COLIN CROUCH ¿por qué posdemocracia? (Los problemas de la democracia) En la democracia liberal destaca la participación electoral como el tipo principal de actividad política en que puede implicarse la población; otorga libertad a los grupos de presión para desarrollar sus actividades, y consagra un tipo de comunidad que se abstiene de interferir en la economía capitalista. La democracia prospera cuando existen más oportunidades de que una gran parte de las personas corrientes intervenga activamente en el diseño de la agenda pública. En la posdemocracia aunque las elecciones existan, el debate electoral público está estrechamente controlado y gestionado con técnicas de persuasión, y se centra en una pequeña gama de cuestiones. Los ciudadanos desempeñan un papel pasivo, inactivo e incluso apático. La política se desarrolla mediante la interacción de los gobiernos y una élites que representan los intereses de las empresas. Esto explicaría la generalizada sensación de desencanto y de decepción con el grado de participación pública y con las relaciones entre la clase política y los ciudadanos en posdemocracia. Los factores causantes de esta tendencia en el contexto posdemocrático se centran en que cada vez se cede más poder a los grupos de presión empresariales. Así es imposible incluir políticas igualitarias que hagan posible la redistribución del poder y riqueza como la contención de los intereses de los poderosos. Crisis de la política igualitarista y la trivialización de la democracia. A los igualitaristas no les importa el grado en que un gobierno determinado manipule la democracia, a condición de que distribuya la riqueza y el poder de la sociedad de una forma más equitativa. A su vez, un demócrata conservador alegará que la mejora en la calidad del debate político no tiene porqué dar lugar a la acentuación de políticas redistributivas. El momento democrático (Motivos del cambio, contexto) Tras una situación de grave crisis crece el entusiasmo por la participación política. El despegue de la democracia tuvo lugar a mediados del siglo XX. Por primera vez en el capitalismo, se consideraba que el estado de la economía dependía de la prosperidad del conjunto de los asalariados. A cambio de un apaciguamiento de las protestas ante las desigualdades, los intereses empresariales aprendieron a aceptar limitaciones. Los programas de reformas fueron encaminados a crear un Estado de bienestar. (Keynesiano) El auge de la economía basada en el sector de los servicios y la decadencia de las manufacturas como modo de empleo, socavaron el papel desempeñado por los obreros manuales en el mantenimiento tanto del ciclo de producción-consumo como de la democracia de masas. En la década de 1980, la desregulación global de los mercados financieros provocó el desplazamiento del dinamismo económico desde el consumo de masas hacia el, mercado de valores. El estado de bienestar se convirtió en algo residual, los sindicatos fueron marginados, y las divisiones entre ricos y pobres comenzaron a parecerse a las de los países menos desarrollados. ¿Crisis democrática? ¿Qué crisis? (Análisis de la democracia actual) Por una parte la democracia disfruta de su periodo de mayor esplendor; el número de gobiernos elegidos por los ciudadanos ha incrementado, los políticos reciben del público un trato menos deferente y acrítico que quizá en ninguna otra época. Por otra parte no se considera el problema de las élites corporativas. Dos tipos de ciudadanos. La ciudadanía positiva: de grupos y organizaciones que formula demandas y hace uso de los derechos positivos a participar. El activismo negativo: de la culpa y la queja que hace uso de los derechos negativos de enfrentar y pleitear.
Alternativas a la política actual (electoral) La democracia liberal se compone de dos elementos: -La democracia requiere de cierta igualdad básica entre los ciudadanos a la hora de disfrutar de una capacidad real de ejercer influencias sobre los resultados políticos. -El liberalismo necesita de oportunidades libres, diversas y amplias. El mundo del activismo político y de los grupos de presión social pertenece al ámbito de la política liberal. Los grupos de presión que actúan en nombre de las empresas siempre disfrutan de unas enormes ventajas por dos motivos: -Los intereses empresariales están en condiciones de amenazar con que si el gobierno no atiende a sus peticiones su sector no marchará bien. -Disponen de unas sumas enormes de dinero para llevar a cabo ese trabajo de presión. Si surge efecto se traducirá en beneficios, habrá sido una inversión. Los intereses no empresariales, el éxito de sus presiones no les aportará ninguna recompensa material. Sus costes representarán un gasto, no una inversión. Cuanto más equitativas sean las reglas del juego en cuestiones como la financiación de los partidos y el acceso a los medios de comunicación, más verdadera será la democracia. Las empresas privadas muestran interés por usar el Estado en su propio beneficio, se arremolinan alrededor de un Estado neoliberal y no intervencionista que defienda un bajo nivel de gasto público. Cuanto mayor sea la apatía política más fácil será que los intereses empresariales estarán dispuestos a utilizar al Estado.
