POEMAS CON METAFORA EL JARDÍN SECO (CRISTIAN GRAMAJO) Veintinueve de noviembre de dos mil trece, Como olvidar aquel viernes desolado, Desde el cual mi jardín ya no florece, Al arrancar las dos rosas que mas he amado.
Se ha secado toda mi alma desde aquel día, Por más que trato de sembrar una nueva flor, Se muere, no crece y ya no existe alegría, Agoniza mi alma y solo florece el dolor.
La única lluvia que riega aquel jardín, Es cada lágrima que sale de mi corazón, El único sol que alumbra y calienta sin fin, Es el recuerdo tuyo al cambio de estación.
El jardín de los sueños se marchita de dolor, Las rosas con sentimientos ya no tienen color, Y es por eso que nunca olvidaré aquel día, Al que mi corazón y mi jardín dejaste en sequía.
METÁFORA DE AMOR A fer, mi dulce bombón cubierto de chocolate envinado.
Dulce cual vid en un racimo color púrpura son tus besos mi sueño más preciado y quisiera con mis labios arrancar una del racimo fragante enamorado de tus labios
Suaves como algodón son tus labios confortables, frescos como cascada desbocada, tiernos como el más sutil y transparente pétalo de rosa juguetones como mariposas revoloteando en mi boca
De tus manos aterciopeladas sólo contaré
que son como gotas de agua tibia derretidas son ternuras que acarician mi ser, mi alma en instantes nítidos como un meloso atardecer
Por más esta describir el aroma de tus besos como probar una canela en una tarde de invierno con las galletas espolvoreadas que penetran como deliciosas migajas rodeadas por tu pecho
Y más debajo empezaré a saborear la gloria como esos chocolates rellenos de cajeta En los que el vino te lleva al éxtasis dorado Como fresas rojas, cual sueños soñados
Entonces déjame beber de ti tu sensación que como un buen tequila se disfruta y embriaga de amor y placer a esta vida ilusionada que te ama, con la más grande fuerza de su alma Mientras por competir con tu cabello de Luis de Góngora Mientras por competir con tu cabello de Luis de Góngora Mientras por competir con tu cabello oro bruñido al sol relumbra en vano; mientras con menosprecio en medio el llano mira tu blanca frente el lilio bello;
mientras a cada labio, por cogello, siguen más ojos que al clavel temprano; y mientras triunfa con desdén lozano del luciente cristal tu gentil cuello:
goza cuello, cabello, labio y frente antes que, lo que fue en tu edad dorada oro, lilio, clavel, cristal luciente,
no sólo en plata o vïola troncada
se vuelva, mas tú y ello juntamente en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.
El célebre océano de Vicente Huidobro El mar decía a sus olas Hijas mías volved pronto Yo veo desde aquí las esfinges en equilibrio sobre el alambre Veo una calle perdida en el ojo del muerto Hijas mías llevad vuestras cartas y no tardéis Cada vez más rápidos los árboles crecen Cada vez más rápidas las olas mueren Los récord de la cabeza son batidos por los brazos Los ojos son batidos por las orejas Sólo las voces luchan todavía contra el día Creéis que oye nuestras voces El día tan maltratado por el océano Creéis que comprende la plegaria inmensa de esta agua que cruje Sobre sus huesos Mirad el cielo muriente y las virutas del mar Mirad la luz vacía como aquel que abandonó su casa El océano se fatiga de cepillar las playas De mirar con un ojo los bajos relieves del cielo Con un ojo tan casto como la muerte que lo aduerme Y se aduerme en su vientre El océano ha crecido de algunas olas El seca su barba Estruja su casaca confortable Saluda al sol en el mismo idioma Ha crecido de cien olas Esto se debe a su inclinación natural Tan natural como su verde Más verde que los ojos que miran la hierba La hierba de conducta ejemplar El mar ríe y bate la cola Ha crecido de mil olas.
AL MOLINO DEL AMOR DE TIRSO DE MOLINA Al molino del amor alegre la niña va a moler sus esperanzas; quiera Dios que vuelva en paz;
en la rueda de los celos el amor muele su pan, que desmenuzan la harina, y la sacan candeal. Río con sus pensamientos, que unos vienen y otros van, y apenas llego a la orilla, cuando ansí escucho cantar: Borbollicos hacen las aguas cuando ven a mi bien pasar; cantan, brinca, bullen, corren entre conchas de coral; y los pájaros dejan sus nidos, y en las ramas del arrayán vuelan, cruzan, saltan, pican toronjil, murta y azahar.
Los bueyes de las sospechas el río agotando van; que donde ellas se confirman, pocas esperanzas hay; y viendo que a falta de agua parado el molino está, desta suerte le pregunta la niña que empieza a amar:
-Molinico, ¿por qué no mueles? -Porque me beben el agua los bueyes. Vió el amor lleno de harina moliendo la libertad de las almas que atormenta, y ansí le cantó al llegar: -Molinero sois, amor, y sois moledor. -Sí lo soy, apártense, que le enharinaré.