OSP DEPRESIVA La característica central de esta OSP es una respuesta en forma de desamparo y desesperanza, pues el sujeto construye los eventos en términos de pérdidas y desilusiones. Los patrones disfuncionales de vinculación son elaborados todos con un sentido de pérdida que es igualada al cómo fue la relación vincular con sus padres, se elaboran entonces mediantes las diferentes clases en las que puede ocurrir el vínculo, en forma separa uno de ellos o en combinación con las otras.
PATRONES DISFUNCIONALES DE VINCULACIÓN
1.- PERDIDA DE UNO DE LOS PADRES DURANTE LA INFANCIA, hay alta probabilidad que en los individuos depresivos hayan experimentado la muerte de un padre antes o durante la adolescencia, 47% de mujeres que perdieron a sus madres antes de los 11 años sufrieron depresión lo que en datos estadísticos es alta. La pérdida puede ser también una separación separación prolongada de uno de los padres esto por temas de trabajo o divorcio, cabe indicar que no todo niño que vive un abandono desarrolla una depresión, la separación que también puede ser física puede ser debido a un padre que quiera controlar al hijo amenazándolo con quitarle el amor o abandonarlo, y si a esto se le suma la separación física por un periodo de tiempo es probable que el niño lo experimente como pérdida provocada por él mismo, por eso es necesario siempre considerar la calidad de la relación pues también influye en el niño. 2.- LA EXPERIENCIA DE NO HABER LOGRADO NUNCA, A TRAVÉS DE LAS ETAPAS DE MADURACIÓN, UN VÍNCULO EMOCIONAL SEGURO Y ESTABLE, A PESAR DE LOS CONTINUOS ESFUERZOS EN ESA DIRECCIÓN, cuando los padres no son efusivos, sino distantes y atribuyen mayor importancia al éxito personal y al prestigio, hay además expectativas expectativas de alto rendimiento, junto con la falta de apoyo emocional que se requiere para el logro logro de un sentido de auto-competencia auto-competencia adecuada, se desarrollan así “patrones vinculares desprovistos de afecto” y se encuentran en individuos con tendencia a la depresión. 3.- LA INVERSIÓN DE LA RELACIÓN PADRE-HIJO, EN QUE EL NIÑO ES HECHO RESPONSALE POR EL CUIDADO DE UN PADRE, frecuentemente uno de los padres fuerza al niño a cuidarlo, acusándolo de ser poco cariñoso, incompetente, e inadecuado, este es un patrón de control por falta de amor que obliga al niño a conformase a la reglas estrictamente establecidas por medio de una actitud distante, rechazante y constante, más que a amenazas de abandono. En estos casos la estructuración de un sentido de pérdida y soledad personal está mucho más conectada con un sentido de ser poco querible y poco valioso.
DESARROLLO DE LA IDENTIDAD Las experiencias de pérdida, basadas en las muertes reales o separaciones o por modelos carentes de afecto, parecen estar en el corazón mismo del desarrollo de la situación cognitiva del niño, la calidad y la intensidad del sentimiento influye profundamente en el patrón de desarrollo de la auto-percepción y el auto-reconocimiento. El duelo y el luto dan dan una base clara a la noción de una interdependencia interdependencia reciproca entre la percepción de perdida y sentimientos de tristeza y desamparo, la perdida entonces es mas adaptativa para sostener sentimientos que permiten su sobrevivencia y adaptación. Aparece así la RABIA como un componente relevante, pues representa el instrumento organísmico mas efectivo y económico para prevenir que la pena y la desesperanza se vuelvan desadaptativos, es como si la lucha por sobrevivir sin un vínculo preferencial se hubiera vuelto una habilidad efectiva para enfrentarse con una realidad adversa. Lo central de la experiencia experiencia de pérdida durante la temprana infancia se reflejara en la diferenciación selectiva, cuando al final de los años preescolares cuando los conjuntos de esquemas básicos estén suficientemente diferenciados, amplificados para fomentar una conceptualización puede ser ordenado en circuitos oscilante entre polaridades emocionales de tristeza y rabia.