Los síntomas de la posdemocracia El concepto de posdemocracia describe aquellas situaciones en las que el aburrimiento, la frustración y la desilusión han arraigado tras un momento democrático, y los poderosos intereses de una minoría cuentan mucho más que los del conjunto de personas corrientes; o aquellas otras situaciones en que las élites políticas han aprendido a manipular las demandas populares y las personas deben ser persuadidas para votar mediante campañas publicitarias. Durante la posdemocracia sobreviven prácticamente todos los elementos formales de la democracia a pesar de que nos alejamos, cada vez más, de nuestro concepto máximo de democracia. La globalización de los intereses empresariales y a fragmentación del resto de la población provoca la desaparición de algunos apoyos fundamentales a la democracia y un retorno a algunas situaciones del periodo predemocrático. Manifestaciones de esta nueva situación son: - El Estado del bienestar se convierte en algo residual, algo que sólo tiene que ver con pobres y necesitados en lugar de constituir un conjunto de derechos universales de la ciudadanía. - Los sindicatos han sido apartados. - El Estado ejerce el rol de policía y carcelero. - La distancia entre ricos y pobres está creciendo. Mayor desigualdad. - El sistema impositivo se vuelve menos redistributivo. - Los políticos responden a las demandas empresariales permitiendo que sus intereses particulares se conviertan en políticas públicas. Los que pretenden liberar y desregularizar el poder privado se apoyan principalmente en dos factores: - Un ambiente de cinismo acerca de la política con una baja expectativa acerca de sus logros. - Un estrecho control sobre la esfera de actuación de la política y los políticos. Otros factores suponen: - El lenguaje empleado por los políticos que no hablan como personas corrientes. No se parece ni al
discurso del ciudadano de a pie ni al lenguaje utilizado en un verdadero debate político. Está diseñado, precisamente, para mantenerse fuera del alcance del escrutinio de estos dos modos principales de discurso democrático. - La industria publicitaria norteamericana comenzó a desarrollar sus técnicas con la ayuda de la televisión comercial. Nació al negocio de la persuasión. El programa de los partidos pasa a ser “productos” para ser “vendidos”. - El periodismo popular empieza a transformarse con objeto de imitar a la publicidad. El objeto del discurso no es entablar un debate sino persuadir para comprar - La personalización de la política, basada en la personalidad de los candidatos como se hacía entonces con las viejas dictaduras. Las imágenes de los líderes y las poses apropiadas están sustituyendo al debate sobre las cuestiones políticas y los conflictos de intereses. - La decadencia del debate riguroso. El recurso al mundo del espectáculo. - Los políticos han adquirido una reputación de personas en las que no se puede confiar, se dedican a promocionar una imagen de honestidad mientras los adversarios intentan hacer lo contrario.
El estudio de la posdemocracia Las grandes empresas superan la capacidad del gobierno de muchas naciones Estado. Los Estados compiten por ofrecerles las mejores condiciones pues necesitan sus inversiones. Esto empobrece la calidad de la democracia y como resultado genera una “carrera a la baja” en la legislación laboral y en los niveles impositivos (con la pérdida de calidad de los servicios públicos). Se debilita la importancia política de los trabajadores y la población se vuelve fraccionada y pasiva.
La empresa global como institución clave del mundo posdemocrático En medio de las crisis inflacionarias de la década de los 70 se da el colapso del paradigma keynesiano. Los mercados se convierten en algo imprescindible, se aceleran las innovaciones tecnológicas, aumenta la competencia global y los consumidores se vuelven más exigentes. La globalización incrementa la competencia y saca a la luz las debilidades de las empresas. Los “supervivientes” se vuelven resistentes contra sus competidores, pero sobretodo, contra el Estado y los trabajadores.(Símil. Francia prerrevolucionaria: monarquía y aristocracia estaban exentas de pagar impuestos y monopolizaban el poder político, la carga impositiva recae sobre los trabajadores sin voz política). La empresas pueden exigir que se reduzcan los impuestos que gravan sus beneficios si se desea que sigan invirtiendo en un determinado país. Dado que los Estados suelen acceder a sus peticiones, la carga fiscal se traslada de las empresas a los contribuyentes individuales. Por tanto, tienen mayor influencia en las políticas públicas que los ciudadanos de a pie. Ejemplo del funcionamiento del poder de la élite corporativa: Las empresas señalan a un gobierno que si, por ejemplo, continua manteniendo su regulación laboral estricta, ellos no invertirán en el país. Los políticos le dirán a sus votantes que ciertas regulaciones laborales pasadas de moda deben ser reformadas. Los votantes se limitarán a votar a éstos partidos ya que no hay mucho más donde elegir. A la hora de saltar de país en país en busca de los impuestos más bajos y las peores condiciones laborales, las empresa se enfrentan a lo que los economistas llaman costes sumergidos, esto es, las recolocaciones son costosas. Una población que necesite trabajo deberá plegarse a las peticiones de las empresas multinacionales.
