Problemas fundamentales de la axiología A) Conocimiento del valor B) El ser del valor C) Fundamentación del valor A) El problema del conocimiento del valor está ligado a los problemas generales del conocimiento, conocimiento, es decir: “la inteligencia capta al ser en el acto de conocimiento”, conocimiento”, el valor
aparece a todos los filósofos como algo captable e investigable por la vía intelectual; hasta antes de Descartes, cuando a raíz de la duda metódica, primero, y de la crítica kantiana, después, se invierte el orden de la relación cognoscitiva hasta convertir la función del conocimiento en una operación absolutamente inmanente, privándola de su capacidad ontológica y sosteniendo que la inteligencia no capta ni puede alcanzar al ser; entonces el valor, se convierte en: Si el valor es algo que se da:
En algo que es negado al mismo tiempo que el ser. En algo que es captable por vías distintas de las lógicas (intuición emocional, orden del corazón, etc.) Si el valor no es dado sino puesto por el sujeto, 1.- Es puesto por el juego normativo de las leyes trascendentales del sujeto (posición kantiana) 2.- Es puesto por la función mistificante de la sociedad (Sociologismo) 3.- Es puesto por el proceso psicológico del sujeto vulgar y su circunstancia. (Psicologismo científico) o por el anhelo del Super-yo (Psicologismo analítico) B) El ser del valor . Conviene aquí la preguna clásica del pensamiento filosófico ¿Que cosa son los valores? Mientras el ser es para la filosofía clásica algo real, que se da al pensamiento y este los descubre y que lejos de ser constituido por el sujeto pensante, es el objeto dado en la relación cognoscitiva. ser y valer . Cuando más tarde Kant fundó la cultura no en la acción del hombre sobre el ser natural sino en el sujeto trascendente, desprendiéndolo del orden ontológico, el valor se convirtió en una proyección de la persona humana o de la sociedad, según unos, o finalmente, según otros, en un objeto irreal perteneciente a un mundo aparte de entes irreales, inmateriales, universales, intemporales y subsistentes por sí. En realidad han existido en el campo de la Filosofía las más diversas posturas respecto a la naturaleza del valor, pues mientras unos lo cosifican hasta asignarle una entidad si no material si psíquica, otros lo convierten en una pura proyección desiderativa del sujeto concreto, sin más entidad axiológica que la que le asigna el sujeto por cuyo deseo y para cuya voluntad vale algo, aunque ese algo sea quimérico. Según esta última postura no apreciamos el ser porque
vale, sino que vale porque lo apreciamos. C) El fundamento del valor . Siguiendo el esquema anterior, el valor se fundó primeramente en el orden ontológico. La clásica idea de Platón fundando todo en su Idea de Bien y -Aristóteles remontando toda perfección al Acto Puro ya la Causa Incausada, y Pocos siglos después de estos pensadores con el advenimiento del cristianismo nos ofrece el concepto de un Dios personal que se inclina amoroso y providente sobre un mundo que viene de Él y a Él retorna. Los pensadores cristianos incorporaron la tradición filosófica griega al mensaje cristiano de lo que resultó una cosmovisión que desde el punto de vista de la Axiología es, sin duda alguna, una de las más ricas de cuantas se han producido. Al mundo del ser se le asigna un valor superior a todo lo que podría sospechar el simple análisis racional de los entes. Estos valen ya por el mero hecho de ser, lo que se llama el valor ontológico del objeto, valen más por el destino a donde conducen que por su valor intrínseco, o por la forma inmanente en ellos. Todo el orden del ser y el mismo devenir están iluminados por el SER. Lo natural sólo cobra su verdadero e integral sentido cuando es analizado a la luz de los valores sobrenaturales, bajo cuya visión hasta el dolor pierde sus anti-valor de tragedia y adquiere un sentido. El fundamento de origen y el fin de todo el orden del valor se encierran para el filósofo cristiano en Dios, a cuya luz y por cuya revelación los mismos valores naturales aparecen sublimados, manifestando un rango insospechado en función de otros valores que, esos sí, sólo son captables y apreciables bajo la luz de la Fe. Cuando Kant, analiza las pruebas de la existencia de Dios, llega a la conclusión de que al fondo del argumento anselmiano, hay un paso equívoco del orden posible al real, que invalida por igual todas las pruebas de la existencia de Dios. Entonces una gran parte de los pensadores sostienen que ha de excluirse toda fundamentación del valor en el Ser Supremo e inclusive en el Bien a la manera platónica y que todo fundamento debe encontrarse en el centro mismo del hombre considerado como persona. Con estas ideas se va desde Kant, pasando por todos los empirismos, relativismos y psicologismos hasta las posturas de considerar la posibilidad de la eliminación de Dios por el super hombre. Hay que