Los conjuntos tempranos de moldes sobre pérdida se formalizan y proveen al niño un sentido estable de si mismo igual él cree que las perdidas en parte son responsabilidad de él, se cree poco querible incapaz de suscitar en otros sentimientos y actitudes positivas como para mantener una relación segura, la experiencia de soledad lo hace tener que confiar só lo en el mismo, aparece la autoconfianza compulsiva. La oscilación entre tristeza y rabia aporta un contexto de fronteras interdependientes limitantes sin locus único de control (locus: es la emoción de una persona que determina y controla el rumbo de su vida, es como es sujeto percibe el origen de eventos conductas ), es como si la realidad sólo pudiera ser comprendida a través de una serie de rechazos alterantes y reacciones reacciones agresivas. Con el desarrollo y crecimiento cognitivo es capaz de buscar cada vez mas estados emocionales intermedios por lo que puede mantener una proximidad proximidad más aceptable con los demás. Se experimenta un modelo de control descentralizado en que la anticipación continua de pérdida y fracasos son experimentadas por el niño como una forma efectiva de reducir la intensidad emocional de pérdida y fracaso, percibida como cierta e inevitable, por lo general los niños desamparados subestiman el n° de éxitos y sobreestiman el fracaso, sus éxitos no son indicativos de habilidad.
ASPECTOS ORGANIZACIONALES LA RESOLUCIÓN ADOLESCENTE, en la etapa de maduración el sujeto se constituye por medio de la anticipación concreta de perdidas y fracasos, en la adolescencia se produce de forma articulada e inclusiva para ordenar la realidad, el problema fundamental en la resolución sadolescente de una vía evolutiva depresiva es alcanzar un equilibrio entre dos percepciones oponentes y contradictorias de sí mismo que ahora son accesibles, cuando emergen habilidades cognitivas promueven en el sujeto un sentido de sí mismo como un actor que impone activamente su orden propio de la realidad, por otra parte la sensación de aislamiento y falta de control sobre los resultados induce un sentido de pasividad y desamparo que anulan el tener un rol más activo. La única forma de alcanzar el equilibrio es que uno atribuya la falta de control sobre la experiencia a la percepción de un rasgo interno, es decir descentra la incontrolabilidad de la evaluación negativa inmediata inmediata de la realidad típica típica de la niñez y recentrarlo en algún aspecto percibido como negativo de sí mismo. El sentido de pasividad que surge de la percepción de soledad y aislamiento de uno mismo puede ser pareado con un sentido paralelo de actividad que deriva de la lucha contra la propia negatividad en el esfuerzo por sobreponerse a ésta, el sentimiento de ser poco querible se ha vuelto más diferenciado en una actitud de autoconfianza compulsiva El estilo depresivo tiende a hacer atribuciones internar como falta de esfuerzo y habilidades y los no depresivos tienden a hacer atribuciones externas (suerte).
COHERENSIA SISTEMICA En la perspectiva sistémica la escenas de pérdidas se hacen evidentes tan pronto como consideremos el rol central que la experiencia de soledad juega en el desarrollo y organización de una OSP, sin embargo durante la niñez el aislamiento y la soledad fueron habilidades concretas e inmediatas que sirvieron para reducir la percepción de incontrolabilidad anticipando fracasos y rechazos, en la adolescencia y juventud se integran en una actitud más compleja una actitud de compulsiva autosuficiencia que está dirigido a mantener la propia imagen que se ha seleccionado dentro de los niveles aceptables de auto estima. El hecho que la realidad misma se vuelva más significativa y se vaya ordenando cada vez más en experiencia personal sólo si se parea continuamente con el experienciar tácito de perdida representa el patrón de cierre organizacional que subyace la coherencia sistémica de una OSP depresiva. En individuos con tendencia a la depresión no debiera ser considerada como una característica anormal y patológica, por el contrario, pareciera como si una estrategia conocedora autónoma y creativa cuya generatividad y producción novedosa estuvieran basadas en una construcción activa activa de un sentido de inaccesibilidad de la realidad. Esto explica porqué, cuando ciertas metas son logradas inesperadamente, su positividad abruptamente se cambia a la negatividad. Es como si estas metas también debieran necesariamente transformarse en cosas de poco valor porque pertenecen a una persona de poco valor. Como hubiera dicho Groucho Marx, si un club te aceptara como uno de sus miembros, entonces el club ha fallado en reconocer que hay algo malo en tí, (y por tanto prueba que es estúpido), o lo ha reconocido, pero no le importa (y por lo tanto muestra la calidad de miembros que tiene).