La empresa fantasma Las empresas modifican su naturaleza, cambian su identidad rápidamente a medida que se involucran en adquisiciones, fusiones y frecuentes reorganizaciones. Estos cambios suponen la principal demanda de las empresas: la flexibilidad. Prioridad debido a la desregulación financiera global. La maximización del valor para el accionista se ha convertido en el objetivo primordial, e implica la capacidad de cambiar rápidamente de actividad. La flexibilidad consiste en retener el negocio principal pero subcontratar actividades auxiliares. Las compañías más avanzadas externalizan y subcontratan prácticamente todo monos la sede central, que tiene muy poca relación con el proceso real de producción. Todo el trabajo requerido para fabricar un producto es subcontratado. La empresa actual es propiedad de una constelación de accionistas en permanente cambio que comercian electrónicamente con sus acciones. La invisibilidad se convierte en un arma.
La empresa como modelo institucional Los gobiernos necesitan garantizar el acceso universal a ciertas prestaciones públicas básicas, algo que determina la diferencia esencial entre el servicio público y la provisión mercantil. Los gobiernos se muestran cada vez más incapaces de trazar las fronteras entre éstos dos ámbitos. Los gobiernos están renunciando, cada vez más, a tener un papel relevante en el ámbito de los servicios públicos para exigir a sus diferentes departamentos que actúen como empresas privadas. Para lograra esto son privatizados o subcontratados. Ese Estado, como la empresa fantasma, prueba de desprenderse gradualmente de la responsabilidad directa por la marcha de los servicios públicos. Por otra parte se confirma la pérdida radical de confianza en los servicios públicos a menos que no se encuentren bajo la tutela de la empresa privada. De aquí se deduce la principal recomendación de la ortodoxia económica contemporánea: El Estado debe limitarse a garantizar la libertad del mercado.
Socavar la confianza del estado (Inside Job) Los escándalos contables del 2002 se dieron por los siguientes motivos: - La tarea de controlar las cuentas corporativas fue delegada hace tiempo en el sector de las empresas de auditoría, fuente de fraude y de engaño. - No se puso ninguna objeción legal ni política. - Los regulados (las empresas) se convirtieron en clientes de los reguladores (las auditorias). Las auditorias se preocuparon de no contrariar a las empresas (no fueron controladas). - El auge bursátil de la década de 1990 estuvo fuertemente vinculado a las expectativas futuras en lugar de los rendimientos pasados. Si la presentación del balance contable de una empresa permitía augurar un buen comportamiento futuro, sus acciones subirían sin importar cuáles estuvieran siendo sus resultados reales. La opinión que contaba a la hora de estimar las expectativas de una empresa era la de las compañías auditoras. El gobierno intenta hacer frente a tres tareas: - Trata de convertir en mercantiles un cierto número de actividades. - Hacerse cargo de un conjunto de obligaciones, gravosas y residuales, de las que no quiere hacerse cargo el sector privado
- Componente puramente político de construcción de una imagen. Todo esto desemboca en una combinación de incapacidad para ofrecer unos verdaderos servicios y un electoralismo barato.
La élite corporativa y el poder políticos Las empresas no son simples organizaciones, sino más bien concentraciones de poder. Sus formas de propiedad dan lugar a concentraciones de riqueza. Cuanto más importante se vuelve una empresa, más importante se vuelve la clase de propietarios capitalistas. Están organizadas de tal modo que otorgan considerable poder a sus grandes gestores. Existe conflicto entre los accionistas y gestores de una empresa. Este poder se acrecenta a medida que los gobiernos les ceden la gestión de sus propias funciones y se inclinan ante la superioridad de sus conocimientos. Además de dominar la economía, se convierten en la clase que también domina la actividad estatal. Las organizaciones que operan en sectores no lucrativos tienden a buscar patrocinadores. El sector corporativo se convierte en la fuente principal de tal patrocinio. Antes no se consideraba ético que el sector privado se encargara de determinadas investigaciones. En la actualidad es habitual que las empresas financien actividades por si mismas. Toda esta situación aumenta más el pode de los ricos porque les permite determinar la asignación de la financiación publica, dado que el dinero del Estado se adapta a las decisiones que tomen los patrocinadores privados. Un ejemplo: los donativos benéficos. Los gestores empresariales han adquirido un acceso privilegiado a los políticos y a los funcionarios. Lo que se espera de ellos es que empleen este acceso privilegiado en beneficio de sus respectivas empresas. La creciente evolución del poder político por parte de las empresas se asocia conocimientos a una superior eficiencia de los mercados, algo irónico. Adam Smith intentaban encontrar el modo de separar el mundo político de los emprendedores privados. Hoy se da un retorno a los privilegios políticos de las empresas camuflado tras la retórica de los mercados y la libre competencia. Hoy aparece una nueva clase social favorecida por: - La creciente dependencia del gobierno a la experiencia y empresariales - La dependencia de los partidos de sus fondos. El principal problema de la democracia de principios del S XXI es que los miembros de las grandes corporaciones han accedido al papel político privilegiado que siempre ha caracterizado a las clases dominantes.
Crouch, C. (2004). Post-democracy. Madrid: Taurus (Santillana)