recordar que el mundo de los valores es el único que da sentido a la vida humana, y que pese a las afirmaciones teoréticas de las ciencias positivas, seguirán siendo el centro en torno al cual gravite naturalmente toda la humanidad. Porque finalmente, la vida se vive según la naturaleza propia de la persona, sin embargo la mentalidad se alimenta de las razones teoréticas y es aquí donde los actuales sistemas axiológicos con su radical falta de fundamentación no sólo de los valores, sino también de la Axiología misma como ciencia, han confundido las razones que dan sentido a la acción humana. Para que la Axiología sea posible como ciencia se requiere que presente un objeto unitario a investigar. Esto presupone que exista entre las distintas categorías de lo que llamamos valores
(Verdad, Bien, Belleza, etc.) un elemento común capaz de ser la formalidad propia de la Axiología con independencia de las formalidades específicas de la Ética, la Teoría de la Belleza, la Religión, etc. El único camino por el cual es posible esta tarea es el de la abstracción, el cual ha sido repudiado definitivamente por la crítica kantiana y por las teorías gnoseológicas subsiguientes, hay por lo tanto que emprender de nuevo el camino hacia las teorías del ser-valer, a través de la racionalidad.
Diferencias entre Deontología y Ética profesional Una de las diferencias cuando hablamos de "ética" y "deontología" es que la primera hace directamente referencia a la conciencia personal, mientras que la segunda adopta una función de modelo de actuación en el área de una colectividad. Por ello, con la concreción y diseño de códigos deontológicos, además de autorregular esta profesión, se invita al seguimiento de un camino muy concreto y a la formación ética de los comunicadores. De forma teórica, podríamos diferenciar dos grandes grupos: la ética social y la ética individual. Dentro de la ética individual se diferencia, también, una ética interpersonal que es la que rige el comportamiento que tenemos en relación a otros individuos. Aquí se puede situar la ética profesional ya que rige el comportamiento del profesional en su actividad laboral. Los principios que rigen la profesión se obtienen a través de métodos similares a los de la ética general: dialógico, inductivo y deductivo. Para conocer el fundamento ético y moral de un código ético, se requiere el estudio de la actividad profesional en sí misma y no es suficiente la labor de un filósofo que desconozca la profesión. La ética de las profesiones se mueve en el nivel itermedio de las éticas específicas o “aplicadas”. El profesional se juega en el ejercicio d e su profesión no sólo ser un buen o mal profesional sino también su ser ético. No acaba de ser considerada una persona éticamente aceptable quien en todos los ámbitos actuase bien y cumpliese con sus deberes menos en el ejercicio de sus responsabilidades profesionales. La ética general de las profesiones se plantea en términos de principios: el principio de beneficencia, el principio de autonomía, el principio de justicia y el principio de no maleficencia El deontologismo plantea los temas éticos en términos de normas y deberes. Los principios se distinguen de las normas por ser más genéricos que éstas. Los principios ponen ante los ojos los grandes temas y valores del vivir y del actuar. Las normas aplican los principios a situaciones más o menos concretas, más o menos genéricas. Las normas suelen hacer referencia a algún tipo de circunstancia, aunque sea en términos genéricos. Pero también los principios se hacen inteligibles cuando adquieren concreción normativa y hacen referencia a las situaciones en las que se invocan y se aplican. En términos generales un principio enuncia un valor o meta valiosa. Las normas, en cambio, intentando realizar el principio bajo el que se
subsumen, dicen cómo debe aplicarse un principio en determinadas situaciones. Tanto las normas como los principios son universales aun cuando el ámbito de aplicación de los principios sea más amplio y general que las normas específicas que caen bajo dicho principio. Desde la perspectiva de la ética profesional, el primer criterio para juzgar las actuaciones profesionales será si se logra y cómo se logra realizar esos bienes y proporcionar esos servicios (principio de beneficencia). Como toda actuación profesional tiene como destinatario a otras personas, tratar a las personas como tales personas, respetando su dignidad, autonomía y derechos sería el segundo criterio (principio de autonomía). Las actuaciones profesionales se llevan a cabo en un ámbito social con demandas múltiples que hay que jerarquizar y recursos más o menos limitados que hay que administrar con criterios de justicia (principio de justicia). Y, en todo caso, habrá que evitar causar daño, no perjudicar a nadie que pueda quedar implicado o afectado por una actuación profesional (principio de no maleficencia).