LA DINÁMICA DE LA DISFUNCIÓN COGNITIVA Diferentes eventos de pérdida o desilusiones activan un desequilibrio en los individuos propensos a la depresión 1. Separación o amenaza de ella; 2. Una revelación desagradable respecto a alguien cercano que obliga a una revalorización de la persona y de la relación...; 3. Una enfermedad mortal de alguien cercano...; 4. Una gran pérdida material o decepción o amenaza de ella 5. Un cambio forzado de residencia o la amenaza de ello, y finalmente 6. Un grupo misceláneo de crisis que involucren algunos elementos de pérdida tales como que se lo haga sentir superfluo en un trabajo que se ha tenido por un tiempo, u obtener una separación legal.
Un desequilibrio puede activar una depresión clínica cuando la elaboración tácita de la experiencia en curso, significados relacionados con la pérdida que no pueden ser asimilados adecuadamente pen los modelos conscientes de si mismo se vuelven disponibles. El individuo a pesar de tener la desafiante posibilidad de articular su experiencia personal concreta de perdida y soledad hacia una dimensión más abstracta, insiste en ver la perdida y la soledad como un resultado incontrolable de su percepción negativa de sí mismo. Un OSP depresivo desequilibrado exhibe, por regla, patrones de disfunción cognitiva caracterizados por reacciones de desamparo más o menos intensas. Sin embargo, ya que la desesperanza es una emoción compleja común en todo ser humano por su importancia para la sobrevivencia y la adaptación, se hace necesario hacer una distinción clínica entre el desamparo típico exhibido por un individuo propenso a la depresión y la que se puede reconocer como como respuesta común a la adversidad en cualquier OSP. La reacción de desvalidez generalizada generalmente se combina con una disminución marcada de la tasa de actividad, la que algunas veces puede reducirse a un estado de inercia e inamovilidad total. Intereses y actividad reducida se deben considerar como una expresión directa, en el nivel cognitivo-conductual, de la desvalidez actual experimentada exp erimentada y, por lo tanto, varía acordemente. El modo de enfrentarse a la experiencia presente aún está permeada por la actitud del individuo hacia la realidad; se necesita luchar con fuerza para confrontar la dureza de la vida. La discrepancia entre los propios sentimientos desafiantes sobre la pérdida y los modelos conscientes seleccionados de sí mismo y el mundo, generalmente está marcada por un interjuego entre procesos simultáneos y competitivos, los que se pueden delinear como sigue: 1. En un nivel consciente explícito, los intentos del sujeto por por mantener la autoimagen usual se expresa principalmente a través de la elaboración de teorías que sostienen una visión negativa de sí mismo, el mundo y el futuro. Esta visión negativa generalmente se aplica al dominio personal del individuo, a aquellos aspectos del yo y el mundo que fueron significativos y valorados antes de que sobreviniera la depresión, en casos más serios viene junto con creencias más o menos elaboradas de estar sufriendo una enfermedad mental y pueden ser consideradas como distractoras así el sujeto dirige su atención para no seguir procesando sentimientos desafiantes que se enfoquen sobre su percepción de desdicha. 2. Un nivel tácito, la activación activación de sentimientos desafiantes sobre pérdida, con la imposibilidad de una construcción cognitiva más adecuada y comprensiva, se tenderá a manifestar a través de explosiones en las que el desamparo y la rabia están continuamente entremezclados. Lo que es más, a causa del bajo control cognitivo, el patrón cognitivo que acompaña el interjuego oscilante entre desamparo y rabia tenderán a realizarse directamente a través de una continua alternancia de inercia y conductas auto-destructivas. Una disfunción cognitiva depresiva tiende a desvanecerse espontáneamente con el paso del tiempo, como lo viene demostrando hace mucho la observación clínica. Incluso individuos que no han alcanzado una integración aceptable de los sentimientos desafiantes encuentran usualmente que se puede recuperar un control relativo sobre la mayoría de los eventos en curso tan pronto como ha pasado el evento estresante de la vida. En tales instancias, la OSP depresiva se reajusta a sí misma en la forma más adaptativa. Estos casos, sin embargo, están situados en un margen de equilibrio muy estrecho que, consecuentemente, es mucho más proclive a hacerse inestable cuando quiera que es confrontado con pérdidas o desilusiones mínimas.