es el de la conducción, la de guiar al pueblo, la de convocarlo para que se vaya configurando como un solo rebaño, la cita bíblica que inspira esta misión es la de Juan capítulo 10, la parábola del Buen Pastor. La necesidad que experimenta la sociedad de unidad justifica ampliamente la existencia del sacerdocio. El mundo lo necesita. La Iglesia lo necesita para cumplir la misión encomendada por el Buen Pastor Jesucristo: “Que todos sean uno Padre como tu y yo somos uno, para que el mundo crea” (Jn 10,23). ¿Qué personas no tienen necesidad de este anuncio cristiano?, ¿De la fe y de la gracia y alguien que se dedique con desinterés y con amor? El sacerdote es de por sí, la señal del amor de Cristo hacia la humanidad y el testimonio de la medida total con que la iglesia trata de realizar ese amor que llega hasta la cruz. De la conciencia viva de su vocación y de su consagración como instrumento de Cristo para el servicio de los hombres, nace en el sacerdote la conciencia de otra dimensión: la místico-ascética que define su persona (necesidad de que el sacerdote tenga vida interior, para que su actividad dé máximo rendimiento y tenga la fuerza necesaria en el cumplimiento de sus graves deberes). 2. Reflexionar: ¿Qué entendí de esta lectura?, ¿En qué se ocupa el sacerdote? ¿Qué idea tenemos de la misión del sacerdote? ¿Cómo promuevo las vocaciones de vida sacerdotal entre los jóvenes que conozco (hijos, nietos, sobrinos, vecinos etc.)? 3. Compromiso: Hacer regularmente la Oración por los Sacerdotes, especialmente por el párroco, o algún sacerdote conocido, por el Señor Obispo. Proponer a los hijos que hagan alguna de las oraciones por la propia vocación que se encuentran en las páginas de la 32 a 35, del manual: “Mi Oración por las Vocaciones”.
VIII. REFLEXIÓN
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El RELIGIOSO O RELIGIOSA, ¿QUIENES SON? 1. Los padres de familia proceden del mismo modo que en el diálogo anterior. Los Religiosos o la Vida Consagrada- (aquí utilizamos ambas expresiones como sinónimas) han dado una respuesta particular y radical a la llamada de Dios. Entregados totalmente a Él, con su opción y con su vida, los religiosos y religiosas levantan muy en alto la bandera del <>, como Teresa de Jesús, para que los demás discípulos no olvidemos lo esencial: amar a Dios sobre las cosas. (Ese amor a Dios, también lo expresan las otras vocaciones cristianas, como el Laicado o o el Ministerio Ordenado, pero de una manera distinta). Su compromiso con Dios se hace visible en los consejos evangélicos y la vida en una comunidad de hermanos o hermanas. Es decir, abandonan públicamente todas aquellas seguridades que parecen tan indispensables a la gente normal: el dinero la posición social, el compañero o la compañera en el matrimonio, la cultura, los cargos o el poder, ya que éstas no constituyen la verdadera vocación de todo hombre. Así se convierten en seguidores más libres de Jesucristo y hacen más visibles a todos los fieles los valores del Reino La consagración de los religiosos y las religiosas es una opción que se manifiesta en el radicalismo del don de sí mismo por amor a Jesús y, en él, a cada miembro de la familia humana. La vida consagrada imita más de cerca y hace presente continuamente en la Iglesia la forma de vida que el mismo Jesús abrazó y propuso a los discípulos que lo seguían. La vida religiosa, en el corazón de la Iglesia, "es un memorial viviente del modo de existir y de actuar de Jesús como verbo encarnado ante el Padre y ante los hermanos" A través de la historia ha habido gran variedad y riqueza de órdenes, o congregaciones, instituciones y movimientos, que respondían a una línea de espiritualidad y a impulsos apostólicos diversos, según el contexto de cada época o de cada país. Hoy en día también y, quizá, aún más que antes. Tanta variedad de opciones semejantes a veces puede desconcertar. Por ello, más que los diversos tipos de instituciones religiosas, hay que conocer lo que la Iglesia considera esencial y propio de la vida consagrada. La vida consagrada proporciona una gran libertad y disponibilidad en el servicio de Dios y de los hermanos. <> (Vaticano II: PC 6). A grandes rasgos, y con una pincelada rápida, la hallamos muy viva en la vocación monástica y contemplativa, definida como la escuela del servicio divino, donde se armoniza oración y trabajo y nada se antepone al amor de Cristo. También la hallaremos en la vida religiosa, en las que tantas órdenes y congregaciones, masculinas o femeninas, se dedican a la actividad apostólica y misionera y a múltiples obras de caridad y solidaridad con los más pobres. Y, también en nuestra época, el Espíritu ha suscitado
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nuevas formas de vida consagrada, aprobadas por la Iglesia, como los Institutos seculares, cuyos miembros viven la consagración a Dios en medio del mundo, con la práctica de los consejos evangélicos, realizando una síntesis; y proponen inyectar la fuerza de las Bienaventuranzas dentro del mundo para transformarlo. 2. Reflexionar: la siguiente cita: Rom 12 1-5 y preguntarse qué elementos encontramos en esta cita relacionados con el tema. 3. Compromiso: Hacer una oración por algún o alguna persona que esté viviendo su vocación específica como en la Vida Consagrada.
IX. REFLEXIÓN EL LAICO O LAICA, ¿QUIENES SON? 1. En este tema se procede del mismo modo, que en los anteriores. Los laicos son los cristianos metidos en el mundo. Incorporados a Cristo por el bautismo y formando el pueblo de Dios, realizan la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo Plenamente miembros de la Iglesia, los cristianos laicos tienen la misma dignidad que los pastores y los religiosos, la misma vocación a la santidad y la misma misión de extender el Evangelio, aunque no la misma función. Su vocación propia es la de buscar el Reino de Dios, ocupándose de las realidades temporales y ordenándolas según Dios De acuerdo con dicha peculiaridad -la secularidad- los laicos realizan la vocación de cristianos en medio del mundo y de la vida normal con la profesión u oficio ejercido con criterios de honradez y de servicio. Situados en el corazón de la vida social, actúan como la levadura que fermenta toda la masa. Así mantienen en medio de la sociedad de hoy los criterios y las actitudes del Evangelio, con su testimonio (compromiso) y sus palabras (explicaciones). Además de participar en la evangelización, ayuda a que el progreso no sea meramente técnico y material, sino que esté al servicio de las personas y especialmente de las más necesitadas (eso es lo que significa <>). Es fácil entender el peso que tiene la actividad de un laico cristiano -hombre o mujer- con su presencia en el mundo de la salud o de la enseñanza, en los medios de comunicación social o del ocio, en la actividad sindical o política, en el mundo rural o en las grandes ciudades... desde su vocación propia de inyectar en todos esos ambientes los valores del Evangelio. La misión de los cristianos laicos se considera indispensable para el mundo y para la misma Iglesia. Así ha sido proclamado sobre todo a partir de los documentos del Vaticano II (1964) y especialmente en la exhortación postsinodal Christifideles laici de Juan Pablo II (1988).
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El mismo Concilio había ya expresado con firmeza lo necesario que son las vocaciones de laicos para la Iglesia: La Iglesia no está verdaderamente fundada, ni vive plenamente, ni es un signo perfecto de Cristo entre los hombres, mientras no exista y trabaje con los pastores un laicado propiamente dicho. Porque el Evangelio no puede quedar profundamente grabado en las mentes, la vida y el trabajo de un pueblo sin la presencia activa de los laicos El documento “La Iglesia en América”, resalta que en primer lugar los laicos viven su vocación de acuerdo a lo dicho arriba. Y en segundo lugar como muchos cristianos laicos lo hacen agrupados en movimientos apostólicos, con una organización y un método propios, lo que da fuerza a su vocación específica y a su actividad. Pueden vivir su vocación en uno de los dos estados de vida que son el matrimonio y el celibato. Es importante destacar entonces que el matrimonio no es una vocación específica como muchas veces lo hemos creído sino un estado de vida, en el que se asienta una vocación específica. El celibato es el estado de vida por el que una persona opta para permanecer sin el matrimonio, para estar más libre para vivir su vocación específica; así por ejemplo un médico que ha descubierto que Dios le llama para ser laico, puede descubrir que Dios le pide que a través de su profesión viva su vocación específica y para una mayor disponibilidad opte por permanecer sin el estado de vida matrimonial. 2. Reflexionar: Esta frase se dijo en los primeros siglos: “Los cristianos son para el mundo lo que el alma al cuerpo”. + Qué relación tiene esta frase con el tema anterior. 3. Compromiso: Platicar cuando se vaya a elegir carrera, cual es la diferencia entre profesión y vocación específica. + preguntarse cómo va a servir la profesión para vivir la propia vocación. + Si sienten inclinación por el matrimonio, promover que es un estado de vida, al que es necesario difundir como una base para la vocación específica, especialmente del laico. “Oración a la Sagrada Familia” ¡Oh, Sagrada Familia de Nazaret!, comunidad de amor de Jesús, María y José, modelo e ideal de toda familia cristiana, a ti confiamos nuestras familias. Abre el corazón de cada hogar a la fe, a la acogida de la palabra de Dios, al testimonio cristiano, para que llegue a ser manantial de nuevas y santas vocaciones. Dispón el corazón de los padres para que, con caridad solícita, atención prudente y piedad amorosa, sean para sus hijos guías seguros hacia los bienes espirituales y eternos. Suscita en el alma de los hijos una conciencia recta y una voluntad libre, para que, creciendo en sabiduría, edad y gracia, acojan generosamente el don de la vocación divina. Sagrada Familia de Nazaret, haz que todos nosotros, contemplando e imitando la oración asidua, la obediencia generosa, la pobreza digna y la pureza virginal vividas en ti, nos dispongamos a cumplir la voluntad de Dios,
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y a acompañar con prudente delicadeza a cuantos de entre nosotros sean llamados a seguir más de cerca al Señor Jesús, que por nosotros “se entregó a sí mismo” Amen.